PORTAL888
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Canalización del Maestro Sanat Kumara
Hemos finamente llegado al momento en el cual la energía y la
labor iniciada en Antártida en el pasado mes de marzo, encontrará
su punto cúspide de activación a nivel Planetario.
Hemos llegado a la Puerta del León 888 y con ello recibiremos la
reactivación de la Matriz Divina en el Ser Humano.
En el pasado mes de marzo la Consciencia Elohim se unió con la
Familia Cetácea de Luz y la Familia Arcturiana, para generar en
Antártida la Activación de un Cristal y la liberación de la energía de
los 8 Registros Planetarios y los Pilares de la Consciencia. Esa
energía fue trasladada posteriormente hacia el Lago Titicaca, lugar
donde se generó la Activación de otro Cristal y el nacimiento del
Agua Trina.
A partir de este momento todas las energías liberadas en Antártida,
confluyen hacia Perú con el propósito de generar en la Puerta del
León el anclaje y la activación de los 13 Pilares de la Consciencia a
nivel Planetario.
Los Pilares de la Consciencia son Códigos de Luz cuya energía se
mantuvo viva en los Seres Humanos que habitaron las eras de la
Luz de MU, Lemuria y Atlántida. Estos Códigos representan la
conexión del Ser Humano con las Leyes de la Luz y corresponden a
elevados estados de consciencia en los cuales el Ser es capaz de
reconocer la sabiduría interior para plasmarla y dirigirla hacia el
cumplimiento del Plan Divino.
Cuando ocurre la caída de consciencia en Atlántida estos códigos
son borrados del ADN humano, conduciendo a la humanidad a una
existencia en la cual la depredación y la separación formaban parte
del principio primordial de la existencia.
Los Pilares de la Consciencia al final de la era de Lemuria, fueron
depositados en distintos templos del Perú, con el propósito de
resguardar su Luz hasta el momento de su reactivación a nivel
Planetario. Estas energías, también fueron preservadas en la gran
Tierra de MU, hoy conocida como Antártida, la Biblioteca de la
Tierra. Las cuales gradualmente fueron liberándose desde el año
2011.
Los Pilares de la Consciencia son llaves que permiten la
reactivación del entramado oculto del ADN. Aquel entramado que
fue deformado en Atlántida y cuya impronta se encuentra
resguardada en la Esfinge de Egipto, pues esta representa por sí
misma una mutación genética al ser un León con cabeza de
humano.
A través de la reconexión con los Pilares de la Consciencia el ADN
humano es capaz de reactivar la impronta de la Matriz Divina, que
no es otra cosa más que un entramado vivo de Luz e información
que fluye a través de los 12 Filamentos de ADN y desemboca en el
Filamento 13 para crear la activación del cuerpo físico como
vehículo activo de la Luz y del Alma para el ser humano. Una vez
que la Luz se activa en el Cuerpo Fisico el Alma puede fundirse
completamente con el, activando la frecuencia de la Matriz Divina y
permitiendo la conexión con la Biblioteca Viviente GAIA.
Los Pilares de la Consciencia se representan como principios o
estados de Consciencia:
DISCERNIMIENTO
CONFIANZA
RESPETO
CERTEZA
VACÍO
CONTEMPLACIÓN
CAUSA Y EFECTO
SILENCIO
FIDELIDAD
FUERZA INTERIOR
VALORACIÓN
PACIENCIA
ORDEN
Principios que al ser recuperados y reafirmados en el ADN la
consciencia del ser humano será lo suficientemente fuerte para
volver a la coherencia espiritual y a la reconexión con su Maestría
interior y de esa forma retornar hacia el principio unificado de la
creación en el cual la energía femenina y masculina se reconocen
como UNO en el amor más profundo.
Una vez que se genera esa reactivación de los Principios Divinos
contenidos dentro de los Pilares de la Consciencia, se abre la
Puerta para que la energía femenina y masculina a nivel colectivo
puedan reintegrarse, mediante la sanación de las heridas mas
profundas, las cuales pueden adquirir una nueva perspectiva
basada en el Amor y la Compasión, para dar paso a la liberación
mutua y la recuperación de todo el infinito potencial que cada uno
de los Principios porta.
En esta ocasión, activaremos la Totalidad de los Pilares de la
Consciencia entrando en resonancia con la Puerta del León y la
Familia Cetácea de Luz.
En Amor profundo,
Sanat Kumara