Álgebra Lineal en Física e Instrumentación Espacial: Textos Universitarios Ciencias
Álgebra Lineal en Física e Instrumentación Espacial: Textos Universitarios Ciencias
Álgebra Lineal en Física e Instrumentación Espacial: Textos Universitarios Ciencias
Instrumentación Espacial
TEXTOS UNIVERSITARIOS
CIENCIAS
UAH
El contenido de este libro no podrá ser reproducido,
ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
Todos los derechos reservados.
I.S.B.N.: 978-84-18979-83-5
Instrumentación Espacial
Índice general
1. Números complejos. 11
1.1. Conceptos generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.2. Operaciones con números complejos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
1.3. Forma exponencial de un complejo: definición y operaciones. . . . . . . . . 18
1.4. Traslaciones y rotaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
1.5. Teorema fundamental del Álgebra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
3. Espacios vectoriales. 51
3.1. Espacios vectoriales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
3.2. Dependencia lineal. Bases. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
3.3. Subespacios vectoriales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
3.4. Ecuaciones de un subespacio vectorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
3.5. Cambio de base en un espacio vectorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
4. Aplicaciones lineales. 71
4.1. Nociones básicas sobre aplicaciones lineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
4.2. Ecuación matricial de una aplicación lineal. . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.3. Matrices equivalentes y matrices semejantes. . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
4.4. Núcleo e Imagen. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
4.5. Aplicación al estudio de sistemas lineales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
7
8 ÍNDICE GENERAL
5. Diagonalización 87
5.1. Autovalores, autovectores, autoespacios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
5.2. Diagonalizabilidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
5.3. Aplicación: cálculo de potencias de una matriz. . . . . . . . . . . . . . . . 94
6. Espacios Euclı́deos. 95
6.1. Producto escalar. Ortogonalidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
6.2. Proyección sobre un subespacio vectorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
6.3. El método de mı́nimos cuadrados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
6.4. Matrices ortogonales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
6.5. Isometrı́as vectoriales (I): generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
6.6. Isometrı́as vectoriales (II): isometrı́as del plano. . . . . . . . . . . . . . . . 120
6.6.1. Isometrı́as directas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
6.6.2. Isometrı́as inversas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
6.7. Isometrı́as vectoriales (II): isometrı́as del espacio. . . . . . . . . . . . . . . 123
6.7.1. λ = 1 autovalor de A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
6.7.2. λ = −1 autovalor de A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
6.8. Matrices simétricas reales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Estas notas están basadas en el curso sobre Álgebra Lineal del Grado en Fı́sica e Ins-
trumentación Espacial de la Universidad de Alcalá. Cubren los temas clásicos del Álgebra
Lineal (sistemas de ecuaciones lineales, espacios vectoriales, aplicaciones lineales, diago-
nalización y espacios euclı́deos), más algunos temas de Geometrı́a (isometrı́as vectoriales,
espacio afı́n, movimientos rı́gidos en el plano y el espacio e introducción a las cónicas). Las
notas comienzan, además, con un tema sobre números complejos.
Resulta difı́cil definir qué es el Álgebra Lineal cuando los conocimientos con los que
cuenta el posible lector son, sobre todo, los de Bachillerato. Una definición informal podrı́a
ser que el Álgebra Lineal es el estudio de diversos temas en Matemáticas que, en último
término, pueden reducirse al estudio de sistemas de ecuaciones lineales. Otra posible des-
cripción informal es que el Álgebra Lineal trata de cuestiones que pueden expresarse, todas
ellas, en forma matricial. Ambos son intentos nobles de proporcionar una idea intuitiva,
próxima a la experiencia del lector. Lo cierto, en cualquier caso, es que el lector descubrirá
pronto que el Álgebra Lineal es una disciplina abstracta.
El Álgebra tiene que ver con la noción de estructura: la naturaleza de los objetos con los
que trabajemos no nos importa demasiado; lo que nos importa es el tipo de operaciones que
pueden llevarse a cabo dentro del conjunto en el que trabajemos, y sus propiedades. Quizá
el lector atraı́do por la Fı́sica sienta algún tipo de rechazo hacia lo abstracto, pero lo cierto
es que buena parte de la Fı́sica actual es fuertemente abstracta. La Teorı́a de la Relatividad
se desarrolla en un espacio-tiempo tetradimensional, que no podemos imaginar, aunque sı́
describir mediante ecuaciones, y habla de un universo curvado por la gravedad. La Fı́sica
Cuántica es contraintuitiva, aunque su desarrollo formal concuerda perfectamente con las
observaciones. La Mecánica de Fluidos tiene una complejidad matemática considerable,
hasta el punto de que puede encontrarse, como campo de investigación, no sólo dentro
de la Fı́sica, sino también de las Matemáticas, con algunos problemas célebres aún no
resueltos.
9
10 ÍNDICE GENERAL
familiares, nos servirán de ayuda para integrar conceptos más abstractos como el de espacio
vectorial o espacio afı́n.
Familiarizarse con las definiciones del Álgebra Lineal lleva tiempo. Los conceptos abs-
tractos tienden a volatilizarse, y es necesario volver sobre ellos una y otra vez hasta que se
asientan. La recompensa es un conjunto de temas que, más allá de su belleza intrı́nseca, son
aplicables en el desarrollo de la tecnologı́a GPS, en el análisis de señales, en la resolución
de circuitos, en la modelización de movimientos en el plano y el espacio (reflexiones, giros,
traslaciones) y en el estudio de las curvas que siguen los cuerpos que se mueven bajo la
acción de fuerzas gravitatorias (curvas cónicas). Quizá los primeros pasos no sean fáciles,
pero si el lector persevera, le aguarda un mundo maravillosamente ordenado, que le será de
utilidad también en otras asignaturas relacionadas con Matemáticas, Fı́sica o Ingenierı́a.
Siendo el Álgebra Lineal una disciplina muy clásica, la bibliografı́a existente es abun-
dante. Al final de estas notas se proporcionan diversas sugerencias de obras y textos donde
se abordan tanto la teorı́a (que es lo que ocupa a estas notas) como problemas y ejercicios
relacionados con el Álgebra Lineal. La bibliografı́a sugerida permite también profundizar
y ampliar los contenidos de estas notas en otros temas relacionados con el Álgebra Lineal
(análsisis matricial, descomposiciones matriciales, programación lineal, teorı́a de juegos,
estadı́stica, etc.) que no se abordan aquı́.
Capı́tulo 1
Números complejos.
x3 − 15x − 4 = 0
11
12 CAPÍTULO 1. NÚMEROS COMPLEJOS.
áreas, porque tienen menos restricciones que los reales: por ejemplo, sobre los complejos
(sobre los reales esto no es cierto) toda ecuación polinómica (como las que aparecen en esta
introducción) tiene solución, y de hecho tantas soluciones como indique su grado. Además,
los números complejos tienen una cierta correspondencia con los vectores del plano, y de he-
cho algunas transformaciones geométricas (por ejemplo, traslaciones y rotaciones) pueden
representarse con números complejos.
Además, la longitud del afijo se llama módulo del número complejo (ver Fig. 1.1), y
se representa por ρ, o también por |z|. El ángulo que va desde el semieje positivo de las
x hasta el afijo, se llama argumento del número complejo (ver Fig. 1.1), y se representa
por θ, o también por arg(z). Observemos que θ no es único, puesto que, asumiendo que
θ está en radianes, θ + k · 2π, con k ∈ Z (esta expresión corresponde a sumar a θ un
número entero de vueltas completas) nos define el mismo complejo; volveremos sobre esto
más tarde, cuando hablemos de las raı́ces n-ésimas de un complejo.
Si conocemos ρ, θ tenemos identificado el extremo del afijo, y por lo tanto el número
complejo en sı́. En consecuencia, otra forma de representar el número complejo, alternativa
a la forma binómica, es mediante el par (ρ, θ); en concreto, se llama forma polar del
complejo a la expresión
z = ρθ .
1.1. CONCEPTOS GENERALES. 13
(a, b)
ρ
b
θ
a
En Fig. 1.1 observamos que se forma un triángulo rectángulo cuyos catetos son a, b, y cuya
hipotenusa es ρ, siendo θ el ángulo opuesto a b. Por lo tanto, se tiene
√ b
ρ= a2 + b2 , θ = arc tg ; a = ρcos(θ), b = ρsen(θ).
a
Las dos primeras relaciones se utilizan para obtener ρ, θ a partir de la forma binómica.
Insertando las dos segundas en la expresión de la forma binómica z = a + ib del complejo,
se obtiene
z = ρcos(θ) + iρsen(θ) = ρ(cos(θ) + isen(θ)),
que recibe el nombre de forma trigonométrica del complejo. Además, teniendo en
cuenta el mismo triángulo rectángulo, y dado que la hipotenusa de un triángulo rectángulo
es siempre mayor o igual que cualquiera de sus catetos, se tiene que ∀z ∈ C,
Por lo tanto, el conjugado de un número complejo es otro número complejo que tiene
la misma parte real, pero cuya parte imaginaria está cambiada de signo. En Fig. 1.2 se
muestra el afijo de un número complejo (en negro) y de su conjugado (en rojo); es obvio
que el afijo correspondiente al conjugado es el simétrico del afijo original respecto del eje
horizontal. Además, el módulo del conjugado coincide con el del complejo original, y su
argumento coincide con el del complejo original, cambiado de signo (porque el sentido
positivo para medir ángulos es el antihorario).
14 CAPÍTULO 1. NÚMEROS COMPLEJOS.
(a, b)
Se tienen entonces las siguientes propiedades (la única que no hemos mencionado antes
es la primera de ellas):
|z| = |z|.
arg(z) = −arg(z).
z1 · z2 = (a1 a2 − b1 b2 ) + i(a1 b2 + a2 b1 ).
Para sumar dos números complejos, sumamos las partes reales, por un lado, y las
imaginarias, por otro. Geométricamente, la suma de complejos se corresponde con la suma
1.2. OPERACIONES CON NÚMEROS COMPLEJOS. 15
z1 + z2
z2
z1
de vectores (ver Fig. 1.3): puesto que cada complejo viene, de hecho, representado por un
vector del plano (y viceversa), no resulta raro que la suma de complejos se corresponda
con la suma de vectores. De hecho, lo que se representa en la Fig. 1.3 es la regla del
paralelogramo para sumar dos vectores planos.
Para restar dos números complejos, sumamos al primero el opuesto del segundo, donde
el opuesto de z = a + ib se define como −z = −a − ib. Respecto a la multiplicación de
números complejos, corresponde a la multiplicación de polinomios, donde i hace el papel
de la variable x, pero teniendo en cuenta que i2 = −1.
En Álgebra nos interesan las operaciones que satisfacen determinadas buenas propieda-
des, que se dan en contextos muy diferentes. En concreto, la suma de números complejos
verifica las siguientes propiedades:
1. Asociativa: ∀z1 , z2 , z3 ∈ C,
z1 + (z2 + z3 ) = (z1 + z2 ) + z3 .
Esencialmente, la propiedad asociativa nos dice que a la hora de sumar tres complejos
podemos empezar sumando los dos primeros, y luego sumar el resultado con el tercero,
o bien los dos últimos, y luego sumar el resultado con el primero. En particular, para
sumar tres complejos podemos escribir, simplemente, z1 + z2 + z3 , sin necesidad de
paréntesis.
2. Elemento neutro: existe e ∈ C tal que ∀z ∈ C,
z + e = e + z = z.
El elemento neutro de la suma de complejos es 0 = 0 + i · 0.
16 CAPÍTULO 1. NÚMEROS COMPLEJOS.
z+ω =ω+z =e
4. Conmutativa: ∀z1 , z2 ∈ C,
z 1 + z2 = z 2 + z1 .
La propiedad conmutativa nos dice que el orden, a la hora de sumar dos complejos, no
importa. Si a esta propiedad le unimos la asociativa, lo que nos dicen conjuntamente
es que sumar una cantidad arbitraria de complejos puede hacerse en el orden que
deseemos.
1. Asociativa: ∀z1 , z2 , z3 ∈ C,
z1 · (z2 · z3 ) = (z1 · z2 ) · z3 .
z · ẽ = ẽ · z = z.
z · ω̃ = ω̃ · z = ẽ
4. Conmutativa: ∀z1 , z2 ∈ C,
z 1 · z2 = z 2 · z1 .
Por lo tanto, (C − {0}, ·) también forma un grupo conmutativo. Además, se tiene la
propiedad distributiva del producto respecto a la suma: ∀z1 , z2 , z3 ∈ C,
z1 · (z2 + z3 ) = z1 · z2 + z1 · z3 .
La propiedad distributiva nos dice que para multiplicar un complejo por una suma, pode-
mos multiplicar el complejo por cada uno de los términos de la suma, y sumar después.
Es una propiedad que también verifican, por ejemplo, los números enteros, o las matrices
cuadradas, con sus sumas y sus productos.
Finalmente, se tiene entonces que en C tenemos dos operaciones, + y ·, que verifican: (1)
(C, +) es un grupo conmutativo; (2) (C−{0}, ·) es un grupo conmutativo; (3) La operación
· es distributiva respecto de la operación +. Cuando en un conjunto se dan (1)+(2)+(3),
es decir, tenemos dos operaciones que cumplen lo anterior, se dice que el conjunto, junto
con esas operaciones, forma un cuerpo conmutativo. Por lo tanto, (C, +, ·) es un cuerpo
conmutativo. El conjunto de los números racionales, Q, o el de los reales, R, con la suma
y el producto habituales, también son cuerpos conmutativos. Sin embargo, los enteros no,
porque no todo entero tiene un inverso; y las matrices cuadradas, tampoco.
Lema 4. Sean z, z1 , z2 ∈ C, z = a + ib. Son ciertas:
(1) z · z = |z|2 .
(2) z1 + z2 = z1 + z2 (El conjugado de la suma es la suma de los conjugados).
(3) z1 · z2 = z1 · z2 (El conjugado del producto es el producto de los conjugados).
(4) |z1 + z2 | ≤ |z1 | + |z2 |.
(5) Se tiene
z+z z−z
a= , b= .
2 2i
(6) z = z (El conjugado del conjugado de un complejo z, es él mismo).
Demostración. En el caso de (1), si z = a+ib, entonces z = a−ib, y z ·z = (a+ib)(a−ib) =
a2 + b2 = |z|2 . Para (2), si z1 = a1 + ib1 y z2 = a2 + ib2 , entonces
z1 + z2 = (a1 + a2 ) + i(b1 + b2 ) = (a1 + a2 ) − i(b1 + b2 ) = (a1 − ib1 ) + (a2 − ib2 ) = z1 + z2
Para (3), se procede como en (2) (queda como ejercicio). Para (4), puede procederse
geométricamente, observando en Fig. 1.3 que para que el triángulo formado por los afi-
jos de z1 , z2 , z1 + z2 pueda cerrarse, cada lado debe ser menor o igual que la suma de los
otros dos, o bien de forma algebraica (posible ejercicio para las clases de prácticas). Para
demostrar (5) basta observar que si z = a + ib, entonces z = a − ib; sumando entonces
ambas expresiones se tiene la expresión buscada para a, y restándolas, la de b. Finalmente,
(6) es fácil y se deja como ejercicio.
18 CAPÍTULO 1. NÚMEROS COMPLEJOS.
z = ρeiθ .
z1 ρ1 eiθ1 ρ1
= = ei(θ1 −θ2 ).
z2 ρ2 eiθ2 ρ2
Podemos traducir esto como: el módulo del cociente es igual al cociente de los módu-
los, y el argumento del cociente es igual a la resta de los argumentos.
1.3. FORMA EXPONENCIAL DE UN COMPLEJO: DEFINICIÓN Y OPERACIONES.19
Para convencernos de que todo complejo tiene n raı́ces n-ésimas, y para ver cómo
encontrarlas, recurrimos de nuevo a la forma exponencial, pero explotando el hecho
de que el argumento de un número complejo no es único. Es decir,
z = ρeiθ = ρei(θ+2kπ) , k ∈ Z.
Calculemos entonces la raı́z n-ésima de z. Se tiene
√ √ θ 2kπ
n
z = n ρei(θ+2kπ) = n ρei( n + n ).
Puesto que k puede tomar cualquier valor entero, al dar distintos valores a k vamos
obteniendo las distintas raı́ces. En concreto, al substituir k = 0, 1, 2, . . . , n − 1 se
obtienen
√ θ
n i( n )
√ i( θ + 2π ) √ i( θ + 4π ) √ i( θ + 2(n−1)π )
e , n e n n , n e n n ,··· , n e n n
√
Todas las raı́ces n-ésimas de un complejo z = ρeiθ tienen el mismo módulo, n ρ,
que coincide con la raı́z n-ésima (positiva) del módulo ρ del complejo.
Los argumentos de las raı́ces n-ésimas son:
θ θ 2π θ 4π θ 2(n − 1)π
, + , + ,..., + .
n n n n n n n
Aquı́ hay una regularidad, que resulta más clara si los escribimos ası́:
θ θ 2π θ 2π θ 2π
, +1· , +2· , . . . , + (n − 1) · .
n n n n n n n
En particular, si escribimos los sucesivos argumentos como θ0 , θ1 , θ2 , . . . , θn−1 ,
θ
observamos que θ0 = , y
n
2π
θ+1 = θ +
n
para = 1, . . . , n − 2, de manera que para pasar de un argumento al siguien-
te vamos sumando una cantidad fija, 2π n
. Esta propiedad la interpretaremos
geométricamente en la siguiente sección.
P
α P
Teorema 6. Los extremos de los afijos de las raı́ces n-ésimas de un número complejo son
los vértices de un polı́gono regular de n lados.
Demostración. Sea z = ρeiθ . Sabemos que z posee n raı́ces n-ésimas, que llamamos z0 , z1 , . . . , zn−1 ,
√
cuyos módulos son todos iguales y de valor n ρ, y cuyos argumentos son
θ0 , θ1 , . . . , θn−1 ,
donde θ0 = nθ y θ+1 = θ + 2π n
, con ∈ {0, 1, . . . , n − 2}. Consideremos ahora dos raı́ces
consecutivas, z y z+1 . Entonces
√ √ √ 2π
z = n
ρeiθ , z+1 = n
ρeiθ+1 = n
ρei(θ + n ) .
Por tanto,
√ 2π 2π
z+1 = n
ρeiθ · ei n = z · ei n ,
22 CAPÍTULO 1. NÚMEROS COMPLEJOS.
P
P
C
2π π
6 = 3
es decir, cada raı́z n-ésima se obtiene a partir de la anterior, multiplicando por el complejo
2π
ω0 = ei n , que tiene módulo 1. En consecuencia, geométricamente el afijo de cada raı́z n-
ésima se obtiene girando el afijo de la raı́z anterior un ángulo 2π
n
en torno al origen. Puesto
que al cabo de n raı́ces se obtiene de nuevo la primera raı́z (porque n · 2π n
= 2π), y puesto
que todos los afijos tienen el mismo origen, que coincide con el origen de coordenadas, y el
mismo módulo, los afijos de las sucesivas raı́ces van dibujando los vértices de un polı́gono
regular de n lados (observemos que para un polı́gono regular de n-lados, todos los vértices
están a la misma distancia del centro, que en este caso es el origen, y que el ángulo formado
por los segmentos que unen el origen con dos vértices consecutivos es 2π n
).
√6
En Fig. 1.6, se observan los afijos de 1, las raı́ces sextas de la unidad, que forman un
hexágono regular.
1.4. TRASLACIONES Y ROTACIONES. 23
P
v
P
τv (z) = z + v.
La relación entre estos complejos puede visualizarse en Fig. 1.8, utilizando dos números
complejos auxiliares, llamados w1 , w2 , que corresponden a los vectores CP, CP , respecti-
vamente. Observamos que CP es el resultado de girar CP un ángulo α (de hecho, como
los vectores que utilizamos son vectores libres, podemos considerar que ese giro es un giro
en torno al origen, que en este caso corresponderı́a, geométricamente, al punto C). Por lo
tanto,
w2 = w1 · eiα .
Ahora bien, como CP = OP − OC, w1 = z − z0 ; y como CP = OP − OC, w2 = w − z0 .
Por lo tanto,
w − z0 = (z − z0 )eiα .
Despejando w y escribiendo w = GC,α (z), se tiene
P
w2
P
w1
C
Por lo tanto, las raı́ces de un polinomio P (z) son las soluciones de la ecuación P (z) = 0;
de hecho, a veces se habla de las raı́ces de una ecuación para referirse a sus soluciones. Las
raı́ces de un polinomio pueden ser reales o complejas: por ejemplo, las raı́ces de P (z) = z 2 −1
son ±1; las de P (z) = z 2 + 1 son ±i. Sin embargo, el resultado siguiente nos dice que si
un polinomio P (z) con coeficientes reales (esto es esencial) tiene una raı́z compleja a + ib,
entonces también tiene que tener como raı́z a su conjugada, a − ib; el resultado es falso si
los coeficientes de P (z) no son reales.
Lema 8. Si z0 = a+bi es una raı́z de un polinomio P (z) = an z n +an−1 z n−1 +· · ·+a0 cuyos
coeficientes son números reales (es decir, ai ∈ R ∀i = 0, 1, . . . , n), entonces z0 = a − bi
también es raı́z de P (z).
Pero la igualdad anterior implica que z0 es raı́z de P (z) (de hecho, lo que dice es que
P (z0 ) = P (z0 ) = 0).
Lo anterior implica que, si tenemos un polinomio P (z) con coeficientes reales, sus raı́ces
complejas siempre vienen por pares: si tenemos una raı́z compleja, también debemos tener a
26 CAPÍTULO 1. NÚMEROS COMPLEJOS.
su conjugada. Vamos a ver ahora que el problema del cálculo de raı́ces está absolutamente
relacionado (de hecho, son las dos caras de una misma moneda) con otro problema, el
de la factorización de polinomios. Factorizar un polinomio es escribirlo como producto de
polinomios más sencillos, es decir, de menor grado; por ejemplo, P (z) = z 2 − 1, que tiene
grado 2, puede escribirse como (z + 1)(z − 1), es decir, como producto de polinomios de
grado 1.
Si, por ejemplo, P (z) = (z 2 − 1) = (z + 1)(z − 1), entonces al dividir P (z) entre
z + 1 el resto es cero, es decir, la división es exacta. Necesitamos por tato recordar algunas
cuestiones básicas sobre división. En la división de números naturales hay un dividendo D,
un divisor d, un cociente C y un resto r, que cumplen
D = dC + r, r < d.
Observemos además que la condición r < d es esencial, porque es la que nos indica
cuándo detener el proceso de división. De la misma forma, cuando dividimos dos poli-
nomios P (z), Q(z), hay un dividendo, P (z), un divisor, Q(z), un cociente C(z) y un resto
r(z), que verifican
donde C(z) es el cociente de la división P (z) : (z − a), y r(z) es el resto. Pero observemos
que r(z), de hecho es una constante, es decir, no depende de z. La razón es que el grado
del resto siempre es menor que el del divisor; como el divisor es z − a, que tiene grado 1,
el grado del resto r(z) debe ser 0, es decir, r(z) debe ser una constante. Por consiguiente,
podemos escribir r(z) = r ∈ C. Evaluando entonces la identidad P (z) = (z − a)C(z) + r
en z = a, y puesto que r es constante, se tiene
P (a) = (a − a)C(a) + r.
Corolario 10. El valor z = a es raı́z de P (z) si y sólo si existe Q(z) tal que P (z) =
(z − a)Q(z).
Demostración. (⇒) Si z = a es raı́z de P (z), por definición de raı́z se tiene que P (a) = 0.
Por el Teorema del Resto, el resto de la división P (z) : (z − a) es r = P (a). Como P (a) = 0
entonces r = 0, luego la división es exacta, es decir, existe Q(z) tal que P (z) = (z −a)Q(z),
y Q(z) es el cociente de la división P (z) : (z −a). (⇐) Supongamos que P (z) = (z −a)Q(z).
Entonces P (a) = (a − a)Q(a) = 0 · Q(a) = 0, luego z = a es una raı́z de P (z).
Por lo tanto, encontrar soluciones para P (z) = 0, con P (z) un polinomio, implica,
también, factorizar P (z). Observemos que si z = a es una raı́z de P (z), y por tanto
P (z) = (z − a)Q(z), es decir, z − a es un factor de P (z), dicho factor puede estar elevado
a un exponente mayor de 1. Por ejemplo, P (z) = z 2 − 2z + 1 = (z − 1)2 ; ciertamente z = 1
es una raı́z de P (z), luego z − 1 es un factor de P (z), pero aparece elevado al cuadrado.
Esto motiva la siguiente definición.
Definición 11. Sea P (z) = an z n + an−1 z n−1 + · · · + a0 un polinomio donde ai ∈ C. Se dice
que z0 es una raı́z de multiplicidad m ≥ 1 de P (z), si
P (z) = (z − z0 )m · Q(z),
con Q(z) un polinomio de grado n − m.
Si en la definición anterior m = 1, se dice que la raı́z es simple; si m > 1, que es múltiple.
Finalmente, nos preguntamos cuántas raı́ces tiene un polinomio de grado n. Claramente
puede tener, como mucho, n raı́ces, porque si tuviera más de n raı́ces, teniendo en cuenta
que cada raı́z da lugar a un factor de grado 1 (si la raı́z es múltiple el grado es mayor), al
multiplicar nos encontrarı́amos que el grado del polinomio es mayor que n. Por lo tanto debe
tener, como mucho, n. Si nos preguntamos por las raı́ces reales, entonces no hay mucho más
que podamos decir. Pero si nos preguntamos por las raı́ces complejas, la pregunta se puede
responder totalmente, y viene dada por el siguiente teorema, cuya demostración requiere
técnicas avanzadas, por ejemplo de Variable Compleja, que aparecerán en la asignatura de
Métodos Matemáticos de la Fı́sica.
Teorema 12 (Teorema Fundamental del Álgebra). Todo polinomio P (z) de grado n, con
coeficientes complejos, tiene n raı́ces sobre C (contadas con multiplicidad).
Observemos que no todas las raı́ces tienen por qué ser distintas (puede haber raı́ces
múltiples). Además, es equivalente a decir que, sobre los complejos, cualquier polinomio
P (z) puede escribirse como
P (z) = an (z − z1 )(z − z2 ) · · · (z − zn ),
donde an es el coeficiente del término de mayor grado, y los zi , i = 1, . . . , n, son las
raı́ces complejas (algunas de las cuáles pueden ser reales, y algunas de las cuáles pueden
coincidir, si las raı́ces son múltiples) de P (z). El teorema es falso sobre los reales: por
ejemplo, P (z) = z 2 + 1 no tiene factorización posible sobre R, aunque sobre C se tiene
P (z) = (z + i)(z − i).