Análisis Sentencia T 080 - 2015
Análisis Sentencia T 080 - 2015
Análisis Sentencia T 080 - 2015
HECHOS FÁCTICOS:
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CUARTO: Por Su parte los intervinientes adujeron que se negaran las pretensiones, Desde el
tribunal se habló que esta negación era debido a que la norma ahí expuesta no era la norma
aplicable para el caso, pues se debía aplicar el Art 1005 del código Civil, y el representante de la
entidad demandada invocó la misma causal de norma equívoca, además de decir que el problema se
solucionó per se por que el compuesto del derramo era “biodegradable”.
PROBLEMAS JURÍDCOS:
¿Vulnera el derecho fundamental al debido proceso la decisión del Tribunal Superior de C.,
consistente en descartar las pretensiones de F. relacionadas con el derrame ocurrido en la bahía de
C., argumentando que la emergencia ha sido superada en la actualidad?
¿ A pesar de ése entonces estar rigiendo la constitución de 1886 esta tenía por objeto , o el deber
legal de la protección ambiental como derecho colectivo?
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por ello, las decisiones deben tomar al pueblo y sus derechos más que por lo positivizado, aquí es
donde vemos que prima la realidad sobre la forma.
La acción popular se ciñe a los lineamientos de las normas claramente en especial por la Ley 153
de 1887 pero no en el año de resolución por la Corte, ya estaba en vigencia la constitución de 1991,
y en consecuencia el efecto retroactivo solo puede utilizarse en casos excepcionales descrito por la
Corte Constitucional que es la guardaba principal de nuestra Carta Magna, teniendo en cuenta
también que las acciones populares no son un instrumento jurídico ajeno a la tradición legal de
Colombia. Desde el Código Civil de 1887 se consagraron varias figuras al alcance de la ciudadanía
en general o de los vecinos de un determinado lugar con el objetivo de conjurar el riesgo sobre un
bien público o de interés común, así como de resarcir el daño ocasionado sobre el mismo. La Carta
Política de 1991 revitalizó y promovió la defensa de lo público mediante un conjunto de
herramientas constitucionales. Particularmente, la Ley 472 de 1998 desarrolló lo referente a las
acciones populares conservando el doble propósito de prevención y restitución del derecho
colectivo vulnerado, al tiempo que dispuso un marco legal más específico y orientado a la obtención
del derecho sustancial y del equilibrio entre las partes convocadas, además de que en la fecha inicial
del conflicto, es decir en 1983, ya existían leyes como Ley 23 de 1973 el Congreso estableció que
el “medio ambiente es un patrimonio común”, por lo cual su conservación constituía una
responsabilidad conjunta del Estado y de los particulares (art. 2º). Con el objetivo de prevenir y
controlar la contaminación, y buscar el mejoramiento, conservación y restauración de los recursos
naturales renovables (art. 1º), se dispuso un marco general de responsabilidad (art. 16) y de
sanciones (art. 18) para que el P. de la República, en ejercicio de las facultades extraordinarias,
expidiese el Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio
Ambiente. Y no solo nacionalmente se tenían esatas normas establecidas, sino que en el carácter
internacional, que facultado por el Art. 93 de la Constitución Política “bloque de
constitucionalidad” Estado colombiano demostró tempranamente su compromiso con la
conservación de la naturaleza. Un primer antecedente fue la participación de Colombia dentro de la
Conferencia sobre medio ambiente humano, convocada por la Organización de Naciones Unidas en
Estocolmo en el año de 1972. Evento considerado como un punto de inflexión a partir del cual se
reconoció formalmente el valor que debía otorgarse a la protección de la naturaleza. Llama la
atención como los Estados, organizaciones internacionales y representantes de la sociedad civil que
se reunieron en Estocolmo advirtieron el estrecho vínculo entre los derechos humanos y la
protección del medio ambiente. Precepto que fue reiterado por la Sala Plena mediante la sentencia
C-644 de 2011 que resumió como principales rasgos de la acción popular, la prevención y el
restablecimiento a favor del bien colectivo afectado, es decir no se puede hablar de una
indemnización, pues esta acción va enfocada al restablecimiento a como estaba anterior al daño.
DECISIÓN:
PRIMERO.- REVOCAR la sentencia de tutela de segunda instancia proferida por la Sala de
Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, dentro de la acción de tutela instaurada por
J.F.O.T., en representación de la Fundación para la Defensa del Interés Público (F.) y C.M.B.,
contra el Tribunal Superior del Distrito Judicial de C. Sala Civil-Familia, mediante la cual se negó
el amparo y, en su lugar, CONCEDER la protección de los derechos fundamentales al debido
proceso y a un ambiente sano.
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SEGUNDO.- DEJAR SIN EFECTO la providencia proferida por Tribunal Superior del Distrito
Judicial de C., Sala Civil-Familia, el 18 de abril de 2013, dentro de la acción popular de la
referencia. EN SU LUGAR, CONFIRMAR parcialmente la sentencia de primera instancia dictada
por el Juzgado Cuarto Civil del Circuito de C. de Indias, el 29 de junio de 2012, con las
ADICIONES que a continuación se señalan.
TERCERO.- ACLARAR la sentencia del juzgado precitado, en el sentido de que en estos casos en
lugar de hacer referencia a una “indemnización”, se empleará el concepto de “restablecimiento” a
favor del bien colectivo afectado, bajo las consideraciones y parámetros dispuestos en esta
sentencia.
CUARTO.- ORDENAR que la comunidad afectada en la zona del mamonal participe eficazmente
en el proceso de elaboración y definición de los planes de restablecimiento que la autoridad pública
pretenda adelantar. Asimismo, esta comunidad participará de las actividades de monitoreo y control
que se adelanten y contará con la financiación de la asesoría que requieran, a cargo de Dow
Química, a fin de que estas puedan ejercer su derecho a la participación efectiva. En este punto, SE
INSTA a que las deliberaciones respeten el principio de buena fe y se orienten a lograr acuerdos
que plasmen una adecuada ponderación, procurando evitar posturas adversariales y de
confrontación, que bloqueen la toma de una decisión definitiva. Pero si no se logra un acuerdo en
un plazo razonable de tiempo, la autoridad ambiental correspondiente adoptará la decisión final y
debidamente motivada.
QUINTO.- ORDENAR a Dow Química que, dentro de los cinco (5) días siguientes a la
notificación de esta providencia, profiera un comunicado que será (a) publicado en un diario de
circulación local y (b) leído delante de la comunidad de pesqueros de la zona, que contenga como
mínimo lo siguiente:
i- El reconocimiento de las fallas humanas e institucionales que condujeron al derrame de L. en
1989.
ii- La explicación sumaria del compuesto químico y sus impactos para el medio ambiente.
iii- El perdón público por los daños ocasionados al ecosistema de la zona y sus pobladores.
iv- El compromiso serio de no repetir las conductas y errores que condujeron al siniestro.
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almacenamiento y transporte de pesticidas, desechos químicos y otras sustancias peligrosas; y (e)
los planes de contingencia y medidas de mitigación diseñados por la compañía ante eventuales
fallas.
Con base en ello habrán de rendir un informe técnico dentro del mes siguiente a la visita en el que
resuman las observaciones y valoraciones efectuadas, así como las sugerencias y correcciones que
estimen necesarias hacer de encontrarse alguna inconsistencia o riesgo en el funcionamiento de la
planta de Dow Química, pudiendo incluso ordenarse el traslado de la fábrica de insecticidas en caso
de que su operación no pueda hacerse compatible con el ecosistema de manglar en que se encuentra
ubicada.
De la ejecución del informe se encargarán las precitadas autoridades ambientales; mientras que en
virtud del principio de quien contamina paga y de los antecedentes de negligencia evidenciados en
este caso concreto, los estudios, pruebas y demás labores indispensables serán sufragados por la
compañía Dow Química.
SÉPTIMO.- EXHORTAR a la sociedad civil Cartagenera, a las organizaciones de defensa del
interés público y a la academia para que se apropien efectiva y realmente de la protección de su
entorno natural, conscientes del vínculo inescindible que reúne a humanos, animales, plantas y
demás organismos dentro un mismo entorno. Se les invita igualmente a participar armónica pero
vigilantemente con las autoridades ambientales, particularmente aquellas responsables de la Unidad
Ambiental Costera (UAC) del R.M., complejo Canal del Dique - Sistema Lagunar de la Ciénaga
Grande de S.M., en la elaboración de los planes de manejo ambiental que permitan la recuperación,
mitigación y prevención de futuros daños en la zona de la bahía de C., guardando consideración por
la importancia del medio ambiente para el ordenamiento jurídico, cultural y social colombiano, así
como por los principios rectores descritos en esta sentencia.
OCTAVO.- COMPULSAR copias del expediente de acción popular al Consejo Superior de la
Judicatura para que en el ámbito de su competencia investigue disciplinariamente la actuación del
Juez 4º Civil del Circuito de C., cuyo despacho demoró más de dos décadas para proferir el fallo de
instancia afectando con ello la resolución oportuna y eficiente de la demanda ciudadana impetrada.
NOVENO.- LÍBRESE por Secretaría General la comunicación prevista en el artículo 36 del
Decreto 2591 de 1991.
“Artículo 79. Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La ley garantizará la
participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo.
Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de
especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines.
Artículo 80. El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para
garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución.
Además, deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones
legales y exigir la reparación de los daños causados.
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Así mismo, cooperará con otras naciones en la protección de los ecosistemas situados en las
zonas fronterizas” como lo vimos en las disposiciones anteriores está de forma GARANTIZADA
para todos los habitantes del territorio nacional, y NADA puede intervenir, o evitar el disfrute del
mismo a estas personas, además de que ellos tienen el DEBER y la OBLIGACIÓN de
salvaguardarlo, pues ellos es declarado patrimonio nacional, el ambiente sano, no está dentro de los
derechos fundamentales al principio de la carta, pero este se puede defender por vía tutela en
conexidad con un derecho fundamental, como por ejemplo, la vida, V.gr si una industria está
situada en algún barrio y esta emite gases perjudiciales para la salud, ya allí se encuentran personas
con historial de enfermedad respiratoria, estas personas podrán tutelar esta industria exigiendo el
derecho al amiente sano en conexidad al derecho a la vida y a la salud que son derechos autónomos
y fundamentales, además de todos los procedentes normativos mencionados, tenemos también
Sentencia 431 de 2000 Corte Constitucional que dicta que el medio ambiente se encuentra
al amparo en lo que se ha denominado “Constitución ecológica”, conformada por el conjunto de
disposiciones superiores que fijan los presupuestos a partir de los cuales deben regularse las
relaciones de la comunidad con la naturaleza y que propugnan por su conservación y protección.
Ahora bien, todo lo anterior fundamenta los principios del derecho ambiental, y es que estos
principios además de ser nacionales, también son ratificados internacionalmente por Colombia,
estos principios son: 1. Desarrollo sostenible, 2. El que contamina paga, 3. Principio de precaución
y 4. Principio de rigor subsidiario.