Sol en Las Casas

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EL SOL EN LAS CASAS

Sol en casa 1
El nativo se conoce a sí mismo por definición de su personalidad, por exteriorización de su
carácter y talante, por estructuración de sus formas; el sujeto reconoce su forma y la respeta,
interpreta sus contenidos y se reconoce en ellos, no alejándose de aquello que es.
Es un punto de ‘reconocimiento’ del cuerpo y de las formas asociadas a éste, de respeto por
el mismo y de ‘identificación’ con él. La persona está aquí para comprender su responsabilidad para
con la aceptación de su cuerpo, la responsabilidad que significa haber encarnado.
La Luz radica en aportar a ese cuerpo un propósito, una dirección definida, entendiendo que
‘es un medio para conseguir un fin’, por ejemplo, la transmutación de la materia en materia, de
energía en energías, etc.,…
El cuerpo es un medio por el cual se vive una experiencia y hay que honrarlo y reconocerlo
tal cual; no se puede ni se debe olvidar, se le debe otorgar su sitio justo, su espacio reservado para
cuidarlo y para comprender su finalidad, su composición, su estructura. Es un vehículo sujeto
también a revisiones.
Sombra: Desarrollando culto a la personalidad y menospreciando las decisiones de los
demás.
Luz: El iniciador de proyectos de vida; el pionero de sí mismo; el que se descubre al
expresarse.
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Aquí el sujeto comprende de su interrelación con el entorno en la medida y función que
otorgue a su mundo de necesidades. Aquí se valora el grado de dependencia o independencia
alcanzado respecto a las posesiones materiales, es decir, con la parte más densa de la expresión
energética.
Son puntos de experiencia donde el humano valora hacia dónde quiere mirar, en sentido
ascendente o descendente, pero enfocado desde un plano muy material, muy asociado a las formas
mundanas; es un campo de experiencia ‘bajo’ en cuanto a la vibración que sostiene pero importante
porque marca el límite inferior en el cual el humano se sigue identificando o empieza un punto de
ascensión a través de por ejemplo:
1. Admitiendo su grado de identificación con las formas, es decir, reconociendo el apego y, por
tanto, practicando el desapego.
2. Aceptando la mutabilidad de las cosas.
3. Entendiendo la Ley de impermanencia.
4. Comprendiendo que la esencia no se basa en las formas.

Estas cuatro son vías propuestas para analizar la segunda casa y si existe algún planeta
adicional localizado en esta casa habremos de detenernos un tiempo a recapacitar sobre los
contenidos y funciones propuestas.

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Sombra: Mostrando egoísmo y apego por los bienes materiales, siendo su sistema de valores
el más importante. En el polo opuesto está el sentido de inutilidad.
Luz: Quien se conoce a sí mismo a través de identificarse y desidentificarse con las cosas,
los afectos y las posesiones, el mundo material es su campo de experiencia, la cual está ligada a las
pérdidas y las ganancias, a los encuentros y desencuentros, a adquirir una forma y dejar otra y entre
todo ello descubrir lo que no permuta, la esencia.
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Aquí la propuesta es de determinación del grado de certeza asociado a la realidad
contemplada. El sujeto tiene acceso a una información pero deberá asumir que su potencial realidad
aún dista de ser global, que sólo es una opinión más, un pensamiento lanzado al aire para
comprender un día el retorno que provoca; aprendizaje, estudio, interés por la comunicación; si,
todo eso, pero con una función marcada a priori: reconocer en todo ello el contenido de realidad,
surcar luces del conocimiento y atravesar sombras de la duda; el pensamiento cotidiano ha de ser
puesto a prueba, ha de ser introducido entre paréntesis o sumergido entre profundos interrogantes,
no para menospreciarlo, sino para detenerlo en la escala del tiempo a la espera del beneplácito de
éste. El movimiento de la vida determinará su grado de certeza y aquí el nativo ha de contentarse
con aceptar el grado de mutabilidad del mundo de las ideas y pensamientos; es sólo un estadio
similar al del plano material y se encuentra específicamente identificado con éste, aunque no lo
parezca a priori, pero su grado de unión es tal que, a menudo, resulta impracticable separarlos.
Eres lo que piensas, ¿verdad?, ¿o no?.
La posición de casa tercera del Sol nos indica la necesidad de referir la existencia al valor de
la comunicación; se otorgará a las palabras un significado específico, un altísimo valor a su rango
de comunicación; todo lo que se escuche y todo lo que se hable será de carácter muy importante,
será la identidad (solar) de existencia; la vida está centrada en el valor de la comunicación y en el
sentido que se dé a las palabras, tanto las que se escucha como las que salen por la boca; es la
frecuencia más alta de vibración y por ello ese rango de experiencia está asociado fuertemente al
aprendizaje; todo gira en torno a la casa en la cual se encuentra el sol; nada hay más importante y
nada puede ser menos escuchado; todo lo que tenga que ver con la comunicación sobresale dentro
de la función evolutiva; aprender a comunicarse, aprender a comunicar es el eje y centro del
desarrollo evolutivo; sin ello, su vida carecería de significado; por ello la interpretación de su
función ha de centrarse en que la personalidad se entere de la importancia que da a las palabras y a
los procesos de aprendizaje, concretos, directos y específicos, no se puede andar por las ramas (casa
9ª) ni divagar ni elaborar teorías raras y escapistas, ha de concentrase en su cotidianidad y en la
elaboración de una comunicación acertada, esa es la parte más importante de su función evolutiva.
Sombra: Manifestando una verdad equívoca o confundiendo al entorno con mentiras y
engaños.
Luz: Experiencia ligada a la comunicación y exteriorización, intercambio mental de ideas y
proyectos, gestión de datos, conocimiento de las formas un día creadas; se gestiona aquí una energía
muy activa, dadora y generosa dentro del campo de la expresión mental.

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Inimaginable encontrar aquí sujetos independientes en su primera etapa de vida de la
familia, el hogar y las responsabilidades parentales, pues es su campo de actuación el conocerse en
sus orígenes, poner luz a las raíces, enterarse de dónde vienen, definir el propósito de para qué están
aquí.
No es una posición cómoda puesto que conlleva buena dosis de sacrificio y bastante
desarrollo de la voluntad puesta al servicio del hogar, el pasado y la búsqueda de seguridad personal
dentro del ámbito de lo conocido, como, por ejemplo, la casa propia.
Mucha relación con el pasado, por lo que el individuo suele arraigar relaciones kármicas con
sus familiares directos, a los que ha de tener en consideración y estar atento al aprendizaje asociado.
Aquí el nativo experimenta tensión porque esa necesidad del contacto familiar a menudo supone un
lastre para sus expectativas de desarrollo; alcanzar el punto neutro formará parte de ese destino.
“No se deben negar los lazos familiares ni olvidar salirse de ellos”.
Sombra: Renunciando a ser padre o a ejercer la autoridad en el hogar.
Luz: Experiencia ligada a la manifestación y creación de un hogar; su formación,
vivificación, materialización, puesta en marcha y solidificación serán fundamentales para ayudar al
nativo a echar raíces y asentarse, crear y estructurar un hogar forma parte de su destino. No debe
abrirse más allá lo que pueda abarcar; no debe desear (Capricornio) más de lo que pueda
decepcionar. Conocer su sitio justo y aplicar su fuerza en el momento adecuado, ni antes ni después.
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Experiencia de satisfacción y disfrute de la vida orientada a saber valorarla y colocarla en su
justo sitio; experiencia ligada o sellada bajo el título de “ORIENTADA A LA EXPANSIÓN”.
La vida en sí misma contiene este principio y el sujeto con el Sol en la Casa 5ª se ha propuesto
realizarlo, por lo que para este nativo ‘todo vale’, todo es útil y nada se debe menospreciar; todo
tiene su sitio y el sujeto sabe encontrar el suyo propio y trae el don de sabérselo encontrar a otros;
por ello es muy ‘posicionador’ para los demás, sabe describir con presteza el lugar que cada quien
debe o puede ocupar y así él desarrolla a la vez su labor, una función ‘localizadora de la existencia’;
la vida tiene un sitio para cada quien y cada quien tiene un sitio en la vida y esto lo conoce este
nativo, que interpreta, a veces bajo su voluntad propia, los designios o dirección de los movimientos
de la vida.
Son muy buenos interpretadores del destino del ser humano y su función específica es
encontrar su propio sitio en la vida, elaborar su propio destino, exento ya de las raíces de los padres
de la casa anterior.
“Modificación del destino bajo la Ley del libre Albedrío”
Reconocerse libre y a la vez responsable de la propia vida resultan ser los pasos de inicio
para estos nativos.
Sombra: Siendo infiel a sí mismo y a sus compañías sentimentales, haciendo de la vida sólo
un juego.
Luz: Experiencia ligada a la “manifestación de una realidad concreta”, dar forma a la vida
elegida, concretar una forma o manera individual de vivir, se elige una expresión de los múltiples

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rayos de la luz divina y se expresa a través de uno. “Materialización de vida individual”, expresión
consciente de la naturaleza del individuo. Nacimiento desde dentro.
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La experiencia de este campo es de intensa entrega, de no poca manifestación en la labor de
considerar al otro, de prestarle la justa atención, de estar a su lado o de permanecer atento a sus
necesidades; es una función específica de “acercamiento para el contacto”, previo a la unión que se
realizará en la casa séptima.
Aquí el sujeto permanece oculto aún de sí mismo pues el proceso de descubrimiento se
efectúa especialmente a través de la casa séptima; cuando se llega a ella, ya se ha desarrollado un
ego lo suficientemente estable para abordar su disolución, partiendo del encuentro con el otro, que
funcionará como espejo de uno mismo; mientras tanto, en la casa sexta los seres humanos están
listos para la entrega y el acercamiento que les inducirá a unirse con el otro (casa 7ª) desde la
individualidad que eran (casa 5ª).
Sombra: Poniendo la voluntad al servicio propio y negando las necesidades ajenas,
olvidándose de ser útil para el entorno.
Luz: Vida expresándose en armonía con el entorno. Dosificación de fuerzas al entrar en
contacto con el otro; mi expresión individual ha de ceder terreno ante la existencia de ‘otro’ cuyo
campo de vida no he de suplantar; el otro existe y es real y me acoplo a su experiencia, entendiendo
que es parte de la mía, generando semillas de unión y confraternización. La expresión individual ha
de ceder territorios en beneficio de una existencia colectiva.
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Aquí el sujeto se expande a través de experimentar la vida en colaboración con terceros; se
abre puertas a sí mismo a través de abrírselas a otros y vive desligándose de la idea de ‘uno mismo’
sembrada en la casa primera; aquí prima más el contacto con el otro, al que a menudo se le asocia
más importancia de la que a veces se quisiera, para desarrollar un desapego de lo propio y dirigir la
atención más hacia la asociación de individuos como meta de desarrollo grupal. “La unión hace la
fuerza” sería una expresión típica de estos nativos. El destino se comparte de una manera u otra y el
primer estadio de comprensión de esta Ley es el que se alcanza a través del mundo de la pareja.
Millones de parejas en todo el mundo practican el entendimiento de que su destino es común. Más
adelante se entenderá por todos que esa ley se cumple para el resto de individuos aunque por
supuesto sea más difícil de asumir porque sus efectos y manifestaciones sean más sutiles, pero todo
está ligado, dice la Ley: TODO ES UNO.
Sombra: Haciendo que los demás vean una imagen falseada de sí mismo y obviando la
voluntad propia.
Luz: Expresión solar destinada a la unión con el otro de forma que se entiendan mejor los
contenidos propios. La experiencia asociada a la pareja tiene tintes ineludibles; no se puede evitar
cierta dependencia de los demás y las referencias sobre uno mismo se alcanzan a través ‘del otro’.
Proceso de “salida” hacia afuera para retornar un día al centro. No se debe eludir el contacto
humano.

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Aquí el proceso de transformación es obligado; no se puede ser renuente a asumir el grado
de implicación de esta casa o área de aprendizaje: asumir que todo muta y se transforma
constantemente, asumir la ‘polaridad invertida o inversa’: todo suceso tiene su origen y toda causa
su efecto; pero no se detiene aquí el contenido de este principio sino que en último término se
aprende a valorar la vida más allá de su presentación dual; se ponen en juego factores como el bien
o el mal, dentro o fuera, externo o propio, adecuado o inapropiado, vivo o muerto,… Todas son
manifestaciones de lo mismo y en entender lo que es real de lo irreal, lo muerto de lo aparentemente
vivo y lo realizado de lo irrealizado radica mucho del principio de esta casa, en la que se asume no
con poca necesaria destreza que el rango de “lo manifestado” tiene su homólogo en el rango de lo
inmanifestado y que ambos son dos estadios, sino polos, de una única realidad: “la existencia viva”.
Entender principios de esta índole le está vedado al no iniciado que se debate por
comprender lo que está oculto o por manifestar realidades del más allá como puntos de inicio de su
aprendizaje en esta complicada rama del conocimiento, que no es tal, aunque de alguna forma le
llamemos.
Aquí no hay opciones intermedias, o se vive o no se puede filosofar. No alcanza quien
filosofa, sino quien experimenta la transformación en sí mismo.
El proceso de esta casa está asociado a atravesar estados que otros ignoran. Pasar por
aquello que se conoce como muerte, pero que es puerta para nueva vida; atravesar estados significa
no permanecer en lo conocido y adentrarse en lo desconocido, permutar y cambiar el orden de las
cosas para que las cosas se advengan al verdadero y único orden. Transformar como fundamento
base para reencontrar. Quemar para que la tierra pueda desarrollar nuevas semillas. Asumir la
muerte como paso para la ‘nueva vida’.
Son los transformadores de lo denso, camino de lo sutil, reveladores de la verdad contenida
en la forma, descubridores de lo oculto que permanece más allá de lo aparente. Son motivadores del
cambio como punto de referencia del movimiento necesario para la evolución. Todo muta y cambia
a cada instante y el Sol en casa ocho recoge este principio con la solidez que aporta conocer que
detrás de cada escalón existe un nuevo estadio.
Sombra: Vivificando la parte oscura de la vida; no reconociendo el poder propio.
Luz: Proceso de vida de transmutación y cambio constante. Se vive para entender procesos
intensos y transformadores. La mente y el cuerpo están al servicio de un Alma asociada a la
regeneración; se pueden quemar fuertes karmas o romper ligaduras intensas; la experiencia está
dotada de energías de regeneración; el error es pretender mantenerse en lo antiguo; no se debe de
eludir el cambio en todas sus acepciones; el objetivo es la mutación voluntario, o forzosa.
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Energía puesta a disposición de la investigación ulterior de realidades que se encuentran más
allá de la percepción ordinaria.
Aquí no encuentra quien profundiza solo, sino quien comparte, pues buena dosis de este
campo de actuación está comprendida en el “intercambio de información para beneficio mutuo que
potencie un acercamiento de lo dual o dividido”; por ello, el destino de esta zona de experiencia
consiste en colocar la vitalidad allá donde otros carecen de ella; viajar al extranjero para equilibrar
las deficiencias de luz en diferentes lugares del mundo. Su misión es recorrer los caminos para
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abrírselos a otros: que otros conozcan que existen puentes por donde cruzar los ríos, abrir puertas,
destruir diques de contención para que la verdad surja.
Sombra: Deseando alcanzar lo que no se tiene y ser lo que no se es.
Luz: Experiencia ligada a objetivos comunes y filosóficos; comprender la naturaleza de la
vida, asentarse en el entendimiento, mejorar y agrandar los espacios, abrir la mente, romper
limitaciones, establecer patrones que sirvan para muchos.
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Aportación vigorosa a la expansión del yo como fuente de referencia para otros. Un yo bien
construido es ahora faro y guía que otros pueden seguir para no embarrancar en sus propias aguas.
Aquí el sujeto vive desde un conocerse que le implica poder ver y conocer a otros, desde una
posición que le permite dirigir a terceros y no almacenar para sí más reputación o fama que la que
sea capaz de colocar al servicio de otros, de ahí su relación característica con la casa sexta, pues
quien un día fue buen vasallo en algún momento se le permite ser señor, para ver qué hace con todo
ello.
Son personas con cualidades para dirigir a otros y convertirse en esa referencia que marque
pautas de desarrollo personal y humano. Tienen que ver con la construcción (Saturno) del ser
cósmico que somos (Sol) y su identificación con esta labor les permitirá ejercerla para otros, aunque
su función específica no sea directamente la del servicio, como en la sexta casa, sino la de
‘referencia’ válida pata terceros.
Por ello su función está encaminada a encabezar destinos de Luz; ser faro guía que alumbre
caminos que otros están recorriendo para evitar que se pierdan. Ser un punto de referencia para que
otros brillen con su luz propia, pero viendo más claramente allá donde pisan.
Sombra: Esperando que otros alcancen lo mismo que uno ha conseguido en su vida.
Necesidad de reconocimiento.
Luz: Aquí el Sol recibe ‘impulsos superiores’ para servir de referencia a otros, establecer
comunicaciones fluidas, movimiento en armonía, espacios justos para todos, es el estructurador de
relaciones y ámbitos de trabajo, el dispositor de qué espacios han de ocupar los otros, cuál es el sitio
de cada uno; es que establece reglas y leyes que otros han de cumplir y respetar, desde el ejemplo
propio.
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Disposición grupal en donde debe darse por finalizado el entendimiento del destino común,
unido, integrado, de carácter asociativo para con toda la existencia.
En este punto el individuo se identifica con fuerza extrema en pertenecer a algún tipo de
clan, ya sea futbolístico, o bien sea de tipo periodístico, grupos de comunicación, o bien dentro del
ámbito de las redes de información tipo internet, con sus chats y grupos temáticos y un largo etc…,
en donde lo individual se diluye para dar paso a la experiencia grupal, solidaria, justificada por el
bien común y no individual.
Es una casa de alta experiencia aunque en la actualidad ésta se desarrolla en el resto de
grupos que aún no he mencionado, los que mantienen un interés vivo por el aprendizaje o más bien
habría que decir ‘ por avivar el recuerdo’, pues es muchísimo más lo que se aviva por contenido

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propio que lo que se puede aprender como nuevo.
La casa once es un punto de contacto y como tal recoge la experiencia de todas las anteriores
para el bien grupal; como ello se use o no dependerá del individuo.
Aquí no se gesta nada (por oposición a la quinta casa) sino que se comparte, se actualiza, se
desprende, se generaliza al abrírselo a otros.
Sombra: Negándose a compartir sus experiencias en grupo para mayor enriquecimiento de
otros.
Luz: Área de la colaboración, el uso y disfrute de bienes comunes, el liderazgo compartido,
las intenciones claras de fusión con muchos, el entregar sin recibir, el regalar porque se tiene y se ha
alcanzado; es el tiempo de estar bien en uno y compartirlo con muchos; no se debe dejar de
compartir.
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Autoanálisis crítico sujeto al transcurso del tiempo; predisposición al encuentro desde la
lejanía de la soledad. Misterios revelándose en el pasear en Ki-ning, lento y concentrado; quietud
meditativa como punto de silencio; últimos secretos a desvelar; conocimiento de otras existencias
comprendiendo por ejemplo que pueden ser:
• experiencias en el propio planeta Tierra y fuera de él.
• como ser femenino o masculino.
• con destino impuesto o parcialmente elegido.
• redireccionable, o no.
• Etc…
Son experiencias íntimas que el sujeto deberá de decidir si quiere valorarlas solo o prefiere
compartirlas con otros. Conlleva un fuerte grado de interiorización que a menudo se manifiesta en
el sujeto como fuerte introversión.
Es un punto de análisis y recogimiento para valorar futuros destinos, pero no se debe obviar
que el actual aún lo estamos construyendo, punto éste que lleva a algunos nativos a olvidarse de
colocarse en la existencia actual y ser concretos y directos para con la vida que están viviendo.
“No confundir interiorización con trastocación del orden básico establecido en todas las
casas anteriores”.
Sombra: Aislándose como medio de defensa y ocultando su voluntad como idiosincrasia
personal. No mostrándose abiertamente.
Luz: El área doce lo es de retiro y contemplación de los resultados de nuestros actos, de
rápida visión de lo que provocan nuestras decisiones o a veces cuando el alma está atrapada es un
área para recibir los efectos sin ver las causas, lo que suele provocar sufrimiento. Aprender a
respetar el orden que no se ve es la puerta de salida para la incomprensión que a menudo se
almacena en esta casa.

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