No Hay Tierra Prometida Sin Pasar Por El Desierto
No Hay Tierra Prometida Sin Pasar Por El Desierto
No Hay Tierra Prometida Sin Pasar Por El Desierto
Si usted quiere ser un cristiano fiel que disfrute de las bendiciones de Dios
con un corazón humilde y agradecido, interprete el tiempo de desiertos que
hoy está atravesando como un tiempo determinado por Dios para
prepararlo para la buena tierra que El le ha prometido.
La Biblia habla mucho y bien sobre las bendiciones de Dios y como su pueblo
puede recibirlas. Las bendiciones de Dios están reservadas exclusivamente para
los hijos obedientes del Señor. Los únicos que pierden bendiciones siempre son los
desobedientes. ¡Por eso vale la pena ser obedientes al Señor!
Al mirar la historia del Pueblo de Israel vemos que en el pasado Dios llevó a su
pueblo bajo el mandato de Josué a la tierra prometida y hoy nosotros bajo el
mandato de Jesús somos llevados a una tierra de promesas. Si hacemos un
recorrido del pueblo de Dios luego de salir del yugo de esclavitud de Egipto y
Faraón, obtenemos una preciosa enseñanza espiritual para nuestras vidas:
¿Para qué sirven los tiempos de desiertos en la vida del creyente hoy?
Deuteronomio 8:2: “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído
Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte,
para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus
mandamientos”
Note que dice “todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios”. Quizás
usted estuvo pensando que todo lo que le pasó en el desierto era del diablo, ha
invertido tiempo reprendiendo y reprendiendo, ¡y la situación no cambió sino que
empeoró! ¡Pensar que era la mano del Gran Alfarero trabajando sobre su vida para
prepararla para llegar a la tierra de bendición, la tierra que El le había prometido y
usted no se había dado cuenta!
1. “Para afligirte”. Es fácil alabar a Dios y serle fiel cuando todo sale de
maravillas, pero ¿qué pasa en la adversidad y cuando todo sale mal?
¿Seguimos fieles en medio de los problemas? Allí Dios prueba la CALIDAD
de la vida espiritual que tenemos. Muchas veces pensamos o decimos con un
tono de orgullo y soberbia que somos los “invencibles” y Dios nos aflige para
mostrar nuestra realidad carnal que debe ser tratada y quebrada por el Señor.
2. “Para probarte” ¿Probar qué? El NIVEL de nuestra espiritualidad. Aquí el
Señor mide nuestra madurez y crecimiento espiritual. Tener años de creyente
no significa alcanzar madurez.
3. “Para saber lo que había en tu corazón”. Aquí el Señor prueba nuestra
INTENCION interior de obedecer o desobedecerle. Podemos engañar a todos
los que nos rodean con una fachada de “fieles y llenos de obediencia” pero el
Señor siempre mira la intención del corazón.
Los tiempos de desiertos siempre nos muestran LO QUE EN REALIDAD
SOMOS ANTE DIOS. Por cierto él ya lo sabe de antemano pero quiere que
nosotros los sepamos para que nos humillemos, arrepintamos y volvamos al
sendero de la obediencia.
Números 11:19-20 dice: “No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez
días, ni veinte días, sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y
la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de
vosotros, y llorasteis delante de él diciendo: ¿Por qué salimos acá de Egipto?”
Dios nos llama en este tiempo a que aprendamos sus lecciones en el desierto y las
aprobemos. Cuando eso suceda estaremos calificados para llegar a la tierra de
bendición. Sin obediencia no hay bendición, pues Dios siempre bendice a los
fieles.
Deuteronomio 8:3 nos dice cuál es otra importante lección que debemos aprender
y aprobar en el desierto: “Para hacerte saber que no solo de pan (representa las
cosas materiales) vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová
vivirá el hombre”
Dios quiere enseñarle a su pueblo a vivir dependiendo siempre ciento por ciento de
El y no de lo que podemos ver, sentir o palpar. Como pueblo de Dios debemos ser
sustentados por la Palabra de Dios, pues ella es creativa. Dios ha dado promesas
para que nosotros las tomemos por la fe y la confesión. A menos que hagamos eso
nunca las recibiremos. Las promesas de Dios son legalmente nuestras, pero serán
prácticamente nuestras luego que las tomemos invisiblemente por la fe y la
confesión de la Palabra de Dios. Al creer con fe y confesar las promesas de Dios,
algo sucede en el mundo espiritual y hace que se cristalicen en nuestro mundo
terrenal. ¡La palabra de Dios es creativa! (Lea Génesis 1).
El Señor también ha decidido que pasemos primero por el desierto para luego
entrar en la tierra de bendición para recordarnos que si recibimos sus bendiciones
ha sido por Su Gracia y Misericordia, no por nuestros méritos. Pareciera que
cuando estamos con problemas y tiempos de desiertos buscamos a Dios con
ahínco, pero cuando El nos responde y da lo que esperábamos, ya dejamos de
buscarle y nos vamos contentos con la bendición pero sin El que bendice.
Tenemos una tendencia a la soberbia y arrogancia espiritual cuando alcanzamos el
éxito por eso Dios nos recuerda en Deuteronomio 8:7-10
El Señor nos recuerda todo esto porque entrar en la tierra prometida, la tierra
buena de bendiciones tiene sus peligros, que debemos evitar:
Si usted quiere ser un cristiano fiel que disfrute de las bendiciones de Dios con un
corazón humilde y agradecido, interprete el tiempo de desiertos que hoy está
atravesando como un tiempo determinado por Dios para prepararlo para la buena
tierra que Él le ha prometido. Humíllese bajo su poderosa mano para que Él lo
exalte cuando sea Su tiempo y en su vida verá la Gloria de Dios.