"Honra A Tu Padre Y A Tu Madre, para Que Tus Días Se Alarguen en La Tierra Que El Señor Tu Dios Te Da". (Éx 20,12)
"Honra A Tu Padre Y A Tu Madre, para Que Tus Días Se Alarguen en La Tierra Que El Señor Tu Dios Te Da". (Éx 20,12)
"Honra A Tu Padre Y A Tu Madre, para Que Tus Días Se Alarguen en La Tierra Que El Señor Tu Dios Te Da". (Éx 20,12)
"HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE, PARA QUE TUS DÍAS SE ALARGUEN EN LA TIERRA QUE
EL SEÑOR TU DIOS TE DA". (ÉX 20,12)
Significa que les debes respetar, dar afecto, cariño, amor y reconocimiento.
Los padres tienen el derecho a ser amados de una manera especial, porque dieron sus vidas, porque
son nuestros benefactores, nuestros amigos reales y verdaderos que nos ayudan en el camino de la
vida. "Honra a tu padre con todo tu corazón y no te olvides de los dolores de tu madre, recuerda que te
ha engendrado;. Vas a corresponder por lo que hicieron?".(Sir 7,27-28).
DIOS CREÓ LA FAMILIA. Un hombre y una mujer que se aman y se casan forman un hogar. Aunque
cada miembro de la familia tiene diferentes responsabilidades (el padre trabaja, la madre cuida a los
niños, los hijos estudian o ayudan a sus padres), todos tienen la MISMA DIGNIDAD, es decir son
personas iguales. Nunca un padre deberá sentirse más que la madre o la madre más que los hijos.
Cada miembro de la familia es por igual hijo de Dios. Cada uno tiene derechos y obligaciones.
LA BIBLIA DICE:
Guarda hijo mío, el mandato de tu padre y no desprecies la lección de tu madre... en tus pasos
ellos serán tu guía¨ (PR 6,20-21)
Mientras el hijo vive en casa de sus padres, debe obedecer todo lo que estos dispongan para
su bien o el de la familia.
La obediencia a los padres debe ser considera da como la obediencia a Dios. La Biblia dice:
¨Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor¨.
(COL 3,29).
Cuando los hijos se hacen mayores, deben seguir respetando a sus padres, deben tratar de
darles gusto en sus deseos, aceptar sus consejos cuando los corrijan con razón.
La obediencia a los padres termina cuando el hijo mayor se casa o se independiza, pero el
respeto, y el estar abierto a sus consejos, permanece siempre.
Aquí hay algo importante: los hijos deben obedecer a sus padres en todo lo que no sea una
ofensa a Dios. Si alguna vez un padre o madre mandara a su hijo hacer algo que el hijo sabe
que es una cosa mala, no tiene obligación de obedecerlo.
Los hijos mayores de edad tienen la responsabilidad de prestarles ayuda material (ayudarles en
cuestión de dinero) y moral (apoyarlos, visitarlos, cuidarlos) en los años de vejez, durante sus
enfermedades y en momentos de soledad o tristeza.
¨Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la
cabeza, se indulgente, no lo desprecies.
Es muy importante que si eres Padre, reflexiones la siguiente idea: ¡EL FIN DE LOS HIJOS ES
ALCANZAR LA VIDA ETERNA!
SÌ, Dios ha dado a los padres un niño, un alma nueva, pura. En las manos de los padres está el
moldearlo para bien o para mal.
a) Dar alimento, vestido, cobijo y atención médica, en la medida que su situación lo permita.
b) Mandar a sus hijos a la escuela, para hacer de ellos hombres útiles y trabajadores.
c) Formarlos en la RELIGIÓN CATÓLICA:
Bautizarlos, hablarles desde pequeños de Dios que es su Padre bueno, enseñarlos a
orar, procurar que si es posible vayan a aprender el catecismo en la Iglesia,
enseñarlos a ir a misa.
Lo más importante para un padre no debe ser las cosas que puede dar a su hijo, sino
la FORMACIÓN que le dé, para que él logre lo único importante en su vida: llegar a
ser bueno y salvarse para vivir toda la eternidad con Dios en el cielo.
Los padres deben crear un hogar donde se viva el amor, la ternura, la amabilidad, el
perdón, el respeto, la fidelidad, la honradez, la verdad y el servicio desinteresado.
La mejor forma de enseñarles esto es con el EJEMPLO. Recuerda que un hijo
asimila mucho más lo que ve que lo que se le dice.
Los padres deben de mirar a sus hijos como ¨HIJOS DE DIOS¨ y respetarlos como a
personas humanas.
Los padres aunque se enojen, deben siempre dominarse a sí mismos, nunca
maltratar ni humillar a los hijos.
Los padres deben reconocer cuando se equivoquen y pedir disculpas. Padres e hijos
deben siempre perdonarse unos a otros.