ASTEROIDES
ASTEROIDES
ASTEROIDES
ASTEROIDES Y CONSTELACIONES
Asteroides, cometas y meteoritos son escombros interplanetarios. Restos rocosos y helados
de la formación del Sistema Solar. Suelen viajar a gran distancia de la Tierra, pero podemos
verlos a simple vista cuando están cerca de nuestro planeta.
Millones de asteroides orbitan alrededor del Sol, normalmente orbitan en un cinturón que se
encuentra entre Marte y Júpiter. Generalmente más grandes que los meteoritos y los
cometas, los asteroides son restos de roca y metal cuya anchura puede ser ir desde los 100
metros a 960 kilómetros.
Los cometas, en ocasiones comparados con enormes bolas de nieve, están compuestos de
roca, hielo, polvo, dióxido de carbono, metano y otros gases. Se originan en el cinturón de
Kuiper. A medida que empiezan a viajar hacia el Sol empiezan a deshacerse. El calor solar
vaporiza el hielo dejando un halo de polvo y gas alrededor del núcleo del cometa llamado
coma.
A medida que se acercan a Marte, los cometas empieza a formar colas, algunas pueden
llegar a tener una longitud de millones de kilómetros.
Los meteoritos suelen ser más visibles desde la Tierra que los asteroides o los cometas. Son
los comúnmente conocidos como estrellas fugaces.
El Sistema Solar aún contiene otros cuerpos, en general más pequeños que los planetas o
sus lunas: se trata de los asteroides o pequeños planetas. En el siglo XVIII, cuando todavía
el Sistema Solar terminaba en Saturno, se consideraba válida una expresión matemática que
señalaba una relación entre el orden de cada planeta respecto del Sol y su distancia al
mismo. Cuando el planeta Urano fue descubierto, su ubicación en el Sistema Solar resultaba
de acuerdo con lo establecido en esa regla (ley de Bode).
De esa ley podía deducirse además que debía existir algún astro entre Marte y Júpiter,
aunque allí no se había observado ninguno. La incógnita se mantuvo hasta la noche del 1 de
enero de 1801, cuando el astrónomo italiano Piazzi descubrió con un rudimentario telescopio
un nuevo cuerpo en esa región, al que llamó Ceres; luego se determinó que se trata de una
pequeño planeta más o menos esférico de unos 1.000 km de diámetro. Se había cumplido
una vez más la ley de Bode.
Sucedió entonces que, en 1802, se descubrió otro en la misma zona, Pallas; luego, en 1804,
otro más: Juno. La cuenta se engrosó en 1807, cuando fue hallado otro planetita: Vesta; el
siguiente en el orden de descubrimiento fue Astrae, ya en 1845.
Todos los que fueron encontrándose resultaron mucho más pequeños que Ceres: Pallas
(490 km), Vesta (400 km); y Juno (190 km); el resto tiene dimensiones desde unas pocas
decenas de kilómetros a cientos de metros, o quizás menos. Actualmente, Hator es el más
pequeño conocido: 500 m. En razón de sus reducidas dimensiones se los denominó
Si bien la mayoría de los asteroides se encuentran entre Marte y Júpiter, se hallaron otros
ubicados en lugares alejados de esa zona del Sistema Solar. El planetita Hidalgo se acerca
bastante a Saturno, y Cirón, por su parte, gira en órbita entre Saturno y Urano. Otros
asteroides, pasan muy cerca del Sol (se los llama objetos Apolo) y algunos de ellos tienen
órbitas tales que en su rotación alrededor del Sol se aproximan a la Tierra. Otros, en cambio,
se alejan tanto como Neptuno y Plutón.
Júpiter ejerce una fuerte influencia gravitatoria sobre los asteroides; puede decirse que
algunos han sido "capturados" por la gravedad de Júpiter. Se ha observado que unos 20
planetitas están ubicados a la misma distancia del Sol que Júpiter, con períodos de traslación
semejantes al de ese planeta; se los llamó Troyanos, y los nombres individuales de los
objetos que forman este grupo recuerdan a los héroes griegos mencionados por Homero en
la Ilíada y la Odisea. Los asteroides Troyanos se ubican en uno de los vértices de un
triángulo equilátero con vértices en el Sol y Júpiter.
Los astrónomos han agrupado a los asteroides en conjuntos llamados familias, cuyos
miembros tienen órbitas semejantes. Esta situación puede brindar una pista sobre el origen
de los asteroides, ya que el hecho de que muchos de ellos tengan aproximadamente la
misma órbita podría ser debido a la fragmentación natural de un cuerpo planetario más
grande, o quizás a que están relacionados entre sí por algún otro origen común.