Tarea de La Semana 8 (La Adoración Parte II)

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GILBERLY LEONELIS PASCUAL RAMIREZ

Tarea de la Semana 8 (La Adoración Parte II)

Preguntas orientativas

 ¿Cuál es la diferencia entre adoración y expresiones de


adoración? 
Alabanza viene del vocablo hebreo halal “alabar, celebrar, glorificar, cantar,
alardear”. Este significado se puede aplicar en muchos casos por ejemplo,
cuando quieres destacar las virtudes de una persona la estas alabando, pero no
te quiero hablar de este tipo de alabanza sino la que se le da al Todopoderoso.

La alabanza es un acto de gratitud por todo lo que Dios hace en nuestras vidas,
además porque Él es el único de recibirla. Cuando alabamos a Dios le estamos
dando el lugar que le corresponde, le estamos honrando y le estamos
glorificando.

La alabanza puede ser por medio de un escrito, puede ser a través de la


oración o la más conocida por medio de las canciones. Algunos ejemplos de
alabanza son los siguientes:

 “Señor, ¡Qué grande eres!”; “¡Qué bueno es el Señor!”


 ¡Cuán grande es Él!”; “¡Grande eres tú!; ¡Grandes son tus obras!”; “¡Tu
fidelidad es grande!”; etc.
 Alabad a JAH, porque él es bueno; cantad salmos a su nombre, porque
él es benigno. (Sal. 135:3)

La palabra adoración (proskuneo) es “postrarse delante” o “arrodillarse


delante”. La adoración es un actitud del espíritu.

La adoración es un encuentro profundo con el Señor, con su Espíritu. A través


de ella puedes encontrar a Dios, sentir su abrazo y sobre todo descansar en su
presencia.
Adorar significa postrarse ante Él y en ese momento le estas diciendo que sin
su presencia no eres nada, que Él es más grande que cualquier cosa. La
adoración viene de lo más profundo de nuestro corazón.

Juan 4:23-24 (RVR1960)
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al
Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca
que le adoren.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que


adoren.
Este versículo nos habla que no solo le adoremos con palabras sino con toda
nuestra vida, con toda el alma y con todo el espíritu.

Podemos adorarle por medio de la alabanza, en la oración, en la lectura de la


Biblia en todo momento.

Entonces, podemos deducir que la abalanza va acompañada de la adoración la


única diferencia es que en la adoración entregas todo y la alabanza puede ser
un medio por el cual puedes adorarle.

 Si las expresiones de adoración no son necesariamente


lo más importante ¿Qué es entonces lo que “busca el
Padre”? 
Pues tal cual lo que dice:

Juan 4:23-24 (RVR1960)
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al
Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca
que le adoren.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que


adoren.

El padre ya tiene suficiente falsa adoración, por lo cual el busca


verdaderos adoradores los cuales rindan su corazón al padre en
verdadera adoración.
 ¿Qué parte de nuestro ser tiene el control de nuestra
práctica de adoración? ¿Por qué? 
Nuestro espíritu, ya que este no depende de las emociones ni de
como se sienta el cuerpo para adorar al padre.

 ¿Qué papel juegan la disciplina y la autodeterminación


en la vida de alguien que quiere convertirse en un
“Adorador”? 
Uno bastante importante ya que un adorador sin disciplina y
autodeterminación, es como una oveja sin pastor, desorientada sin
saber donde ir, ni siquiera saber donde comenzar cualquier cosa.

 Según el autor ¿Qué elementos son indispensables y


ayudan a construir la verdad de la que habla Juan
4:24?
El apóstol Pablo describe la verdadera adoración perfectamente en
Romanos 12:1-2: “Por lo tanto, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpo como
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero
culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis
cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Este pasaje contiene todos los elementos de la verdadera adoración.


En primer lugar, está la motivación para la adoración: “la
misericordia de Dios.” Misericordias de Dios son todo lo que Él
nos ha dado que no merecemos: amor eterno, la gracia eterna, el
Espíritu Santo, la paz eterna, la alegría eterna, la fe salvadora, la
fuerza, la sabiduría, la esperanza, la paciencia, la bondad, el honor,
la gloria, la justicia, la seguridad, la vida eterna, el perdón, la
reconciliación, la justificación, la santificación, la libertad de
intercesión, y mucho más. El conocimiento y la comprensión de
estos increíbles regalos nos motivan a derramar la alabanza y
acción de gracias, ¡en otras palabras, la adoración!

También en el pasaje es una descripción de la forma de nuestra


adoración: “presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo”.
La presentación de nuestro cuerpo significa darle a Dios todo de
nosotros mismos. La referencia a nuestro cuerpo significa aquí
todas nuestras facultades humanas, todo lo de nuestra humanidad,
nuestros corazones, mentes, manos, pensamientos, actitudes, todo,
debe ser presentado a Dios. En otras palabras, vamos a ceder el
control de estas cosas a Él, como un sacrificio literal fue entregado
totalmente a Dios en el altar. Pero, ¿cómo usted puede preguntar?
Una vez más, el pasaje es claro: “por la renovación de vuestro
entendimiento.” Renovamos nuestras mentes diariamente
limpiándola “de la sabiduría del mundo” y sustituyéndola por “la
sabiduría verdadera” que viene de Dios. Lo adoramos con la mente
renovada y limpia, no con nuestras emociones. Primera Corintios
2:16 nos dice que tenemos “la mente de Cristo”, no las emociones
de Cristo.

Sólo hay una forma de renovar nuestras mentes, y es por la Palabra


de Dios. La verdad, el conocimiento de la Palabra de Dios, es
decir, el conocimiento de las misericordias de Dios, y estamos de
nuevo donde empezamos. Para conocer la verdad, para creer en la
verdad, sostener convicciones sobre la verdad, y amar la verdad,
naturalmente, se traducirá en verdadero culto espiritual. Es la
convicción seguida del afecto, afecto que es una respuesta a la
verdad, no a cualquier estímulo externo.

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