Autor:: "Por Fin Le Puse Un Final A Esta Historia"

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“POR FIN LE PUSE UN FINAL A ESTA HISTORIA”

Autor: Fazz Jigsaw

Adaptación libre de: Héctor Berber

Resumen de la obra: Obra teatral dividida en cuatro actos. Trata sobre el


bullying escolar que sufre Gabriel, a manos de varios chicos de su instituto. A lo
largo de la obra, El Demonio (narrador y producto de la imaginación de Gabriel)
aparecerá al principio y final de cada acto respectivamente, y de este modo
narrará la historia.

Elenco:

1- Gabriel: Adolescente de unos 16 años que sufre bullying. Le gustan los


videojuegos y el cine.
2- Arturo: Uno de los acosadores de Gabriel. Es alto y corpulento.
3 – Lucas: Otro de los acosadores de Gabriel. No es tan grande como Arturo,
pero se le ocurren peores ideas.
4 – Padre de Gabriel: Un hombre sencillo, aunque estricto.
5 – Madre de Gabriel: La madre de Gabriel es una mujer compasiva, muestra
más preocupación por Gabriel en comparación a su padre.
6 – Profesor: El profesor de Lengua y Literatura de la clase de Gabriel.
7 – Andrea: Compañera de clase de Gabriel. Es la chica guapa de la clase.
8 – Mario: Compañero de clase de Gabriel. Es el más inteligente de la clase.
9 – Miguel: Otro compañero. Es el bromista de la clase.

ACTO I

Se abre el telón. Un pasillo de instituto. A la izquierda una puerta, el baño


de los chicos. A la derecha, otra puerta, que hace a su vez de baño de
chicas. Sale del baño de chicos Gabriel, el chico acosado y detrás de él,
Arturo, uno de los acosadores. De fondo suena el timbre que da paso a la
próxima clase. Varios alumnos cruzan corriendo por el escenario,
dirigiéndose a las aulas, unos salen por la parte izquierda y otros por la
derecha, cruzándose entre ambos.

ARTURO: Oye, oye, tú, tú, ¿dónde vas tan rápido? ¿No recuerdas lo que me
tenías que dar? (Da unos pasos y se coloca rápidamente delante de Gabriel,
cortándole el paso)
GABRIEL: Lo siento Arturo, voy con prisa, tengo ahora un examen de
Matemáticas y no llego a tiempo.

ARTURO: ¿Cómo? O sea que el examen de Matemáticas es más importante que


yo y que lo que te pedí, ¿no?

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GABRIEL: No, mira, déjame hacer el examen y cuando termine te daré lo que
quieres, ¿vale? Sólo tienes que esperar una hora…

ARTURO: Me importa una fregada el examen. Yo no voy a hacerlo, así que tú


tampoco. (Coge a Gabriel del hombro y lo zamarrea)

GABRIEL: ¡Suéltame! ¡Que me sueltes he dicho! (Gritando y resistiéndose, lo


empuja a Arturo)
En ese instante sale del cuarto de baño Lucas, otro de los acosadores, se
acerca a ellos y agarra a Gabriel por la espalda.

ARTURO:
Mira, este mongol me acaba de empujar, ¡se va a enterar de lo que es
bueno! (Levanta el puño con la intención de golpear a Gabriel, pero Lucas lo para)

LUCAS: Espera, no le pegues, tengo una idea mejor. Nos lo llevamos afuera de
la escuela, así nos divertiremos un rato con él y este mierdecilla aprenderá como
es debido.

ARTURO: (Entre risas) Me parece buena idea. Seguro que lo pasamos genial.

GABRIEL: Por favor se los pido, no me hagan esto, si no apruebo este examen
mis padres me matarán…

LUCAS: Y si entras a hacerlo, cuando salgas te mataremos nosotros, Así que tú


decides ¿en manos de quien quieres morir?

ARTURO: Exacto, bien dicho. Ya sabes, mierdecilla, no te resistas y vamos.


(Arturo y Lucas cogen a Gabriel, cada uno por un brazo, y lo llevan con
ellos. Gabriel, resignado y con la cabeza gacha, camina sin oponer
resistencia. Los tres salen por el lateral derecho del escenario)
.

ACTO II
Un callejón a las afueras del instituto. Llueve. En el fondo, una pared de
ladrillo con grafitis. En la parte izquierda hay una reja, por la que entran los
personajes. Entran al escenario Arturo, Lucas y Gabriel.
ARTURO: ¡Vamos, por aquí, no lo sueltes!

LUCAS: Camina, entra aquí, que va a empezar la fiesta.


(Los tres se van para el centro de la estancia, Lucas tira al suelo de un
empujón a Gabriel, que continúa hablando arrodillado, mientras que Arturo
se apoya en la pared de ladrillo.)

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GABRIEL: ¿Pero por qué me haces esto? Ya le he dicho a Arturo que le había
traído la consola que me pidió, simplemente la tengo en mi mochila, tenía que
entrar al salón, y ya de paso hacer mi examen.

ARTURO: ¡Ya deja de lloriquear como niñita! me valen tus excusitas mocoso.
¿Por qué tendría que creerme que tienes lo que te pedí en tu mochila? Me huele a
excusa barata para que te dejara ir a hacer el examen y luego escabullirte, como
sueles hacer siempre. Pero esto ya se ha terminado. Hoy va a ser el último día
que hagas eso, (Burlón) pues lo hago por tu bien, algún día me lo agradecerás.

LUCAS: Exacto. Pero no todo son malas noticias, amiguito. Arturín y yo hemos
pensado una cosa que quizás te guste. (acercándose al capó del coche
abandonado y sentándose encima) Mira, te explico, pon atención porque no te lo
voy a repetir dos veces, y más te vale entender todo lo que te voy a decir porque si
no luego será peor. Bueno, allá voy. A ver, chiquitín, como hemos visto que estás
tan servicial con nosotros y que haces todo lo que te pedimos, aunque hoy nos
hayas fallado… (tose) Te perdonamos lo de hoy. ¿Verdad que lo perdonamos por
lo de hoy, Arturo?

ARTURO: ¡Oh sí, sí, claro! Estás perdonado. No hace falta ya que nos des esa
consola, además, tu cuota de pago ha sido no asistir al examen.

LUCAS: Eso es. Pues bueno, como te decía, quedas perdonado por lo de hoy. Y
también quiero decirte otra cosa. Ya no te acosaremos más, no más puñetazos,
no más insultos, y no más esperarte a la salida del colegio. Pero claro, todo tiene
un precio y unas consecuencias. No te pensarás que te vamos a dejar libre así
porque sí, no somos tan buenos, amigo mío. Queremos pedirte algo.

GABRIEL: Eso me parece muy bien, Lucas, pero no entiendo lo que me quieres
decir.

LUCAS: (Levantándose de un brinco del capó del coche y acercándose


violentamente hacia Lucas) ¿Escuchaste lo que te dije al principio, antes de
explicarte todo, o eres sordo, o retrasadito?

ARTURO: (Cortándole el paso a Lucas y dirigiéndose a Gabriel) Claro que lo ha


entendido, ¿verdad, Gabriel? Lucas y yo queremos que te unas a nosotros. Que
seas uno de los nuestros. Que acoses a otros chicos como nosotros. Pasarás de
ser el acosado a ser el acosador, ¿qué te parece? Piensa que te ganarías un buen
puesto en la escuela, a las niñas les gustan los hombres malos y líderes, como
Lucas y yo. Tú puedes ser uno de los nuestros si quieres. 

LUCAS: ¿Y bien? ¿Aceptas? Y las posibles respuestas son sí o sí. Já,já,já.

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GABRIEL: Pero… Yo no puedo hacer eso… Mancharía mi expediente escolar…
Yo quiero ir a la universidad y estudiar una carrera, y si empiezo a hacer estas
cosas no sacaré la nota suficiente para ello, eso sí no me echan del colegio
antes… No pueden pedirme hacer eso. Miren, si quieren seguirme acosando,
humillándome y pidiéndome que les traiga cosas, pero no puedo unirme a ustedes
así.

ARTURO: (molesto) Tú lo que quieres es irte de aquí calentito, y con las patas
por delante ¿verdad?

LUCAS: En realidad, ¿eso es lo que quieres? que te demos una buena madrina,
para que cuando llegues a tu casa te duermas rapidito. Vamos, Arturo, démosle a
este baboso su merecido.

GABRIEL: (Entre gritos y sollozos) ¡No, por favor! ¡Haré todo lo que me digan,
pero por favor que no me pidan a unirme a ustedes, no puedo, por favor! ¡quiero
ser alguien en la vida!
(Arturo y Lucas hacen caso omiso de las palabras de Gabriel y le dan una
paliza. Lo dejan tirado en el suelo y salen por donde habían entrado.

Salen Lucas y Arturo. Dejan tirado a Gabriel en el suelo.

ACTO III
La casa de Gabriel, de noche. Se pone en escena el salón, con un gran
sofá, donde está sentado con sus padres, él en medio y sus padres cada
uno a un lado. Gabriel tiene un ojo morado, un labio partido y algunos
arañazos en la cara. Están viendo la TV. A la izquierda del salón, una
puerta.

PADRE DE GABRIEL: Vaya basura de programación. No hay nada interesante,


todo es bobo y sin contenidos. Con razón los jóvenes de hoy en día, están todos
enganchados al celular y al internet, porque para ver estas tonterías… Y en los
noticiarios sólo hablan de muertos aquí, muertos allá… Luego con lamentarnos no
tenemos suficiente, a la hora de la verdad no hacemos nada por mejorar nuestro
mundo. Sensacionalismo e hipocresía a partes iguales. Pero, en fin, hijo, ¿nos vas
a contar como te ha ido el día en clase?

MADRE DE GABRIEL: Eso digo yo. No nos has hablado en todo el día.
Cuéntanos al menos ¿cómo te fue en el examen que tuviste hoy?

GABRIEL: No tengo ganas de hablar de eso. Además, ha sido un día duro y creo
que voy a irme a la cama.

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PADRE DE GABRIEL: ¿Y no nos vas a explicar lo de ese moretón? Porque está
claro que eso no te lo has hecho haciendo cuentas y resolviendo problemas en el
examen de matemáticas.

MADRE DE GABRIEL: (Se levanta del sillón) Yo creo que donde tienes un
problema es en la vida real. Hijo, te pensarás que soy tonta o algo, pero llevo
viéndote serio desde el inicio del curso, no eres el chico alegre que solías ser, y es
obvio que algo te pasa. Para colmo hoy has llegado así, con toda la cara hecha un
Cristo… ¡Por dios! ¿Nos vas a explicar lo que te pasa?

PADRE DE GABRIEL: ¿Tienes problemas con alguien? ¿Te has peleado a la


hora del recreo? Porque yo con tu edad también me tranqueaba con los pesados
de mi clase. Pero ¿sabes hijo? Siempre tienes que defenderte. No puedes
quedarte quieto y dejar que te peguen. Al primero que te venga de frente, ¡pum! le
metes un buen puñetazo en la mandíbula o una patada en los genitales y así te
evitas problemas. Mi padre, tu abuelo, también me decía eso a mí. Es un consejo
de generaciones.

MADRE DE GABRIEL: ¡Antonio, por el amor de Dios! No le hables así… Si está


siendo acosado no debe recurrir nunca a la violencia, tendremos que ir con su
titular…

PADRE DE GABRIEL: En mi época los titulares no servían para nada. No sé


cómo serán ahora. Antes se resolvían las cosas en el patio o a la salida de la
escuela. De nada servía irle llorando al director o a tus padres, en los institutos no
se hace nada, Carmen. El chico tiene que defenderse igual o quedará como el
tonto de su clase.

GABRIEL: ¡Basta ya! Estoy harto de que me traten como a un niño y se metan en
mi vida. Me voy a la cama. Adiós. (se levanta bruscamente del sofá y sale por la
puerta izquierda)

PADRE DE GABRIEL: ¡Gabriel vuelve aquí! No hemos terminado de hablar.

MADRE DE GABRIEL: ¡Hijo!

CONCIENCIA DE GABRIEL:
Gabriel lleva soportando el acoso de sus compañeros más de un año, lo que se
traduce en insultos y burlas diarias. Para un chico de su edad esto resulta
traumático, y si además no cuenta con el apoyo de sus padres y le incitan a la
violencia, la bomba está activada.

ACTO IV
Un aula de instituto. El profesor está dando clase, con la pizarra a la
izquierda del escenario. Varios pupitres en fila, con alumnos que hacen de

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personajes secundarios en la historia. A la derecha del escenario, una
puerta, que sirve de entrada y salida al aula.
 
PROFESOR: Muy bien chicos, ¿alguien hizo el análisis del texto que mandé
sobre Romeo y Julieta? (Mario y Andrea levantan la mano.) Vaya, parece que
tenemos dos cumplidos, así que haremos un desempate para ver quien se lleva el
punto extra. (el profe hace un tin marin y elige a Mario)

ANDREA: (Cortando al profesor) Profesor, la última vez también ganó Mario, y la


verdad que estoy harta de que siempre salga él. ¿Podría dejarme ganar a mí por
una vez?

PROFESOR: Tienes razón Andrea. Pasa al frente y explícanos. Venga anda,


(Andrea se levanta y camina hacia la pizarra, donde comienza a escribir.)

MARIO: ¡Pero esto no es justo! (Burlas de los demás alumnos.)


  
PROFESOR: Venga Mario, no te pongas así. Deja que pase tu compañera por
una vez. Además, ya sabes que eres el mejor de la clase, al menos para mí.

REGINA: (con tono burlesco) ¡Ay sí, tú eres el mejor, por eso siempre te paso!

PROFESOR: (Molesto) Regina, ya te escuché. Tienes un punto menos, que


sumado a los otros cinco que llevas ya, se convierten en un cero, algo que
afectará negativamente a tu evaluación.

REGINA: ¡No profe!, era broma.

PROFESOR: Ya sabes que no me gustan las bromas. Y agradece que no te


expulse de clase. (De nuevo risas de los demás alumnos.)
Por cierto, chicos, ¿saben algo de Gabriel? Ayer se le vio por aquí solamente a
primera hora, y según me ha dicho su tutor, no se presentó al examen de
Matemáticas.

PAULA: Yo me lo encontré por los pasillos antes de entrar a clase. Creo que
estaba con Arturo y Lucas.

PROFESOR: Esos chicos no son buena influencia, lo están llevando por la mala
vida. Podía pensar que se lo llevaron por ahí de antro. Tendré que hablar con
ellos. Gabriel es un buen estudiante y no quiero que termine manchando su
expediente por la culpa de dos alumnos con muy bajo rendimiento académico. Y si
la cosa sigue así tendré que hablar con sus padres.

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REGINA: Pero si todos sabemos que Gabriel es tonto… Si se va con esos dos,
es para que se rían de él, como lo hacemos aquí. (Otra vez se ríen todos.
Andrea, que sigue escribiendo en la pizarra, se vuelve y se une a las risas.)

PROFESOR: ¡Shhh! ¡Silencio! ¿Qué has dicho Regina? Te dije que a la próxima
ibas fuera de clase. Pues bien, recoge tus cosas y vete.

REGINA: ¡Ya profesor… No seas tan cuadrado.

PROFESOR: ¡Ni cuadrado, ni redondo! ¡Fuera de mi clase!


Todos se quedan en silencio durante unos segundos.
Miguel recoge sus cosas y se levanta. Camina hacia la puerta de salida
pero en ese momento se tropieza con Gabriel, que está entrando. Va
totalmente vestido de negro, con la cara pintada como si fuese un demonio.
Lleva un rifle de caza de su padre.

GABRIEL: No esperaba que tú fueras la primera. (dispara en el estómago a


Miguel, que cae muerto hacia atrás)
Todos los alumnos gritan y se levantan de sus pupitres. El profesor se
esconde detrás de su mesa, a modo de trinchera. Gabriel entra a la clase y
comienza a dispararles a todos.
GABRIEL:
¡Ahora si me la van a pagar todos, bola de cobardes, esto es lo que se merecen
por andar menospreciando a los demás! Ahora no son tan valientes, ¿eh? Se
esconden como ratones. ¡Vamos, insúltenme ahora! ( Gabriel continúa
disparando, hasta que mata a todos, menos al profesor, que continúa
escondido tras la mesa. Gabriel se va acercando hacia la mesa
lentamente.)

GABRIEL: Profesor, ya sé que está ahí escondido. Vamos, no voy a hacerle


daño… Tan sólo voy a volarle la tapa de los sesos (ríe de forma macabra)

PROFESOR: Gabriel, tranquilo, por favor. Podemos solucionar todo aún. Acabo
de enterarme de que todos te acosaban y me imagino como lo estarías pasando.
 
GABRIEL: ¡Usted no se hace una mínima idea de lo que yo estaba pasando! ¡Es
tan culpable como los demás por no haberse dado cuenta antes y no haberme
ayudado! ¡Vamos, salga!

PROFESOR: (Entre sollozos) Por favor, Gabriel, recapacita… Si no me matas


declararé a tu favor, diré que estabas pasándolo mal, que te acosaban y que no
sabías lo que hacías, que no eres culp…

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(En ese momento, Gabriel se pone de pie en la mesa del profesor, y
apuntando hacia abajo le dispara en la cabeza. El profesor cae al suelo
desplomado.)
 
GABRIEL: Pues ya puede decir que soy culpable en el infierno, o donde sea que
haya ido (vuelve a reír macabramente)
Entran por la puerta Arturo y Lucas, que estaban fuera y han escuchado los
ruidos de los disparos.

ARTURO: ¿Pero qué estás loco? ¡Mira lo que has hecho ¡Lucas, corre!

LUCAS: ¡No friegues, está loco! (intenta salir)

GABRIEL: ¿Dónde van tan rápido? (disparando a Lucas, que cae al suelo
malherido)
 
ARTURO: ¡Animal!… ¡Le has disparado a mi amigo! (se abalanza corriendo hacia
Gabriel, que le dispara y le da de lleno en el pecho, matándolo instantáneamente)

GABRIEL: Lo volverás a ver en el infierno, Arturo. Hasta nunca. (se acerca


lentamente hacia Lucas, que está tirado en el suelo, aún con vida)

LUCAS: ¡Amigo! Por… por… favor… No me mates… No estoy preparado para


morir…

GABRIEL: ¡Que te quede claro que no soy tu amigo! ¿Esas son tus últimas
palabras?

LUCAS: Gabriel… Nosotros sólo queríamos lo mejor para ti…

GABRIEL: Pues lo han conseguido. Bye bye. (Le dispara a Lucas en la cabeza,


que muere sin oponer resistencia) (Gabriel va hacia el primer pupitre de la
clase, donde se sienta y pone el rifle sobre la mesa.)
Por fin le puse fin a esta terrible historia, a mi vida. Todo comenzó con
apodos, burlas, a los que ellos le llamaban inofensivas. Luego vino el robo
de mis pertenencias, empujones, golpes y humillaciones. (Dirigiéndose al
cuerpo tirado de Lucas) ¿Solo querían lo mejor para mí? Que amables son,
ustedes si son unos amigos de verdad. Sí ustedes no me dejaron seguir
estudiando y ser una persona de provecho en este mundo, tampoco lo
serán ustedes. ¡Por fin pude terminar con este calvario! (Se sienta de
espaldas al público)

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CONCIENCIA DE GABRIEL: (Aparece) Lo que has hecho es muy grave
Gabriel, sé que te sentías desesperado y angustiado, pero eso no justifica que lo
que hiciste esté bien.
GABRIEL: (Volteando) ¿Quién eres tú?, ¿De dónde saliste?

CONCIENCIA DE GABRIEL: Soy tu conciencia


GABRIEL: ¿Qué dices? Pero sí es la primera vez que te veo.

CONCIENCIA DE GABRIEL: Mejor dicho, es la primera vez que volteas a


verme. Siempre he estado a tu lado. ¿Sabes? Ahora el peso de la ley recaerá
sobre ti, a pesar de aún no tener ni dieciocho años. 

GABRIEL: Ya me da igual todo. Mi vida no tiene sentido si me encierran. No


podré hacer realidad mis sueños, todo se ha ido al carajo. He arruinado mi vida…
Yo quería ir a la universidad y ahora me pasaré toda la vida en la cárcel…

CONCIENCIA DE GABRIEL: ¿A la universidad? ¿Para qué? ¿Para qué te


siguieran acosando y vivir esclavizado? No debiste permitir que esos tipos te
agredieran verbalmente, físicamente y menos psicológicamente.
Desafortunadamente el daño ya está hecho, tanto de ellos para ti, como tú a ellos.
¡Ahora es demasiado tarde!

GABRIEL: (Sollozando) ¿Por qué no tuve el valor de pedir ayuda antes? De


poner límites y confiar más en mí. (Cae al suelo) Tal vez mi final hubiera sido
diferente, como yo lo quería. (Se queda congelado)

NARRADORA: El bullying es un fenómeno presente en las aulas de las


preparatorias que solo se nota cuando los casos llegan a las agresiones físicas,
porque desafortunadamente se desarrollan en silencio, a diferencia de alumnos de
primaria o secundaria, donde los padres de familia levantan la voz al enterarse.
La mayoría de los casos, los estudiantes de bachillerato afectados, aprenden a
vivir rodeados de estas conductas agresivas, y en lugar de denunciarlas, deciden
cambiarse de escuela o de turno.

GABRIEL
Sí… Es cierto… Ahora me encuentro mucho mejor… Dime conciencia… ¿Crees
que iré a la cárcel por todo esto?

CONCIENCIA DE GABRIEL: No te quepa la menor duda. Haz de pensar que


has hecho lo que debías. Esos malnacidos te acosaban, y tú te has vengado,
llenando tu alma de paz. Pero en el mundo real, hay unas normas y deberás pagar
las consecuencias.
GABRIEL

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No puede ser… Por no hablar de esto con mis padres, amigos o profesores, ahora
de ser la víctima, pase a ser el victimario.

NARRADOR: No permitamos que esto siga sucediendo en nuestras escuelas.


cuidemos y apoyemos a esos seres humanos llenos de sentimientos y emociones,
no solo son matrículas, son nuestros alumnos. Juntos podemos lograr cambios
positivos en ellos, y por consiguiente en nuestra sociedad.

(Gabriel se queda congelado en el centro del escenario. se escucha música de


fondo y cada uno de los actores se levanta con un cartel, donde dice una frase de
esperanza sobre el bullying. poco a poco se va apagando la luz y la música)

Se cierra el telón.

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