Derecho Agrario
Derecho Agrario
Derecho Agrario
Por supuesto que no es válido generalizar a todo el actual territorio mexicano las
características de la sociedad azteca de 1520. Sin embargo, la influencia política
de Tenochtitlan y de la cultura nahua en general se dejaba sentir en todo
Mesoamérica. Por ello, el calpulli es el punto de referencia más destacado de la
organización social y productiva; el conocimiento de sus principales formas de
operación es indispensable para comprender la evolución agraria del país.
Además, hay grandes semejanzas entre el antiguo calpulli y el actual ejido.
La organización social de los aztecas presentaba a principios del siglo XVI una
estructura claramente estratificada, la cual estaba correspondida en la distribución
de la tierra, que era la riqueza principal. A la cabeza de la organización social
figuraba el Tlacatecutli, con sus familiares y su corte, a quien por similitud se le ha
llamado rey o emperador. Para sufragar sus gastos, además de los tributos que
debían pagar los barrios de Tenochhtitlan, los señoríos aliados y los grupos
sometidos y dominados, se reservaban las tierras llamadas tecpantlalli. El
segundo nivel jerárquico lo ocupaban los tlatoques, que ejercían el mando en las
provincias tenochcas, acompañados por funcionarios llamados tectecutzin y por
sus descendientes, los pipiltzin. Además de recibir una proporción de los tributos,
este grupo social tenía bajo control y administración las tierras de los tlatocalalli,
los pillalli y los tecpillalli.
Un lugar especial lo ocupaban los guerreros, quienes tenían bajo su encargo las
tierras llamadas mitlchimalli, que permitían sufragar los gastos de guerra. De modo
similar, los sacerdotes custodiaban las tierras de los teotlalpan, cuyos frutos se
dedicaban al sostenimiento de los templos y los gastos ceremoniales y del culto.
Todas las tierras anteriores eran cultivadas por macehuales y plebeyos, que en
ocasiones recibían el pago de un salario o remuneración, así como por aparceros
que dejaban en pago parte de la cosecha obtenida.
En la España del siglo XVI los pueblos y sus ayuntamientos poseían tierras de
distinta naturaleza y función. En primer lugar estaba el fundo legal, constituido por
la superficie que ocupaba el asentamiento humano, con sus viviendas, edificios
públicos, iglesias, etc. En segundo figuraban el ejido y la dehesa, que se
usufructuaban de modo común; el primero para el solaz, el paseo y la diversión, y
la segunda para pastoreo del ganado. En tercer término estaban las tierras de
común repartimiento, que se asignaban en usufructo a los vecinos del pueblo
mediante sorteo. Por último figuraban los proprios, que era la superficie asignada
al ayuntamiento del pueblo para que sufragara los servicios públicos y las obras
de beneficio colectivo.
Se puede apreciar fácilmente la similitud de las formas de distribuir la tierra en
España y México. Las parcelas del calpulli y las tierras de común repartimiento
sólo se concedían en usufructo para el cultivo individual de los jefes de familia del
barrio o del pueblo. Asimismo, los proprios y las altepetlalli tenían el mismo fin: se
cultivaban de manera colectiva para atender gastos comunes del pueblo.
Finalmente si en México no había dehesas porque no había ganado de pastoreo
antes del arribo de los españoles, esta situación cambió con el tiempo y a ese fin
se destinaron los ejidos que se asignaban a cada pueblo.
LEY 1.- Que los Indios sean reducidos á poblaciones.
El Emperador D. Carlos y el Principe G. en Cigales á 21 de marzo de 1551
Con mucho cuidado y particular atención se ha procurado siempre interponer los
medios más convenientes, para que los indios sean instruidos en la Santa Fé
Católica y Ley Evangélica, y olvidando los errores de sus antiguos ritos y
ceremonias, vivan en concierto y policía, y para que esto se ejecutase con mejor
acierto, se juntaron diversas veces los de· nuestro Consejo de Indias y otras
personas religiosas, y congregaron los Prelados de N.E. el año de 1546, por
mandato del Sr. Emperador Carlos V de gloriosa memoria, los cuales con deseo
de acertar en servicio de Dios y nuestro, resolvieron que los indios fuesen
reducidos a pueblos y no viviesen divididos y separados por las tierras y montes,
privándose de todo beneficio espiritual y temporal, sin socorro de nuestros
ministros y del que obligan las necesidades humanas, que deben dar unos
hombres a otros; y por haberse reconocido la conveniencia de esta resolución por
diferentes órdenes de los Señores Reyes, nuestros predecesores, fué encargado y
mandado a los Virreyes, Presidente y Gobernadores, que con mucha templanza y
moderación ejecutasen la reducción, población, y doctrina de los indios con tanta
suavidad y blandura, que sin causar inconvenientes diese motivo a los que no se
pudiesen poblar luego, que viendo el buen tratamiento y amparo de los ya
reducidos, acudiesen a ofrecerse de su voluntad, y se mandó que no se pagasen
más imposiciones de lo que estaba ordenado; y porque lo susodicho se ejecutó en
la mayor parte de nuestras Indias; Ordenamos y mandamos, que en todas las
demás se guarde y cumpla, y los encomenderos la soliciten, según y en la forma
que por las leyes de este Título se declara.
Durante los tres siglos de la Colonia, la Corona española emitió miles de títulos y
escrituras a favor de pueblos en todo el país, que constituyen la base jurídica de
las actuales comunidades agrarias.
LEY XIY.- Que á los poseedores de tierras, estancias, chacras y caballerías con
legítimos títulos, se les ampare en su posesión, y las demás sean restituidas al
Rey.
D. Felipe n, 20 de Noviembre de 1578
"Conviene que toda la tierra, que se posee sin justos y verdaderos títulos, se nos
restituya, según y como nos pertenece, para que reservando ante todas cosas lo
que á Nos, ó á los Virreyes, Audiencias y Govemadores pareciere necessario para
plazas, exidos, proprios, pastos, y valdíos de los Lugares, y Concejos, que están
poblados, assí por lo que toca al estado presente en que se hallan, como al
porvenir, y al aumento que pueden tener, y repartiendo á los Indios lo que
buenamente huvieren menester para labrar, y hacer sus sementeras, y crianzas,
confirmándoles en lo que aora tienen, y dándoles de nuevo lo necessario, toda la
demás tierra quede y esté libre y desembarazada para hacer merced, y disponer
de ella á nuestra voluntad."
Art. 8°.- Solo se exceptúan de la enagenación que queda prevenida, los edificios
destinados, inmediatamente y directamente al servicio ú objeto del instituto de las
corporaciones, aun cuando se arriende alguna parte no separada de ellos, como
los conventos, palacios episcopales y municipales, colegios, hospitales, hospicios,
mercados, casas de corrección, y de beneficiencia. Como parte de cada uno de
dichos edificios podrá comprenderse en esta excepción una casa que éste unida a
ellos, y la habiten por razón de oficio, los que sirven al objeto de la institución,
como las casas de los párrocos y de los capellanes de religiosas. De las
propiedades pertenecientes a los ayuntamientos, se exceptuarán también los
edificios, egidos y terrenos destinados exclusivamente al servicios público de las
poblaciones a que pertenezcan.
que carecieran de ella, lo que iba en contra de los principios del liberalismo
dominantes en el Congreso. Según los liberales, uno de los principales problemas
del país era la existencia de muchos grupos indígenas, con costumbres,
autoridades propias y una economía de subsistencia cerrada al mercado nacional.
El atraso y aislamiento de los indios se debía al usufructo comunitario de sus
tierras, lo que debilitaba las aspiraciones de progreso y los esfuerzos individuales.
Por eso se postuló la expropiación de los ejidos, y las tierras le propios y de
repartimiento, que podrían ser adquiridas en propiedad plena por quienes las
usufructuaban e incluso por personas ajenas a la comunidad 'desamortizada".
En diversos estudios se afirma que el propósito de la Ley Lerdo de crear una
importante clase de pequeños propietarios no se cumplió. Muchos de los
arrendatarios de bienes eclesiásticos, así como pequeños rancheros que vivían en
las inmediaciones de las comunidades, denunciaron y después compraron tierras
de la Iglesia o de los pueblos. Sin embargo, buena parte de ellos perdió muy
pronto los bienes recién adquiridos, que fueron a parar a manos de los
latifundistas.
LEY AGRARIA DEL IMPERIO QUE CONCEDE FUNDO LEGAL Y EJIDO A LOS
PUEBLOS QUE CAREZCAN DE ÉL
16 de septiembre de 1866
Art. 1°.- Los pueblos que carezcan de fundo legal y ejido tendrán derecho á
obtenerlos siempre que reúnan las circunstancias designadas en los dos artículos
siguientes:
Art. 2°.- Se concede á las poblaciones que tengan más de cuatrocientos
habitantes, y escuela de primeras letras, una extensión de terreno útil y productivo
igual al fundo legal determinado por la ley.
Art. 3°.- Los pueblos, cuyo censo exceda de dos mil habitantes, tendrán derecho
á que se les conceda además del fundo legal un espacio de terreno bastante y
productivo para ejido y tierras de Labor, que Nos señalaremos en cada caso
particular, en vista de las necesidades de los solicitantes.
Art. 8°.- Los terrenos necesarios para dotar á los pueblos de fundo legal y ejido,
los proporcionará el Gobierno de los baldíos ó realengos productivos, si los
hubiere; y en su falta, de los que adquiera por compra ó mediante otros convenios
que arregle con los dueños, de los que se necesiten.
Art. 9°.- Si para dotar a los pueblos de los terrenos que habla esta ley no se
pudieren proporcionar de la manera que se previene en el artículo anterior, y fuere
para esto preciso compeler á los dueños de los terrenos á la venta forzada de
ellos, en los casos prevenidos por derecho, la expropiación se hará observándose
lo prevenido en la ley de 7 de julio de 1853, así en cuanto á la designación de los
terrenos que hayan de expropiarse, declaración formal, de ésta en su caso,
manera de fijar la indemnización, y pago de ella.
15 de diciembre de 1883
Art. 1°.- Con fin de obtener los terrenos necesarios para el establecimiento de
colonos, el Ejecutivo mandará deslindar, medir, fraccionar y valuar los terrenos
baldíos o de propiedad nacional que hubiere en la República, nombrando al efecto
las comisiones de ingenieros que considere necesarias, y determinando el sistema
de operaciones que hubiere de seguirse.
Art. 2°.- Las fracciones no excederán en ningún caso a dos mil quinientas
hectáreas, siendo ésta la mayor extensión que podrá adjudicarse a un solo
individuo mayor de edad, y con capacidad legal para contratar.
Art. 3°.- Los terrenos deslindados, medidos, fraccionados y valuados, serán
cedidos á los inmigrantes extranjeros y á los habitantes de la República que
desearen establecerse en ellos como colonos.
Art. 21.- En compensación de los gastos que hagan las compañías en la
habilitación de terrenos Baldíos, el Ejecutivo podrá concederles hasta la tercera
parte de los terrenos que habiliten, ó de su valor; pero con las condiciones
precisas de que no han de enajenar los terrenos que se les concedan á
extranjeros no autorizados para adquirirlos, ni en extensiones mayores que dos mil
quinientas hectáreas; bajo la pena de perder en los dos casos las fracciones que
hubieren enajenado contraviniendo á estas condiciones, y cuyas fracciones
pasarán desde luego á ser propiedad de la Nación .
LEY SOBRE OCUPACION Y ENAJENACION DE TERRENOS BALDIOS DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
25 de marzo de 1894
Art. 1°.- Los terrenos de propiedad de la Nación, que son objeto de la presente
Ley, se considerarán para sus efectos, divididos en las siguientes clases:
I. Terrenos Baldíos. n. Demasías. III. Excedencias.
II. Demasías IV. Terrenos Nacionales.
Art.2°.- Son baldíos todos los terrenos de la República que no hayan sido
destinados a un uso público, por la autoridad facultada para ello por la Ley, ni
cedido por la misma a título oneroso o lucrativo, a individuo o corporación
autorizada para adquiridos.
Art. 3°.- Son demasías los terrenos poseídos por particulares con título primordial,
y en extensión mayor que la que éste determine, siempre que el exceso se
encuentre dentro de le linderos señalados en el título, y, por lo mismo, confundido
en su totalidad con la extensión titulada.
Art. 4.- Son excedencias los terrenos poseídos por particulares, durante veinte
años más, fuera de los linderos que señale el título primordial que tengan; pero
colindando con terreno que éste ampare.
Art. 5°.- Son nacionales, los terrenos baldíos descubiertos, deslindados y medidos,
p comisiones oficiales o por compañías autorizadas para ello, y que no hayan sido
legalmente enajenados.
También se reputarán terrenos nacionales los baldíos denunciados por
particulares, cuando éstos hubieren abandonado el denuncio ó éste se haya
declarado desierto o improcedente siempre que se hubiere llegado a practicar el
deslinde y la medida de los terrenos.
Art. 67.- Subsisten la prohibición e incapacidad jurídica que tienen las
comunidades y corporaciones civiles para poseer bienes raíces; y los
Gobiernos de los Estados, auxiliados por las autoridades federales, continuarán el
señalamiento, fraccionamiento en lotes adjudicación entre los vecinos de los
pueblos, de los terrenos que formen los ejidos y de los excedentes del fundo legal,
cuando no se hubieren hecho esas operaciones; sujetándose para, el
señalamiento a los límites fijados en las concesiones otorgadas a los pueblos, ya
por Gobierno español en la época colonial, ya por los Gobiernos de los Estados en
la época que pudieron disponer de los baldíos. En caso de que en la concesión no
se hubiere fijado la extensión ni los límites de dichos terrenos, se asignará a cada
población una legua cuadrada conforme a las disposiciones antiguas, siempre que
haya terrenos baldíos en los que pueda hacerse el señalamiento, porque no ha de
invadirse la propiedad particular, ni ha de tomarse de los baldíos mayor cantidad
de terreno que la que exprese la concesión.
Es una rama relativamente nueva dentro del derecho, más aún teniendo en cuenta
que la agricultura lleva más de 10.000 años acompañando al hombre. Los
antecedentes del derecho agrario surgen en escena una vez que las condiciones
socio-económicas pueden permitirlo. La conciliación de los factores socio- políticos
con el ámbito jurídico es lo que permite el nacimiento del derecho agrario. Estas
condiciones surgen por primera vez a principios del siglo XIX en Italia,
extendiéndose en toda la geografía europea en países como Francia, España y
Portugal, saltando el Atlántico por extensión, alcanzando a los países de
Iberoamérica.
Algunos pensadores proviene de la Francia del Siglo XVIII , y más concretamente
de la codificación civil establecida por Napoleón en 1804 (Código Napoleónico)
cuyas ideas revolucionarias abarcaban todos los bienes del ser humano, incluídos
los terrenos agrícolas. El propio hombre era quien determinaba la finalidad de sus
terrenos así como sus usos y desempeños
El debate sobre si los recursos agrarios debieran suscitar la creación de su propia
codificación, separándola del derecho civil, viene a darse siglos después en Italia,
entre los años 1928 y 1932 estudiando en profundidad las limitaciones en función
de los asuntos legislativos y didácticos, para demostrar que por sí mismo el
derecho agrario merecía su autonomía.
En la Italia del siglo XIX encontramos las primeras manifestaciones del derecho
agrario. Surge la “ESCUELA TOSCANA” : está integrada por los partidarios del
derecho civil que se interesan en el estudio de las normativas agrarias efectuando
análisis e investigaciones a profundidad.
En 1922 esta escuela sacó a la luz una publicación a la cual denominó DIRITTO
AGRARIO. Producto de la evolución histórica que ha sufrido el tratamiento de
nuestra materia han surgido fundamentalmente dos escuelas de Derecho Agrario
denominadas: Clásica (1922-1962) y Moderna (1962-1998)
En el período clásico se encuentran dos escuelas surgidas al calor de la discusión
acerca de la especialidad y autonomía del derecho agrario La discusión fue
iniciada por Giangostone Bolla y contestada por Ageo Arcangeli, la cual tuvo su
punto más álgido entre 1928 y 1931, durante un debate sostenido en las páginas
de la Rivista di Diritto Agrario.
El período moderno también lleva un nombre y se identifica con Antonio Carozza,
quien impulsa toda una línea de estudios de derecho comparado; afronta una serie
de temas propios de la teoría general y logra construir las bases de la nueva
ciencia agrarista, impulsando a su vez la creación de organizaciones como la
Unión Mundial de Agraristas Universitarios.
El debate de la autonomía del Derecho Agrario fue lo que le dio un impulso
fundamental a la necesidad de retomar el planteamiento de este tema. Existieron
factores que contribuyeron al aletargamiento en el desarrollo de ese campo,
aunado a la incapacidad de manejo con la que contaba el Derecho Civil para
manejar y resolver la problemática existente.