Los Apócrifos
Los Apócrifos
Los Apócrifos
Es conocido que Jesús, al contrario de otros fundadores de religiones, no dejó nada escrito
mientras vivió. Su mensaje lo transmitía de manera oral a sus discípulos y apóstoles, los que, a
su vez, lo dieron a conocer a través de la predicación a las primeras comunidades cristianas.
Pero es a partir de la primera mitad del siglo I, que el mensaje que fundará las bases de la
Iglesia Católica, comenzó a materializarse en la forma escrita que ya conocemos como
Evangelios: San Lucas, San Mateo, San Juan y San Marcos.
Los textos de San Mateo y San Juan fueron escritos por testigos directos de la predicación de
Jesús, mientras que San Marcos y San Lucas por testigos indirectos que reunieron la
información de otras personas. La validez general de los cuatro escritos fue constatada a
finales del siglo II en el testimonio de Ireneo de Lyon.
Es así como la mezcla de lo oral con lo escrito, llevó a que a finales del siglo I y en el decurso
del II, surgiera una gran cantidad de escritos recopilatorios de dichos y sentencias dispersas de
Jesús, algunos de los cuales llegaron a adoptar forma de Evangelios, pero al no ser incluidos en
la Biblia, o aceptados por otras iglesias cristianas, fueron llamados “extracanónicos” o
“apócrifos”.
En el libro “Los Apócrifos”, Aurelio de Santos Otero los describe como aquellos que no fueron
reconocidos por las iglesias cristianas de los primeros siglos como parte de la Sagrada
Escritura. Sin embargo, se presentan con nombres o características que los hacen parecer
canónicos.
Además, los apócrifos se diferencian de los evangelios, ya que estos últimos apenas señalan la
autoría de quienes los escribieron, mientras que los “extracanónicos” resaltan varias veces el
nombre de algún miembro distinguido de la comunidad que supuestamente lo produjo.
Uribe explica que los apócrifos intentan completar la vida de Jesús, pero distan mucho de los
contenidos incluidos en la Biblia. Muchos de ellos datan de tiempos más lejanos al de los
textos bíblicos; aparecen años después.
En general, se han transformado en una corriente muy estudiada dentro de la teología, ya que
permiten conocer las distintas creencias que van mostrando otra manera de pensar, indicó
Uribe.
Entre los apócrifos más estudiados, ya sea porque se acercan más a las sagradas escrituras o al
tiempo en que se escribieron los evangelios son:
En los evangelios canónicos, Jesús es el único hijo de Dios, en tanto que en el de Tomás se
sugiere que todos podemos convertirnos en hijos de Dios al decir: “cuando se conozcan a sí
mismos, entonces serán conocidos y comprenderán que son hijos del padre viviente”. Jesús no
tiene que los demás no puedan tener, es posible tener el mismo tipo de relación con lo divino,
indican los investigadores.
En esta apócrifo se llama a una conexión personal con Dios sin que se necesiten iglesias
organizadas, sacerdotes u obispos. Tratándose de un evangelio considerado “gnóstico” (secta
constituida a comienzos del cristianismo que enfatizaba el misticismo y estaba en desacuerdo
con la jerarquía cristiana emergente), no fue del agrado de las autoridades de la Iglesia. Y
probablemente esa puede ser la razón por la cual este evangelio fue calificado como herético.
Impacto generó el documental dedicado a este evangelio que lanzó NatGeo, ya que en él la
figura de Judas no es la del famoso traidor como afirma la Biblia, sino que acá es el discípulo
favorito de Jesús, el que, si bien lo entregó a las autoridades romanas, fue siguiendo las
órdenes de su maestro.
Otra de las escrituras olvidadas más convincentes fue la hallada en Egipto en 1896, y
corresponde a la de María Magdalena. Sin embargo, no es la misma mujer que tiene un papel
asignado por la Iglesia como el de la prostituta arrepentida y reformada, sino que acá es una
discípula bien amada y miembro del círculo interno de Jesús.
Si el evangelio de María Magdalena es auténtico, significa que en algún momento las mujeres
fueron líderes poderosas de la iglesia cristiana, y que ella fue la líder de los apóstoles.
En este se detallan las instrucciones secretas que Jesús solo le dijo a María Magdalena, como la
revelación de ciertas cosas sobre la vida después de la muerte en términos gnósticos.
Esto ya que en los cuatro evangelios tradicionales, se describe como un paraíso de gran
felicidad, pero en el de María incluye un extraño viaje del alma en el que la persona muerta se
encuentra con criaturas angélicas y demoníacas a medida que el alma se abre paso hacia el
cielo, según el manuscrito.
En 1886, arqueólogos franceses que trabajaban en Egipto descubrieron una antigua tumba
cristiana, en cuyo interior había un monje del siglo VIII. En sus manos había un libro llamado el
Evangelio de Pedro, siendo uno de los primeros textos perdidos en ser descubiertos.
Éste cuenta una versión muy diferente de la vida de Jesucristo; es una historia temprana y
alternativa, donde Jesús no sufrió dolor alguno mientras estaba en la cruz. “Y tomaron dos
malhechores, y crucificaron al Señor entre ellos. Mas él se callaba, como aquel que no siente
sufrimiento alguno”. (Los apócrifos. Barberà del Vallès (Barcelona), Humanitas, S.L. 2005)
En el texto dice “la tumba estaba abierta, y los soldados lo vieron porque montaban guardia.
Mientras explicaban lo que habían visto vieron salir a tres hombres de la tumba”.
Cuando salen van sujetando un tercero, el que supuestamente es Jesús, y luego se oye una voz
profunda que pregunta “¿Has predicado a los que están dormidos?”. Es así como la
resurrección termina con Jesús y las otras dos figuras subir al cielo, dejando a los testigos
oculares asombrados.