Anatomía - Clase 13 - 16 PDF
Anatomía - Clase 13 - 16 PDF
Anatomía - Clase 13 - 16 PDF
El aparato locomotor: Es aquel conjunto de partes integradas que nos permiten desplazarnos
de un lado a otro oponiéndonos permanentemente a la gravedad. Este conjunto de fracciones se
integran uniéndose por medio de tendones que hacen las veces de tensores que genera un tipo
de fuerza llamada de palanca. La fuerza que generan estos ligamentos son las que nos permiten
ser antagónicos con la gravedad. El aparato locomotor se compone de: Los huesos, las
articulaciones y los músculos.
Los huesos: son un tejido que constituye la parte pasiva del sistema, los huesos son piezas
óseas, resistentes y duras, que se relacionan entre sí, todo el conjunto de óseo tiene por
nombre esqueleto, este, se encuentra conformado por 216 piezas y para su estudio se
divide en esqueleto axial y esqueleto apendicular; el primero está integrado por los huesos
de la cabeza y el tronco, y el segundo, por los de las extremidades superiores e inferiores.
Dentro de sus principales funciones, está darle forma a nuestro cuerpo, es una estructura
que nos permite una vez colocadas todas las partes de nuestro cuerpo, de la forma como nos
vemos en una foto, otra de sus funciones es proteger los órganos más importantes del
organismo, nos permite sostenernos erguidos y por último, la postura que adoptamos según
la situación.
La parte larga del hueso se llama diáfisis y la puntas o extremos se llaman epífisis, la parte
más larga es hueca y la ocupa una médula amarilla llamada tuétano, en la epífisis existen un
gran número de cavidades que se entrecruzan con los tabiques óseos, estos poseen poros
que contiene un médula roja, allí, se producen los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las
plaquetas, intervienen en la regulación del metabolismo del calcio y el fósforo plasmático.
Diáfisis
Epífisis
Los huesos, como todos nuestros tejidos, poseen células, en este sistema las mismas se
pueden definir como: Osteoblastos, osteoclastos, osteoprogenitoras y osteocitos.
Huesos de la cabeza
El esqueleto de la cabeza comprende dos partes: el cráneo y la cara. El cráneo consta de una
cobertura, la bóveda craneana, y de un fondo, la base del cráneo. Es una caja ósea que
contiene el encéfalo (cerebro, cerebelo, etc.). Está constituido por 8 huesos. En la parte
media, se ubican cuatro huesos impares: frontal, etmoides, esfenoides y occipital. A los
costados de esta región, se encuentran los huesos pares: 2 temporales y 2 parietales. La
mandíbula superior de la cara se le llama el maxilar superior y la mandíbula inferior
representada por un solo hueso: el maxilar inferior.
Imagen 1: Esqueleto Axial, la cabeza
Coordenada de imágenes 1 y 2
El esternón se ubica en la región anterior del tórax, entre las primeras 7 costillas, llamadas
costillas verdaderas. Es un hueso plano e impar, de 15 a 20 cm de longitud y 5 a 6 cm de
ancho. En sus costados se ubican las superficies que se articulan con las costillas
(escotaduras). Las costillas son huesos planos y largos, que se doblan hacia adelante. Las 7
primeras (costillas verdaderas) se extienden desde la columna vertebral hasta el esternón,
con el que están unidas por medio del cartílago costal o costilla cartilaginosa. Las 4
siguientes se denominan costillas falsas; no se articulan directamente con el esternón, sino
que se unen con la inmediatamente superior (última costilla verdadera) por medio de un
cartílago común. Las 2 últimas son más cortas que las demás y no llegan al esternón: se
llaman costillas flotantes o falsas.
En la parte media del tronco, se encuentra la columna vertebral, formada por 33 vértebras,
que se disponen una sobre otra. Son localizables al tacto en la zona de la espalda.
La columna vertebral se divide en cuatro regiones:
• La región cervical, ubicada entre la cabeza y el tórax.
• La región dorsal, entre el cuello y la base del tórax.
• La región lumbar, en la zona inferior de la espalda.
• La región pélvica o sacrococcígea, el extremo terminal de la columna.
Las vértebras son huesos cortos, con tejido esponjoso en su interior. Su estructura presenta
las siguientes partes: cuerpo, apófisis espinosa, apófisis transversas, agujero vertebral o
central. Por éste pasa la médula espinal, por eso se lo llama también conducto espinal o
raquídeo. Entre dos vértebras se delimitan los agujeros de conjunción, por los que salen los
nervios raquídeos.
La cintura escapular u hombro está constituida por dos huesos: la clavícula y el omóplato o
escápula. La clavícula es un hueso largo, con forma de sitálica. Se encuentra entre el
omóplato y el esternón, con los cuales se articula. El omóplato es un hueso par con forma
de triángulo, ubicado en la parte posterior y superior del tórax. En su cara posterior presenta
una superficie sobresaliente y aplanada, la espina del omóplato, que termina en una apófisis
voluminosa, el acromion, donde se articula con la clavícula por medio de carillas
articulares.
El esqueleto de las extremidades superiores presenta tres regiones: los brazos, los
antebrazos y las manos. Los brazos están formados por un solo hueso, el húmero, que se
extiende desde el hombro al codo, se articula con la cavidad glenoidea de la escápula. El
extremo inferior presenta una superficie articular, el cóndilo, por donde se articula con el
radio y prominencias como la epitróclea, que se articula con el cúbito.
Lordosis
Dorsales
Lumbares
Sifosis
Pélvicas
Coordenada de imágenes 3 y 4
Columna, Ley cefalocaudal Escápula, Ley cefalocaudal
1. Atlas 7. Acromion
2. Axis 8. Apófisis coracoides
3. Porción Cervical 9. Borde superior
4. Porción Dorsal 10. Cavidad glenoidea
5. Porción Lumbar 11. Fosa subescapular
6. Porción sacrococcigea 12. Angulo inferior de la escápula
El hueso del muslo es el fémur, el más largo y fuerte del cuerpo humano. Su extremo
superior presenta una cabeza redonda que se articula con la cavidad cotiloidea de la cintura
pélvica. Los trocánteres son eminencias que sirven de base de sustento para los músculos.
En el extremo inferior se encuentran dos cóndilos, que permiten la articulación en bisagra
de la rodilla. En ella se encuentra la rótula, un hueso corto y aplanado de adelante hacia
atrás, que se desarrolla en el tendón del músculo cuádriceps. La pierna está formada por dos
huesos: la tibia y el peroné. La tibia es un hueso largo y par, ubicado en la parte anterior e
interna de la pierna. Las superficies articulares de su extremo superior se articulan con los
cóndilos del fémur, formando la rodilla. Su extremo inferior se articula con el peroné y con
uno de los huesos del tarso (talón). Presenta una apófisis descendente, el maléolo interno,
que forma una prominencia en la parte interior del tobillo. El peroné es un hueso largo y
par, más delgado que la tibia. Se ubica en la parte externa de la pierna y se articula con la
tibia por su extremo superior. Termina en el maléolo, que forma la protuberancia externa
del tobillo.
El pie está formado por los huesos del tarso, del metatarso y las falanges. Los huesos del
tarso se disponen en dos filas: una anterior y otra posterior, que forma el talón. El metatarso
está formado por huesos largos. Los huesos de los dedos se llaman falanges.
Algunos huesos del esqueleto apendicular de la pierna:
Clases de huesos:
Los huesos: Largos son elongados: en ellos predomina la longitud por sobre las otras
dimensiones. Poseen un cuerpo de forma cilíndrica, llamado diáfisis, y extremos
ensanchados: las epífisis. Son característicos de los miembros inferiores y superiores,
donde cumplen la función de soporte y palanca, como el fémur.
Los huesos cortos: Presentan medidas parecidas en sus tres dimensiones, lo que les otorga
gran resistencia. Su principal función es amortiguar impactos, y disminuir la fricción y los
cambios de dirección de los tendones. En los miembros, aumentan el efecto de palanca,
como los huesos de la muñeca (carpo).
En los huesos planos: Predominan dos dimensiones: el ancho y el espesor. Presentan áreas
suficientes para que se inserten los músculos. Están formados por dos capas de hueso
compacto, y un poco de tejido óseo esponjoso y de médula. Su función es proteger los
órganos que cubren, como los huesos parietal y frontal del cráneo.
Los huesos irregulares: Tienen formas diferentes. Algunos son impares y se ubican en la
parte media del cuerpo, como las vértebras y el hueso de la mandíbula. Otros son muy
específicos, como los huesecillos del oído.
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
DIRECCIÓN ESTADAL DE SALUD COJEDES
CURSO: INDUCCIÓN A LA SALUD
Clase 14 ANATOMOFISIOLOGÍA. LOS MÚSCULOS
Los músculos contribuyen a dar forma al cuerpo y sostienen los órganos. Gracias a ellos,
podemos realizar una gran variedad de movimientos. En los músculos, la energía química
que aportan los alimentos se transforma en energía mecánica, y en energía calórica durante
la oxidación de sustratos energéticos. Nuestro cuerpo realiza dos tipos de movimientos: los
voluntarios, como correr, caminar, hablar, etc., y los involuntarios, que son los que realizan
nuestros órganos internos, como el estómago, las arterias, el diafragma y el corazón. De
acuerdo con el tipo de movimiento, los músculos se clasifican en:
• Estriados o esqueléticos;
• Lisos o de la vida vegetativa
• Cardíaco.
Los músculos estriados: Están unidos a los huesos y forman el sistema que permite los
movimientos conscientes. Su contracción es rápida y voluntaria. Son muy fuertes y
sensibles a la fatiga. En el cuerpo humano hay unos 450 músculos estriados, constituyen la
“carne del cuerpo”. Sus células conforman largas fibras cilíndricas (entre 1 y 400 mm de
extensión), ubicadas en forma paralela. Se insertan en los huesos para llevar a cabo los
movimientos voluntarios
Los músculos lisos forman parte de los órganos internos, como la vejiga, los vasos
sanguíneos y el esófago. Pueden tener un movimiento constante sin que sufran fatiga. Su
contracción es involuntaria.
El músculo cardíaco es el que constituye el corazón. Es estriado, pero su contracción es
involuntaria y automática.
Cada músculo está formado por fibras –células alargadas– unidas por tejido conjuntivo;
éstas constituyen fascículos que contienen en su interior miofibrillas, filamentos formados
por dos proteínas que son las que provocan la contracción del músculo: actina y miosina.
El punto de unión entre el nervio y el tejido muscular lo constituye la placa motora. Los
tendones se asemejan a cuerdas inextensibles; son de color blanco y están formados por
fibras de colágeno. Por medio de ellos, los músculos se insertan en el hueso. Cuando el
músculo se contrae, tira del hueso por medio del tendón.
POSICIÓN MODELAR
La mayoría de los huesos se encuentran unidos unos a otros. El lugar donde se unen dos
superficies óseas se llama articulación. Hay varios tipos de articulaciones: algunas son fijas,
otras son móviles. Cada una presenta diferentes características según su función.
Las articulaciones: Son estructuras de tejido conectivo, mediante las cuales dos o más
huesos próximos se unen entre sí. Están constituidas por varios elementos que le
proporcionan estabilidad a esa unión. Al mismo tiempo, cumplen la función de limitar los
movimientos para que éstos no sobrepasen una amplitud determinada y evitar roturas. Los
elementos no óseos de las articulaciones (no todas) son el cartílago articular, los
ligamentos, la cápsula articular, la membrana sinovial y los meniscos. Las articulaciones
mantienen la postura y el equilibrio y permiten la locomoción y el crecimiento, observando
su anatomía, podemos extraer las siguientes partes:
Cartílago articular: Es una delgada capa que recubre los extremos óseos. Conforma una
superficie lisa que disminuye la fricción. Es una forma especializada de tejido conectivo,
compuesto por células especiales y fibras elásticas y resistentes que se ubican entre ellas.
Estos elementos están incluidos en una sustancia o matriz de proteína sólida de consistencia
semejante a un gel, a la que se debe la firmeza y la elasticidad que caracterizan al cartílago.
Los ligamentos: Son bandas o cápsulas de tejido conectivo. Están formados por fibras
elásticas y de colágeno blanco, que se insertan cerca de las articulaciones. Su función es dar
firmeza a la unión entre los huesos, y limitar a la vez la amplitud de los movimientos
articulares.
La cáps ula articular: Está formada por tejido conectivo y envuelve la articulación,
insertándose a lo largo del borde de las superficies óseas que la forman.
Los meniscos o discos articulares, ubicados en la rodilla, son placas de tejido fibroso en
forma de cuña, que dividen la cavidad articular en dos compartimientos.
Articulación del hombro Articulación del codo
1. Cóndilo lateral
2. Cóndilo medial
3. Ligamento cruzado posterior
4. Ligamento lateral
5. Ligamento cruzado anterior
6. Menisco interno
7. Menisco externo
Clases de articulaciones:
Articulaci ón del pulgar con un hueso del carpo En forma de polea ejecuta l os movi mientos
la articulación de la cadera
Articulaci ón del radio y el cúbito