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Situación 4

En la clase de historia del profesor Germán, uno de sus estudiantes, Carlos, contó
una situación personal difícil que había vivido hacía un tiempo, y su compañero de
banco lo abrazó emocionado y con lágrimas en los ojos. Varias personas del curso
empezaron a decirles en torno burlón que abrazarse y emocionarse no eran cosas
de hombres.

El profesor Germán le contestó al grupo “¿De dónde sacan que los hombres no
lloran? ¡Parecen pibes de otro siglo ustedes!

¿ Qué cosas no pueden faltar en esta ampliación de la escena?

 Dónde se encuentra ubicada la escuela: nombre de la ciudad/pueblo,


características del lugar (urbano/periurbano/rural)
 Nivel educativo, ciclo, y modalidad. Gestión estatal o privada. 
 Breve descripción del personal educativo/institucional involucrado
(¿quiénes participan de la escena? ¿qué cargos ocupan y qué tareas
realizan? ¿cómo podrían describirse esas personas?). 
 Breve descripción del grupo de estudiantes involucrado en la escena. 
 Breve descripción del contexto en el que sucede la escena (¿en qué
momento del año sucede? ¿en qué momento de la jornada? ¿en qué
espacio físico?).

En un curso de capacitación docente sobre inclusión, una docente cuenta la


siguiente situación: 

En tercer año de la escuela secundaria, Débora se cambió de escuela otra


vez. Tenía dificultades en la comunicación oral y una discapacidad motriz. Al
inicio, el grupo la recibió bien, la invitaron a los cumpleaños de quince, pero
a lo largo del año empezaron con gestos de discriminación: le pusieron
sobrenombres, la apartaron de las actividades y se burlaban de ella. Luego
de una intervención médica compleja, comenzó a necesitar el uso de silla de
ruedas para trasladarse. A partir de ese momento, el grupo se volvió menos
amable aún, no colaboraban con el ingreso de la compañera al aula, no
hacían espacio entre las mesas para que pudiera ingresar cómoda y
comenzaron a burlarse de ella cuando exponía en clase. Al finalizar el ciclo
lectivo, el equipo directivo se reunió con la familia y les dijeron que el grupo
no había logrado incluirla y que era mejor cambiarla de curso o de escuela
para que ella no sufriera. Débora se volvió a cambiar de escuela

En un curso de capacitación docente sobre inclusión, una docente contó la


siguiente situación: en tercer año de la escuela secundaria de la ciudad de
San Rafael en Mendoza, Débora se cambió de escuela otra vez. Tenía
dificultades en la comunicación oral y una discapacidad motriz. Débora
ingresó por una exigencia de la inspección de que la escuela tuviera espacio para
experiencias de integración de personas con discapacidad. El viernes de la
primera semana de clase las familias de Lucila y Soledad se hicieron presente en
la escuela, manifestando su preocupación porque Débora alterara el normal
desarrollo de la clase. El grupo al inicio la recibió bien, la invitaron a los
cumpleaños de quince, pero a lo largo del año empezaron con gestos de
discriminación: le pusieron sobrenombres, la apartaron de las actividades y
se burlaban de ella. En un principio, dentro del aula, Débora era alegre y
participaba activamente de las clases, pero fue participando cada vez menos. Su
dificultad para hablar hacía que los docentes a veces no le dieran la palabra. En el
mes de abril, el cuerpo de docentes manifestó preocupación acerca de la dificultad
de Débora para organizar la oralidad y la escritura. El equipo de preceptores se
quejaba porque no les pagaban para acompañar chicas al baño. Débora debía ser
asistida parcialmente en el baño, sus compañeras se cansaron de la ayuda inicial,
teniendo que asumir desde la preceptoría la tarea. Luego de una intervención
médica compleja, comenzó a necesitar el uso de silla de ruedas para
trasladarse. A partir de ese momento, el grupo se volvió menos amable aún,
no colaboraban con el ingreso de Débora al aula, no hacían espacio entre las
mesas para que pudiera ingresar cómoda y comenzaron a burlarse de ella
cuando exponía en clase. Las burlas aumentaron cuando en una clase, hablando
de autoconocimiento, Débora fue una de las pocas mujeres que dijo haber
experimentado la masturbación. Solo algunas chicas que pertenecían al Centro de
Estudiantes, en varias oportunidades habían puesto un limite frente a situaciones
incómodas o frases de discriminación. Sin embargo, nunca la invitaban a las
actividades que organizaban. Ella se daba cuenta de que había chicas y chicos del
curso que no la querían y que la rechazaban. Algunas veces manifestaba tristeza
en la escuela cuando nadie quería hacer grupo con ella. Solo con una de las
preceptoras solía compartir lo que le pasaba. La dirección de la escuela nunca se
acercó a conversar con ella. Al finalizar el ciclo lectivo, el equipo directivo se
reunió con la familia y les dijeron que el grupo no había logrado incluirla y
que era mejor cambiarla de curso o de escuela para que ella no sufriera.
Débora se volvió a cambiar de escuela.

 
Nivel Inicial - Primario 

Para mostrar un ejemplo de lo que buscamos en esta instancia, también vamos a


usar una situación que no es ninguna de las que se ofrecieron anteriormente para
elegir, y que solo la utilizamos a modo de ejemplo.

Sabrina no quiere ir más a la escuela, dice que siempre la


cargan. Ella tiene un cuerpo más gordo que sus compañeras. A
pesar de que su desempeño en las actividades educativas es
muy bueno, su relación con sus pares se ve afectada, así como
su proceso de aprendizaje. La maestra tiene registro de la
situación, en varias oportunidades habló del tema con Sabrina y
con el grupo, acerca de que no hay que discriminar. En conjunto
con el equipo directivo, se resuelve citar a la mamá a una
reunión. Entre muchas cosas, le proponen que lleve a su hija a
una consulta con un nutricionista, ya que sería saludable que
controlen el peso de Sabrina porque podría traerle nuevos
inconvenientes a la hora de desarrollarse. Además le dicen que
se agita y transpira mucho en Educación Física. También le
sugieren una consulta psicológica ya que su autoestima se ve
muy debilitada. Todo esto queda registrado en el acta de la
reunión.

En letra negrita están las partes originales, y lo demás es lo que fuimos agregando
en función de nuestro territorio, y de lo que creemos que es necesario visibilizar y
reconocer.

Sabrina tiene 9 años, está en cuarto grado, desde hace unos meses, y ya no
quiere ir más a la escuela, dice que siempre la cargan. Ella tiene un cuerpo
más gordo que sus compañeras. A veces es en el recreo, que saltando a la
soga se ríen de ella. Por eso Sabrina suele ir a donde está la portera, y se queda
charlando con ella. Pero también le pasa que en la clase de Educación Física,
cuando hay que dividirse en equipos, nadie la elige y queda última, y el equipo al
que le toca ir siempre se queja porque dicen que corre muy lento. También en el
salón, el otro día la maestra enseñaba las formas geométricas, y cuando, al
mostrar una esfera, preguntó el nombre, un compañero gritó "Sabrina”. La maestra
lo retó, pero igual ya todos se estaban riendo. A pesar de que su desempeño en
las actividades educativas era muy bueno, la relación con sus pares, hace
que ya no quiera ir más al cole. Siempre busca una excusa, que le duele la
cabeza, que le duele la panza, que está mareada. Su abuela, quien ayuda en su
crianza, (ya que la mamá está sola con Sabrina y sus dos hermanas, y trabaja
desde temprano atendiendo un puesto de diarios) cuando la ve llorar por que algo
le duele, no la manda. Antes la obligaban a ir, pero después la llamaban de la
escuela para que la fuera a buscar porque se sentía mal. Sus reiteradas faltas y
su actitud empiezan a afectar el proceso de aprendizaje. Desde la escuela
citan a su mamá, quien se pide el día en el trabajo para poder ir, y entre muchas
de las cosas que hablan, le proponen llevarla a una consulta con
nutricionista, ya que más allá de los problemas que actualmente se
presentan, sería saludable (según el equipo directivo) que controlen el peso
de Sabrina ya que podría traerle nuevos inconvenientes a la hora de
desarrollarse. Además, le dicen que se agita y transpira mucho en Educación
Física. También le sugieren consulta psicológica porque, aseguran, su
autoestima se ve muy debilitada, por todo llora y cada vez la ven más sola en
los recreos. Preguntan por el padre, la mamá cuenta que hace tres años se fue y
no saben nada. Le dicen que quizás la nena está triste también por estar muy sola
con la abuela, faltando la figura de la madre o el padre más presentes. En la notita
con las indicaciones, Marisa (la trabajadora social de la escuela) recomienda que
vea una psicóloga. La mamá cuenta que el único grupo que sostiene Sabrina es
uno de la iglesia, a donde la lleva la abuela los sábados, son scout y a veces
tienen campamentos.

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