El Complejo Tutelar
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EL COMPLEJO
TUTEI.AR
INTRODUCCIÓN
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que retoma trabajos y comentarios dispersos en el campo
psiquiátrico unos treinta años antes de su publicación. Pero verdadero lugar de la enfermedad, y el médico psiquiatra es
los reúne por primera vez en un objetivo táctico que está en el único que puede discriminar en esa patología aquello que
el origen de la posterior expansión de la psiquiatría infantil. depende de la disciplina de aquello que se refiere al trata-
· El objetivo es explícitamente el siguiente: ¿Cómo preseleccio- miento orgánico.
nar y pretratar a los ineptos militares, a los enfermos men-
tales, a los inestables profesionales? ¿Cómo identificar estos El esfuerzo decisivo de esta psiquiatría infantil consiste,
elementos antes de que cometan algún daño? ¿Cómo orien- pues, en un desplazamiento de la categoría jurídica del
tarlos por un camino que los separe de la población normal y discernimiento en provecho de la categoría de educabilidad.
aplicarles un tratamiento que no los alcanzaba sino a poste- De tal modo se da a sí misma los medios teóricos para ejercer
riori? una función de decisión en el aparato de la justicia de
En la práctica, esta táctica fue posible gracias a una menores, donde propone una justicia del comportamiento
operación doble: paralela y competidora de la justicia de los delitos. En un
momento en que la justicia de menores se constituye sobre la
l. La designación de una institución .modelo: la escuela. base de una voluntad de sustituir el castigo por la prevención,
¿Qué vínculo existe, qué denominador común puede descu- la represión por la educación, el psiquiatra aparece junto al
brirse entre los niños del servicio de anormales cíe Bournevi- juez como animado por el mismo proyecto que él, pero
lle en Bicetre, y los niños de la Petite Roquete, encarcelados provisto de una capacidad teórica de estimación de la perti-
por robo, vagabundeo o insumisión a la autoridad paterna? nencia de tal o cual proceso educativo tan sólo equiparable
Respuesta: el comportamiento escolar. A modo de prueba, con la capacidadjurídica deljuez de menores para decretarla.
una serie de fichas de observación sobre niños delincuentes, Entre ambas capacidades, no tardó en generarse la búsqueda
anormales de asilo y otros internos de las escuelas de perfec- de una complementariedad idílica -por ejemplo, entre G.
cionamiento. En las tres categorías, la mezcla, aunque difie- Heuyer, A. Collin y H Rollet- , pero también desconfianza,
ra, comporta siempre los mismos ingredientes: inestabilidad competencia; lo menos que puede decirse es que, en la dis-
y debilidad, perversión. Por consiguiente, la escuela puede cusión sobre la ley de 1912, triunfó la desconfianza. 13 Una
ser considerada "un laboratorio de observación de las tenden- mayoría de magistrados exigió que el examen médico de los
cias antisociales" (Heuyer). niños no fuera sistemático, pues estimaba que de otro modo
2. La atribución del origen de los trastornos a la familia. Si ellos mismos perderían su poder.
se consideran las fichas utilizadas por Heuyer, puede notarse Durante el período de entreguerras, la colaboración entre
dos órdenes de preguntas. Las primeras relativas a la disci- el médico y el juez de.menores se mantuvo muy limitada. Los
plina: ¿quién vigila al niño en la casa? ¿Cuál es la modalidad doctores Collin Alexandre, Orly, Boffas, Paul Boncour y
de vigiláncia, débil o brutal? ¿Iba el niño a la escuela? ¿Cómo Roubinovich multiplican en un primer momento las publica-
era su conducta durante el recreo? Y, luego, otra serie de ciones, exigen que el examen psiquiátrico sea obligatorio
preguntas que abordan cqn sumo detalle las anomalías mor- para todos los niños delincuentes (Heuyer, en 1914, ya veía
fológicas y los antecedentes patológicos de los padres. ¿Cuál en grande y subtitulaba su obra: "Necesidad de un examen
es el estado normal de los padres o tutores? ¿Cuál es el estado psiquiátrico para todos los escolares"). En 1917, Paul Bon-
de salud del padre (alcoholismo, tuberculosis, sífilis, crimina- cour y Roubinovich organizan un servicio de examen médico-
lidad), de la madre (mismos criterios, excepto que "prostitu- psicológico para jóvenes detenidos en la Petite Roquete
ción" reemplaza a "criminalidad"). Las carencias del niño (varones). Se trata de una fórmula transaccional, puesto que
pueden relacionarse alternativamente con dos tipos de ca- allí sólo estaban encerrados los menores objeto de una medi-
rencias familiares: la insuficiencia educativa y la existencia da de corrección paterna. No se tocaba aún la ley penal. En
de anomalías degenerativas. Así pues, la familia, más que el 1919, en Fresne, las niñas detenidas eran sometidas a los
enfermo, más que el niño con problemas, se convierte en el
1
~ Véase André Collin y Henri Rollet, Médecine légale infantile, ,920.
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mismos exámenes. En 1925, gracias a la iniciativa de Henri suele ser el resultado de estos últimos. Entonces, ¿por qué csn
Rollet, de la facultad de medicina de París y del Patronato de psiquiatría experimenta tantas dificultades para armonizar
la infancia y de la adolescencia, nace la clínica de neuropsi- sus actividades con la justicia de menores, siendo que las
quiatría infantil, que luego sería dirigida por Georges Heuyer. animan idénticas intenciones? ¿Qué tiene el psicoanálisis
Destinada en un principio a los niños del patronato, y por que la psiquiatría no tenía, y que le abre de par en par las
tanto fuera de la esfera judicial directa, expande progresiva- puertas en cuyo umbral permanecía desde hacía más de
mente su actividad a niños llevados al lugar por sus propios treinta años?
padres, o a instancias de los maestros de escuela; luego, se A menudo se da como respuesta la clásica resistencia a las
extiende a los niños que le envía el tribunal de menores de ideas nuevas, la reacción ante el descubrimiento del incons-
París. Recién en 1927, esas iniciativas reciben una aproba- ciente de los espíritus cartesianos más ocupados en clasificar
ción oficial, puesto que la cancillería autoriza a título de que en ponerse a la escucha ardua de aquello que podría
ensayo el examen médico-psicológico de los jóvenes deteni- perturbar su confort mental. Esta respuesta no es válida,
dos. En 1932, esta medida se extiende a todos los acusados puesto que el psicoanálisis es tan antiguo como la psiquiatría,
libres que desean someterse al examen. 14 y está última ya creía haber descubierto el inconsciente en la
No obstante, la lectura de las múltiples producciones de raza, esa instancia oculta respecto de la cual observaban
esta clínica de neuropsiquiatría infantil del período de entre- variaciones de la voluntad moral. También suele recurrirse
guerras transmite la sensación de una suerte de estanca- a un argumento más materialista: el interés, la defensa
miento. En torno a Heuyer se reúne toda una escuela de corporativa. Pero tampoco resulta convincente. Por no citar
psiquiatras de la infancia que van a refinar al extremo las sino a uno, el omnipresente Georges Heuyer no perdió ni un
clasificaciones, inventar variedades infinitas de perversos, ápice de su estatus social al reconocer tardíamente los méri-
publicar estadísticas indignantes sobre las tasas de patología tos del psicoanálisis. En 1946 es nombrado profesor de la
mental entre los jóvenes delincuentes (80%). Espectacular primera cátedra de neuropsiquiatría infantil y presidiría los
afirmación de un saber que sin embargo no corresponde a un destinos de la nueva paido-psiquiatría revisada y corregida
poder real. Se les dan algunos cobayos para ocuparlos y por el psicoanálisis; gobernó cómodamente esa sociedad
mantenerlos a distancia. Tan sólo cuando pongan algo de floreciente dando el mando ya a la psiquiatría, ya al psico-
psicoanálisis en su psiquiatría causarán menos temor y se análisis. Comprender el destino social de un saber requiere
dudará menos en recurrir a ellos. localizar las razones de su pertinencia, hallar el vínculo
existente entre sus propiedades discursivas y los problemas
3. A primera vista, no se comprende por qué el psicoanáli- planteados por el funcionamiento de las instituciones. ¿Cuál
sis no se introdujo en el campo de la justicia para menores era, pues, la inadecuación entre el discurso de la psiquiatría
hasta la posguerra. Su nacimiento es contemporáneo del clásica y el desarrollo de la justicia de menores?
~ribunal.de menores, tiende a tratar temas de pedagogía, se Ya hemos visto que esta última implicaba una redistribu-
mtere~a en grado sumo por la organización farnjliar, en ción del mercado de las inadaptaciones. Se terminaron los
síntesis, constituye en teoría el discurso ideal para los prota- presidios para niños, las famosas colonias penitenciarias o
gonistas de una prevención de la inadaptación infantil. En el correccionales, focos de revuelta y objeto de escándalos. Y, si
movimiento general de higienización , la psiquiatría, nacida la administración conser va algunos de ellos, lo hace a título
con Magnan, Heuyer, Dupré y consortes, parecía tener allí su de solución "dura" para los clientes más reticentes. La mayor
lugar natural. En efecto, esa campaña apunta a las taras proporción de menores reside en patronatos privados acepta-
orgánicas de las capas pobres, la tuberculosis, la sífilis, el dos por lajusticia. 15 Estos organismos distribuyen a los niños
alcoholismo. El "pauperismo psíquico", según la bella expre- en establecimientos que se especializan ya en la formación
sión de Heuyer, forma parte de ese haz de males, y de hecho 15 Sobre las sociedades de patronatos, véase principalmente A. Constant,
14
Sobre todos estos esfuerzos, véase el libro de H. Gaillac, Les maisons Les sociétés de patronage, leurs conditions d'existence, leurs moyensd'action
de correction, 1830-1945, Cujas, 1971. 1898. '
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profesion~!, y~ ~n el tratamiento físico y moral (desarrollo de
la _e~ucac1?n f~s~ca y de la ideología del scoutismo), ya en lo educación vigilada a partir del gobierno de Pétain y do In
med1c~-ps1cologico (II:~Y P?Co). El peliodo de entreguerras es Liberación, y sobre todo el lugar central que va a ocupar en
u~ periodo de exaltacwn pionera en el misionariado pedagó- ella una psiquiatría enmendada por el psicoanálisis. Esque-
gico. No pa~ab_a un año sin que estallara algún escándalo en máticamente, diremos que la forma extensiva e intensiva de
los est3:blec1mientos para niños que aún tenían una discipli- las prácticas educativas establecidas por los patronatos y los
na es~n~tamente penitenciari~. Condiciones ideales para el delegados benévolos volvió inadecuada la psiquiatría clásica
fl?rec1~mento de patronatos pnvados. Algunas cifras indica- defendida por la clínica de neuropsiquiatría infantil, mien-
ran la importancia de ese abandono de la antigua corrección. tras que el aparato judicial descubría contradictoriamente la
~tes de la ~reación del tribunal de menores, 1a cantidad de utilidad, y aun la necesidad, de recurrir a un especialista
Jovenes enviados a las colonias penitenciarias y correcciona- aliado, a fin de restablecer su dominio sobre las prácticas de
les r~nd3:ba la decena de miles. En 1930, apenas quedan más vigilancia.
de m1_l. S~n el?bargo, el promedio anual de menores entrega- En lo relativo a las prácticas, ¿para qué podía servir la
dos amstituc10nes caritativas aumenta, de 479 en 1919 a 1860 psiquiatría? Para los benévolos delegados a cargo de la vigi-
en 1_925, Y alcanza los 2536 en 1930. Gracias al des-crédito lancia de los niños en sus familias y de la moralización de
creciente de las ~asas penitenciarias en la opinión pública, estas últimas, constituía tanto una limitación como un ins-
co~o consecu~nc1a _d~ las campañas de prensa, gracias asi- trumento. En efecto, ¿qué decía de la familia de un niño con
mismo a la d1spos1c1ón de los magistrados de menores a problemas? O bien esLa última no asumía adecuadamente su
afirmar la singula~dad preventiva de su misión, los patrona- tarea educativa, lo "condicionaba" progresivamente a volver-
tos ca,?tan u~ máximo de niños, todos aquellos que no h an se perverso, en cuyo caso era n ecesario sustraerle de inme-
c?metido delitos 1:flU_Y graves. Luego, los redistribuyen en sus diato el niño; o bien tenía una tara genética (degeneración),
d1vers?s establecimientos en función de sus particularidades sanitaria (tuberculosis) o social (miseria), y entonces era
profes1o~ales'. C?rreccionales o médicas; en función asimismo necesario sacar al niño de su seno y colocarlo en un estable-
de su dispomb1lida_d_ de vacantes, puesto que se trata de cimiento adaptado. La dureza de estos diagnósticos incomo-
mantener la rentabilidad de cada establecimiento mediante daba. Por s upuesto, prestigio de la ciencia obliga, los delega-
el ~porte ~e una cifra mínima de costo diario. Los organismos dos anotaban escrupulosamente las taras familiares. Pues
prw~do~ instaw~an entre sí una sub-contratación oficiosa por siempre podrían servir como un medio de presión eventual.
motw?s indlso~ia_blemente técnicos o financieros. La práctica Sin embargo, un diagnóstico sistemático como el que exigían
de la libertad vigilada habrá de experimentar una evolución los médicos habría prácticamente anulado su acción, ese
paralel~ a las modificaciones de las técnicas de internación. sueño de una moralización pacífica en el seno familiar. Por lo
Entend~da en un pr_incipio como una suerte de aplazamiento demás, el principio del diagnóstico alternativo-enfermo o no
del env10 a la coloma correccional o al patronato, un primer enfermo- podía volverse contra ellos en provecho de las
gi·ado en la escala de penas, esta función de vigilancia será familias que, a falta de trastornos médicos comprobados, ha-
transformada en provecho de una acción más gratificante, brían tenido a disposición un medio para recusar la interven-
para ellos e~ todo caso, de regeneración moral de la familia. ción. Por tal motivo, la clínica de Heuyer se con sagra, a partir
Aunque elegidos y comisionados por el tribunal, los delegados de 1930, a la difícil tarea de fiexibilizar su grilla de análisis;
van a aparecer ~orno emanaciones del interés de los patronatos, se pone a la búsqueda de parámetros manipulables para una
pue~ se ocupara_n de reclutar para estos últimos y no tanto de acción educativa. Y descubre, en primer lugar , el concepto de
aplicar las declsiones de los jueces, de modo que actuarán reacción de oposición en el niño (Heuyer y Dublineau, Reuue
según su "deseo educativo". médico-social de l'enf'ance, 1934). Magnífica síntesis del con-
Este somero cuadro de la evolución de la justicia de dicionamiento pavloviano a la perversidad y del freudiano
menores durante el período de entreguerras era indispensa- complejo de Edipo. Se criticaba el mal ejemplo dado por los
ble para comprender las líneas de reorganización de la padres o se lo imputaba a la patología, cuando no a una tara
congénita. Para resolver el dilema, Heuyer y Dublineau
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anuncian: más que el ejemplo en sí mismo, lo que cuenta es cuanto a la validez de sus resultados. En el corazón de CHO
el estado del niño en el momento en que recibe ese ejemplo. malentendido está la noción de perversidad.
Unos buenos padres pueden tener hijos rebeldes si estos Lejanamente derivada de la "degeneración moral" según
últimos están celosos de uno de sus hermanos o perturbados Morel el eminente doctor Dupré la entroniza en el firmamen-
por una sorda hostilidad en el clima familiar. Un buen padre to de la nosografía psiquiátrica durante el congreso de alie-
puede "congelar" a su hijo en un estatuto de rebelde si no nistas de lengua francesa de Túnez en 1910. Dupré es un
digiere la necesaria, pero pasajera, oposición del niño en la psiquiatra militar asignado a los batallones disciplinarios
edad en que debe afirmarse. La recepción del ejemplo será coloniales. Tras observar la escoria del ejército en sus bata-
buena o mala, el niño será normal o dará pruebas de indisci- llones disciplinarios africanos, va a elaborar "científicamen-
plina, de sueño, de pereza, robará, intentará suicidarse, te" la definición de "perverso". ¿Qué es, pues, un perverso? Es
según exista o no en el ambiente familiar un clima de celos, un individuo "anemotivo, inafectivo, insincero, inintegra-
una severidad excesiva del padre, etc. Una mínima resisten- ble". Todos ellos son rasgos que caracterizan un "fondo
cia del hijo es normal (complejo de Edipo) pero, si crece, mental" animado por "una disposición al hedonismo exclusi-
quiere decir "que la afectividad personal del niño no vibra en vo con profunda necesidad de la vida 'fiestera', inclinación
consonancia con la del medio". En una segunda etapa viene por las soluciones fáciles, rechazo del esfuerzo inmediato",
el análisis de las perturbaciones en el niño, consecutiva de las "un subversismo ideológico moral con adhesión racionaliza-
disociaciones conyugales. A partir de 1936, florecen, en torno da a la conducta presentada; toda la personalidad está
a Heuyer, artículos y tesis que prueban, basados en estadís- polarizada en la maleficencia; estamos frente a un sistema
ticas, el efecto negativo de las separaciones, de los divorcios, coherente, perfectamente organizado, que da total sa~is.fac-
de las viudeces, y aun de las familias numerosas pobres, ción al 'sujeto"'; "para coronar el todo, una suerte de rigidez
puesto que implican una gestión de los niños casi unilateral- orgullosa con extrema susceptibilidad e interpretación siste-
mente materna. La teoría freudiana de la carencia de imáge- máticamente malintencionada de las intenciones de terce-
nes parentales coincide así con el clásico análisis del medio. ros. No se les puede decir nada y tienen derecho a decirlo
Tan sólo cuando disponen de este apoyo, los psiquiatras todo".
pueden comenzar, en vísperas de la última guerra, una En su tesis sobre los niños anormales (1914), luego en su
enseñanza a los trabajadores sociales y a las damas de obras clínica de n europsiquiatría infantil (1925), Heuyer se propu-
benévolas. so "aplicar" esa definición de "perversidad", pues lo conside-
Para los patronatos y sus establecimientos, la psiquiatría raba de interés para una psiquiatría que buscaba hacerse un
no estaba mucho mejor adaptada. Por supuesto, estos orga- lugar en los aparatos disciplinarios. Si la disciplina más ruda,
nismos tenían un problema de distribución de los menores la de los batallones africanos, no ha podido acabar con la
según las particularidades de cada uno de sus establecimien- irreductibilidad de ciertos individuos, se debe a que puede
tos. A tal efecto, instauran algunos centros de observación existir un fondo mental estructuralmente orientado hacia las
r egionales (en Lyon, en particular), a fin de orgéiinizar la actividades antisociales; se debe a que hay una constitución
distribución de los niños. Estos lugares toman nombres perversa, al igual que las constituciones paranoicas revela-
médicamente ostentosos, pero su finalidad es más evaluar el das por Kraepelin por esa misma época. Entonces el papel del
comportamiento, la docilidad y las aptitudes de un marco psiquiatra profiláctico consistirá en detectar los signos pre-
colectivo y disciplinario que producir un diagnóstico y un coces y anunciadores de esa constitución, la tendencia incoer-
pronóstico médico preciso. Pues, de todos modos, para esta cible al latrocinio, la incurable disposición a la mentira, la
gente animada por un febril entu siasmo educativo, la voca- propensión a hacerse 1~ rata, el gusto por l~s b:url~s ~ruele~.
ción de la psiquiatría por discriminar a priori a los educables Pregunta de rigor que la clínica de neurops1qmatna infantil
de los no educables tenía el efecto de una instancia inhibido- debe plantear frente a cualquier niño: ¿es un perverso? ¿Se
ra de su sacrificio y de su competencia. Introducía, en el fruto trata de una perversidad instintiva (por lo tanto, congénita)?
de esas bellas empresas, el gusano de la duda científica en ¿De una perversidad adquirida (como consecuencia de una
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enfermedad, de una encefalitis, por ejemplo: en los años pequeños etiquetados como tales, tuve la impresión de que so
veinte, una epidemia de encefalitis proporcionó a Heuyeruna trataba de niños particularmente perturbados y difíciles, y
cantidad considerable de cobayos), de una perversidad pro- no de perversos propiamente dichos. Los sujetos que corres-
ducida por malos tratos (condicionamiento)? Según esta ponden al cuadro clínico clásico de las formas de perversión
escala, cuanto menor fuera la gravedad del mal, tanto mayo- aparecen menos como los representantes de una suerte de
res eran las posibilidades de educación. Pero, lo importante especie humana particular y monstruosa que como las for-
es que el psiquiatra basaba su voluntad de intervención en la mas graves de trastornos de carácter". Así pues, del perverso
figura hegemónica del perverso, por lo tanto en la detección se pasa lentamente al inadaptado. El cuadro es el mismo,
de lo ineducable, en tanto que los j ueces de menores, los pero la etiología cambia: carencias relacionales en las fami-
patronatos y los benévolos postulaban la educabilidad a lias que engendran inmadurez y agresividad. La histérica
priori de todos los menores, a riesgo de sancionar sus fracasos experimenta el mismo destino, y aun el débil mental, que
fina les por el recurso al etiquetado psiquiátrico. Digamos que ahora recibe esa etiqueta con un correctivo etiológico: "débil
los psiquiatras y los educadores tomaban el proceso educati- mental por insuficiencia del medio".
vo en sentido rigurosamente inverso y, por tanto, no podían Lenta disolución de la trinidad maléfica con que se originó
entenderse. ' la psiquiatría infantil: en el centro, el pequeño perverso, esa
A partir del desarrollo de los métodos educativos, la eminencia gris del mal, que, por un lado, seduce de la
apertura del abanico de dispositivos de acogida y de trata- pequeña histérica y la arrastra a la fuga y, por otro, empuja
miento, y la organización de la acción educativa en régimen al joven débil mental a cometer actos antisociales aprove-
abierto, la noción de perverso así entendida poco a poco cae chando su docilidad y el carácter primario de sus instintos.
en descrédito. En 1950, la revista Rééducation se propone Ya no se los designará por su confluencia en los senderos
hacer un balance del recurso a esta clasificación en la práctica escarpados de la aventura contra las reglas del Bien, sino por
de magistrados, educadores y psicólogos. Dirige un cuestio- su extravío en el oscuro dédalo de los trastornos relacionales.
nario detallado a los miembros más notables de estas profe- ¿Inauguración de una nueva edad de oro de la pedagogía,
siones: ¿El médico debe utilizar el término "perverso" en su guiada esta vez por las luces de una ciencia de lo invisible, y
diagnóstico? ¿El juez debe renunciar a tomar una medida ya no por los decretos de un saber que sólo quería inscribir en
educativa en presencia de un "perverso" para dictar una los cuerpos los estigmas de sus diagnósticos? En ese mismo
medida penal o de defensa social? ¿El educador debe conside- número de la revista Rééducation, figuran dos textos cuya
rarlo como un sujeto ineducable, y posicionarse en su contra comparación posterior permitirá medir el alcance y los lími-
atrincherándose en una desconfianza sistemática? En las tes de la introducción del psicoanálisis en el campo de la
respuestas, se registra una cifra bastante importante aún de reeducación. Dos textos marginales en este contexto, ya lo
irreductibles partidarios del etiquetado "perverso". Sin em- veremos, puesto que uno de ellos es de Fernand Deligny, y el
bargo, el tono general lo dan los educadores: "La noción de otro ha sido construido a partir de fragmentos de un opúsculo
perversidad solo debe ser utilizada en la práctica con ~trema poco conocido de Jean Genet titulado L 'enfant criminel.
prudencia. Aplasta al niño y ya se ha probado que a menudo Deligny responde para recusar la cuestión: "Ya no leo las
se comete un error en el diagnóstico. Desalienta al educador, revistas ni los libros que debaten esa clase de problemas. [... ]
sume su espíritu en la confusión. Cuesta imaginar que esos Conocí y frecuenté a un médico, psiquiatra experimentado,
jóvenes, al término de su residencia, puedan tener el valor de que, en el servicio de niños que dirigía, detectaba perversos
enfrentarse con un perverso instintivo si les son confiados por todas partes, y tantas huellas de sus perversiones como
con el pronóstico desesperanzado que implica clásicamente vidrios rotos, tostadas _robadas y baños tapados hallara. [... ]
esa noción". En nombre de los psicoanalistas también, nue- El médico que lo sucedió era, por el contrario, intransigente
vos aliados de los educadores, Juliette Favez-Boutonnier respecto de varios puntos de doctrina, entre los cuales figu-
declara: "En tanto psicoanalista, tiendo a no admitir la noción raba el siguiente: nada de perversos. No quería ver ningún
de perversidad constitutiva, y siempre que trabajé con niños perverso. Quería, para sí, la camisa blanca limpia cncla
1 1:tr,
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mañana y ningún perverso en su servicio.[. .. ] En ese estable- consistencia de su personalidad mediante la importancia de la
cimiento, todo ocurría, en suma, como si el 'perverso' fuera un sanción que lo atañe. Sea como fuere, ambos dejan traslucir
mito psiquiátrico cuya piel, o más bien cuya envoltura estu- el temor que obsesiona al aparato judicial en su voluntad de
viera hecha con ese tejido particularmente impermeable y reformar y sustituir la coerción por la educación. Pues ¿cómo
extensible que segrega toda discusión sobre las definiciones no temer que, una vez liberado de sus murallas, ese aparato
y cuya presión interna (por ende, la ampliación, la enverga- que ya no opone su violencia a quienes lo desafían, que ya no
dura de presencia) estuviera alimentada por todos los subpro- los reconoce, genere como contrapartida una exacerbación de
ductos destilados generosamente por las atmósferas concen- la violencia de estos últimos? ¿Cómo no temer que, sin
tracionarias". coerción, la relación educativa desarrolle como sola r egla del
J ean Genét acaba de salir de la cárcel gracias a la interven- juego la seducción mutua y sin fin entre aquellos que solo
ción de Sartre. La radio lo invita a participar d e un programa desean una aventura contra las reglas del bien y aquellos que
para exponer su concepción de la infancia criminal. Acepta no quieren sino el bien de los primeros; el educador que es
con la condición de poder llevar al programa el interrogatorio cada vez menos educador a fin de seducir a un ser que, por el
de un psiquiatra oficial. Exigencia rechazada, y,se conforma contrario, existirá tanto más a sus ojos cuanto más despliegue
con publicar el texto de su alocución en un pequeño folleto del los oropeles de su audacia? En esa instancia, interviene el
cual un delegado de la Protección de la Infancia, Henri psicoanálisis como principio rector de una posible flexibiliza-
J oubrel, habría de extraer algunos elementos bajo el título de ción del castigo, de ese aflojamiento controlado de la vigilancia.
"Jean Genét, perverso, y que se jacta de serlo ... ": "El joven Sin duda alguna, el psicoanálisis no es el único discurso
criminal·exige que su castigo sea impiadoso. El niño confiesa requerido en este proceso, pero es a todas luces el más eficaz.
con una suerte de vergüenza que acaba de ser absuelto o que Revela la fisura, la falta que estaría detrás del exceso del
se lo ha condenado a una pena leve. Anhela rigor. En su fuero delincuente, desplazando su r esultado del acto hacia la palabra.
interno, alimenta el sueño de que su pena será un infierno El delincuente será interesante en la medida en que se haga
terrible. [... ] El niño criminal es aquel que ha forzado una escuchar, y ya no cuando se haga el sordo a los imperativos
puerta que daba a un lugar prohibido. Desea que esa puerta del orden. Por otra parte, el psicoanálisis retiene
se abra sobre el paisaje más bello del mundo; exige que el constantemente al educador del lado correcto de ese juego de
presidio que ha merecido sea feroz. Digno, en suma, del seducción que va a emprender con el delincuente controlando
esfuerzo que ha hecho para conquistarlo. [... ] Desde hace sus inversiones libidinales y sus identificaciones. Este es el
algunos años, algunos hombres de buena voluntad procuran nuevo paisaje de la educación vigilada. Una dilución progresiva
suavizar todo esto. [... ] Semejante empresa de corrupción no de las estructuras espaciales de corrección impulsada por un
me conmueve mucho, pues[ .. .] aquello que conduce al crimen deseo educativo que se pretende sin trabas, pero que sólo
es el sentimiento romántico, la proyección de sí mismo en la llega a ser tal cosa mediante una sustitución de la coerción de
más peligrosa de las vidas.[ ...] No saben adónde aventurarse, los cuerpos por el control de las relaciones. Por lo demás, en
pero siempre lo hacen fuera de casa. Y me pregunto sl ustedes el horizonte extremo de ese proceso, ahí donde el "medio" se
no los persiguen también por despecho, porque los despre- vuelve tan abierto que ya nada puede controlarse, ahí donde
cian y abandonan ... ". el educador frecuenta al delincuente sin balizas ni protecciones,
Dos textos muy próximos sin duda por el humor y la ironía reaparece el cordón policial que persigue indistintamente a
que manifiestan con respecto a los bienpensantes del univer- ambas partes de este oscuro diálogo. Obsérvese la violencia
so correccional, pero en cuyo contenido cada cual hallará con de las disputas entre el aparato policial y los educadores de
placer o displacer el señalamiento de un malentendido fun- población en situación de calle, quienes invocan el secreto
damental inscripto en el corazón de la pretensión educativa. profesional para no practicar la delación que se espera de
En este caso, un cruce entre el deseo del educador que ellos.
procura despegarse de toda referencia al castigo para resul- Misma pertinencia del psicoanálisis en la temible cuestión
1 '
tarle más agradable al delincuente, quien a su vez prueba la del vínculo entre la justicia de menores y la enorme adminis-
'
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tración de la Ayuda Social a la Infancia. En 1973, el diputado dictorias que mantienen con la población de los casos sociales,
Dupont-Fauville publica un informe: Pour une réforme de es necesario poner su trabajo bajo control psiquiátrico y
l'Aide sociale a l'enfance, en gran medida realizado por una psicoanalítico. De tal modo, desaparecerán las elecciones
comisión animada por el doctor Soulé, psicoanalista. ¿Cómo caprichosas en las internaciones, las prácticas de someti-
disimular el enojoso incremento de los efectivos de la Ayuda miento de las familias a la influencia de la asistencia. Por
Social a la Infancia?¿ Cómo imponer una racionalidad técnica último, en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior: es
al funcionamiento de un aparato cuyo crecimiento es produc- necesario revalorizar al juez de menores a los ojos de los
to de una connivencia tácita entre asistentes y familias que trabajadores sociales, mostrarles que este último, en virtud
se complacen mutuamente amparados en el mito de la protec- de la solemnidad de sus funciones, puede tener sobre las
ción? Protección de las familias por parte de la Ayuda Social familias un "efecto más estructurante que traumático".
a la Infancia, que las retiene bajo su influencia para evitarles Aún falta el último punt o conflictivo, engendrado por el
la intervención judicial. Protección de los niños contra las desarrollo de las prácticas de prevención: la distribución de
familias, entregándolos a una nodriza o a un establecimiento. los menores en los diferentes centros, la asunción de ese
No es sorprendente, se exclama el doctor Soulé, que con problema de orientación por los patronatos y sus mecanismos
semejantes procedimientos la Ayuda social se vuelva tan de subcontratación, que se sustraen al control del juez. Era
pletórica. Con esas asistentes sociales que se creen San necesario volver a tomar el control de ese sistema de selección
Vicente de Paul no bien ven a un niño de familia pobre, o una sin entrar en conflicto directo con los patronatos, esos aliados
dama de caridad cada vez que tratan con familias necesita- indispensables de los técnicos de prevención, sin los cuales la
d~s. Persistente vicio caritativo, generador de un goce indi- justicia de menores ni siquiera hubiera sido concebible. La
vidual pero perturbador, acelerador incluso, de las heridas psiquiatría constitucionalista no podía servir para tal fin,
sociales. Esta actitud revela la sombra de las costumbres puesto que también ella procuraba quedarse con una porción
clientelísticas contra las cuales los siglos xvm y XIX ya han del dominio del juez de menores, reclamar su parte, parale-
combatido duramente. (Evidentemente, el psicoanálisis no se lamente a la de los patronatos, para dejarle al juez la porción
expresa del todo en estos términos, pero traducimos fielmente mínima de los delincuentes patentados. Tripartición genera-
el espíritu de su intervención.) ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo dora de conflicto, de sospechas, de usurpaciones mutuas, de
contrarrestar ese turbio juego de las familias y los servicios aberraciones institucionales. En esa ausencia de coordina-
sociales? En primer lugar, es necesario poner fin a esa ción entre servicios vecinos, la historia ha probado sobrada-
libertad que se arrogan las familias de abandonar a sus hijos mente que aquel que dominaba el juego era, paradójicamen-
pequeños cuando les resultan demasiado costosos; abandono te, el sujeto a tratar y no la institución tratante. Gracias a su
que aprovecha abusivamente de la disponibilidad de la Ayuda enmienda psicoanalítica, la psiquiatría provee al juez el
Social a la Infancia, de la excesiva fibra adoptiva de los medio para reunir en un solo haz y bajo su control jurídico las
servicios sociales. Por consiguiente, sustituir las interm1cio- diferentes categorías de niños delincuentes, asistidos o anor-
nes apresuradas por formas de tratamiento de régimen males. De ello da cuenta la génesis del concepto de "inadap-
abierto, es decir, en el seno familiar, en vez de permitir que tación infantil". Hasta la última guerra, las obras sobre la
estas últimas se desentiendan de toda responsabilidad. De- observación de los niños con problemas siempre utilizaban la
jar a los niños en el seno familiar, pero controlar la educación etiqueta de "anormales" (último registro, el de Nobécourt y
que se les brinda. Más tarde, cuando sean adolescentes, la Bretonneix: Les enfants et lesjeunes gens anormaux , 1939).
internación en hogares de jóvenes trabajadores, por ejemplo, En 1943, el psicoanalista Lagache, cofundador de la psiquia-
puede resultar oportuna, pues permite una rápida socializa- tría de sector Le Guillant, y por supuesto Georges Heuyer,
ción y evita que la familia vuelva a constituirse como un establecen la clasificación de los "niños irregulares". "Irregu-
bloque orgánico y autárquico. En segundo lugar, para luchar lar", esta palabra gusta porque no es demasiado m édica, si
contra la ambivalencia de los trabajadores sociales, para bien conserva la idea de anomalías transpuestas a un plano
separarlos de las r edes de implicaciones afectivas y contra- más bien moral. En ese contexto pétainista, era conveniente.
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Lo central de la clasificación será: l. los enfermos mentales homogénea que establece diferentes niveles de comuni~ación
y orgánicos graves, dependientes del hospital psiquiátrico, 2. entre el comportamiento de los padres, el valor educativo de
los deficientes intelectuales derivados, según su gravedad, al una familia, las características morales de los niños y sus
hospital psiquiátrico, a los institutos médico-pedagógicos o a problemas pedagógicos. Basta de juicio moral, de apreciación
los institutos médico-profesionales, 3. l.os que presentan jurídica, de etiquetas psiquiátricas, o más bien sí, per? como
trastornos de carácter, distribuidos en los internados de recordatorio vinculados con un continuum interpretativo que
reeducación y los patronatos, 4. los inadaptados escolar es, no incrimin~ nada en particular y todo en general. Matriz
enviados a los centros médico-psico-pedagógicos, 5. los niños densa que teje una considerable cantidad de vínculos entre
que padecen deficiencias en su medio. No obstante, en 1956, elementos en apariencia menores, los ubica en una entrada
el término "inadaptación infantil" reemplaza oficialmente al del circuito patogenético y deduce a la salida la indicación de
término "niños irregulares". Esta evolución corresponde al una inmadurez o de una agresividad merecedora de una
avance del psicoanálisis en los aparatos d~ tutela. ¿Por qué? intervención de tal o cual orden. Y las familias pobres no
Porque el psicoanálisis traía una grilla de análisis que permi- tienen conocimiento de esta matriz, puesto que toma a contra-
tía sobre-codificar, fundir en un mismo molde, categorú¡s de pelo sus experiencias cotidianas de la asistencia, de 1~ repre-
niños que eran competencia tanto de lo judicial (niño delin- sión, de la medicina, y las pone bajo su dependencia en el
cuente) como de lo asistencial (niñez desdichada y abandona- campo del complejo tutelar, cuyas fronteras internas se bo-
da). La utilización de una codificación única, de una etiología rran y cuya frontera externa se vuelve inasible.
homogénea, proporciona al juez un instrumento decisivo De tal modo, a través del psicoanálisis, el psiquiatra deja de
para la aprehensión a todo nivel de los niños con problemas. ser rival del juez y se convierte en su aliado más indispensa-
En los centros de observación, en las consultas de orienta- ble· el relevo necesario para controlar por medio de un código
ción educativa, que florecen después de la guerra sobre la base ho~ogéneo la infinita deriva de las prácticas de prevención.
de ese concepto unificador de "inadaptación", se observa una Proporciona a la acción educativa una técnica de intervención
transformación consecuente de dos modalidades primigenias que limita la imprevisibilidad del voluntariado y los avatares
de saber sobre los niños: la encuesta social y la encuesta del "deseo educativo". Pone a su disposición un selector
psicológica. La encuestadora social debe tener mayor iniciati- flexible para la distribución de los menores y la elección de las
va de redacción, para poder dar cuenta de la "dinámica" de la medidas a tomar. Controla la autonomía de los patronatos,
familia, de sus "posibilidades" de evolución, y, por ende, ya no supera además las abruptas barreras entre lo asistencial, lo
debe limitarse a una mera constatación de la moralidad médico y lo penal. Es la culminación de un movimiento por el
presupuestaria, conyugal y educativa. La conversación deja cual el psiquiatra deja su papel menor y excepcional c~mo
de ser esa gratificación mediante la cual se obtiene informa- último recurso frente a los casos difíciles y pasa a ser msp1ra-
ción; pasa a ser la parte principal del trabajo: escuchar, hacer dor declarado de las más ínfimas decisiones judiciales. El
hablar a las personas, iluminar las zonas oscuras de los papel simbólico del juez de menores adquiere relevancia en el
conflictos que dan origen al malestar que repercute en el niño. momento mismo en que disminuye su injerencia en los meca-
Por consiguiente, se opera un borramiento de las categorías nismos de decisión efectiva. Pasa a ser el simulacro ostensible
jurídicas que limitaban la encuesta a una mera estimación de de una jurisdicción que ahora también se apoya en los espe-
la moralidad familiar. Las indicaciones del tipo "falsa pareja" cialistas de lo invisible
(concubinato) o "pareja normal" (legítima) son reemplazadas
por indicaciones tales como "familia en situación de riesgo".
En la encuesta médico-psicológica, los exámenes médicos, las -c. LAS PRÁCTICAS
descripciones físicas, los tests, pierden importancia en prove-
cho de interpretaciones correctivas de esas "apariencias" En la última etapa de este largo viaje por el complejo tutelar,
mediante una explicación familiar de sus manifestaciones. describiremos su trabajo efectivo, sus prácticas cotidianas,
Confluencia de ambos tipos de saberes, aparición de una grilla sus maniobras ordinarias. Resultado final, puesto que para
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realizar esta d~scripción nos_ propusimos realizar un progresi-
vo ~esplazamiento de la mirada, desde la luminosa escena la primacía de lo jurídico o de lo psiquiátrico. El análisis del
oficial donde se toman las decisiones hacia la penumbra de las modo de constitución del código ha revelado un avance des-
moradas donde esas decisiones se ejercen. En primer lugar, igual de la infraestructura "psi" en los tribunales de menores.
procuramos comprender cómo se articulaban el poder judicial En la región del norte, los servicios "psi" son mucho menos
Y el saber psiquiátrico, siempre intentado escapar a las fáciles
importantes (sobre todo en Valenciennes) que en Bobigny,
representaciones del desarrollo de los aparatos de Estado en donde el recurso al examen médico-psicológico es casi siste-
términos de excrescencia indefinida o de humanización aun mático. Lo cual también corresponde a un fuerte desnivel
mayor, representaciones todas que permiten denunciar o entre los regímenes industriales (antigua industria en el
encomiar, pero nunca comprender. Ya hemos visto, en el Norte, yacimientos de hulla y textiles; industria más reciente,
desarrollo de las prácticas educativas, el elemento en torno personal más móvil en la región parisina) y también entre las
del cual ~raban las dos instancias psiquiátrica y judicial. Ya formas de encuadramiento social (el Norte es la tierra original
hemos vISto cómo la expansión las actividades correctivas del paternalismo). Procedimos a un examen sistemático de los
fuera del campo cerrado de la institución penal o del hospital expedientes sobre infancia en riesgo (ley 1958 que autoriza al
psiquiátrico "redimensionaba" las posiciones del psiquiatra juez de menores a intervenir cada vez que la salud, la seguri-
con respecto a lo judicial; cómo el poder de decisión pasaba de dad, la moralidad y la educación de un menor esté comprome-
tida). El objetivo era reconstituir en cada lugar la política de
~se_ m?d~,, progres_iva~ente, de una jurisdicción penal a una
Junsdiccion extraJudicial, pues la primera ya no servía sino la familia puesta en juego por los servicios sociales. A tal
como garante_y d~r~vativo. Pero, precisamente, ¿a qué corres- efecto, era necesario reconstituir previamente los objetivos de
ponde, en el eJercic10 de estas prácticas correctivas, la necesi- esos servicios, alcanzar las singularidades socio-culturales
~ad de tal desplazamiento? Vemos claramente en qué sentido apuntadas a través de las especificaciones jurídicas, médicas
impul~ar?? e~ta nueva organización estratégica de lo judicial o morales del caso; era necesario recomponer los efectos
y lo psiqmatnco por la creciente imposibilidad de lojudicial de logrados a través de la sucesión de medidas implementadas·
controlar a esos nuevos técnicos, pero aún no vemos por qué en síntesis, decodificar todo cuanto estuviera codificado. '
~sa~ ~rácticas y~ no pudieron ser controladas por el solo poder En primer lugar, consignaremos los resultados de la re-
Judicial. Los primeros educadores y las primeras asistentes gión norte.
~aciales son iI?-pulsado~ por el poder judicial, que les dice:
Hay una cantidad considerable de niños mal cuidados que se En la literatura de expedientes, bajo un sutil barniz psicoló-
sustraen a toda autoridad. No queremos ni podemos mandar- gico, aflora un vocabulario más denso, más rico en notaciones
los a la cárcel. Vayan, vean qué sucede sobre el terreno. Hagan económico-morales, que permite identificar los principales
todo lo necesario para que los padres cumplan con su deber. polos de la vida social sobre los que se focaliza la acción de los
servicios. Para presentarlos, utilizaremos el vocabulario ca-
No podrán rechazarlos, puesto que acabamos de hacer votar
racterístico de los servicios sociales: "familia inestructura-
una se~ie de leyes de protección de la infancia que los autori- ·
zan a impon_erse a la autoridad paterna. Les damos, pues, das", "familias normalmente constituidas pero rechazantes o
sobreprotectores", "familias carenciadas". No es que los ser-
poder par~ ~J~;cer su autoridad y, en consecuencia, imponer-
vicios sociales procedan a este tipo de clasificación. Deonto-
se a la f~1!1iha . Ahora ~~bemos tratar de comprender por qué
esa politica de la familia expresamente judicial llegó a ser logía obliga, para ellos solo existen casos particulares. Pero si
asunto de las instancias psiquiátricas. enumeramos las características de las familias que reciben
A continuación, proponemos la reseña rápida de una exten- esta clase de apelaciones, es fácil reconstituir los objetivos
sociales de los servicios según esas tres grandes constelacio-
sa encuesta realizada por los servicios sociales de los tribuna-
nes y apreciar las diferentes tácticas que implementan en
les de m~?ores ~~ la regió_n del norte (Lille y Valenciennes) y
d_e la region pansma (Bobigny). Ambas regiones fueron selec- cada caso.
c10nadas a propósito, para apreciar las variaciones ligadas a
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1.Las familias inestructuradas: La pérdida del trabajo del marido o sus ausencias inmoti-
conversión o destrucción vadas pueden acarrear la supresión de los subsidios familia-
res. En ese caso, la asistente social, tras visitar a la familia,
Son aquellas familias cuyos rasgos dominantes (a los ojos de manda un informe al juez de menores. En segundo lugar,
los servicios del tribunal, por supuesto) son: la inestabilidad viene la policía y la intendencia. La primera interviene
profesional, la inmoralidad, la suciedad. Ejemplo, la familia cuando se la convoca para poner fin a borracheras o a escenas
D. El padre, de treinta años, es camionero. Cambia a menudo familiares demasiado ruidosas; la segunda, para reprimir a
de empleador, suele estar ausente del hogar por su trabajo, las familias de marginales (los chatarreros, las familias
colecciona multas y acciones judiciales (ultrajes al pudor con vagabundas instaladas en un baldío) que perturban la paz del
menores que hacían dedo, etc.). La madre, sin profesión, vive municipio. Por último, la escuela y los vecinos cierran la lista:
en una vieja granja con su padre alcohólico y sordo, sus cuatro ausentismo escolar y cartas anónimas del estilo: "Me tomo el
hijos muy sucios, pues no hay agua corriente en la casa. atrevimiento de escribirle para informarle que alguien debe
Suelen,recibir jóvenes de paso, con los cuales "bailan en el intervenir en casa de los x, pues allí suceden cosas raras".
patio al ritmo de un transistor y se entregan a actos incalifi- Segunda etapa: el juez de menores, para establecer la
cables". La hija mayor está embarazada por obra de un 'joven credibilidad de estas informaciones, ordena una encuesta a
ocioso". Para completar el cuadro de la familia inestructura- los gendarmes o a los servicios sociales para saber si se
da, es preciso imaginar a su alrededor un cortejo por momen- justifica la intervención del servicio de protección a la infan-
tos mucho menos divertido. El padre T. pasa sus noches cia. La respuesta casi siempre es afirmativa, y suele apoyarse
disparando contra los post es de luz con una carabina, y sus en cuadros familiares cuyas constantes principales son: pere-
días en la cama con su mujer etílica y la cuñada débil mental, za del hombre, ligereza de costumbres de la madre, suciedad
mientras que sus hijos, desde los doce años, se inician en el y desnutrición de los niños, pese a su "buena salud aparente".
robo y en el vino tinto. O bien V, que persiste en frecuentar En los informes, hay pasajes subrayados por el redactor o por
las orillas del Sena con su caña de pescar, en vez de ir a la el juez, que parecerían estar en el origen de la decisión
fábrica, poniendo así en peligro la salud, la moralidad y la tomada. A continuación, presentamos una muestra de esos
educación de sus hijos; y luego, en desorden, todos aquellos enunciados subrayados, extraídos· de cinco expedientes se-
que no ven o ya no ven las ventajas de una vida de labor, leccionados al azar:
aquellos que ya no tienen trabajo, y aquellos que no tienen - "Madre ligera que frecuenta los bares y deja a sus hijos
apuro por encontrar uno; las mujeres que frecuentan a los al cuidado del concubino ... padre apático, indolente, displi-
norafricanos; aquellos que beben porque es costumbre en el cente ... En cierta circunstancia, la menor tenía en su poder
Norte, y aquellos que beben para olvidar que beben. En un folleto de un género muy especial, titulado: La tarifa del
síntesis, esa franja de la clase obrera en la que la mala amor. Me han informado que una vez, en su habitación, la
conducta se alía al fatalismo, mil veces descrita por los , muchacha se puso en una posición que dejaba a la vista casi
moralistas y los higienistas, sobre todo durante el siglo XIX y toda su anatomía."
en especial en esa región donde tarda más en desaparecer que - "Madre linfática, desvergonzada, que a veces se embo-
en otras partes. rracha con su amante. El concubino tendería a vivir a sus
En el origen de una intervención tutelar, siempre encon- expensas ... Las dos hijas (de siete y catorce años) asistieron
tramos el procedimiento de la denuncia, es decir, la notifica- en una oportunidad a una escena sexual de la pareja, y
óón al juez de menores de la existencia de una situación relatan lo que han visto a otros niños."
crítica en tal o cual familia por parte de instancias que - "La madre frecuenta asiduamente a los obreros de las
pueden ser públicas o privadas. En el caso de esta categoría obras en construcción ... El padre bebe regularmente ... Las
de familia, las denuncias proceden en la mitad de los casos de hijas mayores vagabundean."
otros servicios sociales: las asistentes sociales de las cajas - "La madre bebe mientras su concubino trabaja ... En
de subsidios familiares o las asistentes sociales del sector. ocasiones, abandona a sus hijos para irse con sus amantes."
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- "Hogar d1:scuidado. La madre no parece estar del todo en que, ~n buen día, se propone mostrar que no es ninguna tonta.
sus cabales ... El es muy irregular en el trabajo ... El subsidio Y asi, todo vuelve a empezar.
familiar fue suprimido; ante semejante apatía, parece indispen- En términos formales, estas intervenciones sobre las fami-
sable internar a sus hijos en la Ayuda Social a la Infancia." lias inestructuradas adquieren, pues, el carácter de un cuer-
Tercera etapa: la asistencia se hace cargo de los niños. El po a cuerpo decisivo entre los servicios y los asistidos. Estos
promedio de tiempo de la tutela de esos niños es muy extenso: últim_os, para recuperar a sus hijos, producen todos los signos
ocho años, con un máximo de catorce. Sobre ellos se concentra exteriores de moralidad que se espera de ellos: cura de
toda la batería de medidas de que dispone el tribunal de desintoxicación, limpieza de la casa los días de visita de la
menores, la asistencia educativa de régimen abierto, la tutela asistente social, mudanza a un nuevo departamento (a riesgo
con prestaciones sociales, las internaciones. No es fácil asig- de no poder pagarlo, pero lo esencial es mostrar su voluntad
nar un plazo exacto a esta clase de tutela. Las intervenciones de cooperación), y sobre todo miles de cartas que dan cuenta
a menudo solo terminan cuando los niños ya son mayores, de un total arrepentimiento, de la firme determinación de
están casados o trabajando, y pueden volver a empezar, vivir como se debe. Pero ¿cómo pueden la asistente social o el
cuando ellos mismos procreen. De todos modos, al cabo dé educador asegurarse de la veracida~ de estos dichos y confiar
algunos años, se constata una sensible modificación de la en ellos? En r~lación c?n estas profesiones de fe que a
situación de las familias, que las orienta ya hacia la promoción n_i~nudo no s_on smo astucias de un día, se practica la restitu-
controlada, ya hacia la destrucción pura y simple. La promo- c10n de los mños a cuenta gotas, se hace durar la tutela. Aun
ción controlada puede consistir en facilidades para obtener cuando no representen sino un tercio de los expedientes son
una vivienda con acceso a la propiedad, que condicionan un estas familias inestructuradas las que absorben la m~yor
cuidado de las compañías, la regularización en el trabajo del parte de las energías de los servicios sociales. Constituyen su
marido. Las mejoras pueden no ser sino ficticias; por eso, los blanco :predilecto, como bien lo señala el alto porcentaje de
servicios sociales siempre están vigilando a las familias por denuncias procedentes de los servicios sociales mismos. ¿Por
medio de la tutela. En el otro polo, la destrucción resulta de la qué? Si1: du~a ~ causa de la naturaleza del supuesto peligro,
internación sistemática de los niños no bien se tienen los me~cla irresistible de inmoralidad y falta de higiene, sexo y
resultados de la encuesta social. Pero la destrucción también suc1~dad, que re:p:esentan para ellos el terreno ideal para
puede venir después de años de tutela. En un primer momen- realizar su vocac10n doblemente moral y médica. De ahí ese
to, la familia C. recibió una asistencia educativa de régimen intervencionismo incesante que por momentos promueve a
abie1to, porque la madre no se ocupaba adecuadamente de su menudo d~~truye y siempre_reemplaza la autarquía, la d~s-
hogar, pero luego se descubrió que el padre practicaba la preocupac10n y la truculencia por la dependencia.
ausencia inmotivada al trabajo, lo cual ponía en riesgo la ob-
tención del subsidio familiar, y por lo tanto ponía en riesgo a . 2. Las familias normalmente constituidas
los niüos. Por aüadidura, el padre abandona definitivamente • pero rechazantes o sobreprotectoras:
su trabajo, bebe y le cierra la puerta en la cara a la asistente culpabilización y designación de chivos emisarios
social. Supresión del subsidio familiar, retiro de los niños del
seno familiar, conflicto entre los padres, separación. A largo Esta extraña apelación corresponde de hecho a una "cliniza-
plazo, en esas familias, se perfila una tendencia: el alejamien- ción" de las condiciones de vida más difundidas en la clase
to del padre. Las parejas jóvenes e inmaduras, que descuidan obrera. En todos los casos en que funciona esa incriminación
más de lo conveniente a su8 hijos, suelen separarse. La mujer el cuadro es el siguiente. Una familia obrera numerosa e~
regresa a casa de los padres con sus hijos, que entonces le una vivienda moderna pero estrecha. Para poder ocuparse de
son restituidos, y trabaja. En términos generales, la mujer los más jóvenes, la madre expulsa a los mayores. Es lo que se
simula re¡:hazar al marido, lo cual le da derecho a la ayuda llama u:11a madre "d~sbordada". Al regresar del trabajo, el
social a la infancia, además de la certeza de recibir el subsidio padre pide que lo deJen tranquilo y enciende la tele o lee el
familiar. El marido vuelve a espaldas de la asistente social, diario en vez de brindar cuidados educativos a sus hijos. Es
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lo que se llama un padre "poco disponible". La vida en la calle es el peligro. Si ustedes no se ocupan de ellos, nosotros nos
constituye, pues, una buena parte del marco de existencia de encargaremos de hacerlo, nosotros r einyectaremos a sus hijos
los menores, con todas las consecuencias que esto acarrea en en los dispositivos disciplinarios. Con la sola diferencia de que
cuanto a las "malas compañías" y la exposición al control a la lista de estos dispositivos añadiremos los hogares de
policial. Entonces, si los padres se anticipan al arresto poli- jóvenes trabajadores, los hogares de acción educativa, los
cial de sus hijos y previenen a una asistente social, se dirá que internados de reeducación y la cárcel".
son padres "rechazantes"; si los encubren por considerar que
sus callejeos no son tan graves, y mucho menos culpa de ellos, 3. Las familias carenciadas:
se dirá que esos padres son "sobr eprotectores". ayuda social
Las denuncias provienen én partes más o menos igua les de
la familia o de la policía y los servicios sociales. Por lo general, Llamemos así a las familias en que el padre o la madre, o bien
las cartas de los padres procuran conciliar un pedido de ambos, han muertos o son víctimas de una incapacidad de-
fortalecimiento de su autoridad con un discurso que no . cisiva. Por ejemplo, la familia B., el padre, setenta años, con
parezca una denuncia: "Tengo el honor de solicitar su inter- una silicosis avanzada, la madre desaparecida desde hace
vención para uno de mis hijos que tiene diecisiete años y se diez años, expulsada por el marido. Vive con sus tres hijos (de
niega a obedecerme. Pese a su ánimo y bondad, sale con diecinueve, dieciséis y once años) en una casita que pertenece
desconocidos hasta muy tarde en la noche. Aunque lo pongo a las hulleras nacionales, cuya propiedad le corresponde
en penitencia durante la semana, y aun el domingo, ence- hasta su muerte inminente, y nada obliga a las hulleras a
rrándolo en su cuarto, o le escondo la ropa, algunas veces dejarle esa casa a los hijos. Es la categoría de los tullidos, de
logra escapar". Semejante pedido casi nunca es rechazado por los mutilados en el trabajo o en la cárcel. En el Norte, con la
el tribunal de menores, pero matizando bastante el estilo de mina y la severidad de la Corte penal de Douai, son muchos
la respuesta. Los padres le piden al juez que cause en sus hijos los que están en esa situación. Encabezando esta categoría,
un temor saludable, que muestre estar del lado de los padres, figuran las discapacidades del padre por enfermedad profe-
que el niño debe obedecerles. Ahora bien, en lugar de la sional, reconocidas o no. Silicosis, asma, bronquitis crónica,
amonestación deseada, el juez de menores, teniendo en tres de cada cinco casos en Valenciennes, uno de cada tres
cuenta la encuesta social, se inclina por una asistencia casos en Lille, donde las hulleras nacionales emplean menos
educativa que no tiene en absoluto el mismo sentido, puesto personas, entre las cuales el porcentaje de árabes es muy
que pone al adolescente bajo la influencia del complejo alto. El cuadro es casi siempre el mismo: a partir de los
tutelar, induce su alejamiento de la autoridad de la familia cincuenta años, el hombre declina seriamente y sus activida-
hacia una autoridad social, lo dirige lentamente hacia un . des se reducen. Si no muere, su impotencia y el carácter
hogar de jóvenes trabajadores o algo similar, todo ello para , irrisorio de su pensión por invalidez no tardan en producir un
evitar que contamine a sus hermanos, para que los padres conflicto con la esposa, que suele ser mucho más joven, sobre
puedan dedicarse a los más jóvenes. todo en el caso de las familias magrebíes (hasta veinte y
Con las familias "normales", la táctica es, pues, muy dife- treinta años de diferencia). Entonces, o bien conservó bastan-
rente de aquella que se observa en las familias inestructura- tes fuerzas para echarla, o bien él es quien se hace echar, y su
das. El objetivo entonces era convertir o destruir. Ahora se horizonte es algún cuartito en un café-hotel árabe. En el caso
trata de garantizar la función de la crianza y poner en juego en que la diferencia de edad es menor, la invalidez no es una
una función disciplinaria antes que fortalecer una posición de causa particular de ruptura. Simplemente se invierten los
autoridad. Todo sucede como si el aparato tutelar transmitie- roles: el hombre se queda en la casa y se ocupa de los niños;
ra a las familias populares el siguiente discurso: "Envíen a sus la mujer trabaja como empleada doméstica fuera del hogar.
hijos a la escuela, a l centro de enseñanza técnica, en calidad Escasos ingresos que no le impiden a la familia vivir al ritmo
de aprendices, a la fábrica, al ejército; vigilen sus compañías, de las sucesivas evaluaciones de la tasa de invalidez ni
su empleo del tiempo, sus desplazamientos. La vacuidad, ese entrar en la triste cohorte de los "asistidos". Por orde~ de
l
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importancia decreciente, la segunda causa de carencia es la aprobación de la Dirección de Asuntos Sanitarios y Sociales,
muerte prematura de uno de los pa~res, coi: la consecuente o la madre se hace notar, en el acto le sacan al niño. Si el o los
situación dramática que trae apa reJada segun se trate de la niños son más grandes, la situación es aun peor: son muy mal
madre o del padre. Finalmente, la última secció11::,los p_ad~~s vistas las complicidades madre-hija donde la relación ha
ausentes por causa de detención penal o internac1on psiqma- perdido la distancia pedagógica necesaria. Se dejan llevar
trica. Aquí se trata sobre todo de casos pe11:~le~, Y las conse- mutuamente, y reciben bajo el techo familiar a los "novios" de
cuencias de las ausencias por motivos psiqmatncos deben ser la pequeña, a menudo fugados de la educación vigilada. De
administradas de manera autónoma por la dirección de la hecho, la madre alienta a su hija a casar se. Su sueño es que
Acción Social. la pareja trabaje y la albergue para que se ocupe de los nietos;
En los casos de protección a la infancia, el origen ~e-la de ahí toda una serie de maniobras maternas que no cesan de
intervención judicial se reparte asimismo entre las fam1h_as irritar a los servicios sociales.
mismas y los servicios sociales. La mediocridad de las pens10- 3. Cuando sólo queda el padre, sobre todo si está disminui-
nes por invalidez, la muerte ~e. uno de lo_s. padres o la do por invalidez, las posibilidades de internación aumentan a
separación, empujan a los sobrevivient~s a solicitar la Ayu~a dos tercios, a causa de sus magros ingresos. Los varones
Social a la Infancia, ya para obtener dmero -es el caso mas tienden a dejar el domicilio para buscar fortuna en otra parte,
frecuente-, ya para deshacerse de una_b?ca in~til. En cuanto los más jóvenes padecen una "falta de vigilancia". Todos son
a las denuncias realizadas por los servic10s sociales, resultan internados, pero se deja salir a una de las hijas "anormalmen-
de una vigilancia previa de la familia efectua~a_ por las te apegada a su padre", que se fuga para estar con él, hasta que
;,sistentes del sector o de las cajas de ayudas familiares. el juez capitula. Cuando ninguno de los niños es t apa de los
En cuanto a las medidas, la tendencia general es _la diarios, aprovechan el inevitable pedido de ayuda financiera
internación parcial o total de los niños, no sin algu na Asis- del padre para ordenar una Asistencia Educativa en Régimen
tencia Educativa en Régimen Abierto y otras tu_t~las. A Abierto destinada a preparar la internación de los niños tras
continuación, presentamos un cuadro de las probab_1hdades, su muerte.
por orden creciente, de internación conforl?e a las diferentes 4. Última etapa: aquella en que el padre y la madre están
configuraciones posibles de los datos prop10s de esta catego- práctica o moralmente fuera de juego; padre en la cárcel,
ría de familias: madre débil mental, padre fallecido, madre presa, etc. Inter-
nación a como dé lugar y sin grandes posibilidades de retorno.
1 Madre sola con muchos hijos pequeños. Gastada por los Desde el fondo de sus cárceles, los padres envían misivas al
embarazos, abs~rbi da por los críos, queda prácticame~te juez para que tal o cual mujer, a la que dicen querer tomar por
descartada la posibilidad de que pueda ent regarse a una vida · esposa, pueda t ener derecho a visitar a los niños, cuya verdade-
de perdición o tener un concubina, si~I?pre sospecho~o de,, ra madre ha desaparecido. O bien para quejarse de que la
desviar a su favor el dinero de los subs1d10s. Por lo demas, la nodriza de la Ayuda Social no respeta los derechos de visita. En
internación de ocho o diez niños es imposible. Para esta clase general, el juez demora el asunto, tras informarse sobre el
de mujeres, los servicios sociales desplie~a:11 una energía estado de los niños. En esta categoría, cabe destacar la frecuen-
máxima con el objeto de brindarles una v1v1enda nueva, o cia de madres que son ex pupilas de la Ayuda a la Infancia o
facilitarle los trámites administrativos, escolares u otros. antiguas pensionistas del Buen Pastor. En este nivel, la margi-
Una mínima tutela para las prestaciones sociales se impone, nalidad se capitaliza, por el estrechamiento del horizonte social
pese a todo, en los casos de mujeres árab~_s. . ., que conjuga a los fracasados y redobla la vigilancia. Este es el
2. Cuando la madre vive con uno o dos hiJos, la situac10!1 es material, invariable y-garantizado, del servicio social.
mucho más difícil. Los subsidios familiares no le permiten
vivir; si el niño es muy pequeño, ella debe trab~ja~ Y, por lo En esta región del norte, el complejo tutelar aún está
tanto los entrega a una nodriza. Lo cual la deJa libre para sólidamente asentado en los carriles de la filantropía del siglo
lleva; una vida irregular. Si la nodriza no cuenta con la XIX. Tiene su mismo objetivo estratégico de destrucción de los
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agregados populares orgánicos, esos islotes de autarquía ahí donde no participa de lo económico ni es econom1ca.
económica, esas complicidades en el cabaret y el "libertinaje"; También es el medio para poner en juego la obtención del
la misma preocupación por promover una familia popular acceso a la vivienda, al trabajo, y un medio de promoción para
donde los miembros dependan unos de otros y converjan en la legalización de las uniones, la conformidad de la edu cación.
una función de vigilancia mutua; la misma preocupación por En este sentido, lo jurídico es una pura categoría de la
brindar asistencia global a la población, resultado de esa economía política del siglo xrx.
gestión despiadadamente económica de los individuos cu~ndo
el sistema familiar ya no alcanza para contenerlos. La tripar- El primer rasgo que llama la atención en la comparación
tición de los objetivos sociales del tribunal de menores corres- entre la región del norte y la región parisina es la atenuación
ponde de manera bastante elocuente a ese proceso de creación de pesado folklore de esa gendarmería de las familias que
de la familia obrera mediante su vinculación con antiguas acabamos de describir.
formas de vida (familias inestructuradas), su disciplinariza- Si hacemos una lista del os problemas planteados respecto
ción (familias normales) y la restricción de sus objetivos a "la de la fuente de las intervenciones judiciales, apenas encon-
mera reproducción y crianza de los niños (familias carencia- traremos un tercio de los casos que manifiesten la triparti-
das). El clima de filantropía paternalista se profundiza aun ción que hemos podido establecer en la región norte. Sobre un
más en el plano de las actitudes de la población frente a los total de cincuenta expedientes, tan sólo dieciocho se originan
servicios sociales. En un país donde, hasta no hace mucho en una denuncia de vecinos preocupados por el estado de
tiempo, todas las viviendas (las hulleras nacionales aún abandono de un niño durante el día. Las asistentes sociales
poseen doscientas mil viviendas), pero también las iglesias y del sector señalan al juez aquellos niños cuyos padres han
las escuelas, pertenecían a los patrones; donde los médicos fallecido o bien solicitan a lguna medida de tutela para fami-
que hacían las visitas también eran remunerados por los lias endeudadas y con riesgo de ser expulsadas porque el
patrones (el médico era llamado "el espía"), es bastante lógico padre, enfermo, ya no puede trabajar; le envían asimismo los
que las poblaciones estén acostumbradas a una suerte de hijos de familias emigradas que deambulan por las calles.
asistencia total. La huella de ese paternalismo aún puede Las asistentes sociales escolares señalan los casos de abusen-
hallarse en la composición de los consejos de administración tismo y las sospechas de desnutrición. Tan sólo en este
de los organismos privados o públicos dependientes del tribu- primer lote de casos volvemos a hallar el aspecto de morali-
nal de menores, donde tampoco es raro que figuren los zación directa y de gestión autoritaria de las familias que
descendientes directos del patronato caritativo del siglo XIX, hemos visto funcionar en el Norte, y ciertamente con menos
gran constructor de orfanatos y de escuelas de aprendizaje, éxito. La resistencia de las familias a esta clase de autoridad
esos depósitos de mano de obra dócil. · es muy clara. No bien sale de la cárcel, el padre va a buscar
El modo de funcionamiento de estos servicios sociales aún autoritariamente a su hija a casa de la nodriza de la Ayuda
conserva los dos principios básicos de esa filantropía: l. la Social a la Infancia, para colocarla en casa de otra que él sí
inserción en la economía en nombre de la moral: la lucha conoce. Otro padre alienta a sus hijos a fugarse del estable-
contra la autarquía familiar en nombre de la indisciplina de cimiento donde han sido internados para que se reúnan con
las costumbres, la creación del "pequeño trabajador infatiga- él en algún punto de la frontera entre los dos municipios,
ble" contra la familia inestructurada; 2. la gestión moral de donde rechaza enojado ambos servicios sociales. Las familias
los individuos en nombre de la economía: se trata de la argelinas apelan al cónsul de su país para que detenga las
técnica de extracción de los individuos del seno familiar, e-n internaciones, etcétera.
especial de los niños, en nombre de su seguridad, cuando el La gran mayoría de.los expedientes concierne únicamente
costo de mantenimiento de una familia se vuelve demasiado a problemas de dislocación familiar: padres que internan a
alto. En esta doble proyección de lo moral sobre lo económico, sus hijos en la Ayuda Social a la Infancia después de una
la instancia jurídica ocupa un lugar decisivo. Es el instru- separación; menores que huyen de su medio familiar , deteni-
mento necesario para contrarrestar la autoridad familiar , dos por la policía o que por propia voluntad se dirigen al juez
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de menores para ser internados en un ~ogar o solicitan encuesta social sobre la madre o el padre, a través de los
autorización para residir en casa de amigos; padres que servicios sociales del tribunal de menores.
solicitan la internación de sus hijos porque ya no los soportan. 2. En segundo lugar, se registran diez casos de niños
En síntesis, todas las formas posibles de fragilización_ de la fugados de casa de sus padres y detenidos por la policía, o bien
vida familiar asociadas con una utilización sin compleJos de que por propia voluntad se dirigen al juez de menores para
los servicios sociales. Con más detalle, el cuadro es el siguien- lograr modificar su situación: ser colocados en casa de un tío,
te: de una hermana mayor, o internados en un establecimiento
cualquiera. Los menores que solicitan directamente la ayuda
l. En primer lugar, diez casos de internación solicitad~ por del juez son seis: tres varones que se dirigen al juez para
uno de los padres tras una separación. Por lo general, a_l irse, comunicarle que ya no soportan los excesos de autoridad de
el padre lleva a los niños a la Ayuda Socia~a la Infancia, .º;ª su padre o de su madre; todos ellos son amparados, excepto
cualquier otro hogar, que en el acto los den~~ esta. Tam~ien uno, cuya rebelión el juez consideró demasiado "intelectual";
están las parejas que se separan y se reconcilia~ _alternatI"'.a- tres muchachas cuyos conflictos son más precisos: una de ella
mente, y que en cada ocasión internan a sus hiJos; s~ regi?- dice haber sido violada por el concubina de su madre, la otra
tran casos aún más raros, por ejemplo, el de una muJer mas acusa al padre de darle inyecciones intramusculares antes de
o menos catalogada como enferma mental, que vive_ en un masturbarse delante de ella, y la última declara que el
hotel con su concubino desde hace años, y que va derivando concubina la perseguía alternativamente con golpes y pro-
a sus hijos a la Ayuda Social a la Infancia a medida que nacen puestas indecentes, tras haber hallado un diario íntimo en el
(no se trata de un problema económico, puesto que el concu- que ella consignaba escrupulosamente su vida sexual; los
bino, jefe de un equipo de seguridad, g~na 30~0 francos otros cuatro menores detenidos por la policía con motivo de
mensuales). A todo ello, se suman las pareJas que mternan a sus respectivas fugas dicen haber abandonado la casa fami-
sus hijos en asistencia temporaria en la Ayuda Social a la liar a causa de un desacuerdo con el padre o el padrastro.
Infancia, para poder irse de vacaciones. . ., 3. En los últimos ocho casos, son los padres quienes
Por lo general, los padres que proceden a una mternacion señalan a la policía o al juez la fuga de sus hijos o, con menor
después de separase desean que sólo sea temporal. P~ro las frecuencia, su mala conducta escolar. Por ejemplo, ese padre
cosas se complican debido a la política de la Ayud~ S_ocial ~ !ª que solicita la internación de su hijo en un Instituto Provin-
Infancia. Para comprender la actitud de esta admmistrac10n cial de Enseñanza Secundaria por haber sido expulsado del
es preciso recordar que debe gestionar tres clases de listas: l. CES con motivo de su indisciplina. O bien esa hermana mayor
la de los padres que abandonan a sus hijos temporal~ente, y que se preocupa al ver a su hermana menor deambular de bar
son muy numerosos, o duraderamente, en menor can~1dad; 2. · en bar. Y, luego, cuando en una familia uno de los hijos (por
la de las nodrizas acreditadas a cuya casa, pago mediante, la lo general, el mayor) ha sido internado, los demás quieren
Ayuda Social a la Infancia envía a los n~ñ_os "aco~dos tempo- hacer lo mismo y la mejor manera de conseguirlo es la fuga.
ralmente"· 3. la más larga, la de las fam1has, un bien en todos Ya se trate de la mayor resistencia de las familias a las
los aspect~s, que quieren adoptar un niño. Es fácil adivinar decisiones impuestas, o bien de la malversación a gran escala
que la tentación de la ASE es qu~ 1;1n máximo de_ n_i?os pase de que esas familias hacen de los servicios de asistencia y
la primera lista a la tercera u tihzando. su pos1c10n de. ~oder represión, todo indica que ha fracasado la antigua fórmula
sobre la segunda. Por ejemplo, se considera qu~ ~n nmo ha jurídica, económica y moral de la intervención en las familias
sido abandonado por sus padres cuando estos ultimos no lo populares. Ese sistema funcionaba en la medida en que el
han visitado o no le han escrito durante un año. Abandono acceso a una profesión, la obtención de una vivienda y de
que la ASE puede favorecer enviando al niño a un l~g~~ muy prestaciones sociales dependieran de una vida familiar es-
alejado o sugiriéndole al juez de menores una restnccion que tricta. La normalización podía apoyarse en lo jurídico siem-
desaliente el derecho a las visitas. Y, por lo demás, antes de pre que este último permitiera distinguir a una población
ceder al niño, dispone de un último recurso: proceder a una asentada de una población marginal. Pero el apa_rl'._to jurídico
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ya nq puede intervenir con la misma firmeza en aquellas
familias en que las nuevas condiciones de trabajo y vivienda,
así como la exigencia de movilidad (distancia a menudo
considerable entre el lugar de trabajo y la vivienda), animan
de fuerzas centrífugas y destructivas (altísimas tasas de de-
presión y suicidios). Al ya no estar ligado a condiciones de vi-
da precisas, ya no tiene el mismo poder de imposición. De ahí
la escalada de resistencias. Al proponerse absorber todos los
productos de esa dislocación, los servicios sociales se vieron
obligados a desdrruuatizar su utilización. De ahí la malversación
de que son objeto.
Se comprende la pertinencia del psicologismo en este
terreno, su capacidad para relegar lo jurídico en la coordina-
ción de las actividades normalizadoras. En efecto, permite: l.
desarticular los comportamientos de resistencia de las fami-
lias ante las internaciones impuestas en nombre de la nece- ·
saria socialización de los adolescentes; 2. conjurar las líneas
de fuga que constituyen la irresponsabilización de los padres
respecto de sus hijos pequeños, en nombre de la necesidad de
educación familiar; 3. instaurar un nuevo sistema para
instrumentar a la familia mediante las prácticas de norma-
lización. Al perder su utilidad, el antiguo corte que lo jU:ñdico
establecía entre "familias legítimas" y "familias ilegítimas"
es reemplazado por el doble registro del contrato y la tutela.
Son pasibles de tutela todas aquellas familias productoras de
demandas tales como pedidos de internación y de ayuda
financiera. Bajo este régimen, la familia ya no existe como
instancia autónoma. La gestión tutelar de las familias consis-
te en reducir su horizonte a la mera reproducción vigilada y
a la extracción automática del seno familiar de aquellos
menores "pasibles de ser socializados". A tal efecto, el psi-
quiatra-psicoanalista controla el ejercicio del trabajo social;
no interviene directamente, puesto que el pedido de las
familias es monopolizado por preocupaciones materiales, y
también porque la tutela en cierta medida implica coerción
directa. Sin embargo, simultáneamente designa el umbral a
partir del cual la familia puede funcionar como instancia
contractual. A partir de ese momento, la familia será capaz
tanto de autonomía financiera como de una demanda exclu-
sivamente psicológica. Sin ensuciarse las manos, a través de
los trabajadores sociales, el psicoanalista baliza el umbral a
partir del cual su reino se vuelve posible.
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