Evaluacion - Inicial - 2ndo Eso
Evaluacion - Inicial - 2ndo Eso
Evaluacion - Inicial - 2ndo Eso
Mis cuatro amigos y yo habíamos advertido que al fondo de la clase había una tabla del entarimado
que estaba un poco suelta, y cuando la levantamos haciendo palanca con la hoja de un cortaplumas,
descubrimos un amplio espacio hueco debajo. Aquel, decidimos, sería nuestro escondrijo secreto
para ocultar caramelos y otros pequeños tesoros, como castañas locas, cacahuetes y huevos de pájaro.
Todas las tardes, concluida la última lección, aguardábamos los cinco a que la clase se vaciara, y
entonces levantábamos la tabla y examinábamos nuestro tesoro escondido, añadiéndole o retirando
alguna cosa tal vez.
Hasta que cierto día, al levantarla, encontramos un ratón muerto tendido entre nuestros tesoros.
Resultó un descubrimiento emocionante. Thwaites lo sacó, agarrándolo por la cola, y lo balanceó
delante de nuestras caras.
Cuando se escribe acerca de uno mismo hay que hacer un esfuerzo por decir la verdad cabal. La
verdad es más importante que la modestia. Debo deciros, pues, que fui yo y sólo yo quien tuvo la
idea del formidable osado complot del ratón. Todos tenemos nuestros momentos de brillantez y de
gloria, y aquel fue el mío.
-¿Por qué no lo echamos en uno de los tarros de caramelos de la señora Pratchett? -propuse-. Luego,
cuando meta en él su mano cochina para coger un puñado, cogerá un ratón muerto que apesta de mal
que huele.
Los otros cuatro me miraron llenos de admiración. Luego, a medida que fueron captando todo el
genial alcance del complot, empezaron con risitas y más risitas. Me daban palmadas en la espalda.
Me aclamaron y se pusieron a dar brincos por toda la clase.
-¡Lo haremos hoy mismo! -gritaron-. ¡Según volvemos para casa! La idea ha sido tuya -me dijeron-,
conque puedes ser tú el que ponga el ratón en el tarro.
Thwaites me pasó el ratón muerto. Me lo guardé en el bolsillo del pantalón. A continuación salimos
los cinco de la escuela, atravesamos la plaza y pusimos rumbo a la confitería. Estábamos
excitadísimos. Nos sentíamos como una banda de malhechores que se disponen a asaltar un tren o a
volar la oficina del sheriff.
-Procura meterlo en un tarro de los que se usan a menudo -dijo uno de ellos.
-Voy a echarlo con los inflamofletes -dije yo-. El tarro de los inflamofletes no está nunca detrás del
mostrador.
-Yo tengo un penique -dijo Thwaites-, de manera que pediré un sorbete y un cordón de regaliz. Y
cuando ella se vuelva para alcanzarlos, metes tú el ratón a toda prisa en los inflamofletes.
Así quedó todo dispuesto. Entramos en la tienda con cierto aire ufano y arrogante. Nosotros éramos
ahora los triunfadores, y la señora Pratchett la víctima. Estaba de pie tras el mostrador, y sus
malignos ojillos de puerco observaban, suspicaces, nuestra entrada.
-Un sorbete, por favor -le dijo Thwaites, tendiéndole un penique.
Yo me mantuve a la zaga del grupo, y cuando vi que la señora Pratchett volvía la cabeza un par de
segundos para sacar un sorbete del cajón, levanté la pesada tapa de cristal del tarro de los
inflamofletes y dejé caer el ratón dentro. Luego coloqué de nuevo la tapa lo más silenciosamente que
puede. Me latía el corazón como loco y tenía las manos llenas de sudor.
-Y un cordón de regaliz, por favor -oí decir a Thwaites. Cuando me volví, puede ver a la señora
Pratchett sosteniendo el cordón con sus cochinos dedos.
-No os quiero a todos aquí dentro en pandilla si sólo va a comprar uno de vosotros -nos chilló-.
¡Conque, largo! ¡Hala, fuera!.
Dictado
Al atardecer, el agua transparente ofrece un hermoso espectáculo. Peces de todos los colores
se acercaban a la balsa. Enormes peces amarillos y verdes; peces rayados de azul y rojo,
acompañaban la balsa hasta el anochecer. A veces había un relámpago metálico, un chorro de
agua sanguinolenta saltaba por la borda y los pedazos de un pez destrozado por el tiburón
flotaban unos segundos junto a la balsa.
1.- Resume el texto que te han leído. El gran complot del ratón
2.- Lee con atención el texto. Luego contestarás a unas preguntas relacionadas con él.
El canario
No hace mucho tiempo, no más de dos o tres generaciones, vivía en la ciudad de Tánger un hombre
famoso por su ingenio, llamado Si Haman a-Filal. El pachá de aquella época creó para él un cargo
especial y lo nombró Juez Supremo de todos los "Casos de Pacotilla".
Por otra parte, en aquel tiempo había un humilde zapatero remendón en Tánger, con un taller cerca
de la entrada al puerto, donde tenía un canario en una jaula. Un día, mientras estaba remendando
zapatos, pasó por allí un viejo peregrino al que le fascinó el canto del pájaro. Se quedó allí más de
una hora mirándolo fijamente, con los ojos y la boca muy abiertos, tapando la luz del taller. Luego
empezó a suplicarle al zapatero que se lo vendiese, cosa que éste no estaba dispuesto a hacer porque
tenía cariño al pájaro. Pero el peregrino se puso tan pesado, volviendo un día tras otro y utilizando
todas sus artes de persuasión, que al final el zapatero le dijo que se lo vendería por veinte dólares.
El peregrino era pobre, y veinte dólares es un precio elevado para un canario; pero, aun así, en menos
de una hora estuvo de vuelta con el dinero, compró el pájaro, y se marchó con él para siempre, o al
menos eso era lo que esperaba el zapatero.
-Yo no quería vendértelo. Fuiste tú quien insistió en comprarlo. ¡Y ahora vienes a molestarme otra
vez! ¿Qué derecho tienes a hacer eso?
-El pájaro no canta -le respondió el peregrino-. Desde que me lo llevé a casa, se ha quedado allí
posado en su jaula y, aunque se pasa la vida haciendo "¡Tuit!", "¡Tuit!", no le he oído cantar una sola
vez.
-Me es igual -le dijo el zapatero-. Tú tienes la culpa. En el trato que hicimos no pusimos como
condición que el pájaro cantase. Y te repito que yo no quería vendértelo, pero tú insististe en
comprarlo, así que lárgate.
Entonces el peregrino empezó a dar voces, y se formó un corro de espectadores que querían saber
cuál era el problema. De modo que los dos interesados contaron su historia y, en parte porque el
peregrino era mayor y parecía tan furioso, y en parte porque de todas formas los buenos musulmanes
tienen debilidad por los hombres santos que han peregrinado hasta La Meca, se pusieron en contra
del zapatero.
-¿No te da vergüenza? -le dijeron-. Devuélvele a este pobre hombre sus veinte dólares y quédate con
tu pájaro.
Y así lo hizo el zapatero para acabar de una vez con el asunto: le dio al peregrino sus veinte dólares,
con la esperanza de que luego se marchase.
-Espera un momento -dijo el peregrino-. Le he dado de comer a este inútil pájaro tuyo durante tres
días. Es justo, pues, que me pagues el importe de las semillas que se ha comido.
Al oír esto, el zapatero se puso más que furioso. Por pura amabilidad, dijo, había deshecho el trato; y
ahora el viejo esperaba que le pagase el importe de las semillas de tres días, una deuda para la que
casi no se había inventado una moneda lo bastante pequeña. Eso, prosiguió, no lo haría jamás,
aunque le cortasen la cabeza o lo arrastrasen desnudo por las calles de Tánger, o aunque le propio
sultán dijese que tenía que pagarlo, Pero el viejo peregrino se puso todavía más furioso, e insistió en
que se le pagara. Y como el zapatero seguía negándose, llamó a la guardia, lo hizo llevar a rastras
ante el pachá, y lo demandó.
-Éste no es caso para que lo juzgue yo -dijo el pachá tras haberlo escuchado-, sino Si Haman a-Filal.
Así pues, la guardia se hizo cargo de las dos partes en litigio y las condujo hasta la casa de Si Haman
a-Filal.
Si Haman los escuchó con mucha atención y no le quedó ninguna duda de que los dos hablaban
completamente en serio. Luego dictó sentencia.
-Es evidente que el peregrino está en su derecho -le dijo el zapatero-, así que debes liquidar la deuda
que tienes con él por los tres días que le ha dado de comer a tu canario. Pero hay algo en tu contra -
añadió al tiempo que se volvía hacia el triunfante peregrino-. Durante tres días este zapatero se ha
quedado sin el canto de su pájaro, y debes resarcirle. Por tanto, te condeno a pasar tres días dentro de
una jaula en el taller del zapatero, y a cantar para él tan bien como lo hace su pájaro.
Entonces hizo acercarse a sus guardias, como si tuviese que decirles algo importante, dejando al
peregrino sin vigilancia. Y no hace falta decir que, cuando miraron en torno, el peregrino había
desaparecido; y ya nunca volvió a molestar a nadie en Tánger.
1.- ¿Que pistas utilizas para saber el lugar o país en que ocurre la historia?
2.- La historia tiene tres personajes principales. ¿Quiénes son? Indica alguna característica de cada
uno de ellos:
3. El cuento tiene tres partes. Haz un breve resumen de lo que ocurre en cada una de ellas.
a.- Presentación o planteamiento: (Indica quiénes son los personajes y que empieza a ocurrir entre
ellos)
b.- Núcleo o conflicto: ( Cuenta los “problemas “ que surgen entre los protagonistas)
c.- Desenlace o solución: (Se solucionan los conflictos o problemas entre los protagonistas)
4.- El cuento tiene un final sorprendente. ¿Qué hizo el viejo peregrino después de la sentencia del
juez?
5.- Explica el sentido de la siguiente frase: el pago de las semillas con que se había alimentado el
pájaro era “una deuda para la que casi no se había inventado una moneda tan pequeña…”
6.- Sustituye la siguiente frase del texto “el peregrino se puso tan pesado, volviendo un día tras
otro, y utilizando todas sus artes de persuasión” por una o varias frases tuyas que expresen el
mismo sentido.
7.- En la vida cotidiana, en la calle, en casa, en el colegio… ocurren con frecuencia pequeños
conflictos entre personas. Describe algún pequeño conflicto que te haya ocurrido a ti, lo hayas
presenciado o te hayas enterado.
3. Escribe una pequeña historia. ( Elige el narrador, tú u otra persona. Elige los personajes que
intervienen, jóvenes o mayores, indicando cómo son. Indica dónde ocurre la historia, en una ciudad o
pueblo, en las montañas, en el mar… Indica cuándo ocurre tu historia: en los tiempos actuales, en el
pasado o está por ocurrir).
Los antiguos templos budistas tienen una arquitectura impregnada de serenidad, simetría y sencillez.
La misma que caracteriza a sus famosos jardines, cuya construcción es todo un arte de tradición
milenaria. De hecho, los occidentales los hemos copiado y podemos ver algunas imitaciones en
nuestras ciudades europeas.
En todo jardín deben estar presentes tres elementos: el agua, las rocas y las especies vegetales, que
simbolizan los distintos elementos de la naturaleza. Son imprescindibles las puertas correderas, que
facilitan la contemplación del jardín desde el interior de la casa y permiten la integración de la
naturaleza en la vida cotidiana.
Por otra parte, la ceremonia del té es la tradición más arraigada de la vida de Japón y se desarrolló
hace mas de 1.000 años. La ceremonia del té está sometida a unas cormas de carácter ritual y supone
un momento de relajación, de aislamiento de las tensiones del mundo exterior. En la antigüedad, al
tomar esta infusión desaparecían las barreras sociales, ya que en las casas de té, austeras y muy
sencillas, se mezclaban nobles, guerreros, comerciantes y ciudadanos de a pie.
Resume el texto.
6.- Identifica y clasifica las palabras subrayadas según sean nombres, adjetivos, verbos, artículos,
pronombre y o adverbios.
Juan abrió despacio la puerta de la casa y entró. Colgó el abrigo y se sentó en la vieja butaca.
Un sueño placentero se adueñó lentamente de él. Pasaron los minutos y las horas. Anochecía en
París.
Nombres: ________________________________________________________
Adjetivos________________________________________________________
Verbos: _________________________________________________________
Adverbios: _______________________________________________________
Artículos: ________________________________________________________
Hacía un sol de justicia. Nos detuvimos en una arboleda, junto al río Arga. Allí, cobijada bajo
los álamos, estaba la venta “El Descanso”. Su dueño, Pedro el mesonero, nos sirvió una jarra de
refrescante y clara agua. Pamplona estaba cerca.
Propios:
Comunes:
Papel:
Flor:
Caballo:
Transparente: _______________________________________________________
Balsa: ______________________________________________________________
Sanguinolenta: ______________________________________________________
16.- Analiza las siguientes formas verbales colocando en cada recuadro lo que corresponda.