TUTELA
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TUTELA
E. S. D.
HECHOS
DERECHOS VULNERADOS
Estimo violado el derecho a la SALUD en conexidad con los derechos fundamentales a la
VIDA e INTEGRIDAD PERSONAL, principios de integridad y continuidad previstos para el
sistema de seguridad social en salud, consagrados en los artículos 1, 11, 48 y 49 de la
Constitución Política de Colombia de 1991.
FUNDAMENTOS JURÍDICOS
Con fundamento en la sentencia T-760 de 2008, se expidió la Ley 1751 de 2015, que
reconoció el derecho a la salud como “fundamental, autónomo e irrenunciable y como
servicio público esencial obligatorio a cargo del Estado” En el artículo 6º. estableció los
principios que lo orientan, entre los que se destacan: i) universalidad, que implica que
todos los residentes del territorio gozarán del derecho a la salud en todas las etapas de la
vida; ii) pro homine, en virtud del cual todas las autoridades y actores del sistema de salud
interpretarán las normas vigentes que sean más favorables para proteger el derecho a la
salud; iii) equidad, referido a la necesidad de implementar políticas públicas dirigidas al
mejoramiento de la salud de personas de escasos recursos, grupos vulnerables y sujetos
de especial protección; iv) continuidad, según el cual una vez iniciado un servicio no
puede suspenderse por razones administrativas o económicas; y v) oportunidad, el cual
significa que los servicios deben ser provistos sin demoras.
El derecho a la salud es un derecho universal. Ello significa que toda persona, sin
distinción alguna, tiene el derecho a acceder al servicio público de atención en salud. Sin
embargo, el artículo 49 inciso 1 en concordancia con el artículo 13 inciso 3 de la
Constitución Política de Colombia reconoce que ciertos grupos pueden gozar de una
protección reforzada o ser titulares de ciertos contenidos concretos (escenarios
constitucionales). Lo anterior fue recogido por la Ley 1751 de 2015 que en parágrafo del
artículo 6 señaló que a pesar de que los principios del derecho fundamental a la salud se
deben interpretar de manera armónica y sin privilegiar uno frente a otro, ello no impide
que se adopten acciones afirmativas en beneficio de sujetos de especial protección
constitucional. Para el presente caso, son de relevancia los menores, los adultos mayores
y personas en situación de discapacidad.
Por su lado, la Ley 100 de 1993, introdujo en el ordenamiento jurídico una serie de
principios rectores a los cuales tienen que sujetarse todas las entidades que participen o
hagan parte del Sistema General de Seguridad Social en Salud. El artículo 153 de la
norma en cita señala que el Sistema de Seguridad Social en Salud actuaria bajo los
principios de Universalidad, calidad, eficiencia, progresividad, corresponsabilidad,
prevención y continuidad, entre otros. Del marco normativo descrito, se concluye que el
concepto del derecho a la salud constitucionalmente considerado, involucra desde su
núcleo esencial, el derecho que tiene el paciente de acceder a los servicios médicos
requeridos para la promoción, prevención y tratamiento de la patología que le aqueja
hasta que se logre la recuperación o rehabilitación definitiva, en condiciones de
inmediatez, eficiencia, suficiencia y universalidad; es decir que, la atención debe provocar
un restablecimiento y una recuperación real y efectiva. Sobre ello señaló la Corte
Constitucional: “La salud como derecho integral, implica que la atención deba brindarse
en la cantidad, oportunidad, calidad y eficiencia requeridas, lo cual conlleva ofrecer, de
acuerdo con la ley y la jurisprudencia, todo cuidado, medicamento, intervención
quirúrgica, rehabilitación, diagnóstico, tratamiento y procedimiento necesarios para
restablecer la salud, con prevalencia al tratarse de menores de edad.” Por tanto, no puede
limitarse la órbita de protección del derecho a la salud ante una patología clara detectada
por el profesional de la salud, cuando sean circunstancias eminentemente administrativas
las que impidan el acceso a los servicios, sin que dicho amparo desconozca los
postulados fundamentales sobre los que se edifica la procedencia de la protección
constitucional. En ese sentido, la garantía del derecho a la salud exige que el mismo se
sujete a la existencia de: i) Un dictamen médico a través del cual se diagnostique la
presencia de una patología en la paciente, ii) una orden para la realización de un
procedimiento o un medicamento, para que el juez de tutela evalué las condiciones de
vulneración del mismo frente al incumplimiento de las entidades que administran el
Sistema General de Seguridad Social en Salud, de prestar y facilitar el acceso en
condiciones de suficiencia, universalidad, integralidad, a los servicios de salud. Y respecto
a este último, es decir, la integralidad, la Jurisprudencia Constitucional ha señalado en
reiteradas oportunidades que este principio-deber debe aplicarse en el entendido que se
proteja la realización de un tratamiento completo y necesario. Es así que, tal como lo ha
indicado la jurisprudencia Constitucional, la atención del tratamiento médico en
condiciones de integralidad y atendido por el médico tratante se agota en el momento en
que se logre la rehabilitación o la recuperación definitiva del estado de salud. Tratamiento
integral de salud La jurisprudencia constitucional ha señalado que el derecho a recibir la
rehabilitación a través de un tratamiento integral de salud proporcionado por la EPS
CAJACOPI a la cual estoy vinculada, es componente indispensable del derecho a la
salud, ya que a partir de la posibilidad de rehabilitación se materializa el ejercicio pleno,
consciente y suficiente del derecho en mención.
Sobre este tema, la jurisprudencia de la Corte Constitucional señaló que: “La atención a la
salud debe ser integral y comprender el cuidado, el suministro de medicamentos, las
intervenciones quirúrgicas, las prácticas de rehabilitación, la realización de exámenes de
diagnóstico y seguimiento, así como todo otro componente que el médico tratante valore
como necesario para el restablecimiento de la salud del paciente. El reconocimiento de la
prestación integral del servicio de salud debe ir acompañada de indicaciones precisas que
hagan determinable la orden del juez de tutela, la cual bajo ningún supuesto puede recaer
sobre cosas futuras. En concreto, este Tribunal ha entendido que el principio de
integralidad no puede entenderse de manera abstracta, es decir, una orden de tutela que
reconozca la atención integral en salud se encontrará sujeta a los conceptos que emita el
personal médico, y no, por ejemplo, a lo que estime el paciente. De la citación
jurisprudencia anterior, se desprende con absoluta claridad que el derecho a la salud de
una persona comporta o involucra la acción –ejecución de actos positivos- de la entidad
prestadora del servicio de salud, que se materializan en diferentes aspectos o facetas.
Por un lado, en la coordinación y asignación de citas con los médicos que sean idóneos
para la prestación del servicio de salud requerido por persona, así también como en el
suministro de los medicamentos ordenados o prescritos por el médico tratante. Por otro
lado, el derecho a la salud también comporta la posibilidad de recibir los procedimientos
quirúrgicos y la realización de exámenes que permitan trazar la ruta científica que debe
seguir el médico tratante. De ahí que para lograr la rehabilitación de la o las patologías
que puedan aquejar la salud de una persona, resulta indispensable que el médico cuente
con los instrumentos suficientes que le permitan: (i) elaborar un diagnóstico claro sobre la
afección, (ii) ofrecer información al paciente sobre el posible tratamiento, (iii) descartar
tratamientos que no resulten útiles para la patología presente, (iv) aplicar el tratamiento
idóneo y (v) lograr la rehabilitación del paciente. Así pues, es imperativo que en asuntos
en los cuales se debata la prestación del servicio de salud, las entidades promotoras de
salud por la EPS CAJACOPI y las entidades que tengan convenio para la prestación de
dicho servicio.
En el caso concreto sub examine se puede evidenciar que se trata de un caso que
requiere de atención inmediata para mejorar las condiciones de vida, de salud.
De acuerdo con el artículo 2º, literal d) de la Ley 100 de 1993 la integralidad, en el marco
de la Seguridad Social, debe entenderse como “la cobertura de todas las contingencias
que afectan la salud, la capacidad económica y en general las condiciones de vida de
toda la población. Para este efecto cada quien contribuirá según su capacidad y recibirá lo
necesario para atender sus contingencias amparadas por esta Ley”.
PRUEBAS
Con el fin de establecer la vulneración de los derechos, solicito señor Juez se sirva tener
en cuenta las siguientes pruebas:
PRETENSIONES
FUNDAMENTOS DE DERECHO
ANEXOS
Manifiesto bajo la gravedad del juramento que no se ha presentado ninguna otra acción de
tutela por los mismos hechos y derechos.
NOTIFICACIONES
Dirección para recibir comunicaciones, tanto del accionante como del accionado
Dirección para recibir comunicaciones, tanto del accionante como del accionad.
Atentamente,