Despertar de La Serpiente Fuego PDF
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EL SEGUNDO TRUENO
En busca de los Ishayas Negros. .
INTRODUCCION
La visión del Universo Origen
~~~
En busca de los Ishayas Negros graba una serie de visiones y experiencias que
yo tuve mientras estudiaba con los Ishayas. El total del tiempo transcurrido fue solo
de algunos días, pero el total del tiempo de las visiones fue de muchos años.
Las experiencias fluyendo a través de mí ocurrían lejos del espacio-tiempo de
la realidad de este mundo. Ellas fueron una serie de otras vidas que eran totalmente
paralelas a los acontecimientos entre mis amigos, particularmente Edg y Sharon en y
alrededor del monasterio de los Ishayas.
Durante este periodo, tuve una lucha de vida o muerte con mi ego, y casi me
conquista en cuatro ocasiones separadas -- Sin coincidencias después de la
instrucción de la segunda esfera, las técnicas Solar, Lunar, La Tierra y la Segunda
Cognición. Las visiones fueron inspiradas a través del aprendizaje de cada una de
estas técnicas coincidiendo exactamente con los cambios en mi vida personal que
eran intensos y, en una ocasión, tan terrible como nunca me lo hubiera imaginado
posible: la perdida de Sharon.
¿Si yo hubiera sabido desde el principio todo lo que tendría que dejar para
ganar la iluminación, hubiera yo continuado? Probablemente no. Solo en
retrospección es que veo la belleza inherente de mi tragedia personal.
El camino de todos es distinto. La increíble facilidad con la cual algunos
crecen bajo el cuidado de los Ishayas nunca deja de fascinarme. Yo miro mi vida y,
parece que siempre he elegido el camino más difícil posible -- y aun yo sé que para mi
no había otra opción. Y hay otros quienes han sufrido muchísimo más.
Cualquier cosa que se requiera es la única actitud que es real, la única actitud
que funciona, la única actitud que lo asiste a uno para alcanzar la meta. Cualquier
cosa que yo tenga que hacer para darme cuenta de la iluminación, eso haré. Este fue
el punto de vista que adopte en los Himalayas y el único que me pudo llevar a través
de mis tribulaciones hasta el final.
Para aquellos quienes buscan la iluminación, ninguna otra trama de la mente
puede sustituir a esta. No hay otra trama de la mente que pueda tener éxito. Uno debe
de tener la voluntad de dejarlo todo -- cada creencia, cada juicio, cada apego --
entonces y solo entonces puede haber progreso. Ya que es exactamente donde uno
clava los talones y dice, “hasta aquí y no mas” que el ego pinta su raya y gana la
batalla.
No son las posesiones, si no los apegos los que causan el problema. ¿Qué es lo
que uno debe dejar? Nada. ¿Qué es lo que uno debe de tener la voluntad de dejar?
Todo. Cuando uno esta listo para liberarse de todo, la vida empieza en serio. El
amanecer a la Verdadera Luz nunca esta lejos.
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La serie de los Truenos describe la apertura de la conciencia de la raza
humana a niveles aun mas profundos y sutiles de experiencia de la iluminación.
Existe una conciencia colectiva de la humanidad que lo subyace todo e impregna
todas nuestras creencias y experiencias. Esta identidad colectiva es responsable de la
mayoría de nuestras perspectivas del mundo y experiencias individuales de la
realidad. Cambiar este sistema de creencias colectivo típicamente es demasiado lento,
ya que toma el continuo esfuerzo de parte de muchos durante un largo tiempo.
En este y en los libros subsecuentes, la conciencia colectiva de la humanidad
es personificada e individualizada como el Señor Gana, un príncipe semi-divino que
vivió mucho antes de que cualquier historia pudiese ser registrada. Puesto que Gana
es el representante de toda la humanidad, sus luchas para tomar maestría de sus
creencias y juicios tienen el efecto de transformar a todos los demás. A veces
consciente de su estatus Universal, otras veces ignorante, Gana se mueve a través de
varias experiencias de vida en un intento de dominar de los bajos aspectos de su
naturaleza y despertar a la plena conciencia. Esto continúa con una gran complejidad
mientras que su entendimiento de la conexión del individuo con el Universo se
desenvuelve.
Gana no trabaja solo. El nunca esta mucho tiempo sin la inspiración divina --
que la mayoría de las veces toma la forma de un inusual maestro de la transmutación,
el Vidyadhara Airavata, también conocido como Heramann. Airavata es bastante
viejo y sabio, el último de los antiguos Vidyadharas, una raza inteligente que
prevaleció antes del descenso de nuestra actual especie humana. Comúnmente
inconsciente de la conexión sutil y Eterna de la esencia que subyace de las
encarnaciones de Gana, Heramann a pesar de eso es llamado a apoyarlo en su
crecimiento. El Poder omnipotente de la corrientes ascendentes de las Leyes
Naturales siempre están presentes para ayudar a Gana; pero él casi nunca está
consciente de esto. Esta fuerza es personificada como su aspecto femenino, Almira.
Almira es la segunda mitad del Alma de Gana, siempre consciente; ella es la Diosa,
siempre en divina comunión con el Uno; Ella es la Madre Tierra, el Origen de todo el
Bien para la humanidad, la personificación del Espíritu Santo.
Gana es tambien siempre observado, protegido y guiado por la encarnación de
la sabiduría de la conciencia elevada, enmarcada en los libros de los Truenos como
sus Siete Maestros, Vasuki, Mordom, Rodavi, quien mas tarde renace como Joab,
Vaga, Atri, Brihas y Matri. Su relación con Gana es una de gentil guía y disciplina.
Todos los demás caracteres en esta Historia son, ya sean manifestaciones
parciales del aspecto de la mente infinita de Gana o también sus creaciones. Algunas
de estas creaciones son positivas y representan las fuerzas creativas de la naturaleza:
sus hijos y las personas que él intenta salvar de la destrucción y guía hacia niveles
mas elevados de entendimiento. Y algunas de estas creaciones son negativas, las
fuerzas destructivas de la naturaleza personificadas y puestas en forma por el
entendimiento incompleto de la vida de Gana: El Emperador Valín y los agentes y
subalternos de Valín, los Asurs y Rakshasas. En ambos casos, aunque teniendo
forma independiente y vida, todas sus creaciones se mantienen enraizadas en la mente
de Gana.
Así el resto de la serie de los Truenos es una historia de las eras de la
humanidad en sus viejos intentos de conseguir una estable civilización dirigida, hacia
arriba. Ellos estan también como una descripción de un viaje individual a la
iluminación a través de numerosos nacimientos.
Cualquier forma de leerlo es correcta. Ya que estamos continuamente creando
nuestro propio mundo. Proyectamos nuestras creencias y juicios hacia afuera; estos
regresan a nosotros como nuestras experiencias de las otras personas, de historia, de
vida, de materia. Cada uno de nosotros soñamos nuestro propio mundo -- Esto
significa que cada uno de nosotros es ultimadamente responsable de nuestra propia
creación. Y por lo tanto, cada uno de nosotros puede cambiar cualquiera de las reglas
que gobiernan nuestro mundo en cualquier momento, resultando completamente en
una perspectiva diferente del mundo y un mundo completamente diferente. Darse
cuenta plenamente de este simple hecho es una definición aceptable de la iluminación.
Es la esperanza de los Ishayas que el aprendizaje de los diferentes niveles de realidad
tejidos dentro de este trabajo ayuden a otros a levantarse mas rápidamente al
reconocimiento de su autoridad principal en sus propios mundos. Entonces la
sanación de esta Tierra será muy pronto lograda.
VISION Y VIDA.
Las civilizaciones mueren cuando ellas pierden sus visiones que las fundan.
¿para que trabajar para ser grandiosos si no hay potencial para serlo? ¿Si lo visible es
todo lo que existe, porque no dedicar la vida a las riquezas y a las posesiones? ¿Qué
importa quien se lastime en el proceso? Si de todas maneras todos los involucrados
estarán muertos dentro de un siglo. ¿A quien le importa lo que pase en este pequeño y
extraño planeta circulando alrededor de un sol promedio en un conjunto de docientos
mil billones de soles, perdido dentro de un brazo del remoto espiral de una galaxia de
tamaño promedio en un conjunto de mil billones de galaxias? Seguro que somos muy
pequeños para ser significativos en cualquier sentido Cósmico. ¿No es la vida misma
una aberración, un accidente del destino, una consecuencia inevitable de moléculas
juntándose aleatoriamente en un universo cercanamente infinito?
Sin la ayuda de la infraestructura de la Verdad visionaria, el significado de la
vida se colapsa hacia la insignificancia. Las visiones no son falsas, ellas no son
ficción ni fantasía. Las verdaderas visiones expresan las más altas aspiraciones de
nuestras almas -- aspiraciones imposibles de expresar de ninguna otra forma. Esta
forma del entendimiento de la visión es vital en el mundo de hoy. La contribución
invaluable del trabajo visionario moderno es dar forma a las ideas que ya no encajan
convenientemente en nuestros patrones aceptados de creencia.
Nuestra dependencia en el dogma científico nos ha alejado de nuestras viejas
perspectivas del mundo, profanando nuestros dioses, asesinado a nuestros héroes,
vaciado nuestra magia y disminuido a un patético tamaño de la duración de la vida de
los hombres y las mujeres que libremente caminaron sobre el planeta de nuestros
ancestros. Esto ha creado una vida para el ser humano promedio que casi siempre es
aburrida, sin sentido, opaca, temerosa o extremadamente dolorosa.
Pero toda Verdad enterrada en su momento crecerá de nuevo a través de la
oscura tierra de la duda y el temor. Ya que hay (y hay todavia) verdaderos Héroes en
este planeta, también como aun hay (y siempre habra) verdaderos dioses asi como su
Eterna Fuente -- el Uno que es la vida interna de todos los dioses, el Uno que es la
raíz de la fortaleza del Héroe, la magia del mago, el poder de sanar del curandero, el
genio creativo del artista, la sabiduría sobrenatural del Iluminado. No importa si todos
(o siquiera alguno) recuerda este hecho. La Realidad no es democrática.
¿Quién crea las visiones? Nadie -- Las visiones son una expresión de la
Verdad, y por lo tanto nunca son inventadas ni creadas en el sentido usual de la
palabra. Lo visionario abre a la continua realidad que subyace y formula en lenguaje
lo que se descubre allí. El espíritu del Uno entra dentro del visionario (el visionario
respira el aliento de la vida conocido como Inspiración); el resultado es una nueva
expresión nacida del campo que subyace del arquetipo que nunca cambia.
Este y los subsecuentes volúmenes de la serie de los Truenos son trabajos
visionarios. Ellos son la expresión de donde hemos venido y a donde vamos; ellos son
un reporte sobre la condición humana; ellos son decretos de la Conciencia Universal.
Como tal, su utilidad yace en el ejemplo en vez de instrucciones especificas para vivir
sobre esta Tierra. La guía practica de la Ascensión de los Ishayas está disponible a
través de instrucción personal, pero las técnicas de Ascensión por si mismas nunca
serán grabadas, ni ahora ni nunca en ningún libro.
Estos textos no intentan ser científicamente rigurosos. Por ejemplo:
No importa si Martanda alguna vez fue un planeta de nuestro sistema solar
entre Marte y Júpiter -- donde ahora solo se encuentran rocas sin vida conocidas como
asteroides -- o ya sea que Martanda circuló un sol diferente, o que estaba bastante
alejado de nuestra galaxia. Nuestro creciente conocimiento científico podra algún día
responder estas preguntas, pero por ahora la ubicación exacta de este increíble y
populoso mundo no es importante.
Lo que es importante es la existencia sin fin de la humanidad. La raza humana
es mucho más antigua que lo que nuestros historiadores han grabado, mucho mas
antigua de lo que nuestros arqueólogos y antropólogos han siquiera empezado a soñar.
Desde el amanecer de la creación, han existido individuos a través del Universo
quienes han sido capaces de conocerse a sí mismos. Esta es la única definición de la
humanidad que tiene consistencia o significado.
Nunca hubo una epoca que los seres humanos no habitaran este Universo. Ni
habra nunca una epoca en que las razas Auto-Conscientes desconozcan el tiempo-
espacio creado.
La forma de los cuerpos, los detalles específicos de las anatomías, el tamaño y la
forma y él número de cabezas o extremidades -- eso no es lo importante. La verdad
esencial que lo subyacente -- de que cada ser humano tiene dentro de su corazón la
chispa del fuego divino -- éste es el único hecho importante.
Somos dioses en carne mortal, pero por nuestras decisiones y acciones no lo
vivimos. No hay fronteras en nosotros mas que aquellas que nosotros artificialmente
creamos y mantenemos por nuestras creencias en limitación y juicios del bien y del
mal. ¡Esto ya no necesita ser así! Ni siquiera por un instante mas, la libertad esta
disponible para cualquiera quien la busque, ya que nosotros somos los Hacedores de
los Mitos. Nosotros somos los soñadores de los sueños. El poder de la mente puede
ser olvidado o negado, pero su rica brillantez permanecera, centellando como una
perfecta joya, justo por debajo de las lodosas aguas de nuestra negación y
desesperación. Y la afortunada verdad es que cualquiera -- niño o adulto
sobrecargado por las ansiedades y preocupaciones de la vida, cualquier anciano,
completamente magullado por las luchas de este difícil y cruel mundo -- cualquiera en
cualquier momento puede como de pronto sin aviso despertar a la Verdad subyacente
de la vida. Y la verdadera buena noticia es que incluso solo una persona es suficiente
para transformar el mundo. La gente se parece mas a las palomitas de maíz de lo que
se pueden imaginar o aun empezar a recordar. Cuando uno se desliza a través de las
barreras ilusorias de limitación y temor, todo le sigue.
“¿Cantaré de mi jardín,
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El Príncipe Sol Gana nunca fue sobrepasado por ningún otro Shara. Su
generosidad, humildad y nobleza nunca han sido igualados y nunca lo serán, pero en
este punto cuando yo me uní con su historia personal, aun cuando él estaba en la
estaba incompleto. Su mente aun no podía recordar que le hacia compás a toda la
Ascendente, la raíz de todo lo que es. Por lo tanto, Gana no entendía que su vida era
necesariamente sin error compuesta de un gozo sin fin. Y por lo tanto el Príncipe Sol
no era libre del potencial de la duda y del temor. Hoy por ejemplo, una serie de
descubrimientos desafortunados acerca de la confianza de su sobrino Irnga lo había
3 EL MUNDO DE ALMIRA
Nuestro Universo contiene mundos dentro de mundos, cada uno más glorioso,
-- Rodavi
4 LA TECNICA LUNAR
~~~
La Cueva de la Ascensión estaba directamente conectada con la de San Juan;
las historias contaban que exactamente aquí el apóstol había aparecido en dos
ocasiones separadas. Eran suficientemente grandes para cien o más; en el centro
había un lago hirviendo que la mantenía tibia y húmeda.
Antes de que nosotros ascendiéramos, Nanda tomó a Sharon y a mí por
separado y dijo, “Durga y yo hemos tomado nuestra decisión: nosotros queremos que
ustedes se muevan a través de la segunda esfera tan rápido como sea posible. Yo voy
a darles ahora la Técnica Lunar, mañana, La Tierra y la segunda cognición el día
siguiente.”
“¿porqué tan rápido?” pregunté, alarmado. Yo pensé que era mejor el esparcir
las instrucciones por varios días o semanas.”
“Ordinariamente, si. Pero estos son momentos especiales Juan ha venido a ti
dos veces. Tu eres, nos parece a Durga y a mi, la llave para nuestro próximo paso, el
entendimiento que hace falta para nuestra expansión al mundo. Si eso verdaderamente
debe ser. Nosotros queremos que ustedes dos aprendan las veintisiete técnicas de
ascensión en tiempo record. El Hijo del Trueno te ha marcado -- es su ejemplo lo que
nosotros seguimos aquí.”
“Cualquier cosa que tu pienses sea lo mejor, por su puesto,” dijo Sharon
entusiasmada. Ella parecía extremadamente alegre por este progreso. Mis
sentimientos de dudas no parecían desanimarla en lo más mínimo.
“Antes de que hagas estos,” dije, esperando disuadirlo, “debo decirte acerca de
la visión que tuve anoche, después de que tu nos diste la Técnica Solar. No era como
ninguna otra cosa que yo haya experimentado alguna vez antes.” Brevemente le
conté mis recuerdos de Para, Gana, Airavata y Almira.
Lejos de hacerlo cambiar de parecer, mi historia inspiró a Nanda a responder
con “¡Maravilloso! ¡maravilloso! ¡Esto es todo tan maravilloso!
“¿Qué?” pregunté, pensando que lo había malentendido. “¿Cómo así?”
“¿Qué no sabes? ¿es que en el Oeste se han olvidado de todo? No, veo que no.
Sorprendente. Antes de que él fuera Cristo ¿Quién fue Isha?”
“Bueno, Jesús de Nazareth.”
“Si, si, por su puesto ¿Pero antes de ese nacimiento?” Nanda sonaba un poco
impaciente.
“Yo recuerdo haber leído alguna vez que Cristo fue el profeta Elisha y Juan el
bautista fue Elías, en un nacimiento previo,” dijo Sharon pensativamente. “Y yo
supongo que ha habido otros nacimientos antes de esos ¿Moisés quizás? ¿O Jacob?
Yo no se.”
“Los Ishayas siempre han mantenido que mucho antes de cualquiera de esos
nacimientos, Isha era conocido como Ganapati – el Señor Gana o literalmente el
Señor de las Almas. ¡Se dice que Ganapati es el fundador de nuestra presente raza
humana!”
“¿Mi visión fue real entonces?” mientras yo preguntaba sentí que el mundo
otra vez se desvanecía y Para y las experiencias de Gana regresaron y se
intensificaron.
“Todas las verdaderas visiones vienen del Ascendente ¿acerca de los detalles?
No tengo ni idea. He escuchando ecos desde el pasado de que nosotros no somos
nativos de la Tierra. ¡Yo no se!” supongo que Boanerge sabría. Pero he escuchado
antes de Vidyadharas – de la Raza Solar. Tu debes saber tanto como cualquiera de los
seres vivos ahora acerca de estos temas. Escribe tu visión, ¿no? Con tanto detalle
como puedas recordar. Esto podría ser críticamente importante.”
“Si tu así lo deseas,” suspire, frustrado y otra vez deprimido ¿por qué era yo el
que siempre tenia que ser el afectado por estas cosas? “¿así que no hay opción aquí?
¿tengo que aprender la próxima técnica ahora?”
“Tu no tienes que hacer nada nunca. Yo simplemente estoy diciendo que es
nuestra decisión para ti” Nanda no estaba ofendido pero podía darme cuenta que
estaba divertido por mi actitud. Era fácil ver porque: todos los demás buscaban
fervientemente la instrucción. Yo era siempre el niño problema, resistiendo lo que
todos los demás deseaban con todo su corazón.
Suspirando otra vez, resolví tratar con más aínco en el futuro. “Nanda-ji, lo
siento. Parece que me gusta hacer la vida un poco mas difícil para mi mismo de lo
que es necesario.”
“Eso es un error común en el estado despierto,” él respondió cálidamente.
“¿Por eso con tu permiso entonces? Procederé. Bien. La Técnica Lunar tiene varias
funciones importantes, la primera es abrir lo que tradicionalmente se le conoce como,
‘el sendero de los dioses’. Si alguien muere después de que el primer nivel de
iluminación, la Conciencia Perpetua se gane, pero antes de que el grado mas elevado
de la Unidad se establezca, el alma deja el cuerpo por este sendero. Convirtiéndose
en un ángel, un dios, el alma va al mundo de los ángeles, de los Dioses. Este en un
camino a través de las regiones celestiales, es uno que va muy despacio. La meta que
eventualmente se alcanza es la misma que se consigue por un alma que atraviesa el
Sendero Solar, el Sendero de los Sabios, pero toma mucho, mucho mas tiempo.
“Abrir este canal ahora incrementará tu percepción celestial; abrirá tu sexto
chakra, ajña, comúnmente conocido como, ‘el tercer ojo’. A través de tomar maestría
de esta técnica tu ganaras completa habilidad de ver y escuchar a los celestiales – los
devas, ángeles, elementales, espíritus de la naturaleza y otras que viven en realidades
dimensiónales mas sutiles que nosotros los humanos.”
“Por eso esta técnica desarrolla la Conciencia Exaltada,” dijo Sharon absorta.
“Exactamente. La Segunda Técnica de la Segunda Esfera aligera el desarrollo
del segundo nivel de la iluminación.”
“¿Por qué aquí?” pregunté, quejumbrosamente sin darle importancia. Mi
resolución se estaba ya partiendo. “¿No tendría mucho mas sentido estabilizar la
Conciencia Perpetua primero y entonces desarrollar la Conciencia Exaltada?” era yo
incorregible. Seguido me impresionaba yo a mi mismo por mi crudeza. Aquí estaba
yo, a punto de ser instruido con esta técnica de mas de dos mil años de antigüedad y
tenia la desfachatez de cuestionar al anciano Custodio de esta maravillosa Enseñanza.
Sharon me frunció el ceño pero Nanda sonrió tan calurosamente como siempre
y respondió afectuosamente “Si nuestro propósito fuera simplemente la Conciencia
Perpetua sin duda estarías en todo lo correcto sin duda alguna. Pero la meta de la
Ascensión es la permanente experiencia del grado mas alto de la iluminación, la
Unidad. Nosotros no queremos que nadie permanezca atorado en un nivel bajo de
conciencia por eso aun antes de que la experiencia del Ascendente se estabilice,
nosotros empezamos a acomodar el trabajo base para el rápido crecimiento a la
conciencia en la iluminación. ¿Entiendes?”
Realmente no tenia ni idea de lo que él estaba hablando, pero estaba seguro de
que la Técnica Lunar sería tan simple y poderosa como las otras cinco que había
aprendido; resolví una vez mas que cuando menos intentaría ser expresivamente
agradecido con Nanda y practicaría la Ascensión con mi mayor disposición.
~~~
Nanda, Sharon y yo fuimos los últimos en entrar en la Cueva de la Ascensión.
Mientras me sentaba junto a ella en una formación rocosa cerca de la boca de la cueva
y sostenía su mano, el sol declinando todavía no muy metido mas allá de las cumbres
Himalayas, acariciaban su dorado cabello, rayos brillantes de aros de gloria alrededor
de su radiante rostro. Tu eres Ella, pensé, entonces cerré mis ojos para Ascender.
Empecé con la Técnica Lunar como Nanda había sugerido. Después de una
sola repetición, todo de la Tierra era olvidada mientras yo entraba a un nuevo mundo,
completamente diferente a Para y todavía inesperadamente conectado a Gana y a
Almira...
5. NATIVIDAD
El invierno era famoso por su larga duración. Aun los mas ancianos decían
que no podían recordar otro parecido. Los que planeaban pobremente tenían que
pedir prestado con intereses de sus vecinos, otros pero no muchos morían por el largo
frió. Pero el milagro de la primavera al fin empezaba; los fragantes narcisos y los
pompones dorados tapizaron los valles mientras las flores zafiro nevada y azafrán e
índigo que perseguían al hielo de regreso a las montañas. Había algunas inundaciones
como los pesados aguaceros de la primavera ayudaban a derretir, sin embargo,
prometía ser un año pacifico y productivo para todas las tierras de Tala.
La capital de tala era conocida como Sulara, la Ciudad Dorada de los Adanai.
Sulara era una ciudad magnificente, llena de oro y joyas y prosperidad. Fue
construida en el lejano sur, en la misma región donde la leyenda cuenta que el
Fundador Gana fue envenenado hace mucho tiempo. En la lejanía del océano en esos
días había una creciente cadena de islas, cada una mas caliente que la anterior, de
donde venia la gran mayoría de las frutas y verduras de Tala. Mas allá de la mas
lejana y la mas caliente, el calor del aire se elevaba tanto que nadie podría pasar mas
al sur y vivir. Así ningún marino nunca había alcanzado el Franco Sur; nadie sabía si
el océano mas allá del Quemante Mar se enfriaba otra vez y había entonces mas tierra,
o sí la temperatura se mantenía elevándose, inexorablemente hasta que el agua hervía
y el mundo terminaba en las flamas del infierno.
Uno de los últimos Reyes Sol de Emura el Adan Marcellus el Lesser, una vez
decidió ver si alguna de sus historias de fabulosos tesoros perdidos mas allá del
Quemante Mar eran verdad. El envió diecisiete navíos con sus mas bravos soldados
y sus mas leales marineros y se aventuro a la mar del sur con gran pompa y ceremonia
un día en medio del invierno.
pasaje. Eso no era una estatua ordinaria la que Julius honraba con su gratitud: el
inmortal shara Gana, envenenado por Irnga, el hijo de su hermana, estaba sentado
Mucho tiempo atrás, todos aquellos que Gana había amado vivían vidas completas,
mundo.
Ochenta y dos mil años podrían parecer un largo tiempo para estar en coma.
¿Pero que es el pasar de los años para un inmortal? Si Gana no puede envejecer ni
tampoco morir ¿porqué debería de sentirse diferente a una sola noche de descanso?
Todavía si esto era verdaderamente la totalidad de su experiencia, ¿Qué es el
estar hecho de las profecías de los Guardianes de la Promesa de su inminente
regreso? Quizás no se ha hecho suficientemente claro que los Guardianes del Uno,
los Guardianes de la Promesa, vivieron un estado de conciencia exaltado que el
futuro era como un libro abierto para ellos. Ninguno de los secretos del espacio o el
tiempo estaban escondidos de su intensa y sobrenaturales mentes. Si ellos habían
inequivocamente declarado que Gana regresaría esta misma primavera, tu puedes
estar seguro de que así iba a ser. ¿Qué hay entonces de esta estatua viva de Gana?
Para resolver este acertijo aparentemente complejo debe valer la pena el
considerar esta pregunta: ¿Si un inmortal duerme, que es lo que él sueña?
Hay muchísimas más cosas para cada Universo de lo que la mayoría
comúnmente entiende. Esto empezará a ser más claro cómo esta historia se
desenvuelve. Nuestro mundo está construido de magia, no de rocas.
Gritos de triunfo y repique de las campanas se escucharon a través de Sulara,
cómo flotas de mensajeros y veloces navíos fueron enviados por todas partes del reino
con las buenas noticias. Los mensajeros cambiaban sus monturas seguido y los
marineros se enfrentaban a difíciles vientos, todavía fueron muchas las semanas antes
de que todos escucharan: aunque muy despacio y dolorosamente moría, Tala seguía
siendo una nación vasta y gloriosa.
Era una peculiaridad de la edad que los ciudadanos de las provincias más
lejanas se regocijaran más en el nacimiento del Príncipe Sol. Una razón para eso era
que el rumor de guerra estaba creciendo (nadie sabía porque) en las villas fronterizas:
pequeños pueblos casi abandonados, una vez ciudades prósperas construidas cerca de
las Tierras Quemadas. Aunque los hombres del adan nunca entraron a la negra
desolación venenosa, los granjeros cuchicheaban de una tribu vencida (nadie sabía
cual) creciendo más fuerte en una fortaleza escondida (nadie sabía donde), jurando
venganza por la derrota de sus ancestros por el Reconstructor Balzor.
Estos rumores raramente llegaban a la grandeza de la Dorada Ciudad Sulara;
nadie allí prestaba atención ni temían a los extraños vientos soplando a través de la
desierta ruina de Emura. Aún así, todavía había allí de hecho muchos a través de Tala
quienes no se regocijaban en el nacimiento a un heredero a la línea de Gana.
~~~
Así era de enredado el mundo del infante shara. Pero por muchos años, el
disfrutó lo mejor de Tala: Julius le proveía con los más avanzados instructores en
cada una de las ramas del conocimiento y la guerra. El Príncipe Sol mostraba una
profunda habilidad en todas las cosas, pero especialmente en las artes marciales. Aún
cuando era un niño pequeño, soldados veteranos no lo vencían con el arco o la espada.
Su fuerza salía de los más profundos pozos: muchos eran los luchadores heridos de
tres veces su peso.
La gente lo endiosaba: “¡Marte es sin duda alguna el Dios de la Guerra! Este
shara es el Purificador profetizado por los Guardianes de la Promesa, Mordom y Joab;
el nos llevará a satisfacer la Visión de Rodavi, a la Edad Dorada de la Paz. El solo
nos salvará de los males de nuestra civilización.” Más comúnmente se agregaba
después de esto una larga lista de todos aquellos quienes seguramente serían purgados
por Marte cuando el creciera a ser un hombre. No debería ser particularmente
sorprendente par ninguno de nuestro mundo moderno que los agregados a las varias
listas condenaban a todos los de Tala a muerte y/o a la condenación eterna. El juicio
es una espada amargamente filosa, ¿No es así?
El Príncipe Sol pulido en poder y sin hacerle falta nada, sino el acercamiento
de sus padres: cosas vitales del estado siempre ocupaban el espacio de su padre, su
madre usaba la mayoría del tiempo de su vida, adornando la multitud de funciones
magnificas de la corte y ella murió muy pronto después de su nacimiento.
~~~
Ahora el sueño empieza a ser un poco más complejo. A sólo un cuarto de hora
antes de que el shara Marte naciera, hubo otro nacimiento, no muy lejos al este de
Sulara, ese de un campesino. La pequeña cabaña de sus padres era tan modesta como
el palacio de Zephyra de los Adanai era ostentoso. Todavía quizás por esta extrema
simplicidad, ninguno de los problemas de la Ciudad Dorada llegaban allí ninguna
nube ceniza de problemas oscurecían el fuego puro del amor en sus padres de
corazones in complicados. Aunque ninguna cantidad de campanadas y gritos de
exaltación proclamaban esto, el nacimiento de su único hijo, su gozo no era menos
real; agradecidos ellos le daban gracias a Almira por su Divina Misericordia.
Mientras el bebé yacía en los brazos de su madre durmiendo su primer sueño,
su padre Sanel regresaba de proclamar su gratitud a las estrellas. Arrodillándose junto
al colchón de heno, el susurró “Naisan-auta. Este es tu nombre, noble ser, tu eres un
milagro de la primavera, una brisa fresca para nuestra vieja edad.”
Sanel habló literalmente la verdad: Este nacimiento era altamente inusual.
Leora había experimentado muchos años antes su cambio, sus ultimas tristes
esperanzas para tener un niño se habían hace mucho convertido en polvo.
Pero un año antes al día, mientras ellos iban caminando por una alta pradera,
oyeron el recorrer del fresco renacimiento de la primavera y se regocijaron en su
emotiva apertura del re despertar de la vida, una vez mas la vieja esperanza se
desarrollo dentro de sus pechos. Mientras ellos se sentaban entre las pequeñas y
blancas flores de estrellas y miraban con amor y tristeza sobre el mundo que
reempezaba, sus lagrimas fluían libremente, marcando sus rezos par el entendimiento.
De pronto junto a ellos apareció un viejo, un ermitaño con una túnica gris,
sosteniendo un paquete negro cubierto con una pequeña tela. Su rostro y sus manos
estaban profundamente demacradas; lo que le quedaba de pelo estaba completamente
sin color. Pero sus ojos estaban saturados con gozo; algo acerca de su profundidad
expresaban una de sabiduría sobre humana. Leora lo miró a él con modesta curiosidad
pero no dijo nada. Sanel sin embargo, se acordaba de él: él lo había visto muchos
años atrás, trepando entre las altas llanuras alpinas. Se corría el rumor de que este
ermitaño vivía solo en una cueva muy arriba en la montaña ¿Quizás la nieve
solamente se había derretido suficiente para que él pudiera regresar al mundo? Pocos
en los últimos años lo habían visto; aún menos les importaba si seguía vivo o se había
muerto hace mucho. La mayoría decía que el estaba loco, algunos raros lo
nombraban a él un Guardián de la promesa como Mordom y Joab. Nadie sabía de
donde había venido él o porqué vivía donde lo hacía, una historia era que el siempre
había vivido en las montañas y que el siempre viviría allí. El ciertamente no se veía
mas viejo hoy de lo que se había visto muchos años antes...
Mientras estos pensamientos cruzaban por la mente de Sanel. El estaba parado
mas bien desapercibidamente, y dando un medio saludo haciendo reverencia dijo,
“¡Bienvenido descendiente del Sol! Que la paz auto luminosa a la manera de Rodavi
brille para siempre sobre ti y te lleve en gozo al Mundo de Almira.”
En una voz llena de vida algo sorprendente viniendo desde su anciana
estructura, el ermitaño contestó “¡Honro el Sol en ti! Que la luz de la verdad de Para
amanezca aun aquí sobre la Tierra para guiarnos hasta el regreso a Gana. ¡Han
pasado muchos años desde que escuche este saludo Sanel! Te agradezco por saberlo.
Pero entonces, ¿tu te acuerdas mucho del conocimiento de Emura, verdad? Más
quizás, que ningún otro de Tala. ¿Una curiosa ocupación para un campesino, no es
así?”
“¿No es así?” hizo eco Sanel, algo confundido. “Yo supongo que así es.
Siempre me ha llamado la atención los escritos de Joab, como lo fue mi padre antes
de mi y su padre antes de él. Yo no sé porque: nunca he escuchado nada de lo que he
aprendido. Ni tampoco porque hablo estas cosas contigo ahora; me parece de alguna
manera apropiadas.
“Lo fue. Más que apropiado. Fue, de hecho, el tercer signo que yo había
estado buscando. Ahora sé lo que debe ser.”
El ermitaño desdobló la tela negra que él tenía en la mano. En ella yacía la
gema Starbha, tan brillante y maravillosa ahora como lo fue en ese día hace mucho
cuando Gana fue envenenado. Leora y Sanel se le quedaron viendo a la joya con
asombro. Ellos no parecían pensar en palabras apropiadas pero ambos se preguntaban
a si mismos como en el mundo podrían ellos haberse transformado instantáneamente
y empezar a hacer lo que ellos habían tenido tanta esperanza y habían soñado y orado
pero nunca antes se atrevieron a creer.
Complacido de ver que su evaluación era correcta, de esta pareja escogida, el
ermitaño se sonrió suavemente y continuó, “antes de que ustedes hayan visto renacer
la luna trece veces, ustedes serán padres de un hijo varón. El estará bien marcado ante
los ojos de Dios y del hombre: el sanará mi Tala con su amor y su espada. Como un
símbolo de la verdad de mis palabras yo he traído este regalo para ustedes. Mis
requerimientos son cuatro: no le digas a nadie de la gema Starbha de Gana, ni siquiera
a tus amigos más cercanos. Leora, pon la gema sobre tu vientre todas las noches
hasta que el bebé nazca. Después de su nacimiento, cuelga Starbha alrededor de su
cuello en esta cadena de oro. Y Sanel, lo más importante de todo nunca dejes que él
se la quite por ninguna razón, la que sea.”
~~~
Sanel y el hijo de Leora, Naisan crecieron sin la ayuda de la educación formal;
lo más cercano se aproximó a entrar a Sulara fue cuando el trepó a la montaña para
observar los momentos finales de la carrera del Sol y vio muchos reflejos dorados de
los capiteles y las torretas en la lejana distancia. Aunque el pensaba que la Ciudad de
los Adanai era hermosa, él sentía su maldad y no deseaba ir allí. Por eso cuando su
padre viajaba a la Ciudad Dorada, Naisan se negaba a acompañarlo. Sanel se lo
preguntaba, pero respetaba el deseo de su hijo.
Al niño no le gustaba en lo más mínimo la humanidad: él una vez le dijo a
Sanel, “ellos no son diferentes de Sulara: afuera, ellos, se ven bien; adentro ellos son
corruptos con podredumbre.” Pero Naisan amaba los árboles, las flores y los risueños
riachuelos, y gastaba su día jugando con las bestias y los pájaros. No existía ningún
animal que no lo amara, tampoco habían uno que refutara cualquiera de sus ordenes.
El montaba a los elefantes y leones antes de que pudiera caminar; aún las águilas
gigantes venían a la tierra a su comando y lo llevaban a donde quiera que el deseaba.
Todo esto al principio alarmaba y sorprendía a sus padres. “Quién es este hijo
de nosotros,” ellos se decían uno al otro cuando él aun era un poco más que un bebé.
¿Por qué los más maliciosos de las bestias le pagaban tributo?”
Así el niño maduró en la sabiduría que trasciende más allá de los libros;
siempre el era observado y sutilmente instruido en las formas del mundo. Pero su
maestro no se mostraba a si mismo; Naisan no sabía o aun sospechaba de los
vigilantes ojos grises que lo seguían a el a todas partes.
7. EL DERECHO DE NACIMIENTO
~~~
Pero esa noche el se paró ante Joab en su fogata, protestando, “¿Por qué no me
advertiste? ¿Y como es que ella vino? ¿Y por qué? ¿Y por qué a mí, un muchacho
ignorante que soy yo? ¿Y como es que ella vino? ¿Y que es esto de lo que ella habla,
que tiene que ver con la humanidad? ¿Querrá ella que me vaya del bosque de Alazar?
¿Y que es este mundo visible alrededor de ella? ¡Es aterrador en su absoluta gloria!
¡Ella esta demasiado lejos más allá de lo humano para que mi alma aguante! ¡ella me
destruirá por su amor! ¡Sálvame, Padre! ¡Mi corazón estalla!”
Naisan se sentó calladamente a través de esa larga noche, observando sin ver,
sus poderosas manos mientras el Guardián de la Promesa muy despacio,
completamente, majestuosamente iba desdoblando los cuadros en movimiento del
manto de la historia de Tala. Cada uno de los miembros de esta Raza Desconocida de
los Adanai (¡Cada uno de sus propios ancestros!) era puesto como una piedra más de
un gran muro del campo, sellándolo más y más lejos de la inocencia pastoral de su
niñez. Y todavía la luz de la fogata reflejando el rápido parpadeo de sus ojos dentro
de sus párpados a medio abrir mostraban su maestría inmortal de que las historias
estaban abriendo siempre más grandes y profundos caminos en su mente.
Mientras la noche gradualmente se aquieto dentro del expectante silencio del
temprano pre-amanecer, Naisan se encontró a si mismo en el ordenado rol, atrapado y
todavía casi contento con su destino. Una calmada certeza barrió con él; el miró
firmemente dentro de los ancianos ojos de Joab mientras las últimas palabras salían de
los labios del Guardián de la Promesa “Tu siendo el único hijo de Sanel y Leora, eres
por lo tanto el último descendiente de Nagid Alazar y eres además la encarnación de
ambas razas de linaje de tu tatara tatara abuelo. ¿Puede haber alguna duda de que tu
eres por lo tanto el verdadero adan de Tala?.”
Naisan no se apuró a romper el silencio: el quería que la quietud de la noche y
la oscuridad hablaran por el. Cuando el empezó, sus palabras estaban bien esparcidas,
sus emociones fuertemente controladas. “Tu sabes que no tengo más opción que
aceptar esta genealogía. Tu memoria esta completa; no tengo duda de que tu hayas
personalmente observado sobre y sutilmente guiado a cada uno de mis ciento siete
ancestros. Por lo tanto debo aceptar tu aserción que mi nacimiento es Real. ¡Pero
Joab! ¡Padre! ¡Yo no tengo deseo de reinar! ¡Yo estoy contento – no, más que
contento -- ¡Yo soy supremamente feliz de vivir en estos cultivados campos y
praderas bucólicas y cuidar a las criaturas de lo salvaje, las bestias domesticadas, y las
libres aves del cielo!
“Sin embargo, muchacho, tu eres el Purificador, el Shara Completo predicho
hace mucho: ´En la primavera Gana vendrá otra vez como Marte el Purificador,
vendrá otra vez con Venus para preestablecer el Camino de Rodavi.´ Hablado ante de
la caída de Emura, eso fue por mi maestro, el inpasable rajanya Mordom.”
“¡Pero tu profetizaste que Marte y Venus reinarán por escasos cinco años antes
de dejar este mundo! ¿Me maldices con una corta vida? ¿y que hay del Marte real,
que ya es shara en Sulara?
¿Qué le importa a el mi linaje? ¿Seguro que no tendrás la expectativa de se
haga a un lado y me ofrezca el trono de sus padres? ¡Ni siquiera lo quiero!” ¿No
habría forma de entrar en razón con el?
“Sin embargo, Naisan, tu vas a ser el próximo Adan de Tala. ¿Pensabas que te
he instruido intensamente a ti de toda la corte de Sulara solo para tu banal placer?
¿Por qué? Además ¡En lo profundo de tu corazón, tu sabes que este es tu deseo!
¿Cuántas veces te he visto observando la luna brillando sobre la ciudad dorada?
¿Piensas que iba a ignorar tu anhelo? No, mi hijo, tu medio-conocido, medio-negada
oración pronto será contestada, y en una forma que satisfacerá las palabras de los
Guardianes de la Promesa.”
“¿Pero padre, porque? ¿No puedes decirme? ¡Esto es peor que una sentencia
de muerte para mi! ¿Humanidad? ¡Ellos son tan impuros, tan malos, tan
despreciables!” ¿Ningunas palabras tocan el corazón de Joab?
“¡Naisan, Naisan! Tanto de tu mente permanece cerrado a ti. Tu eres de una
vez mas o menos lo que ahora piensas: La vida es ambas, mucho más simple e
infinitamente mas compleja de lo que tu has experimentado. El campo total de
Universo no solo está fuera de ti, ¡También está dentro de ti! ¡Y todavía tu no eres
siquiera tan permanente como los innumerables granos de arena en la playa del
océano! ¡Tu eres uno de los Cuatro, el Bailarín Inmortal, el mismo Gana, y todavía tu
preciado cuerpo es tan efímero como un espejismo! Tu eres infinito, inmortal, y
todavía tu tibia carne esta mas muerta que viva. Tu naces en una noche, respiras un
puñado de respiros sin sentido y mueres al amanecer, y aun solo tu actividad proyecta
este complejo Universo; solo tu pensamiento lo mantiene; solo tu deseo al final del
tiempo lo destruirá; ¡Solo tu recuerdo lo recomenzara! ¿No encuentras esto
increíble?”
Naisan, sin esperar a entenderlo, dio un suspiro y preguntó, “¿Venus?” Si Joab
insistió que el iba a ser el adan de Tala, no había nada mas que discutir. Era más fácil
tratar de cambiar la luna por el sol que discutir con el, una vez que su mente se había
afianzado en una idea.
“¿Cómo podríamos describirla a ella? Ella es como tu en eso de que ella es
otra de los Cuatro, diferente de ti en eso de que ella retiene el conocimiento de esto.
Ella fuertemente siente por nuestro pequeño mundo: ella fue testigo de su fundación
con Gana y vendrá otra vez después de la Caída de Para, para destruirlo. Ella estaba
contigo en el principio y siempre estará contigo. Amala y protégela bien: Tu éxito es
imposible aparte del de ella.”
Joab se rió calladamente y agregó con suavidad, más bien para si mismo, “por
eso, en tal caso, es tu vida.”
~~~
~~~
Desmontándose ante las siete tiaras del Palacio de Zephyra, Naisan le dijo a
Victoria, “anda con nuestro sirviente Alexander. El es física y moralmente bueno, el
mejor caballerango al servicio de mi padre. Te visitaré cuando pueda. Ven Venus, el
adan nos necesita.”
Porque alguien cerca escuchó sus palabras, el cuento pasó que las profecías de
los Guardianes de la Promesa se habían realizado: La diosa ha venido. Esto de hecho
causó amor sin medida en unos, oscuro odio en otros. Así la irreversible división
empezó, la división se predijo dos mil años antes por Mordom, la división planeada y
motivada por Joab desde la fundación de Tala.
Lagrimas de gozo corrieron, de gozo por la mejillas del caballerango
Alexander sin él percatarse, cuando el pensó, ¡Ni siquiera sabía que el todavía
conocía mi nombre! Pero Naisan y Venus hicieron profunda mella dentro del corazón
de Zephyra, ellos dejaron atrás una larga cola de cortesanos altamente insultados e
ignorados. Los estándares de Naisan no eran particularmente similares a los de Marte.
~~~
Solo una vez ellos fueron forzados a detenerse en su acercamiento al Rey Sol.
Un hombre alto de edad media, elegantemente vestido en satín de ébano, salió desde
un oscuro pasadizo justo afuera de la recamara de Julius. “¡Entonces, Marte! Al fin tu
eres el adan.” Su sutil tono apasionado y las profundidades del orgullo egocéntrico
brillando en sus ojos hizo que se le erice de horror la espalda a Naisan.
“Así parece, Firad. Venus ahora debes de conocer al esposo de la hermana de
mi padre, shara de Urlad. Un intimo compañero por muchos años.” Naisan no podía
igualar la intensidad de la mirada de Firad, en vez sus ojos exploraron la
magnificencia del pasillo de las estatuas. En Tala no habían faltado extraordinarios
escultores, eso estaba claro.
Firad notó la desviación de las palabras de Naisan, pero escogió no tomarle
importancia. Jalando la punta de su recortada barba, el replico “Y continuará así, yo
confío. Encantado, mi sharan. Una más amorosa es imposible de imaginar ¿Te
quedarás a adornar el Palacio por mucho?”
Venus tampoco lo miró o hizo el más remoto caso. Observando que el no
podía evitar el momento, Naisan miró en la dirección general de Firad y lleno el
silencio antes de que hubiese llegado a ser inaguantable, “Venus y yo nos casaremos
antes de que nuestra esfera Solar Orah regrese a su marcha sur, mi – tío.”
“¿Esta primavera? Entonces saludo a mi próxima Reina Sol.” Su saludo de
reverencia completa era preciso e impecable en su sofisticación. Otros se pudieron
haber molestado por estos extraños insultos en silencio, pero él cuando menos estaba
seguro de si mismo. El se abriría paso dentro de este rustico corazón femenino.
Pero el corazón femenino no se movió un ápice: Venus continuó mirando solo
a Naisan; ella pudo haber sido una estatua más como las otras del pasillo, por todo el
movimiento que ella hizo desde que apareció Firad. ¿Estaba ella siquiera respirando?
El saludo reverencial del shara de Urlad, fue forzado para continuar mas allá
de su habito. ¿Qué estaba mal con la muchacha? ¿Ella era totalmente inculta? El se
fue parando muy despacio, rígidamente, tratando de controlar su rabia. No hubiese
servido ahora molestarse con Marte: demasiado estaba en juego para caer ante una
tónta mujer. “Ah, mi shara. ¿Te recobraste bien? ¿Te unirías conmigo esta noche para
una pelea de cochinos salvajes?”
“¿Cuándo ha aparecido Marte en mejor estado, tío? Pero eso hacen un deporte
cruel; yo no iré más a esas cosas. De hecho, muchos de los hábitos de este shara
quizás hayan cambiado desde la última vez que me viste. Mucho de mi pasado no
parece otra cosa que las perversiones de un cruel y consentido chiquillo.”
“¿Quién se puede regocijar en esto? ¿Puede que el heredero de Balzor se haya
arruinado tan rápidamente solo por una simple mujer?”
“¿Tu percibes a Venus como humana? ¡Oro para que tu percepción mejore
Firad! Un terrible fuego viene a Tala; ¡Un pariente de los Reyes Sol, no! Un
descendiente del adan Falazan mismo, debiera purificar su más profundo corazón.”
“¡El chiquillo instruye! Si ya no me deseas más por la culpa de ésta, ésta –
campesina que así sea. ¡Pero nunca me aconsejes! Ese tipo de conversación solo es
para simples: no hay significado aquí más allá de lo que crea el hombre.”
Calmadamente, Firad, calmadamente. Deja que la luz de la razón pura destruya a este
embelezado chiquillo tonto.
“¿Tu consideras el orden de este mundo, la profundidad y la belleza en
armonía obvia en todas partes solo un accidente del destino?”
“¡Solo los tontos piensan en más! La voluntad del hombre es la única verdad
que yo he visto en mis cincuenta años. ¡A través de la fuerza Balzor creo Tala! ¡A
través la fuerza Falazan aplastó la Rebelión Solphglen! Esta es la sabiduría que
levanta a mi pueblo, en sus presentes alturas sin rival. ¿Tu piensas que tu Zephyra está
decorada, tu Sulara hermosa? ¡Quien puede compararla a mis jardines de placer en
Ixtor, mi palacio de Barafel! ¡No, esta fantasía de chiquillo excitada por tu devoción
pasional a esta muchacha campesina, no es sino otra rendición de la discapacitante
enfermedad de tu padre! ¡Imagínate! ¡Un Rey Sol muriendo a sus ciento un años!
¡Las tumbas de nuestros antepasados están molestos por la angustia de sus podridos
huesos! ¡Mira a tu abuelo Yamaya, niño! Ese fue un verdadero adan. Ningún hombre
en la totalidad de Tala se atrevía a hablar mal de él por terror a sus largas manos. No
se dice, ‘¿Por el temor al Adan Yamaya, el sol no quemó la tierra, los ríos no
inundaron la tierra, la lluvia cayó a tiempo, la gente prosperó?’ estúdialo a él bien,
para que tengas éxito en la vida.” Firad se detuvo, con la respiración un poco agitada.
Una lógica así nunca debe de ser contradicha.
Pero Naisan no compartió las creencias iniciales y respondió con una profunda
voz de poder, “¡Yo he aprendido la forma de Yamaya, Firad! Yo no estoy de acuerdo
que sus terribles actos inspiraron a la naturaleza a actuar ordenadamente, sino que a
las vidas decentes y puras de la mayoría de sus súbditos. ¿No también se dice que
Yamaya nunca estudió las profecías de Rodavi y no sabía la historia de Joab mismo,
que predijo su muerte por el cerdo salvaje. Diez años dentro de su segundo siglo? En
sus ciento diez años, es claro que Yamaya, nunca buscó la raíz de los Siete y de los
Cuatro: el Uno inmutable más alla de toda creación.”
“¡No me hables de misticismo absurdo! ¡No ante mí, Marte! ¡Muchos han
hablado del Uno, muchos han malgastado sus vidas buscándolo, y nadie nunca lo ha
encontrado! ¡No existe! Es tan sin sentido como la pregunta, ‘¿Qué yace más allá del
Quemante Mar?’ e igual de útil. ¿cómo puede esta quimera compararse con la
practica sabiduría de tu abuelo?”
“¡Tu estas mal, tío! ¡El Uno es la raíz de cada vida, incluso la tuya!
¡Solamente esos adictos al poder para el propósito del ego, son los únicos que adulan
la memoria de Yamaya!”
Sin ser capaz de esconder su vengativa rabia, Firad dio un medio saludo
mostrando poco interés y se fue caminando vigorosamente. Sus duros tacones
metálicos se fueron retumbando un brusco sonido sobre las lapidas de mármol del
corredor, igualando la intensidad de sus pensamientos, que así sea, mi querido
sobrino Marte.¡Que así sea! ¡Ya que tu te has vuelto débil yo solo salvaré a Tala!
Escasamente media docena me separan del trono de los Adanai. No importan unas
cuantas muertes. ¡Bobo! En menos de una semana tu serás un trágico recuerdo; en
solo un año yo ascenderé a tu trono. Pero con cuidado, Firad, con cuidado: El
nombre del shara de Urlad nunca debe de ser asociado con la perdida de sangre
real...
~~~
~~~
~~~
Cuando el relato de Marte terminó, Julius dijo con fuerte y vibrante vida,
“¡Ahora, dime de ti mismo! ¡Con el rostro y la voz tan parecidas a la de mi hijo! y
aun mucho mas sabio. Y dime de esta sharan, como una diosa radiante.”
“¡Adan, esta es Venus! La inmortal estrella de la noche misma, aquí para
socorrernos a esta hora de nuestra vital necesidad. Y yo... yo soy Naisan-auta, quién
es – quién es nada sino un campesino.” Sus ojos bajaron, el se detuvo, enrojeciéndose,
incapaz de continuar.
Pero Venus rió felizmente y habló en su lugar, “¡No le creas, mi adan! Naisan
es su nombre y un campesino el nació, pero él en verdad es Marte, aquí para purgar
Tala con su amor y con su espada. El no entiende esto todavía; sin embargo, es su
destino.
“hay más. Aun la estructura física de este. Naisan tiene un linaje. De pura
modestia el no te la revela.” Ella recontó la historia del discapacitado Alazar, del
consejo de Joab a través de los siglos, de su árbol genealógico y del derecho de
nacimiento de Naisan.
Un largo e incomodo silencio iba en aumento y seguía como resultado.
Finalmente Julius, habiéndose dado cuenta de que su salud no era exactamente
un regalo gratis, piramidó sus manos en su cintura y dijo muy despacio, “estoy
demasiado sorprendido por tus palabras, justa sharan... Su apariencia, la legendaria
gema Starbha de Gana en su pecho... El adorno florar celestial que el usa... Mi
recuperación... tu maravillosa presencia aquí... todo esto declara la verdad de tu relato.
Pero... yo no puedo de buena fe para los Talaneses, ceder mi trono sin pruebas más
sustanciosas que estas.”
Naisan, descubriendo un previamente desconocido y violento fuego rugiendo
en su pecho, preguntó bruscamente, “¿Que, Adan?”
Julius, sonriendo ampliamente y frotando sus manos juntas con un inmenso
deseo como si el fuera un muy hambriento chiquillo con un muy grande helado con
chocolate muy fácil de alcanzar, contestó “los trabajos proféticos de Rodavi
repetidamente mencionan ‘el Uno’ que yace más allá del espacio y tiempo. El Uno
fue el gran secreto de los Guardianes de la Promesa, el origen de su sabiduría y sus
poderes milagrosos. A través de la historia, ellos raramente compartieron ese
misterio, nunca con la Dinastía Solar. Si tu verdaderamente eres quien tu dices que
eres, tu serás capaz de enseñarme de esto.”
“¿Por qué debemos de hacer algo más?” Preguntó Naisan curiosamente, su
rabia instantáneamente se transformó en sorpresa. ¿Quién más en Tala pudo haber
hecho esta pregunta? “¿No fue sanar tu cuerpo mas que suficiente?”
“¡De que sirve la salud sin el conocimiento!” de todos los beneficios en la
creación, solo este yo requiero para renunciar a mi soberanía.”
“Muy bien,” contestó Naisan, encogiéndose de hombros levemente. “Por
debajo del siempre cambiante fenómeno de la existencia yace el Uno que nunca
cambia. Este Ascendente, este Absoluto, este Uno inmutable es la raíz del poder de
los Siete. Los siete, Guardianes de la Promesa inmortales. Es la gloria de los
inmortales, los Señores de Etan y los celestiales. Es la realidad esencial de los
Cuatro, los cuatro seres primarios en la creación: el Creador, el Gran Padre, el que
mantiene; el Soñador Narain; el Destructor, el Bailarín Gana; La Madre de Todos,
Almira.
“Nosotros hacemos reverencia a shara Gana de Kanaan-dora, fundador de
nuestra raza Solar, como siendo una encarnación del Bailarín Cósmico Gana; nosotros
también creemos en su esposa, la sharan Almira, era en verdad la completa
encarnación de la Madre, Almira. Pero si ellos fueron o no realmente no importa ¡El
punto es que el Uno, el Ascendente es el Universo Origen, desde el cual todas las
cosas y todas las personas nacen. Eso es todo.”
“¡Eso no es todo! ¡Mucho más fue escrito por Rodavi! ¡Y Mordom! ¡Y Joab!
Y muchos otros Guardianes de la Promesa de Emura. Esto no es suficiente, ni
siquiera cercanamente suficiente -- ¡Yo quiero más! ¡Yo quiero ver al Uno; yo quiero
tocar al Uno; yo quiero oler al Uno; yo quiero probar al Uno! ¡Yo quiero conocer al
Uno, Naisan!”
“¡Tal entendimiento nunca ha sido ganado por la Dinastía Solar, Julius! Nunca
en Emura, menos en Tala. Escoge otro beneficio algo más apropiado para tu vida y
tiempo. Si tu deseas yo te puedo dar el cetro de Joab, fue cortado por el mismo Solon
de un solo diamante antes de que se fundara Kanaan-dora. ¡El cetro de diamante de
los Guardianes de la Promesa, Julius! Entonces tu poseerás verdadero poder. O, yo te
podría descubrir la perdida Corona de Emura, hecha con los dieciséis rubíes perfectos
y formados de la serpiente y lagarto, el estigma de la casa de Gana. ¡Eso que iguala la
opulencia, eso es! Quizás pueda ser. Quizás pueda producir la compañera de Starbha:
Kaysta, perdida hace ochenta y dos mil años. ¿Qué mayor tesoro puede existir en este
mundo? Pero no me pidas que yo te enseñe del Uno Incambiable. Eso no puede ser.”
“¡Nada, Naisan! ¡Ni poder, ni riqueza, ni preciosos tesoros! ¡Ninguna otra
cosa me satisfacerá! Si tu deseas que yo te llame a ti Marte y que yo te de mi trono,
esto solamente, debe ser. Yo no seré el primero, el Guardián de la Promesa Mordom,
por ejemplo fue un shara.”
“¡El no era eso! Mordom fue un rajanya: su madre fue una sharan, pero su
padre un mercader. Ningún descendiente impuro de Gana ha tenido alguna vez el
conocimiento del Ascendente.”
“¡Tu lo tienes! Otra vez yo te oigo ¡Yo no aceptaré otro pago! ¡Niégame esto y
yo te expondré!”
“¡Esto es chantaje! ¡Escoge otro beneficio, adan! Yo te daré el adorno que uso,
hechas con las flores siempre vivas del mundo-hogar de Venus. Tu y esos que tu amas
nunca envejecerán, ni siquiera se enfermaran mientras tu la uses. ¡Salud perfecta para
ti y los tuyos por tanto tiempo como tu lo desees, adan! ¡Piensa en eso! ¿Qué valor
tiene la experiencia que tu buscas comparado con esto?”
“¡Tu no puedes disuadirme! ¿De que me sirve la inmortalidad sin el
conocimiento del Uno? ¡Yo debo de conocer este secreto!”
“¡Escoge otra vez adan!” Si es conocimiento lo que tu buscas, pregúntame lo
que yace mas allá del Quemante Mar, yo te lo diré. Pregúntame de cualquier estrella
de nuestra Galaxia, yo te lo mostraré. Pideme que te cuente la totalidad de la historia
del hombre a ti, lo haré con todo el placer. Pideme cualquier secreto del tiempo o del
espacio y yo te lo revelaré. Pero no me pidas que yo te enseñe del Uno. ¿Qué no
entiendes? Nunca se le ha dado a la Dinastía Solar. ¿Qué no puedes ver? ¡Tala será
destruida si no me coronas!”
“¡Que así sea, si así debe ser, no me importa! He esperado toda mi vida por
esta oportunidad. ¡Si alguna vez he sido justo o bondadoso o bueno, ahora reclamo mi
premio! Enséñame del Uno inmutable, la única aventura de mis padres que ha tenido
significado. Y entonces yo con todo el gozo del mundo te pasaré mi corona y trono
que tu agarras con este triste mundo, si eso es lo que tu verdaderamente quieres.”
Naisan miró hacia arriba profundamente frustrado, y dijo, “¿Venus, que debo
hacer? El es muy terco.”
Ella le sonrió gentilmente y contestó en cánticos tonos, “El Adan escoge como
es su derecho, querido amor. ¡Escribe la historia si tu así lo quieres! Ese es tu derecho
de nacimiento.”
El sendero
para la segunda muerte de Marte
Será delgado como una navaja
Cortes angostos
entre insondable temor y terror
sin fin
-- Mordom
~~~
Le tomó al Príncipe Sol tres meses completos para cruzar Tala, tres meses de
amplios desvíos alrededor de pueblos, tres meses de dudar de su cordura por haber
emprendido una misión tan bizarra, tres meses de desesperación intensa y soledad.
Una vez, mientras el yacía en un campo de nuevo trigo y tristemente
observaba las pequeñas nubes corriendo en las alturas, un mensajero de Sulara pasó
corriendo, los cascos de su yegua marfil le levantaron una gran nube de polvo en
testigo a su paso. De los adornos dorados en el caballo y en la vestimenta de satín de
color arena del mensajero el shara supo que el poder real había sido transferido: un
nuevo adan ahora reinaba en Sulara.
Apretando la quijada fuertemente en la espiga de trigo el estaba preocupado, el
Príncipe Sol se levantó con una siniestra determinación, se sacudió el polvo y
continuó.
~~~
Tan pronto como dejó las tierras fértiles atrás y se adentró a las montañas
negras hacia el oeste de la orovincia de Urlad, el shara sintió ojos invisibles
observando cada uno de sus movimientos. El imaginaba retos detrás de cada roca,
adversarios invisibles amenazando en cada valle. Pero nunca vió a nadie ¿era solo su
imaginación? El encontró la vereda donde Joab le había dicho que estaría; el shara
Marte entro a las Quemadas Tierras.
La escoria de muerte de Emura ya no estaba sin vida como lo había estado por
siglos: bajos arbustos y duros suculentos crecían en muchos lugares. Ocasionalmente
había agua, no agradable al gusto pero adecuada para la vida. Aparte de sus
inhóspitas vistas de nada, todavía no era otra ves una tierra hermosa. Pero el día se
acercaba cuando sería más justa y productiva. Cuando el Señor Etan Orah soltó sus
fuegos solares sobre Emura, el había sido totalmente especifico: “por veintidós siglos
tu estarás desolada entonces otra vez mis niños entraran a disfrutarte; será mucho más
vasta que antes.” De la totalidad del mundo del norte, solo una pequeña isla de Tala
había sido salvada de la venganza del Etan, mayormente por Joab y media docena de
tesoros de Kanaan-dora que él protegía. Cuando menos, de las cuales, por su puesto,
era la estatua-congelada del cuerpo del Señor Gana.
¿Qué estará más allá de la verdad? Las instrucciones del Guardián de la
Promesa eran simples pero vagas. “sigue el sol que se pone” en algún lugar en la
lejanía yace Zared ¿Qué tan lejos? ¿Sería una semana? ¿Un mes?
No fue accidente que al Príncipe Sol no le habían dicho que su meta estaba
bastante cerca de la frontera este de Tala, todo era imposible de alcanzar a través de
viajar al oeste. Ya que el no sabía, Marte continuó en su marcha en esta tierra
prohibida, pensando que tontería. ¿Estoy totalmente loco?
~~~
Antes de que tres días más hubieran pasado, Marte estaba casi loco. El
sentimiento de estar constantemente observado iba en constante aumento; sus días
eran atormentados por la duda, sus noches, de insomnio con temor.
Al poco tiempo después del amanecer del cuarto día, Marte, finalmente
convencido que había un complot para destruirlo, dio media vuelta hacia el este. En
ese momento de derrota era exactamente lo que se había estado esperando durante
mucho: De pronto un hombre de apariencia salvaje, vestido de negro, con cabello de
cuervo y piel roja apareció de la nada y exclamó, “¡Bienvenido shara! Te esperaba
desde hace mucho.”
“¡Que! ¡Estas realmente allí!” gritó Marte, aterrado.
“Si estoy. Mas que cierto. Pero debo confesar que me preguntaba si tu estabas
aquí,” replicó el recién llegado, con una especie de sonrisa mostrándose en sus
oscuros labios.
“¿No aquí? ¿No aquí? ¿Entonces donde? ¿Pero porque estas aquí, tu bárbaro
de ropa de ébano? ¿Eres tu en cualquier respecto una aparición bestial en mi locura?”
¿Ahora como podía él huir de esta pesadilla del demonio?
“¿Tu de hecho estás consciente de estar loco? Entonces tu has empezado a
estar sano; la fe de Joab en ti puede estar justificada después de todo. Sí, yo conozco
al Guardián de la Promesa; también te conozco a ti mi querido Marte: este humilde
rajanya hoy te va a servir como guía. Una vez yo fui comúnmente conocido como
Maitreya. Pero tu puedes llamarme de mis tardíos, “ ‘alucinación,’ particularmente
para los Perdidos. O quizás, ‘condenación,’ para los Muertos.”
Escalofríos de temor temblaron a lo largo de la espina del shara. Pero su firme
creencia era que la mejor estrategia en situaciones dudosas era atacar. “¡Cualquiera
que sea tu nombre, rajanya auto creado por ti mismo, quítate de mi camino! ¡de otro
modo te unirás con tus antepasados!” él desenfundó su espada para enfatizar sus
palabras, pero su corazón susurró lo que fue una amenaza vacía: esta visión infernal lo
llenó a el con un temor que vació la fuerza de sus brazos, dejándolo débil como un
chiquillo aterrado.
“¿Violencia como siempre, he, Príncipe Sol? ¿Debes intentar destruir toda la
creación? Bueno, si así tu lo deseas. Vamos a ver si tu eres mejor en contra de mi
Nuriel de lo que fueron tus antepasados.” Con un revolvente movimiento de su capa
de terciopelo negro, el rajanya Maitreya produjo una enorme espada. Reflejaba la luz
de la mañana con tanta brillantez que Marte se preguntaba en un extraño momento de
silencio de la pre-batalla si todavía su longitud estaba cubierta con polvo de diamante.
~~~
El rajanya sintió que la mejor forma para efectuar la cura era sacar la
enfermedad desde él: el manipulaba al Príncipe Sol sin misericordia. Ellos
descansaban de tres a cuatro horas en la noche, seguido solo una o dos,
frecuentemente ni siquiera lo hacían. Alimento y agua se tomaban muy raramente, al
amanecer o cuando Maitreya decidía parar por el día. No habían treguas ni
conveniencias, ni comodidades de ningún tipo en este viaje.
La primera semana, el shara alta y sonoramente se quejaba, se negaba a
cooperar. Pero las palabras punzantes del rajanya nunca se equivocaban; Marte
seguía.
~~~
A través de sus meses juntos, el Príncipe Sol añoraba regresar a su gente, a sus
amigos, y a su país. Pero solo uno de ellos sabía en dónde había agua en esa
desolación: Marte se dio cuenta después de sus primeros quince días que tales deseos
eran solo sueños fútiles. Su única esperanza de sobrevivir era seguir, confiando en
que su burdo guía de verdad estaba cuerdo.
~~~
Tan pronto como el shara dejó de protestar, Maitreya probó ser una constante
corriente de discursos, acerca de la perdida civilización de Emura. Como los días se
extendieron en semanas, las palabras de Maitreya empezaron a ser mas y mas
mágicas, mas y mas vivas con poder: Marte no solo escuchaba sino también
experimentaba el magnifico esplendor de Emura, sus largos milenios en declive, su
terrible muerte quemada del terrorífico fuego de Orah.
Una y otra vez, a través de la telaraña de la historia de Emura, que el rajanya
tejía a través de dos temas recurrentes: La Dinastía Solar de los Adanai y Los
Guardianes de la Promesa.
Los Reyes Sol de Emura fueron los descendientes de Gana y por lo tanto
mantenían en su carne directo contacto con la Raza Solar Original – los sharas y
sharans de Kanaan-dora. Su tarea era ejercer el poder temporal el cual ellos lo hacían
con mayor o menos talento a través de ochenta mil años.
Los Guardianes de la Promesa, eran los maestros del Uno, la Realidad
incambiante del Ascendente que yace por debajo de toda la creación. Su tarea es usar
su poder y conocimiento para guiar a la gente dentro de la visión de Rodavi. Dentro
de un futuro perfecto. Los Adanai y los Guardianes de la Promesa. Los Guardianes
de la Promesa y los Adanai. Una y otra vez y otra vez. Día tras día, semana tras
semana, mes tras mes. ¿Esto nunca terminará?
De los Reyes Sol, el que se mencionaba más frecuentemente era el último y el
más malo Barlrin. Ningún vicio era demasiado extremo para el ultimo adan de Emura;
ningún crimen de injusticia intolerable siquiera aun la mas leve desviación de sus
cansados gustos podrían ser minados de ellos. Comparado a su vida, el pasado
disoluto de Marte era como la frustrada petulancia de un chiquillo en soledad,
llorando por atención.
De los Guardianes de la Promesa, el que era mencionado mas frecuentemente,
era el ultimo y más grande: Mordom, un hombre como Maitreya en eso de que el era
un rajanya, el producto no común del casamiento entre una sharan y un mercader, un
hombre diferente a Maitreya en que Mordom fue el último y más grande de los
Guardianes de la Promesa de Emura. Si alguna vez pudiese poseer suficiente poder
personal para desviar a una civilización en degeneración de su loca carrera, hacia la
auto destrucción, ese hombre era el rajanya Mordom. O así lo describía Maitreya
haciendo que el Guardián de la Promesa apareciera como sobre humano, como lo
hacían los mitos de los Talaneses. Era casi una infinita tensión entre Barlrin y
Mordom que coreografiaba el baile final en la ruina de la civilización más alta de
Gana.
“Es mejor morir en la Verdad que vivir transigiendo su verdad,” exclamó
Mordom. Mientras el era mandado a su muerte en el Quemante Mar. Así lo decían
todas las historias de Tala. Pero cuando Maitreya repitió las palabras, había un tono
peculiar en su voz que hizo que Marte casi creyera que el rajanya realmente había
estado presente allí; había realmente observado al ultimo Guardián de la Promesa reír
a carcajadas en su inminente muerte y desafiando al Adan “‘¿Revélame donde yace
escondido tu hijo, Aharon Hanif? ¿Es ese el precio de mi vida Barlrin? Entonces otra
vez yo te respondo gran Rey Sol, yo debo morir antes de oponerme al acto de Joab.’”
¡El doloroso cielo azul! ¡El profundo claro turquesa del mar del sur de
Emura! ¡El reclinar del acobardado aparejo, puesto a toda vela! ¡La agonizante
aclamación de la multitud! ¡Los fieros guerreros con sus capas color ébano y los
tristes Novicios a Guardianes de la Promesa en sus capas color escarlata! ¡La
pomposa y mas grande ejecución del estado!
¡La despreocupada sonrisa de Mordom encadenado al navío el solo,
llevándolo a su muerte! ¡Su gozosa carcajada, mientras las sogas de amarre fueron
cortadas! Más pequeño y mas pequeño las doradas velas como el ultimo Guardián de
la Promesa era llevado al sur a su perdición...
Marte sacudió su cabeza para regresar al presente: ¿cómo puede ser que las
descripciones de Maitreya tengan tanto poder? Marte había estado allí, el estaba
seguro de ello. ¡El había visto la ejecución de Mordom! ¡Viéndolo como si el hubiese
estado sentado en la silla de la autoridad suprema, como si el hubiera sido el Rey Sol
Barlrin!
Marte miraba duramente a Maitreya a través de sus ojos medio cerrados.
¿Quién era este rajanya, realmente?
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Al medio día del segundo día seguido, ellos alcanzaron una división en la roca
ígnea la cual se abría en una pequeña cueva. El piso era liso, un tipo de mica clara
puesta en hexágonos de basalto. En una plataforma rubí de cuarzo cerca del lejano
fondo de la cueva estaba la escultura de alto tamaño de un hombre, aparentemente
esculpida en pegmatita. Varios cristales grandes brillaban sobre ella de manera
extraña; por un instante Marte pensó que estaba viva.
El Príncipe Sol estudiaba la cueva con cuidado, pero no descubrió nada más.
Decepcionado el miró a Maitreya y encontró que el estaba enfocado en la estatua.
Con un movimiento de su barba, el rajanya le indicó que debería hacer lo mismo.
Marte fijó su mirada hasta que sus ojos se velaron, pero no podía ver nada
inusual acerca de la escultura además de que era particularmente una escultura hecha
por un artista maravilloso que la había creado ¿Qué talento lo había formado de
piedra volcánica? ¿Qué edad podía poseer un artesano así? ¡Tal representación tan
perfecta de un joven, musculoso y hermoso cuerpo! El shara miró de nuevo a
Maitreya y encontró que el no se había movido ni un ápice. Por un completo y
extraño momento, Marte pensó que el también se había convertido en una estatua.
Cuando Marte miró otra vez a la escultura de pegmatita, el por poco y grita:
Un hombre estaba allí, mirándolo. ¿Con juicio? O ¿Simple curiosidad? Su cuerpo era
ese de un poderosamente construido de un ser humano de veinticinco años, pero su
piel era levemente azulosa. Su cabeza era tan magnifica como excesiva descripción:
Cada perfecto rostro que el Príncipe Sol había visto era una triste y grotesca parodia
de vida en la sombra de esta. Sus lujosos rizos dorados giraban suavemente de un
lado a otro, mientras él muy despacio movía su cabeza para estudiar al Shara. Su
dorada capa era luminosa con su propia auto contenida radiancia; también casi parecía
como si se hubiera vuelto viva. Después de lo que parecían horas, el Etan dijo en el
más rico barítono que Marte había escuchado; “Habla, jovencito.”
“Este es el más grande honor de mi vida, más excelso Señor. Yo soy el
Príncipe Sol Marte, el shara hijo de Julius descendiente de la Dinastía Solar de Gana
de Emura y Tala. Maitreya me trajo aquí a conocer al Señor Etan, conocido como
Sravasa. ¿Ese serías tu?”
Vibraciones ensordecedoras retumbaron y se enrollaron en olas. Le tomó al
shara unos momentos para darse cuenta que eran carcajadas viniendo ahora de dos
orígenes. “Has caído lejos, descendiente de mi adoptado hermano Gana. Todavía sus
virtudes están contigo. Unas pocas inevitables experiencias más, que se puedan
manifestar. Tu eres un buen ser humano, que no te falta mucho para vivir en el
Camino de Rodavi.”
El Rajanya suspiró y se sentó, Marte copió el ejemplo. Juntando valor el
preguntó, “Sravasa, ¿Cuál es tu historia? Yo he escuchado de la raza de los Etan solo
en mitos e historia antes; Maitreya me dice que tu eres un Cantor.”
El Etan no dijo nada; Marte sintió que sus mejillas se enrojecieron. Muchas
horas pasaron en silencio mientras el sol se ponía en el exterior y la caverna empezaba
a estar completamente oscura. El Rajanya y el Etan se sentaron como si ellos ambos
estuviesen hechos de piedra, ninguno hizo ni el más leve movimiento toda la noche.
Marte trató de copiarlos, pero, encontró imposible no cambiar de posición de cuando
en cuando. El se adormeció alrededor de la media noche, pero se despertó cuando la
luna creciente se veía en el horizonte. Otra vez el Etan empezó a hablar, esta vez en
un sonsonete extremadamente peculiar ¿esto se suponía que era música? Si era así,
era tan bizarro que el Príncipe Sol no podía hacer nada de ello. Mirando al rajanya, el
encontró que se sentaba aún más erecto, con su completa atención a Uchai-Sravasa.
El shara se sintió más y más frustrado por varios minutos. De pronto el Etan
levantó su mano derecha; hubo un sonido de ruptura muy en lo profundo del cráneo
de Marte. Su mente empezó a irse a la deriva con las vibraciones de Sravasa, Flotando
o expandiéndose a través del espacio, llevado por largas vocales y muchas suaves
consonantes. Gradualmente la música empezó a ser visual: Nebulas y galaxias se
crearon antes sus ojos. Forcejeos titánicos brotaron entre casi fuerzas infinitas; soles
innumerables fueron destruidos en batallas mas vastas que sus más extraños sueños.
Seres enormes y poderosos lloraron por las muertes de sus hijos e hijas, las estrellas
mismas. Fuerzas malignas se soltaban y entonces se encadenaban, entonces se
liberaban otra vez mientras el Universo se expandía ante él.
Los ritmos pulsando de los cantos del Etan se unían una y otra vez dentro de
visiones extraordinarias. Entonces la totalidad del movimiento del Cosmos, se fundía
en una gloriosa radiancia dorada, extendiéndose al infinito en cada dirección. Un
paso más allá Marte se expandió, más allá de la infinita luz dentro del Uno, una cosa
sin forma que era el origen y la meta de toda luz y de toda oscuridad. El shara en ese
momento supo que él era todo, el supo que él estaba en todas partes; el entendió todo;
no había nada, ¡nada! Que el no pudiese hacer si el pudiese solamente recordar
desearlo.
Esto también pasó; sola la luz del Uno que era más que luz era lo que quedaba:
sin limite, incambiante, eterna, sin forma...
~~~
Empezando como una leve pero distinta vibración la voz del Etan rompió al
Ascendente en individuales percepciones – el Universo como antes. Las palabras
empezaron a ser mas y mas distintivas hasta que Marte perfectamente entendió su
significado. El cuento empezó a ser menos rítmico, menos musical mientras Sravasa
gradualmente recreaba el mundo familiar del shara.
“Las esferas eran nuevas y doradas entonces, cuando el Padre Swayam
caminaba solo. Las montañas no habían perdido sus alas, tampoco el Arbol del
Mundo había crecido. Las aguas no estaban fluyendo, tampoco los océanos formados.
“Solo el caminaba, solo el caminaba, por tres veces diez mil años, en cada
mundo que el se paseaba, las lluvias de plata empezaban, los ríos esculpían sus
caudales, los fragantes jardines bailaban, las colinas y los llanos con reverdeciente
vida.
“Todavía al final cuando todo estaba hecho, el aun estaba solo.
“Swayam-bhuva miró con soledad a través de nuestro vibrante y vivo
Universo y lloraba, ¡Madre! ¡Tu me ofreces construir este hogar! ¡ese jardín que yo he
hecho! ¡Bien esculpido, hermosamente pintado, creado como tu me dijiste! ¿Dónde
entonces yace escondido el perfeccionamiento de mi alma?
“Su deseo se deslizo de regreso a su corazón, convirtió su cuerpo a la muerte y
su mente al silencio del Uno.
“¡Un impulso invertido en el no formado pre-pensamiento, y entonces! ante
Swayam se paraban los Tres: Almira, Narain y el Gran Padre.
“Almira le dio a él una esfera dorada; el Gran Padre la semilla del Arbol del
Mundo; Narain, la joya Kaystarbha. Mirando a estos por veintiséis años, Swayam no
respiró. El primer instante del vigésimo séptimo año Shatarupa vino de la esfera
quebrándola a la mitad, la parte superior se convirtió en los pájaros y los insectos, la
inferior las bestias y los peces.
“Así habiendo completado la tarea que le dio a el en su creación, Swayam
construyó su paraíso Etan sobre Martanda para Shatarupa; juntos ellos dieron
nacimiento a mil once hijos y a mil y diez hijas.
Los más jóvenes mil y cuatro hijos se casaron con las mil y cuatro de sus
hermanas, ellos se esparcieron de la ruina de Etan a través de la Galaxia.
“El más viejo de los mil cuatro era Bhishaj, el Medico. El se casó con Althea,
la Curandera; Juntos ellos vagaron la totalidad de la creación, ayudando a toda la
vida.
“Orah, el Bailarín, el sexto más viejo de los hijos, se casó con dos de sus
hermanas: Chavva, (vida) y Leor, (Luz). Rodeado por incontables miles de sus
descendientes, ellos aun gobiernan sobre nuestro Sol. La presente raza humana esta
nombrada entre sus niños; la Raza Solar de Kanaan-dora y los Adanai de Emura están
entre los más recientes de us retoños.
“Krishanu, el Arquero el gemelo de Orah, fue asesinado hace ochenta y dos
mil años cuando el planeta-prisión Martanda que el cuidaba explotó. Cuando
Martanda fue destruida, dieciséis de tus naves espaciales, salieron huyendo de la
muerte de tu mundo-hogar Kanaan-dora fueron incinerados junto con siete millones
de tu gente. Solo una nave espacial con diez mil abordo sobrevivió para alcanzar este
nuevo mundo. Era, sin embargo, un sacrificio parcialmente exitoso: el Emperador
Asur Valin fue puesto en prisión desde ese día. Sin su amo, los Asurs y Rakshasas no
son tan poderosos como una vez lo fueron. Considerando la deplorable condición de
tu Raza Solar, esto es un hecho mas bien afortunado, ¿No es así?
“Las tres hijas mayores, Malinda, Mirabeth y Mirabel, las tejedoras dedicaron
sus vidas al servicio del Gran Padre y se quedaron solteras. Estas tres gastaron sus
años tejiendo el espacio y tiempo dentro de patrones de Ascensión y Perdón. Esto es
difícil de poner en tus palabras, pero su trabajo es el responsable de los sentimientos
de creatividad, inspiración, gozo, alabanza, gratitud y amor que ustedes los seres
humanos experimentan.
“Tres de los hijos mayores, Saranyu-vanya, el Científico, Lemuel-tamara el
Artista, y Yehokanan-Ishtar, el Arquitecto, ayudaron a la humanidad más
directamente hasta que uno por uno, ellos se cansaron de tus extraños y temporales
caprichos. ‘Vanya y ‘Tamara viven ahora en el sencillo planeta de doble sol que hoy
está sirviendo como nuestra estrella polar. ‘Ishtar fue el que se quedó aquí más
tiempo; no fue hasta que Balzor el fundador de Tala envejeció y murió que el
abandono este mundo y se fue solo a pasearse en el Universo.
“El más viejo de los mil once Uchai-sravasa, el Cantor, esta aquí ante ti. Para
satisfacer la petición de Almira, el ha prometido quedarse en estas Montañas
Guardianes hasta la Caída de Para.
“Así yo he contestado tu pregunta, shara.
“Ahora ustedes dos hijos se deben ir: Una nevada está en camino; tu estarás
duramente presionado para atravesar la cúspide antes de que llegue. Si tu necesitas
más ayuda, Maitreya, el Vidyadhara Airavata solo está a unos cientos de leguas en el
lejano norte.” Diciendo esto, la forma viva del Etan gradualmente se aquietó; pronto
los ojos del shara no podían ver otra cosa que piedra.
Maitreya, parándose en un movimiento fluido de una vez como si el fuera un
títere al que le hubieran jalado el hilo, dijo alegremente, “¿Vienes?”
La tormenta llegó sobre ellos con toda su furia a la media tarde, mucho antes
de que ellos pudieran alcanzar la cima. Ellos se escondieron juntos en una cueva por
dos días mientras la tormenta de nieve rugía. Cuando terminó, el shara vio que sería
difícil sino imposible continuar con el viaje: la nieve estaba más allá de sus cabezas;
La borrascosa vereda era invisible.
El rajanya estiró sus manos hacia el norte y llamó en voz baja, “¡Heramann!
¡Airavata!” Su resonante eco continuó alejándose, siempre alejándose, lejos más allá
de cualquier limite físicamente lógico.
Marte lo miró a él curiosamente pero dijo, “Maitreya, ¿Porqué dejaste de
hablarme? Cada vez que he hablado contigo desde la cueva del Etan tu solo me has
respondido monosílabas la mayoría de las veces. ¿Estas molesto conmigo? ¿Te he
fallado de alguna forma? Si es así, por favor dímelo; no puedo continuar sin tu
asistencia.”
“¿Qué es lo que recuerdas de tu experiencia con el Etan?” preguntó Maitreya
calladamente, observándolo a los ojos desde el cegador blanco mundo.
“Gracioso que preguntes. Yo he estado tratando de entender exactamente lo
que Sravasa me dijo. No me acuerdo de casi nada. El me dijo de algunos de sus
hermanos y hermanas, de eso es lo que me acuerdo. El gobernador de nuestro Sol
Orah; Krishanu, el Señor Etan quien murió en Martanda para liberar a Gana y a los
diez mil de Kanaan-dora; Ishtar, y algunos otros. Oh, y el cantó acerca de los
primeros Señores de Etan, Swayam y Shatarupa, la madre y el padre inmortales de
todos los demás. Eso es todo lo que yo me acuerdo.”
“¿Tu no recuerdas nada de experiencias sin palabras, de luz sin forma, espacio
infinito?” Maitreya se volvió a mirarlo fijamente a los ojos. Había un extraño, una
mirada casi demente, en los ojos del rajanya.
Marte se estremeció y respondió, “Nada. ¿Era importante?”
“¿Importante?” Rió Maitreya salvajemente. “¿Importante? Mucho más allá de
importante, shara. ¡Ese fue el único evento significativo en tu corta vida! Tu nunca
otra vez serás el mismo, habiendo tenido solo una vez la experiencia del Uno
Absoluto. Es la verdad fundamental escondida detrás de la superficie de la mente de
cada uno, incluida la tuya. Por de debajo de todos los movimientos de olas de
pensamientos, juicios y percepciones yace el eternamente quieto Ascendente, el Uno.
Esa es la raíz de tu ser, Príncipe Sol aun ahora que te niegas a recordar.”
“¡Yo no te entiendo!” Gritó Marte irritado. “¿Qué es lo que tu quieres decir,
que yo ‘me niego a recordar’? Yo te digo todo lo que recuerdo. ¿Por qué me
atormentas?”
“¿Quién puede olvidarse del Uno sin decisión consciente? Tu mente está tan
llena con sueños inservibles y falsas creencias que tu no te puedes acordar si quiera de
la mas simple realidad.” Maitreya le sonrió ampliamente disfrutando profundamente
en escalador terror que experimentaba el shara.
“¡Eres un completo necio!” Gritó Marte. “Que derecho tienes tu -- ”
El rajanya de pronto dio un brinco y cruzo de cuatro zancadas el espacio que
lo separaba y golpeó al shara con todas sus fuerzas sobre su pecho gritando “¡Hrai!”
La abrupta protesta de Marte terminó mientras su mente se reabría a si misma.
El flotaba otra vez dentro de la infinidad sin forma que el Etan le había revelado a el.
Solo esta vez, tus ojos aun estaban cubiertos reportándole a el la cara barbuda de
Maitreya sonriendo, ni siquiera a una mano de distancia de la suya. ¿Cómo puede ser
que la mente pueda estar experimentado dos cosas a la vez? No tenía sentido.
Había un extraño sonido en la parte de atrás que parecía estar viniendo desde
muy, muy lejos y todavía era en alguna forma relacionado con el rostro de Maitreya
que estaba completamente divertido; en otro momento, Marte se dio cuenta que era el
salvaje risoteo a carcajadas del rajanya. “No entiendo --” El empezó, pero entonces se
detuvo en confusión, porque su propia voz sonaba igualmente distante como si sus
palabras estuvieran viniendo desde el otro lado del valle.
Heramann se rió “Hay muy poco que decir. Yo soy como tu me ves. Yo soy
un – quizás el último en este mundo – Vidyadhara. Originalmente nosotros éramos
como estrellas en los cielos, muchos millones disfrutando amor y risas a lo largo de la
vía aqua. No había envejecimiento para nosotros, ni enfermedad, ni muerte. Parecía
entonces que nosotros podíamos vivir para siempre y esparcirnos a todos los mundos;
con el tiempo nosotros creamos y una maravillosa civilización sobre quince planetas
de once soles.
Pero Almira no regaló a los Vidyadharas la habilidad para crear más de
nuestra raza; mientras los milenios fueron pasando, nosotros disminuimos el número.
Muchos abandonaron este mundo cuando los océanos empezaron a quemarse con el
fuego de los Rakshasas; muchos entraron al largo hielo y no respiraron más esperando
despertar al Final de los Tiempos, cuando todos los seres de nuestro Universo sean
devueltos y restaurados al conocimiento del Uno.”
“Nosotros nos habíamos disminuido a algunos miles cuando Gana y tus otros
antepasados vinieron a Martanda. Pero nosotros los asistimos a ellos en la guerra
final con Valin; después de que el Emperador Asur fue derrotado, nosotros ayudamos
a Ishtar construir la Ciudad de Coral para Gana, la gloriosa Phedra de Emura y a
Kartika la Ciudad de Plata, la amorosa Galatea de Calantha.”
“Unos pocos de mi raza quizás aún vivan en este mundo, pero yo no he visto
a ninguno en muchos siglos. Si nosotros aún estamos en otro de nuestros antiguos
mundos, yo no sé. ¡Hrai! quizás el deseo para compartir hielo venga otra vez; yo los
buscaré. Pero por ahora, yo estoy contento con mi soledad.”
“¿Tú realmente puedes viajar a las estrellas?” Preguntó Marte curiosamente.
Las palabras del Vidyadhara lo habían cautivado totalmente; él se había olvidado de
su conclusión, de que él estaba soñando; él se había olvidado del Uno; él se había
olvidado del todo excepto de su gran asombro a este increíble y antiguo ser. ¿Será que
todos los protagonistas de las viejas historias van a probar ser tan maravillosos?
¿Cómo puede la realidad ser tan diferente de lo que él había creído por tanto tiempo?
“Hrai, eres un chiquillo astuto, Maitreya. Muchas cosas puedo hacer,
descendiente de mí envenenado amigo Gana. Mañana, por ejemplo, yo te voy ayudar
alrededor de las tierras de los Danavas y los Asurs.”
“¿Qué? ¿Cómo podrías tú ayudarnos a través de esta profunda nieve?” ¡Qué
pensamiento tan curioso! ¡Él era tan pequeño!
“Esos arrastres débiles no son obstáculos para aquellos con el conocimiento
del Uno, Príncipe Sol. El cual de hecho hace que el rajanya me llame aquí me parece
demasiado ridículo. Bueno, su verdadero propósito sin duda comenzará a ser claro a
su tiempo.”
“Maitreya, me despertaste en el momento más inconveniente. Y esta
conversación se alarga demasiado. Ahora diré buenas noches, buenas noches.” El
Vidyadhara brincó fuera de la caverna y dió un clavado dentro de un banco de nieve,
desde donde un suave ronquido inmediatamente se escuchó.
“Bueno,” dijo Marte. “Bueno.”
“Bueno, ¿Estabas diciendo?” Preguntó el rajanya, ampliamente sonriéndole.
Marte lo miró a él perplejo, como siempre acordándose de nada.
Heramann, sacudiéndose la nieve de sus escamas los saludó a ellos muy alegre
al amanecer, entonces sonriendo preguntó, “¿Listo, jovencito?”
“¿Listo para qué?” Respondió el shara con rencor. “Si nosotros dos no
podemos salir de aquí, no veo como uno de tu tamaño pueda hacernos algún bien.”
“¡Hrai! ¡quizás así sea para ti, nunca para el otro! si Maitreya ha esperado,
solo puede ser porque él desea un poco de mi compañía. ¿No es esto tu misteriosa
intención, portador efectivo de Nuriel?”
“Tu intelecto es como siempre Airavata” sonrió el rajanya, mientras su enorme
sonrisa explotó a través de su enorme barba. “Yo siento que tres de nosotros puedan
tener más suerte con los Danavas y los otros encantadores habitantes de estas partes
de las Quemadas Tierras.”
“¡Esa es una forma muy rara de acercarse a la Ciudad de Ebano de Zared!”
Exclamó Heramann, dándole una larga e intensa mirada desde la esquina de uno de
sus ojos esmeralda.
“¡ Sin duda alguna! Todavía así debe ser: él escoge este camino.” Maitreya
miro a Marte, para ver como esta aserción lo afectaría. El Príncipe Sol los veía a ellos
vacuamente: como siempre él estaba haciendo todo lo posible para no entender.
Encogiéndose de hombros, el rajanya continuó. “¿Nos vamos?”
“¿Por dónde?” Preguntó Heramann, esperando por una menos embarazosa
alternativa. “¿La tuya o la mía?”
“La mía si tú puedes aguantarlo. Nuestro shara aún no conoce nada de la vida.
Aunque él por supuesto cree demasiado firmemente que él si sabe.”
“Que así sea, Guardián de la Promesa. Honro tu sabiduría a través de
reservarme el juicio. ¡Súbanse a bordo!” De pronto el Vidyadhara se expandió
enormemente. Mientras Marte lo miraba hacia arriba con asombro, Heramann lo
levantó a él suavemente y lo puso en su hombro derecho. El rajanya ya se había
subido de alguna manera sobre su izquierdo.
“Ahora, Maitreya. ¿Estás seguro acerca de la dirección, de la necesidad de esta
charada?” La voz de Heramann era enorme, retumbando como un trueno acercándose.
“Nuestro Príncipe Sol aún no está completo, Airavata. Procedamos; ¡que
Venus y el Señor Brihas brille con su gracia sobre todos nosotros!”
Sin más protestas el Vidyadhara los llevó a ellos con grandes zancadas al otro
lado de la cima dentro de las Quemadas Tierras, en el lado oeste de las Montañas
Guardianas.
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Después de que el shara habló sin parar por su sorpresa, el empezó totalmente
a disfrutar el vaivén del viaje. Sintiéndose bastante ligero del corazón, el cantó una
canción de su niñez, acerca de dragones.
Heramann se carcajeó y dijo fríamente, “¡Entonces! Los Vidyadharas son
recordados por ustedes recién llegados. ¡Pero no muy favorablemente! ¡Devorando
princesas, de hecho! Ninguno de nosotros alguna vez llevó a algún animal al
matadero, ¡Nada que ver de masticar a nuestros aliados y alguna vez amigos!”
“¡Oh! Lo siento; es la única canción que yo conozco acerca de alguien como
tu. Pero Heramann, dime -- ¿Cómo fue que tu sobreviviste cuando Orah quemó
Emura?”
“¡Yo no estaba aqui! La olvidadiza naturaleza de la raza humana siempre me
aburrió; en ese tiempo estaba durmiendo en el Hielo Polar. El calor del terror del
Señor de Etan causó que despertara, pensando más aseguradamente que debía ser el
final del tiempo. Desde eso he vagado en el mundo otra vez, ayudando a tu gente en
ocasiones, más seguido disfrutando mis días en la soledad, cantando la maravilla de
Almira, contemplando la Gloria del Uno.”
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Los tres caminaron uno al lado del otro por tres días: Marte en medio,
Heramann (tan alto como la rodilla del shara) a su derecha, Maitreya a su izquierda.
El Príncipe Sol se sintió demasiado opaco para caminar por muchas horas; el dolor en
sus viseras aun era severo. Cerca el medio día, el empezó a flaquear; el preguntó
“¿Qué fue eso?” aun la pregunta causo que el mundo se tornara gris.
“Seria mejor no discutir al Rakshasa, shara” Respondió el rajanya
cortésmente, después lanzo una larga lección sobre Emura, la cual pudo haber sido
titulada, “Intuiciones útiles de la Vida y Tiempos del Vigésimo Segundo Rey Sol
después de Gana.” Marte por lo regular disfrutaba de sus relatos, pero hoy no oyó
nada de ello.
En el medio de la tarde, el shara trató otra vez, “¡Maitreya! ¿Cuál es el origen
de los Rakshasas? ¿De donde vienen ellos, cual es su historia? ¿Están ellos
emparentados con los Señores de Etan, los Vidyadharas, o los humanos? Y también
quiero saber mas acerca de los Danavas y los Asurs. Yo no puedo resistir estos
terribles peligros sin conocimiento.”
El rajanya se detuvo para mirarlo fijamente a los ojos. Alcanzando la única
conclusión disponible el rió amablemente, “Tu eres terco, ¿no es así? Muy bien; si tu
insistes. Pero no aquí.” El lo llevó a un pequeño montículo en plena luz del sol,
entonces le dijo a Marte que se sentara dándole la cara al oeste. Maitreya miró
fijamente al sol por unos minutos, suspiró y dijo, “Marte, quiero que tu escuches con
mucho cuidado esta historia de Rakshasas, creada especialmente para ti. Ahora,
Airavata.”
El Vidyadhara meció su cabeza bruscamente alrededor y se le quedo viendo.
¿Por qué era este el relato suyo? Viendo que no había respuesta obvia en esos ojos de
ébano el empezó muy despacio, “Hrai, shara. Escucha con cuidado, como Maitreya te
promete. Hay una conexión entre los Rakshasas y todas las personas. Todos los seres
tienen detrás de ellos una sombra, algunas veces sin forma y algunas veces con la
forma de la nada, visible cuando es que ellas dan cara a la luz. Pero cuando hay
oscuridad, estas sombras sin forma se expanden y toman su silueta mas grande como
el temor o la desesperación o la oscuridad, brillante crueldad.
“Esta nada hace mucho tiempo fue capturada por Navril Hagar, el Emperador
Asur Valin. El la alimentó dentro de sus fuegos infernales de Vaciedad y creó a
Salash y Pashash y su esposa en común, Yaksin. De estos tres de ingeniería genética
han descendido la totalidad de la raza Rakshasa. Los Rakshasas de este mundo viven
en el Quemante Mar, la cual es muerte segura para todas las demás criaturas vivas,
pero viajan fuera a voluntad para alimentarse de la energía humana. Desde el Día de
la Desesperación cuando el Señor Gana fue envenenado sus números han
incrementado y se encuentran en todas partes en el mundo de hoy. Ellos aun son y
por siempre serán los peores enemigos de la humanidad. Ya que ellos son maestros
de viaje a través de dimensiones paralelas, muy pocos saben de sus formas. Tu has
probado la amargura del sentimiento de su perversa maldad; Maitreya aun no está
convencido que tu hayas todavía conquistado al Rakshasa que tiene el más fuerte
apego en ti. Por eso no quiere hablar acerca de su raza. El preferiría que tu no muevas
tu atención hacia allá, solo serviría para incrementar su poder sobre ti.
“Los Asurs y los Danavas fueron descendientes de la Raza Solar de Kanaan-
dora. Los Asurs cayeron lo más lejos – Lujuria por el poder, ellos estudiaron la
Vaciedad de Valin y se degeneraron dentro de una forma y existencia similar a los
Rakshasas. Una extraordinaria duración de la vida y muchos poderes remarcables son
de ellos, pero el precio que ellos pagaron es horrible.
“Los Danavas intentaron tomar maestría de las fuerzas de la Naturaleza, pero
nunca buscaron el conocimiento del Uno; por lo tanto su perfección relativa solo es
heraldo de su ruina. Ellos viven en un mundo de sueños ahora, en el cual ellos ya no
cambian o progresan. Muy rara vez uno de los Siete entra allí, pero nunca tienen
mucho éxito en tocarlos: su ceguera los encadena a la estática, existencia sin
significado. Ellos están contentos pero profundamente dormidos: todos están muertos
en su paraíso artificial.”
El shara solicito un entendimiento más profundo de los Siete, pero el rajanya
abruptamente dio un brinco y aligeró la partida. “¡Rápido!” el los llamo mientras el se
marchaba. “Tu has llenado este lugar con maldad. Nosotros debemos estar alejados de
aquí al final del día.”
Maitreya hizo que empezara la noche espalda con espalda. El creo un circulo
de fuego como antes, entonces se sentó y puso a Nuriel entre sus rodillas. Heramann
se veía perfectamente miserable pero no dijo nada.
Marte se preguntaba porqué el rajanya era tan taciturno, casi en resentimiento
silencioso. ¿Por qué Maitreya tenía miedo de hablar de nuestros enemigos?¿No
tengo yo el derecho de saber con que terrores me enfrento?¿Qué otros oscuros
secretos el resguarda?¿Quién es el realmente? El Vidyadhara lo llamó “Guardián de
la Promesa.” ¿Era que Heramann solamente le decía un cumplido o era que
Maitreya estaba encubriendo la mayoría de su pasado?¿Por qué?¿Todavía como
mas puede el conocer tan íntimamente de Emura y de mis propios antepasados?
Un extraño y maravilloso pensamiento de pronto se le ocurrió a Marte.
Sravasa había confirmado que las historias de Tala se habían grabado: el Fundador
Balzor fue ayudado por un Señor Etan Ishtar. Ellos se suponen habían sido amigos
cercanos muchos años. Ishtar no solo enseño a Balzor suficiente de la ciencia de Etan
para derrotar la Supremacía Asur, el construyó la Ciudad de Oro Sulara para él. Las
historias cuentan que el Amor de Ishtar fue tan grande por Balzor que el le prometió
concederle cualquier conocimiento excepto el secreto de la inmortalidad misma. Fue
solo cuando Balzor empezó a crecer sin vigor con la edad, que al final requirió este
último beneficio que el Etan abandonó a su amigo y a Tala, así más o menos cuenta la
historia. ¡Pero ninguna historia contaba que le pasaba al el después! Y aun Uchai-
sravasa acerca del paradero de su hermano no dijo nada especifico. No, era
perfectamente lógico: ¡Maitreya debe ser nadie mas que Ishtar, por amor regresó a
redimir al shara el linaje de Balzor!
“¡Maitreya!” Marte exclamó con gran excitación. “Tu me dijiste antes de
conocieramos a Sravasa que el era el ultimo Etan pero uno de este mundo ¿Quién es
el otro? ¿Eres tu?
El rajanya lo miró a los ojos con sorpresa ¡esto no era una simple perversión
causada por los Rakshasas! ¿Quién más se atrevía a retar la voluntad de Almira?
¿Eran los Danavas? ¿O los Asurs? ¡Marte se retiraba de él! ¡el difícilmente estaba
aquí! Y todavía – y todavía, era posible que éste conocimiento podría ser
suficientemente poderoso para agarrarlo. O, fallando eso, cuando menos un ángulo de
su partida para que ellos pudieran – en el tiempo – redescubrirlo. Era un juego de
azar, pero ya no era posible otra opción.
“Yo ciertamente no soy un Etan, shara. La simple verdad es que tu ya conoces
todo acerca del otro Señor Etan que yo mencioné, si tu escoges recordar.
“¿Te acuerdas de un edificio antiguo en particular en Sulara, yo creo que aun
es llamado el Templo de Kanaan-dora?”
“Yo he estado allí,” contestó Marte, disgustado. Había parecido una idea tan
espléndida. “¿Por qué?” ¿Qué posible relevancia tiene eso?
“¿Qué recuerdas tu de ello?”
“No mucho. Solo que es muy antigua, hemisférico, hueco, un anfiteatro
virtualmente vacío hecho de oro. Adentro, no hay nada, sino una semilla muy grande,
que se dice vino desde Kanaan-dora, y tres estatuas: una serpiente blanca, un lagarto
negro --¡No! ¡Un Vidyadhara! – y, sosteniéndolas, una escultura bien esculpida de
Gana, creada por el Ultimo Guardián de la Promesa de Emura, Mordom. Eso es todo
lo que recuerdo. ¿por qué?”
“Tu has nombrado todo lo que es importante, Príncipe Sol,” respondió
Maitreya con una sonrisa un poco torcida. “Pero yo se de hecho que Mordom nunca
fue un escultor. En verdad, esa ultima no es una estatua – esa magnifica estatua no es
de piedra; ¡Es el mismo Gana!”
“¿Qué? ¡Eso es imposible!” Instantáneamente el vértigo que Marte había
experimentado ante el fuego de Joab regresó, más intenso que antes. El mundo
empezó salvajemente a dar vueltas alrededor de el en espirales de luz, su ultima (y
única) ancla, era la voz del rajanya.
“Los más viejos relatos son los más verdaderos, shara. La humanidad no es
nativa de este mundo. Nosotros nos acomodamos aquí cuando el ultimo hogar, el
planeta de Kanaan-dora, fue destruido por los Siete.
“Desafortunadamente, antes de venir aquí, los siete millones de refugiados de
Kanaan-dora aterrizaron primero sobre Martanda. El gran despliegue de telescopios
en órbita habían descubierto seis planetas de agua y de temperatura adecuada en
cercanos sistemas estelares; el Señor Estelar y Consejo de las Gemas votó por el más
adecuado y cercano, Martanda, sin saber quién estaba allí encadenado o sin entender
nada de la previa historia de la humanidad.
“El Guardián de la Promesa Rodavi y el shara Gana solos, intentaron
disuadirlos, pero ellos no tenían otras razones que las crípticas profecías del Primer
Guardián de la Promesa, el fundador de Kanaan-dora, el shara Solon. Ellos fueron
descartados por votos en unanimidad.
“Pero Rodavi y Gana tenían razón, por su puesto: La adecuada apariencia de
Martanda era una soberbia mentira, creada por el Emperador Asur Valin. El aterrizaje
de los refugiados lo liberó de la prisión que los Señores de Etan habían forjado al
costo de su Paraíso Etan. La esposa de Gana, Almira y casi todos los otros de la Raza
Solar fueron capturados, torturados y eventualmente asesinados por Valin; solo diez
mil de los refugiados de Kanaan-dora escaparon cuando Martanda explotó.
“Antes de que su nave espacial huyera de Martanda, el sobrino de Gana Irnga
dirigió su batallón a través del Mar sin Forma de la Vaciedad y atacó la Fortaleza de
Valin. El era un joven valiente, brillante, pero no suficientemente sutil para pelear
con el Emperador Asur. Valin le permitió que probara la victoria: Irnga recapturó las
dos mitades de la preciosa gema Kaystarbha, Kaysta y Starbha, y de allí, en adelante
dándole a Gana y a sus diez mil el poder para escapar de Martanda.
“Pero allí había sutileza sobre sutileza, Valin sabía que Swayam y los Señores
de Etan destruirían Martanda en vez de dejarlo ahí permaneciendo libre: el penetró el
corazón de Irnga y escapó la ruina de Martanda como su polizonte.
“tan pronto como Martanda explotó Valin emergió de Irnga y juntando lo que
le quedaban de sus armamentos de Rakshasas, atacaron la ultima nave espacial. Los
Señores de Etan y los Vidyadharas se juntaron con Gana en esa batalla interestelar por
el destino de la humanidad.
“La iluminación del fuego de Rakshasas que cubrió este mundo fue el acto
final de Valin antes de su derrota: el esperaba escaparse de las fuerzas victoriosas del
Uno en el Quemante Mar. Pero Airavata llevó a Gana y lo persiguieron hasta su
escondite; juntos ellos lo volvieron a encadenar.
“La ultima batalla forzó a los diez mil venir a esta Tierra; ellos no tenían
opción sino quedarse aquí. Así Emura fue fundada en el hemisferio norte de este
mundo simplemente porque ya no había otra alternativa, esto es porque ellos
nombraron su civilización: ‘Emura’ que significa “aislados” en la lengua de Kanaan-
dora.
“Después de que Valin fue derrotado Swayam y los Señores de Etan juzgaron
que el shara Gana se merecía la inmortalidad. De esta manera esperaron proveer lo
que le quedaban de humanidad en la permanente estabilidad en la forma de un
Príncipe Sol inmortal.
“Pero todos hicieron un error crucial: Valin no había abandonado totalmente al
shara Irnga. La porción del espíritu del Emperador Asur en el corazón de Irnga
gradualmente tomo control de el. Dentro de los tres años siguientes de la fundación
de Emura, Irnga había caído suficientemente lejos para intentar asesinar a su tío.
“Gana había probado el amrita de Swayam y no podía morir. Pero tampoco
podía el ya vivir: el veneno de la Vaciedad de Irnga lo hirió a sí mismo dentro del
material genético dentro de cada célula de su cuerpo. Gana se ha quedado en el
corazón de Sulara por todos estos milenios, como una estatua, olvidadizo, soñando
viejos y extrañamente intricados sueños de nuevos mundos y vidas.”
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Tres días después de que Naisan y Venus entraran a Sulara, el vigía del muro
exterior de la ciudad detectó una larga e inesperada caballería viniendo desde el norte.
Un mensaje fue enviado inmediatamente al palacio de Zephyra; la guardia fue
llamada.
“Extraño,” comentó el guardián de la puerta Aldis mientras el bajaba la reja de
hierro. “Mi deseo se opone a este acto que mi deber me manda. ¡Debe haber cerca de
trescientos de ellos! ¿Quiénes son ellos? ¿De donde vienen ellos?” Su corazón
golpeaba por una respuesta, pero su mente se negaba a aceptarlo. Su pulso latió, él se
aferró fuertemente a la piedra de las almenas para observar más allá a la caballería
que se acercaba. Su viejos ojos se opacaron con su sueño.
“¿Qué debemos hacer?” Preguntó Kabil, capitán de los arqueros reunidos en
los muros. Su cabello y su temperamento eran feroces; la visión de la caballería que
se acercaba lo llenó con rabia. ¡Este reto demandaba acción inmediata! “¿quiénes son
ellos?” Aldis contestó calladamente, “Seguramente, Kabil, es la Anunciación. En
Emura, en el tercer día antes de la coronación, los Adanai regresaron a nuestro mundo
a honrar al Príncipe Sol.”
“¡Eres un absurdo loco! Gritó el capitán, su cólera intensificándose. ¡Nunca en
la historia de Tala ha habido un milagro así! Tu estas imposiblemente loco. ¿Por qué
no ha regresado la respuesta de Julius?”
“No sé,” contestó el viejo guardia de la puerta, desconcertado. ¿Por qué había
dicho una tontería así al capitán? El mismo no la creía para si mismo. Seguro que
tenia que haber una explicación más razonable para que esta caballería apareciera
inesperadamente. “Vamos a saludarlos.” El levantó el cuerno de Emura. Una de las
pocas reliquias operables de la perdida civilización, hacía que la voz sonara dura pero
también muchas veces mas fuerte. “¿Quiénes son ustedes? ¿Cuál es su propósito?
¡Alto, identifiquense!” La respuesta fue inmediata como de rayo, perfectamente clara
y todavía no de habla: aun los sordos reportaron comprensión completa de las
palabras. “¡Los Reyes Sol de Emura! ¡Abre tu Sulara!”
Algunos de los muros fueron golpeados en seco por estas palabras, dejando
caer sus arcos, ellos se quedaron viendo vacuamente dentro del espacio. Otros estaban
enfurecidos; sus ojos quemándose con rabia, ellos jalaban los cordones de sus arcos
una y otra vez. Unos pocos gritaban descontroladamente; dos o tres reían
histéricamente; siete se desmayaron. Un cuarto de los Talaneses ni siquiera fueron
afectados en lo mas mínimo y se les quedaban viendo a sus compañeros soldados con
grandes ojos.
Aldis, blasfemando en contra de si mismo por dudar de su corazón, se movió
a abrir su reja de hierro. Pero Kabil, viendo la traición, ordenó a sus hombres que
agarrarán al guardián de la puerta.
Treinta segundos, un minuto, otra vez vino el resonante comando, “¡Abran,
abran su ciudad! ¡Nosotros somos los Adanai y Los Guardianes de la Promesa de
Emura, aquí para la Anunciación del shara!”
La mitad de los arqueros tiraron sus armas; otros pocos balbucearon en
absoluto terror; algunos otros se hincaron y oraron. Una forcejeada batalla rugía
alrededor de Aldis y otros pocos que desesperadamente trataban de abrir la reja.
Una tercera vez vino el comando, “¡Abran! ¡Abran a los Reyes Sol de
Emura!” y la reja de hierro de Aldis se derritió y colapsó. La caballería entró.
Una quinta parte de los hombres de Kabil soltaron sus flechas bajo sus
ordenes. Las puntas fueron vaporizadas; los palos pasaron a través de la caballería,
sin hacerles daño, y sonaron opaco sobre el piso.
Otra vez ellos dispararon sus flechas, pero estas se multiplicaron en
chasquillos de vapor que el sol naciente reflejó dentro patrones del arco iris de tonos
sutiles de belleza.
Los arqueros recargaron sus flechas una tercera vez, pero justo entonces el
hijo de Firad, el shara Dagora, corrió hacia ellos desde Zephyra sobre Victoria;
gritando, “¡Deténganse! ¡En el nombre de Julius, detengan esa locura! ¡Ustedes están
luchando con un sueño! ¡Ellos son la memoria colectiva de los Reyes Sol y de los
Guardianes de la Promesa de Emura!”
Los primeros caballeros, sonriendo con gran humor, se inclinaron hacia él y
dijeron, “Tu solo guíanos al palacio, muchacho.”
Cada uno de los cien mil de la Ciudad Dorada salieron a ver la procesión.
Primero vino Dagora sobre Victoria, entonces en una sola fila la caballería. Los
pocos hombres y mujeres que llegaron a pie desde el norte caminaban junto a los
caballos al lado izquierdo.
El Rumor de la Diosa se desplegaba entre la gente, hablando visiones,
verdades y mentiras, “Tala viene a su edad hoy. Así empieza el Final del Mundo, la
Gran Caída profetizada por el mas grande Guardián de la Promesa Rodavi. Todas las
profecías ahora vienen a ser realidad. Ellos asesinarán a Julius. Habrá un verdadero
adan de nuevo. Están aquí para bendecir al shara. Gana regresa a reclamar su trono.
Hoy reempieza el Camino de Rodavi. Ellos nos asesinarán a todos.”
Algunos sintieron temor, otros rabia, pero la mayoría amor por estos
invasores, especialmente por su líder. Sus profundos ojos azules y brillante capa
plateada juntó todos los ojos como testigo de su extraordinaria belleza. La más
magnifica gema opalescente en su pecho, el halcón esmeralda y dorado sin capucha
sobre su hombro izquierdo. La serpiente marfil enrollada en su derecho, parecían los
perfectos complementos de su autoridad: claridad, poder, sabiduría. Su oscuro cabello
flotando estaba sin corona, pero todos los demás jinetes, usaban una replica de la
corona de Emura – dieciséis rubíes sin error puestos en una filigrana de oro del
estandarte cruzado del escudo de la serpiente y el lagarto de la Casa de Gana. Cada
uno también usaba una brillante gema dorada idéntica a la Starbha de Naisan.
Julius salió por ellas primero. Su paso no era muy armónico pero
positivamente joven: libertad de la responsabilidad de Tala junto a su expansiva
experiencia del Uno actuaba sobre el como néctar de inmortalidad, el amrita de
Swayam. Endulzó su vida que surcaba por sus venas como la sangre nueva de
juventud; mas de la mitad de sus arrugas se habían desvanecido de su cara.
Preocupación por Marte estaba lejos de ser sanada, pero ya no era una herida abierta y
cruda – se había convertido en una costra que ocasionalmente pulsaba. Aunque su
propio hijo había sido reemplazado por un campesino, la visión de abajo era prueba
de lo correcto de su decisión: ¡Esta era la primera Anunciación desde la Caída de
Emura! El campesino debe de ser lo que Venus dijo que era: El verdadero heredero al
trono.
Julius se detuvo en el escalón superior, levantó ambos brazos en bendición
para los Talaneses, entonces se hizo a un lado para permitir a los de abajo ver a
Naisan.
En deferencia su sucesor, el adan estaba usando una capa larga de color
profundo púrpura. Pero Naisan estaba vestido en una brillante dorada tela que
reflejaba la luz del Sol con destellante gloria. Los Talaneses suspiraron para
admirarle; no pocos creyeron entonces en la profecía de Mordom, “En la primavera
de Julius Adan, Gana regresará a ti como Marte el Purificador.”
Naisan no estaba tan seguro como sus súbditos. Los tres días pasados habían
sido una tortura mientras él había intentado tomar maestría de su nuevo mundo. Las
complejas demandas de ser Marte eran suficientemente malas, ¡Pero ser un recién
reformado Marte! ¡Conociendo a tantos! ¡Rompiendo viejas relaciones mientras
cultivaba nuevas sin levantar sospechas! Y todavía – y todavía Naisan estaba
refrescadamente alegre con su nueva vida; algo adentro le decía con gran satisfacción
que el no era extraño al poder real. Y esos viniendo debajo de él estaban probando
más allá de la duda que el era el Rey Sol de toda Tala, el primer adan de derecho
desde que Joab secuestró al hermano mayor de Barlrin, Aharon Hanif ¡Una
Anunciación! Temblando con la cruda excitación de juventud y esperanza, Naisan dio
un paso al lado opuesto de las escaleras.
Y ahora los Talaneses podían ver a Venus, viniendo de último a través de las
puertas del palacio. Cada ojo estaba inmediatamente capturado por su hermosura. Ella
usaba (como siempre) las simples túnicas blancas de los campesinos, pero era
infinitamente complejo: Su blanco estaba compuesto de brillantez; ella radiaba su
propio multitono sutil de luz, resonando más al conocimiento profundo interno dentro
de sus corazones que de sus ojos físicos.
Venus era Luz, era Verdad, era Belleza, una inmortal encarnada por un corto
tiempo en el escenario de lo humano. No como la mayoría quienes olvidan que la vida
es un drama, atrapados por consentimiento mutuo y actuados por razones que no
comúnmente se recuerdan o siquiera se entienden, Venus retenía conocimiento pleno
de la realidad del Uno Incambiante, más allá del espacio y tiempo. En cada situación
ella estaba en perfecto y completo control.
Ella tomó su posición entre Julius y Naisan y sonrió pacíficamente a los miles
en asamblea. Levantando una sola mano con gracia y muy despacio, ella dio inicio a
la Anunciación.
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Tan pronto como la coronación terminó, hubo allí una segunda celebración en
Sulara: El adan se casó con Venus en el Templo de Kanaan-dora. Esta decisión de
lugar fue criticada por muchos: el templo era demasiado viejo y pequeño; y había sido
hace mucho abandonado por mas nuevas y mas grandes catedrales. Sin embargo Joab
insistió: “Protege una semilla invaluable de Kanaan-dora y las tres esculturas de
Emura: el Lagarto Negro, la Serpiente Blanca y la Estatua Viva de Gana. El templo
de Kanaan-dora debe de ser renovado, preservado, siempre cuidado. Esta es la mas
grande responsabilidad de Tala, es la mejor razón de que del todo exista, ¿No piensas
así?”
Naisan, distraído por otras preocupaciones, le contestó sin entender, “Que así
sea.”
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¿Quizás tu te acuerdas?
10. SUEÑOS
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Mucho tiempo después, ella dijo, “¡Ahora ven conmigo! Debemos ir dentro de
la Recamara del Silencio a grabar mi unión.” Ella se puso de pie, se vistió y lo dirigió
de regreso al castillo.
Antes de que hayan cruzado la mitad de la sabana, un rugido desafió el
tranquilo aire. Directamente sobre sus cabezas, una enorme garra cortó y abrió una
pequeña nube. ¡Mas allá de la nube no había cielo sino oscuridad! Una segunda garra
apareció en la apertura; juntas ellas rompieron el hueco más ancho como si la nube no
estuviera hecha de vapor de agua sino de bastidor de tela. A través la apertura
creada, voló un dragón, en su espalda un caballero en su negra y brillante armadura.
“¡Un ‘Dhara!” gritó Avarsha, corriendo hacia su castillo. Marte siguió unas
zancadas mas, entonces giró y sacó su espada.
El caballero dirigió una columna de luz hacia él. Con un grito de dolor el
shara soltó su espada y empezó a correr tras Avarsha. Pero el dragón vino en picada,
y lo levantó, y lo llevó hacia la nube con grandes golpes de sus poderosas alas.
Mientras Avarsha observaba desde la reja de hierro del castillo, como su
regalo era robado, una sola lagrima corrió en soledad sobre su inmaculada piel
azafrán, mientras ella suspiraba, “Que le vamos ha hacer quizás mañana.” Entonces
ella se olvidó de Marte para siempre mientras la nube se reparaba a sí misma.
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Marte se bajo de Heramann y miró con maravilla a la perfección del orden del
valle. Estaba más allá de cualquier jardín de su experiencia, como Venus estaba mas
allá de cualquier mujer. El empezó a explorar la extravagante belleza, pero Maitreya
lo tomó de un hombro y dijo “Espera, shara. Escucha; trata de entender ¡nos tomó
cerca de cinco meses encontrarte!”
“¿Qué? ¡Eso no es posible! ¡Solo fueron unas horas! Otra vez su espíritu se
inundó por el vértigo caótico de sus últimos momentos con ellos. ¿Terminará alguna
vez esta locura?
El tenía una mirada ferviente y aterradora que le rompió el corazón a
Maitreya. “No. Yo ya te dije: a ti se te olvidó. Nos hubiera tomado a nosotros mucho
más tiempo encontrarte si no fuera por la gema que usas. Dime, ¿Dónde la
conseguiste? ¿Y cómo?” Sus ojos negros se metieron dentro del alma de Marte.
“¿Hmm? ¿Kaysta?” Aquí cuando menos era un objeto familiar, un ancla para
aquietar el loco tronado del mundo. Familiar, pero – si, ¿Dónde lo había el
encontrado? Su entrecejo se arrugó por un momento mientras el se concentraba en la
piedra. Una poderosa estabilidad radió de ella; el enrollamiento de nausea del mundo
gradualmente se aquietó. Los ojos del shara parpadearon de pronto. El sonrió al
recuerdo y contestó, “¡Si, por su puesto! ¡Joab! El me la dio.”
Maitreya y Heramann cambiaron miradas frustradas, entonces el rajanya dijo
“¿Vashti esta aun protegida? Nuestro Príncipe Sol necesita descansar.”
El Vidyadhara se le quedó mirando y replicó, “tan lejos como yo puedo ver, es
seguro, ¿pero porque -- ?”
“¿Descansar? ¿para que? ¡Nunca me he sentido mejor!” esto era verdad: la
gema había llenado al shara con un maravilloso sentimiento de fortaleza. “¡Nosotros
no debemos llegar tarde a Zared!”
“Yo no creo que tu te perderás de tu citado amanecer, Príncipe Sol. Pero
aunque así fuera pueden haber peores futuros de ese que hiciste a través de abandonar
nuestros planes. Encontrarte fue una de las mas difíciles tareas que yo he encarado;
aun no estoy seguro si hemos tenido éxito...tu ves mi querido Marte, Joab no te dio
nada sino consejo.”
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Antes de que los pájaros de la mañana empezaran a cantar sus cuentos del
despertar del mundo, un tembloroso Príncipe Sol poso su temblorosa mano sobre el
hombro del rajanya durmiendo. Maitreya se sentó de una vez y lo miró a través de la
oscuridad.
Un poco borroso, Marte le dijo que había tenido una pesadilla viviente. El
shara estaba apenado por molestarlo pero Maitreya despertó al Vidyadhara y dijo,
“empieza, Airavata. Obsérvalo de cerca ahora. Dinos, shara, no dejes nada afuera, no
importa que tan insignificante parezca.”
Marte pensó que el interés de Maitreya era demasiado; el rajanya me debe de
estar tomando el pelo. Pero en la luz gris antes del amanecer, el vio a ambos que lo
miraban con una profunda preocupación, expresiones idénticas en rostros
ampliamente desiguales.
El shara trago, corrió su musculosa mano nerviosamente a través de su oscuro
cabello, tratando otra vez sin mucho éxito el calmar su corazón, y replicó, “¡Estaba yo
muy alto en el aire sobre un angosto – y de alguna manera moviéndome! – un camino
espiral de un metal brillante, un luminoso plateado como su espada Nuriel... era
demasiado caliente e inaguantable; un vapor de un apestoso olor me cubrió, vaciando
las fuerzas de mis extremidades. Rugiendo abajo había un fuego como yo nunca antes
había visto, nunca lo soñé posible: Terrible, negro, rojo brillante, sanguíneo, una
creación de temor de lo opuesto de la vida, de Vaciedad, de nada. ¡De pronto fui
atacado por una manada de enormes ogros como cuervos con enormes colmillos! ¡Y
viciosas garras donde debieron haber manos! ¡oh! No te ofendas, Heramann.”
“No hay ofensa cuando no hay intención de ello, shara. Esos descendientes de
Rakshasa no se parecen en nada a los Vidyadharas.”
“¿Eran ellos Rakshasas? ¿Esto fue real?” Su corazón empezó a latir en su
pecho como si fuese a romper las paredes para quedar libre. El estaba aterrorizado y
deseoso de que su sueño pudiese ser real.
“Continua,” dijo el rajanya tan animado que Marte tembló sin importar el
húmedo calor.
“¿la verdad se esconde detrás de la superficie de mi sueño? Yo miré hacia
delante y miré en la distancia mas lejana, la suave luz de una nueva tierra. Mi
corazón dio un salto con seguridad al ver ese maravilloso destello; el espiral plateado
que se movía incrementó su velocidad en respuesta a mis sentimientos, llevándome
más allá del ataque de los Rakshasas y sus fuegos infernales de Vaciedad.
“Después yo estaba caminando con otras dos, una joven y competente dama –
no ¡una sharan! Su nombre era – Lila. Y su padre – el adan Yayati, el Rey Lunar de –
de Calantha, eso fue. ¿Qué es Calantha? Yo no sé. ¿Cómo puede ser esto Verdad?
¿Cómo puede haber otra tierra además de Tala?” Marte pausó, buscando muy dentro
de su mente.
Finalmente el miró hacia arriba, frustrado y exclamó, “¡Maitreya, yo no
entiendo nada de esto! ¿Qué otras tierras hay? ¡Pero yo lo recuerdo tan claramente!
¡Mi sueño parece tan real, como esta hermosa Vashti! ¡Yo no entiendo!”
“Continua, shara. No analices, solo acuérdate de tu experiencia. Todo estará
bien.”
“Si tu lo dices, intentaré creer que así es. Este Adan Lunar, este Yayati, era
débil, enfermo. A veces el se apoyaba en mi; A veces lo tenía que cargar. Nosotros
caminamos por un largo tiempo, huyendo de las legiones de -- ¡No! Huíamos del
propio hijo del adan, ¡El endemoniado Yadu! Ahora recuerdo: el trono era de Lila por
derecho, pero Yadu tres veces intentó asesinar a su padre y a su hermana.
Desesperados y solos, ellos usaron lo último de su poder en mandar al Puente Espiral
de Plata por ayuda. ¿Cómo me encontró a mi?
“Yo viaje con ellos a través de los campos de Calantha, muy alto dentro de las
montañas, buscando, buscando – otra ranura en mi memoria, Maitreya – Buscando un
Guardián de la Promesa, alguien que se parecía a ti, aunque el siempre usaba una capa
azul celeste. Su nombre era Atri.”
Heramann se atragantó. El rajanya lo calló con una mirada helada, y dijo
firmemente, “¿Y entonces?”
Marte miraba desesperadamente de uno al otro. Viendo que no había
respuestas en ninguno, ni en los oscuros ni en los ojos esmeralda, el continuó, “Y
entonces yo estaba apretando muy fuertemente esta gema Kaysta, viajando de nuevo
en el hermoso camino en movimiento del Puente Espiral de Plata, quemado una vez
más por los nocivos y calientes vapores, pasando sobre los fuegos de la Vaciedad,
rodeado por Rakshasas. Esta vez fue infinitamente peor, un horripilante y vivo
infierno. Una vez que me revele en guerra; después de esa experiencia, nunca otra
vez. Mi mente se enrolla del terror ilimitado del pasadizo: Yo ni siquiera puedo
pensar en ello sin esperar por la muerte para que me libere.
“Eso es todo lo que me acuerdo, ¡Maitreya! ¿Qué significa esto? ¡No tiene
sentido! No hay otro mundo sino Tala.”
“Tu tiempo en ese domo de placer de Danava fue sino el mero final de tus
meses perdidos, shara. ¡Toma maestría de esos recuerdos! Así solo te darás cuenta
como Kaysta llegó a tus manos. Vete ahora, camina a través de Vashti, piensa solo en
ese sueño. Repórtate conmigo mañana.”
“¡Pero la Ciudad de Ebano! ¡Mi tarea! ¿No la estamos abandonando?” El
shara estaba sorprendido que tan profundamente el deseaba abandonarlo.
~~~
Mientras el shara los dejó, Heramann batió la cara a un lado, miró a Maitreya
y dijo con profunda preocupación, “¿Tu crees que esto es sabio, de perturbar las
experiencias que mejor son olvidarlas? Aun los inmortales han sido destruidos por los
Rakshasas. ¿Qué esperanza puede haber para humanos?”
El rajanya notó el tono del Vidyadhara pero estaba demasiado entusiasmado
para que le importase. “¡Airavata! ¿Qué no vez? ¡El fue al sur! ¡El encontró el Puente
Espiral de Plata y cruzo el Quemante Mar! El regresó a nosotros, ¿No fue así? ¿Con
Kaysta de la Raza Lunar? Aunque como lo pudo hacer y todavía estar mas o menos
consciente no cae más bajo de algo milagroso. Nadie sino Joab y Atri han pasado el
fuego de Valin del ecuador en milenios -- ¡Seguro que Venus tiene razón, este shara
es el mismo Gana!”
Pero Heramann había inhibido los filamentos torcidos del tiempo mientras
Maitreya los iba tejiendo e ignoraba su fachada. “¿Es él, objeto de mi preocupación,
nieto de Ishtar?”
“¿Tu no apruebas mis medios?” la inflexión de Maitreya fue un poco
divertida; una amplia sonrisa, amenazaba romper a través del exceso de barba.
Airavata había otra vez puesto a prueba su sabiduría. ¿Cómo es que los Vidyadharas
se han extinguido todos?
“¿Cómo te puedo juzgar? Pero nuestro pobre mundo va a extrañar
dolorosamente al hermano de Atri.”
“¡Cada vida tiene límites, Airavata! ¿Por qué lamentar esto? Mi hijo no me
necesita más; este shara terminará mi trabajo con Zared. ¿Qué mas tienes para que yo
haga? ¡No tengo miedo de partir! ¿qué diferencia tienen estas ilusiones de la vida y la
muerte? El Uno inmutable es todo lo que yo soy, todo lo que seré. No intentes
disuadir mi partida con tus tristes palabras, viejo amigo.”
~~~
Por muchos días Marte caminó por Vashti, buscando su mente, todavía creció
un poco más cerca al significado de la pesadilla. Cada noche que se repetía, raramente
cambiaba en ninguna forma. Pronto, sus limitaciones de despierto y soñando se
empezaron a opacar: las escenas de la visión se empezaron a esclarecer y a volverse
mas fuertes. Hasta que ellas estaban casi mas substanciales que el mundo que lo
rodeaba.
Era difícil de entender como podría haber otra cosa que un sueño: El mundo
era todo pero muerto; los fuegos de Orah habían dejado preciada poca vida en
ninguna parte. Las únicas excepciones que el conocía eran Tala, Zared, Vashti y los
domos de placer de Danava, era claro que las Tierras Quemadas ya no mataban por la
radiación como una vez lo hicieron; ¡Pero su sueño de Calantha era de una increíble
antigüedad aun sana civilización! ¡mucho mas antigua que la destrucción de Emura
por Orah! ¿fue todo, entonces, solo un sueño particularmente extraño? ¿cómo puede
ser? El Adan Lunar Yayati, la sharan Lila, el Guardián de la Promesa Atri, ellos eran
todos tan reales como – No, más reales que su pasado en Sulara. Todavía ¿Cómo
pueden ellos existir? ¿Y donde? ¿Al otro lado del Quemante Mar? Nadie puede cruzar
eso y vivir. ¿Pero sino allí, entonces donde? ¿y cual era su relación con ellos?
~~~
Una noche cerca del final de la Primavera, Heramann vino al shara mientras él
se había sentado observando dentro de la turbulentas aguas de la Laguna Hirviente en
el corazón de Vashti. Aunque sus escamas estaban abiertas de par en par para
enfriarse, el Vidyadhara estaba extremamente incomodo en el sofocante aire. Marte
dándose cuenta solo la urgente necesidad que traía a su amigo a un lugar tan
bochornoso, mirándolo curiosamente solo esperó que hablara.
Heramann brincaba de un lado a otro incómodamente de una garra a otra por
unos momentos como si el suelo se estuviese quemando. Finalmente, el dijo
torpemente, “¡Ah, shara! ¡Escasamente quedan tres días! ¡Para tu arribo a la Ciudad
de Ebano! Si no nos vamos en las próximas veinticuatro horas, llegarás tarde.
¡Debemos irnos! ¿No has recapturado tu memoria aun?” El miró a Marte con una
inocencia que le apretaba el corazón al shara en un incomodo nudo.
Antes de que Marte pudiese responder, Maitreya corrió hacia ellos,
exclamando, “¡Airavata! ¡Suficiente! Deja al Príncipe Sol, yo te prometo que el
levantará el profetizado amanecer en Zared.”
Heramann volvió su cabeza de lagarto lentamente hacia el rajanya. Una sola
lágrima se formó en las esquinas de cada ojo, pero ellas no cayeron. Sacudiendo su
cabeza suavemente, el dijo, “que así sea, viejo camarada. Si tu permaneces terco en
tu juego, ¿Quién soy yo para discutir? Hasta pronto amigo de los Vidyadharas.”
Heramann Se transformó en su forma de halcón y voló hacia el norte.
Maitreya se le quedo viendo a el durante un largo minuto con una oscura
expresión, entonces se arrodilló junto a Marte, y dijo ásperamente, “Airavata esta en
lo correcto, shara. Yo esperaba que tu te hubieras reintegrado por ti mismo. Ahora ya
no queda mas tiempo: Nosotros debemos proceder. Kaysta es la única herramienta
que tu requieres.”
“¿Kaysta? Quieres decir...Yo puede haber, en cualquier momento...” ¿Por qué
el rajanya quería que él descubriera todo solo? ¿Por qué el no me dijo eso hace
semanas? El tomó a Kaysta y se le quedó viendo. Una nube azafrán fluyó de la gema
a través de Marte; el empezó a sumergirse hacia adentro, a caer en un estado que
cercanamente se parecía a la muerte.
En esa temporada,
Venus le dará a Marte una hija
Y su nombre será Paz
-- Rodavi
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Venus cabalgaba la moteada yegua Gozo el único retoño de Victoria y casi tan
ideal a un caballo, ningún otro podría haber viajado tan lejos y tan rápido: En la noche
del tercer día después de dejar al ejercito, el adan y adaran alcanzaron su destino, un
amplio valle justo al sur de la carretera entre Urlad y las provincias del Este. El
llamado de Naisan había sido bien contestado: Miles de elefantes, leones y lobos de
Tala los esperaban a ellos allí.
Lejos de estar firme en su decisión, el adan dijo con melancolía, “Es tan
difícil, amada tu sabes que a mi me importan todos con tanto como a mi mismo.
Todavía si yo voy a perderlos a todos -- ¡Julius, Dagora, Aldis, si, incluso tu y Paz! –
pero si todavía tengo a Joab yo estaré contento. Su sonrisa hace que el mundo entero
cante; su ceño fruncido causa que toda la creación esté molesta solo conmigo.
“Otros me dan, así mismo los amo por ellos; pero Joab me da a mi mismo.
Venus, mi muy amada adaran.
¿Hay algún sentido en esto? ¿Siquiera alguno?”
“Yo estoy satisfecha mi Señor, contigo girando esta rueda. No te atormentes a
ti mismo mas. Tu tendrás éxito.” La alternativa era mucho peor que la muerte ¿Qué
podría hacer ella por él? ¿Qué simples palabras de amor podrían ayudarle a él a
sobrepasar esta barrera? ¡El debe de entender el perdón desde la perspectiva del Uno!
O todas sus labores a través de estos ochenta y dos milenios estarían perdidos; el
nunca debió de haber tomado el veneno de Irnga.
“Descansa en paz esta noche, bendito adan. La mañana requerirá de toda tu
fuerza, toda tu sabiduría. Si tu duermes, sueña solo que siempre te amaré, siempre
creeré en ti. Como es en nuestra esfera brillante, así es para siempre en todas partes.
Nunca puedo yo dejarte; nunca estaré aparte de ti.
“No te atrevas a no ignorar el consejo de Joab: cuando tu trabajo con Firad
esté completo, de prisa ve al Este. Por ninguna razón te tardes más que al amanecer
del día después de mañana.
“Hasta pronto, verdadero corazón de Venus. Mira solo a la luz del Uno; tu no
fallarás.”
Una vez más, Naisan sintió el calor de ella de su corazón desdoblándose en él.
Una vez más, él vió su radiante mundo tan claramente y perfectamente como el
maravilloso día que él la conoció.
Una vez más. Pero un momento más tarde ella se había ido, una sola estrella
poniendose en el oeste; el estaba en la oscuridad, solo otra vez. Tan completamente
solo como si ella y Joab nunca antes hubieran estado. Tan terriblemente solo como si
el fuera el único ser humano en un mundo de bestias.
Naisan sintió como si su espíritu hubiera fluido fuera de él, dejando una
cáscara vacía y sin valor. El Rey Sol se sentó pesadamente y sintió su horrible
soledad. Victoria detrás de él para asegurar su privacidad. No era necesario: los
animales de Tala respetaban los deseos de su amo.
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Toda esa noche la cabeza de Naisan estuvo metida en sus manos mientras la
memoria de su vida corría como película en su ojo interno. Cuando el era muy joven,
realmente solo un bebé, un águila lo llevó a él a su nido. El observó al pajarito
romper su concha y salir todo mojado y nuevo dentro de la primavera del mundo.
El no era mucho más viejo la primera vez que él sanó un ala rota, esa de un
pajarillo de granero. El pequeño pájaro lo siguió a el por años después, sin temerle a
nadie, como fue favorecido por Naisan.
Era la temporada de agonía negra cuando su Padre Sanel murió, Naisan se
sentó solo en su casa por tres semanas, negándose si quiera a ver a los animales.
Finalmente, una pequeña criatura del bosque, una ardillita, lo sacó a él de su
desesperación: se paró en sus piernas traseras y golpeó una y otra vez contra la
ventana con sus pequeñas patas. Naisan riendo aunque se sintiera en su
temperamento oscuro, lo siguió a el afuera dentro de la vibrante salud del viviente
bosque.
El conoció a Joab la siguiente primavera. El Guardián de la Promesa salió
del bosque tan abruptamente como si el fuera un árbol milagrosamente entrando a la
vida. O así le pareció a Naisan quién, desde su primera mirada estaba dividido entre
el deseo de salir corriendo en terror o a caer a los pies del viejo hombre. Estando así
suspendido el no hizo ninguna de las dos cosas; en vez el se le quedó viendo
directamente a él y pensó en absolutamente nada que decir.
Pronto después de que el león atacara a Marte cuando el por primera vez
descubrió a Victoria. Después de que el la había sanado, ella nunca fallo a venir a él
cuando él la llamaba a ella a venir con su mente. A veces, a ellos los habían visto en
la lejanía, volando como el viento; se rumoraba a lo largo de Sulara que un dios
había embrujado a la yegua, esto era porque ni el shara ni nadie más podía montarla
más.
Entonces llegó el día cuando Venus llegó a el a la laguna de los peces arco
iris. El estaba viendo al agua, preguntándose sin rumbo y medio deseando si el algún
día entraría a Sulara, cuando los arbustos frente a la laguna se movieron de pronto.
¿Cómo pudo ser? El estaba totalmente consciente de la vida del bosque, ningún ser
de ese tamaño estaba cerca. Era Venus observándolo a el con amor infinito brillando
a través de sus ojos azul celeste como el cielo. Su mundo de una vez transmutó en una
visión de perfección, una emanación milagrosa de la luz trascendental del Uno.
Nunca el había soñado tal maravilla, tal gloria, tal belleza. Nunca él había soñado
del Uno que era tan magnífico, tan inigualable en comparación con cualquier cosa
del espacio o tiempo.
Esa experiencia se repitió otra vez durante la Anunciación del Adanai de
Emura. Entonces por primera vez el totalmente se dio cuenta que había un gran
significado en su abandono de los bosques de Alazar para conseguir la extraña tarea
de reinar Tala. Entonces por primera vez el aceptó que Joab lo instalara a él como el
aparente heredero como alguna otra cosa que una rareza en el omnisciente cerebro
de su maestro.
Y entonces Paz nació. Por una corta temporada, Naisan sintió como si el
entendiera totalmente el Camino de Rodavi. Por un momento totalmente demasiado
rápido, el sintió que él estaba compartiendo la Era Dorada de Paz, que él no estaba
condenado a un manojo de años que le quedaban al Rey Sol Marte.
Pero entonces vino la plaga. Sus no aliviadas angustias por el sufrimiento de
los Talaneses, marcó el final de todas las ilusiones acerca de su destino. El se dio
cuenta entonces que las antiguas profecías del corto reinado de Marte, más
aseguradamente se trataba acerca de él y de nadie más. El se dio cuenta también que
los próximos tres años iban a ser los más difíciles de su vida.
Y, haciendo eco una y otra vez, el se mantuvo escuchando la alegría rugiente
de su gente mientras el corría tras su ejercito cuatro días antes.
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El humo y la ceniza de su faena cubrió los cielos por años después del paso del
adan Marte; la gente recordaba aquellos doce años de invierno por siempre jamás
como un símbolo de su perdida. No fue hasta que Paz ascendió al trono de los Adanai
que las nubes de la muerte de Urlad se desvanecieron del cielo.
Usando al Uno con tal autoridad como no había sido desde la ruina de Emura,
no pudo dejar a Venus sin afectarla. Su cuerpo ya no era corpóreo: su peso se había
ido; sus pies ya no tocaban el suelo. Poniendo su rostro hacia el este, ella flotó hacia
el valle de lágrimas.
Gozo relinchó una vez más por su doncella, entonces retrazo su sendero
montaña abajo.
ninguna experiencia del infierno puede durar para siempre: Una hora antes del
amanecer, Naisan sacó a Starbha de su pecho y gritó. “¡No más! ¡Mi Dios, no más!”
El tiró la gema al piso y brincó encima de ella en rabia.
Victoria relinchó suavemente y gentilmente acarició su mejilla. El Rey Sol
levantó la mano para golpearla, pero ella lo miró con amor de sus ojos marrones
llenos, sin temor de su intención. Su mano se congeló en el espacio de un instante sin
tiempo, entonces golpeó el piso. Apretando a Starbha otra vez contra su pecho, el se
inclinó sobre ella llorando.
En ese momento de catarsis su mente en lucha se aquietó; las memorias visión
y las preguntas incesantes se derritieron juntas dentro del silencio del Uno. En esa
inesperada tranquilidad, el miró el movimiento de la rueda en amplificación. Dos
poderes guerreaban por supremacía en su corazón y en Tala. Allí esta el Uno – el
silencio infinito de la esencia de la luz de la Verdad, de la Belleza; la realidad
fundamental de cada Guardián de la Promesa desde el primero, Solon; el Origen de
ambos Joab y de Venus; la gloriosa y auto luminosa raíz de todo poder, crecimiento,
progreso, evolución, vida. Y allí estaba la antitesis del Uno – una fuerza oscura de
odios, estructurada por la Vaciedad, una autoridad ofensiva, deformada que dirige
para siempre al estancamiento degradación, involución, muerte. El sabía entonces
que la Vaciedad era una ilusión creada por su ego, que se le daba forma por sus
juicios de bien y mal, albergada por sus percepciones de vida y muerte, mantenida por
sus complejas creencias intelectuales en espacio y tiempo.
En ese instante de Ascendente Silencio, Naisan vió que por su inacción, él le
estaba dando la victoria a la ilusión, ¡A la Vaciedad!
Un violento temblor irrumpió a través de todo el adan, empezando por sus pies
y disparándose hacia arriba a través de su espina, el se montó en Victoria y gritando
dijo, “¡Que así sea!” Rugiendo su rabia con los animales de Tala, el se abalanzó con
ellos en una masa hacia el norte.
A la primera luz del amanecer, ellos alcanzaban al durmiente ejecito de Urlad.
Los traidores no tuvieron la mas mínima advertencia: En un momento, ellos soñaban
dulces sueños de conquista y saqueo; en el siguiente, estaban siendo brutalmente
arrasados, corneados y desgarrados. Fueron guerreros caídos, habiendo entrenado
bajo techo por muchos años, pero no pudieron competir con estas bestias salvajes,
fieros con rabia animal: al medio día, solo dos humanos todavía respiraban en el
valle.
Pero pronto Victoria encontró a Firad, shara de Urlad. Escondiéndose entre los
cadáveres; sin una palabra el Rey Sol, le arremetió la espada de Marte de un solo tajo.
Y entonces ningún hombre sino Naisan estaba vivo en el Valle de la Sangre de Urlad.
El Adan no descansó, sino que empezó a curar a los animales heridos.
Mientras el trabajaba, sus ojos se nublaron con lágrimas: muchos murieron antes de
que él pudiera alcanzarlos; cada perdida lo hería profundamente en su alma. No solo
era el amanecer del próximo día que pasó, el sol estaba hacia la lejanía del final del
día antes de que Naisan ordenara a los últimos de sus sirvientes salvajes hacia el este.
Montando a Victoria, el le ordenó a ella, “¡Ahora corre como nunca antes, la hora de
la perdición de Tala esta cerca!”
“Como el rey Sol se desvanecía dentro de la inconciencia, su yegua demostró
otra vez que era como los corceles que Gana salvó de Martanda: tan incansable que
era su galope, todas sino las más rápidas de las bestias eran superadas, incluso
aquellas que Naisan había enviado al frente inmediatamente después de la masacre.
Todavía aunque, había pasado el medio día del sexto día después de dejar a
Joab y al ejercito antes de que Naisan se parara en la orilla sobre el Valle de Lágrimas
y observara la batalla rugiendo abajo.
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Joab había guiado al ejercito con toda rapidez hacia el norte y arribó al valle
de lágrimas por adelantado al enemigo.
La noche anterior a la batalla, el Guardián de la Promesa dobló su mente hacia
el oeste. El podía ver a Venus firmemente cabalgando a Gozo hacia la Montaña de la
Destrucción; el podía ver a Naisan corriendo hacia el este. “Pero tan lejos,” el
murmuró en su desilusión. “¡Y tan cansado! ¿Tenía que curar a cada zorra roja? ¡El se
ha sobre extenuado a si mismo! ¿Cómo va él a sobre vivir el mañana? ¡La parte más
grande de su tarea permanecía inconclusa!” Suspirando en resignación el pensó, pero
lo que será, debe ser. Y cuidadosamente, el Guardián de la Promesa Joab planeó la
Ultima Batalla de Tala.
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Al amanecer, Marte ordenó los láser que dispararan. Pero Joab estaba
preparado: Los Talaneses habían pulido sus escudos tal que ellos parecían como
espejos. Guiados por su mente inigualable, los escudos reflejaron a lugar en el
correcto ángulo e instante. Ellos se derritieron, matando a los portadores de escudos,
pero suficiente luz coherente regresó a su origen para destruir las armas.
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“¿Qué dices ahora adan?” gritó el general Kurudon, enfurecido. Kurudon era
oscuro, bien parecido, villano, cruel. Primero en tiempo y lugar, él era para el
Consejo Interno de Zared y el había sido el líder absoluto de la Ciudad de Ebano hasta
que la improbable profecía de Maitreya acerca de un dios encarnado había sido
extrañamente cumplida.
Ese largamente esperado día, el Consejo Interno se paró a la hora predicha
sobre el techo de las Cámaras del Consejo, el edificio más alto de Zared, y escaneó el
horizonte.
“Yo no veo a nadie,” Kurudon dijo con gran satisfacción. Ahora que esta
tontería había terminado apropiadamente, ellos podrían regresar a los negocios del
momento. “El solsticio ha pasado; Vamos a regresar abajo. Tengo un reporte sobre
nuestro virus plaga --”
En ese instante, el Vidyadhara vino rugiendo desde el este. En su lomo, Marte
brillaba como un segundo Sol: Nuriel y Kaysta ardían con un intenso fuego, áureo y
azafrán.
Heramann circuló tres veces sobre la Ciudad de Ebano antes de posarse
sobre la pirámide de acero que formaba la parte más alta de la Cámara del Consejo.
El shara desmontó; Heramann se encogió en su forma de halcón y se posó sobre su
hombro.
Todos le hicieron reverencia a Marte excepto Kurudon, quién exclamó,
“¡Prueba que tu eres el Uno Esperado, tu quien te atreves a venir como un dios!”
Marte se le quedó viendo de regreso a él, usando a Kaysta para amplificar su
poder. Kurudon cayó postrado contra su voluntad mientras su voz fue forzada de él,
“¡Tu – eres – el Señor!”
Desde ese día, Kurudon jugaba bien la parte de sirviente obediente. Pero
nunca su espíritu le hizo reverencia a este impostor de piel pálida; el lo observaba
constantemente, buscando siempre la manera de destruirlo.
“¿Cuales son tus ordenes Marte?” preguntó Kurudon apenas enmascarando el
desdeño. “Nos tomará horas posicionar el cañón. Seriamos unos tontos si no lo
hacemos ya. Yo digo que debemos usar el gas.”
Marte manteniendo su expresión y tono con ecuanimidad, replicó, “¿Matarías
a los tuyos con el veneno, Kurudon? eso es una locura. Como yo te dije ayer, te lo
digo otra vez hoy; ¡Déjalos luchar a la antigua! Esos Talaneses son débiles,
desacostumbrados a la guerra. Su truco solo servirá para agrandar nuestra Gloria --
¡Ahora nuestra invencible fuerza se manifiesta! Todavía por seguridad, trae el cañón.
Ellos no van a ser capaces de jugar hermosos trucos con nuestra artillería. Y no lo
dudes. ¿Has olvidado que Maitreya pre dijo nuestra absoluta victoria solo si mis
ordenes son obedecidas?”
Kurudon se fue, pero también ordenó que prepararan el gas venenoso. Por
demasiado tiempo había sido el títere de éste. Con una corazonada el mandó un
ayudante para encontrar al último mensajero de Urlad.
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Esta era la situación cuando Naisan apareció sobre la orilla del valle. El estaba
exhausto, emocional y físicamente acabado; su capa dorada estaba rota, apestosa, con
sangre seca. Pero los Talaneses gritaban con gozo, “¡El Rey Sol! ¡Marte adan está
aquí!” Muchos habían dudado cuando el partió con Venus; ahora todos estaban llenos
de esperanza y luchaban con renovada fuerza.
Naisan contuvo a las bestias hasta que mas debieran venir y porque el temía su
inhabilidad de distinguir amigo de enemigo. En vez el levantó su arco. El había
llenado sus flechas con fuego y viento; cada una estaba delicadamente entonada a su
mente. Solo Naisan había tenido el tiempo y fuerza de espíritu para tomar maestría del
arte de guerra de Kanaan-dora: como el doblaba su arco y escaneaba el campo de
batalla y proyectaba las futuras posiciones de un mil de los mas fuertes y bravos del
enemigo. Soltando su flecha, el la dividió con su mente en un mil mientras volaban.
Sus objetivos cayeron, mortalmente heridos. A tal distancia, no podía haber fuego que
regresara; Naisan soltó cuarenta de esas flechas así, reservando solamente su última y
mas poderosa. Después de que él había terminado, cuarenta mil yacían muriendo de
su trabajo solamente.
Sus esfuerzos habían tenido éxito: Zared se retiraba. Pero a pesar de los
esfuerzos de Joab de restringir a los Talaneses, ellos perseguían al enemigo a todo lo
largo del frente.
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“¿Cómo puede ser esto?” exclamó Kurudon. “¡Nos retiramos otra vez! ¿Mis
sentidos mienten? El viento ha sido favorable todo el día. ¡Debemos actuar!”
“¿Estas loco, Kurudon? Te lo prohíbo, solo en el último momento. Urlad se
acerca. Firad descenderá sobre la retaguardia con ochenta mil hombres. Paciencia.
Pero ten cuidado déjanos ahora estar preparados.”
“¡Debemos usarlo ahora! Tan pronto como la retirada se complete. ¡El gas está
listo!”
“Bajo que autoridad,” gruñó Marte, medio desenfundando a Nuriel.
Antes de que Kurudon respondiera, una ayudante le pasó a el un mensaje. El
color del general se volvió pálido; el dio un brinco en sus pies, gruñendo, “¡El ejercito
de Urlad está destruido! ¡Y nuestro adan fue informado al amanecer!”
Marte peleó su camino a través del Consejo Interno, matando a Kurudon y a la
mayoría de los otros Generales antes de ser él mismo asesinado. La desafortunada
verdad era que, a diferencia de la Starbha de Naisan, Kaysta de la raza Lunar era de
valor estrictamente limitado, contra humanos enemigos.
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Naisan se quedó viendo sin esperanza a través del Valle de la Muerte. Como
las nubes bermellón salían en hongos sobre su ejercito. Las canastas de gas eran
pocas, Marte había saboteado a la mayoría; pero solo uno sería suficiente para acabar
toda la vida en el valle. Mientras que el veneno estrangulaba a los Talaneses, el Rey
Sol se quejaba. “¡Que tan fácil el Guardián de la Promesa podría cambiar al viento!
¿Por qué el no actúa? ¿Por qué el me ha traicionado? ¿Por qué el nos ha abandonado a
todos?” Naisan se volvió dentro de su mente, tratando se usar su limitada habilidad
con el Uno para alterar las corrientes del aire.
Mucho antes de que el tuviera éxito, el Señor del Viento Boreas, ordenado por
una diferente y más alta autoridad, dio reversa a su dirección; ahora eran las legiones
de Zared quienes estaban muriendo.
El gas era ligeramente mas ligero que el aire. Una módica cantidad de ambos
ejércitos fue salvado.
Los muchos años de entrenamiento en la Ciudad de Ebano probaron su fruto:
Zared fue la primera en reagruparse y atacar.
Pero ahora Naisan soltó a sus salvajes súbditos: ellos vinieron rugiendo,
trompeteando, gritando hacia delante, hacia la violenta batalla.
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No hubo gozo para Tala en esta victoria: de los doscientos mil que habían
marchado desde la Ciudad de Oro una semana antes, escasamente veinte mil vivían.
De estos, mas de la mitad estaba luchando una perdida batalla con la muerte.
Por treinta y seis horas, Naisan laboraba, sanando. En la hora treinta y siete, al
mismo momento que Venus comenzó la destrucción de Urlad, su cuerpo ya no podía
dar más. El había regresado exactamente a quinientos del Templo del Rey Muerte.
Todo ese día, los guerreros se quedaban viendo con una preocupación
creciente hacia el oeste que extrañamente se ennegrecía; los gloriosos tonos de la
puesta de Orah hablaban elocuentemente a muchos, que una nueva era estaba sobre
ellos.
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Lo que quedaba del ejercito se juntó ante la cabaña de Naisan el siguiente día a
las doce. En tan solo una hora después, Venus voló desde el oeste, suspirando una y
otra vez como un lamento fúnebre, “Urlad ya no existe. La Urlad de Gana ya no
existe.” Ella flotó a donde Joab estaba parado, perdida en pensamiento.
El Guardián de la Promesa empezó cuando la vio a ella. Tomando sus manos,
el las beso, entonces ordenó a los sirvientes que traigan afuera al adan de Zared. Ellos
protestaron, “¡El ha estado muerto desde la batalla!”
“Sin embargo, traigan al adan de Zared. Es tiempo que la verdad de esta edad
sea conocida.”
Cuando ellos vieron el cuerpo de Marte, los soldados exclamaron “¡Tan
parecido al Rey Sol! ¿Cómo es posible?”
Los doctores cargaron a Naisan de su tienda, el estaba tan pálido como la
muerte misma; un quejido salió de los diez mil reunidos.
El Guardián de la Promesa tocó el pie del Rey Sol; Naisan tembló una vez
violentamente, entonces despertó. Su aliento viniendo en dolorosos suspiros, el dijo
duramente, “¡Padre, prométeme – no me niegues! – Prométeme... Tu tendrás el
cuidado por mi Tala siempre. Y no te irás de nuevo nunca de Sulara... Hasta que Paz
tome maestría del perfecto entendimiento del Uno.”
“Tu solicitas difíciles beneficios. Todavía es la voluntad de los Siete en
acuerdo con la tuya. No me iré de Tala hasta la caída de Para.” Levantándose a si
mismo a la totalidad de su altura, Joab cantó la Profecía de Muerte, “‘¡La – Hai!
Cuando diez mil niños consigan la sabiduría de Marte Adan y el Amor de Venus
Adaran, solo entonces Joab abandonará esta Tierra. ¡Ese día, este mundo terminará!’”
Naisan, viéndolo a él con esperanza, suspiró, “¿Cuándo?”
“¡Cuando el tiempo se haya cumplido, Rey Sol! El dicho del Adan de Zared es
este, ‘Cuando este mundo abandonado se junte en guerra no santa, cuando la Viva
Estatua camine, cuando Marte y Venus vengan en perdón a proteger la Perdida
Generación de los Quinientos, entonces sabrán que los Diez Mil de Kanaan-dora han
regresado!” el Guardián de la Promesa no dirá más. Aunque los Talaneses lo
cuestionaron largamente.
Naisan levantó su mano; toda voz terminó. El ordenó en poderosa voz, eco
desvaneciente del amado Rey Sol, “tráiganme al adan de Zared, que nuestra era debe
terminar.” El vió ahora su sacrificio final.
Ellos trajeron el cadáver a él. Naisan tocó a Starbha a su corazón y susurró, “la
vida se comparte con vida. La muerte se enmascara con mi amor, enmascarada para
llevarnos a ambos de aquí en adelante.” Con un jadeante sonajeo, el aliento de Marte
fluyó, su gélida carne se calentó, el color regresó a su rostro.
Un rugido nació en la multitud, “¡El Rey Sol despierta al muerto! El Adan de
Zared ha renacido!”
Marte, muy despacio abriendo sus ojos, miró largamente a Joab. Al fin el dijo
débilmente, “hice lo mejor que pude.”
Como los soldados murmuraron su sorpresa, el Guardián de la Promesa
replicó, “tu has tenido éxito, adan; ¡Todo está bien en este final! Zared y sus legiones
ya no existen.” Marte dio un pesado suspiro y se acomodó. Gracias a Dios, el pensó
débilmente. Gracias a Dios.
Joab continuo, “algunos otros están aquí para ti, Marte.”
La sharan Lila de Calantha y un joven chiquillo, estaban parados detrás del
Guardián de la Promesa. Marte le dijo a ella que se adelantara: con un llanto, ella
corrió felizmente a él.
Cayendo sobre su pecho, sus lágrimas mojaron su túnica mientras ella lloraba,
“¡shara, mira a tu hijo! ¡Halil, mira a tu Padre!”
Marte acarició el ébano cabello de su hijo y miró con esperanza dentro de sus
marrones ojos, abiertos ampliamente con maravilla. El lo jalo a él a su lado y lo
abrazó con toda esa fuerza que le quedaba mientras el burdamente le preguntó a Lila,
“¿y tu Padre?”
Ella contestó con angustia, “¡Yayati Adan a reentrado al brillante mundo de
Almira, mi Señor! Mi malvado hermano Yadu descendió sobre nosotros con la
totalidad de la fuerza de las Legiones de Calantha, solo que Airavata fue a buscarnos
y nos salvó la vida. ¡Mi Padre murió en mis brazos! ¡Atri nos forzó a partir! Riendo
sin temor, el sólo enfrentó a los miles de invasores. Ahora nosotros, sin hogar y sin
protección, buscamos asilo en esta extraña tierra.”
“No puede haber temor en eso, sharan,” respondió Joab gravemente. “Halil se
casara en la madurez con Paz; a su tiempo, el destituirá a su usurpador tío del trono
robado. Yo te lo prometo: tus herederos reinaran en Calantha hasta el regreso de
Gana.”
Heramann vino hacia delante, con lagrimas brillantes en sus escamas
esmeralda. “Este planeta se convierte un poco acalorado para mi, adan, viéndote así
entraré al Largo Hielo. Si Atri no lleva a cabo mi solemne voto para ayudar a tu hijo,
hoy dejaré este maldito mundo para siempre. ¡No, no temas! ¡Halil debe conocer mi
devoción, y lo que es más! ¡Eso de la totalidad de los Vidyadharas! ¡Yadu no nos
podrá resistir, ni siquiera si todos en Calantha se paran detrás de él y los Rakshasas le
dan su total poder!
“¡Hrai! ¡Los Vidyadharas otra vez honraran nuestra petición por la vida a
Kartika de la raza Lunar, protectores del Suelo Sagrado de Apertura en Calantha!
¡Yayati y Atri deben de ser vengados! ¡Debe ser como cuando Gana con los Señores
de Etan encararon a Navril Hagar y lo botaron de su trono de diamante! ¡Llegaremos
ardiendo desde el cielo como lo hicimos entonces! ¡Yo Airavata cuarto nacido en
Calantha, pido a este Marte Adan hoy! Todo lo que quede de nuestra raza, ninguno de
nosotros entrará al Largo Hielo hasta que ese falso portador en Calantha caiga!”
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Venus puso una mano sobre cada adan y exclamó, “¡Hasta pronto, buena gente
de Tala! ¡Sigan el consejo del Guardián de la Promesa siempre! ¡Nosotros
regresaremos al Final de los Días!”
Una dorada lluvia de luz fluyó desde sus hombros y, formando la apariencia
de dos grandes alas, empezó a pulsar con vibrante poder. Mientras ella levantaba una
majestuosa ala de luz sobre cada adan, los tres empezaron a levantarse muy despacio,
dejando a los Talaneses abajo. Con sus rostros mirando arriba, exclamando
maravillados.
Tan pronto como estuvieron fuera de vista de esos abajo, Venus movió sus
manos juntas. Como ella hizo eso, los dos Adanai se unieron flotando hasta que se
tocaron. Ella apretó sus manos: Marte y Naisan se unieron, empezando a ser como
antes: un cuerpo, una mente, un alma.
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Pero esa noche mientras luchaba sin éxito para conciliar el sueño de regreso en
mi propia cueva, me di cuenta que no podía contener mas tiempo mis palabras. Me di
vuelta dentro de mi bolsa de dormir y susurré, “¿Edg, estas despierto? Necesito
hablar.”
El suave ronquido de Steve continuó sin reparo, pero Edg de una vez replicó,
“Seguro, yo no duermo mucho aquí arriba. Es demasiado clara la Ascensión. ¿Qué
pasa? ¿Algo te picó?
“Así parece. ¿Afuera? Steve estaba demasiado cansado por la subida – o
quizás eran demasiadas las noches subiéndose sobre Dita.”
Nos vestimos y entramos en la noche Himalaya. Una media luna flotaba sobre
las montañas; la noche estaba clara y bastante fría. Mientras caminábamos hacia abajo
al caliente manantial cerca del arroyo, dije en mis más humildes tonos, “Edg. Siento
que debo disculparme. Me he sentido incomodo contigo desde el día que te conocí,
porque tu representas un poder el cual yo nunca entendí, un poder que siempre le he
tenido miedo y que he evitado. Lo siento. Estaba equivocado.”
“No es nada, mi amigo. Pero yo no pienso que tu mencionarías esto ahora si
algo no se hubiera cambiado en tu mente ¿Qué pasa?”
“Nueva experiencia. Anoche, cuando estábamos todos Ascendiendo en grupo
en la cueva, tuve la mas extraordinaria visión. Parte de ella consistía de una larga
experiencia con tres Ishayas Negros.”
“¿De veras? ¡Dime!” Su excitación era contagiosa; Con muchas ganas reconté
mis vidas en Tala, con especial énfasis en el tiempo que pasé con Joab, Maitreya y
Atri. Hablar de ello me ayudó a estabilizarme; empecé a sentirme mejor que desde
antes que mis visiones empezaran.
Cuando terminé, él dijo muy despacio, “sabes, eso es lo que yo en visiono que
sea el rol de los Ishayas Negros aquí – una forma de función supervisora. Ellos se
quedan en las sombras tanto tiempo como la enseñanza de Isha se desenvuelve de
acuerdo con la intención de San Juan y solo emergen cuando algo esta fuera de su
lugar. O cuando ellos desean mover a los Ishayas en una nueva o ajustada dirección.
Eso suena exactamente como los Guardianes de la Promesa en Tala, ¿no es así?”
“Eso hace una teoría interesante,” dijo alguien que ninguno de nosotros había
notado, sentado en la sombra de la luna de una gran roca, ni siquiera a siete pasos de
distancia. Era uno de los ermitaños del lugar – un hombre muy viejo sin ropa aparte
de un taparrabo para mantenerlo lejos del frío entumecedor de sus huesos de la noche
Himalaya. ¿Cómo él puede resistir el frío? Su enredada cabellera en rastas colgaban
casi hasta el piso; su barba era densa y llena; el tenía una cualidad sin tiempo que
hacía imposible determinar su edad en la luz de la luna. Por su acento era obvio que
había sido bien educado antes de dedicar su vida al sendero de recluso.
Una vez Indra, el Rey de los Dioses, fue maldecido por un Ishaya para que se
olvide de quién él era. Indra de una vez renació como un jabalí.
Los Dioses estaban inquietos sin su gobernante – las corrientes ascendentes
de la creación estaban malditas y minadas por los demonios y los Rakshasas. Ellos
buscaron en todas partes por su rey pero no lo encontraron por ninguna parte.
Finalmente Agni, el Dios del Fuego reconoció a Indra usando el cuerpo de un
cochino. Los Dioses se le acercaron a él y le imploraron que regresara a su trono.
Pero Indra no estaba interesado en sus palabras: habiéndose olvidado de todo de su
pasado, el les dijo a ellos que el estaba perfectamente contento con su vida de
cochino – el adoraba a su cochina esposa y a sus cochinos hijos; ¿Qué uso tenían
para él sus palabras de gloria? Ellas no tenían ningún significado en su vida. En su
desesperación, los Dioses decidieron que no tenían opción – Yama, el Señor de la
Muerte, fue enviado. Una por una, todas las cosas que Indra amaba fueron tomadas
por él – sus hijos e hijas, su esposa, todo lo que el adoraba fue destruido y el
tercamente aun se aferraba a su vida de cochino.
Solo fue cuando Yama mató el cuerpo del cochino salvaje que Indra despertó
de su peculiar sueño. Solo cuando cada apego fue roto, fue cuando el despertó a su
verdadero estatus. Gozo por si mismo y el Universo amaneció ese día. La
Destrucción lo llevó al Cielo, ¿Vez?
“He escuchado esta historia en el monasterio,” dijo Edg. “Esa fue una de las
pistas que me llevó a pensar que debería haber otra clase de Ishayas en el mundo.
Uno de un tipo destructivo.”
“No estoy sorprendido,” respondió Kailasa. “Yo lo aprendí de mi Maestro, el
último Custodio, Maharishi Krishnanand Ishaya.”
“¡Entonces tu fuiste un Ishaya alguna vez!”
“Aun lo soy. Todos los ermitaños aquí alguna ves seguimos el sendero Blanco
Ishaya. Nosotros nos retiramos aquí arriba cuando los deberes y la rutina de la vida
del monasterio empezó a interferir con nuestro crecimiento.”
“¿Entonces, tu eres un Ishaya Negro?” pregunté, sorprendido de encontrar la
improbable teoría de Edg había sido llenada.
El viejo asceta rió por un largo tiempo y entonces replicó, “¡Ninguno de
nosotros sería tan bravo para reclamar un titulo así! Sospecho que el Hijo del Trueno
Boanerge quizás se empiece a considerar a si mismo uno de los Negros, pero el ha
estado trabajando en ello cerca de dos mil años. El último real Ishaya Negro que yo
estoy consciente de, era Isha mismo. Pero es ciertamente la aspiración de todos aquí.
Algún día todos conseguiremos ese nivel de conciencia. Algún día todos nosotros nos
uniremos completamente con Isha, con Gana. Y entonces todos nosotros seremos de
los Negros también.”
“Estoy confundido,” dije débilmente. La inesperada confirmación de las
creencias de Edg se estaban acomodando pobremente en mi; se sentía como si
estuviera en medio de una guerra mientras mis visiones de Para y Tala luchaban por la
supremacía en el mundo normal de la Tierra de mi pasado. “Yo ya no se quién soy, ni
siquiera cual mundo es real. ¿Cuál es la Verdad aquí? Yo tuve dos visiones
extraordinarias, una de un mundo de perfección súper mundano, Para, un mundo
como el Cielo como yo lo puedo imaginar; y uno de un mundo no tan diferente a este.
Este segundo mundo quizás puede ser incluso la misma Tierra, pero fue hace tanto
tiempo que ya nadie se acuerda de nada de los eventos o de las personas de mi visión.
“Estas experiencias han crecido más fuertes en mi; ellas son tan reales o mas
que este mundo de todos los días, mas reales que tu, mas que las montañas, mas que
las estrellas, más que la luna arriba – estoy perdido, confundido, solo. Tan solo.
¿Quién puede ayudarme ahora?”
“Ultimadamente, solo tu a ti mismo,” empezó Kailasa.
Pero justo entonces Sharon corrió hacia nosotros, ampliamente excitada, y
dijo, “¡Finalmente te encuentro! ¡Te tengo maravillosas noticias! ¡Acabo de ver a
Boanerge!”
~~~
~~~
“No se. Nunca la había visto tan ensimismada. Ella me parece que apenas está
presente. La vivacidad chispeante de su gozo parece completamente apagado, como
perdido.”
“No me gusta esto para nada. ¿Qué pasa con ella, después de todo?”
“No tengo ni la menor idea. ¿Quizás esta tan absorta en si misma por su
visión? Aunque, ahora que lo pienso, he visto esa mirada antes – ella me recuerda a
Swenson cuando dejó Patmos.”
“Quié --” empecé, pero mis palabra murieron en mi garganta, cuando
escuchamos un grito de Sharon.
Brincando como si fuéramos uno, corrimos tras ella.
Había un angosto hueco en el glaciar. Se había cubierto con una fina capa de
hielo: Sharon no la pudo ver; cuando ella se paró sobre la capa de hielo, se había roto
y ella cayó. Ella estaba atrapada en un pretil como a un tercio del camino abajo. El
ángulo que su pierna tenía me hizo pensar que estuviera rota, pero no pensé que ella
había caído suficientemente profundo para matarse.
Como estas percepciones fluyeron por mi, sentí una ola de rabia por Boanerge.
¿Por qué nos dijo que subiéramos hoy aquí? Seguro que él había previsto que esto iba
a pasar. ¿Por qué nos estaba haciendo esto?
Nosotros llamamos a Sharon pero ella ni se movió, ni contestó.
“¿Podemos alcanzarla?” Pregunté a Edg dudosamente.”
Seguro. El hueco es más angosto por allá, ¿ves? Podemos escalar hacia abajo
con suficiente facilidad. Subirla otra vez iba a ser difícil. ¿Me pregunto que tan
fuerte es ese pretil? Quizás no nos aguante a los tres. Mejor déjame ir solo.”
“No, yo voy. Si algo sale mal tu vas por los otros, ¿Okay?”
“Yo debería hacerlo,” el insistió. “Estoy en mejor condición que tu.” Eso era
sin duda la verdad, pero de ninguna manera yo me iba a quedar como espectador
cuando la vida de Sharon estaba en juego.
“No importa. No es una bajada difícil. Será muy fácil. Nada comparado a
colgar machimbre en un inclinado techo. Mira, ya me fui. Caminaba a lo largo de la
orilla del hueco.”
Edg empezó a protestar otra vez, pero justo entonces Sharon se movió;
quejándose, miró alrededor y dijo “Hay, Dios.”
“Ya casi estoy aquí,” le dije mientras empezaba mi descenso. Bajar era mas
fácil de lo que había pensado, pero el pretil era mas angosto de lo que parecía más
arriba y parecía extremadamente frágil.
“Sharon,” dije. “Esto parece bastante delicado. ¿Te puedes deslizar hacia mi?
Yo no sé si esto nos aguantará a los dos.”
“No sé. Trataré. Creo que me rompí una pierna, pero aparte de eso, estoy
bien.” Ella se empezó a arrastrar en el hielo hacia mi, despacio, con cuidado,
dolorosamente.
Estaba apretadamente metido en la parte más angosta de la cavidad, pero sabía
que podría fácilmente jalarla una vez que ella me alcanzara.
Era agonizante, observarla arrastrarse hacia mi, pero no había nada que hacer
sino esperar.
El último tramo del pretil era el más angosto y el más peligroso – era solo
medio arco sobre la negra profundidad abajo. Sharon muy valiente empezó a
arrastrarse sobre él, entonces se dio cuenta que tan delgado era y se detuvo por temor.
Los Siete aros del arco iris bailaban ante Gana, pero ahora los tres inferiores
ardían con perfecta claridad. ¿No siempre lo habían hecho? El no se podía acordar.
¿Cuánto tiempo el había estado flotando aquí observándolos? El tampoco podía
recordar eso. De pronto el aro esmeralda, el cuarto de los siete, se expandió
alrededor de él. Por un instante sin tiempo el estaba confuso mientras una emoción
infinitamente reverdeciente se posesionó de él en luz y sonido. En otro momento, la
luz se dividió y se multiplicó...
~~~
Mordom se carcajeó con la rica y profunda risa que el shara había pensado
había terminado por toda la eternidad y contestó, “¡No hay Muerte, Marte! Es todo
una ilusión, un sueño traicionero de tiempo y espacio.”
“¡Por qué parece tan real!”
El rajanya rió otra vez y contestó, “Tu estas expresando tus personalidades
escondidas adentro, shara. Como Gana tu reprimiste muchos aspectos de ti mismo
que juzgaste no merecedor. Tu lado impractico de Naisan por ejemplo – un suave
amante del mundo, pero de ninguna ayuda a otros seres humanos. Tu lado de Marte,
por ejemplo, indulgente en placeres sensuales. ¡Tales arranques emocionales! ¡Tanta
fuerza, para nada!
“El problema con tu represión era que tu también perdiste los brillantes
regalos atrapados adentro de aquellos aspectos de ti. Esto es porque tu has tenido que
recrearlos, para que tu puedas recobrar esa energía la cual tu enterraste profundamente
en tu conciencia.”
“¿Quiere decir que las vidas que viví después de Gana simplemente fueron
para aprender amarme a mi mismo?” Preguntó el shara.
“¡Exacto!” y las recreaciones han sido numerosas. Mientras mas extremas,
mejor, ya que tu puedes mas fácilmente verlas y amaestrarlas. El limite mas lejano de
tu energía reprimida creo al Rakshasa Bala y al shara Firad, como tus dos mas
recientes ejemplos.”
“¿Yo cree a Firad? ¿Y Bala?” Preguntó Marte incrédulo.
“Por supuesto,” rió Maitreya. “¿Quién más lo puedo haber hecho? Mira en tu
corazón. ¿No lo ves allí?”
“¡Pero Bala! ¡El era inexpresablemente maldad! ¡Un Rakshasa, Maitreya!”
Gana no quería aceptar este tipo de responsabilidad.
“¡Todo el mundo lo hace, shara! Toda la gente en todas partes reprime las
partes mas grandes de si mismos. Pero lo que se empuja aquí, sale por allá – la vida
se recrea rápidamente en si misma, y la negación nunca es posible en el Universo. Los
mundos-sueño de todos, esta poblada con sub-personalidades reprimidas...y casi nada
mas,” el agregó con una profunda carcajada.
El rajanya le dio un pequeño frasco, lleno con un brillante, iridiscente fluido y
dijo, “toma esto, Marte, bebe. Esto es conocido como Soma; es una forma simbólica
de mi Perfección avivada ahora por tu mente evolutiva. Tu entenderás mejor, cómo tu
has poblado tu Universo más tarde. Unas pocas experiencias más son inevitables.
Hasta pronto por ahora.”
Como Gana probó el líquido, el rajanya se transformó devuelta en la estatua.
El cuerpo del shara empezó a brillar con una tenue luz azafrán, pero nada más pasó.
“Maestría del cuerpo es un proceso gradual,” comentó Almira amablemente.
No hay necesidad de sentirse decepcionado. Tu entenderás totalmente cada uno de
tus siete dones. Solo cuando todas tus Tareas estén llenas y satisfechas.
“¡Me gustaría saber ahora lo que Maitreya, me ha dado!” exclamó Gana,
frustrado a pesar de sus placenteras palabras.
Oh, tu apreciación de la Autoridad del Segundo de los Siete vendrá
suficientemente pronto. No tomará mucho antes de que empieces a percibir y
comunicar con los seres sutiles trabajando por ti y a lo largo de la creación, los
celestiales y elementales. Pero primero déjame presentarte a otro de los Siete.
La tercera estatua era Joab, usando ropaje dorado.
“¡Joab! Me hubiera dado cuenta que el era uno de los Siete. ¡Podría ser, por
eso, que el está aquí conmigo!”
La voz de Guardián de la Promesa resonó por detrás de ellos. “¿No estoy yo
contigo Naisan, ahora y siempre?”
Dándose media vuelta, Gana lo miró, pero a un Joab que él nunca conoció en
Tala: La luz radiando desde el era casi insoportable, brillante y dorada; en su cabeza
había una corona de refulgente fuego; no había signo de envejecimiento en él o acerca
de él.
“¡Joab! ¡Tu, el Tercero de los Siete! ¡Debí saberlo! Y todavía, ¿Por qué estás
aquí? ¿Ya no te importa Tala y mi hija Paz como me prometiste?”
“Rey Sol, me importan tus herederos y tu pueblo aun: La autoridad que se me
permite allí no tendría fundamento si no viviera aquí por siempre. Pero lo que es más:
Por qué tu te aventuraste aquí, lo mejor de Tala también está aquí: todos a los que
conociste y amaste allí te han precedido a ti aquí. ¡Naisan! La totalidad de Tala esta
en Para, transmutado, ¡Una parte de la Catedral del Sol!” Diciendo eso el tomo a
Gana por una mano y Almira por la otra; instantáneamente se paraban ante el nuevo
palacio de Zephyra en una nueva y perfecta Ciudad Dorada Sulara.
“¡La hora de tu coronación viene otra vez, shara! Este es el regalo de Joab el
Dorado.” Como el Guardián de la Promesa los llevaba, Gana reconoció a Dagora y a
los otros quienes fueron asesinados en la batalla, también como todos aquellos que
habían muerto desde sus simultáneos nacimientos en Tala. Como el los veía, el
reconocía que el era parte de ellos: El sabía que no había una línea distintiva de
individualidad entre el y cualquiera de sus súbditos.
“Muchos vendrán después, por supuesto,” comento el Guardián de la Promesa.
“Todo necesitará de tu guía: este mundo de tu creación puede parecer mucho cuando
primero entras. Tu debes ayudarlos a todos. Por las decisiones de tu vieja-edad, este
es tu eterno deber como Maestro de Para.”
Mientras ellos entraron a Nueva Zephyra, traducido (como era todo de Tala)
dentro de la luz mas pura, un grito salió de los miles en asamblea. “¡Viva Marte!
¡Viva Venus! ¡Gloria a Joab!” Tomado la corona de su cabeza el Guardián de la
Promesa la puso sobre Gana, entonces se arrodilló ante él, el Rey Sol entró en
perfecta unión con el: desde ese momento, el sabía que él era una parte indivisible de
Joab, justo como Joab era una perfecta parte de él mismo.
La gente aplaudía, “¡Victoria a Gana, el unico verdadero adan de Para!”
~~~
Nuevo Tala, estaba en el mundo de Gana y Almira, pero estaba en esa parte
conocida como la Catedral del Sol: el sol brillaba allí, como lo hacía la luna y las
estrellas; había días y estaciones y años. Era como si esta parte de Para que era medio
día en la evolución de mundos: mas maravilloso por mucho que Kanaan-dora o
Martanda o la Tierra. No tan prefecto como la parte más grande de su paraíso creado
por sus mentes.
Un día, Gana razonó que esto debiera ser verdadero para los Nuevos Talaneses
mismos; y Almira le contestó, si, ellos un día dejarán la Catedral del Sol. Solo a
través de viajar una sola vez dentro del Universo externo que ellos ganarán
permanentemente residencia en nuestro mundo.
“¿Entonces yo también alguna vez me debo ir de nuevo?”
Como tu ahora haces el papel de la parte del Adan de Nueva Tala, nuestro
mundo será menos para ti – más como los mundos de tu reciente pasado. Esto será
así hasta que tus siete mundos estén satisfechos. Esta fue su única respuesta, todavía
no lo perturbó a él: su vida era plena, guiando a sus muchos súbditos. Había poco
tiempo para la duda.
~~~
¡Cada planta era humana! Cada una diferente, cada una única, cada una
hermosa. Los cedros de la catedral eran lo mejor de todo: venerable y sabios, con
majestuosas personalidades muy despacio maduraban a través de su largo
crecimiento. Con gran placer, el gritó, “¡Es demasiado maravilloso!”
¡Tu ves ahora que todos esta vivo! En el sentido mas personal de la palabra.
Todos y cada uno de los granos de arena tienen una existencia única, una realidad
individual en la luz del Uno.
“Hay mas,” ella rió mientras tomaba su mano y lo guió a través del bosque. Al
principio estaba en tal trance por la apariencia humana de cada objeto – cada flor,
cada árbol, cada piedra – como estar inconsciente de todo lo demás. Si esto es la
totalidad del regalo de Maitreya, es verdaderamente maravilloso, el pensó, pero
entonces una pequeña cara observándolo a él desde atrás de una gran piedra, y se dio
cuenta que el estaba mirando no a una planta – era pequeñita, un ser independiente.
La única palabra que vino a la mente fue, “Fei” mientras ella se volvió y se fue
volando, temerosa de ser vista, la visión de Gana se expandió, el vió a los otros:
pequeños aluxes y pixies y duendes y mas grandes nalads y aryas y gnomos y dwarfs,
observándolos a ellos por detrás de las hojas, tallos y troncos y árboles, jugando en el
bosque alrededor de sus pies.
Una llovizna dorada de luz pasó por encima; cada gota era humana. Un suave
viento sopló; la brisa estaba viva, un espíritu del viento – gentil ahora pero capaz de
una vasta fuerza. En el arrollo, espraits y ninfas de agua bailaban sobre las olas y
nadaban y jugueteaban en el agua. Por pensamiento, Almira creó un fuego;
Salamandras, seres de fuego, mantenían la existencia de cada flama, gozosamente
jugando con la luz.
Todas las leyes naturales mantenían la integridad del Sueño de Narain y
tienen contrapartes humanoides. Aun si nunca vistas, ellas siempre han existido. Y
siempre existirán. Aun si la habilidad de conocerlas un día se pierda.
“¡No digas eso!” él lloró mientras un elfo bebé se mecía en su pequeño dedo.
“¡En vez, dime que yo siempre conoceré estas placenteras criaturas siempre!”
En este mundo de nuestra creación, tu siempre. Y en mas grandes que estos,
amado, ya que estos son los elementales, los cuales tienen menor inteligencia que el
ser humano promedio. Pero hay existencia también de celestiales, más evolucionados
que la mayoría de los descendientes de los seres humanos. ¡Mira a tus Montañas
Guardianas ahora!
En cada pico aparecía una radiante cara humanoide, esparciendo su energía
hacia fuera. Por encima de todos estaba el gobernador de la totalidad de la cadena de
montañas. Ella era más majestuosa que ninguna de las otras, destellando
extraordinaria sabiduría y luz sobrenatural a toda la creación.
Casi sobrecargado por su nueva visión el adan gritó, “¡Hay tantos niveles! ¡Y
conocimiento y poder se incrementa en cada uno! ¿Hay algún final?”
Almira pausó por un largo momento antes de que su pensamiento llegara, total
entendimiento de esto vendrá más tarde, después de que tus siete tareas estén
satisfechas. Pero durante ese momento de silencio, todas las cosas, el mudo en su
totalidad – todas las plantas, animales, elementales, celestiales -- se derritieron dentro
de la pura luz del Uno. Almira solo se quedó pero transfigurada: la totalidad de Para,
de hecho, la totalidad del Universo apareció dentro de sus suaves y radiantes ojos.
~~~
¡Pero los siete deben de estar quietos y claros! Ellos giran y son multicolor
porque tu has permitido que limitaciones existan en tu mente. Estos falsos juicios y
creencias, aceptados por ti desde hace mucho tiempo en el pasado, han ganado
suficiente fuerza para tomar formas externas: ¡Tu has creado enemigos a lo largo del
espacio y tiempo! Constantemente ellos te buscan para destruirte, porque entonces
ellos tendrían verdadera existencia. ¡A tus costillas! Ellos son aspectos de ti mismo,
no son otra cosa que proyecciones de tus siete centros, pero ya cada uno ha ganado
suficiente poder para esclavizarte.
Si cualquiera de estas siete proyecciones aprende suficiente de la ciencia sutil
de los Guardiánes de la Promesa, ellos podrían forzar su entrada dentro del hilo
dorado. Nosotros una vez más seríamos violentamente separados; y nunca más tu
podrías ganar mi presencia. Y si el Hilo Dorado o cualquiera de los aros de allí en
adelante se dañaran, ¡Tu te volverías loco! ¡Aun la muerte no te liberaría entonces!
¿Qué tan lejos puedes ser botado? ¿Podría el Jardín de Narain, nuestro Mundo,
nuestro Universo, sobrevivir la subsecuente ruina de tu Caída? Nosotros temeos solo
un camino, el cual hemos estado siguiendo desde ese lejano día de la maldición del
Gran Padre: Tu debes reaprender el correcto uso de cada centro. Cada una de tus
falsas limitaciones de tu mente omnipotente y omnisciente debe de ser transformada
dentro de su verdad, su estatus sin limites. Solo entonces, cuando hayas terminado
cada una de estas siete tareas, seré capaz de pasar energía infinita a través del Hilo
Dorado eternamente; nosotros estaremos unidos para siempre en Para.
¿Tu ves como los tres inferiores están quietos y claros, radiantes como joyas
perfectas? Esto significa que tu has tomado maestría de tus primeras tres tareas; solo
las últimas cuatro aún quedan. ¡Tu progresas bien!
Mientras los pensamientos de Almira fluyeron a través de él, la cabaña
alrededor de su cuerpo vivo-muerto, empezó rápidamente a cambiar. Las invaluables
gemas Kaysta y Starbha desaparecieron desde alrededor de su cuello; en su mano
derecha se materializó una estatua de una serpiente blanca, modelada por la serpiente
Sesha; en su mano izquierda apareció una perfecta representación de Airavata en la
forma de un lagarto negro y un trono de oro pulido fue puesto debajo de su durmiente
cuerpo. Mientras el veía en trance a los siete aros, la cabaña en Emura fue destruida,
el Templo de Kanaan-dora fue construido alrededor de él.
De estos varios cambios, Gana vió solamente que los primeros tres aros ahora
ardían perfectamente claros. ¿Si él hubiera visto, si él se hubiera permitido a si
mismo, el saber, su futuro habría cambiado? Seguro que él no hubiera dejado a sus
diez mil sin sazonada guía: Su hijo Kartika, aunque un brillante joven, era un
inmaduro en el conocimiento cuando el veneno llamó el aliento de su padre. Duro fue
de hecho para él presenciar las sutiles perversiones de su primo, Irnga esclavizado por
Valin.
Pero Gana no vió, no supo que el tiempo se movía muy extrañamente en esta
única entre fase de su mundo creado por la mente y el Universo material. El no
entendía la totalidad de la extensión de sus decisiones momento a momento; por lo
tanto el permitía su cuerpo inmortal dormir mientras todos los que él amaba vivían el
curso natural de sus existencias, envejecían y morían.
¡Shara, shara! ¡Tu largo e ininterrumpido sueño causado por el veneno de
Irnga!
¿Calantha se hubiese separado para siempre de Emura si tu hubieras vivido?
¿Kaystharba ubiese seguido separada, los fuegos ecuatoriales habrían continuado
tanto? No todos los torcidos fueron destruidos cuando los Siete quemaron Kanaan-
dora, ¡Tampoco fueron todos asesinados en las guerras Rakshasa con Valin en
Martanda! Almira, sabiendo perfectamente bien lo que su adan vió y aun todavía no
veía, sonrió adentro mientras ella movía su mente para tocarlo a él, tu estás cansado,
mi Señor. Ven, regresemos a Nueva Tala. Tu tendrás tanto tiempo como necesites
para estudiar tus nuevas habilidades.
~~~
Un día quince años después, el adan y la adaran caminaban por el Bosque del
Nuevo Alazar y se tropezaron con la laguna donde se habían conocido en Vieja Tala.
“¡Mira, Venus! Que amorosa, el agua. Me pregunto si los peces arco iris aun
viven allí, ¿Bailarían de nuevo para mí?” Gana se arrodilló ante la silenciosa laguna y
suavemente la tocó. Los peces estaban allí; su baile era incluso más hermoso que lo
que él se acordaba.
Almira lo bañó con luz y amor mientras sus pensamientos reían en gozo
expansivo, ¡Mi Señor! Por mucho tiempo yo consideraré la maldición del Gran
Padre sin sentido: no conocía razón para su destierro, tu perdida como Dios. Pero
ahora he aprendido que has perdido y ganado a través de tus varios pesares. En
algún lugar, tu perdiste tu orgullo ciego que te inspiró a insultar al Gran Padre de
las Esferas en ese día de tu destino. Y en su lugar, la humildad floreció, haciendo de
ti el mas amado de los celestiales y la humanidad. En esta forma la sabiduría de
Rodavi demostró: “Eso que está lleno grita por que se vacíe, eso que está vacío grita
por ser lleno.”
Gana le sonrió a ella vagamente. El estaba pensando, ¿Rodavi. Quién es
Rodavi?
~~~
Esa noche, el adan y la adaran se sentaron con un grupo alegre en Nueva
Zephyra a festejar: Era el decimosexto aniversario de su coronación. Una joven
minstrel, muy hermosa, con una largo, lánguido cabello cascadeando sobre su oscura
túnica esmeralda, se puso de pie y pidió permiso para cantar.
~~~
Ante el último tono sonando que cayó de su lira y sus palabras finales de
melancolía se desvanecía el anfiteatro, el adan volteó el rostro a Almira para
preguntarle de lo que había sido de Kanaan-dora. Y ella no estaba allí. ¿Cómo pudo el
cautivarse tanto? El dobló su mente a lo largo de Nueva Zephyra pero no podía
sentirla en ninguna parte. El le preguntó a Dagora (Como siempre, sentado cerca).
“¿A dónde se ha ido la adaran?”
Dagora le sonrió de vuelta a él y preguntó sonriéndole, “¿Quién?”
“Almira, ¿Mi Reina Sol?”
“¿Quién?” Dagora preguntó otra vez, esta vez obviamente perplejo. “¡La
Dama Venus, por su puesto! ¡Almira! ¿Por qué me vez vacante? ¿Estas bien?
“Nunca me he sentido mejor, mi Señor, ¿Pero esta Dama? Nunca la he
conocido. ¿Es ella una celestial del aire-fuego que aún no me presentas?” los ojos de
Dagora solo revelaban sinceridad; el adan se sentó, atónito.
Los rostros de sus más queridos amigos no revelaban ni la mas leve
comprensión de las palabras Almira, Venus, Adaran, Reina Sol.
“Déjenme. Todos ustedes. Debo pensar. ¡Aldis! Encuentra a Joab; requiero de
su presencia aquí.”
¿Qué pasa? Un momento, Almira y yo compartimos perfecta paz, amor
infinito; el siguiente instante, ¡Aun su memoria es borrada de mis súbditos! ¿Cómo
puede ser esto? El mandó sus ojos a través de la totalidad de Nueva Tala, entonces en
expansiva ansiedad a través de la totalidad de Para; ella no estaba en ningún lado.
Mientras el adan así buscaba cada lugar que ellos habían compartido en gozo,
Joab entró, haciendo reverencia. “¿Por qué me mandaste llamar, Naisan? Yo soy
difícilmente diferente a ti: Todo lo que yo soy tu eres.”
“¡Padre! ¡Tu para siempre eres mi superior en sabiduría! Tu ciertamente eres
mas que yo, ¿a dónde mas puedo ir en la duda? Joab, amado Guardián de la Promesa
¿dónde esta mi Almira?” el lo miró con la inocencia de un niño.
“¿Quién, mi Señor?” Joab preguntó con una mirada en blanco, como si Gana
hubiera nombrado a una perfecta extraña.
“¡La Dama Venus, por supuesto! ¡Que! ¿Todos se han vuelto totalmente
locos? ¿Quien es Gana sin Almira? ¿Puede el sol existir sin su Luz? ¿Puede la mente
experimentar sin sus sentidos? ¿Qué no tengo una adaran?”
“Naisan -- ”
“Hamsah.”
"Hamsah," susurro de nieve como cae al suelo;
"Hamsah," cae la lluvia como corre pasando, descongelando las tierras;
"Hamsah," ríe el arrollo jugando con ambos bancos del campo esmeralda;
"Hamsah," lloran los bebes en su nido en las lilas cerca de la enredadera
en el Jardín Interno;
"Hamsah," Sueña amorosamente la joven Mira mientras ella duerme
a través de la oscura noche en la recamara del Este;
"Hamsah," ella suspira en el temprano aire de la brillante mañana
mientras ella admira a las distantes montañas blancas
con un medio-entender, medio-negado conocimiento creciendo en su corazón;
"Hamsah," ella sonríe radiante al romper su ayuno
como ella recuerda su silenciosa comunión con el amanecer
rizando sobre esos distantes picos;
"Hamsah," ella ríe mientras ella corre hacia abajo por el camino empolvado
hacia el Este;
"Hamsah," ella ora mientras yace en su suave lecho de agujas de pino
de un oscuro-silencioso bosque como el sol se pone en la lejanía,
del lejano oeste;
"Hamsah," ella grita como baila con el venado de nariz suave
en el callado momento gris justo antes del amanecer;
"Hamsah," ella corre y remoja sus dorados rizos dentro
de helados riachuelos de los vastos picos como torres por arriba;
"Hamsah," ella ríe cuando rueda en las praderas multicolor
de flores alpinas escondidas en los olvidados valles
de las Montañas de la Eternidad;
"Hamsah," su vida gozosamente se expande de frente hacia el Uno
que es su origen y meta;
"Hamsah," ella canta del Todo, del Uno, de los ultimos secretos del espacio y tiempo;
"Hamsah," su eco viene reverberando a nosotros habitantes encarcelados
en la tierra plana quienes no puedemos o no seguiremos;
"Hamsah," Su eco viene y siempre vendrá como una esperanza,
como una señal, como un aviso para completarnos;
"Hamsah. Hamsah. Hamsah. Hamsah.”
“¿No era el canto? ¿No era el canto?” la frente del Guardián de la Promesa se
arrugó; por un momento el pareció como exactamente como un bebé de dieciocho
meses descubriendo que la sal era diferente al azúcar. “¿Estas seguro? ¿Entonces que?
¿Te acuerdas?”
Gana le dijo las palabras exactas del canto: ellas estaban profundamente
impresas en su mente. “Dime más de Kanaan-dora” el agregó cuando concluyó.
“¿Qué es? Debe de ser importante en esto.”
“¿Tu me preguntas a mi de Kanaan-dora? Tu no puedes estar hablando en
serio – seguramente tu – no, te veo...” La preocupación era demasiado fuerte para
esconderla de su rostro. ¿Era Gana así predestinado para caer otra vez? ¿Y más allá?
Joab se encaminó a la ventana y miró sobre Nueva Sulara como el continuó,
“Yo supongo quizás ayude el recordar el pasado. Ese relato era la mas vieja historia
en Emura cuando yo nací allí. Contaba del asentamiento del mundo por un puñado de
refugiados de la ruina de Kanaan-dora, aniquilados por el Señor Brihas, maestro de
los Siete, debido a la maldad de esta gente. Guiados por el shara Gan – ah, guiados
por el último de los sharas del Señor Estelar y Consejo de la Gema Preciosa de
Kanaan-dora, diez mil solo completaron el viaje al Oeste antes de la perdición final
que golpeó a la tierra. Los Guardianes de la Promesa preservaron los tesoros de
Kanaan-dora a través de la historia de Emura, pero la gente común consideraba esa
historia un mito. No hay un segundo continente; la masa de la tierra esta juta toda en
el hemisferio norte. O, eso es, quiero decir era. Era hasta que Venus ahogó a Urlad
con fuego y -- ”
“¡Que dijiste!” Gana prácticamente le gritó a él.
“¿Si, que fue eso?” El más leve de los recuerdos parpadeó en los ojos de Joab.
“Que extraño. Por un momento, me imaginé a tu Almira; ella estaba destruyendo
Urlad. Pero ahora el recuerdo apropiado regresa: Orah dejó regar sus fuegos sobre la
corrupta tierra.”
“¡No! ¡La otra es correcta! ¡Por favor no! ¡No la dejes desvanecer! ¡Seguro
que tu te acuerdas de su presencia en Tala! ¿No te acuerdas del nacimiento de Paz?”
“El nacimiento de Paz lo recuerdo bien, zdan. Pero por su puesto su Madre es
tu prima, la hija de Firad, la sharan Daralyn. Los siento, Naisan,” el agregó. Viéndole
su rostro.
“Si se fue, se fue,” el Rey Sol replicó pesadamente. El se fue dentro del
silencio que dio nacimiento a una nueva idea. “¿Podría ser que el océano que los
marinos cruzaron sea de una naturaleza diferente? ¿Podría no ser el mismo espacio;
sus diecisiete naves de filigrana, naves estelares de un destruido mundo?”
“Así es exactamente como fue, por su puesto...” replicó Joab, viéndolo a él
con incremental preocupación.
Gana notó la ansiedad de Joab pero la ignoró en su excitación: “¡Entonces la
historia de Kanaan-dora debe ser real! Y eso debe significar que la sombra de
Kanaan-dora aun existe. La minstrel cantó del ‘Pilar de Kanaan-dora’ y ‘el estanque
de Solon.’ ¿Qué son estos?”
Joab apaleó de nuevo la ola que se levantaba de duda y contestó como si el
estuviera hablándole a alguien que nunca las había visto, nunca conocido tan
íntimamente como Gana ahora conocía Nueva Sulara. “La leyenda nos cuenta: en las
Montañas Santuario de ‘Ishtar había un estanque profundo llamado Solon por su
creador, el Guardián de la Promesa-shara que fundó Kanaan-dora. En el agua se podía
observar un pilar de marfil, una proyección del campo que lo conoce todo del Uno.
Cualquier pregunta hecha a este Pilar sería contestada. ¿Pero que bien te hace este
conocimiento a ti, si Kanaan-dora ha estado perdida por ochenta y dos milenios?”
“No sé. Pero debe de existir en alguna parte una solución lógica a estos
difíciles acertijos. ¿No es que la sombra de Kanaan-dora cae en otras maneras?”
“¿Por qué?, ¡Si! ¡Es posible! ¡Incluso nosotros en Nueva Sulara! Hay un
pequeño edificio, el templo de Kanaan-dora, conteniendo algunos tesoros. ¿Lo
conoces?”
“¡Conocerlo! ¡Me casé con Venus allí! ¡Bajo tu consejo!”
“¿De verdad? Tu recuerdo así lo marca significativamente. Vamos allá.”
Aldis vino a ellos cuando ellos regresaron a Zephyra; el hizo este reporte: “Mi
Señor Marte, aquí esta nuestra conclusión. Si Almira existe en este mundo ella estaría
en las Montañas Guardianes; estas son paralelas a las ‘Montañas de la Eternidad’ Así
fue cantado por la canción de Mira.
“Cuando nosotros buscamos un precedente, Dagora recordó este relato de
Tala.
Alexis era un rico y joven shara, profundamente enamorado con una plebeya,
Mira. Sin dar el más mínimo aviso, ella desapareció el día que se iban a casar. Se
rumoraba que el padre del shara había ido en secreto a prohibirle a ella que se
casara con su hijo. Lleno con tristeza, Alexis ofreció una recompensa real por
información que lo llevase hasta ella.
Reportes llegaron al shara de muchos quienes reclamaban haberla visto.
Muchos relatos eran falsos, pero aquellos que sonaban verdad siempre compartían el
extraño hecho que, a Mira se le había visto sola, rodeada por animales salvajes, muy
alto en las montañas.
El padre de Alexis le dijo a él, que lo desheredaría si él la buscaba. El shara
esperó por un año, desecho por dentro; al final el renunció al su derecho de
nacimiento y emprendió el camino a buscar a su amada.
Alexis busco por los bosques por muchos años, buscando a Mira durante los
meses cálidos, buscando rumores de Mira durante las temporadas frías. El escuchó
muchas historias en las villas de los valles; tres veces estuvo convencido que la había
visto: en un distante risco, en un lejano pico, al otro lado de un salvaje río. Pero
nunca la encontró: Cada vez ella se desvanecía antes de que el pudiese alcanzarla.
Finalmente, envuelto en rabia, Alexis se dio por vencido y regresó a casa a
morir. En su camino de regreso de las montañas por último el se encontró en una
cueva tarde al final del día. El invierno estaba llegando; el sabía que sería muy frío
esa noche. El se metió muy profundo en la cueva por esas largas oscuras horas,
rezando por entender porque su vida había sido un desperdicio desastroso.
Alexis más tarde juró que durante la noche sus oraciones fueron respondidas:
Mira, aun tan joven como la primavera, vino a él y le dijo que la búsqueda de su vida
sería satisfecha si el regresaba a esta cueva con el último respiro del invierno.
Alexis esperó a través de los helados meses con ferviente anticipación; tan
pronto como la nieve se empezó a derretir, el partió una final y última vez. El nunca
regreso a las gentes de su padre, ni su cuerpo nunca se encontró. Algunos de los
habitantes de las villas decían, sin embargo haberlo visto, joven otra vez, bailando
con Mira a través de los altos campos de flores alpinas, comúnmente entre manadas
de venados o renos.
La historia paso a la mitología mi Señor; es responsable del común dicho,
“Alexis y Mira traen juventud a los enamorados” y “Mira bendice a esos que
protegen a los animales.” También se mencionaba que nuestras palabras, “Mirror”
(Espejo), “Mirage”(Espejismo), probablemente vinieron de la historia de Mira.
“Eso es todo de la historia,” concluyó Aldis. “Y, me temo, es lo mejor que
podemos hacer, Señor.”
Después que se fue, Gana dijo, “¡Joab! ¡Este relato movió mis recuerdos!
Hace muchos años, justo antes de mis vidas, como Naisan y Marte, Almira mencionó
una cueva cerca de la Montaña Amanecer. Ella dijo que nosotros estábamos
eternamente unidos allí. ¡Debo ir en su busca! Allí encontraré la llave para encontrar a
mi perdida adaran.”
“Quizás,” comentó Joab. “¿Pero me pregunto si esto es lo que Atri quiso
decir? Me parece más bien -- ”
El Guardián de la Promesa fue interrumpido por un suave golpeteo en la
ventana. Cuando el la abrió, volaron adentro tres elementales. Ellos eran duendes de
los árboles, vestidos típicamente – en ocres, otoñales, verdes. Pero ellos estaban
volando en un triangulo tejido tan apretado, que Gana pensó por un completamente
extraño momento que ellos estaban físicamente unidos.
Los tres aterrizaron ante el adan, manteniendo su apretado triangulo. Solo sus
doradas caras voltearon hacia el cuando hablaron.
“¡Mi Señor!” empezó uno en su alto, sonido como un oboe de su voz.
“Nosotros tenemos -- ” continuó el otro en idénticos tonos.
“¡Un mensaje!” concluyó el tercero en la misma voz.
“Bien,” Gana contestó cálidamente, divertido con su único modo de
comunicación, reforzara la impresión de que ellos solo eran un ser.
“¿Es importante?”
“¡Mucho!”
“¡Si!”
“¡Increíblemente!”
“¿ah? ¿Y de que se puede tratar mis tres finos amigos?”
“¡La adaran!”
“¡Venus!”
“¡Almira!”
“¡Que!” Gritó Gana, su ligero placer reemplazado por la pasión vital de su
desesperada necesidad. “¿Qué?” ¡Joab! ¿Pueden estos tres elementales solos saber de
mi perdido amor? ¡Que almas tan valiosas! ¡Díganme!”
“Nosotros no podemos -- ”
“Exactamente -- ”
“Dejarte -- ”
“Tenerlo,” ellos terminaron en un melodioso trío.
“¿No? ¿Tienen un mensaje para su adan o no?”
“¡Si! Pero -- ”
“No es un, ‘eso’ --”
“En ves, es un -- ”
“Quién.” Los tres se separaron y empezaron a merodear alrededor de la sala de
juntas de Gana, mirando a cualquier y a cada objeto de madera para vivificarlo con su
increíble interpretación de la vida. Pero donde ellos estaban parados, ahora habían
revelado una pequeñita fei de flor amarilla. Desde extrema modestia, ella escondía sus
alas tan apretadamente a su alrededor que solo la parte más chiquita de su rostro aún
se mostraba.
“No temas mi hermosa Dama,” Gana dijo gentilmente: el profundamente
amaba la simplicidad y belleza de los elementales flor. “¿Tienes algo que decirme?”
Ella desdobló sus apretadas alas solo antes de contestar en una voz como en
pequeñas campanillas de plata. “¡Oh, querido adan! Yo soy como tu me ves, un ser
muy pequeño; normalmente mi única tarea es traer vida y rocío a los pétalos y
alimentar el néctar a las semillas bebé en la primavera y solo a los brotes de tréboles y
botones de oro, ves, nunca a las otras; ¡y esto es todo lo que hago, y lo disfruto
muchísimo! Y doy lo mejor de mi para hacerlo bien. ¡Pero escuche que el Señor más
elevado de los Fei ordenó que observáramos por cualquier signo de una cierta dama
minstrel vestida toda en un bonito verde y por una adaran Almira, la Dama Venus! ¡Y
que si veíamos o escuchábamos o recordábamos una u otra, entonces nosotros
debiéramos de una vez detener nuestro trabajo y hacérselo saber ante el mismo adan!
¡Y eso me dio mucho miedo, oh querido mío! Yo recordé a una así, o mejor dicho las
recordé a ambas, ya que las vi a ambas no hace mucho, caminando mano en mano
hablando dulcemente, riendo alegremente. ¡Y la Una Grande esa vestida como adaran
toda de blanco con bellos amarillos con una hermosa corona dorada de la mas linda
filigrana se detuvo ante mi! ¡Y yo la saludé con mi mas cuidadoso cortejo, ella me
tocó en mi cabeza y ella creció grande dentro de mi de alguna manera y entonces ella
dijo, que cuando el requiriera recuerdos, yo debería encontrar al adan! Y eso me dio
mucho miedo, pero ella dijo otra vez que yo debería ir al adan cuando el requiriera
recuerdos y le dijera, ‘nuestro mundo retiene la grabación de todos los tiempos y
lugares, escondido en las Montañas Guardianas’; ¡Y ella me lo hizo repetir siete
veces! Solo para estar totalmente segura que lo tenía bien, y entonces ella dijo que yo
le dijera al adan esto cuando el llamara por información, y cuando yo escuche el
mensaje del Gran Fei, ¡Yo recordé! Y entonces yo le pregunté a todos como podría
encontrar al adan, y un árbol muy viejo, el más sabio que yo conozco, completamente
cubierto con los más grandes nudos de conocimiento marrón que tu puedes empezar a
imaginarte, el sabio viejo árbol dijo que el conocía a tres duendes de árbol que sabían
como encontrar al adan, y entonces les mande un mensaje a ellos y entonces ellos
vinieron y me encontraron y ellos dijeron que me llevarían al adan y ¡Oh! ¡Oh! ¡Yo
espero haber hecho la cosa correcta! ¡Espero que lo haya hecho! Y por favor, por
favor señor adan señor, ¿Me deja regresar a mis brotes de tréboles y botones
dorados?”
“Pequeña sharan, estoy sumamente agradecido por ti,” dijo Gana. Haciéndole
una reverencia a ella, le tomó su pequeña mano y la beso. “Tu has ayudado a tu adan
mas de lo que te puedas imaginar.” Entonces, ella se volvió muy, muy escarlata y
dobló sus alas hacia atrás alrededor de ella tan cerca que solo la parte más pequeña de
un ojo era visible.
“Llévenla de regreso a sus flores; cuídenla bien. Ella es una preciosa joya, una
Starbha entre las fei.”
“¡Inmediatamente, su majestad!”
“¡Inmediatamente, señor!”
“¡Por su puesto su Excelencia!” Diciendo así, los tres duendes árbol, la
levantaron, encontrando un descanso en su trabajo y se fueron volando.
Durante la oratoria de la fei, los tres habían avivado la madera de cada silla,
cada mesa, cada ornamento en el pasillo. Arboles estaban floreciendo y brotando por
todas partes en la sala de juntas, dejando muy poco espacio para estar.
“Mas maravillosamente,” comentó Joab, sentándose en un joven y tierno
brote, que solo momentos antes había sido una silla de madera de maple. “¿Cómo
entiendes este mensaje?”
“¿No estábamos justo discutiendo como utilizar el Estanque de Solon en la
perdida Kanaan-dora? Ahora la respuesta viene, ‘el recuerdo de todo tiempo y lugar
esta escondido en la Montañas Guardianes.’ ¡Joab! ¡Ella aún me guía! ¡Esta debe ser
mi cuarta tarea, no puede haber duda! Debo encontrar ese archivo; cuando lo haga,
¡Sin duda alguna, revelará el conocimiento que necesito! ¿Vendrás?”
“Tu sabes bien que no puedo, que no puedo. Si esta es realmente tu cuarta
tarea, tu estas requerido de caminar ahora solo.”
“Que así sea,” contestó Gana tristemente. Pero como el se dio media vuelta
para irse el dijo brillantemente, “Bueno, hazme un último favor. ¿Llamas a algunos
carpinteros para meter en orden este salón de juntas?”
~~~
El adan se paraba de nuevo sobre la Montaña Amanecer por encima de la alta
cascada, una vez mas profundamente movido por la belleza de allá. Suspirando, el se
sentó y empezó a expandir su consciencia a través de las Montañas, buscando ambas,
los archivos y la Cueva de la Unión.
Antes de que el realmente empezara, un celestial apareció a su lado. Por su
casco y uniforme ébano, el era un oficial de la casta de guerreros. Haciendo
reverencia, el dijo con gran agitación, “¡Mi Señor Marte! ¡Nuestro mundo es
atacado!”
“¡Imposible! ¿Quién se atreve a atacar este sacrosanto lugar, protegido por
Almira?” Gana replicó, pero se dio cuenta de una vez de su error. Mirando hacia el
amanecer, el vió el oscurecido aire por la batalla de los celestiales y la invasión por
las legiones demoníacas.
“¡Un Señor Rakshasa, Setha-klesha, se le ha otorgado poder sin precedente
debido a la fiereza de su austeridad! ¡Mi Señor! ¡Ellos nos hostigan que el Gran Padre
le ha dado poder de invencibilidad! ¡Nos doblamos ante el como pasto en una
tempestad otoñal! ¿Qué podemos hacer? ¡Para, se cae!”
“¡Encuentra las palabras exactas! ¡Ningún beneficio puede ser eterno para uno
como éste! Tuvo un principio, puede ser un error, ¡Debe de tener un final!
¡Encuéntralo!”
El oficial lo saludo y se desvaneció.
¡Hermafrodita!¿Esto era lo que ella quiso decir? Una vez que la sorpresa de
su percepción paso, Gana se dio cuenta que aunque con doble sexo, la hermafrodita
no era grotesca, en vez, era simplemente lo que era. En un momento parecía una
hermosa mujer dorada; en el próximo, un magnifico y hermoso hombre; en el
próximo una pareja en un intimo abrazo; en el próximo un ser sin ningún tipo de sexo.
Cuando su consciente lo tocó, la hermafrodita despertó de su trance y voló a
él. Haciendo reverencia dijo. “Mándame, mi adan.”
En ese momento, el guerrero celestial regresó. Con una mirada de lado a la
hermafrodita, el dijo, “¡Mi Señor! Hemos capturado a uno de los enemigos y los
hemos forzado a hablar. Como recompensa por mil años de ardua austeridad, su
Maestro Klesha fue de hecho otorgado de invencibiliad por el Gran Padre. Sus
palabras exactas fueron, indestructibilidad por cualquier macho, hembra o eunuco.
Así él conquista el Universo; él barre nuestras fuerzas invencibles ante el como si
fuera mucho polvo. ¿Qué podemos hacer?”
“¡Mi Señor Gana!” exclamó la hermafrodita con excitación. “Yo puedo
ciertamente destruir a estos y su gobernante: yo no soy ni macho, ni hembra, ni
eunuco. De hecho, se me ocurre que esta tarea, tan imposible para otros de lograr,
debe ser la única razón de mi creación.”
“Que así sea,” exclamó el adan, confortado. “Toma a Nuriel, toma a Kaysta,
toma a Starbha. Protege el Universo, retoño de mi alma.” Eso lo debe resolver, el
pensó confortado.
Pero como la hermafrodita voló con el guerrero a unirse al ejercito celestial, el
mundo de pronto disminuyó en color: la luz omnipresente se desvaneció, un terremoto
sacudió la montaña. Gana cubrió con su conciencia su tierra en duda, entonces se
apresuró a la primera cueva que había descubierto.
Una corta flama esmeralda se quemaba a la entrada de la cueva. Cuando el
Adan alcanzó allí, se transformó en un hombrecillo, escasamente tan alto como la
rodilla de Gana, vestido en un oscuro verde esmeralda. Sacudiendo su dedo al rostro
del adan, el dijo “tu no lo estas haciendo bien, nada bien, nada bien, del todo nada
bien.” El muy despacio se desvaneció, pero sus “nada bien” continuaron haciendo eco
a través del aire como una eterna anatema. Ellos parecían estar viniendo ahora de la
profundidad de la caverna; mientras Gana se movía dentro de la Montaña, a través de
muchos recovecos y bajadas, siempre bajando, los “nada bien” se quedaron atrás de
él, empezando a ser progresivamente mas débiles. Como ellos se desvanecían,
también lo hacia la luz. Y así también la memoria del adan.
Cuando el último eco se había ido totalmente; estaba totalmente oscuro.
Nunca antes había Gana experimentado una tumba de oscuridad. Su habilidad para
flotar se desvaneció con la luz; el empezó a caminar. Una voz interna gritaba,
“¡regresa, tonto!” “¡regresa!” pero un suave calor radiaba desde el libro oprimido en
su pecho, recordándole su propósito. El amor por Almira lo guío a seguir bajando.
Debo de estar mas bajo que los llanos, el pensó, pero continuó, más profundo
y siempre más profundo que la Montaña. El empezó a sentir que se había movido allí
para siempre, que no había otro mundo aparte de esta caverna sin fin de silenciosa
nada.
Para cuando el se había olvidado de todo, no solo de Almira sino de si mismo,
una leve luz verde amarillenta apareció adelante. Muy despacio pero continuamente la
cueva empezó a ser mas brillante mientras el se movía hacia delante y hacia abajo.
El emergió del vacío dentro de una reverdeciente luz tan brillosa como la luz
del sol. El estaba en un enorme corredor, dos leguas de ancho y una de alto, sin un
final visible en ambas direcciones. Estaba lleno desde el piso hasta el techo con libros
de todos los tamaños y formas, ordenadamente arreglados en los anaqueles, todos en
diferentes tonos de verde.
Gana se paseó sin dirección a su derecha, mirando a los títulos, pero no podía
leer ninguno. Habían muchos tipos de impresiones, muchos tipos de letras, pero
ninguno en una lengua que el conociera.
Antes de mucho, una arrugada y vieja Dama apareció lejos abajo en el
corredor, acercándose a el como si ella fuera descendiente de un cangrejo. Ella estaba
doblada casi a la mitad; tres enormes verrugas eran su carácter dominante: uno en su
grotesca y pronunciada barba, uno en su horrible y deformada nariz, uno que cubría
su repulsiva y perforada frente. Ella usaba un corto vestido verde oscuro sin forma; su
piel era nauseabunda verdigris, que de hecho hizo que el Adan sospechara que en
cualquier luz ella sería verde. Una persona mas horrible el no podía imaginar. Pero
Joab le había enseñado que cualquier forma podía vestir un corazón del mas puro oro;
él mas allá creía que a veces un alma escogía un cuerpo no atractivo para perfeccionar
la humildad. El también había prometido el mantener la claridad del consejo de la
partida de Atri de no ser un tonto ante las apariencias.
Haciéndole reverencia, Gana dijo, “¿Mi Señora, donde estoy?”
“De hecho,” ella rechinó en una voz parecida a una puerta oxidada de hierro
forzada a abrirse después de décadas sin uso, “Esta solicitud es común entre los
filósofos de todos los tiempos, quedando en segundo rango solo a, ‘¿quién soy yo?’
pero ¿tu pareces dirigirla mas directamente? Así lo pensé, aunque la profundidad
quizás te hubiera servido mejor, bueno, mi rol aquí no es escoger tu pregunta, solo
contestarla.”
“Esta es la Biblioteca Universal. Cualquier cosa que pase en los dominios de
Narain, aquí se graba. En nuestra pequeña forma, nosotros somos un espejo de la
absoluta perfección de la nunca cambiante verdad del Eterno Uno. La totalidad sin fin
de la cadena de las Montañas Guardianes, esta enlazado con estos corredores. Y yo
soy Letha, uno de los casi infinitos números de bibliotecarios puestos aquí por el Gran
Padre para ayudar a aquellos que pasan por aquí. ¿Tu deseas, yo presumo, un
recuerdo especifico?”
Ellos continuaron caminando mientras ella hablaba. La luz empezó muy
despacio a disminuir en verde. Con el cambio, Letha aparecía un poco menos fea, aun
una fracción mas alta.
“Yo deseo estudiar los archivos del estanque de Solon, en la perdida tierra de
Kanaan-dora.”
“Bueno,” ella murmuró, “Hay millones de Kanaan-doras existiendo hoy; un
numero incontable que han existido y han sido destruidas de una forma u otra: por
fuego, plaga, guerra y muchos otros. ¿Pero ya que tu vienes de la pequeña porción de
Para que contiene Nueva Tala, en la Catedral del Sol tu debes de referirte a la
Kanaan-dora cuyos refugiados sobrevivieron a Valin y Martanda y se establecieron en
Emura y Calantha. Eso lo hace demasiado fácil.”
“¡Tu conocimiento es increíble!”
“No. Si la archivista no conoce las necesidades del que busca, ¿Cómo puede él
encontrar? El tema, sin embargo es todavía bastante extenso: cada pensamiento y
hecho en el estanque de Solon está aquí grabado. Yo asumo que tu estas solo
interesado en ‘preguntas al estanque de Solon’; mas específicamente, ¿Aquellas
puestas en la forma correcta para ser contestadas?”
Mientras ella hablaba, ella disminuía en fealdad, crecía mas derecha, alta,
menos verde; su voz empezaba a ser más placentera. La luz también continuó
sutilmente cambiando, aunque ellos dejaron de caminar y estaban parados ante una
ancha ramificación de un corredor.
Fascinado por los maravillosos cambios que ella estaba experimentando, Gana
sin embargo respondió, “yo busco el conocimiento de cómo hablar con Narain.”
Por primera vez, su guía pareció sorprendida. “Tu viajas alrededor del mundo
para ver la nariz en tu cara?” Letha se rió, más bien para ella misma.
Entonces ella sonrió y agregó, “todavía a veces eso lo cual es lo mas obvio
esta escondido mejor que todo lo demás. Mi Señora Matri, maestra inmortal del
séptimo aro, una vez dijo:
“Ahora buscaré el archivo que buscas, mi adan, aunque tu escoges uno de los
caminos más difíciles. En antigua Kanaan-dora, solo uno fue suficientemente sabio
para preguntar esto de la columna de Solon, una chica minstrel llamada Lina.
“Déjame ver el libro que tienes!”
Era otra vez su turno para estar sorprendido. ¿Era esta bibliotecaria
omnisciente?
“¡Así lo pensé! Un capitulo es exactamente lo que buscas -- ¡Tu estas trayendo
su historia contigo! De tal modo, yo podría agregar, como las respuestas a muchas
otras preguntas que tu podrías (y quizás deberías) haber preguntado.
“Ven, siéntate a mi lado mientras yo te traduzco el relato de Lina para ti” ella
se sentó en una banca de marfil ornadamente esculpida con frutas exóticas y flores.
Letha contó la historia en una vos que se hacía más y mas musical, mas y más
llena con vida y salud. Mientras ella hablaba, su cuerpo incrementaba en belleza,
empezando a ser más radiante, mas suave, mas alta, mas perfecta. Como si alguien
necesitara que ella viviera, pensó Gana sorprendido. ¿Cuánto ha pasado desde que
alguien haya venido aquí?
En los tardíos días de Kanaan-dora aun quedaban algunos quienes podían ver
y hablar con los seres sutiles de la creación, los elementales y celestiales.
Así era la sharan Lina, como una chiquilla. Diferente a muchos de su
generación, ella bailaba y jugaba con los ángeles del aire, agua y bosques. Como
muchos en su generación, a ella no le hacia falta nada material. Sus padres eran
buenos con ella, quizás demasiado buenos: ella se sentía sofocada cada vez mas por
sus superficiales regalos sin fin.
Algo de sus largas horas en compañía de sus celestiales, se unió con su
espíritu: Lina creció maravillosa en belleza y voz. Muchos pensaron que su canto era
mágico: cuando ella cantaba, ellos podían ver las imágenes de sus cantos. Su fama se
regó ampliamente y rápidamente; ella cantaba a través de todo Kanaan-dora. El
Señor Estelar y Gema del Consejo eran especialmente predilectos de ella; ellos
requerían de su presencia una y otra vez. Con el tiempo, su éxito erosionó su
inocencia: su habilidad para ver y oír a los elementales y celestiales gradualmente
disminuyó y eventualmente se perdió.
Pero justo antes de desvanecerse del todo, Darien un eminente celestial del
viento, se encantó con su música y persona y cayó esperanzadamente enamorado de
ella. El solicito una forma humana para poder ganarla; después de mucho tiempo de
petición, el lo recibió. “Pero solo por siete días;” mandó su Señor, “entonces tu
deberás de regresar a tu deber. ¡Que! ¿Tu permitirás tormentas en Mayo?”
~~~
~~~
De la herida del corazón de Almira emergió una flama verde pequeña la cual
rápidamente se expandió en un hombre: el Guardián de la Promesa Vaga. El dijo con
autoridad, “tu has triunfado en tu cuarta tarea, adan, pero al costo de tus últimas tres.
Este mundo de tu creación está eternamente protegido, pero tu dormirás para siempre
a menos que tu otra ves despiertes. Un beneficio te concedo en esperanza de tu
eventual éxito: completa memoria de todo lo que tu has perdido. El momento de
Almira terminó con su vida; tu ya no tienes un hogar aquí. Tu por lo tanto vete
ahora.”
Instantáneamente, la conciencia de Gana se expandió otra vez: todo Para
empezó a ser una pequeña parte de su corazón en un infinitamente enorme cuerpo.
Los siete aros de fuego aparecieron ante él, pero bastamente cambiados: el cuarto aro
ardía con claridad, pero el conector con los tres superiores estaba roto: los tres de
arriba parpadeaban y se desvanecían.
Almira una vez le dijo que los siete aros eran los siete centros de la vida, no
solo de su cuerpo sino del sistema nervioso universal. ¿Qué significaría su muerte por
su vida y su Universo? Que los siete ya no funcionaban correctamente era obvio.
¿Estarían permanentemente dañados? ¿Qué podría hacer él? ¿Cómo pudo cometer un
mal tan grande? ¿Por qué el había escuchado su loco consejo?
~~~
La expansión continuó; Gana se encontró a sí mismo una vez más parado ante
el océano sin limites. La magnificente forma de Narain reclinado aún sobre la
serpiente; incontables billones de Esferas Doradas, cada una conteniendo un Universo
perfecto, lo rodeaban por todos lados. El Rey Sol le hizo reverencia; Narain levantó
un áurea mano como bendición sonriendo y dijo, “nunca temas, shara.”
La expansión de eternidad continuó: Narain, Sesha, las esferas, todo el cosmos
sin fin se derritió dentro de la luz infinita que era más que luz del Uno. En el punto de
culminación vino el pensamiento el cual no era diferente de la experiencia: Verdad
~~~
Entonces implosión. Más y más rápidamente Gana se encogió y cayó mientras
su conciencia y poder empezó a ser menos y siempre menos. La última cosa que el
experimentó fue el rompimiento en añicos de su mente dentro de miles y miles de
fragmentos, como si él fuera un espejo caído sobre una roca desde la parte mas alta de
un abismo. Una de las piezas más grandes re entró a la estatua-cuerpo sangrante en
Tala. El Templo de Kanaan-dora se colapsó alrededor de él violentamente en un
terremoto; todo Sulara era una ruina en llamas.
Sentí una mano en mi hombro. Mire hacia arriba entre lagrimas – era
Boanerge, apareciéndome ahora que yo estaba totalmente despierto, ¿O, lo estaba? Yo
me había sentido despierto la primera vez que nos conocimos, pero eso había
terminado como un sueño.
“No, yo estoy realmente aquí,” el dijo, respondiendo mi pensamiento y
sonriéndome cálidamente.
“¿Cómo? ¡No! ¿Por qué permitiste esto? Tu sabes que Sharon era la mejor
entre nosotros. ¿Por qué, Boanerge? Tu me prometiste que no habría mas accidentes.
¡Tu me lo prometiste! ¿Por qué?”
“Esto no fue un accidente, shara. Ella preparó todo esto mucho antes de esta
vida para ayudarte, para traerte a ti a los Ishayas, a mi, a la memoria de tu pasado.”
Sus palabras me envolvieron -- ¡El me llamó, shara! Las dos mitades de mi
experiencia chocaron dentro de mi -- ¿Cuál era visión, cual era realidad? El hueco
empezó a girar a mi alrededor; sentí un vértigo intenso, una nausea nació de mundos
compitiendo.
“¿Qué está sucediendo aquí?” Lloriqueé “¿Quién eres tu? ¿Quién soy yo? ¿Por
qué yo? ¿Oh, Dios por qué yo?”
“Es tiempo de aprender tu Técnica de Cognición de la Segunda Esfera, mi
Señor Marte. Sanará tu mente completamente, trayéndote paz sin fin. Esta construida
de abandono a la Voluntad de Dios.”
“¡Yo no tengo el deseo de abandonarme a la Voluntad de Dios, Boanerge!”
Contesté obstinadamente. “Si Dios puede permitir estas tragedias sin sentido, ¿Porqué
yo debo de dedicar mi vida a eso?”
Boanerge se rió. No era malicioso, pero vino del infinito gozo moviéndose.
Pero se sentía como un regaño para mí.
“Naisan, mi Naisan, este juego está lejos de terminar para ti, tu sabes. Una ves
que empiezas, una vez dedicado a la Sanación del Tiempo, un alma hará cualquier
cosa que se requiera para ser completo. Enfermedad desfigurante. Tullidos o
deformes cuerpos. Muerte de hijos o amantes. Un mil de miles de cuerpos se
arruinarán, pero aún hacia delante el alma en busca marcha, tu te dedicaste a ti mismo
a la sanación de la humanidad, mi Señor Gana. Hace mucho, mucho tiempo atrás.
Yo te he observado y guiado y jugado contigo por incontables vidas. Este juego
continua ahora desde el peso de nuestro compartido pasado, tu puedes soñar que tu
deseas detenerte ahora, pero eso es imposible. Lo que queda de tu ego es como una
nube desgarrada ante un sol desierto. Verdaderamente ahora, verdaderamente:
¿Deseas no saber la Técnicas de Cognición de la Segunda Esfera?”
“¡Maldito seas, Boanerge! No me queda nada. Nada me queda por perder.
Almira se ha ido. Para se ha ido. Sharon yace aquí muerta. ¿Qué mas voy a perder?
¿Pero es eso suficiente para motivar a cualquiera? ¿Por qué debo seguir mas allá con
esta Enseñanza? Mientras más aprendo, menos tengo. ¿Por qué debería yo querer
esto? ¿Por qué lo haría alguien?”
“Tu solo estas perdiendo tus sueños, chiquillo.”
“¡No parece así!”
“Sin embargo.”
“¿Me sanará?”
“De tu actual crisis, ciertamente...con el tiempo. De las pruebas que te quedan,
probablemente no – pero entonces, a nosotros nos quedan cinco esferas ¿no es así?”
18. EL POZO
~~~
Jacob siguió caminando hasta que las estrellas estaban bien afuera, entonces se
acostó para su dormir sin sueños como solía ser, perfecta imitación de un chiquillo
inocente.
El próximo día apenas había empezado cuando una luz dorada brillante que se
movía apreció en la lejana distancia. Casi antes que el pastor lo supiera que era de
hecho un caballo y su jinete, ellos estaban junto a él. El corcel retrocediendo a un
repentino e inesperado alto; Jacob se le quedó viendo sorprendido: nunca el había
visto a un animal mas noble; el hombre sobre su lomo, llevaba una espada
desenfundada de un opalescente fuego, brillando con refulgencia haciendo
competencia al sol. El jinete exclamó con gran majestuosidad, “¡Jacob! ¡Dejaste el
pozo!”
“¡Señor! ¡La gente dejó de venir! ¿Me preguntaba como iba a comer? Por eso
los busco, pensando que todo no puede estar bien en el mundo.”
“¡Que extrañas dudas te inspiraron a ti a abandonar tu único encargo! ¿Ahora
que le pasará al pozo? ¿Tu no puedes creer que tus esfuerzos te alimentaban? Nadie
vive en aislamiento; Siempre somos acogidos por nuestra Madre. ¿No has visto a los
animales, aprendido su secreto?”
“Los conozco a ellos. Pero siempre pensé que un hombre debiera ser
diferente, debiera ser mas consciente activo para satisfacer su deber.”
“¡Como así, tonto chiquillo! Jacob, porque tu dejaste tu única tarea, un pozo
diferente ahora se te da a ti: continua hacia delante a la ciudad Falón, a tres días
continuando por este camino. Allí comparte la nueva agua con la gente: muchos
mueren de sed a diario.”
El pastor protestó, “¿Dónde está el nuevo pozo?” Pero el corcel ya estaba
galopando: la guerra ha venido otra vez al oeste; muchos van a perecer en los días por
venir.
~~~
Jacob vino a Falón un día de mercado; una gran multitud, no solo de la ciudad
sino de las villas cercanas, estaba reunida en la plaza central, el pastor miraba sobre la
ruidosa multitud y pensó, ¿Que tengo que hacer yo con estos? Pero entonces el
recordó al Jinete Dorado; una ola de fuerza recorrió dentro de él. Subiendo a la piedra
de la fuente, el exclamó, “¡Hermanos, acérquense a mi!”
Algunos rieron por la sorpresa (esas cosas no se hacían en Falón.) Algunos
respondieron con rabia, “¡Como se atreve el pastor llamarnos sus hermanos! Y le
dieron la espalda. Pero algunos, agradecidos ante la novedad de sus incambiantes
días, lo miraron con curiosidad.
Sin saber como, sin saber lo que diría entonces, Jacob habló en la fuerte voz
que vino de su corazón y tocó los corazones de muchos. “¡Mis hermanos y hermanas!
¡Me han mandado a saciar su sed! He escuchado que ustedes nunca han probado del
pozo; de hecho muchos de ustedes ya han muerto y no pueden recibir el agua clara
que yo derramo libremente para ustedes.
“¡Vengan! Vamos a cantar juntos nuestro gozo de Amor. ¿No la Madre trae
para nosotros calor y silencio? ¿No esta la tierra fértil siempre creciendo? ¿No hay
agua pura suficiente para satisfacer el deseo de todos? ¿Cuándo ha fallado el sol a
brillar desde la primera vez que respiraron el dulce aliento de la vida?
“¿En este justo mundo de verse-azul y dorado café, porque hay dolor? ¿Porque
ustedes sufren? ¡Un jardín es plantado para traer gozo! ¿Por cuanto tiempo van a vivir
en la oscuridad, chiquillos de Luz y Verdad? ¿Por qué golpean a su buen Padre?
¿Cuándo en sus cortas y tormentosas vidas no han dudado y se han ido del pozo?”
La mayoría pasaba de largo, sin entender, sin importarles entender. Pero
algunos cuantos se quedaron. Con un dolor hambriento en sus ojos, profundamente
movidos por las simples frases del pastor.
Dos horas más tarde cuando el se quedó sin palabras, muchos preguntaron,
“¡Maestro! ¿Dónde te estas quedando?”
“¿Maestro? El se rió suavemente. “El pastor solo había venido del valle. El no
tenía lugar sino el aire abierto. ¿Qué mas el necesita?”
Pero Sanel, un mercader de telas extranjeras, dijo, “¡Por favor venga a mi villa
Señor! Tengo un agradable hogar y un jardín a las afueras de la ciudad.”
“Me debe gustar ver un Jardín,” dijo Jacob, y de una vez se encaminó con el
mercader.
Pero otros exclamaron, “¡Espera! ¿Cuándo hablas otra vez? ¡Debemos
escucharte de nuevo!”
“¿Cuándo se junta la gente?”
“Aquí, cada tercer día.”
“Entonces aquí será, en tres días.”
Mientras ellos caminaban a la villa, Sanel le dijo, “Por muchos años he sentido
una cierta oscuridad en mi vida, un cierto vacío, difícil de definir, duro incluso de
entender. Tengo una maravillosa esposa y una nena bebé; Mis padres nos dejaron
suficiente que no necesitamos preocuparnos. Todavía hay un hoyo en mi vida. He
estudiado todas las ramificaciones del conocimiento, todo parece incompleto. Incluso
de Joab la Historia del Señor Gana me llena solo con conocimiento, nunca con la
experiencia de la Realidad. He escuchado muchos discursos sobre la naturaleza de la
Verdad, pero no fue hasta hoy que pensé, ‘¡Aquí esta un hombre viviendo su
Enseñanza! Aquí al fin hay uno que no solo habla, ¡Sino que Sabe!’
“Esto es por qué te pedí que vengas a nuestra casa. ¡Y Señor! ¡Si te puedo
ayudar en cualquier manera, por favor dime!”
Jacob descubrió algo allí que el raramente había visto. El mercader estaba
cubierto con cierta conciencia, una vibración de vida descubriendo en otro que en su
mayoría estaba ausente. El hacía que la mayoría de los Falóns parecieran zombis sin
vida por comparación.
El corazón de Jacob salió a su encuentro; Sanel sintió la intensa inundación de
paz envolviendolo.
~~~
~~~
Esa noche, Sanel con entusiasmo buscó a Jacob por toda la villa. Esta era la
segunda vez que el mercader había tratado de acercársele. La noche anterior,
mientras Jacob se sentaba en el pequeño patio de su jardín, Sanel se había arrodillado
junto a él y lo acosaba con pregunta tras pregunta, buscando en llenar cada espacio de
su entendimiento de la vida. Pero Jacob le había respondido con su silencio
imperturbable, acentuado solo, solo por su amplia y perfecta sonrisa serena. Sanel,
desconcertado, hizo una reverencia para dejarlo solo hasta que el otra vez diera
información voluntariamente. El mercader había tenido éxito todo el día, pero los
rumores acerca del vendedor de flores rompieron a través de las paredes de su
controlada voluntad.
Sanel lo encontró ahora, sentado ante el fuego en estudio. Tirandose a si
mismo en una adyacente silla, el dijo bruscamente, “¿Es verdad?”
“¿Qué es Verdad?” contestó Jacob, sonriéndole al fuego.
“¡Todo el mundo esta diciendo que tu sanaste al viejo Aldis, el vendedor de
flores de la Plaza Comercial! ¿Lo hiciste?”
“Yo no sané a nadie. Yo le pregunté porque no era como los demás. Eso es
todo.”
“¡Pero el nunca había caminado antes! ¿Por qué de pronto ahora?”
“Quizás el nunca había tratado. Quizás nadie le había preguntado antes.
¿Quién sabe? El lo hace ahora; ¿Seguro es suficiente?” Jacob lo miró desde el fuego
con una inocencia que de alguna manera secaba la curiosidad del mercader, dejándolo
confuso pero con una profunda serenidad en su posición.
Hablando entre dientes, “Bueno, buenas noches, entonces; Sanel se fue
caminando dando tumbos a su cama a una temprana noche.
~~~
~~~
Jacob miró otra vez a través del brillante cielo azul a un montón de pequeñas
nubes primaverales corriendo por arriba, huyendo de la memoria de la tormenta de la
última noche, y pensó que el hoy podría compartir la nueva agua con muchos como
Sanel.
Jacob sacó profundamente del nuevo pozo mientras su voz retumbaba por
encima de los miles reunidos, “¡Tengo una taza de cristal, cortada desde un solo
diamante de indestructible belleza! ¡Déjame llenarla con la luz dorada del viviente
pozo! ¡Bebe su fuego, deja que el poder del Uno avance atravesando sus cuerpos de
barro! ¡Beban! ¡Para que recuerden que ustedes son los hijos y las hijas del Padre Sol!
¡Beban! ¡Para que cantemos juntos en la llegada del amanecer!
“¡Oh, mis perdidos chiquillos! ¡No lloren más en soledad! ¡No vivan mas en el
triste vacío de su privada noche! ¡Deja que tus puertas se abran a mi fragante fluir! ¡El
carro de Orah solo espera tu permiso para batallar los demonios de la duda y la
avaricia! ¡El Sol tiene el melancólico deseo de llevar su fuego dentro de sus
congelados corazones!
“¡Escuchen mi voz, llorando a ti desde tu propia alma! ¡Muéstrenme que aun
hay vida dentro de sus agonizantes y rigidos cuerpos, muéstrenme que aun pueden ver
a través de sus ojos casi ciegos, de otra manera yo debo perder la esperanza y
enfocarme a otros! Porque si ustedes ya están muertos, ¿De que sirve el agua dulce
que yo derramo libremente para ustedes?”
Un viejo hombre, al mismo tiempo conmovido y aterrado por la voz profunda
y penetrante de Jacob, exclamó, “¡Maestro, atraviesas mi corazón! ¡Yo quiero
compartir tu taza! Pero mi mente lucha para alcanzarte; ¡Estoy confundido! ¿Tu dices
que la vida debería de ser todo gozo? ¿Tu dices que el sufrimiento no debe de estar en
nuestras vidas?”
Jacob sacó un envoltorio de su túnica y la miraba mientras respondía, “Aquí
esta uno quien escucha con ambos oídos.”
“¡Yo creo que el Gran Padre originalmente ordenó la vida así! Pero los
trabajos de Navril Hagar, el Emperador Asur Valin, pervirtió su intención y ahora la
vida esta casada a la muerte, felicidad al dolor, la salud a la enfermedad! Considera,
por ejemplo, ¡La muerte de bebés quienes no han experimentado nada de la vida!
¿Dónde esta todo el amor abrasador, el divino gozo en tales tragedias?”
Jacob, viendo fijamente en su túnica preguntó, “¿Es posible que cualquiera
deba morir temprano?”
Algunos exclamaron con disgusto, “¡Porque escuchan a un pastor tan
ignorante de la vida!”
Jacob levantó sus ojos de la lana. Con una mirada salvaje de sorpresa la cual
algunos malinterpretaron como rabia y les contestó, “¡Ustedes se entristecen por los
Vivos! ¿Si un chiquillo regresa muy temprano a su Madre y Padre, debería causar
dolor? ¡Ustedes piensan que crean la vida! ¡Nunca ha sido así! Ustedes reflejan el
alma de Narain, la luz del Uno; esto también refleja en sus niños. ¿Ustedes no pueden
creer que son dueños de ellos? Ellos no son sus bienes, ni sus esclavos; la
responsabilidad de ustedes es quererlos, protegerlos como un sagrado encargo.
¿Dónde, entonces está la tristeza? Si un hombre pobre se topa con una vasta riqueza,
¿Su familia se entristece?”
~~~
~~~
Muy tarde esa noche, Jacob se sentó en el estudio de Sanel ante el fuego,
contemplando sus flamas. Sanel y Leora, Arturo, Aldis y otros pocos estaban allí.
Corazones llenos con su silencio, mentes tratando de entenderlo.
Un fuerte golpeteo hizo que el mercader abruptamente se pusiera de pie. El
muy de prisa fue al portal, pensando, ¿Quién puede venir a estas horas?
Abriendo su puerta, el descubrió a un joven hombre vestido en trapos
rasgados. El visitante se le quedó viendo a él fervientemente por un largo momento,
entonces exclamó fuertemente, “¡Aquí esta un Maestro! Yo debo verlo.” La luz de la
lámpara de gas detrás de el hizo que su ondulado cabello sable apareciera casi
demoníaco.
“El esta aquí,” susurró Sanel perplejo por tal intensidad de palabra y forma.
“Pero el no ha hablado en toda la noche; el solamente le sonreía al fuego, pensando
pensamientos privados. Yo recomendaría que tu esperaras hasta mañana y -- ”
“¡Sanel!” retumbó la voz de Jacob desde el estudio. ¡Trae a Esteban a mi!;
nunca niegues o siquiera pospongas la entrada a aquellos quienes están Vivos!”
Aunque su apariencia salvaje bien lo camuflaba, este visitante era un shara, el
hijo mayor de un adan de un país distante. A la edad de doce, el concluyó que el
valor mas alto de la vida de la corte estaba en su ausencia y había abandonado su
hogar, desesperadamente buscando una alternativa. El había descubierto a muchos
con mucho aprendizaje los pasados nueve años pero todavía, no había quien pudiese
llenar ambos, su corazón y su mente, nadie con suficiente integridad y poder personal
para satisfacer sus altas expectativas y deseos.
Hoy, sin embargo el había escuchado del pastor Jacob, un hombre quien
hablaba de la vida diferentemente de los otros, con fortaleza, sabiduría y amor
manifiesto. Había muchas historias recorriendo alrededor de Falón acerca de quince
curas remarcables que habían tomado lugar mientras el pastor estaba hablando;
muchos de los crédulos estaban diciendo que el era un Trabajador de Milagros de
poder sin precedentes.
Esteban fervientemente buscó la villa del mercader, pero se quedó afuera, con
la mente dividida, por varias horas. ¡Habían tantos falsos maestros en esta edad
empobrecida! ¡Que tal si -- otra vez! -- ¿Este pastor era solamente otro? Al final el
junto su valor. Seguro que el se decepcionaría, el pidió permiso para entrar. Y ahora
el estaba siendo dirigido y su corazón batiendo contra su pecho como un león recién
atrapado, dentro del corazón de la villa de Sanel.
¿Cómo pudo el saber mi nombre? El pensó a pesar de que la presencia
encarnada en el estudio empezó a inundar a través de su espíritu.
Jacob, viendo aun solo al fuego, dijo cálidamente, “¡Bienvenido, hijo mío!
¿Pero done está la chiquilla Débora?”
Esteban descubrió el caos. ¿Cómo podía este simple aparente pastor conocer a
la traviesa quien había terminado con su paciencia durante el mes pasado? Durante
mucho se había maldecido a si mismo por compartir la coraza de pan que había
ganado su lealtad. Le había tomado a él hasta esa misma mañana, escapar de su agudo
ojo ¿Nos pudo haber visto juntos? ¡Nunca le había visto antes! ¿Cómo entonces
puede el saber de Débora?
Mientras la mente de Esteban se apuraba a traves de multiples soluciones
improbables para explicar el conocimiento imposible de este pastor, su boca se
quedaba abierta de la incredulidad. Llegando a la unica explicación razonable, el
decidó que el debía haber soñado la pregunta y contestado en un tono que implicaba
que el no esperaba respuesta de un viejo de tan simple apariencia, “¿Cuál es la base de
todo el conocimiento?”
Jacob mirando aun solo las llamas, movió su atención completamente para
confrontar a Esteban. El efecto en el shara fue la division de su mente entre la vision
que reportaban sus ojos que el pastor no se habia movido y la profunda percepción
intuitiva de que el se había movido y lo estaba viendo ahora fijamente.
Jacob complacido al descubrir lo bien que Esteban percibía esta manipulación
del Uno, dijo con lo que pareció una tristeza profunda “Tu deseas mas vida cuando tu
malgastas la que tu posees? Te pregunto de nuevo, shara Esteban, hijo mayor de
Johannes de Celamir y Ambarina de Selorina ¿Qué has hecho con mi hija perdida
Debora?”
El Shara ya no podía negar más la presión en su pecho.” Su mente con caos de
salvaje confusión y apasionada esperanza, el cayo en sus rodillas ante el pastor,
atragantándose, “¡Padre mío! ¡Perdóname! Yo – le dejé a ella esta mañana en Samora.
Pero -- ”
“¿Pero? ¿Pero? ¿Regresas a mí con excusas? ¿Tu esperas la gracia de la
Madre si tu niegas a aquellos quienes dependen de ti? ¡Vete de mi presencia, no te
atrevas a regresar sin la chiquilla!” Los ojos de Jacob se movieron lentamente del
fuego; el poder de su mirada por primera vez golpeó profundamente dentro de los
ojos marrones de Esteban. Una intensa luz irrumpió dentro de la vida en el shara,
haciendo pálido el salón.
“¡Me voy inmediatamente!” exclamó. Dando un brinco y dando un raro medio
saludo reverencial, el salió corriendo de la villa. El tampoco dejo de correr hasta que
casi alcanzo Samora y encontró a Débora durmiendo en la grama a un lado de la
carretera.
Casi tres mil dejaron sus rutinas diarias para escuchar al pastor en el cerrado
mercado la siguiente mañana. Los compartimentos vacíos y las tienditas de los
vendedores le parecían a él un símbolo que encajaba: Las energías del mundo
parecían como un balance finamente entonado, que a solo a el le habían dado la
habilidad de ajustar. Sabiendo que era el último discurso, el no se quedó con nada:
Por doce horas, el dio la totalidad de su espíritu mientras su capacidad de expresión
que crecía sin límites. Su voz, al principio bellamente resonante y llena,
gradualmente se transformaba para empezar a ser tan perfecta para ser mas que
verbal: casi parecía como si sus pensamientos estaban pasando directamente y sin
distorsión dentro de las mentes oyentes sin el médium del suave aire de primavera.
Estas fueron las palabras finales publicas del pastor Jacob en Falón:
“¡Mi gente! Yo les pregunto por ultima vez, ¿Por qué se alejan de mi? ¿Qué
impulso de perversidad cierra sus corazones, nosotros quienes fuimos unidos en Luz
Eterna y el Canto del Uno en el Principio?
“¿Por qué niegan ambos, el Néctar y Pan? ¿Esta el barro crecido tan grueso en
tus oídos que no puedes escuchar mi llamado, solo en la ciudad de los Muertos? ¿Sus
juicios y creencias han opacado tanto sus sentidos que ustedes no pueden ni probar ni
oler, sino solo tocar?
“¿Qué puedo hacer para que ustedes coman de mi completo grano? ¿Debo
romper este viejo cuerpo antes de que ustedes me escuchen? ¡Mi alma espera por su
presencia; mi mano se estira para tomar otra vez su amor, fluyendo en ríos desde sus
derretidos corazones!
“¿Se han olvidado tanto del Gozo? ¿No fue suficiente una probada de mi Taza
para revelar la vibrante vida del Uno?
“¿Por qué buscan agua en el desierto? ¿Por qué te arrastras a través de las
hierbas buscando pan?
“Con el Oro Pulido en sus manos, ¿Por qué hacen trueque por el milagro?
“¡Tus venenos diarios los han cegado! ¡Han sacrificado la Verdad a los ídolos
de una humanidad degenerada!
“¡De que les sirven sus corazones sin fortaleza! ¡Cual es el uso de sus vidas
sin Amor!
“¡En el amanecer de la Creación, tu voluntad fue manifiesta! ¿Por qué
permiten que esta ensombrecida e incierta superstición opaque sus sueños? ¡La Fuente
ha regresado hoy! ¡Regocíjense conmigo! ¡Perdónense a si mismos, perdonen al
mundo, bailen en la luz del Uno!
“¿Tu no compartirías el agua dulce? Yo te digo esto verdaderamente: La
Oscuridad y la Luz empiezan ahora a ser mas intensas. La Oscuridad, a ser enraizada
afuera y para siempre destruida; la Luz, al triunfo por todos los tiempos.”
~~~
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~~~
Poco después al principio del sexto día de su viaje, Jacob dirigió a los
Quinientos fuera del sendero principal dentro de un antiguo y olvidado camino. Cada
día ellos habían caminado desde el amanecer hasta el anochecer, tomando una pausa
de una hora al descanso de miedo día. Ellos habían hecho un excelente progreso: los
picos cubiertos por la nieve de las Montañas Guardianes estaban todos a su alrededor.
El pastor había mantenido silencio desde que la caballería se devolvió;
muchos estaban preocupados por el. Muchos habían dudado su propia fortuna: Su
comida ya casi se terminaba. Ellos se arrepentían de haber abandonado todas sus
armas y trataban de atrapar conejos y aves silvestres. Pero Esteban se los prohibió, “Si
ustedes rompen sus mandatos, ¿Cómo pueden esperanzarse de su protección?” Había
un considerable murmullo de preocupación, pero la mayoría de los Quinientos
basaban sus esperanzas en el pastor. Nadie era todavía suficientemente valiente o
suficientemente temeroso para perturbar su silencio.
Todo ese día, ellos caminaron por un sendero rocoso siguiendo un incitado
arroyo a través del bosque virgen siempre verde, el valle, al principio era bastante
amplio, y se iba encogiendo dentro de una angosta garganta, peligrosa pero amorosa:
Muchas cascadas de chorros de agua corrían de sus altos acantilados para unirse a la
veloz agua de abajo.
Como el sol se empezó a meter detrás de las montañas, el camino emergió de
un cañón y terminó en una gran sabana verde, rodeada por todas partes por las mas
majestuosas Guardianes. Los Quinientos habían escalado muy alto: Solo una legua
arriba había nieve incluso en las colinas del sur; ellos había ya cruzado muchos
parches de nieve que estaban en lugares protegidos. Los niños habían totalmente
disfrutado de eso; ellos jugaban sin importarles nada con sonrisas primaverales
mientras sus padres dudaban incluso mas fervientemente. ¿Cuándo aprenderán ellos
que la vida en el mejor de los casos es dura y frecuentemente cruel?
El arroyo que habían seguido todo el día caía desde muy arriba dentro de un
profundo estanque. Jacob se arrodilló cerca de el y se le quedo mirando al agua.
Todos lo dejaban solo excepto Arturo, quien nunca dejó su lado por ninguna razón.
El noble joven se sentó junto a él para estar disponible a ayudarlo en cualquier forma.
No mucho mas lejos esperaba la chiquilla Débora. Desde que ella había visto
la primera vez a Arturo, ella había sido leal a él como él era con Jacob: Ella
encontraba a Arturo perfecto en todas las formas. Esteban al principio estaba perplejo
por esta transferencia de su devoción; pero cuando el pensaba acerca de ello, el sentía
que era una buena forma de mantenerla alejada de problemas y aprobó el cambio. No
era claro si a Arturo le gustaba esta constante sombra de cabello rojizo, pero
probablemente estaba demasiado metido con su continuo estudio de Jacob para notar
su tenaz y afilada atención.
~~~
El pastor no se movió otra vez hasta dos horas antes del amanecer. Entonces
se levantó de pronto y se alejó silenciosamente de los Quinientos que dormían, Arturo
estaba despierto y lo siguió inmediatamente: el nunca comía hasta que Jacob comía,
nunca tomaba nada hasta que Jacob tomaba, nunca dormía hasta que Jacob dormía. El
se apuró siguiéndolo ahora, temeroso de perderlo en la oscuridad.
No había necesidad de temer: Jacob estaba esperándolo justo un poco mas allá
del conocimiento de los otros. El habló muy suavemente desde lo oscuro de la noche,
“Arturo, Arturo, amado chiquillo, excesivamente amargo este día probará ser para ti.”
“¿Cómo es eso? ¡Cuando yo estoy contigo, todo es luz y gozo!”
“Tu has dado la razón. Ahora debo irme; tu no debes seguirme por muchos
años: mucho de la vida aun queda para ti en este grande y ancho mundo.”
“¡Yo iré contigo!” Arturo estaba aterrorizado por primera vez desde que él lo
había conocido.
“Tu no puedes. No te desesperes, yo no te abandonaré para siempre; nosotros
nos regocijaremos un día juntos otra vez bajo un nuevo sol. ¡Confía en el perfecto del
orden de la vida! Tu debes aprender a amarme mas abstractamente: como tu ves los
trabajos de los Siete en toda la Naturaleza, yo creceré mas de lleno y mas completo en
tu corazón. ¡Dame tu palabra!”
“¡Tu le pides a mis labios blasfemar mi alma! ¡Yo debo seguirte!”
“¡Tu no debes!” el pastor levantó su mano; Arturo cayó al suelo. Jacob se
arrodilló junto a él, tomo su cabeza y la mantuvo cerca de su pecho. Llorando el besó
su frente, y alisó su enredado cabello dorado. “Mi querido, hijo perdido,” el murmuró.
De pronto Jacob miró dentro de los arbustos y dijo “no temas, Débora. Tu Arturo
despertará con el amanecer. Ven aquí, chiquilla; yo debo hablar contigo.”
~~~
Nadie se movió hasta que Arturo, quien se había despertado con el primer
rugido del oso, dijo opacadamente, “debemos seguirlo. Fue el último mandato de mi
padre.” El cruzo el arroyo; gradualmente todos siguieron, estupefactos, abatidos,
llorando suavemente. El último de todos en venir fue Sanel, con su cabeza cabizbaja.
20. LA CUEVA
No es ahora
Nunca ha sido
Nunca será
Otra cosa sino el Uno
-- Rodavi
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Los refugiados lo siguieron a el casi con una esperanza vana. Unos pocos
intentaron entender los cambios en su nuevo líder; la mayoría estaban simplemente
obedeciendo el último mandato de Jacob. Pero dos quienes habían estado llenos con
rabia por la perdida de Falón torcieron sus mentes mucho mas irreversiblemente hacia
el odio.
~~~
~~~
Cuando David y Jonathan caminaban de regreso con los otros, Esteban se reía
suavemente consigo mismo: ahora las fibras del tiempo podían ser tejidas para salvar
a casi todos los Quinientos. Casi a todos.
Por primera vez ese día, Sanel también sintió un alivio en su temperamento.
La mayoría de los otros Quinientos había juzgado a David porque el había servido en
el ejercito Salaz. Solamente el mercader y su esposa habían sido amables con el:
Leora disfrutaba hablar en su lengua nativa; Sanel había hace mucho conquistado sus
prejuicios nacionales y raciales cuando el se casó con una extranjera, el también había
disfrutado esta rara oportunidad e practicar su Salaziano: Su pasatiempo era el estudio
de varias actuales y antiguas lenguas del mundo. Su mente anhelaba los diferentes
patrones de símbolos extranjeros y sus significados. David era un vino de cepa para
él.
~~~
Al medio día, Esteban se detuvo ante la boca de una cueva, muy por encima
del valle. No muy lejos abajo, el arroyo salía disparado desde la montaña, entonces
cascadeaba en una serie de pequeñas cataratas hasta llegar a una alta cascada.
Viviendo aun mas completamente la paz de Jacob, el se sonrió en su corazón.
El shara levantó sus brazos por encima del valle y exclamó a los Quinientos,
“¡Ahora viene la prueba final! Ya no habrá mas luz para ustedes. Pongan su mano
sobre el hombro sobre el que está delante de ti. ¡No se atrevan a tardarse! ¡A la puesta
del sol, este pasadizo se cierra!”
Sin mas explicaciones, el entro a la cueva.
Arturo, quien toda la mañana había caminado detrás de él estupefacto, de pronto
entendió la petición del shara y se detuvo aun atorado. Quedándosele viendo a la
oscuridad de la caverna abierta, el estaba aterrorizado al alcance mas allá de su
espíritu.
Aldis lo estudió brevemente, entonces se apuró a pasarlo para alcanzar y
agarrarse de Esteban.
En una ardiente angustia de oscuros nudos, Arturo estaba paralizado mientras
el resto de los Quinientos seguían entrando a la caverna. Todos los demás también
estaban temerosos, pero la mayoría no lo dudó mucho, su temor de perder la conexión
de la cadena humana empezó a ser mayor.
Al final todos ya estaban adentro, salvo solo Arturo, David y Jonathan, como
los otros ya habían entrado, David había caminado mas y mas despacio y finalmente
se detuvo totalmente, también paralizado por el horror de este oscuro portal.
Jonathan esperó pacientemente por algunos momentos antes de decir suave
pero firmemente, “¡Tu no debes temer! Jacob nos trajo aquí, solo porque la luz yace
adelante.”
Sacudiéndose tan violentamente como lo había hecho Jonathan solo una horas
mas temprano, David contestó, “¡Que nudo es este! ¿Cómo puedes tu saber eso?
¿Cómo puede posiblemente Esteban saber a donde lleva esto? ¡Eso parece como mi
muerte! Nunca había yo conocido tal temor.”
“¿Esto?” Preguntó Jonathan, mirando a la cueva curiosamente. ¿Qué puede
haber de temor acerca de un hoyo en la roca? ¡Ellos habían casi muerto el día de hoy!
Esto no era nada, “ven conmigo – ves, yo me agarraré a ti. Tu no necesitas temer.”
“¿Tu me ayudarás? ¿Tu prometes no dejarme solo?” el teniente se le quedó
viendo a él desesperadamente. Jonathan se le quedó viendo a él con firmeza dentro de
sus oscuros ojos y contestó con absoluta sinceridad, “yo te lo prometo.”
“Entonces, si tu vas primero, yo te seguiré.” David cerró sus ojos firmemente
y se aferró al hombro de Jonathan fuertemente en preparación del oscuro terror.
“¿Qué mas podemos hacer? ¿Y tu?”
Arturo no dijo nada, en ves el solo se le quedaba viendo a la cueva como si
estuviera en trance. Jonathan esperó un momento con su paciencia en disminución,
entonces exclamó, “¡Ven! ¿Por qué esperas? ¿Seguro que tu escuchaste a Esteban?
¡Yo difícilmente puedo verlos a ellos ya!”
Aun no había nada más que aterrado silencio.
“¡Detén esto! ¡Tu no debes quedarte! ¿No vendrás? ¿No? ¿David, que
podemos hacer? ¡Nosotros debemos irnos! ¡Ellos ya se fueron! ¡Arturo, no te atrevas
a esperar! ¡Recuerda la advertencia de Esteban!” Jonathan entró, David siguiéndolo
tan cercanamente como si ellos hubiesen nacido conectados en el vientre.”
Arturo no lo siguió.
El había nacido con un temor de lugares cerrados, de ser enterrado vivo. ¡Esta
prueba en el día de la muerte de Jacob! ¡Es injusto!
¡Síguelos!
¡No puedo!
¡Tu debes hacerlo!
¿Cómo puedo yo?
La tarde se fue mientras el luchaba, pero Arturo no los siguió.
Había pasado una hora desde que Jonathan y David habían entrado; el se
atormentaba a si mismo en voz alta y durante mucho tiempo. Aun Arturo no los
siguió.
Pasaron dos horas gritando imperaciones a su terca carne, maldiciéndose a si
mismo y al mundo, Arturo no los siguió.
Pasaron tres horas, el sol se deslizó detrás de las Montañas Guardianes. El
tembló en un repentino aire frío pero el todavía no podía hacer que su cuerpo
obedeciera el terco mandato de su voluntad: Arturo no los siguió.
Pasaron cuatro horas, el exclamó, “¡Vamos eres un tonto! ¡El día está
terminando” y se abusó a si mismo por todas partes. Pero el era una estatua: Arturo
no los siguió.
Mientras el sol cruzó la orilla del mundo, el finalmente junto los últimos
destellos abandonados de su valentía y entró de una vez a la cueva. ¡Demasiado tarde!
El sintió antes de que lo pudiera oír el desliz de la roca, para siempre bloqueando el
sendero de los Quinientos. Corriendo hacia delante a través del aire lleno de polvo, el
rasgo a la roca acomodándose, mientras el gritaba, “¡No, mi Dios! ¡No! ¡El fin!” El
golpeó sus puños contra la piedra indiferente hasta que el se desplomó llorando,
“¡Primero Jacob, ahora los Quinientos! ¡Mas de lo que puedo aguantar! Demasiado
tiempo en esta loca debilidad -- ¡Demasiado tiempo en este loco mundo! ¡Solo, solo
otra vez! ¡Miserable, demente, un total tonto! ¡Te decidiste demasiado tarde! ¡Estas
arruinado! No -- ¡Maldito! ¡Maldito por el resto de la Eternidad!”
~~~
Las paredes se quedaron atrás como los Quinientos entraron a una vasta
caverna. Un arroyo humeante cruzaba ante ellos y desaparecía dentro del suelo.
Cuando Sanel lo vió, el le susurró a Leora y Susana, “¡Allí yace una respuesta parcial
al acertijo del agua tibia de abajo! Todavía aun la pregunta mas grande esta sin
respuesta. Nadie podría vivir aquí durante mucho. Me pregunto, si fuera mejor que
regresáramos al mundo y --”
Desde muy lejos adelante, Esteban reía con un gozo sin duda y exclamaba
“¡Sanel ¿Tu nunca aprenderás a confiar en el Uno? Seguro que tu te acordarás de la
advertencia de Jacob, ‘¿Nunca por orgullo te apoyes solo en tu propia fortaleza?’ ¿Te
acuerdas? La verdad nunca está lejos de ti, si mantienes tu corazón abierto a ello.
“¡Mi gente! Aquí descansaremos esta noche. Terminen su pobre comida de
Falón; mañana en la noche ustedes pensarán que el mundo externo es solo como una
pesadilla. ¡Ahora!”
Marcando o respondiendo a su comando, hubo un profundo tremor de un
quejido y el sacudirse de la montaña. Los Quinientos vieron al shara con un repentino
terror, pero Aldis exclamó en una voz muy fuerte, “¡La entrada de cierra, como
Esteban predijo!”
Morgan, alcanzando el último limite de su mente, gritó en rabia, “¡Tu estas tan
loco como el! ¡Ya nadie puede dudar que vamos a morir aquí!” el se fue molesto de
regreso por el camino donde habían venido, su corazón torciéndose en un duro nudo
de duda y desesperación.
~~~
~~~
~~~
~~~
¡Vengan!
¡Escuchen!
Oigan primero mi canto de Gana,
¡Padre inmortal de nuestra raza!
¡Gana el shara,
Gana el único verdadero adan!
¡Gana el condenado!
Asesinado por el hijo de su hermana
¡Antes de que la semilla del Arbol del Mundo se perdiera
O las arrancadas Gemas fueran Robadas de las
Manos de la Estatua Viva!
Muchos sintieron en vez de ver a la Estrella Azul Celeste – era una ola sutil de
gozo adentro, jalándoles a ellos hacia el este.
Algunos lo escucharon como ritmos de encantamiento inpasable, viniendo
desde la orilla este de la galaxia; algunos vieron rayos de azul celeste pulsando en el
azul argento; algunos vieron y oyeron; unos pocos también probaron, tocaron,
sintieron aromas. Todos estos se fueron gozosamente, sin pausa o cuestionamiento.
Pero la triste verdad era que la vasta mayoría de negaba a tomar conciencia de
las pulsaciones de la Estrella Azul Celeste del Uno: El Sendero de Viaje había tomado
demasiado tiempo en reabrirse. ¿Qué valor podría haber en dejar sus mundos-hogar
por un destino desconocido?
~~~
Los Siete se preguntaban toda esa larga hora si ellos debieron venir mucho
antes como el Señor Gana lo había solicitado tan urgentemente. Pero el Consejo
Inmortal nunca se había movido por uno solo; por lo tanto, ellos habían esperado a
través de la Eternidad sin medida hasta que otros compartieran su creencia.
Finalmente los Siete estaban parados como Uno, y el Sendero se había abierto.
Gana contuvo su rabia mientras el esperaba que hubiera abierto antes. El sabía que
ellos estaban muy retrasados, aunque el le daría prioridad a esos que hicieran el
intento.
Pero después que los doce billones estuvieran presentes y el Sendero otra vez
cerrado, Gana entro furioso, ante el Consejo y exclamó, “¡Que así sea mis
compañeros! ¿Quién ahora va a empujar a los Caídos?”
¿Quien podría responder? Tantos, mucho mas que nunca antes se habían
quedado atrás.
Brihas miró hacia arriba lentamente desde sus omnipotentes manos y dijo
calladamente, “Parece, hijo mío, nos hemos demorado demasiado tiempo.” Una
llovizna gris y lúgubre cubrió al Consejo para remarcar sus palabras. Brihas era el
primero de los Siete, conocido por si mismo como el mas anciano, conocido por todos
como el más sabio del Consejo. Todavía el nunca no tenía la voluntad de admitir un
error en la lógica, aun cuando el error era tan diabólicamente bien escondido como
este había sido. ¿Qué sugieres ahora?” Un rayo de luz abrió la tormenta y se enfocó
sobre Gana.
“¿Qué diferencia hay en lo que yo surgiero? ¿Qué se puede hacer? Nuestros
Universos yacen en desperdicio ante la Indiferencia; nuestro Hogar Eterno se está
convirtiendo en una mohosa creencia de fe.” Gana se sentó pesadamente sobre su
trono, su rostro un horror de almas moribundas en desesperación. El levanto una
mano letárgicamente; la oscuridad regresó como las nubes se cerraron.
“¡Quizás no, mi Señor!” Exclamó Almira con gozo. “Yo me doy como
voluntaria para regresar por Aquellos que Olvidan.” Ella se puso de pie
deliberadamente, con gracia y se quedo viendo hacia arriba a los tronos de los Siete
Soles con una inocencia de perfecto amor y radiante belleza. Las nubes se
desvanecieron como si ellas no hubieran estado mientras el Consejo Inmortal se
bañada en su esplendor.
Gana se le quedó viendo sorprendido a ella: el siempre la había considerado a
ella como una celestial menor, ni siquiera le habría dado un momento para notarla.
Ella estaba brillantemente alumbrando ahora, dorada, blanco, iridiscente,
extremadamente hermosa, expresando mas energía que el hubiera pensado que ella
poseía. “¿Ah? ¿Pero tu sola que puedes hacer, Almira?”
¿Quién puede declarar la fortaleza de una rama antes de que sea probada?
¿Pero de hecho iré sola, mi Señor Gana?” Su mirada penetrante adormeció su
adormecida rabia justo como lo hace un humano con un fuego que se apaga.
“¡No...por el sueño sin fin de Narain, no! ¡Tu has avivado mi corazón, Almira!
¡Mi lugar entre los Siete yo lo renuncio hasta que esta circunstancia tome un camino!
Mi indolencia parece ahora haber sido inspirada por la Vaciedad misma. Porque yo he
discutido tan forcejeadamente como yo he creído, nosotros hubiésemos enviado la
Estrella Azul Celeste muchas edades de la humanidad mas temprano. Yo cometí este
error y es solo mío.”
“¡Bien hecho, mi Señor!” exclamó Almira, su gozo que sus planes estaban
teniendo tanto éxito por el momento que sobre opacaban su precaución. Dándose
cuenta de su error, ella continuó apresuradamente, a menos que cualquiera que las
mentes omniscientes del consejo la descubriera en la plenitud de su intención “¿Irían
cualquier otra persona a reparar la maldad de nuestra negligencia? Uno más sería de
uso.”
Silencio fue su única respuesta. Silencio por tanto tiempo que Almira se
desesperó de dar mas ayuda. ¿Cómo podría ella crear una nueva orden sin la plena
influencia de los Siete?
El silencio se extendió en una radiancia auto luminosa a traves de Eternidad
sin medida...
De pronto Matri levantó su cetro de luz y dijo, “¡Es bueno que tu magneto
tenga dos polos, Almira! Pero para completar tu labor, también debe de estar allí una
barra de conexión. Yo también te acompañare, llevando conmigo un rayo de cada uno
de los Siete, de esta forma para entonar el extraño error de nuestro Consejo. Nosotros
tres seremos suficientes – demasiada energía en las esferas inferiores trabajarían en
contra de nuestro deseo, así lo creo.
“Yo sugiero que empecemos ahora, busquemos primero el consejo de Narain
para que nos guíe.” Mientras ella se paró para irse, su capa ébano soltaba estrellas
como si fuera mucho polvo sobre el Consejo Inmortal.
“Mis gracias a ti, ¡Maestra del séptimo aro!” exclamó Gana. Profundamente
movido por el regalo desinteresado de Matri. “Pero primero vamos a preguntar al
gobernador del Consejo que nos pronuncie su prudencia.”
Los ojos de Brihas se fueron cerrando. El se sentó silenciosamente por un
largo momento, entonces empezó en una voz rítmica de poder, muy despacio;
Manifestando espacio y tiempo en un nuevo Universo de nombre y forma, “Difícil
será tu sendero: los caídos niños han crecido bastante alejados de nosotros,
especialmente desde que aquellos que podrían responder a la Estrella Azul Celeste ya
lo han hecho.
“Pero desde escondidos y olvidados lugares, una nueva raza nacerá, una
Nueva Estrella se levantará por aquellos Perdidos... muchos seres cercanos caerán...
mundos morirán... soles, no, galaxias serán destruidas... el llanto de la Madre por sus
perdidos chiquillos...
“Tu perdida en el segundo año será compensada por la inesperada victoria en
el cuarto. La desesperación-fuego y la tormenta-ira del quinto podará tu árbol, ya que
el mismo Gran Padre te maldecirá, mi hijo Gana, por tu orgullo en la velocidad de tu
temprano éxito. Esto será en su momento algo que probará ser una bendición, por
muchos quienes de otra manera estarían perdidos serán encontrados cuando tu seas
forzado a regresar a los mas bajos niveles de los mundos relativos para redescubrir tu
perdido significado.
“La plenitud del fruto será cosechado no mas tarde que del sexto, si la
pestilencia y repetida indeferencia del desesperante quinto no lo destruye primero.”
Abriendo sus ojos suavemente, el continuó, “¡Gana! Esta no es una tarea pequeña.
Arduo trabajo yace ante ti. Tu solo tienes nada mas un solo ciclo de un Universo: seis
de nuestros años, no más. Entonces nosotros otra vez mandaremos la Estrella Azul
Celeste y reabriremos el Sendero de Viaje. Si ellos no recuerdan su herencia, si ellos
otra vez rechazan a la Estrella Azul Celeste, nosotros no tendremos otro remedio sino
revocar su Universo de libre albedrío y reasignarlos a estrellas mas bajas. ¿Tu
entiendes y estas de acuerdo?”
“Lo estoy, mi Padre. Pero yo solo hablo por mi mismo.”
Matri dijo, por su puesto que yo estaré entre estos parámetros.” Ella se fue
para empezar.
Pero Almira dijo, “Todo está perfecto; todo es verdad. Todavía yo quisiera
solicitar una extensión de un año más al Cierre.” Un estupefacto silencio explotó a
través de las Regiones infinitas. ¿Quién sino el Gran Padre y Narain alguna vez
tuvieron el atrevimiento de retar al señorío inmortal de los Siete?
Los ojos de Brihas se agudizaron por un momento, pero entonces el se
carcajeó con gozo, “Tu increíble espíritu quizás todavía pruebe ser el factor decisivo
jovencita. Vete, si tu necesitas tu año, solicítalo entonces. Pero este cargo adicional
yo pongo sobre ti, por dudar de mi: encuentra a ese quien se atreva a oponerse al a
voluntad de los Siete y tráelo aquí contigo a tu regreso.
“Que Narain esté contigo a través de todas tus labores.” A la mención del
Padre del Gran Padre, el Consejo Inmortal se derritió dentro del Ilimitado Océano de
Leche donde Narain a veces puede ser encontrado.
Gana y Almira compartieron pensamientos en el silencio con el Padre hasta
que ambos estuvieron contentos con su guía. Ella se desvaneció primero; Gana
empezó a seguirla pero entonces por un momento reconstituyó su cuerpo. Tomando
un puño de agua el lo moldeó dentro de una brillante gema opalescente. “Kaystabha,”
diciendo el suavemente mientras se la colgaba sobre su pecho. “Así mi mente siempre
estará conectada aquí, al Mundo Narain.”
El océano se movió un rato en sus memorias antes de derretirse de regreso
dentro del Uno. Narain se sonrió a si mismo ante la maravillosa complejidad del baile
de Almira que había ella inteligentemente empezado. La novedad en Absoluta
Perfección era inusual, todo sino imposible. Esto debe de crear un Universo
interesante.
~~~
Almira y Gana se paraban ante los doce billones quienes habían seguido a la
Estrella Azul Celeste hacia arriba al Sendero de Viaje y preguntaban si alguien era
suficientemente atrevido para regresar. Era una petición extraña y sin precedente,
pero esta era una extraña y sin precedente tarea.
Dos se pusieron de pie sin el mas leve titubeo: Solon y Rodavi. Ellos se
convertirían en los primeros dos Guardianes de la Promesa – los primeros en
establecer el Sendero de Regreso, la carretera interna del Uno para toda la humanidad
a través del Cosmos.
Shatarupa se puso de pie seguidamente. Ella era joven en ambos lados de la
Estrella Azul Celeste aunque ella sintió los nuevos poderes maravillosos, ella añoraba
el viejo Universo. Swayam no la pudo dejar ir sola, por su puesto: el también se puso
de pie pero a regañadientes. Así fue como el linaje de los sharas se aseguró para el
nuevo trabajo; el orden de su levantamiento, mas allá, estableció las direcciones
normales de la gente común, hombres y mujeres de todos los tiempos futuros.
Nadie más después de estos cuatro se movieron durante un largo tiempo. Pero
entonces la joven y sabia Mirabeth se puso de pie – ella había estado observando a
Almira muy de cerca, ahora sus dudas finales se habían ido. Ella también extrañaba a
sus hermanas mayores Malinda y Mirabel, deseaba liberarlas a ellas de las esferas del
espacio y tiempo. Era un regalo vitalmente correcto: estas tres hermanas cada era
habían sido recordadas como las tres diosas inmortales de la vida. Como Matri había
dicho, “Donde sea que haya Verdad, Belleza o Amor en este Universo de lo humano,
allí hay huellas de ellas tres, Mirabeth, Malinda y Mirabel.” Estas hermanas juntas
constituyen el triple origen del destino: el destino es tejido de los hilos del tiempo del
telar trinitario de estas tres.
Seguidamente un joven hombre se paró muy despacio, calmadamente, seguro
de su poder, seguro en su sabiduría. “Diecisiete veces he seguido a la Estrella Azul
Celeste desde mi primer nacimiento. ¿Cuántos Universos he visto destruirse? No
puedo ni siquiera contarlos: y nunca había yo sido solicitado a regresar. Todavía
Narain una vez me había dicho indirectamente que podría haber una posibilidad tal
como esta así de peculiar para mi. Por eso yo soy voluntario – aunque yo sea bastante
viejo en el lado lejano de la Estrella Azul Celeste.”
“Tu no necesitas temer, Airavata. Inmortales jóvenes regresaran contigo.”
Almira estaba bastante complacida; ella sintió que este ultimo valía por miles: aunque
Airavata aun no lo sabía, el era la plena manifestación del Gran Padre. Ahora podría
estar firmemente establecida la inspiración creativa. Nosotros estamos completos, ella
pensó. Mi Universo va a funcionar. Pero ella preguntó, “¿Hay otros? El final es
dudoso; el sendero peligroso.” Ella no esperaba a mas -- ¿Quién más dejaría la
perfección del Uno por la totalidad de un ciclo de un Universo?
Todavía uno más se paró. El no era el último que había tomado el camino de
atrás, pero muchos han dicho desde eso que hubiese sido por mucho, mucho mejor si
Navril Hagar no hubiese sido voluntario. ¿Por qué se levantó ante las huestes esa
mañana del destino? ¿Lo fue como sus descendientes y seguidores han siempre
aclamado, por la magnitud de la tarea, por que el creía que su fuerza podía ser bien
usada para empujar a la humanidad? O era que, como sus enemigos siempre lo han
mantenido, porque el deseaba controlar a otros: ¿Cómo pudo uno quien ha seguido el
Sendero y regresado no estar entre los crédulos?
Quizás ambas teorías son correctas, aunque no completas aun en su unión –
Navril Hagar era sin duda al mismo tiempo mas o menos que esos que lo amaban y
esos quienes lo odiaban sentían – fuertes en la tarea, todavía con áreas inciertas mas
profundas que nadie antes haya esperado de un camarada. De el, la humanidad ganó
pasión, avaricia, rabia, como también los mayores logros de coraje y genio. De el
probablemente vinieron los extraños entendimientos de la muerte y la vida, de la
mortalidad e inmortalidad de nuestra actual era.
Navril Hagar se puso de pie y dijo, “Entonces yo soy el séptimo. ¿Ahora esta
completo nuestro número?”
Almira y Gana juntaron a los Siete dentro de ellos y entonces dijeron en una
sola voz, como si todos ellos fuesen ahora un solo ser con dos cuerpos, “Siete es un
numero final, hace bien eco con la Realidad. Todavía diez nos servirían mejor – pero
parece que nadie mas ahora esta listo. ¡Escuchen, Humanidad! Esta Puerta de
Regreso se mantendrá abierta por cuatro años del Gran Padre. Hasta entonces, tres,
siete, o nueve mas podrán venir – pero solo en grupos de tres o mas, nunca solos. Y
después del cuarto año, nadie mas será permitido a Regresar, ya que el Sendero
empezará a ser demasiado inclinado.
“¡Deséanos el bien! A la voluntad de Narain, nosotros regresaremos otra vez
antes de seis de los años del Gran Padre hayan pasado con sus familiares y amigos.
¡Hasta pronto!” Almira y Gana dirigieron a sus siete a través de las puertas doradas.
Los doce billones se dispersaron muy despacio a través de todo su hogar
creado nuevamente. Doce vacilaron: estos habían sido movidos por la tarea, pero
habían dudado. Ahora ellos miraban curiosamente al camino abierto, divididos en su
mente. Ellos se dejaron llevar juntos eventualmente, dándose cuenta que un preciado
beneficio de decisión se les había dado a ellos.
Los doce crearon un circulo perfecto de estrellas ante las puertas doradas,
entonces esperaron por algún signo para clarificar su destino. Dos de ellos, Mordom
y Atri, les solicitaron que se presentaran ante la junta común de potencialidades cada
cierto tiempo de meses para discutir los posibles futuros.
~~~
El sueño de Gana terminó; el despertó totalmente a su cuerpo por la primera
vez desde que su sobrino Irnga lo envenenó. Este despertar le robo, sin embargo –
todos los recuerdos se desvanecieron de regreso dentro de la luz infinita de su
conciencia salvo uno.
Un cuerpo totalmente desarrollado inmortal fue su posesión final ahora, como
sus pulmones probaron otra vez el aliento de la cruda infancia.
La naturaleza había sido generosa en su ruina de Sulara: el enterrado Templo
de Kanaan-dora estaba conectado a la moderna superficie por un angosto pero
adecuado pasaje.
La Estatua Viva se abrió paso hacia fuera y se paró desnuda, parpadeando ante
la luna que se metía, como una llovízna que pasaba empezó a laborar la limpieza del
polvo de los perdidos siglos de el.
Siguiendo una profunda pero ciega intuición, Gana empezó a caminar hacia el
lugar de la Ciudad de Coral, Phedra, la primera capital de Emura, llorando en la muy
olvidada lengua de Kanaan-dora, “¡El sexto año! Tontos, ¿Qué no escuchan ustedes?
¿Ustedes no escucharán? ¡Este es el fin del sexto año!”
22. VASHTI
“¿El lo hizo? ¿Qué mas dijo Joab?” preguntó el shara felizmente. El estaba
contento ahora porque el estaba pensando que solo una cuantas manipulaciones mas
de la mente de Sanel serían todo lo que sería necesario para unir a Sanel con los otros.
Y entonces solo quedaría el ultimo y mas difícil de jalar dentro de la burbujeante
magia que era la cuajada conciencia de los Quinientos en Vashti.
Sanel vio que Esteban no exactamente se reía de él, pero que sus ojos bailaban
en diversión. ¿Por qué el shara lo forzaba a él para decir estas cosas imposibles?
Nadie nunca mas lee la Historia del Señor Gana de Joab nunca mas; Pocos sabían
cualquier cosa acerca de estos viejos mitos épicos. Sanel solo había aceptado estas
historias en su mente, nunca en su corazón.
“Joab dijo que al Final del Tiempo, Gana regresaría otra vez con Venus y los
Diez Mil de Kanaan-dora para proteger a la Generación Perdida,” el contestó, con el
ceño fruncido.
“¿El lo dijo? ¿Te acuerdas tu quizás el numero de la Generación Perdida?”
Esteban le estaba sonriendo ampliamente a él ahora, totalmente gozando los cambios
en el rostro de Sanel.
“Lo recuerdo. Por su puesto que lo recuerdo. ¡Pero seguro que tu no puedes
pensar que --!”
“¡Que diferencia puede posiblemente hacer lo que yo piense o no piense! Yo
no tengo nada que ver con ello, como todos ustedes un día se darás cuenta. El numero
es Quinientos, por su puesto. Una manera de entender la razón por la cual ustedes
estan aquí es descubrir porque Joab los llamo ‘la generación perdida.’” El golpe final
fue muy dulce. Sanel se veía un hombre diferente: mas joven, en paz con el mundo,
totalmente abierto, inocente. Esteban se preguntaba con un éxtasis de gratitud si Jacob
le dejó estos cuantos retos para que el pueda crecer mas allá dentro de su infinita
mente. Uno mas...
“Seguramente porque nosotros hemos perdido el mundo,” dijo David, seguro
de su respuesta.
“¿Lo has hecho tu, David? ¿Dónde estas tu entonces?”
“Yo quiero decir que estamos perdidos de la civilización,” contestó el
Salaziano, aun seguro de si mismo.
“¿Lo estas, David? ¿Tiene esto algo de sentido? Piensa en tu vida hace unos
días. ¿No es mas lógico que todos los Quinientos hubieran sido asesinados fuera de
Falón por la caballería Salaziana? ¿Y no se parece mas que tu solo te opusiste a la
masacre y fuiste encarnizado con ellos? ¿No tendrías que estar de acuerdo con esto
mucho mas probable de lo que tu creíste que paso?”
Esteban se detuvo abruptamente, en choque. ¡El no le estaba llegando a David
para nada! ¡Sus palabras estaban rebotando de el sin el efecto deseado! Aun la
atención concentrada de la totalidad de los Quinientos no estaba jalando al Salaziano
dentro de su influencia! Dada la velocidad y el empuje de su mente en expansión, esto
se sintió como correr hacia una pared invisible e invencible.
David no podía pensar en nada para llenar el repentino silencio además de
observar boquiabierto al shara. Esteban, asombrado de descubrir una limitación en su
mente, mostró solamente su usual calma mientras continuó, “Suficiente. Quizás ya ha
sido demasiado. Ustedes no me necesitan, ustedes no necesitas mas palabras. Lo que
cada uno de ustedes necesita es estudiar sus propios corazones. Ustedes tienen todas
las herramientas que requieren.
“Vayan, disfruten de Vashti. Escuchen sus cascadas y brisas; jueguen con sus
mansas bestias; disfruten las piedras preciosas y los mágicos jardines. O piensen en
las enseñanzas de Joab. O tienten a Sanel que les diga mas de las vidas de Gana en
Emura y Tala, particularmente aquellas de Marte y Naisan. Y aquellos de ustedes
quienes ya hayan aprendido a ver los celestiales, trabajen con ellos para siempre
aprender mas.
“La sabiduría de Rodavi podría probar ser de utilidad para algunos de ustedes:
‘la vida, como un cristal de muchas caras, fractura el Uno infinito dentro de belleza
versicolor.’
“No se olviden del único peligro en esta última memoria del paraíso de Ishtar:
No se atrevan a aventurarse cerca del Lago Hirviendo.”
~~~
~~~
A los ciento treinta días en Vashti, los Quinientos llegaron a la primer crisis
diseñada para moldearlos en una sola masa de conciencia. A los ciento treinta días en
Vashti, Jonathan llegó al final natural de su contrato de vida. A los ciento treinta días
en Vashti, Jonathan murió.
El estaba con David ese día cerca del Lago Hirviendo, hablando y comiendo
frutas tropicales. Habían pasado un particularmente fascinante día con un celestial de
la montaña, aprendiendo de las Siete Regiones de Luz que envuelven nuestro
Universo con radiante belleza. Estas son los hogares naturales de los Siete, los
inmortales ministros para la humanidad que en cada era, ponen atención en tratar de
recordarnos acerca de nuestra herencia perdida y ayudarnos a través de las junglas de
este plano terrestre.
Estaban David y Jonathan estaban argumentando (uno diría mas
apropiadamente, discutiendo) si la percepción de Gana de los muchos niveles de la
creación en el Domo de las Esferas pudiese ser compartida por alguno o pudiese ser
solamente experimentada en Para. Jonathan había tercamente (y, el sintió, por su
experiencia,) sostenido la última visión cuando se dio el chance de ver un
particularmente bello mango – rojo, amarillo, obviamente suculento y maduro –
colgando lejos sobre el vapor del agua hirviendo.
Estaba de pie y en pos de el en un instante. David estaba mientras tanto
discutiendo que por supuesto cualquier realidad podía ser experimentada por
cualquiera en cualquier momento y estaba demasiado perdido por la corriente de su
lógica para darse cuenta del estúpido y arriesgado peligro de su amigo.
Jonathan, estirando su peso cuidadosamente sobre la rama, contestó su
corriente del discurso, “No. Es obviamente imposible. Desde su Mundo creado por la
mente solo podrías ver nuestro Universo desde el exterior. ¿Cómo podría alguno
posiblemente ver la totalidad de la Creación desde el exterior cuando tu estas adentro
de ella? No tiene el mas remoto sentido. Estas claramente equivocado.”
David dándose cuenta de donde venía la voz del chico, se levantó de golpe con
preocupación: “¡Jonathan!”
¡Demasiado tarde! La rama se rompió; Jonathan cayó con un grito de sorpresa
dentro del agua. Salió a la superficie una vez, gritando en agonía, golpeando el agua
erráticamente, demasiado enloquecido por el dolor para intentar alcanzar la orilla.
David, salvajemente buscando una herramienta, vio a un pequeño árbol cerca.
Forzándolo al suelo, lo latigueó de un lado a otro para arrancarlo de sus raíces. El
árbol lloró a él para que no lo cortara; David escuchó su terror pero estaba demasiado
alocado con temor para buscar otra solución.
El tronco se partió; metiendo el árbol dentro de la escaldante agua, halo a
Jonathan hacia la orilla. No dándose cuenta de cuan severamente sus propios brazos
estaban quemándose, levantó al muchacho del agua, llorando, “¡Jonathan, hermano
mío!”
“David,” dijo raspando con su voz mientras que sus párpados locamente
parpadeando marcaban los últimos pulsos de su corazón fallando. “Dile a Esteban --”
y luego, con un largo suspiro, murió.
~~~
~~~
Para cuando ellos regresaron al lago, el cuerpo de Jonathan había sido cubierto
con flores y joyas por los niños. Todos los Quinientos estaban profundamente
deprimidos esperando por el shara. Muchos estaban llorando, algunos estaban
orando, otros pocos se quedaban viendo al lago o dentro del espacio, luchando para
tomar maestría de sus sentimientos.
Esteban pasó a través de ellos como una suave brisa de primavera, dio un paso
por encima del cadáver sin voltearlo a ver, entonces se arrodillo junto al roto joven
árbol. “¿Por qué, David?” el preguntó con profunda melancolía. “¿Por qué asesinaste
a este pequeño ser? ¡Reemplázalo con Vanas! Su naturaleza esta hecha para el clima
tropical. ¡Que increíble que haya brotado tan alto!”
Los Quinientos miraban anonadados como David dócilmente cavaba un hoyo
para plantar este pequeño y dorado árbol en el. Cuando el terminó, sus manos y
brazos rugían con dolor. El gritó en agonía: no hasta ahora el sintió sus severas
quemaduras.
“Leora,” demandó Esteban con firmeza, “¿Por qué tu no repetiste mi
mensaje?”
Leora se le quedó viendo a él a través de sus ojos llenos hasta el borde y trató
de entender lo que el le preguntaba. ¿Qué no vió el este horror? “¿Tu quieres decir
acerca de Joab? Me...me debo de haber olvidado. Lo – lo siento. Cuando vi a
Jonathan pensé que te había escuchado mal.”
“¿Qué es lo que viste? Solo la mentira que reportan tus ojos acerca de tus
falsas creencias en la importancia de los cuerpos. ¿Por qué deben importar los estados
físicos? ¿Es una mujer mejor que otra porque ella es más hermosa? ¿Es un hombre
mejor que otro porque es mas fuerte? ¿Es cualquiera mejor que otro porque el tiene
mas riqueza?
“¿Por qué le permites a tus creencias bloquear tu percepción de la Realidad de
Jonathan? Tu crees en el sufrimiento, en la muerte, en el dolor, por lo tanto esto es lo
que ves. Si en vez de eso creyeras, en la Realidad nunca cambiante que es el Uno, tu
no verías sufrimiento, ni muerte, ni dolor, porque estos no existen en Verdad.
“¡Diles a ellos ahora lo que yo te dije, Leora! Quizás podríamos todavía
empezar a deshacer tu extraña cadena de creencias.”
“¡Tu! ... Tu me dijiste que les diga que nadie moriría en Vashti hasta que todos
hayan entendido porque Joab nos llamó la Generación Perdida.” ¿Por qué el la había
forzado a ella a decir esto? ¡El chico estaba muerto! ¿Por qué decir tal cosa ahora?
Las palabras quemaron su garganta como la bilis.
Susana, demasiado joven para entender la tragedia ante ella, preguntó en su
delicada y alta voz, “¡Oh, Esteban! ¿Cuándo entenderemos al ultimo Guardián de la
Promesa Joab?”
Leora trató de acallarla, pero Esteban ya estaba volteándose para confrontarla.
¿Tendría el rabia? Leora lo miró con temor, pero el estaba sonriendo ampliamente a
Susana, ¡Sus ojos destellando con alegría! ¿Qué había malo en el? ¿Qué no había
amado a Jonathan?
“¡Cuando menos hay una que se acuerda! ¡Bien hecho, chiquilla! Para ti y los
otros como tu, una década quizás te enseñe el secreto del acertijo de Joab. Pero para
algunos de estos otros, me pregunto si siquiera cincuenta años serán suficientes para
deshacer los errados pensamientos de sus infelices sueños.”
“Entonces algunos de nosotros nunca entenderemos sus misterios,” dijo Aldis,
tosiendo, para enmascarar el dolor en su voz. “Yo ya tengo setenta y nueve.”
Esteban le dijo a David, “Tu no hubieras sentido nada de tus quemadas si tu
no hubieras asesinado a un árbol. ¡Vamos! Jonathan ha descansado suficientemente.
A el, menos que a nadie le gustaría una patética y lúgubre multitud como esta.
Córtame una hoja de vanas.”
Sobresaltándose con anticipación, David cuidadosamente tocó el pequeño y
dorado árbol. Sorprendido, el exclamó, “El dolor se ha ido!”
“Por supuesto,” replicó Esteban, tomando la dorada hoja. El la arrugó, respiró
en ella, entonces la frotó sobre el corazón de Jonathan. El chico se sacudió
totalmente; un gran convulsionado temblor se movió de sus pies hasta su cabeza; su
aliento fluía otra vez.
“El vive,” susurró David, entonces gritó con un loco gusto, “¡El vive! ¡Mi
hermano vive!”
Los ojos de Jonathan parpadeando rápidamente se abrieron. Viendo primero a
Esteban arrodillado junto a el, el exclamó, “¿Oh, dormí demasiado tiempo?” El
después reconoció a David y dijo, “Yo creo que tu tienes razón después de todo. Las
Siete Regiones de Luz se pueden ver en todas partes. Yo tuve el sueño mas increíble
--” “Entonces el vió a los Quinientos reunidos alrededor y agregó con feliz curiosidad,
“¿Todos están aquí? ¿Es una junta?”
Esteban, se puso de pie, frotándose sus manos suavemente juntas para quitarse
el vestigio de los efectos. David abrazó a Jonathan, por la segunda vez ese día, sus
lagrimas fluyeron totalmente.
“Vanas es el árbol mas inusual,” murmuró Esteban.
~~~
~~~
David preguntó con entusiasmo. “¿Eso es, entonces? ¿Descubrir cuanto los
Perdidos puedes perder?”
Esteban se carcajeó tan efusivamente que las lagrimas corrieron por sus ojos.
“¡Entonces tu haces un principio! ¿Pero de que importancia esto tiene comparado a
recordar lo que tu perdiste antes de nacer dentro de este mundo? Recuerda, Joab
nombró a los Quinientos los Perdidos ante la Ruina del Mundo de Almira, antes de
que Gana fuera expulsado de Para.”
~~~
~~~
En el tardío verano cinco años mas tarde, Susana y otras jóvenes personas
estaban en un día de campo sobre la colina del norte, cerca de la base del Gran
Glaciar Blanco. Ellos justo habían terminado la fruta y las nueces que habían
recolectado, una de las chicas estaba abriendo algo para convidar -- ¡Un queso! –
Cuando de pronto Susana se quedo viendo con horror al glaciar arriba y gritando en
terror. En ese instante, un muro de hielo se soltó y cayó rugiendo bajando la montaña
hacia ellos.
Esteban estaba caminando ese día con Jonathan y David en la colina del sur,
alto arriba donde el había encontrado el Arbol Dorado Vanas doce años antes. Había
sido el mas seco y mas cálido verano desde que ellos vinieron al valle; nuevas áreas
estaban siendo abiertas en todas las montañas, alegrando el corazón del shara. El
amaba los paramos mas que ningún otro; el sintió que aun había mucho conocimiento
que ellos se estaban reservando.
Hoy el había traído a los dos amigos inseparables aquí para mostrarles una
curiosa escultura blanca recien descubierta por la desaparición de la nieve. “Mírenla
de cerca,” les dijo, viendo con fiereza a Jonathan. “¿Reconocen el estilo o letras?”
David se preguntaba porque Esteban estaba tan interesado en ella, ¿Qué podría
ser tan fascinante acerca de una vieja estatua? Con un encoger de hombros por la
misteriosa naturaleza del shara, el se inclinó para levantarla. El intentó con
incremental esfuerzo, finalmente la jalo con todo su poder, pero no podía ni levantarla
y ni siquiera moverla.
“¡No entiendo! ¡Se mira suficientemente liviana! Debe de estar conectada con
algo bajo la tierra.”
Esteban volvió sus estáticos ojos hacia el y exclamó, “¡No lo está! Y aun
tampoco yo la puedo mover. Pero déjalo a él intentarlo.”
David se levantó suavemente sacudiendo sus manos en su túnica. Se sentían
extrañamente frías, casi como si hubiesen estado sosteniendo hielo. Pero la estatua no
se había sentido fría cuando el la tocó: Estaba tibia, calentada por el sol. Moviendo su
cabeza con duda, se hizo hacia atrás.
Jonathan lo vió a el con curiosidad, viendo su confusión sin comprenderla.
Esteban no parecía estar actuando peculiarmente: el entusiasmo del shara lo había
inspirado a él con una urgencia poderosa por comprender esta pequeña estatua blanca.
Arrodillándose frente a ella, juntó toda su fuerza en su intento para forzarla del suelo.
Fue lanzado hacia atrás de espaldas cuando vino hacia el sin esfuerzo.
“¡Si!” exclamó Esteban con aún mayor entusiasmo. ¡El tenía razón! ¡Una de
las estatuas inmovibles del Templo de Kanaan-dora de Sulara, había de alguna
manera encontrado su camino hacia Vashti con la semilla de Vanas! “¡Así lo pensé!
¡De todos los Quinientos, solo tu puedes portar la Serpiente Blanca! ¿Puedes también
leer su mensaje?”
~~~
~~~
Al día siguiente, el shara Esteban caminó solo por la montaña pasando por
donde la Serpiente Blanca había sido expuesta por el hielo en retirada. Cruzando un
pequeña cresta, el entró en un pequeño, desconocido agujero. Una segunda estatua
estaba allí, esculpida como un Vidyadhara, pero totalmente Negra y sin escrituras. Se
inclinó para estudiar el Negro Lagarto y la encontró tan inmovible como su blanca
contraparte. Con una torcida sonrisa, la dejó allí y continuó subiendo la montaña,
insistiendo en mejores respuestas para las dudas que disminuían su paz.
~~~
Tomó todo un día para que los Quinientos se dieran cuenta de que el shara
faltaba, pero solo una hora para que todos ellos olvidaran sus varias rutinas por la
gran excitación de la búsqueda. Fue afortunado que Susana encontró sus huellas en la
nieve primero: Se puso a si misma como centinela para evitar que ninguno lo siguiera.
“Se ha ido a encontrarse con su Padre,” le dijo a los otros firmemente. “El regresará a
nosotros cuando haya terminado.”
La curiosidad de los Quinientos creció tan grande como las Montañas
Guardianes, especialmente desde que una etérea luz radiaba de noche desde la
montaña donde el Shara había desaparecido. Sin embargo fueron lo suficientemente
sabios para obedecer la firme voluntad de Susana.
Ella permaneció allí, esperando durante once días templados y once
amargamente frías noches, robándose a si misma para el servicio de su Maestro,
purificando su mente a través de su acción en preparación de su regreso.
La mañana del decimosegundo día ella lo vió venir abajo lentamente a través
de la quietud de un gris carmesí del temprano amanecer y corrió hacia él,
exclamando, “¡Esteban! ¡He estado esperando!” Pero cuando ella vió su rostro, ella
tan solo podía verlo, pensando, Tu eres El.
Esteban apuntó hacia arriba en la montaña; ella corrió allá, esperando ver a
Jacob. El no estaba allí. Decepcionada, se dio la vuelta para irse, pero entonces vió el
Lagarto Negro. Levantando la estatua sin ningún esfuerzo, ella corrió para alcanzar a
Esteban.
~~~
El Shara no podía hacer nada mas que sentarse cerca de Vanas: por tres
semanas el no habló, ni comió, ni siquiera bebió. Todos los que lo vieron estaban
atónitos, aunque la mayoría no podía aun ver tan bien como Susana.
A la puesta del sol del vigésimo segundo día, el dijo repentinamente,
“Tráiganme a Sanel.”
Elizabeth, estaba en cuclillas cerca, comiéndose un banano. Haberlo
escuchado hablar otra vez después de tanto, catalizó un enorme volantín. Dándose
cuenta que su ruta terminaría en un remojo escaldante en el Lago Hirviendo, ella se
dobló en el aire, arañando el espacio. El resultado fue un dramática demostración de
habilidad gimnástica que apenas salvó su persona de ser quemada.
Esteban se rió, “¡Pensé que estaba viendo a uno de los niños, Elizabeth! ¡Tal
felina gracia sería extraordinaria para una adolescente!”
Sanel vino corriendo arriba, gritando excitadamente, “¡Lo he logrado,
Esteban! ¡Lo he logrado! ¡He leído la Serpiente Blanca! ¡Ah, jamás envidiaré esas
tantas horas devotas al antiguo Talanes otra vez! ¿Acaso no escuchan? ¡He descifrado
la estatua de Jonathan!”
“¿Es eso cierto?” Gritó Esteban de regreso a él. “¿Qué dice? ¿Qué dice?”
“La Serpiente Blanca se lee, ‘Unidos con mi hermano de ebano y las doradas
flores de vanas, Marte guiará a los Diez Mil a la victoria sobre las innumerables
hordas en protección de Vashti.’”
Aquí Esteban empezó a citar con el, “‘Entonces descenderá fuego celestial; la
Generación Perdida de los Quinientos retornará a su antiguo hogar bajo las alas de
Almira. ¡Yo, Joab, he escrito esto!’”
“Oh,” dijo Sanel en una voz suave al darse cuenta de que el Shara había estado
hablando con él. “¿Cómo supiste?”
23. EL MENSAJE
~~~
Suspirando otra vez por este único lugar vacío en su mente, el shara de dijo a
los tres que ellos deberían dejar Vashti y llevar un mensaje a Arturo.
“¿Qué?” preguntó David, asumiendo que el había oído incorrectamente.
“¿Porqué irnos? Arturo gasta su tiempo en el Arroyo Corriendo, en el oeste -- ”
“No, David. No el de Juanelo. Quiero decir el Arturo que se quedó afuera de
la cueva con Débora, hace treinta años. ¿Te acuerdas?”
“¡Pero Esteban! Seguramente que ese Arturo hace mucho -- ” ¿Qué le estaba
pasando al shara? ¿Por qué se le miraba tan preocupado? A el nunca se le había visto
tan triste. De hecho, el nunca había dado evidencia de la mas mínima tristeza. ¿El
estaba enfermo? ¿Era eso siquiera posible?
“El y Débora viven allí todavía, siguiendo la enseñanza de Jacob en su
pequeño valle.”
David, incrementalmente confundido como su consciente de lo que el estaba
escuchando penetraba su mente, trató una vez mas, “¡Pero! ¡Arturo falló la Prueba de
la Cueva!” ¿Qué en el nombre de los Siete Esteban estaba hablando? ¿Dejar Vashti?
Si el mundo de afuera todavía existía era menos que sin importancia. ¿Qué diferencia
tenía para él, o a cualquiera de los Quinientos, de lo que pasara del mundo? Ese lugar
quizás pudiera estar muerto. Seguramente que nada que valiera la pena pudiese aun
vivir allí – todo el mundo allá debe de ser mas amigable con los animales como lo es
la maravillosa unidad de los Quinientos. El recuerdo de Arturo aun estaba con él,
sorprendentemente claro después de tantos años – un alto, hermoso joven rubio,
siempre yendo junto a Jacob como si fuera su perrito -- ¡Pero el nunca entró a Vashti!
¡El falló la última Prueba!
Esteban mandó calmados impulsos de amor y ordeno al Uno en el corazón de
David. Pero, como siempre, la inalcanzable naturaleza del Salaziano destruyó en
añicos las extensiones del shara; ellas rebotaron de regreso como si estuvieran
golpeando en contra de un espejo en vez de una mente consciente. Frustrado por este
único fracaso de su poder sutil, Esteban trató otra vez de alcanzarlo con palabras
inadecuadas, “Arturo si falló en la cueva. Pero solo porque no era su prueba. La
simple verdad es que él es otro aspecto de mi Ser: No hay realmente diferencia entre
nosotros. El no, sin embargo, sabe quien es el.
“Cuando Gana fue expulsado del Mundo de Almira, el Hilo Dorado fue
dañado, de allí en adelante su conciencia se rompió en añicos. Jacob tenía que pasar a
uno de nosotros, a Arturo o a mi la única fibra de conexión que contenía las partes
faltantes de la mente de Gana. El escogió dármelas a mi, porque él sabía que en
Vashti quizás tendríamos éxito en replicar esa fibra.
“Almira previó esta tarea cuando Gana fue envenenado por su sobrino Irnga:
planeando por su eventual reintegración, ella creó las dos estatuas inmovibles, el
Lagarto Negro y la Serpiente Blanca, para llevar su mente hacia delante a través de la
ilusión a su tiempo. Joab satisfizo su intención cuando Para fue destruida a través de
traer las dos estatuas y la semilla de Vanas aquí. Y ahora ustedes tres deben de
completar este trabajo que todos hemos laborado durante tanto tiempo: ustedes deben
llevar los fragmentos de la mente de Gana a Arturo. Al amanecer, ustedes cruzarán las
montañas: Susana, llevando el Lagarto Negro; Jonathan, la Serpiente Blanca; David,
la flor dorada de Vanas.”
“¡Entonces el único botón del Arbol esta floreciendo finalmente!” Exclamó
Susana gozosamente. Ella finalmente estaba contentísima por el pensamiento de ver
el mundo exterior. Si alguna falta existía en su casi perfecta mente, era la leve tristeza
de haber entrado a Vashti tan chiquilla para recordar cualquier otra cosa. ¡Esta
probaría ser una gran aventura!
“Florece esta noche. Ustedes deben de llevarla y las estatuas a Arturo antes
que dos días hayan pasado.” ¡Sonaba tan fácil de decir! ¿Todavía que oportunidad los
tres tenían en contra del poder infernal de los Rakshasas?
“¿Y después que lo encontremos a él?” preguntó Jonathan. Sus sentimientos
vacilaban entre los de David y los de Susana: en un momento el estaba excitado por la
posibilidad de ver el mundo otra vez; el siguiente, el estaba profundamente
entristecido por el pensamiento de dejar a los Quinientos. Pero por su puesto para
satisfacer la petición de su Maestro hacía las otras preocupaciones irrelevantes.
“Entonces, tu tendrás mas y mas difíciles tareas. Incluso la sociedad de los
Quinientos estará perdida para ti. Hoy en la noche yo les enseñaré a ti y a Susana una
manipulación especial del Uno que ayudará a Arturo y a los otros proteger Vashti.
Desde ahora tu principal trabajo será tomar maestría de esta habilidad Y David, tu
tarea quizás pruebe la mas difícil. Tu debes reentrar al ejercito de Avera -- ”
“¡Que! ¡Seguramente mis oídos me mienten a mi hoy! ¡Esa bruja no puede
seguir viviendo! ¡Por el Sueño de Narain, Esteban! ¡Tiene que haber otra forma!”
“Si la hubiera, yo te la diría. No la hay. Nadie mas puede lograr esto, David.
Para crear la victoria, tu te debes ir de aquí, reunirte con el ejercito Salaziano lo más
rápido posible y lo más rápido posible trabajar tu camino al Consejo Interno de
Avera.”
“¿Cómo la voy a encontrar a ella? ¡Este es un grande y ancho mundo!” Era
una excusa débil, pero parecía ideal en su desesperación. ¿Iba a ser la paz de Vashti
ser suya ahora solo en recuerdo? ¿Qué mal el habría cometido para que su vida
tomara un camino tan doloroso?
Esteban sonrió, un poquito irónicamente, un poquito amargamente, y contestó,
“Hoy ella esta con sus ejércitos en Calantha -- ”
“¡Calantha!” exclamó Jonathan, al mismo tiempo compartiendo
completamente los sentimientos de Susana. “¿Entonces, las historias de Sanel del
shara Marte son literalmente verdaderas? ¿Hay un mundo mas allá del Quemante
Mar?”
“Lo hay. Esta misma primavera, Calantha ha caído ante Avera, terminando sus
milenios de independencia. El Imperio Salaziano ha unificado los hemisferios norte y
sur.”
“¡Pero, Esteban!” exclamó David, aun más frustrado. “¿Y que? ¿Qué
posiblemente tiene que ver esto con nosotros? ¿Qué diferencia hay de quien reine en
el mundo externo?”
“¡David, David! ¿Aun no has entendido las historias de Gana, de Marte y de
Naisan? En treinta años, tu aun no has descubierto porque a los Quinientos se les
denominan los Perdidos? ¡Nadie vive solo. Vashti se quemará como una mariposilla
con el fuego en los fuegos de la Vaciedad de los Rakshasas si los celestiales pierden
el control de este mundo. ¡Nunca un ser vivo esta aislado de todos los demás! Nadie
nunca puede vivir solo – Teniente.”
Escuchando su rango después de tanto tiempo fue como un balde de agua fría:
David retrocedió como si a el lo hubieran golpeado. ¿Estaba el predestinado a
perderlos a ellos, para reunirse con el enemigo? ¿Iba el a ser un esclavo otra vez?
¿Qué no tenía libre albedrío? ¿No podría el simplemente negarse a dejarlos? ¿Qué
disturbios malos lo habían dividido a el de los Quinientos? Era verdad que el no había
aprendido a ver y escuchar a Almira bailando en cada partícula de la creación como lo
hacía Jonathan y Susana, pero otros pocos tampoco habían logrado esto: de hecho,
solo Leora y Simón, ¿Qué pecados en su infancia le habían hecho merecedor de un
destino tan infernal?
“¿Qué tengo que ver yo con todo esto?” el exclamó, mas molesto que
temeroso. El vió desesperadamente a Susana y a Jonathan por apoyo; ellos regresaron
su mirada con una compasión mas que fuera de lugar por su entusiasmada
anticipación de su viaje. Encontrando poco abrigo en cada amigo, David suspiró
pesadamente y miró sobre Vashti. El pudo ver a muchos de sus amigos abajo,
gozosamente organizándose en sus tareas nocturnas, sin la menor idea del sufrimiento
que el estaba soportando. ¿Por qué? ¿Por qué yo?
Esteban contestó muy despacio pero con calidez, “¡David! Confía en la forma
que los Siete han ordenado nuestra edad. Créeme cuando yo te digo que no hay otra
forma. Tienes que ser tu: ¡Tu eres la llave perdida! Incluso ahora, los Celestiales y
los Rakshasas luchan por tu espíritu. Tu no sientes casi nada de esto por el poder
benéfico del Uno en Vashti.”
“¿Qué es lo que eso se supone que debe de significar?” preguntó David sin
quitar la mirada del valle. ¡Nunca había sentido tanta angustia! ¡El haber vivido en un
éxtasis como éste por tanto tiempo, ahora ser forzado a regresar! El pensamiento de su
inminente condenación era peor que despertar en el infierno.
“Déjame explicar. Antes de que Avera tomara maestría incluso de su país
original Salaz, los Rakshasas le dieron a ella la gema Starbha, arrebatada de Joab
cuando el Mundo de Almira fue destruido. Ellos vieron en ella su mejor esperanza en
conquistar la Tierra y liberar a su Señor Valin.
“Joab hizo lo que pudo para esconder Kaysta de los Rakshasas, pero el día se
acerca cuando Avera también se adueñe de esa gema. Su posesión de las dos mitades
de Kaystarbha no es en si misma suficiente para que ella pueda liberar a Valin, ¡Pero
ella en su momento también descubrirá el cetro de diamante de los Guardianes de la
Promesa!” Esteban tomó una pausa, mirando a David para animarlo en su comentario.
Pero el Salaziano aun miraba con temperamento a Vashti y no dio signo de
comprender las palabras de Esteban. Susana sin embargo, las entendió totalmente.
Ella miró a Esteban con amor y dijo simplemente, “Entonces. Nosotros estamos
muertos.”
David y Jonathan la miraron a ella, pero Esteban no pudo contener su alegría y
sonreír a su sabiduría. “Pronto. Pero la Emperatriz no de una vez ganará total
conocimiento del cetro. Tu tienes razón, por su puesto: Si ella solo lo rompiera, cada
uno de los Quinientos moriría – instantáneamente.
“David, tu debes entender: Gana parcialmente falló en su cuarta tarea. Por lo
tanto la radiancia de Para ha terminado: sus gentes entraron en un estado trace similar
al dormir. Cuando Gana fue expulsado del mundo que el creo con Almira antes que
nuestro Cosmos empezara, el Hilo Dorado del sistema nervioso universal fue dañado.
La única herramienta en la creación juzgada tan suficientemente poderosa para
prevenir a este Universo de terminar inmediatamente era el cetro de diamante de los
Guardianes de la Promesa, ya que encarna el poder del principio y el final de la
creación. ¡La totalidad de la vida del Universo ahora fluye a través de ese
instrumento! David, tu debes detener a Avera a que lo destruya hasta que nosotros
estemos preparados para restaurar al mismo Gana. Esta es tu segunda tarea. El
tercero y mas difícil es el hacer que ella lo rompa en el momento preciso, entonces
tomarlo y a Starbha y Kaysta de ella y regresar a Vashti.”
“¿Y entonces?” David no estaba siguiendo a Esteban bien. Sin embargo, el no
pudo evitar estar fascinado por la mención de Gana. ¡Si solo el fuera testigo en ves de
un participante! De pronto el vió duramente en su mente: ¿Cuál fue el origen de ese
pensamiento? ¿Qué puede ser posiblemente mas importante en la vida además de
ayudar a Gana? ¡El debería de sentirse agradecido por esto! ¿Qué estaban causando
esas dudas? ¿Estaba Esteban en lo correcto acerca de la batalla Rakshasa-Celestial por
su mente y su corazón?
“¿Y entonces? Entonces toda voluntad termina correctamente. El cetro y las
gemas gemelas son los requerimientos finales, pero solo si tu las traes a ellas en el
momento oportuno a mi en la presencia de Vanas. Entonces los Quinientos
regresarán al Mundo de Almira, el cual re despertará en si mismo; Gana regresará a la
total cordura. El Sistema Nervioso de este Universo será reparado; el error de Gana
en su cuarta tarea será corregido; Almira continuará con su plan evolutivo para
nuestro Cosmos. Pero si tu fallas y el Cetro de Diamante es roto antes de que estemos
listos -- ”
“Entonces todo ha sido en vano,” terminó Susana. “Gana y este Universo de
su creación tendrán que empezar de nuevo. ¡Almira me dijo esto! Todavía incluso
Ella no conoce otra manera de ganar el cetro de los Guardianes de la Promesa, David.
Ayudar a Gana directamente es sus mas elevadas tareas esta prohibido incluso a Ella.”
“¿Pero, Porqué? ¿Por qué yo? Deben de haber muchas maneras de lograr
esto.” David no estaba teniendo mucho éxito en aquietar sus dudas: ellas se seguían
levantando como si el estuviera siendo llenado con los deseos de alguien mas. Nunca
desde que el entro a Vashti el había experimentado una distorsión mental de
confusión. Las muchas joyas de Vashti de abajo destellaban amoroso gozo en la luz
de la luna, pero David no podía ver su gentil belleza: el estaba demasiado ocupado
pensando si su vida otra vez volvería a ser ideal. ¿Por qué?¿Por qué yo?
“No,” contestó Esteban muy despacio, observando al Salaziano muy de cerca
para ver si ellos ya habían fallado. Pero David era inescrutable, tan ilegible como
siempre lo había sido, una conciencia perfectamente opaca, intocable por la mente del
shara, invisible a su comprensión intuitiva. Era exactamente como si su esencia
viviente, parte y parcela del Uno que respira a través de toda la creación, estuvieran
rodeadas por un muro impenetrable de Vaciedad, impermeable al poder del shara,
¿Por qué?
“No. Fuera de todos los incontables billones del Universo, solo dos aun tienen
la habilidad para levantar el cetro de diamante. La identidad de estos dos es bien
conocida. Una es el instrumento en jefe de los Rakshasas – La Emperatriz Salaziana
Avera. Y el otro, David, es el único que lleva la Victoria o la Condenación de nuestra
edad y por nuestro Universo en sus manos. Ese uno no es otra persona que – tu.”
David sintió la presión de este conocimiento empujando en su mente como la
inundación de un huracán comiéndose un dique de tierra. Sus ojos se cerraron y su
cabeza se inclinó hacia delante mientras el trataba de tomar maestría de su fuerza sin
dañar su mente. El no podía negar esta horrible presencia, no la podía ignorar, no
podía mover su curso en ninguna forma: su poder desenfrenado mantenía montándose
con intensidad hasta que el sintió que su cráneo mas aseguradamente iba a estallar
desde este terrible poder. ¿Por qué?¿Por qué yo?
∼∼∼
Cuando ellos regresaron, David estaba cargando una inmensa flor dorada,
cada uno de sus cientos de pétalos radiante con su propia luz interna. Jonathan
exclamó, “¡Yo no pude cortarla aunque traté con todas mis fuerzas! ¡Sin embargo
cuando él la tocó, se cayó en su mano!”
Esteban rió con gozo al ver el Uno ahora tan claramente en el rostro de David.
¡Seguro que la flor de Vanas podrá completar su viaje a los celestiales! “Ahora
ustedes tres entienden porque deben de portar este mensaje doblado en tres para
Arturo.”
David lo miró a él con claridad y dijo calmadamente, “Yo voy a hacer lo
mejor de mi para satisfacer tu voluntad, mi shara. Pero antes que yo deje este paraíso
de la creación de Ishtar, me gustaría saber tu explicación porque Joab nos nombro a
nosotros ‘los Perdidos.’”
“¿Has observado que el numero de seres humanos en este valle es quinientos
cuatro?”
“Si, por su puesto, ¿pero que importancia tienes eso? Seguramente que Joab
estaba dando una aproximación.”
“No. Cuando el Guardián de la Promesa dijo, ‘Los Quinientos,’ el quiso decir
exactamente lo que dijo. Los tres de ustedes y yo no somos de su numero. En el
instante final cuando Gana fue expulsado del Mundo de Almira, quinientos celestiales
fueron jalados hacia abajo dentro de este Universo con el. Estos son nuestros
Quinientos; la evolución de sus mentes de regreso al Uno es la herramienta mas
poderosa que nosotros tenemos para regresar a Gana a si mismo.”
“Si nosotros no somos de los celestiales perdidos, ¿Entonces, quienes somos?”
preguntó Jonathan sorprendido.
“Quizás tengas dificultad de entender esta respuesta por algún tiempo: no es
un entendimiento fácil. ¡Tu y Susana son las manos izquierda y derecha de Almira!
Tu, Jonathan, eres la Serpiente Blanca, la copia de Almira de Sesha; tu Susana eres el
Lagarto Negro, la copia de Almira de Heramann. ¿Pero quien eres tu, David? Eso no
lo sé.”
“¡Que!” el Salaziano respondió con asombro. “¿Por qué?”
“¡Yo no sé! Y no es por falta de tratar. Desde el día que entramos a Vashti, he
intentado mover mi consciente dentro de ti. Hay un bloqueo en mi mente – una
restricción que me mantiene alejado de entenderte. Desde nuestro primer momento
aquí, no he sido capaz de tocar tu espíritu, de conocerte como lo hago con el resto de
los Quinientos, para moldear tu conciencia con la de ellos dentro de una sola masa de
luz y poder. De todos en el valle, tu solo estas para siempre mas allá de mi
habilidad.”
“¿Por qué?” preguntó David otra vez, confundido.
“¡Te digo que yo no sé! He teorizado que tu estas conectado con el
rompimiento del Hilo Dorado, la ruptura que mantiene a Para congelada, la ruptura
que mantiene a Gana vagabundeando en una loca imitación de la vida, la ruptura que
mantiene las fuerzas del Uno en este Universo tan débiles ante las fuerzas de la
Vaciedad. Esto es porque solo tu puedes portar la flor de Vanas y el Cetro de
Diamante.
“¡No puedo decir mas, yo no se mas! Pero ustedes se deben de ir ahora: al
medio día deben de pasar la cúspide, o sino estarán atrapados por el amargo frío de la
noche, desprotegidos en las altas colinas. Simón les hizo a ustedes estos zapatos para
la nieve; ellos están llenos con el poder del viento, ellos harán su viaje ligero. El
también hizo esta joya de madera de maple para mantener y proteger a la flor de
Vanas.
“Un ultimo consejo yo les doy. Recuérdenlo bien: No por orgullo dependan
solamente de su propia fortaleza. Hagan todo juntos mientras puedan. Un cordón de
tres vueltas no de rompe fácilmente.”
Susana, su brillante mente coloreando sus palabras con radiante dorado, dijo,
“Esteban, antes de marcharnos, hay algo que también yo te quiero preguntar.”
“Tu ya sabes, ¿No es cierto?” Nadie mas nunca llenaría su mente y corazón.
Ella era la perfecta encarnación de Almira en carne humana; total maestría estaba
dentro de su alcance. Los Quinientos eran como niños para ella. ¿Podría otro mundo,
podría otra edad florecer con su regreso? ¿Regresaría ella algún día corriendo a el
sobre lomas esmeraldas, en túnicas azules y amarillas en un nuevo principio? El
nunca había amado más a alguien – nunca el lo haría.
Susana, sintiendo la separación tan profundamente como el, lo miró con
lagrimas llenando sus ojos y contestó suavemente, “Si, mi amado. Pero yo deseo con
todo mi corazón escuchar a mi shara decirlo. Esteban, nos dirás simplemente en esta
división que tu eres el Señor Gana?”
El sonrió amargamente y replico, “Tu lo has dicho, lalasa. Arturo y yo
laboramos para completar la Quinta Tarea de Gana. Jacob paso su vida en el Pozo,
levantando energía radiante de la vida, el poder manifiesto del Uno a través de
Almira, desde el cuarto centro al quinto. De esta manera nuestro dañado Universo
empezó a ser reconectado a su Fuente. Del amor a la humanidad, Jacob abandonó el
Pozo; su inocente acto puso en peligro a toda la creación. Pero por quien el era, el
tuvo suficiente talento para crear una alternativa. El externalizó la cadena conectora:
el creó a Arturo, a los Quinientos y a mi para portar la carga de la continuación. Y
ahora su sacrificio en dejar su hogar hará la primera escena del acto final que
repondrá a Gana a si mismo.”
∼∼∼
El Shara observó a los tres mensajeros correr montaña arriba, sus voladores
pies casi pero no realmente tocando la nieve. El suspiró, oprimido por el peso de su
futuro. Ahora solo es unos escasos veinte años para que el resto empecemos a ser
como estos tres. ¡Que tarea! Me pregunto, ¿Será posible para mi lograr mi pequeña
parte en esta era?
Elizabeth vino corriendo montaña arriba y rompió su lúgubre contemplación
antes de que realmente empezara: “¡Esteban! ¡Gracias por dejarme acercarme a ti!
¡Hoy cumplo ciento once! ¿Puedes creerlo? ¿Me veo un día mas vieja como si tuviera
veinte? Y yo, eso es Aldis y yo, bueno nosotros – ¡El me preguntó que si me quería
casar con él! ¿Lo apruebas tu?” Ella le sonreía a él con entusiasmada esperanza,
difícilmente al audaz deseo él consentiría a sus boberías, todavía fervientemente
deseando que el apruebe. ¡Esto haría a Aldis tan feliz!
El shara le sonrió ampliamente a ella y dijo con intensa calidez, “¡Elizabeth!
Gracias por responderme.” Y el le dio tal amor que desde ese momento ella nunca
otra vez dudó que Almira vive tan completamente y hermosamente en su corazón
como lo hace en el corazón de todos los demás ...
∼∼∼
Pronto después del medio día, los tres mensajeros se paraban en la colina mas
alta de la montaña y miraban a lo lejos, con una pensativa mirada de regreso sobre
Vashti, su hogar por treinta años. “Hasta pronto, Guardián de la Promesa Esteban,”
Susana susurró, sorprendida por la insatisfecha esperanza en su pecho aun estaba
presente. ¿Qué es lo que ella tendría que hacer con un sentimiento así? ¡Su vida no era
una vida del mundo! Girando su mente de la no familiar emoción, ella agregó a voz
en pecho, “Hasta pronto de hecho tu y todos en ti! ¡Vamos hermanos!” Ella los dirigió
rápidamente por un costado de la montaña.
Unidos en la mente y el corazón, Jonathan y Susana y David regresaron al
gran y ancho mundo.
Ellos no fueron solos: rodeándolos por todos lados había cientos de miles de
celestiales. Sus energías doradas, plateadas y multicolor llenaban los cielos con
hermosura sobrenatural tan lejos como los mensajeros podían ver. Esta era la reunión
mas grande de las fuerzas del Uno en el Universo desde el día que el shara Gana con
sus Diez Mil se unieron a los Vidyadharas y los Ciento Ocho Señores de Etan
dirigidos por Orah, Sravasa e Ishtar para sacar a Valin de su trono de diamante dentro
de su cárcel sin fin.
Pero en esos tempranos días de completación, los fuerzas de la Vaciedad
habían sido más débiles: ellas solo se había recobrado parcialmente de su inesperada
derrota sobre Martanda; los muros de fuego Asur de Valin cayeron relativamente
fácil. Gana alcanzó su nuevo mundo sin siquiera perder a uno de sus refugiados.
Pero hoy, el balance había cambiado: los Vidyadharas estaban extintos; la
inpasable sabiduría de Kanaan-dora se había completamente perdido del mundo; los
Señores de Etan estaban trabajando en otras regiones del Universo para adelantar la
intención del Gran Padre. Los Celestiales aun eran una gran fuerza, pero desde el día
que Gana fue envenenado y la Raza Solar efectivamente finalizada, casi nadie de
nuestro mundo siquiera sabía que existieron. Y nadie sabía nada sino rumores y mitos
de la ciencia de los Guardianes de la Promesa para comunicarse con y hacer mas
fuerte a nuestros aliados en los niveles sutiles de la creación.
Los celestiales estaban por lo tanto cortados del corazón de la humanidad; su
recurso primario de nutrición se había ido. Aunque los celestiales fueran tan
maravillosos, hayan vivido por tanto tiempo y sabios como ellos son, sin la
vivificante interacción de la humanidad con el Uno, su poder en el mundo disminuye
de edad en edad.
Las fuerzas de la Vaciedad habían por lo tanto empezar a ser virtualmente
maestros de nuestro mundo y nuestro Universo; esto fue particularmente verdad desde
la Ruina de ese glorioso bastión del Uno: El Mundo Trascendental De Almira, Para.
Par restaurar su Universo, Almira designó este mensaje el día que ella dirigió a
los refugiados de Kanaan-dora a nuestro mundo. Planeando la eventual reintegración
de Gana con el entendimiento elevado, ella formó dos estatuas desde su persona y
respiró vida dentro de la semilla del Arbol del Mundo.
Joab, entendiendo su intención, comentó en su Historia del Señor Gana,
“Cuando la dorada flor del Arbol del Mundo y las inmovibles estatuas salgan de
Vashti, el Final de los Tiempos empieza.”
Pero no fue claro si cualquiera de los dos, Almira o Joab, habían previsto
cuanto tiempo pasaría a favorecer a las fuerzas de la Vaciedad...
Los Rakshasas también sabían lo que la entrega con éxito de este mensaje
podría augurar para el futuro reinado. Ellos no sabían exactamente cuando los tres
saldrían hacia fuera, ya que ellos aun estaban eliminados de Vashti. Pero cuando
destrucción de Calantha de Avera fue una certeza, ellos sabían que pasaría pronto.
Por lo tanto el instante que los mensajeros dejaron el protegido valle, ellos
fueron detectados. No tomó mucho tiempo para los Rakshasas para juntarse y atacar
al ejercito celestial que los protegía. Clavándose en olas sobre olas de Vaciedad, ellos
vinieron una y otra vez, sacrificando vida tras vida en la esperanza de liberar a su
aprisionado amo.
Los Celestiales no eran como alguna vez lo habían sido, todavía eran
poderosos en el uso del Uno: un dorado hemisferio de protección se formó alrededor
de los tres mientras ellos corrían a través de las montañas, fuertemente apretando sus
preciadas cargas.
∼∼∼
“¡Que podemos hacer! ¡Las hojas no lo reviven!” Jonathan nunca había
experimentado tal agonía. “¡Porque lo dejamos ir solo! ¡Esteban nos ordenó nunca
apartarnos! ¡Lo hemos traicionado, hemos traicionado a Gana, hemos traicionado a
todos!”
“¡Debemos usar el pétalo roto!” Susana también sintió el horror, pero estaba
firme en su decisión. ¿Qué otra opción tenían ellos?
“¡Pero la flor debe de llegar completa!”
“¡El no puede llevarla si se queda muerto! Yo lo haré. La total responsabilidad
es mía.” Ella apachurró el pétalo y frotó el pecho de David.
Dos minutos de continuo trabajo, no pasaba nada. Concentrando toda su
energía, ella exclamó. “¡Almira!” ¡Ahora, si nunca antes! ¡Ahora, para que el mundo
continué! ¡Ahora, en respuesta a nuestra vital necesidad!” Susana empujó el pétalo
profundamente dentro de su herida en su pecho.
Con un atragantado sonajeo, el aliento de David se movió otra vez; el asumió
otra vez el peso de la vida. Sus ojos se abrieron de golpe con rabia como el gritó,
“¿Tu te atreves a re llamarme? ¡Yo estaba libre! ¡Almira me había dado la bienvenida
a casa! Pero escuchando tu llamado, ella me ordenó que regresara, para servir en la
lucha final de este Universo. Entonces el dulce aroma de Vanas me buscó y me trajo
de regreso con el. Tuve que regresar a la oscuridad, perdiendo la Belleza, perdiendo
la Verdad, perdiendo la Vida, por una sola razón. ¿La conocen?”
Jonathan estaba lleno de gozo para seguir su emoción, pero Susana entendió
sus palabras y mantuvo un acongojado silencio. ¿Se había ella destruido a si misma?
∼∼∼
Los mensajeros estuvieron bien protegidos por el resto del día: el sacrificio de
David había limpiado las ultimas fibras de Vaciedad de su espíritu. El estaba libre de
los Rakshasas ahora, Por lo tanto completamente invisible a ellos. Con no apego a la
creencia de auto condenación entre los tres humanos, los Rakshasa no tenían un arma
efectiva en contra de los celestiales; por lo tanto el éxito de completar este nivel
estaba asegurado. Los celestiales formaron un poderoso arco de luz sobre los tres,
suficientemente grande para poder ser visto por muchas leguas.
En Vashti, los Quinientos observaban la gloriosa luz de un perfecto arco iris,
muy alto sobre las montañas del sur; Esteban se regocijo cuando se enteró que David
tomó maestría de su primera tarea.
∼∼∼
A la puesta del sol, los mensajeros estaban bajo la línea de los árboles,
corriendo hacia abajo a través del prado alpino. “¿Esa arboleda de abetos?” preguntó
Jonathan con un enorme bostezo. “Yo no se ustedes dos, pero yo estoy exhausto.”
David y Susana siguieron su guía sin comentario; pronto los tres estaban acomodados
sobre as suaves agujas de los pinos para pasar su primera noche en el mundo exterior.
Aunque solo uno tuvo un descanso pacifico, ninguno de ellos escucho a los
observadores acercándoseles. Al amanecer, ellos fueron despertados por un grito,
“¡Jo, Jacobi! ¡Aquí ellos yacen!” Los mensajeros se quedaron viendo hacia arriba a
las puntas de veinte flechas listas para ser disparadas, preparadas por veinte idénticas
y magníficas mujeres pelirrojas de quizás unos veinte otoños, vestidas como ellos, en
simples lanas.
David dijo con cierta ironía divertida, “Nosotros no queremos lastimarte, pero
venimos con un mensaje para Arturo.” El se le quedó viendo a una de las veinte
mientras el hablaba. Su atención enfocada fue suficiente para destruir la ilusión: las
veinte se fundieron en una sola.
Ella bajo su arma y lo miró con un asombro al borde de la veneración.
“¡Perdónenme!” ella exclamó, arrodillándose ante ellos. “¡Tu maestría estaba tapada!
Yo soy Estebana, la hija mas joven de Arturo y Débora, a su servicio.”
Un enorme león con una melena dorada brincó dentro de la arboleda de abetos
desde colina arriba. Estebana levantó su mano a el; el león vino a ella y la tocó. Ella le
susurró; el león se desvaneció y en su lugar otra mujer estaba parada. Si fuera
posible, ella era aun mas hermosa que Estebana, con dorado cabello cascadeando en
gloriosa profusión alrededor de sus perfectas facciones. Ella miró a su hermana por
un momento, leyendo sus pensamientos, entonces se le quedo viendo a los
mensajeros. “¿Cómo puede ser que dos Salazianos estén entre los Perdidos?” Ella
preguntó con una firme pero ligeramente temblorosa voz. “En los escritos de Joab,
solo se menciona a uno, el Ultimo Viviente Uno; padre explico que este debe ser
ciertamente el teniente conocido como David. ¿Quién, entonces, eres tu?” Jacobi
podía percibir la radiancia y poder de los tres, pero su estudio de los misterios de los
Guardianes de la Promesa había incrementado su precaución: Los Rakshasas eran
ingeniosos en su perversidad de torcer los sentidos humanos.
Susana le sonrió cálidamente y les contestó, “Mi madre Leora había nacido
Salaziana. Ella fue la hija de un embajador y vivió toda su vida en Falón. Ella fue la
novia de Sanel.”
“¡Sanel!” exclamó Jacobi, enrojeciéndose. Ella también cayó a sus rodillas
ante los tres. “¡Les ruego mi perdón!” ella exclamó en una voz que manifestó
incremental luz y poder. “¡Finalmente escuchamos de los Quinientos! Hago homenaje
a los Perdidos.”
“Jacobi, mi hermana mayor,” dijo Estebana, un poco divertida por sus
excesivas emociones. “Buscadora de la maestría de los secretos de los Guardianes de
la Promesa en vez que la sabiduría del mundo. Pero perfectamente en lo correcto de
su interpretación de la tormenta de la noche anterior, suficientemente eso es cierto.”
“¡Su viaje de Vashti no puede ser en un momento mas auspicio! Exclamó
Jacobi gozosamente, regocijada por la satisfacción de su creencia. “Padre ha
alcanzado la ultima crisis de su crecimiento --”
“¡Entonces llévanos rápidamente con él!” interrumpió David, dando una
mirada de desconcierto al suroeste. Una gran fuerza de Rakshasas se estaba juntando
allí, asemejándose a algo como un vasta nube de truenos.
∼∼∼
Sonriendo para si mismo por un David mas joven, el dijo gentilmente, “No,
Estebana. No, Jacobi, no esparzan sus ilusiones ahora. Ustedes no pueden engañar a
uno como este. Y no piensen que podrán sobrevivir su cólera.”
Los cinco de ellos no estaban lejos del pequeño valle de Arturo y Débora: su
pequeña cascada había sido visible desde la ultima loma. Como ellos esperaban con
entusiasmo, seguridad y duda, Estebana pensó, ¿Qué caballo puede correr tal
pendiente?
Rápidamente, increíblemente rápido, el increíble corcel blanco, por encima de
una gran piedra se detuvo, vaporizando, los encaro. Era el mismo caballo y jinete que
se encontró con Jacob treinta años antes sobre la carretera a Falón, pero ahora Nuriel
estaba enfundada.
Los cinco se le quedaron viendo al Dorado Jinete con asombro, sus mentes
sobrecargadas por su poder manifiesto, sus corazones explotando con asombro, sus
cuerpos congelados de la presión de su presencia.
David integrando la masiva fluidez de vida suficientemente para decir, “Los
mensajeros de los Perdidos abandonan sus vidas al Maestro de esta Era. Nuestras
herramientas son tuyas; nuestro mensaje esta en tus manos.” El abrió la joya de
madera de maple y ofreció la única flor. Jonathan y Susana le siguieron y ofrecieron
las estatuas.
El Dorado Jinete se inclinó hacia ellos y sonrió. Sus resonantes palabras se
movieron dentro de sus mentes casi como si ellas fueran sus propios pensamientos:
“Yo los reconozco a ustedes, como ustedes lo hacen conmigo. Una vez use la capa de
los Guardianes de la Promesa; cerrado de hecho yo vengo a traerles perfección a
nuestro mundo.
“Cerrado de hecho yo vengo, pero el huracán de la desesperación destruyó mi
jardín al final. Desde la Ruina la cual nos disminuyo a todos nosotros, los hombres,
me han llamado seguidamente, Muerte, pero ocasionalmente, Vida. Pero ante mi
congelada desesperación, en tiempo pasado todos ustedes me conocen como – Joab.”
¡Mi mente!
¡Mi mente se quema en el infierno!
¡Como puedo ver otra vez como respirar en paz otra vez como ser otra vez
como otra vez con todo perdido!
¡El dolor!
¡El dolor de la condenación!
¡Condenación Eterna!
Una presencia me profana --
Una presencia la cual se aprovecha de civilizaciones corruptas
Una presencia la cual festeja en mundos asesinados.
“¡No, shara!”
¿Rodavi? ¡No volverá a hablar!
“Hay un movimiento en aguas profundas,”
¡Yo no debo escuchar esto!
“Un espíritu de fuego y regiones Cósmicas,”
¡Maldito seas! ¿Porqué me atormentas?
“Viviendo para siempre en la luz del joven y el amanecer.”
¡Vete, tonto!
¡Tu pecaste en mi contra para despertarme de mi tumba!
¡Mis amigos me ultrajan!
¡Mis enemigos me ridiculizan, se regocijan en mi ruina!
¡Mi sendero es angosto cortado entre la Vaciedad y el inmortal fuego del
infierno!
Esperanza perdida
Perdida...
Todos, todos estamos perdidos
Todos
Kanaan-dora
Martanda
Krishanu
Para
Almira asesinada otra ves y todavía otra vez
Para siempre
Todo quemado todo destruido todo arruinado todo masacrado
En la destrucción de cada mundo.
¡El dolor!
¡El encolerizante, quemante dolor!
¡Rompe la tierra, devora mi podrida carne!
Que mi mente
Que mi amada gente
Que fue –
Que fue – el pasaje...Si, eso se hace por cordura – la escena que Rodavi
amaba tan bien para mi juego Bethmac, que quizás eso ahora podría darle vuelo al
aro –
∼∼∼
∼∼∼
El sueño concluyó una final vez con la muerte de Almira a su mano. Con un
suspiro que cargaba el peso del mundo, Gana despertó por segunda vez desde que su
muerte viviente empezó. Siete años mas habían pasado, el estaba ahora en la capital
de Avera, Rhodos, en demostración en el Museo Imperial.
Su mente, clara solo por un momento, fue rápidamente enterrada otra vez por
un incesante martilleo del estribillo de los “seis años.”
Rompiendo sus cadenas de acero como si fueran de barro, Gana destrozo el
aparador de vidrio y salió empujando a través del alboroto de gritos que así había
creado, de regreso a una ciudad que no había existido por aproximadamente catorce
mil años, clamando su verdad al mundo indiferente, “¡Tontos! ¿Por qué no escuchan?
¿No van a entender? ¡El sexto año ha concluido!”
∼∼∼
Avera ojeó su nueva posesión con una extraña mezcla de atracción, repulsión
y una profunda fascinación que parecía más de lo que una estatua debiera dársele
merito.
“Golranel,” dijo ella con pasión fogosa, “¿Cuál es la fuente de este
maravilloso arte? ¿Quién la talló? No puede ser vieja, y aun parece sin tiempo –
perfectamente esculpida por un maestro de clase que no vive en Nuestro dominio.
Explícalo.”
El general mayor la vió con curiosidad, sorprendido de escuchar tales
emociones en su voz. ¿Podían los sentimientos humanos aun ser generados por ese
mecánico corazón? Hacía largo tiempo que había concluido que era imposible.
“No estoy convencido, Excelencia, de que esto es una escultura. Pienso que
son los restos de un hombre, perfectamente preservados por un desconocido arte.
Tócala, encontrarás que hay algo de tibieza siempre en ella. De hecho, es una
suavidad como carne viviente.” Había solo una manera de explicar una cosa tan
improbable. ¡Pero la explicación misma era imposible!
“¿Esto estuvo alguna vez vivo? Estamos de lo mas intrigados. Si esto fue una
vez un hombre, ¡Nosotros lamentamos el día de Nuestro nacimiento por no haberlo
jamás conocido! ¡Nunca ha habido uno más noble! ¡Hemos sido cegados por los
hombres pobremente hechos entre Nosotros! ¡Nuestros sentidos han añorado por tal
plenitud – nunca de nuevo estaremos contentos con los débiles esclavos de Nuestro
reino! Este hubiera sido un verdadero adan -- ¡No! ¡Un emperador para compartir
Nuestro trono! ¿Cuál es su historia?” ¿Cómo podía una estatua moverla así? Ella no
había sentido tal pasión en años. Pero entonces, esa estatua poseía tal increíble
belleza...Avera deseaba conocerla. Y se sentía incrementadamente frustrada de que su
deseo jamás podría ser satisfecho.
“Era un tesoro de un gobernador en el Sector del Este. esa división de
caballería asesinada al hombre hace seis años, ¿Recuerdas? Esto fue encontrado en
medio de los muertos, casi como si los hinchados cadáveres tirados por todas partes
fueron lazados por esto. El gobernador pensó que la presencia de esto era demasiado
bizarro para ser incluido en su reporte. Entonces también, el tenía miedo de que fuera
un máquina --”
¡Escucha!
“¡Escucha primero mi canto de Gana, padre inmortal de nuestra raza!
“¡Gana el shara, Gana el único verdadero adan! ¡Gana el maldito!
“¡Asesinado por el hijo de su hermana antes que la semilla del Arbol del Mundo se
perdiera o las Separadas Gemas robadas de las manos de la Estatua Viva!”
∼∼∼
El hacer un mapa del planeta desde el cielo, Avera derramó la totalidad de los
recursos del Imperio en navíos aéreos. ¿Dónde estaba el valle? ¿En que cadena? Cada
área debe de ser fotografiada. Ella no disminuiría la presión de sus científicos hasta
que sus maquinas lo puedan hacer. ¡Ella debe reinar para siempre!
Aun con incluso la totalidad de la riqueza del Imperio canalizada por su
indomable voluntad, pasaron siete años completos después de la ruina de Calantha
antes de que el primer sistema de jet de propulsión probara efectivo; tres años mas
pasaron antes que estuviera ampliamente aplicado y su equipo suficientemente
refinado para concluir el trabajo fotográfico.
“Parece que no hay tal valle,” contestó David tristemente. “O cuando menos
ninguna fotografía lo muestra.”
“¡Por el maldito cetro de diamante. Su fortaleza debe de estar bajo tierra.”
Avera se puso de pie abruptamente de su escritorio y fue a zancadas a su ventana.
Agarrándose las manos fuertemente detrás de ella, ella se quedo viendo sobre la
inmensa y gris capital.
“Debe de ser, su Excelencia. Joab nunca ha sido probado equivoco antes. Y el
hizo no menos de sesenta y cuatro referencias a Vashti.” David pausó, limpio su
garganta, entonces agregó, “Ah, su Alteza. También tengo un reporte de chiquillos
perdidos en el Sector este. ¿Lo desea ahora?”
Ella no se movió y no dio respuesta. David esperó unos cuantos instantes,
trabajando arduamente para tomar maestría de la repulsión que el siempre sentía en su
presencia, entonces continuó. “Como usted sabe, su Excelencia, los primeros bebes
fueron robados poco después de la ruina de Calantha. A la fecha, aproximadamente
diez mil han desaparecido. He hecho una distribución en este mapa. ¿Le importaría
verlo?”
“¿Ah, Hmm? Si, Puede acercarse a Nuestra persona, Coronel.”
David se apuró a ella desde la mesa del Consejo. “Hay una concentración
aquí, en esta provincia menor, donde -- ”
“¡No allí! No ese era el hogar de ese blanqueado insurrecto, ese falso
Guardián de la Promesa, ese -- ¿Cuál era su nombre?” Ella regresó a su trono: a ella
no le gustaba estar demasiado cerca de nadie.
“¿Jacob, su Excelencia? El mismo. Yo he estudiado su Movimiento, como lo
he razonado puede existir alguna relación con los bebes.”
“¿Tu eres tenaz, no es cierto?” ella murmuró en un tono vagamente malicioso.
Ella lo encendió casi al mismo tiempo, considerando que el joven Coronel no era
merecedor del problema. “Pero, eso esta bien. Hay muy pocos oficiales
verdaderamente competentes en Nuestro personal. Recuérdanos de este pastor, este --
¿Cómo se llamaba? -- ¿Jacob?” Ella tomó un pequeño globo y empezó a girarlo muy
despacio, aparentemente mucho mas fascinada por sus colores en movimiento que de
su nuevo ayudante o sus palabras.
“Si, su Excelencia, Jacob. El era un – hombre simple quien apareció en Falón,
la Ciudad Condenada, unos días antes de que fuera nivelada. El inspiró a mil
quinientos a irse antes de que nosotros la destruyéramos.”
“¡Una acción sabia!” ella exclamó contentísima, girando el globo mas
rápidamente por el alegre recuerdo. “Esa alianza de los demonios blancos destruida
pronto después de eso.”
“Si, su idea fue aparato estratégico primordial. Ahora, este Jacob dirigió a
quinientos --”
“¿Quinientos? Tu dijiste Quinientos?” interrumpió Golranel, apoyándose
hacia delante en su silla y viendo intencionalmente a David a través de sus gruesos
lentes de orilla de cuerno.
“Si, quinientos. Por su puesto que es remotamente posible que estos puedan
ser los Quinientos de la Generación Perdida, pero no es muy probable, ¿Lo es? Jacob
dirigió a los refugiados al norte; de ninguno de ellos se volvió a escuchar algo.
Probablemente ellos murieron de hambre, siguiendo al loco hombre. O quizás
degeneraron en una tribu de nómadas. Hay tantos como esos en el área.
“Cualquier cosa que les haya pasado a ellos es un misterio. Pero Jacob mando
a los otros mil hacia el este. Algunos de ellos han compilado sus Enseñanzas, lo
proclamaron a el un moderno Guardián de la Promesa. Sus palabras se han
dispersado por todas las provincias y son, en mi opinión, una gran causa hábitos de
trabajo ineficientes.
“Ellos secuestraron a los bebes y no han sido detectados a esta secta. Pero,
¿Por qué no tener precaución? Déjanos endurecer las leyes en contra de ellos en todas
partes. Y poner un énfasis mas severo en esa provincia sobre las precisas
interpretaciones de nuestros decretos.”
“Tu estas muy cómodo haciendo Nuestras leyes, joven coronel?” Avera miró
sin parpadear a su nuevo ayudante, examinándolo con intención como si el fuera un
insecto particularmente fascinante que ella hubiera descubierto debajo de un tronco
podrido. El globo en su mano gradualmente dejó de girar; ella no lo volvió a girar
otra vez. David la miraba de regreso, temiendo hablar, temiendo no hacerlo.
Golranel miró de un lado a otro del observador a lo observado por unos
minutos con una sonrisa amarga. Finalmente el tosió y dijo cáusticamente, “¡David!
Yo no estoy satisfecho con tu relato de los quinientos perdidos. ¡Quinientos adultos
desaparecidos, entonces diez mil bebes desaparecidos en la misma provincia cuarenta
años mas tarde! Estas coincidencias de números son increíblemente suficientes, pero
ese Jacob pudo haber sabido por adelantado de nuestro ataque sobre Falón no es algo
que caiga corto en sorprenderme.” El caminó alrededor de la mesa para mirar el
mapa. “Puede haber un valle subterráneo. Si es así, estaría en esta ramificación de la
Cadena de la Espalda – las, ah, Montañas Guardianes.” El puso su corpulento dedo
abajo exactamente donde Vashti debería haberse mostrado.”
“Lógico,” agregó David, agradecido por cualquier distracción de la atención
de Avera, “Si fuera posible que sus descendientes aun existan. ¿Quizás una
investigación de tierra?”
“Que así sea,” contestó Avera, aporreando el globo tan violentamente que se
rajó. “¡Pero, Coronel! Déjanos decirte que tienes que restringir tu astucia. Odiaríamos
perder a un miembro tan joven y prometedor de Nuestro personal a través de un
desafortunado – quiero decir, un excesivo celo.”
“¡Seguro, su Excelencia! ¡Mi único deseo es servir a su excelso trono! De
hecho, yo quisiera usar este momento de su individida atención para requerir una
transferencia al Consejo de Traducciones.”
“¿Qué? Tu nos sorprendes a Nosotros, niño. Tu deseas renunciar a un
departamento en el que tu has mostrado tal promesa para un – para ser gentil --
¿Dudoso futuro entre Nuestros escolares?”
“Así es, su Excelencia. El cuerpo del aire no es mi gran amor, aunque ha sido
una excelente escalera para su trono. Por años, he estudiado Talanese. El General-
Mayor Golranel siente que yo pueda ser de algún uso para él.”
Quitándose sus anteojos de poniéndolos en la mesa, Golranel se acomodó
dentro de su silla, dobló sus enormes manos encima de su enorme estomago y dijo
con una profunda rumba de satisfacción, “¡Esta es mi idea, Avera! Este Coronel no
cae corto de brillantez; su conocimiento de las antiguas lenguas es increíble. El ya me
ha ayudado a entender porciones de los acertijos de Joab; él quizás sea el instrumento
en el descubrimiento del cetro de siamante mismo.”
Avera miró de uno al otro con interés en disminución. Encogiéndose
levemente de hombros, ella le dijo al aire entre ellos, “Muy bien. Nosotros no
queremos restringir nuestro consejo personal, pero prefiero ver que la inclinación
natural juegue su papel. Pero, ¡David! ¡Ten cuidado alrededor de Nuestro Golranel!
El tiene los colmillos de un león, las garras de un tigre y el apetito de un lobo. Solo
Nosotros podemos controlarlo.” Avera estaba moderadamente complacida. Esto
terminará a este joven tonto. El se levanta un poquito demasiado rápido, es un poco
demasiado inteligente. El general-mayor hará una comida breve de él.
∼∼∼
“La última primavera, Papá me ordenó que siguiera a in fiero ser quien estaba
aterrorizando a las tribus nómadas: asesinando a cualquiera que cruzara su camino.
Yo estaba segura que era alguna horrible nueva invención de Avera: Yo nunca pude
verlo claramente por el velo de Vaciedad alrededor de él. Pensé que el estaba
protegido por hordas de Rakshasas. ¡Solamente mas tarde me di cuenta que ellos lo
atacaban, no le ayudaban!
“El camino me llevo lejos al norte el ultimo verano – tan lejos como la tierra
del sol de media noche. Aun así estirándose mas al norte estaban sus huellas en la
nieve.
“Sintiendo un cambio en el aire, tomé resguardo en una cueva de hielo cerca
del pie del glaciar. Y me atreví a un fuego: Estaba segura que nadie del enemigo sería
tan bravo de venir en la tormenta que se aproximaba.
“Mi reflexión en el hielo estaba extrañamente distorsionada; siguiendo una
profunda intuición, cavé dentro del muro de hielo con mi espada y descubrí una
congelada serpiente blanca. ¡Se miraba exactamente como la estatua que Jonathan le
trajo a Papá! La puse cerca de mi fuego y le pregunté lo que sabía de Vashti. Entonces
me reí conmigo misma, preguntándome que pensarías tu de mi, compartiendo mi cena
con una serpiente congelada.
“Justo como me empezaba a dormir, dos docenas del enemigo me atacaron.
Tu sabes que ellos me han perseguido desde que canté en Rhodos la Ruina de Gana.
Aparentemente ahora el poder de los Rakshasas ha crecido suficientemente que
incluso el hombre común puede penetrar mis ilusiones.”
“Eso es una pobre señal.”
“¡De hecho! Yo luche desesperadamente, pero mis defensas eran inútiles –
cientos de Rakshasas estaban peleando por ellos. Los humanos me querían viva, pero
los agentes de la Vaciedad fueron menos generosos: sus espadas infernales y dagas de
fuego no me dejaron vivir.
“Cuando mis últimas ilusiones fueron rotas en añicos, mis ultimas esperanzas
se desvanecieron como un sueño despierto, mis últimos pensamientos se aquietaron al
fracaso, de pronto -- ¡Desde ninguna parte! Una gigante serpiente con doce cabezas se
levanto encima de mi, gritando su rabia. Sus flamas se devoraron a los hombres y a
los Rakshasas igual pero se sintió extrañamente agradable para mi.
“Mis heridas vaciaron mi consciente decayendo de mi. Mi ultima visión fue
de la serpiente – los hombres cayendo heridos de sus babeantes colmillos, Rakshasas
por docenas desvaneciéndose en sus flamas – bañándome a mi con sus sanador
fuego...
“Cuando desperté, los cuerpos del enemigo estaban perfectamente
acomodados uno encima del otro fuera de la cueva. Mis heridas estaban crudas aun
pero bien atendidas; estaba sorprendida que no sentía dolor. Un extraño usando una
capa plateada con esta serpiente enrollada en su hombro estaba sentado por un fuego,
viéndome a mi. Era el hombre mas apuesto que alguna vez pude ver: la luz del Uno
brillaba de él en una gloria multicolor, mas poderosamente de lo que yo he conocido
posible desde un ser humano. Dieciséis celestiales estaban distintamente visibles en
rayos de luz radiando desde su frente, siete mas en círculos concéntricos de luz
fluyendo desde su corazón.
“Yo dije, ‘Bien, mi hermoso hechicero, tu eres un doctor excelso!’ El me
sonrió cálidamente, se apuntó a si mismo y dijo en una maravillosa y rica melodiosa
voz, ‘Swayam Gana-shara’; de pronto yo entendí que mi larga cacería había
terminado...
“El había venido tan lejos al norte en la esperanza de que el frío le ayudara en
su lucha a la cordura. Combinado con mi afortunado descubrimiento de Sesha, había
tenido éxito.
“Yo le solicité a él a que se reúna con el Consejo, seguro que nuestro poder
combinado finalizará en estabilizar su mente. El no quería venir tan lejos al sur; por
lo tanto esperamos a través del invierno, así para preservar el delicado balance que el
tiene con tal dificultad -- ”
En ese instante, Gana salto de las sombras, completamente desnudo, una vez
mas completamente loco. El Uno y la Vaciedad alternaban en salvajes patrones de
luz cegadora y total oscuridad desde su rostro y corazón; en ese momento el fue
rodeado por miles de hermosos y radiantes celestiales, en el siguiente, por igualmente
vastos números de horribles Rakshasas.
“¡No!” Estebana exclamó. “Gana-shara-reg! ¡No, mi Dios, no!”
“¡Ika! ¡Fila-fila savanu! ¡Ika!” El gritó, entonces brincó sobre su fuego y
desapareció en la penumbra.
Estebana inmediatamente lo persiguió; Jacobi solo momentos después. Sus
ultimas dudas se habían ido de una mirada a su rostro.
∼∼∼
Ellas buscaron en la totalidad de la oscura noche, pero el se había ido.
Al amanecer, las hermanas se reunieron junto a las cenizas del fuego. Las
huellas de las lágrimas del gris rostro de Estebana apretaron el corazón de Jacobi.
¿Por qué no le pudo haber creído mas pronto? Abrazando a su hermana cercanamente,
ella le acarició el cabello y dijo suavemente, “Lalasa, querida. Créeme, todo terminará
bien. Aferrate al Uno con fe y esperanza...Dime, ¿Qué es lo que el gritó? ¿Significaba
algo?”
“No. O, quizás si, yo no sé. Oh, Jacobi, ¿Qué voy a hacer? ¡Estoy perdida! ¡El
se ha ido! ¡Porque lo deje solo tanto tiempo! ¡El – él dijo, ‘Cuidado! ¡El sexto año se
ha terminado! ¡Cuidado!’”
∼∼∼
Esa misma mañana, Avera cosechó los frutos de sus años de paciente análisis
del cetro. Ante ella se paraba, haciendo reverencia, el jefe Rakshasa del mundo.
“¿Quién, que eres tu?” ella exclamó, su sorpresa coloreada mas por su curiosidad que
por temor.
“¡Su humilde servidor, Excelencia! ¡Finalmente sus ojos y oídos están
abiertos, nosotros podemos ayudarle directamente! Este es un gran día para ambos de
nosotros: ¡Tu eres el agente de nuestra liberación! ¡Tu sola en la larga historia del
mundo has amasado suficiente poder para liberar a mi Señor Valin!” El explicó el
entendimiento Rakshasa de la historia y como ellos siempre han trabajado para
incrementar los intereses de ella. El también le dijo muchos secretos, incluyendo el
lugar exacto de Vashti...
∼∼∼
De pronto siete aros arco iris de fuego estaban flotando ante ellos. Los cuatro
inferiores estaban claros, magnificas joyas, pero los tres superiores estaban
cambiando rápidamente. En un momento, ellos estaban brillantes con color, en el
siguiente, rabiosos, oscuros.
“¡Mi cetro, roto!” exclamó Joab.
“Si, esto debe de ser el origen de tu visión,” dijo Arturo muy despacio,
concentrándose en cada palabra para ser capaz de hablar. “Aun, yo no siento que sea
exactamente tu cetro. ¿Si tu vez donde el Hilo Dorado esta roto, allí, justo por encima
del cuatro aro? ¡Mira mientras yo lo amplifico!”
El deseo de Arturo manipuló la visión: los siete centros se expandieron hasta
que cada uno era del tamaño de una cabeza humana. “Ahora. Mira allá en la ranura --
¿Lo ves? ¡El mas fino hilo pasa a través de la ruptura! ¿Si yo amplifico eso, ves?”
La fibra de luz creció mas grande. En un momento, aparecía que el cetro de
diamante de Joab flotaba ante ellos, aguantado por dos manos: una, perfectamente
negra; la otra perfectamente blanca.
“¡Las dos manos de Almira!” exclamó Joab con gran excitación. “¡Solo ellas
tienen el poder de cambiar el tiempo! Por eso solo Jonathan puede ejercer autoridad
de la Serpiente Blanca y Susana del Lagarto Negro.”
“¡Si!” estuvo de acuerdo Arturo con sobrecargado entusiasmo. Estas visiones
estaban colorando su mente con una claridad que era absoluta: el sentía como si el
estuviera prado solo en una montaña muy alta con el Universo abierto como un rollo
de papel ante sus pies. “Tu estas en lo correcto. Observa como la mano negra se
transforma para revelar a Susana; y la blanca a Jonathan. ¡Y mira allí! ¡El quinto
centro contiene a Esteban y a los Quinientos cuando se ilumina, pero cuando se
oscurece, refleja las legiones Salazianas! Los ejércitos de la Emperatriz son los
enemigos creados-por-su-mente del quinto centro de Gana, mientras los Quinientos
forman la estructura cuando funciona apropiadamente, y -- ”
“¡Detente!” Exclamó David. Esto era demasiado intenso; el estaba
incrementadamente confundido con cada imagen adicional. En ese instante, el casi
entiende; en el siguiente el estaba totalmente perdido. “¡Explícame esto a mi! ‘El
cetro esta aquí, Susana esta allá, los Quinientos están allá.” ¿Qué quieres decir? ¿Por
qué estos se reflejan adentro de Gana?”
El Guardián de la Promesa lo miró con sorpresa y contestó, “¿De donde viene
este problema? Tu sabes que Gana es la conciencia encarnada de este Universo.
Desde que esto es así, todos somos parte de él; el de necesidad encarna a todos y a
todo lo de nuestro mundo. Gana es nuestro Universo; el ha descendido dentro de este
plano material para avivar a los Siete aquí.
“Por lo tanto, cuando sus enemigos creados-por-su-mente sean destruidos, su
Hilo Dorado será renovado. Dicho de otra manera, nuestra victoria sobre el Imperio
Salaziano restaurará la conexión de cada ser viviente al Uno, sin la necesidad del
médium del cetro de diamante. Por lo tanto el Universo continuará evolucionando
como antes. Pero si nosotros fallamos -- ”
“Gana y este Universo estarán muertos,” Termino Arturo. “Lo que quiere
decir, que tendremos que recomenzar desde sus primeros momentos. David, yo
pienso que te puedo mostrar que todos somos parte de Gana. Observa.”
∼∼∼
Mas y mas cerca los bombarderos de Avera se acercaban a Vashti, como los
tres se preguntaban si Jonathan y Susana habían satisfecho su misión. En el último
momento, una nebulosa cosa, no realmente una llovizna blanca, no realmente una
forma humana, no realmente una sola mano, apareció por encima de las montañas.
Como los navíos aéreos entraron el campo del espacio-tiempo distorsionado, ellos
explotaron, sus moléculas componentes se desmembraron y se esparcieron a los
cuatro vientos en un fino polvo. Jonathan había adecuadamente probado que el no
había estado estático desde que Esteban lo mandó a él de la sociedad de los
Quinientos.
Solo el ultimo de los treinta doblo a tiempo: salio de regreso por arriba,
volando a toda velocidad de regreso hacia su hogar en el oeste.
“¡David! ¡Esto significa que Avera ha tomado maestría del cetro! ¡Ella ahora
sabe todo lo que los Rakshasas saben! ¡Te han traicionado!”
“Esto se ha anticipado mucho antes. Medio momento...¡Allí! ¿Cómo me veo?”
“¡Terrible! ¡Golranel mismo! ¿Pero que hay de los Rakshasas?”
“Esto ellos no saben. Yo doble la Vaciedad tan cercanamente a mi corazón
cuando yo uso esta forma como el siempre lo hizo.”
“¿Y el original?”
“El se acordó de mi desde el día de la muerte de Falón y encontró curioso que
no había envejecido ni un día en cuarenta años. Yo he sido él en Rhodos cerca de una
década. Yo voy a estar bien. ¡Pero Joab! Por ultima vez, ¿Tu aun crees que Avera
debe de romper el cetro de diamante?”
“¡No hay otra manera! Solo entonces puede Gana restaurar el Hilo Dorado.
Hasta que ella actúe, ella no puede ser destruida: tu sabes que el cetro la ha hecho a
ella invulnerable. Ella debe de soltarse de el a través de destruirlo. Confiemos en las
viejas palabras, habladas cuando no habían sombras entre yo y la omnisciencia del
séptimo aro. Todo va a estar bien. ¡Solo se perfecto con esta ilusión! Ella es servida
ahora por los mas sabios de los Rakshasas. El mas pequeño desliz será fatal para
todos nosotros.
“Recuradlo siempre David: Un cordón de tres-vueltas no es roto fácilmente.”
Almira se subió y se arrodilló ante el. Posando su cabeza sobre su regazo, ella
contestó, “Padre. Nosotros necesitamos un año más para completar la labor.”
“¿Por qué yo no debo de regresar ese Universo a Sesha en este instante?” el
preguntó mientras el le acariciaba su suave y dorado cabello. “Te debes dar cuanta de
que si Valin crece suficientemente poderoso, el puede corromper otras de las perfectas
esferas de Narain. El peligro es muy grande, debo revocar la fuerza destructiva y
colapsar ese Cosmos, deja que sus entidades descansen en Sesha. Gana que por su
puesto regresará a su posición entre los Siete.”
“Tu voluntad es mi ley, padre. Pero considera esto: por la maldición del Gran
Padre, Gana ha viajado a lo mas lejano donde alcanza la Vaciedad que es opuesta a
nosotros: el ha permitido que el barro viaje a través de sus venas inmortales. ¡El ha
muerto, padre, muerto! ¡Mas veces de lo que me puedo yo acordar! El ha tomado todo
en su mente, todas las debilidades y las falsas percepciones de la humanidad. Y como
producto de su verdadera naturaleza, el ha crecido mas poderoso que nunca me atreví
a esperar: las siete perfecciones primarias están en el borde de ser posible ganar por
cualquier ser humano, debido solamente a su dedicación sin egoísmo. Si se nos
permite continuar, Yo no tengo la mas leve duda que todos los Siete estarán
disponibles a través de esa Esfera, en cualquier y en cada momento del espacio-
tiempo. ¿No vale esto la pena para la potencial expansión de Navril Hagar a una
maestría mayor?”
“Quizás... ¿Cuántos de los que han fallado a seguir la Estrella Azul Celeste
han recordado?”
“¿Cuántos? Déjame pensar: están los Quinientos de Esteban; los Diez mil de
Arturo; los Señores de Etan de Swayam; los Vidyadharas; los celestiales de mi mundo
y las Regiones de Luz – Supongo que no llega a uno de los doce millones, padre.
Pero los otros crecen mas cerca diariamente.”
“¿Solo uno en doce millones? ¿Solo uno en doce millones? ¿Y tu me pides
una extensión? Tu respuesta es un irrefutable no. Yo he crecido excesivamente
cansado de esa Esfera revoltosa, Almira.”
∼∼∼
Avera intentó un asalto aéreo más: tres mil bombarderos atacaron Vashti de
todas direcciones y de diferentes alturas. Era un fuerte decreto para el rígido
entrenamiento de sus cuerpos aéreos que ninguno titubeó ante tal locura de estrategia
de patrón de vuelo. Sus oficiales volaron sin pensar, rango tras rango clavándose in
brillantes simetrías hacia su destino fatal. Casi parecía que solo el peso de sus
números pudieran forzar cuando menos a algunos de ellos a través de las inmensas
distorsiones de Jonathan y Susana del espacio-tiempo, pero la voluntad de la
defensiva se mantuvo: con explosión tras explosión, las maquinas de guerra del
dominio de Avera se desvanecían en vapores de des-creación que eran casi humanos,
casi manos, casi nada del todo.
Ayudados por legiones de Rakshasas, solo un avión se las ingenió para
deslizarse a través. Pero Esteban llamó al Uno en el viento: el bombardero fue
atrapado por una violenta ráfaga de viento estrellándolo a su ruina sobre una de las
Guardianes al borde de Vashti.
∼∼∼
∼∼∼
∼∼∼
Arturo, adornado aun con Sesha, se paró con Débora y Joab al pie de las
Guardianes sobre la meseta donde cincuenta años atrás los Quinientos habían
acurrucado en su miseria, atestiguando la muerte de Falón.
Arturo estaba supremamente seguro de si mismo. El y Joab habían
completado el entrenamiento de los diez mil niños, que empezó desde hace mucho en
Tala. Ellos eran como las renacidas encarnaciones del inpasable conocimiento de
Kanaan-dora; ellos eran como diez mil rajanya Mordoms, sin miedo, inigualables en
conocimiento y poder. Arturo no tenía la mas leve duda que ellos vencerían a las
fuerzas de la Vaciedad, esas encarnadas ilusiones de falsa creencia. Como el
supervisaba sus legiones de arqueros, resguardados por un velo de invisibilidad
creado por Joab, el sintió una poderosa ola de orgullo.
Por encima, los celestiales esperaban en una brillante simetría dorada:
compañía tras compañía, cada una después de su propia clase, estirándose tan lejos
como él podía ver hacia el norte, entintado-arco iris en los colores del temprano
amanecer. Mientras la primera luz del sol naciente brilló sobre ellos, Arturo rió con
despenado gozo al sentir su concentrada majestuosidad.
Débora saludó al sol con amor inocente, considerando esa brillantez mucho
mas maravillosa que el ejercito de niños o siquiera los celestiales arriba. Que el divino
resplandor del adorable Orah ilumine mi intelecto, ella pensó, recordando la amorosa
inocencia de Gurion sobre Martanda cuando ella había sido la Anciana de Caballo
Nediva y Arturo su amoroso Aland, mas sabio de los Señores León.
Ella lo miró para compartir este apaciguante recuerdo. El estaba aun
contemplando a los Celestiales arriba; Ella entendió mucho de su pensamiento sin
tomar parte de ello. “¡Mi Señor!” ella exclamó suavemente.
Arturo la miró a ella con satisfacción y dijo con seguridad, “¡Regocíjate
conmigo, Débora! ¡Nuestra labor termina! ¡Como es en el Brillante Mundo, también
así debe de ser aquí! ¡Nunca deberán Avera con sus once millones y su poder
tecnológico pasarnos! ¡Los Quinientos y el Hilo Dorado deben de ser restituidos!”
Sus palabras estaban llenas de fortaleza, pero de pronto una rebambaramba de
tormenta de Rakshasas corría para cubrir el disco de Orah, marcando el recuerdo de
su muerte como Marte. Un horrible temor apretó su corazón con sus helados dedos; el
cerró sus ojos en dolor, balanceándose un poco de la terrible presión interna. La
antigua precaución, No por orgullo dependas solamente en tu propia fuerza...resonó
fuertemente en sus oídos. El sintió un escalofrío entonces dijo en una pequeña voz,
“Joab. ¿Es eso mi propia tontera, a punto de arruinar el mundo?”
Mirando a Arturo con una complicada mezcla de amor, tristeza y esperanza. El
Guardián de la Promesa le respondió, “Tuya, mi Señor Marte. Y mía. Y de Débora. Y
cualquier ser humano desde que esta corrupta Esfera fue dada aliento primero por el
Gran Padre. Todos nosotros hemos permitido la ilusión de la Vaciedad ser un hogar
en nuestros corazones. Justo ahora, en la conclusión de todas las cosas, el pago
regresa a asaltarnos con su vacío de juicios de bien y mal.
“No dejemos lastimar esta labor por la duda, porque eso solo incrementa
nuestro apego a los Rakshasas y disminuye nuestra unión a los celestiales. Se quietud
en tu corazón, Naisan, y se consciente que todas las cosas finalmente trabajan para
expandir los Sueños de Perfección de Narain. No pueden haber alternativas al Uno;
tarde o temprano esto será probado a cada entidad a través de este Universo.
“Por ahora, recuerda mi profecía acerca de tu papel en esta batalla: Muerte
será el destino del mundo si Marte actúa antes de que regrese Venus.”
Avera, informada por su consejero Rakshasa, les dijo a sus soldados la noche
anterior que esperar. Cuando primero escucharon, la mayoría concluyó que su
suprema autoridad la había llevado a ella al paso final de la locura. Pero la realidad
de la guerra fue infinitamente peor de lo que ella había sido capaz de describir.
Los Diez Mil eran jóvenes, ninguno era mayor que veinte, muchos ni siquiera
tenían diez. Pero ellos habían sin excepción regresado a éste mundo con completo
conocimiento de su pasado: ellos eran los Diez Mil de Kanaan-dora, aquí para
reclamar su mundo; ellos poseían completo conocimiento de las tempranas guerras
con Valin y sus Rakshasas creados-por-su-mente sobre Martanda.
Los Diez Mil luchaban con arcos y flechas, pero cada flecha era una maravilla
personalmente creada, una extensión de la mente de su creador. Cada una de dividía
en cincuenta o cien o mil veces mientras volaban sin error y seguridad a sus destinos.
Un arquero solo podía soltar una flecha antes de que una lluvia de balas y ganadas
forzaran a los celestiales a tejer de nuevo el velo tan apretadamente que el arquero
desaparecía. Ocasionalmente, los Rakshasas prevenían que los velos se cerraran
suficientemente rápido: un chiquillo era golpeado. Pero nunca antes la infantería de
Avera fue diezmada por flechas en sus propias balas perdidas.
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Al medio día, los celestiales estaban casi vencidos; casi todos los Rakshasas se
despegaron y se echaron de clavado a la tierra a atacar a los niños.
Con el descenso de los Rakshasas, la ventaja de los arqueros se perdió: su
ilusión solo era parcialmente efectiva en contra de ellos; era difícil de luchar con
humanos y Rakshasas todos al mismo tiempo. Los Diez Mil fueron forzados a la
defensa: ellos se convirtieron como navíos bajo ataque en un mar de enemigos
terrestres y Rakshasas. Ellos eran luces moviéndose en un caos envolvente de
completa aniquilación y oscura desesperación; bastamente superados en numero, casi
sin esperanza.
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Arturo atestiguaba su terrible condición y estaba lleno de rabia. “¡Joab!
¡Libérame para ayudarlos!”
Pero Débora lo aguantó y lloró, “¡No, lalasa! ¡Tu debes obedecer al Guardián
de la Promesa! ¡Si tu actúas antes de que Almira venga, todo va a ser en vano!
¡Mantén tu corazón en calma!”
El la miró a ella con angustia, temiendo actuar, temiendo no hacerlo. ¿Qué es
lo que él debería de hacer?
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En solo dos horas más, escasamente cuatrocientos de los Diez Mil vivían; un
millón de los más sabios veteranos al servicio de la Emperatriz era todo lo que
quedaba de su vasta fuerza. Los Celestiales estaban completamente destruidos, pero
los Rakshasas habían perdido casi nada de su horrendo poder. La totalidad de las
huestes ahora enfrentaban a los pocos arqueros que quedaban.
El campo de batalla se miraba como un infierno de media noche: el sol, luz,
Verdad, Belleza eran si no leves recuerdos de un ilusorio pasado. Las enormes
formas negras de los Rakshasas deambulaban casi sin oposición, devorando con sus
abiertas bocas de fuego infernal, descendiendo en números sin fin sobre los últimos
niños.
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Atrayendo a él más y más grande números de sus huestes Rakshasas, Valin
entró con destrucción e incrementante poder hacia la satisfacción de su deseo. ¡El
tonto de Arturo-Marte estaba muerto! ¡Esteban-Naisan estaba cayendo ante su
continua embestida de fuego Asur! ¡Pronto solo el anciano Joab sería el ultimo
obstáculo entre él y el Arbol Dorado! ¡Y entonces el Universo se arruinaría! ¡Estaría
libre de esta maldita Esfera Dorada!
El llamado de los Rakshasas desde el campo de batalla de pronto liberó a los
últimos arqueros de todo enemigo. Incluso el consejero Rakshasas de Avera
respondió al llamado de su Señor. Desde su perspectiva, su ejercito había sido
destruido por magia, ¡Ahora incluso los Rakshasas estaban corriendo por temor!
“¡Golranel! ¡Estoy aterrada! ¡Hemos sido destruidos! ¿Qué debo hacer?”
“Ya no queda nada que hacer, majestad,” contestó David con agonía. “Tu solo
debes de destruir a esos malditos diablos, antes de que tu también sucumbas ante sus
hechizos. ¡Tu debes de satisfacer las profecías de Joab! ¡Tu debes romper el cetro!”
“¡Por Matrika! ¡Por Marzia! ¿No hay otra alternativa? ¿Acaso el árbol de mi
locura ha crecido tan vasto? ¿No soy yo mas que una esclava de una maldita visión de
ese Guardián de la Promesa? ¿Golranel, Golranel, debo yo destruir esta invaluable
herramienta?”
“¡Ves que tan rápido los últimos cien del enemigo corre hacia nosotros! Si
romper tu cetro puede detenerlos, como Joab profetizó en las Cuarta y Sexta Profecía
del Cetro, ¿Qué más puedes hacer?” contestó la boca de David. Pero el siguió
preguntándose a si mismo, ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
“Pero la Séptima Profecía del Cetro dice que el Ultimo Viviente Uno me
destruiría!”
“El dijo, ‘Si el Ultimo Viviente Uno puede agarrar mi perdido Cetro,’ ¡Avera!
¡Sí! ¡El previó que tu descubrirías al traidor entre nosotros! ¿Por qué crees que el dijo
que todas las profecías terminarían aquí? ¡El no podía ver más allá! ¡El no podía
soportar el pensamiento de tu eterno reino! ¡Rompe el maldito cetro! ¡No tienes otra
opción!” Las palabras de David eran fuertes, claras, pero su mente aun martillaba,
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué era acerca de esto que era completamente
erróneo? ¿Cuál era su error? ¿Qué estaba haciéndole falta?
Por un instante, David perdió su conexión con la fibra de la Vaciedad que lo
estaba manteniendo invisible de los Rakshasas. Soltando su espíritu desde la ilusión
creada causó un rebote hacia arriba y hacía afuera de su consciente: por un instante, el
Salaziano miró la completa magnificencia del séptimo aro.
En ese momento de irrestringida claridad, David vió a Valin corriendo hacia
un Esteban debilitado en la batalla con Joab demasiado lejos para ayudarlo, vió que el
mundo estaría destruido si los dos se abrazaban en la sombra de Vanas, ¡Vió que el
origen de su inminente catástrofe era su propia in completación y duda!
¡En ese instante de omnisciencia, David se dio cuenta que la única esperanza
para el mundo yacía en su maestría del cetro!
Mientras tanto Avera había muy despacio levantado el cetro. Ella lo aporreó
en la orilla de la mesa. El cetro se sacudió violentamente, el mundo se zamarreó con
el, pero no se rompió. Ella lo levantó otra vez para golpearlo mas duro.
Otra visión de pronto irrumpió dentro del cerebro de David: era Joab gritando,
“¡Detenla, David! ¡Detenla! ¡Ahora me acuerdo! ¡Yo estaba mal! ¡Mi cetro ya estaba
roto! ¡Gana lo rompió cuando asesinó a Almira! ¡Tu solo tienes que tomarlo de ella y
regresar a Vashti! ¡Detenla! ¡El cetro de diamante no se debe romper!”
“¡No, Excelencia, no!” gritó David, pero fue demasiado tarde: abajó vino el
cetro, esta vez rompiéndose por la mitad.
“¿Por qué no?” ella preguntó, girando hacia el. Pero entonces ella vió como
no solo los arqueros en avanzada sino todos sus propios ayudantes estaban
retorciéndose en la imprevista agonía e inesperada muerte. ¡Todos sus propios
ayudantes excepto Golranel quien era realmente David! ¡Y estaba corriendo tras ella
con un Kris desenfundado!
David brincó sobre ella para arrancarle los fragmentos de ella. Mientras ellos
luchaban, el mundo se transformó alrededor de ellos: cortado de su origen de la vida,
virtualmente cada ser viviente en el Universo pereció en el instante que el cetro se
rompió.
Avera no había ganado su posición suprema a través de ninguna debilidad, ni
los años de autoridad habían disminuido su fortaleza: ella era una gran guerrera.
Moviéndose tan rápida y viciosamente como una pantera, ella le quitó la daga y
entonces lo arañó y lucho con él en el suelo.
Manteniéndolo abajo con una mano, ella fue por la daga con la otra.
Agarrandola con firmeza, ella la forzó en su espalda.
En el último instante David se soltó de su amarre, rodó y le tomó ambas
manos. Pero aun hacia abajo ella forzaba el kris, usando todo el poder que ella le
había arrebatado de Kaysta y Starbha, forzando al traidor a rendirse a su indomable
voluntad.
El mundo estaba arruinado; no había vida en ninguna parte para que David
llamara por ayuda para dominarla. Sus desesperados esfuerzos eran demasiado pocos,
demasiado débiles; sin mostrar misericordia mas y siempre mas cercano venía la
punta de su daga buscando su corazón.
El no pudo detener su descenso, ni luchar mas en contra de su voluntad todo
poderosa: el sintió que la daga le pinchaba la piel, hundiéndose mas profundo y
siempre mas profundo hacia su laborioso corazón.
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Los Quinientos estaban todos muertos; ellos yacían donde habían caído
cuando el cetro se rompió: apretadamente reunidos alrededor del Arbol Dorado para
ayudar a Esteban en su lucha con Valin. El shara estaba muerto, pero aun mantenía a
su enemigo por la garganta. Valin estaba inconsciente pero respirando. De toda su
generación, Gana solamente había sido considerado merecedor de la auto luminosa
gota del Amrita de Swayam: Ishtar e Sravasa sintieron que el estaba preparado para la
inmortalidad. El pensamiento de atrapar a Valin dentro de el fue una idea tardía: el
cuerpo inmortal de Gana parecía la prisión ideal. En ese tiempo.
∼∼∼
David se inclinó sobre ella, casi nauseado por las aterrantes corrientes de
Vaciedad que aun radiaban de ella, y buscó el fragmento de vida. Sus ojos se cerraron
como el luchaba con el horror y el odio circulando su corazón. El casi se desespera
por alcanzar el Uno enterrado profundamente dentro de ella, aun hacia delante y hacia
adentro el sin descanso se abrió paso. Desde el amor solamente, el se esforzó con
muerte sobre muerte para restaurar el Universo a si mismo.
∼∼∼
¿Por qué yo? Pensó David una vez mas. Y entonces, casi como en respuesta,
vino el pensamiento, ¿Por qué solo yo nunca he tenido a Almira? Las dos opuestas y
aun similares preguntas lo llevaron a el mas profundamente y siempre mas
profundamente dentro de la prisión de la Vaciedad que había encadenado al espíritu
de Avera.
∼∼∼
Ningún record dice por cuánto tiempo el Salaziano David intentó el alcance de
la ultima expresión final del Uno en el corazón de Avera. Nadie sabe y nunca sabrá si
fueron horas, días, semanas o un mil millones de años pasaron como David se movía
hacia adentro, en busca del último impulso de vida en un Universo que de otro modo
estaba muerto.
No hay record, pero no hay la mas leve duda que el Salaziano David
finalmente tuvo éxito: allí ante su mente en búsqueda yacía un simple y refulgente y
vibrante manifestación del Uno, absolutamente aislado del espacio y tiempo, sin
cambio, perfecto, puro.
∼∼∼
David tocó esta única partícula activa del Uno con su mente; inmediatamente
la fuerza primordial respondió, expandiéndose hacia arriba y hacia fuera en un
poderosa excitación de conocimiento y poder.
El cuerpo externo de Avera se desintegró; en su lugar emergió la forma pura
de Almira. Ella levantó sus manos hacia el cielo, como si gozosamente se estuviera
despertando de un descanso Eterno; con su gesto, el Uno empezó a correr con la
velocidad de su mente a través de toda la Creación, en un instante restaurando la vida
de todas las partículas del ser.
∼∼∼
Levantando la parte superior del cetro del suelo, Almira abrazó a David,
exclamando, “¡Abrete!”
El cetro se reformó en sus manos como si ellos se fusionaran en la
hermafrodita, quien ahora exclamó, “Deja que el mundo reempiece!”
Inmediatamente, los Quinientos y Esteban regresaron a la vida y con la
hermafrodita empezaron a levantarse hacia arriba.
Cuando ellos estaban ya muy por encima del planeta, el fuego otra vez fluyó
desde el shara, pero esta vez con la fuerza omnipotente del Uno, para que la energía
fluyera no solo a través de todos los completamente restaurados Quinientos sino
también a través de los cuatro centros más bajos del sistema nervioso universal.
Muchas tierras se quemaron y se hundieron; otras se levantaron de los mares por
primera vez de edades inciertas. Los ejercitos de la Emperatriz y el mal del mundo
fueron consumidos por una lluvia como el ácido, pero Vanas y los Diez Mil y
Estebana y Jacobi regresaron a la vida en una gentil lluvia de dorada paz.
∼∼∼
∼∼∼
Juntos los tres caminaron a través de todo Vashti, recreando su gloria a través
de solo su intención; entonces ellos cruzaron las Montañas Guardianes de la Cadena
de la Espalda y con los Diez Mil empezaron la labor de reconstruir el mundo.
Con el tiempo, su trabajo sobrepasó incluso a la maravillosa Isolde de Ishtar.
La edad conocida como Krita o Perfecta, la cual en las siguientes eras ha sido
recordada como Satya o Eterna, había empezado. Y duró por la mayor parte de sus
próximos dos millones de años.
En su mundo creado-por-su-mente, Arturo-Gana tomó el kris de la mano de
Débora-Almira y lo clavó profundamente dentro de su corazón. El kris, un
instrumento de luz, pasó a través de su cuerpo de luz y retumbó sobre la tierra, sin
hacer daño. Almira, inclinándose a recogerlo, rió gozosamente, “¿Cómo tu pudiste
haberlo creído de otra manera?”
Simultáneamente, Esteban-Gana se expandió con la velocidad de su mente al
sol, re absorbiendo la energía de los tres ultimos Rakshasas creados-por-su-mente en
el Hilo dorado como el los rebasó.
Esteban dirigió a Jonathan y Susana y a los Quinientos dentro del sol, el
paraíso de Orah, su nuevo hogar por lo que quedaba de la Eternidad.
Y mientras tanto David, la hermafrodita, se aquietó de regreso cómodamente
en su cueva de las Montañas Guardianes. Como el una vez mas cerró sus ojos, el
sonrió con perfecto contentamiento.
David estaba contento porque el había recordado que el era el gobernador
del cuarto centro, el Mundo de Almira, Para.
David estaba contento porque el había recordado que el era Vaga el
Esmeralda.
David estaba contento porque el había recordado que el era el representante
de Brihas en nuestro matriz de espacio-tiempo de las incorruptas Esferas de Narain.
Pero mas que todo, David estaba contento porque el había recordado que el
vivía para siempre en el Corazón no solo de Gana sino de todo el mundo – el era el
todo, el Uno, la esencia subyacente de la vida y la muerte, David era el Gran Padre
de todo lo que siempre fue o siempre sería.
David sonrió, cerró sus ojos, y dejó que los Sueños de Narain continuaran...
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-- MSI
Dedicado en
Diwali, 1995