Estudio de Caso Teoría Información

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1 https://www.eldiario.

es/internacional/theguardian/daniel-ellsberg-50-anos-despues-
filtrar-papeles-pentagono-he-arrepentido_1_8036831.html

2 https://alternativaseconomicas.coop/articulo/documentales-y-cine/pulso-periodistico-
al-poder

3 https://dialogoatlantico.com/2018/01/los-papeles-del-pentagono-dangerous-man-
america/

4 https://www.larazon.es/cultura/20220615/2idwy3menjeevgkvzw4ogtpkn4.html

5 https://www.bbc.com/mundo/noticias-43177434

6 https://www.debate.com.mx/opinion/Carlos-Ramirez-Indicador-Politico-Prensa-y-
poder-de-los-Papeles-del-Pentagono-y-Watergate-a-Assange-20220625-0328.html

7 https://www.ondacero.es/programas/por-fin-no-es-lunes/podcast/la-capsula-del-
tiempo-katharine-graham-figura-clave-en-el-escandalo-de-los-papeles-del-pentagono-
sobre-vietnam-y-el-caso-watergate_201806165b24eda00cf277405e661985.html

8 https://www.elconfidencial.com/mercados/2018-01-27/warren-buffett-washington-
post-papeles-del-pentagono-watergate_1512213/

9 https://www-nixonlibrary-gov.translate.goog/news/51st-anniversary-release-pentagon-
papers?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq#:~:text=Credit%3A%20The
%20New%20York%20Times,break%2Din%20and%20subsequent%20scandal.

10 https://es.wikipedia.org/wiki/Pentagon_Papers

11 https://www.clasesdeperiodismo.com/tag/pentagon-papers/

12 https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7913077

13 https://www.periodismoespecializado.es/un-caso-archivos-del-pentagono-en-espana

14 https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/The-Post-Los-archivos-del-Pentagono-
20171216-0010.html

15 https://www.elespanol.com/temas/papeles_del_pentagono/

16 https://www.metrolibre.com/cultura/pentagon-papers-y-el-periodismo-heroico-
MRML87835

17 https://rebelion.org/los-archivos-del-pentagono-la-ibertad-de-prensa-y-mucho-mas-
en-juego/

18 https://www.clarin.com/opinion/ano-times-post-reescribieron-historia-periodismo-
norteamericano_0_H1uLbVzIG.html

19 https://www.ecured.cu/Papeles_del_Pent%C3%A1gono
20 https://www.academia.edu/27612667/Los_Papeles_del_Pent%C3%A1gono_45_a
%C3%B1os_de_lucha_para_los_whistleblowers_y_la_libertad_de_expresi%C3%B3n

21 https://www.wsws.org/es/articles/2021/06/17/pent-j17.html

22 https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/04-29-2023-hadelman-y-erlichman-
genesis-del-watergate

23
https://www.democracynow.org/es/2021/6/14/pentagon_papers_leak_50th_anniversar
y

24 https://andaluciainformacion.es/andalucia/734367/los-papeles-del-pentagono-y-las-
fake-news-contra-nixon-viviamos-mejor/

25 https://elrinconcillodereche.blogspot.com/2018/01/los-archivos-del-pentagono-justo-
antes.html

26 https://semanariouniversidad.com/suplementos/watergate-las-cinco-guerras-nixon/

27 https://www.fantasymundo.com/los-archivos-del-pentagono-spielberg-la-libertad-
prensa/

28 https://www.latribunadeciudadreal.es/Cartelera/Z22F30B29-C771-0FA6-
F0180398F9E5C1C2/LOS-ARCHIVOS-DEL-PENTAGONO

29 https://es.wikipedia.org/wiki/Neil_Sheehan

En junio de 1971, el New York Times, el Washington Post y los principales periódicos de
EE.UU. tomaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando
sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del
gobierno que duró cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento,
Katharine Graham,del Post, seguía buscando su lugar como la primera mujer editora del
periódico, y Ben Bradlee ,el director, intentaba relanzar un periódico en decadencia.
Juntos, formaron un equipo improbable y a contra el intento sin precedentes de la
Administración Nixon de restringir la primera enmienda.
El argumento del film nos traslada a junio de 1971, cuando The New York Times y The
Washington Post defendieron  se conviertieron en adalides de la prensa libre informando
sobre los documentos del Pentágono, el llamado “Informe McNamara” sobre la Guerra de
Vietnam, y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno durante varias
décadas y cuatro presidencias.
Una de las primeras misiones fue la de ensuciar la reputación de Daniel Ellsberg, que fue
quien en 1971 filtró a los medios informativos los llamados Papeles del Pentágono, una
historia secreta de la Guerra de Vietnam. La publicación de los documentos en el New
York Times, el Washington Post y posteriormente otros rotativos hizo que Nixon se subiera
por las paredes y despotricara (así lo prueban sus cintas) contra Ellsberg, el movimiento
pacifista, la prensa, los judíos, la izquierda norteamericana y los congresistas de ideas
progresistas, a los que Nixon metía en el mismo saco. Aunque Ellsberg estaba siendo ya
investigado por cargos de espionaje, el equipo encabezado por Hunt y Liddy allanó la
consulta de su psiquiatra buscando información que pudiera manchar el nombre de
Ellsberg y socavar así su credibilidad entre el movimiento pacifista (…). En una grabación
del Despacho Oval fechado el 22 de febrero de 1971, Nixon decía: «A corto plazo, yo creo
que sería mucho más fácil acabar con esto al estilo dictatorial: matar a todos los
periodistas y seguir adelante con la guerra».

Esta semana se cumplen cincuenta años del día en que el periódico The New York Times
empezó a publicar fragmentos de los Papeles del Pentágono, 7.000 páginas de documentos
ultrasecretos sobre la participación de Estados Unidos en Vietnam desde la década de 1940;
una historia que el Pentágono ocultaba. La filtración de estos documentos permitió que se
conocieran las mentiras que el Gobierno había dicho durante años acerca de la guerra, y
reveló que incluso altos funcionarios creían que era imposible ganarla. Además, terminaría
contribuyendo al fin de la guerra en Vietnam y sería una gran victoria para la libertad de
prensa. El periódico difundió documentos que Daniel Ellsberg y Anthony Russo, que
trabajaban como consultores del Pentágono en la empresa RAND Corporation, habían
fotocopiado en secreto. Ellsberg había estado profundamente involucrado en la guerra en
Vietnam como analista de defensa y decidió arriesgarse a pasar el resto de su vida en la cárcel
por revelar la verdad sobre Vietnam. “Me habían mentido. Le habían mentido a todo el país.
Le habían estado mintiendo al Congreso sobre cuál era la situación”, dice Ellsberg. También
señala que, durante años, altos funcionarios gubernamentales supieron que la guerra tenía
“muy pocas probabilidades de ayudar a alguien y que sólo conduciría a un estancamiento
cada vez mayor”.
Esa labor quedó inicialmente al descubierto en 1971 (septiembre), cuando el investigador
asociado del Centro de Estudios Internacionales del Instituto Tecnológico de
Massachusetts, Daniel Ellsberg, filtró a The New York Times, un estudio secreto sobre el
rol que había jugado Estados Unidos en Indochina y que en su momento se bautizó como
“Los papeles del Pentágono”. Indignados por el hecho, los mencionados jefes de esta
‘guardia petroriana’ de la Casa Blanca ordenaron a “los plomeros” asaltar la oficina de
este siquiatra.

Esta semana se cumplen 50 años desde la publicación en el New York Times de Los
Pentagon Papers (los Papeles del Pentágono), que jugaron un papel importante en
galvanizar la oposición popular a la Guerra de Vietnam. La forma en que el
propio Times eligió conmemorar el aniversario proporciona un caso de estudio del
profundo giro hacia la derecha de los medios de comunicación y de todo el establishment
político en las cinco décadas de intervención.

En ninguna parte se expresa este cambio de manera más desnuda que en el silencio
sepulcral del periódico sobre el caso del editor de WikiLeaks encarcelado Julian Assange,
cuya persecución por parte de los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña plantea la
cuestión de los derechos democráticos básicos a la libertad de expresión y la libertad de
prensa de manera aún más aguda que los hechos de hace 50 años.

Los Papeles del Pentágono, oficialmente conocidos como los "Report of the Office of the
Secretary of Defense Vietnam Task Force” (Informes de la Oficina del secretario de
Defensa del Grupo de Trabajo en Vietnam)¹, fue un estudio interno de 7.000 páginas
realizado por el Pentágono sobre las políticas que lo llevaron a la guerra de Vietnam y su
continua escalada. El informe, que consta de 4.000 documentos y análisis secretos del
gobierno de Estados Unidos, expuso la criminalidad de la guerra y las mentiras que se le
dijeron al pueblo estadounidense para justificarlo.

Los Papeles del Pentágono proporcionaron una acusación condenatoria, no


principalmente de la administración republicana del presidente Richard Nixon, que
había asumido el cargo en 1969, el octavo año de la intervención militar
estadounidense, sino de sus predecesores demócratas, en particular Lyndon Johnson,
por invadir Vietnam y librar una brutal guerra de estilo colonial contra su pueblo
que cobraría la vida de 3 millones de vietnamitas y 58.000 soldados estadounidenses.

Los documentos fueron copiados en secreto y luego filtrados al Times por el exconsultor


del Pentágono de Rand Corporation, Daniel Ellsberg, quien se había convertido en un
decidido oponente de la guerra de Vietnam, dispuesto a arriesgar su vida para dar a
conocer estos documentos secretos al público estadounidense.

La primera entrega del informe del Times sobre los periódicos se publicó el 13 de junio de


1971. El impacto público de las revelaciones se amplificó inmensamente por la acción
cuasidictatorial de la administración de Nixon de obtener una orden judicial que imponga
una restricción previa en la publicación posterior de la serie del Times. Este acto de
censura y derogación de la garantía de libertad de expresión y de prensa de la Primera
Enmienda prácticamente no tenía precedentes en Estados Unidos.

Incluso cuando el Times se vio obligado a detener la publicación, el Washington


Post comenzó a publicar los artículos, solo para ser golpeado con una orden judicial
similar. Antes de que se resolviera el caso, el material había aparecido en 19 periódicos
estadounidenses diferentes. En apenas dos semanas, las medidas cautelares fueron
anuladas por una decisión de 6-3 de la Corte Suprema de los Estados Unidos.

En su editorial de 1971 sobre la decisión del tribunal superior, el Times comentó:


"Creemos que su significado más profundo cae en la conclusión implícita pero ineludible
de que el pueblo estadounidense tiene un presunto derecho de estar informado de las
decisiones políticas de su gobierno".

Cincuenta años después, los propietarios y editores del Times han repudiado a fondo


cualquier compromiso con este "presunto derecho" tanto de palabra como de hecho. El
periódico ha servido como socio indispensable del gobierno de Estados Unidos en la
promoción y fabricación de mentiras para justificar guerras imperialistas, desde las “armas
de destrucción masiva” que abrieron el camino a una guerra que se cobró la vida de un
millón de iraquíes, hasta la actual campaña de propaganda del “laboratorio de Wuhan” que
culpa a China por la pandemia de COVID-19 y la muerte de millones.

Hablando para el Times, el exeditor ejecutivo Bill Keller defendió en 2013 el papel del
periódico como un instrumento de propaganda estatal y un socio directo del gobierno en la
retención de información al público: "Estamos totalmente de acuerdo en que la
transparencia no es un bien absoluto", dijo. escribió. "La libertad de prensa incluye la
libertad de no publicar, y esa es una libertad que ejercemos con cierta regularidad".

La declaración se produjo en el contexto de la exposición de los crímenes de guerra de


Washington en Irak y Afganistán, el espionaje masivo del gobierno estadounidense al
pueblo de Estados Unidos y del mundo y las conspiraciones globales del imperialismo
estadounidense. Mientras el editor del Times celebraba la connivencia del periódico para
reprimir tales revelaciones, el gobierno de Obama perseguía implacablemente a quienes
habían hecho público esta información, principalmente Julian Assange, Chelsea Manning
y Edward Snowden.

Fue en esta misma vena reaccionaria que el Times marcó el 50 aniversario de los Papeles
del Pentágono. El ensayo principal de una sección especial publicada para la ocasión fue
escrito por David Sanger, corresponsal de seguridad nacional del periódico.

Sanger lamentó el surgimiento de "un conducto completamente nuevo para el público que
en gran medida pasa por alto las salvaguardas periodísticas tradicionales, y que ya está
erosionando al tranquilo toma y daca entre funcionarios del gobierno y reporteros".

Sanger, además de escribir para el Times, ha enseñado en la Kennedy School of


Government de Harvard, conocido por entrenamiento a futuros jefes de estado, altos
funcionarios y generales de todo el mundo, y es miembro tanto del Council on Foreign
Relations como del Grupo de estrategia de Aspen. Es una personificación de las
“salvaguardas periodísticas tradicionales” y un conducto favorito para las “filtraciones” y
la propaganda que la CIA y el Pentágono quieren que se publique.

El surgimiento de Internet y las fuentes de información fuera de este acogedor "toma y


daca" amenazaba con socavar "el frágil entendimiento posterior a los Papeles del
Pentágono entre el gobierno y las organizaciones de noticias tradicionales", escribe
Sanger.

Concluye el comentario escribiendo: “En 1971, cuando la Corte Suprema decidió en


contra del intento del gobierno de moderación previa, este tipo de medios de
comunicación cuasiperiodísticos no existían. Y ninguno de ellos ha precipitado todavía un
enfrentamiento legal que podría obligar a reconsiderar el caso de los Papeles del
Pentágono y su protección central de la libertad de prensa. Pero es solo cuestión de
tiempo".
¡Qué miserable cobardía y complicidad! Mientras Sanger menciona a WikiLeaks cuatro
veces en su comentario, el nombre de Julian Assange se omite deliberadamente. La
versión en línea del Times hizo la vergonzosa adición de una fotografía de Assange al
artículo de Sanger. Sin embargo, todavía no mencionó que el editor de WikiLeaks se
encuentra actualmente recluido durante 22 horas al día en una celda de 2 por 3 metros en
Belmarsh, la prisión más dura del Reino Unido. Está a la espera de una posible extradición
a Estados Unidos, donde enfrenta una acusación bajo la Ley de Espionaje que podría
enviarlo a la cárcel por el resto de su vida, precisamente el tipo de "enfrentamiento legal"
que Sanger afirma que aún no ha tenido lugar.

En buena medida, el Times marcó el 50 aniversario al abrir sus páginas editoriales a una


columna invitada de Gabriel Schoenfeld, exeditor de la revista
neoconservadora Commentary y asesor político republicano. El artículo se titulaba "La
filtración de los documentos del Pentágono fue un asalto a la democracia". La pieza
denuncia a Daniel Ellsberg como un "actor deshonesto" culpable de "explotar ilegalmente
su acceso privilegiado a información secreta". En otras palabras, merecía el mismo trato
que Assange, procesamiento bajo la Ley de Espionaje y una potencial sentencia de muerte.

Ellsberg estaba preparado para afrontar esa perspectiva. El caso en su contra fue
desestimado en 1973 y se salvó de las consecuencias, gracias a la flagrante mala conducta
del gobierno, que incluyó el envío de los mismos operativos que luego llevarían a cabo el
robo de Watergate para robar la oficina de su psiquiatra en un intento de desenterrar tierra
para usarla para chantajearlo o difamarlo públicamente.

El Times se olvidó de informar a sus lectores que en 2006 este mismo Schoenfeld
utilizó Commentary para denunciar a los propios reporteros y editores del periódico como
traidores en la "guerra contra el terrorismo" y pedir su enjuiciamiento en virtud de la Ley
de Espionaje por exponer una operación ilegal de espionaje interno montado por la
Agencia de Seguridad Nacional.

El “newspaper of record” (diario por excelencia) está mostrando una vez más su amplitud
de miras hacia los métodos de defensa asociados con la dictadura del Estado policial,
incluso si involucra la posible ejecución de sus propios reporteros. Hizo lo mismo hace un
año, invitando al senador republicano Tom Cotton de Arkansas a contribuir con un
artículo de opinión titulado "Envíen las tropas", pidiendo al presidente Trump que invoque
la Ley de Insurrección de 1807 y envíe al Ejército a las calles para reprimir las protestas
contra la brutalidad policial.
A diferencia del Times, el hombre que hizo posible la publicación de los Papeles del
Pentágono, Daniel Ellsberg, se ha mantenido fiel a los principios que guiaron su
exposición de los crímenes estadounidenses en Vietnam hace medio siglo. A la edad de 90
años, ha hecho públicos nuevos documentos que detallan los planes del ejército de EE.
UU. para lanzar una guerra nuclear contra China durante la crisis del Estrecho de Taiwán
en 1958. Al hacerlo, dejó en claro que su decisión fue impulsado por el actual aumento
por EE. UU. de la guerra contra China y su convicción de que quienes dirigen el
Pentágono y el gobierno de Estados Unidos hoy no eran menos “estúpidos o
desconsiderados” que quienes trazaron planes para incinerar Shanghái en ese entonces.
Ellsberg ha desafiado deliberadamente al gobierno a que lo procese una vez más bajo la
Ley de Espionaje.

A diferencia del Times, Ellsberg se ha opuesto firmemente a todos aquellos que intentan


establecer alguna distinción entre su filtración de los Documentos del Pentágono hace 50
años y la publicación de los registros de guerra en Irak y Afganistán y los documentos
secretos del Departamento de Estado por Julian Assange y WikiLeaks.

Testificó el septiembre pasado a través de un enlace de video en nombre de Assange en


una audiencia de extradición celebrada en Old Bailey en Londres. Rechazó explícitamente
la “teoría del 'buen Ellsberg-mal Assange'” en términos de exponer los crímenes de guerra.
Insistió en que él y Assange compartían “un gran desacuerdo no solo con la
administración actual sino con todas las administraciones pasadas recientes del gobierno
estadounidense. Es decir, que había tanta falta de transparencia en la toma de decisiones
del gobierno, en realidad en todas sus declaraciones al público —tantas de ellas eran falsas
— en cuanto a la naturaleza del conflicto, las perspectivas de éxito, lo que se estaba
haciendo en nuestros nombres, que no había democracia efectiva”.

El marcado contraste entre la actitud hacia Assange por parte de Ellsberg y la


del Times sólo subraya el hecho de que dentro de la élite gobernante estadounidense y los
medios corporativos, no existe un electorado real para la defensa de los principios
democráticos involucrados en el caso de los Documentos del Pentágono hace medio siglo.

La desigualdad social sin precedentes, la característica dominante de la sociedad


estadounidense y el dominio absoluto sobre la vida económica y política por parte de una
oligarquía financiera y corporativa son incompatibles con la defensa de la libertad de
expresión y de prensa, o cualquier otro derecho democrático básico.
La defensa de estos derechos y la lucha por la liberación inmediata de Julian Assange solo
pueden llevarse a cabo mediante la movilización política independiente de la clase
trabajadora sobre la base de un programa socialista e internacionalista. Bajo las
condiciones de una creciente lucha de clases, estos temas se convertirán en asuntos de
importancia ardiente para los trabajadores de todo el mundo.

[1] También conocido como “United States–Vietnam Relations, 1945–1967: A Study


Prepared by the Department of Defense ( Relaciones Estados Unidos - Vietnam, 1945-
1967: Un estudio elaborado por el Departamento de Defensa )
Papeles del Pentágono. Estudio que a modo de resumen e investigación histórica sobre la
implicación de Estados Unidos en Vietnam, evaluó y determinó las causas del fracaso de
la intervención militar estadounidense en ese país. Contiene los aspectos más secretos y
confidenciales de las relaciones entre Estados Unidos y Vietnam, incluyendo cables,
telegramas y documentos clasificados como de alto secreto, desde que Washington puso
sus ojos en el Sudeste Asiático, en 1945. El nombre técnico original del estudio fue
“Relaciones Estados Unidos-Vietnam, 1945-1967: Un estudio preparado por el
Departamento de Defensa” (“United status-Vietnam Relations, 1945-1967: a Study
Prepared by the Department of Defense”) y fue encargado en 1967 por el entonces
secretario de Defensa, Robert McNamara, quien nombró a Leslie Gelb, director de
planificación de control de la política de seguridad internacional, como supervisor del
estudio. Gelb contrató a 36 oficiales militares y expertos civiles e historiadores para
escribir las monografías de la investigación. El encargo recayó en la Rand
Corporation, Tanque pensante de investigación socio-política-militar ubicada
en California, patrocinada por el “Complejo Militar-Industrial” estadounidense y
dependiente del Departamento de Defensa.

El documento fue filtrado a la prensa el 13 de junio de 1971 por Daniel Ellsberg,


investigador, y académico en Ciencias Políticas, ex alto funcionario de la
administración Lyndon Johnson y analista del Departamento de Defensa de Estados
Unidos, después de haber fotocopiado en secreto las 7.000 páginas del informe, ayudado
por su compañero de la Rand Corporation, Anthony Russo. Sus revelaciones provocaron
un terremoto político en Washington, iniciaron el proceso de caída de la Administración
de Richard Nixon, e iniciaron igualmente la prontitud de la ya acelerada retirada
estadounidense de Vietnam, erosionando aún más la ya pésima imagen que la guerra tenía
entre los norteamericanos para 1971, abriendo además una controversia en lo tocante a la
libertad de prensa y a la libertad de expresión, siempre con el telón de fondo de la
seguridad nacional.

Las revelaciones de los Pentagon Paper cambiaron para siempre las relaciones entre los
gobiernos estadounidenses y la opinión pública y los medios de comunicación de Estados
Unidos, en la década de 1970, que tras la sobrecargada década anterior de geopolítica
y Guerra Fría, y sobre todo de la Guerra de Vietnam, se destapó como la década que vería
nacer una especie de mayoría de edad de la opinión pública estadounidense, conducida por
una “prensa libre”, autónoma respecto a los poderes políticos y mordaz que se alzaría con
el liderazgo moral para denunciar hechos promovidos desde el poder, destapándolos,
analizándolos y desmenuzándolos, obligando finalmente con esos análisis a las
instituciones políticas y judiciales a actuar.

El nacimiento de lo que posteriormente se denominaría “el cuarto poder” (tras los


tradicionales tres poderes de Estado, Ejército e Iglesia): los medios de comunicación y la
prensa libres que con sus investigaciones y revelaciones con un afán informativo
obligaban a los poderes judiciales a proceder. El acontecimiento que inauguraría éste
concepto, acontecimiento dado a conocer por el periodismo independiente norteamericano
de la década de 1970, fue el Escándalo Watergate (1972-1974), que acabó provocando la
caída y fin de la presidencia de Richard Nixon. Pero el hecho que desencadenó el
Watergate fue la publicación en 1971 de los Pentagon Paper, por Daniel Ellsberg,
investigador, analista y académico en Ciencias Políticas, un teórico de las Ciencias
Políticas, ex alto funcionario de la administración Lyndon Johnson y analista
del Departamento de Defensa de Estados Unidos, quien para esa época laboraba en
la Rand Corporation, Tanque pensante de investigación socio-política-militar ubicada en
California, patrocinada por el “Complejo Militar-Industrial” estadounidense y dependiente
del Departamento de Defensa.

El 4 de agosto de 1964 ocurre el segundo incidente del Golfo de Tonkin, que luego se


revelaría como la implicación estadounidense directa en Vietnam.

El capitán del navío estadounidense supuestamente atacado por patrulleras norvietnamitas


envió un comunicado al Pentágono restándole importancia al supuesto suceso y
recomendando que se olvidara ante la imposibilidad de confirmar que el hecho hubiera
tenido lugar, justo lo contrario de lo que hizo la Administración Johnson, que lo usó como
excusa para lanzar el primer bombardeo contra Vietnam del Norte presentándolo como
una represalia, e iniciando así la intervención militar directa de los Estados Unidos
en Indochina, intervención que llevaba gestándose de forma concreta desde 1959 y que
había sido acelerada por Kennedy desde 1962.

Ellsberg se convirtió en uno de los “arquitectos de la guerra”; el equipo de analistas que


trabajaban estrechamente en el Pentágono elaborando informes, planes bélicos y
manejando estadísticas que literalmente construían la guerra, argumentando de todas las
formas posibles en pro de la guerra, redactando tesis e hipótesis que constantemente
convencieran al Presidente Johnson y a su equipo de la necesidad de ir a la guerra en
Vietnam, dando bases teóricas que enfocaran los procesos de toma de decisiones hacia la
intervención militar directa en Vietnam. Tanto el Departamento de Estado, dirigido
entonces por Dean Rusk, como fundamentalmente el Departamento de Defensa,
encabezado por el principal arquitecto de la guerra, Robert McNamara, usaban todas
aquellas argumentaciones suministradas por varios analistas como Ellsberg para
convencer a Johnson de que era imperativa una guerra en el Sudeste Asiático.

Estudio

Los Pentagon Papers que Ellsberg contribuyó a elaborar en su etapa de planificador del


Departamento de Defensa, fueron un completo estudio que ordenó a mediados
de 1967, Robert McNamara, aún Secretario de Defensa y arquitecto principal de la Guerra
de Vietnam, que tras diseñar la guerra mostraba ya por entonces enormes dudas sobre su
viabilidad, hasta que dimitió de su cargo en febrero de 1968, justo tras la Ofensiva Tet.

La Ofensiva Tet fue una victoria militar estadounidense, pero un gigantesco fracaso de
imagen de cara a la opinión pública de EE.UU, que a pesar de ver cómo sus soldados
repelieron la agresión norvietnamita, también vio imágenes como la incursión en la
embajada estadounidense en el mismo Saigón, y comprobó la inviabilidad de ésta guerra
ya que tras cuatro años de combates y de recibir mensajes optimistas y promesas de
victoria, los vietnamitas aún tenían fuerzas para lanzar ofensivas por todo Vietnam y hasta
la capital Saigón.

Tras el Tet, la mayoría de los norteamericanos ya no creían en una victoria militar en


Vietnam, como su gobierno seguía sosteniendo que ocurría.

El nombre técnico original del estudio fue “Relaciones Estados Unidos-Vietnam, 1945-
1967: Un estudio preparado por el Departamento de Defensa” (“United States - Vietnam
Relations, 1945-1967: a Study Prepared by the Department of Defense”).

El encargo recayó en la Rand Corporation, una institución de investigación socio-política-


militar ubicada en California, patrocinada por el “Complejo Militar-Industrial”
estadounidense y dependiente del Departamento de Defensa.

En lugar de utilizar a los historiadores del Departamento de Defensa, McNamara asignó a


su cercano colaborador y secretario de Defensa John T. McNaughton para acumular los
documentos. McNaughton murió en un accidente aéreo un mes después que comenzó a
trabajar, en junio de 1967, pero el proyecto continuó bajo la dirección del Departamento
de Defensa a cargo del oficial Leslie H. Gelb, quien contrató a 36 oficiales militares y
expertos civiles e historiadores para escribir las monografías de la investigación. Los
analistas utilizaron en gran medida los archivos existentes en la Oficina del Secretario de
Defensa.
McNamara dejó el Departamento de Defensa en febrero de 1968 y su sucesor M. Clark
Clifford recibió el estudio terminado el 15 de enero de 1969, cinco días antes de la
asunción de Richard Nixon.

El estudio contiene 3.000 páginas de análisis histórico y 4.000 páginas de documentos


originales del gobierno en 47 volúmenes, y fue clasificado como "Top Secret-Sensitive".

Contenido

El estudio que a modo de resumen e investigación histórica sobre la implicación de


EE.UU en Vietnam, evaluó y determinó las causas del fracaso, ya evidentes a finales de
1967 (incluso antes del Tet), de la intervención militar estadounidense en Vietnam.

Contiene los aspectos más secretos y confidenciales de las relaciones entre Estados


Unidos y Vietnam, incluyendo cables, telegramas y documentos clasificados como de alto
secreto, desde que Washington puso sus ojos en el Sudeste Asiático, en 1945.

Éste estudio puso de relieve los procesos de toma de decisiones, las actuaciones más
indecentes y erróneas, las tergiversaciones y las mentiras intencionadas de todas las
presidencias estadounidenses desde Truman hasta Johnson, cinco presidencias en total,
encaminadas todas ellas a perpetuar la presencia estadounidense en el Sudeste Asiático sin
que ningún presidente, uno detrás de otro, se atreviera a abandonar esa región que estaba
en plena efervescencia anticolonialista expulsando a los europeos, a pesar de que en varias
ocasiones así se aconsejaba, por miedo a ser tachado de poco enérgico con el comunismo,
una actitud heredada de presidente a presidente y perpetuada por sus equipos de
consejeros y que provocó la primera escalada directa con Eisenhower desde 1959, a la que
siguió la intervención militar directa de Estados Unidos con Kennedy para 1961-1962, y
finalmente la guerra con Johnson en 1964-1965.

Los Pentagon Papers revelaban que el primer presidente en fijarse en Indochina fue


Truman, quien financió a los franceses para recuperar su ex colonia a pesar de saber que
los franceses luchaban contra un movimiento nacional apoyado por los vietnamitas que
además contaba con la legitimidad que tenían todos los movimientos emancipadores de
Asia y África de la post-guerra que pretendían acabar con los obsoletos imperios
coloniales europeos. El siguiente presidente, Eisehhower, apoyó al brutal dictador de
Vietnam del Sur para que no se celebraran las elecciones que unificarían Vietnam
previstas para 1956 según los acuerdos de Ginebra de 1954; EE.UU se opuso ferozmente a
la celebración de unas elecciones al mismo tiempo que declaraba promocionar la
democracia en Vietnam. Kennedy amplió la participación estadounidense de 1.000 a
16.000 hombres mintiendo a la opinión pública y al Congreso, al asegurar que sólo harían
falta algunos pocos miles de asesores militares para estabilizar Vietnam, a pesar de que los
propios asesores de Kennedy la dijeron que sin el envío masivo de unidades de combate,
Vietnam era una causa perdida.

Johnson continuó con las mentiras, comenzando con el Incidente del Golfo de Tonkin,
hasta lograr que el Congreso le autorizara para lanzar una gran guerra en Vietnam. Todos
los presidentes querían a toda costa evitar perder Indochina bajo su mandato y usando la
excusa de ayudar al pueblo libre de Vietnam del Sur. Y por último Nixon, que tras
desescalar la guerra y reducir la presencia estadounidense desde 1969, la prolongó otros
cuatro años más a base de gigantescas campañas de bombardeos sobre Vietnam del Norte,
tras haber anunciado en las elecciones de 1968 que acabaría con la guerra.

La parte más escabrosa del informe reveló que el gobierno de Johnson ya sabía desde al
menos finales de 1966, el segundo año de la guerra directa de EE.UU en el Sudeste
Asiático, que la guerra no podría ser ganada nunca en los términos concebidos por los
planificadores de Washington (ir a Vietnam, acabar para siempre con la insurgencia por
medios militares convencionales, y retirarse), y que tenía escasísimas probabilidades de
lograr la estabilización y la autodefensa de Vietnam del Sur, el objetivo mínimo
perseguido, aún empleando hasta medio millón ó más de soldados estadounidenses. Se
asumía por tanto que la prolongación de la guerra sólo sería un gigantesco gasto y
provocaría muchas más bajas que las que fueron admitidas en ese momento públicamente.

Los Pentagon Papers demostraban que la Guerra de Vietnam fue una causa perdida


prácticamente desde los inicios de la intervención directa estadounidense (1964-1965),
que era una guerra que estaba estancada en sus objetivos y en su desarrollo, que tenía otras
finalidades diferentes a las expuestas en el discurso oficial, y que todos éstos aspectos eran
sobradamente conocidos por los dirigentes estadounidenses, pero uno tras otro fueron
dejando a un lado éstas objeciones y prolongaron la guerra indefinidamente, hasta llegar a
la Administración Nixon, que si bien limitó la guerra iniciando la retirada estadounidense,
la prolongó durante cuatro años más e incluso la extendió a Camboya, provocando la
mitad de las bajas totales estadounidenses, y obligando a aceptar a Vietnam del Norte
acuerdos que éste ya estaba dispuesto a aceptar en 1968.

Aún asumiendo todo ello, el tándem Johnson - McNamara prolongó la guerra, y en buena
parte lo hizo simplemente de cara a la opinión pública norteamericana, que si bien en 1968
apostaba mayoritariamente por una retirada, para 1966 no hacía más que recibir mensajes
en tono de victoria, y no hubiera podido digerir una retirada repentina, que además
hubiese supuesto el hundimiento y la muerte política de la Administración Johnson.

Demostraron, además de las mentiras oficiales que condujeron a la Guerra de Vietnam, el


cinismo de los planificadores y funcionarios de alto nivel, sobre todo de la época de
Johnson, cuando se inició la guerra, cinismo de cara a la opinión pública, y cinismo al no
tener apenas en cuenta el enorme coste humano que significaba la contienda.

Impacto

La filtración de los Pentagon Papers y su publicación por el New York Times y otros


periódicos provocó uno de los mayores escándalos políticos en EE.UU, iniciaron el
proceso de caída de la Administración de Richard Nixon, e iniciaron igualmente la
prontitud de la ya acelerada retirada estadounidense de Vietnam, erosionando aún más la
ya pésima imagen que la guerra tenía entre los norteamericanos para 1971, abriendo
además una controversia en lo tocante a la libertad de prensa y a la libertad de expresión,
siempre con el telón de fondo de la seguridad nacional.

Dado que el contenido de estos papeles ponía a la Administración estadounidense en un


serio compromiso, el entonces fiscal general, John Mitchell, intentó bloquear la
publicación a través de tribunales federales que dictaron una orden que obligaba al
periódico a cesar la publicación.

The Washington Post tomó el relevo del Times en la publicación de los documentos, lo


que le valió otra denuncia. Ambos diarios recurrieron la decisión al Tribunal Supremo el
cual, en una histórica sentencia hecha pública el 30 de junio de 1971, dictaminó que los
mandatos para evitar la publicación de estos documentos eran inconstitucionales, lo que
daba a la prensa el derecho a seguir publicando el contenido de los papeles.

La prensa norteamericana hizo causa común con el New York Times y por la libertad de
prensa y la libertad de expresión, y un buen número de periódicos de todo el país tomaron
el testigo del diario neoyorquino y continuaron publicando la práctica totalidad de
los Pentagon Papers.

Para el verano de 1971, y ante la imposibilidad de detener la publicación de los Pentagon


Papers y para evitar posteriores filtraciones como aquella, la administración Nixon puso
en marcha desde el mismo Despacho Oval una unidad que se conocería como “los
fontaneros” (para “tapar filtraciones”) con la intención de manchar clandestinamente la
imagen de Ellsberg ante la opinión pública, dando a entender la peligrosidad que Nixon y
Kissinger atribuían a Ellsberg. Esa unidad irregular, que se prodigó durante casi un año en
acciones totalmente al margen de la ley y violando toda clase de normas para lograr,
supuestamente, objetivos políticos de cara a las elecciones de 1972, daría lugar un año
más tarde al estallido del Escándalo Watergate, por lo que las revelaciones de Ellsberg
pusieron en marcha el suceso que acarrearía el mecanismo de caída de la Administración
Nixon, que dimitió de la presidencia en agosto de 1974.

Juicio

Ellsberg y Russo fueron acusados de robo, conspiración, espionaje y violación de la


Espionage Act. Estos cargos incluían acusaciones de recepción, retención y comunicación
de documentos de la defensa nacional.

El FBI, a instancias de la Casa Blanca y del Fiscal General, lanzó una auténtica cacería
humana contra él para destruir su reputación.

Un año más tarde, y ya en el contexto del Escándalo Watergate, se supo que durante esa
cacería sobre Ellsberg, justo tras su entrega a la justicia, el grupo denominado “los
fontaneros” efectuó su primera acción ilegal irrumpiendo en septiembre de 1971 en la
consulta del psiquiatra de Ellsberg, Louis Fielding, en Los Ángeles, para lograr
expedientes psiquiátricos que pudieran hacerse públicos desacreditando así la imagen de
Ellsberg.

Tras un largo proceso judicial en el que Ellsberg y su colaborador Athony Russo llegaron
a enfrentarse hasta a 115 años de cárcel, el juicio fue anulado y sobreseído en 1973 al
constatarse que la Administración Nixon y la Fiscalía habían cometido toda clase de
transgresiones de la ley y de atropellos legales contra ambos, incluyendo prevaricación,
supresión de pruebas, ocultación de testigos, obstrucción a la justicia, e incluso robo de
información.

La Administración Nixon, para lograr una dura condena contra Ellsberg y Russo, mintió,
estafó, ocultó pruebas, cometió allanamiento e incluso trató de comprar al juez del caso,
por lo que finalmente el juicio fue declarado nulo.

La guerra de Vietnam, se sabe ahora tras la publicación oficial de los papeles del
Pentágono ordenada cuarenta años después del fin de la contienda, fue un rotundo fracaso
para los norteamericanos. Se saldó con más 60 mil soldados muertos y mutilados que
marcó a varias generaciones.
El fantasma del comunismo, fortalecido tras la Segunda Guerra Mundial, desvelaba al
poder norteamericano más que la Guerra Fría. Del sudeste asiático hasta Asia Central, con
la cabecera de playa de Cuba en América latina, el comunismo era el foco de la política
militar y exterior de las sucesivas administraciones estadounidenses. Daniel Ellsberg había
trabajado en la embajada norteamericana en Vietnam. Tras su regreso a los Estados
Unidos, este estratega fue contratado por Rand Corporation, una agencia del Pentágono
para informes secretos sobre la guerra. Fue parte de un equipo de académicos y
especialistas, a pedido de Robert McNamara, para emitir un informe sobre Vietnam.  

Nixon consintió en mantener borrada la verdadera historia que habían ocultado sus
antecesores, desde Eisenhower a Johnson, pasando por John F. Kennedy, a lo largo de tres
décadas. Por eso Ellsberg se dio a la intensa tarea de fotocopiar las 7000 páginas. 

Mientras esto ocurría en un rincón del poder, The Washington Post trataba de digerir, el
13 de junio de 1971, la bomba periodística en la portada del Times. Neil Sheehan firmaba
la primicia que todo periodista anhela conseguir una vez en su vida: “Vietnam Archive:
Pentagon Study traces 3 decades of growing U.S. Involvement” (Archivo de Vietnam: Un
informe del Pentágono rastrea tres décadas de intervención creciente de EE.UU.). Así se
titulaba el avance en tapa.  

El Times había decidido su publicación luego de mantener tres meses en una suite del
Hotel Hilton a un equipo de periodistas encabezado por Sheehan, que
analizó minuciosamente aquellos documentos. Eran apenas una parte de los gruesos
volúmenes que Ellsberg ocultaba a buen resguardo.

Si la publicación de aquellos documentos, que derivaron en protestas agitadas en las


calles, fue una prueba de fuego para el Times, se convirtió en un enorme desafío para
el Post. Katharine Graham era la nueva directora y dueña del periódico que, por entonces,
se preparaba para salir a la Bolsa con una oferta pública de acciones, en una estrategia de
supervivencia y de proyección futura. En los 70, el Post aspiraba a dejar de ser un diario
regional para posicionarse a nivel nacional e internacional, como ya lo estaba el Times.
En su fascinante autobiografía, "Kay" Graham –una mujer de clase alta, refinada, educada
para su época, conforme con que las grandes decisiones sobre The Washington Post
Company estuvieran en manos de su padre primero, y de su malogrado marido Phil
Graham después- cuenta cómo tuvo que tomar el timón de The Post, sin haberlo deseado.  

De pronto irrumpió en la vida del periódico y en la suya, el talentoso Ben Bradlee,


flamante editor general del Post, que venía de trabajar en Newsweek. Golpeado en un ala
por la primicia del Times, Bradlee reunió a su equipo y lo mandó a la calle a hacerse con
los papeles del Pentágono. No quería colgarse de la primicia del Times, por entonces bajo
la presión de Nixon. Un juez federal de Nueva York restringió al Times la publicación del
tema por una semana. Esa fue la hora de The Post y de Graham.

Katharine Graham se movía con soltura entre muchos de los personajes conectados a los
papeles del Pentágono. Era amiga de Henry Kissinger, secretario de Estado de Nixon, y
de McNamara, secretario de Defensa hasta 1968. Bradlee había sido amigo de Kennedy.
Para Graham evitar la publicación de los papeles era una alivio, a punto de sacar la
compañía a Bolsa en esos días. Pero en el barco estandarte de la compañía, que también
tenía radio y televisión, estaba Bradlee, un animal periodístico que sostenía su autoridad
en el pacto de lectura del diario y sus lectores.

En esos días agitados, una atribulada "Kay" Graham analizaba con sus asesores la delicada
situación en que se encontraba su compañía: los canales de TV, las radios, Newsweek y la
parte del Herald Tribune que le correspondía.

“Tuvimos que reflexionar sobre todo lo que estaba en juego, en las miles de personas que
perderían sus empleos, en los lectores, en el destino de toda la compañía, […] Y optamos
por ir adelante”, reflexionó hace años “Kay” Graham. El día que Graham, tras escuchar a
sus abogados y consejeros, le dijo a Bradlee: “Let’s go!” (Adelante!) se convirtió en la
editora mujer más influyente de su época, en un mundo dominado por hombres. Las
máquinas del Post empezaron a imprimir las páginas que cambiarían su historia. 
Graham no lo sabía entonces, pero estaba inaugurando una nueva era en el periodismo
norteamericano: en democracia, una mujer reafirmaba que el periodismo debe ser el
control del poder político, y no amigo del poder. 

Ellsberg y el Times terminaron en los tribunales. The Post acudió a la misma audiencia
ante la Corte Suprema. Antes, el resto de los diarios regionales de Estados Unidos había
comenzado a publicar el material del Pentágono, lo que hizo sentir a The Post menos solo.
Los cargos de espionaje contra Ellsberg fueron retirados, al tiempo que la Suprema Corte
de Estados Unidos dio la razón al Times por 6 votos contra 3, asegurando la libertad de
prensa y haciendo prevalecer la Primera Enmienda, que sigue definiendo la relación entre
el poder y la prensa norteamericana.

¿Es comparable la revelación de Wikileaks por Julian Assange, o la de documentos de la


CIA por Edward Snowden, con la acción de Daniel Ellsberg al filtrar los papeles del
Pentágono? ¿Son similares sus intenciones? ¿Se parecen sus objetivos? Como han
señalado diversos analistas en estos días, Ellsberg no detuvo la guerra de Vietnam, pero
reafirmó el derecho y la obligación de desafiar al poder absoluto. El New York Times y el
Whasington Post honraron  su pacto de lectura con la opinión pública norteamericana. 

En una exhibición de agallas, The New York Times y The Washington Post, rivales en el
negocio de la palabra escrita, se rebelan ante la autoridad implacable de Nixon, el
presidente más siniestro en la historia de los EE.UU.

La mentira que hábilmente sostuvieron Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson y


Nixon sobre la guerra de Vietnam se desmorona en cientos de páginas clasificadas
que documentaban como gobiernos habían deliberadamente extendido la guerra sin
justificación, páginas que reseñaban el apoyo al brutal dictador de Vietnam del Sur
para que no se celebraran las elecciones que unificarían al país, de cómo reclutaron y
llevaron a chicos a una guerra que ya se sabía perdida, en fin, un comportamiento
inconstitucional que sucedió de un mandatario a otro. Como pocas veces, la trama
supera a las megaestrellas que sin duda han llevado a la mitad del público a la butaca

Neil Sheehan consiguió dos hitos clave en la historia del periodismo del siglo XX. El
primero, la exclusiva de los documentos que demostraban que el Gobierno de los Estados
Unidos mentía de forma sistemática y estaba mandando a sus soldados a morir en Vietnam
a pesar de saber que su sacrificio sería inútil.
Esos documentos son conocidos como Los papeles del Pentágono.

n 1971, Katharine Graham había dirigido The Washington Post Company durante ocho
años, tomando las riendas del diario tras la muerte de su esposo, Philip, que se quitó la
vida en 1963. Algunos se mostraron escépticos cuando, unos años antes, Katharine fichó
al jefe de la oficina en Washington de Newsweek, Ben Bradlee, para convertirse en el
editor ejecutivo del periódico.

Aunque ambos disfrutaban de una cálida relación de trabajo, ese vínculo sería arrojado a
un crisol en el verano del 71 con la publicación de documentos secretos de los Papeles del
Pentágono sobre la guerra de Vietnam, después de que The New York Times, que filtró
primero la historia, recibió una orden judicial para dejar de informar sobre el asunto. La
publicación de los Papeles del Pentágono fue la prueba de fuego de Graham, que se
enfrentó a una lucha por la libertad de prensa que llegó hasta el Tribunal Supremo de
Justicia de EU, sin mencionar la cruzada que el entonces presidente Richard Nixon
emprendió contra el periódico.

En junio de 1971 el panorama social estadounidense se empezó a tambalear, como


consecuencia de la situación en la que se encontraban los medios. Esta posición se debió a
la lucha en la que se vió envuelta la prensa, originando un debate que enfrentaba la
libertad de prensa con la censura.

Este conflicto de intereses surgió tras la publicación del informe confidencial llamado:
Relaciones Estados Unidos – Vietnam (1945 -1967): Un estudio elaborado por el
Departamento de Defensa (mundialmente conocido como los Archivos del Pentágono).
Esta revelación fue ocasionada en un principio por el periódico The New York Times
seguida por The Washington Post, aunque todos los medios de comunicación se hicieron
eco de la noticia.

En la década de 1970 los escándalos políticos de los Pentagon Papers y del


Watergateirrumpieron en la escena mediática mundial como íconos de la filtración
de informaciónconfidencial, a la vez que otorgaron prestigio y relevancia al periodismo
de investigación, másallá de las fronteras norteamericanas, ya que ambos casos alcanzaron
una importante atenciónen la opinión pública mundial. Desde esos sucesos hasta la
actualidad el periodismo de investigación ha obtenido unprestigio internacional que
parece corroborar su estimada función de “vigilancia” del poderpolítico.
Paralelamente, los medios de comunicación masivos se constituyeron en
grandesconglomerados monopólicos u oligopólicos que con dificultad pueden asegurar
una verdaderavariedad de opiniones y así garantizar la libertad de expresión. Puede
afirmarse que a causa de la concentración mediática y su vinculación con
elestablishment político y económico, el periodismo de investigación comenzó a ser
desarrolladopor organizaciones mediáticas multinacionales sin fines de lucro como
Wikileaks, cuyosdescubrimientos desde 2006 pusieron en tensión las bases del sistema
financiero internacional.Wikileaks trabaja como una “gran biblioteca” de documentos
secretos (leaks) que no sólo sonrevelados sino analizados por expertos

Los Pentagon Papers son un documento secreto en 47 volúmenes contando la


participación militar de EE.UU. en Vietnam entre 1945 y 1967. La obra fue encargada en
1967 por el entonces secretario de Defensa, Robert McNamara, quien nombró a Leslie
Gelb, director de planificación de control de la política de seguridad internacional, como
supervisor del estudio. Gelb contrató a 36 oficiales militares y expertos civiles e
historiadores para escribir las monografías de la investigación.4

La publicación de los documentos, primero por The New York Times y, después por The
Washington Post, provocó ira y vergüenza pública contra el presidente Richard Nixon,
quien puso la máquina del gobierno de EE.UU. en acción para obligar a la prensa a
abandonar la publicación del documento.

Entre los hechos revelados se encontraba que Estados Unidos había deliberadamente
extendido las acciones de guerra con ataques aéreos contra Laos, ataques costeros
contra Vietnam del Norte y acciones terrestres de los marines, antes incluso de que el
presidente Johnson informara al país en 1964, después de prometer que la guerra de
Vietnam no sería extendida.5 Las revelaciones provocaron gran escándalo y aumentaron la
distancia entre el gobierno y el pueblo estadounidense, dañando a la
administración Nixon en su esfuerzo por llevar adelante la guerra, ya afectada en la época
por las protestas en todo el país contra la guerra de Vietnam.

Ellsberg, funcionario del Pentágono que tuvo acceso a los documentos, por haber


trabajado en el grupo de estudios que los confeccionara, declaró como justificación de su
acto que: «los documentos demostraban un comportamiento inconstitucional por una
sucesión de presidentes, la violación de sus juramentos y la violación del juramento de sus
subordinados» y que había copiado y filtrado los documentos con la esperanza de que su
acto contribuyera a que su país «saliera de una guerra errada».6
Los artículos de The New York Times empezaron a publicarse el 13 de junio de 1971
provocando inmediatamente una gran controversia política y acciones judiciales contra el
periódico.1 A través del Fiscal general, John N. Mitchell, el gobierno intentó bloquear la
publicación a través de tribunales federales que dictaron una orden que obligaba al
periódico a cesar la publicación. El Times consiguió una orden en otra corte anulando la
primera, y el caso fue llevado al Tribunal Supremo. Algunos días después The
Washington Post comenzó, por su parte, a publicar partes del documento, por lo que
ambas publicaciones se vieron denunciadas ante el Supremo.7

El 30 de junio de 1972, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos decidió, por seis votos
contra tres, que los mandatos concedidos para impedir las publicaciones eran
inconstitucionales, garantizando a los dos periódicos el derecho a continuar publicando. 7
Mientras algunos saludaron la decisión como una victoria de la Primera Enmienda de la
Constitución —que garantiza la libertad de expresión en los Estados Unidos— otros,
porque la decisión no había sido unánime, la recibieron como una mera victoria legal, que
daba una pequeña protección a los órganos de prensa, contra argumentos que apelaban la
defensa de la seguridad nacional para impedir publicaciones de este género.8

https://nara-media-001.s3.amazonaws.com/arcmedia/research/pentagon-papers/Pentagon-
Papers-Index.pdf?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq

https://www-nixonlibrary-gov.translate.goog/news/51st-anniversary-release-pentagon-
papers?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq#:~:text=Credit%3A
%20The%20New%20York%20Times,break%2Din%20and%20subsequent%20scandal

El  Informe de la Fuerza de Tarea de Vietnam de la Oficina del Secretario de Defensa  fue


un   estudio ultrasecreto de la Guerra de Vietnam de 7,000 páginas y 47 volúmenes
encargado por Robert McNamara, Secretario de Defensa de la administración
Johnson. Más tarde conocido como los Papeles del Pentágono, el informe documentó la
participación de Estados Unidos en el Sudeste Asiático desde 1945 hasta 1967. La
mitad de los  36 analistas  contratados para trabajar en los Papeles del Pentágono
eran oficiales militares en servicio activo, mientras que la otra mitad se dividió entre
civiles federales empleados y académicos profesionales. En 1969, cinco días antes de
la investidura de Richard Nixon, el Grupo de Trabajo para el Estudio de Vietnam
completó el informe. Crónica de  décadas de política estadounidense fallida y el
alcance de la participación militar en constante expansión, el estudio reveló que las
administraciones de Truman, Eisenhower, Kennedy y Johnson habían engañado al
público sobre el alcance de la participación de la nación en Vietnam. El 17 de junio
de 1971, un  editorial del Washington Post   describió la publicación de los Papeles del
Pentágono como documentación irrefutable que fue increíblemente condenatoria.
Como uno de los 36 analistas contratados para trabajar en los Documentos del
Pentágono a través de RAND Corporation,  el Dr. Daniel Ellsberg  se desilusionó con
el esfuerzo de guerra. Él y su colega Anthony J. Russo, Jr. decidieron copiar la
investigación y comenzaron a compartirla con los políticos contra la guerra en el
Senado de los Estados Unidos. Cuando los canales oficiales fallaron, Ellsberg
contactó a Neil Sheehan del  New York Times  y se reunió con el reportero en marzo
de 1971. El gobierno federal acusó a Ellsberg y Russo de violar la  Ley de Espionaje de
1917 ; su juicio comenzó en Los Ángeles el 3 de enero de 1973. El juez federal William
M. Byrne, Jr. desestimó el caso contra ambos hombres después de que se expuso la mala
conducta del gobierno y la recopilación  ilegal de pruebas  vinculadas a la Robo de
campo .

El fiscal general de los Estados Unidos, John Mitchell, emitió una  orden de restricción
temporal  y luego una medida cautelar proporcionada por el Departamento de Justicia que
impidió la publicación posterior del material clasificado. La orden judicial contra la
publicación establecía que una mayor distribución pública de materiales clasificados
amenazaba la seguridad nacional. El  New York Times  y muchas otras publicaciones se
negaron y, en los siguientes casos, argumentaron que "el uso de información
gubernamental clasificada por parte de los medios no solo era rutinario sino esencial
para el funcionamiento de una prensa libre". New York Times Co. v. Estados
Unidos  llegó a la Corte Suprema y los argumentos orales basados en la  restricción
previacomenzó el 26 de junio de 1971. El 30 de junio de 1971, la decisión   de la Corte
Suprema por 6-3   a favor del  New York Times  liberó a los medios para comenzar a
publicar sin restricciones.

La publicación continua de documentos clasificados por parte de los medios reveló que
Ellsberg tenía acceso a asuntos confidenciales mucho más allá del estudio, lo
que  aumentó  la paranoia en la administración de Nixon. Para detener estas filtraciones, el
presidente Nixon encargó a su personal que creara la Unidad de Investigaciones
Especiales de la Casa Blanca, conocida como  Los Plomeros . Egil Krogh ,  David Young ,
E. Howard Hunt y  G. Gordon Liddy  trabajaron con agencias para investigar y entrevistar
filtraciones confidenciales. Otras tácticas utilizadas por The Plumbers incluyeron robos,
escuchas e intimidación. Las operaciones comenzaron con el  allanamiento de Fielding  y
culminaron con  dos allanamientos en la sede del Comité Nacional Demócrata ubicada en
el complejo Watergate. Finalmente, el escándalo de Watergate y el  intento de
encubrimiento  llevaron a la renuncia del presidente Nixon.

Junio de 1971: Estados Unidos afrontaba, sin ser consciente de ello, la recta final de su
implicación en la Guerra de Vietnam.
El conflicto había causado una profunda división en un país donde cientos de miles de
personas llevaban años protestando contra la participación estadounidense en una guerra
que no tenía visos de llegar a su fin y que no hacía más que cobrarse la vida de jóvenes
soldados.
El descontento y la indignación se intensificaron a partir de 1965, cuando el ejército de
EE.UU. empezó a bombardear Vietnam Norte.
El número de víctimas aumentaba cada día, los costos de la guerra también ascendían y
los ciudadanos comenzaban a poner en duda las justificaciones del gobierno para seguir
envueltos en una guerra tan lejana.

Las marchas antibélicas contaron a partir de 1969 con un participante inesperado: Daniel


Ellsberg, analista militar estadounidense que conocía desde dentro los detalles de la
guerra.
La frustración de Ellsberg creció de tal forma que tomó una decisión que marcaría su vida:
copió miles y miles de documentos secretos que terminaron por salir a la luz y que se
conocen como los Papeles del Pentágono.
Ellsberg era una de las pocas personas que tenía acceso a un estudio que, con el título
"Relaciones EE.UU.-Vietnam 1945-1967: estudio preparado por el Departamento de
Defensa", detallaba la historia de la implicación político militar de EE.UU. en Vietnam
durante esos años.
Lo encargó el entonces secretario de Defensa Robert McNamara con el objetivo de
escribir una "historia enciclopédica de la guerra de Vietnam".

El trabajo final consistió en 3.000 páginas de análisis histórico y 4.000 páginas de


documentos originales del gobierno repartidos en 47 volúmenes y clasificados como
material sensible top secret. Se hicieron 15 copias.
Básicamente, los documentos exponían cómo los gobiernos de los presidentes Dwight
Eisenhower (1953-1961), John Kennedy (1961-1963) y Lyndon B. Johnson (1963-1969)
extendieron el alcance de sus maniobras en Vietnam sin informar a la ciudadanía.
Las fuerzas armadas de EE.UU. se involucraron en bombardeos sobre los vecinos
Camboya y Laos, redadas costeras en el norte del país y ataques de la Marina.
Según Ellsberg, "los documentos demostraban el comportamiento inconstitucional de
una serie de presidentes, la violación de su juramento y la violación del juramento de
todos los subordinados
Los papeles del Pentágono reflejaban, además, que el motivo de EE.UU. para implicarse
en esta guerra no fue tanto un impulso humanitario hacia Vietnam Sur sino la utilización
del conflicto para contener el poder e influencia de China.
La filtración a los medios
Tras convertirse en opositor a la guerra, Ellsberg y su colega Anthony Russol fotocopiaron
el estudio en octubre de 1969 con la intención de publicarlo.
El hijo de Ellsberg, Robert, le contó a la prensa que él y su hermana, que apenas eran
adolescentes, ayudaron a su padre con las miles de copias y recortando las palabras top
secret de los documentos.
La intención inicial de Ellsberg era hacerle llegar los papeles a legisladores y miembros
del gobierno para poner fin a lo que consideraba una guerra errónea, pero ante la
indiferencia de los políticos, decidió acudir a la prensa.
Ellsberg se acercó al reportero de The New York Times Neil Sheehan y le dio 43
volúmenes en marzo de 1971.
Después de asesorarse legalmente, el diario comenzó a publicar fragmentos de los
documentos el 13 de junio de 1971 con un fuerte impacto .
Pese a no ser señalado directamente por los documentos, el gobierno de Nixon acusó a
Ellsberg y Russo de quebrar la ley de Espionaje de 1917.
Además, el fiscal general John Mitchell obtuvo una orden judicial que forzó a The New
York Times a detener la publicación después de tres artículos.
Salto a The Washington Post
En plena contienda judicial, otro periódico, The Washington Post, comenzó a publicar
su propia serie de artículos basados en la información revelada por los papeles del
Pentágono.
El analista Ellsberg le dio parte de los documentos a Ben Bagdikian, reportero del diario,
que en aquel momento era una publicación modesta que acababa de salir a Bolsa y que
estaba en manos de Katharine Graham.
Bagdikian le presentó la información al editor de The Washington Post, Ben Bradlee.
"En total eran 7.000 páginas, aunque nosotros sólo teníamos 4.000", relató el propio
Bradlee en una entrevista con la radio pública estadounidense NPR en 1995.
"Las recibimos a las 10:30 de la mañana y a las 10:30 de esa noche publicamos la
primera historia. Nadie las leyó por completo.
"Sólo podíamos leer fragmentos, cada uno de nosotros leíamos secciones. Entonces,
durante unas ocho horas leímos y después tuvimos una reunión editorial y decidimos qué
podíamos publicar".
Ese mismo día, el fiscal general adjunto de EE.UU., William Rehnquist, urgió al periódico
que detuviera la publicación.
En ese punto jugó un papel clave la dueña del diario, Kay Graham, que había quedado al
frente de The Washington Post tras el suicidio de su esposo, Philip.
Ante la posible acusación de desacato, Graham tuvo que decidir entre retroceder y
salvaguardar la seguridad del periódico o publicar y luchar por la libertad de la prensa.
Tras muchas idas y venidas, conversaciones con Bradlee por un lado y con el equipo de
abogados y asesores financieros de la empresa por otro, Graham decidió seguir adelante
con la publicación de los documentos.
Ante esto, Rehnquist buscó una orden en un tribunal de distrito de EE.UU. pero el juez
Murray Gurfein declinó emitir un requerimiento.
El gobierno apeló la decisión de Gurfein y el 26 de junio la Corte Suprema accedió a
estudiar el caso conjuntamente con el litigio de The New York Times.
Otros 15 diarios recibieron copias del estudio y empezaron a publicarlo.
Fallo de la Corte
El 30 de junio de 1971, la Corte Suprema decidió, en un fallo de 6-3, que el gobierno no
había cumplido con el requisito del "peso de la prueba" y le dio la razón a los periódicos.
"Sólo una prensa libre y sin restricciones puede exponer de forma efectiva el engaño del
gobierno", escribió en su razonamiento el magistrado de la Corte Hugo Black.
"Y entre las responsabilidades de una prensa libre es fundamental el deber de evitar que
cualquier parte del gobierno engañe a los ciudadanos y los mande a tierras lejanas para
morir de fiebres extrañas y disparos y bombas extranjeras".
Un año más tarde, Bradlee y Graham tendrían también un rol indispensable en el caso de
Watergate, que culminó con la renuncia del presidente Richard Nixon.

Los Documentos del Pentágono, posiblemente el mayor descubrimiento


periodístico de una generación, eran una historia secreta de la toma de decisiones de
EE.UU. sobre Vietnam, encargada en 1967 por el Secretario de Defensa.

El reportero llegó a Vietnam con 25 años y lo que allí vio le marcó para siempre.
"Simplemente, no puedo dejar de preocuparme de que, mientras libramos esta
guerra, nos estamos corrompiendo", escribió en The New York Times Magazine
en 1966.

Después del conflicto, consiguió la filtración de un polémico informe secreto del


Departamento de Defensa norteamericano sobre la intervención en Vietnam. Los papeles
mostraban que el Gobierno de Estados Unidos apostó por la escalada en el conflicto
del sureste asiático -hasta enviar 600.000 soldados- pese a que tenía muchas dudas
sobre el resultado de esa campaña militar; todo lo contrario que el presidente
Johnson, el secretario de Defensa McNamara o el general Westmoreland le decían a
los norteamericanos.
1. Neil Sheehan consiguió dos hitos clave en la historia del periodismo del siglo
XX. El primero, la exclusiva de los documentos que demostraban que el
Gobierno de los Estados Unidos mentía de forma sistemática y estaba
mandando a sus soldados a morir en Vietnam a pesar de saber que su
sacrificio sería inútil.
El veterano periodista relató que había desafiado las instrucciones explícitas de
Ellsberg, su fuente confidencial, quien había copiado ilegalmente todos los documentos
gubernamentales y le había dicho que podía leerlos, pero no replicarlos.

Sheehan señaló que el exanalista no le "dio" los papeles, sino que se los llevó a
escondidas del apartamento de Cambridge (Massachussetts) donde este los tenía
guardados, los copió también ilegalmente y se los llevó al Times.

Inicialmente, habían pactado que Ellsberg se los daría y que, si el periódico accedía a
publicar la historia, haría lo máximo posible por proteger su identidad, pero en el
último momento se echó atrás porque asumió que "perdería el control" de los papeles
en cuanto llegaran a la redacción.

El exanalista se fue de vacaciones unos días y permitió al periodista quedarse en su


apartamento para leer y tomar notas reiterándole que no podía hacer copias, momento en
que este siguió los consejos de su esposa, reportera de la revista New Yorker: "Pásalo por el
Xerox".

"Había conocido a Ellsberg durante mucho tiempo y pensó que operaría bajo las mismas
normas que solía: la fuente controla el material. No se dio cuenta de que yo había decidido:
'Este tipo es simplemente imposible. No puedes dejarlo en sus manos. Es demasiado
importante y demasiado peligroso", dijo Sheehan al NYT.

El corresponsal se encerró a trabajar en un hotel de Manhattan junto a un equipo


creciente de reporteros y editores mientras le daba largas a Ellsberg sin saber que
meses atrás este le había dado un extracto de los documentos a uno de sus compañeros,
que preparaba un libro.

Fue ese compañero, Anthony Austin, que no se lo había contado a nadie en el periódico
y se dio cuenta de que le iban a pisar la exclusiva, quien avisó a Ellsberg de que la
primera publicación de los Papeles del Pentágono en el Times era inminente, el 13 de
junio de 1971.

Ellsberg intentó contactar con Sheehan, pero este ignoró sus llamadas hasta que supo
que la exclusiva estaba en imprenta y que sería demasiado tarde para intervenir, por
lo que le pidió a un editor que le dijera cuándo se habían imprimido 10.000
ejemplares, recordó.

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