El Matrimonio 4.14

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EL MATRIMONIO

La regulación del matrimonio en México no se encuentra regido por uno y


único orden jurídico. Como institución que es, al mismo confluyen diversos
supuestos normativos que no siempre están vinculados a un mismo orden
jurídico, como lo explicaré enseguida. Dentro de los diversos supuestos que
confluyen a esta institución se encuentran (entre otros):
a) la forma de celebración,
b) la capacidad para contraerlo,
c) los efectos que produce (las relaciones propiamente matrimoniales),
d) la prueba de su constitución,
e) el reconocimiento del contraído en el extranjero,y
f) el registro y efectos del mismo, etc.
Forma de celebrar el matrimonio
Debe diferenciarse la forma del fondo del matrimonio (las relaciones
propiamente matrimoniales). La primera se relaciona con la apariencia o
elementos externos del acto y sus solemnidades (en caso de ser requeridos),
así como con los datos que le dan autenticidad para conceder y autorizar.
El segundo está referido a los efectos que produce el acto de celebración,
Esto es, las relaciones propiamente matrimoniales.
En algunos casos la forma prácticamente es inexistente (aparentemente)
como en el caso del llamado matrimonio por comportamiento, al que le
reservaré un apartado especial más adelante para explicarlo.
En el caso de la forma cabe referirse a los casos de publicidad o secreto,
así como a las formas religiosa o civil.
a) Publicidad o secreto de la constitución Un aspecto muy importante en la
forma del matrimonio es la publicidad de su constitución. Desde la reforma
eclesiástica del siglo XI, el matrimonio occidental ha sido público y no secreto, lo
que genera dudas respecto a aquellos matrimonios contraídos en secreto o en la
soledad, como en el caso de Romeo y Julieta (en la célebre obra de Shakespeare)2
o los actuales matrimonios de ventanilla en el estado de Nevada (EUA). En realidad,
nadie afirmará por ahora que un matrimonio privado ofendería el orden público
mexicano si esa forma es admitida en el lugar de celebración.
b) Formas religiosa o civil Relacionado con la forma, también se encuentran
las cuestiones de si el matrimonio sea religioso o secreto. Recordemos que cuando
algunos países acogieron el matrimonio civil se iniciaron los problemas con el
matrimonio religioso, que era el más generalizado. Así, por ejemplo, cuando una
pareja casada religiosamente en Grecia se trasladaba a un país donde el
matrimonio.
era el civil, se cuestionó si la religiosidad era un asunto o cuestión de forma o
de fondo. La calificación en uno u otro supuesto dio lugar al debate y a resoluciones
judiciales. Si se le calificaba como cuestión de fondo, la ley que regía era la ley
griega; si se le calificaba como cuestión de forma, era la lex fori. En México, al igual
que en varios países, al matrimonio religioso o eclesiástico se le califica como un
asunto de forma (celebración de un acto del estado civil). De esta manera, la forma
religiosa debe ser respetada cuando en la ley del lugar de la celebración del acto la
permita, con lo que se acoge el principio locus regit actum. La Suprema Corte de
Justicia ha reconocido el matrimonio religioso contraído en el extranjero con la
condición de que en el lugar en que se contrajo produzca efectos jurídicos. La regla
general de DIPr que prescribe que el orden jurídico que rige la forma del matrimonio
se localiza en el art. 13, fracc. IV, del CCFed (o el correspondiente de las entidades
federativas), que fija la conexión con la ley del lugar de celebración del acto (locus
regit formam). Los tribunales de amparo han acogido la regla locus regit actum en
diversas sentencias, e incluso durante la época de gran territorialidad . Además,
esta regla es aceptada en la mayor parte de los Estados de la comunidad
internacional.

c) Otras modalidades del locus regit formam algunas modalidades de la regla


locus regit formam son: la lex auctor regit actum (para el caso de matrimonios
consulares) y la ley del pabellón (para el caso de matrimonios celebrados a bordo
de embarcaciones).

Capacidad para contraer matrimonio


El orden jurídico designado por la norma de conflicto para regular la
capacidad de los contrayentes es la del domicilio, aunque en varias leyes de las
entidades federativas se acoge la lex fori. En realidad no se define específicamente
ese supuesto, por lo que cabe tomar en cuenta lo prescrito en la norma general. Hay
algunos supuestos fácticos que califican dentro de la capacidad (el supuesto
normativo). Entre éstos se encuentran la edad, el consentimiento y la soltería o
viudez, los impedimentos para contraer el matrimonio, dispensa de edad y de
consentimiento, supuestos a los que me referiré en las próximas líneas.
a) Edad de los contrayentes : Según la norma general (y de la mayoría de
los códigos de la República), para poder casarse el varón debe contar con una edad
mínima de 16 años, y la mujer, de 14 años. El señalamiento de esta edad en el
derecho interno acoge lo prescrito en la Convención de la ONU sobre Edad Mínima
para Contraer Matrimonio, que mediante una norma de conflicto “remite” a la ley de
cada Estado para establecer esa edad. La Convención de la ONU admite que la
autoridad competente para celebrar el matrimonio “dispense” ese requisito de edad,
siempre que la dispensa se apoye en una causa justificada y atienda al interés de
los contrayentes, dispensa que se regula conforme a la ley que fija la edad mínima.
La propia Convención otorga competencia a la autoridad ante la cual se celebra el
matrimonio; igualmente, en lo que se refiere a la elección de la ley interna designada
para determinar la edad mínima.

b) Consentimiento: El supuesto normativo consistente en el consentimiento


para el matrimonio admite, al menos, dos comentarios adicionales: el
consentimiento concertado por los padres o terceras personas, y los matrimonios
por conveniencia o complacencia. i. Consentimiento concertado por personas
diversas de los contrayentes. Los matrimonios concertados por personas diferentes
de los contrayentes .
han sido repudiados por las Naciones Unidas. No es admisible el caso
mediante el cual una mujer es prometida o dada en matrimonio por parte de sus
padres a cambio de una contrapartida en dinero o en especie . Se trata de una
prescripción propia de los derechos humanos. En México, el matrimonio es un acto
personal y consensual; la aprobación debe provenir de los contrayentes y no de
otras personas. Cuando los contrayentes no cuentan con la edad mínima es
necesario que otra persona los autorice o habilite: normalmente sus padres . En
este caso, no es que los padres sean los que consienten, sino más bien avalan el
consentimiento de los hijos. Lo que en algunas ocasiones designamos como
dispensa del consentimiento para contraer matrimonio en realidad no es una
dispensa (en el sentido de eximir o exceptuar), sino un respaldo del sujeto que
otorga la autorización. Luego, es otro el sujeto que avala el consentimiento, pero no
que se dispense la autorización del padre. Esta manera de avalar el consentimiento
es una formalidad habilitante que es admisible por el Convenio de la ONU citado.
Relaciones personales entre los cónyuges: El acto matrimonial produce
diversos efectos, que hacen surgir los derechos y obligaciones para cada uno de los
cónyuges. Se trata de lo que también se conoce como estatuto de los casados o
estatuto matrimonial. En la doctrina se suele emplear la expresión ley aplicable de
las relaciones personales entre los cónyuges como sinónimo de orden jurídico
designado para regular los efectos del matrimonio. Realmente se emplean ambas
expresiones para designar lo mismo. Un matrimonio válido produce efectos
inmediatamente en el momento de su celebración. De ahí que por efectos del acto
matrimonial y relaciones entre los cónyuges se implique el mismo concepto.

Prueba del matrimonio: contraído en el extranjero La prueba o


demostración de un matrimonio no es un asunto o materia del estado civil de las
personas, sino del derecho procesal probatorio. Normalmente en los litigios
judiciales se plantea como una cuestión previa reclamando el reconocimiento de ese
estado o su desconocimiento. Mientras el estado civil se rige por la ley del domicilio
(o la lex fori en el D.F.), la prueba (aspecto procesal) suele regirse por la lex fori, es
decir, se aplica la ley del tribunal. En especial, me estoy refiriendo al medio de
prueba. Los medios de prueba se consideran como “los instrumentos en los que se
encuentra o mediante los que se conduce la fuente de prueba que se presenta al
órgano o tribunal para conocimiento”21. El CCDF reitera el criterio territorial al
prescribir que “el estado civil sólo se comprueba con las constancias relativas al
Registro Civil; ningún otro documento o medio de prueba es admisible para
comprobarlo, salvo los casos expresamente exceptuados por la ley” (art. 39). No
obstante, aquí es necesario hacer algunas precisiones: una cosa es registrar las
constancias acreditativas del matrimonio celebrado en el extranjero, y otra, la
prueba de ese matrimonio. No es razonable afirmar que para probarlo tenga que
estar registrado, ya que, por un lado, primeramente es necesario probarlo para que
se registre y, por otro, el registro se hace, normalmente, para que se le reconozcan
efectos probatorios al matrimonio. Luego, el registro no es para probar su
constitución, sino para revalidarlo y darle publicidad y, eventualmente, servir de
instrumento probatorio. Por otro lado, también cabe diferenciar el acta del estado
civil (el acta de matrimonio) del acta del registro del acto del estado civil (la
anotación que se realiza con motivo del registro del acta). En México ambos actos
parecen fundirse en uno solo, pero es conveniente tomar en cuenta la distinción
porque no en todos los países se confunde el acta o constancia que se levanta con
motivo del matrimonio, con el registro de esa acta o constancia. Piénsese por
ejemplo en el acta o constancia que se levanta en una iglesia al celebrarse el acto
matrimonial (como ocurre en Estados Unidos) y, posteriormente, con esa acta se
hace el registro ante alguna oficina de gobierno.

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