Guion Vigilia de Pentecostes 2017

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Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis de Barranquilla.

2017

VIGILIA DE PENTECOSTÉS
PREPARACIÓN

Se propone una sencilla dinámica que ayude a profundizar, celebrar y actualizar la vivencia del
Espíritu Santo de manera personal y comunitaria.

Para ello se necesita preparar con anticipación todo lo necesario: Lecturas, cantos y signos. Se
propone iniciar con muy poca luz.

Cada comunidad podrá adaptar este guión según su realidad.

Recursos:
• Se buscarán los cantos de alabanza para los momentos iniciales. Los demás cantos de la
misa se hacen como de costumbre.
• Cirio Pascual decorado y colocado en un lugar visible.
• Siete cirios.
• Signos de Pentecostés: Imagen de la Virgen decorada, recipiente con agua (en lo posible
transparente), antorchas de fuego.
• Carteles con dones y frutos del Espíritu Santo.
• 12 Flores y jarrón vacío.
• Las vestiduras litúrgicas son de color rojo.
• Para la aspersión se dispone una fuente con agua. También acetre e hisopo.
• Para las lecturas se recomienda imprimirlas como aparecen en el texto de la vigilia y
disponerlas dentro del leccionario.
• Se usará para la misa la oración sobre las ofrendas, el Prefacio de la misa de la Vigilia de
Pentecostés.
• La Plegaria Eucarística debe escogerse entre la I, II o III, advirtiendo los incisos propios de
este día de Pentecostés.
• La oración post-comunión y la Bendición Final son también de la Vigilia de la Solemnidad
de Pentecostés

AMBIENTACIÓN

Antes de iniciar la celebración, vale la pena exhortar a la comunidad sobre el sentido de Pentecostés con estas u
otras palabras semejantes (preferiblemente no leído):

* Vigilia viene del verbo "velar", "estar despierto". Una vigilia es fundamentalmente una
noche de vela, una noche de oración, de espera, de preparación de un acontecimiento.
La tarde-noche tiene algo especial para la oración. Jesús mismo pasaba las noches
en oración, o se levantaba al amanecer.

* En la Iglesia hay tres vigilias fundamentales: La Vigilia Pascual, la Vigilia de Navidad


y la de Pentecostés.

* Lo fundamental de la Vigilia es escuchar y meditar la Palabra de Dios. De esta


manera el pueblo cristiano se prepara para celebrar acontecimientos de salvación. En
la oración nos abrimos para acoger la acción de Dios y para disponernos a secundar
lo que Dios nos pide.

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* La vigilia de Pentecostés es culminación del tiempo pascual. Jesús resucitado deja


su Espíritu y la Iglesia naciente inicia una nueva etapa continuando la obra
emprendida por su Señor.

* Pentecostés no es una fiesta aislada. La Pascua dura cincuenta días. Pentecostés es


tiempo de plenitud, de tomar conciencia de lo que somos por la fuerza del Espíritu.
En este tiempo, María tiene también un sitio. Ella estaba allí, reunida con los
Apóstoles asistiendo al nacimiento de la Iglesia.
Se hace un rato de alabanzas para animar a los participantes. Se proponen cantos dinámicos que hablen de la
venida del Espíritu Santo (Ven, ven, ven, Espíritu Divino; Pentecostés, día de gozo; El día de Pentecostés…)

Después de las alabanzas, el sacerdote con sus acompañantes inician la procesión de entrada.

RITOS INICIALES

Terminando el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:

Amén.

Saludo
El sacerdote, extendiendo las manos, saludo al pueblo con la siguiente fórmula:

La gracia y la paz de Jesucristo Resucitado permanezcan con todos ustedes.


El pueblo responde:

Y con tu espíritu.
El sacerdote hace una breve exhortación con estas u otras palabras semejantes:

Queridos hermanos: hace cincuenta días iniciamos con la solemne vigilia de Pascua este
tiempo de alegría, centro y culmen de nuestra fe. Hoy formamos asamblea santa para renovar
entre nosotros el prodigio de Pentecostés, Jesús Resucitado nos da su Espíritu Santo al igual
que a los apóstoles reunidos con María en oración y así, darnos a nosotros como Iglesia, el
impulso misionero para anunciarlo a todas las naciones.
Recordemos que toda nuestra vida cristiana gira alrededor de la Pascua y hoy llegamos a su
culmen con la celebración de Pentecostés. Sí, fruto de la Pascua de Jesucristo, celebramos la
efusión del Espíritu Santo y la expansión misionera de la Iglesia. Hoy es un buen momento
para pedir la guía de esta comunidad, en particular, para que sea el Espíritu quien nos guíe
y nos oriente en nuestro caminar hacia la comunidad que Él quiere; un gran momento para
pedir al Espíritu de la Verdad que nos oriente a ser una verdadera comunidad de hermanos,
donde no haya divisiones, disputas, donde organizados por carismas (vale la pena mencionar
los grupos de la parroquia), seamos identificados ante el mundo como una verdadera
comunidad de fe: La comunidad N.N.
Ahora los invito a tomar asiento y vivir plenamente cada uno de los momentos de esta Vigilia
de Pentecostés.

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Símbolos de Pentecostés
El monitor se acerca a los fieles para dar paso a la entrada de los Símbolos de Pentecostés (se acompaña el
momento con música instrumental). A cada símbolo le precede una breve monición. Estos son presentados por
un fiel de la parroquia y colocados en un lugar reservado y preparado para ellos. Al final se entona un canto
apropiado.

Hermanos, la multiforme acción del Espíritu Santo, se nos expresa a través de un


buen número de imágenes y símbolos. Consideremos algunos:

El Agua
El agua significa la acción del Espíritu Santo en el Bautismo; así, el agua bautismal
significa realmente que nuestro nacimiento a la vida divina se nos da en el Espíritu
Santo.
El Espíritu fecunda las aguas propiciando la vida. La tierra caótica adquiere figura
por la acción fecundante del Espíritu. Donde hay caos, vacío, confusión y muerte, el
Espíritu vivifica.

El Fuego
Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la vida dada en el
Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu
Santo. Es el fuego que arde en cada hombre que siente, que lucha y que ama.

La Santísima Virgen María


Dios escogió a María, para que por obra del Espíritu Santo, concibiera y diera a luz a
su Hijo Jesucristo. También quiso Dios que María estuviera presente no sólo al pie
de la cruz, en el nacimiento admirable de la Iglesia, sino también en el día de
Pentecostés cuando la Iglesia, fortalecida por el Espíritu Santo empezó su obra
misionera.

Aspersión
El presidente se acerca a la fuente y se dirige a la asamblea:

En el principio el Espíritu de Dios se cernía sobra las aguas y de ellas, por la voz de
Dios brotó la vida. Hoy, al celebrar esta solemne Vigilia, pidamos que el agua que vamos
a bendecir, nos renueve en la gracia del Señor y nos recuerde que, por el Bautismo
fuimos purificados y santificados.
Queridos hermanos: Invoquemos con humildad a nuestro Dios y Señor, para que
bendiga esta agua con la cual seremos rociados en recuerdo de nuestro bautismo. Que
él nos renueve a fin de permanecer fieles al Espíritu Santo que hemos recibido.
Y después de una breve pausa de oración en silencio, con las manos extendidas, prosigue (el organista toca una
música de fondo o se hace sonar el instrumento llamado ‘palo de agua’):

Señor y Dios nuestro, acompaña con tu bondad a tu pueblo que en esta santísima
noche permanece en vela. Al rememorar la obra admirable de la creación y el
acontecimiento aún más admirable de la redención, te pedimos que bendigas esta agua.
Ella fue creada por ti para dar fecundidad a la tierra y restaurar nuestros cuerpos con
su frescura y pureza.

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Hiciste también el agua como instrumento de tu misericordia: por ella libraste a tu


pueblo de la esclavitud y apagaste su sed en el desierto. Por ella, los profetas
anunciaron la Nueva Alianza que habrías de pactar con los hombres.
Finalmente, al ser consagrada por Cristo en el río Jordán, por ella renovaste nuestra
naturaleza pecadora con el baño de renacimiento espiritual. Que ella nos recuerde
ahora nuestro bautismo, y concédenos participar de la alegría de nuestros hermanos
que son bautizados en la Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor.
El pueblo responde: Amén.
Y se asperja la asamblea entonando un canto Bautismal.

Terminada la oración el sacerdote exhorta a los fieles para que glorifiquen al Señor (Himno de Gloria,
preferiblemente cantado) y luego hace la Oración Colecta.

Oración Colecta
Oh Dios que por el misterio de Pentecostés
santificas a tu Iglesia
extendida por todas las naciones;
derrama los dones de tu Espíritu
sobre todos los confines de la tierra
y no dejes de realizar hoy,
en el corazón de tus fieles,
aquellas mismas maravillas que obraste
en los comienzos de la predicación evangélica,
por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo vive y reina
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Todos responden: Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA
El sacerdote se dirige a la asamblea con estas palabras u otras semejantes:
Escuchemos, en silencio meditativo, la Palabra de Dios. Pidamos que abra nuestro
corazón a este don maravilloso y la capacidad de comprender con el alma lo que Dios
nos quiere revelar.
El monitor hace la monición a la lectura del libro del Génesis
La confusión de las lenguas en Babel como castigo de Dios, superado el día de
Pentecostés.
El Espíritu Divino viene para permitirnos un mismo lenguaje para expresarnos. Es el
lenguaje del amor, el de la gracia, el de la vida. Dios nos ofrece en esta palabra una
invitación a buscar la unidad, el amor verdadero que supere toda división y nos una
en la verdad y en la esperanza.

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PRIMERA LECTURA
Se puede hacer ésta o la del libro de Ezequiel (37, 1-14)

Lectura del libro del Génesis 11,1 - 9


Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el
hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Sanaar y se establecieron
allí. Y se dijeron unos a otros: «Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos.»
Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento. Y dijeron:
«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos
famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra.» El Señor bajó a ver la
ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo: «Son un solo pueblo
con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo
que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de
modo que uno no entienda la lengua del prójimo.»
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.
Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y
desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.
Palabra de Dios.

Salmo 103
R/. Envía tu Espíritu Señor y repuebla la faz de la tierra

Bendice, alma mía, al Señor.


¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran,


y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,


goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

El monitor realiza la monición a la epístola:


San Pablo describe la acción del Espíritu Santo en nuestro interior: “viene en ayuda
de nuestra debilidad”. Él es el Paráclito, el defensor.

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EPÍSTOLA
Si se prefiere se puede leer en lugar de esta lectura Hechos 2, 1-11 (primera lectura de la misa del día)

Lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos


8,22-27
Hermanos:
Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de
parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu,
gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de
nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve, ya no es esperanza.
¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos,
esperamos con perseverancia.
Así también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no
sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos inefables.
El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión
por los santos es según Dios.
Palabra de Dios

Aleluya
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de
tu amor.

El Señor esté con ustedes


El sacerdote ya en el ambón dice:
El pueblo responde: Y con tu espíritu
El sacerdote dice: Lectura del Santo Evangelio según San Juan
Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama: Gloria a ti, Señor.
El monitor hace la monición:
San Juan anuncia al Espíritu con la metáfora del agua viva que se ofrecerá a todos
después de la muerte y glorificación de Cristo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 7, 37-39

El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús en pie gritaba:


—El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí que beba. (Como dice la
Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.)
Decía esto refiriéndose al Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él.
Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.
Palabra del Señor.

Homilía

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El presbítero invita a orar con mucha devoción la secuencia de Pentecostés intercalando momentos de silencio.

1. Ven, Espíritu divino, mira el poder del pecado


manda tu luz desde el cielo. cuando no envías tu aliento.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido; 4. Riega la tierra en sequía,
luz que penetra las almas; sana el corazón enfermo,
fuente del mayor consuelo. lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
2. Ven, dulce huésped del alma, doma el espíritu indómito,
descanso de nuestro esfuerzo, guía al que tuerce el sendero.
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego, 5. Reparte tus siete dones
gozo que enjuga las lágrimas según la fe de tus siervos.
y reconforta en los duelos. Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
3. Entra hasta el fondo del alma, salva al que busca salvarse
divina luz, y enriquécenos. y danos tu gozo eterno.
Mira el vacío del hombre Amén
si tú le faltas por dentro;

Lucernario
Dones del Espíritu Santo
Para este momento se disponen de siete cirios encendidos. Las personas responsables se acercan al altar llevando
las luces, que se dispondrán delante del altar. El momento se acompaña con música instrumental y entre las
oraciones se entona un canto al Espíritu Santo. Los encargados harán la petición de cada uno de los dones. El
monitor se dirige a la asamblea con estas palabras y después va anunciando cada uno de los dones:

Del Libro de Isaías (Isaías 11, 1- 3)


"Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará
sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo
y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.
No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas."
Palabra de Dios

El Espíritu Santo es don por excelencia y con él vienen comúnmente los llamados
dones que se nos dan para el crecimiento de la vida cristiana. El Catecismo de la
Iglesia Católica nos dice: “La vida moral de los cristianos, está sostenida por los dones
del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para
seguir los impulsos del Espíritu Santo”. (CIC 1830)

Según Santo Tomás de Aquino, los dones del Espíritu son hábitos que capacitan al
hombre paras seguir, rápida y fácilmente, las iluminaciones e inspiraciones divinas.
El hombre debe estar siempre abierto a la gracia de Dios pero en muchas ocasiones,
le oponemos resistencia. Por eso, pidamos los dones del Espíritu en favor de la
inteligencia: Sabiduría, Entendimiento, Ciencia y consejo; y los dones a la voluntad
que son: Piedad, Fortaleza y Temor de Dios. Hagamos un momento de intensa oración.

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1. SEÑOR, DANOS EL DON DE LA SABIDURÍA


Señor, danos el don de la Sabiduría.
Que nos ayude a descubrir tu presencia en la creación, a amarte filialmente, a
reverenciar tu santidad, a penetrar las verdades de la fe, a perserverar en las
dificultades y atinar en las aplicaciones.
Dános, con la Sabiduría, la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios.
Dános la luz que se recibe de lo alto, una participación especial en ese conocimiento
misterioso y sumo, que eres tú.
Dános la sabiduría que perfecciona la virtud teologal de la caridad, produciendo un
conocimiento nuevo, impregnado por el amor.
Dános Señor, el don de la Sabiduría.

Canto

2. DANOS, SEÑOR, EL DON DEL ENTENDIMIENTO


Con este don, Señor, podemos leer por dentro,
estudiar a fondo,
llegar al corazón de las cosas.
Por el don del entendimiento llegamos a calar
en el sentido y en el por qué de las cosas
y de nuestra propia vida,
a veces tan difícil de entender.
Señor, Por este don nos hacemos capaces de sorprendernos gratamente
con las personas que nos rodean; ellas, nos son entregadas como don tuyo.
Por este don del entendimiento que nos haces,
podemos reconocer tu mano donde otros sólo ven casualidades.
Con este don del entendimiento, en definitiva,
vemos con tus ojos, Señor.
Dános Señor, el don del Entendimiento.

Canto

3. SEÑOR, DANOS EL DON DEL CONSEJO


Por este don Tú nos ayudas a vivir y nos ayudas a tomar
las verdaderas y más importantes decisiones
que afectan a nuestra vida y a la vida de los demás,
porque la vida tiene sentido cuando se entrega.
Con este don nos permites escuchar atentos y callados
cuando alguien nos cuenta sus desánimos y sus confusiones,
creando un espacio en el que habla, pueda entrar en sí mismo
y encontrar la salida más adecuada a lo que le preocupa.
Este don del consejo es el que nos une unos a otros
para buscar conjuntamente,
y para animarnos en el camino que nos lleva hacia Ti.
Dános Señor, el don de Consejo.

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Canto

4. SEÑOR, DANOS EL DON DE LA FORTALEZA


Con este don, Tú nos das, Señor,
el valor, la constancia y la perseverancia.
Porque la vida no puede vivirse en debilidad,
hay que definirse, hay que SER resilientes, es decir fuertes;
y para eso necesitamos la tenacidad y la fortaleza.
Necesitamos este don para hacer frente a tantas cosas
que nos quieren apartar de tu proyecto y de nuestra fidelidad a ti.
Dános este don para que no seamos gente que empieza
y nunca sigue ni termina el camino del bien empezado.
Dános, con este don, la constancia y perseverancia para alcanzar,
ayudados por ti,
la santidad a la que nos llamas.
Dános Señor, el don de Consejo.

Canto

5. SEÑOR, DANOS EL DON DE LA CIENCIA


Señor, dános el don de la ciencia que nos capacita para ver todas las cosas en
relación contigo que eres su fundamento
Dános con este don la capacidad de ver y entender con facilidad la vida presente en
referencia continua a su fin definitivo, la vida eterna.
Por el precioso don de ciencia todos los santos, te han encontrado en las criaturas, y
se han conmovido profundamente ante la belleza del mundo visible, descubriendo
en ellas tu acción invisible.
Dános la capacidad de servirnos de las creaturas para descubrirte a ti, el creador,
sin dejarnos deslumbrar por el brillo de lo efimero de las cosas de este mundo y
aferrandonos cada vez más a lo eterno.
Dános Señor, el don de la Ciencia.

Canto

6. SEÑOR, DANOS EL DON DE PIEDAD


Señor Jesús, danos El don de la piedad
que nos hace sentirnos hijos de Dios padre.
Sentir ternura, admiración y afecto hacia él,
y sentirnos hermanos de los demás y amarlos,
porque tú mismo nos los has dado como hermanos.
Dános el don de piedad por el que sabemos vivir profundamente la amistad,
teniendo amigos con los que compartir lo que somos;
para poder abrir nuestro corazón y descansar en la confianza.
El don por el que podemos llamar y sentir
a Dios como Padre,
y por el que nos atrevemos a llamarlo cariñosamente Papá (Abba).
Dános Señor, el don de la Piedad.
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Canto

7. SEÑOR, DANOS EL DON DEL TEMOR DE DIOS


Temor que no tiene nada que ver con el miedo,
Dánoslo para entender que el temor de Dios es
un sentimiento profundo por el que valoramos de tal manera
el don de tu amor, que tememos perderlo,
que tememos perder el tesoro más precioso que eres tú.
Es el don que nos lleva a respetarte y reverenciarte,
porque sabemos que eres lo que más nos conviene,
y lo que más necesitamos.
Danos, Dios de amor, la gracia de tu santo temor,
el propósito de nunca ofenderte, la voluntad de seguir tus mandamientos,
el firme deseo de ser fieles a tu voluntad.
Dános Señor, el don del temor de Dios.

Canto

Renovación del Sacramento de la Confirmación


Presidente:
Hay una relación muy especial entre la Pascua y Pentecostés. Pudiéramos decir que la Iglesia
nace en la Pascua y que reconfortada por el Espíritu Santo, empieza su misión en
Pentecostés. Es lo que sucede al cristiano; por su bautismo se injerta en Jesucristo y empieza
a ser Iglesia, y al ser confirmado con la fuerza del Espíritu Santo se convierte en apóstol del
Reino de Jesús.
En la noche santa de la Pascua, renovamos las promesas de nuestro bautismo. En esta noche
de la vigilia de Pentecostés, renovemos la gracia del sacramento de la Confirmación. Haciendo
esta renovación estamos abriéndonos a la acción del Espíritu Santo, para que Él forme en
nosotros, la imagen de Jesucristo, ya que esa es la Voluntad del Padre.

Preparémonos a esta renovación orando por medio del canto: Espíritu Santo, ven u otro apropiado.

¿Renuncian a Satanás, esto es: al pecado, como negación de Dios; al mal, como
Presidente:
signo del pecado en el mundo; al error, como ofuscación de la verdad; a la violencia, como
contraria a la caridad; al egoísmo, como falta de testimonio del amor y la fraternidad?

Todos: Si, renuncio.

¿Renuncian a sus obras, que son: envidias y odios; perezas e indiferencias,


Presidente:
cobardías y complejos; tristezas y desconfianzas; injusticias y favoritismos; materialismo y
sensualidades; a irrespetar la naturaleza que es creación amorosa de Dios; a la falta de fe, de
esperanza y de amor?

Todos: Si, renuncio.

¿Renuncian a todas sus seducciones como pueden ser: el creerse mejores que los
Presidente:
demás; el creerse que ya están convertidos definitivamente; el quedarse en las cosas, medios,
instituciones, métodos y reglamentos y no ir a Dios?

Todos: Si, renuncio.


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Presidente: ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

Todos: Si, creo.

Presidente: ¿Creen
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que por obra del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen, que pasó por la tierra haciendo el bien, que murió, fue sepultado,
resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?

Todos: Si, creo.

¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que habló por los profetas, que
Presidente:
anima y santifica a la Iglesia, que ustedes recibieron de un modo singular en el día de su
confirmación, como fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés?

Todos: Si, creo.

Presidente: Esta
es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo
Jesús. Señor nuestro.

Todos: Amén.

Oremos: Dios Padre santo y fuente de toda santidad, en esta Vigilia de


Presidente:
Pentecostés, te pedimos, que renueves en estos hijos tuyos, la gracia del bautismo y
de la confirmación, para que puedan vivir a plenitud los frutos del Espíritu Santo.
Que vivan en caridad, alegría y paz; generosidad, comprensión de los demás y
confianza; mansedumbre y dominio de sí mismo. Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor.

Todos: Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Presidente: El Espíritu, que ha sido derramado en nuestros corazones, nos llama a ser
testigos del Evangelio.

Todos: ¡Escúchanos, Señor!

• Por la Iglesia, extendida por la toda la tierra, para que, animada por el Espíritu,
crezca en fecundidad y unidad. Oremos también por sus ministros, para que,
dóciles al Espíritu, sean testigos de Jesucristo con la palabra y con la vida.

• Por todos los gobernantes, para que con rectitud de conciencia y de conducta, se
abran a las inspiraciones del Espíritu, y así promuevan el bien común y favorezcan
la solidaridad entre los pueblos.

• Por todos los pueblos que sufren, para que, aliviados por el bálsamo del Espíritu
Consolador, puedan unir sus dolores a la Cruz de Cristo y se llenen de la fuerza de
la resurrección.

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• Por nosotros, los colombianos para que, a ejemplo de María, nos dejemos guiar
siempre por el Espíritu. Encomendemos de una manera especial la visita del Papa
Francisco para que sea una experiencia de renovación en la fe, la esperanza y la
caridad.

• Por nosotros, fieles del departamento del Atlántico, para que iluminados por el
Espíritu Santo, renazca en nosotros la esperanza, permanezcamos en estado de
misión anunciando siempre a Cristo resucitado.

• Intenciones personales.

Presidente: "Oh Dios, Padre nuestro, acoge la súplica de esta familia tuya, haz que,
colmada del consuelo de tu Espíritu, camine gozosa, en la fe y en la esperanza, por los
caminos de la caridad evangélica. Por Jesucristo, nuestro Señor". Amén.

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
La celebración eucarística sigue como de costumbre.

MONICIÓN DE OFRENDAS
Presentemos junto al Pan y al Vino el deseo de ser fieles testigos del amor de Dios y el anhelo
de llevar su Palabra a todos los rincones de la tierra.

MONICIÓN DE COMUNIÓN
La comunión eucarística nos da toda la fuerza que necesitamos, para ir por todo el mundo
predicando el Evangelio. Debidamente dispuestos, acerquémonos a participar de este
alimento sagrado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Que el sacramento que hemos recibido, nos comunique, Señor, el fuego del Espíritu Santo
que infundiste a tus Apóstoles el día de Pentecostés. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Después de la oración post-comunión el sacerdote va a la sede y se disponen las personas que harán el signo de
los frutos del Espíritu Santo. Al pie de la virgen ya está ubicado un florero vacío. El monitor se dirige a la asamblea:

Queridos hermanos, este regalo maravilloso de Cristo al terminar la Pascua nos tiene que
llenar de gozo. Hoy vivimos juntos este nuevo Pentecostés. El Señor, a través de su Palabra,
nos recuerda que hemos sido llamados a ser libres, pero al mismo tiempo nos exhorta a no
hacer uso de esta libertad como ocasión de la carne, sino que no sirvamos unos a otros por
amor.
Si somos hombres espirituales debemos dejarnos guiar por el Espíritu y los frutos del Espíritu
son: Amor, alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio
de sí. Pidamos al Señor que podamos dejarnos guiar por su Espíritu y, ahora, como signo de
que anhelamos que en nuestra vida se vean reflejados los frutos del Espíritu, presentamos a
María, Esposa del Espíritu y modelo de donación y disposición a la voluntad de Dios.

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Las personas asignadas van nombrando el fruto, dicen lo que corresponde a cada uno y ponen en el jarrón
destinado una flor.

AMOR
El amor es también caridad. Fruto del Espíritu que nos da buena voluntad, habilidad
para amar, incluso al que no es fácil amar. Este fruto es un atributo propio de Dios…
Dios es amor. El amor revitaliza. Jesucristo dio su vida en amor a todos nosotros.

ALEGRÍA
Uno de los frutos más admirados, la alegría, el gozo. Deleite y encanto de una relación
vivida en armonía entre el cristiano y Dios. Es el entusiasmo espiritual que una
persona experimenta al ver el Señor, descubrirlo, sentirlo cerca. Es el placer de ver
que la voluntad del Señor se cumple, aún, en medio de los sufrimientos. Es el regocijo
que se siente cuando muchos se convierten.

PAZ
Dios nos ha regalado como fruto del Espíritu la paz, armonía interna que nos permite
resolver nuestros conflictos interiores, llegar a limpiar la conciencia y sanear cicatrices
afectivas. Paz es ser sereno, tranquilo, es no agobiarse en las angustias, es
permanecer en calma, aún en medio de los conflictos.

PACIENCIA
Como cuarto fruto está la paciencia, que tiene sentido al controlar la ira y el enojo
frente al mal que haga el otro, con el fin de dar la oportunidad al arrepentimiento, a
mejorar y crecer. La paciencia no significa desilusión ante las cosas cuando no salen
como se esperar, paciencia es perseverar ante la tarea dada por Dios, aun cuando
otros hayan desertado.

AFABILIDAD
La afabilidad es el fruto de la amabilidad, del buen trato hacia los demás. Es el fruto
del cariño, de la disposición a ser ‘dulce’, rompiendo cadenas de clase, cultura y raza.
Es ser sensible al otro. Este fruto lleva a cumplirla regla de plata: “No hagas a los
demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”, o la de oro: “Trata a los demás como
te gustaría que te trataran a ti”.

BONDAD
El fruto de hacer lo bueno: La bondad. La bondad impulsa a actuar según el Espíritu
Santo con el fin de beneficiar a otros de forma integral. La bondad nos lleva a cumplir
la voluntad de Dios, a extender Su carácter a los hombres.

TEMPLANZA
La templanza es el dominio propio, es el don espiritual más importante de todos. Con
este fruto somos capaces de controlar nuestros deseos y pasiones. La templanza se
refiere a la autodisciplina que pone todo bajo el señorío de Cristo para vivir libremente,
con el fin de ser dueño de sí mismo.

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Pastoral Litúrgica de la Arquidiócesis de Barranquilla. 2017

FE
Como fruto del Espíritu Santo también aparece la fe. Está dirigida a CREER, a aceptar
y adherirnos a la voluntad de Dios. Ella nos lleva a ser obedientes al Proyecto que
Dios tiene en cada una de nuestras vidas.

MANSEDUMBRE
Fruto del Espíritu es la mansedumbre. Se refiere a una estrategia de no violencia que
se opone a las relaciones conflictivas. La mansedumbre no agrede al otro, sino que lo
desarma. Es ser capaz de asumir la agresividad del otro en sí, para amarle, es decir,
liberarle en Cristo.

PERSEVERANCIA
Para llegar al doce aparece el fruto de la perseverancia, virtud que nos lleva a
mantenernos fieles al Señor a largo plazo. Con ella no existe ni aburrimiento ni la
pena que provienen del deseo del bien esperado, o de la lentitud y duración del bien
que se hace, o del mal que se sufre. El que cree en el Señor, es constante en él.

Bendición Final
Presidente: El Señor esté con ustedes

Todos: Y con tu espíritu.

Dios, Padre y fuente de toda luz, que iluminó los corazones de los discípulos
Presidente:
derramando en ellos el Espíritu Santo, los bendiga y les conceda la abundancia de sus dones.

Todos: Amén.

El fuego admirable que apareció sobre los discípulos purifique los corazones de
Presidente:
ustedes de todo mal y los ilumine con su luz.

Todos: Amén.

El Espíritu, que por la proclamación de una misma fe reunió a los pueblos de


Presidente:
diferentes lenguas, los haga perseverar en esa misma fe y llegar, gracias a ella, a la visión que
esperan.

Todos: Amén.
Presidente:
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

Todos: Amén.

Para despedir al pueblo, el sacerdote, dice: Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

Todos: Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.


Se entonan cantos al Espíritu Santo.
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