Documento Completo - PDF PDFA
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N° Legajo: 18927/7
N° Legajo: 19197/0
antonella_ledda@hotmail.com
astridullman91@gmail.com
Anto
Quiero agradecerle a Gri, Levy, Cami e Ibel, por
enseñarme a compartir la pieza, la comida, los útiles y el
corazón. La hincha con la escuela y las faltas de ortografía se
recibe, pero este título es de los cinco porque todos luchamos
para que esto se cumpla.
A mi mamá y a mi papá, que a pesar de nuestros
continuos desencuentros y disputas, me acompañaron y
escucharon.
A Mati por las llamadas matutinas para que estudie
Cultura, desde aquel momento llenás mis días de sonrisas y
amor. Gracias por tu honestidad y serenidad en mis ahogos
en un vaso con agua.
A mis amigas de la pensión, sin ellas no hubiese
soportado ni un mes en La Plata. A mis amigas y amigos de
acá y de allá, por su incondicionalidad y cariño. A les belles
que conocí en el CILE, de quienes aprendo todos los días.
A Anto por escribirme y entenderme, siempre supiste
transformar mis ideas en hermosos párrafos. El camino tuvo
muchos sinsabores pero no nos abandonamos; en el fondo,
sabíamos que queríamos (re) pensar juntas una educación
transformadora y, sin duda, valió la pena.
A la educación pública, que aunque la critico y creo que
tiene miles de cuestiones para mejorar, por ella llegué hasta
acá.
Astrid
Canción obvia
13
excelencia– desde fines del siglo pasado. Hay mucha incerti-
dumbre, interrogantes, disputas y retos en torno a la misma:
¿qué función cumple hoy? ¿Para qué sirve? ¿Quiénes deben
formar parte de ella? ¿Cuál es el rol de los docentes,
directivos y demás actores institucionales? ¿Qué objetivos
tiene, y cuáles debería tener?
Por estas razones, creemos necesario poder pensar desde
el campo de la comunicación/educación un aporte a dicha
institución, no para brindar soluciones, a la manera de
recetas mágicas, sino para contribuir en el análisis y la
problematización de la situación educativa actual. La escuela
debe redefinir su lugar en la sociedad. Su función concreta
ya no es la de “educar al soberano”, sin embargo, y a pesar
de todas las falencias que presenta, consideramos que aún
sigue siendo:
14
educativo2, mas no todas las instituciones cuentan con uno.
Dichos dispositivos se ocupan de:
16
2. Camino a la investigación
Objetivos
Objetivo General
Objetivos Específicos
17
Pregunta Problema
Palabras claves
Marco Teórico
Comunicación/educación
18
comprender mejor ciertos procesos y prácticas. La
sustitución de la “y” por la barra da cuenta de la
recuperación y el “reconocimiento de los contextos históricos,
socioculturales y políticos” (Huergo, 2001: 6), al igual que de
diversas voces y actores.
La comunicación/educación define un tránsito común,
vinculado con una presencia en el territorio, que admite la
participación de los otros, en virtud de las propias memorias,
luchas y/o proyectos: “Significan el reconocimiento del otro
en la trama del ‘nosotros’. Significa un encuentro y
reconstrucción permanente de sentidos, de núcleos
arquetípicos, de utopías, transidos por un magma que
llamamos cultura” (Huergo, 2001: 12). En función de ello, la
mirada se recupera desde lo transdisciplinario, rompiendo
con la centralización de las disciplinas o con la dominación
de perspectivas dogmáticas, y abrazando así la transforma-
ción, en términos voluntativos (Huergo, 2001: 14).
Desde este campo se piensa tanto a la comunicación como
a la educación, en tanto procesos; mientras que el primero
produce sentidos sociales, el segundo forma sujetos y
subjetividades. En este sentido, la comunicación no se
reduce tan sólo a los medios masivos, ni lo educativo exclu-
sivamente a la escuela, sino que ambos son definidos desde
sus complejidades. Por un lado la comunicación entendida
como “la articulación de procesos simbólicos, en relación a la
producción, circulación y recepción de significaciones y las
condiciones históricas, sociales, culturales que los hacen
posibles” (Da Porta, 2004: 36); y, por otro, lo educativo
definido como todo proceso que a través de una práctica de
interpelación “el agente se constituye como un sujeto de
educación activo incorporando de dicha interpelación algún
nuevo contenido valorativo, conductual, conceptual, que
modifique su práctica cotidiana en términos de
19
transformación radical o en términos de una reafirmación
más fundamentada” (Buenfil Burgos en Da Porta, 2004: 37).
En consonancia con lo planteado se debe recuperar el rol
del docente en comunicación social y sus implicancias en los
espacios educativos: “el desafío es no pensarnos como
docentes, sino como comunicadores que emprendemos un
recorrido por los espacios sociales, para trabajar con sujetos
[...]. Una práctica de aprendizaje, que nos tendrá como
coordinadores de un espacio que pretende ser
transformador” (Documento de Cátedra Comunicación y
Educación, 2011: 13). Este es un reto importante, pero desde
la perspectiva de comunicación/educación que atraviesa la
formación de los/as comunicadores se cuenta con las
herramientas para poder enfrentarlos.
Vinculado al planteo anterior, son diversos los ámbitos,
espacios, y prácticas (Huergo, 2001) en los cuales se puede
intervenir desde el campo comunicación/educación. Por un
lado se encuentran los institucionales–educativos, como
escuelas primarias y secundarias, jardines de infantes,
universidades; por el otro espacios socio–comunitarios que
abarcan a sociedades de fomento, bibliotecas populares,
murgas, movimientos sociales, clubes de barrio, experiencias
de educación no formal y popular, entre otros; y finalmente
espacios mediático–tecnológicos en los que se incluyen
medios de comunicación –masivos, populares, comunitarios,
alternativos– y tecnologías. La categorización propuesta por
Jorge Huergo (2001), permite ordenar el análisis sobre el
campo de las prácticas, pero el autor advierte que no es po-
sible encontrar estos espacios puramente, sino, que como
toda entidad social, están atravesados por múltiples factores
que van modificando e influyéndola.
Asimismo, y a riesgo de resultar redundante, cabe desta-
car que comunicación/educación está atravesado por “una
mirada que entiende a la comunicación en la cultura como
20
un proceso sólo comprensible desde y en las prácticas
sociales de los sujetos históricamente situados” (Morabes,
2008: 68). Y es que no es posible dejar de lado el “mundo
cultural que nos otorga los marcos de comprensión de
nuestra realidad más inmediata” (Documento de Cátedra
Comunicación y Educación, 2011: 10), por lo cual las inter-
venciones que se hagan desde esta perspectiva van a
considerar no sólo las especificidades del propio campo, sino
también a la cultura.
Institución educativa
22
Interdisciplina
23
intercambio de conocimientos y experiencias entre distintas
profesiones, ya que resulta enriquecedor para entender,
problematizar, abordar y solucionar diversos hechos y pro-
blemas que se presenten en los espacios a intervenir.
Intervención educativa
24
“La intervención en los escenarios actuales se puede
orientar hacia la reparación, hacia la recuperación de
capacidades y habilidades que fueron, posiblemente obtura-
das por las circunstancias que generaron la desigualdad”
(Carballeda, 2006: 5). Este término resulta significativo y
clave para poder conocer, pensar y analizar el accionar de los
EOE en las instituciones educativas.
Marco Metodológico
27
subjetividad. Disculpa y acredita en el investigador esa
atracción por lo oculto, lo latente, lo no aparente, lo potencial
inédito, lo ‘no dicho’, encerrado en todo mensaje”
(López Noguero, 2002: 173). Con esta técnica se abordó el
análisis de las normativas de políticas públicas, permitiendo
describirlas y representarlas de una manera unificada para
posibilitar su recuperación; y posibilitando la exploración de
las potencialidades y desafíos que se prescriben, en dichas
normas, para la labor e intervención de los EOE.
El segundo, análisis de los datos, “es un proceso dinámico y
creativo” (Taylor & Bogdan, 1987: 159), que busca “obtener una
comprensión más profunda de lo que se ha estudiado”
(Taylor & Bogdan, 1987: 159) refinando las interpretaciones.
Esta técnica se usó en particular con los discursos y datos
obtenidos en las entrevistas; se buscó captar, evaluar, pro-
blematizar y analizar significados, reflexiones y planteos con
relación al objeto de estudio. Asimismo, este análisis, permi-
tió codificar datos con el fin de generar nuevas categorías y
concepciones que fueron retomadas con las entrevistadas y
en la relectura de los materiales normativos.
28
3. Desarmando los EOE
9 “Son Modalidades del Sistema Educativo aquellos enfoques educativos, organizativos y/o
curriculares, constitutivos o complementarios de la Educación Común, de carácter
permanente o temporal, que dan respuesta a requerimientos específicos de formación
articulando con cada Nivel, con el propósito de garantizar los derechos educativos de
igualdad, inclusión, calidad y justicia social de todos los niños, jóvenes, adolescentes,
adultos y adultos mayores de la Provincia. La Provincia define como Modalidades a: la
Educación Técnico–Profesional; la Educación Artística; la Educación Especial; la Educación
Permanente de Jóvenes, Adultos, Adultos Mayores y Formación Profesional; la Educación
Intercultural, la Educación Física; la Educación Ambiental y a Psicología Comunitaria y
Pedagogía Social”. Recuperado en :
http://servicios.abc.gov.ar/escuelas/mapaescolar/default.cfm?path=glosario%2Fdefault.h
t m. Fecha de consulta: 28 de julio del 2016.
33
a dichos Equipos. Estas modificaciones se dan en consonan-
cia con lo mencionado al principio: la promulgación de la Ley
de Educación Nacional N°26206 y la Ley Provincial de
Educación N°13688; y es oportuno retomarlas ya que en
ambas se especifican acciones para los Equipos de
Orientación Escolar de cara al contexto vigente.
36
equipo favoreciendo la trayectoria de los/as estudiantes.
Teniendo en cuenta las indicaciones del equipo de
conducción y de la Modalidad de Psicología Comunitaria y
Pedagogía Social.
Realizar las intervenciones y derivaciones de los/as
estudiantes si fuera necesario, buscando siempre
garantizar la permanencia e inclusión de los mismos en la
escuela.
Presentar de forma escrita las planificaciones,
observaciones y evaluaciones a función de facilitar su
conocimiento y lectura si se lo requiriese. Esto conlleva el
registro sistemático de sus intervenciones y la necesidad
de realizar evaluaciones asiduamente.
Cumplimentar las tareas que se le designen en el Proyecto
Institucional, considerando su perfil profesional y,
siempre, teniendo como eje la inclusión educativa.
Participar en el seguimiento, evaluación y egreso de
los/as estudiantes.
Orientar a los/as docentes y a los padres, madres o
responsables de los/as estudiantes, desde su lugar en la
institución, a fin del desarrollo de los procesos de
aprendizaje y enseñanza.
Desarrollar y comprometerse con las actividades
acordadas en el marco del Plan de Continuidad
Pedagógica11.
Promover acuerdos con los/as adultos responsables de
los/as estudiantes con el objeto de afianzar la
participación de estos últimos en las propuestas
pedagógicas, socioeducativas y sociocomunitarias.
37
Haciendo foco en los Equipos de Orientación Escolar y
partiendo de su historia de acción e intervención en las
instituciones educativas, estas tareas mencionadas forman
parte de la estructura, diagramación y cotidianeidad de
estos. En otras palabras, podría decirse que estas activida-
des siempre fueron realizadas por los mismos, a pesar de los
cambios en las políticas educativas y en los modos de
ejecutarlas, a grandes rasgos la enumeración refiere a la
labor instituida del dispositivo.
También, en el artículo 83°, se especifica que los EOE
formarán parte de la construcción, implementación y ajuste
de los PI (Proyecto Institucional) y de las correspondientes
evaluaciones institucionales, otorgándoles una importante
responsabilidad. Esta responsabilidad puede pasar inadver-
tida porque, muchas veces, las formalidades de esta índole
se piensan como cuestiones burocráticas sin significación,
pero desde el Reglamento se postula que el Proyecto
Institucional se realizará a partir del acuerdo consumado con
la comunidad educativa con el fin de mejorar el acto
educativo; requiriendo para su construcción un tiempo y
espacio determinados (garantizando la participación de todos
los/as actores) y facilitando en el proceso de escritura la
identificación de los conflictos institucionales y la elabora-
ción de estrategias para darles respuesta12. Sin duda esta
tarea no es sólo incumbencia de los EOE, pero habilita una
innovadora situación de co–responsabilidad entre los/as
actores de la institución, requiriendo el compromiso y la
participación activa de los mismos; teniendo como eje una
construcción colectiva de la escuela y de todo lo que se
desarrolle en ella.
12 En los artículos 93°, 94°, 95° y 96° del Reglamento General de las Instituciones Educativas
de la provincia de Buenos Aires se encuentran detallados los lineamientos en relación con el
Proyecto Institucional (PI).
38
Profundizando en normativas específicas de los Equipos
de Orientación Escolar, es menester rescatar dos: la
disposición 01/09 y la disposición 76/08. Estas hacen un
recorrido detallado de las tareas y responsabilidades que le
competen a los mismos. En la disposición N° 1 del año 2009
se explicitan, entre otras cosas, las funciones que cada EOE
ha de desempeñar en los respectivos niveles educativos de la
provincia de Buenos Aires. En lo que concierne a la educa-
ción secundaria se define, en el artículo 4, que:
39
inclusión educativa y social a través del aprendizaje”
(Disposición 76/08, 2008: 2), se prescribe que los EOE reali-
zarán sus tareas de forma interdisciplinar, interinstitucional
e intersectorial; construirán un Proyecto Integrado de
Intervención conjunta, en el cual se plasme la planificación
anual del dispositivo; generarán acciones individuales,
grupales, institucionales y comunitarias que colaboren en
mejorar las trayectorias escolares; y brindarán asesora-
miento e información a los/as adultos responsables en lo que
atañe a problemáticas sociales, pedagógicas, relaciona-das
con la salud física y/o mental.
Al igual que en lo propuesto por el Reglamento, en la
disposición 76/08 se enuncian una serie de responsabilida-
des que están instituidas, es decir forman parte de las
prácticas que históricamente los EOE desarrollan. Entre
ellas se encuentran realizar reuniones con padres, familiares
o encargados legales de los/as estudiantes en pos de mejorar
sus trayectorias educativas; construir un registro individual
y grupal de las experiencias educativas; trabajar conjunta-
mente con la Modalidad Educación Especial para contribuir
en la inclusión de estudiantes “que se encuentran en
condiciones de integrarse a las aulas ordinarias” (Disposición
76/08, 2008: 3); planificar proyectos y actividades vincula-
dos a la orientación para la educación y el trabajo, que
permitan la articulación con instituciones públicas y
privadas, y la participación de los/as jóvenes en las mismas.
Si bien, como se viene relatando, se prevé, varios cambios en
las tareas de los EOE, algunas de las que se mantienen,
como las nombradas anteriormente, revisten un carácter
positivo y de importancia. No siempre aquello que esté
legitimado es malo en sí mismo, del mismo modo que no
todos los cambios son buenos.
40
Sumado a esto, la disposición 76/08 (2008: 3–4) continúa
enumerando las responsabilidades, y en ellas encontramos
algunas de carácter transformador:
41
circunstancias desfavorables, en coherencia con los principios
de la Psicología Comunitaria y la Pedagogía Social.
q) Articular acciones que tiendan al cuidado de la salud física y
psíquica a través del diseño de proyectos específicos que
involucren a niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos y sus
familias, apuntando a temáticas relevantes del área de la salud
surgidas en la comunidad.
42
En cuanto al orientador social (OS), deben generar
vínculos con la comunidad “partiendo del análisis del
diagnóstico de la situación socioeducativa, institucional y
comunitaria” (Disposición 76/08, 2008: 5); brindar aportes
desde el campo específico del trabajo social; reconocer los
contextos familiares y sociales de los/as estudiantes y pro-
mover la educación permanente; trabajar en red y de modo
intra e interinstitucional “con el fin de crear vínculos y
espacios de corresponsabilidad, que optimicen recursos y
generen propuestas favorecedoras del aprendizaje de los
alumnos y alumnas, tendiendo a promover acuerdos”
(Disposición 76/08, 2008: 5); generar propuestas superado-
ras para abordar en conjunto con toda la comunidad
educativa –y no de modo focalizado– el ausentismo, aban-
dono y desgranamiento escolar.
Algunas consideraciones
43
alumnos14; todas estas nuevas formas de administrar,
conformar e intervenir en las instituciones educativas
proponen una transformación en la escuela y un compro-
miso activo de cada uno de sus actores, que implicará rever
la cotidianeidad de cada establecimiento.
En todas las normativas que fuimos recorriendo en este
capítulo se observa una concepción del sujeto de educación
como crítico y creativo. Sujeto, que es protagonista en la
toma de decisiones sobre el tipo de educación que cree más
conveniente para su formación. Todas las personas
intervinientes en el proceso educativo deben atender las
demandas de los/as estudiantes, y sobre todo encargarse de
resguardar y posibilitar su derecho a la educación. Esta
característica que se le otorga a los/as sujetos nos permite
desandar la noción de “agonismo” propuesta por Chantal
Mouffe. El agonismo en palabras de la politóloga “establece
una relación nosotros/ellos en la que las partes en conflicto,
si bien admitiendo que no existe una solución racional a su
conflicto, reconocen sin embargo la legitimidad de sus
oponentes” (Mouffe, 2007: 27), es decir, que ambos se
perciben, aún en conflicto, como parte de un espacio simbó-
lico común. Retomamos esta relación porque dentro de una
institución educativa los/as actores siempre tendrán que
llegar a distintos acuerdos, lo que no implica –desde la visión
de Mouffe– que los desacuerdos desaparezcan y no operen
más desde diversos espacios. Esto es fundamental para
comprender el diálogo y la participación democrática que
plantean las leyes, el reglamento y las disposiciones citadas,
que no desdibuja y/u oculta las relaciones de poder ni las
diversas jerarquías, pero si postula una amplitud y
complejidad en la conformación continua de las instituciones
educativas convocando a todos los/as actores relacionados
con la educación a participar activamente.
46
En cuanto a lo que Lidia Fernández llamaría los “sistemas
de organización que regulan las relaciones entre los
integrantes humanos y los componentes materiales
comprometidos en la realización de la tarea” (1994: 46),
podríamos decir que entre los/as actores involucrados en el
devenir institucional (directivos, docentes, estudiantes,
Equipo de Orientación Escolar, Asociación Cooperadora,
padres, madres) hay diferentes tipos de mecanismos para
generar intercambios de información. En el caso del equipo
directivo y los/as profesores los canales de comunicación son
orales, o en caso de no poder coincidir para verse se
comunican a través de notificaciones; en cuanto al diálogo
entre los/as profesores, es mediante notas en el libro de
temas, por medio de los/as preceptores, o en encuentros en
la sala de profesores; si los/as estudiantes tienen que diri-
girse a los directivos, lo suelen hacer por medio de los/as
preceptores; y finalmente, con las familias de los/as jóvenes
la comunicación se da a través de notas en el cuaderno de
comunicados o, directamente, a partir de llamados telefóni-
cos. Sin embargo, las vicedirectoras expusieron que cuesta
que los mismos se acerquen a la institución, incluso a regis-
trar la firma; aunque sí resaltaron que aportan con la cuota
de la cooperadora, aclarando que las que más aportan son
las familias de los/as estudiantes de los primeros años (Di
Cosimo, Ledda & Ullman: 2014). Por lo dicho y lo observado
en la institución, se puede decir que si bien existe una verti-
calidad en el cumplimiento de los roles y las tareas, la
comunicación tiende a plantearse de manera informal y
distendida, en contraposición a un modo estructurado y
burocrático.
El Equipo de Orientación Escolar de la escuela está com-
puesto por una orientadora social y una orientadora
educacional. Desde la fundación de la institución se
incorporó un “Gabinete Psicopedagógico para seguimiento y
47
orientación de alumnos” (Acuerdos Institucionales de Convi-
vencia E.E.M N°14, s.f: 2). El EOE tiene la particularidad que
desde el 2014 comenzó a intervenir en ambos turnos, en
lugar de hacerlo sólo por la mañana. Ante esta situación se
manifestó cierta complejidad en su Proyecto Integrado de
Intervención:
49
doble jornada, con una matrícula fluctuante, de jóvenes que se
incorporan a la escolaridad secundaria en el marco de la
obligatoriedad y de las políticas socioeducativas como la AUH
[Asignación Universal por Hijo]” (Informe de Consenso, 2016:
5).
Los/as estudiantes que asisten viven en diferentes barrios
que se encuentran divididos por el cruce de la autopista: El
Palomar y Villa Catella, por un lado; La Bajada, El
Churrasco, La Unión y El Mercadito, por el otro. También,
concurren de la zona de Punta Lara. Estos/as jóvenes están
tristemente familiarizados con la violencia:
53
Así que el primer tiempo de trabajo fue solamente eso, y
generar espacios, acuerdos con los profesores, “mirá que el
chico puede…” porque además estaba instalado que los
chicos no podían. No daban clase [los profesores] porque ‘no
se puede’, ‘no les da’, son frases que aparecían todo el
tiempo. (OS E.E.S N°3).
55
delante de sus compañeros “usted está loca señora, pero
está re loca, está mal de la cabeza qué se piensa que anda
armando tallercitos de mierda, porque yo me quiero ir a mi
casa no me quiero quedar en un taller de mierda como éste
que lo inventa para que no nos vayamos” […] “Puede ser un
tallercito, tallersote, taller, y sí es un recurso que de verdad
lo inventé para que ustedes no tuvieran que irse y no
estuvieran al divino botón y capaz que sirve para que
empiecen a hablar, para que empiecen a probar y también
para que esperen la hora siguiente. ¿Es el recurso que tengo
en este momento? Sí, es lo que tengo. Pero esto no te
habilita a vos a desautorizar, a no probar, a no ver” […] “Eh,
bueno eh… señora discúlpame por lo que te dije, pero viste
esos talleres de mierda son para putos”.
56
hablar… ¿Vio lo que yo hice con usted hoy, que vino enojado
y después se puso a escuchar y después pudo hablar?
Bueno lo mismo con él”. Pero es un trabajo, porque es
interpelar la adultez también, la crianza […] que vayan
escuchando otros modos, que de pronto el padre diga “yo me
lo llevo” y yo le digo “no, de ninguna manera. ¿Sabe por qué?
Porque a mí me interesa que esté, y a usted le tiene que
empezar a interesar que esté, porque es importante que esté
en la escuela, porque es importante que aprenda”. Entonces
es eso, es meterlo en lo escolar, tiene que haber un lenguaje
de lo escolar, de lo pedagógico, que es político (Directora
E.E.S N° 3).
Apagando incendios
[…] creo que como hace dos o tres años fue nuestra
prioridad número uno [trabajar orientación vocacional,
profesional, académica], lo laburamos con los chicos y
estuvo muy lindo. Pero después optamos por traer
[profesionales que vayan a dar las charlas], porque siempre
estamos como apagando incendios en realidad. Son cosas,
como que yo vengo hoy lunes y digo “no, va a estar todo re
piola, va a estar todo re tranqui, voy a poder hacer informes,
voy a poder acomodar las cosas, voy a poder hablar con
chicos…” Pero hoy, no sé, una nena que no está viniendo, de
14 años y está en la calle drogándose; una nena que se
quiso suicidar y así todo el tiempo… (OS E.E.M N° 14).
59
Se percibe en el día a día de los Equipos que sus
integrantes buscan pensar, planificar y organizar sus tareas
pero, muchas veces, la cotidianeidad impide que esto sea
posible, ya sea por las demandas de otros/as sujetos que
habitan el espacio o por imponderables que se suceden en el
correr de cada jornada. En el desarrollo de las entrevistas, se
observó como constantemente ingresan personas (ya sean
preceptoras, auxiliares, estudiantes), las llaman por teléfono
o deben atender cuestiones que surgen (particularmente
nunca las situaciones revistieron gravedad), del mismo modo
que se han pospuesto encuentros por su agitada agenda.
60
Se espera que los TP no tengan una complejidad manifiesta,
que el alumno pueda resolver y que el espacio de evaluación
sea un espacio de construcción de conocimiento; que si no
entiende algo el docente lo vuelva a explicar […] Esto fue un
acuerdo institucional, se dio entre el equipo directivo, los
docentes y el EOE […] Se sabe que del programa de un año
no le podés tomar todo, quizás se elige un sólo tema, pero
cuesta un poco el trabajo con los docentes, que entiendan
que los TP tienen que ser acotados, que los preparen y los
lleven.
61
diferentes realidades, diferentes atravesamientos. Entonces
lo bueno es que lo podés trabajar porque son sólo cinco y lo
podés trabajar acompañado del equipo directivo y del equipo
de orientación, y lo que tiene de negativo es que los tiempos
a veces no alcanzan [para abordarlo en su complejidad] (OS
E.E.S N°3).
62
colega”, y es por ese mismo motivo que tampoco hacen
observaciones de clases. Un punto que se destaca como
positivo es que las vicedirectoras son abiertas a recibir
reclamos y sugerencias, para luego transmitírselas al resto
de los/as actores y hacer el correspondiente seguimiento de
los casos. A diferencia de la escuela anterior, en la E.E.S N°
3 el EOE sí realiza observaciones áulicas si se requieren,
siempre que las condiciones lo permitan, es decir que el
ausentismo docente no impida el desarrollo normal de las
clases.
Una vez más, queda en evidencia la tensión entre las
visiones bancarias de la educación y las propuestas un tanto
más críticas. Quienes defienden y encarnan la perspectiva
más clásica, son en su mayoría los/as docentes que se
posicionan en un lugar de comodidad ante sus tareas y
obligaciones y no atienden a las demandas pedagógico–
institucionales y que, además, no hacen una lectura
coyuntural de la situación educativa ni de los/as sujetos que
son destinatarios y actores principales del hecho educativo:
los/as estudiantes.
Por otra parte, los EOE actúan como mediadores en estas
circunstancias, pero se refleja una diferencia en las interven-
ciones. Por un lado, el EOE de la E.E.S N° 3 se hace eco de la
demanda actual de trabajar en equipo entre el cuerpo
directivo y docentes; mientras que el EOE de la E.E.M N° 14
plantea como premisa el no “juzgar” el trabajo de un colega,
cuando debiera ser evaluar ciertas prácticas con el fin de
generar cambios y mejoras por y para los/as estudiantes. Si
bien en esta última escuela no descartan la posibilidad de
trabajar conjuntamente, sí lo plantean de un modo más
conflictivo en términos ético–profesionales. La escuela de
Ensenada, explicita también dificultades pero encaradas más
en una falta de organización y predisposición de los/as
63
profesores a trabajar y pensar estrategias que a valorar la
tarea docente.
64
articulación y, a veces, tiene que ver con que uno ya conoce
cómo trabaja la otra institución y no es lo que uno prefiere”.
65
En este apartado, nuevamente, se perciben algunas dife-
rencias en los modos de articular, dado que en la E.E.M N°
14 las relaciones con el exterior se generan pero en menor
medida, debido a las malas experiencias; mientras que en la
E.E.S N°3 se intenta continuamente generar lazos, más allá
de las dificultades y/o desencuentros. Es probable, también
que el planteo del primer equipo se justifique en las propias
irregularidades de los otros espacios estatales; no obstante la
claridad que surge del trabajo en equipo –a pesar de alcanzar
o no acuerdos o soluciones– se desdibuja en un trabajo más
solitario.
Mediaciones comunicacionales
66
Les decía, “vos no te expongas, no te pelees vos con el
profesor. El profesor hace esta pavada vos lo escribís, me lo
das, yo lo fundamento, hago un informe y lo presento en
dirección, ‘los chicos dicen esto’”. O sea, que se aprendan a
manejar de otra forma. Los chicos son honestos. Vos los
hacés reflexionar y lo terminan entendiendo (OS E.E.M N°
14).
Algunas consideraciones
70
trabajo? Si planificar anualmente no funciona, sería
conveniente estipular tiempos más cortos de trabajo pero con
objetivos anclados en la realidad educativa y sus demandas.
Del mismo modo, los vínculos hacia el exterior de la escuela
deberían sumar y simplificar tareas de ser pensa-dos y
coordinados de forma estratégica. No negamos que
efectivamente desde los EOE se planifican y sistematizan las
acciones, lo que consideramos es que quizás falte una
relectura de este trabajo que permita hacer de la planifica-
ción una herramienta de previsión.
Y será, tal vez, que ante este contexto la escuela de hoy
demanda la intervención de nuevos/as profesionales.
71
72
5. Reflexiones finales
74
caracterizar, planificar, diseñar, evaluar a las instituciones
de manera compleja para generar estrategias que les permi-
tan ser la mejor versión de sí mismas, partiendo del recono-
ciendo de sus contextos, limitaciones y potencialidades.
En tanto sujetos sociales, somos siempre en relación a
un/a otro/a. Y es que, en definitiva, las instituciones están
conformadas por los/as sujetos que las habitan, no son
estáticas –al igual que las normativas– sino que están todo el
tiempo en movimiento, adaptándose y re–definiéndose al
compás de los vaivenes institucionales. La tarea
comunicacional es, también, generar una identidad colectiva,
que no niegue las particulares pero que permita construir un
“nosotros/as” en la diversidad. La comunicación tiene la
misión ético–política de cristalizar esas identidades; de
ayudar a nombrar las cosas para otorgarle entidad, sentidos;
rastrear lo no dicho –que suele expresar más que lo dicho–,
lo latente, lo emergente para visibilizarlo; desnaturalizar
prácticas y discursos.
Silvia Duschatzky y Elina Aguirre, plantean que la escuela
se hace con su afuera, “afuera que no refiere a la
contrapartida espacial de un adentro sino a todo aquello
proclive a la diferenciación (afuera de lo conocido, de lo
sabido, de lo acostumbrado, de lo familiar, de lo controlable)”
(2013: 78). Si bien, como exponen las autoras, las institucio-
nes disciplinarias pretendían neutralizar la otredad, eliminar
todo eso que proviniera del afuera para “evitar la
proliferación de mundos posibles […] hoy intuimos que
cuanto más ‘afuera’ más experiencia educativa” (Duschatzky
& Aguirre, 2013: 78), porque sin el reconocimiento de esos
mundos no es posible construir ese “nosotros/as”.
¿Por qué creemos que los/as comunicadores/as pueden
participar en los Equipos de Orientación Escolar? Porque es
un dispositivo pensado para la orientación y con una
marcada impronta de trabajo interdisciplinar (aunque
75
veamos la necesidad de un abordaje transdisciplinar). Entre
las tareas concretas que se podrían desempeñar en estos
espacios está la de hacer comunicables diversos mensajes,
relatos y memorias, Proyectos Institucionales, planificacio-
nes, Acuerdos Institucionales de Convivencia y actividades,
para garantizar su circulación a la vez que todos/as los/as
actores de la institución participen en su producción y
recepción.
Asimismo, colaboraría junto con la orientadora
educacional en articular los contenidos con el recono-
cimiento del universo vocabular de los/as jóvenes para así
potencializar los procesos de enseñanza/aprendizaje. En
relación con la orientadora social, se contribuiría en la
elaboración del mapeo de actores e instituciones para poder
tejer una red de relaciones hacia afuera de la escuela. En la
misma sintonía, resultaría interesante que se pueda pensar
la comunicación interinstitucional desde los EDIA –espacio
de la Modalidad Psicología Comunitaria y Pedagogía Social–
para volver comunicables propuestas propias de trabajo que
son de utilidad para todas las instituciones. Si bien las
tareas antes nombradas ya son desarrolladas en los EOE lo
que un/a comunicador/a aportaría –en general– sería la
capacidad de diagnóstico, detección de emergentes,
planificación, relectura y sistematización, partiendo siempre
de una mirada estratégica que ayude a concretar los
objetivos institucionales.
Finalmente, retomando la idea de “apagar incendios” si
bien la propuesta de este dispositivo es alejarse del para-
digma médico encarnado en los gabinetes psicopedagógicos,
lo cierto es que cuesta salir de esas prácticas provocando que
muchas situaciones sólo se aborden cuando se desatan los
conflictos. Un/a comunicador/a, realizando las
intervenciones planteadas, podría alivianar el trabajo de
los/as profesionales del EOE y colaboraría en la generación
76
de estrategias para ir desarraigando estas prácticas, pen-
sando estratégicamente en la prevención y previsión de
situaciones problemáticas.
En este contexto reflexivo nos atrevemos a proponer la
figura del orientador/a comunicacional en los EOE. Si bien
sabemos que en términos burocráticos es difícil incorporar
un nuevo cargo docente y los tiempos para realizar este tipo
de cambios son lentos, no descartamos el hecho de postular
la propuesta. Incluso, en el marco de transición, recon–
figuración e invasiones constantes de experiencias, sentidos,
amores, temores, incertidumbres y contradicciones que
habitan día a día la(s) escuela(s), es que creemos que el perfil
profesional del/la comunicador/a basado en la capacidad
para organizar, coordinar, producir, administrar, evaluar
procesos y estrategias en instituciones y organizaciones
puede contribuir en la ardua, inquietante y necesaria tarea
de educar.
77
78
Epílogo
79
A la distancia y en relación a nuestro paso por la carrera,
lo que resaltamos es la habilidad de trabajar en equipo, gran
fortaleza que nos permite pensar siempre con unos/as
otros/as para re–ver y problematizar constantemente
nuestra tarea. Asimismo, mirando retrospectivamente el
camino iniciado en el año 2009 y que tiene como punto
culmine este trabajo, nos damos cuenta que a partir de la
relectura de materiales de ambas carreras (Licenciatura y
Profesorado en Comunicación Social), pudimos poner en
diálogo diversos contenidos teóricos, ya no desde el mero
estudio aislado y fragmentado, sino articulándolos. Y si bien,
nunca se termina de aprender y a cada paso una se vincula
de modo diferente con las categorías, nos dimos cuenta,
sobre todo en el proceso de escritura final de la tesis, que
esta aventura ha tenido –y tiene– sentido.
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