Material de Apoyo 2. Cartas Paulinas y Deuteropaulinas

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APENDICES

1. CARTAS PAULINAS AUTENTICAS


y NO AUTENTICAS

1. Dada la situación actual de la investigación, la


autenticidad de las cartas paulinas en que se apoya este
libro no necesita ninguna demostración. En conjunto han
sido redactadas en el curso de seis o siete años de acti-
vidad misionera del apóstol en las regiones de Asia me-
nor, en Galacia, Macedonia, Grecia, Efeso (Asia) y, de
nuevo, en Macedonia y Grecia (Corinto). Su ordenación
cronológica sería como sigue (en parte con seguridad y
en parte sólo probablemente):
a) Durante la primera estancia de Pablo en Corinto:
1 Tes. Cf. 2, 17 - 3, 8 (primavera del año 50).
b) Durante el período de su actividad en Efeso y sus
alrededores:
-Gál, dirigida a las comunidades de la región de Ga-
lacia, más que a las de las regiones mencionadas en Hech
13, 14 (probablemente el año 54);
-la mayor parte de la correspondencia con Corinto (cf.
el apéndice 2; fecha: alrededor del 54-55);
-Flp y Flm, cartas de la cautividad. Estas dos cartas
suponen un frecuente intercambio de noticias entre el lu-
gar en que Pablo está en cautiverio y el lugar en que
residen los destinatarios, lo cual indica más bien que se
trata de Efeso, en vez de Roma o Cesarea. Aunque los
Hechos de los apóstoles no informan sobre una detención
de Pablo en Efeso ni las cartas paulinas citan el lugar de
su detención, 1 Cor 15, 32 y 2 Cor 1, 8 s. hablan de una
persecución y de un peligro de muerte que ha sufrido en
Efeso (Asia). Fecha: 54-55 (?).
c) Durante la última estancia de Pablo en Macedonia
y Grecia (Corinto): la última parte de la correspondencia
con Corinto (2 Cor 2, 13; 7, 5 ss.; 8; 9), Rom (15, 25 ss.) y
Rom 16 (cf. el apéndice 2).
2. Se puede demostrar que varias cartas inauténticas,
escritas con el nombre de Pablo, han circulado en la igle-
sia primitiva. Una es, por ejemplo la dirigida a los cris-
tianos de Laodicea, otra la tercera a los corintios. También
han circulado otras con el nombre de otras autoridades de
la comunidad primitiva (la primera y la segunda carta
de Pedro, la de Santiago y la de Judas). Este fenómeno de
recurso a un pseudónimo no puede ser juzgado sin más
conforme a los criterios de la literatura moderna. En la an-
tigüedad no habían aparecido todavía criterios tales como
los de "propiedad intelectual", "cualidad de autor", "dere-
chos de autor" y otros semejantes. Por tanto hay que tener
prudencia ante el concepto peyorativo de "falsificación".
Los autores fingidos son, en la literatura eclesiástica, por-
tadores primarios de una tradición doctrinal cualificada,
sobre todo en la lucha contra la herejía y en el esfuerzo
por confirmar la fe y el orden en la comunidad. En este
libro se consideran como deuteropaulinas ~por los moti-
vos que en cada caso se indican- las siguientes cartas
(la enumeración que sigue no lleva un orden cronológico,
sino que se conforma según el consenso o desacuerdo exis-
tente en la investigación actual en torno a la autenticidad
o inautenticidad de las cartas) :
a) Las cartas pastorales (primera y segunda a Timoteo,
carta a Tito): los datos biográficos, inverificables por el
libro de los Hechos de los apóstoles o por las otras cartas
paulinas (indiscutidas); las estructuras postapostólicas de
la comunidad; la característica de la herejía; el vocabu-
lario y ciertos indicios teológicos. Fecha de la redacción:
alrededor de los primeros decenios del siglo segundo.
b) Carta a los efesios: el nombre de la localidad no
está atestiguado con certeza en el texto; se trata más bien
de una exposición teológica más que de una carta; el estilo
no es paulina; existen ciertas diferencias con la teología
de Pablo (especialmente en lo que se refiere a la iglesia
como cuerpo cósmico del que Cristo es el "jefe"); una
cosmología influenciada por la gnosis; existe una cierta
dependencia de los pensamientos de la carta a los colo-
senses, aunque desarrollados de forma autónoma. Fecha
de redacción: alrededor del año 100 d. C.
c) Carta a los colosenses: estrechos contactos estilílY
ticos y teológicos con la carta a los efesios acercan mucho
entre sí a estas dos cartas (a pesar de ciertas diferencias)
y alejan de Pablo la carta a los colosenses (diferencias en
la comprensión de la cristología, de la iglesia, del bautilY
mo, de la función apostólica, de la escatología). Con la
misma claridad con que el autor utiliza pensamientos
auténticos de Pablo y está al corriente de la situación del
apóstol detenido, se dejan percibir huellas de que nos
encontramos ante una elaboración teológica de la "escuela
de Pablo". Detalles más amplios en E. Lohse, Die Briefe
an die Kolosser und an Philemon (1968), con amplia indi-
cación bibliográfica.
d) Segunda carta a los tesalonicenses: escrita en es-
trecha dependencia de 1 Tes (hasta en el uso de los más
insignificantes giros). La situación apistolar (ficticia) es la
misma; si responde a la verdad, debió ser escrita inmedia-
tamente después de 1 Tes. Pero en este caso, la utilización
literaria de su propia carta anterior sería inhabitual en
Pablo, y la respuesta, totalmente distinta, dada a la cues-
tión del final del mundo y de la parusía de Cristo, con la
ayuda de una información wpocaliptica desarrollada, sería
algo insólito. (Enumeración de los acontecimientos que de-
ben ocurrir antes del esjaton y que retrasarán el final,
cí. 2, 1-12). Por otra parte, el autor polemiza ya contra las
"pretendidas" cartas paulinas (2, 2) que anuncian la proxi-
midad inmediata del día del Señor (¿1 Tes?); se trae a
colación la firma de propia mano de Pablo como signo de
la "autenticidad" de 2 Tes.

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