Franquismo y Antifranquismo en El Final
Franquismo y Antifranquismo en El Final
Franquismo y Antifranquismo en El Final
Resumen: El propósito del artículo es ofrecer una aproximación al significado histórico del
Franquismo y el Antifranquismo en los años finales de la dictadura. Se cuestiona una visión
determinada del Franquismo que continua manteniéndose en particular en el debate político, a pesar de
las numerosas investigaciones de base que desde hace años han cuestionado la “cara amable” de la
Dictadura. Asimismo, se examina la relación entre lo que denominamos “resistencia ordinaria” -para
referirnos a la oposición obrera políticamente orientada y organizada- y los instrumentos de orden
público que empleó la dictadura para perseguir las protestas sociales. En ellas, el movimiento obrero
tuvo un papel protagonista, junto con los movimientos ciudadanos (el estudiantil, el vecinal y el de los
colegios profesionales). Continúa con una reflexión en torno al destino y al relato sobre el
antifranquismo como legado ético y civil. Y, finalmente, se apunta la importancia que tienen los
archivos para ejercer un derecho de ciudadanía como es el conocimiento del pasado.
Abstract: The purpose of this article is to offer an approach to the historical significance of Francoism
and anti-Francoism in the later years of the Dictatorship. It puts into question a certain view of
Francoism that remains fixed, particularly in the political debate, despite numerous basic research that
for years has challenged the Dictatorship's "friendly face." It also examines the relationship between
what we call “ordinary resistance” - the workers' politically oriented and organized opposition - and
the instruments of law-and-order enforcement that the Dictatorship used to prosecute the social
protests. The labour movement had a leading role in those, along with citizen movements (students,
neighbours and professional school movements.) The article goes on to reflect on the fate of the anti-
Francoism narrative as an ethical and civil legacy. Finally, it highlights the importance of historical
archives to exercise the citizen's rights that is the knowledge of the past.
Resumo: O objetivo deste artigo é oferecer uma aproximação ao significado histórico do Franquismo
e o Antifranquismo nos anos finais da ditadura. Se questiona uma visão determinada do Franquismo
que continua mantendo-se em particular no debate político, apesar das numerosas pesquisas de base
que há muitos anos têm questionado a "cara amável" da Didatura. Ainda assim, se examina a relação
entre o que denominamos "resistência ordinária" - para nos referir à oposição obreira politicamente
orientada e organizada - e os instrumentos de ordem publica que empregou a ditadura para perseguir
os protestos sociais. Nelas, o movimento trabalhista teve um papel protagonista, junto com os
movimentos cidadãos (o estudantil , regional e dos colégios profissionais) continua com uma reflexão
em torno do destino e do relato sobre o antifranquismo como legado ético e civil. E finalmente, é
1
Artigo submetido à avaliação em 15/04/2014 e aprovado para publicação em 21/05/2014.
197
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
focado a importância que tem os arquivos para exercer um direito de cidadão como é o conhecimento
do passado.
2
Eufemismo, por cierto, que tiene su origen en fecha temprana, y se toma prestado del clásico estudio de
TAMAMES, Ramón. “La República. La Era de Franco”. Historia de España. Madrid: Alianza Editorial, 1980.
v.7.
3
Sobre este segundo caso ver CASANOVA, José. Modernización y democratización: reflexiones sobre la
transición española a la democracia. In CARNERO, Teresa (Ed). Modernización, desarrollo político y cambio
social. Madrid: Alianza, 1992. pp. 235 y ss.
198
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
Esta imagen exitosa de la dictadura convivió, de hecho, con otras realidades bien
distintas. De manera, que cabe recordar que la dictadura declaró entre 1956 y 1975 un total de
ocho estados de excepción, es decir, un estado de excepción cada dos años, en lo que, por otro
lado, no dejaba de ser un régimen de excepción en cuanto a falta de las libertades básicas. Sin
embargo, la principal debilidad del planteamiento que vincula la triada dictadura-
modernización-democracia, se ha puesto al descubierto sólo con preguntarse sobre el papel
jugado por el conjunto de la sociedad española en todo este proceso. Una de las consecuencias
de esta mirada condescendiente con la historia de la Dictadura tiene, entre otros, dos efectos
derivados y visibles: privar de claridad los vínculos de la derecha española con aquel régimen
político y, al mismo tiempo, impedir su desamarre definitivo de aquel, principalmente desde
un punto de vista sentimental, pero también en muchos aspectos desde una vertiente más
ideológica.
Una más de las consecuencias de esta idea sobre la naturaleza del Franquismo –
en resumen: a la postre sería un modelo de régimen “modernizador”- es que todo aquello que
hace referencia a la manifestación de la violencia política y al orden público durante los
últimos quince años de su existencia, queda relegado por completo a un segundo plano,
cuando no simplemente ignorado. Aunque sea de manera involuntaria, los debates sobre la
“memoria plural” que desde hace una década han surgido en España también han contribuido
en una dirección similar. No se ha facilitado la visibilidad de determinados protagonistas de
esta historia, como la clase trabajadora o el “nuevo movimiento obrero” nacido en la década
de los sesenta, por poner un solo ejemplo4. Pero además, a lo largo de estos últimos años se ha
terminado fijando una especial atención en las etapas de la guerra y la posguerra españolas, de
manera que se ha favorecido que la mayoría de los estudios – que son muchos y valiosos5-
traten básicamente de esos años y no de los posteriores. Esto es algo que ha oscurecido en
cierta medida el conocimiento de la violencia política protagonizada por la Dictadura y por
sus opositores6, así como la realización de un balance sobre las consecuencias derivadas de
las formas de represión que emplearía el Estado franquista.
4
BABIANO, José. “El poeta desaparecido, el juez depurado y el obrero invisible (tres perfiles de la llamada
memoria histórica)”. en Anuario 2010 de la Fundación 1º de Mayo. 08/Historia del Movimiento Obrero, pp.
392-394.
5
Como muestra de uno muy reciente menciono el de ARÓSTEGUI, Julio (Coord.). Franco: la represión como
sistema. Barcelona: Flor del Viento, 2012.
6
Sobre la definición de la violencia en el ámbito de la política ver ARÓSTEGUI, Julio. “Violencia, sociedad y
política: la definición de la violencia”. Ayer Revista de Historia Contemporánea, n. 13, pp. 17-5, 1994. ;
GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo. “Qué es y qué no es la violencia en política. Consideraciones teóricas en
torno al conflicto social violento”. In BARRULL PELEGRÍ, Jaume (Coord.). Violencia política i ruptura
social a España, 1936-1945. Lleida: Edicions de la Universitat de Lleida, 1994, pp. 29-66; MUÑOZ SORO,
199
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
Javier; LEDESMA, José Luis; RODRIGO, Javier. Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX.
Madrid: Siete Mares, 2005.
7
AHCO. Biblioteca. Situación actual de las cárceles españolas. Informe de Amnesty International, 1973, pp. 7.
8
DEL ÁGUILA, Juan José, El TOP. La represión de la libertad (1963-1977). Planeta: Barcelona, 2001, pp. 260.
9
BALLBÉ, Manuel. Orden público y militarismo en la España constitucional. Madrid: Alianza Editorial, 1983,
pp. 426-427, p. 429, p. 449, p. 452, p. 453, p. 457.
10
SAZ, Ismael. “La lucha por la libertad en España desde una perspectiva comparada (1962-1977)”. En
DOMÍNGUEZ RAMA, Ana (Ed.). Enrique Ruano. Memoria viva de la impunidad del franquismo. Editorial
Complutense. Madrid, 2011, pp. 93.
200
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
11
CASANELLAS, Pau. Morir matando. El Franquismo ante la práctica de la lucha armada, 1968-1977.
Madrid: Los libros de la Catarata, 2014.
12
VV.AA., Franquismo. Sobre resistencia i consens a Catalunya (1938-1959). Barcelona: CTD- Editorial
Crítica, 1990, pp. 7-20 y pp. 177-205. y también SAZ, Ismael. “Entre la hostilidad y el consentimiento:
valencia en la posguerra”. En GÓMEZ RODA, Alberto; SAZ, Ismael (Eds.). El franquismo en Valencia:
formas de vida y actitudes sociales en la posguerra. València: Episteme, 1999, pp. 30-36. CABANA
IGLESIAS, Ana. “Entre a resistencia e a adaptación: a sociedade rural galega no franquismo (1936-1960)”.
Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela, Servizo de Publicacións e Intercambio
Científico, 2007.
201
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
finales del Régimen sí que se ampliaría una base social que expresó cierta coherencia al poner
en cuestión a la Dictadura y constituyó una amenaza para ella13.
Un estudio colectivo, que coordiné entre 2011-2013, tenía como propósito
específico el estudio de la dinámica que, a lo largo de las últimas décadas de la Dictadura, se
estableció entre la actuación del Antifranquismo y la represión que los Juzgados y Tribunal de
Orden Público, auxiliados por los instrumentos policiales, dirigieron contra aquel 14. Se trataba
de una aproximación acotada en el tiempo y en el espacio, además de circunscrita a dos
aspectos determinados: la militancia y las organizaciones del Antifranquismo y la represión
estatal, como parte de la violencia política manifestada durante aquella etapa. Para ello no
partimos, por supuesto, de cero. Aunque cabe subrayar que los estudios sobre la actuación del
TOP continúan siendo todavía hoy escasos.
La sola comparación con las investigaciones sobre los tribunales especiales para
la represión creados a partir de 1939 no precisa añadir nada más. En el caso del TOP, hoy se
cuenta con un primer trabajo pionero del historiador catalán Josep Clara15 y particularmente
con el estudio del magistrado Juan José del Águila, aparecido ya hace unos años, y que ha
sido una de las principales referencias para nuestro trabajo, como para otros, junto con la base
de datos editada posteriormente16. Han ido apareciendo, no obstante, otras aportaciones tanto
desde el punto de vista jurídico e ideológico17 como más estrictamente histórico.18 Más
recientemente se han publicado dos investigaciones -ambas impulsadas desde los archivos
históricos de Comisiones Obreras- que abordan estas cuestiones desde perspectivas diferentes.
En el primero, sus autores han focalizado la investigación en los efectos represivos que
produjo en Andalucía el Estado de excepción decretado en 1969, reconstruyendo de manera
13
SARTORIUS, Nicolás; SABIO, Alberto. El final de la Dictadura. La conquista de la democracia en España
noviembre de 1975-junio de 1977. Madrid: Temas de Hoy, 2007, pp. 10-110 y pp. 703-770.
14
TÉBAR HURTADO, Javier (Eds.). "Resistencia ordinaria": la militancia y el antifranquismo catalán ante el
Tribunal del Orden Público: (1936-1977). València. Publicacions de la Universitat de València, 2012. En
buena medida son algunas de los puntos de partida y conclusiones de aquel trabajo los que retomo en este
texto.
15
CLARA, Josep. “Gironins davant el TOP: el cas de Pere Caner”. Estudis sobre el Baix Empordà, n. 17, pp.
235-248, 1998.
16
DEL ÁGUILA, Juan José del. El TOP. La represión de la libertad….
17
Este es el caso de la tesina de GUTIÉRREZ OSPINA, Bibiana María. Contenido ideológico de la regulación
y actuación del Tribunal de Orden Público: 1963-1977. Barcelona: Facultad de Derecho Universidad de
Barcelona, 2007.
18
La del profesor de derecho penal Horacio Roldán calibra particularmente el peso de los militantes maoístas
entre los procesados, ver ROLDÁN BARBERO, Horacio. El maoísmo en España en el Tribunal de Orden
Público (1964-1976). Córdoba: Servicios de Publicaciones – Universidad de Córdoba, 2010. También
RAMÍREZ RUIZ, Raúl. “Desde la oposición a la democracia: las organizaciones políticas, obreras y
estudiantiles perseguidas por el Tribunal de Orden Público, ¿protagonistas de la nueva democracia?”, En
QUIROSA-CHEYROUZE MUÑOZ, Rafael; NAVARRO PÉREZ, Luis Carlos; FERNÁNDEZ AMADOR,
Mónica (Coords.). Las organizaciones políticas. Almería. Universidad de Almería: Servicio de Publicaciones,
2011, pp. 129-152.
202
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
original la experiencia de diferentes figuras de la represión: los detenidos, los deportados y los
torturados durante aquellos acontecimientos19. El segundo estudio, centrado en el caso del
País Valencià, reúne un conjunto de fuentes sobre aspectos subjetivos de la experiencia
represiva y también sobre las actitudes sociales que se expresaron en diferentes entornos
sobre el propio fenómeno. Y constituye, sin duda, una aportación de documentos y un avance
de cara a conocer la historia de la represión dictatorial durante el tardofranquismo, a la espera
de la apertura y acceso a los archivos del propio tribunal y sus juzgados20.
El examen y caracterización de las relaciones entre la acción del Antifranquismo y
el orden público franquista, mediadas por la represión, pueden facilitarnos un conocimiento
sobre los cambios producidos en una doble dirección. Por un lado, aquellas modificaciones
que se produjeron en las técnicas jurídicas y policiales a partir de las acciones y estrategias
adoptadas por la resistencia política organizada. Y, desde el punto de vista contrario, aquellos
otros cambios o adaptaciones que se operaron en las acciones y estrategias del propio
antifranquismo ante la evolución de los instrumentos de represión del Estado franquista. En
definitiva, se trataría de indagar cómo, de qué manera y hasta qué punto, unos y otros,
pudieron condicionarse mutuamente. Para nuestra aproximación a este tema, nos hemos
propuesto dar un giro al planteamiento metodológico del estudio de Juan José del Águila. En
nuestro caso, en vez de utilizar un enfoque articulado a partir de la labor de los magistrados
que lo componen y sus efectos sobre las personas procesadas, hemos decidido invertir el
orden de esta secuencia, poniendo el énfasis en la mirada de las personas que ocuparon el
banquillo de los acusados. Se parte del itinerario y las experiencias de algunas de ellas para
avanzar algunas claves para la interpretación del papel del tribunal y de las diversas
consecuencias que se derivaron de su actuación judicial. Este pretende ser, por lo tanto, un
enfoque desde la “historia social” de la política, complementario al ofrecido por el estudio
más estrictamente jurídico-institucional.
Es obligatorio hacer aquí un comentario sobre la cuestión de los archivos. Entre
las fuentes utilizadas para esta investigación destacan, de manera especial, las sentencias del
Tribunal de Orden Público21. Es evidente que esta sola fuente, siendo importante, no puede
proporcionarnos la dimensión, la variedad, la complejidad, los cambios y tampoco los matices
19
MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso; BAENA LUQUE, Eloísa; GARCÍA ESCRIBANO, Inmaculada. La
dictadura en la dictadura. Detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el estado de excepción de
1969. Sevilla: FES-El Páramo, 2011.
20
FUERTES MUÑOZ, Carlos; GÓMEZ RODA, Alberto. El Tribunal de Orden Público en el País Valenciano.
València: FEIS-CCOO del País Valencià, 2011, pp. 13.
21
DEL ÁGUILA, Juan José. Las sentencias del Tribunal de Orden Público: TOPDAT: una base para explotar.
Gijón: Gobierno del Principado de Asturias, Consejería de Justicia, Seguridad y Relaciones Exteriores;
Madrid: Fundación Abogados de Atocha, 2007.
203
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
22
CABRERO BLANCO, Claudia; DÍAZ MARTÍNEZ, Irene; GÓMEZ ALÉN, José y VEGA GARCÍA, Rubén.
Abogados contra el franquismo: memoria de un compromiso político 1939-1977. Barcelona: Crítica, 2013.
23
AHCO. Col. TOP.CAT. Entrevista concedida à Rafael Senra Biedma.
204
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
manera creciente durante aquellos años, propició, por ejemplo, que en 1974 las empresas
suspendieran de empleo y sueldo a veinticinco mil trabajadores 24. Por lo tanto, el criterio
sobre las huelgas como una cuestión de orden público se mantuvo inalterable por parte de las
autoridades. A ello se sumó el endurecimiento oficial sobre la convocatoria de las elecciones
sindicales, suspendidas desde 1966, que se celebraron en 1971, siendo éstas parciales y muy
restrictivas respecto a la representatividad obrera.
La conflictividad social creciente que se produciría desde principios de la década
expresaba, al mismo tiempo, otra de las características del movimiento sociopolítico de las
Comisiones Obreras: una gran capacidad de movilización y una debilidad en su organización
y sus formas de coordinación. Con la aparición de la idea de la “mancha de aceite”, expresada
en las Coordinadoras Generales de Comisiones Obreras de 1968 y 1969, se irá modificando
progresivamente la perspectiva teórica sobre la huelga general sostenida por los comunistas
españoles. La nueva idea consistía en renunciar a una convocatoria general a fecha fija, para
pasar a concebirla como el resultado de la extensión de un proceso de huelgas parciales. De
manera que de una previsible “Huelga General” se puede decir que dio paso a una acción de
“Huelga Generalizada”25. Algunos de los episodios de la represión más duros tuvieron que ver
con esta concepción de la protesta obrera y con la forma de extensión del conflicto.
Con motivo de un nuevo episodio de represión, se iba a producir un
acontecimiento de importancia para la evolución de las Comisiones. El 24 de junio de 1972,
la mayoría de los miembros de su Coordinadora General fueron detenidos durante la reunión
que celebraban en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Los únicos
que pudieron librarse de la detención policial fueron los miembros de la delegación catalana:
Cipriano García Sánchez, José Luis López Bulla y Armando Varo González. El resto de
dirigentes obreros (Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, Miguel Ángel Zamora Antón,
Pedro Santiesteban, Eduardo Saborido, Francisco García Salve, Luis Fernández, Francisco
Acosta, Juan Muñiz Zapico y Fernando Soto Martín) pasaron a ser conocidos como los “diez
de Carabanchel”, la prisión en la que permanecieron encarcelados hasta su juicio ante el TOP.
En lo que se conoce como el “Proceso 1001” (procedimiento 1001/72), fueron acusados de
“asociación ilícita” en base a la vinculación de Comisiones con el PCE. La fecha fijada para el
juicio coincidió con el atentado contra el presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, el 20
24
SAZ, Ismael. “La lucha por la libertad en España…., p. 93.
25
BABIANO, José; PÉREZ, José Antonio; TÉBAR, Javier. La huelga general en el siglo XX español: retórica,
mito e instrumento. Dísponivel em:
<http://www.1mayo.ccoo.es/nova/NNws_ShwNewDup?codigo=4311&cod_primaria=1168&cod_secundaria=
1168.>. Acesso em: 25 abr. 2014.
205
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
de diciembre de 197326. Aquello provocaría que el juicio fuera pospuesto algunas horas y
también explica la dureza de las condenas fijadas por el tribunal, cuya suma superaba más de
160 años de prisión. Aunque, a finales de 1974, el Tribunal Supremo revisó las penas de los
encartados en el “Proceso 1001”, rebajándolas hasta una suma conjunta de diez años.
El nuevo “descabezamiento” del movimiento de las Comisiones, en esta ocasión
en su nivel de coordinación más elevado, condujo a que el nuevo grupo, formado por los
representantes de las Comisiones Obreras de Cataluña. El grupo encargado de aquellas estuvo
liderado por el veterano dirigente obrero Cipriano García Sánchez. Este trabajador de la
construcción de origen manchego que había llegado a Cataluña en los años cincuenta era un
destacado militante del Partido Socialista Unificado de Catalunya participó en la creación de
las Comisiones catalanas. A partir del verano de 1973 se haría cargo de la Coordinadora
general del movimiento a nivel español. Algo que, a su vez, llevó a que el joven sindicalista
de origen granadino José Luis López Bulla, militante comunista que formaba parte del grupo
que impulsó aquel movimiento en Mataró, fuera el responsable de la coordinación de las
Comisiones Obreras catalanas. El cambio en el grupo dirigente, coincidiendo con un
crecimiento sostenido de la conflictividad social en el conjunto del país, se mantendría entre
junio de 1972 y diciembre de 1975.
Durante toda esta etapa, las Comisiones mostraron un fuerte arraigo social y
expresaron con claridad que su capacidad de movilización social iba mucho más allá de lo sus
propias estructuras organizativas. Este movimiento social agrupó en sus orígenes al
catolicismo obrero de nuevo cuño, disidente con la jerarquía eclesiástica; a algunos sectores
del socialismo y del anarquismo, así como a los comunistas, que fueron un componente
preponderante entre sus dirigentes. La táctica que lo caracterizó fue el utilizar los cargos
sindicales oficiales para obtener representación entre los trabajadores, organizar la protesta y
obtener mejoras laborales. Cuestión que compaginó con la movilización política frente a la
dictadura. Desde sus orígenes, en este nuevo movimiento sindical, surgido a partir de finales
de los años cincuenta y principios de la siguiente décadas, ambas cuestiones constituyeron
señas de identidad propias, sintetizadas en la definición de las CC.OO. como movimiento
sociopolítico.
En las últimas elecciones sindicales convocadas por el Sindicato Vertical -el
sindicalismo oficial del Régimen desde 1939- durante el verano de 1975, las CC.OO. coparon
los puestos de representantes obreros en los niveles situados por debajo de la línea política
26
BABIANO, José. Proceso 1001 contra CCOO. ¿Quién juzgó a quien?. Madrid: Fundación 1º de Mayo, 2013.
206
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
establecida por el propio verticalismo. Fue el principio del fin del propio Sindicato Vertical.
De esta manera, el sindicalismo sociopolítico tendría un protagonismo fundamental en los
primeros años del Franquismo sin Franco. Se puede hablar de que, a diferencia de lo que
sucedió en el ámbito político en el que la estrategia de ruptura democrática no se cumpliría
finalmente, el sindicalismo democrático, con un peso fundamental de las CC.OO., sí que
protagonizaron una “ruptura sindical”, poniendo fin al Vertical. Otra cuestión, fue el
desarrollo de la “transición” estrictamente sindical, hasta bien entrados los años ochenta, a lo
largo de la cual el sindicalismo de clase sería aceptando como agente social y sujeto político,
reconociendo plenamente por el nuevo ordenamiento constitucional.
27
TUSELL, Javier; ALTED VIGIL, Alicia; MATEOS, Abdón. La Oposición al Régimen de Franco. 2 Vol.
Madrid: UNED, 1990. Resultado del Congreso Internacional, celebrado en Madrid en 1988, con el título “La
oposición al régimen de Franco estado de la cuestión y metodología de la investigación”, organizado por el
Departamento de Historia Contemporánea de la UNED.
28
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel. “Sobre la memoria de la oposición antifranquista”. El País, 26-10-
1988.
29
SAZ, Ismae. Fascismo y franquismo. València: PUV, 2004, pp. 16-20.
207
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
antifranquista, uno debería pensar que ya en democracia, y muy pronto, de ella no quedó nada
o casi nada por transmitir a la sociedad española.
Según el diagnóstico retrospectivo del propio Vázquez Montalbán, el inicio del
cambio cultural e ideológico se iniciaría a partir del mismo “momento” de la transición,
cuando pasó a ser dominante otra cultura, para la cual un concreto “cuerpo intelectual”
reelaboró la relación de la sociedad española con su pasado y con la definición de su futuro:
(…) Y todo lo que había sido crítico se consideró obsoleto, y así como el
franquismo mutiló la memoria heterodoxa con las tijeras podadoras, el
palanganerismo de la transición ha mutilado la memoria crítica con el frío cálculo de
lo que es innecesario para conservar una determinada inflación. EI resistencialismo
no era una virtud, la virtud de la crítica metódica, sino un vicio heredado del pasado
antifranquista.
Para el ensayista catalán Jaume Lorés, que publicaba en 1985 un texto dedicado a
este tema para el estricto ámbito catalán, a partir de los años sesenta en Cataluña se fue
construyendo una “cultura política” o de “mentalidad colectiva”:
32
PELI, Santo. La resistenza in Italia. Storica e critica. Vol. 1. Torino: Einaudi, 2004. Recientemente
MATEOS, Abdón (Eds.). “El uso público comparado del antifranquismo y el antifascismo”. Alcores revista de
Historia Contemporánea, n. 11, 2012.
33
FOWERAKER, Joe. Los verdaderos artífices de la democracia en España. Madrid: Arias Montano, 1990, pp.
22-23; BALFOUR, Sebastian. La dictadura, los trabajadores y la ciudad. El movimiento obrero en el área
metropolitana de Barcelona (1939-1988). Ed. Alfons El Magnànim. València, 1994, pp. 9-10.
34
GALLEGO, Ferran. “La genealogía de la transició política espanyola (1973-1977)”. Segle XX, Revista
catalana d’història, n. 2, pp. 123-124, 2009.
35
Un libro clásico sobre este asunto y que ha tenido influencia posterior es el del periodista GREGORIO,
Morán. Los españoles que dejaron de serlo: como y por qué Euskadi se ha convertido en la gran herida de
España. Planeta: Barcelona, 2003. Se trata de una reedición, que incluye una valoración del propio autor,
sobre el trabajo que llevó a cabo del período histórico 1937-1981 y que aparecido publicado por primera vez en
1982.
36
Cuestión subrayada por PÉREZ, José Antonio. “Historia (y memoria) del antifranquismo en el País Vasco”,
Cuadernos de Historia Contemporánea, vol. 35, p. 54, 2013.
209
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
objetos de estudio y de nuevas fuentes, sino también de enfoques y análisis. Sin faltar
ejemplos de lo que podría llamarse una producción histórica de carácter resistencialista, los
estudios históricos han contribuido a la demolición de la mayor parte de los mitos que
pudieron crearse al calor de la lucha política bajo la Dictadura. De manera que no existen
razones para considerar que en nuestra historiografía haya sido o sea hoy preeminente un
canon, una vulgata antifranquista, es decir, un relato producto de una visión simplista y
simplificadora del proceso histórico por el que se llegó a la libertad en España. 37 No parece
adecuado aceptar, por esta razón, que deben “dejarse las cosas en el pasado”. Esta idea
elusiva, frecuentemente invocada por los representantes de la derecha política española como
oración para zanjar cualquier posible discusión, nos impediría hacer frente al conocimiento
sobre nuestro pasado común. Representaría una renuncia al análisis de las raíces históricas
con las que construir una interpretación, con la profundidad y solidez necesarias, sobre
nuestro pasado que proponer a la sociedad. Por el contrario, es aconsejable que el patrimonio
ético y civil que pudo representar el “Antifranquismo” vuelva a ser examinado, revisado e
interpretado críticamente desde un punto de vista histórico a la luz de nuevas investigaciones.
Para poder demostrar, entre otras cosas, que muchos han hecho un uso totalmente cínico de su
“Antifranquismo”, sería necesario un estudio “(..) con relojes que cuenten desde las horas
trabajadas (militadas) hasta las horas de la represión física”38.
Una visita a ese lugar inhóspito que todavía hoy continúan siendo los archivos es
por completo necesaria para la investigación y la divulgación históricas. Digo “inhóspito”
porque parece serlo para la mayor parte de la ciudadanía, la totalidad de los vulgarizadores y,
aunque sea sorprendente, hasta cierto punto para algunos historiadores. Sin embargo, ese
particular espacio que es el “archivo” nos ofrece la posibilidad de plantearnos y reflexionar
sobre unas realidades bien distintas, contradictorias, con aquellas sugeridas por el estereotipo
de una dictadura convertida felizmente en un agente “modernizador”. El estudio de los fondos
que se conservan resulta revelador y necesario para la historia del Franquismo, pero también
para el conocimiento de las actitudes y las acciones concretas de una parte de la sociedad
española respecto a la Dictadura y a la lucha por la democracia en nuestro país. De forma
paradójica, alguna de la documentación que nació al calor de la represión política franquista,
37
SAZ, Ismael. Fascismo y franquismo…, pp. 16-17.
38
RIERA, Ignasi. Lletra de batalla. Barcelona: Thassàlia, 1995, p.89.
210
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
al perder con el paso del tiempo su función original, se convierte hoy en archivos o
colecciones no sólo necesarios para historiar, sino para reflexionar sobre la “memoria
democrática”; o si se prefiere, mejor, sobre “la/s memoria/s”, sobre sus usos políticos y sus
usos públicos, sobre la articulación de políticas públicas sobre ese pasado 39. Hoy algunas de
estas fuentes, como son las sentencias del TOP, se constituyen en casi únicas para el estudio
de una buena parte de los procesos políticos que tuvieron lugar durante el tardofranquismo, ya
que los expedientes de los procesamientos de este tribunal permanecerán cerrados a la
consulta de los investigadores durante un largo período temporal.
Esto será así, por lo menos, si no se modifica la actual situación legal sobre el
acceso a la información40. Mientras los archivos estén, de manera exclusiva y con escasas
garantías y limitaciones, en poder del Poder.
Los archivos, son piezas básicas para el trabajo histórico -como lo son para otras
formas de aproximación al pasado- con el que se puede contribuir a forjar y consolidar una
conciencia civil común. Pero precisamente por el valor simbólico del poder que pueden
encarnar, y por ser fuente de conocimiento y memoria, los archivos han sido a lo largo de la
historia objeto de destrucción sistemática.41 “Sin archivos, no hay memoria”, alertaba de
manera provocadora, y no sin razón, Julián Casanova años atrás 42, cuando tenía lugar en
nuestro país un vivo debate sobre la “memoria colectiva” o la “memoria pública”. Un debate
que parece haber entrado en un declive silencioso, al menos si uno atiende las señales que hoy
se emiten desde la sociedad española. Una sociedad atenazada, por supuesto, por problemas
de enorme gravedad. Aunque, a menudo, los problemas económicos han sido y son coartada y
no explicación de determinadas decisiones políticas que afectan a la cultura y, por extensión,
al patrimonio histórico documental. Por esta razón nos parece necesario seguir insistiendo en
el valor de los archivos, en su adecuación, en la regulación para su acceso, en la transparencia
de la Administración pública. Para lograrlo es necesario combinar la protección de los datos
39
TÉBAR HURTADO, Javier. “Sobre arxius de la ‘memòria democràtica’: l’Arxiu Històric de CCOO de
Catalunya”. Revista d'Etnologia de Catalunya, n. 26, pp. 145-146, 2005.
40
GONZÁLEZ QUINTANA, Antonio. “Archivos y derechos humanos. Recomendaciones desde el Consejo
Internacional de Archivos”. En BABIANO, José (Ed.). Represión, derechos humanos, memoria y archivos:
una perspectiva latinoamericana. Madrid: Fundación 1º de Mayo- Archivo de Historia del Trabajo, 2010, pp.
187-192.
41
CRUCES BLANCO, Esther. “La destrucción y la ocultación de los símbolos: documentos, archivos y
mentalidad colectiva”. En Arch-e Revista Andaluza de Archivo, n. 5-6, 09/06/2012.
42
CASANOVA, Julián. “Sin archivos, no hay memoria”. El País, 14-09-06.
211
Outros Tempos, vol. 11, n.17, 2014 p. 196-211. ISSN:1808-8031
personales de la ciudadanía con el derecho a la información que tiene esa misma ciudadanía,
ambas son cuestiones reconocidas en la Constitución española de 197843.
Los profesionales y compañeros de la Red de Archivos Históricos de CC.OO. de
España (RAHCO), implicados todos ellos desde hace más de dos décadas en proyectos
comunes cuya finalidad ha sido preservar el patrimonio documental y difundir la historia más
reciente. Algo que se hace desde el convencimiento, pese a quien pese, de que la historia del
sindicato no se sitúa al margen, sino que forma parte y se inscribe plenamente en la propia
historia de la sociedad española del último medio siglo.
43
MATAS, Josep. “Accés amb reserves: llums i ombres de la normativa d’accés a la informació pública”,
Lligall, n.29, pp. 17-24, 2009. ; MOLINERO, Carme. “El acceso a las archivos y la investigación histórica”.
Ayer Revista de Historia Contemporáneo, n. 81, pp. 285-297, 2011.