Ontogenesis
Ontogenesis
Ontogenesis
Como se desarrolla
Tipos
Ontogenesis postural
Introducción
1. Células óseas
En el hueso coexisten varios tipos de células (Tabla 1). Las células óseas se
hallan dentro del propio tejido óseo o en el estroma conjuntivo de la médula
ósea, rico en células mesenquimales pluripotenciales indiferenciadas (o
mesenchymal stem cells). Desde los trabajos de Friedenstein en 1976 se
conoce que estas stem cells pueden dar origen a cinco estirpes celulares
distintas: fibroblastos, osteoblastos, condroblastos, adipocitos y mioblastos
(3), en respuesta a diferentes señales moleculares que inician la cascada de
activación de diferentes genes.
1.1.- Diferenciación osteoblástica.
1.2.- El osteoblasto.
Los osteoblastos son células grandes (20-30 µm), de forma poliédrica, con
citoplasma basófilo y con un aparato de Golgi y un retículo endoplásmico
rugoso de tamaño importante. Proceden de las células mesenquimales
pluripotenciales de la médula ósea, endostio, periostio y pericitos
perivasculares (10). Emiten procesos citoplasmáticos hacia la matriz, que
comunican con la red de osteocitos y con osteoblastos vecinos. Los
osteoblastos y osteocitos se comunican entre sí por proteínas transmembrana o
integrinas, que actúan de enlace entre células o entre una célula y la matriz
extracelular, permitiendo el paso de mensajeros como calcio, citoquinas o
prostaglandinas. En estas células la conexión intercelular es la Conexina 43
(11).
1.3.- El osteocito.
1.4.- El osteoclasto.
2. Matriz orgánica
La matriz orgánica o sustancia osteoide representa un tercio del peso óseo.
Está formada fundamentalmente por proteínas, entre las que destaca el
colágeno (90%) (tabla 2). La matriz juega un papel importante en el conjunto
del sistema óseo, siendo evidente este hecho cuando aparecen enfermedades
del colágeno como la osteogénesis imperfecta. Sin embargo, actualmente debe
considerarse a la matriz mineralizada extracelular como algo más que un
reservorio de calcio y fósforo, ya que constituye una reserva de proteínas que
participan en la regulación de la diferenciación celular y en la integridad y
función del tejido óseo (19).
3. Fase mineral
Finalmente, el componente mineral del hueso representa el 65% del peso óseo.
Está formado por calcio, fosfato y carbonato (en proporciones de 10:6:1) en
forma de pequeños cristales de hidroxiapatita Ca10 (PO4)6(OH)2 y, en menor
proporción hay magnesio, sodio, potasio, manganeso y flúor. El plasma se
encuentra sobresaturado de calcio y fósforo respecto a la hidroxiapatita, por lo
que debe haber sustancias que inhiban la mineralización. Las proteínas con
capacidad adhesiva favorecen la mineralización, mientras que los
proteoglicanos, magnesio, ATP y pirofosfato la inhiben.
4. Regeneración ósea
La regeneración tisular es la respuesta que consigue la restitutio ad integrum
del tejido tras un trauma, a diferencia de la reparación, donde el tejido que se
forma es un tejido cicatricial, con características diferentes al original. En este
sentido el hueso es el único tejido del organismo, a excepción del tejido
embrionario, que se restituye totalmente tras una lesión (1). La regeneración
ósea origina una respuesta en la que están involucrados los vasos sanguíneos,
las células y la matriz extracelular. Desde los estudios de Trueta (23) se sabe
de la importancia de los vasos sanguíneos en la osteogénesis. Tras un trauma,
se produce una respuesta inflamatoria y un hematoma inicial, con hematíes,
plaquetas y fibrina. Las células del coágulo liberan interleuquinas y factores
de crecimiento, originando la migración de linfocitos, macrófagos, precursores
de osteoclastos y células mesenquimales pluripotenciales. Estas señales
moleculares promueven la diferenciación hacia células endoteliales,
fibroblastos, condroblastos y osteoblastos, dando origen a un nuevo tejido
fibrovascular, que reemplazará al coágulo inicial. Todo ello está regido por
una serie de complejas interacciones entre factores de crecimiento, hormonas
y citoquinas. En este proceso va a ser fundamental el aporte vascular, la
síntesis proteica y la mineralización.
La osteogénesis
es el proceso a través del cual ocurre la formación del tejido óseo; inicia a
partir de la octava semana, la clavícula es el primer hueso en comenzar este
proceso. Se lleva cabo a través de dos mecanismos de osificación:
intramembranosa y endocondral. Algunos huesos requieren ambos procesos,
por lo que se les considera de osificación mixta, tal es el caso del occipital y el
temporal, cuyas escamas son de osificación intramembranosa, mientras que el
resto es endocondral. Otro de los huesos que presenta osificación mixta es la
mandíbula, ya que la mayor parte es de tipo intramembranosa, pero la sínfisis
y los cóndilos son de osificación endocondral.
Osificación intramembranosa
La osificación intramembranosa es el proceso mediante el cual se forman los
huesos de membrana como los parietales, frontales, las escamas del occipital y
temporal, así como los huesos del viscerocráneo entre los cuales se encuentran
la mandíbula, maxilar superior, etc. Durante este proceso se expresa el factor
de transcripción CBFA1, así como las proteínas morfogénicas BMP2, BMP4 y
BMP7.
La osificación intramembranosa se lleva a cabo directamente en el
mesénquima, donde se va a formar el hueso; el primer indicio de este proceso
es el aumento de la vascularización en el tejido y la disposición de las células
mesenquimáticas alrededor de los vasos sanguíneos, constituyendo el centro
primario de osificación
Esquema que representa la acumulación de las células mesenquimáticas entre
los vasos sanguíneos para la formación de huesos de membrana (parietal).
Posteriormente, algunas células mesenquimáticas se convierten en
osteoblastos, los cuales son células osteógenas de apariencia fusiforme que
producen la matriz osteoide compuesta de colágeno y proteoglucanos (figura
Microfotografía de la región parietal de un feto humano de ocho semanas
donde se observa el comienzo de la osificación intramembranosa. Las flechas
punteadas indican las regiones donde se encuentra la matriz osteoide.
Los osteoblastos captan el calcio en forma de cristales de hidroxiapatita
procedentes de la sangre materna, y a medida que éstos se depositan en la
matriz osteoide, ésta se endurece formando hueso; cuando esto sucede el
osteoblasto queda atrapado en el interior y suspende la actividad osteógena
para convertirse en un osteocito cuya función es proveer a la matriz osteoide
los nutrientes necesarios (figura 13-3).
Mesodermo. Se trata de la capa que muestra los cambios morfogenéticos más
llamativos, dando lugar a un gran número de órganos y aparatos.
Somitas
Ubicación de los somitas en embrión de humano
Los somitas son estructuras segmentadas, formadas a ambos lados del tubo
neural durante el desarrollo embrionario a partir del mesodermo paraxial o
mesodermo dorsal somítico. A pesar de ser estructuras transitorias, poseen un
rol importante en la organización del patrón segmentario en los embriones de
los vertebrados, dando origen a las células que formarán las vértebras y
costillas, la dermis de la piel dorsal, los músculos esqueléticos de la espalda y
los músculos esqueléticos de la pared corporal y de las extremidades.1
La cresta neural
se considera como el cuarto tejido embrionario derivado del ectodermo, la
cual constituye un éxito de la adaptación evolutiva de los vertebrados y da
origen a un disímil conjunto de estructuras definitivas integrantes de diferentes
sistemas orgánicos.
Fisiología de la formación y crecimiento de los huesos
Huesos sanos.
Estructuras embrionarias
El mesodermo es una de las tres capas celulares a partir de las que se
desarrolla la totalidad del embrión. En un principio existen tres capas de
células: una exterior, una intermedia y una interna. El mesodermo es la capa
intermedia y da lugar a los huesos de las extremidades.
Por último, la cresta neural es una formación celular transitoria, propia de las
primeras etapas del desarrollo. Su característica fundamental es la
pluripotencialidad de sus células.
Osificación endocondral
El proceso de osificación endocondral se caracteriza por la formación del
cartílago a partir del tejido embrionario y la posterior osificación del mismo,
que da lugar al crecimiento de los huesos. Podemos dividir este proceso en 5
etapas:
Primero, las células expresan dos factores de transcripción: PAX 1 y
Scleraxix, que son fundamentales para la activación de los genes que
convertirán las células originales en cartílago. Esto es posible gracias a que
unas células inducen a las células vecinas a ello de manera paracrina.
A continuación, las células que han expresado los genes necesarios, se
agrupan y se convierten en condrocitos.
Estos condrocitos se multiplican de manera muy rápida, por lo que forman una
especie de “molde” para el futuro hueso.
Posteriormente, la multiplicación se detiene y los condrocitos aumentan de
tamaño. Asimismo, estos condrocitos modifican los componentes que liberan
para la formación de la matriz que puede calcificarse gracias al carbonato
cálcico.
Por último, el molde del cartílago es recorrido por los vasos sanguíneos en
formación. Los condrocitos mueren de manera progresiva, siendo sustituidos
por osteoblastos.
Los osteoclastos son células encargadas de la destrucción ósea cuya actividad
debe mantenerse siempre en equilibrio con la actividad de los osteoblastos.
Esto se debe a que la correcta formación y crecimiento de los huesos depende
de dicho equilibrio.
Osificación intramembranosa
Mediante el proceso de osificación intramembranosa se da la formación y
crecimiento los huesos planos del cráneo. Esta osificación se produce en el
interior de una membrana de tejido conjuntivo.
De las células de esta membrana, algunas se convertirán en osteoblastos, las
células formadoras de la matriz ósea. Mientras que otras se convierten en
células que forman parte de los pequeños vasos saguíneos que irrigan los
huesos.
Los osteoblastos se agrupan formando lo que se conoce como centro de
osificación, alrededor del que se irá formando de manera progresiva el hueso.
Esto se debe a que estas células sintetizan y segregan componentes que son
necesarios para crear una matriz capaz de captar sales de calcio.
La osificación endocondral
Existe otro proceso del desarrollo de los huesos distinto, que no implica
cartílago y se denomina osificación intramembranosa. En ella no hay tejido
calcificado, y la osificación se produce a partir de una membrana, que forma
hueso (periostio). El periostio no solo genera hueso sino que también lo
reabsorbe, permitiendo la remodelación.