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TALCOTT PARSONS

El Sistema Social
Capítulo I

El Marco de referencia de la acción y la teoría general de los sistemas de acción:


cultura, personalidad del puesto de los sistemas sociales.
Anhel Yuliana Garcia

El objetivo de este capítulo es la exposición e ilustración de un esquema conceptual


para el análisis de los sistemas sociales dentro de los términos del Marco de referencia
de la acción, es una obra teórica en un sentido estricto no concierne generalizaciones
empíricas metodología que ocontenga un poco de ambas. El valor de un esquema
conceptual consiste en demostrar su utilidad de la investigación empírica. Sin embargo,
no establecemos un resumen sistemático de nuestros conocimientos empíricos. El
punto fundamental es el concepto de los sistemas sociales de acción, la interacción de
los actores individuales tiene lugar en condiciones es el proceso interacción como un
sistema y someterlo al mismo orden de análisis teórico y a otros tipos de sistemas en
otras ciencias. El Marco de referencia se ocupa de la orientación de uno o más actores
en el caso individual fundamental, organismos biológicos una situación que comprende
otros autores el esquema relativo a las unidades de acción interacción analiza la
estructura y procesos de los sistemas constituidos por las relaciones de esas unidades
con sus situaciones incluyendo otras unidades en cuánto no le concierne la estructura
interna de las unidades excepto en la medida en que afecta directamente al sistema
relacional.
Los casos, por definición, se basan en el objeto objetivo; de esta forma se diversifica la
orientación de un determinado actor frente a objetos y clases distintos de aquellos para
los que se crea la situación. Un objeto social es un actor, que paralelamente puede ser
otro actor privado (alter), un actor que se piensa a sí mismo como un punto figurativo
(ego), o una colectividad, que se estima como una unidad con fines grupales. estudio
claro. Los objetos culturales son los recursos simbólicos de las tradiciones culturales:
ideas o creencias, símbolos expresivos o patrones de costos, en la medida en que el
ego los percibe como objetos de caso y no los "interioriza" como recursos constitutivos
de la composición cultural. ego personalidad. "Acción" es un proceso en un sistema
actor-situación que tiene un significado motivacional para actores privados o, en
situaciones colectivistas, para sus elementos particulares. Esto significa que la
orientación de los procesos de acción correspondientes está relacionada con el logro de
la satisfacción o la evitación de las deficiencias de los actores importantes, cualquiera
que sea a la luz de los constructos de personalidad importantes. Sólo en la medida en
que la interacción con el caso sea motivacionalmente importante será considerada, en
este trabajo, como acción en un sentido técnico. Se supone que la fuente principal de
energía o el elemento "esfuerzo" del proceso de acción surge del organismo y, en
consecuencia, que, en algún sentido, toda satisfacción o carencia tiene una importancia
orgánica. La organización de los recursos de acción para lograr los objetivos de la
teoría de la acción es, más que nada, la funcionalidad de la interacción del actor con la
situación y la crónica de esa interacción, en el sentido de “experiencia".En esta forma
determinante, es una propiedad esencial de la acción no consistir en "respuestas" ad
hoc a "estímulos" específicos del caso; por otro lado, los actores ejecutan un sistema de
"expectativas" asociadas a diferentes casos objetos.
Ahora bien, los diferentes recursos del caso, en dos niveles, tienen "significados"
específicos para el yo como "signos" o "símbolos" que se vuelven esenciales para la
organización de su sistema expectante.Incluso si el término "sistema social" puede
usarse en un sentido más elemental, esta probabilidad podría ser despreciada y
tenemos la oportunidad para nuestros propios fines de dirigir nuestra atención a los
sistemas de relación de una variedad de actores personales en una situación y manera
orientada a la situación que son una comprensión general de un sistema comprensible
de símbolos culturales.
Un sistema social primitivo se basa en que en una variedad de actores específicos que
interactúan en una situación que tiene al menos algún aspecto físico o ambiental, los
actores están motivados para "obtener mucha satisfacción". y sus relaciones con sus
situaciones, incluidos los otros actores, permanecen mediatizados y definidos por un
sistema de símbolos culturalmente estructurados y compartidos.

Un sistema social así diseñado es sólo uno de los 3 puntos de estructuración de un


sistema global concreto de acción social. Los otros 2 puntos son los sistemas de
personalidad de los actores personales y el sistema cultural que se establece en sus
actividades.Cada uno es esencial para los otros 2, en el sentido de que sin
personalidades y sin cultura no habría sistema social; Lo mismo ocurre con las
probables interacciones lógicas entre todos los sistemas y los otros 2. Sin embargo, al
grado de teoría propuesto en este trabajo, los 3 sistemas no forman un sistema
exclusivo; sin embargo, lo contrario podría afirmarse en un grado teórico diferente.
Por esta razón nos vemos obligados a utilizar este tipo de sistema experimental, que se
presenta descriptivamente dentro de un marco figurativo, como el punto esencial de la
alegoría. Relacionado con este punto figurativo, entendemos los procesos dinámicos
como "mecanismos" que afectan el "funcionamiento" de los sistemas. Se debe elaborar
una presentación detallada del sistema experimental en el orden de las categorías
"estructurales", donde la estructura "motivacional" subyacente adecuada encaja para
formar una comprensión utilizable del mecanismo. Antes de continuar con las
cuestiones metodológicas generales en el estudio de los sistemas de acción, con
especial referencia a los sistemas sociales, es recomendable mencionar más sobre los
elementos más importantes de la acción en general. En el sentido más general, el
sistema de "disposición de necesidad" del actor privado parece tener 2 puntos
esenciales o principales: la apariencia de "satisfacción" y la apariencia de “orientación”.
Esto es, pues, la apariencia cognitiva de la orientación; mapas cognitivos, en el sentido
de Tolman. Los dos puntos deben existir en algo que pueda ser considerado como
parte unitaria de un sistema de acciones; es decir, una "unidad de
acción”. En la terminología del Marco de Implicación de Acción, este
acoplamiento es una ordenación selectiva de los métodos de orientación. El caso
muestra alternativamente objetos probables para el deseo de gratificación. Desde
entonces, cualquier dirección de acción concreta tiene un aspecto evaluativo. El
elemento más necesario de un sistema de acción, en cierto modo, puede reducirse a
los actores y sus situaciones.
Con respecto al actor, nuestro interés se estructura en torno a sus métodos de
orientación cognitivos, catéticos y evaluativos. En cuanto al caso, a la distinción entre
objetos y sus clases. Los tres métodos básicos de orientación motivacional, junto con el
concepto de un sistema de objetos, categorizan los recursos de la conducta de manera
más amplia. Además del interés categórico, la definición cognitiva de los casos y la
elección evaluativa, el mismo término sugiere que las expectativas juegan un papel en
el desarrollo futuro del sistema actor-situación y su orientación hacia la memoria de
actividades pasadas tiene un lado positivo. En este sentido, la orientación al caso se
organiza con referencia a sus lineamientos de desarrollo. Este valor temporal de la
preocupación del actor por el desarrollo del caso puede tener un valor durante la
coordenada actividad-pasividad. En un extremo de la coordenada, un actor puede
simplemente "esperar eventos" y no intentar activamente "hacer algo"; o puede tratar
activamente de mantener las cosas bajo control de acuerdo con sus deseos o intereses.
La etapa futura del sistema actor-situación, en la que el actor muestra sólo un interés
pasivo, puede llamarse "anticipación"; la etapa futura que el actor busca activamente
lograr (incluida la prevención de eventos que no desea) puede denominarse "objetivo".
Estos dos tipos deben distinguirse claramente de "estímulo-respuesta", ya que esto no
hace una orientación explícita hacia el desarrollo futuro del caso. El importante término
momentos de acción "instrumentales" se aplica sólo a los casos en que la acción tiene
una orientación positiva hacia la meta. Este criterio formula consideraciones sobre el
caso y las interacciones del actor con él, las alternativas abiertas al actor y sus
probables consecuencias que son importantes para el logro de la meta.Ahora bien, para
nuestros propios fines, no parece necesario proceder en términos generales más allá
de lo ya dicho, y diversas afirmaciones en general acerca de la cooperación entre la
satisfacción de una necesidad y otros puntos de acción.
La razón principal es que, en otras palabras, en sus aspectos sociológicamente
importantes, las "motivaciones" nos parecen estar organizadas según grados de
personalidad. Las uniformidades hasta este punto son de importancia experimental para
los problemas sociológicos. Para utilizar el razonamiento sobre estas uniformidades,
normalmente no es necesario separar los elementos de los genes de los experimentos
que les sirven de base. La principal excepción a esta declaración se muestra en
relación con las deficiencias de los parámetros de variabilidad social en la composición
de los sistemas sociales, que pueden ser impuestos por una importante constitución
biológica de la población. Tan pronto como aparecen estos inconvenientes, obviamente
es necesario movilizar todo lo que se sabe para juzgar las necesidades más específicas
de satisfacción.
El problema relacionado con el anterior es la relevancia no solo de las necesidades a
satisfacer, sino también de las capacidades o habilidades. La racionalidad de este
método está asegurada por el hecho de que las diferencias individuales suelen ser más
importantes que las diferencias entre grandes poblaciones, hasta el punto de que es
subjetivamente improbable que las diferencias más significativas en grandes sistemas
sociales están determinadas por diferencias biológicas. en las capacidades de su gente.
Para la mayoría de los propósitos sociológicos, la resultante de los genes y la
experiencia esencial es suficiente, sin intentar separar los componentes.Una formación
más amplia sobre el papel y la composición de los sistemas de símbolos incluye la
consideración de la diferenciación asociada con diferentes puntos en el sistema de
acción, la aparición de símbolos comunes y su interacción con la comunicación y la
cultura.Cualquiera que sea el valor de las premisas neurológicas, parece plausible que
la verdadera simbolización, como algo más que la realización de signos, no pueda
surgir o funcionar sin relaciones de actor, y que el actor personal puede obtener
sistemas de símbolos sólo a través de relaciones con objetos sociales. En situaciones
clásicas de aprendizaje animal, el animal tiene alternativas para elegir y cumplir
expectativas que pueden ser "desencadenadas" por ciertas señales o "cues". Sin
embargo, el símbolo es parte de una situación que es estable en la libertad de lo que
hace el animal; el único problema que tiene el animal es si puede "interpretar" el
símbolo correctamente; un ejemplo de un mostrador negro que significa comida y un
mostrador blanco sin comida. En este sentido, para que el proceso relacional se
estructure, el significado del símbolo debe abstraerse de la naturaleza especial del
caso. Es decir, su significado debe ser estable a través de un orden más amplio de
"condiciones" que incluya alternativas dependientes, no solo acciones entre ellos.
Cualquiera que sea el origen y el desarrollo de los sistemas de símbolos, es bastante
claro que la preparación compleja de los sistemas de acción humana es imposible sin
sistemas de símbolos subjetivamente estables en los que el significado no dependa
principalmente de situaciones muy particulares. Sin embargo, paralelamente, esta
seguridad del sistema de símbolos, seguridad que debe contagiarse entre las personas
y en el tiempo, no podría seguir existiendo si no sirviera en el proceso de comunicación
en las relaciones de los más diversos actores.
El sistema simbólico de significados es un factor ordenador, por así decirlo,
"superpuesto" a la situación real. Incluso la comunicación más elemental es imposible
sin un cierto nivel de cumplimiento de las "condiciones" del sistema de símbolos. En la
medida en que la satisfacción del yo se vuelve dependiente de actitudes alternativas, se
establece un criterio condicional en cuanto a las condiciones que darán o no lugar a
actitudes "satisfactorias", y la interacción entre estas condiciones y actitudes se
convierte, como tal, en parte de un importante sistema de orientación del ego hacia el
caso.
Orientación hacia el orden normativo y entrecruzamiento de expectativas y sanciones
que serán necesarias para nuestro estudio de los sistemas sociales. Esta importante
interacción también es común a todos los tipos y métodos de orientación interactiva. Sin
embargo, es necesario establecer ciertas diferenciaciones en la primacía relativa de los
3 recursos modales (catético, cognitivo y evaluativo), que fueron construidos
anteriormente. En cierto sentido, la "motivación" se basa en la orientación del actor
hacia la optimización del equilibrio entre placer y privación. Ahora bien, dado que una
acción sin elementos cognitivo-evaluativos es impensable en su dirección dentro del
marco alusivo de la acción, en este trabajo se utilizará el concepto de motivación, que
comprende 3 puntos, y no sólo el catético.
En este sentido, el término "orientación de costos" es una herramienta lógica para
formular el aspecto central de la articulación de las tradiciones culturales en el sistema
de acción. De la conclusión sobre la orientación normativa y el papel de los valores en
la acción, como se discutió anteriormente, se sigue que todos los valores implican lo
que podría llamarse alusión social. Sin embargo, en la insinuación social, los criterios
de costo también pueden marcar la diferencia debido a su interacción funcional con el
comportamiento del sujeto. Incluye importancia evaluativa. Así, en el lado de la
orientación, la taxonomía tripartita de los 'modos' de orientación puede repetirse como
criterios cognitivos orientados al costo, criterios apreciativos y criterios morales. Se dijo
que la categorización correspondía a la categorización de los métodos de orientación
motivacional. El aspecto orientado a los costos, por otro lado, se refiere a los criterios
para evaluar la validez de los juicios cognitivos. Algunos de ellos pueden ser
culturalmente universales, como los criterios lógicos más importantes o la validez de las
observaciones, mientras que otros recursos son culturalmente variables. Habla sobre el
problema de la evaluación selectiva, el problema de los criterios preferidos entre las
soluciones alternativas a los problemas cognitivos, y el problema de las interpretaciones
alternativas de fenómenos y objetos. Los criterios normativos no pueden ser
irrelevantes en este tema. Esto se debe a que contiene criterios que pueden hacer una
elección entre métodos de importancia categórica.
La evaluación está relacionada con el problema de integrar los recursos del sistema de
acción; básicamente, el problema de "no puedes comer pastel y comerlo al mismo
tiempo". Así, la primacía de los intereses cognoscitivos no resuelve el problema de
integrar una acción específica sobre la base de intereses catéticos, y viceversa. Por
eso, en el sistema de acción debe haber un foco muy importante de criterios
valorativos, que no son ni cognoscitivos ni valorativos, sino que suponen una síntesis
de los dos momentos. También debe quedar claro que, dada la naturaleza general de
los sistemas de acción, los criterios morales tienen un significado social especial en
este sentido. En otras palabras, de esta manera, ya que todo sistema de acción es
precisamente en un aspecto un sistema social, aunque la orientación de la personalidad
es esencial para el logro de ciertos fines. La alusión moral no es de ninguna manera
exclusivamente social, pero sin la alusión social es imposible concebir un sistema
particular de acción como incluido en un significado holístico. Gracias a esta especial
correlación con el sistema social, los criterios morales se convierten en una
manifestación de la orientación valorativa, que tiene el mayor significado inmediato para
la sociedad.
Aunque existe un paralelo directo entre la categorización de patrones orientados a
costos y la categorización de orientación motivacional, es importante notar que estos 2
puntos básicos (o elementos de un sistema de acción) son lógicamente independientes,
no en el sentido de que lo sean. ambos. no es fundamental, pero el contenido de las
dos clasificaciones pueden ser variables independientes. Un claro reconocimiento de la
variabilidad sin depender de estos 2 métodos o criterios básicos de orientación es la
base de la teoría del éxito en el campo de la «cultura y la personalidad». Se podría
argumentar que el hecho de no reconocer esta variabilidad independiente ha
sustentado muchos de los problemas en el campo, sobre todo la tendencia desigual de
las ciencias sociales a oscilar entre el "determinismo psicológico" y el "determinismo
cultural". Uno podría argumentar, por supuesto, que esta variabilidad independiente es
una razón lógica de la importancia de la independencia de la teoría de los sistemas
sociales ante la personalidad, un subconjunto, y la cultura, otro. Sin embargo, para
efectos de este capítulo, es posible destacar 3 notas importantes: primero, la cultura se
transmite; es una herencia o tradición social; segundo, la cultura se aprende; no es una
manifestación, como contenido especial, de la composición genética humana; y tercero,
la cultura es compartida. En este sentido, la cultura es, por un lado, producto de un
sistema de relaciones sociales humanas y, por otro, un determinante de ese sistema.
El primer punto, la transmisibilidad, sirve como el criterio más relevante para distinguir la
cultura de los sistemas sociales, ya que la cultura puede transmitirse de un sistema
social a otro. Relacionada con un sistema social particular, la cultura es un "patrón" que
puede extraerse tanto analítica como empíricamente de ese sistema social especial.
Los sistemas de símbolos tienen su propio método de unión, que podría llamarse
"coherencia de patrón". El ejemplo más popular es la consistencia lógica del sistema
cognitivo, aunque los sistemas de estilo artístico y orientación de costos todavía están
sujetos a los mismos criterios de cumplimiento que los sistemas de patrones
Sin embargo, como miembro de un sistema particular de relaciones sociales, esta regla
de adhesión constante a los escenarios del sistema cultural sólo podría ser percibida
por otros debido a las tensiones que surgen de los imperativos de interdependencia con
los recursos motivacionales y la situación de un particular. acción. Este problema puede
abordarse con la ayuda de ciertas consideraciones sobre el "estudio" del patrón cultural.
Sin embargo, se ha ampliado hasta convertirse en un concepto general para el proceso
a favor del cual se motiva la necesaria unificación del factor cultura en una acción
concreta del sujeto. El aprendizaje en este sentido amplio significa que la combinación
de recursos culturales gobierna el sistema de comportamiento de un actor en particular.
De alguna manera, el estudio de la función de aprendizaje es anterior a la cuestión de
dónde se pueden acomodar los elementos culturales en cuestión en los sistemas de
personalidad. Tales tradiciones deben ser "mantenidas" por uno o más sistemas
sociales y solo se puede decir que "funcionan" si pertenecen a sistemas de
comportamiento efectivos.
Desde el punto de vista del comportamiento, el problema es una cultura totalmente
coherente de patrones que pueden relacionarse con las demandas de las
personalidades y los sistemas sociales de tal manera que todos los actores individuales
dentro del sistema social puedan encontrarse. Se puede resumir como un problema de
sistema: debidamente motivados para encajar perfectamente en las normas culturales.
La incorporación del sistema conductual holístico es una especie de 'compromiso' en
medio de las 'tensiones de coherencia' de cada uno de sus componentes sociales,
culturales y personales, aunque sea parcial e inconcluso. A la integración "perfecta". En
cuanto a la interacción de la cultura con los sistemas sociales, será necesario aclarar
este tema más adelante.
Por ahora, la pregunta crucial es que el 'aprendizaje' y 'vivienda' de los patrones
culturales por parte de los actores del sistema social es incomprensible sin un estudio
de las motivaciones asociadas con situaciones particulares. No sólo en la teoría de la
personalidad, sino también en el grado de los mecanismos de los sistemas sociales.
CAPÍTULO II
LOS PRINCIPALES PUNTOS DE REFERENCIA Y COMPONENTES
ESTRUCTURALES DEL SISTEMA SOCIAL
Pag. 19 – 47
Camila Fernanda Jasso Herrera y Célida Patricia Mediana Soto

Hemos visto en el capítulo anterior que un sistema social es un modo de organización


de los elementos de la acción relativo a la persistencia o procesos ordenados de
cambio de las pautas interactivas de una pluralidad de actores individuales. Lo cual se
puede decir, como se puso de manifiesto en el capítulo anterior, de cualquier sistema
de acción. El acto se convierte, pues, en una unidad en un sistema social, en la medida
en que es parte de un proceso de interacción entre su autor y otros actores. Supuesto
que un sistema social es un sistema de procesos de interacción entre actores, la
estructura de las relaciones entre los actores, en cuanto que implicados en el proceso
interactivo, es esencialmente la estructura del sistema social.

“El sistema es una trama de relaciones”

Por ello, la participación de un actor en una relación interactiva de este tipo es, para
muchos fines, la unidad más significativa del sistema social. Esto es lo que puede ser
llamado su estatus, que es su lugar en el sistema de relaciones considerado como una
estructura, la cual es un sistema pautado de partes. De otro lado, existe el aspecto
procesual, que es lo que el actor hace en sus relaciones con otros, 20 considerado en
el contexto de su significación funcional para el sistema social.

La distinción entre estatus y rol se encuentra en su raíz más íntimamente relacionada


con la distinción entre las dos perspectivas recíprocas inherentes a la interacción. De
una parte, cada actor es un objeto de orientación para otros actores. Al hacerlo, el actor
está actuando, no sirviendo como objeto —esto es lo que queremos decir cuando
hablamos de que está realizando un rol—. Es necesario dejar en claro que estatus y
roles, o el conjunto estatus-rol, no son en general atributos del actor, sino unidades del
sistema social, aunque la posesión de un estatus concreto pueda ser considerada
muchas veces como un atributo. Como punto de referencia, el actor individual, que
ocupa un estatus o realiza un rol, es siempre una unidad significativa que, sin embargo,
a los fines del análisis de los sistemas sociales, tiene que ser considerado como una
unidad de orden más alto que el estatus-rol.

Tenemos, pues, tres unidades diferentes de los sistemas sociales en relación con el
actor individual, que van desde la más elemental a la más compleja. La primera es el
acto social, realizado por un actor y orientado hacia uno o más actores como objetos.
La segunda es el estatus-rol, como el subsistema organizado de actos del actor o
actores que ocupan estatus recíprocos dados y actúan recíprocamente dentro de los
términos de orientaciones recíprocas dadas. Finalmente, tenemos una unidad compleja
que es la colectividad, como actor y como objeto, entrecruzándose con el actor
individual.

“Los prerrequisitos funcionales de los sistemas sociales”

Las relaciones interactivas, analizadas dentro de los términos de estatus y roles, tienen
lugar, como hemos visto, en sistemas. Procede una breve exposición de estos
prerrequisitos funcionales, porque proporcionan la base para un análisis más amplio de
los puntos de referencia para analizar la estructura de los sistemas sociales. Nosotros
proponemos aquí empezar por el nivel más general y, por tanto, más formal de la teoría
de la acción, y proseguir presentando las especificaciones paso a paso.

Desde la perspectiva de cualquier integración de la acción, como el sistema social,


existen a su vez dos aspectos de esta interrelación recíproca con cada uno de los otros.
Primero, un sistema social no puede estar estructurado de manera que sea
radicalmente incompatible con las condiciones de funcionamiento de sus actores
individuales componentes, en cuanto organismos biológicos y en cuanto
personalidades, o con la integración relativamente estable de un sistema cultural.
Segundo, el sistema social, a su vez, en ambos frentes, depende del requisito mismo
del «apoyo» proporcionado por los otros sistemas. En este sentido, tiene que haber una
proporción suficiente de sus actores componentes adecuadamente motivados para
actuar de acuerdo con las exigencias de su sistema de roles, positivamente en la
realización de las expectativas y negativamente en la abstención de toda conducta
demasiado lesiva, es decir, desviada.

Desde el punto de vista del funcionamiento del sistema social, no son las necesidades
de todos los actores participantes las que tienen que ser comprendidas, ni todas las
necesidades de uno cualquiera de ellos, sino solo una proporción suficiente de una
fracción suficiente de la población. Para citar un caso muy simple, una guerra no puede
ser ganada sin bajas, y la aceptación de la guerra es, a veces, una condición para la
supervivencia de un sistema social como tal sistema independiente.

El presente quehacer no es intentar el análisis de estos problemas límite, sino


solamente aclarar dónde se sitúan en relación con la teoría del sistema social. Estas
necesidades mínimas de los actores individuales constituyen una serie de condiciones
a la que tiene que estar adaptado el sistema social. Si la variación de este último
avanza demasiado en una dirección dada, ello producirá repercusiones que, a su vez,
tenderán a dar origen a una conducta desviada en los actores en cuestión, conducta
que o bien es positivamente lesiva o bien implica el abandono de actividades
funcionalmente importantes. En la medida que sea inadecuadamente encarada esa
necesidad será necesaria una mayor «presión» para realizar ciertas pautas de acción
social con que hacerle frente, y se tendrá menos energía disponible para otros fines.

Esto es así porque una de sus condiciones es que la necesidad de satisfacer las
necesidades mínimas de los actores constituye un prerrequisito absoluto.
El prerrequisito de la motivación adecuada se subdivide, a su vez, en dos aspectos
principales, positivo el uno, negativo el otro. El negativo lo constituye el mínimo de
control de la conducta potencialmente lesiva; es decir, de una acción que interfiere la
acción de otros en sus roles dentro del sistema social. Puede implicar o acción agresiva
hacia otros o simplemente acción que tiene consecuencias deletéreas para otros o para
algún aspecto del sistema, sin intención agresiva. Este campo es muy complejo, pero
acaso alguno de sus aspectos particulares pueda ser individualizado. Acontece que
dentro de los términos de la significación funcional de un sistema social la significación
de una acción o clase de ellas tiene que ser entendida no directa y primariamente sobre
la base de su motivación, sino sobre la base de sus consecuencias efectivas o
probables para el sistema. En este sentido, la persecución del «interés privado» puede
ser enormemente lesiva en ciertas circunstancias, aún cuando el contenido de los
intereses (por ejemplo, religiosos) pueda ser, en cuanto tal, éticamente aprobado en
general. De un modo similar, el conflicto en sí puede ser enormemente lesivo. Si llega a
ser suficientemente agudo, el problema funcional para el sistema se traduce en el
control del conflicto mismo. En tal caso, los méritos del «caso» de una u otra de las
partes pueden llegar a ser de importancia secundaria.

En general, el problema funcional para un sistema social de reducir al mínimo la


conducta potencialmente lesiva y la motivación para realizarla, puede ser llamado el
«problema motivacional del orden». Ahora bien, mientras que estos permanezcan
distribuidos más o menos al azar pueden reducir la eficiencia del sistema rebajando los
niveles de realización de los roles, pero no constituyen de momento una amenaza para
su estabilidad. Esto último puede presentarse cuando las tendencias lesivas llegan a
organizarse como un subsistema, hasta el extremo de chocar con puntos estratégicos
del sistema social mismo. Ambos aspectos presentan problemas funcionales para la
operación del sistema social, que enfoca la atención hacia los mecanismos que encajan
en el contexto relevante.

Pero a pesar de su relatividad, existe una distinción importante entre la acción que es
positivamente lesiva para un sistema en marcha de relaciones sociales y el simple
abandono por parte del individuo de la realización de sus obligaciones. La posibilidad
de abandono define, de hecho, una de las direcciones más importantes de conducta
desviada y penetra, como veremos en sus más importantes manifestaciones, dentro de
la estructura de los problemas y mecanismos de control social. La enfermedad es, por
ejemplo, uno de los tipos más importantes de conducta de abandono en nuestra
sociedad, lo cual será expuesto por extenso más adelante. Una vez más, en relación
con el abandono como tipo de fracaso en motivación para la realización adecuada de
un rol, hay que aclarar que el aspecto negativo del abandono no se define en términos
motivacionales, sino en términos funcionales relativos al sistema social.

Esto proporciona un punto de referencia para el análisis de las direcciones de la


conducta desviada y, por ello, sitúa esa conducta en relación con los problemas de los
mecanismos de operación del sistema social.
Presentar el problema de la motivación adecuada no solo plantea en general los
problemas de los mecanismos de la socialización y el control social y su relación con la
dinámica del sistema social, sino que proporciona también la base para un enfoque del
análisis de los mecanismos relevantes. La psicología de la personalidad, según hemos
visto, cada vez se orienta más hacia el sistema relacional del actor, esto es, su
orientación hacia objetos. Cuando este hecho se combina con la posición fundamental
del concepto de expectativa en la teoría de la acción, queda aclarado que un aspecto
central de la orientación general y especialmente catético del actor es su serie de
disposiciones de necesidad para el cumplimiento de las expectativas de rol, en primer
lugar aquellas de otros actores significativos, pero también las suyas propias. En la
estructura de la personalidad de un actor individual existe una dimensión de
«conformidad-alienación», en general o en contextos de rol particulares, se convierte en
el foco central de la articulación del sistema motivacional de la personalidad con la
estructura del sistema social. Además, en el presente contexto del problema de la
motivación adecuada para el cumplimiento de la expectativa de rol, podemos fijarnos
brevemente en la significación básica para el sistema social de dos propiedades
fundamentales de la «naturaleza humana» biológica. La primera de estas es la muy
discutida «plasticidad» del organismo humano, su capacidad de aprender una
cualquiera de las muchas pautas alternativas de conducta, en vez de encontrarse ligado
por su constitución genéticas a un orden muy limitado de alternativas. Dentro de los
límites de esta plasticidad hay que buscar, desde luego, la significación determinante
independiente de los factores sociales y culturales. La demostración clara de la
determinación por los genes reduce automáticamente el orden de relevancia de los
factores que tiene interés teórico en las ciencias de la acción, excepto para su posible
implicación en los problemas de emparejamiento que influyen en el proceso de
combinación y recombinación de linajes genéticos. Los límites de esa plasticidad son,
en su mayor parte, todavía desconocidos.

Este término significa la accesibilidad del individuo humano a la influencia de otros en el


proceso de interacción social y la dependencia resultante de recibir reacciones
relativamente particulares y específicas. Sin esta disciplina no sería posible la
estabilidad de las expectativas en relación con su cumplimiento, que es esencial para
un sistema social que funcione. La dependencia psicológica del infante humano se
asocia con su capacidad para desarrollar una dependencia emocional que es, a su vez,
una condición esencial de la mayor parte del aprendizaje social.

La integración de las pautas culturales, tanto como su contenido específico, implica


factores que, en cualquier tiempo dado, son independientes de los otros elementos del
sistema de la acción y, sin embargo, tienen que estar articulados con ellos. Esta zona
principal del problema funcional del sistema social puede subdividirse siguiendo las
mismas líneas que en el caso del problema motivacional. En primer lugar, existen
condiciones sociales mínimas necesarias para la producción, mantenimiento y
desarrollo de los sistemas culturales en general y de tipos particulares de sistema
cultural. Se puede presumir que el quebrantamiento del sistema de comunicación de
una sociedad es, en última instancia, tan peligroso como el quebrantamiento de su
sistema de orden en el antedicho sentido de la integración motivacional.
Es bastante seguro que este proceso tiene que formar parte de un sistema de
relaciones sociales que se encuentra ordenado dentro de ciertos límites, aunque pueda
ser difícil especificar en detalle esos límites. En este sentido, un sistema social no es
posible sin lenguaje ni sin algunas otras pautas mínimas de cultura, tales como el
conocimiento empírico necesario para enfrentarse con las exigencias de la situación, ni
sin pautas suficientemente integradas de simbolismo expresivo y de orientación de
valor. Un sistema social que conduce a un quebrantamiento demasiado drástico de su
cultura estaría expuesto a una desintegración tanto social como cultural.

Apuntemos ahora una nota final sobre la orientación del problema general. La cultura
puede estar «incorporada», desde luego, en forma física con independencia de los
actores particulares (por ejemplo, el conocimiento en los libros), pero es un principio
cardinal de la teoría de la acción que la cultura no es meramente «situacional» en
relación con la acción, sino que llega a ser directamente constitutiva de las
personalidades, en cuanto tales, a través de lo que los psicólogos de la personalidad
suelen llamar ahora «internalización». Los prerrequisitos culturales mínimos de un
sistema social se puede decir, por ello, que operan, al menos en parte, a través de las
funciones de la cultura para la personalidad. Sin los recursos culturales requeridos que
tienen que ser asimilados a través de la internalización, no es posible que surja un nivel
humano de personalidad y, en consecuencia, que se desarrolle un tipo humano de
sistema social. El otro aspecto del problema de los prerrequisitos culturales lo
constituyen los recursos y organizaciones culturales adecuados para el mantenimiento
del sistema social. Sobre esto ya hemos dicho algo anteriormente, pero se pueden
añadir algunas notas.

Se puso de manifiesto antes que las tendencias a la conducta desviada por parte de los
sectores componentes plantean «problemas» funcionales para el sistema social, en el
sentido de que estas tienen que ser contrarrestadas por mecanismos de control, a
menos que tengan que seguirse consecuencias disfuncionales. El caso paralelo, en el
lado cultural, lo constituye el mantenimiento de ciertas pautas culturales, como partes
integrantes del sistema de acción en marcha, que impone ciertas tensiones. De un
modo particular, un ideal utópico, cuando es aceptado e institucionalizado, impone
tensiones en el sistema social. Aunque los límites en este caso como en los otros casos
no sean en general conocidos, se puede decir que el sistema social tiene que ser capaz
de mantener un mínimo de cultura en marcha, pero viceversa, cualquier cultura dada
tiene que ser compatible con un sistema social en un grado mínimo si sus pautas no
han de extinguirse y si el sistema social tiene que continuar funcionando como tal.

“La integración institucional de los elementos de la acción”

Un sistema de acción concreto es una estructura integrada 7 de elementos de la acción


en relación con una situación. El análisis de los rasgos generales de la acción en el
capítulo anterior combinado con el análisis inmediatamente precedente de los
prerrequisitos funcionales de los sistemas sociales, da como resultado ciertas
especificaciones que pueden conducirnos a los rasgos estratégicos de esta estructura
ordenada. Es inherente a un sistema de acción que esta se encuentre, por así decirlo,
«normativamente orientada». Ello se sigue, según se vió, del concepto de las
expectativas y su posición en la teoría de la acción, especialmente en la fase «activa»
en que el actor persigue metas.

El problema del orden, y por ello el de la naturaleza de la integración de los sistemas


estables de la interacción social , se centra en la integración de la motivación de los
actores con los criterios normativos culturales que integran el sistema de acción, en
nuestro contexto interpersonalmente. La orientación de un actor hacia la acción
dependiente de otro comporta inherentemente una orientación valorativa, porque los
elementos de dependencia implican la relevancia de un sistema de alternativas.

Generalmente, en la medida en que los criterios normativos sobre cuya base están
interactuando el ego y el alter son compartidos y claros, la acción del ego estimulará
reacciones favorables por parte del alter, de acuerdo con los criterios en cuestión, y
desfavorables, desviándose de ellos . El resultado de esta circunstancia es la tendencia
a coincidir de la dimensión conformidad-desviación y de la favorable-desfavorable o
gratificación-deprivación. Dicho de otra manera, la condición básica para que pueda
estabilizarse un sistema de interacción es que los intereses de los actores tiendan a la
conformidad con un sistema compartido de criterios de orientación de valor. En primer
lugar, en virtud de la internalización del criterio, la conformidad con este tiende a ser
para el ego de significación personal, expresión o instrumental, o ambas cosas.

En segundo lugar, la estructuración de las reacciones del alter ante la acción del ego,
como sanciones, es una función de su conformidad con el criterio.

Una pauta de valor, en este sentido, se encuentra siempre institucionalizada en un


contexto de interacción. En consecuencia, existe siempre un doble aspecto del sistema
de expectativas que está integrado en relación con ellas. La relación entre expectativas
de rol y sanciones es, pues, claramente recíproca. Lo que son sanciones para el ego
son expectativas de rol y para el alter, y viceversa.

En consecuencia, un rol es un sector del sistema de orientación total de un actor


individual que se organiza sobre las expectativas en relación con un contexto de
interacción particular, el cual está integrado con una serie particular de criterios de valor
que dirigen la interacción con un alter o más en los roles complementarios adecuados.
Estos alter no necesitan ser un grupo definido de individuos, sino que pueden implicar a
cualquier alter, si se presenta en el seno de una relación de interacción particular
complementaria con el ego, que comprende una reciprocidad de expectativas en
relación con los criterios comunes de la orientación de valor. La institucionalización de
una serie de expectativas de rol y de las sanciones correspondientes es claramente una
cuestión de grado. Como veremos, toda una variedad de factores puede influir sobre el
grado de institucionalización a través de cada unos de estos canales.
De la misma manera que hay grados de institucionalización, hay también grados de
anomia.

Una institución es un complejo de integraciones 9 de rol institucionalizadas que tienen


significación estructural en el sistema social en cuestión. En este sentido, cuando
hablamos de la «institución de la propiedad» en un sistema social, agrupamos aquellos
aspectos de los roles de los actores componentes que tienen que ver con la integración
de las expectativas de acción con las pautas de valor que sirven de base a la definición
de los derechos de «posesión» y obligaciones relativas a ellos. Una colectividad es un
sistema de roles específicos concretamente interactivos.

El punto de partida es la significación crucial de la interacción y la complementariedad


correspondiente de las expectativas. La cuestión de la medida en que las sanciones
son intentadas por el actor que las impone para influir en la conducta del otro o
«premiar» su conformidad y «castigar» su desviación, es una cuestión que puede
quedar sin respuestas de momento. El punto importante es que esa intención no es un
criterio del concepto de sanciones, según se usa aquí. Algunas generalizaciones
empíricas parece que pueden hacernos avanzar en la interpretación de la significación
dinámica de esta integración recíproca de las expectativas de rol.

La conformidad con las expectativas de rol implicará siempre, en un grado mayor o


menor, elementos motivacionales del carácter, a lo que se alude en la literatura
psicológica como lo que compone el «ego-ideal» o el superego, elemento de «auto-
respeto», adecuación o «seguridad» en el sentido psicológico. Esos elementos no son,
desde luego, necesariamente centrales para cualquier actor dado en cualquier situación
dada que se encuentre en conexión con una serie de expectativas de rol
institucionalizadas. Un individuo particular o clase de ellos puede llegar a estar
implicado en una situación interactiva en la que sus propios «sentimientos» se
encuentren solo muy periféricamente implicados. Pero, en general, en las situaciones
sociales, las circunstancias de la socialización y otros factores impiden que esta sea la
situación predominante en sistemas sociales permanentes que implican a los intereses
motivacionales principales de los actores participantes.

El compartir esas pautas de valores comunes, conlleva un sentido de responsabilidad


para el cumplimiento de las obligaciones, creando por ello una solidaridad entre
aquellos que se encuentran mutuamente orientados hacia los valores comunes. Los
actores implicados, se dirá que constituyen, dentro del área de relevancia de estos
valores, una colectividad. Para algunas clases de participantes, la significación de ser
miembros de una colectividad puede ser predominantemente la de su utilidad en un
contexto instrumental para sus metas «privadas». Pero esa orientación no puede
constituir la colectividad misma, y en la medida en que predomina, tiende a lesionar la
solidaridad de la colectividad.

La vinculación con los valores comunes significa, considerada motivacionalmente, que


los actores tienen «sentimientos» 10 comunes que apoyan las pautas de valor, lo cual
significa que la conformidad con las expectativas relevantes es considerada como una
«buena cosa», relativamente independiente de cualquier «ventaja» específica
instrumental que se pueda obtener con esa conformidad, por ejemplo, evitando las
sanciones negativas. Más aún, esta vinculación con los valores comunes, en tanto que
puede encajarse con las necesidades de gratificación inmediatas del actor, tiene
siempre también un aspecto «moral», por cuanto de alguna manera esta conformidad
define las «responsabilidades» del actor en el sistema de acción social en que participa.
Finalmente, resulta bastante claro que los «sentimientos» que apoyan esos valores
comunes no son de ordinario, en su estructura específica, la manifestación de
propensiones constitucionalmente dadas del organismo. Solo cuando esto ha tenido
lugar en un alto grado es posible decir que un sistema se encuentra altamente
integrado, y que los intereses de la colectividad y los intereses privados de sus
miembros constituyentes se aproximan 11 a la coincidencia.

Esta integración de una serie de pautas de valores comunes con la estructura de la


disposición de necesidad internalizada de las personalidades constituyentes es el
fenómeno central de la dinámica de los sistemas sociales. Este es el punto principal de
referencia de todo análisis que pretenda ser un análisis dinámico del proceso social.

La significación de la integración institucional, en este sentido, constituye la base del


puesto de la teoría específicamente sociológica entre las ciencias de la acción y la
razón de por qué la teoría económica y otras versiones de los esquemas conceptuales
que dan preponderancia a la orientación de meta instrumental racional, no pueden
proporcionar un modelo adecuado para el análisis dinámico del sistema social en
términos generales. Se ha puesto de manifiesto repetidamente que la reducción de la
dinámica motivacional a términos racionales instrumentales conduce derechamente a la
tesis hobbesiana que es una reducción ad absurdum del concepto de un sistema social.
Pero el excelente análisis funcional de Durkheim ha sido reforzado enormemente,
desde entonces, por las implicaciones del conocimiento psicológico moderno en lo que
se refiere a las condiciones de socialización y las bases de la seguridad y estabilidad
psicológicas de la personalidad, así como por los análisis empíricos y teóricos de los
sistemas sociales como tales. El teorema básico de la integración institucional, como
cualquier teorema básico, explica muy pocas cosas en detalle. Proporciona más bien un
punto de referencia con relación al cual es posible presentar sucesivamente, de una
manera ordenada, las dimensiones más pormenorizadas que son necesarias antes de
que pueda acometerse un análisis adecuado de los procesos complejos del análisis de
la conducta.

En primer lugar, la conducta de rol institucionalizada se ha definido como la conducta


orientada hacia una pauta de orientación de valor o sistemas de ellas. En segundo
lugar, el «caso ideal» supersimplificado representa la integración motivacional completa
con una pauta de valor dada, en el sentido de que esta pauta, en tanto que
internalizada, se piensa que produce una disposición de necesidad a la conformidad
con ella, lo cual asegura una motivación adecuada para la conducta conforme. Sin
embargo, antes de abordar estas consideraciones, procede una breve exposición de las
implicaciones del teorema de la integración institucional en la articulación de la
estructura social de los roles con la estructura de la personalidad. Cualquiera que sea el
grado de extensión a que llegue la motivación adecuada para el cumplimiento de tales
expectativas, allí donde sea uniforme una serie de expectativas para quienes
desempeñen el «mismo» rol, existirá toda clase de razones para llevarnos al
convencimiento de que, en términos de la personalidad, la significación motivacional de
esta conducta uniforme no puede ser la misma para todas las personalidades
implicadas. Y ello por tres razones importantes. Aunque las expectativas de cada uno
puedan ser idénticas respecto de este rol, los sistemas totales de roles solo en un caso
límite serían idénticos.

Los puntos de referencia para la clasificación de las pautas institucionales.

En la primera sección esquematizamos los problemas básicos funcionales de un


sistema ordenado de relaciones sociales. Esto definió una serie de «imperativos» que
se imponen a la variabilidad de los sistemas sociales si se han de cumplir las
condiciones mínimas de estabilidad, lo cual será de primordial importancia al analizar
los órdenes de variación de las estructuras sociales y las bases de su diferenciación
interna.

Esto implica el análisis cuidadoso de los puntos de referencia respecto de los cuales los
roles llegan a estar diferenciados. Porque solo mediante un análisis sistemático de
estos puntos de referencia es posible cualquier derivación ordenada de las bases y
órdenes de esa diferenciación.

Debe ser evidente, a partir de la naturaleza del rol como unidad, que el foco estructural
más crucial de la diferenciación de los tipos de rol tiene que encontrarse en las
diferenciaciones entre las pautas culturales que están institucionalizadas en los roles.
Pero la clasificación de las pautas culturales en sus aspectos relevantes no puede ser
realizada sin relacionarla con el sistema general de puntos de referencia que es
inherente a la estructura de la acción. Por ello, la presente sección se ocupará de este
sistema general de puntos de referencia que son relevantes para la estructuración de
los roles, es decir, de las relaciones sociales.

En primer lugar, según hemos visto en el capítulo 1, lo que hemos llamado puntos
primarios de referencia para la organización de las orientaciones de la acción, consiste,
por una parte, en tres modos de orientación motivacional (cognitivo, catético y
evaluativo) y en las diferenciaciones básicas de la estructura de la situación. En relación
con esta última, la más importante ahora es la distinción entre objetos sociales y no-
sociales, siendo los sociales aquellos con que el ego se encuentra en interacción, en el
sentido específicamente social. La razón fundamental de este tratamiento especial
consiste en que las pautas culturales tienen una doble relación con la acción: estas
pueden ser objetos de la situación o pueden encontrarse internalizadas hasta llegar a
ser componentes de la pauta de orientación del actor.

Supuesto que las pautas culturales pueden llegar a estar internalizadas como parte del
sistema de orientación del actor, la base primera de su diferenciación que nos interesa
aquí es la de su relación con los tres modos de orientación básicos. Tenemos aquellas
pautas culturales que funcionan primariamente como formas simbólicas para la
organización de la orientación cognitiva del actor, las que desempeñan una función
similar en relación con el aspecto catético de esta orientación y, finalmente, las que
median o estructuran sus orientaciones evaluativos.

En sentido estructural, el aspecto cultural de esta primacía es ciertamente crucial


porque define el orden de prioridades en la relevancia de los criterios selectivos en cada
tipo primario de orientación. Esta base de clasificación da como resultado tres tipos
primarios de orientación, distintos de los aspectos modales de todas las orientaciones.
En el primer tipo los intereses cognitivos son primarios; el problema importante de
orientación es cognitivo, y la catexis y la evaluación son secundarias en relación con el
interés cognitivo. La «gratificación» consiste en una solución al problema cognitivo:
llegar a conocer. En el segundo tipo los intereses catéticos son primarios; el problema
es de «ajustamiento», de lograr la relación gratificatoria apropiada al objeto. Ahora el
problema es la integración de los factores cognitivos y catéticos implicados.

Lo que define a cada tipo es la combinación de la primacía de uno de los tres modos de
orientación motivacional y la primacía de un tipo de pauta cultural.

Ahora bien, los objetos sociales son particularmente estratégicos en este respecto a
causa del carácter complementario del proceso y pauta de la orientación. Esta
significación especial de los objetos sociales quizá pueda ser traducida a los términos
de la significación total y, por ello, de la primacía evaluativo que se presenta en la
orientación motivacional y en la cultura, en el contexto de las relaciones sociales.

La acción puede estar orientada hacia el logro de una meta, la cual es un estado futuro
de las cosas anticipado; se siente que promete gratificación el alcanzarla; un estado de
las cosas que no se logrará sin la intervención del actor en el curso de los sucesos. Esa
orientación instrumental o hacia una meta introduce un elemento de disciplina: la
renunciación a ciertas gratificaciones inmediatamente potenciales, incluyendo las que
pueden derivarse de «dejar que las cosas pasen» pasivamente y esperar el resultado.
Se renuncia a esas gratificaciones inmediatas en interés de mayores ganancias
posibles que se deriven de alcanzar la meta; logro que se siente que se relaciona con el
cumplimiento de ciertas condiciones en los estadios intermedios del proceso.

En estos términos, la orientación instrumental puede ser interpretada como un caso


especial de primacía evaluativo y, por ello, esa acción pertenece al tercer tipo de
orientación de la acción. Esto implica que se dé una meta, pero, dada la meta, la
selección evaluativa cede la primacía a las consideraciones cognitivas: es decir, el
conocimiento de las condiciones necesarias para lograr la meta sobre los intereses
catéticos inmediatos, definidos como intereses en conseguir entre tanto una ventaja
sobre las oportunidades de gratificación inmediatamente asequibles, aunque estas
puedan interferirse con el logro de la meta. Pero a pesar de la primacía cognitiva de la
orientación instrumental, esta se diferencia del caso de la primacía del interés cognitivo
como tal en que además del interés cognitivo mismo existe el interés en el logro de la
meta dada.
El «peso de la prueba» consiste, de una parte, en la controversia acerca de que una
gratificación dada perturbará el orden expresivo, en tanto que en el caso instrumental
ello acontecería al revés; el peso de la prueba consiste, por otra parte, en que una
gratificación dada

Este tipo secundario se diferencia del tipo de la primacía de los intereses catéticos
como tales en la clasificación primaria en que la orientación no lo es hacia el problema
específico del ajustamiento como tal, sino en un nivel más alto de la organización de la
acción, hacia un orden evaluativo entre potencialidades de gratificación.

De ahí que pueda haber un auténtico sistema de valores instrumentales, del mismo
modo que puede haber en este sentido un auténtico sistema de valores expresivos; es
decir, la definición de un orden en que los intereses de gratificación tienen primacía,
pero, sin embargo, un orden que organiza los diferentes componentes de la orientación
de la acción en relaciones determinadas recíprocas.

Existe una tercera posibilidad lógica de la estructuración del orden; principalmente,


aquella en que no tienen primacía ni los intereses cognitivos ni los catéticos, sino los
evaluativos. En la medida en que este sea el caso, el foco se encuentra en el sistema
del orden mismo, no en las metas que los trascienden ni en los intereses de la
gratificación del actor. Esto puede ser llamado el aspecto «moral» de la ordenación de
la acción y los valores culturales que tienen primacía en relación con él pueden ser
llamados valores morales. Este foco integrativo puede ser relativo a los problemas
integrativos de cualquier sistema o subsistema de acción. El foco del sistema social
(incluyendo, desde luego, cualquier subsistema; por ejemplo, una colectividad) puede
ser llamado la orientación

«relacional» de la acción, en tanto que el foco de integración de la personalidad puede


ser llamado el «ego-integrativo». Esto tiene desde luego una significación importante en
relación con el sistema de relaciones sociales a causa de la importancia especialísima
del elemento del orden, que ha sido varias veces mencionada.

Porque a causa de lo complementario de las expectativas, la significación de la acción


de un actor nunca puede ser evaluada sólo en términos de sus valores «personales»
independientemente del sistema relacional en que se encuentre implicado. El tipo de
acción en que las consideraciones morales tienen primacía, en el contexto social, es
aquel en que el actor se encuentra en un rol de responsabilidad específica para los
intereses de una colectividad.

Tipos de institucionalización relativa al sistema social.

Tres modos o tipos de institucionalización sobre la base de sus diferentes relaciones


con la estructura del sistema social mismo.

En este sentido, las pautas que están institucionalizadas implican por naturaleza un
elemento de orientación de valor sobre el nivel del sistema social; es decir, implican
obligaciones morales de parte de los actores, en el sentido social-integrativo, en cuanto
que distinto del ego-integrativo. Pero las pautas de valor institucionalizadas pueden ser
también clasificadas sobre la base de los diferentes modos de relación de las
obligaciones en cuestión con el sistema de relación social mismo.

Como hemos visto, el sistema social es esencialmente una trama de relaciones


interactivas. Las instituciones más centrales son, por ello, las directamente constitutivas
de las pautas de esas relaciones mismas, a través de la definición de los estatus y roles
de las partes en el proceso interactivo. En segundo lugar, los actores particulares,
individuales o colectivos, actúan sobre la base de intereses que pueden ser
independientes, en un grado mayor o menor, de las pautas moral-integrativas del
sistema social, es decir, la misma colectividad total. De ahí que, en términos del sistema
social, es la regulación de la persecución de estos intereses más bien que la definición
constitutiva de las metas y medios. Esta clase de instituciones pueden ser llamadas
regulativas. Este es el caso en que el contenido de las instituciones implicadas consiste
solamente en pautas de orientación cultural como tales, no directamente de
obligaciones para la acción exterior. Se trata de una cuestión de creencias, de sistemas
particulares de símbolos expresivos, e incluso de pautas de orientación de valor moral
cuando se halla implicada en la acción solo la «aceptación» más que la obligación.

Hemos visto que esa integración institucional, en cuanto internalización de pautas de


valores comunes, es una condición de la estabilidad del proceso de interacción. Pero
una especificación más amplia de esta condición nos lleva a ver que el contenido de las
pautas comunes de orientación de valor tiene que ser tal que las orientaciones
recíprocas de los actores que interactúan se mezclen entre sí. Existe toda una variedad
de pautas diferentes según la cual esa mezcla es concebible, pero en cualquier sistema
dado de relaciones interactivas las pautas tienen que haber sido seleccionadas entre
estas posibilidades de manera que sean compatibles con la estabilidad del proceso de
interacción.

El contenido de estas pautas de orientación de valor será examinado en la sección


siguiente.

Pero esencialmente constituyen el centro estructural del sistema social, y la


institucionalización de las pautas de orientación de valor implicadas en el mecanismo
primario de la estabilización del sistema social mismo.

En virtud de la internalización de estas pautas de orientación de valor primarias, ciertos


componentes fundamentales de la estructura de la disposición de necesidad y por ello
de los intereses de los actores en un sistema social están determinados.

Esta última tiene intereses que, dentro de ciertos límites, pueden variar con
independencia de la estructura relacional como tal, con respecto a la cual las pautas
institucionales básicas del sistema social son más condicionales que constitutivas.

Primero, estas se ocupan de la definición de los criterios de valor de acuerdo con la


cual se definen las direcciones de la actividad aceptable en la persecución de los
intereses «privados». Segundo, se ocupan de la definición de los límites de la elección
en la persecución de la realización de las metas y valores en cuestión.

En la sociedad norteamericana contemporánea la búsqueda de lucro financiero se


considera que es un tipo de meta apropiado tanto para el individuo como para cierto
tipo de colectividad, v. Por otra parte, de acuerdo con los valores del socialismo no se
considera que esto sea una dirección legítima de búsqueda de intereses, o al menos
solo dentro de límites muy concretos. Pero incluso dentro de nuestra propia «economía
comercial» existe cierta especificación en los términos de valor de las metas de la
producción técnica con los que el interés del lucro puede legítimamente estar fusionado.
En consecuencia, en el sentido de la selección de metas dentro de la esfera de la
actividad orientada por intereses «privados» existe una serie de limitaciones
institucionalizadas en la persecución de las metas y las condiciones en que estas
pueden ser perseguidas. Esencialmente, el mismo tipo de consideraciones se aplica a
la selección de medios para la persecución de intereses privados. Son las más notorias
las limitaciones para la elección de medios para la persecución de intereses privados.
Son las más notorias las limitaciones para la elección de medios que implican intereses
ajenos.

Como hemos visto, las actividades expresivas no se reparten directamente en la forma


medios-fines, como en el caso de las actividades instrumentales. Pero, en parte, esas
instituciones regulan las actividades expresivas especificando los contextos y relaciones
legítimas para ellas. Así, con respecto a las actividades eróticas, el incesto y la
homosexualidad son considerados drásticamente como tabúes en la mayoría de las
sociedades, y la actividad heterosexual normal es regulada tanto la selección de la
pareja (dentro del matrimonio) como en la ocasión (exigencia de intimidad). De un modo
similar, el sentimiento agresivo hacia otros solo puede ser expresado en general dentro
de límites estrictamente definidos, y muchos tipos de agresión son tabúes casi
absolutos.

Finalmente, lo mismo se puede decir esencialmente de las orientaciones ego-


integrativas. Uno de los ejemplos más conocidos es el hecho de que en la sociedad
norteamericana las instituciones de tolerancia religiosa regulan la persecución de
intereses morales religiosamente fundados, cuando no son compartidos en común en la
sociedad como un todo. Más aún, es un requisito funcional del aspecto culturalmente
integrativo del sistema social que debe haber un grado de coherencia en las pautas de
valor que han sido institucionalizadas en ambas esferas. La distinción es esencialmente
una relación funcional con la integración del sistema social.
La distinción entre las pautas de orientación de valor y los otros componentes de la
tradición cultural es, en parte, una distinción de grado del compromiso con las
implicaciones de la pauta para la acción. Sin embargo, próximo a este nivel moral de
integración puede existir un modo de interés evaluativo en las pautas culturales que
podemos llamar de aceptación para distinguirlo de la obligación. Por ejemplo, en países
de tradición cristiana la ética del Sermón de la Montaña es, en este sentido,
socialmente aceptada. El ejemplo más conocido es la institucionalización de las
creencias, de modo que la adscripción a un sistema de creencias se convierte en un
criterio de lealtad hacia una colectividad, tal como un grupo religioso. En el otro extremo
encontramos la situación de la sociedad «liberal» en que no se encuentran
institucionalizadas creencias específicas.
La situación es similar con respecto a los símbolos expresivos. Pero a pesar de la falta
de institucionalización, en un nivel general, de símbolos expresivos específicos en
nuestra sociedad, existen, sin embargo, cánones de «buen gusto» ampliamente
aceptados que se encuentran integrados con el sistema general de simbolismo
expresivo, y de ahí con el sistema de recompensas. Por ello, las instituciones culturales
de un sistema social se encuentran siempre presentes, aunque estas se encuentren
mucho más específicamente definidas y rigurosamente reforzadas en un sistema social
que en otro.
ESQUEMA DE MODOS Y TIPOS DE
ORIENTACIÓN DE LA ACCIÓN, PAUTAS
CULTURALES E INSTITUCIONES

A. Modos de orientación motivacional de la acción.


1. Cognitivo.

2. Catético.

3. Evaluativo.

B. Modos de orientación de valor de la acción.

1. Cognitivo.

2. Apreciativo.

3. Moral (integrativo del sistema).

a. Ego-integrativo (personal)

b. Colectivo-integrativo (social-relacional)

C. Tipos de pauta cultural.

1. Sistemas de creencias (primacía de la significación cognitiva).

2. Sistemas de simbolismo expresivo (primacía catética).

3. Sistemas de niveles de orientación de valor (primacía evaluativa).

D. Tipos de intereses de la acción (primacía de un modo motivacional


combinado con el tipo correspondiente de pauta cultural).

1. Intereses cognitivos (en «saber»).


2. Intereses ajustativos (en asegurarse gratificación de los objetos).

3. Intereses integrativos (en minimizar y solucionar conflictos).

E. Tipos de orientación de la acción evaluativa (síntesis evaluativa o


integrativa con primacía de un tipo de interés).

1. Instrumental (dada la catexis de una meta, primacía cognitiva).

a. Investigativa (solución de un problema cognitivo como meta).

b. Creativa (nuevas formas simbólicas expresivas como meta).

c. Aplicada (uso del saber —primacía del interés cognitivo—, en interés


de cualquier meta no definida en a y b).
2. Expresivo («exteriorización» de una disposición de necesidad
en una pauta de simbolismo expresivo).

3. Moral.

a. Ego-integrativo.

b. Colectivo-integrativo.

E. Tipos de institución, incorporando pautas de orientación de valor.


1. Instituciones relacionales (que definen expectativas de rol
recíprocas con independencia del contenido del interés).
2. Instituciones regulativas (que definen los límites de la legitimidad de la
persecución de intereses «privados» con respecto a metas y medios).
a. Instrumental (integración de metas privadas con valores comunes y
definición de medios legítimos).
b. Expresiva (que regulan las acciones, situaciones, personas, ocasiones y
cánones del gusto expresivos permisibles).
c. Moral (que definen las áreas permisibles de responsabilidad moral para la
persona y la sub-colectividad).
3. Instituciones culturales (que definen las obligaciones de aceptar las pautas
culturales — convirtiendo la aceptación privada en deber institucionalizado—).

a. Creencias cognitivas.

b. Sistemas de símbolos expresivos.

c. Obligaciones morales privadas.

Las alternativas pautadas de orientación de valor como definiciones de


las pautas relacionales de expectativa de rol.
En consecuencia, para desarrollar un esquema sistemático de los puntos de
referencia para el análisis de las orientaciones en los roles es esencial, en
primer lugar, analizar las alternativas básicas de selección que sean
particularmente significativas para definir el carácter de las relaciones con ese
objeto social y que son constitutivas del carácter de la misma pauta de
relación, más bien que de su «contenido» (como interés: sus aspectos
culturales o motivacionales en cualquier otro sentido que el de constitutivo de
las pautas relacionales). Nos conciernen, en este sentido, las relaciones de
primacía entre las posibilidades de orientaciones de la acción evaluativas y los
modos correlativos de orientación de valor; y no los tipos de interés ni los tipos
de pauta cultural en cuanto tales. El camino más directo hacia la gratificación
en un sistema de acción organizado es a través de las orientaciones
expresivas; de ahí que, respecto de la orientación expresiva, tanto los modos
instrumentales como morales de la orientación impongan renunciaciones o
disciplina. La polaridad de afectividad- neutralidad afectiva formula la pauta de
la acción respecto de esta alternativa básica, en las orientaciones directas
hacia los objetos sociales con los que interactúa un actor en un rol, y en su
relevancia para la estructura de las expectativas de su acción en ese rol.
En este sentido, no solo sus orientaciones expresivas, sino también las
instrumentales y ego-integrativas y los correspondientes intereses, se definen
como «privados», en la medida en que no coinciden con los que se reconocen
como colectivos por la colectividad. La primacía de la primera alternativa puede
ser llamada «auto-orientación»; la segunda, «orientación colectiva». En el
dilema de ejecución relevante una de las alternativas es prescriptiva. A las dos
primeras parejas de alternativas les concierne el problema expresión-disciplina,
que confronta todos los sistemas de acción en dos niveles: primero, la
obligación de aceptar la disciplina por el actor individual frente a sus intereses
expresivos, cuya gratificación, en este contexto de rol, sería sentida como
lesiva; segundo, el mismo dilema vuelve a aparecer en relación con la
persecución de cualquier clase de intereses privados, independientemente del
grado de disciplina en el sentido de la personalidad frente a la definición de las
obligaciones hacia la colectividad. A la tercera pareja de alternativas le
concierne no la subordinación o la libertad respecto de ciertos criterios de valor
(cualquiera que sea su contenido), sino el tipo de criterio de valor que se define
como relevante para la expectativa de rol.
Se puede decir que la orientación cognitiva es esencialmente una orientación
hacia los elementos de generalización de un mundo de objetos. Si la
generalización es importantísima en la orientación cognitiva, los criterios
caracterizados por la primacía cognitiva no pueden ser, pues, particulares del
sistema relacional específico (con objetos sociales y no sociales) en que el
actor se encuentra implicado. Trasciende este contexto relacional. La primacía
de los valores cognitivos se puede decir, en consecuencia, que implica un
criterio universalista de expectativa de rol, en tanto que los valores apreciativos
implican un criterio particularista.14 En el primer caso, el criterio se deriva de la
validez de una serie de ideas existenciales, o de la generalidad de una regla
normativa; en el segundo, de la particularidad de la significación catética de un
objeto, o del estatus del objeto en el sistema relacional.
Existe una fuente común de confusión en este campo que hay que aclarar en
este instante. De otra parte, si la regla fuera «honra a los padres por su calidad
de padres, sin tener en cuenta de quién son padres», ello sería una norma
universalista. La cuestión es la de si se hace o no se hace una discriminación
entre aquellos objetos con los que el ego se encuentra en una relación
particularista y los otros objetos que poseen los mismos atributos.Pero no
tienen en cuenta el marco de referencia total. Existen otras alternativas con
respecto a las características de los objetos sociales mismos: desde el punto
de vista del ego sobre el alter en la estructura complementaria de orientación
de rol o para el ego mismo como objeto, y con referencia a la dimensión de
relevancia del alter como objeto. La «realización» en este sentido es una
característica que, por definición, hemos dado a la categoría de objetos
sociales. La orientación hacia la realización del actor (que puede ser el ego, o
el alter, o ambos) significa que el foco se encuentra en su logro.

El foco de orientación puede ser, pues, lo que el objeto es en este sentido: sea el padre
del ego, un médico, o una persona de alta estatura. Roles orientados por la adquisición
son los que ponen el acento en las realizaciones del incumbente; roles adscritos en sus
cualidades o atributos, con independencia de las realizaciones específicas esperadas.
Estas ramificaciones se refieren a su aplicación a la definición de estados ideales de las
cosas cuando difieren de un estado inicial dado. Cuando las realizaciones son el foco
de la orientación de valor se puede subrayar la meta como la «expresión» del proceso
de adquisición valuado.

Queda por considerar la cuestión relativa a la dimensión del «interés» del ego en el
objeto. Se ha señalado antes que la diferenciación de los modos de orientación de la
acción y el correspondiente problema de tipos de orientaciones (sobre la base de las
primacías) tiene una importancia crucial. Ello será una definición de la dimensión de la
significación del objeto (del alter) para el ego. Esto siempre implica un elemento moral
porque por definición ello implica el problema de la integración evaluativa de los
diferentes componentes de la orientación total con el objeto

Como en los casos de las otras parejas de alternativas, es esencial aquí retener la idea
de la relatividad de esta conceptuación. Al igual que en las otras, esta se aplica al punto
de elección de las direcciones de la orientación. Al llegar a este punto se presenta el
problema de reducir la relevancia y de ahí la obligación hacia un interés específico
(definible en varios niveles de generalidad) o de admitir la relevancia posible en los
términos de una evaluación integrativa y sometida a una escala de prioridad, de
cualquier contingencia que pudiera surgir.

Para mayor comodidad del lector, estas cinco parejas de conceptos que serán
llamadas las
variables-pautas, pueden ser esquematizadas de la siguiente manera:

I. El dilema gratificación-disciplina.
Afectividad frente a neutralidad
afectiva.
II. El dilema interés privado frente a interés de la
colectividad. Auto-orientación frente a orientación
colectiva.
I. La elección entre tipos de criterios de orientación
de valor. Universalismo frente a particularismo.
II. La elección entre «modalidades» del objeto
social. Adquisición frente a adscripción.
III. La definición de la dimensión del interés en el
objeto. Especificidad frente a difusividad.

Si bien estas cinco variables-pautas se centran en el aspecto relacional de la estructura


de los roles del sistema social, ello no quiere decir que sean irrelevantes para la
definición de las pautas de las instituciones regulativas y culturales. Estas instituciones
no pueden existir aunque solo sea a causa del elemento de consistencia de la pauta
que tiene que entremezclarse con un sistema de orientaciones de valor en una tradición
cultural. Pero para nosotros, el sistema de instituciones relacionales es el corazón de la
estructura social. Y ello facilitará el desarrollo del análisis partiendo de este
corazón.Después de haber diseñado los principales componentes del sistema social en
el capítulo 2, los tres capítulos siguientes, del 3 al 5, se refieren a la elaboración del
análisis de la estructura social, llevándolo a un punto de considerable refinamiento de
detalle. Este y los tres siguientes capítulos se refieren principalmente a los elementos
del paradigma diseñado en el capítulo 2. Se sugiere que el lector no pierda esto de vista
a medida que avanza, y continuamente vuelva a los elementos conceptuales
fundamentales del capítulo 2.
Actividad de capítulo.
Capítulo III
Joanna Jimenez Loera y Andrea Mejia Jimenez
Capítulo: La estructura del sistema social
1. La organización de los componentes en subsistemas.
Páginas: 47 a 75
Estructura contexto relacional de las orientaciones de la acción evaluativa. Existen tres
tipos que son el instrumental, el expresivo y el moral. Ahora lo veremos en los
problemas en los sistemas de roles. Instrumental: Este tipo empieza con la concepción
de un actor dado (ego) orientado por una meta que puede tener cualquier grado
deseado de especificación o generalidad, aquí el alter es significante y sus relaciones
son una parte constitutiva del sistema hacia la meta del ego. El caso más simple aquí
es el de reciprocidad hacia una meta que sería el intercambio. La acción del alter es un
medio para el logro de la meta de el ego y viceversa y con esto el ego y el alter se
vuelven dependientes uno del otro. Hay dos aspectos importantes en este sistema. •La
regulación de la estructura es poner el producto en disposición de una clase de altera.
•La regulación del proceso de entrada aquí el ego recibe de los alter. contribuciones
para sus propias metas (remuneración). Este tipo tiene dos puntos focales, el primero
es el de regular los términos del intercambio ya que lo que hace cualquier hombre es
parte fundamental, esto quiere decir establecer quién es alter y quién es ego. La
segunda es establecer que se va a cambiar y por qué en este incluye también los
acuerdos. El ego se puede enfrentar con cuatro tipos de problemas: el primero es en
poner a disposición en el establecimiento de los términos de su producto no consumido
por el mismo se pone en disposición hacia el alter, el segundo es la remuneración del
alter hacia el ego, el tercero consiste en el acceso de bienes y los competidores,
finalmente está el problema de las relaciones cooperativas con los otros en el mismo
proceso productivo (autoridad y sumisión).

También existen tres pautas institucionales: 1) en el proceso de cumplimiento de sus


propias metas técnicas; 2) en las relaciones de intercambio con una serie de alter
relativas a disponibilidad, remuneración y bienes, y 3) en relaciones cooperativas con
los alter. El problema específicamente sociológico, con referencia a ese subsistema de
acción social, se refiere a las clases de orientación de valor que se encuentran
institucionalizadas en él, y a los grados y modos en que se institucionalizan para definir
los roles de los actores componentes.

Un aspecto de la lealtad se deriva del hecho de que la adhesión se organiza sobre la


base de una pauta cultural que, en primera instancia, será una pauta de símbolos
expresivos, cuyo significado es compartido por el ego y el alter. Ello implica
orientaciones de valor, al menos en el nivel de los criterios apreciativos; la cuestión
relativa a la posibilidad de que se implique un nivel moral de orientación de valor tiene
más de una respuesta. Se realizará esta posibilidad si la lealtad entre el ego y el alter
llega a estar institucionalizada y si, en consecuencia, la lealtad se convierte en
solidaridad. En este sentido, entre dos amantes se desarrollará un sistema de
simbolismo erótico compartido, el cual es un aspecto inherente de la relación y una
condición de su integración. Cuando este simbolismo se institucionaliza en la forma de
matrimonio adquiere, sin embargo, la dimensión de sanción y obligación morales sobre
la base del sistema de valores comunes de la sociedad. Una relación de lealtad
expresiva se organiza. Ahora bien, existen importantes respectos en que la
discriminación entre instrumentales y ego-integrativas es secundaria, si no diferente,
desde el punto de vista del ordenamiento del sistema social. El problema funcional en
estos términos consiste en la integración moral a nivel social; no a nivel de la
personalidad. Pero esto nos lleva a un terreno todavía no elaborado. Esta variable
define muy claramente la primacía relativa entre las orientaciones expresiva e
instrumental. Lo que es una meta técnica desde el punto de vista del ego, visto desde la
perspectiva del sistema más amplio, puede ser la realización de una función de ofrecer
(por ejemplo, el ego puede ser un «vendedor» o alguna otra función. Esto no debe ser
una seria fuente de dificultades si se tiene siempre una idea clara del marco de
referencia a que pertenece una afirmación. El Cuadro presenta una clasificación
cruzada de los valores de estas tres variables-pautas, dando lugar a ocho tipos. Se
puede ver que existe una correspondencia considerable, aunque no completa, con el
resultado del análisis de los paradigmas instrumental y expresivo.
Las modalidades de objetos como focos de expectativas de rol. Hay que aclarar la
naturaleza de la diferenciación general. El principal problema de esta sección es
examinar su relevancia desentrañando algunas de las consideraciones más empíricas
que se encuentran implicadas en cada una de las dos alternativas principales.
Empezaremos con el análisis de los complejos de cualidad o criterios adscriptivos.
Parece esencial diferenciar al principio dos clases de criterios de este tipo.
Arbitrariamente los llamaremos primario y secundario. Los criterios primarios son los
que son lógicamente anteriores al sistema social. Los secundarios, los que se derivan
de los rasgos relevantes de los sistemas sociales. Entendemos por criterios
relacionales aquellos por los que se sitúa el objeto como objeto Particular en una
relación específica significativa para el ego y por ello para otros objetos
significativos.Los criterios adscriptivos primarios relevantes pueden ser clasificados
como atributos de los organismos (del ego y del alter) o atributos de personalidades (de
nuevo, del ego o del alter). En la categoría relacional, existen tres atributos primarios los
cuales son: la posición biológica, la localización espacial territorial y la localización
temporal. La posición biológica del alter ego, es un criterio adscriptivo fundamental en
todas las sociedades conocidas, como en la familia. La localización espacial territorial
es la posición espacial del ego, cuando el ego mismo es objeto. La localización
temporal significa que en toda acción es uno de sus elementos más elementales, el ego
se encuentra siempre relacionado con el alter en el tiempo. En cualquier caso es
importante recalcar que la realización de estos atributos pueden funcionar como
criterios adscriptivos. Después de toda realización es evidente que tiene que haber una
consecuencia. Esta es la base de ciertas relaciones dinámicas entre la adquisición y la
adscripción. Dentro de los criterios secundarios de adscripción, la categoría
clasificatoria más importante la conforman las categorías de estatus. Los criterios de
adquisición de la selección de objeto u orientación discriminativa se refiere al atributo de
un estado dado del objeto como tal, sino a la realización específica efectiva o esperada.
Esta implicación en el paradigma fundamental de la interacción es lo que hace que la
variable-pauta de adscripción-adquisición sea tan crucial en toda la teoría de la acción.
Pero es más conveniente considerar las adquisiciones de un actor individual como
criterios primarios que como secundarios para la orientación. Algunos ejemplos de
adquisiciones colectivas son los beneficios de una empresa comercial o la puntuación
alcanzada en una competencia por equipo. Los criterios de adquisición son siempre
clasificatorios y nunca relacionales, estos criterios se pueden abstraer para ser medidos
por un criterio universalista. Los criterios de realización se encuentran siempre
limitados, en su directa aplicabilidad. Como consecuencia tenemos realizaciones en
interés de valores particularistas. A la luz de estas consideraciones hay que calificar las
implicaciones de un sistema de orientación de valor que combina valores de adquisición
y particularismo en la estructura del sistema social en el que se encuentra. La
solidaridad de la colectividad implica ir más allá de la lealtad, según se ha definido
antes este concepto. La lealtad es el precursor institucionalizado de la solidaridad, es
colmarse de motivación para estar de acuerdo con las expectativas del alter más allá de
los límites de cualquier obligación. La conformidad con las expectativas de la
orientación-colectiva puede ser llamada responsabilidad como miembro de la
colectividad. Una colectividad en que los intereses expresivos tengan primicia en su
orientación hacia una acción continuada concertada. El eje principal de la organización
del material de este capítulo han sido las variables-pautas y su contexto de aplicabilidad
a los diferentes modos de organización de los sistemas sociales.

La primera sección de este capítulo establece ciertos tipos de elementales subsistemas


sociales a partir de la organización de los tipos de orientación de la acción en los
diferentes sistemas relacionales. En relación con las colectividades, la solidaridad con
su difusión de la responsabilidad hacia la colectividad, que implica difusividad, es la
contrapartida institucionalizada de la lealtad que existe entre los individuos.

Tipos principales de orientación de valor de actitudes personales.

Por estas razones, en el cuadro dos se da primacía a las posibles combinaciones de las
variables universalismo-particularismo y adscripción-adquisición dando lugar a la
clasificación de orientación de valor social.
Las relaciones que tienen este carácter serán examinadas más adelante con más
detalle. Pero aun así, es importante situar estas pautas culturales ideales en su
contexto adaptativo en relación con los problemas funcionales de los sistemas sociales.
Las estructuras sociales efectivas no son tipos de pauta de valor, sino que son
resultados de la integración de pautas de valor con otros componentes del sistema
social.
Actividad del capítulo 3: La estructura del sistema social.
1. ¿De donde se deriva un aspecto de la lealtad?

2. ¿Cuáles son los tres atributos primarios que existen en la categoría


relacional?

3. ¿Cómo son los criterios de adquisición?

4. ¿Cuál es el eje principal de la organización del material de este capítulo?


Capítulo IV
La estructura del sistema social. II. Puntos invariables de referencia para la
diferenciación y variación estructurales de las sociedades. Pag. 76-100
Mariana Zuñiga, Gabriela Lopez y Arantza Pagaza

Un sistema social, respecto de sus estructuralmente componentes significativos, es un


sistema diferenciado.De ahí que al foco fundamental para el análisis sistema, como
sistema diferenciado, le concierne los modos en los roles dentro del sistema están
diferenciados, y a la vez estos roles están diferenciados e integrados unos con otros
para formar un sistema en funcionamiento.
Al mismo tiempo, no son solo los roles los están diferenciados.
La diferenciación del sistema social puede, por lo tanto, ser considerada como dos
títulos principales. Primero, es un sistema de roles diferenciados.Es necesario analizar
los tipos que lo componen, cómo se distribuyen dentro del sistema social y cómo se
integran entre sí. Esto es lo que queremos decir cuando hablamos de estructura social
en el sentido más estricto de este término. En segundo lugar, teniendo en cuenta la
estructura de los roles, analiza sin embargo los procesos de distribución de los
“elementos”, por ejemplo entre estatus y roles.
Este proceso de distribuir objetos significativos dentro del rol se denominará asignación.
Hay tres contextos del problema de la asignación que tendremos que considerar:
1) la asignación de las personas, es decir, de los actores, entre los roles;
2) la asignación de los bienes.
3) la asignación de las recompensas.
Como hemos dicho, la asignación es esencialmente un concepto y en nuestro uso del
término aquí se refiere a "económico" del sistema social, pero considerado en un
sentido más amplio que el que es habitual en economía.
Una posesión ha sido definida como una entidad que es transferible de un actor a otro,
que puede cambiar de manos a través del proceso de intercambio. Esta entidad —la
posesión como tal— es siempre un derecho o conjunto de derechos. Todo sistema
social tiene que tener mecanismos para la asignación de las posesiones como bienes,
porque su posesión es deseable y son inherentemente limitados en relación con la
demanda.Todos los objetos —como objetos de catexis— pueden funcionar como
recompensas, y el problema de la asignación de derechos a su posesión puede entrar
dentro de los procesos asignativos del sistema social.
Ahora podemos volver a los focos integrativos de los problemas funcionales del sistema
social. Primera, los problemas negativos de definir los límites de lo permitido a los
intereses «privados» o auto-orientación de los actores individuales y de las
subcolectividades. Segunda, la institucionalización de funciones positivamente
integrativas del sistema social considerado como una colectividad; es decir, la definición
de las gradaciones de la responsabilidad y la estructuración del liderazgo, incluyendo
los roles ejecutivos y representativos. El problema de la regulación de los procesos
asignativos puede ser descompuesto en los términos de la clasificación precedente.
Tiene que haber regulación de los procesos en que cambian los mismos roles y sus
relaciones dentro del sistema. Pero que haya espacio para el cambio no quiere decir
que cualquier actor o grupo de ellos pueda «innovar» definiendo sus roles de la manera
que se le ocurra. El segundo contexto es la regulación de los procesos de asignación
de las personas, en donde el problema consiste en ver que la persona «adecuada»
encaje en los roles adecuados, y que las personas se encuentren «en donde les
pertenece en términos de estatus. En estos tres contextos no solo existe el problema de
proteger un status quo, sino también el de la institucionalización de la innovación
regulada. Esto se encuentra en una extremadamente íntima conexión con la regulación
de lo que ha sido llamado el aspecto competitivo de los procesos de asignación.
Siguiendo a Max Weber, aquí podemos poner el acento principal sobre la base de la
legitimidad de la «autoridad» para actuar «obligando» a la colectividad como unidad y,
por tanto, a sus miembros. Hemos alcanzado el punto en que tenemos que intentar la
elaboración de las bases para la descripción estructural de un sistema social como un
todo, mostrando las bases de la diferenciación de las unidades entre sí, los órdenes de
esa diferenciación y las relaciones estructurales de las unidades que constituyen el
sistema.Clasificaremos estas posibles fuentes de diferenciación estructural en los
siguientes seis apartados:
INSTITUCIONES RELACIONALES
1. La categorización de las unidades-actor como objetos de orientación. Su
diferenciación y distribución clasificatoria, es decir, sus roles-objeto (estatus), dentro del
sistema social.a. Actores individuales como objetos.b. Actores colectivos como objetos.
2. La clasificación de tipos de orientación de los roles y su distribución dentro del
sistema social.a. Roles de actores individuales. b. Roles de actores colectivos.
INSTITUCIONES REGULATIVAS
3. La «Economía» de relaciones instrumentalmente orientadas; clasificación y
distribución de bienes y la organización del sistema del poder.
4. La «Economía» de relaciones expresivamente orientadas; la clasificación y
distribución de recompensas y la organización del sistema de recompensas.
INSTITUCIONES CULTURALES
5. El sistema de la orientación cultural.La pautación de las orientaciones culturales en
relación con la estructura social; ideología, creencias religiosas, sistemas de símbolos
expresivos y su síntesis, incluyendo los mecanismos de reforzamiento e
instrumentación positiva.
INSTITUCIONES RELACIONALES Y REGULATIVAS
6. Las estructuras integrativas.Integración relacional-social (moral); el sistema social
como colectividad; normas regulativas y su reforzamiento. Roles que iII.
CLASIFICACIÓN DE TIPOS DE ROL-ORIENTACIÓN
Tipos de roles que los actores individuales pueden adoptar en la sociedad, y los
clasifica en función de si su orientación principal es hacia intereses "privados" (auto-
orientación) o hacia obligaciones colectivas (orientación-colectiva). Dentro de cada
categoría, se presentan diferentes subtipos según el tipo de orientación (instrumental,
expresiva o moral) que tiene el actor hacia el otro.
LA ECONOMÍA DE LAS ORIENTACIONES INSTRUMENTALES
Tres tipos de complejos diferenciales en el sistema social: complejos ecológicos de
división del trabajo sin organización como colectividades, subcolectividades
instrumentalmente orientadas y la economía instrumental del sistema social como un
todo considerado como un sistema ecológico. Cada complejo está compuesto por roles
instrumentales diferenciados que se estructuran de manera variable según la
segregación o fusión de funciones. Además, el sistema social puede ser visto como un
tejido sin costura de estos complejos, cada uno con un ego como centro de referencia.
LA ECONOMÍA DE LAS ORIENTACIONES EXPRESIVAS
Complejo "ecológico" de reciprocidades expresivas con cualquier ego como punto de
referencia, que incluye gratificación específica del ego, estructuración de relaciones
receptivas y de respuesta del ego, estructuraciones de ocasiones y vinculaciones y
lealtades difusas del ego. También describe la subcolectividad expresivamente
orientada como sistema de roles expresivos diferenciados, que incluye contribuciones
expresivas diferenciadas hacia la colectividad y roles de liderazgo expresivo.
EL SISTEMA DE ORIENTACIÓN CULTURAL
La clasificación de los sistemas de creencias y sistemas de símbolos expresivos. Los
sistemas de creencias incluyen creencias existenciales empíricas y no empíricas, y
creencias evaluativas como ideologías e ideas religiosas. También se diferencian roles
en relación a la responsabilidad en las creencias evaluativas, como los roles de
autoridades religiosas e ideológicas. Los sistemas de símbolos expresivos incluyen
sistemas puramente expresivos y simbolismo evaluativo, y también se diferencian roles
en relación al simbolismo, como sacerdotes o líderes morales expresivos.
ESTRUCTURAS INTEGRATIVAS
El sistema de pautas de orientación de valor moral se institucionaliza en el nivel
relacional social a través de la regulación de límites en la esfera privada, ya sea
mediante acciones espontáneas y sanciones informales o a través de maquinarias de
reforzamiento formalizadas. También se institucionalizan funciones colectivas positivas,
instrumentales o expresivas a través de liderazgo e institucionalización de autoridad
para la coordinación interna y externa de la colectividad.
Capítulo V

La estructura del sistema social. III. Diferenciación y variación empíricas en la


estructura de las sociedades. Pag. 101-131
Mariana Zuñiga, Gabriela Sanchez y Arantza Valle

El autor propone simplificar este proceso, movilizando los conocimientos empíricos y


teóricos disponibles para ofrecer algunas indicaciones sobre las líneas principales de
diferenciación interna y variabilidad comparativa de los tipos de estructura social. Para
ello, utiliza dos recursos. El primero consiste en aplicar el amplio esquema clasificatorio
que ha desarrollado a la estimación de la significación de ciertas uniformidades
empíricas que están bastante bien establecidas en sociología. El segundo implica hacer
uso de algunos de los resultados teóricos positivos de los análisis anteriores y haciendo
hincapié en la importancia de las pautas de orientación de valor como foco de la
institucionalización.

1. SISTEMAS FAMILIARES
La familia es el modo primario de adscripción inicial de estatus del niño recién nacido y
la socialización tiene lugar principalmente dentro de la unidad familiar. Además, hay una
relación universal entre las estructuras familiares y la regulación de las relaciones
eróticas entre los sexos, donde el incesto y las relaciones sexuales dentro de la familia
están prohibidos. Aunque la familia tiene muchas variaciones, todas caen dentro de un
sector limitado del orden total de variabilidad estructural de los tipos de colectividades.

2. ESTRUCTURAS ADQUISITIVAS INSTRUMENTALES Y ESTRATIFICACIÓN


Límites de la variabilidad en las estructuras sociales, en particular en relación a la
relación entre los complejos instrumentales y la estratificación social. Se dice que existe
un "margen" estrecho de variabilidad en cuanto a la segregación de las orientaciones
instrumentales y expresivas, así como en la independencia de la asignación de roles
instrumentales y la distribución de recompensas.

3. TERRITORIALIDAD, FUERZA Y LA INTEGRACIÓN DEL SISTEMA DE PODER


El sistema de poder en los sistemas sociales y cómo está relacionado con el control de
las relaciones de poder y la fuerza. Se destaca que ninguna estructura total integrativa
de una sociedad puede funcionar adecuadamente sin estar ligada al control del poder y
la fuerza.

4. RELIGIÓN E INTEGRACIÓN DE LOS VALORES


Existen ciertos aspectos universales en la vida humana, tales como la muerte y la
incertidumbre en la realización de expectativas, que llevan a problemas de ajuste
emocional. En este sentido, la religión juega un papel importante en la sociedad, ya que
proporciona orientación socialmente estructurada en estas áreas y ayuda a equilibrar la
economía motivacional y moral. Además, existe una interdependencia entre la religión y
el sistema de poder.
La constitución de las sociedades empíricas
La implicación de la revisión de los agrupamientos empíricos de los elementos de la
estructura social es que las sociedades están sometidas a ciertas exigencias
funcionales. Estas exigencias son de dos clases: los imperativos universales y los
imperativos de compatibilidad. Los elementos de la estructura social se derivan de dos
fuentes: las pautas de orientación de la acción y los elementos de la situación a los que
se orienta. Se puede distinguir la parte de la estructura social que institucionaliza las
pautas dominantes de la orientación de valor de la cultura.

Existen esencialmente dos modos fundamentalmente diferentes de organizar las


unidades familiares dentro de agrupamientos más extensos. El primero es el grupo
etnico, siendo un agregado de unidades familiares o es posible en una cierta proporción
la asimilación por matrimonio o incluso otros mecanismos.
La segunda dirección de la ramificación consiste en que las unidades familiares
compartan un estatus de prestigio dentro del sistema social , a lo que se le llama clase
social.
En consecuencia, podemos decir que la condición de miembro en los cuatro tipos de
agrupamientos familia, comunidad, grupo étnico y clase debe caracterizar a todo actor
individual en toda sociedad, y esos agrupamientos deben ser considerados
con las cualificaciones requeridas como parte de la estructura de toda sociedad.

La primera serie ha sido llamada imperativos universales, la segunda imperativos de


compatibilidad o imperativos estructurales. Solo las dos juntas pueden ofrecernos los
límites a los órdenes de variabilidad social.
Hay, sobre todo, tres tipos que tienden a emerger cuando aparecen los tipos principales
de desarrollo cultural en las culturas literatas: la emergencia de los sistemas religiosos,
el desarrollo de la ciencia, etc., y estos desarrollos han tenido una profunda relación con
los cambios en la estructura de la misma sociedad.

Tipos principales de estructura social


La pauta de adquisición- universalista
Un pluralismo de metas con unidad de dirección, en lugar del contenido específico de
los estados de las metas. Esto es particularmente análogo de la integración con pautas
culturales inherentemente dinámicas, tales como las de la ciencia que no admiten un
estado final de perfección.
Por tanto, podemos hablar de la valuación de un sistema pluralista o individualista, o
ambas cosas, de adquisición de metas a través de acciones instrumentales como
concernimiento primario de gentes que mantienen esta pauta de orientación de valor.
Las solidaridades difusas primarias de semejante sociedad son el hogar-familia, la
clase, la comunidad, el grupo étnico, la secta religiosa y la nación.
También hay espacio para un sistema ecológico de vinculaciones afectivas difusas

La pauta de adscripción- universalista


En primer lugar, aquí se insiste sobre todo en lo clasificatorio. Puede existir una
orientación adquisitiva secundaria porque el estado ideal de las cosas, a las que se
orienta la acción, puede no existir aquí y ahora, en cuyo caso hay obligación de intentar
provocarlo.
La pauta de adquisición particularista
Entrando en el tercer tipo, que combina valores adquisitivos con particularismos,
podemos empezar con las implicaciones familiares de la orientación adquisitiva. Su foco
es la valuación de objetos sociales por lo que hacen en lugar de por lo que son. Los
problemas surgen en conexión con el contenido de las adquisiciones que son valoradas
y su contexto de relaciones sociales en
otros respectos.

La pauta adscriptiva- particularista


Por su particularismo comparte, en la organización de la estructura social, la tendencia
a cristalizar en torno a los puntos de referencia relacionales, especialmente los de la
familia y la comunidad local. Pero debido a la importancia que atribuyen a lo adscriptivo
estos puntos tienden a ser considerados como dados y se tiende a «adaptarse» a ellos,
en lugar de convertirse en puntos de referencia para un sistema organizado
activamente.

ACTIVIDAD. CUESTIONARIO DEL CAPÍTULO 4 Y 5

1. ¿Cuáles son los 4 tipos de agrupamiento?

Familia, comunidad, grupo étnico y clase

2. ¿Que nos ofrecen las series imperativas universales y los imperativos de


compatibilidad?

Límites a los órdenes de variabilidad social

¿Cuáles son los dos modos de organizar las unidades familiares dentro de
agrupamientos más extensos?

Grupo étnico y clase social.

4. ¿Cuáles son los tres contextos del problema de asignación?

1.- La asignación de las personas.

2.- La asignación de los bienes

3.- La asignación de las recompensas

5. ¿Cuáles son los tres tipos complejos de diferenciales en el sistema social?

1.- Complejos ecológicos de división del trabajo sin organización como colectividades
2.- Subcolecticidades instrumentalmente orientadas

3.- La economía instrumental del sistema social como un todo considerado como un
sistema ecológico

6. Menciona los tipos principales de estructura social

1.- La pauta de adquisición-universalista

2.- La pauta de adscripción-universalista

3.- La pauta de adquisición particularista

4.- La pauta adscriptiva-particularista

7. ¿Qué incluyen los sistemas de creencias?

Creencias existenciales empíricas y no empíricas, y creencias evaluativas

8. ¿Cómo se le denomina al proceso de distribuir objetos significativos dentro del


rol?

Asignación
Capítulo VI

EL APRENDIZAJE DE LAS EXPECTATIVAS SOCIALES DE LOS ROLES Y DE LOS


MECANISMOS DE SOCIALIZACIÓN DE LA MOTIVACIÓN. Págs. 132-161

Paola Ramírez Torres, Maria Fernanda Olvera Medina e Isis Dione Becerra
Domínguez

El sistema social es un sistema de acción, de procesos interdependientes. Dado que el


proceso de abstracción se hace necesario aclarar aún más el concepto de mecanismo,
que se utiliza aquí ́ en un sentido paralelo al que tiene en fisiología y en psicología de la
personalidad.

Un proceso es toda forma o modo en que un estado determinado de un sistema o una


parte de, se transforman en otro estado. Es frecuente que las leyes (que no son
relativas si no, son en cambio los mecanismos de la motivación) controlan un proceso
sean conocidas sólo parcialmente, e incluso que se ignoren en absoluto. Todo científico
que estudie las interdependencias de las variables, por regla general procede a aislar el
proceso en particular o clases de procesos que le interesan, considerándolos un
sistema; Se concentra en la significación de los resultados alternativos del proceso para
el sistema u otras de sus partes, se llama mecanismo al proceso. Las personalidades y
los sistemas sociales constituyen dos clases diferentes de sistemas (distintos
mecanismos), además de que son mecanismos de la personalidad. Pero es que los
procesos de motivación (siendo estos un proceso de uno o más individuos) que están
implicados en estos mecanismos operan también en los sistemas sociales. Dichos
criterios implican, como parte de la conceptualización, la especificación de diferentes
resultados de resultados alternativos del proceso en cuestión, y deben estar dados al
funcionamiento de algún mecanismo que trasciende el sistema social. Sin estudios
estructurales, es difícil saber por dónde empezar con la conceptualización dinámica.
Sobre todo, es porque no logramos entender la relevancia de los procesos y leyes
motivacionales para diferenciar entre los mecanismos de la personalidad y los
mecanismos de la personalidad del sistema social. Confiere al análisis «estructural» del
sistema social una cierta prioridad sobre su análisis «dinámico» o motivacional. Si se
carece del análisis estructural, no se sabrá por dónde comenzar la conceptualización
dinámica, debido que se es incapaz de valorar la relevancia de los procesos y leyes
motivacionales, sobre todo en orden a distinguir entre los mecanismos de la
personalidad y los mecanismos del sistema social. Es necesario establecer una
clasificación de los mecanismos motivacionales del sistema social, poniendo esto
sistemáticamente en relación con las clasificaciones de los mecanismos de la
personalidad. El aprendizaje no se limita a las primeras etapas del ciclo vital, sino que
continúa a todo lo largo de la vida:

· Mecanismo de defensa: aquellos procesos a través de los cuales se actúa sobre


los conflictos internos de la personalidad.
· Mecanismo de ajustamiento: procesos por virtud de los cuales el actor individual
opera con elementos de tensión y conflicto en sus relaciones con unos objetos, o
sea con una situación de la acción.

La protección y la coordinación se pueden imaginar cómo el proceso de equilibrio de


contrarrestar las tendencias para cambiar el sistema de ciertas maneras. Los procesos
para las orientaciones precisas para funcionar satisfactoriamente en un rol es un
proceso de aprendizaje, son el proceso de socialización, y el proceso motivacional por
el cual se produce, se observa en su importancia benéfica con respecto al sistema de
relaciones, el mecanismo de socialización. Sin embargo, los inconvenientes del proceso
de socialización se formulan a partir del supuesto de que los componentes que ofrecen
espacio para las relaciones del proceso de equilibrio se mantienen estables, con la
exclusiva salvedad de que la orientación es necesaria para el adecuado desempeño de
determinados actores en determinados roles. aún no estudiado. Aun así, existen
tendencias hacia la desviación, a apartarse de la conformidad con los criterios
normativos que han llegado a establecerse como parte de la cultura común. Estas
obligan, a su vez, al sistema social a enfrentarse con «problemas» de control, puesto
que, si se tolera la desviación más allá de ciertos límites, tenderá a cambiar o a
desintegrar el sistema. Por eso se debe hacer uso de los mecanismos del control social
que comprenden aspectos de los dos tipos de mecanismos de la personalidad
(mecanismos de defensa y de ajustamiento). Aquí se busca la solución por medio de la
asignación de personal entre roles, en el sistema social y los procesos de socialización
del individuo, son mismos procesos, vistos desde diferentes perspectivas. La
asignación es el proceso visto según la perspectiva de la significación funcional para el
sistema social como tal sistema. Por ejemplo, el proceso de asignación de bienes y
recompensas «fluido» es, desde el punto de vista motivacional, un proceso de
adquisición y pérdida de relaciones de objeto evaluadas por parte de actores
individuales.

Socialización del niño y la internalización de las orientaciones de valor social

En primer lugar, debemos tener conocimiento de los procesos o mecanismos de


aprendizaje desde el punto de vista del actor que se halla en proceso de socialización.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta los rasgos relevantes del sistema de roles
en interacción, que sitúan al socializando, si se nos permite este término, en una
situación que favorece el correspondiente proceso de aprendizaje. Partimos del
supuesto de que los mecanismos de socialización actúan solo en tanto en cuanto el
proceso de aprendizaje constituye una parte integral del proceso de interacción entre
los roles complementarios. De este modo, debe imaginarse que actúan en unos roles
no solo los agentes socializadores sino también el socializando. La conducta de los
adultos para con él no es igual que su conducta hacia objetos puramente físicos, sino
que es dependiente de su conducta y casi enseguida de lo que se interpreta que son
sus expectativas.

En Values, Motives and Systems of Action hay cinco mecanismos catético-evaluativos


que se ponen sistemáticamente en relación unos con otros:
· Refuerzo-extinción: relación de orden más general entre los rasgos de
gratificación/deprivación de un proceso de conducta y la fuerza de la tendencia a
repetirlo en condiciones adecuadas.

· Inhibición: el anverso del aprendizaje mismo y que va ligada con él.

· Sustitución: proceso de transferencia de catexis de un objeto a otro.

· Imitación: proceso por el que se toma posición de unos elementos culturales


específicos, unas porciones concretas de conocimientos, habilidad o conducta
simbólica, procedentes de un objeto social, en el proceso de interacción.

· Identificación: significa hacerse cargo, es decir, internalizar los valores del


modelo. Esto supone que el ego y el alter han establecido una relación recíproca de
roles en la que se comparten las pautas de valor.

Son esenciales para el efecto socializador de la marcha de los procesos de aprendizaje.


Cabe concebir al efecto socializador como la integración del ego en un rol
complementario al del alter, de tal manera que los valores comunes se internalizan en
la personalidad del ego, y sus respectivas conductas llegan a constituir un sistema de
sanciones respecto a las expectativas del rol complementarias. Ciertamente, muchos
aspectos del proceso real de socialización del niño están poco claros, especialmente
los factores responsables de las diferencias de éxito, y de las patologías. Identificar es
esencial para el niño. En toda esta cuestión cabe ver dos términos para su análisis, a
saber, el rol del agente socializador y el del socializado (tres atributos esenciales
clásicos del niño: su plasticidad; su sensibilidad; y su dependencia).

Uno de los rasgos más interesantes del proceso de socialización del niño, es la
jerarquía de capacidad para recibir y modo de incidir de las principales variables-
pautas. Desde este punto de vista, las orientaciones afectivas son las primeras y las
más fáciles de adquirir debido a su relación directa con la dependencia y gratificaciones
infantiles. La neutralidad afectiva es más difícil y necesita ser motivada por unas
vinculaciones afectivas difusas. La actividad-pasividad, que se relaciona con la
adscripción-adquisición, y por otra parte la especificidad-difusividad, no se relacionan
tan directamente con esta escala jerárquica, salvo que quizá pueda decirse que la
pasividad es más «primitiva» que la actividad, y que la especificidad afectiva es más
primitiva que la difusividad afectiva, puesto que implican un nivel más bajo de
generalización. Es de una importancia muy fundamental para comprender la gestión de
los tipos de sistemas sociales.

La estructura básica de la personalidad: agrupación y diversidad modales

Hay instrucciones claras de que no existe un patrón humanamente 'normal' de


orientación de costos internalizados, por lo que todos los demás podrían verse como
desviaciones 'neuróticas' de él; ejemplificando así algunos patrones de "personalidad
madura" en general. No parece haber ninguna razón para que los psicólogos de la
personalidad critiquen que, si bien las personalidades varían mucho en su grado de
rigidez, ciertos patrones generales de "carácter" se forman en la infancia (siempre y
mientras no se hereden genéticamente), que no cambian significativamente según la
experiencia de los adultos.

Los patrones de orientación de costos juegan un papel estratégico especial tanto en la


definición de patrones de expectativas de roles como en la configuración de la
personalidad. Es la internalización de orientaciones de valor integradas en las
expectativas de rol del yo de agentes significativos de socialización lo que constituye el
componente estratégico de esta composición elemental de la personalidad. Dado que
estos patrones solo pueden adquirirse a través del mecanismo de identificación (se
desarrollan en la infancia), esto explica la composición de la personalidad, tan estable
en la infancia, sin cambios en este sentido. Una vez que los patrones de orientación de
los valores de la personalidad se han dado como interiorizados, estos procesos de
adaptación dejan de ser teóricamente problemáticos para el sociólogo, En segundo
lugar, se necesita buscar otros mecanismos de socialización para adquirir las
orientaciones de valor básicas que hemos descrito y en tener lugar, donde hay
motivación para la desviación, se debe buscar los mecanismos de control social.

Los hechos concernientes a la naturaleza de la adquisición de las orientaciones de


valor, dejan fuera de toda duda que la diversidad (observada empíricamente) de tipos
concretos de personalidad no puede variar al azar con relación al sistema o subsistema
de pautas de valor predominantes en la sociedad. El punto de referencia para analizar
la distribución tendrá que ser, por supuesto, la pauta-tipo relevante institucionalizada.
Esta, preciso es recordarlo, se diferenciará siempre con arreglo al rol sexual.

El tercer elemento de la flexibilidad es el verdaderamente importante, que también a su


vez varía de unas sociedades a otras, consistente en la existencia de un sistema de
oportunidades de rol alternativas, que no existe un solo conjunto de expectativas de rol
al que debe sujetarse todo individuo que parte de un determinado punto de estatus.

La especificación situacional de los roles en las orientaciones

En esta transición es necesario para el actor adquirir orientaciones más específicas con
respecto a las situaciones y expectativas concretas de sus roles adultos (carrera
profesional); se da un nuevo proceso de socialización en un nuevo nivel. Las pautas de
orientación de la personalidad básica son en realidad una función del sistema social en
que el individuo se socializó. Son demasiado generales (propenso a aumentar) para
encarnar la estructura específica de la situación como un complejo de oportunidades de
rol alternativas. Toda sociedad, pues, posee los mecanismos que se han denominado
especificaciones situacionales de los roles en las orientaciones y que actúan a través
de la imitación y las identificaciones secundarias. La primera es la especificación de
pautas motivacionales de orientación más generalizadas hasta tal punto en que se
conecten con la definición suficientemente concreta de la situación en el sistema social
real en orden a mover a la conformidad con expectativas de rol concretas. La segunda,
unida al sistema de sanciones y mecanismos de control social, consiste en contrapesar
la variabilidad estructural básica de la personalidad.
La «determinación» del carácter en el proceso primitivo de la formación de la
personalidad básica no constituye una predeterminación de toda la conducta futura en
detalle, sino sólo de una orientación direccional básica. Finalmente, se debe de
considerar los procesos implícitos de cambio social, que sean pronunciados a lo largo
de la vida adulta activa que las expectativas de un período anterior tendrán que
ajustarse sensiblemente para cumplir con las metas y demandas de otro. Esto muestra
que el proceso sólo puede tener éxito a través de la actuación de nuevas
especificaciones de roles en las orientaciones.

Un ejemplo: el «móvil de lucro»

El móvil de lucro es una meta situacionalmente generalizada, que se aprende en el


curso de lo que se ha denominado el secundario de socialización. Su generalización
situacional, sin embargo, cumple la función de convertirlo en una posible orientación
común de la acción proveniente de una diversidad de raíces motivacionales
«psicológicas», y de combinaciones entre ellas.

El foco estructural de la orientación hacia el lucro es el fenómeno del intercambio


instrumental que se produce en cierto modo en todo sistema social. En su sentido más
general, el móvil de lucro es «endémico» en todos los sistemas de relación social. No
obstante, la diferenciación a partir del complejo instrumental, su segregación de
solidaridades difusas y, sobre todo, el desarrollo del dinero, extienden enormemente el
ámbito de relevancia del intercambio. En este sentido, el «móvil de lucro» no es más
que un aspecto primario de lo que puede denominarse «racionalidad práctica».

Los objetos-medios adquieren inevitablemente una significación simbólica y la


cuantificabilidad del dinero como posesión significa que este se presta de modo peculiar
a la simbolización del prestigio. Como tal lucro, puede ser medida de una adquisición
valorable de otra manera, o puede ser una meta directa de lucha por el éxito, de tal
manera que otras formas de contenido adquisitivo sean instrumentales al lucro
monetario.

Cualquiera que sea el orden de variabilidad, existe en una desarrollada economía de


mercado, una fuerte tendencia a integrar la escala de rentas con la escala general de
prestigio del sistema social. A su vez, este aspecto debe integrarse con ciertas
posibilidades de orientación hacia el beneficio monetario, que son inherentes a la
estructura de la situación en un sistema de división instrumental del trabajo. Pueden
señalarse las siguientes posibilidades:

1) El interés por el lucro puede ser una orientación puramente personal,


aprovechando el actor de una oportunidad que se le presenta en la situación.

2) Puede llegar a ser un aspecto de un rol institucionalizado para un individuo que


como tal es una unidad en un complejo ecológico de relaciones de mercado.

a) Allí donde él es un artesano o profesional independiente, que ha de ocuparse en


transacciones financieras para adquirir y disponer de unos bienes, pero estas están
condicionadas por su fin profesional principal que consiste en «producir» o «prestar
un servicio».

b) Allí donde es un «hombre de negocios» independiente (por ejemplo, un


comerciante) cuyo rol se define institucionalmente como «ganar dinero».

3) Puede ser una orientación en el rol de miembro de una colectividad.

a) En una colectividad que no se orienta hacia el lucro, subsisten, no obstante, los


problemas de intercambio en cuanto a la remuneración, disposición y provisión de
los bienes. Los roles pueden especializarse con relación a estas funciones.
Cuando el asegurar unos términos ventajosos en beneficio de la comunidad se
convierte en una obligación del rol, el incumbente se entra orientado hacia el lucro.

b) En una colectividad, que como unidad se halla orientada al lucro, el lucro tiene la
máxima primacía obligación suprema de los altos roles directivos. Pero en uno y
otro de los casos citados, la obtención de un lucro se convierte en la obligación de
rol, de un rol que va en beneficio de la colectividad; no se trata de la orientación
hacia o personal» en el sentido usual.

La orientación personal hacia el lucro puede actuar con respecto a las organizaciones
del mundo laboral. Existe lógicamente una conexión entre el «valor» de los servicios
que un hombre puede prestar a una colectividad y las condiciones que se asegura en
virtud de ellos.
Capítulo VII

LA CONDUCTA DESVIADA Y LOS MECANISMOS DE CONTROL SOCIAL. Págs.


162-210

Paola Ramírez Torres, Maria Fernanda Olvera Medina e Isis Dione Becerra
Domínguez

La dimensión desviación-conformidad se trata de un aspecto de las jautas culturales


comunes que forman parte de todo sistema de interacción social normativo. En el
análisis de la desviación debemos concentrarnos en los procesos interactivos, por
cuanto influyen en la orientación del actor individual en su situación y en la orientación
hacia la situación misma, así como hacia las pautas normativas que definen las
expectativas de sus roles. La desviación y los mecanismos de control social pueden
definirse de dos maneras, según que se tome como punto de referencia al actor
individual o al proceso interactivo. En el primer contexto, la desviación es una tendencia
motivada para un actor en orden a comportarse en contravención de una o más pautas
normativas institucionalizadas, al par que los mecanismos de control social son los
procesos motivados en la conducta de este actor y de otros con quienes él se halla en
interacción. En el segundo contexto, la desviación es la tendencia por parte de uno o
más de los actores componentes a comportarse de tal modo que se perturbe el
equilibrio del proceso interactivo. No es posible hacer un juicio de la desviación o falta
de desviación sin una referencia específica al sistema o subsistema al que se aplica.
Además, existe el problema del sector tiempo, en el que las acciones van
ensamblándose recíprocamente en la secuencia temporal, así como en otros aspectos,
y los conflictos pueden tener como foco la disposición del tiempo al igual que en las
pretensiones conflictivas de diferentes pautas de interacción.

La interacción y la génesis de la motivación desviada

Un proceso interactivo establemente establecido tiende a continuar sin cambios, tal


sistema de interacción se caracteriza por el carácter complementario de las
expectativas, adecuándose la conducta y las actitudes del alter a las expectativas del
ego, y viceversa. Es aquí donde tropezamos con el foco del tan conocido círculo vicioso
en la génesis de las pautas de conducta desviada. Cabe suponer que la reacción del
ego al cambio en la conducta del alter, que tiene por resultado el recurrir a mecanismos
de ajustamiento y defensa que entrañan una ambivalencia, será complementario en
cierto modo del cambio producido en la conducta del alter. Esta es la estructura del
origen de la motivación acumulativa hacia la desviación.

Las direcciones de la orientación desviada

Entre las diferenciaciones más importantes en la motivación desviada, en la dirección


coactivamente conformativa o en la dirección alienativa, parece haber dos
particularmente importantes. En primer lugar, la diferenciación entre actividad y
pasividad tiene una significación psicológica reconocida generalmente. Si subdividimos
a cada uno de los tipos conformativo y alienativo, según que la orientación sea
primordialmente activa o pasiva, derivamos la siguiente clasificación cuádruple:

Lo que Merton denomina «conformidad» es lo mismo que aquí entendemos por la


condición equilibrada del sistema interactivo sin motivación alienativa ni conflicto. La
«innovación» y el «ritualismo» de Merton son nuestros dos tipos coactivamente
conformativos, en tanto que la «rebelión» y el «retraimiento» son los dos tipos
alienativos. La segunda diferenciación de las direcciones de la motivación desviada, se
refiere a la posibilidad de diferenciación entre el enfocar el alter como persona, es decir,
un objeto social, y la pauta normativa que integra su interacción. Lo anterior, da como
resultado la siguiente clasificación de ocho entradas:

Los cuatro casos pueden agruparse si tanto el predominio como la sumisión son
expresiones de una necesidad de dependencia compulsiva que tiende a evitar perder el
alter como objeto, en tanto que la agresividad y la independencia compulsiva pasiva
tienen en común el que se encuentran motivadas por una necesidad compulsiva de
independencia. En los casos en que la pauta normativa constituye el foco primario del
conflicto, por el lado conformativo podemos establecer una diferenciación con arreglo a
la actividad o pasividad, y de ahí una necesidad compulsiva de hacer cumplir la norma
al alter, y una necesidad compulsiva en pro de una observancia perfeccionista por parte
del propio ego.

Algunos nuevos aspectos situacionales de la génesis y estructuración de la


desviación

El primer punto a subrayar es el de que las formas en que se ejerce la «presión» sobre
el sistema de motivación del actor variarán en función del tipo de pauta con la que se
espera se conforme. Es decir, que un foco de tensiones radica en la dificultad de
conformarse con las expectativas implicadas en el tipo particular de pauta en cuestión.
Esta dificultad entrañará elementos de ambivalencia y de conflicto. Existe una segunda
e importante gama de problemas que se refieren a la dificultad de conformidad con una
pauta normativa que tiene su foco en la naturaleza de la pauta misma. Tropezamos
aquí con la cuestión de hasta qué punto las expectativas de conformidad son o no
específicas y detalladas. En la misma proporción en que la pauta llega a generalizarse
más y, por tanto, se «abstrae», se acentúa el problema de la interpretación». En otras
palabras, el actor se encuentra con el problema no solo de estar a la altura de las
expectativas de su rol, suponiendo que sepa exactamente cuáles sean, sino de saber
qué se espera de él. En ciertas condiciones el sistema interactivo actúa organizando los
sistemas motivacionales de los actores en orden a crear una motivación hacia la
conformidad con las expectativas de un sistema compartido de pautas normativas, y
que en este caso «normal» las sanciones vienen a reforzar tal motivación. De ahí que la
cuestión sea la de si el sistema de sanciones actúa para reforzar este elemento de una
estructura ambivalente de disposiciones de necesidad o para debilitarla o reforzar el
componente alienativo, o ambas cosas.

El conflicto de roles y la génesis de la desviación

Las consecuencias de los factores que se dan en la génesis de la motivación y


conducta desviadas, pueden encontrarse mezcladas con el factor del conflicto de roles,
y así ocurre con frecuencia. En este sentido, el conflicto de roles es constante con los
elementos de incertidumbre y falta de integración.

En el hecho de que todo actor tiene una pluralidad de roles hay inherente una cierta
potencialidad endémica de conflicto de roles, ya que al implicar pautas diferentes,
acarrean también diferencias de relaciones con alter cuyos intereses y orientaciones se
mezclan con los del ego de diferentes maneras. La fuente del conflicto puede no tener
su origen en el ego, sino serle impuesta al actor como consecuencia de la falta de
integración del sistema social mismo. De lo antes señalado debe quedar en claro la
significación del conflicto de roles como factor en la génesis de la motivación alienativa.
Encontrarse en un conflicto de roles constituye una fuente indudable de tensión y
frustración al crear una situación incompatible con una integración armónica entre la
personalidad y el sistema de interacción.

La estructura social de las tendencias desviadas de la conducta


Podemos diferenciar aún más las orientaciones desviadas con arreglo a la distinción
actividad-pasividad, y a ciertos fines, según que el foco primario sea el alter como
objeto social o la pauta de valor misma. Un ego abiertamente orientado de manera
alienativa se encuentra aislado, en tanto los alter significativos en su situación se
encuentran todos orientados hacia la conformidad con las expectativas
institucionalizadas. El individuo que tiene unas fuertes disposiciones de necesidad de
carácter compulsivamente conformativo constituye un tipo que es el más difícil de
identificar en términos usuales como claramente desviado, él varía su conducta con
respecto a las expectativas institucionalizadas. Es este el tipo de persona que hace
asunto propio el que otros cumplan de modo excesivamente riguroso unas expectativas
institucionales normales. En segundo lugar, el ego y el alter refuerzan cada uno las
disposiciones de necesidad alienativas del otro a través de su asociación en el delito.Lo
más importante es la oportunidad, derivada de la existencia de una colectividad
desviada, de que el ego sea abiertamente alienativo frente a partes relevantes del
sistema institucionalizado, y a la vez conformativo frente a las expectativas de sus
compañeros de banda. Esta es la parte homóloga del beneficio secundario que obtiene
el neurótico individual, y de hecho puede ser una continuación psicológica de este, al
venir a sumarse el apoyo mutuo de los miembros del grupo en su desviación tanto a su
inversión en el mantenimiento de la pauta desviada como a los riesgos de abandonarla.
Los mecanismos de control social
En ese caso, los mecanismos de control social no tienen por objeto su eliminación, sino
la limitación de sus consecuencias, así como impedir que se propaguen a otros más
allá de ciertos límites. Una de las funciones primarias de la institucionalización consiste
en ayudar a ordenar estas diferentes actividades y relaciones de tal manera que
constituyan un sistema suficientemente coordinado, que sean manejables por el actor y
se reduzcan al mínimo los conflictos en el nivel social. Las conclusiones generales más
importantes son que sin una planificación deliberada por parte de nadie, en nuestro tipo
de sistema social y, correspondientemente, en otros, se han desarrollado mecanismos
que dentro de ciertos límites son capaces de prevenir e invertir las profundas
tendencias a la desviación en la fase del círculo vicioso que la sitúa más allá del control
de las sanciones ordinarias de aprobación-desaprobación y recompensa-castigo. Sin
embargo, por fragmentaria que sea esta exposición, habrá servido a su propósito, si ha
sido posible mostrar, con algunas ilustraciones convincentes, que, de hecho, existen
importantes mecanismos no planificados en el sistema social, que en un cierto sentido
«entran en liza» frente a las tendencias inherentes a la desviación socialmente
estructurada, así como unas cuantas indicaciones de las direcciones en que podrían
acometerse investigaciones en orden a desentrañar la confusión existente en cuanto al
funcionamiento de tales mecanismos. Excepto en un sentido muy calificado, al inicio de
la vida, las tendencias hacia la desviación no se dan al azar con respecto a la estructura
de las normas culturales y el sistema de acción social, sino que se encuentran
estructuradas positivamente. Finalmente, la tendencia hacia la desviación se encuentra
también condicionada por las oportunidades objetivas que provienen del sistema social,
en cuya estructuración son particularmente importantes las «salidas» en el sistema de
control social.
Apéndice
Surge la cuestión de cuáles puedan ser las relaciones sistemáticas que se den entre
estos elementos, y cuál sea,la relación del paradigma resultante con el que define las
direcciones de la orientación desviada. El elemento de apoyo afecta a la catexis mutua
de los actores en una relación interactiva. Establece una relación entre el apoyo y sus
direcciones de desviación, por una parte, y el par de condiciones permisividad-negación
de reciprocidad, por la otra. Estas dos últimas condiciones juntas definen el equilibrio
óptimo de las actitudes en relación con la pauta normativa misma. Si ha de tener un
efecto terapéutico positivo, la permisividad es condicional, en tanto que ello no implique
una reciprocidad por parte del terapeuta en las expectativas desviadas. Cada una de
ellas puede verse desviada en una dirección o bien de «exceso» o bien de «defecto».
El aspecto catético o el de la «pauta de responsabilidad» sea el foco primario, existirán
cuatro formas fundamentales de desviarse de su equilibrio óptimo, dos en la dirección
negativa, de «rechazo», y dos en la dirección de «Henar en exceso» las expectativas
del alter.

Se observará que este paradigma se basa en dos de las variables fundamentales que
formaban parte del cuadro de direcciones de desviación que dábamos más arriba, o
sea, la conformidad y la desviación, por una parte, y el en foque sobre el objeto social y
sobre la pauta, por la otra. Si se introduce la tercera de las variables incluidas en el
cuadro, tendrá el efecto de subdividir en dos subtipos cada uno de los cuatro tipos de
desviación que proceden de la pauta óptima de actitud respecto al control social.
El análisis de las direcciones de la desviación bajo la presión de las tensiones surgidas
en la relación interactiva, y el análisis de las condiciones de reducción de las tensiones,
han venido a implicar, cada uno por su lado, un mismo paradigma fundamental, La
diferencia entre la forma de tratar ambos casos radica al desarrollar el paradigma de las
direcciones de la desviación, siguiendo a Merton. Ambos son formas de expresar tanto
las condiciones bajo las que la tensión se impondrá en una relación interactiva, como
aquellas en que tal tensión se mitigará, Uno expresa las condiciones de la tensión y el
otro las condiciones necesarias para reequilibrar con éxito Sistema interactivo cuando
se encuentra sujeto a condiciones de tensión.
Capítulo VIII

Los sistemas de creencias y el sistema social son dos conceptos interrelacionados que
juegan un papel importante en la formación de la identidad y el comportamiento de las
personas en una sociedad. Los sistemas de creencias se refieren a las ideas, valores y
actitudes que una persona tiene sobre sí misma, los demás y el mundo que la rodea,
mientras que el sistema social se refiere al conjunto de normas, valores y estructuras
que rigen la interacción entre las personas en una sociedad. Estos son influenciados
por varios factores, como la cultura, la religión, la educación, la experiencia personal y
otros aspectos del entorno social. Por ejemplo, una persona que crece en una cultura
que valora la honestidad y la integridad es más probable que internalice estos valores y
los integre en su sistema de creencias. Además, los sistemas de creencias pueden
influir en la forma en que las personas interactúan dentro del sistema social. Si una
persona cree que la violencia es la mejor forma de resolver conflictos, es probable que
actúe de manera violenta en situaciones conflictivas.

Por otro lado, el sistema social también puede influir en los sistemas de creencias
individuales a través de la socialización y la exposición constante a ciertas normas y
valores. Por ejemplo, si una persona crece en una cultura que valora la educación y el
trabajo duro, es probable que internalice estos valores y los integre en su sistema de
creencias. Del mismo modo, si una persona vive en una sociedad que discrimina a
ciertos grupos, es posible que internalice esta discriminación y la integre en su sistema
de creencias.

Además, los sistemas de creencias y el sistema social pueden interactuar de formas


más complejas. Por ejemplo, ciertos sistemas de creencias pueden ser utilizados para
justificar o perpetuar ciertas estructuras de poder en el sistema social, como la
discriminación o la desigualdad económica. Al mismo tiempo, la lucha contra estas
estructuras de poder puede ser impulsada por sistemas de creencias que promuevan la
justicia social y la equidad.

Es importante tener en cuenta que los sistemas de creencias y el sistema social no son
estáticos, sino que están en constante evolución y cambio. Las ideas, valores y
actitudes que se consideran aceptables en una sociedad pueden cambiar con el tiempo,
lo que a su vez puede influir en los sistemas de creencias individuales. Por ejemplo, en
muchos países, el movimiento por los derechos de los LGBTQ+ ha llevado a un cambio
en los sistemas de creencias y en la aceptación de la diversidad sexual y de género en
la sociedad.

En conclusión, los sistemas de creencias y el sistema social son dos conceptos


interrelacionados que juegan un papel importante en la formación de la identidad y el
comportamiento de las personas en una sociedad. La comprensión de cómo estos
sistemas interactúan y se influyen mutuamente es fundamental para comprender los
patrones de comportamiento humano y para abordar los desafíos sociales y culturales
de nuestra época. Es importante trabajar para fomentar sistemas de creencias que
promuevan la justicia social, la equidad y el respeto a la diversidad en la sociedad, para
lograr un mundo más justo y equitativo.

La clave de la conceptualización que hemos escogido radica en que los elementos


culturales son elementos de orden pautado que median y regulan la comunicación, así
como otros aspectos de la mutualidad de las orientaciones en los procesos de
interacción. Hemos insistido en que siempre existe un aspecto normativo en la relación
entre cultura y los componentes motivacionales de la acción, la cultura proporciona
normas de orientación y ordenación selectiva.

El que deba haber un sistema común de creencias compartido por el ego y el alter es,
tan importante como el que las creencias deben adecuarse a la realidad fuera del
sistema particular de interacción de que se trate.

Las creencias se pueden dividir en dos categorías: empíricas y no empíricas. Las


creencias empíricas se basan en la evidencia objetiva, es decir, la información que se
puede observar, medir y verificar mediante métodos científicos. Ejemplos de creencias
empíricas incluyen la creencia de que el agua se evapora a una cierta temperatura o
que el sol sale por el este y se pone por el oeste.

Por otro lado, las creencias no empíricas se basan en la fe, la intuición, la experiencia
personal o la tradición, y no se pueden verificar mediante métodos

científicos. Ejemplos de creencias no empíricas incluyen la creencia en un poder


superior o en la reencarnación.

Es importante tener en cuenta que las creencias empíricas y no empíricas no son


mutuamente excluyentes, y muchas personas combinan ambos tipos de creencias en
su visión del mundo. Por ejemplo, una persona puede creer en la teoría de la evolución
como una creencia empírica, pero también creer en la existencia de un ser supremo
como una creencia no empírica.

En general, las creencias empíricas son consideradas más objetivas y verificables,


mientras que las creencias no empíricas son consideradas más subjetivas y basadas en
la fe o la intuición. Sin embargo, ambas formas de creencias pueden ser importantes
para la formación de la identidad y la comprensión del mundo que nos rodea.

LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA.

La institucionalización de la investigación científica proceso se ha desarrollado a lo


largo de la historia y ha sido impulsado por varios factores, como el creciente interés en
el avance del conocimiento, la necesidad de resolver problemas prácticos y la influencia
de las instituciones religiosas y políticas.

Hoy en día, está altamente institucionalizada en todo el mundo, con una amplia gama
de organizaciones dedicadas a la investigación en diferentes campos y disciplinas. Las
universidades y los centros de investigación son algunos de los principales lugares
donde se lleva a cabo la investigación científica, y las revistas científicas son utilizadas
para la difusión de los resultados de la investigación.

Esta ha llevado a un mayor avance del conocimiento y ha contribuido al desarrollo de


tecnologías y prácticas que han mejorado la vida humana. Sin embargo, también ha
habido críticas sobre la forma en que la institucionalización ha influido en la forma en
que se realiza y se financia la investigación científica, lo que ha llevado a debates sobre
cuestiones como la autonomía de los investigadores, la influencia de los intereses
económicos y políticos en la investigación, y la accesibilidad del conocimiento científico
para la sociedad en general.

LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA CIENCIA APLICADA

La institucionalización de la ciencia aplicada se refiere al proceso de establecer


instituciones y prácticas que permiten la aplicación de los principios científicos a la
solución de problemas prácticos en la industria, la agricultura, la medicina, la tecnología
y otros campos.

Se aceleró con el desarrollo de la tecnología y la creciente demanda de soluciones


prácticas. Los gobiernos y las empresas establecieron instituciones de investigación
aplicada para desarrollar nuevas tecnologías y mejorar la productividad en la industria y
la agricultura. Se crearon también centros de investigación y desarrollo en empresas
privadas y universidades, que permitieron a los científicos trabajar en proyectos
específicos para desarrollar soluciones prácticas.

Esta ha llevado a importantes avances en la tecnología y la industria, y ha mejorado la


calidad de vida de las personas en todo el mundo. Sin embargo, también ha habido
preocupaciones sobre la forma en que la ciencia aplicada se financia y se utiliza, lo que
ha llevado a debates sobre cuestiones como la ética en la investigación, la
responsabilidad social y ambiental, y el impacto a largo plazo de la tecnología en la
sociedad y el medio ambiente.

LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LAS IDEOLOGIAS.

Se refiere al proceso de establecer instituciones, organizaciones y prácticas que


promuevan y sostengan ciertas ideologías en una sociedad. Este proceso ha sido
impulsado por diversos factores, como la necesidad de justificar el poder político, la
búsqueda de soluciones a los problemas sociales y la identificación de los valores y
creencias compartidos por un grupo de personas.

Las ideologías institucionalizadas más comunes incluyen el liberalismo, el


conservadurismo, el socialismo, el comunismo y el fascismo. En muchos casos, estas
ideologías se han utilizado para justificar y mantener el poder político, y se han
convertido en la base de partidos políticos y movimientos sociales, se ha llevado a cabo
a través de la creación de instituciones educativas y culturales,
como escuelas, universidades, iglesias, medios de comunicación y partidos políticos,
que promueven y difunden las ideas y creencias de una ideología en particular.
También se han establecido organizaciones y grupos de activistas para promover y
defender los intereses de una ideología en la sociedad, ha permitido la difusión y la
promoción de ciertas creencias y valores, también ha sido criticada por la forma en que
puede limitar el pensamiento crítico y la libertad de expresión. Además, ha habido
preocupaciones sobre cómo estas instituciones y organizaciones pueden contribuir a la
polarización y división social al fomentar la identificación exclusiva con una ideología en
particular y desalentar el diálogo y el compromiso.

LAS CREENCIAS EMPÍRICAS Y EL SISTEMA SOCIAL

Las creencias empíricas y el sistema social están interconectados en varias formas. Las
creencias empíricas son aquellas que están basadas en la observación, la evidencia y
el método científico, mientras que el sistema social se refiere a la estructura y las
prácticas que rigen las relaciones sociales y la vida en comunidad.

Por un lado, las creencias empíricas son fundamentales para el funcionamiento del
sistema social, ya que proporcionan una base para la toma de decisiones y la creación
de políticas públicas. Por ejemplo, la creencia empírica de que la vacunación es una
forma efectiva de prevenir enfermedades ha llevado a la implementación de políticas
públicas de vacunación obligatoria en muchos países.

El sistema social también puede influir en las creencias empíricas al determinar cómo
se lleva a cabo la investigación científica y cómo se utiliza la evidencia en la toma de
decisiones. Por ejemplo, la financiación de la investigación científica puede estar
influenciada por intereses políticos o económicos, lo que puede afectar la objetividad y
la confiabilidad de las conclusiones de la investigación, también interactúan en la
formación de las creencias y valores culturales en una sociedad. Las creencias y
valores culturales son una parte integral del sistema social y pueden influir en las
creencias empíricas de una sociedad. Por ejemplo, En una cultura donde se valora la
medicina tradicional, puede haber una menor aceptación de la medicina occidental
basada en la evidencia empírica.

La creencia empírica proporciona una base para la toma de decisiones y la creación de


políticas públicas, mientras que el sistema social puede influir en cómo se lleva a cabo
la investigación científica y cómo se utilizan los resultados. Las creencias y valores
culturales en el sistema social también pueden afectar la aceptación y la adopción de
las creencias empíricas en una sociedad.

SISTEMA DE CREENCIAS RELIGIOSO

El sistema de creencias religiosas se refiere a un conjunto de creencias, prácticas y


rituales que una comunidad de creyentes sostiene en torno a una deidad o deidades, y
que se transmiten de generación en generación. Estas creencias religiosas a menudo
proporcionan una estructura para la vida moral, ética y espiritual de los individuos y de
la comunidad en su conjunto.

Suele incluir una narrativa o conjunto de historias sagradas, símbolos, rituales y


ceremonias, que se utilizan para transmitir y mantener las creencias religiosas. Los
líderes religiosos y las instituciones religiosas, como las iglesias, mezquitas, sinagogas
y templos, son responsables de enseñar, interpretar y aplicar las creencias y prácticas
religiosas.

Estas varían ampliamente en todo el mundo, y pueden incluir la creencia en un solo


Dios, múltiples dioses o una fuerza divina que no tiene forma. Estas creencias religiosas
también pueden estar acompañadas de prácticas y rituales específicos, como la
oración, la meditación, el ayuno y la caridad, ha sido una parte integral de la vida
humana durante milenios, y ha desempeñado un papel importante en la cultura, la
política y la sociedad en todo el mundo. Sin embargo, también ha habido controversias
y conflictos en torno a las diferencias en las creencias religiosas, lo que ha llevado a la
intolerancia y a la discriminación en algunos casos.

Es una parte importante de la vida humana, que proporciona una estructura para la vida
moral, ética y espiritual. Pueden variar ampliamente en todo el mundo y

pueden estar acompañadas de prácticas y rituales específicos. Sin embargo, también


ha habido controversias y conflictos en torno a las diferencias en las creencias
religiosas.

LA DEPENDENCIA Y LA INTERDEPENDENCIA DE LOS SISTEMAS DE CREENCIAS


Y LA ORIENTACIÓN DE VALOR

La dependencia y la interdependencia de los sistemas de creencias y las orientaciones


de valor son conceptos que se refieren a la influencia mutua entre nuestras creencias y
nuestros valores, y cómo estos influyen en nuestras acciones y en la forma en que
interactuamos con los demás.

La dependencia se refiere a la influencia que nuestras creencias tienen en nuestros


valores y en nuestras acciones y la interdependencia se refiere a la influencia que
nuestros valores tienen en nuestras creencias y en nuestras acciones.

En general, la dependencia y la interdependencia de los sistemas de creencias y las


orientaciones de valor pueden ser una fuente de cohesión y armonía en la sociedad,
pero también pueden generar conflictos y tensiones. Es importante comprender cómo
nuestras creencias y valores influyen en nuestras acciones y en nuestras interacciones
con los demás para promover la comprensión y la tolerancia en la sociedad.
Capítulo IX

Marco

Los símbolos expresivos y el sistema social: La comunicación del afecto

La acción expresiva ocupa un lugar paralelo a la del tipo instrumental. Como toda
acción, se halla pautada o formada culturalmente. Los símbolos expresivos, pues, son
los sistemas de símbolos a través de los cuales la acción expresiva se orienta a la
situación. En la acción expresiva como tal los sistemas de símbolos expresivos,
incluyendo las normas apreciativas relevantes, poseen un lugar homólogo al de los
sistemas de creencias en una acción orientada instrumentalmente.

Así, son el elemento cultural que mayor primacía tiene en la formación de las pautas de
los procesos concretos de acción.

El simbolismo expresivo constituye el componente cultural primario en toda forma de


acción expresiva, y va implícito de una forma u otra en todos los tipos de acción. A este
respecto, hemos indicado repetidas veces que las acciones y expectativas específicas
tienden a organizarse y generalizarse en torno a las actitudes recíprocas del ego y el
alter, y de estos son las pautas culturales comunes que definen la situación para el
proceso de interacción.

Los símbolos expresivos concretos que son parte del proceso de interacción sirven para
una función triple, como todo elemento de la cultura:

1) Coadyuvan a la comunicación entre las partes en interacción; en este caso, a la


comunicación de «significados» catéticos.

2) Organizan el proceso de interacción a través de una regulación normativa, a través de


la imposición de unas normas apreciativas en torno a él

3) Sirven como objetos directos para la gratificación de las disposiciones de necesidad


relevantes

Constituye una abstracción irreal el considerar solo que el acto simbólico posee una
significación gratificatoria para el ego y una significación simbólica para el alter, ya que
dada la naturaleza del proceso interactivo deberá adquirir ambos tipos de significación
para el ego y para el alter. Podremos referirnos a esto como la internalización del
simbolismo expresivo en un sentido completamente paralelo a aquel en que hemos
hablado de la internalización de las normas morales.

Si contemplamos los actos simbólicos que se producen dentro del proceso de


interacción como foco de la génesis del simbolismo expresivo, podemos entonces
proceder a analizar la generalización de esta significación simbólica, es decir, la
simbolización de las actitudes relevantes, con respecto a los objetos más que a los
actos. En tanto en cuanto se les considera actores, son sus actos los que son símbolos.
Pero estos actos pueden «interpretarse» como manifestaciones de cualidades
relevantes de la acción.

En segundo lugar, los cuerpos del ego y el alter, como una clase especial de objetos
físicos que son, se encuentran indudablemente asociados de manera tan estrecha con
su actuación que sus rasgos inevitablemente adquieren una significación simbólica y
llegan a quedar catectados. En esto se incluyen rasgos físicos, como estatura, forma
del cuerpo, color del pelo, caracteres faciales y demás. En este contexto entran también
aspectos fundamentales de la significación de las diferencias anatómicas entre los
sexos. Esto es muy probablemente lo que ocurre con el simbolismo erótico básico que
tan importante papel ha desempeñado en la teoría psicoanalítica.

En tercer lugar está todo el reino de los objetos físicos que rodea a los organismos del
ego y de los alter relevantes. Estos son los objetos físicos que constituyen el medio
ambiente físico inmediato del proceso de interacción y que están implicados en él
instrumentalmente o de otro modo. Uno de los ejemplos más obvios es el vestido.
Debido a su directa relación con el cuerpo y al hecho de que las impresiones visuales
del cuerpo incluyen el vestido este se convierte en uno de los principales focos de
sentimientos que van asociados a aquel. Además, el vestido es mucho más susceptible
de modificaciones por manipulación de lo que es posible con los rasgos corporales, y,
por tanto, ofrece un medio muy adecuado a efectos expresivos. Consideraciones muy
similares se aplican al lugar en que se producen actividades importantes, como el
hogar, así como a los muebles, utensilios y demás.

Por consiguiente, podemos hablar de una entidad simbólica cualquiera, como un acto,
una cualidad de la personalidad o del organismo, un objeto físico o una pauta cultural,
en el sentido de que simbolizan uno cualquiera de estos cuatro tipos básicos de
actitudes. Podemos ilustrar esto contemplando dos tipos de relación: una relación
amorosa erótica y una relación organizada en torno a actitudes de estima.

El simbolismo expresivo y las colectividades

Al extenderse el sistema de la extensión en que el simbolismo expresivo se comparte


en común dentro del sistema general de roles. Existe además la cuestión de si el
simbolismo se integra directamente o no con los valores comunes que son constitutivos
de la comunidad y a los que, por tanto, puede considerarse como símbolos de la
solidaridad de la colectividad. Sobre estas dos bases es preciso distinguir tres tipos
principales de simbolismo expresivo que se extienden más allá de la relación diádica.
En primer lugar, se encuentran aquellos símbolos que son compartidos por las
diferentes subunidades del sistema social, actores individuales o subcolectividades, sin
que esto implique la existencia de un lazo de solidaridad entre ellas.

Así pueden darse elementos comunes de estilo en los mobiliarios de muchas casas
distintas sin que esto simbolice en modo alguno la solidaridad de estas casas como
miembros de la misma colectividad. En segundo lugar, puede haber un simbolismo que
sea esencialmente un simbolismo de la colectividad como tal, y no meramente el
simbolismo común de sus subunidades. Este, no obstante, precisa subdividirse en dos
clases, según que sea «puramente expresivo» o bien evaluativo en su acento, es decir,
con arreglo a la variable afectividad-neutralidad. El tipo puramente expresivo constituiría
entonces la «exteriorización» de las disposiciones de necesidad que forman la
colectividad, el «sentimiento de solidaridad» de sus miembros, pero sin una implicación
directa de consideraciones moralmente evaluativas, excepto en cuanto, a través de la
institucionalización, la participación de tal simbolismo, llega a convertirse en una
obligación de la calidad de miembro de la colectividad.

Así son formas de afirmar la solidaridad de la colectividad, pero pertenecen a la


categoría del «recreo», no de la vie sèrieuse de Durkheim. Puede considerarse que
estos tipos de símbolos expresivos manifiestan y regulan los sentimientos morales
comunes o disposiciones de necesidad de los miembros de la colectividad. Sin
embargo, desde nuestro presente punto de vista, no debe llamarse en modo alguno
religiosa a toda expresión colectivamente moral de solidaridad. Para diferenciar lo que
pertenezca y lo que no a la categoría religiosa, resulta preciso dar un paso más en el
análisis de las relaciones posibles entre el simbolismo expresivo y la colectividad.

Pero desde el punto de vista expresivo estos fenómenos deben situarse en un contexto
aún más amplio. Al igual que todos los fundamentos de la orientación de la conducta,
estos ritmos llegan a formarse en el seno de la estructura de sistemas sociales, de
manera que algunos de estos fenómenos de relajación predominantemente afectivos
llegan a compartirse colectivamente, y el simbolismo expresivo requerido se
institucionaliza sobre las bases antes expuestas. Es precisamente esta esfera de fusión
de las creencias religiosas con el simbolismo expresivo del ajustamiento afectivo lo que
constituye la esfera religiosa del simbolismo expresivo como tal. Por consiguiente,
podemos tener un simbolismo religioso que exprese la solidaridad de las colectividades
institucionalizadas fundamentales.

Tenemos también un simbolismo religioso que sirve como canal institucionalizado para
el ajustamiento de las tensiones emocionales en las zonas de discrepancia.

La diferenciación de roles con respecto al simbolismo expresivo

Pero, en este sentido como en otros, tiende a haber diferenciaciones internas de


intereses y, por tanto, de roles, como las que se dan entre los diferentes miembros y
clases de miembros de una colectividad dada. El primero se refiere a aquellos sentidos
en que los actos y otros elementos del complejo simbólico asociado, que poseen una
significación simbólica especial para la colectividad en cuestión, llegan a ser asignados
a unos roles especializados y a los actores que los desempeñan. Como en el caso de la
especialización cognitiva, el interés estético puede, a su vez, convertirse en el foco
determinante primordial de una clase de roles especializados. Hasta un grado
significativo, todo rol que se diferencia intrínsecamente de otros roles es, por la misma
razón, un rol simbólico especializado.
En realidad, la organización de actos particulares con respecto a otros actores, la
aparición de actitudes consideradas como cruciales y la significación simbólica de los
roles forman todos parte del mismo complejo y son inseparables entre sí. Así, pues, el
análisis de los roles simbólicos como focos para la organización de sistemas de
símbolos expresivos debe seguir al análisis general de las bases de la diferenciación de
roles dentro de los sistemas sociales, como expresábamos más arriba. En la
terminología psicológica usual los roles, y sus incumbentes como personas, llegan a ser
los objetos sobre los que se «proyectan» los sistemas de disposiciones de necesidad
de otros actores. Las proyecciones en cuestión pueden integrarse o no con la estructura
institucionalizada de roles, y pueden darse unos fenómenos de dualidad más o menos
acentuados, como en el caso de la psicoterapia.

Pero, sea como sea, la significación simbólica expresiva de los roles tenderá a seguir
las líneas principales de divergencia que, por lo general, son inherentes a las
diferenciaciones de la estructura social. El primer tipo de caso hacia el que podemos
dirigir nuestra atención es el aspecto expresivo de los roles de liderazgo.

El simbolismo expresivo y el sistema de recompensas

Las posesiones son bienes en tanto en cuanto su significación primaria para los actores
radica en sus usos instrumentales, mientras que las posesiones son recompensas en
tanto en cuanto su significación es expresiva, es decir, en tanto constituyan objetos de
gratificación directa sin consideración a sus usos instrumentales. Inútil es señalar que
unos mismos objetos concretos pueden ser a la vez, y por lo general lo son, bienes y
recompensas. La distinción es analítica, no concretamente clasificatoria.

Afirmábamos antes que el «núcleo» de un sistema de recompensas en un sistema


social tenía que encontrarse en las actitudes mutuas de los actores. Como veíamos,
son también el núcleo del sistema de expectativas orientadas recíprocamente en el
proceso de interacción. De ahí que en tanto en cuanto el ego abrigue una expectativa
legitimada de las actitudes del alter para con él, podemos decir que tiene «derecho» a
esa actitud. Las condiciones en que el alter puede cambiar legítimamente su actitud
para con el ego se definen institucionalmente del mismo modo que las condiciones en
que puede disponer legítimamente de un objeto físico que posea. De ahí que podamos
decir que las condiciones de tenencia y transferencia de posesiones relacionales se
encuentran reguladas institucionalmente y, por tanto, se encuentra también regulada la
asignación de tales posesiones.

Finalmente, afirmamos que todas las demás recompensas deben tender a integrarse
simbólicamente con las posesiones relacionales. Esto no quiere decir en absoluto que
muchos objetos distintos a los actores no tengan una significación catética que puede
variar independientemente en relación con la de las actitudes de los actores. Las
actitudes de las personas de quienes uno recibe alimentos, a quienes se les dan, y con
quienes se come, forman parte integrante del complejo simbólico relacionado con los
hábitos alimenticios. Así, por ejemplo, es bien sabido hasta qué punto una extensa
comensalidad sirve de símbolo de solidaridad, y su negación como símbolo de falta de
solidaridad. El estudio inicial del simbolismo expresivo en el presente capítulo partió en
esencia de estas consideraciones. Se recordará que afirmamos que el foco de todo el
sistema de simbolismo expresivo es el acto simbólico relativo a uno o más alter, y que
la referencia simbólica primaria del acto simbólico es la actitud del actor que lo realiza.

CRUCIGRAMA

Horizontal:
• Sistemas de símbolos a través de los cuales la acción expresiva se orienta a la
situación.
• Componente cultural primario en toda forma de acción expresiva.
• Tercera función de los símbolos expresivos concretos que son parte del proceso de
interacción.
• El simbolismo expresivo va implícito de una forma u otra en todos los tipos de
acción.
Vertical:
• Elemento cultural que mayor primacía tiene en la formación de las pautas de los
procesos concretos de acción.
• Sirven para una función triple, como todo elemento de la cultura.
• Organizan el proceso de interacción a través de una regulación normativa.
Capítulo X

Análisis de algunos rasgos estratégicos de un importante subsistema de la


sociedad occidental.

Ciertas partes de la ciencia moderna proporcionan a la práctica médica moderna. Esta


práctica encaja en el contexto funcional de los problemas de salud, está organizada por
pautas de rol y orientaciones de valor. Se orienta a superar la enfermedad por medio de
la terapia, tratamiento (Medicina preventiva que controla las condiciones que producen
la enfermedad).
La salud está implicada en los prerrequisitos funcionales del sistema social como
necesidad funcional individual porque la enfermedad incapacita el desempeño del rol
social.
La enfermedad está implicada en la interacción motivacional humana, muchas
condiciones se pueden tratar terapéuticamente a través de canales motivacionales
(Enfermedades psicosomáticas y mentales)
Relevancia de la enfermedad para las necesidades funcionales del sistema social.
La práctica de la salud ha superado la reducción a la explicación orgánica de la
enfermedad.
La ciencia biológica en los últimos años del siglo XlX y los primeros del siglo XX, ya es
aplicable en una gran medida en el campo de la acción social, por lo que la enfermedad
pasa a tener estado de ajustamiento a nivel social y personal.
La institucionalización de los descubrimientos y avances científicos para tratar la
enfermedad ha tenido resistencia a implementarse, por parte de la reducción a las
culturas iliteratas y protocientíficas con procesos pseudo-racionales y pseudocientíficos.
Estructura social (Médica)
Rol médico es inevitable que la incumbencia del rol deba ser adquirida y que los
criterios de competencia técnica en el desempeño sean prominentes.
Un especialista con una esfera específica de conocimientos, experiencia y
entrenamiento técnico dentro de la ciencia aplicada a la enfermedad.
Diferenciándose de sus conocimientos sobre otras esferas como la política o la
sociología.
El motivo de lucro no va con el objetivo de la medicina.
Hay médicos particulares y otros que trabajan en organizaciones .
Parece que hay cuatro aspectos del sistema de expectativas respecto al rol de enfermo:
1. La excepción de las responsabilidades normales del rol social, en relación, desde
luego con la naturaleza y la gravedad de la enfermedad (Esta legitimación no
cumple la función social de protección frente al enfermo)
2. Se exime la responsabilidad, no se puede esperar que la persona enferma
mejore con un acto de decisión o deseo por lo que necesita apoyo, hay que
cambiar su condición, no simplemente su actitud.
3. Definición del estado de enfermedad como indeseable, tanto el médico como el
enfermo desean superar.
4. Obligación de asistencia médica competente para tratar la condición y
cooperación de la persona enferma como paciente.
Los privilegios y excepciones del rol de enfermo pueden tener un beneficio inconsciente
en el que es motivado para recuperarse o no. La pauta de conducta del médico es
reducida al dolor y esferas particulares de la salud, se enfoca en un problema objetivo,
no a la significación de las personas y orientación de un problema emocional
perturbador.
Se espera una pauta de conducta, no solo del médico, también del paciente, en donde
ambos buscan alternativas.

La situación de la práctica médica


Sería conveniente hacerse cargo de los rasgos salientes de las situación del paciente y
sus inmediatos asociados.
Son clasificadas en desamparo y necesidad de ayuda, incompetencia técnica e
implicación emocional.
Actuar sobre una persona que no tiene la posibilidad de ayudarse a sí misma que tiene
el riesgo de empeorar en cambio de alguna persona que sí pueda salir por decisión
propia y orientación.
El enfermo no solo no se encuentra en posición de ayudarse, si no también no
reconoce o conoce lo que es necesario para ayudarse el cual solo una persona
preparada está cualificada para determinar qué le sucede, qué tratamiento necesita y
cual es el pronóstico de la condición de la persona.
Para que el enfermo se comprometa con su papel de paciente tiene que seguir
exclusivamente la especificación del médico y este tener un interés por mejorar.
El entendimiento de las prácticas médicas por el paciente, juegan un papel importante
para la motivación y la confianza a entregarse a un tratamiento.
Ya que la situación que experimenta el paciente, también provoca un desequilibrio
emocional, que pone en relación su disposición o motivación ante la práctica médica, a
menos que este encuentre una significación positiva en ser un enfermo.
El enfermo queda separado de sus esferas normales de actividad y de muchas de sus
satisfacciones normales y sus relaciones sociales quedan interrumpidas. Shock
emocional (La aceptación emocional de la realidad es difícil), lleva a negar la
enfermedad, a sentir lástima por sí mismo y a demandar una atención incesante.
La cultura médica es una fuerte disciplina que reprime la preocupación y ansiedad
acerca de la muerte, el médico se encuentra en un estrecho contacto con la muerte.
La disección permite al médico su asociación y contacto íntimo con la muerte y los
muertos.

La situación del médico

En la práctica médica se dan casos en que los conocimientos, capacidades y recursos


no son adecuados para resolver el problema, por lo que se proponen nuevas técnicas y
métodos que incrementan su eficiencia. Primero se demuestra la imposibilidad de
controlar cosas que se pensaba que ya eran controlables, exponer factores
desfavorables en la situación que no se habían apreciado previamente y mostrar la
inutilidad de medidas de control en que la gente había confiado previamente.
El control médico no es la única inquietud sino también se encuentra en la
incertidumbre de los factores de riesgo además de los factores protectores. El médico
solía descuidar las interacciones recíprocas con sus pacientes y sus familiares. La
conducta desviada del tratamiento tiene que ver con la perturbación emocional en el
paciente y sus familiares. Hay factores psíquicos en el doctor, paciente y familia, era
indispensable que se encontrarán mecanismos especiales de control social en esta
operación.
El médico pues también tiene la necesidad de acceder a una información confidencial
sobre la vida privada del paciente que le permitan tener una significación adecuada de
su paciente (En la transferencia) de su situación psicológica y personal, tomando en
cuenta la dimensión social.
La combinación del desamparo, falta de competencia técnica y perturbación emocional
convierten al enfermo en un objeto vulnerable a la explotación.
El paciente es, por tanto, una presa fácil de toda una serie de creencias y prácticas
irracionales y arracionales.
La familia impone una fuerte presión a los miembros sanos para ver que el miembro
enfermo obtiene el mejor cuidado.
El cuidado y la presencia familiar mitiga la gravedad de algunos de los rasgos de la
situación del paciente.
Las relaciones emocionales dentro de la familia, la enfermedad crea problemas
emocionales en los familiares.
Todo un sector de conocimiento sociológico validado tiende a poner de manifiesto que
los altos niveles de entrenamiento y competencia técnicos que esto requiere, no serían
posibles en un sistema de relaciones que estuviese estructurado en términos
particularistas o que estuviera adscrito a los incumbentes de un estatus sin la
posibilidad de selección mediante criterios de actividad realizada
La importancia de la especificidad funcional consiste en definir los límites de los
«privilegios» en la zona «peligrosa» en que el médico pretende entrar. La pauta de la
neutralidad afectiva define, pues, sus actitudes esperadas dentro de esos límites.
Hay que hacer notar que el quebrantamiento de los controles que aseguran la
neutralidad afectiva en esa conexión es importante no solo para el doctor y el paciente,
sino también con frecuencia implica los intereses de toda una variedad de terceras
partes (Familiares)
Al definir su rol de esta manera es posible superar o minimizar las resistencias que, de
otro modo, pudieran ser fatales para la posibilidad de realizar su trabajo
En primer lugar es necesario que el médico esté protegido frente a esta presión
emocional, ya que por muchas razones inherentes a su propia situación no le es posible
«entrar dentro» de la clase de relaciones que el paciente desea
Los mismos rasgos del rol de médico, que son tan importantes como protección del
mismo médico, son también crucialmente importantes para el éxito de la psicoterapia.
La especificidad funcional que le permite al médico reducir la relación a un cierto
contenido y la neutralidad afectiva que le permite evitar entrar en reciprocidad en el
nivel emocional.
Capítulo XI

LOS PROCESOS DE CAMBIOS DE LOS SISTEMAS SOCIALES.

Págs. 307-340

Los capítulos anteriores se han ocupado de dos zonas fundamentales de problemas


teóricos. La primera de ellas ha consistido en el intento de desarrollar un esquema
conceptual en que puedan ser identificados y descritos los principales componentes
estructurales del sistema social, así como especificadas sus interrelaciones dentro de
los sistemas, sistemas que están internamente diferenciados y son, también, variables
de un caso a otro. La segunda zona principal de problemas ha sido el análisis de los
procesos motivacionales dentro del sistema.

Nosotros nos enfocaremos en una tercera serie de problemas: los que se refieren a los
procesos de cambio del sistema mismo, es decir, los procesos que dan como resultado
cambios en la estructura del sistema.

Para entender el problema de la teoría del cambio es necesario distinguir claramente


entre los procesos dentro del sistema y los procesos de cambio del sistema. La
distinción procede del concepto de equilibrio y el modo en que este ha sido utilizado en
la presente obra, sistema que «mantiene sus límites». La teoría del proceso
motivacional dentro del sistema se construye en torno a los procesos de mantenimiento
del equilibrio.

Lo constituyen los procesos de socialización en que los actores adquieren las


orientaciones necesarias para el desempeño de sus roles en el sistema social, cuando
no las han poseído previamente; el segundo tipo lo constituyen los procesos implicados
en el equilibrio entre la generación de motivaciones hacia la conducta desviada y las
motivaciones hacia la restauración del proceso interactivo estabilizado que hemos
llamado mecanismos de control social.

Definir un sistema como sistema que mantiene sus límites es un modo de decir que, en
relación con su medio ambiente, es decir, con las fluctuaciones de los factores del
medio ambiente, mantiene cierta constancia de su pauta, sea esta constancia estática o
móvil.

Se trata simplemente del hecho de que estas constancias –descritas sobre la base de
un marco de referencia dado—acontece que existen con frecuencia, y la teoría puede,
en consecuencia, enfocarse a los problemas que presenta su existencia. Las
constancias pueden cesar de existir, pero el hecho de que existen, en tiempos y lugares
concretos, sirve todavía como foco teórico del análisis.

El punto esencial consiste en que para que exista una teoría del cambio de la pauta,
dentro de estas presunciones metodológicas, tiene que existir una pauta inicial y otra
terminal que puedan ser utilizadas como puntos de referencia. La característica crucial
de la teoría estructural-funcional reside en su utilización del concepto de sistema sin un
conocimiento completo en las leyes que determinan los procesos dentro del sistema.
Cuando decimos que una estructura en el sistema social es empíricamente dada (por
ejemplo, el tipo «conyugal» de estructura familiar) queremos decir que los procesos
dentro del subsistema relevante de la sociedad se puede presumir que se encuentran
en un estado de equilibrio suficientemente estable, hasta el punto de que dentro de un
orden definido de variación en otros respectos esta estructura (esta «pauta de
sistema») se puede presumir que es constante. Pero si esto no fuera cierto, no
podríamos referirnos en absoluto a un tipo de sistema que mantiene sus límites.

El segundo tipo de conocimiento, y por ello de hipótesis explicativas que pueden


referirse a los problemas concretos del cambio en los sistemas sociales, deriva del
análisis de la significación empírica de variables que no forman parte del sistema
teórico con el que nosotros hemos estado trabajando. Hay dos clases de semejantes
variables: las variables que se ocupan de la constitución del organismo en la medida en
que este es independiente de los factores de orientación de la acción, y las variables
que se ocupan del medio físico. Una tercera serie de variables –las implicadas en el
factor cultural—tiene un estatus diferente.

La naturaleza general del cambio en los sistemas sociales Podemos dar por sentado,
pues, que cuando hablamos de la teoría del cambio en los sistemas sociales hacemos
abstracción, a nuestros fines, de la influencia de la variabilidad en la constitución
biológica o en el medio físico. Aunque en un sentido estricto, incluso dentro de estas
limitaciones, hemos afirmado que no es posible una teoría general del cambio de los
sistemas sociales, podemos decir, sin embargo, algunas cosas empíricamente
relevantes acerca de la naturaleza general de estos procesos, que proceden del hecho
de que son procesos que acontecen dentro del sistema social. La primera
consideración implica lo que podemos llamar el fenómeno de los intereses creados
(vested,); deriva de la naturaleza de los procesos de equilibrio en un tipo de sistema
que mantiene sus límites. La aplicación especial de la idea de equilibrio que nos
concierne es un aspecto del fenómeno de la institucionalización. Las pautas de valor
institucionalizadas permiten y directamente promueven el cambio en el contenido
cognitivo de la parte relevante de la cultura. Aquí la resistencia al cambio del cual
estamos hablando se enfocaría en este caso a cualquier intento de parar el proceso
equilibrado de cambio, estabilizando no el proceso de acción, sino el contenido cultural.
Aunque no sea un proceso de cambio en la estructura del sistema social general, el
segundo tipo puede ejemplificarse en la socialización. Hemos presumido que en varios
estadios el niño alcanza una pauta relativamente estabilizada de interacción con los
padres; por ejemplo, en las primeras vinculaciones amorosas con la madre. Claramente
comprende el interés que está de acuerdo con las expectativas institucionalizadas, de
tipo afectivamente neutral y, con frecuencia, moral. Comprende también, desde luego,
el interés en las recompensas relacionales de amor, aprobación y estima. El fenómeno
de los intereses creados puede ser tratado, en consecuencia, como parte constante del
telón de fondo del problema del cambio social. Con excepción de los procesos de
cambio institucionalizado, el cambio en el sistema social solo es posible mediante la
operación de los mecanismos que superan la resistencia de los intereses creados. En
consecuencia, es siempre explícitamente esencial analizar la estructura del interés
creado relevante, antes de formular ningún juicio sobre el resultado probable de la
incidencia de fuerzas que operan en la dirección del cambio. Estas consideraciones
llevan con frecuencia la respuesta a las cuestiones de por qué los procesos de cambio
o bien no acontecen en absoluto, o bien no producen los resultados predichos sobre la
base del sentido común. Sobre todo, el tratamiento de la sociedad deliberada y
sistemáticamente como un sistema social, teniendo cuidado de considerar todo
problema indicando por el esquema conceptual como estado relacionado con el
funcionamiento de un sistema social completo, constituye un instrumento
extremadamente poderoso de análisis en esta conexión y en muchas otras. Nos
permite movilizar y aplicar, en su propio orden y lugar, el conocimiento empírico y
teórico que poseemos. Pero, con la misma importancia, nos fuerza a reconocer las
lagunas de nuestro conocimiento, a localizar los problemas no resueltos, y a intentar
establecer con precisión lo que son estos problemas, y lo que necesitamos saber para
resolverlos. En este sentido, mientras repetimos que no tenemos una teoría completa
de los procesos de cambio en los sistemas sociales, tenemos un canon para
acercarnos a los problemas que comporta la construcción de esa teoría.

El primer ejemplo principal de procesos de cambio a gran escala presentando antes --el
de los procesos de cambio que surgen de la institucionalización de la ciencia y la
tecnología-- sirva para convencer al lector de que el autor es consciente del hecho de
que vivimos en lo que a veces se ha denominado una sociedad «dinámica».

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