Español - Práctica 2
Español - Práctica 2
Español - Práctica 2
1) Leé el texto de abajo y respondé: ¿qué clase de texto es? ¿Cómo te diste cuenta?
2) El título es “Espanto, un monstruito amigable”. ¿Qué significa amigable? Escribí el nombre de tres
personas que vos consideres amigables. ¿Por qué pensás que son amigables?
DIMINUTIVO
MONSTRUO monstruito
PUEBLO
FEOS
RATO
CORTO
LARGO
MOCHILA
FINA
AMIGO
PEQUEÑO
HONGO
7) Completá las siguientes oraciones:
Dicen que había un pueblo en el que sólo habitaban monstruitos. Un pueblo pequeño y alejado de los
otros pueblos. Dicen también que sus habitantes tenían diferentes tamaños y eran de muy distintos
Era un pueblo solitario, nadie lo visitaba, ni siquiera se detenían aunque más no fuera por un ratito cortito.
Sus habitantes no eran monstruos malos, sino picarones. Vaya a saber por qué razón habían nacido con
esas largas narices o pelos hasta los pies; cabezas gigantes o patas tan altas como rascacielos.
Por naturaleza les gustaba asustar. En realidad, como no llegaba ningún extraño, se asustaban entre ellos.
Mucho miedo no les daba en rigor de verdad, pero peor era aburrirse como hongos.
En el pueblo había un monstruito llamado Espanto. No era lo que se dice bonito, pero sí vistoso. Era de
color verde fluorescente y tenía una trompa parecida a la de un elefante, pero más finita. Ojos saltones y
Espanto era diferente al resto, no disfrutaba de asustar a nadie, ni siquiera a sus vecinos. Vivía esperando
que alguien pasara por allí para conocer gente y hacerse amigos, pero esto parecía algo imposible.
Espanto se daba cuenta que nadie se animaba a visitar el pueblito. Él no quería que le temieran, sino que
lo quisieran. Deseaba tener amigos, ni más, ni menos. Parecía algo difícil para alguien de color verde fluo,
que su corazón tenía para dar. Todos le dijeron que estaba loco, que nadie le prestaría atención, es más,
Un problema a resolver era que en el pueblo de los monstruitos no se saludaban con un «hola», sino con
un «buuu». Espanto sabía que no sería una buena forma de acercarse a alguien, sin que saliera corriendo.
Aún así partió. Con una mochilita a cuestas y el firme propósito de no dejar escapar ningún «buuu»,