Este documento resume la historia de la creación y los primeros patriarcas según el Génesis de la Biblia. Describe cómo Dios creó el mundo en 6 días, incluyendo a Adán y Eva en el Jardín del Edén, su pecado original y la expulsión del paraíso. Luego habla sobre Noé y el Diluvio Universal, la Torre de Babel y la dispersión de las lenguas. Finalmente resume la historia de los primeros patriarcas judíos como Abraham, Isaac y Jacob y el origen de las 12 tribus de Israel.
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Este documento resume la historia de la creación y los primeros patriarcas según el Génesis de la Biblia. Describe cómo Dios creó el mundo en 6 días, incluyendo a Adán y Eva en el Jardín del Edén, su pecado original y la expulsión del paraíso. Luego habla sobre Noé y el Diluvio Universal, la Torre de Babel y la dispersión de las lenguas. Finalmente resume la historia de los primeros patriarcas judíos como Abraham, Isaac y Jacob y el origen de las 12 tribus de Israel.
Este documento resume la historia de la creación y los primeros patriarcas según el Génesis de la Biblia. Describe cómo Dios creó el mundo en 6 días, incluyendo a Adán y Eva en el Jardín del Edén, su pecado original y la expulsión del paraíso. Luego habla sobre Noé y el Diluvio Universal, la Torre de Babel y la dispersión de las lenguas. Finalmente resume la historia de los primeros patriarcas judíos como Abraham, Isaac y Jacob y el origen de las 12 tribus de Israel.
Este documento resume la historia de la creación y los primeros patriarcas según el Génesis de la Biblia. Describe cómo Dios creó el mundo en 6 días, incluyendo a Adán y Eva en el Jardín del Edén, su pecado original y la expulsión del paraíso. Luego habla sobre Noé y el Diluvio Universal, la Torre de Babel y la dispersión de las lenguas. Finalmente resume la historia de los primeros patriarcas judíos como Abraham, Isaac y Jacob y el origen de las 12 tribus de Israel.
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Israel
EL PENTATEUCO. Génesis, patriarcas y éxodo
GÉNESIS I: DEL JARDÍN DEL EDÉN AL DILUVIO UNIVERSAL En el principio, Dios creó el cielo y la tierra. Creó el sol diciendo, "hágase la luz". En 6 días creó la tierra, y la llenó de agua, árboles y animales. Al séptimo día, descansó. Que es nuestro domingo, y para los judíos es el Sabbat. Más tarde, Dios creó a su imagen y semejanza, del barro, al primer hombre: Adán. Después, para que no estuviera solo, de su costilla creó a la mujer: Eva. La Biblia. Aquí se verá historia del pueblo de Israel junto a la historia de su libro sagrado. ¿Por qué mezclarlo? Porque va a ser mucho más divertido y también porque en esta zona geográfica, Levante, prácticamente las únicas fuentes históricas son el Antiguo Testamento. Hay mucha mitología, pero con el tiempo, los arqueólogos han ido descubriendo que muchas cosas contenidas en la biblia han resultado ser verdad. Otras son obviamente cuentos, invenciones; y en muchas partes hay contradicciones, lo que hace pensar que hubo muchos escritores del Antiguo Testamento, conocido por los judíos como Tanaj, o Biblia judía. Se cree que al menos hubo 4 fuentes, las más conocidas son la fuente J, que llama a Dios Yahvé, y la fuente E, que lo llama Elohim. Pero bueno, para los judíos el nombre de su dios sería Yahvé, y para los cristianos Dios. Finalmente está el Talmud, que para los judíos es una especie de tradición oral basada en el Tanaj, una especie de catecismo que va más allá de lo escrito. Vamos con el contenido del libro. Los primeros cinco libros forman el Pentateuco, los 5 rollos, al que los judíos llaman la Torá. Son el Génesis, el Éxodo, el Levítico, Números y el Deuteronomio. Tras ellos hay un montón de libros históricos como Jueces, Reyes o Crónicas, después libros sapienciales, de sabiduría, como Job, o cantares, como Salmos, y finalmente libros proféticos, como Isaías o Jeremías. Todo esto formaría el Antiguo Testamento o Tanaj. Los cristianos tienen más libros, los escritos tras el nacimiento de Jesucristo, como los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Cartas de San Pablo o el Apocalipsis de San Juan. Es el Nuevo Testamento, algo que no es aceptado por los judíos. Luego los cristianos tienen diferentes cánones de la Biblia, ya que los católicos aceptan ciertos libros mientras que los ortodoxos o los protestantes quitan otros o dan válidos otros libros. Por ejemplo, el libro de Enoc solo es aceptado por la iglesia ortodoxa etíope. Un pifostio, vamos. Tras esta introducción volvemos al Génesis. Adán y Eva eran muy felices en el Paraíso, en el Jardín del Edén. Podían hacer todo lo que quisieran menos una cosa, comer del fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y de mal. Sin embargo, el demonio, en forma de serpiente, sedujo a Eva y luego le convenció a Adán para que ambos comiesen del fruto del edén. Dios les expulsó. Los dos perdieron su inmortalidad y tuvieron que vagar por el desierto. En su alma se instaló el pecado original, y este pasaría a todos su hijos: nosotros. Se cree que el paraíso podría haber estado en algún lugar de Arabia, un lugar frondoso hace miles de años que en el 6000 a.C. se volvió árido por el cambio climático. Tras esto, Adán y Eva tuvieron varios hijos, como Caín y Abel, y después Set entre otros. Abel era un tipo muy simpático y Caín era un envidioso y resentido que acabó matándole. Con él empieza la violencia en el mundo. Algo que parece que a los humanos nos encanta. El hijo de Caín sería Enoc, y fundaría una ciudad durante su exilio. Los hijos de Adán y Eva serían conocidos como los patriarcas antediluvianos, y se dice que vivieron de media más de 500 años cada uno. Son Set, Enós, Cainán, Malálel, Jared, Enoc y el famoso Matusalén, abuelo de Noé. ¿Y de dónde sale el diablo? Es algo que no se cuenta en el Génesis. Pues bien, Dios es el único dios en la tradición judeocristiana, y vivía solo en el cielo, pero en algún momento decidió crear a los ángeles para que le hicieran compañía. Un grupo de estos ángeles, liderados por Lucifer se le rebeló. Querían ser como dios, pero eso era imposible, así que tras una lucha entre ellos Dios expulsó a estos rebeldes a los confines de la tierra. Allí Lucifer se convirtió en Satanás, y los ángeles caídos fueron convertidos en demonios. La Biblia tiene muchas influencias de las tradiciones Sumerias, Babilónicas e incluso Egipcias. Ya en el libro de la creación sumero-babilónico, el Enuma Elish, se habla de la lucha entre Marduk y Tiamat, una diosa con forma de serpiente, y cómo un líder rebelde, Kingu, fue expulsado del panteón. Sobre serpientes hay para rato, como la diosa Ningizzida, señora del árbol de la vida, custodiada por serpientes formando una especie de caduceo. También tenemos el Mito de Enki y Ninhursag, donde Enki cedió una costilla suya para crear a la diosa Ninti. También que crearon a los humanos, como esclavos, y que como comenzaron desobedecer a los dioses, pues les echaron de su reino. Parece ser que el dios Anu llamó al primero de los humanos Adapa, muy similar a nuestro Adán. Algo que ya conté es que, según el folclore judío, Eva pudo no ser la primera mujer creada, sino que hubo otra llamada Lilith, que acabó huyendo del paraíso tentada por Samael y acabó creando una prole de demonios, el origen de los súcubos y vampiros. En occidente estos seres también son conocidos como Lamias. También encontramos en los textos sumerios multitud de referencias a un gran diluvio, como en la Epopeya de Gilgamesh. Se piensa que este gran diluvio puedo haber ocurrido en una zona geográfica concreta, alrededor del año 2900 a.C. y que pudo afectar a Mesopotamia. Según el relato bíblico, Dios veía que tenía que hacer limpieza. Iba a mandar un diluvio, así que dijo a Noe que construyese un barco gigantesco, el Arca, y allí metiese a su familia y a una pareja de animales de cada especie. Y eso hizo. Según el apócrifo libro de Enoc, este diluvio también sirvió para destruir a los vigilantes, ángeles rebeldes que mantenían relaciones con humanas y que habían engendrado una raza de gigantes llamada nefilim. Al final el nivel del agua bajó y el arca quedó posada sobre una montaña. Hace unos años unos arqueólogos descubrieron maderos en la cima del monte Ararat, en Turquía, y dijeron que podían ser los restos del barco bíblico. Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. De Sem viene el pueblo Semita, originario de Arabia; de Cam los Camitas, origen de todos los pueblos norafricanos, así como Canaán, y de Jafet viene la rama aria, los Indoeuropeos. Al parecer Noe plantó olivos y acabó borrachísimo y en bolas, y Cam se rio de él. Por eso fue maldecido y sus descendientes serían conquistados por los de su hermano Sem. La nueva generación de humanos se dispersó por el mundo. Todos hablaban el mismo idioma, y eso estaba muy bien. Un día decidieron comenzar a levantar una gigantesca torre para llegar hasta el cielo. A Dios esta idea no le moló demasiado así que decidió trolearles. Les hizo que hablaran diferentes lenguas y no pudiesen entenderse entre ellos, por lo que no pudieron acabar al torre. ¿Existió esta torre de Babel? Se cree que este relato podría estar basado en el Etemenanki, el zigurat que los hebreos conocieron durante su destierro a Babilonia en tiempos del rey Nabucodonosor II. Se cree que ya existía en tiempos de Hammurabi, y fue destruida muchas veces y reconstruida otras tantas. GÉNESIS II: LOS DOCE PATRIARCAS Y LAS TRIBUS DE ISRAEL En la antigüedad, la gente estaba organizada por familias y clanes. El patriarca era el líder, generalmente el más anciano o el más fuerte, el que tomaba todas las decisiones. El primero de los patriarcas del pueblo judío fue Abraham. De él aparecen las tres religiones abrahámicas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Abraham vivía en la ciudad de Ur, pero Dios le habló, y le dijo que tenía algo especial para él. Le prometió una tierra prometida y una gran nación que saldría de él, Israel. Eso sí, le dijo que tenía que circuncidarse, y de ahí que esto se haga entre los judíos. Abraham cogió sus cosas, a su esposa Sarai, a su sobrino Lot y alguna gente más de su tribu y partió hacia la tierra de Canaán, la tierra prometida. Al final llegaron a Hebrón, aunque antes de llegar la tribu se separó por la falta de comida y broncas varias. Los que se separon fueron los seguidores de Lot, que acabarían estableciéndose en Sodoma. En estas tierras se enfrentaría a los cananeos que vivían allí, los descendientes de Cam, especialmente con tribus amorreas del norte, Amurru, que se extenderían por todo el Creciente Fértil. En Canaán, Abraham y su tribu viven una vida semi-nómada y polígama, lo típico en aquella época. Abraham había tenido a Ismael con una esposa secundaria, Agar. Un ángel se le apareció a Abraham y le dijo que le daría un hijo de Sarai, Isaac. Sarai se cambiaría el nombre por el de Sara. Sin embargo, el ángel también le dijo que iba a destruir Sodoma y Gomorra, que se habían convertido en antros de perversión. Abraham le dijo que no lo hiciera, que allí estaba Lot y era buena gente. Al final tres ángeles llamaron a la puerta de Lot en Sodoma para hablar con él, pero los sodomitas entraron en su casa para abusar sexualmente de los ángeles. De ahí la "sodomía". Y encima va Lot y les ofrece a sus hijas para que las violasen antes que a los visitantes. En fin, que Lot acaba huyendo con su mujer e hijas de la ciudad mientras caen bolas de fuego y los ángeles les dicen que no miren atrás. Y la mujer de Lot va y lo hace, y se convierte en una estatua de sal. Lot y las dos niñas se fueron a vivir a una cueva. Lo que no sabía era que sus hijas acabarían emborrachándolo y violándolo, para así tener descendencia. Sus hijos, Moab y Ben-Ammi, fundarían los reinos de Moab y de Amón. Tiempo después empezarían a surgir celos entre Sara y Agar por la primogenitura. Abraham acaba echando a esta última y a Ismael. Mientras tanto, Dios prepara el trolleo épico para Abraham. Un día le dice que tiene que hacerle un sacrificio, y es cargarse a Isaac. Cuando está a punto de hacerlo Dios le dice que pare el carro, que era una cámara oculta. Isaac tendría que vivir para casarse con Rebeca y tener a Esaú y a Jacob. Jacob consiguió la primogenitura de su hermano a cambio de un plato de lentejas, y más tarde consiguió la bendición de su padre Isaac, que estaba casi ciego, haciéndose pasar por su peludo hermano poniéndose por encima piel de un cabrito. Los hermanos acabaron llevándose fatal, y en uno de estos episodios de lucha Jacob vio la famosa escalera de Jacob, una escalera por la que los ángeles subían y bajaban del cielo, el vínculo entre el cielo y la tierra. Jacob pasaría a llamarse Israel tras una lucha contra un ángel, y de sus doce hijos vendrían las 12 tribus de Israel: Rubén, Simeón, Leví, que dio origen a los levitas, sacerdotes, y por ende no tenía tierras, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser, José y Benjamín. Estos dos últimos fueron con Raquel, y son los más importantes. El territorio de Canaán se dividió entre esta gente. Y el territorio que correspondía a José se dividió entre sus hijos: Efraín y Manasés. Muchos de ellos estaban influenciados por las creencias cananeas, que adoraban a multitud de dioses a los que había que sacrificar animales y hasta niños. El principal era El, de ahí viene Elohim, que podría ser su plural, y también estaban Baal y Asera o Astarot. Se cree que Yahvé y El se sincretizaron para dar origen al dios único judío. En otras ciudades como Ebla o Ugarit el dios principal era Dagan, dios de los cultivos, que fue adoptado por los fenicios como Dagon, dios pez, ya que ellos eran más de pescar. El hijo favorito de Jacob era José, pero sus hermanos, celosos, lo vendieron como esclavo a unos mercaderes y José acabó en el Egipto de los hicsos, primero a las órdenes de Potifar, un oficial egipcio, y después como preso. El faraón tenía sueños raros con vacas y José tenía fama de interpretar sueños, así que el faraón le convocó en la corte. José le explicó que su sueño de 7 vacas gordas en el Nilo que son devoradas por 7 vacas flacas, y lo mismo con espigas de trigo, significaban 7 años de abundancia y 7 de escasez y hambre. El consejo era claro: haz acopio o te hundirás en la mierda. José se convirtió así en Gran Visir y vivió muy bien. Y siete años después la hambruna llegó y estuvieron preparados. Muchos cananeos, entre ellos los hermanos de José, visitaban la región egipcia de Gosén para pillar comida. Los diez hermanos mayores fueron a la corte del faraón a pedir comida y José les reconoció, pero ellos a él no. José les hizo un par de putadas y acabaron yendo Jacob y Benjamín, a quien iban a apresar por orden de José. Al final, viendo que los hermanos le defendían, es decir, que habían cambiado, se reveló ante ellos como su hermano perdido y todos se alegraron y se quedaron allí a vivir. Moisés Y El Éxodo Llegamos a Moisés, un descendiente de la tribu de Levi, y un profeta para judíos, cristianos y musulmanes. Su vida se narra en el Éxodo, y también en los otros tres libros que componen el Pentateuco: el Levítico, Números y el Deuteronomio. Vamos con el primero, el Éxodo, algo que más o menos todo el mundo conoce. En aquella época, parece que durante el reinado del faraón Seti I o quizás durante el de Tutmosis III, el pueblo de Israel era esclavo, y se dedicaban a construir las ciudades de Pi-Ramsés y Pithom según la Biblia. Los hebreos cada vez eran más y más y Seti, temeroso de una rebelión, ordenó matar a muchos niños. La madre de Moisés metió a este en una canasta y lo dejó por el río, acabando frente al palacio y siendo recogido por la hija del faraón. Moisés se crió en la corte como un hijo más, junto al que podría ser Ramsés II, heredero al trono. La primera referencia de la conquista de Canaán por parte de Egipto está en la estela de Merenptah, hijo de este Ramsés, en el año 1200 aproximadamente. No fue hasta Ramsés III cuando pierden su control, así que muchos ubican el éxodo en este periodo de tiempo. Sea el tiempo que sea, un día Moisés se enteró de que era adoptado y le jodió mazo que tuviesen esclavizado a su pueblo, los apiru, como ellos los llamaban. En un arrebato se cargó a un guardia que daba latigazos a un hebreo y no tuvo más remedio que huir del país. Vivió en el pueblo de Madián durante 40 años. Allí formó una familia, casándose con Séfora, pero entonces Dios apareció como una zarza ardiendo y le dijo que su misión era liberar a su pueblo y llevarles de nuevo a la tierra prometida. Así que Moisés allí que volvió y se infiltró entre su pueblo. Conoció a sus hermanos de sangre, Aarón y Miriam, y les explicó el plan de Dios. Intentó convencer al faraón, ahora Ramsés II, y hasta convirtió su vara en una serpiente, pero el faraón le dijo que ni de coña iba a liberar a sus esclavos. Entonces comenzaron las diez plagas. Primero convirtió el agua de Nilo en sangre, luego llegaron miles de ranas, y después piojos. La siguiente plaga fue de mosquitos y demás insectos, que no afectó a Gosén, donde vivían los israelitas. Más tarde, el ganado de los egipcios contrajo la peste y murieron, pero el faraón seguía desafiando a Moisés. Luego a todos los egipcios comenzaron a salirles úlceras en la piel. La 7ª plaga fue una lluvia de ceniza y fuego. Más tarde llegaron las langostas. El faraón rogó que acabara y acabó, pero después dijo que no liberaba a los hebreos, que era coña, y Moisés envió la 9ª plaga, la oscuridad. Un insulto al dios supremo egipcio, Ra. Finalmente Moisés le advierte que matará a todos los primogénitos, pero ni puto caso. Los israelitas pintaron las puertas de sus casas con sangre de cordero para que el ángel exterminador no entrara en ellas. El hijo del faraón murió así como todos los primogénitos de Egipto, y acabó, por fin, dejando a los israelitas pirarse. Estas plagas podrían tener su explicación real. Se sabe que alrededor del 1500 a.C. el volcán de la isla de Santorini entró en erupción. El hierro y el dióxido de carbono podrían haber teñido las aguas del Nilo de rojo, y esta contaminación habría hecho salir a las ranas. La falta de agua limpia habría traído piojos, insectos y epidemias. La séptima plaga podría ser granizo volcánico tras la erupción. Esta nube de cenizas y polvo también explicaría la oscuridad. La última plaga se explicaría con una fuga de gas. El gas pesa más que el aire, por lo que se cree que afectó más a los que dormían más cerca del suelo, y esos eran los hijos de los faraones, que tenían camas sin patas. Aunque eso no explicaría la muerte sólo del primogénito, ni tampoco las fechas coincidirían del todo. Volviendo a la historia, cuando ya se habían ido, el faraón se lo pensó mejor y fue a vengarse. Pilló a sus tropas y fueron a matarles a todos. Pero Moisés abrió las aguas del Mar Rojo y su pueblo pasó y cuando pasaron los carros egipcios cerró las aguas y muchos murieron. Ya libres, se encaminaron por el desierto hacia su destino. Meses después Moisés subió al Monte Sinaí durante 40 días y allí recibió de Dios las Tablas de la Ley, los 10 mandamientos. Pero cuando bajó se quedó flipando. En su ausencia el pueblo había construido un becerro de oro al que estaban venerando. "Malditos desagradecidos". En un ataque de ira Moisés lanzó las tablas de la ley contra el ídolo y lo destruyó. De esta forma, Moisés transmitió la Ley de Dios al pueblo hebreo y firmó la Alianza con Yahvé. En este contrato básicamente les dijo que no les daba la tierra prometida porque se la merecieran, sino porque en Canaán había una gente muy mala que se merecía morir, y que les iba a regalar esa tierra prometida si le ayudaban a cargarse a los politeístas que sacrificaban a sus hijos. A Moisés se le atribuye la autoría del Pentateuco, aunque todo parece indicar que son diversos autores quienes lo fueron escribiendo a lo largo de los siglos. Moisés rehízo las tablas y para transportarlas construyó el Arca de la Alianza, y para llevarla creó el Tabernáculo, palabra que daría lugar al templo donde albergarla. En estos primeros templos se sentó las bases para el sacerdocio, el culto y su dogma. 40 años se tiró esta gente viviendo en el desierto como nómadas antes de entrar en la tierra prometida, que Moisés no llegaría a pisar. A la gente le daban bajones en plan “¿cuándo llegamos?”, pero Moisés hizo milagros para hacer llover maná del cielo y que no se muriesen de hambre. También se enfrentaron a tribus amorreas y más movidas chungas. Por ejemplo, cuando llegaron al Reino de Edom, el rey les cortó el paso. No querría israelitas en sus tierras. ¿Por qué? Porque los edomitas eran descendientes de Esaú, hermano de Jacob, y después de lo de las lentejas. Realmente podrían haber entrado en la tierra prometida mucho antes, al de dos años, no había tanta distancia, pero en vez de hacer lo que Dios decía, de cruzar el Jordán a lo loco, Moisés prefirió hacer caso a los suyos y enviar doce espías antes. Estos a la vuelta dijeron que la cosa estaba muy chunga, que los cananeos estaban bien armados, había gigantes y que tenían murallas y espadas. Era cierto, era peligroso, pero también era cierto que habían desobedecido a Dios, que iba a ayudarles; y por esta razón les tuvo todos esos años en el desierto. Y Moisés, con 120 años, fue castigado con no llegar a entrar a Canaán. Ni él ni la generación que partió con él. Menos dos, Josué y Caleb, dos de los espías que atravesaron el Jordán, pues fueron los únicos que dijeron que a la mierda todo, vamos a entrar. Antes de morir, le pasó el testigo a Josué cuando estaban en los Llanos del Moab, tierra que pertenecía a los descendientes de Lot. El sucesor, junto con la nueva generación de israelitas, cruzó el río Jordán rumbo a la primera batalla: Jericó. LEVÍTICO, NÚMEROS Y DEUTERONOMIO Los últimos tres libros del Pentateuco tienen algunas partes históricas, pero en general son más dogmáticos y de leyes. En el Levítico conocemos cómo el pueblo judío fue organizado doctrinalmente a través de normas. Es una especie de manual religioso para adorar a Yahvé, que este le dictó a Moisés una vez construido el Tabernáculo, la iglesia móvil, que daría origen al Talmud. La familia de Moisés provenía de Levi, y estos fueron llamados levitas, que serían los sacerdotes de Israel y ellos se encargarían de la liturgia hebrea. Estos sacerdotes iban a ser ese nexo para ayudar a este pueblo a encontrarse con un dios al que apenas recordaban. Eso era necesario teniendo en cuenta que esta gente ya arrastraba una tradición de casi 400 años de costumbres egipcias. Se hablaba de sacrificios de animales, rezos, leyes, y hasta higiene. De aquí viene el concepto kosher, que prohíbe comer cerdo, camello o marisco o juntar carne con lácteos entre otras mierdas. También se habla del calendario judío, el año nuevo con su fiesta de las trompetas, el Yom Kippur, día de la expiación y del ayuno; del sabbat, día de descanso; la fiesta de los Tabernáculos y del año del jubileo, celebrado cada 50 años, para descansar también. El libro de Números se llama así porque está lleno de eso, números. En él Moisés y los suyos se dedican a registrar todo lo que ocurre durante su travesía por el desierto del Néguev. Anotaban los pueblos y oasis donde se establecían, los jefes de las tribus, el número de gente que había en cada una, los guerreros, el número de animales sacrificados o hasta el reparto del botín que conseguían. También anotaron el número de sublevaciones, que hubo unas cuantas, la más famosa, la de Coré. Y también se establece la Pascua, para conmemorar el aniversario de la salida de Egipto. Como curiosidad, una de las historias que se cuenta en números podría ser el origen del símbolo del caduceo, asociado a la medicina. Parece que una plaga de víboras tenía aterrado a los israelitas, y dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera en una vara, y todos los mordidos que la mirasen, se curarían. Finalmente tenemos el libro del Deuteronomio, que significa “segunda ley”. Es el mensaje que Moisés entrega a la nueva generación de judíos como prolongación de la primera, de los 10 mandamientos, antes de entrar en la tierra prometida. El libro gira en torno a la obediencia del pueblo a las leyes, al pacto, que pueden traer bendiciones si se cumple. Pero si no habría muchas maldiciones para ellos: muerte, mutilaciones, subyugación. ISRAEL Y LA BIBLIA 2: JUECES Y REYES LA CONQUISTA DE CANAÁN Las trompetas de cuerno de cordero sonaban alrededor de la ciudad amurallada de Jericó, la primera ciudad cananea que Josué fue a conquistar tras atravesar el río Jordán. Durante seis putos días estuvieron dando la tabarra con las cornetas alrededor de las murallas, que al séptimo día comenzaron a resquebrajarse a base de gritos y todos los habitantes de la ciudad murieron, incluyendo mujeres y niños. Solo se salvó una putilla llamada Rahab y su familia, por haber ayudado a los espías israelitas. La siguiente ciudad era Hai, pero las tropas de Josué fueron derrotadas por culpa de Acán, un israelita que se había apropiado de joyas que Dios había dicho que tenían que ser destruidas. Este mentecato fue lapidado junto a su familia y Josué pudo tomar finalmente la ciudad cananea. Los israelitas siguieron sitiando una a una las ciudades de los cananeos, de amorreos y hasta de los hititas. Los habitantes de la ciudad de Gabaón estaban acojonados por los rumores: el Mar Rojo se había abierto, el Jordán secado a su paso, las murallas de Jericó habían caído a gritos. Por eso decidieron ir al campamento de Josué, en Gilgal, con las ropas más viejas que tuviesen e ir de pobrecitos pobladores de una lejana tierra. Josué hizo un pacto con ellos para no matarles, aunque más tarde se enteró del engaño. No les mató porque romper promesas era algo muy malo, y encima les defendió de una coalición de reyes amorreos dirigidos por Adonisedec que se habían enterado de su pacto y se había picado mazo. Según la Biblia, Josué pidió a Dios que detuviese el sol para poder seguir luchando unas horas más y vencerles definitivamente. Y eso hizo. Fue el día más largo que ha tenido la humanidad. Una vez con casi todo Canaán conquistado, el territorio fue dividido en doce provincias con el nombre de las doce tribus de Israel. Dejaron la vida nómada, empezaron a plantar y a pastorear y comenzaron a hacerse chalets de adobe. El Tabernáculo y el Arca de la Alianza se quedaron el Siló, la primera capital de Israel. Esta gente constituyó una especie de Confederación de pueblos, pero bastante independientes entre sí. Las jefaturas eran ejercidas por los más ancianos, y también establecieron en todo el territorio la Gran Asamblea de Siquem, para tratar asuntos entre todos. Esto era muy importante, teniendo en cuenta que era el año 1200 a.C. Esta fecha significa la invasión de los Pueblos del Mar. Uno de estos pueblos, los Peleset, mejor conocidos como los Filisteos, decidieron asentarse en las costas de Canaán, fundado diversas ciudades como Gaza, Ekron, Ascalón, Asdod o Gat. Además aún quedaba mucho Canaán por conquistar. Ante estas amenazas, las 12 tribus se vieron en la obligación de unirse temporalmente en torno a los Jueces, jefes guerreros carismáticos que se nombraban cuando aparecía un problema importante. LOS JUECES Otoniel fue el primero de estos jueces, y a su muerte los Israelitas se acomodaron demasiado. Comenzaron a pecar y Dios decidió tocarles un poco los cojones. Eglón, rey de Moab, se alió con los amalecitas y los amonitas, y esclavizaron a los israelitas durante casi veinte años. El siguiente juez, Aod, fue a la corte para pagarle tributos, pero llevaba escondida una daga, y en plan Assassin's Creed se cargó al rey para después liberar a los israelitas, con quienes se cargó a más de 10.000 enemigos. Los filisteos serían el principal rival para los siguientes jueces, como Samgar. No todos los jueces fueron hombres, la profetisa Débora también alcanzó este rango. Además de todo también era jueza en el sentido actual de la palabra. El pasaje más antiguo de poesía hebrea se lo debemos a La Canción de Débora, que narra sus hazañas de luchas contra reyes cananeos como Jabín, rey de Hazor. En una batalla, su cruel comandante Sísara fue muerto a manos de una joven israelita llamada Jael, clavándole un cincel en la cabeza mientras dormía. Pero el mayor de estos jueces fue Gedeón, cuyo nombre en hebreo significa literalmente “destructor”. Se metió de leches contra los Madianitas, descendientes de Madián, cuarto hijo de Abraham, que habían llegado porque los israelitas volvían a engañar a Yahvé. No aprendían estos muchachos. Dios le dijo a Gedeón que fuese a liberarles y el juez pidió señales, como la de solo mojar con el rocío un vellocino puesto en el suelo, dejando la tierra de alrededor seca durante la noche. Y después al revés. Al final Gedeón, ya convencido, fue a liberar al pueblo de las tribus nómadas que se habían arrejuntao en tres ejércitos bastante tochos. Dios le dijo a Gedeón que sólo podría llevar a 300 hombres. Pero no le hizo falta mucha lucha, porque fueron de noche y rodearon el campamento. Una vez en posición tocaron las trompetas y sacaron antorchas y los soldados enemigos, entre confusión y nerviosismo, comenzaron a matarse entre ellos. Las cabezas de los jefes enemigos, Oreb y Zeeb, acabaron saltando por los aires. Los israelitas liberados quisieron que Gedeón fuese rey, pero este declinó. Decidió llevar una vida tranquila, pacífica y llena de sexo con sus esposas. Se dice que llegó a tener 70 hijos el tío. Uno de ellos, Abimelec, fue fruto de la relación con una concubina. Puede que fruto de esta mancha familiar, el traumado chaval fue matando a todos su hermanos para convertirse en juez con la ayuda de mercenarios. Para impedirlo, la gente de Siquem fue a por él, pero Abimelec acabó destrozando su ciudad. Consiguió convertirse en juez al acabar con todos sus hermanos, pero mientras tomaba la ciudad de Tebés, una mujer le tiró desde una torre una piedraca que le partió el cráneo al hijo cabrón, y murió. Le sucedieron otros jueces como Tola, Jair y Jefté. Durante el tiempo de este último los israelitas estaban otra vez adorando a Baal y a Astarot, así que Dios mandó más filisteos y amonitas. Jefté era un hijo de puta en ambos sentidos, que había creado una banda de delincuentes, pero tan grande que la gente de Galaad le pidió que fuese su comandante y gobernante. Y este acabó aceptando y dio de leches a los amonitas. Ibzán, Elón y Abdón le sucedieron, pero entonces llegó el famoso Sansón. Sansón nació con un pelazo que pa qué, y su madre le dijo que no se lo cortara nunca, que era lo que le hacía especial. En realidad le daba superpoderes, una fuerza sobrehumana, pero el tipo era un imbécil redomado. En aquella época, parte de las doce tribus estaban en manos de los filisteos, y Sansón se enamoró de una filistea. De camino a la boda pues lo típico, apareció un león y se lo cargó con las manos. Más tarde intentó estafar a amigos de la familia filistea de la novia con un acertijo mierder, y claro, aquí empieza una escalada de violencia y venganzas entre esta gente que acabó con los filisteos quemando a su mujer. A Sansón se le fue la olla y rompió cráneos como nunca. Le capturaron, pero se liberó, y con una quijada de burro se cargó a mil filisteos más. No le quedó más remedio que huir al valle de Sorec mientras era perseguido por sus enemigos. Allí se enamoró de una mujer filistea: Dalila. Los filisteos querían saber el secreto de su fuerza, así que contactaron con esta chica para que lo averiguase por ellos. Dalila se lo pregunta y Sansón le miente varias veces, pero acaba confesando que su pelazo es la clave. Mientras dormía le cortaron las melenas, le capturaron y le sacaron los ojos. Fue esclavizado pero su pelo volvió a crecer poco a poco. Un día, más de 3.000 filisteos fueron a un templo de Gaza a ofrecer un sacrificio a Dagon como agradecimiento por la captura de Sansón. El juez sacó las últimas fuerzas gracias a Yahvé y destruyó las columnas del templo, derrumbándolo y cargándose a muchísima gente, él incluido. Pero a ver, no toda esta época fue como Juego de Tronos, hubo historias en la Biblia mucho más positivistas, como el Libro de Rut, una mujer moabita de cuya descendencia saldría David, segundo rey de Israel, y por ende, Jesucristo. Este relato sirve para demostrar que no hace falta ser israelita para salvar tu alma, lo que importa es ser bueno y tener fe. Esto es importante teniendo en cuenta que había un sector de los israelitas que buscaba mantener la raza pura y no mezclarse con otros pueblos. Este relato empieza con Elimelec, su mujer, Noemí, y sus dos hijos emigrando al Moab, huyendo de la hambruna. Una vez allí sus hijos se casan con Orpa y Rut. Elimelec murió tiempo después, y sus hijos también, así que Noemí y su nuera Rut viajan a Belén, de donde salieron, y allí inician una nueva vida. Rut se casa con un pariente de Elimelec, Booz, por el tema del levirato, y de ahí nació Obed, el abuelo de David, y Rut se convierte en judía. EL REINO UNIDO DE ISRAEL Las doce tribus eran un desastre. Lo de los jueces fue bien durante un tiempo, pero seguían una organización de ciudades estado mientras que alrededor de ellos comenzaban a nacer naciones organizadas por monarquías. Por un lado estaban los egipcios y los filisteos, que habían robado el Arca de la Alianza en la Batalla de Afeq. Luego estaban los pequeños reinos de Edom, Moab y Amón. Y al norte estaba el Reino Sirio-Arameo. El peligro que suponían estos estados les obligó a unirse todos en una piña, en un estado unido llamado Israel, del que saldría un monarca para gobernarlos a todos. Fue el primero de los profetas y el último de los jueces, Samuel, de la tribu de Leví, quien eligió a este primer monarca: Saúl. Este valiente rey combatió contra filisteos, amonitas y moabitas y ganó muchísimas batallas. Entonces estableció la capital del reino en Jabes de Galaad, cuyos habitantes habían sido amenazados por los extranjeros. Pero al rey pronto se le subiría el poder a la cabeza. Y donde la cagó definitivamente fue en la Batalla de Michmash. Antes de esta batalla tenían que esperar a Samuel para que realizara un sacrificio a Dios, pero como no llegaba lo hizo el mismo Saúl. Pero él no podía, no era levita, y para Yahvé fue un feo muy gordo. Este y otros errores y desobediencias hizo que Samuel tuviese que buscar un sustituto. El profeta viajó hasta la región de Judá, concretamente a Belén, donde hizo ungir un nuevo rey, David, un pastor jovencito que marchó a la corte de Saúl como arpista, con la promesa de que él sería Rey de Israel cuando Saúl muriese. Poco a poco, el pequeño David se fue ganando el respeto de la gente de la corte de Saúl. Y lo petó pero muy muy fuerte cuando él solito se enfrentó a un filisteo gigantesco llamado Goliat en el valle de Elah, a quien batió con sólo una honda. Saúl estaba celoso, ya que el pueblo admiraba al chaval. Incluso sus hijos, Jonatán y Mical, adoraban al joven y se hicieron muy amigos. Y hasta acabó casándose con esta última. Por esto y otras cosas, Saúl trató de matarle. Sin embargo, Jonatán y Mical le protegieron y David huyó al desierto con 200 guerreros fieles, al que fueron uniéndose más peña contraria a Saúl. Después conoció a Abigail, la salvó de su malhumorado esposo, se casó con ella, la secuestraron los amalecitas, los venció y la rescató. Saúl estaba colérico y desesperado, tanto que invocó al espíritu de Samuel a través de la Bruja de Endor. El espectro le dijo al rey que iba a perder la próxima batalla, y así fue. Tras la batalla del monte Gilboa Saúl fue herido y acabó suicidándose. También murieron tres de sus hijos, entre ellos Jonatán. Tras esto, David fue a la ciudad de Hebrón para ser nombrado rey de Judá, pero como las tribus del norte no le querían de rey, nombraron a Isboset, otro hijo de Saúl, como rey de Galaad. Con esto el reino se divide en Judá en el sur, e Israel en el norte, y entran en guerra por la soberanía de la región. Dos seguidores de David se cargaron a Isboset y cuando se lo contaron al rey esperaron una recompensa, y este les mató por gilipollas. Para ganarse la confianza de todas las tribus puso de capital otra ciudad más neutral, que fue Jebús, aunque primero tuvo que arrebatársela a los jebuseos, algo que nadie había conseguido antes. Más tarde, esta ciudad pasaría a llamarse Jerusalén. Allí se hizo un palacio y en un tabernáculo instaló el Arca de la Alianza. Esta había sido secuestrada por los filisteos en la época de los jueces, pero les había traído maldiciones, así que la devolvieron. Unos israelitas la encontraron y miraron dentro, y murieron unos setenta, así que la escondieron en una casa. Finalmente David la recuperó para que estuviera junto a su palacio. Además de eso conquistó el Reino de Aram, Edom y Moab, y a los filisteos les jodió a base de bien. Y ya prácticamente no quedaban cananeos. El Rey Hiram de Tiro, la capital de Fenicia, se puso de su lado y, para hacerle la pelota, le suministró gran cantidad de madera y constructores. Además en estos años, surgió de mano de los fenicios el alfabeto fenicio, consonántico y con solo 22 caracteres. De aquí saldrá el alfabeto arameo, que se convertiría en el idioma franco en la zona, y de este arameo saldrían el alfabeto árabe y hebreo. También del fenicio saldría el alfabeto griego y el latino, el cirílico y el copto. Por otro lado, también exportaron nuevos cultos paganos a Israel, como los ya conocidos de Baal, Astarté y Moloc, y otros como Baalat, Eshmun, Mekart o Anat. A partir del año 1010 a.C. David tomó las riendas del Reino de Israel. Durante mucho tiempo se pensó que el reinado de David era pura invención, pero gracias a la Estela de Tel Dan y a la de Mesha se han encontrado indicios de una dinastía de origen hebreo que era conocida como “Casa de David”. David quería construir un gran templo a Yahvé, pero el profeta Natán le dijo que Dios le había dicho que su construcción debía esperar una generación, ya que se habían cometido demasiados crímenes. Eso sí, también le dijo que La Casa de David nunca se extinguiría. Sin embargo, David acabó pecando. Se enamoró de Betsabé, la hermosa esposa de un soldado hitita llamado Urías, que ayudaba a los israelitas con la toma de Rabbah contra los amonitas. La dejó embarazada y, como el adulterio estaba castigado con pena de muerte, intentó hacer parecer que el hijo era del soldado. Le sacó de la batalla y le hizo dormir con su mujer, pero el soldado tenía honor y prefería seguir en la batalla con sus compañeros. David cambió la estrategia y puso a este soldado en la zona más jodida de la batalla, para que muriese, y murió. Pero a Dios no pudo engañarle y el profeta le dijo que su hijo moriría siete días después de nacer. Y así fue. Entonces David se puso mustio, escribió algunos salmos de arrepentimiento y Dios le perdonó, pero eso no le eximía de un castigo. Su descendencia estaría rodeada de violencia, pero le concedería un nuevo hijo con Betsabé: Salomón. Salomón no era el único, pues ya había tenido muchos durante su reinado en Hebrón. El tercer hijo de David, Absalón, se rebeló contra su padre por el derecho al trono y mató a su hermano Amnón, el heredero, por violar a la hermana de ambos, Tamar, a quien Absalón amaba en secreto. Tras su huida de una batalla, un comandante de David, Joab, lo vio con su pelo atascado en las ramas de un árbol y aprovechó para matarle a flechazos. Otro de sus hijos, Adonías, también se emperró en gobernar y se declaró Rey de Israel cuando David estaba en las últimas. Este es el castigo al que Dios se refería. En fin, que el reinado de David no acabó precisamente feliz. Al final, Salomón fue ungido rey en el año 965 a.C. El próspero reinado de Salomón estuvo marcado por su gran sabiduría aplicando la Ley de Dios. Esto se ve reflejado en el pasaje bíblico del Juicio de Salomón. En este juicio, dos mujeres se disputaban la maternidad de un niño. El hijo de una de ellas había muerto y ahora ambas se declaraban la madre del vivo. Salomón sentenció partir al niño por la mitad y cada trozo iría para cada madre. Una de las madres dijo que fantástico, y la otra dijo que no, que se lo diesen a la otra pero que no matasen al nene. Así Salomón pudo saber quién era la madre verdadera. Tal y como se había profetizado, fue Salomón quien levantó el Templo de Jerusalén sobre el Monte Sión, en cuyo interior permanecería el Arca de la Alianza para después desaparecer misteriosamente para siempre. También amplió el palacio real y construyó grandes murallas que rodeaban la ciudad por completo. Todos querían conocer al gran rey Salomón, como la Reina de Saba, un país muy rico gobernado por mujeres que podría haber estado en Etiopía. El nombre de esta reina es desconocido, pero podría ser Makeda, o Balkis para la tradición islámica. Según el canon de la Iglesia Ortodoxa etíope, Salomón tuvo una aventura con esta reina y de su relación nació un hijo: Menelik, futuro rey de Saba, que dice la leyenda que pudo haber sacado el Arca de Israel antes de la llegada de Nabucodonosor y ahora reposaría bajo la Iglesia de Santa María de Sión, en Aksum. En la Biblia podemos encontrar el Cantar de los Cantares, poesía erótica que Salomón dedicó a esta mujer. Y también escribió el Libro de Proverbios, donde dejó constancia de lo sabio que era. Esta sabiduría fue la responsable de la gran prosperidad del reinado de Salomón, lo que trajo unas riquezas sin igual en la zona. El comercio se expandió por todo Oriente Próximo, sobre todo con la ayuda de los Fenicios, y el rey comenzó a darle bien a la minería, explotando oro, cobre y diamantes en la zona del Sinaí. Pero entonces comenzó el pecado en este rey. Se rodeó de lujos, de regalos, y comenzó a dejar de lado a Yahvé y a vivir una buena vida de placeres. Se casó con una de las hijas del faraón egipcio Siamón, que pasó a formar parte de su gran harén de más de 300 concubinas, muchas de ellas extrajeras, que fueron su perdición, pues le atrajeron hacia la idolatría. La corrupción aumentó y nombró muchos sacerdotes indignos. Eso sí, en sus últimos días pareció arrepentirse y escribió el Libro de Eclesiastés, para aconsejar a sus sucesores que no siguieran su ejemplo y que se alejaran de las vanidades materiales del mundo. Aún así, su pecado causó que el gran Reino de Israel comenzara a resquebrajarse en dos. A su muerte en el año 928 a.C., su hijo Roboam accedió al trono y comenzaron las tensiones entre las tribus sureñas de Judá y Benjamín y las otras del norte lideradas por un ex funcionario de Salomón llamado Jeroboam. Los norteños se habían vuelto cada vez más pecadores y corruptos, pero parece que la gota que colmó el vaso fue una subida de impuestos por parte del hijo de Salomón. El sur tampoco es que fuese totalmente fiel a Dios, pero al menos no se habían olvidado de él. Con toda esta mierda encima, el Reino de Israel quedó dividido en dos: al norte el Reino de Israel, con capital en Siquem; y al sur el Reino de Judá con capital en Jerusalén. Lo peor estaba por llegar.
ISRAEL Y LA BIBLIA 3: EL REINO DIVIDIDO Y CONQUISTADO
El reinado de Salomón empezó muy arriba, pero al final se llenó de vicios, corrupción y pecados. Encima jodió a la gente con impuestos muy altos. Con todo esto, las tribus del norte se rebelaron contra el sucesor, Roboam, quien aumentó la carga tributaria, y comenzó la división de Israel en dos reinos. Al norte continuó el Reino de Israel, con capital en Siquem; y al sur se formó el Reino de Judá, con capital en Jerusalén. El Reino Dividido: Israel y Judá Fue Jeroboam I quien lideró esta rebelión contra el sur, contra Roboam, y extendió la idolatría por las diez tribus del norte. Para ello creó dos altares con becerros de oro, uno en Betel y otro en Dan, para no tener que ir todos los años a Jerusalén a celebrar la Pascua. Además Jeroboam se alió con Shesonq I, faraón de Egipto, conocido en la Biblia como Sisac, que acabó saqueando Jerusalén y todas sus riquezas, aunque Roboam siguió gobernando, pero como súbdito. Los sucesores de Jeroboam mantendrían luchas constantes contra Judá y los filisteos. En Judá, durante el reinado de Asa, se prohibieron los cultos a ídolos y echaron a todos los paganos, así como a los egipcios. Aliado con el rey sirio Ben-Hadad luchó contra Israel, cuyas luchas se intensificarían con el reinado de la dinastía de Omrí en el norte, que acababa de subir al trono tras sangrientas luchas internas. Este Omrí, en el año 885 a.C., trasladó la capital de Israel a Samaria, una ciudad construida estratégicamente sobre una colina. Para estar mejor protegidos firmó un acuerdo con la ciudad fenicia de Sidón, casando a su hijo y sucesor Acab con Jezabel, hija del rey fenicio. Este matrimonio abrió de nuevo la puerta al culto de dioses fenicios al Reino de Israel, algo que el profeta Elías no vio con buenos ojos. Cuando Acab llegó al trono levantó en Samaria un templo a Baal y un palacio conocido como la casa de marfil. Luchó contra los asirios de Salmansar III en la Batalla de Qarqar junto a una gran coalición de reinos sirios y egipcios. Los asirios se retiraron, pero volverían. Atalía, hija de Acab, contrajo matrimonio con Joram de Judá, y esto dio lugar a un pequeño periodo de paz y reunificación entre los dos reinos. Pero esta tía resultó ser una loca de mucho cuidao, pues reinó con tiranía y trató de imponer el culto a Baal en Jerusalén. Trató de matar a todos los miembros de la casa de David, incluido a su nieto y sucesor, que por suerte sobrevivió. Este era Joás, que fue ungido rey. Atalía acabó asesinada y el templo a Baal en Jerusalén reducido a cenizas. El conflicto entre ambos reinos volvía a la carga. En el año 841 a.C. Jehú hizo algo parecido a lo de Joás. Dio un golpe de estado en Israel, mató al pagano de Acab, echó a Jezabel a los perros y purgó a su pecadora familia. Tras eso fue ungido rey con la aprobación del profeta Eliseo y destruyó el templo a los baales de Samaria. Jonás y la ballena. Este pequeño libro de la Biblia se sitúa más o menos por esta época. En él se cuenta la historia de Jonás, un profeta al que Yahvé encarga ir a predicar a la ciudad asiria de Nínive, la nueva potencia de Mesopotamia. Jonás se negó y trató de huir en un barco, pero en medio de una tempestad la tripulación le arroja al mar. Tras eso, un enorme pez se lo traga y Jonás está tres días en sus tripas rezando hasta que lo vomita en la costa. Jonás, flipando, acepta ir a Nínive a anunciar que en 40 días sería destruida. Los habitantes ayunaron y Dios les perdonó, y Jonás quedó como un gilipollas, aunque al final se hace amigo de Dios. Los asirios acabaron con el Reino Arameo de Damasco gobernado por Hazael en el 806 a.C. Jeroboam II fue coronado rey de Israel en el año 787 a.C., y, como volvieron al paganismo, sus sucesores acabaron pagando tributos al rey asirio Tiglat-Pileser III. Sin embargo, el último rey de Israel, Oseas, que había sido impuesto por el asirio, se sublevó contra Sargón II en el año 722 a.C. Error. La ira de Asiria no se hizo esperar: Israel desapareció y pasó a formar parte del Imperio Asirio. Tras esto hubo miles de deportaciones, lo que hizo que esta gente perdiese su identidad original. Ahora son conocidos como las 10 tribus perdidas. Paganos de otras naciones fueron llevadas a Samaria para que se mezclaran con los israelitas que quedaban, y de ahí salieron los samaritanos, que serían como apestados para los judíos pues adoraban a Yahvé, pero a su vez lo mezclaban con cultos extranjeros. Muchos afortunados israelitas norteños lograron huir al sur tras la invasión, a Judá, gobernado por Acaz, y la población en este reino creció como la espuma. Su sucesor, Ezequías, tuvo que ampliar el templo y las murallas de la ciudad, porque no cabían todos. Además construyó la piscina de Siloé para poder tener una fuente amplia de agua potable en la ciudad. También luchó contra el culto a la serpiente Nehustán. Pero malos tiempos llegaron debido a los insaciables asirios, especialmente con Senaquerib, que asediaron la ciudad de Laquis y después cercó Jerusalén. Ezequías estaba acojonado, pero según la Biblia, Dios le echó un capote en forma de ángel, que mató esa noche a casi 200.000 asirios. Parece ser que lo que realmente pasó fue una epidemia de peste que diezmó a los enemigos y tuvieron que salir por patas. El profeta Isaías, uno de los más grandes del judeocristianismo, vivió en esta época. No sólo predijo la peste que acabaría con la amenaza asiria, sino que predijo cosas más lejanas en el tiempo, como el exilio a Babilonia, la llegada de un mesías y una Jerusalén gobernando en el mundo entero. Pero fue encarcelado por el rey Manasés, un soberano judío que había permitido el vasallaje de los asirios, e incluso había permitido su culto en Jerusalén. A pesar de su paganismo y represión, acabó siendo perdonado por Dios. En el año 640 a.C. el trono de Judá fue a parar a Josías, y poco tiempo después el sacerdote Helcías encontró un libro de la Torá perdido desde hacía mucho tiempo. Todo parece indicar que ese libro fue el Deuteronomio, y esto condujo a reformas en el culto muy importantes, ya que comprobaron que llevaban siglos violando la ley de Dios. Algunas reformas fueron la centralización del culto en Jerusalén o nuevas liturgias para el Pésaj, la Pascua, la conmemoración de la salida de Egipto. También se utiliza más ampliamente la menorá, el candelabro de siete brazos, que representa la zarza ardiente. El reinado de Josías fue muy próspero, pero tras la caída de Asiria en el año 609 a.C. se enfrentó al faraón Necao II y acabó muerto. Este faraón tomó Judá e impuso como rey vasallo a Joaquim. Otro gran profeta de la época fue Ezequiel, que seguramente os sonará por esta escena: Poco después el rey babilonio Nabucodonosor II derrotó a Necao II en la batalla de Karkemish y tomó el control de toda la zona. Invadió Jerusalén y deportó al rey Jeconías, conocido también como Joaquim II o Joaquín. También deportó al profeta Ezequiel y otros israelitas e impuso otro rey como vasallo, Sedecías, en el año 589 a.C. No tardó Sedecías en rebelarse contra el poder babilónico y estos fueron a tomar Jerusalén. El profeta Jeremías, hijo de Helcías, le advirtió que no se opusiese a Nabucodonosor, ya que de lo contrario lo destruiría todo, incluido el Templo de Salomón. Sedecías no le hizo caso y los babilonios lo destruyeron todo y a él le mataron a los hijos y después le sacaron los ojos. Era el año 586 a.C., y aquí comienza el Destierro de los judíos a Babilonia, donde vivirían los próximos cincuenta años hasta la llegada de Ciro el Grande, rey de Persia. No todos los judíos fueron deportados, sino que se quedaron los más pobres, aunque gran parte de ellos acabaron huyendo a Egipto, como hizo el profeta Jeremías, que escribiría el Libro de Lamentaciones. DESTIERRO EN BABILONIA Los judíos desterrados comenzaron su nueva vida en La Ramera, como llamaban a la ciudad babilónica. ¿Por qué? Porque allí todo era perversión, materialismo, paganismo. Había mercados de mujeres, prostitución, cultos a multitud de dioses… Los judíos lo iban a pasar muy mal, primero vivieron en barriadas llamadas juderías, aunque con el tiempo fue prosperando hasta hacerse un hueco en las clases más acomodadas. Pero para evitar que toda su historia y cultura cayesen en el olvido comenzaron a recopilar las historias sobre sus patriarcas, profetas y grandes personajes y juntos fueron conformando el Tanaj, o Antiguo Testamento. Durante este periodo, La Biblia nos cuenta la historia del profeta Daniel, un chaval de 14 años que llegó en este exilio a la ciudad caldea. Demostró que era un joven espabilado al defender en un juicio de adulterio contra una mujer llamada Susana. Probó mediante un hábil interrogatorio que la mujer era inocente y que los acusadores mentían. Poco después Nabucodonosor escogió a cuatro jóvenes hebreos para que fuesen educados para entrar a servir al rey. Uno de ellos fue Daniel, que aprendió mucha de su tradición literaria y costumbres. Ya en la corte, el rey tuvo un sueño muy chungo. Pidió a sus astrólogos que le dijesen qué significaba. La cosa es que les dijo que había olvidado el sueño, para evitar que le mintiesen. Pero ninguno le dio una respuesta satisfactoria. Y aquí apareció Daniel, que se hizo eco del tema y le dijo que él podría resolver el misterio junto a sus tres compañeros. Esa noche, Daniel soñó con el sueño del rey, en plan Inception, y le explicó lo que significaba. Soñó con una estatua colosal con pies en parte de barro y en parte de hierro, piernas de hierro, cadera de bronce, cuerpo de plata y cabeza de oro. Le dijo que su cabeza era su imperio, el babilónico, pero era un imperio con pies de barro, fácil de destruir. Los otros metales simbolizaban a sus futuros conquistadores: Persia, los griegos y finalmente los romanos, cuyo imperio acabaría dividido en dos... como las piernas. El rey flipó y le dio al chaval un puestazo en la corte. Esta historia viene a ser como el remake de José en Egipto. Durante el reinado de Nabónido, su hijo y corregente, Baltasar, hizo llamar a Daniel con urgencia. Baltasar estaba bebiendo de unos vasos robados del Templo de Jerusalén cuando unas letras espectrales aparecieron de pronto. Daniel descifró el texto en arameo que decía que la conquista persa era inminente. Y así fue. Los israelitas fueron liberados y Daniel se quedó en la corte de los nuevos regentes. Un día, unos persas denunciaron a Daniel ante el nuevo líder, un tal Darío el medo, quizás gobernador. Le encerraron en un foso lleno de leones pero estos ni le tocaron. Darío, to loco, le sacó de allí y echó en su lugar a los que le habían denunciado. Daniel se quedó a vivir en Babilonia durante el reinado de Ciro el Grande, pero no se sabe qué más pasó con él, solo que tuvo sueños profetizando al imperio romano y a un mesías. DOMINIO PERSA, MACEDONIO Y ROMANO Como ya he dicho, en el año 539 a.C. el Imperio Babilónico cayó en manos de los persas dirigidos por Ciro el Grande. Este liberó a los judíos, les permitió volver a su tierra y les dejó profesar el culto que prefiriesen. Los persas se extendieron por todo Oriente Próximo y lo cierto es que los países sometidos a ellos estaban bastante contentos. Organizativamente eran bastante pros, y unificaron pesos, medidas y monedas por todo su imperio. Además daban libertad total a sus satrapías siempre y cuando pagasen sus correspondientes tributos, que no eran abusivos. Los israelitas pudieron volver a Jerusalén, primero guiados por el que sería su nuevo gobernador, Zorobabel, nieto del rey Jeconías, y años después un segundo grupo salió de Babilonia guiados por el profeta Esdras, con la primera versión de la Torá en sus manos. Poco después, otro que ayudó a más israelitas a regresar a Sión fue el profeta Nehemías, que vivía lujosamente en la corte del rey persa Artajerjes, pero que decidió regresar a Jerusalén al enterarse de las penurias que estaban pasando los regresados. Acabaría convirtiéndose en gobernador de Judea en el año 445 a.C. Otros profetas destacados fueron Zacarías y Malaquías, quienes profetizaron también la venida de un mesías. Mientras tanto, en la región de Samaria, los samaritanos veían con malos ojos el prestigio del templo de Jerusalén, y decidieron hacer ellos uno propio en Garizim. Con esto, se volvía a poner sobre la mesa la antigua rivalidad entre el norte y el sur. También durante este tiempo se creó la primera sinagoga, un lugar separado del templo, cuya función no era el culto sacerdotal, sino la lectura e interpretación de los textos sagrados de donde más adelante saldría la primera versión del Talmud. También por esta época tienen lugar los hechos del Libro de Ester, un pequeño cuento que trata de cómo una judía acabó siendo esposa de Asuero, identificado con Jerjes rey de Persia. Otro libro famoso es el del Santo Job, un tipo con una paciencia infinita. Job vivía una buena vida, pero un día Satán retó a Dios diciendo que el amor que Job le tiene es porque es rico, feliz y tiene muchos hijos, no porque realmente lo amase. Y se lo intenta demostrar mandándole multitud de desgracias. Le manda enfermedades, ataques de nómadas, mata a su ganado, le deja pobre, hace que su mujer se pire e incluso se carga a sus hijos. Y después de esto Job sigue siendo fiel a Dios. Y éste, habiendo demostrado que Satán se equivocaba, restituye su felicidad anterior por dos. En el año 331 a.C. llegó Alejandro Magno y todo el Imperio Persa se fue a tomar por el culo. Los judíos convencieron al macedonio para que no atacase Jerusalén, y le enseñaron las profecías de Daniel que hablaban de él. Decían que se levantaría un rey valiente que dominará con gran poder, pero su reino sería quebrado no por su descendía sino repartidos a los cuatro vientos del cielo. Y eso pasó. Tras su muerte, el imperio macedonio se repartió entre los diádocos, como Ptolomeo en Egipto y Levante y Seleuco en Babilonia y Siria. El problema llegó con Antíoco IV, rey seléucida, que luchó contra los Ptolomeos y acabó saqueando Jerusalén. Además prohibió el culto a Yahvé para imponer a los dioses griegos. Un sacerdote judío llamado Matatías el Asmoneo, junto a sus cinco hijos, instigó una revuelta contra el Imperio Seléucida cuando los griegos construyeron un templo a Zeus y sacrificaron un cerdo en su honor. Uno de los hijos de Matatías, Judas Macabeo, lideró a los judíos disidentes en contra de los invasores. Tras la victoria en el 160 a.C., Jonatán Macabeo, otro de los hermanos, fue nombrado Sumo Sacerdote. Veinte años después, Simón Macabeo logró la independencia política completa para la región y fundó la Dinastía Asmonea. La victoria de los asmoneos sobre los griegos es conmemorada todos los años por los judíos en la fiesta conocida como Jánuca, la fiesta de las luces. Durante esta época surgió un pueblo árabe algo misterioso llamado los Nabateos, cuya capital estuvo en Petra, que seguramente os sonará por el final de Indiana Jones y la última cruzada.Esta gente nómada se convertiría en un buen aliado para los asmoneos. En esta misteriosa y enorme ciudad esculpida en la roca surgirían muchas leyendas entre los beduinos, como lugar donde vivían los Djinn, genios y demonios del folklore árabe. Los judíos se interesaron por el nuevo Egipto helenizado y muchos se instalaron en la ciudad de Alejandría, donde se respiraba un clima de libertad religiosa. Fue allí donde el Antiguo Testamento, el Tanaj, fue traducido al griego por primera vez, en la llamada versión de los setenta, la Septuaginta. También durante esta época tomaron importancia sectas judaicas como los Fariseos (judíos ortodoxos que se hicieron con el control del culto oficial e instauraron las sinagogas y el papel del rabino). Estos eran partidarios de seguir la lucha contra los griegos para lograr la independencia total. No como la otra división de los macabeos, los Saduceos (rivales de los fariseos que querían dejar de luchar y que negaban la vida después de la muerte y los ángeles). Otra grupo que apareció en esta época fue la de los Esenios (monjes que se preparaban para un reino mesiánico inminente), escritores de los famosos rollos del Mar Muerto. Y más adelante aparecerían los Zelotes, una especie de kale borroka judía. Salomé Alejandra fue la última reina de una Judea totalmente independiente, ya que poco después de su muerte llegaría una guerra civil entre los asmoneos y la llegada de los romanos. En el año 64 a.C. Pompeyo hizo que prácticamente todo Oriente Próximo tuviese que pagar tributos a Roma, y conquistó Jerusalén. Eso sí, el politeismo romano al parecer no entraba en conflicto con el culto a Yahvé. "Otro dios más", pensarían. Pompeyo permitió a los israelitas seguir con su primitivo culto. El reino asmoneo, sumido en una guerra civil entre dos hermanos y entre facciones judías, se fue a la mierda y fue dividido en varias provincias: Galilea, Samaria, Judea, Perea e Idumea, cuyos habitantes descendían de los edomitas. (ESTO ESTÁ MAL) La resistencia aguantó tres años en la ciudadela de Masseda, y cuando ya no pudieron más, los casi mil judíos que quedaban, a las órdenes de Eleazar ben Yair, se suicidaron antes de ser sometidos por los romanos. En el año 37 a.C., un idumeo se alzó como rey de los judíos: Herodes el Grande, al que ponemos en los belenes en Navidad. Este tío construyó mucho, como por ejemplo la gran explanada elevada sobre la que se reconstruyó el templo y que aún hoy perdura en parte. También se hizo un palacio y la fortaleza Antonia, dedicada a su amigo Marco Antonio, que en aquellos años estaba ya tirándose a Cleopatra. Pronto ambos morirían y Roma se convertiría en un Imperio. No faltaba nada para que naciese el mesías que los israelitas llevaban tanto tiempo esperando: Jesucristo. ISRAEL Y LA BIBLIA 4: LA ERA DE JESUCRISTO - Evangelios y los Hechos de los Apóstoles Jesucristo, quizás uno de los personajes más relevantes en la cultura contemporánea occidental. ¿Existió realmente este profeta o mesías? Es probable que sí, al igual que otros profetas como Buda o Mahoma. En este episodio vamos a conocer su historia a través de la Biblia, pero también a través de otras fuentes, para tratar de dilucidar hasta qué punto esta figura que dividió al judaísmo y dio origen al cristianismo es real o un mito. Para empezar, Jesús no nació un 25 de diciembre del año 1 a.C., es decir, justo al inicio de nuestra Era Cristiana como marca nuestro calendario, sistema atribuido a Dionisio el exiguo. Parece que este monje metió la gamba con sus cálculos. Ahora se sabe que Jesucristo pudo haber nacido entre los años 7 y 4 a.C. Lo del 25 de diciembre ya explique que fue un invento o bien del emperador Constantino o bien del Concilio de Nicea para eclipsar la celebración de la fiesta romana pagana del Sol Invictus, y hacer que la conversión a la nueva religión oficial, el cristianismo, no fuera tan complicada. Con el nacimiento de Jesucristo comienza el Nuevo Testamento, y su vida está narrada en los cuatro Evangelios, el de Mateo, Lucas, Marcos y Juan. LOS EVANGELIOS: LA VIDA DE JESÚS Esta historia comienza cuando el Arcángel San Gabriel anuncia a María, una virgen de la ciudad galilea de Nazaret, que va a tener un hijo, pero no de su esposo, José, sino directamente de Dios, cumpliéndose así la profecía de Isaías de un mesías. Meses después, un censo obliga a María y José a ir a Belén y la mujer se pone de parto por el camino, así que se guarecen en un pesebre. Los rumores del nacimiento de un mesías se expande por todo el lugar y hasta unos magos de Oriente –quizás provenientes de Ur- llegan a Jerusalén guiados por una estrella. Al llegar preguntaron al Rey de Judea por aquel entonces, Herodes el Grande, por el “rey de los judíos que acaba de nacer”. La reacción de Herodes fue “¿qué me estás container?”, y ordenó cargarse a todos los recién nacidos de la zona. La que liaron los putos Reyes Magos. Este hecho es conocido como la Matanza de los Inocentes, y nosotros lo celebramos cada 28 de diciembre gastando bromas. Al parecer el origen de esto tiene lugar en la Francia medieval, donde la Iglesia trató de tapar una fiesta pagana conocida como la Fiesta de los Locos y también para rebajar el nivel de gore de una fiesta que debería ser algo bonito. Pero volviendo a Judea, los reyes magos logran visitar al niño Jesús, le hacen regalos y demás, pero el peligro se cierne sobre la familia, así que se piran a Alejandría durante dos años, para volver tras la muerte del tirano. Jesús se cría en la ciudad de Nazaret ayudando como becario en la carpintería de su padre. A los 12 años, la familia viaja a Jerusalén, como todos los años a celebrar la Pascua en el Templo. María y José se iban a pirar cuando se dieron cuenta de que Jesús no estaba con ellos. Al final le encontraron filosofando con los ancianos del templo. El chaval se había venido arriba con eso de la religión. Vieron que era listo, se manejaba en su arameo natal, en hebreo, usado para los textos sagrados, y además también en el griego koiné. Este es uno de los pocos hechos que se nos cuenta sobre la infancia del chaval, porque pronto pasamos a su treintena. ¿Qué pasó durante este lapso? No se sabe, pero algunos evangelios apócrifos, como el de Tomás, hablan de un joven Jesús un poco malote, que usaba sus poderes para dejar tetrapléjicos a los que le miraban mal, pero que con el tiempo aprende a hacer el bien. También en estos textos, considerados un poco como fanfics, se dice que tiempo después el chaval pudo haber ido de interrail por Alejandría, Roma, Éfeso, Rodas, Babilonia e incluso haber llegado a algún lugar de la India, donde se embutió de budismo para su filosofía personal y sería conocido como Isa. Los musulmanes también llaman a Jesús de esta forma, y le veneran como un profeta bastante importante. La diferencia aquí es que no creen que fuera hijo de Dios, ni su crucifixión ni su resurrección. A la vuelta de sus viajes, su primo, el profeta Juan el Bautista, le bautizó en el río Jordán a los 30 años, y el Espíritu Santo –que en términos de Star Wars sería como la fuerza-, en forma de paloma blanca, descendió de los cielos. Fue el Espíritu Santo este quien guió a Jesús al desierto. Allí el hombre tuvo una prueba de fe, superando las tentaciones de Satanás durante 40 días de ayuno. Casi nada. Tras superarse, Jesucristo estaba listo para comenzar a predicar la llegada del Reino de Dios en la tierra, especialmente por Cafarnaún, en Galilea. Para esta tarea comenzó a rodearse de gente a la que fue reclutando, los doce apóstoles. Muchos eran pecadores, que acabaron arrepentidos y uniéndose a la causa de un mundo mejor, más justo, de igualdad, amor y de perdón a los enemigos que predicaba el Yisus. Pedro, un pescador con pocas luces, su hermano Andrés, Santiago el Mayor y su hermano Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, que era recaudador de impuestos, otro Santiago, Judas Tadeo, Simón el Zelote y Judas Iscariote, el traidor, que después sería sustituido por Matías. Se cree que María Magdalena fue otra de sus apóstoles, e incluso, según algunos textos apócrifos, que llegó a ser su esposa y depositaria de una tradición cristiana feminista ocultada por la iglesia católica. Para ello el papa Gregorio el Grande la puso de prostituta, para rebajar su papel, cosa que no pasa en la Iglesia Ortodoxa. A Jesús le encantaba contar parábolas, que son como chascarrillos con mensaje. La más famosa, la del hijo pródigo. La del hijo que pide la herencia a su padre para gastárselo en putas y luego vuelve to jodido pidiendo que le trate como un jornalero para poder comer algo, y su padre lo acogecomo un rey, con una fiesta, porque ha recuperado a un hijo perdido. Una parábola a favor de la misericordia. O también la parábola del buen samaritano, en el que un tipo herido en mitad de un camino no es ayudado ni por un sacerdote ni por un levita que pasaban por allí, pero sí por un samaritano, que como conté en el episodio anterior, eran vistos por los fariseos como parias. El paria es al final el único que ayuda al hombre, definiéndose así por sus acciones, y no por el nombre, rango, etnia o religión. Jesús respetaba a los paganos, y eso hinchaba las pelotas a los otros judíos. Uno de los momentos míticos fue su Sermón de la Montaña, donde Jesús expuso las principales disciplinas de su judaísmo free style, que sería conocido años después como cristianismo. Estas disciplinas son por ejemplo las Bienaventuranzas y el Padrenuestro. Su mensaje era de perdón a enemigos, expiación de los pecados, igualdad entre el hombre y la mujer, no a sacrificar animales a Dios –ya se iba a sacrificar él-, basta de cortar prepucios, ayudar al pobre, al prójimo y nada de lapidar a prostitutas, que salvó unas cuantas. “Aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, dijo. Y nadie tiró piedras. Todo esto rompía un poco con el judaísmo tradicional, bastante sectarizado, especialmente por los que controlaban el cotarro, los fariseos. Jesús se metía mucho con ellos, les acusaba de ser unos hipócritas. De enriquecerse a base de los devotos. De hecho, en una de sus visitas a Jerusalén, Yisus se enfadó mazo porque habían convertido el templo en un mercadillo. Pero Jesucristo no era el típico que hablaba mucho y luego nada. El tío hizo milagros, un montón, como curar enfermedades, hacer exorcismos, resucitar a tres muertos y muchas otras cosas. Fue en el pueblo de Betania donde resucitó a Lázaro diciendo “Levántate y anda”. Probablemente este sea el primer caso zombie de la historia. Otro día estando en el mar de Tiberiades con una multitud multiplicó los panes y los peces para dar de comer a todos. Y una noche hasta llegó a caminar sobre las aguas. Poncio Pilato fue el prefecto de la provincia romana de Judea a partir del año 26, y gobernaba desde la ciudad costera de Cesárea Marítima, pero se desplazaba con sus soldados a Jerusalén en ciertas festividades, en las que podía haber follón. Fue en el año 30 cuando Jesucristo entró a Jerusalén montado en un asno y siendo aclamado por las multitudes. Iba a celebrar la Pascua. Sería la última. Para nosotros, este día es conmemorado el Domingo de Ramos, cuando empieza la Semana Santa. Muchas de estas fiestas tienen origen pagano, y su fecha cambia cada año porque son los astros quienes marcan la fecha. En concreto la Pascua se celebra el primer domingo de luna llena tras el equinoccio de primavera. La Última Cena se conmemora el Jueves Santo. El Viernes Santo la Pasión y crucifixión. Y acaba con el Domingo de Pascua, la resurrección. Durante la Última Cena, Jesús reunió a todos los Apóstoles y les instruyó en la Eucaristía. El pan y el vino representarían el cuerpo y sangre de Cristo resucitado, quien actuaría como redentor que quitaría el pecado del mundo. Aquí Jesús usó el cáliz, el Santo Grial, que luego daría lugar a multitud de leyendas. Les dijo que iba a morir y que uno de ellos le traicionaría. Y es que los fariseos, liderados por el Sumo Sacerdote Caifás, estaban muy enfadados con el mesías este, y presionaron a los romanos para que lo arrestaran, porque decían que la quería liar durante las fiestas. Y aquí viene una curiosidad. ¿Por qué algunos en Estados Unidos pintan huevos en Pascua? Según el cristianismo ortodoxo, María Magdalena predicó en Roma el evangelio, y el emperador romano Tiberio se rió de ella. Le dijo que era igual de probable la resurrección de Cristo que un huevo que sostenía se pusiera rojo. Y el huevo se puso rojo. Ahora los huevos de pascua son secretos en los videojuegos y en las películas, qué cosas, ¿eh? Por la noche, en el huerto de los Olivos, Jesús oró a solas y sudó sangre. Tenía miedo, pero al final aceptó su destino. Judas llegó y le dio un beso, con el que le traicionaría por 30 monedas de plata. Los romanos le cogieron, aunque Pedro sacó su espada para defenderle y le cortó la oreja a uno de los soldados. Jesús le paró diciéndole básicamente que la violencia solo generaba más violencia, y le regeneró la oreja al soldado. Que aún así se lo llevó preso el hijo puta. Caifás quería lapidarle, pero hacer eso en Pascua podría causar indignación, así que le pidió a Pilatos que le castigara él con el castigo romano, la crucifixión. Pilatos no quería cargárselo, era un tío popular y se podía liar, pero Caifás fue muy insistente. En un intento por salvarle, dio al pueblo judío la opción de perdonar la vida a un preso: Barrabás, asesino confeso; o el pobre Yisus, acusado de desorden público y blasfemias. En contra de lo esperado, el pueblo eligió a Barrabás, Pilatos se lavó las manos y Jesús fue torturado a latigazos. Durante su pasión llevó la cruz y la corona de espinas hasta la colina del Gólgota, a las afueras de la ciudad. Es el famoso Viacrucis que representamos en las procesiones de Semana Santa con encapuchados rollo el Ku Klux Klan. El origen del capirote viene de los tiempos de la Inquisición, donde los condenados eran obligados a llevar el gorro y el sanbenito, una prenda que les marcaba como mala gente. Volviendo al Gólgota, allí Jesús fue crucificado ante la mirada de su madre y María Magdalena. Y también estaba el tío-abuelo de Jesús, José de Arimatea. Judas, arrepentido, acabó ahorcándose, y Pedro, al que Jesús había dicho que le negaría tres veces, acabó negándole como predijo. El mesías acabó muriendo y un soldado le clavó una lanza en el costado, la famosa lanza de Longinos, conocida por la leyenda como la lanza del destino. Estuvieron a punto de hacer una peli de Indiana Jones sobre esto, y al final sacaron la historia en cómic. El caso es que una vez muerto, Jesús fue envuelto en un sudario, la Sábana Santa, y metido en el Santo Sepulcro. Tres días después resucitó. María Magdalena fue la primera en verle y fue corriendo a avisar a los apóstoles. Estuvo con ellos 40 días y les dijo que predicasen por todo el mundo su mensaje, y después ascendió a los cielos y desapareció. LOS HECHOS DE APÓSTOLES Tras la muerte de su maestro, en el siguiente Pentecostés, el Espíritu Santo dio fuerzas a los apóstoles para comenzar un viaje por medio mundo con el objetivo de predicar el evangelio y extender la religión cristiana, una religión que sería perseguida durante mucho tiempo. De hecho, en esta época no era ni religión, sino una secta del judaísmo. Uno de sus perseguidores fue Pablo de Tarso, un fariseo que lapidó a Esteban, el primer mártir del cristianismo. Pablo fue a Damasco para cazar a más seguidores de Cristo, pero durante el camino este se le apareció y le dejó ciego. Ahí Pablo comenzó a creer. Ananías fue a visitarle y le curó de su ceguera, y después fue bautizado. Pablo se convirtió en uno de los apóstoles clave, y suyas son las cartas o epístolas de San Pablo. Predicó en Antioquía, donde los seguidores de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez, y en Éfeso, para contrarrestar el culto a Artemisa, que tenía un templo la leche de grande, otra de las maravillas del mundo antiguo. En el año 46 emprendió viajes como misionero por el Mediterráneo acompañado por Bernabé y Silas. Sus últimos días los pasó preso en Roma bajo el gobierno de Nerón. Pedro bautizó al primer romano en convertirse al cristianismo, Cornelio, pero más tarde fue arrestado en Jerusalén. Parece que un ángel le liberó y nunca más se supo de él. Se cree que acabó igual que Pablo, en Roma y torturado, e incluso que lo crucificaron al revés. Muchos cristianos tuvieron que pasar a la clandestinidad y esconderse en ciudades subterráneas, como los gnósticos, que crearon algunas protoiglesias en Alejandría, o los habitantes de Derinkuyu, en la Capadocia, una gigantesca ciudad subterránea de origen hitita donde llegaron a vivir más de 3.000 personas. Tenían un avanzado sistema de ventilación y un río subterráneo que les suministraba agua potable. Según el mito, pues aún hay muchas dudas sobre su veracidad, el apóstol Santiago el Mayor, también llamado Jacobo, acabó llegando a un poblado romano llamado Aseconia, en Hispania, que más tarde se llamaría Santiago de Compostela, y su ruta dio origen al Camino de Santiago, que muchos peregrinos recorren actualmente. Otros apóstoles fueron al sur, a África, como Felipe, que fue a Cartago. Además parece que llegó a Etiopía, y de su evangelización nacería la Iglesia Ortodoxa Etíope. Luego se reunió en Persia con Judas Tadeo. Allí serían asesinados. Igual suerte corrió Tomás en la India. Por otro lado, Jesucristo se le apareció a José de Arimatea poco después de resucitar, y le dijo que custodiase el Santo Grial. Y eso hizo, junto a María Magdalena y otras mujeres, posiblemente apósteles de esta tradición cristiana femenina perseguida, que llegaron hasta Francia y allí evangelizaron a todos los que pudieron. Según la leyenda, el Grial acabó en Inglaterra, concretamente en Glastonbury. En el año 60 más o menos, Marcos el evangelista comienza a poner por escrito la historia de Jesús en su evangelio, a través de su amistad con Pablo Tarso. Acabaría asentado en Alejandría, Egipto, como obispo, fundando la Iglesia Copta. Por la misma época, Mateo, el recaudador de impuestos, también escribió su versión de los hechos. Lucas, un médico griego también amigo de Pablo, escribió para su gente el 3º de los evangelios. Y finalmente Juan, el más joven de los apóstoles, escribió el último para dar una versión complementaria a los otros. San Juan acabaría recluido en la isla de Patmos, donde tuvo visiones muy extrañas. Eso le inspiró para el último libro del Nuevo Testamento y de la Biblia: Revelaciones, mejor conocido como el Apocalipsis. Mientras tanto, en Judea, en el año 66, comenzó la 1º Guerra Judeo-Romana. En aquella época el lugar era un caos guerracivilesco entre las diferentes facciones: zelotes, saduceos, idumeos, griegos. Además se enteraron que el procurador romano había robado dinero del templo de Cesárea. Aquí aparece Flavio Josefo, un fariseo que se rindió a Roma y acabaría de historiador y negociador entre ambos bandos. El emperador Vespasiano mandó a su hijo Tito a pacificar a los judíos, pero acabaron a pedradas y en el año 70 el romano destruyó el 2º templo y solo quedó la pared occidental de la enorme plataforma construida por Herodes, el conocido Muro de las Lamentaciones. Poco después, el rabino Yohanan ben Zakai pudo formar una asamblea, el Sanedrín de Yavne, la semilla del judaísmo rabínico. Con el paso del tiempo comenzaría a coger forma la primera versión del Talmud, un libro que recoge discusiones e interpretaciones de la Torá por parte de sabios judíos a lo largo de los siglos. Si un día ves a un tipo leyendo y moviendo mucho la cabeza es que es un talmudista. En el año 113 comenzó la 2ª guerra judeo-romana cuando Trajano se puso duro con la religión judía y en el 132 estalló la tercera. Simón Bar Kojba se rebeló contra los imperialistas romanos por prohibiciones varias y por los rumores de que iban a levantar un templo a Júpiter donde estaban las ruinas del Templo de Jerusalén. Gracias a este guerrero, el Reino de Israel volvió a ser independiente… durante tres años. Los romanos se cargaron a los rebeldes y Jerusalén fue arrasada otra vez por completo y sobre ella edificaron otra ciudad: Aelia Capitolina. Además, para tocar aún más los cojones, los romanos deportaron a miles de judíos a otros lugares del imperio en la llamada 2ª Diáspora y llamaron a toda la región Palestina, por los peleset, los filisteos, sus antiguos enemigos. Los judíos se dispersaron por el mundo durante siglos y siglos, hasta que tras el holocausto de la 2ª Guerra Mundial se creó el Estado de Israel y muchos pudieron volver a su añorada tierra. Ahora podrían volver a reconstruir el templo… y, mierda, descubrieron que alguien había construido una mezquita en ese lugar.
Historia de los judíos: Una guía fascinante de la historia de los judíos, desde los antiguos israelitas hasta la Segunda Guerra Mundial, pasando por el dominio romano