Módulo Lógica para Pensar - Material Semana 2
Módulo Lógica para Pensar - Material Semana 2
Módulo Lógica para Pensar - Material Semana 2
Material de Lectura
Semana 2
Universidad Nacional de Rosario
I. Introducción
En este nuevo material vamos a conocer algunos conceptos y técnicas que nos ayudarán a analizar un
argumento. El primer paso de este análisis siempre será identificar sus premisas y su conclusión.
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II. Indicadores de premisa y de conclusión
¿Cómo podemos reconocer, entre las proposiciones de un argumento, cuál es la conclusión del
mismo y cuáles son sus premisas? Ciertamente no depende del orden en que aparecen. Recordemos
estos dos ejemplos de argumentos vistos anteriormente:
“Todos los hombres son mortales. Sócrates es hombre. Por lo tanto, Sócrates es
mortal”.
“Los pingüinos vuelan. Porque todas las aves vuelan, y los pingüinos son aves”.
En el primero las premisas están al principio y la conclusión al final, claramente indicada con la
expresión “por lo tanto”. En el segundo, la conclusión se enuncia al principio y las premisas aparecen
luego, introducidas con la palabra “porque”. Existen algunas palabras o frases que se usan
normalmente para introducir la conclusión de un argumento, y son, por ello, llamadas indicadores de
conclusión. “Por lo tanto”, “por esta razón”, “en consecuencia”, “ergo” (expresión latina), y “se sigue
que” son algunos ejemplos. De la misma manera, se conocen como indicadores de premisa a las
palabras o frases que sirven para señalar las premisas de un argumento; son ejemplos: “porque”,
“puesto que”, “la razón es que”, “se sigue de”, etc.
El siguiente argumento contiene tanto un indicador de premisa como uno de conclusión. ¿Cuáles
son?:
“En vista de que los estudiantes no aprenden las operaciones fundamentales de
álgebra en secundaria, tendrán dificultades cuando cursen estudios más avanzados.
Por lo tanto, se debe enfatizar la enseñanza del álgebra en secundaria.”
No todos los argumentos contienen indicadores de premisa o de conclusión explícitos. En este caso,
para distinguir el rol de cada proposición en un argumento debemos pensar qué afirmación se quiere
justificar (será la conclusión) y qué razones se dan para ello (corresponderán a las premisas).
Intenta identificar la conclusión y las premisas en el siguiente argumento:
“Tom Wolfe sugiere que los grandes arquitectos modernistas exijan dogmáticamente
muros blancos, construcciones de acero y líneas rectas, mientras que evitan
materiales lujosos. Sin embargo, Mies van der Rohe utilizó mármol travertino y onix
en su afamado Pabellón de Barcelona; y el color es parte integral de la Unité
d'Habitation de Le Corbusier, y sus curvas esculturales son posibles por la
construcción en concreto. El Sr. Wolfe perpetúa una impresión plana, exagerada y
falsa del modernismo arquitectónico.”
Nancy Stieber, “What a building says about us”, The New York Times, 15/10/2003.
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“Si bien podemos reconocer el indicador de premisa “porque” y el indicador de conclusión “por lo
tanto”, este pasaje no es un argumento sino una explicación, esto es un grupo de enunciados que
pretenden dar cuenta de por qué algo es como es. Una explicación no es un argumento.
En una explicación debe distinguirse lo que está explicándose de lo que es la explicación. En el
ejemplo dado, se está explicando por qué la torre recibió el nombre de Babel y la explicación es que en
ese lugar el Señor hizo que se confundiera la lengua de toda la Tierra (el nombre “Babel” se deriva de
la palabra hebrea que significa “confundir”).
Que un pasaje sea un argumento o una explicación depende del propósito que sirva. Si su propósito
es establecer la verdad de cierta proposición Q, convencer sobre ella, justificarla, ofreciendo como
evidencia otra proposición P, entonces “Q, porque P” es un argumento. Si en cambio se sabe que Q es
verdadera y no se pretende dar razones que apoyen su veracidad sino que se quiere explicar por qué
es verdad, entonces “Q, porque P” es una explicación. La diferencia radica en la intención del pasaje.
Cabe aclarar que no siempre es fácil distinguir un argumento de una explicación, en ocasiones
algunos pasajes pueden ameritar una lectura alterna igual de válida, es decir ser vistos como
argumentos si se interpretan de una forma y como una explicación si se interpretan de otra.
También puede suceder que una o más de las proposiciones que constituyen un argumento no se
enuncien explícitamente, pero que se sobrentiendan por el contexto o porque son de conocimiento
común incuestionable. Los argumentos del discurso cotidiano con frecuencia cuentan con alguna
proposición que no se enuncia. Tales argumentos son llamados entimemas.
Por ejemplo, en el Julio César de Shakespeare, mientras Marco Antonio pronuncia su famoso discurso
sobre la ambición de César, uno de los ciudadanos que escucha señala acerca de éste último:
“No creo que él quisiera tomar la corona. Y por lo tanto, no era un ambicioso.”
Aquí “no creo que él (César) quisiera tomar la corona” es una premisa explícita y “(César) no era un
ambicioso” es la conclusión; pero también hay una premisa implícita que es: “alguien que no quisiera
tomar la corona no puede ser un ambicioso”. Es decir, pasándolo en limpio, el argumento completo
sería este:
“Alguien que no quisiera tomar la corona no puede ser un ambicioso. No creo que
César quisiera tomar la corona. Por lo tanto, él no era un ambicioso”.
En el discurso cotidiano, es común el uso de premisas implícitas. Por ejemplo, cuando una persona
afirma que
“Juan cree en Dios porque es católico”,
está razonando a partir de dos premisas: una explícita, “Juan es católico”, y la otra implícita, “Todos los
católicos creen en Dios”. La incorporación explícita de tal premisa nos da este argumento válido:
“Juan cree en Dios. Porque Juan es católico, y todos los católicos creen en Dios”.
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En forma análoga, una premisa implícita en el razonamiento
“Hoy tengo clase de lógica puesto que es lunes”,
es: “Los lunes tengo clase de lógica”. Si escribimos
“Hoy tengo clase de lógica puesto que es lunes y los lunes tengo clase de lógica”
es fácil apreciar la estructura válida del argumento.
Descripción de la imagen: Viñeta de Tute en la que un hombre escucha con asombro a una mujer que con
gesto sobrador le dice: “Lo nuestro es imposible, Rubén. Padezco de un profundo buen gusto.”
Dos técnicas útiles para analizar un argumento son las de parafrasearlo y la de hacer un diagrama del
mismo. Parafrasear un argumento consiste en reescribirlo, explicitando las premisas implícitas (si las
hubiera), realizando una lista ordenada adecuadamente de las premisas y reformulando premisas y
conclusiones en un lenguaje simplificado, con el objetivo de hacerlo más claro.
Consideremos el siguiente argumento del matemático G. H. Hardy.
Ejemplo 1:
“Arquímedes aún será recordado cuando Esquilo haya sido olvidado, pues las lenguas
mueren y las ideas matemáticas no.”
G. H. Hardy, A Mathematician's Apology, Cambridge University Press.
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Separando sus afirmaciones (explícitas e implícitas), se lo puede parafrasear así:
Muchas veces es útil plasmar en un diagrama esta estructura identificada en el argumento. Un tipo
de diagrama utilizado para representar argumentos utiliza por cada premisa un círculo encerrando el
número asignado en el parafraseo y flechas entre estos círculos que indican que la proposición en la
punta de la flecha se deduce de la o las proposiciones ubicadas en el inicio de la misma. Para el
argumento anterior, el diagrama correspondiente es el siguiente:
1 2 4 5
3 6
Descripción de imagen: Siete círculos enumerados se ubican en tres niveles: superior, medio e inferior. En el
nivel superior están el 1, el 2, el 4 y el 5. En el nivel medio, el 3 y el 6. De 1 y 2 agrupados sale una flecha
hacia 3. De 4 y 5 agrupados sale otra flecha hacia 6. En el nivel inferior está el círculo 7. De 3 y 6 agrupados
sale otra flecha hacia 7
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Ejemplo 2:
3
Descripción de imagen: Tres círculos enumerados del 1 a 3 se ubican en dos niveles: superior e inferior. En el
nivel superior se encuentran el 1 y el 2. De ellos agrupados sale una única flecha hacia 3 que se encuentra
en el nivel inferior
También es posible realizar un diagrama sin parafrasear previamente el argumento. Para ello, se
enumeran las proposiciones en el mismo texto y en el orden en que aparecen, encerrando el número
entre corchetes o dentro de un círculo.
Ejemplo 3:
[1] Contrario a lo que mucha gente piensa, el resultado positivo de una prueba de VIH no es
necesariamente una sentencia de muerte. Por un lado, [2] el intervalo entre el desarrollo de
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anticuerpos y la aparición de síntomas clínicos dura en promedio cerca de diez años. Por otro lado,
[3] en la actualidad muchos informes sugieren que es posible que un número significativo de
personas cuyo resultado de la prueba es positivo, nunca desarrollen clínicamente el SIDA.
(R.S. Root-Bernstein, Misleading Reliability, The Sciences, marzo de 1990)
1 2
3
Descripción de imagen: Tres círculos enumerados del 1 al 3 se ubican en dos niveles: superior e inferior. En
el nivel superior se encuentran el 2 y el 3. De cada uno de ellos sale una flecha distinta hacia 1 que se
encuentra en el nivel inferior
Observemos que en el ejemplo 2 y en el ejemplo 3, los argumentos tienen dos premisas y una
conclusión. Sin embargo, sus estructuras son distintas. En el ejemplo 3, cada premisa sirve
individualmente de razón o soporte para la conclusión; actúan en forma independiente de la otra
premisa. En el diagrama esto se exhibe con dos flechas distintas, cada una saliendo de una premisa
hacia la conclusión. En cambio, en el ejemplo 2, sólo actuando conjuntamente las premisas justifican
la conclusión. Esto se plasma en el diagrama agrupando ambas premisas con una llave y haciendo salir
una única flecha hacia la conclusión.
El siguiente ejemplo muestra esta diferencia en un mismo diagrama.
Ejemplo 4:
[1] Las cimas de las montañas del desierto son buenos sitios para observatorios astronómicos. [2] Al
ser elevadas, se encuentran por encima de una parte de la atmósfera, permitiendo que la luz de las
estrellas alcance al telescopio sin tener que atravesar toda la profundidad de la atmósfera. [3] Al ser
seco, el desierto también está relativamente libre de nubes. [4] El mínimo halo de bruma o de nubes
puede resultar en un cielo inapropiado para realizar muchas mediciones astronómicas.
(Blanchard Hiatt, University of Michigan Research News, septiembre de 1979)
2 3 4
1
Descripción de imagen: Cuatro círculos enumerados del 1 al 4 se ubican en dos niveles: superior e inferior.
En el nivel superior se encuentran 2, 3 y 4. De 2 sale una flecha hacia 1 que se encuentra en el nivel inferior.
De 3 y 4 agrupados sale una única flecha hacia 1
Así como las proposiciones que forman un argumento (sus premisas y su conclusión) en ocasiones
pueden no enunciarse explícitamente en el mismo, también se da el caso en que aparecen
“disfrazadas” en forma no declarativa, bajo la apariencia de preguntas u órdenes.
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El siguiente argumento de Sócrates muestra el uso de una pregunta retórica para plantear una
premisa:
“Si nadie quiere ser miserable, no hay nadie, Menón, que desee el mal; ¿pues qué es la
miseria sino el deseo y la posesión del mal?”
Platón, Menón, 78 a
Podemos parafrasear el argumento de esta manera:
1. La miseria es el deseo y la posesión del mal.
2. Por lo tanto, si nadie quiere ser miserable, entonces no hay nadie que desee el mal.
En el siguiente pasaje de la obra de Hamlet, Polonio aconseja a su hijo Laertes con un argumento cuya
conclusión aparece en forma imperativa, como una orden:
“No pidas ni des prestado a nadie;
Pues el prestar hace perder a un tiempo el dinero y al amigo.
Y el tomar prestado embota el filo de la economía.”
W. Shakespeare, Hamlet, primer acto, tercera escena.
El sentido del texto permite interpretar la primera oración como conclusión del argumento; para
expresarla más claramente como proposición, la podemos reformular así: “No conviene ser
prestamista ni deudor”. Esta sí es una afirmación que puede ser calificada como verdadera o falsa.
Llegando al final del material de esta semana, compartiremos una solución al desafío planteado la
semana anterior, y luego te propondremos un nuevo desafío para pensar.
COFRE 1 COFRE 2
COFRE 3 COFRE 4
Existen diversas maneras de razonar y argumentar para resolver este acertijo, a continuación te
mostramos una de ellas. Para ello iremos enumerando conclusiones intermedias que vamos
obteniendo a partir de esas seis primeras afirmaciones del enunciado:
[7] Las inscripciones de los cofres 3 y 4 no pueden ser ambas proposiciones falsas (conclusión
intermedia a partir de las premisas [5], [6] y [1]).
Explicación: Si lo que dice el cofre 3 es falso, el tesoro está en el cofre 2, si además lo que dice el cofre 4
es falso, el tesoro está en el cofre 4. Por [1] sabemos que sólo hay un tesoro, por lo tanto no pueden ser
falsas las dos inscripciones de los cofres 3 y 4.
[8]: Las etiquetas de los cofres 1 y 2 son ambas proposiciones falsas o ambas verdaderas
(conclusión intermedia a partir de [3] y [4]).
Explicación: El cofre 2 dice que el cofre 1 dice la verdad. Por lo tanto, si lo que dice el cofre 2 es
verdadero, entonces el cofre 1 dice la verdad y su etiqueta es una proposición verdadera. De la misma
manera, si lo que dice el cofre 2 es falso significa que el cofre 1 miente o, equivalentemente, su
etiqueta es una proposición falsa.
[9]: Las etiquetas de los cofres 3 y 4 son ambas proposiciones verdaderas o ambas falsas
(conclusión intermedia a partir de [8] y [2]).
Explicación: Por [2] sabemos que dos de las etiquetas son verdaderas y dos son falsas. De [8] sabemos
que las etiquetas de los cofres 1 y 2 son ambas falsas o ambas verdaderas. Por lo tanto, las etiquetas
de los cofres 3 y 4 son, respectivamente, ambas verdaderas o ambas falsas.
[10]: Las etiquetas de los cofres 3 y 4 son ambas proposiciones verdaderas (conclusión intermedia
a partir de [7] y [9]).
Explicación: Por [7] sabemos que las etiquetas de los cofres 3 y 4 no pueden ser ambas falsas,
entonces, por [9], resulta que estas etiquetas son ambas verdaderas.
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[11]: Las etiquetas de los cofres 1 y 2 son ambas proposiciones falsas (conclusión intermedia a
partir de [10] y [2])
Explicación: [2] dice que dos inscripciones son verdaderas y dos son falsas. Como por [10] las
etiquetas de los cofres 3 y 4 son ambas verdaderas, se concluye que las etiquetas de los cofres 1 y 2
son ambas falsas.
La imagen muestra a Aristóteles, Bertrand Russell y Kurt Gödel en fila, cada uno de ellos utilizando un
sombrero de color desconocido. Mientras que Aristóteles puede ver los sombreros de Russel y Gödel,
Russel únicamente puede ver el sombrero de Gödel. Al mismo tiempo, Gödel no puede ver el sombrero de
ningúno.”
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Se reúnen en un bar 4 filósofos y científicos que se han destacado en la lógica: Aristóteles, Bertrand
Russell, Ludwig Wittgenstein y Kurt Gödel.
Wittgenstein los invita a sus tres colegas a un desafío: posiciona a Aristóteles, Russell y Gödel en una
fila de modo que Gödel queda adelante, Aristóteles atrás y Russell en el medio.
Luego Wittgenstein les explica que posee 5 sombreros -tres blancos y dos rojos- y que le colocará a
cada uno de ellos uno de estos sombreros. Ninguno de los tres puede ver el sombrero que porta y por
la disposición en la fila, Aristóteles puede ver los sombreros que portan Russell y Gödel. De manera
similar, Russell sólo puede ver el sombrero de Gödel y Gödel no puede ver el sombrero de ninguno de
sus colegas.
Es entonces que Wittgenstein le pregunta a Aristóteles si puede deducir qué color tiene el sombrero
que él está portando, pero Aristóteles responde que no encuentra forma de deducir dicho color. Al
repetir la pregunta, pero esta vez dirigida a Russell, recibe la misma respuesta. Russell explica que no
tiene conocimientos suficientes para concluir el color de su sombrero.
Finalmente se dirige a Gödel, quien incluso antes que Wittgenstein pueda formular nuevamente la
pregunta, exclama conocer el color de su sombrero.
¿De qué color es el sombrero de Gödel? ¿Y qué razonamiento utilizó para llegar a su conclusión?
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Síntesis Semana 2:
Los argumentos no
son explicaciones
La imagen presenta un mapa conceptual que resume los temas presentados en la Semana 2.
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Bibliografía
Bustamante Arias, A. (2009). Lógica y Argumentación: De los argumentos inductivos a las álgebras
de Boole. Colombia: Pearson Educación de México SA.
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Hernández, D. G., & Rodríguez, J. G. (2009). Lógica ¿para qué? México: Pearson Educación.
Morado Estrada, R. (1999). ¿Qué debe saber de lógica una persona educada? La Razón Comunicada:
Materiales del Taller de Didáctica de la Lógica (p. 7). Xalapa, Veracruz: Universidad Veracruzana,
Universidad de Xalapa, Torres Asociados y TDL.
Orange (2019). Las numerosas aplicaciones de la biotecnología, la ciencia no tan del futuro.
https://blog.orange.es/innovacion/aplicaciones-biotecnologia/
Zazueta Bastidas, L. A., & Cálix López, C. (2012). Lógica I (4ª ed.). México: Universidad Autónoma de
Sinaloa.
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