Agotar La Danza Parte 2
Agotar La Danza Parte 2
Agotar La Danza Parte 2
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l.r Livc Art Devcloplnent Agency. La actuación de La Ribot fue inusual: i
en marc9 giáf1Í4, cl de ls eflerltura, «contiene uignos» (Benjarnir:, 1996:
una de las blancas salas de exposición del museo creó lo que ia nota de 82).r
I Siguiendo csta nbservaclón, Krauss argumenta que el derribo del lienzo
prensa de,ominaba «una perfornlance de rarga duración», que
agrupaba por Pollock sr¡bvierte el privllegio de verticalidad de la pintura como ptano
sus anteriores diez años de trabajos en un contexto púbrico. A diferencia
de la representación, Qulsiera afl¡adir que la observación de Krauss de que
de lt's a Draw/Live Feed, panoramix de La Ribot se presentaba ante
un ese derribo permitió también a pollock transformar literalmente el lienzo
público que compartía la sala de exposición con la bailarina.
Estos dos eventos coincidentes en er tiempo, en ros §! un suelo, un terreno, un territorio vacio sobre el cual el artista podia
cuares.la danza caminar a voluntad e imprimir huellas de sus idas y venidas. En este
sucedia en el espacio de las artes visuales y en diálogo con
ellas, fr.ro, sentido, las acciones de pollock sobre el lienzo tumbado eran equivalentes
creados por dos coreógrafas separadas por nacionalidlA,
estilo, ;.";;; a una territorialización, entendida aquí como un acto que se apodera
y generación' Aunque extremadamente distintos, de un
ambos medio y lo convierte en propiedad mediante la marca (Deleuze y Guattari,
criticamente vinculados por s¡¡_e_lq=b_o¡-aq!ó¡ "r"rtor-.iiáür.
_d_e_ Ia. r-el_a_erq!_d9lA
dar.-¡ZA"S_o"I 1987: 314-6). Dado er «patrioterismo de padres fundadores»
las.artes visy-qlgs. En et caso de. Broryn, su piqz,a.a!qfd"a.bS.l.a. [founding
f-.e..ligtó_q.d_e. father patrionícsl (schneider, 2005: 26) que inspira los discursos
la danza con el dibujo En,el caso de La Ribqt, cqn.Ia escul!_ql*y.Sl_qttS criticos
sobre la pintura-acción de polock, su caminar sobre er rienzo tumbado y
de la instalación. Además, ambas piezas apuntaban expiicitamünte
a una sin pintar se imbuye del halo mítico de la reivindicación de un territorio
reevaluación crítica de la compleja
¡qlgción flg lq dqqzq y_ IAS -alres visuales virgen, de la colonización de lo horizontai, como esa «tierra vacía y
con la horizonlalidqd Es decir: ambas coreógrafas, de maneras baldía
aistintas, donde la historia tiene que comenzar» (Bhabha, 1994:2461.
abordaban con su obra un plano que conileva una reración
especialmente Acaso porque sus acciones sobre el lienzo horizontar tenían que
problemática con la política de género sexual en el arte ver
visual del sigro xx; con el hecho de marcar un territorio virgen, polrock nunca pudo involucrarse
lp Irqrizslt* con el cruce de límites que su derribo del plano representacional
El uso de ra horizontaridad en er arte visual del siglo sugería.
xx der periodo Nunca pudo resituar la pintura fuera der propio espacio del rienzo,
posterior a la segunda Guerra Mundiai suere remontarse dejar
a la bajada del que la pintura siguiera la salpicadura de pintura en
lienzo del piano vertical ar horizontar por su caída fuera del
Jackson pollock en 1947. En su domino territorializado. como señala Krauss, el derribo de pollock
ensayo «Horizontalidad»,,Rol?l-r}_4 era sólo
§3§s*(Bois y Krauss, 1997) escribe que un momento transitorio en la producción de sus cuadros; no un
fin, sino un
el descenso del ]ienzo de ro verticar a ro hoñzontal permitió a pollock no sólo medio para que el rienzo volviera a ascender a Ia verticalidad privilegiada
el desarrollo de su técnica de goteo, sino que, ro que fue
más importante, por los imperativos representacionares en la economía
abrió la posibilidad de futuras subversiones (nunca exproradas visual del consumo
por el propio de arte. Pero sus acciones sobre er rienzo tumbado, su
Pollock) de la «erectilidad fálica» que Henri Lefebvre caminar encima,
dice que «confiere su derramamiento de pintura encima, sugerían claramente que
un estatus especiar a lo perpendicular, procramando ra farocracia existía
como un potencial de transgresión que podría ser aprovechado por
orientación del espacio» (Lefebvre, 1997:2g7). Krauss toma cualquiera
su lectura de ra que estuviera dispuesto a aventurarse fuera del
horizontalidad de un fragmento temprano ae }U-ahef.ggnjAl4il.-e."¡1..g].qqs marco pictórico. En r95g,
Allan Kaprow hizo una célebre descripción de cómo ras acciones
fiJós¡fo aiemán propqn_e u¡a diqlinció_n entle fp, plAnQ_§._ve4iqutyñ:#_qp
§1.
de poilock
sobre el lienzo tumbado le inspiraron para crear sus propias
tal sobre la bg¡e fle ¡elq-c-!óq d-e qagn.pla-!-q-§p,,!ls*!s.]rrqs-i9"+Jlxxiign acciones y
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Preil plano verricat gs el de ei rienzo tumbado
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¡". i§ü.iil"g¡pr, el potencial para iiberar no sóro ra propia pintura, sino ra
creación de arte
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11conliene objeros», m.rentlas que el ptano horizoniar es el de ra en su conjunto: er artista debía atravesar ros límites der
rienzo y penetrar
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Éstado alli, sobre el iienzo, que ella podría haber optado por dibujarlo por ver con la territorialización. Aigunas de las danzas de Brown darán lugar
completo, pero, no obstante, el resultado final se resiste a representar a inscripciones, cuando un pie o una mano rozan una hoja y dejan una
cuerpos completos o morfologías adecuadamente formadas, del mismo marca. otras permanecerán sin marca mientras ella baila con su atención
modo que no registran pasos que puedan ser decodificados, ensayados alejada de lo horizontal, mientras que el carboncillo no llega a tocar la
y nuevamente bailados. Estas danzas-dibujos son definitivamente no página o la presión sobre el lápiz de pastel es demasiado débil como para
flPfesentaciones. Son operaciones, actuaciones. dejar una marca.
Y sin embargo... algo se inscribe en el papel. para entender Obviar la marca: un esfuerzo sin huella que es ya una deste-
la potencialidad escénica de las inscripciones hechas por una mujer rritorialización del arte. La especial manera de Brown de crear espacio
coreó8rafa al caer, moverse, rodar, patinar, restregar, deslizar manos, pero no marcar un territorio lleva consigo aigunas implicaciones
pies, piernas, espalda, pechos, cabeza, rostro, nalgas y vientre sobre micropolíticas. Gilles Deieuze y Félix Guattari asociaban lo que ellos
un improbable y pequeño escenario de papel (o, sobre una improbabie, denominaban «eI factor territorializante» con el devenir del arte
enorme página vacía abandonada en el suelo) es importante explicar la cuando inequívocamente proponían «el territorio como resultado del
especificidad de los movimientos de Brown en relación con su economia, arte» (Deleuze y Guattari, 1983: 316). Escriben Deleuze y Guattari: «El
es decir, con su posterior destino en forma de huellas. La teórica francesa artista: primera persona que coloca una señal fronteriza o que hace una
de danza Laurence Louppe, en relación con la historia de la relación de ia marca» (1983; 316). Bien puede ser cierto. Al menos, ése parece ser el
coreografia con el dibujo, escribe que «el papel no retiene en modo alguno caso en el modo masculinista de ocupación del lienzo tumbado que Andy
un registro de la danza, retiene una huella que en sí misma no puede Warhol identificaba en el «machismo» de pollock, donde «el gesto que
a¡ignarse a ningún otro lugar» (Louppe, 1994:22). Este residuo que no es un hombre erguido hace al derramar líquido sobre un suelo horizontal
un registro de Ia danza es exactamente lo que presenciamos en el danzar- es simplemente decodificado como urinación» (Bois y Krauss, 1997: 102),
dlbujar de Brown. Pues lo que resulta fascinante en It's a Draw/Live Feed, si el carácter «urinario» de la pintura acción coincide con el concepto
n0 cB tanto el hecho de que una coreógrafa dibuje, o que una coreógrafa de Deleuze y cuattari del arte como la marcación de un territorio, el
lmprovise danzas mientras dibuja, ni siquiera que una coreógrafa muestre danzar-dibujar de Brown nos permite discrepar momentáneamente de
tan abiertamente, tan generosamente, su momento íntimo de creación a su proposición; o al menos nos permite considerar otras formas de hacer
un público anónimo, ausente presente. Lo que resulta fascinante es ver arte, o de pensar sobre Ia relación entre arte y espacio, que rechacen
que el danzar-dibujar de Brown no tiene como fin estrecho y exclusivo las implicaciones coloniales de marcar un territorio con la bandera de
producir una obra final sobre papel. por el contrario, Brown genera los artistas. EI danzar-dibujar de Brown (donde tantos elementos de la
una cantidad desmesurada de movimientos, gestos, pequeños pasos, danza y del dibujo no responden al objetivo de dejar una marca) nos
microdanzas que no están en absoluto dirigidas al papel, que no dejarán permite una crítica de ia asociación de Deleuze y Guattari entre 1a marca,
en absoluto una impronta o una marca sobre el papel. En la motilidad y en la territorialización, la reinvidicación de una propiedad y el acto artístico.
los gestos de Brown, meticulosos, tranquilos, atentamente concentrados En este sentido, como dibujos, los de Brown constituyen una respuesta
y traviesos, hay un excedente de acciones, pasos y trazos que no serán a la historia de ]as artes visuales, en cuanto que realizan una profunda
interrumpidos ni unidos a lo horizontal, una plétora de acciones que no crítica del uso del plano horizontal en pollock.
pueden dejar una marca, que no tienen nada que ver con las marcas, nada Volvamos a la experiencia de contemplar lt,s a Draw/Liye Feed
que ver con la reivindicación de una posesión sobre un territorio, nada que en las pantallas planas verticales. Mientras Brown danza-dibuia, la
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excesivamente parergónico (marcos dentro de marcos dentro
espacio
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de la cámara, el marco fijo de las paredes de la galería, el {
marco fijo
del papel en el suelo) er público debe atender simurtáneamente
ar plano
vertical de la representación der movimiento y al plano horizontal
de la inscripción de trazos. Brown actúa simurtáneamente en
planos, generando conglomerados de puntos de fuga
ambos
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en el espacio
bidimensional transmitido en directo al público como hiperbólicamente
perspectivistas. De este modo, crea una incesante
dispersión en la d
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que ningún acto (danzar, dibujar) ni género artístico (danza, ] r, .,i
dibujo)
es privilegiado en reración con el otro. por el contrario,
se produce t ; n,' i.
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una vertiginosa simurtaneidad de géneros y actos. Ese vértigo
yaes un
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desmantelamiento del orden estriado de la perspectiva. ¡ll
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La perspectiva es er efecto creado por una organización
específica i¿
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André Lepecki 4 Danza del desplome
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Panofsky nos recuerda: «La'perspectiva central' presupone dos hipótesis zonas de intensidades, gracias a las operaciones Ínformes, infijables de
fundamentales: primero, que miramos con un único ojo inmóvil y, segun- una acción cayente, corporeizada.
do, que la intersección plana de la pirámide visual debe considerarse como Al ñnalizar lt's a Draw/Live Feed, Brown habrá creado cuatro
una reproducción apropiada de nuestra imagen visual» (1997:29). De este dibujos diferentes. Después de terminar cada dibujo, un proceso que dura
modo, la perspectiva funciona siempre por reducción. y lo que se reduce entre diez y doce minutos, Brown sale de la sala blanca y dos empleados
en la perspectiva es no sólo la tridimensionalidad del espacio, sino la del museo entran empujando un andamio. Recogen cuidadosamente del
naturaleza corporeizada de la percepción mientras que la base corpórea suelo la hoja de papel inscrita y la cuelgan en una de las paredes,
de la sensación se entrega a algoritmos de visibilidad. Lo que se pierde Cuando levantan la hoja de papel marcada, otra hoja limpia aparece
entonces es la corporeización de la vislón mediante una operación que debajo, lista para recibir los renovados movimientos e impresiones de
substrae de la percepción nuestros ojos estereoscópicos descentrados, en Brown. Después de completar su tarea de levantar el dibujo de su plano
constante movimiento, y los sustituye por un punto de vista artificialmente horizontal-coreográfico del suelo y fijarlo en su nuevo plano vertical,r2
monocular y monomaníacamente fijo.I. Es por ello que «la construcción ambos empleados salen del espacio y enseguida la coreógrafa regresa para
perspectiva exacta abstrae de la construcción psicofisiológica del espacio» comenzar de nuevo todo el proceso.
(Panofsky, 1997: 3l). Para nuestra discusión sobre la creación de espacio en Pero es en el levantamiento final de la hoja de papel (un
It's a Draw/Live Feed, es relevante señalar que Ia operación de abstracción levantamiento que repentinamente reveia un insospechado ímpetu
de la perspectiva, su reducción perceptiva en aras de la coherencia teleológico que enmarca todo el evento) del plano horizontal al vertical
monocular «es obvio que también surge [...] en ]os análogos resultados de representación y contemplación, donde podemos encontrar los limites
obtenidos mediante un aparato fotográfico» (panofsky, 1997:37). de la desterritorialización radical de Brown y la plena activación de la
Pero, en lt's a Draw/Live Feed, los ojos del público nunca pueden fuerza territorializadora de la máquina del museo, una máquina que debe
permanecer inmóviles. Incluso aunque la pieza esté hiperbólicamente siempre erigir algo y fijarlo en el plano (vertical) de la rep.resentación.
lnmovilizada por una múltiple superposición de marcos (cámara, Después de todas las alteraciones de la mirada que Brown realiza
monitor, paredes, papel), los movimientos y acciones de Brown crean mediante su entrega a la gravedad y la salpicadura, mediante su danza
una preocupación visual-cinética suscitada por su constante creación, ondulante, mediante su constante desmantelamiento y descentramiento
redistribución y movilización de puntos de fuga que se multiplican. y creación de tan numerosos puntos de fuga, mediante sus usos de la
Lo que Brown consigue en su danzar-dibujar es ia transformación del informidad en la danza y el dibujo, algo finalmente se erige al finalizar el
funcionamiento reductor de la cámara como máquina perspectivista en un danzar-dibujar de Brown. La entrada de los empleados supone la entrada
funcionamiento multiplicador de la visión. Al distribuir, crear y destruir de las demandas visuales-arquitectónicas-económicas que caracterizan
una multiplicidad de puntos de fuga, Brown crea un espacio en una al museo como máquina territorializadora. Al fijar de nuevo el papel
habitación cerrada, que no la situará bajo la economía de lo perspectivo, en el plano vertical de exhibición, los empleados como apoderados de
ese modo de mirar que históricamente relegaba a las mujeres a su arresto la máquina del museo transforman el espacio desterritorializado en
domiciliario.tr Al negarse a ser puesta bajo arresto domiciliario, Brown un territorio regido por el imperativo de mostrar la marca (autoral).
transforma el espacio de sustantivo enverbo: su danzar-dibujar, ante todo, Por tanto, lo informe debe ser levantado de su plano horizontal de
añade a los planos vertical y horizontal de la inscripción y la representación producción cinética en aras de su reubicación en el plano vertical como
una dinámica insospechada, Ios transforma de dimensiones planares en objeto de contemplación. Este levantamiento es un retroceso respecto
ru _Lf,
frase todavía pendiente de organización en forma gramatical; y un efecto fucrzas lnformes y sensaciones sutiles desordena 1o arquitectónico como
más fíSico resultante de la precariedad de su exhibición, su forma sencilla orto8onalidad endurecida.
de estar colgadas de las paredes de la Tate Modern, que venia a subrayar Por tanto, en la operación de alteración arquitectónica de Pano-
que estos objetos no pertenecian del todo, no eran del todo objetos ramix, se ponen en movimiento desde un principio una serie de micro-
artlsticos, ni siquiera (o ya no) objetos encontrados. La dobie naturaleza de movimientos, cuya casi invisibilidad no debilita, sino que más bien da
la presencia de los objetos en el espacio (como serie de sustantivos, como testimonio de su fuerza y de su impacto. Primer micromovimiento: el sutil
serie de formas) cuando se asociaban con su precaria exhibición hacían olor del cartón que no sólo complica la propia constitución del espacio
referencia a la constante amenaza de la inminente caida: su caída fisica y representacional de la galeria como puramente visual, sino que erosiona
su caida lingüística. implacablemente la solidez de las superficies planares, debilitando Ia
En Panoramíx, la amenaza de esta doble caída genera un confianza de la sala de exposición en su ortogonalidad planar. Lineas
resultado muy específico: La Ribot crea un espacio que funciona como rectas difuminadas por el olor y planos horizontales plegados; la rigida
una alteración arquitectónica. Utilizo aqui Ia palabra arquitectura en estriación de la cuadrícula se vaporizaba. El olor producia la distensión
el sentido en el que Denis Holiier la define en su lectura de Georges de los planos horizontal y vertical en numerosas Iineas oblicuas, pliegues
Bataille: es decir, arquitectura como función de lo «bien construido», y curvas, creando asi lo que Alain Borer (al referirse a la función del
como cómplice privilegiado de las economías hegemónicas de la propiedad olor en la obra de Joseph Beuys) denominó una «dimensión impalpable»
representacional (teórica, teológica, deseante): «El imperialismo, la filo- (Borer y otros, 1996: 19). Es la producción de esta impalpable y sin
gofla, las matemáticas, la arquitectura, etcétera, componen el sistema embargo materialmente impactante dimensión oblicua (en contraste con
dr petrificación» de la humanidad (Hollier, 1992:50), un proceso en el la legibilidad estriada del espacio ortogonal) Io que atraviesa Panoramix,
qut (Él libro y la arquitectura se apoyan mutuamente y fomentan esa De ahi el segundo micromovimiento: Ia sustitución de la espacialidad
¡l¡temacidad monológica» (Hollier, 1992 421. Este sistema de petrificación por la dimensionalidad. La Ribot crea para sus piezas no un espacio sino
c0m0 Barante de la estabilidad monológica de la forma se basa en una una dimensión. En efecto, en la obra de La Ribot abundan los usos de
flrme rignificación, el requisito minimo para el éxito representacional. la dimensionalidad que se alzan frente a la cuadrícula espacial. De ahl
POr esa rezón «la arquitectura, por encima de cuaiquier otra cualifi- la centralidad de la escala en sus piezas; la necesidad de estar fuera de
eaelón, es idéntica al espacio de la representación» (Hollier, 1992:31), escaia en sus piezas: acciones fuera de proporción en su intención o en
y por esa razón, «cuando la estructura define la forma general de la el tono de voz, o gestos demasiado grandiosos para las dimensiones de la
legibilidad, nada resulta legible a menos que se someta a la cuadrícula sala (escala disfuncional); dibujos que contienen en sí mismos versiones
arquitectónica» (Hollier, 1992: 33). En otras palabras: la arquitectura es más pequeñas de sí mismos (Poema infinito, Pieza distinguída ne 21, 1997,
una economía de legibilidad, una doble estructura de citacionalidad y propiedad de Julia y Pedro Núñez, Madrid) u objetos alineados de acuerdo
mando legislada por la estabilidad de Ia forma vertical. En panoramix, la con una perspectiva forzada (escala distorsionada). Tanto lo distorsionado
operación de la alteración arquitectónica se consigue lingüísticamente como lo disfuncional reveian la inadecuación de la espacialidad ortogonal
por la amenaza inminente de una caida en la asignificación de los ante Ia impalpable dimensionalidad que La Ribot crea para Ia presentación
objetos-sustantivos precariamente prendidos a las paredes; se consigue de su cuerpo. En Candida iluminaris lPieza distinguida ne 30, 2000, propiedad
infralingüísticamente por el oior penetrante del cartón, por Ia rendición de Víctor Ramos, Paris), La Ribot enciende una linterna de bolsillo, la coloca
general a la fuerza gravitacional. La intrusión de objetos asignificantes, en el suelo orientada hacia la pared más lejana, y en el interior del cono de
+
La Ribot. Stíll distinguished (Pieza distinguida:
la galería y mantenían al público detrás de una línea imaginaria entre
Another Bloody Mary. Propietarios distinguidos:
ellos. Los empleados se convertían en representantes vivos del arco de
Lois Keidan y Franko B. [Londres]).
{r{¡ proscenio, establecian un punto de vista apropiado para el púbiico que
Foto: Mario del Curto. Cortesía de La Ribot.
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pudiera garantizar el correcto éxito visual de esta pieza en concreto. Como cartón es tan crucial. Porque, si un trozo de cartón parece funcionar para
suplentes de una construcción arquitectónica ausente, Ios empleados del y con la visión frontal, el hecho de que años después acabe extendido sobre
museo impedían al púbiico cruzar la linea que ellos definían. Eran la el suelo de la sala de exposición implica que la presentación que tanto
personificación del imperativo arquitectónico de lo representacional. interesa a La Ribot debe ser una presentación que oscila constantemente
Es un momento interesante; un momento en el que la intención entre el plano vertical de lo representacional y el plano horizontal de
de la coreógrafa es saboteada por una inercia representacional incrustada lo coreográfico, entendido aqui lo coreográfico como la inscripción de
en las máquinas visuales del teatro y el museo. Es un momento que un conjunto de sÍmbolos de movimiento en una página. Esta constante
una vez más revela Ia relación entre la verticalidad, la arquitectura, la oscilación, estos movimientos traslacionales, implican la inserción de
representación y ia mirada. Como Jacques Lacan ha mostrado, si hay algo numerosas oblicuas, de la inclinación que Virilio ve menospreciada en
en el cuerpo que preceda a su estructuración al mismo tiempo que, no la representación (y en la arquitectura) occidentales. La inclinación se
obstante, determina su construcción; si hay algo en la percepción que refiere no sólo a los ángulos obiicuos, esos ángulos intermedios entre
participe de las premisas significantes-representacionales de lo bien Io vertical y lo horizontai, sino a la fuerza de las miradas oblicuas, esas
construido, ese algo es la mirada.I6 En este sentido, puede considerarse miradas que se deslizan con los ojos en ángulo. En el caso de panoramix,
que la mirada es Ia primera máquina antigravitacional, la tecnologia esta oscilación fundamental entre lo vertical y lo horizontal que introduce
psicofisiológica primordial que permite el acceso a lo visual sólo como lo obiicuo (un plano en el que todo ya se desliza, cae, es dificil de sujetar),
legibilidad enmarcada verticalmente. Paul Virilio comenta los paralelismos se realiza mediante tres operaciones antiarquitectónicas (entendiendo aqui
existentes entre la gravedad, la representación, la arquitectura, la figura lo arquitectónico como la correcta construcción de forma y significación:
vertical, la legibilidad y el peso de la mirada: la diiución de lo ortogonal, ia dilución de Ia objetualidad en los propios
objetos utilizados en las piezas, y la dilución de una presencia y una
EI peso y la gravedad son eiementos esenciales en la organización de la subjetividad subordinada a Io representacional.
percepción. El concepto de arriba y abajo relacionado con la gravedad Por esta razón, a pesar de la intensa presencia de ias artes visuales
de la Tierra es sólo un elemento de la perspectiva. La perspectiva del en la obra de La Ribot, es imposible pensar en Panoramix y en la serie piezas
guattrocento no puede separarse del efecto de orientación del campo distinguidas fuera de la base ontohistórica de la danza teatral occidental.
de la visión provocado por la gravedad, así como por la dimensión Lo que esta base ontohistórica genera como su modelo privilegiado es un
frontal del lienzo que nunca es una inclinación. Tanto la pintura como cuerpo que tenía que ser capaz de funcionar simultáneamente en el plano
la investigación sobre la perspectiva se han guiado siempre por una vertical de la representación objetual y formal y en el plano horizontal de la
dlmensión frontal, escritura y el dibujo. Se trata de un cuerpo cuya integración y congruencia
(Limon y Virilio, 1995: 178). se produce por y en la división entre los dos planos benjaminianos. Este
cuerpo ontohistóricamente dividido del bailarín occidental, doblemente
E¡ lnteregante vel'que, incluso después de abandonar La Ribot el marco inscrito a la vez en el plano vertical de la representación (de la figura) y
frontal de lo teatral-perspectivo, incluso después de abrazar la «pre- en el plano horizontal de lo simbólico (de la escritura), ha creado un modo
sentación» mediante su entrega a la gravedad, a la inmovilidad, a la específico de percepción de la aparición de ia danza en el terreno de la
horizontalidad, restos de lo bien construido invaden su obra a través de las visibilidad. En el plano vertical, Ia danza exige que la percepción entre
marcas explicitas de lo institucional. Por eso la pregunta estúpida sobre el dentro de los parámetros de la representación frontal y la perspectiva
relación de exterioridad con el proceso de colonización y la violencia del no estática y que no obstante, en un sentido bastante desconcertante,
racismo, Ia ontologia mantiene entonces esa herida abierta en el cuerpo de incluye la absenz» (Krell, 1988: 115). Así, un año después de Ia publicación
la filosofia. Como ha explicado Stuart Hall: de la primera edición de Piel negra, máscaras blancas, Heidegger nos vuelve
a contar, cuando finalmente publica sus conferencias de 1935 sobre la
la estrategia del texto de Fanon es comprometerse con determinadas metafisica, que para ser ya no es suficiente simplemente con surgir en
posiciones que han sido avanzadas como parte de una ontología el campo de la presencia, ni simplemente aparecer en el campo de la
general, para a continuaciÓn mostrar que esto no funciona o explicar luz, ni anunciarse como aquello que ocupa plenamente el presente con su
Ia dificultad especifica del sujeto colonial negro' plena presencia. «Lo que es» (es decir, el «ente») no puede ya concebirse
(Hall, en Read, 1996: 27). como aquello que es sencillamente lo existente, presentándose ante
nuestra presencia en el momento de su aparición. Por el contrario, para
Hall nos recuerda también que, si no reconocemos que Fanon era un Heidegger, lo que es, el ente, entra en el ámbito del ser en el momento
pensador que había «dialogado de hecho con temas de la filosofia euro- en que se imbuye de una mínima cantidad de movimiento. Heidegger es
pea» (1996: 26), contribuimos bien poco a la comprensión de su radical coreográficamente específico cuando describe la infusión de movimiento
,l]
#D
#) André Lepecki 5 Danza clel troplezo 183
indican líneas históricas sinuosas, abiertas por la impredecibilidad del Las reptaciones de Pope.L permiten un replanteamiento performatíiro del
suceso, líneas que reptan sobre el cuerpo de Pope.L y sobre los cuerpos tropiezo de ia presunta temporalidad y verticalidad de Ia ontoiogía de
que las reptaciones de Pope.L interpelan. Fanon en el terreno racista. Abandonar la verticalidad es ya haber caído.
Thompson cuenta que una multitud airada rodeó a pope.L a su La aparición de Pope.L después del tropiezo a través de la reptación inventa
paso por la Zona Cero y que algunas personas le ianzaban gritos y le un programa coreográñco, una danza lenta, que vuelve a narrar la relación
acusaban de hacer una especie de desacralización con su performance, de Fanon con el movimiento y la verticalidad después de tropezar en el
una mofa de los muertos. Finalmente, un policía interrumpió a pope.L, terreno racista: «Llego lentamente al mundo, acostumbrado a no pretender
le ordenó que se levantara y le dijo que si quería seguir necesitaba un el surgimiento» (Fanon, 7967: 776). Este abandono de la verticalidad no
permiso. Según el relato de Ios hechos de Thompson, pope.L repetía tiene nada de la neutralidad formal que algunas coreografias pueden
con toda calma: «Solo quiero reptar. euiero reptar. No sabia que hacía buscar y encontrar cuando mantienen la linea horizontal. Este devenir
falta un permiso para reptar» (Thompson, Z0O4:78|¡. Debido a su actitud suelo, esta presencia caída, esta adopción de una dolorosa horizontalidad,
tranquila y a su persistencia, el policía finalmente desistió. pope.L esta comprensión de los surcos y temperaturas del suelo físico e histórico
reanudó su reptación y en ese momento la multitud (incluso los más donde inevitablemente se negocia la presencia propia, es el reconocimiento
enfadados entre ellos) vitorearon a Pope.L. Como Thompson escribe en de que la «zona de incomodidad» es el lugar donde todos vivimos y nos
el mismo ensayo: movemos. En esta zona, el cuerpo de Pope.L deviene suelo, más que forma,
y en este terreno crea «una verdadera diaiéctica entre el cuerpo y el mundo»
De este modo, en oleadas, por asi decir, resultó evidente para (Bessire, 2002: 49). Esta verdadera dialéctica incluye abordar directamente
sus espectadores que la reptación (por irreverente que ei traje de la generalización de ]a violencia en la vida cotidiana. Abordar directamente
Superman pudiera haber parecido en un principio, por mucho que la brutalidad de la violencia, como un importante agente organizativo en
pudiera haber parecido que hacía una trivilización de la pérdida de democracias modernas presuntamente ilustradas, es crear una zona de
vidas ocasionada por los ataques terroristas del 11 de septiembre) incomodidad en numerosas teorías politicas y críticas. Allen Feldman
era o había conseguido convertirse en una respuesta seria y argumenta muy agudamente que «conceptualizar la violencia política
verdaderamente compasiva ante estas violencias y sus legados. como un elemento rutinizado de la vida cotidiana» sigue siendo uno de
(2OOa:78-791, los grandes obstáculos en la actual teorización sociológica y antropológica
de la violencia, dado que ]a mayoria de los estudiosos siguen atrapados en
Estoy de acuerdo con Thompson en esta ]ectura particuiar. pero creo que, ia célebre proposición de Norbert Elias de que «la modernización implica
dentro de los parámetros cinéticos creados por el tropiezo fanoniano, la progresiva retirada de la violencia en la vida cotidiana junto con su
la cuestión de la violencia, tal como ha sido caracterizada por el despe- creciente monopolización por el Estado», una proposición que Feldman
dazamiento del cuerpo a través de la violencia del significante, según la ve como reveladora del «impulso evolucionista del concepto de proceso
descripción de Fanon y según la escenificación de pope.L mediante el uso civilizatorio de Norbert Elias» (1994: 87, 88). Feldman argumenta que
de Ia reptación militar, requiere una mayor indagación. Lo que es preciso en su mayor parte la teoría politica sigue conceptualizando la violencia
indagar es la relación entre la adopción de la horizontalidad, el «avanzar como algo que solamente ocupa «los bordes del proceso civilizatorio
mediante reptación» y la cinética de cómo sortear de manera más eficiente y de la modernidad europea», así como la modernidad occidental en
la relación del cuerpo con el suelo. general (1994: 88). Por tanto, identificar la violencia como uno de los
r8¿
André Lepecki 5 Danza del tropiezo 185
principales principios políticos de organización de las de¡nocracias con- William Pope.L.
temporáneas, señalar la generalización de la violencia, su profunda rela- Tompkins Square Crawl
ción con la constitución del poder politico y con esos ritmos, hábitos y (a.k.a. How Much is that
actuaciones de la vida cotidiana, es un acto importante no sólo para com- Nigger in the Window),
prender el deseo de Pope.L de crear «zonas de incomodidad», sino para Nueva York (1991).
comprender también cómo prosigue su diálogo con Fanon más allá de Foto: James Pruznick.
las cuestiones de la ontologia y justamente en relación con cuestiones de Cortesia de William Pope.L
actuaciones politicas. La reptación militar sólo es un elemento más en Ia
caracterización de Ia técnicas cinéticas de la violencia, asociadas con el
poder imperial de Supermán, de la América Blanca, todo ello revelado y
activado por un hombre negro extremadamente agradable que repta en
The Great White Way, a todo lo largo de las tumbas masivas que el legado
de las politicas colonialistas e imperiales abren sin cesar diariamente a
nuestro alrededor. BAM. En la dialéctica de Pope.L entre el cuerpo y el
mundo, en la zona de incomodidad que crea, el tropiezo fanoniano afirma
una elocuencia diferente.
iCómo podemos definir el ser después del tropiezo de la ontología
general? aQué tipo de movimientos podría efectuar este ser ahora que
hemos trazado con Fanon, Heidegger y Pope.L la probiemática de Ia
presencia del suelo racializado? Quizá cada cuerpo en movimiento sobre el
suelo racista es ya siempre un cuerpo que tropieza. Ei asentamiento de la
presencia y la actuación escénica sobre un pie inestable permite la creación
de lo que Alain Badiou denominó «una ética de la situación» (Badiou y
Hallward, 2001). Permite la posibilidad de crear una respuesta critica a
la violencia del racismo que es también una respuesta coreopolitica. Ese
modo particular de movilización animada por el tropiezo, el temblor, la
osciiación del ser, propone formas diferentes de mediación entre danza
y política. Aquí es donde saltamos radicalmente del concepto general del
temblor del ser de Heidegger a la descripción de Fanon, contextualmente
específica, del tropiezo y el temblor en el terreno racista-colonialista. Un
terreno animado por un suelo a la vez cambiante y furtivo así como por
expresiones contundentes, un terreno cargado donde el cuerpo sostiene
reconfiguraciones radicales ante la fuerza ilocucionaria y perlocucionaria
del acto verbal performatívo, pero donde el cuerpo tropieza también con su
d
propia capacidad para abundar en la carencia, para moverse dentro de su Notr¡
fijeza, sortear un terreno por otra parte inhóspito. Éste es el impacto de la 5 Drnrr drl troplcro. Lae reptaciones de William Pope.L
reptación, no como acto de sumisiÓn, sino como el esfuerzo coreopolitico
que trasciende a la condena del orden simbólico mediante su decidida I Para más información sobre la política de Heidegger y sobre la política de su
irrupción en el suelo tembloroso del ser. proyecto filosófico, véase The Heidegger Controversyr A Critical Reader (Wolin, 1993).
2 Puede verse una excelente reevaluación crítica de la obra clínica y critica de
Fanon en Read (1996).
3 «Asi pues, mejor que una semiología, lo que habría que retener de Brecht es
una sismologla» (Barthes, 1989: 212).
4 Para una explicación más detallada de la relación intima de la modernidad
con el colonialismo, véase el capítulo 1.
I
áDónde reside la historia, si es que reside en algún lugar? áY cÓmo 3t ProducÉ Prccl¡tmentÉ GR ur1 campo social de «mutua invisibilidad»
vuelve a despertar y cómo se pone en movimiento Ia historia? aDe qué (20011 lól tntlt rüÉtor blancos y de color, Pero, como también señala
manera encuentra su base, su ritmo, su anatomia? Estos interrogantes Chrng Én ¡u rnlllrl¡ dc la novela El hombre invisible de [Ralph] Ellison,
son los puntos de partida para una consideración de los efectos críticos, la tnvl¡lbllldrd uehl no slgnifica falta de materialidad. Lo que inicia la
artísticos y políticos suscitados por una reciente invocación histÓrica: historla dc coll¡lonct violentas, encontronazos y encuentros perdidos
la reaparición coreográfica de una imagen especialmente fantasmal, entrt tujtto! rrcirllz¡dos es precisamente esta paradójica condición de
especialmente icónica que tiempo atrás llenaba la imaginación europea ser un cutrpo miterlal que sin embargo sigue sin ser visto.
en relación con los afroamericanos, la danza y la femineidad negra. Oordon sigue los signos, las cicatrices y las marcas que las
En efecto, desde principios de los años veinte hasta mediados de los colisiones de la historia han dejado en los cuerpos de estos sujetos que
treinta, Ia imagen de una determinada bailarina afroamericana ilustraba habitan el campo racial de la invisibilidad, para sugerir que las fuerzas
y perturbaba intensamente la complicada dinámica de lo que Brett de la exclusión social dejan efectivamente rastros materiales en aquellos
Berliner ha denominado la melancolia colonialista del siglo xx: Esa sobre quienes ejercen su violencia. En un gesto reminiscente de Michel
propensión ambivaiente del colonizador a poseer sensuaimente y a ia Foucault, Gordon propone que la inscripción de la historia en cuerpos
vez mortificar metódicamente al Otro colonial y racial (Berliner, 2002: marginalizados como marca de «la violencia de la fuerza que los creó»
200). Como se indica en el título de este capitulo, Ia imagen icónica en (Gordon, 1997:221 genera acciones contrarias de resistencia. Para Gordon,
cuestión, perturbadora, fantasmal, la figura y Ia voz que muestro como esos actos de resistencia constituyen precisamente la fuerza de lo espectral
denunciadoras de la melancolía colonialista y poscolonialista europea son a través del tiempo: tanto actuaciones como «historias concernientes a
las de Josephine Baker. exclusiones e invisibilidades», donde el fantasma surge como un «crisol
Convocar lo fantasmal en Josephine Baker es reclamar a Baker para la mediación política y la memoria histórica» (1997: 17, 18).
como voz critica contemporánea, una voz que permanece póstumamente En este capítulo analizo una reflexión coreográfica contemporánea
activa y resistente. Es reconocer que la fuerza de Baker todavia se mueve; de la coreógrafa portuguesa Vera Mantero sobre el racismo europeo actual
que invocar su presencia es efectuar un llamamiento politico especifico. y el olvido europeo de su muy reciente historia colonialista. Esta reflexión
Aceptar la posibilidad de intervención de Baker hoy es reconocer su se produce precisamente a través de la escenificación de Mantero de
participación en la cohorte de lo que Avery Gordon ha señalado como un campo lingüístico y escópico de invisibilidad al mismo tiempo que
«cuerpos indebidamente enterrados» de la historia: cuerpos sometidos a coreografía los efectos de este campo sobre un cuerpo hiperbólicamente
un trato abyecto incluso en la muerte, a los que las narrativas y fuerzas racializado. Además, Ia reflexión coreográñca de Mantero surgió y fue
hegeménicas de la historia han negado suelo, lugar y paz (Gordon,1997: llevada a escena con ayuda de la figura fantasmal de Josephine Baker.
16), Según Cordon, esos cuerpos indebidamente enterrados, una vez Leeré la pieza de Mantero de i996 titulada uma misteriosa Coisa, disse
racializados, se congregan en numerosas comunidades intangibies, e. e. cummíngs (algo misterioso ha dicho e. e. cummings), basada en la
condenados a una doble invisibilidad bajo la autoridad de una violencia figura de la artista afroamericana, como una pieza basada en el racismo
meticulosamente impuesta: la invisibilidad de Io espectral y la invi- y el colonialismo, pero que a la vez propone una poderosa contraactuación
sibilidad en el corazón de la racialización. En sus escritos sobre ios política. Mantero logra esto mediante un uso estratégico de la melancolia
vínculos entre los regímenes raciales escópicos y los regímenes afectivos contra la abyección racial y colonialista. Situaré el solo de Mantero
de Ia racialización, Anne Anlin Cheng sugiere que «el momento racial» como una propuesta coreopoética para una meditación política sobre las
músico), producian en el europeo una incontrolable respuesta cinestética: parecfan tan esenciales para sostener nuestra propia realidad
un impulso a dejarse llevar, desplazarse, perderse, saiir. El movi'miento como histórica e incluso para sostener nuestra propia imagen corpórea,
búsqueda, como viaje, como disolución del ser no es sino movimiento por ética y metafisica, haya terminado sin drama?
el movimiento mismo, que es exactamente Ia nueva visión del movimiento (Lourenqo, 1991: 43).
que corresponde al modernismo, según la célebre proclamación de John
Martin, cuando en 1933 escribe que Ia danza moderna realiza su ruptura Así fue como Mantero sentó las bases para su reflexión coreográfica sobre
histórica con respecto a toda la tradición de la danza occidental cuando la presencia fantasmal de los afroamericanos en medio de la amnesia
finalmente descubre que Ia esencia de Ia danza eS realmente ei movimiento colonialista portuguesa (y europea). El escenario está en penumbra
(Martin, 1972: 61.1 E] «descubrimiento» modernista del movimiento por cuando el público entra en el teatro. Se apagan las luces y la oscuridad
es
el propio movimiento es contemporáneo del descubrimiento popuiar del completa. Pasa el tiempo y oimos unos golpes indecisos sobre er suero de
europeo medio que baila en los clubes «negros», Iugares donde los cuerpos madera. Los golpes son imprecisos y se mueven por er escenario. pronto
blancos se mueven enardecidos ante Ia pura presencia contaminante de se detienen cerca de nosotros, en el centro del escenario. Lentamente,
sonidos y bailes «primitivos» afroamericanos. Me gustaria subrayar este un leve trazo de luz, un foco muy cerrado, muestra el rostro amplio, muy
aspecto, esta alianza nerviosa entre fantasias eróticas/exóticas, danzas blanco, de una mujer, con carmín en los labios, pestañas muy largas y una
y bailes afroamericanos y la instigaciÓn, en el europeo blanco, del deseo sombra azul centelleante en los párpados, Es un rostro hiperbólicamente
de comenzar a moverse por el capricho del propio movimiento' Pues escenificado, la máscara de una mujer blanca que interpreta ra imagen
esta alianza trasciende los límites de los grandes relatos ontológicos estereotipada de una cierta seducción vodevilesca. El rostro, no obstante,
(e históricos) de la danza teatral occidental, relatos que se niegan a no sonrie ni seduce. Aparece tranquilo, alerta, Bajo la reve luz, el rostro
ver en los propios fundamentos de Ia danza occidental proyectos de parece estar suspendido, sin cuerpo. Después de un momento,
la boca
corporeización y disciplina no sólo profundamente racializados, sino roja se abre, e incesantemente, con calma, comienza a recitar, con ciertas
también profundamente investidos de una «fantasía y búsqueda exóticas» aceleraciones e interrupciones, una letanía. comienza, en portugués:
de carácter colonialista. Este movimiento hacia un deseo complicado, que «uma tristeza, um abismo, uma náo-vontade, uma cegueira...
atrozes,
forma parte esencial de la danza occidental y que exige una reinvención atrozes» (una tristeza, un abismo, una farta de voruntad, una ceguera...
de la capacidad del cuerpo blanco para moverse delante del espeio de Ia atroces, atroces). A medida que pasa el tiempo, el foco de luz se abre
alteridad colonial racial, es Io que calÍfico como terreno melancólico y poco a poco y el cuerpo de Mantero es cada vez más visible.
A medida
coionialista de Ia danza europea. que el blanquísimo rostro obtiene un cuerpo, comprendemos que
se
áCómo ocupó Mantero este terreno turbulento e inquietante trata de un cuerpo raciarizado; el cuerpo desnudo de una mujer branca
cuando Ie pidieron una invocación del fantasma de Josephine Baker que ha decidido cubrirlo en su mayor parte con maquillaje
marrón para
en el principal teatro de un banco nacional, veintiún años después de recrear la ilusión de negritud. Es una ilusión premeditada no sólo porque
que el imperio colonial portugués se viniera abajo con un suspiro tan el rostro de Mantero se mantiene blanco (como si marcar esa blancura
significativo en su repudio histórico, politico y moral que llevó al filósofo ya fuera participar en un teatro de raza, una mascarada racial), pero
sus
portugués Eduardo Lourenqo a preguntarse: manos también están ribres de maquilraje marrón. Ambas manos y
el
una caida
una imposibilidad
una ausencia
atroces, atroces
una caida
una imposibilidad
una pena
una tristeza
atroces, atroces
una caída
una ausencia
una tristeza VM/JB.
una imposibilidad Composición con fotogramas
atroces, atroces de vídeo de luciana Fina
(1999). Vera Mantero en uma
misteriosa Coisa, disse e.e.
I.ste soio no es un «homenaje» feliz a iosephine Baker. Mantero, aunque sin cummings (1995).
clesviar nunca su atención de la figura de la bailarina afroamericana, no Foto: Luciana Fina. Cortesía de
ilitenta representar a Baker. Por el contrario, construye cuidadosamente Luciana Fina.
7 Conclusión
219
del sujeto danzante. Estas operaciones semánticas y afectivas en 1o más como uR Pfoylet6,' Un pfeyee to de subjetivación que establece la relación
profundo de la coreografia reafirman que Ia apariciÓn de Ia danza teatral de la modernldrd eon lc¡ modoc de sortear presencia y ausencia. Harvey
occidental estaba profundamente vinculada a un afecto muy moderno: la Ferguson ttñrlr Eut l¡ rubletlvtdad moderna, «habiéndose establecido
percepción afligida de la temporalidad del presente como una constante, como mchñeollr 1,,,1 lnfeetó toda forma de sensibilidad con una cierta
incesante desaparición del «ahora». morbidcz» (Ftr¡uron, ?000; 134),
En su teorización de las consecuencias de dicha percepción del La eorro¡rrflr nac¡ como una tecnologia especialmente capaz de
«ahora» sobre ]os estudios de danza, Randy Martin nos recuerda que la respondcr el proyécto mel¡ncólico d e lamodernidady fomentarlo. Su impulso
critica de la historia de Nietzsche intenta consiste en f{ár la au¡encla en la presencia, dar lugar a que el danzante «se
una de nuevo» a qulenes ya se han ido.'La aparición de la coreografía está
articuiar la experiencia de la modernidad como una conciencia de la vinculada a la percepción de la relación del cuerpo en movimiento con la
pérdida interminable del presente que es posible sólo cuando 1o que temporalidad como siempre ya bajo un hechizo melancólico: una vez que
se siente como «justamente ahora» (modernus) se convierte en un lo cinético se convierte en el emblema de la modernidad, nada garantiza la
referente cultural fundamental' Es la cultura de un incesante pasar permanencia del ser.2 Esta percepción sugiere, para los estudios críticos de
«ahora» lo que permite al pasado figurar como compensación por la danza, que la danza teatral occidental, en tanto que encerrada en espacios
muerte inminente de lo que es. cada vez más abstractos (la corte, el salón, el teatro) en su impulso hacia
(Martin, 1998: 40). la autonomía artística, debe ser abordada desde el punto de vista teórico
no sólo como un proyecto cinético sino como un proyecto afectivo. Un
En este sentido, el lamento de la danza con respecto a Ia percepción de proyecto afectivo profundamente marcado por la infusión de Io cinético
su ser como constitucionalmente efímero se convirtió en su modernidad, en la esencia misma de la subjetividad, que genera continuas quejas por el
y pronto este lamento desarrolló características melancólicas. Ciorgio constante alejamiento de la danza, irremediablemente unida a su propia
Agamben indica acertadamente en su lectura del ensayo de Freud de 1917, pérdida, por no estar nunca del todo allí en el momento fugaz en el que
«La aflicción y la melancolía» (Freud, 1991a); visiblemente se mueve.
Arbeau, 1589: «Por lo que se refiere a las danzas antiguas, todo
en ia melancolía el objeto no es ni apropiado ni perdido, sino una lo que puedo deciros es que el paso del tiempo, la indolencia del hombre
y otra cosa al mismo tiempo [...] así [que] el objeto de la intención o la dificultad de describirlas nos ha privado de todo conocimiento a su
melancólica es al mismo tiempo real e irreal, incorporado y perdido, respecto» (Arbeau, 1966: 15). Jean-Georges Noverre, 1760: «iPor qué nos
' afirmado y negado. son desconocidos los nombres de maitres de ballets? Ello es debido a que las
(Agamben, 7993: 21, cursiva añadida). obras de este género perduran sólo durante un instante y son enseguida
olvidadas junto con las impresiones que habian producido» (Noverre,
Observemos en la melancolia la intromisión del estatus ambiguo de
ia realidad del objeto perdido como a la vez presente y ausente. Pero
observemos también la caracterización de Agamben de Ia melancolia
* N. del T.: La traducción castellana del texto de Agamben dice «intención melancólica»
donde el autor dice «proyecto melancólico». Excepto en la propia cita de Agamben. se ha
mantenido la palabra «proyecto» en lugar de «intención».
!,
rnL
. tit§
1968: 1). La modernidad de ladanza se apoya en esta insoportable percepción enBáyoc, la coerrdinación de escenógrafos, compositores y técnicos,
de la relación del cuerpo danza-nte con la temporalidad. Pero observemos lrree¡udaclón de dinero y la convocatoria de un púbrico, todo elio es
una sutileza en el lamento de la danza, y en su penosa condición de estar ten télo una preparación para un acontecimiento que desaparece en
condenada al olvido tan pronto como se realiza. Qbsqrvemgs que ep ql el acto mismo de su materialización. l_rtingún at.rO-.qt¡t es tan difícil
lamento melancólico no es únicamente el presente de Ia danza lo qug de atrapar, tan imposible de mantener,
se pierde siempre. Como muestran las citas de Arbeau y de Noverre, la (Siegel, t972: tl.
pérdida del presente de la danza implica también .la pgydida del piqa.gg
de la danza. El primero se queja de que no sepamos bailar las danzas observemos que en la argumentación de siegel no es sólo la interpretación
antiguas; el segundo, de que olvidemos los nombres de los maestros de la danza lo que se presenta como efírrero. Todo el esfuerzo y todos
antiguos, llada parece permanecer en los ar(hivos -de la danza. La danza los preparativos que permiten que la danza ilegue a existir son descritos
lo pierde todo. Principalmeple, se pierde a sí misma. fsta es la maldición casi como ritos funerarios: «una preparación para un acontecimiento que
de la danza en la temporalidad de la modernidad: olvida demasiado, no desaparece en el acto mismo de su materialización». si dicha descripción se
conserva nada. La danza avanza silenciosamente hacia su futuro tan sólo aplica al trabajo de «escenógrafos, compositores y técnicos», imaginemos
para mostrarlo como un enorme pasado amnésico. D_g-ntro.{el pg]anqóllcg sus implicaciones para el trabajo de quienes bailan. según el esquema
campo pefceptivo y afectivo de Ia modernidad, la danza no ofrece nada de siegel, los años de formación del bailarín, del acondicionamiento del
más que fugaces visiones evanescentes de su resplandor momentáneo,en cuerpo y de la mente para el momento fugaz de la danza, no son sino
una serie de ahoras irrecuperables. ia aceptación de una subjetividad sacrificial, la creación de un modo
La coreografia aparece precisamente para contrarrestar esta particular de «ser en el mundo» que supondría nada menos que toda
condición ontológica. La coreografía activa la escritura en el ámbito de Ia una vida de ensayos y representaciones de interminables sucesiones de
danza para garantizar que al presente de la danza se le conceda un pasado «entierros vivientes». Es como si existir en ei punto de fuga transformara
y por tanto un futuro. Observemos que, en esta operación, la coreografia años de formación, aprendizaje, creación y danza en años de continuo duelo
no disipa lo melancólico; de hecho lo refuerza, por estar constantem,ente anticipado y reiterada melancolia retrospectiva. Bajo tales condiciones, el
en un estado de insatisfacción ante su propio proyecto. bailarin es ya siempre una presencia ausente en el campo de la mirada,
Si el nacimiento de Ia coreografía está ontohistóricamente en algún lugar entre cuerpo y fantasma, un resplandor suspendido entre
asociado con las quejas melancólicas sobre la incapacidad de la danza para pasado y futuro.
perdurar, cpg".Q1ía segui-r vigente esta condición hoy en día? En los estudios Siegel propone que la incapacidad de ia danza para perdurar, su
de danza contemporánea, una de las más célebres y explícitas reiteraciones incapacidad para adquirir una temporalidad y una densidad duraderas, es
de la plena participación de la danza en ei proyecto melancólico de la lo que obstruye su inclusión en la economía: «precisamente porque no se
modernidad puede encontrarse en el párrafo inicial de MafSi¿s-ig,gg_| en su presta a ninguna forma de reproducción, la danza era la única de las artes
Iibro At the Vanishing Po¡nt (E4 el punto de fUga). Escribe: que no habia sido dividida en paquetes manejables y distribuida en un
mercado masivo» (siegel, 1972:51. y concluye: la danza no está «lista para
La danza existe como perpetuo punto de fuga. En .el mo-[e1r-!o el reciclado» (siegel, 1972: 5). pero yo argumentaría que el hecho de no
mismo de su creación desaparece Jgd-g¡ lgs años de formación de prestarse a la reproducción no nos libra de las fuerzas hegemónicas y las
u¡ bailarin en el estudio, toda la pianificación del coreógrafo, los violencias ontológicas propias de lo representacionai, de la economía de
Jér6me Bel.
The last Performance (1998).
Foto: Herman Sorgeloos. CortesÍa
de Jér6me Bel.
l
Notas lrfurnclu y blbllogr¡fla'
7 Conclusión. Agotar la danza, acabar con el punto de fuga
AoAMBtN, G, (1993), Stanzasr Word and Phantasm in Western Culture, Minneapolis,
I Comento esta dinámica en mi ensayo «lnscribing Dance» (Lepecki 2004),
Mlnn,t Unlversity of Minnesota Press. (Estancias; La palabra y el fantasma
2 Véase Agamben (1993: 11-21),
en le cultura occidental, trad, Tomás Segovia, Pre-Textos, Valencia, 2006).
3 Véase el capitulo 4.
ALTHUssnn, L, (1994), «ldeology and Ideological State Apparatuses», en ZiZek, s.
4 Phelan observa que «sólo en raras ocasiones en esta cultura se valora el (ed, ) Mapping ldeology, Nueva York: Verso. (Ideolo gía y aparatos ideológicos
'ahora' al que la acción escénica dirige sus más profundos interrogantes (por
de Estado, Freud y lacan, edición digital, Vision Libros, Madrid, 2002).
esta razón el ahora es complementado y reforzado por la cámara documental, el Whereby All
ARBEAU, T, (1966). Orchesography; a Treatise in the Form of a Dialogue
archivo de vídeo)» (1993: 146). Pero, según Bergson, la cuestión debe invertirse, Manner of Persons May Easily Acquire and Practise the Honourable Exercise
porque el «ahora» (si se trata realmente de un ahora temporal) nunca podrÍa
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