Comentario de Cantar de Los Cantares

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Ezra de Girona.

COMENTARIO AL CANTAR DE LOS CANTARES


Prefacio de Josep Tarrs l oculta de la vista su trono y lo cubre de tinieblas Cuando en la primavera del 75 iniciamos la gran aventura del descubrimiento, restauracin y promocin del Call de Girona, aventura que entonces pareca imposible y que desde el principio coincidimos en llamar retorn de Sefarad, ha transcurrido casi un cuarto de siglo. Nadie o muy pocas personas en aquellos aos preolmpicos imaginaban, para bien o para mal, cual sera la mstica del nuevo milenio. Debo confesar que para nosotros, y desde un principio, aquel reto nos pareci fascinante. Si fue en el Call de Girona, en la escuela talmdica ms rigurosa de Sefarad, donde en el siglo XIII se sistematiz por primera vez el conocimiento oral y el secreto oral y oculto de la mstica juda desde la revelacin del Sina, por qu no, desde el mismo lugar y desde la misma tradicin revelada (qabbalah), no podra surgir la msitica del nuevo milenio? Adems, si es cierto que en su origen la cbala es juda, tambin es cierto que existe la cbala suf y la cbala cristiana, posiblemente procedentes las tres de la misma voz oda en el desierto: Moiss, Cristo, Mahoma. Han transcurrido siete siglos, cinco desde el exilio de Sefarad, pero en el Patio de los Rabinos del Call de Girona, el smbolo de la sabidura, la estrella de David, recibe desde el cielo y desde la fuerza telrica de la tierra (carrer de la fora vella, que a su vez significa fuerza antigua, fuerza remota) el magnetismo de su constante emanacin. Girona tiene el sobrenombre de Ciudad madre de Israel y Ciudad madre de las ceremonias, adems de la corona de su triple inmortalidad, y yo me pregunto: no podra ser el lugar o uno de los lugares donde la famosa teora de la emanacin de las diez sefirot del rbol de la vida, floreciera nuevamente, aqu, posiblemente el lugar donde naci? Podra ser este lugar, tan querido y tan sagrado para los judos, tan perseguido por la inquisicin, tan bello y tan llorado, desde donde renaciera nuevamente el rbol de la vida? Alguien dijo que el nuevo milenio o sera espiritual o no sera, se cerrar por fin el tercer ngulo de la Trinidad Sagrada? Dios ocultar su trono en las tinieblas y el hombre se encontrar solo frente a Satn? Yo no lo ver, pero muchos lo vern y, como siempre, sern seguramente los judos los primeros en presentirlo y padecerlo. Se dice que los cabalistas de la escuela de Isaac el Ciego paseaban sin verlas por las calles de la Jerusaln Celeste, pero lo que s es cierto es que Girona es la ciudad del tapiz de la Creacin, del libro del Apocalipsis y del comentario sobre el Cantar de los Cantares, escrito en clave de cbala por uno de los judos ms enigmticos y misteriosos del Call de Girona. Posiblemente fueron Isaac el Ciego de Provenza y Ezra de Girona los fundadores de la cbala vieja. Y as, desde el zarzal que arda sin quemarse, se sucedieron el exilio de Egipto y el de Babilonia, la destruccin de los tres templos, el gran exilio, la gloria y la tragedia de Sefarad y el holocausto. Tres templos, tres culturas. La historia para m, querido lector, no es pasado, es smbolo viviente, y as me ha sucedido que cuando yo crea que el espritu de la Cbala Vieja se haba esfumado para siempre, llega a mis manos el Comentario de Ezra de Girona sobre el Cantar de los Cantares, el poema amoroso que fascin a Teresa de vila

y a Fray San Juan de la Cruz. El poema odiado por la inquisicin, pues es ciertamente el dilogo amoroso del alma con su Creador, dilogo todo l impreganado por el misterio insondable del amor y la belleza. Por mi parte deseo que este libro de sabidura hermtica, renacido como el ave Fnix de las cenizas del Call de Girona, vuele como volaban las palomas mensajeras de la judera, para que la mstica amorosa del Cantar de los Cantares sea el smbolo del gran amor para los hombres y mujeres del tercer milenio.
Josep Tarrs Fontn Girona, 12 de junio de 1998. Nota: Moltes grcies als bons amics Santiago Jubany, Xavi i a la seva companya, la inolvidable Beth, entranyables col.laboradors del Centre Isaac el Cec (ara Bonastruc a Porta), que amb la vostra juventut i nsia de coneixement profund, em vreu ajudar en aquell temps dificil a recuperar linefable esperit del Call de Girona, quan encara la Presncia shi manifestava..., abans de que una malaurada i millonria rehabilitaci amagus novament el tresor que haviem descobert i que conmovia el mn. Avui, ledici del COMENTARI DEL CNTIC DELS CNTICS dEzra de Girona, mha transportat, amic Santi Jubany, a la confiana i alegria daquell tant desitjat RETORN DE SEFARAD en el nostre programa de les tres cultures. (Muchas gracias a los buenos amigos Santiago Jubany, Xavi y a su compaera, la inolvidable Beth, entraables
colaboradores del Centro Isaac el Cec (ahora Bonastruc a Porta), que con vuestra juventud y ansia de conocimiento profundo, me ayudasteis en aquel tiempo dificil a recuperar el inefable espritu del Call de Girona, cuando an la Presencia se manifestaba en l..., antes de que una desventurada y millonaria rehabilitacin ocultase de nuevo el tesoro que habamos descubierto y que conmova el mundo. Hoy, la edicin del COMENTARIO DEL CANTAR DE LOS CANTARES de Ezra de Girona, me ha transportado, amigo Santi Jubany, a la confianza y alegra de aqul tan deseado RETORNO DE SEFARAD en nuestro programa de las tres culturas.)

Josep Tarrs Fontn Josep Tarrs Fontn, poeta de Girona vella. Descubridor, restaurador y promotor del call de Girona a travs del centro Isaac el cec, hoy Bonastruc a Porta. Premio Jaume I (1984) de actuacin cvica catalana en reconocimiento por su trabajo en pro de la cultura catalana a lo largo de cincuenta aos. Premio Hispania Nostra-Europa Nostra por la restauracin del call de Girona. Premio Kabbalah Society de Nueva York por su tarea de difusin de la escuela de Kbbalah Girona-Provena. Autor de seis jardines histricos de la Girona antigua, proyecto que ser completado hasta el nmero de diez con el fin de formar simblicamente el rbol de la kbbalah. Autor de la obra de teatro Torana la juda de Girona, estrenada en los jardines de la Torre Gironella y en el jardn d'alemanys en julio-agosto del 98. Actualmente trabaja en el libro de la primera pera sefard Torana la juda de Girona. Asimismo, en compaa de la gran actriz argentina Cipe Linconvski, prepara un drama musical inspirado en la leyenda de Torana, de la cual es autor. Pero sobre todo sus esfuerzos van dirigidos a la creacin del Jardn de la Juda dedicado a Torana, situado bajo la Torre Gironella (Girona), homenaje permanente a Torana y a la mujer en general y a su dimensin trascendental.

Prembulo Fuente de bendicin es YHWH, Dios, Dios de Israel, desde siempre y para siempre. Al comienzo de su reino estaba en su pensamiento el propsito de erigir un trono para su residencia, y lo constituy de su fuerza, lo obr con su brazo potente, en plenitud de sabidura y de inteligencia, abastecindolo de inestimables riquezas 1 . De aqu procede la efusin de la vida de las almas, es l el que sostiene los mundos. Quin sino l conoce su disposicin, sus fines, los linderos y los confines, l, que cubri la superficie y lo estableci sobre sus bases, como est escrito (Job XXVI, 9): l oculta de la vista su trono y lo cubre de tinieblas. Cuando el trono fue establecido, transcurridos los seis das de la Obra, cre dos cervatillos, gemelos de gacela. Los puso en una estancia deliciosa, en una calmosa alcoba que no mostraba carencia alguna, sin dioses extraos, sin ninguna mala inclinacin 2 . La intencin que presidi su creacin fue la de hacer una raza autntica, una raza santa slidamente arraigada para que deambulara entre las piedras de fuego3 en la asamblea de los seres superiores; y la Presencia tambin deambul entre los seres inferiores4 . Pero he aqu que surgi el hombre de engao, maestro de intrigas 5 . Por envidia y espritu de rebelda hizo obra de impiedad con el fin de seducir y extraviar a la mujer, graciosa pero ingenua, simple y desconocedora de todas las cosas. Ella sucumbi a su recomendacin y sigui su consejo. El esposo, a su vez, se dej arrastrar por su mujer, que por su insistente persuasin, por la dulzura de sus labios y de sus palabras, le desvi de su deber. Entonces apareci el espritu de impureza y su luz se desvaneci, y el espritu de impureza permaneci unido al primer par y a su descendencia. El Eclesiasts (VII, 29) lo recuerda cuando escribe: Dios cre al hombre recto, pero l mismo se enred en abundantes cuestiones. Sin embargo, cuando el hombre regres de su extraviada va, cuando se arrepinti y vio que su dolo no era ms que engao, engendr a su imagen y semejanza a Set6 . ste engendr a Ens. De este linaje naci Enok, que camin en pos de Dios para conocerle y comprenderle verdaderamente, como est escrito (Gnesis V, 24): Y anduvo Enok con Dios. El ciclo de las generaciones sigui su ciclo hasta llegar a No, dcima generacin a partir de la del primer hombre. No, por su sabidura y su saber hacer, conoci tambin a Dios con un conocimiento perfecto, y por ello encontr gracia a los ojos del Seor, tal y como lo declara la Escritura (Gnesis VI, 8). De entre los hijos de No, Sem, por ser el primognito, fue el elegido para conocer al Creador, comprenderlo y asumir la fe en l. A su vez, Eber, que era de su linaje, adopt su va y sigui sus pasos. l fue elegido entre todos los hombres de su generacin para ser objeto de eleccin, en reputacin y alabanza. Gracias al conocimiento lmpido, perfecto y sin falta, conocieron los preceptos racionales y las prescripciones divinas, por medio de los cuales implantaron la va derecha y la rectitud. Instruyeron a la multitud para que marchara en pos de las vas del Seor hasta que el desarrollo del ciclo de las generaciones desemboc, en la dcima generacin desde No, en el hombre elegido desde el seno. ste fue Abraham, que alcanz un conocimiento

de Dios jams alcanzado por los antiguos, y que conoci la realidad divina ms all de lo que nadie la haba conocido antes. Comenz a invocar entre todas las naciones y todos los reinos el nombre del Seor, Dios de eternidad, de lo que dan testimonio textos escriturarios como: l levant un altar al Seor e invoc su nombre (Gnesis XII, 8), y: Y plant un tamarisco en Bersab, y desde l invoc al Seor, Dios de eternidad (Gnesis XXI, 33). Desde el principio de su camino se aferr con firmeza al atributo de gracia. Entre sus hijos la eleccin recay sobre nuestro padre Isaac: No te apenes a causa del pequeo y de tu sierva... pues por Isaac una descendencia perpetuar tu nombre (Gnesis XXI, 12). Isaac tuvo su parte en el conocimiento del Creador, y a su vez ense a sus contemporneos a caminar en las vas de Dios: construy all un altar e invoc el nombre del Seor. l levant all su tienda (Gnesis XXVI, 25). De entre todos los atributos, adopt para s el del juicio. Despus tuvo lugar el nacimiento de Jacob, y con l apareci en el mundo la rplica de la imagen del Santo, Bendito sea, que est grabada sobre el trono de gloria. Este patriarca adopt la va intermedia entre el atributo de Gracia y el del juicio; sus vas fueron las de la verdad y la accin pacfica7 . Durante catorce aos estudi en la casa de Eber. Recibi de Isaac y Abraham el conocimiento del Creador y la gloria de la Presencia le fue revelada 8 . Fue entonces cuando descendieron los tres patriarcas montando el carro que cabalga por los antiguos cielos9 . Observaron sin error la Torah, los preceptos y el culto, en virtud del conocimiento que tenan de su Creador. La escritura da testimonio de ello: Como premio a la obediencia de Abraham, que ha observado mis indicaciones, mis rdenes, mis preceptos y mis leyes (Gnesis, XXVI, 5). Jacob engendr doce hijos justos y buenos, que conocieron al Creador bendito segn la ciencia que recibieron de su padre. Practicaron tambin ciertos mandatos en virtud del conocimiento y de la concepcin que tenan de su Creador. As obr Jud al ordenar a Onn: Dirgete hacia la mujer de tu hermano, cumple con ella tu deber de cuado, y suscita un descendiente para tu hermano (Gnesis XXXVIII, 8). Entonces, las circunstancias llevaron a Egipto a Jacob, su padre, despus de que ste hubo engendrado a aqullos que daran nombre a las doce tribus, constituidas a imagen del mundo celeste, tribus del Seor, testimonio para Israel. Los doce hijos de Jacob dieron tambin descendencia, de modo que en el momento de partir hacia Egipto la familia de Jacob contaba con setenta miembros. Tras esta generacin, la materia se hundi en Egipto en el seno de un pueblo sin inteligencia, de hablar oscuro y con diversas lenguas. Los descendientes de Jacob adoptaron para s sus caminos y sus abominaciones, imitaron sus acciones e ignoraron el conocimiento de Dios que sus antepasados haban recibido de sus antepasados y predecesores. Esta situacin se mantuvo hasta que Dios les envi a Moiss, ntimo de su casa, su bien amado, su llamado. l se le manifest en la zarza ardiente, en compaa de la Gloria y de la Presencia10 , y le orden que diese a conocer a los israelitas que haba llegado el tiempo en el que el Padre misericordioso los liberara de su prisin y de su lugar de arresto, pues haba visto su desgracia. Y la primera respuesta que Moiss dio a Dios fue: He aqu que ir al encuentro de los hijos de Israel y les dir: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Pero ellos me preguntarn por su nombre y, qu les responder? (xodo III, 13). sa debi ser, en efecto, la primera pregunta que hicieron los israelitas, pues aqu est el trmino de la

intencin11 y el misterio de la fe. Al hacer la pregunta cul es su nombre?, Moiss deseaba conocer cul era su causa, y de qu manera su nombre estaba ligado a la Causa Primera. Y desde ese reencuentro santo, recibi el conocimiento del Seor, el conocimiento de los tres nombres de doce letras, nombres que simbolizan aspectos y entidades por jerarqua creciente. Para confirmar la misin, el texto revelado explicita de nuevo: he aqu los trminos con los que te dirigirs a los hijos de Israel: Ehey me ha enviado a vosotros. Sin embargo el nombre de Ehey ya no vuelve a ser citado en el versculo siguiente: Dios le dijo an a Moiss.... (xodo III, 15); la revelacin comienza con el tetragrama y el texto aade el pronombre demostrativo Tzeh12 , precisando: TZEH es mi nombre para siempre, y Tzeh mi ttulo de generacin en generacin. Y desde el mismo reencuentro Dios anuncia: Cuando hayas llevado al pueblo fuera de Egipto, rendiris culto a Dios sobre esta montaa (xodo III, 12); y le prometi que el nombre del Seor se presentara delante de ellos para ver ojo con ojo su Gloria. Y como algunos israelitas dudaron de la profeca de Moiss, con el fin de disipar esa tiniebla y esa duda, Dios dir ms tarde: Yo vine hasta ti en la espesura de la nube para que el pueblo supiese cundo te hablaba, y para que creyesen tambin en ti para siempre (xodo XIX, 9). Y, en efecto, desde ese reencuentro santo, los israelitas vieron ojo con ojo la Gloria de la Presencia; vislumbraron siete zonas de fuego desde que acudieron hacia el Seor y hacia su generosidad. Cuando oyeron su voz, sus almas emprendieron el vuelo, y les sucedi lo que les sucedi a los gentiles, como est escrito:(Sucedi alguna vez) que un pueblo oyese la voz de Dios hablando desde el fuego, como t le oste, sin perder la vida? (Deuteronomio IV, 33). Y: Te rendirn honores, Seor, todos los reyes de la tierra, pues han odo las palabras de tu boca (Salmos CXXXVIII, 4). En ese encuentro, Moiss, Aarn, Nadab, Abihu y los setenta Ancianos de Israel aprendieron, por el conocimiento de la real y esencial gloria de Dios, lo que cada uno de ellos era capaz de obtener en razn de su perfeccin y de su vigor espiritual. Estos hombres ocuparon, con ese fin, distintos dominios por interioridad y grado jerrquico. Fue a partir de ese conocimiento verdadero que fue donada la Torah. Ella procede de la voz interior que se divide en setenta ramas a las que corresponden los setenta aspectos de la Torah. Estos aspectos varan y se transforman en impuro y puro, en prohibido y lcito, en ritualmente impropio y ritualmente propio, formando pares de contrarios. Slo valindose de esta multitud de aspectos puede comprenderse que el reptil sea a la vez puro e impuro. Fue en ese momento en el que los profetas que deban surgir en cada generacin recibieron su mensaje; fue tambin en ese momento en el que los sabios futuros, en su grandeza, adquirieron los principios de su enseanza y de sus divergentes opiniones. Dos pasajes de la Escritura (Isaas XLVIII, 16 y Deuteronomio XV, 19) se pronuncian en este sentido: Desde el principio, yo no habl ocultamente, desde que fue manifestada, yo estuve all, y ahora el Seor Dios me enva con su espritu. Y: Tales son las palabras que os dirigi YHWH cuando estabais todos reunidos en la montaa; l os habl desde en medio del fuego, en medio de la nube y de las tinieblas, se oy la Gran Voz, y no aadi nada ms. Desde entonces hasta ahora ninguna generacin en Israel ha sucedido a la precedente sin haber recibido tradiciones de sabidura, es decir, el conocimiento del Nombre, segn el orden de transmisin de la Ley oral.

En efecto, en el momento de su muerte, cuando las tradiciones de sabidura se cerraron a l, Moiss transmiti esta sabidura a Josu: Josu, hijo de Nun, se llen del espritu de sabidura, pues Moiss le haba impuesto las manos (Deuteronomio XXXIV, 9); Josu la transmiti a los Ancianos. Ellos fueron la cabeza de la generacin, los guas de Israel; rezaron por el pueblo, y ste, por su parte, les obedeci y sigui sus ordenanzas: Israel sigui al Seor durante toda la vida de Josu y durante toda la vida de los Ancianos que sucedieron a Josu (Josu XXIV, 31). Los Ancianos la transmitieron a los profetas, y de stos pas a los hombres de la Gran Sinagoga, Daniel, Hanania, Mishael, Azaria, Mardoqueo, Zorobabel y Esdras. El ltimo de ellos fue Simen el Justo13 . A continuacin el paso del tiempo hizo depositarios de la sabidura a los doctores de la Mishna. Entre ellos se encuentra Rab Jud el Santo14 , quien, en el momento de su muerte, transmiti a su hijo Simen las tradiciones de la sabidura, Rab Akiba y sus colegas, que entraron en el Paraso15 , Rabban Yohanan ben Zakkay y Rab Eleazar ben Arak, que se dedicaron a la interpretacin de la visin del carro y a quienes un ngel les don la rplica de lo alto del cielo. Pero la casa de nuestro Dios fue destruida, y desde entonces, la pobreza corroe a los sabios, ya no existen personalidades resplandecientes, los hombres activos han desaparecido, el exilio cada vez se siente con ms pesadez, las desgracias son continuas y se repiten constantemente; ya no hay maestro del saber ni intrpretes de la doctrina. Al perderse la sabidura, la Ley se pierde con ella, nadie conoce su interpretacin ni sus detalles, el sentido implcito ni los motivos de sus preceptos; sin embargo es sabido el estrecho lazo y la unin inseparable entre la sabidura y los motivos latentes de las disposiciones de la Torah y de la tradicin rabnica, y nadie ignora que muchos de los pasajes de las Escrituras santas tienen su fundamento en ella. Llegaron aquellos comentaristas que no comprenden nada de nada, que no saben de qu lado inclinarse, que transforman las palabras santas en palabras vulgares, que descubren lagunas en la Escritura, que suprimen y aaden, que pretenden adjuntar a los pasajes enunciados bajo la inspiracin del Espritu Santo cosas que no conviene admitir en el pensamiento, y an menos enunciarlas y, por ms fuerte razn, ponerlas por escrito. A este sujeto evoco la sentencia del profeta (Jeremas XXIII, 36): Vosotros perverts las palabras del Dios viviente, el seor de los ejrcitos, nuestro Dios. A causa de la interrupcin de dos cosas en Israel, el profeta se lament, turbado y aterrado (II Crnicas XV, 3): Muchos sern los das que se sucedern en Israel sin verdadero Dios, y sin Ley. Sin verdadero Dios, interrupcin del conocimiento del Nombre, sin Ley, porque de esta funesta causa, la consecuencia es que los motivos y los misterios de la Torah ya no volvern a ser aclarados por ellos. Y lo que ha sido anunciado para los textos de la Ley y de los profetas se ha dado tambin en las enseanzas de nuestros doctores, que han hablado de esta ciencia en parbolas y enigmas en los Midrashim y las Agadot, a causa de la singularidad y el carcter abstruso de las doctrinas en cuestin. Ellos las dispersaron y las ocultaron en el conjunto de sus enseanzas con la finalidad de borrar las seales. El lector precipitado no las percibe y las toma en el sentido literal, sin meditar el significado esotrico de sus elementos. Irreflexivamente, sin inteligencia ni discernimiento, no se cuestiona cmo es posible que tales sabios pongan por escrito cosas parecidas a no ser que tales cosas recelen un tesoro precioso. Durante muchos aos fui un testigo silencioso de esta situacin, hasta que alcanc el quincuagsimo primer ao de mi vida, momento en el que not mi declinacin y sent prxima la vejez. Entonces me propuse explicar uno de los veinticuatro libros de la

Escritura, aqul de entre todos que contiene los mayores misterios y los secretos ms preciosos y venerables, y del que los comentaristas han dejado pasar el recuerdo alterando su estatura y su belleza: el libro del Cantar de los Cantares. Lo he hecho en la medida de mis fuerzas y segn la tradicin que recib de mis maestros; lo he embellecido con los motivos de los preceptos y lo he ilustrado con los misterios de la Obra del Principio. He observado que los comentaristas del libro se dividen en tres grupos16 , y cada uno sostiene una tesis general. El primero, totalmente desprovisto de inteligencia y con gran malicia, afirma que el Cantar no son sino palabras de amor profano, palabras frvolas y sin utilidad. Que su boca sea cerrada, que sus ojos se pudran! Si fuera como ellos dicen, este libro no habra sido inscrito entre las Escrituras santas y no sera contado entre ellas. El segundo grupo representa el amor que muestra el Creador, que es llamado Dios de toda la tierra, hacia Israel, su pueblo elegido y parte de su heredad, comparndolo con el amor experimentado por el amante hacia el objeto de su pasin y por el hombre hacia su compaera amada. Los que mantienen esta opinin han organizado toda su exgesis alrededor de esta idea. Al tercer grupo pertenecen los que son admitidos cerca de la Presencia, que tienen parte y porcin en la Ley de Dios, a saber, los sabios de Israel: por la va de la sabidura y bajo la mocin del saber, han descubierto los misterios y los secretos del libro; ellos han producido en el gran da los arcanos y han condensado toda su interpretacin en una breve regla general. As, ensean en el tratado de Shebuot (35b): Cada vez que el nombre de Salomn es pronunciado en el Cantar de los Cantares, se trata de un nombre divino, con una sola excepcin (VIII, 12): Que los mil siclos sean para ti, Salomn. Y en el tratado de Sanhedrn (101 a), declaran: Todo hombre que al recitar, aunque sea uno slo de los versculos del Cantar, hace de l una suerte de cancin, suscita la desgracia sobre el universo. Y tambin en el tratado de Yadaim (captulo III), Rab Akiba proclama: El universo entero no vale lo que el da en el que el Cantar de los Cantares fue dado a Israel, pues todos los hagigrafos son santidad, pero el Cantar de los Cantares es santidad de santidades. He aqu porque he emprendido esta tarea comprometiendo en ella mi vida y mi pensamiento, con la intencin de poner al da el significado del libro mediante un comentario simblico, usando un mtodo que se inspira en la regla general que nuestros doctores nos han legado; he fundado mi comentario en los pilares de sus dichos y lo he establecido sobre las bases del Midrash. Los inteligentes comprendern. Debo hacer tres observaciones preliminares a fin de instruirte y aclarar tu inteligencia. Primera observacin preliminar El rey Salomn compuso este libro en su vejez bajo la direccin del Espritu Santo. l le da a Dios su propio nombre17 , y en el mismo orden de ideas, vemos que Dios es llamado Paz (Jueces VI, 24): l nombr a YHWH Paz. Este nombre tena dos usos, uno manifiesto y el otro oculto, pues gracias a l, el autor sagrado previ todas las cosas por venir y, en particular, la construccin de los dos templos y de los exilios. Sin embargo, no hace una mencin expresa del exilio, pues este tema no conviene al gnero potico. Comienza su obra con maravillosas imgenes y con verdades prodigiosas. Evoca la edificacin del trono del Santo, bendito sea, su aspecto, su factura, su estatura, su estructura, el nmero de peldaos; recuerda todos los acontecimientos acaecidos desde la

salida de Egipto, a partir de la cual Israel fue llamado pueblo del Seor y el nombre del Santo, bendito sea, se acerc particularmente a su nacin elegida, hasta el sptimo milenio, que ser el da de absoluto reposo y el sabath para la vida eterna. Al final del libro, el autor indica, por otra parte y con palabras ocultas, el final del exilio actual, y da a entender que los israelitas perseverarn en su Ley y permanecern firmes en su fe, incluso si llegan a cometer pecados bajo la violencia de la opresin y por las persecuciones. El autor comienza su discurso con las palabras Cantar de los Cantares. La poesa habla en parbolas, pues la parbola encierra una parte esencial que el comentarista debe dilucidar y determinar con precisin, as como discernir los trazos que estn all nicamente para asegurar la cohesin y para su ornato. Para ilustrar esta regla pongo mi atencin sobre un versculo del libro: Que me bese con los besos de su boca (Cant. I, 2). El besar es la adhesin18 del alma, tal y como lo explicaremos ms adelante; de su boca no tiene nada que ver con este tema, pero a partir del momento que el autor ha figurado la adhesin del alma a travs del acto de besar, que se da por la boca, debe adjuntar el complemento de su boca, a fin de dar cohesin al discurso. La prioridad de esta explicacin se debe a un sabio de nuestra generacin. Tambin encontramos en este libro parbolas en las que los detalles no son susceptibles de ninguna explicacin particular. As (II, 12): las flores han despuntado en nuestra tierra, el tiempo del canto ha llegado y la voz de la trtola se extiende por toda la tierra. En este texto no nos incumbe escrutar todos los detalles, basta explicar que stos expresan en un estilo rico e imaginativo la magnificencia del periodo de liberacin que suceder al exilio cuando ste termine. Lo mismo sucede con textos como VII, 3: tu vientre, un montculo de trigo, o en IV, 5: tus dos senos, dos gamos; a partir del momento que posees por saber y por tradicin las ideas generales, no debes preocuparte por sus detalles. Por un gran esfuerzo mental no logrars sino perderte en vanos discursos y exponerte a numerosos tropiezos. Djate penetrar por esta recomendacin. Segunda observacin preliminar destinada a ensearte una importante verdad Este libro encierra un cierto nmero de trminos que ninguna otra atestacin escrituraria permite interpretar; y son precisamente aqullos sobre los cuales toda la doctrina del libro est fundada. La explicacin de una parte de ellos la tenemos por tradicin; otras exgesis las encontramos dispersas en las Agadot y los Midrashim, entre las palabras de los sabios, esos maestros comparables a profundas cisternas que no dejan que se pierda ni una sola gota; sus palabras son puro fruto interior sin corteza. Esto es lo que sucede con estas palabras: las maderas del Lbano (III, 9), como el perfume del Lbano (IV, 8), arroyos que descienden del Lbano (IV, 15), ya que sabemos por tradicin que el Lbano es la Sabidura19 . Y sta es tambin la intencin de nuestros sabios cuando explican las maderas del Lbano por el consejo de la Torah dilucidada gracias a sus discusiones. El traductor arameo trata de lo mismo cuando cambia esta buena montaa del Lbano (Deuteronomio III, 25) por esta buena montaa y el Santuario. Hay una segunda serie de expresiones en las que figura la palabra vino: tus amores son mejores que el vino (I, 2); me ha introducido en la estancia del vino (II, 4); qu bellos son tus amores... ms que el vino (IV, 10); te dar a beber de un vino aromtico (VIII, 2);

igualmente hemos recibido por tradicin que simbolizan a la Sabidura. Y nosotros constatamos que el valor numrico de las letras que constituyen la palabra yayin (vino) es de setenta, alusin mstica a los setenta nombres que proceden de la sabidura. El valor numrico de las letras que forman el nombre de esta ltima (hokmah) es de setenta y tres; en cuanto al tres, su raz es sobradamente conocida. Todo lo que acabamos de decir nos sirve como sostn y apoyo de esta verdad, adems de la confirmacin que recibe de la tradicin. Hay una tercera serie de versculos en los que figura la palabra aroma: los ms finos aromas (IV, 14); jardines perfumados (V, 13); ms que todos los aromas (IV, 10); que l destile sus perfumes (IV, 16); sobre las montaas embalsamadas (VIII, 14). Todas estas expresiones simbolizan a la Sabidura, pues ella es el comienzo de la palabra, y en ella tiene su inicio la efusin de los olores. En algunos textos aparece la palabra manzana: como el manzano entre los rboles de un huerto (II, 3); el perfume de tu aliento es como el de las manzanas (VII, 9); reconfortadme con manzanas (II, 5); bajo el manzano te despert (VIII, 5). Por tradicin sabemos que manzana simboliza la Gloria de la Presencia por sus diversos colores: amarillo, rojo y blanco, como el aspecto del arco que se forma en la nube un da de lluvia (Ezequiel I, 28); manzanas (en plural) simboliza a los dos querubines. Esto es conforme a la enseanza de nuestros sabios en el tratado del Sabath: Rab Yehud dijo: como el aroma del campo (Gnesis XXVII, 27), como el olor exhalado por un huerto sembrado de manzanos. Citemos an los textos en los que se trata del lis: l apacienta su ganado entre las flores de lis (II, 16); envuelto de lis (VII, 3); los lirios de los valles (II, 1); para recoger lirios (VI, 2). Sabemos por tradicin que esta flor se llama vulgarmente azucena, y que sus seis ptalos son smbolo de las seis extremidades20 . Recordemos finalmente algunos textos en los que est en cuestin el jardn: para apacentar a su ganado en los jardines (VI, 2); t que habitas los jardines (VIII, 13); raz que fecunda los jardines (IV, 15); jardn bien cerrado (IV, 12); stos simbolizan la Presencia, tal y como explicaremos ms adelante. Tercera observacin preliminar Breve instruccin sobre las palabras de la Tradicin concernientes a los textos escriturarios sobre los que vamos a tratar ahora y que son como un pilar en el que todo se apoya, y como una estaca de la que todo est suspendido; est destinada a hacerte asimilar correctamente la interpretacin de este libro y a dirigir tu corazn en la va. As se expresa el sabio en lenguaje simblico: (vss. 1-2) Existe para la plata una mina para el oro un lugar donde se purifica El hierro es extrado del sol La piedra fundida se convierte en cobre21 . El autor habla aqu de cuatro metales cuya materia mineral se encuentra en la tierra. Se corresponden, en el hombre, con los cuatro elementos: la bilis blanca, la bilis roja, la bilis negra y la bilis amarilla. Asimismo, en toda cosa viviente, sensible o no sensible, se encuentran cuatro elementos que obtienen la vida de los elementos espirituales primordiales incluidos en las diez sefirot; estos elementos espirituales son los ancestros de todos los seres derivados.

Despus de hablar de los cuatro elementos del mundo inferior, plata, oro, hierro y cobre, el autor sagrado indica por alusin simblica los elementos primordiales, precisando que tienen una mina; lo que en ella hay, lo ensea en el versculo siguiente: (vs. 3) l ha puesto un trmino a la oscuridad. Es sabido que la oscuridad es no-ser; hablando de ella no se puede emplear de ninguna manera el verbo rjy, sino tan slo el verbo hrb22 . La creacin designada por este ltimo verbo significa que en la oscuridad, que no tiene trmino ni fin, Dios ha deshecho una unin y ha dado lugar a una emanacin 23 , y por su palabra ha puesto un trmino a la oscuridad, es decir, l traz un lmite en la oscuridad, le dio un trmino y le puso un punto final, como lo precisa la continuacin del versculo: y l determina toda dimensin. Esto viene a decir que a cada atributo y a cada entidad que subsiste en la potencia del no-ser del que se trata, Dios le da una determinacin. En otras palabras: despus de hacer pasar a cada uno de ellos de la potencia al acto, Dios obra para el atributo as actualizado, y opera las dimensiones y los receptculos que son determinacin y lmite. He aqu por qu cuando habla de la oscuridad, la Escritura emplea el verbo hrb (Isaas XLV, 7): yo formo (yotzer) la luz y creo (bore) la oscuridad. Otro versculo de Job (XII, 22) testifica en el mismo sentido: l manifiesta las profundidades a partir de la oscuridad y hace que la luz salga de la sombra profunda. Oscuridad y sombra profunda son los apelativos del no-ser en la potencia del cual se halla la luz. Esto es lo que indica el final del versculo 3 de nuestro captulo: piedra, oscuridad y sombra profunda. El autor llama piedra al edificio construido con las letras que haba antes de la creacin en la potencia del no-ser, el cual es oscuridad y sombra profunda. Comprende esto, pues se trata de un gran principio. (vs. 4) l ha cruzado el lecho del torrente desde su nacimiento. Esto quiere decir que, en el principio, el torrente de donde procede la irrigacin se encontraba obstruido y sellado, - torrente simboliza los senderos de la sabidura -, y no haba ni conducto ni cosa alguna para irrigar los rboles del Lbano y los cedros. En consecuencia, el texto dice: l ha cruzado, a partir del lugar del cual el torrente deba fluir. Usando una hiprbole retrica, la Escritura califica este lugar como lugar muy oculto, como lugar en el que l empez a practicar una brecha y como lugar olvidado por el pie. (vs. 5) Tierra de donde sale el pan El autor sagrado da el nombre de tierra al lugar del comienzo de la palabra y del vuelo de la voluntad; de aqu procede la causa y subsistencia de todas las cosas, la fuente de la vida, sus influjos24 y la satisfaccin de las necesidades de todos los seres, los superiores y los inferiores. (vs. 6) Y por su parte inferior es transformada en una especie de fuego Este tipo de frases simbolizan el maravilloso esplendor y la luz traslcida que no admite ninguna similitud ni comparacin. (vs. 7) Lugar en el que las piedras son zafiro

sta es la cantera de la que son extradas las piedras santas, a saber, las veintids letras, cada una de las cuales es un objeto que sirve como precioso vaso; el santuario es tallado, una torre fuerte bastida y construida, el justo se confa a ella y se vuelve inaccesible. (vs. 8) Sendero ignorado por el ave de rapia Por sendero el autor entiende los treinta y dos caminos, que l califica como desconocidos porque, al principio, estaban cerrados y sellados, ignorados incluso por los ngeles de servicio, y ningn ojo los pudo contemplar hasta que lleg el tiempo de la Voluntad25 . (vs. 9) l acometi con la dura roca y devast las montaas desde su raz El autor compara a la sabidura con una dura roca, a causa de los senderos ocultos en ella. Y compara este profundo misterio a una cosa celada en un lugar de difcil acceso del que no puede ser extrada si no es llegando hasta su zona ms profunda. (vs. 10) Ha cavado en las rocas corrientes de agua Designa por corrientes de agua la unin de las entidades comprendidas en el nombre de agua en el relato de la creacin, tal y como est escrito (Gnesis I, 2): y el espritu de Dios flotaba sobre la superficie de las aguas. Pues una vez aparecidas las corrientes de agua, (vs. 10b) su ojo vio todo objeto precioso Las entidades emanadas el primer da constituyeron una unin en el seno de la cual diez cosas estaban mezcladas: cielos y tierra, tohu y bohu, luz y tinieblas, viento y agua, medida del da y medida de la noche. Esto es lo que indica (vs. 11) Detuvo las corrientes de los ros Despus de que estas diez cosas26 fueron unnimemente emanadas, el universo fue aguas en las aguas, el Creador detuvo estos ros e hizo la separacin de las aguas con las aguas por la palabra (Gnesis I, 6): que haya un firmamento. (...) y su misterio hizo salir la luz La palabra taalum contiene el afijo posesivo de tercera persona, femenino, singular: el misterio de la Sabidura la ha conducido al da. (vs. 12) La Sabidura procede de la Nada Su existencia procede de la nada. (vs. 13) El mortal no conoci sus ordenanzas

La palabra empleada por el texto significa su orden; es decir, el hombre no sabe poner en orden sus entidades y es incapaz de conocer sus estructuras, tal y como est escrito (Isaas XLIV, 7): Quin puede compararse a m? Que hable y fije el orden de aquello que yo he instaurado desde el principio. (...) No puede ser descubierta sobre la tierra de los vivos Incluso los ngeles la ignoran. Despus, el autor desarrolla esta idea en lenguaje figurado: (vss.14-20) El Abismo declara: no est en m..., y contina. A continuacin: (vss. 20-21) Y la Sabidura de la que ella procede... se oculta a los ojos de a aqullos cuya vida es eterna. (...) se oculta a los pjaros del cielo que son sus ngeles de servicio. (vss. 22) La perdicin y la muerte declaran Es la nada de la que emanan todas las entidades. (vs. 23) Dios ha sealado su camino Por medio de la contemplacin que ha llevado hasta su trmino, da forma a lo que debe tener forma y tiene lugar la emanacin de los cuatro elementos primordiales. (vss.24-25) Pues l ve hasta los extremos de la tierra l contempla todo lo que est bajo los cielos. Cuando quiso dar peso al viento, calibrar las aguas con una medida, (vs. 27) Entonces l la vio La mir con Pensamiento puro, como un hombre que empieza a evaluar en su corazn la obra y comienza, acto seguido, a realizarla y ocuparse en ella; a este respecto, nuestros sabios han dicho: el pensamiento de los justos lo ha precedido todo, y segn las formas que se encontraban en l, hizo las formas en el conjunto que eman a partir de l, (...) y lo cont Este verbo evoca las tres entidades nombradas al principio del Libro de la Creacin, que son sabidura, inteligencia y saber. todo ser viviente

(...) hizo su disposicin Tras la disposicin y agenciamiento del edificio, las entidades an no subsistan. Entonces a partir del Creador, bendito sea, emanaron las entidades, las puso en orden e hizo un solo edificio y un solo nombre, tras la combinacin, contraposicin y permutacin de las veintids letras que estn mutuamente ligadas y que se corresponden. (...) Y lo delimit Hizo una suerte de medidas con lmite y trmino, aunque en funcin de su principio no tena limite. (vs.28) Despus le dijo al hombre: el temor del Seor concede la Sabidura. El atributo de generosidad del Santo, bendito sea. Todas las cosas toman su existencia, proceden y emanan del esplendor de la Sabidura, y reciben de ella la bendicin, constantemente y sin interrupcin27 . Derivadas de ella y teniendo en ella el fondo de su subsistencia, todas las cosas no tienen sino un deseo, y no aspiran sino a elevarse y penetrar en las habitaciones ntimas del santuario, a extraer el agua de las fuentes de la Sabidura; y todo ello conforme a lo que precisaremos en el cuerpo del comentario. Tras estas tres observaciones preliminares, emprendo la explicacin del libro con la ayuda de Dios.

COMENTARIO AL CANTAR DE LOS CANTARES


(I, 1) Cantar de los Cantares Himno delicioso, el ms elegante de los cantos, discurso lmpido, palabra poderosa; el Trono de Gloria lo modula, un da comunica al otro la palabra 28 ; se mantiene en una plegaria perfectamente ordenada, formulada en un lenguaje irreprochable, totalmente regulada y bien asentada, de Salomn nombre del Santo, bendito sea, como est escrito (Jueces VI, 24): l le llam Seor, Paz, esto es lo que tenan en mente nuestros sabios al acompaar el versculo de esta glosa: cantar que el Santo29 , bendito sea, recita cada da. (I, 2) Que me bese con besos de su boca Palabras proferidas por la Gloria30 , que aspira ardientemente a la elevacin y a la conjuncin, a fin de ser iluminada por la Luz Suprema, incomparable y exaltada en el

Pensamiento31 ; por ello se expresa en tercera persona. El besar simboliza la delectacin cuyas causas son la conjuncin del alma con la fuente de la vida y el crecimiento del Espritu Santo32 . Es por ello que la palabra besos viene acompaada por la preposicin que significa a partir de, pues cada causa recibe influjo y crecimiento a partir de la deliciosa luz y del resplandor reluciente del que se origina. Y cuando interpela a la Gloria, que es la puerta que da acceso a las palabras, se expresa en segunda persona. Pues tus amores son para m luz surgida de la Sabidura.33 Por la virtud de la luz que, en su abundancia, me cubre, luz que procede del vino, es decir, de la Sabidura, conozco la eminencia de la Luz Suprema, y toda la intencin y voluntad de elevarse y conjuntarse34 . La palabra tobim significa la expansin y la multiplicacin de la luz resplandeciente que se esparce y proyecta por todas partes, tal como est dicho (xodo XXX, 7): cuando enciende las lmparas, segn la interpretacin dada por la versin aramea, y es tambin esto lo que sugiere otro texto (Gnesis I, 4): Dios vio que la luz resplandeca. (I, 3) El aroma de tus perfumes es exquisito El autor designa por aroma la irradiacin de la Sabidura que se expande hacia la Gloria; sta es la puerta de las palabras; a partir de la Gloria, la irradiacin se multiplica y desciende por las ramas, cuyo nmero es setenta, y que se mantienen alrededor de la lnea media, de modo que el conjunto suma setenta y dos35 . Con besos de su boca, que hemos visto ms arriba, debe ser comprendido segn esta idea: que me conceda el beso que procede de esa luz. Blsamo derramado es tu nombre Tu nombre es como el aceite exquisito que se vierte de un vaso a otro. En efecto, de los setenta nombres emanan de las siete sefirot que comprenden Tiferet y Atarah36 , en intencin de la nacin nica, Israel. Esta nacin recibe el influjo de la parte esencial del rbol, parte constituida por dichas sefirot, el todo por la unin del todo, y el buen olor se expande hasta lo lejos. As tu nombre se multiplica y se expande, como una luz pura y resplandeciente, en el interior de la Presencia que est integrada y sellada por el todo, siendo su suma, con ella incluida, de setenta y dos. Por eso las doncellas, las fuerzas que se expanden, te aman. (I, 4) Llvame sobre tus pasos, corramos La Gloria dice: que sea esta tu voluntad, que yo me eleve hacia ti; corramos significa que por la elevacin a travs de la lnea media, las ramas se elevan en su conjunto; y cuando aqulla recibe crecimiento de bendicin, todas las expansiones son benditas; insistiremos sobre este punto en lo que sigue. El rey me ha introducido en sus estancias

su voluntad es que me eleve y penetre en sus aposentos por la va de sus senderos, que son treinta y dos37 . Y una vez haya entrado en ellos, T sers nuestra exultacin y nuestro gozo: el gozo es el crecimiento del Espritu Santo que contiene los setenta y dos nombres del Santo, bendito sea. Disfrutaremos de tus amores ms que del vino El verbo empleado aqu significa lo mismo que azkara38 : el deleite que experimenta el alma y el gozo que procura el olor. Los espritus puros te aman El sujeto de esta proposicin es un trmino que designa a las entidades simples no compuestas que se nutren y obtienen su alimento del influjo. Esto es lo que proclama el salmista (XCIX, 4): T has establecido los espritus puros; estos seres te aman, es decir, todo su deseo, toda su aspiracin, tiende a conjuntarse y elevarse hacia el lugar del que extraen su alimento. Por este motivo los sabios han prescrito las distintas frmulas litrgicas, alabanza, Sanctus39 , proclamacin de la unidad de Dios, para provocar la emanacin y la expansin de la fuente de la vida sobre los patriarcas que, a su vez, abastecern la subsistencia a los hijos que vendrn tras ellos. La idea que rige la interpretacin de este fragmento me ha sido sugerida por los sabios, que glosan as el texto: El rey me ha introducido en sus estancias en los lugares ntimos del jardn de Edn. (I, 5) Soy negra... Palabras de la Presencia que baj a Egipto con el patriarca Jacob (Gnesis XLVI, 4): Soy yo el que descender contigo a Egipto y el que inici el exilio de Israel. Nuestros sabios lo ensean en Megilla 29a: Cuando se exiliaron a Egipto, la Presencia estaba con ellos, como est escrito (I Samuel II, 27): acaso no acompa en el exilio a la familia de tus antepasados cuando se encontraban en Egipto? La Presencia, pues, se lamenta, deplora estar en el exilio y caminar sombra entre las potencias anglicas encargadas de las naciones. Se lamenta: soy negra y oscura por el exilio, y si no soy bella como los tapices de Salomn, -que es el nombre del Santo, bendito sea-, es decir, como (xodo XXIV, 10) el mismo cielo en su pureza y, en el mismo orden de ideas (Salmos CIV, 2): l extiende el cielo como un manto. (I, 6) No me miris no me despreciis por mi rostro oscuro, pues estoy quemada por el sol. Ella quiere decir: yo habito con mis hijos, que estn sujetos a los esfuerzos y labores diversas del campo. Los hijos de mi madre... Madre simboliza el espritu del Dios viviente del que todo surge. Los hijos de mi madre, es decir, las potencias que se expanden por debajo de su nivel, los prncipes anglicos encargados de las naciones se han levantado contra m y en su clera me han

expulsado de mi lugar40 . En este sentido los sabios ensean: jams una nacin cae si su prncipe anglico no cae antes, pues est escrito (Isaas, XXIV, 21): El Seor castigar al ejrcito de lo alto y a los reyes de aqu abajo y (Isaas XIV; 12): Cmo has cado de los cielos, astro de la maana, hijo de la aurora, cmo has sido tirado por los suelos, t que fuiste la ruina de las naciones!, y (Isaas XXXIV, 5): Porque mi espada se embriaga en los cielos, por ello se bate contra Edom. Me pusieron de guardiana de sus vias, pero mi propia via no la guard. Ocupada en satisfacer los deseos de las naciones y de cuidarlas, no he tenido tiempo de cuidar de mi propia nacin, y ya no reside en su tierra, y yo he participado de su exilio. La nacin es designada por via; en efecto, as como la via necesita ser cavada, podada y regada, las naciones y todas las cosas que existen en el mundo necesitan de las fuerzas primordiales para asegurarles subsistencia y prosperidad. (I, 7) Hazme saber, amado de mi alma mustrame tu lugar para que yo vaya hacia l, ven hacia m como en los tiempos pasados y que mis hijos regresen a su antiguo estado; dnde llevars a tu rebao para apacentarlo? El autor sagrado expresa mediante llevar a apacentar la satisfaccin de las necesidades de las entidades, as como el deleite procurado por el influjo y el crecimiento del Espritu Santo. Esto es lo que nuestros doctores han simbolizado por manducacin. Ved lo que se ensea en xodo Rabba a propsito de xodo XXIV, 11: Vieron a Dios, comieron y bebieron; esto significa que su ojos fueron colmados por la Presencia. Rab Yohanan 41 ensea: se trata de manducacin real, pues est escrito (Proverbios XVI, 15): en la luz del rostro real est la vida. Cul ser tu lugar de reposo en la hora del medioda? Esta pregunta traduce simblicamente la marcha de la Gloria y su ascenso hasta los niveles altos del ser. Porque yo no soy como aqulla que se esconde entre los rebaos de tus compaeros. Hasta cundo quieres que me mezcle con las otras naciones, que son los rebaos de tus compaeros? La preposicin empleada en este versculo sugiere que la lnea media se eleva por encima de todo. (I, 8) Si lo ignoras, oh, la ms bella de las mujeres!, sigue las huellas del rebao, y lleva a apacentar tus cabritos cerca de las cabaas de los pastores. Respuesta de la Gloria. Si lo ignoras, a saber, el motivo de mi marcha y el retraso del fin, si tu alma aspira a regresar con tus hijos a tus ciudades y al lugar que te es propio, sigue las huellas del rebao, gobierna a tus hijos segn la regla de la buena conducta, de la rectitud, del temor de Dios y de la integridad, a fin de que en tu acercamiento a mi culto

y a la fe, tomen como regla de vida la de los patriarcas y pastores, y no las leyes de los gentiles, que son vanidad y obra de engao42 . Ezequiel lo proclam sin tapujos: Y yo les he dicho: rechazad cada uno de los dolos que atraen vuestros ojos, no os mancillis con los dolos de Egipto, yo soy el Seor, vuestro Dios, comportaos segn mis leyes. Y al prolongarse el exilio, Daniel reconfort a los israelitas que guardaron su ley y permanecieron aferrados a su fe por esta promesa (XII, 3): Los inteligentes resplandecern con el esplendor del firmamento, y los que ensean la justicia a muchos, como las estrellas, durante toda la eternidad y para siempre. (I, 9) A mi yegua, entre los carros del faran... Palabras de la Gloria: alusin simblica al faran que con sus carros y su caballera persigui a los israelitas, que estaban acompaados por la Gloria y por la Presencia de su majestad. ...yo te comparo con mi amada. Los israelitas contemplaron en el paso del Mar Rojo a la Presencia: como un hombre que evoca a otro con su espritu y cuando finalmente lo percibe exclama: es l, uno tal como l; de este modo los israelitas contemplaron la Presencia y la evocaron, exclamando (xodo XV, 2): Es l, mi Dios, y yo le glorifico. (I, 10) Lindas son tus mejillas entre los pendientes, y tu cuello entre los collares. Este texto simboliza a la Presencia saliendo del exilio; entonces es como la esposa que entra en la cmara nupcial. Pendientes y collares son los adornos femeninos y las galas nupciales. (I, 11) Haremos para ti gargantillas de oro y glbulos de plata. Sentido simblico: por la Presencia sern concedidas la Ley escrita y la Ley oral 43 , simbolizadas sta por el oro y aqulla por la plata, segn queda probado por el versculo (Salmos CXIX, 72): ms querida me es la Ley de tu boca que miles de piezas de oro y plata. La Escritura tambin las simboliza por el vino, la leche y la miel: venid y comprad, sin pagarlos, vino y leche (Isaas LV, 1) y (Cant. IV, 11) la leche y la miel estn bajo tu lengua, es decir, que en todas estas materias, el aspecto y la apariencia son agua surgida del soplo y fuego surgido del agua44 . Y puesto que el rojo est ms cerca de nosotros, el versculo que hemos comentado del Cantar, habla antes del metal rojo, mientras que el Santo, bendito sea, empieza por el blanco (Pinha II, 8): a m la plata, a m el oro. Glbulos de plata. La Ley oral emana de la Ley escrita y subsiste gracias a ella, del mismo modo que el cuerpo subsiste gracias al aliento vital. Por ello, el autor sagrado ha simbolizado la Ley escrita por el punto, pues los puntos tienen el mismo sentido en relacin a las letras que el aliento vital en relacin al cuerpo 45 . Esto es lo que ensean nuestros doctores: en el cuerpo del hombre.

Las dos leyes fueron donadas por el ministerio de la Presencia. Esto es lo que ensean nuestros doctores en el Midrash sobre los Salmos en el Salmo LXVIII, 12: El Seor profiere una palabra; sus mensajes se dirigen a una inmensa multitud. La palabra sali y se dividi en siete voces, y las siete voces en setenta lenguas. Rab Josu ben Lev46 ha ilustrado el versculo con una comparacin: as como un hombre forja el hierro sobre el yunque y las chispas se esparcen por todas partes, as sucedi con aquellos mensajes anunciados a una inmensa multitud. De todo esto se deduce que la voz interna no se dividi y no fue audible hasta el final, es decir, hasta la dcima sefirah. El versculo siguiente (Ibid., versculo 13) es abundante en este sentido: los reyes de los ejrcitos se dispersan por todas partes mientras que la bella, en su morada, reparte el botn. En este contexto conviene considerar el texto del tratado de Berakot 6a, en el que nuestros doctores hablan de las voces que se oyeron despus de la revelacin del Sina: el invitado a una comida nupcial que no alegra al desposado, comete una transgresin contra las cinco voces: Voz de jbilo, voz de alegra, voz de desposado, voz de desposada, voz de aqullos que claman: dad las gracias al Seor47 ; si, por el contrario, lo hace, cul ser su recompensa? Entonces ser merecedor de la Torah que fue dada por las cinco voces, tal y como est escrito: En el tercer da, al despuntar la maana, se oyeron voces...voces de corneta...la voz de corneta se iba intensificando... Dios respondi mediante voz. Por ello est escrito: Todo el pueblo vio las voces. Se trata de las mismas voces que se oyeron en el discurso que precedi a la proclamacin de las Diez Palabras48 . Se trata pues aqu de cinco voces, mientras que en el Salmo XXIX vemos que David habla de siete voces, y nuestros doctores ensean tambin que la Palabra, cuando se hizo or, se dividi en siete voces. En la Mekilt se da an una opinin distinta: Si escuchas atentamente la voz del Seor tu Dios (xodo XV, 26), se trata de las Diez Palabras que fueron dichas al odo por tu boca mediante Diez Voces. Agudiza el odo, escucha mis palabras para que las enseanzas de los sabios permanezcan firmemente establecidas. Por ellas Moiss y todos los israelitas tuvieron experiencia y visin directa durante la teofana del Sina, y fueron slo cinco voces. Rab Helbo se vali de este hecho para resolver del modo en que lo hizo la objecin al pasaje: y todo el pueblo vio las voces, replicando: se trata de las mismas voces que antes; estas cinco voces forman un todo. Es cierto que Moiss, nuestro maestro, solicit una experiencia an ms elevada, pero no fue atendido49 . Adems, estas cinco voces integran en ellas las siete extremidades espaciales de las que proceden los setenta nombres, cada uno de los cuales rige a una de las setenta naciones, y a este nombre se une como septuagsima primera la voz intrnseca que permite la subsistencia del todo. Es esta voz intrnseca la que, una vez proferida, fue repartida entre las setenta naciones, de manera que cada una de ellas fue capaz de or la Palabra. En este sentido dice la Escritura (Deuteronomio V, 19): Una gran voz, nada ms. Los doctores han comparado el todo al martillo, cuya fuerza, en el momento de golpear, es nica, pero hace estallar la piedra en mltiples fragmentos. As pues, las voces son cinco en total, sin embargo, desmenuzadas, dan un total de siete, a excepcin de la voz intrnseca que corresponde a la nacin nica; el texto citado del Deuteronomio se remite a esta voz. Finalmente, quien admite diez voces toma el total superior, es decir, las diez sefirot. El todo sigue una nica va, el todo fue dado por un pastor nico.

(I, 12) Mientras el rey estaba en su recinto Cuando la Gloria se sent sobre su trono, despus de la escena del monte Sina, la Presencia dijo: mi nardo ha esparcido su aroma. Los israelitas pidieron ver con su propios ojos la Gloria y declararon: Queremos ver a nuestro rey. Su deseo les fue concedido, tal y como lo atestigua la Escritura en xodo XXIV, 1: l le dijo a Moiss: sube hacia el Seor, y ms lejos (versculo 11): ellos contemplaron a Dios; el sujeto de esta proposicin es el pueblo. (I, 13) Mi amado es un saquito de mirra... El saquito de mirra simboliza las fuerzas intrnsecas latentes en la Gloria, mientras que (I, 14) Racimo de cipro es el smbolo de las fuerzas descubiertas y manifiestas. Asimismo, la Gloria es designada por saquito de los vivientes, pues en ella estn guardadas y sujetas las almas. Por ello, nuestros doctores interpretan en el Midrash del Cantar, el versculo III, 10: el interior del trono est tapizado de amor; se trata de las almas de los justos que se han instalado con l en el cielo. En cuanto a su proximidad con Dios, se encuentra a tres grados de jerarqua creciente. Moiss se aproxim a la nube oscura en la que se encontraba Dios (xodo, XX, 21), lo cual, en la versin aramea, es convertido en: al filo de la tiniebla, en otras palabras, su experiencia le permiti percibir los tefilim, pero no obtuvo una visin directa. Justicia y juicio en una parte ms interior, pues est escrito (Salmos LXXXIX, 15): Justicia y juicio son el fundamento de tu trono, ms adelante todava, las almas de los justos, segn el testimonio de los versculos de Job XII, 10: en su mano est el alma de todo viviente y en I Samuel XXV, 29: que el alma de mi seor sea guardada en el saquito de los vivientes. mi amado es para m Porque la Presencia ha emanado de l y subsiste gracias a l. en Gaddi Localidad en la que se encuentra el cipro de buena calidad. (I, 15) Qu bella eres... Este versculo habla de la construccin de la morada y de la entrada en la cmara nupcial, segn la interpretacin que dan nuestros doctores del versculo de Nmeros VII, 1: el da que Moiss acab de erigir la morada; la grafa del verbo acabar sugiere la exgesis: el da en el que la esposa penetr en la cmara nupcial; sta designa al Santo de los santos. (I, 17) Las vigas de nuestra casa son de cedro, y los travesaos de ciprs.

Las vigas de la morada eran de madera de shitim50 , pero el cedro da una madera de misma especie, tal y como se deduce de su yuxtaposicin en Isaas XLI, 19. Mediante palabra rahit51 , el autor designa simblicamente los travesaos, pues stos atraviesan morada de un extremo a otro, figurando con todo ello el tema de la conjuncin, de intimidad y del tiempo de los amores. (II, 1-3) Yo soy el narciso de Sarn, el lirio de los valles. Como lirio entre los abrojos, tal es mi amada entre las doncellas. Como el manzano entre los rboles de un huerto, as es mi amado entre los mancebos. Yo me sent bajo su sombra, tan deseada, y su fruto es dulce a mi paladar.

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Nuestros doctores ensean (Shir ha-Shirim Zuta 11b): La llanura de Sarn lleva este nombre porque canta la alabanza de Aqul que cre el universo. El lirio es llamado en lengua vulgar azucena, y presenta seis hojas, del mismo modo la Presencia uni en ella seis extremidades52 . En cuanto a la Gloria, el texto sagrado la compara con la manzana, la cual puede mostrar varios colores. Las expresiones entre los abrojos y entre los rboles del huerto, simbolizan toda la lnea media53 , que ocupa una posicin central entre las sefirot inferiores, y ninguna fructifica sin ella, pues de ella reciben todas el influjo. Yo me sent a su sombra, dice la Presencia: la Gloria, mi causa eficiente y final, me mantiene en el ser. Su fruto... las almas son el fruto del Santo, bendito sea. Esta verdad la sugieren textos como Oseas XIV, 9: Por m existe tu fruto o (Salmos XCVII, 11) luz es sembrada para el justo y en Eclesiasts XI, 7: dulce es la luz. (II, 4) Me llev a la habitacin del vino Smbolo de la exaltacin de la Gloria, de la gran alegra y del deleite de la luz suprema. Y el amor es la bandera que puso sobre m. Estableci cuatro banderas, en cuyo medio se encontraba el campo de la Presencia con miras a su trono, rodeado de cuatro campos de ngeles. Miguel a la derecha, pues es el ngel de la gracia y la misericordia, el cual corresponde a Rubn, cuya bandera estaba al sur por haber tomado la iniciativa de la misericordia y de la salvacin, (Gnesis XXXVII, 21) Rubn oy y le salv de sus manos. Uriel a la izquierda, en tanto que ngel dispensador de la justicia y del castigo. A Dan le correspondi la bandera del norte por haber confeccionado el dolo de Mika y recibido el ternero de Jeroboam. Gabriel delante: su homlogo es la tribu real de Jud cuya bandera est al este, y cuya superioridad est proclamada en I Crnicas V, 2: pues Jud prevaleci sobre sus hermanos. Rafael el ltimo, correspondiendo a Efraim, que se encuentra al este, y que necesita curacin a causa del pecado de Jeroboam. A este mismo orden corresponden los cuatro puntos cardinales en el mundo. Este: de aqu sali la luz hacia el mundo. Oeste: lugar de depsito de la nieve y del granizo, de

donde salen el fro y el calor hacia el mundo. Sur: de aqu el roco y las lluvias bienhechoras salen hacia el mundo. Norte: de aqu sale la oscuridad hacia el mundo. Tal es la estructura del edificio durante el da, cuando el rostro de los ngeles se encuentra mirando hacia el este para cumplir su servicio de gobierno del da; durante la noche, por el contrario, sus rostros se encuentran mirando hacia el oeste para rogar, y el orden est invertido. Asimismo, segn la explicacin anterior, las banderas estn hechas a imagen del mundo por venir y del mundo inferior, por lo que nos encontramos con correspondencias similares al considerar la construccin de la morada. En el Santo de los Santos, que se encuentra entre los dos querubines, reside la Presencia con miras al mundo superior. Al mundo intermedio, poblado por los servidores que dominan sobre la tierra, corresponde la Tienda de la Reunin que encierra la Mesa, el Candelabro y el Altar de oro, utensilios intrnsecos espirituales: el altar de oro no est destinado a los holocaustos y a las inmolaciones sangrientas, sino a la ofrenda de los perfumes, cosa sutil y espiritual. Una correspondencia similar se da en lo que se refiere al candelabro, que debe difundir su luz por las seis ramas que surgen de la raz central, proyectando su claridad por delante de l. Finalmente, al mundo inferior le corresponde, instalado en el atrio de la Tienda de Reunin, el altar de los holocaustos sobre el que son ofrecidos todos los sacrificios. Tambin en el hombre encontramos los homlogos de los tres mundos; el del Logos, que es la cabeza, el de la vitalidad, que es la parte del cuerpo comprendida entre la cabeza y el ombligo, y el de la naturaleza, que es la parte que est por debajo del ombligo y en donde tiene lugar la digestin de los alimentos. Por ello el Cantar de los Cantares proclama: y la bandera que l alza sobre m es el amor, alusin al campo de la Presencia que se encuentra entre las cuatro banderas, tal y como est escrito en Nmeros II, 17: la Tienda de la Reunin se desplaza, el campo de los Levitas se encuentra entre los otros campos. Por otra parte, el mobiliario de la morada presenta las mismas analogas, por una parte con la Gloria del Santo, bendito sea, y por otra con el mundo visible. Nuestros sabios lo ensean en el Midrash: Rab Josu de Siknin en el nombre de Rab Lev. Cuando el Santo, bendito sea, orden a Moiss (xodo XXV, 8): hazme un santuario, deba levantar cuatro estacas y construir sobre ellas la morada. La minuciosa descripcin que encontramos en la Escritura nos ensea que Dios le mostr a Moiss un fuego rojo, un fuego verde, un fuego negro y un fuego blanco, y despus le orden (versculo 40): obra segn el modelo que te fue mostrado en la montaa. Rab Berekya relata a este respecto una parbola. Un rey posea un hbito de gala acicalado con perlas. En una ocasin le dijo a su consejero: Confecciname un hbito idntico! Y el cortesano respondi: Majestad, acaso puedo yo confeccionar tal hbito? El rey dijo entonces: Yo aportar mi gloria y t tus materiales. Moiss plante la misma protesta: Acaso soy yo capaz de cumplir tales propsitos? Dios le respondi: segn el modelo, utilizando (versculo 4) prpura violeta y escarlata, carmes y lino fino. Tambin la estructura de la morada encierra en ella, simblicamente, el mundo visible. A propsito de la creacin, la Escritura nos dice (Gnesis I, 1): Dios cre los cielos y la tierra y (Salmos CIV, 2) t despliegas los cielos como un manto; en la morada se encontraban (xodo XXVI, 7) cintas de pelo de cabra formando una tienda.

En el segundo da de la creacin (Gnesis I, 6): que haya un firmamento en medio de las aguas que separe las aguas de las aguas; para la construccin de la morada est prescrito (xodo XXVI, 33): y el velo os sealar la separacin... Tercer da (Gnesis I, 9): que las aguas se renan en un solo lugar; orden que en lo referente a la morada se corresponde con las palabras de (xodo XXX, 18): hars una pila de bronce. Cuarto da (Gnesis I, 14): Que haya luminares; en la morada (xodo XXV, 31): Candelabro de oro puro. Quinto da (Gnesis I, 20): que los pjaros vuelen por encima de la tierra; en la morada (xodo XXV, 20): Los querubines tendrn sus alas desplegadas. Sexto da (Gnesis I, 27): Dios cre al hombre; en la morada (xodo XXVIII, 1): Haz que Aarn, tu hermano, se acerque a ti. Sptimo da (Gnesis II, 1): Los cielos y la tierra fueron terminados; en la morada (xodo XXXIX, 32): todos los trabajos de la morada fueron terminados. A propsito de la creacin del mundo, est escrito en Gnesis I, 28: Dios los bendijo; cuando la morada fue erigida (xodo XXXIX, 43), Moiss les bendijo. El sptimo da (Gnesis II, 2): Dios acab su obra; hablando de la morada (Nmeros VII, 1): el da que Moiss termin de construir la morada. Refirindose an al sptimo da (Gnesis II, 3): Dios bendijo el sptimo da y lo santific; para la morada (Nmeros VII, 1): Moiss la consagr..., todo esto expresa simblicamente que el mundo visible se encuentra junto al Nombre del Santo, bendito sea, y unido a l, Nombre del que extrae la vida. El arca y sus accesorios simbolizan adems el mundo superior. En el mundo superior (Isaas VI, 2): Los serafines se emplazan por encima de l; en el mundo inferior (xodo XXVI, 15): lminas de madera de acacia lo cubran. En el mundo superior (Salmos LXXX, 3): T, que reinas sobre los querubines; en el mundo inferior (xodo XXV, 20): Los querubines tendrn las alas desplegadas. En el mundo superior (Ezequiel I, 20): las ruedas tambin se elevaban; en el mundo inferior (I Reyes VII, 33): la forma de las ruedas era la de las ruedas de un carro. (II, 5) Alimentadme con pasteles, reconfortadme con manzanas, pues estoy enfermo de amor. Los pasteles simbolizan el gran deleite. Segn la palabra aqu empleada, se hace alusin a aquellas cosas que son los fundamentos de arriba y de abajo. Las manzanas son los dos querubines entre los que estoy emplazado recibiendo el influjo de ambos. Enfermo de amor: el mal de amor es la intensidad del placer del corazn y del desfallecimiento del alma. (II, 7) Yo os conjuro, hijas de Jerusaln por las gacelas o por las ciervas de los campos... La Presencia habla a Israel: procurad que el pecado no cause mi partida. Y conjura a la nacin elegida por el Nombre del Santo, bendito sea, pues su Nombre constituye sus ejrcitos, simbolizados por las ciervas de los campos; el mismo simbolismo se encuentra en Salmos XXIX, 9: la voz del Seor hizo engendrar a las ciervas.

(II, 8) Es la voz de mi amado, ya llega saltando por encima de las montaas, brincando por encima de las colinas. La Presencia recuerda aquello que tuvo lugar el vigsimo da del mes de iyar, cuando la nube se levant por encima de la tienda del testimonio. Saltando por encima de las montaas, la Gloria errante por montaas y colinas y el arca de Dios morando sobre la tienda. El versculo siguiente trata la misma idea: (II, 9) Mi amado es parecido a una gacela, a un joven cervatillo, ved cmo permanece detrs del muro, cmo mira por la ventana y espa por la celosa. La Gloria no ha sido satisfecha en ninguno de los lugares por los que sucesivamente ha pasado, la zarza, el Sina, la tienda del reencuentro, hasta el momento en el que estableci como domicilio suyo un habitculo artesonado de cedro: una morada en la que resides por siempre, ha venido a vivir al Templo, en el muro occidental 54 , lugar que, desde nuestros doctores, jams ha sido abandonado por la Presencia, tal y como est escrito: ved cmo permanece detrs del muro. Desde all ella mira y observa al gnero humano. (II, 10) Mi amado ha tomado la palabra y me ha dicho: levntate compaera ma, mi bella, y ven hacia m. Levntate, deja tu lugar y corre por el campo. La expresin que encontramos ms lejos (versculo 14): mustrame tu rostro, simboliza la misma verdad, que nuestros doctores han formulado (Meguil 29a) comentando el versculo de Deuteronomio XXX, 3: el Seor, tu Dios, volver con tu cautividad: No se dice har volver sino volver; esto nos ensea que la Presencia ha vuelto del exilio con ellos. La misma enseanza surge aun de una particularidad ortogrfica en dos versculos (Jeremas XXXI, 20): seala bien el camino, el sendero por el que has andado, regresa virgen de Israel... y (Miqueas IV, 10): Hija de Sin, saldrs ahora de la ciudad y permanecers bajo el cielo raso. (II, 11) Y he aqu que el invierno ha pasado Smbolo de la llegada del trmino fijado y del final del exilio. (II, 12) Las flores se asoman sobre la tierra... Mientras la Presencia resida en el exilio con sus hijos, como lo ensean nuestros doctores en el tratado de Pesahim 118b, al comentar el versculo de Salmos CXIII, 9: hizo que la mujer estril morase en una casa como feliz madre de familia; la comunidad de Israel habla as delante del Santo, bendito sea: mis hijos me han convertido en una comadreja que mora por los rincones de las casas. (II, 15) Atrapemos a las raposas, a las pequeas raposas asoladoras de vias,

pues nuestras vias ya estn en flor. Las raposas simbolizan a los exploradores55 , que son pusilnimes, como los animales en cuestin y que hablaron con estas palabras (Nmeros XIII, 28-29): Y, ciertamente, el pueblo que lo habita es poderoso (...) el amalecita ocupa la regin del Negueb. Las asoladoras de vias significan a las naciones de gentiles que se aprovecharon de la entrada de los israelitas en la tierra prometida as como de la construccin del Templo, lo cual ensean nuestros doctores en el tratado de Yebamot 63a: Las promesa hecha a Abraham en Gnesis XII, 3: por ti sern benditas todas las naciones de la tierra, significa que incluso las naciones ubicadas en sus respectivas tierras slo son benditas a causa de Israel. Y durante el tiempo en el que los israelitas residieron en su propia tierra, el altar les procur expiacin. Nuestros doctores lo ensean en el tratado de Sukka 55b: Abbaya dijo: los setenta toros inmolados durante la fiesta de las tiendas se corresponden con las setenta naciones; el toro nico se corresponde con la nacin nica. Parbola: Un rey mortal dijo a sus vasallos: preparadme un festn; cuando el gran banquete termin le dijo a su amigo: preprame un pequeo festn para que pueda disfrutar de tu compaa. Rab Yohanan dijo: Malditas sean las naciones de los gentiles! Pues ellas ignoran lo que han perdido. Desde que el Templo existe, les procur expiacin; en el presente quin se la procura? Lo que esto indica est muy claro: cuando la lnea media56 es alimentada, sus ramas tambin lo son, del mismo modo que la fuerza vital y la irrigacin de los rganos se expande desde el cerebro a travs de la columna vertebral y, de all, se expande por todas las venas. Las vias en flor significan la nacin de Israel, que florece a su entrada en la tierra prometida y en el momento de la manifestacin de su salvacin, del mismo modo que se descubre el fruto cuando la via florece. Pero cuando lleg la condena, confirmada por juramento, la Gloria se alej y la profeca ces. Entonces la Presencia, al ver alejarse a la Gloria, se lament: (II, 16) Mi amado es para m, yo soy de mi amado,l, que apacienta su ganado entre los lirios. l gobierna el mundo a travs de seis cosas, las seis direcciones, arquetipos de todos los seres derivados. (II, 17) Antes de que sople la brisa del da y de que que huyan las sombras, vuelve amado mo, regresa como la gacela, como el cervatillo, sobre las montaas de la separacin. Antes de que sople la brisa del da, la iniquidad del amorreo habr alcanzado su cumbre por su fuerza y su potencia guerrera. Antes de que huyan las sombras significa, segn una interpretacin dada por nuestros doctores en Cantar Rabba, los prncipes celestes y los ngeles de las naciones. Mediante esta exgesis queda tambin debidamente aclarado el versculo de Nmeros XIV, 9: su sombra protectora se ha alejado de ellos, su prncipe celeste ha cado, tal y como ha sido explicado por nosotros en (II, 3) me sent bajo su sombra, tan deseada. Y Regresa... detnte, pues hasta ahora te mantuviste errante entre las montaas y las colinas, en tiendas y moradas provisionales.

(III, 1) Sobre mi lecho, durante las noches, he buscado al amado de mi alma, lo busqu y no lo hall. El autor llama lecho a los cuarenta aos de estancia de los israelitas en el desierto, durante los cuales no les estuvo permitido entrar en tierra prometida. La noche significa el sufrimiento, la angustia y las tinieblas en las que se encontraban. Lo busqu..., he venido, dice Israel, arrepentido, para que la Gloria regrese a mi seno como en otros tiempos. Y no lo hall. Durante esos cuarenta aos, al haberse alejado la Presencia, la profeca fue interrumpida57 ; un texto nos lo ensea en Deuteronomio II, 17: Una vez que todos los hombres en edad de llevar las armas desaparecieron, al morir, del seno del pueblo, el Seor me habl as...; es a m a quien fue dirigida la palabra divina, pues Moiss no haba recibido ninguna revelacin proftica hasta entonces. (III, 2) As pues, me levantar... Continuacin del discurso. He multiplicado las splicas, he girado el Trono de Gloria, pero todo fue en vano. (III, 3) Las patrullas que rondaban por la ciudad me encontraron: Habis visto al amado de mi alma? Las patrullas que rondaban..., Moiss y Aarn, quienes aseguraron el servicio del santuario, tal y como est escrito (Nmeros XVIII, 7): T y tus hijos ejerceris el sacerdocio en todo lo que concierne al altar... A ellos es a quienes interrogo: habis visto al amado de mi alma? (III, 4) A los pocos pasos, encontr al amado de mi alma. Me aferr a l, y no lo soltar hasta hacerlo entrar en la casa de mi madre, en la habitacin en la que fui concebida. Cuando la muerte me priv de Moiss y de Aarn, mi atencin se pos en Josu (Josu I, 1-2): Despus de la muerte de Moiss, siervo del Seor, el Seor habl a Josu...Ahora pues, levntate y cruza el Jordn... Me aferr a l... expresin usada para decir: yo no sucumb al pecado hasta el momento de entrar en la tierra prometida en los das de Josu. La casa de mi madre es Jerusaln, de donde se dice en Isaas I, 21: la justicia habita en ella. La habitacin en la que fui concebida es el santuario. (III, 5) Yo os conjuro... Puesto que ahora estoy rodeada de honores y soy respetada, guardaos de pecar, para no ser la causa de la marcha de la Gloria. (III, 6) Quin es aqulla que viene por el desierto movindose como el humo,

untada de mirra e incienso, y de todo tipo de polvos perfumados? El autor compara a la Presencia, que est a la cabeza del campo de Israel, con una columna de humo que se eleva. Humo, puesto que ha surgido del fuego, tal y como est escrito (xodo XIX, 18): El monte Sina exhalaba humo por todas partes, porque sobre l haba descendido el Seor en forma de fuego, y su humo se elevaba como el humo de una hoguera... Ella recibi esencialmente el influjo del lado izquierdo, que es oscuridad; esta oscuridad era el fuego elementario, del cual se dice en Deuteronomio XVIII, 16: no mirar nunca ms este gran fuego, no sea que muera, y en otra parte (Deuteronomio V, 20): cuando escuchasteis la voz en medio de la oscuridad. Untada; el verbo est en participio pasivo porque la presencia es pasiva, ya que recibe de otro la emanacin. La mirra y el incienso son dos materias de colores contrapuestos: el incienso es blanco y la mirra es roja. Medita con atencin el maravilloso simbolismo que ofrece esta oposicin, que evoca a los dos querubines, padres del mundo, entre los cuales se emplaza la Presencia recibiendo el influjo de ambos. Sin embargo, el final del versculo, de todo tipo de polvos perfumados, sugiere que ella, la Presencia, integra todas las dems cosas espirituales y que en ella se encuentra la huella del todo. Hasta aqu llega la cuestin del interrogador, con la indicacin de los caracteres y la descripcin de aquello a lo que se refiere la interrogacin. Y he aqu la respuesta: (III, 7-8) He aqu el lecho de Salomn! sesenta valientes le rodean, los principales valientes de Israel, todos ellos expertos en el manejo de la espada y diestros en el combate; cada uno con su espada en su muslo, como proteccin contra el terror nocturno. El nombre de Salomn es aqu un nombre sagrado. El nmero sesenta corresponde simblicamente a las seis extremidades, cada una de las cuales es en realidad diez; y la sptima extremidad, la central, es espiritual, principio de la sustancia del todo, de donde todo recibe su alimento, por eso el autor no la ha tomado aqu en consideracin; ms adelante volveremos a tratar este asunto. La palabra con la que son designados los valientes indica por derivacin que las entidades que les son asignadas reciben el influjo del atributo del rigor. A la pregunta: Cul es su funcin?, la respuesta es: juzgar, que ser lo que tratar todo el versculo siguiente, pero los trminos utilizados aqu no hacen sino revestir el smbolo, tal y como he explicado en la Primera observacin preliminar. En el mismo sentido, en Salmos VIII, 3 y XCIX, 4, leemos: de la boca de los nios pequeos y lactantes t extraes la fuerza para reducir al enemigo y al vengador, y fuerza, el rey de justicia la ama. En cuanto al terror nocturno, simboliza, segn una palabra de nuestros sabios, el terror de la Henna, que es parecido a la noche, cosa cierta, pues de ella recibe su influjo. El rey Salomn se ha fabricado un lecho con maderas del Lbano; sus columnas son de

plata, su artesonado es de oro, su asiento de prpura; y su fondo tapizado del amor de las hijas de Jerusaln. A partir de la emanancin de la Sabidura y de su fulgor, l difundi la luz primordial; de aqu ha emanado la luz, verdad sta que el Gnesis Rabba formula as: De dnde fue creada la luz? Dios se cubri con un manto e hizo irradiar de l el fulgor, desde una extremidad a otra del universo. El manto es la efusin de la Sabidura que envuelve al todo58 . Se cubri, es decir, recibi la radiacin procedente de aquella emanacin, y la luz fue irradiada a partir de l. Tal es tambin la doctrina de Rab Eliezer el Grande: De dnde fueron creados los cielos? Dios tom luz de su vestido y la despleg como un manto y los cielos empezaron a expandirse, tal y como est escrito (Salmos CIV, 2): cubierto de luz como de un manto, extendiendo los cielos como una tienda. Y la tierra? de qu fue creada? Tom la nieve que se encontraba bajo su trono de Gloria y la arroj, tal y como est dicho en Job XXXVII, 6: y le dijo a la nieve: convirtete en tierra! Esta doctrina conviene con la de Platn en que es inadmisible que el Creador produzca alguna cosa de la nada, pues todo lo que existe tiene una materia comparable, por ejemplo, a la arcilla que moldea el alfarero o al hierro forjado por el herrero: el artesano le imprime la forma que quiere. Del mismo modo, Dios forma de la materia en cuestin los cielos y la tierra, y algunas veces, otras cosas distintas. La imposibilidad de crear de la nada, no es una imperfeccin de Dios, como no lo es el hecho de no producir cosas imposibles, como, por ejemplo, un cuadrado cuya diagonal sea igual al lado, o reunir en un mismo momento a los dos contrarios. As como esto no es una imperfeccin relativa a su potencia, tampoco lo es no producir alguna cosa a partir de la nada, pues con ello impide la unin de los imposibles. A este sujeto, Salomn dice en su sabidura, de acuerdo con su luminosa intencin y su justo pensamiento y bajo la mocin del Espritu Santo: surgido de los rboles del Lbano; aqu se encuentra el punto de partida de la emanacin del todo: las entidades han sido siempre, pero la emanacin las ha llevado del no-ser al ser. Nuestros sabios expresan esta verdad por la exgesis que hacen del versculo de Gnesis I, 3: Que se haga la luz, y la luz tuvo lugar. La forma del verbo empleado, en lugar de la luz fue sugiere que la luz en cuestin ya exista. En efecto, esta luz fue emanada de la luz suprema que ya exista en la potencia suprema59 . Las columnas de plata son la derecha del Santo, bendito sea, agua surgida de espritu. El artesonado de oro es su izquierda, fuego surgido de agua. El asiento de prpura, es el atributo central: verdad, derecho, paz, sello de perfeccin, sello del Santo, bendito sea, llamado en el Libro de la Creacin lengua justa que asegura el equilibrio. La interpretacin que han dado nuestros doctores sobre estas palabras en Nmeros Rabba tiene este sentido. Lo mismo ocurre en el versculo de Ezequiel I, 26: arriba, en lo ms alto, un ser con apariencia humana. El prpura aparece aqu por ser un color compuesto de mltiples tinturas, por ello la entidad simbolizada por l recibe de ms de una tintura; otro smbolo escrituario es el de Ezequiel I, 28: parecido al arco que aparece en las nubes (...) tal es el aspecto de la Gloria del Seor. El fondo tapizado de amor es la Presencia. (procedente) De las hijas de Jerusaln significa: procedente de la lnea media. Y sta es la razn por la que el profeta reprime a

aqullos que han instalado en su hogar a mujeres extraas (Malaquas II, 15): y la nica que requiere: una raza divina. (III, 11) Salid y mirad al rey Salomn, hijas de Sin, luciendo la diadema con la que su madre le coron en el da de sus esponsorios, da en el que se llen de jbilo su corazn. El rey Salomn, seor de paz. Con la diadema con la que su madre le coron; todo el edificio se eleva en comunin y unin hasta el infinito, sin que la huida del Espritu Santo turbe la harmona. La corona significa el influjo de la bendicin y el crecimiento del Espritu Santo nacido del Espritu del Dios vivo, cuyo nombre es madre. En el Midrash sobre los Proverbios (XXIII, 25) leemos: Tu padre y tu madre sern dichosos, y la que te ha dado a luz resplandecer de alegra. Rab Akiba glosa: incluso el Santo, bendito sea, y la Sabidura entrarn en jbilo, pues est escrito: tu padre y tu madre sern dichosos; tu padre es el Santo, bendito sea, tu madre es la sabidura, como est escrito (Proverbios II, 3): a la inteligencia le llamars Madre. Por esta razn la bendicin y la santidad que proceden de la nada del Pensamiento son llamados corona y diadema. Nuestros doctores lo ensean en el Midrash sobre los Salmos: El ngel encargado de la oracin espera hasta que la ltima asamblea litrgica de Israel haya finalizado su oficio. A continuacin, con todas las oraciones hace una corona para la cabeza del Santo, bendito sea, bendicin sobre la cabeza del justo (Proverbios X, 6), el viviente de las eternidades. He aqu el motivo por el cual la institucin litrgica prescribe inserir en las alabanzas que preceden a la recitacin del Escucha Israel, las frmulas del triple Sanctus y Bendita la Gloria del Seor en su morada, que de este modo se encuentran en vecindad con la recitacin del Escucha Israel, que es la profesin de la unidad, mientras que el Gran Sanctus contiene institucionalmente a las tres, pues todas ellas entran en el marco de la profesin de la unidad. Por otra parte, puesto que las diez sefirot se encuentran integradas en las tres que son Sabidura, Inteligencia y Ciencia, la liturgia contempla tres Sanctus con el fin de unificarlas. As, en los Captulos de Rab Eliezer (III hasta final) leemos: El universo fue creado por diez verbos, pero Dios lo ha integrado en tres, tal y como est escrito (Proverbios III, 19-20): El Seor ha fundado la tierra con la Sabidura; ha establecido los cielos con la Inteligencia; con su ciencia fueron surcados los abismos y las nubes destilan roco. (IV, 1) Qu bella eres amada ma... Palabras de la Gloria pronunciadas cuando se encontraba en compaa de la Presencia, en plena fuerza, en el Templo construido por Salomn, pues la generacin de entonces era perfecta y era el periodo de la realeza y de la dicha, ignorante del sufrimiento y de la angustia. En los versculos siguientes, el autor sagrado canta la belleza de la Presencia: sus ojos, su cabellera, sus labios, su cuello, como figuras simblicas cuyo significado es conocido por los msticos iniciados en la Tradicin.

(IV, 6) Antes de que sople la brisa del da y de que las sombras huyan, me llegar hasta la montaa de la mirra, en la colina del incienso. Durante el tiempo en el que cese el dominio de los gentiles, el sentido del primer verso lo hemos explicado antes, permanecer en la montaa de la mirra, es decir, en Jerusaln (2 Crnicas III, 1): Jerusaln sobre el monte Moria, y sobre la colina del incienso, la montaa de Sin. Jerusaln es comparada con la mirra, que es roja, smbolo del atributo de la justicia, ciudad (Isaas I, 21) en la que habita la justicia, mientras que la montaa de Sin es significada por la colina del incienso, que responde al atributo de la misericordia. Todo esto sucedi en el tiempo durante el que los israelitas mostraron una conducta irreprochable, actuando de acuerdo con la norma y la ley; la Presencia era entonces bella, ataviada por el Espritu Santo, y la Gloria la cubra con un palio protector. Sin embargo, cuando las cosas siguieron el curso contrario, la Presencia fue vagando como un pjaro lejos de su nido; abandona su casa y su morada, segn la palabra (Proverbios XIX, 26): quien usa de la violencia con su padre, hace huir a la madre.60 (IV, 8) Del Lbano, Oh esposa!, conmigo, regresa conmigo del Lbano. La Gloria habla a la Presencia: t ests conmigo entre las entidades profundas, latentes en la Sabidura, regresa conmigo del Lbano, has regresado, has emanado de otro lugar. Esto simboliza la marcha de la Presencia del campo de Israel, a la bsqueda de un lugar de reposo para el pueblo, tal y como est escrito (Nmeros X, 33): El arca de la alianza del Seor fue delante de ellos durante el viaje de tres das, para buscar para ellos un lugar de reposo. (IV, 9) Me has hecho perder el sentido, hermana ma, mi esposa, me has hecho perder el sentido con la mirada de uno solo de tu ojos, con una sola anilla de tu collar. Me has arrebatado el sentido a causa de la pasin ardiente que siento por ti. El verbo aqu empleado tiene dos sentidos contrarios, como aqul que se lee en Nmeros IV, 13: retirarn de tu altar las cenizas grasientas. En efecto, la pasin amorosa y la satisfaccin, la intimidad y la unin de los amantes depende de la perfeccin y de las virtudes de cada generacin. Con una sola mirada, la expresin significa la generacin de Salomn, totalmente perfecta: entonces todos eran justos, y entre ellos se contaba el Sanedrn, y los Sabios saban juzgar los momentos oportunos. La expresin tus ojos es adecuada, pues son la luz del mundo61 ; un uso semejante se hace en Nmeros XV, 24: si a los ojos de la comunidad escap la inadvertencia. Uno solo, porque esta generacin fue nica; no ha habido ninguna capaz de igualarle ni antes ni despus. La anilla nica significa el rey, que es el ornamento62 de la nacin. As fue como Salomn, inspirado por el Espritu Santo, pudo prever que despus de l el reino de dividira en dos, l dijo un solo (reino): durante mucho tiempo el reino permanecer nico. A continuacin, el autor sagrado comienza a cantar a la Presencia las delicias de su amor, el aroma de sus perfumes y de sus vestidos, sus labios dulces como la miel.

(IV, 10-11) Qu hechicero es tu amor, hemana ma, esposa! Qu delicioso es tu amor...! Ms que el vino! Y el aroma de tus perfumes mejor que el de cualquier blsamo! Tus labios destilan pura miel, oh esposa! Miel y leche bajo tu lengua! Y el perfume de tus vestidos es como el aroma del Lbano! Tu amor, que procede del vino de la Ley, queriendo indicar con ello la fuente de la Sabidura y sus senderos63 . El perfume de tus vestidos simboliza la luz de la Sabidura, que se difunde y crece a lo largo de sus atributos, luz que procede del lugar en el que todos los blsamos se encuentran integrados. La leche y la miel simbolizan las dos leyes y recuerdan que la Presencia se encuentra emplazada entre los dos querubines. El perfume de tus vestidos: los vestidos no son otra cosa ms que ella; son la emanacin y el fulgor de la Sabidura que la rodea. Nuestros doctores ensean en Gnesis Rabba a propsito de Daniel X, 5: el hombre vestido de lino, como la langosta, cuyo vestido es su cuerpo. O como el fulgor de la Sabidura, que encierra treinta y dos senderos alrededor de la Gloria, tal y como est escrito (Salmos LXXXIX, 9): tu fidelidad te envuelve, y por otra parte ese fulgor es llamado vestido del Santo, bendito sea, segn la palabra de la Escritura (Salmos CIV, 1): ests revestido de majestad y de magnificiencia; los israelitas tienen orden, a fin de ceirse a lo prescrito (Deuteronomio XXVIII, 9): t seguirs sus caminos, de revestir el manto adornndolo con flecos trenzados con treinta y dos hilos. A propsito de este precepto, la Torah se expresa as (Nmeros XV, 39): Cuando veis el fleco, recordaris todos los preceptos del Seor. En efecto, podra decirse simblicamente que la Sabidura est adornada y ceida con una corona compuesta de seiscientas trece piedras preciosas64 , de modo que la Sabidura est constituida por su ensambladura. Ella encierra treinta y dos senderos, cada uno de los cuales se divide en dos, bien y mal, preceptos positivos y preceptos negativos a los que se alude en los diez mandamientos, de los cuales hay una versin que hace uso de los imperativos acurdate y guarda; as pues, tenemos sesenta y cuatro senderos, cada uno de los cuales est integrado por diez sefirot, y alcanzamos as la cifra de seiscientos cuarenta, de la que conviene extraer veintisiete65 , el nmero de letras que sirven para escribir la Torah; nuestra cifra es, pues, de seiscientos trece, y por ello est dicho al respecto del fleco: cuando lo veis os acordaris de todos los preceptos del Seor. Nuestros doctores se han pronunciado en el mismo sentido en el tratado de Shebuot: el precepto del fleco equivale al resto de preceptos. Nos incumbe a nosotros escrutarlos y examinarlos uno a uno para descubrir la alusin que se hace de ellos en los diez mandamientos, inspirndonos del ejemplo de los sabios de Israel. En efecto, a fuerza de buscar, los sabios han descubierto alusiones hechas por la misma Torah sobre las reglas de conducta comunes a toda la humanidad, y que, no obstante, no constituyen un precepto formal de la Ley. Por ello, segn una ancdota narrada en el Tratado de Taanit 9a, cuando Rab Yohann oy a un nio recitar el versculo de Proverbios XIX, 3: Es la locura del hombre la que tuerce su destino, y es su corazn el que ofende al Seor, se pregunt: Hay alguna cosa escrita en los hagigrafos a la cual la Torah no hace ninguna referencia. Y el nio descubri la referencia en Gnesis XLII, 28: Entonces, cuando les fall el corazn,

temblando, se dijeron: Qu ha hecho Dios con nosotros?. Con ms razn, a propsito de los principios de la Torah y del texto bsico de los preceptos, debemos atenernos a esa voz, de la que est escrito (Deuteronomio XV, 19): de una fuerte voz, sin aadir nada, el conjunto de los seiscientos trece preceptos es ocultado mediante la alusin. Fieles a nuestro mtodo, desde entonces debemos dilucidar a propsito de cada precepto a qu atributo sustituye, y evidenciar el motivo simblico de todos aqullos que no estn explcitamente presentes en la Torah. Muchos de ellos estn, en efecto, presentes, como por ejemplo la ofrenda del primognito (xodo XIII, 15): Como el faran no nos dejaba marchar, el Seor hizo perecer a todos los primognitos del pas de Egipto (...) por ello yo inmolo al Seor todo lo que fecunda la matriz entre los machos y redimo al primer nacido de entre mis hijos, o a propsito del diezmo (Deuteronomio XIV, 23): comers (...) el diezmo de tu trigo (...) para que aprendas a temer al Seor, tu Dios..., y hay otros muchos casos parecidos. Por el contrario, la Ley no evidencia otros muchos preceptos, como los sacrificios, el ao sabtico, el jubileo, la circuncisin, los deberes del corazn, las uniones prohibidas, los votos, los juramentos, las filacterias, los flecos, la consagracin, el ramo de la fiesta de los tabernculos, el cidro, la prohibicin de recolectar el fruto del rbol antes de tres aos, la mezcla de las semillas, la vaca roja y otras de las que precisaremos en su momento el sentido simblico. Debes saber que todos los preceptos dependen de dos principios: preceptos positivos y preceptos negativos. Los primeros proceden del atributo cuyo smbolo escrituario es la memoria, y los segundos de aqul cuyo smbolo es la observancia, siendo explcito que estos dos trminos se corresponden con dos atributos del Santo, bendito sea. As, aqul que cumple y realiza los preceptos del Seor procede del atributo del amor; este atributo es el grado sublime y la cualidad suprema que se corresponde con los preceptos positivos. Por el contrario, el hombre que se abstiene de hacer algo por temor a su Seor, procede del Temor, atributo inferior al del amor, del mismo modo que los preceptos negativos son inferiores a los positivos. En efecto, el hombre que no escatima ni su persona ni su fortuna para cumplir las rdenes de su Seor, no es comparable al que se abstiene de perpetrar una mala accin por temor de l. Y nosotros sabemos desde nuestros doctores (Ketubot 86 a-b) que aqul que se niega a obedecer un precepto negativo no es castigado sino con la flagelacin legal, mientras que aqul que es invitado a cumplir un precepto positivo, como por ejemplo la construccin de una cabaa durante la fiesta de otoo o la confeccin del ramo en similar ocasin, si se niega a ello, es sometido a servicios corporales hasta el momento de su muerte. Todo esto se remite a la memoria y a la observancia, pues el atributo de la memoria es jerrquicamente superior al atributo de la observancia, y lo mismo sucede entre las ramas que nacen respectivamente de ellos. As como Abraham or por su destino al atributo de Gracia, que corresponde a la memoria, y conoci con conocimiento real el nombre del Santo, bendito sea, y Dios le llam por ello (Isaas XLI, 8): amigo Mo, pues el atributo de amor slo se puede realizar por medio del conocimiento perfecto. Del mismo modo podrs constatar que muchos principios dependientes de los preceptos negativos derivan de preceptos positivos, de la misma manera que el temor deriva del atributo de amor; por otra parte, los principios que dependen de los preceptos positivos, derivan a su vez de preceptos negativos, porque la virtud del atributo de amor est incluido en el atributo de temor; este ltimo deriva del primero y, no obstante, se encuentra integrado en l.66

Tambin debes saber que estos dos atributos intervienen en la composicin de la naturaleza y en la constitucin del hombre. Quiero decir con ello que como partes integrantes del hombre, encontrars la virtud elementaria y fundamental de los preceptos positivos y de los preceptos negativos, que son respectivamente el agua y el fuego. El uno est a la derecha del hombre, y el otro a su izquierda, tal y como lo ensean nuestros doctores en Sabath 119b: De los dos ngeles que acompaan al hombre, uno es bueno y el otro es malo, y el sabio lo confirma cuando dice (Eclesiasts X, 2): el corazn del sabio est a su derecha, el del loco a la izquierda. David dice a este respecto (Salmos XVI, 8): Siempre llevo al Seor delante de m, y no ser conmovido, pues l est siempre a mi diestra, en otras palabras, no tropiezo, pues en un abrir y cerrar de ojos me aleja del camino torcido slo con colocarse a mi diestra. Y puesto que estos dos atributos, buena inclinacin y mala inclinacin, se corresponden con la orden y con la prohibicin de la ley revelada, pertenecen al hombre por naturaleza; la ley y el gobierno fueron dados en un aparato de preceptos positivos y de preceptos negativos, con el fin de someter al hombre a una disciplina y guiarlo por la va recta y los buenos hbitos, de modo que la mala inclinacin estuviese subordinada a la buena inclinacin y se anulase frente a ella. As lo ensean nuestros doctores (Berakot 54a) interpretando el pasaje de Deuteronomio VI, 5: Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn: desde tus dos inclinaciones, la buena y la mala. He aqu la intencin que presidi en el momento de instituir los preceptos, los ritos del templo, las plegarias y los ayunos: rebajar la mala inclinacin y volverla dependiente de la buena inclinacin67 , de tal manera que el cuerpo, cuyo fundamento es el polvo, de una mala naturaleza, esclava de la pesadez que la atrae hacia abajo, se subordina a la virtud del alma, cuyo fundamento es vida, de naturaleza completamente buena y que tiende hacia lo alto. Escucha atentamente las maravillosas enseanzas que se desprenden de mis palabras, mantnlas constantemente delante de tus ojos, pues constituye un enorme placer guardarlas en tu interior... Los preceptos son pues los elementos esenciales de la ley, de la pureza y de la santidad; el hombre que se abandona a ellas se purifica y se santifica. El Cantar traduce esta idea diciendo: el aroma de tus vestidos es como el perfume del Lbano, pues los vestidos son los adornos y los senderos de la Sabidura, formados por los seiscientos trece preceptos, con sus correspondientes reglas; esto es lo que simbolizan las palabras como el perfume del Lbano, pues el perfume del que se trata constituye la prenda de la subsistencia de los dos mundos68 y de la vida de las almas. (IV, 12) Ella es un jardn cerrado, mi hermana, esposa ma, una puerta cerrada, una fuente sellada. La Presencia est simbolizada por un jardn. En efecto, el hombre planta el jardn y canaliza el agua para regarlo, y lo hace tan bien que el jardn produce diversas especies de hierbas y de bellas plantas. Del mismo modo, el cercado de la Presencia est formado por los dos querubines; las plantas son las setenta naciones, los rboles son los reyes, y todo esto recibe su susbsistencia de la fuente que brota de Edn, la Sabidura, de donde las almas se elevan con jbilo; el curso de agua que fluye de la fuente, reparte sus aguas da y noche, sin interrupcin; gracias a este curso el mundo subsiste, tal y como lo ensean los sabios en el tratado Yoma 38b: el mundo subsiste gracias a un solo justo, pues est escrito (Proverbios X, 25): un justo es fundamento del mundo.

Y en el mismo orden de ideas, nuestros doctores se expresan como sigue en Gnesis Rabba 15, 6: El rbol de la vida tiene una duracin de quinientos aos, y todas las aguas de la creacin toman sus diversos cursos por debajo de l. Rab Jud ensea: en realidad este dicho no habla de las ramas del rbol, pues en su tronco estn contenidas sus dimensiones. Aqu se encuentra el ro que sale de Edn para irrigar el jardn; ste marca el lmite superior del mundo de las entidades separadas, tal y como est escrito (Gnesis II, 10): aqu se divide y aparece con cuatro cabezas; el segundo verbo indica por su forma la permanencia de este estado de cosas. Otros textos de la Escritura expresan simblicamente la misma idea (Salmos XLVI, 5): Un ro! Sus aguas alegran la ciudad de Dios, la ms santa de las moradas del Altsimo, en donde (b. CIV, 10): enva fuentes hasta los torrentes, las cuales caminan por entre las montaas, abrevan todas las bestias de los campos, y ms tarde, en el Cantar de los Cantares (IV, 15): fuente de los jardines, pozos de aguas vivas, riachuelos que descienden del Lbano. Nuestros sabios interpretan as este versculo: fuentes de los jardines, se trata de Jacob que es una fuente para el jardn; pozos de aguas vivas, se trata de Isaac; riachuelos, es Abraham; y todo esto recibe su alimento del Lbano, es decir, de la Sabidura. Considera el prodigio que supone esta interpretacin, observa y comprende hasta qu punto las palabras de los sabios de Israel son perfectas y carentes de falta, conviene que sea as tratndose de maestros como ellos, cuyas palabras estn todas inspiradas por el Espritu Santo, y formuladas en smbolos destinados a desvelar el corazn de los inteligentes, depositarios de la tradicin, y no destinados a los necios, a los estpidos, a los espritus vanos que toman las palabras de los doctores como si de fbulas sobre animales se tratase. Por ello leemos en el tratado de Sanhedrn 38b, a propsito de Daniel VII, 9: Segu mirando hasta que fueron puestos los tronos. Rab Akiba dijo: Uno para el Anciano de los das, el otro para David. Rab Jos el Galileo replic: Akiba, hasta cundo tratars a la Presencia profanamente? He aqu cmo debe comprenderse: un trono para el enjuiciamiento estricto, otro para la justicia equitativa. Y Rab Eleazar ben Azarya reprendi tambin a su colega: Qu tienes t que ver con la Aggada? Acaba tus discursos y ocpate de las cuestiones de la pureza levtica! He aqu cmo debe entenderse el texto: uno para el asiento, el otro para el escabel; un trono para sentarse, el escabel para poner sobre l sus pies. Es evidente que discutiendo as, nuestros sabios no haban llegado hasta lo esencial del problema; su controversia se limitaba a dilucidar el modo ms apropiado para revelar el misterio. Esto sucede en varias ocasiones, en las que parece que nuestros doctores estn en desacuerdo sobre cuestiones de este gnero. Las palabras gan naul, significan puerta cerrada. Una puerta cerrada: la luz no decrece, pues el vino se mantiene en la uva desde los seis das de la Creacin. (IV, 13-14): Tus caminos, vergel de granados repletos de exquisitos frutos, de heno y de nardo, de nardo y azafrn, caa perfumada y cinamomo, con todos los rboles de incienso, de mirra y de loes que desprenden los ms finos aromas.

El texto menciona aqu doce especies de aromas que se corresponden con los doce canales de los que dispone el Santo, bendito sea. A travs de estos canales esparce y expande el perfume de la Sabidura hacia los patriarcas69 . (IV, 16) Levntate Aquiln, acude a m Autan, soplad sobre mi jardn para que destile sus aromas! Que mi amado penetre en su jardn y coma de sus exquisitos frutos. Levntate Aquiln, atributo del norte, gran fuego que devora el holocausto y las grasas. Acude Autan: el atributo del norte toma su parte cuando al atributo del sur le llega el momento de recibir su subsistencia; que el uno y el otro se vuelvan entonces conductores de la expansin y proporcionen al jardn el alimento y la subsistencia necesarios. He aqu el sentido simblico de soplad sobre mi jardn para que destile sus aromas. Los aromas son el flujo del esplendor de la Sabidura y el crecimiento del Espritu Santo que se va extendiendo mientras se aproxima a los patriarcas en pos del sacrificio. Nuestros sabios hacen alusin a esta verdad cuando dicen: levntate Aquiln es el holocausto inmolado sobre el ala norte del altar; acude Autn, son los sacrificios de paz ofrecidos al sur; que destile sus aromas, es la ofrenda de incienso; que mi amado penetre en su jardn, es la Presencia; y coma de sus exquisitos frutos, son los sacrificios; los frutos deliciosos representan la flor de harina depurada de sus despojos. En el mismo orden de ideas, leemos en Levtico I, 17: es un holocausto, ofrenda consumada, aroma de sosiego para el Seor. A este respecto, los sabios ensean en la Torat Kohanim: holocausto, la vctima debe ser inmolada con la intencin de ofrecer un holocausto al dcimo atributo, holocausto que se eleva hasta su lugar de origen; ofrenda consumada con la intencin de aportar tales ofrendas, lo cual, desde la explicacin de nuestro maestro, el Piadoso, simboliza las cosas corporales; aroma con la intencin de ofrecer un aroma, las cosas corporales en las cosas espirituales; sosiego, en vistas del sosiego, espritu de expansin del retorno que es el escondrijo de su fuerza; para el Seor, segn la intencin de Aqul que cre el mundo. En pocas palabras, la intencin del sacrificio era que cada atributo hallara su subsistencia. Esta intencin presidi las ofrendas presentadas por los prncipes, los jefes de las tribus de Israel, en el momento de la consagracin del templo (Nmeros VII): doce cabras, doce carneros, doce corderos para el holocausto; doce machos cabros, en vistas al sacrificio por el pecado. En efecto, todo retorna al Espritu a travs de los canales, que suman un total de doce. En cuanto al total de ganado ofrecido en ese da en sacrificio de paz, fue, segn Nmeros VII, 88: veinticuatro toros, el ejrcito de la izquierda, atributo del rigor, que es veinticuatro, sesenta carneros, sesenta cabras, sesenta corderos, que se corresponden con los sesenta grados, sesenta valientes, sesenta reinos. La palabra que significa sosiego, denota tambin el descenso, pues la versin aramea, convierte el verbo hebreo que significa descenso en una palabra que se proxima a aqulla. Por medio de los sacrificios, el Espritu desciende y se une a las figuras santas; es el acercamiento que se realiza gracias a la operacin que, por esta razn, se designa por qorban, acercamiento. De todo esto cobra su sentido el final: Que mi amado penetre en su jardn, que coma sus exquisitos frutos. (V, 1): He entrado en mi jardn, oh hermana! esposa ma!,

he recogido mi mirra y mi blsamo, he comido la miel de mi panal, he bebido mi vino y mi leche. Comed amigos, bebed y embriagaos, amados mos! He recogido mi mirra y mi blsamo, el humo del incienso y el incienso de la oblacin. La miel de mi panal, sacrificios cotidianos y sacrificios suplementarios, sacrificios votivos y voluntarios, sacrificios para el pecado, sacrificios de reparacin, primognitos y diezmos. He bebido mi vino y mi leche, libaciones y partes de los sacrificios menores. Comed amigos, se trata de los sacerdotes; embriagaos, amados mos, se trata de la comunidad de Israel. As fue en tiempos de Salomn, cuando los israelitas no estaban confusos por las guerras, todos ellos justos, puros de pecado y de iniquidades, rindiendo culto jubilosamente y recibiendo la expiacin gracias a sus ofrendas; la Presencia resida entre ellos, y se senta dichosa como madre de sus hijos. El trmino Esposa aparece seis veces en este versculo; nmero que se corresponde con los seis Salomn que, en el Cantar de los Cantares, tienen valor de nombre divino. Esto es lo que sucede con el nombre de la Esposa, pues su naturaleza ntima consiste en la totalidad que integra los senderos y se encuentra sellada por el todo. (V, 2) Yo dorma, pero mi corazn estaba en vela. Y se oy la voz de mi amado que llamaba. breme hermana ma, mi amiga, paloma ma, perfecta! Porque est mi cabeza cubierta de roco y mis cabellos del relente de la noche. La Presencia dice: Yo dorma, en la cautividad de Babilonia, pero mi corazn estaba en vilo, a la espera del tiempo de la liberacin, cuando fuesen cumplidos setenta aos de las ruinas de Jerusaln, es decir, dieciocho aos despus de la visita encargada de marcar el trmino de los setenta aos acordados en Babilonia. Y se oy la voz de mi amado que llamaba: esta parte de la frase significa de forma figurada la Gloria, que incit a los profetas a predicar el retorno de Babilonia a Jerusaln. Est mi cabeza cubierta de roco, hace ya mucho tiempo que habito fuera mi casa. E Israel responde: (V, 3) Ya me despoj de mi tnica, acaso debo volvrmela a poner? Ya lav mis pies, acaso los debo volver a ensuciar? Me despoj de mi tnica, ya me despoj de mis engalanamientos; esta expresin designa de forma figurada la huida de la Gloria que en otros tiempos residi en mi seno. Ya lav mis pies: me he establecido aqu, he construido casas, he plantado jardines y huertos, acaso debo irme ahora de aqu? (V, 4) Mi amado pas su mano por la hendidura de la puerta, y de repente mis entraas se estremecieron. La Gloria ha enviado severos castigos desde el cielo porque no he credo en las palabras de los profetas que predicaban el retorno70 ; entonces vi que estas calamidades eran fruto del pecado! (V, 5) Me levant para abrir a mi amado y mis manos destilaban mirra...

Me levant, figuradamente, para significar que una parte del pueblo cumpli el retorno. Mis manos destilaban mirra: termin con xito la reconstruccin del templo, tal y como leemos en Esdras VII, 14: los ancianos de los judos continuaron con xito la construccin, bajo la inspiracin de Ageo el profeta, y de Zacaras, hijo de Iddo. (V, 6) Abr la puerta a mi amado pero mi amado haba desaparecido, y pas de largo. Abr, expresin figurada que se refiere a la reconstruccin del templo, pero mi amado haba desaparecido, pasando de largo: la Presencia dej de residir entre ellos y la profeca ces en Israel. En efecto, el final de la visin tuvo lugar cuarenta aos despus de la reconstruccin del templo, segn lo ensean nuestros sabios en el Seder Olam. Alejandro de Macedonia muri tras reinar doce aos; hasta entonces los profetas haban profetizado bajo la mocin del Espritu Santo; de ahora en adelante permanece atento y escucha las palabras de los sabios. Y en el tratado de Yoma 21b: Exhortando a los judos a reconstruir el Templo, Ageo (I, 8) habla as en el nombre del Seor: ... reedificad la casa, lo agradecer y ser con ello honrado. La grafa de este ltimo verbo alude a las cinco cosas cuya ausencia distingue al segundo templo del primero: el arca, los urim y tumim, el aceite de uncin, el fuego y la Presencia. sta es la lectura correcta del pasaje. Por esta razn, contina Israel, con la huida de la Presencia llegaron a m numerosas y graves calamidades de manos de (V, 7) las patrullas que rondaban la ciudad, de los ngeles que rodean el trono de Gloria y que son los ejecutores de los decretos divinos. Por ello, segn el mismo orden de ideas, en el captulo 24 del Pirq de Rab Eliezer, leemos: El Santo, bendito sea, habl as a los setenta ngeles que rodean el trono de Gloria (Gnesis XI, 7): Vayamos, descendamos y confundamos aqu mismo su lenguaje. En el mismo versculo (estos ngeles) son llamados: guardianes de los muros. Todo esto representa figuradamente las calamidades y las persecuciones que sufri la nacin juda por parte de los reyes de Yavn durante el periodo del segundo templo. Debes saber que, segn el decreto divino, cuatro reinos deben sojuzgar a Israel; la servidumbre de Egipto no se cuenta en este nmero, pues en esta poca los israelitas an no formaban una nacin; no fueron llamados pueblo del Seor hasta el momento de entrar en tierra prometida y edificar el templo. Estos cuatro reinos fueron mostrados a Abraham, y mas tarde a Daniel. El triple becerro simboliza a Babilonia, es decir, a Nabucodonosor, rey de Babilonia. La triple cabra es Yavn, es decir, Alejandro de Macedonia, el macho cabro de la visin de Daniel (VIII, 5). El triple carnero, es la Media, es decir, Senaquerib, rey de Asiria, de acuerdo con el texto de Daniel VIII, 4: yo vi al carnero dirigir sus cuernos hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur. La trtola es Roma, tambin llamada Edom. El rey de Babilonia es triple, pues de esta raza han surgido tres reyes: Nabucodonosor, Evil Merodak y Baltasar; todo esto es confirmado por un pasaje de Jeremas (XXVII; 7): y

todas las naciones se le sometern, y tambin a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta que llegue el tiempo de su tierra. Yavn es triple macho cabro, pues Alejandro, rey del norte, conquist las otras tres naciones del mundo habitado sometindolas a su dominio, bajo la mirada del monarca universal que haba sido Nabucodonosor, de lo que da testimonio Isaas (XIV; 9): hizo levantar de su trono a todos los reyes de las naciones. El triple carnero figura la Media, cuyos dinastas fueron los reyes de Asiria Ciro y Daro, de lo que da testimonio un pasaje de Esdras (VI, 22): y celebraron con jbilo, durante siete das, la fiesta de los cimos, pues el Seor los haba consolado y haba dispuesto en su favor el corazn del rey de Asiria para sujetar sus manos a la tarea de la casa de Dios... Como estos reyes eran del linaje de Sem, les fue ordenado que el templo fuese reconstruido bajo su autoridad, despues del fallido intento de Senaquerib para destruirlo71 . El carnero es triple por otra razn: los reyes que simboliza haban sido antes reyes de Oriente, y despus conquistaron las otras tres regiones. Muchos pasajes de la Escritura dan testimonio de ello, as Isaas XLVI, 11: Yo llamo de Oriente al ave de presa, y (XLI, 2): A quin ha suscitado de Oriente? Y en Daniel VIII, 4 leemos: Vi al carnero dirigir la cornamenta hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur. Finalmente, en II Crnicas XXXVI, 23: As ha hablado Ciro, rey de Persia: el Seor, Dios de los cielos, me ha donado todos los reinos de la tierra. La trtola es el smbolo de Roma, la infame. Es la cuarta bestia, formidable, poderosa, que fue mostrada en visin a Daniel. El visionario quiso ser instruido sobre ella (Daniel VII, 16 y 23): Me aproxim a uno de los que estaban all y le pregunt acerca de la verdad de todo aquello (...) la cuarta bestia es un cuarto reino sobre la tierra, distinto del resto de los reinos, devorar toda la tierra, la hollar y la desmenuzar. De este texto Rab Yohanan da la siguiente interpretacin (Aboda Zara 2b): La reputacin de Roma se expandi por todo el universo. He aqu el orden cronolgico en el que los israelitas cayeron bajo estas dominaciones. Senaquerib, rey de Asiria, tambin llamado rey de Media, haba deportado a las diez tribus (2 Reyes, XVIII, 11): las instal en Halah, sobre el Habor, ro de Gozn y en las ciudades de los medos. Al cabo de algn tiempo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, deport las tribus de Jud y de Benjamn. El profeta Isaas ya haba predicho la cada de Babilonia por el dominio de los medos y la liberacin de Israel bajo el reinado de Ciro. A este propsito, leemos en Isaas XIII, 17, XIV, 3-4, XLV, 1 y 13): He aqu que yo suscito contra ellos a los medos, que no suean con la plata (...) el da que el Seor te consuele de tu penar, de tus tormentos y de la dura servidumbre, entonars esta stira sobre el rey de Babilonia (...) as habla el Seor a su ungido, a Ciro, al que l ha tomado por la mano derecha (...) l reconstruir mi ciudad. Y la realizacin de estas profecas est relatada en el libro de Daniel (V, 30, VI, 1): En esa noche, el rey caldeo Balatasar fue asesinado, y Daro el medo recibi el reino. Rein durante un ao con el fin de completar los setenta aos del imperio de Babilonia. Durante el primer ao del reinado de Ciro, Israel fue liberado quedando sometido al dominio de los reyes de los medos. A continuacin surgi el rey de Yavn, constituyndose el reino de Alejandro de Macedonia, llamado triple cabra en el Gnesis, y macho cabro en la profeca de Daniel. Alejandro hizo la guerra con el carnero, smbolo de los reyes de los medos en la persona de Daro el Persa, al que hizo pasar por el filo de la espada, tal y como est dicho

en Daniel VIII, 7: el carnero no tuvo fuerza suficiente para resistirse a l. Los israelitas, tanto los de Babilonia como los de Jerusaln, quedaron sometidos al dominio de los reyes de Yavn, los cuales conservaron el poder sobre ellos durante ciento ochenta aos, y el templo permaneci durante todo este periodo. Entonces se desat la guerra entre los griegos y Roma, segn nos lo ensea una tradicin consignada en el tratado de Aboda Zara 8b: Los romanos libraron treinta y dos batallas a los griegos, pero no pudieron vencerlos hasta que se aliaron con los israelitas. En la poca del segundo templo, los israelitas se revelaron contra los griegos y pasaron a ser dominados por los romanos. Despus de veintisis aos de alianza leal, stos ltimos atacaron a los primeros y destruyeron el segundo templo. El imperio de Yavn se dobleg ante la la empresa de Roma, y el hijo de David no vendr hasta que el imperio haya extendido su dominio sobre toda la tierra, expansin que durar nueve meses, como los tres imperios precedentes. Por este motivo los sabios instituyeron la norma de beber cuatro copas de vino, como alusin a los cuatro verbos que expresan la liberacin anunciada al principio del versculo Vayer (xodo VI, 6-7) y que comunica a Israel el final del dominio para ser liberado de la servidumbre a la que estuvo sometido por los cuatro imperios. He escrito todo esto porque he visto en el Gnesis Rabba, que el triple carnero sera Yavn, interpretacin que es apoyada por el agadista citando al carnero de los dos cuernos de Daniel VIII, 3. Segn mi opinin, hay aqu un error o alteracin del texto, pues en Daniel VIII, 20 se dice explcitamente que este animal simboliza los reyes de los medos y de los persas. He explicado adems, a propsito de los cuatro trminos que expresan la liberacin, por qu son contados en el nmero de cuatro, ni ms ni menos. Por otra parte he visto que un comentarista, apartndose de las enseanzas de nuestros doctores, considera que la cuarta bestia de la visin de Daniel es el smbolo del imperio de Ismael; la razn que da para ello es que este imperio, vasto y grande, se ha extendido sobre la mayor parte de la tierra habitada; por otra parte encuentra dificultades en considerar Yavn y Roma como dos imperios, pues no constituyen sino una sola nacin, segn Gnesis X, 4: Hijos de Yavn: Elisha, Tarsis, los Kittim, los Dananeos. Sin embargo, la interpretacin a tener en cuenta es la de nuestros doctores, pues al nombrar al imperio de Babilonia, el autor sagrado incluye en l a todos los reinos de Ismael, siendo el imperio de Babilonia el dominador y los reinos de Ismael los sujetos dciles. En cuanto al segundo argumento, si bien es cierto que Yavn y Roma forman una sola nacin, en otro tiempo ambos imperios estaban en guerra, como sucedi con los reyes de Jud e Israel, jefes de una sola nacin que, no obstante, estaba dividida en dos reinos. Al respecto de la cuarta bestia, est escrito en Daniel VII, 25-27: Ella proferir palabras contra el Altsimo, es decir, que ella dirigir a la Divinidad palabras que no conviene pronunciar, a saber, las palabras de los adeptos de Jess, hijo de Pantera. Y pondr a prueba a los santos del Altsimo, a causa de la fe, pues lo colgaron a fin de reducir al enemigo y al rebelde (cifrado Salmos VIII, 3); ella intentar cambiar los tiempos y la ley, alusin a los ladrones que intentan apropiarse de las palabras de la Torah y cambian las verdaderas fiestas por sus falsas solemnidades, a los sacerdotes aarnidos por servidores de dolos, y los diez mandamientos por su Evangelio; sern liberados de sus manos, pues no llegar la liberacin para Israel hasta que Roma sea vencida, tal y como est escrito en Daniel VII, 11, 13-14: su cuerpo ser destruido y librado al fuego, y contina, Mientras lo contemplaba... vi entre las nubes del cielo a uno que pareca un hijo de hombre... a l le fue otorgado el imperio, el honor y el reino...

(V, 8-16): Yo os conjuro... Todo esto simboliza la huida de la Gloria y las lamentaciones de la Presencia. Qu tiene tu amado entre los dems amados?... los setenta tronos de realeza72 . Mi amado es fresco y colorado... Los sabios ensean en el Midrash del Cantar: Mi amado es fresco y colorado: su aspecto integra el rojo, el negro, el amarillo y el blanco; tal es el aspecto del Santo, bendito sea, parecido al arco que aparece en las nubes (Ezequiel, I, 28). Se distingue entre diez mil, Se encuentra cercado por el campo de Dios y por miradas de seres sobrenaturales, y l se distingue entre sus ejrcitos y se reconoce entre sus campos, segn resaltaron nuestros sabios a propsito de la estancia de Rabb Akiba en el Paraso73 : Cul es la interpretacin que explica cmo pudo escapar de la suerte trgica de sus tres cofrades? Conviene reflexionar acerca de Isaas XLVII, 4 y XLVIII, 2: YHWH Sabaoth es su Nombre, destacndose entre su ejrcito. Su cabeza es de oro puro... ceido, coronado, ornado. Sus cabellos como renuevos de palmas, negros como el cuervo. Esto es lo que dice el salmista (Salmos XVIII, 12): Con las tinieblas teji su velo, la tienda que l rodea es tiniebla de agua, espesura de nubes, porque las tinieblas nacen del agua. Nuestros sabios lo ensean en xodo Rabba 15, 22: Las aguas preadas infantaron la tiniebla. Sus ojos son como palomas, los ojos del Seor que recorren toda la tierra. Sobre riachuelos de agua, sobre las repletas fuentes de la Sabidura. Se baan en leche, son blancos y puros como la leche. Llenando por completo su rbita

cuya perfeccin y belleza son insuperables. Sus mejillas como un jardn de perfumes, smbolo del fulgor del Rostro que el hombre no puede ver sin perder la vida (cifr. xodo XXXIII, 20): ninguna criatura tiene la fuerza suficiente para subsistir sin esa luz. Jardn de perfumes, la Sabidura; a este respecto se dice en Proverbios XVI, 15: en la luz del rostro real est la vida, y en Nmeros VI, 25: el Seor irradi luz de su rostro para ti. Sus labios, como lirios, las seis direcciones espaciales son gobernadas por su palabra y por el soplo de su boca. que por todas partes destilan pursima mirra, stas son las palabras de la Torah en las que confan todas las naciones, como la mirra de buena calidad que pasa de un lugar a otro y que no tiene defecto alguno. y que no tienen igual, como los cedros: en el mismo orden de ideas, en Oseas XIV, 9 est dicho: yo soy como un verde ciprs. El Santo, bendito sea, tiene un rbol que presenta doce ramas, este-norte, este-sur, estearriba, este-abajo, oeste-sur, oeste-norte, oeste-arriba, oeste-abajo, sur-arriba, sur-abajo, norte-arriba, norte-abajo; estas ramas se prolongan hasta el infinito: son los brazos del universo. El soporte de las ramas es el rbol. A estas ramas les corresponden doce gobernantes74 . En el interior de la esfera tambin hay doce gobernantes, lo cual, junto con las ramas, da un total de treinta y seis gobernantes; cada uno de ellos tiene un prncipe, y esto es lo que se proclama en Eclesiasts V, 7: por encima de una autoridad, est velando otra autoridad. As pues, hay nueve prncipes para cada uno de los puntos cardinales, este, oeste, norte y sur, lo cual, segn otro sistema de reparto, da un total de doce para el Dragn, doce para la esfera, doce para el corazn...75 y de ellos extrae el corazn su subsistencia, y es el corazn el que les proporciona, a su vez, la suya76 . Cada una de las formas santas gobierna una nacin, y los israelitas, pueblo santo, han tomado por su parte la cima del rbol y su corazn. Qu es el corazn? Es el fruto esplndido de la cima; y para resaltar esta verdad los israelitas han tomado para ellos un fruto de rbol esplndido (cfr. Levtico, XXIII, 40): as como la palmera tiene sus ramas como contorno y el centro del ramaje en el medio, as han tomado los israelitas la cima del rbol, que es su corazn; en el orden del cuerpo, esto se corresponde con la columna vertebral, que es la parte principal del cuerpo. Pues rama, en hebreo lulab, es una palabra compuesta de dos trminos l lb (l tiene corazn), siendo el valor numrico de estas palabras de treinta y seis y treinta y dos respectivamente. El significado de treinta y seis ya nos es conocido. Treinta y dos es el nmero de los senderos de la Sabidura77 . Sobre cada uno de estos senderos est velando una forma, tal y como est escrito en Gnesis III, 24: y coloc delante del jardn de Edn a los querubines provistos de espadas de fuego fulgurantes para guardar el camino hacia el rbol de la vida.

Quines son estos guardianes? El versculo citado resalta las formas, y he aqu como debe ser entendido esto: l coloc las formas sobre esos senderos, que son anteriores al jardn de Edn y anteriores a los querubines, los cuales son a su vez anteriores a la llama de la espada fulgurante. Pero cmo puede ser admitida tal anterioridad? Sin embargo est escrito (Gnesis I, 6) que el cielo, que es fuego y agua, es anterior: que haya un firmamento en medio de las aguas que separe las aguas de las aguas, y ms adelante (Gnesis V, 8): y Dios llam al firmamento cielo. Por otra parte, sabemos que el cielo es fuego, pues est escrito (Deuteronomio IV, 24): pues el Seor tu Dios es un fuego devorador, un Dios celoso. En cuanto a la identidad del Santo, bendito sea, con el cielo, se desprende del texto de I Reyes VIII, 32: T, cielo, escucha! Es admisible que Salomn dirigiera su oracin a los cielos para que stos acogieran la plegaria de Israel? No, su oracin estaba dirigida a Aqul cuyo nombre es llamado sobre los cielos, tal y como se lee en I Reyes V, 27: He aqu que los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener. De aqu se desprende que cielo es el nombre del Santo, bendito sea. El cielo es pues, paradjicamente, fuego, pues desde vuestra actual exgesis est delante. Ved lo que es: es la fuerza que reside en las formas santas, la fuerza est delante y viene seguida de las formas. Pero, qu significa su fuerza? Otro pasaje de la Escritura elabora la respuesta (I Samuel II, 2): Nadie tan santo como el Seor, pues no hay nadie a excepcin de ti y no existe Formador 78 semejante a nuestro Dios. El versculo de Oseas al que nos hemos remitido se expresa mediante una imagen anloga: soy como un verde ciprs, de m procede tu fruto: las almas son el fruto del Santo, bendito sea. Y si Rabba cre un hombre79 , su colega Rabb Zera lo convirti en polvo, pues no estaba en l la fuerza del alma superior. (VI, 2) Mi amado ha bajado a su jardn, a los plantos de plantas aromticas, para apacentar su ganado en sus jardines y para recoger los lirios. Un objeto que describe un movimiento de rotacin no marca diferencias entre arriba y abajo: el descenso es idntico al ascenso, y el ascenso al descenso. Sin embargo el autor sagrado califica como descendente el movimiento del amado a causa del exilio, hacindole secretas alusiones mediante sus palabras.A qu jardn ha bajado el amado?, a los plantos de plantas aromticas, lugar en donde se expanden el buen olor y la emanacin, es decir, la Sabidura. Para apacentar su ganado, a fin de proveerse l mismo la subsistencia y dirigir el radiante fulgor hacia los jardines, que es tanto como decir la Presencia. Recoger los lirios significa dirigir el radiante fulgor de la Sabidura hacia las seis extremidades. Todo esto tiene lugar en el tiempo del exilio, cuando ya no hay ni sacrificio ni ofrenda; entonces las cosas espirituales tienden a ascender y a dirigirse hacia el lugar del que extraen su alimento. El profeta dice en este sentido (Isaas LVII, 1): a causa del mal el justo se desvanece. Por ello es necesario esforzarse en expandir y dirigir la bendicin hacia los padres, para que a su vez se dirija hacia los hijos. La expansin y la efusin dirigida, estn simbolizadas en nuestro pasaje con el trmino recoger. Nuestros doctores por su parte, han designado la expansin y manifestacin de las entidades mediante el trmino trasplante. Ellos nos ensean en Gnesis Rabba, a propsito de Gnesis II, 8, lo siguiente: El Seor, nuestro Dios, plant un jardn en Edn; conviene comparar este

versculo con el de Salmos CIV, 16: los rboles del Seor se sacian, los cedros del Lbano que plant. Rab Hanina explica: eran como litros de langostas; el Santo, bendito sea, las desarraig y las plant en el jardn de Edn. Comprende bien esta maravillosa parbola. El plantador siempre tiene necesidad de un pimpollo. De este modo han preexistido las entidades; su expansin y su efusin son comparadas con el desarraigo; su creacin y su crecimiento, en sus respectivos lugares, estn simbolizados por la implantacin. Pero estas plantas, plantas delicadas, necesitan ser irrigadas constantemente. Por ello dice el salmista: los rboles del Seor se sacian; reciben hasta la saciedad su vida, su agua, su fuerza vegetativa. En otras palabras, cada causa recibe de aqulla que le es superior: la vida recibe de la raz de la vida, el agua de la vida y la plantacin del agua. Se trata del proceso que ya hemos descrito: cada causa tiende a ascender y espera el flujo vital de aqulla que le es superior; cada atributo es receptor de otro atributo: la talla del grabado, el grabado del trazo, el trazo de lo oculto; cada uno se encuentra en el interior del otro, cada uno procede del otro, cada uno se encuentra ligado, unido al otro. El tema que acabamos de desarrollar ya lo habamos apuntado al principio del libro. Despus, en los versculos VI, 4-10 del Cantar, el autor retoma el elogio de la Presencia, ensalza sus cabellos, sus ojos, su frente. Las sesenta reinas del versculo VIII se remiten al mismo simbolismo que el versculo VII, 3: rodeada de lirios: la Presencia integra las seis extremidades y se halla sellada por el todo. Pero para entender el verdadero significado de este versculo, considero que ser bueno exponer en este lugar el tema de la obra de la creacin comentando el Salmo CIV: Oh alma ma, bendice al Seor!; Seor, mi Dios, sois tan grandioso..., salmo que desde el principio hasta el final trata de este tema. He aqu el sumario de este salmo: Gen. I, 3: Que se haga la luz. Sal. CIV, 2: Cubierto de luz como de un manto. Emanacin de esta luz a partir de la Nada. Gen. I, 6: Que haya un firmamento que separe las aguas de las aguas. Sal. CIV, 3: Por encima de las aguas construiste tus recmaras. Precisando por cuntas fases tuvo lugar esta separacin. Gen. I, 9: Que las aguas se renan en un lugar y aparezca lo seco. Sal. CIV, 5: T pones la tierra sobre sus bases. El tiempo fijado para ella. Gen I, 11: Produzca la tierra verdura Sal CIV, 14: T has hecho crecer la hierba para el ganado. Gen. I, 14: Que haya luminares. Sal. CIV, 19: T has creado la luna para marcar el tiempo. Gen. I, 16: E hizo Dios los dos luminares mayores.

Sal. CIV, 20: Pones las tinieblas y viene la noche. Sal. CIV, 22: El sol despierta, y se retiran a sus madrigueras para recostarse. Gen. I, 20: Que hiervan las aguas. Sal. CIV, 25: He aqu el gran mar de inmensa anchura y movimiento infinito. Gen. I, 27: Sexto da: Dios cre al hombre a su imagen y semejanza. Sal. CIV, 31: Que la Gloria del Seor sea para siempre. Gen. I, Sptimo da. Sal. CIV, 32: l mira la tierra y la hace temblar. es decir, sptimo milenio en el que el mundo ser devastado. Gen. I, De la beatitud de las almas en este milenio. Sal. CIV, 33: Quiero cantar al Seor mientras viva. Gen. I, De la abolicin de la mala inclinacin. Sal. CIV, 35: Los pecadores desaparecern de la faz de la tierra y no habr ms impos. Explicar este salmo junto con el relato de la creacin: los inteligentes comprendern. Versculo 1: Seor, mi Dios, eres tan grandioso... Alusin al esplendor de la Sabidura que se dispersa con abundancia por todas partes; de esta expansin toman su alimento las causas intermedias y lejanas. Vestido de magnificencia y majestad. La Sabidura se ha aproximado hasta ti, no existe sin ti y t no existes sin ella. ste era el estado de cosas antes de la creacin del mundo, cuando el Santo, bendito sea, estaba solo en su universo y las entidades permanecan latentes en las profundidades de la Sabidura. A continuacin el salmista precisa y expone cmo tuvo lugar la creacin de los dos mundos. Versculo 2: Cubierto de luz como de un manto. Entiende con ello el flujo de la Sabidura que rodea el todo. Cubierto significa que recibe el esplendor de aquella expansin, y que gracias a la difusin de esta luz comienza a irradiar la luz, una de las cosas que emanaron el primer da, todas juntas, sin separacin: cielos y tierra, tohu y bohu, tienieblas, luz, aire y agua, el atributo del da y el atributo de la noche. Este es el sentido de Gnesis I, 2: la tierra era TOHU y BOHU. Tohu es una cosa que no tiene forma; Bohu es aquello que cubre a Tohu, de manera que este ltimo recibe una forma ms sutil que el aire. El texto de Gnesis contina: tinieblas sobre la superficie del abismo, profundidad de arriba, profundidad de abajo. El espritu de Dios, el espritu del Mesas, espritu de Sabidura y discernimiento (Isaas XI, 2), flotando sobre las aguas, cubre el todo; aqu se encuentra todo lo que eman el primer da, tal y como lo ensean nuestros doctores: En la primera hora su polvo fue hacinado. Al decir (Gnesis I, 3) Que se haga la luz, la Escritura expresa la misma verdad que expresan los sabios cuando dicen: Dios se envolvi con aquella luz; pero este punto ya ha sido aclarado. Constatamos que, en la primera seccin, la palabra luz est escrita cinco veces, y en la segunda, la palabra agua tambin est escrita cinco veces. Es decir, que hubo cinco gotas de agua conteniendo cinco gotas de luz, que no son sino las cinco voces que intervinieron

en el momento de la revelacin de la Torah. Por eso est dicho: y vio Dios que era bueno; en otras palabras, la luz fue encendida del mismo modo que una lmpara enciende otra lmpara, y las entidades recibieron la fuerza para expandirse y actuar. Dios separ la luz de las tinieblas. Delimit para ambas su proceso y expansin; ste es el significado de: Que se haga la luz, y la luz fue, espejo transparente y espejo opaco; a propsito de la luz y de las tinieblas est dicho: y vio Dios que era bueno, lo cual tambin se explica como sigue: Y Dios llam da a la luz y a las tinieblas noche: dirigi hacia la luz la corriente de la fuerza del atributo da, y hacia la noche la del atributo noche. Da primero: todo estaba an unido, mas todo ello fue expansin de entidad. Segn otra explicacin: Y hubo tarde: espejo opaco; y hubo maana: espejo transparente; Da primero: nico, unificado en sus nombres. Versculo 3. Al texto de Gnesis I, 6: Que haya un firmamento... responde: Sobre las aguas construy sus recmaras. Que haya un firmamento que se extienda por el interior de las aguas como el alma se expande en la forma. El segundo da Dios oper la delimitacin local; por eso a propsito de este da no se dice: y vio Dios ser bueno, pues la obra del atributo de la bondad del Santo, bendito sea, an no estaba finalizada. Esto es lo que significa: que se separen las aguas de las aguas. Este texto implica dos separaciones: aguas superiores, simblicamente llamadas machos, y aguas inferiores, hembras. Los detalles son numerosos y la suma es incalculable. Es por ello que dice el salmista: sobre las aguas construy sus recmaras, idea que es formulada por el profeta Ams en trminos similares (Ams IX, 6): l construy en los cielos sus altas moradas, pues los cielos estn constiuidos por grados superpuestos; y, por su parte, el Eclesiasts expresa la misma idea cuando escribe (Eclesiasts V, 7): Por encima de una autoridad est velando otra autoridad, y aun otras ms altas por encima de ellas. Todas aquellas cosas han tomado forma, la una en el interior de la otra. As pues, la mitad de las aguas se encuentran arriba y la otra mitad abajo, a ejemplo de la Presencia que est arriba y abajo. Estas entidades son los dieciocho mil mundos a los que alude David (Salmos LXVIII, 18): la caballera de Dios es de dos miradas menos dos mil. Despus de haber anunciado dos miradas, es decir, veinte mil mundos, sustrajo de stos dos mil, pues son nada; todos estos textos concuerdan maravillosamente, pues los mundos en cuestin son, en efecto, dos miradas, pero los dos mil no es necesario hacerlos figurar en la cuenta, pues son nada. Mas se sabe que cada uno de los mundos consiste en mil generaciones, por eso los mundos son dieciocho mil. Aqu reside el misterio de la Sabidura, y es por ello que el verbo l dijo slo es enunciado nueve veces en el relato de la creacin; el dcimo verbo creador tan slo es sugerido en la palabra Bereshit, pues no conviene mencionarlo explcitamente. Que hace de las nubes su carro. Las separaciones operadas en el seno de las aguas superiores forman un total de setenta, exceptuando lo que les es intrnseco. Con las aguas superiores se corresponden las aguas inferiores, que se encuentran selladas por las primeras y que son llamadas por un solo nombre, lo cual da un total de setenta y dos, verdad que simboliza el valor numrico de la palabra nube. En efecto, las cinco voces se encuentran divididas en siete extremidades espaciales, dejando aparte la extremidad intrnseca, espiritual, que mantiene al todo y que contiene a seis, cada una de ellas denaria. Por eso y vio Dios ser bueno aparece seis veces en el relato de la creacin. El mismo tema se evoca en Cantar VI, 8: hay setenta esposas reales y en III, 7: setenta valientes le rodean, segn explicaremos. Con la extremidad intrnseca, espiritual, suman un total de setenta y uno. He aqu el conjunto de las divisiones creadas el segundo da, delimitaciones y divisiones de lugar. Tal y como han dicho los sabios a propsito del primer hombre: En la segunda

hora, amas Dios el barro del que fue modelado, tal que un hombre reconstruyendo un paraje arruinado, sealando el emplazamiento de las estancias y habitaciones. A continuacin el texto ofrece indicaciones complementarias acerca de la razn de ser de estas divisiones. Y se desplaza sobre las alas del viento. El Santo, bendito sea, se manifiesta y se desplaza en el universo, y sus huellas son reconocibles a travs de los atributos con los que obra, del mismo modo que las operaciones del alma se revelan a travs del cuerpo. ste es el sentido de Gnesis I, 8: Y Dios llam al firmamento cielo; todos los nombres estn contenidos en la palabra cielo, tal y como est escrito en I Reyes VIII, 34: Y t entenders, cielo, y en Gnesis XXIV, 7: Seor, Dios del cielo, y an en Deuteronomio XXXIII, 26: l cabalga sobre el cielo. Versculo 4: Que convierte en espritus a sus ngeles. Se trata de los ngeles creados el segundo da; son los ejrcitos que permanecen en el palacio exterior, y a causa de los cuales Dios es llamado Dios de los Ejrcitos; estos ngeles ni cambian ni desaparecen, a diferencia de aqullos que fueron creados en el quinto da, segn vamos a explicar. Al versculo: Que las aguas que estn bajo el cielo se renan en un lugar y aparezca lo seco, el salmista hace corresponder su salmo CIV, 10: l hace brotar fuentes en los torrentes, flujo dirigido de las aguas hacia el mar de la Sabidura. Versculo 5: Y el salmista contina: l ha puesto la tierra sobre sus bases. Ellas aparecieron y, esta vez, su separacin fue real. Por ello el Gnesis enuncia aqu la frmula: y vio Dios ser bueno, para completar lo que fue omitido el segundo da.Correlativamente, a propsito del primer hombre se ha dicho: En la tercera hora lo form. Es el significado de: que aparezca lo seco, pues se encontraba sumergido por completo en las aguas sin poderse manifestar. A esto corresponde en el salterio: l ha puesto la tierra sobre sus bases, firme, es decir, para el tiempo fijado para su duracin, siglos de siglos, mil generaciones, que es tanto como decir cincuenta mil aos, ya que una generacin supone cincuenta aos. Versculo 6: Con el abismo le cubres para vestirle, pues el abismo es al universo lo que la tapadera es a la marmita. Cosa que se expresa as: sobre las montaas se mantenan las aguas. Y cmo pueden reunirse en un solo lugar? Por la amenaza. Versculo 7: Huyen ante tu amenaza, tal y como est dicho en salmos XXIX, 3: Clamor del Seor sobre las aguas, el Dios de Gloria es atronador, el Seor por encima de las grandes aguas. Por ello este ltimo versculo enuncia dos veces la palabra aguas. Versculo 8: Saltan sobre las montaas y descienden por los valles hacia el lugar que T les has asignado. Se trata del ocano. ste es el sentido de Gnesis I, 10: Dios llam a lo rido tierra: dirigi hacia lo seco el flujo de la Voluntad, que es el fin del Pensamiento. rido designa, en efecto, la tierra que no lleva frutos. As pues, rido, en este verso, es una sntesis de todas las cosas a las que Dios dirigi el flujo del Pensamiento. Que las aguas se renan, que se formen los canales a travs de los cuales circular el ro nacido de Edn en el quinto da para irrigar el jardn. En este momento del desarrollo del relato de la creacin, las aguas an no haban aparecido en los canales, pues stos estaban tan slo en potencia y an no se haban expandido. Y dado que estos canales constituyen un dispositivo para la expansin de las fuentes, el salmista dice: Versculos 10-11: T haces brotar fuentes de los torrentes que caminan entre las montaas, fuentes que abrevan a todos los animales de los campos; se trata del Animal conocido, tal y como est dicho en Gnesis II, 10: un ro sali de Edn para regar el jardn.

Los onagros apagan su sed. El salmista concede el nombre de onagros a los siervos encargados de los quehaceres del mundo, cada uno segn las rdenes que recibe; la misma idea ser expresada ms adelante (versculo 21): los cachorros de los leones rugen a su presa. Este pasaje corresponde en el Gnesis: a la reunin de las aguas la llam mares, l dirigi el flujo de la lnea media, que obtiene su nutricin de la fuente del mismo modo que la columna vertebral obtiene la suya del cerebro, hacia el atributo de la noche. El Eclesiasts I, 7, reprende esta enseanza: todos los ros se dirigen al mar, todos los canales se encaminan desde el atributo del da hasta el atributo de la noche pasando por el fundamento del mundo. Versculo 12: El pjaro del cielo mora cerca de ellos, cerca de los dos atributos en cuestin, los cuales aseguran la subsistencia de los ngeles de servicio. Entre las hojas eleva su voz. Se trata de las voces que proceden de los setenta nombres, la voz es la voz sutil, intrnseca, que se corresponde con la nacin nica; con esa voz que conforma la fuerza especial de Israel, se alcanza el nmero setenta y uno. Versculo 13: Desde sus recmaras abreva las montaas. Abreva las montaas porque las hierbas y las plantas no surgieron antes de la cada de las lluvias. E inmediatamente despus: Versculos 13b y 14a: Quien hizo crecer la hierba para el ganado, del fruto de tus obras se saci la tierra. El sentido simblico de todo esto nos indica que esas recmaras, esos venerables palacios que costituyen los primeros elementos espirituales, son la causa de la lluvia en el mundo, siendo esto el fruto de las obras de las que hablamos. Estos elementos son, en efecto, la causa de la generacin y de la corrupcin que se da en el mundo, causa de la luz y de la oscuridad y, finalmente, causa de la produccin del vapor terrestre del que procede la lluvia. La tierra de Israel bebi de las aguas intrnsecas y puras, porque esta tierra se corresponde con la lnea media intrnseca, mientras que el resto del universo no bebe sino del residuo. En este mismo sentido se expresa la Escritura en otros lugares (Ams IX, 6): l construye en los cielos sus recmaras y funda su bveda sobre la tierra; llama a las aguas del mar y las esparce sobre la tierra. Tras hablar de las estancias del cielo, este texto menciona que la lluvia es causada por ellas. Y en otro texto (Job XXVIII, 24-26): Pues su vista alcanza hasta los extremos de la tierra, ve todo lo que est bajo los cielos; le dio peso a los vientos, afor las aguas con medida, impuso leyes a las lluvias y marc los caminos de las fulminantes tempestades. Estos textos prueban que la lluvia es enviada por la causalidad instrumental de los primeros elementos. Por ello dice el Salmista (XLII, 8): un abismo llama a otro abismo a la voz de tus canales; comprende esto. Que la tierra produzca verdura, concesin de una fuerza y de un astro a cada uno de los seres derivados, a lo que el salmista responde: T haces crecer la hierba para el ganado. Despus de decir que la lluvia es enviada por la causalidad instrumental de los primeros elementos, dice que el crecimiento de las hierbas y las plantas es causado por las fuerzas que se acercan a ellas; pero no son las hierbas de abajo el objeto de acercamiento de la fuerza, sino las del mundo invisible. Esta fuerza es la causa de su germinacin, de su crecimiento y de su expansin, gracias a ella subsiste la planta. El salmista aade: Versculos 14-15: Las plantas para el uso del hombre... el vino que alegra el corazn del mortal... y el pan que le sostiene. Es decir, ensea que la verdura y las hierbas que son alimento para el hombre, las bebidas que alegran su corazn, igual que los pjaros y los minerales (las rocas del versculo 18), las altas montaas y todos los seres vivos y

sensibles tienen necesidad de los primeros elementos, que son los arrieros de todos los seres derivados. Versculo 16: Los rboles del Seor se sacian, son los primeros en saciarse de la fuente de la vida; de la irrigacin que han recibido, proveern acto seguido las necesidades de todo ser, sensible o no. Los cedros del Lbano que ha plantado. Son las entidades sutiles, segn hemos explicado. Y ste es el significado de (versculo 17): All anidan los gorriones... las cabras montesas en las altas montaas.... los gerbos al abrigo de las rocas. El salmista est enseando que toda cosa toma la vida y se alimenta de los primeros elementos que aparecieron y se manifestaron el tercer da; en su naturaleza, la Voluntad primordial, eterna, instituy la orden de ejercer dominio sobre la tierra; todos los seres vivos son acercados a estos elementos, recibiendo de ellos su subsistencia, y con miras a ellos alcanzan su fin para retornar. Por ello aqu se dice: Y vio Dios ser bueno. Al versculo de Gnesis I, 14: Que haya luminares, responde (versculo 19): l cre la luna para marcar el tiempo. La palabra que haya simboliza el flujo de la Sabidura, trmino que no es empleado en el relato de la creacin sino para hablar de las cosas intrnsecas: luz (Gnesis I, 3), firmamento (I, 6), luminares (I, 14). Su empleo expresa la prescripcin que sigue: que lo que carezca de forma sea iluminado, que la virtud de su forma, es decir, su alma, sea manifiesta, tal y como ha sido dicho a propsito del primer hombre: En la cuarta hora le fue infundida el alma. Entonces recibieron su luz el sol y la luna, que recibieron el encargo de iluminar en el lugar de la luz creada el primer da, cuando sta ltima fue ocultada a la vista de los siete das. Que haya luminares, eternidades del mundo, para iluminar la tierra, tal y como est dicho (Salmos XCVII, 11): la luz es sembrada para el justo. Dios hizo los dos luminares mayores, el gran luminar, para dominar sobre el da, situndolo a la cabeza de los siervos encargados del da, y el pequeo luminar para dominar sobre la noche, confindole el gobierno de los siervos encargados de la direccin de la noche. A este texto de Gnesis I, 16, se corresponde: Versculo 20: Pones las tinieblas y viene la noche, y por ella caminan errantes todas las bestias de los bosques. Es el animal conocido que domina durante la noche y a quien los siervos encargados de la noche solicitan mandatos y tareas. Versculo 21: los cachorros de los leones rugen a su presa y le reclaman a Dios su alimento, en otras palabras, le piden que les sea enviado el flujo y ser dirigidos por l a fin de que pueda subsistir la cosa a la que han sido encomendados. Este tema est ilustrado por Proverbios XXXI, 15: Ella se levanta cuando an es de noche y distribuye el alimento a sus sirvientes y las tareas a sus criadas. Versculo 22: El sol se despierta y se retiran a sus madrigueras para recostarse, a saber, los siervos que operan la noche y aqul que les dirige. Versculo 23: El hombre sale entonces para ejercer su labor, entended por hombre al atributo del da, cumplir su trabajo hasta el anochecer, labor propia del atributo de la noche; por ello, en el pasaje correspondiente del Gnesis se dice: y vio Dios ser bueno, a propsito del alumbramiento de la luz, con vistas a la recepcin de la virtud del alma. Aqu encuentra su trmino la obra, que queda cumplida el cuarto da por la constitucin del atributo del da y el de la noche. En otras palabras, todos los seres vivos son conjuntados a estos atributos mediante un lazo vital: de ellos proceden y son ellos los que les gobiernan, igual que un seor domina a su sirviente, el uno ejerciendo su dominio durante el da y el otro durante la noche. El salmista tambin confirma esto mediante las palabras siguientes:

Versculo 24: Cun numerosas son tus obras Seor! Y todas las has hecho con Sabidura! La tierra est henchida por tu riqueza. A partir de ahora comienza a hablar de la expansin de la Voluntad, expansin que se dirige hacia todos los seres derivados que fueron creados en el mar de la Sabidura, as como de la finalizacin del edificio con su venida al ser y del brote de las fuentes que han comenzado a difundirse en el quinto da, de acuerdo con la direccin del mar de la Sabidura. Al pasaje del Gnesis I, 20: Que hiervan las aguas, el salmista responde (versculo 25): He aqu el gran mar de vastos brazos, y el movimiento inmenso de los animales, pequeos y grandes; rostro de querubn, rostro de hombre, y el querubn presenta figura de nio. Lo que se dice en Gnesis I, 20: pjaros volando, simboliza los dos querubines que conducen el flujo benfico, atributo del sur y atributo del norte; a este respecto el Cantar IV, 16, dice: Levntate Aquiln, acude a m Autan, soplad sobre mi jardn, segn el sentido que ya ha sido explicado. Quiere decir que el cielo y la tierra cumplen su obra, y la fuerza de los dos atributos se expande sobre ellos en abundancia. Y el salmista contina: Versculo 26: Por l circulan los barcos, se trata de los canales creados el tercer da. En Proverbios XXXI, 14, se responde a este punto como sigue: es como la nave de un comerciante, que trae de lejos sus vveres. A travs de estos canales, las fuentes y los ros se dirigen hacia este mar en el que adquieren su forma. Dios cre las grandes serpientes del mar (Gnesis I, 21). Se trata de los cuatro campos de ngeles que rodean la Presencia del Santo, bendito sea, para alabarla y exaltarla mediante cnticos y alabanzas. El salmista expresa esta idea diciendo: y el Leviatn que t crears como juego. Y contina el Gnesis: y todos los seres que se deslizan y se mueven. Se trata del animal de cuatro rostros, faz de hombre, faz de len, faz de buey y faz de querubn. Cada rostro comporta cuatro faces y cuatro alas, estando desplegadas estas ltimas por encima de los rostros: su aspecto y apariencia son similares a los del fuego. En el interior del fuego rojo se encuentra un fuego negro, y a ste ltimo se refiere el libro del profeta Ezequiel (X, 20): ste es el animal que vi bajo el Dios de Israel, cerca del ro Kebar, y comprend que se trataba de los querubines. Por esta razn el Gnesis dice: que se muevan en las aguas segn su especie, y el mismo texto los denomina con el nombre de animal, pues sus cuerpos estn unidos, pero sus rostros y sus alas se encuentran separados; en efecto, segn el texto del profeta, todos tienen rostros. Por ello contina el Gnesis: y todo voltil, los ngeles creados en el quinto da. Estos ngeles son agrupados segn un orden jerrquico, pues hay un fuego que rechaza al fuego, y un fuego que devora al fuego; otros son agua, otros viento, y las misiones que cumplen se corresponden con el elemento del que han surgido. El ngel encargado con una misin de clemencia surgi del agua, el que fue enviado para la justicia, del fuego. sta es la razn por la que un mismo ngel no recibe al mismo tiempo la misin de la clemencia y de la justicia. El Gnesis (I, 22) contina: Dios los bendijo diciendo: Sed fecundos, multiplicaos y llenad el agua de los mares, texto que se dilucida en Eclesiasts XI, 5: como los huesos en la matriz de la que est encinta, pues no han salido del mar de la Sabidura antes del sexto da, cuando fue dicho (Gnesis I, 24): Que la tierra produzca seres vivos segn su especie. En cuanto a los ngeles creados el quinto da, desaparecieron tras entonar su canto, como la chispa en la superficie de la brasa, pues su causa es extrnseca, su fuerza decreciente y son incapaces de mantenerse ante su Creador; regresando peridicamente a la

existencia, recitan su canto y se van. Es la idea expresada en Lamentaciones III, 23: se renuevan cada maana, grande es tu fidelidad. Sobre este tema, el salmista canta (versculos 27-30): Todos esperan en ti que les sea dado su alimento a su debido tiempo, el flujo que les hace subsistir. T se lo concedes y ellos se renen; abres tu mano y se sacian de lo que es bueno. Ocultas tu rostro y son aniquilados, retiras su aliento y expiran... Envas tu soplo y son creados... He aqu todo lo que he creado para ti. Por esta razn se dice en este lugar: y vio Dios ser bueno; paralelamente la Agadda expresa la misma idea: En la quinta hora se enderez sobre sus pies. A propsito del sexto da, el Gnesis I, 24, dice: Que la tierra produzca, que produzca los seres derivados; y con ellos se manifiesta el espritu del Primer Hombre. En Gnesis I, 27: Dios cre al hombre, queda indicada la finalizacin del edificio, de los seres que derivan de l, de sus fuerzas, del lazo que une sus dos extremidades y de su gobierno, a lo cual el Salmista responde: Versculo 31: Del mundo es la Gloria de YHWH, pues jams hubo plenitud de Nombre antes de la creacin del hombre hecho a la imagen de Dios. El sello recibi tambin su trmino, por lo que el profeta le dice al prncipe de Tiro (Ezequiel XXVIII, 12): Eres un sello de perfeccin, es decir, has alcanzado el grado del Primer Hombre, el cual dio trmino a las diez sefirot. La palabra toknit significa cuenta, como en xodo V, 19: la cuenta (token) de los ladrillos que deberis entregar. A este propsito, el salmista exclama: Del mundo es la gloria de YHWH: el Nombre completo fue proclamado sobre el mundo completo. Que YHWH se regocije con sus obras: que el Espritu Santo repose sobre el hombre, pues ste ha sido coronado, ornado y engalanado con las diez sefirot; esto es lo que los Doctores han enseado acerca del Primer Hombre: En la sexta hora impuso los nombres. Aqu se encuentra la conclusin de las palabras de la Escritura en lo que respecta al sexto da. En esta conclusin vuelve a aparecer la frmula: y vio Dios ser bueno, nombre del Santo, bendito sea. Tambin la palabra bueno aparece seis veces en este versculo, y ste es el sentido de Gnesis I, 31: Y contempl Dios todo lo creado por l y vio que era muy bueno. La partcula muy indica la comunin con la Nada; y vio Dios ser bueno, pues aqu radica la causa de la venida de las generaciones del ser. Por ello, en la copia de la Torah de Rab Meir, est escrito: tob mawet, buena es la muerte; tambin es este el motivo por el que en el texto de accin de gracias, tras la comida en la casa de duelo, los Doctores intercalaron la frmula: quien es bueno y hace el bien, pues si una generacin no hace el trnsito, otra generacin no podr venir al ser para reemplazarla. Las seis extremidades con las que obra, se corresponden con los seis das de la creacin y con los seis milenios de la duracin del mundo, pues el ro que sale de Edn, jams interrumpe su curso y las almas regresan a l peridicamente. A partir de aqu, el texto habla de la sptima extremidad, que es similar a la columna vertebral en el cuerpo humano. Esta sptima extremidad, escondrijo de la fortaleza (Habacuc III, 4) del Santo, bendito sea, permite la subsistencia las seis extremidades, es el lugar santo fijado en el centro, soporte de todas las dems, y del cual habla el Libro de la Creacin (IV, 12). Se corresponde con el sabat y con el sptimo milenio, el cual es total sabat y reposo para la vida de los mundos; entonces todas las almas sern llevadas al Trono de Gloria y unidas a l, ni brecha ni fuga (Salmos CXLIV, 14). Esto es lo que se proclama en Gnesis II, 1: As fueron acabados el cielo y la tierra y todos sus ejrcitos. Los atributos fueron terminados por completo convirtindose en vasos exquisitos,

perfectamente acabados en estructura, en estatura y en belleza. Dios concluy en el sptimo da su obra (Gnesis II, 2): integr en la lnea media todo aquello que haba hecho mediando el instrumento de las seis extremidades. Adems, este texto sugiere alusivamente que en el sptimo da se interrumpir el flujo que mantiene el mundo, y entonces este ltimo ser devastado. Dios descans al trmino de su obra: en el sptimo da, smbolo de la lnea media, atributo de la bondad del Santo, bendito sea, el Espritu Santo se estableci y habit en las seis extremidades en mayor grado que durante los seis das de la obra creacional. Dios bendijo al sptimo da (Gnesis II, 3). Le bendijo con un crecimiento del Espritu Santo superior al del resto de las cosas. El mismo texto tambin indica alusivamente que en el sptimo milenio todas las almas estarn en el saquito de los vivientes o de la vida, en el que se deleitarn. Y lo santific, pues en este da l descans. La palabra b, en l, significa que la fuerza del alma manifestar el resto de las cosas, la obra que haba hecho, es una llamada a la existencia a todas las generaciones ulteriores. Lo santific, tambin indica alusivamente que el sptimo milenio, que corresponde a la sptima extremidad, ser santo: ya no habr ms Satn ni mal instinto. En suma, a propsito del sptimo milenio, el relato de la creacin indica simblicamente tres cosas: la devastacin del mundo, el deleite de las almas y la abolicin del mal instinto. Al respecto de la devastacin del mundo, en el salmo que comentamos, el rey David nos dice: Versculo 32: l mira la tierra y la hace temblar, toca las montaas y humean. En cuanto al deleite de las almas se expresa as: Versculo 33: Quiero cantar al Seor mientras viva, salmodiarlo mientras exista. Entonces, slo los justos se establecern; las coronas que ceirn sus cabezas estarn hechas de la luz resplandeciente que se sostiene sobre la luz del alma. A propsito de este gran deleite y de esta inconmensurable felicidad, el texto dice: mientras viva, pues se trata de la vida eterna. Y a continuacin proclama el salmista: Versculo 34b: Todo mi jbilo lo pondr en el Seor. El jbilo es el crecimiento del Espritu Santo, y la fruicin del estallido de la Presencia es el estallido que adhiere el alma. Finalmente, en cuanto a la abolicin del mal instinto y la supresin del Espritu de impureza, el salmista dice: Versiculo 35: Los pecadores desaparecern de la faz de la tierra y ya no habr ms impos. A este propsito, los sabios de Israel han enseado: David cant ciento veintiocho salmos sin emplear el trmino Alleluia, hasta que contempl la cada de los impos, es decir, la abolicin del mal instinto. Y cuando David vio, por mediacin del Espritu Santo, el deleite del alma, el reposo y la herencia, exclam: Bendito sea el Seor con toda mi alma, Aleluya. Volviendo de nuevo al texto del Cantar, afirmamos que la correspondencia entre los dos mundos viene simbolizada por: (VI, 8) Eran setenta esposas reales. Es sabido que la emanacin de los dos mundos tuvo lugar simultneamente. El uno fue hecho segn el modelo del otro y se corresponden mutuamente. El mundo por venir est constituido por siete extremidades espaciales. A este sujeto, dice Salomn en su sapiencia (Proverbios IX, 1): La Sabidura ha edificado su casa y ha tallado para ella siete

columnas. Siete, es la sptima cifra, la que indica la santidad. Las otras seis columnas significan las seis extremidades, tal y como hemos explicado. De ellas proceden setenta nombres, establecidos en el interior de los doce brazos del mundo. Paralelamente, el mundo visible est compuesto por siete continentes, los cuales se reparten entre las setenta naciones establecidas en las regiones comprendidas entre las doce diagonales. La lnea media, que es la santidad, ocupa en el mundo invisible un lugar privilegiado, como sucede con la lnea media del mundo inferior, que es Sin. Esto es lo que expresa el salmista cuando dice (Salmos L, 2): Desde Sin, la de la perfecta belleza, Dios se ha manifestado. La misma verdad se desprende de modo alusivo por el dicho de nuestros Doctores (Ketubot 110b): Todo israelita que reside fuera de la tierra santa, no tiene, por decirlo as, Dios. Paralelamente, cada continente recibe su fuerza de la extremidad correspondiente. Por todo ello, debemos saber que en verdad y sin ningn gnero de dudas, las naciones suman un total de setenta, de las que se deben sustraer las diez que residen en la zona de la lnea media espiritual, en la tierra de Israel. A propsito de stas no se dir (Jueces I, 19): imposible exterminarlas, pues todas ellas habrn sido desplazadas, abolidas, completamente borradas del mundo inferior y del Trono de Gloria; se trata de los Quenitas, Cadmonitas, Cananeos, Amonitas, Heteos, los Hivitas, los Gergeseos, los Jebuseos y los Fereceos, quedando entonces sesenta. Por otra parte se consideran ochenta concubinas, cifra que se alcanza aadiendo el nmero de los jefes de Edom, los prncipes de Ismael y los hijos de Qetura. Las innumerables doncellas son ciudades y villas. En virtud del mismo simbolismo, los sabios de Israel han compuesto los seis rdenes de la Mishna, correspondindose con las seis extremidades; estos seis rdenes encierran sesenta tratados que se corresponden con las sesenta esposas reales. El orden de las Mujeres se compone de siete tratados, subdivididos a su vez en setenta y un captulos. El Sanedrn cuenta con setenta y un miembros pues se ocupa de la justicia. Nuestros sabios ensean en el tratado de Qiddushin 76b: Cuando se constata que una familia cuenta entre sus miembros con un juez del Sanedrn, ya no debe escrutar ms en su genealoga. Por qu? Rab Yosef ensea: as como no hay nada que enturbie la justicia del Tribunal, del mismo modo todos sus miembros estn libres de toda mcula. Amemar dice: En qu lugar de la Escritura encontramos la prueba de esto? En este versculo del Cantar (IV, 7): Toda t eres hermosa amada ma, y sin mancha alguna. Este Doctor quiere decir que los setenta y un miembros del Sanedrn se corresponden con la Presencia, compuesta a su vez de setenta y un miembros, los cuales deben ser, como ella, puros y sin mancha alguna. Nuestros sabios ensean por otra parte (Tanuma, versculo Qedoshim, 12): Est escrito (Jeremas III, 19): Entonces me dije: Oh, cuntos hijos te dara! te concedera un pas de delicias! Parbola: Un rey tena numerosas concubinas de las que tuvo numerosos hijos. La Princesa, su esposa, slo le dio un hijo, hacia el que el rey mostraba una extrema dileccin. A los hijos de las concubinas les dio en heredad numerosos campos y vias, mientras que a su hijo tan slo le don un huerto, dirigindole estas palabras: Por tu vida puedo asegurar que todo lo que llena mis despensas proviene de este huerto, y que si te lo he concedido, es porque siento por ti gran predileccin. De este modo cre el Santo, bendito sea, las naciones de la tierra: Hay sesenta esposas reales y ochenta concubinas: se trata de las naciones de gentiles; una sola es la paloma ma, la perfecta ma, se trata de la comunidad de Israel. Entre los primeros distribuye los campos y las vias, tal y como est escrito en Deuteronomio XXXII, 8: Cuando el Altsimo

distribuy entre las naciones su herencia; por el contrario, a Israel se le concedi la tierra de Israel, la despensa del Santo, bendito sea: de ella proceden las ofrendas, los panes de proposicin, las primicias y todos los frutos del suelo. Y por qu todo esto? Porque el Rey distingui al hijo de la Princesa de los hijos de las concubinas. De este modo cobra sentido la palabra: Entonces me dije: Oh, cuntos hijos te dara! (VI, 10) Quin es aqulla que sube... Esta expresin simboliza la Presencia, segn lo que leemos en otros lugares (Salmos XIV, 2): El Seor observa desde el cielo a los hijos de Adn, para ver si hay entre ellos alguno que sea sensato, alguno que busque a Dios, y (Deuteronomio XXVI, 15): desde la morada de tu santidad, desde el cielo, inclnate (hacia nosotros). (VI, 11) Descend hasta el jardn de los nogales La Presencia dijo: mis ojos y mi corazn se dirigen hacia Israel para ver si entre ellos se encuentra alguien sensato que busque a Dios. sta fue la situacin durante el periodo del segundo Templo. Si la Escritura compara a los israelitas con la nuez es porque cada uno de ellos es responsable de todos los dems, y esto es lo que sugiere la Escritura (Levtico XXVI, 37): cada uno de vosotros tropezar a causa de su hermano. Por ello, durante el periodo del segundo Templo, la nacin tuvo en su seno a hombres justos y piadosos que tropezaron por culpa de los violentos. (VI, 12) Sin saberlo... hice de m mismo un carro para un pueblo tirnico. Si sirvo de vehculo a un pueblo que ejerce sobre m un dominio tirnico, la culpa es ma; se trata de los reyes de Yavn. (VII, 1) Regresa, regresa Oh Sulamita!... Habla la Presencia (Jeremas IV, 1): Si t vuelves, Israel, si regresas reconociendo tu falta80 : volveremos nuestra vista hacia ti, seremos testigos de tu Gloria y tu dicha. Israel responde: Por qu miris a la Sulamita? Replica la Presencia: (Su mirada) es como la vigilancia de los dos campos el campo de la Gloria y el de la Presencia majestuosa; en otras palabras, ellas establecern su morada entre vosotros. El autor desarrolla a continuacin la alabanza de la Presencia y el

tema de su unin en un lenguaje figurado y simblico, cuya interpretacin hemos recibido de un iniciado, detentor de la Tradicin. (VII, 6) Un rey est preso en tu cabellera El acercamiento de las dos Glorias y su unin. El autor compara su talle (v. VIII) a la palmera, rbol que es macho y hembra, un solo cuerpo, dos ramas. (VII, 10) Yo digo: subir a la palmera... Israel dice: aunque el pecado ha sido la causa de mi desgracia, he pensado que recuperar mi grandeza gracias al mrito de la Presencia, simbolizada por la palmera. coger sus frutos... Cogeremos con nuestras manos sus obras y sus logros. Tus senos, de los que te nutres, sern como racimos de uva: recibirs esplendor y expansin de la fuente de la Sabidura. El perfume de tu aliento es como el aroma de las manzanas: expresin que simboliza que la Presencia recibe el influjo de los dos querubines. Tu palacio, un vino exquisito, tus palabras intercedern en favor de Israel con vistas a la Gloria; por ello tus palacios hacen hablar los labios de aqullos que estn dormidos, a los israelitas en su exilio. (VII, 12) Ven, amado mo... La Presencia habla81 : puesto que el decreto del exilio ha tenido lugar, por qu te alejas, por qu asciendes hasta las inaccesibles alturas? Vayamos a los campos: no me mantengas al margen de tu Presencia; en la cautividad de Babilonia hay sabios que difunden la Torah, sinagogas y casas de estudio; el texto (versculos XIII-XIV) los designa simblicamente mediante los trminos: viedos, brotes, granadas, mandrgoras. (VIII, 1-2) Ah! que no eres para m un hermano... Respuesta de la Gloria. Si tu deseo y tu aspiracin es que me una contigo, por mi parte, todo mi deseo est ante ti, a fin de que seas para m un hermano y yo no sea separada de ti; mamaste del seno de mi madre, recib el alimento del mismo lugar que t, del Espritu de Dios vivo. Hallndote fuera... en efecto, mi deseo y mi voluntad es rescatarte del exilio al que te viste sometido con tus hijos, y abrazarte en el reencuentro, de manera que te unas a m y pueda yo conducirte, llevarte hasta mi santuario: la casa de mi madre. T me mostrars: el alma no manifiesta sus operaciones ms que a travs del cuerpo, del mismo modo que ste no opera sin el alma; del mismo modo el Santo, bendito sea, manifiesta sus elevados actos y sus signos mediando el instrumento de sus atributos. Te dar de beber vinos aromticos..., todo ello simboliza la provisin de luz suprema de la que padres e hijos reciben la bendicin. (VIII, 3-4) Su brazo izquierdo...

El texto pasa de la segunda a la tercera persona, haciendo alusin a la Gloria, de la que no puede decirse que desciende, pues no hace sino ascender. Yo os conjuro... Palabras de la Presencia en los tiempos del exilio. Conjura a Israel a no precipitar el fin escatolgico y no despertar el amor hasta que no llegue el tiempo de volver a estar en gracia. Aqu no habla de las gacelas y de las ciervas, pues no se encuentra en su lugar. (VIII, 5) Quin es aqulla que sube por el desierto... Este versculo habla del ltimo de los diez desplazamientos de la Presencia que nuestros sabios han enumerado en el siguiente texto (Rosh ha-Shana 31a): La Presencia realiz diez desplazamientos: del propiciatorio al querubn, de un querubn a otro, del querubn al umbral, del umbral al atrio, del atrio al altar, del altar al tejado, del tejado a la muralla, de la muralla a la ciudad, de la ciudad a la montaa, de la montaa al desierto y, finalmente, desde el desierto subi y volvi a instalarse en su lugar, tal y como est dicho en Oseas V, 15: S, yo recuperar mi morada.... El verbo que viene a continuacin significa que la Presencia se lamenta de que su amado haya sido separado de ella. Bajo el manzano te despert... Smbolo del querubn de la izquierda que es el inicio de la forma. Te despert alude a la intimidad y al impulso amoroso en el tiempo en el que Israel reside en su territorio y obra de acuerdo con la voluntad divina. ste es el sentido de la exgesis de nuestros sabios en Baba Batra 99a: A propsito de los querubines, leemos en un pasaje (xodo XXV, 20): Estarn frente a frente, y en otro (II Crnicas III, 13): Con sus rostros mirando hacia la entrada del Templo. Estos dos versculos no se contradicen. El primero se refiere al tiempo en el que los israelitas cumplen la voluntad de Dios, el segundo cuando no la cumplen. All, dnde tu madre te concibi... El Espritu de Dios Vivo. All, dnde te concibi aqulla que te dio a luz... Las dems entidades espirituales. Del instante en el que, por haber emanado de un mismo lugar, nos encontramos prximos el uno al otro en un mismo impulso de amor. (VIII, 6) Ponme por sello sobre tu corazn, cuando seamos separados en el tiempo del exilio, como suele hacerse con un sello. Por sello sobre tu brazo...

que se encuentra frente al corazn, segn ensean nuestros sabios en Berakot 6a: De dnde sacamos que el Santo, bendito sea, pone filacterias?. (VIII, 7) Que ofrecer todas las riquezas de su casa: todo su corazn, toda su alma, toda su fortuna, por el amor, la comunin con la Presencia, recibir a cambio un esplndido presente, se le atribuir pblicamente honor y distincin, su cuerno resplandecer de gloria, estar a la espera de un grado elevado obteniendo el favor divino y contando el nmero de aqullos que han sido llamados para acoger la Presencia. (VIII, 8) Nuestra hermana es pequea... Alegora que designa a Israel en el exilio, rebajado y despreciado. An no tiene sus senos formados... Los israelitas abandonan la tierra de la vida y se encuentran separados del lugar de la Torah (Isaas II, 3): pues de Sin sale la Torah, y al exilio se refiere la palabra de II Crnicas XV, 3: Israel permanecer mucho tiempo sin verdadero Dios... y sin Torah. Qu haremos nosotros... por ellos, para mantenerlos en la existencia, concedindoles en su exilio una esperanza de tiempos mejores? Si es una muralla... frente a los gentiles que intentan seducirlos para que renieguen de su fe, construiremos como techo baluartes de plata: significa alegricamente que nadie podr daarles; si es una puerta, que se abre con sencillez, figura de la facilidad con la que se dejarn seducir, la reforzaremos con tablas de cedro; debe entenderse segn el sentido de Deuteronomio XX, 20: construirs ingenios para el asedio; sus enemigos les declararn la guerra y triunfarn sobre ellos. La comunidad de Israel responde:

(VIII, 10) Yo soy una muralla... Proclama solemnemente que ser como una muralla inexpugnable, que se aferrar slidamente a su fe y a sus dos leyes, la escrita y la oral, que son la fuerza vital del hombre, como los senos que aseguran la vida de la criatura. Entonces, dice ella, a los ojos del Santo, bendito sea, habr encontrado en verdad la paz. (VIII, 11) Salomn, a quien pertenece la paz tena un viedo, Israel es llamado viedo, tal y como est escrito (Isaas V, 7, XXVII, 3): la via del Seor Sabaot es la casa de Israel... y yo, el Seor, soy su guardin, en Baal-Hamon, designacin alegrica de la gran nacin, numerosa y prspera, que su Dios libr, a causa del pecado, a manos de las naciones extranjeras; cada uno deba pagarle por sus frutos, estas naciones dominaban sobre los israelitas, tanto sobre su persona como sobre sus bienes; mil siclos de plata Esta cifra significa la duracin del exilio, pero el texto no considera pequeos periodos de grandeza. (VIII, 12) Mi via est delante de m, Pondr fin a su exilio y estarn bajo mi cuidado como al principio; Los mil siclos son para ti, Oh Salomn!; aqu el nombre de Salomn es empleado en sentido profano; designa la realeza de la dinasta davdica. Esta alusin indica la poca mesinica que tendr lugar en el sexto y ltimo milenio de la duracin del mundo82 ; y doscientos

de este sexto milenio para los guardianes de su fruto, para aqullos que a pesar de merecer recompensa por haber guardado la Ley y los mandamientos han muerto en el exilio, mientras esperaban el acontecimiento del trmino escatolgico y la resurreccin de los muertos. En otras palabras, la resurreccin de los muertos tendr lugar doscientos aos despus del principio de la redencin, es decir, en el ao cinco mil doscientos de la creacin del mundo; la redencin y el fin, se manifestarn al final del quinto milenio. Por ello contina el texto: (VIII, 13) T, que habitas en los jardines, se trata de la Presencia, la cual se encontrar a partir de entonces en la lnea media, los compaeros Israel, que prestan odo a tu voz esperando que renas a los que se han dispersado y marches a su cabeza, como en los viejos tiempos. Es sabido que las diez tribus padecieron el exilio cuarenta aos antes que Jud, en tres etapas83 . En efecto, en Isaas VIII, 23 leemos: Al principio se tomaron medidas poco graves contra el pas de Zabuln y el pas de Neftal, pero al final fueron derribados. Es por ello que el Seder Olam explica el curso de los acontecimientos apoyndose en los pasajes de la Escritura. Jud y Benjamn padecieron a su vez tres exilios, segn est escrito en Ezequiel XXIII, 31: Has imitado la conducta de tu hermana, por ello te impondr el mismo castigo que le impuse a ella. Los textos bblicos explicitan estos hechos. Porque las diez tribus fueron las primeras en partir en exilio, por ello sern las primeras en regresar, y los judeos saldrn de su exilio algn tiempo ms tarde. Esto es lo que profetiz Isaas (XI, 11): En este da, el Seor levantar su mano por segunda vez para rescatar al resto de su pueblo. Por segunda vez dice el texto, porque la redencin de las diez tribus ser anterior; este es el sentido de: el resto de su pueblo, aqullos que quedarn del exilio de Asur. El versculo expone a continuacin los dos exilios, y menciona las dos redenciones, atribuyendo a cada una un nombre propio, (versculo XII): formar una seal para las naciones y reunir a los desterrados de Isarel. El profeta califica las diez tribus con el nombre de desterradas, pues a pesar de haber sido desterradas de su lugar habitan juntas; por el contrario, a los exiliados de Jud, se les aplica el nombre de dispersos: l reunir a los dispersos de Jud. La casa de Israel ungir un ungido que es llamado Mesas hijo de Jos. l librar los combates en nombre del Seor, conquistar provincias y reinos hasta entrar en Jerusaln, a la que reconstruir, segn la palabra (Salmos CXLVII, 2): Constructor de Jerusaln es el Seor, l reunir a los desterrados de Israel. Sin embargo morir en el combate, y sta es la visin de Zacaras (XII, 11 y 10): En este da se levantar un gran lamento en Jerusaln...y pondrn sus ojos en m, a quien traspasaron. A continuacin, vendrn los

dispersos de Jud, esparcidos entre las naciones, e instituirn para ellos un nico gobernante, el Mesas, hijo de David, que estar junto a ellos en su exilio. Y con la autorizacin y ayuda de los reyes de las naciones, regresarn al pas de Israel, tal y como est escrito (Isaas LXVI, 20): ellos guiarn a todos vuestros hermanos. Este reino ser duradero y no cesar jams, ste es el sentido del mensaje (Isaas LVI, 8): Orculo del Seor Dios, que reunir a los desterrados de Israel, a las diez tribus, y reunir aun algunos otros junto con los que ya han sido reunidos, aadir otros, a saber, a los dispersos de Jud. As se cumplir la promesa (Deuteronomio XXX, 3): El Seor, tu Dios, guiar a los cautivos, tendr piedad de ti y te reunir de nuevo rescatndote de entre las naciones entre las que te haba dispersado. Un largo intervalo de tiempo separar estas dos reuniones de exiliados, pues pastarn por los desiertos de los pueblos para purificar y blanquear a todos los impos de Israel, para fundirlos como se funde la plata en un crisol, como aconteci en la salida de Egipto. Esta depuracin se acabar al trmino de los dos mil doscientos noventa das asignados por Daniel (XII, 11), trmino que se corresponde con el ao 5118 de la creacin del mundo. Y en Daniel V, 12, est dicho: Feliz aquel que tendr y esperar mil trescientos treinta y cinco das. Este texto nos ensea que incluso el periodo de la redencin comportar un cierto tiempo de purificacin y de depuracin. Por ello, en la edificacin del segundo templo hay un intervalo de dieciocho aos desde la vuelta de la gracia hasta la reconstruccin del santuario; y tambin por ello pasaron cuarenta aos desde la salida de Egipto hasta la entrada en tierra prometida. En ese da finalizarn las guerras y las rebeldas, llegarn los das de consolacin, das de proezas maravillosas, grandiosas y formidables. Sin embargo la redencin comenzar, Dios mediante, al final del quinto milenio desde la creacin del mundo. Me parece adecuado exponer en este lugar un versculo de Zacaras que, a mi modo de ver, se refiere a los acontecimientos futuros. Sin embargo, los comentaristas han constatado que Zacaras haba profetizado acerca de la construccin del segundo templo y acerca de otros acontecimientos que tuvieron lugar en esa poca, por lo que afirman que esta profeca ya se haba cumplido en el periodo del segundo templo. No cuestiono esta opinin, pues muchas profecas concernientes al futuro, figuran entre otras ya cumplidas en los tiempos de aqullos que las profirieron, como ocurre con Isaas II, 2 y Miqueas IV, 1: y suceder al fin de los das, profeca formulada con el mismo estilo por Isaas y por Miqueas y que, no obstante, se encuentra entre profecas cuyo cumplimiento pertenece a nuestro pasado. Tambin en Jeremas y Ezequiel nos encontramos con diversas profecas de consolacin y de maravillosas promesas para el futuro entre otras profecas ya cumplidas durante el periodo del segundo templo. Por ello, he aqu el versculo en cuestin (Zacaras IX, 9): Algrate, hija de Sin! Lanza gritos de gozo, hija de Jerusaln! He aqu que tu rey viene hacia ti: l es justo y llega victorioso, con aspecto humilde y montado en un asno... Este texto ha sido interpretado como si se refiriese a Nehemas el Tirsata, el cual dijo (Nehemas II, 12): no llevaba conmigo ms animal que el que yo montaba, animal y no caballo o mula. En cuanto al versculo de Zacaras IX, 13: Yo suscitar a tus hijos, Oh Sin! contra tus hijos, Yavn, se refiere a las guerras de los Asmoneos. Estas explicaciones no nos parecen adecuadas, pues no encontramos en ninguna parte que Nehemas haya sido llamado rey o prncipe. Estas designaciones slo son apropiadas

para Zorobabel, hijo de Shealtiel, gobernador de Jud, pues era del linaje de Yekonya, rey de Jud. En cuanto a Nehemas, declar (Nehemas V, 14): Jams he comido del pan del gobernador. Adems, por entonces, tan slo las tribus de Jud y Benjamn haban regresado del exilio, tal y como est escrito (Esdras I, 5): Entonces los dirigentes de las familias de Jud y de Benjamn, los sacerdotes y los levitas, es decir, todos aqullos a quien Dios haba despertado el espritu, se levantaron para construir el templo..., mientras que en nuestro versculo leemos (versculo 10): destruir los carros de guerra de Efraim. Es cierto que hay una diferencia de diez mil entre los exiliados que regresaron a la tierra de Israel y los que se detallan en la lista precedente; el Seder Olam salva la dificultad diciendo que el resto representa el nmero de hombres procedentes de otras tribus que subieron a la tierra de Israel junto con los judeos y los benjaminitas desde otros lugares; sin embargo no se pueden designar con el trmino de Efraim a las diez mil personas procedentes de esas tribus. Adems, la profeca: destruir los carros de guerra de Efraim y la caballera de Jerusaln, y sern despedazados los arcos de guerra, no se aplica al periodo del segundo templo, durante el cual los judos detentaron numerosas guerras con los griegos. Finalmente la promesa: y dominar de un mar a otro, no se corresponde con la situacin de aquella poca, pues lejos de detentar dominio y realeza, los israelitas permanecieron, durante todo el periodo del segundo templo, sometidos a los reyes de Persia, de Grecia y de Roma sucesivamente. Por todas estas razones no interpreto este versculo como referente al periodo del segundo templo, sino como una visin de futuro concerniente a la poca mesinica. He aqu que tu rey viene hacia ti, el Mesas-Rey; con aspecto humilde y montado sobre un asno... que expresa alegricamente que ya no volvern a ocupar el pas gracias a su espada, a su arco, a sus caballos y a sus carros, sino que por voluntad del Creador caern y se rebajarn ante ellos todas las naciones. ste es el sentido de: destruir los carros de guerra de Efraim, etc. Ya no sern necesarias las armas, tal y como est escrito (Zacaras X, 12): Los volver hacia el Seor y marcharn en su nombre. IX, 16: Como piedras de diadema refulgirn sobre su tierra las piedras sagradas dispersadas sern devueltas a su lugar IX, 17: y cun dichosos y bellos sern! cuando la Gloria y su Presencia majestuosa salgan del exilio, pues entonces las piedras sern inundadas con el fulgor de la luz blanca resplandeciente que tiene el aspecto del bedelio y que es el trigo de los cielos; esto por lo que respecta al atributo que inclina a la gracia, mientras que para el que inclina al juicio, se multiplicar la expansin roja.

Y una vez que los atributos estn normalmente e ntegramente situados, las lluvias ya no volvern a distribuirse injustamente, ora demasiado abundantes, ora demasiado escasas, porque el influjo interior se habr normalizado. Y esto es lo que significa: X, 1: Pedidle al Seor la lluvia... Su dominio se desplegar de un mar a otro... se trata de los lmites de la tierra de Israel, de acuerdo con la promesa (xodo XXIII, 31): fijar tus confines desde el mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el ro. Y despus de hablar de la redencin de Efraim, es decir, de la de las diez tribus, el texto evoca la redencin de los dispersos de Israel: IX, 11: T, por la sangre de tu alianza... Alusin hecha a las primeras manifestaciones de la redencin mesinica, que tendrn lugar en una generacin completamente culpable, durante la cual la Torah ser olvidada en Israel, durante la cual la insolencia y la desvergenza se intensificarn, tal y como lo predijo el profeta (Miqueas VII, 6): el hijo injuriar al padre... slo les quedar el mrito de la circuncisin. Hoy declaro: doblar tus bienes As como he enviado un mensajero portador de buenas nuevas acerca de la redencin de Efraim, del mismo modo os enviar un segundo mensajero. Al final del versculo leemos: X, 11: Atravesar el mar: angustia... Esta profeca se refiere al rey del Norte, el rey Csar, el cual, procedente de ultramar con sus carros, su caballera y numerosos navos, conquistar todo el pas de Egipto y el reino de Kush. Esto lo confirma la continuacin del versculo: Las profundidades del Yeor sern desecadas. El nombre de Yeor84 siempre designa el Yeor de Egipto. sta es la situacin anunciada en el libro de Daniel XI, 43, 40, 42: Libaneses y kushitas se postrarn a sus pies...Al final de los tiempos, el rey del Medioda se enfrentar con l; el rey del Norte desplegar sobre l sus carros, su caballera y sus numerosos navos... el pas de Egipto no volver a ser liberado. Entonces, los ejrcitos del rey del Norte se expandirn durante nueve meses a travs del mundo entero. Pero una vez expandido, recibir la noticia de que un gran pueblo avanza por el lado de Oriente: sern las diez tribus. Tambin esto est predicho en Daniel XI, 44: Pero unos rumores vendrn de Oriente y del Norte a turbarlo; y con gran furia querr destruir y exterminar una multitud. Y ved cmo se describe este da (Daniel XII, 1): Nunca antes ha sufrido la nacin tiempos de tal angustia ni volver a sufrirlos. El profeta Jeremas habla de ello en estos trminos (XXX, 6-10): As pues, interrogad y observad. Desde cundo infantan los machos?Por qu estoy viendo a los hombres con las manos sobre sus riones como mujeres que estn de parto?...S, Qu grande es este da! Es tiempo de angustia para Jacob, pero con ello ser liberado. Caern todos ellos heridos de muerte delante del Seor y de su campo, tal y como lo anuncia Daniel (XI, 45): Y llegar a su fin, pero nadie le socorrer.

Tras estos acontecimientos, los judeos combatirn contra los israelitas y asediarn Jerusaln, tal y como est escrito (Zacaras XIV, 14): Jud tambin combatir contra Jerusaln, porque los efraimitas envidiarn a los judeos a causa de la realeza85 . Sobre esto, Isaas profetiza (XI, 13): Entonces cesar la envidia de Efraim; con la envidia cesar la guerra: y Jud ya no tendr ms enemigos, Efraim ya no envidiar ms a Jud86 ... Estos acontecimientos sern seguidos por la guerra de Gog y Magog, y todas las guerras y envidias pertenecern al pasado, una vez transcurridos mil trescientos treinta y cinco das desde la creacin del mundo. (VIII, 14 ) Huye, amado mo... Abrazando con su mirada proftica el sptimo milenio, da de completo sabath y reposo para la vida eterna, el autor inspirado anuncia que, entonces, todas las almas sern encerradas en el saquito de los vivos y emplazadas bajo el trono del Seor; entonces parar su curso el ro nacido del Edn de la Sabidura, del que depende la subsistencia y la poblacin del mundo. En este sentido, con las palabras Huye, amado mo, el autor simboliza la partida de la Gloria y su ascenso hacia la luz suprema. Como una gacela, como un joven cervatillo por las montaas embalsamadas. Esta ltima expresin simboliza el lugar que integra a todas las entidades y que es llenado de cuerpos. Que Aqul que realiza tan maravillosas obras, que edifica sobre las aguas sus aposentos, permita que merezcamos contar y figurar entre el nmero de los humildes que no pretenden sino el ltimo rango; que permita que revivamos al cabo de dos das para permitirnos ser testigos de la felicidad de Jerusaln, cuando se cumplan las palabras del profeta (Isaas XXX, 26): Entonces la luz de la Luna ser como la luz del Sol, y la luz del Sol ser siete veces mayor, como la luz de los siete das, as ser el da que el Seor sanar la llaga de su pueblo y vendar su herida. AMN

Notas
1

Metfora de la divinidad que construye su propio Palacio: Dios concebido como Dios-Rey.

2 Nocin de hnwk (kawanah), inclinacin o direccin de la intencin. En el escenario ednico todo propsito tiende a la conservacin del equilibrio primordial, lo cual es a su vez entendido como estado de preservacin de la voluntad divina, estado anterior a la cada y al exilio. 3 wa ]ba (eben esh), piedra de fuego o piedra preciosa; referencia alegrica a la corte divina. 4 hnykw (Shekinah, presencia divina). Ezra describe aqu el estado de la Presencia anterior al exilio. 5 El espritu del mal es una entidad imperfecta que slo es completada por el pecado. Esta idea ser retomada en Zohar II, 7. 6 Hasta la llegada de Set no vuelve a existir la perfeccin; con l comienza la generacin de los justos. 7 Los patriarcas constituyen la imagen de las tres sefirot subsiguientes a las tres sefirot superiores, a saber: Gracia (Hesed), que se corresponde con Abraham, Fuerza (Geburah), la sefirah del juicio severo, que se corresponde con Isaac; Belleza (Tiferet) o misericordia (Rahamim), la sefirah del derecho, de la equidad, de la verdad, que se corresponde con Jacob. De este modo Jacob constituye el equilibrio entre los dos extremos: el rigor y la clemencia. 8 Contemplacin de la gloria de la presencia, esto es, de la majestad divina, del rey morando en su Palacio. 9 Esta descripcin del descenso de los patriarcas montados en un carro constituye una descripcin adherida a la mstica de la merkabah tarda, los yord merkabah, que es entendida como un recorrido mstico por los siete cielos hasta alcanzar la contemplacin de la morada de Dios. 10 Estado de Unin (Yihud): Unin de Keter (Gloria, Majestad) y Presencia (Malkut). 11 El Nombre divino encierra el secreto de la Creacin, pues en el Nombre est contenida la esencia del Creador. 12 Tzeh (hz): Este, pronombre demostrativo. 13 Sumo sacerdote en tiempos de la cada del imperio persa en manos de Alejandro Magno, perteneciente a la segunda generacin de la Gran Sinagoga. 14 Rabino de la ltima generacin de los Tanam que ensearon entre el 25 a.C y el 200 d.C. A l se debe la redaccin definitiva de la Mishn. 15 R. ben Aza, R. ben Zoma, R. ben Abuya y R. ben Yoseph penetraron juntos en el Paraso. Slo Akiba ben Yoseph sale indemne. Aza muere, Zoma se vuelve loco y Abuya reniega de la fe juda (Cfr. Haguiga 14b). 16 Tres modos bsicos de interpretar las Escrituras: literal, filosfico y mstico. 17 Identificacin analgica entre el nombre de Salomn (hmlw) y el trmino Paz (mwlw). 18 Debekut (twkbd). 19 hmkh (Hokmah, sabidura). Segunda sefirah entendida como lugar en el que arraiga de manera indiferenciada el todo creado con anterioridad a su diferenciacin inteligible, diferenciacin que se da en el orden de la tercera sefirah, hnyb (Binah, inteligencia). 20 Seis extremidades que se identifican con las seis direcciones espaciales: arriba, abajo, delante, detrs, izquierda y derecha. 21 Job XXVIII, 1 ss. 22 rjy (yatzar, formar); hrb (barah, crear). 23 Hay aqu una identificacin entre el no-ser primordial y el Ein-sof inaprensible, principio de todo. Este primer no-ser u oscuridad primigenia no debe entenderse como la nada opuesta al ser, sino como el todo indefinido, infinito, la nada absoluta. La fijacin de lmites que se relata a continuacin es el paso del no-ser (ain), simbolizado por la sefirah Keter, al ser (ani), al yo, simbolizado por la sefirah Malkut, concrecin que en la medida que define o delimita la oscuridad primordial supone una rotura de la unin original (yihud) y que desemboca en la emanacin del paradigma de la creacin, el rbol sefirtico. 24 El influjo, la emanacin procedente de la totalidad de las sefirot, as como la emanacin que cada sefirah recibe de las sefirot superiores. 25 Acto voluntario de revelacin por parte de la divinidad; la revelacin, en un sentido metafsico es, pues, el acto volitivo que da lugar al tiempo histrico. 26 Las diez sefirot representando el modelo o paradigma de la creacin; mundo sefirtico entendido como la vida del mundo creado en el seno mismo de Dios. 27 El influjo no se da de una vez por todas, sino que es un constante fluir cuya interrupcin supondra el fin del sustento del mundo. 28 Canto o plegaria que aspira a la Unin (Yihud); formulado por el Trono de Gloria (sefirah Malkut) y dirigido a la Luz suprema (sefirah Keter); la constante formulacin del canto se traduce en la manutencin de la estructura, esto es, en la conservacin del lazo entre la primera y la ltima sefirah. La plegaria formulada por el trono de Gloria sigue un camino ascendente a travs de las sefirot (un da comunica a otro la palabra), y es satisfecha en su peticin en un orden descendente. Aqu radica la absoluta interdependencia entre cada una de las sefirot, y la nocin del rbol sefirtico como organismo. 29 Qadosh (Santo), que tradicionalmente se identifica con la sefirah Keter o Atarah, primera manifestacin indiferenciada. 30 Sefirah Malkut, el reino: ltima de las sefirot cuya aspiracin es la restitucin (Tikn) del organismo, esto es, la reconstitucin de la unidad orgnica por su unin con la primera sefirah. 31 Sefirah Keter. 32 Recepcin del influjo. 33 En el texto bblico: Pues tus amores son para m mejores (tobim) que el vino; en este pasaje, Ezra de Gerona ejecuta una transposicin exegtica, segn lo anotado por l en la segunda observacin preliminar.

34 Distincin entre la Luz procedente de Hokmah y la Luz Suprema, entendiendo la luz de Sabidura como una concrecin formal. 35 A partir de la Gloria, referida a la ltima de las sefirot, Ezra concibe la profusin del aroma dando lugar al mundo de la creacin segn un orden de lo que podramos llamar setenta subcategoras, las cuales quedan divididas entre el lado izquierdo y el lado derecho, de modo que el nmero total es de setenta y dos subcategoras. 36 hrua (Atarah) o rtk (Keter), Corona, primera Sefirah, Luz Suprema. 37 Las diez sefirot y las veintids letras del alfabeto hebreo. Segn la tradicin juda Dios cre el mundo por diez palabras (Cfr. Pirk Abot V, 1), en este caso identificables con las diez sefirot. Por otra parte, la misma tradicin afirma que Dios grab las letras generando una suerte de prototipo del mundo. 38 El trmino utilizado en el versculo es hxmcn (gozo, alegra, deleite), que Ezra asimila al trmino hrkza (en recuerdo de, en honor a ), que en este caso toma un sentido direccional o de tendencia hacia la la luz suprema. 39 Alabanza (halel): frmula litrgica que consiste en recitar los Salmos 113-118 durante el servicio de la maana de las neomenias y das festivos. Sanctus (Qadish): frmula aramea recitada al final de cada seccin del servicio pblico. 40 La razn del exilio de la Presencia se entiende como una liberacin o autonomizacin de las fuerzas. 41 Rab Yohanan ben Zakay, conocido como el doctor mstico, uno de los rabinos msticos ms considerados entre los doctores de la Mishnah, perteneciente a la primera generacin de los tanam (10-80d.C) 42 Recuperacin del camino recto, del cumplimiento de la ley. La referencia a los pastores remite a la vida nmada, entendida por los judos como una suerte de edad de oro en la que el pueblo judo cumpla los preceptos de la Ley; la sedentarizacin, por el contrario, alej al hombre judo del camino recto al adoptar para s los hbitos y leyes de los gentiles. 43 Concesin que perseguir la consecucin de la unin universal (Yihud); el inters de tal unin no queda limitado al mundo humano, sino que se hace extensivo al mundo del que es reflejo, el mundo sefirtico: la Presencia concede la ley para que sea posible la restitucin (Tikn) que posibilite el final de su exilio. 44 En xodo Rabb, XII, 2, se lee: Tres cosas preceden a la creacin del mundo: agua, soplo y fuego. El agua concibi y engendr la Tiniebla, el fuego concibi y engendr la Luz, el soplo concibi y engendr Sabidura. De modo que segn Ezra la fuente primigenia del ser se identifica con la Sabidura divina. 45 Las consonantes son cuerpo muerto y las vocales, que en lengua hebrea se indican mediante puntos, representan el espritu que vivifica las palabras dotndolas de sentido. 46 Rabino de la generacin de los postanatas (aprox. 240 d.C). 47 Voz de la Presencia (Esposa) y del Santo (Esposo) y de toda la corte celestial que habita el sptimo cielo. 48 Donacin de las Tablas de la Ley en el Monte Sina. 49 Referencia a la pregunta de Moiss acerca del Nombre (xodo III, 13). 50 muyc (acacia). 51 El trmino usado en el versculo es uyhr (rahit), mueble, artesonado, de modo que el versculo dice literalmente: Las vigas de nuestra casa son de cedro, y nuestro artesonado de ciprs, pero el trmino rahit es interpretado por Ezra como travesao para identificarlo con la lnea media. 52 Aqu el autor establece un juego de palabras entre el trmino azucena (hncwc: shoshanah) y el trmino seis (cc: shesh). 53 Smbolo del equilibrio. 54 El muro de las lamentaciones. 55 Referencia a los exploradores que por orden de Dios envi Moiss a explorar la tierra prometida: Enva sujetos principales, uno de cada tribu , a explorar la tierra de Canan, la cual tengo que dar a los hijos de Israel (Nmeros, XIII, 3). 56 El equilibrio procurado por la lnea media o central es un equlilibrio tributario del flujo procedente de la luz suprema. Este flujo tiene un carcter bidireccional, es decir, aunque el flujo procedente de la luz suprema no cesa jams, slo es efectivo si hay una respuesta de retorno por parte del receptor. En este caso Ezra equipara la lnea media al pueblo elegido, y con ello queda justificado adems el tema de la eleccin. 57 la profeca fue interrumpida, es decir, Dios dej de hablar al pueblo de Israel. El profeta (ybn: nab) es en el entorno semtico el que habla por boca de, de modo que el profeta es un instrumento mediante el que la divinidad comunica sus designios. 58 La alegora del manto con el que se cubre la divinidad para irradiar su luz permite la inteligibilidad de esa luz. Se establece as una distincin entre la Luz Suprema y la luz primordial, la primera ininteligible en tanto que infinita, la segunda aprehensible, en tanto que limitada. 59 Hay aqu una afirmacin expresa de que la existencia precede a la esencia. El ser es entendido como actualizacin de lo existente, siendo lo existente identificable con el existente en la medida que es emanado de l por un acto volitivo de delimitacin y orden, en otra palabras, por un acto de formacin. Por ello l es el Emanador, pues el todo emana de l, y l es el Formador, pues el todo existente fue formado por l en un acto volitivo de autolimitacin. 60 El incumplimiento de la ley se traduce en un destierro del Rey de su reino y en la consecuente anarqua y desorden. En este sentido, el padre es equiparado con la ley y la madre con el orden que genera la aplicacin de la ley. 61 En el contexto medieval, se entenda que la luz emanaba de los ojos a modo de luminar que permita la percepcin del mundo.

Ornamento en el sentido de procurador de la harmona. Amar y saber se identifican en la cosmovisin judaica: conocer a Dios es amar a Dios. 64 Los 613 preceptos: 248 positivos y 365 negativos. 65 Como es sabido, el alfabeto hebreo consta tan slo de 22 letras; no obstante, en su cmputo, Ezra de Gerona considera las letras que en hebreo se refieren con la palabra mnemotcnica Kimnapetz (jpnmk), que son las letras que a final de palabra adquieren una grafa distinta, de modo que el total de letras que componen el alfabeto hebreo son, efectivamente, 27. 66 Segn todo esto, la Clemencia es un atributo superior al atributo del Rigor, pues la Clemencia, reflejo del amor divino, presupone el conocimiento perfecto, mientras que el Rigor, que se refiere a la observancia, no es sino la aplicacin de la justicia divina ante la desobediencia, como justo castigo a la ignorancia. 67 Establecimiento del equilibrio: rigor sometido al conocimiento. 68 El mundo superior o mundo de las sefiroth, y el mundo inferior o realidad creada. 69 Los doce canales superiores comprendidos entre la corona y la belleza: la trada superior como soporte de la sabidura divina, y las tres sefirot siguientes identificndose con los tres patriarcas: la clemencia con Abraham, el Rigor con Isaac y la Belleza con Jacob. 70 Cumplidos los cuarenta aos del exilio en Babilonia, con la cada del imperio babilonio a manos de los persas, tiene lugar la reconstruccin del Templo mediante la intervencin de Esdras y Nehemas. 71 Cf. 2 Re, XIII ss. 72 Su legtimo imperio sobre las setenta naciones. 73 Ver nota 15. 74 Este fragmento establece una espectacular descripcin de la jerarqua que supone el gobierno del mundo. Los doce gobernantes de las ramas son los doce signos zodiacales, y los doce gobernantes de la esfera son las fuerzas derivadas de los doce signos que ejercen su influencia sobre el mundo. La influencia zodiacal en la cosmovisin juda debe entenderse, no obstante, desde una perspectiva unitaria que culmina en el punto ms alto de la jerarqua, a saber, la voluntad divina; de este modo, esta influencia es vista como un instrumento del que se sirve Dios para desarrollar su plan. Acerca del gobierno de Dios sobre los planetas y constelaciones es significativo el relato de Josu X, 12 ss. 75 Es decir, doce para el universo, doce para el mundo y doce para la nacin elegida. Desde este ngulo es inmediata la analoga con las doce tribus de Israel. 76 De nuevo insiste Ezra en el carcter bidireccional que hace posible la realizacin de la intencin divina y que permite la subsistencia del mundo. Ver al respecto nota 56. 77 Las 22 letras del alfabeto hebreo y las diez sefirot. 78 El texto bblico utiliza el trmino rwj (roca), smbolo de la fuerza y potencia divinas. Ezra interpreta el trmino como formador por analoga con el trmino hebreo hrwj (forma). 79 Referencia a una de las leyendas talmdicas sobre el golem (Cfr. Sanedrn, 65b): Rabba (maestro del Talmud del s.IV) cre un hombre y lo envi a Rab Zera el cual, tras interrogarlo y no recibir respuesta reconoci que proceda de uno de sus compaeros y lo convirti en polvo. 80 El arrepentimiento, que en ltimo trmino no es sino un movimiento de comprensin o inteligencia, es entendido como acto liberador tributario del atributo de la clemencia divina. 81 La Presencia intercede en favor del pueblo de Israel, pues la presencia de diez justos es suficiente para preservar la obra. Ver Gen. XVIII, 25 ss. 82 los mil siclos son para ti, indicativo de la ltima generacin en la que tendr lugar la salvacin mesinica, (ver al respecto el cmputo desarrollado por Ezra en la pg. 99), de modo que nos encontramos frente a cinco mil aos de duracin del exilio y mil aos de era mesinica: seis mil aos de duracin del mundo, seis milenios facilmente equiparables a los seis das en los que el mundo fue creado. 83 El reino del norte cay en manos del imperio asirio, siendo absorbido por l, en el 722 a.C, mientras que el reino del sur qued sometido al imperio babilnico en el 586 a.C. El reino de Israel contena diez tribus, mientras que el reino de Jud qued conformado por dos tribus: la de Benjamn y la de Jud. 84 rway (yeor); aunque el trmino significa ro, en general es usado para designar al ro por excelencia, esto es, el Nilo. 85 La realeza davdica. 86 Reunificacin de los dos reinos, que tiene su paralelo en la reunifcacin de la Gloria y de la Presencia.
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