Trabajo Final Lit. Románica - Gabriela Agosta - 2022
Trabajo Final Lit. Románica - Gabriela Agosta - 2022
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TRABAJO FINAL
LITERATURA ROMÁNICA
CURSO: 4° AÑO
2 de octubre de 2022
Joaquín Sabina
Resumen:
A lo largo de la historia de la humanidad, hombres y mujeres se han
preguntado por el amor, sus musas, sus significados, sus legitimaciones y su
particular forma de ser percibido y sentido por cada quién. En sentido filosófico,
siempre han circulado preguntas tales como ¿qué es el amor? ¿Cuándo es
amor? ¿Por qué daña el amor? ¿Pueden la pasión y el amor ir juntos a la par?
¿Existe el amor para toda la vida? ¿Puede, el hombre en su naturaleza,
guardar fidelidad en el amor?
en su proceder? aunque, no puede dejar de afirmarse que del otro lado existe
una mujer que ya no lo mira por detrás o que, incluso, se haga eco de la lógica
donjuanina. La explicación a esto puede simplemente resumirse al mito que
repite su lógica, al menos instalada en nuestro imaginario y que habla de la
sacralización del amor y la amoralidad de la pasión desde el punto de vista
sexual.
Entonces, si el problema tomado de la obra Don Juan nos posibilita
trasladarnos a un presente en que cabe preguntarnos de qué manera vivimos
las relaciones, las aceptamos, legitimamos o padecemos, la pregunta por el
amor y/o la pasión se vuelve una pregunta por los acuerdos de una pareja (en
pretendida igualdad de condiciones) para vincularse, entonces: ¿es la pasión
un lado B y despiadado del amor? ¿Por qué tiene cabida aún hoy la lógica del
Don Juan? ¿Hay, definitivamente, cierto placer en la transgresión que parece
implicar la pasión? ¿Y después?
Esta mirada interpeladora a través del interrogante sobre qué rol jugamos
en las relaciones, cómo actuamos en ellas y qué cosas somos capaces de
hacer, tolerar, e, incluso de invisibilizar, es quizá el efecto buscado por Molière,
un innovador que logró por medio del género dramático, liberarse del
formalismo, del drama y de la tragedia para hablar de lo que sucedía en su
época, traspasando fronteras y trascendiendo interpretaciones de todo tipo.
A partir de las intenciones del autor, resulta pertinente pensar si existió en
él cierto sesgo feminista plasmado a lo largo de los cinco actos de su obra Don
Juan, estrenada el 15 de enero de 1665, en pleno período barroco
renacentista; o si simplemente buscaba entretener dirigiendo una crítica a los
faltos de moral en medio de la tradición cristiana. Existe un estudio al respecto,
publicado por el Departamento de Filosofía de la Universidad complutense de
Madrid, titulado El feminismo ambiguo de Molière, el cual nos invita a pensar
–en términos ideológicos- si la obra intenta colocar a la mujer engañada en la
categoría cómica de las ridículas o más bien todo lo contrario: una invitación a
despertar de la inocencia. Sea como fuere, ubicándonos en las condiciones
contextuales de producción, podríamos sostener la siguiente explicación
aportada por el artículo: “¿Cómo se sitúa Molière en este conflicto?
Evidentemente, del lado de lo que hemos llamado el espíritu burgués
naturalista; y de ahí viene la ambigüedad (cuando no la perversión) de su
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“Un mito no es otra cosa que una serie de palabras asociadas al rito (Raglan,
1956: 126). Si la historia de don Juan es el mito, entonces el rito es el de la
fertilización divina por un dios disfrazado o, en cualquier caso, por un hombre
que representa al dios. La función habitual de un mito es la de santificar y
normalizar el ritual. La peculiaridad del mito de don Juan es que se le dio por
vez primera su forma moderna en un tiempo en el que el ritual al que se refería
estaba oficialmente condenado y sólo era observado en los ceremoniales
secretos del culto de las brujas o en la vida sexual clandestina de mujeres que
preferían los abrazos de don Juan a los de sus maridos. Las mujeres de don
Juan, escribe Pérez de Ayala, se enamoran de él «no lentamente como en un
proceso estendaliano de cristalización, sino por un coup de foudre, como si la
gracia hubiese descendido de golpe sobre ellas. Ésta, sin embargo, no es la
gracia del Espíritu Santo; es la gracia de Satán. Don Juan es un agente
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Por otra parte ¿actúa Don Juan acaso para sobrevivir al amor? Visto así
hasta cabría pensar en la figura de un antihéroe que, en defensa de la vivencia
de las pasiones, se salvaría del sufrimiento que puede conllevar el amor. En
ese sentido, Alvarez Ramos se hace las siguientes preguntas disparadoras:
Conclusiones
Luego de lo relacionado y analizado, podríamos pensar en primer lugar
que, tal como afirma Gabriel Rolón en su libro “Encuentros, el lado B del amor”
no es cierto que el amor y el deseo van de la mano. En segundo lugar, es
posible aventurar que Don Juan no tuvo la fortuna de conocer el amor,
entendido como un sentimiento noble al que toda persona podría aspirar,
dispuesta a ceñirse a las convenciones y acuerdos que ello pueda implicar.
Tercero, es posible asumir que existan personas que no deseen enamorarse
pero sí vivir los efectos de sentirse amadas tal como puede observarse en el
caso de nuestro protagonista. Cuarto, aún en nuestros tiempos, tiene mucho
peso la idea de que “el que mal anda, mal acaba”, lo cual puede hacernos
pensar en que no hay nada de malo en vivir la pasión despojada del amor o
con él, siempre y cuando el engaño y la maldad no sean los artificios. Quinto,
hay cierta perversión y narcisismo en la conquista del Don Juan, lo cual incluso
se extiende al género femenino; este aspecto del orden psicológico es uno de
los más inquietantes. Sexto, es posible dar rienda suelta a nuestras emociones
y pasiones desde el punto de vista de la libertad humana; sin embargo,
hombres y mujeres deberemos recordar un cliché: todos nuestros actos tienen
algún tipo de consecuencia. De esta manera en cierta forma el mito se
reestablece, quedando por lo demás, ver de qué manera transformar el rito, sin
“cacería”
En conclusión, si interpretamos que la pasión puede llegar a ser pasajera o
incluso parte de una etapa en la que el sujeto no logra ir más allá, restaría
pensar en cómo quedaríamos ubicados los hombres sin el amor y, en todo
caso, analizar por qué muchas veces éste no alcanza o no logra sostener la
pasión que le serviría de sostén en el tiempo. Preguntas que, como se dijo al
comienzo, invitan a seguir preguntándose. Preguntas que deberían
posicionarnos más en la otredad; preguntas qué no excluyan saber que, a
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Referencias
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