Este poema expresa el dolor del autor por la muerte de su amigo Ramón Sijé. En tres oraciones: (1) El autor quiere llorar y cuidar la tierra donde su amigo está enterrado, alimentando las plantas con su dolor. (2) Siente más la muerte de su amigo que su propia vida, y camina solo en su dolor sin consuelo. (3) Desea desenterrar la tierra con sus dientes para encontrar a su amigo, besar su calavera, y regresarlo a su huerto.
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Este poema expresa el dolor del autor por la muerte de su amigo Ramón Sijé. En tres oraciones: (1) El autor quiere llorar y cuidar la tierra donde su amigo está enterrado, alimentando las plantas con su dolor. (2) Siente más la muerte de su amigo que su propia vida, y camina solo en su dolor sin consuelo. (3) Desea desenterrar la tierra con sus dientes para encontrar a su amigo, besar su calavera, y regresarlo a su huerto.
Este poema expresa el dolor del autor por la muerte de su amigo Ramón Sijé. En tres oraciones: (1) El autor quiere llorar y cuidar la tierra donde su amigo está enterrado, alimentando las plantas con su dolor. (2) Siente más la muerte de su amigo que su propia vida, y camina solo en su dolor sin consuelo. (3) Desea desenterrar la tierra con sus dientes para encontrar a su amigo, besar su calavera, y regresarlo a su huerto.
Este poema expresa el dolor del autor por la muerte de su amigo Ramón Sijé. En tres oraciones: (1) El autor quiere llorar y cuidar la tierra donde su amigo está enterrado, alimentando las plantas con su dolor. (2) Siente más la muerte de su amigo que su propia vida, y camina solo en su dolor sin consuelo. (3) Desea desenterrar la tierra con sus dientes para encontrar a su amigo, besar su calavera, y regresarlo a su huerto.
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A SOLAS…
Partiste para ignota lontananza
¿Quieres que hablemos?... Está bien... empieza: cuando empezaba a descender la sombra. Habla a mi corazón como otros días... ...¿Recuerdas? Te imploraba mi esperanza, ¡Pero no!... ¿qué dirías? ¡pero ya mi esperanza no te nombra! ¿Qué podrías decir a mi tristeza? No intentes disculparte... ¡todo es vano! ¡No ha de nombrarte!...¿para qué?... Vacía Ya murieron las rosas en el huerto; está el ara, y la historia yace trunca. el campo verde lo secó el verano, ¡Ya para que esperar que irradie el día! y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto. ¡Ya para que decirnos: Todavía! Si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca! Amor arrepentido, ave que quieres regresar al nido Dices que eres la misma; que en tu pecho al través de la escarcha y las neblinas; la dulce llama de otros tiempos arde; amor que vienes aterido y yerto, que el nido del amor no esta desecho, ¡donde fuiste feliz... ya todo ha muerto! que para amarnos otra vez, no es tarde. ¡No vuelvas... Todo lo hallarás en ruinas! ¡Te engañas!... ¡No lo creas!... Ya la duda ¿A qué has venido? ¿Para qué volviste? echó en mi corazón fuertes raíces. ¿Qué buscas?... ¡Nadie habrá de responderte! Ya la fe de otros años no me escuda... Está sola mi alma, y estoy triste, Quedó de sueños mi ilusión desnuda, inmensamente triste hasta la muerte. ¡y no puedo creer lo que me dices! Todas las ilusiones que te amaron, las que quisieron compartir tu suerte, ¡No lo puedo creer!... Mi fe burlada, mucho tiempo en la sombra te esperaron, mi fe en tu amor perdida, y se fueron... ¡cansadas de no verte! es ansia de una nave destrozada, ¡ancla en el fondo de la mar caída! Cuando por vez primera en mi camino te encontré, reía Anhelos de un amor, castos risueños, en los campos la alegre primavera... ya nunca volveréis... Se van... ¡Se esconden! toda esa luz, aromas y armonía. ¿Los llamas?... ¡Es inútil!... No responden... ¡Ya los cubre el sudario de mis sueños! Hoy... ¡todo cuán distinto! Paso a paso y solo voy por la desierta vía. Hace tiempo se fue la primavera... -Nave sin rumbo entre revueltas olas- ¡Llegó el invierno, fúnebre y sombrío! pensando en las tristezas del ocaso, Ave fue nuestro amor, ave viajera, y en las tristezas de las almas solas. ¡y las aves se van cuando hace frío!
En torno la mirada no columbra
sino aspereza y páramos sombríos; los nidos en la nieve están vacíos, y la estrella que amamos ya no alumbra el azul de tus sueños y los míos. Toíto te lo consiento el río de mis dineros. Que yo con tal de que nunca… ¿Te acuerdas de aquella copla de mi lao te separes… que escuchamos aquel día “Toíto te lo consiento sin saber quién la cantaba menos faltarle a mi mare”. ni de qué rincón salía?… ¡Qué encanto! ¿Verdad? Porque ese mimbre de luto ¡Qué duende, qué sentimiento, que no levanta la voz, pero qué estilo, qué voz! que en seis años no ha tenío Creo que se nos saltaron contigo ni un sí ni un no, las lágrimas a los dos. que anda como pavesa, que no gime ni suspira, “Toíto te lo consiento que se le llenan los ojos menos faltarle a mi mare, de gloria cuando nos mira. que una mare no se encuentra Que me crió con su sangre, y a ti te encontré en la calle”. y me guiaba la mano para que me persignara No vayas a figurarte como tó fiel cristiano; que esto va con intención, y en las candelas del hijo tú sabes que por ti tengo consumió su juventud grabao en el corazón cuando era…cuarenta veces el querer más puro y firme mucho más guapa que tú; que ningún hombre sintiera tienes que hacerte la cuenta por la que Dios, uno y trino, que la has visto en los altares le entregó por compañera. e hincártele de rodillas Pero es bonita la copla antes que hablarle a mi mare. y entra bien por soleares: Porque el amor que te tengo “Toíto te lo consiento se lo debes a su amor. menos faltarle a mi mare”. Que yo me casé contigo Y me enterao casualmente porque ella me lo mandó. de que le faltaste ayer. Con que a ver si tu conciencia, Y nadie me lo ha contao; se aprende esta copla mía, nadie, pero yo lo sé. muy semejante a aquel cante Que tengo entre dos amores que escucháramos un día, mi cariño repartío, sin saber quién lo cantaba si encuentro el uno llorando ni de qué rincón salía. es que el otro lo ha ofendío; y, mira, nunca me quejo “A la mare de mi alma de tus caprichos constantes: la quiero desde la cuna. ¿Quieres un vestío?…catorce. Por Dios, no me la avasalles ¿Quieres un reloj?… de brillantes. que mare no hay más que una Ni me importa que la gente y a ti te encontré en la calle”. venga de mí murmurando que si soy pa ti un muñeco que si me has quitao el mando… Que en la diestra y la siniestra tienes un par de agujeros, por donde se va a los mares Elegía (Miguel Hernández) Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera (En Orihuela, su pueblo y el mío, se y desamordazarte y regresarte. me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.) Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores Yo quiero ser llorando el hortelano pajareará tu alma colmenera de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas Alimentando lluvias, caracolas de los enamorados labradores. y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado daré tu corazón por alimento. disputando tu novia y las abejas. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas Un manotazo duro, un golpe helado, mi avariciosa voz de enamorado. un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, No hay extensión más grande que mi herida, que tenemos que hablar de muchas cosas, lloro mi desventura y sus conjuntos compañero del alma, compañero. y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Nanas de la la luz del mundo. Siempre en la cuna, Ríete tanto defendiendo la risa cebolla, de Miguel que en el alma, al oírte, pluma por pluma. Hernández bata el espacio. Ser de vuelo tan alto, La cebolla es escarcha Tu risa me hace libre, tan extendido, cerrada y pobre: me pone alas. que tu carne parece escarcha de tus días Soledades me quita, cielo cernido. y de mis noches. cárcel me arranca. ¡Si yo pudiera Hambre y cebolla: Boca que vuela, remontarme al origen hielo negro y escarcha corazón que en tus labios de tu carrera! grande y redonda. relampaguea. Al octavo mes ríes En la cuna del hambre Es tu risa la espada con cinco azahares. mi niño estaba. más victoriosa. Con cinco diminutas Con sangre de cebolla Vencedor de las flores ferocidades. se amamantaba. y las alondras. Con cinco dientes Pero tu sangre Rival del sol, como cinco jazmines escarchaba de azúcar, porvenir de mis huesos adolescentes. cebolla y hambre. y de mi amor. Frontera de los besos Una mujer morena, La carne aleteante, serán mañana, resuelta en luna, súbito el párpado, cuando en la dentadura se derrama hilo a hilo y el niño como nunca sientas un arma. sobre la cuna. coloreado. Sientas un fuego Ríete, niño, ¡Cuánto jilguero correr dientes abajo que te tragas la luna se remonta, aletea, buscando el centro. cuando es preciso. desde tu cuerpo! Vuela niño en la doble Alondra de mi casa, Desperté de ser niño. luna del pecho. ríete mucho. Nunca despiertes. Él, triste de cebolla. Es tu risa en los ojos Triste llevo la boca. Tú, satisfecho. Ríete siempre. No te derrumbes.