Metáfora para Dejar de Dar Vueltas A Algo

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HIPNOSIS Y REGRESIONES CECILIA IMBASTARI PARA SOMOSBUENAVIDA.

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"Metáfora para dejar de dar vueltas a algo"

Imaginá que estás viajando en un tren.


Estás sentado contra una ventana, y te sentís un poco inquieto.
Hay pasajeros que usualmente viajan a la misma hora que vos; así que ya los
conocés.
Algunos parecen más amigables que otros.
Te ponés a observar distintas partes del vagón, mirás a los pasajeros, mirás por la
ventana, y no encontrás lo que sea que estés buscando.
Te levantás de tu asiento. Buscás otro lugar dentro del vagón, continúas
inspeccionando con la mirada.
Pero después de unos minutos te das cuenta que lo que buscás no está ahí.
Así que caminás hacia el siguiente vagón.
Ya has visto antes a algunos pasajeros de este vagón también. Otros, en cambio,
son nuevos.
Algunos parecen simpáticos, otros no tanto.
Encontrás un lugar donde sentarte y volvés a buscar.
Te ponés a mirar los asientos, las puertas, los carteles los techos. Observás a los
pasajeros.
Pero seguís sin encontrar lo que buscás.
Así que te ponés de pie y te dirigís al siguiente vagón.
En lugar de sentarte, ya decidís quedarte parado.
No encontraste lo que buscabas en los primeros dos vagones, así que para
ahorrar tiempo preferís continuar caminando.
Una vez más volvés a observar a tu alrededor. Las partes del tren y los pasajeros.
Y seguís recorriendo los vagones de este tren.
Eventualmente te das cuenta que estás viajando pero no estás llegando a
ningún lado.
El tren sigue andando y vos seguís caminando entre vagones.
Pero ni una cosa ni la otra te lleva a lo que buscás.
Este proceso, además, te hace sentir deprimido o ansioso, porque sentís que
estás moviéndote sin llegar a ningún lugar.
HIPNOSIS Y REGRESIONES CECILIA IMBASTARI PARA SOMOSBUENAVIDA.COM

Entonces se te ocurre algo.


Te parás cerca de la puerta y en la siguiente estación bajás.
Respirás hondo bajas del tren y te sentás en un banco del andén.
Desde ahí observás al tren poniéndose en marcha nuevamente, y ves pasar
todos los vagones que caminaste buscando algo que no encontraste.
Observás también desde el andén a los pasajeros del tren.
Los conocidos, los nuevos, los simpáticos, los que no tanto.
Quizás todavía no sabés cómo vas a llegar a tu destino. Pero sabés que caminar
entre los vagones de ese tren no te estaba funcionando.
Así que, mientras respirás hondo, simplemente observás los vagones y a otros
trenes pasar, sin subirte a ninguno.
Y por un momento te olvidás del destino y simplemente observás a los trenes
pasar mientras respirás hondo.
Y mientras lo hacés notas que te sentís un poco más tranquilo, un poco más
calmado.
No es como que los trenes dejen de andar, o los vagones dejen de existir, pero
observarlos desde acá te da otra perspectiva, otro lugar desde el cuál mirar la
escena que está transcurriendo.
Abre los ojos a tu tiempo, lentamente.

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