Clase 2 Final
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Con Freud
1
Paul Bercherie, Los fundamentos de la clínica, Manantial, Buenos Aires, p. 87
2
Carl Wernicke (1848-1904). neurólogo y psiquiatra alemán, estudió ampliamente trastornos del lenguaje
tales como la afasia o alteraciones en la comprensión
3
Jules Bernard Luys (1828–1897) Neurólogo francés. Fue un innovador en el estudio de la anatomía
normal y patológica del sistema nervioso.
4
Paul Bercherie, Op. Cit., pp. 87-88.
1
Lo que atraviesa a estos dos enfoques es la consideración de la locura en tanto
enfermedad mental y que, como tal, debe encontrar su correlato en todo lo que tenga
relación con el cerebro. La neurología hará enormes avances durante esta época. Es en
este sentido que la psiquiatría devendrá un campo, que por la información que aporta, se
acercará a la neurología. Asimismo, los psiquiatras serán igualmente versados en
neurología, en tanto “el jefe de servicio examinaba tanto a sus paciente neurológicos
como psiquiátricos, sabía enseñar anatomía a sus colaboradores, los colorantes y el
microscopio le eran tan familiares como el escalpelo (...).”5
5
Paul Bercherie, Op. Cit., p. 87.
6
Jules Séglas, (1856-1939) Psiquiatra francés. Realizó una exhaustiva descripción y clasificación de los
fenómenos alucinatorios. Perteneciente al grupo de la Salpêtrière –hospicio mundialmente famoso, cuya
especialidad es la neurología y en el que trabajaron tanto Jean-Martin Charcot como Sigmund Freud. Cfr.,
acerca de las alucinaciones en general, el volumen colectivo Análisis de las alucinaciones con un escrito
de Jacques Lacan, Eolia-Paidós, Buenos Aires, 1995. Sobre la alucinación en los precursores de Freud,
cfr. Mazzuca, R., Valor Clínico de los fenómenos perceptivos, Eudeba, Buenos Aires, 1996.
7
Jules Baillarger. (1806-1891) Neurólogo y psiquiatra francés. Fue discípulo de Esquirol.
2
Régis8, quien estudia los delirios alcohólicos, y como La interpretación de los sueños
de Freud.
“En cuanto a los locos, ¿qué otra suerte puede dárseles? No son lo
suficientemente razonables para no estar encerrados, ni lo suficientemente prudentes
para no ser tratados como malvados, y `es completamente verdadero que es preciso
ocultar a la sociedad aquellos que han perdido el uso de la razón.´” 9 Será a través de la
observación clínica, entonces, que surgirán los primeros intentos de abarcar la locura de
acuerdo a un criterio médico para determinar un estatuto de enfermedades mentales pero
con una razón propia.
8
Emmanuel Régis.(1855-1918) Médico francés, autor del Tratado de psiquiatría.
9
Michel Foucault, La historia de la locura en la época clásica, FCE, 2003, p. 95.
10
Bercherie, P.: "Séglas y el grupo de la Sâlpetrière", Cap 13 de Los fundamentos de clínica: Historia y
estructura del saber psiquiátrico, Manantial, Buenos Aires, 1999, p. 122
11
Una traducción aproximada de esto sería “Es necesario volver (a ese punto) y permanecer (o
demorarnos) allí (en él).”
3
La neurología recurrirá ahora a la psicología para servirse de nociones que se
impliquen en ella. Su modelo será entonces el arco reflejo para explicar la actividad
psíquica. Esta última quedará entonces definida por el asociacionismo en la dirección de
que “se trata de los diversos sentidos e igualmente de las sensaciones kinestésicas que
corresponden a las percepciones que el sujeto tiene de sus propios movimientos. Las
imágenes elementales se conservan en los centros sensoriales de la corteza; ellas se
asocian para constituir complejos de imágenes correspondientes a los grandes órdenes
de lo real (objetos, espacio, tiempo, mundo exterior, propio cuerpo, semejantes), de la
subjetividad y de las abstracciones (conceptos, valores, objetos irreales). Estos
conceptos reciben un símbolo verbal asociado, con sus cuatro componentes (auditivo,
visual, kinestésico de articulación, kinestésico gráfico).”12
Por otra parte, y ya con Morel13, encontraremos una cada vez más amplia
aceptación de la etiopatología de la degeneración. Ya desde Esquirol “(...) el escándalo
estriba (...) en que los locos, después de todo no son sino locos.” 14 Si a esto le sumamos
un discurso que pretende aislar la enfermedad mental en tanto a su etiopatogenia
entendida como algo que debe vincularse a la aspiración de Falret de encontrar para
cada “locura” su correlato físico, “Así pues se la percibe al mismo tiempo como
indispensable degenerescencia –puesto que es la condición de eternidad de la razón
burguesa- y como olvido contingente, accidental de los principios de la moral y la
religión, puesto que es necesario futilizar, al juzgarla, lo que se presenta como la
inmediata contradicción de un orden cuyo fin no puede preverse.” 15
12
Paul Bercherie, Op. Cit., p. 88.
13
Benedict Augustin Morel (1809-1873), psiquiatra nacido en Viena que presentó la hipótesis de la
degeneración.
14
Michel Foucault, La historia de la locura en la época clásica; FCE, 2003, p. 91.
15
Ibídem, p 63.
4
dógmaticos. Sin embargo y a través de esta metodología de la observación científica,
lentamente se logrará ir quebrando este todo. Es así que pervive una locura que,
desprovista de todo, sigue siendo irreductible en tanto no corresponde a las figuras
preestablecidas, como lo hereditario o lo degenerado condenado a no ser ahora en una
temporalidad inexorable.
Será Charcot quien hará metáfora de su método. Frente a su ojo espiritual, decía,
se ordenaba el caos, que debía su confusión al retorno siempre constante de los mismos
síntomas. Los nuevos cuadros de enfermedades se veían caracterizados por un
anudamiento constante de ciertos grupos de síntomas. Los casos completos o extremos,
las tipologías, se dejan reconocer con ayuda de una cierta esquematización, y desde las
tipologías el ojo, en la concepción de Charcot, percibía los múltiples casos débiles, las
formes frustres, las cuales concurrían, desde este o aquel rasgo característico de las
tipologías, en lo inconcluyente. Con lo cual, rápidamente, había que volver a clasificar.
“Puede señalarse de paso que cada una de esas teorías da cuenta de ciertos problemas
clínicos que las otras explican mal (...)” 18 Podría pensarse que si bien el correlato
anatomo-patológico siempre debía estar presente, hay una fuerte tendencia a hacer
primar la observación clínica en el más sutil detalle del caso por encima de la teoría. En
16
Valentin Magnan, (1835-1916) fue un psiquiatra francés que estudió principalmente la parálisis
general, el alcoholismo y el delirio alcohólico.
17
Paul Bercherie, Op. Cit., p. 99.
18
Ibídem, p. 88.
5
palabras del mismo Charcot, que impresionaron a Freud: “La théorie, c´est bon, mais ça
n´émpêche pas de exister.”19
19
Nuestra traducción: "La teoría siempre es algo bueno, pero no nos impide seguir viviendo." Cfr.
“Extractos de las notas de Freud a su traducción de Charcot, Leçons du mardi”, en Obras Completas,
Amorrortu, tomo I, p. 173.
20
Paul Bercherie, Op. Cit., p. 25.
21
Ibídem, p. 34.
22
Ibídem, p. 88.
23
Ibídem, p. 103.
24
Emil Kraepelin (1856-1926), Psiquiatra alemán. Fue considerado el fundador de la psiquiatría
científica. Autor del Tratado de psiquiatría, que en sus ocho ediciones da cuenta de sucesivas
clasificaciones de las enfermedades mentales.
6
nosología compacta, con relación a la etiología “(...) la predisposición está presente por
doquier incluso en (...) las más exógenas.”25
En los inicios del siglo XX, Séglas retomará los aportes de Baillarger. Seguirá la
línea de Falret, basándose sobre una metodología clínica que rechaza la temática de las
ideas del delirio como criterio diagnóstico y propondrá que las mismas deberán
analizarse estructuralmente. En este sentido es que “las ideas de auto-acusación no son
para nada características de una forma vesánica determinada.” 26 Tal como hemos
señalado más arriba, Séglas indicará que lo que tiene valor diagnóstico no es la fórmula,
sino la génesis de las ideas delirantes; será “el conjunto clínico-evolutivo en el que la
idea delirante viene a inscribirse lo que la especifica”. 27 En tanto, a la oposición
fórmula-génesis para analizar el delirio, Séglas dirá, oponiendo el delirio melancólico y
el de la locura sistematizada primitiva -la paranoia- lo siguiente: “Independientemente
de toda causa ocasional o de todo estado mórbido emocional anterior, tiene su origen en
la intimidad del carácter individual, de la personalidad, en las anomalías de la
constitución psíquica entre las cuales predominan la exageración del sentimiento de la
personalidad, la autofilia”. 28
Asimismo, Séglas hará grandes aportes con relación a las alucinaciones. Para
ello se basa en las ideas de localización cerebral y las diferentes formas de afasia, así
como en las enseñanzas de Charcot. Aquí se puede entender por qué Séglas ha
trascendido como “(...) el clínico más fino sin duda que haya producido la Escuela
Francesa.”29 Esto es especialmente notorio cuando entre lo especifico de las
alucinaciones verbo-motrices ubica cómo los enfermos se defienden de ellas: “ellos
mantienen su lengua apretada entre sus dientes, suspenden su respiración, se llenan la
boca de guijarros...mientras que los alucinados del oído se tapan las orejas...emplean
algodón o peinados bizarros.”30
25
Paul Bercherie, Op. Cit., p. 112
26
Ibídem, p. 123.
27
Ibídem, p. 64.
28
Ibídem, p. 123.
29
Ibídem, p. 117.
30
Ibídem, p. 125.
7
2- Freud y su clínica
31
Como introducción general a la novedad que significa el surgimiento de la perspectiva freudiana, cfr.,
Tendlarz, E., ¿Qué es eso llamado Psicoanálisis?, Ediciones Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 1999.
32
Freud, S.: Obras completas; Tomo I: “Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de
las parálisis motrices orgánicas e histéricas; Buenos Aires, Amorrortu, 1986, p. 206.
33
Ibídem, pp. 208-209.
8
Sin embargo, y como hombre de su época, Freud nunca abandonará la
posibilidad de encontrar para el inconsciente un correlato biológico cerebral y una
explicación funcional anatomo-neurológica. Sus esquemas tanto del “Proyecto de una
psicología para neurólogos” (1895) como de “El Yo y el ello” (1923) dan cuenta de
esto. El mismo Freud planteará, en su texto “Charcot”, que éste último sobrevalora la
herencia como causa etiológica hasta el punto de que no deja espacio para la
contracción de neuropatías, sólo le asigna a la sífilis un lugar humilde entre los agents
provocateurs y no separa -ni por su etiología ni de otra forma suficientemente incisiva-
a las afecciones nerviosas orgánicas de las neurosis.
Con Freud eso –el “ça”-, no sólo no deja de existir sino que empieza a tener un
estatuto simbólico. Esa voz de la locura, devenida enfermedad mental particular gracias
al trabajo de Charcot, ahora será lenguaje. En primera instancia devendrá símbolo que
por vía de la asociación libre contendrá algún sentido que denuncia una carga de afecto
particular. Si Charcot le prestó su ojo, ahora habrá alguien que le dará su oído, y lo hará
de una manera absolutamente novedosa. Hay algo del sentido que se empieza a
escuchar; así como las “formes frustres” de Charcot se hicieron observar, del sin-sentido
empieza a discriminarse un sentido que apunta a otra realidad.
34
Paul Bercherie, Op. Cit, p. 103.
35
Richard von Krafft-Ebing (1840–1902). Psiquiatra austríaco, se lo considera el fundador de la
sexología. Su obra más conocida es Psychopathia Sexualis (1886).
9
las etiología había devenido hegemónicamente como degenerativa o hereditaria. Por
otra parte, tanto Kraepelin como Karl Ludwig Kahlbaum36 consideran las
psiconeurosis como “simples síndromes clínicos que pueden pertenecer a diversas
entidades evolutivas, por ende a diversas enfermedades, únicas dignas de figurar en la
nosología.”37 Las neurosis son consideradas una forma menor subordinada a las otras
“enfermedades mentales” propiamente dichas. Por el momento en el contexto histórico
de Freud la locura histérica sigue siendo locura. Para Freud, si bien se le ha puesto
nombre, aún no se la ha entendido.
36
Karl Ludwig Kahlbaum (1828- 1899), médico alemán que formuló el concepto de catatonia.
37
Paul Bercherie, Op. Cit, p. 109.
10
Si bien Freud se centra en las neurosis, uno de sus primeros intentos de abarcar
una oposición entre neurosis y psicosis es a través del análisis de las memorias del
presidente Schreber.
Freud se orienta con respecto al psicoanálisis según las normativas del “hacer
ciencia” de su época; su metodología aspira a ir más allá de la capacidad explicativa de
la psiquiatría. Cuando en 1911 se aboca al análisis de Schreber en “Sobre un caso de
paranoia descripto autobiográficamente”, sostiene que el interés en las formaciones
delirantes del psiquiatra práctico se agota generalmente cuando puede establecer la
producción del delirio y haya juzgado su influencia sobre cómo conduce su vida el
enfermo; su asombro no es el comienzo de su comprensión. El psicoanalista trae de su
conocimiento acerca de las psiconeurosis la suposición de que también en formaciones
tan singulares, tan desviadas del pensamiento acostumbrado de los hombres, han
surgido de las mociones más generales y comprensibles de la vida anímica, y quiere
conocer los motivos así como los caminos para esta transformación.
Tal como Charcot ha dejado una marca en la forma de hacer clínica de Freud,
también lo ha hecho la obra de Griesinger: “(...) su ejemplar estaba cuidadosamente
subrayado con lápiz; particularmente `es del mayor interés la acumulación de marcas en
las páginas en las que Griesinger presenta su teoría del ego y su concepción de la
metamorfosis del ego´ en el delirio, tesis que Freud retomará muy ampliamente.” 38
38
Bercherie, P., Op. Cit., Cap. 4: “Guislain y Griesinger”, p. 43.
11
Freud recomienda entonces leer, al menos una vez, la obra de Schreber: sus
memorias. Le reconoce a Schreber una subjetividad en tanto su delirio tiene algo que
decir: un sentido que intentaremos aún revelar. Al igual que en la neurosis, procederá
entonces minuciosamente a tratar el texto como si fuera producto de la asociación libre
intentando ubicar lo que podría dar como resultado algún sentido. Nos advierte
entonces, al inicio del texto “Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente”,
que el examen psicoanalítico de la paranoia sería casi imposible si los enfermos no
poseyeran la particularidad de delatar, si bien de manera deformada, justo aquello que
los otros neuróticos ocultan como un secreto. Por otro lado, se lamenta acerca de la
censura de la que fue objeto “Las memorias de un neurópata”, ya que de esta manera no
conoceremos –y solo podemos reconstruir de manera parcial y laboriosamente- cuáles
podrían haber sido las cuestiones históricas subjetivas y familiares que podrían dar a
conocer el sentido del delirio; y desde allí, cuál es el “conflicto” psíquico que le
impondrá un trabajo como intento de curación de la enfermedad de Schreber.
12
por las siempre posibles percepciones actuales -lo cual en las psicosis se ve
particularmente afectado- y por el otro, por el tesoro de recuerdos de percepciones más
tempranas, que conforman parte del yo.
13
Esto es lo que Freud aporta a la locura en tanto ella ahora no solo es nombrada
como paranoia sino que implica un trabajo psíquico como intento de curación: el delirio.
Con Freud, lo que hasta ese momento era tomado como producción de la enfermedad -
la formación delirante- constituye en verdad el intento de curación y reconstrucción. Sin
embargo, si el síntoma del neurótico retorna desde lo simbólico y lo reprimido, en las
psicosis ¿desde dónde retorna?
Será en “Introducción del narcisismo” (1914) donde, urgido por Carl Gustav
Jung40, Freud empezará a cuestionarse. En su texto “Acerca de un caso descripto
autobiográficamente de paranoia” había afirmado que, si bien la etiología sexual no
resulta evidente en la paranoia, sí era claro que los paranoicos se defendían de una
39
Cf. Freud, S.: Obras completas; Tomo I: Neuropsicosis de defensa; Punto III.
40
Carl Gustav Jung (1875-1961) Psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial
del psicoanálisis. Fue discípulo de Sigmund Freud en sus comienzos, luego se distanciaron. Carl Jung fue
un pionero de la psicología profunda.
14
sexualización de sus investiduras sociales. Esto trae entonces como consecuencia la
suposición de una fijación de su desarrollo libidinal en la porción comprendida entre las
fases de autoerotismo, narcisimo y homosexualidad.
41
En realidad, es muy difícil traducir al castellano la voz alemana “Gewissen” que se reserva solamente
para la conciencia de culpa o moral, y se diferencia de que en alemán hay otra palabra para lo que es
conciencia, a saber, “Bewusstsein” o “Bewusste”; todas ellas contienen el verbo saber, en alemán
“wissen”. Conciencia de culpa se dice “Schuldbewusstsein” y Freud también lo usa así en el narcisismo.
En este sentido la traducción de conciencia moral es la más cercana pero no recubre el término Gewissen
en alemán, ya que este último está más allá de la conciencia.
42
Cfr., para el desarrollo desde aquí hasta el final de esta clase, “Acerca del mecanismo paranoico”, Cap.
III de Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (1911), en Obras Completas, Buenos
Aires, Amorrortu, 1986, pp. 58 y ss.
15
homosexual como explicación exclusiva para la paranoia, ya que ambas se encuentran
presentes en gran variedad de fenómenos de la vida anímica humana. Procederá
entonces a abordar de dos modos diferentes el proceso por el cual el paranoico se
defiende de la mencionada fantasía homosexual.
La tercera forma de negación será característica del deliro de celos, el cual Freud
analizará desde dos perspectivas diferentes; desde la masculina, este deliro corresponde
al delirio de celos del alcohólico. El enunciado que le subyace será entonces “No soy yo
quien ama al hombre- Ella lo ama”. De esta manera tendrá sospecha de su mujer en
todos los hombres cuyo amor procura. Aquí el mecanismo de proyección queda
excluido ya que con el cambio del sujeto que ama el proceso es excluido del yo.
16
Desde la perspectiva femenina, el delirio de celotipia es análogo al masculino:
“No soy yo quien amo a las mujeres- Es él.” En la elección de los objetos de amor
endilgados al hombre, se evidencia de manera indiscutible la influencia del tiempo de la
vida en la cual se ha dado lugar a la fijación correspondiente: son por lo general
personas inadecuadas para un amor real, reediciones de figuras serviles o con las que
compitieron en su infancia.
A través del procedimiento gramatical que aplica a esta frase, Freud intenta
comprobar si todas las formas de neuropsicosis involucran entonces al mecanismo de la
proyección. Por “proyección”, entendemos al mecanismo por el cual una percepción
interna es reprimida y sustituida por una proveniente desde el exterior para la
conciencia. Esta nueva percepción que retorna como exterior ha sufrido entonces ciertas
transformaciones en su contenido para devenir conciente. Desde esta perspectiva, el
mismo Freud reconoce que inicialmente estaríamos tentados de presentar este proceso
como el más significativo y absolutamente patognomónico de la paranoia, si no
recordáramos justo a tiempo que, en primer lugar, la proyección no desempeña el
mismo rol en todas las formas de paranoia; y en segundo, que no aparece solo en la
paranoia sino que también lo hace en otras relaciones de la vida anímica, y también, que
le corresponde una parte regular de nuestra posición frente al mundo exterior.
17
Sabemos que para la neurosis el mecanismo de la formación de síntomas es el de
la represión. En cambio, para la psicosis, Freud definirá tres tiempos. En un primer
tiempo habrá una fijación libidinal. También nos hemos referido a ella en relación a lo
que mencionamos sobre la fantasía homosexual que remite directamente a una fijación
en la fase libidinal del narcisismo.
Freud ubica así, por un lado, una fantasía homosexual, que se denuncia en la
persecución de la cual es víctima por parte del doctor Flechsig y finalmente por Dios
mismo. Estos son sustitutos transferenciales de una serie identificatoria que remite a una
añoranza llevada a un reforzamiento erótico del padre y del hermano fallecido de
Schreber. Ambas figuras del delirio sufren una serie de descomposiciones mientras el
delirio se va consolidado. Freud alinea así la fantasía homosexual con otro rasgo central
del delirio schreberiano: el complejo paterno.
43
Paul Flechsig (1847-1929), neurólogo alemán, fue médico de Paul Schreber.
18
fase el yo constituye su único objeto sexual. Así en la paranoia se puede suponer que
hay una fijación constitutiva en el narcisismo y la característica de su regresión y su
monto estará dado por el retroceso de la homosexualidad sublimada hasta esa fase. Los
lazos sociales son el principal objeto por el cual esta libido es sublimada. Parafraseando
lo dicho por Freud en “Introducción al narcisismo”, si la libido se encuentra en estado
libre, suelta sus seudópodos del mundo al cual los extendió.
19