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Aparato Locomotor

El aparato locomotor permite el movimiento del cuerpo humano y está compuesto por los huesos, articulaciones y músculos. Los huesos dan forma y protegen los órganos internos, las articulaciones permiten el movimiento de los huesos y los músculos producen la contracción que genera el movimiento. Juntos, cumplen funciones como la locomoción, la postura y la protección.
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Aparato Locomotor

El aparato locomotor permite el movimiento del cuerpo humano y está compuesto por los huesos, articulaciones y músculos. Los huesos dan forma y protegen los órganos internos, las articulaciones permiten el movimiento de los huesos y los músculos producen la contracción que genera el movimiento. Juntos, cumplen funciones como la locomoción, la postura y la protección.
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Es un conjunto de órganos cuya función principal es permitir al cuerpo

humano la realización de movimientos.


Como consecuencia de ello, el ser humano puede relacionarse con los
demás miembros de su especie. Otras funciones del aparato locomotor
son:
-Dotar al cuerpo de su configuración o apariencia externa.
-Darle rigidez y resistencia.
-Proteger las vísceras u órganos internos.
Los elementos que componen el aparato locomotor son los huesos, las
articulaciones y los músculos.

Huesos
Son la parte rígida del aparato locomotor. Su conjunto constituye el
sistema óseo o esqueleto. Existen aproximadamente 206 huesos en el
cuerpo humano. (Sin contar los huesecillos supernumerarios -
sesamoideos y wormianos, cuyo número varía de un individuo a otro.)
Básicamente, los huesos se componen de agua y sustancias minerales
formadas a partir del calcio y del fósforo, además de una sustancia
llamada osteína. El hueso no es un órgano estático, sino que se halla en
continua formación y destrucción. Para ello posee osteoblastos, células
formadoras del hueso, y osteoclastos, células que lo destruyen para
impedir un excesivo grosor del mismo. En caso de fractura, los
osteoclastos destruyen los fragmentos de hueso los osteoblastos
generan tejido óseo nuevo.
El desarrollo y fortalecimiento del hueso dependen de la vitamina D y de
la vitamina D2 o calciferol, que regula el metabolismo del calcio,
imprescindible para el funcionamiento de los músculos. El calciferol lo
podrás encontrar, sobre todo, en el aceite de hígado de bacalao, el atún,
la leche y los huevos. También los rayos ultravioleta del sol favorecen la
absorción de vitamina D.

Músculos
Forman la parte activa del aparato locomotor. Están unidos a los huesos
mediante las inserciones musculares.
Poseen actividad propia, la contracción muscular, que se origina como
respuesta a los estímulos nerviosos. Existen más de 400 músculos, de
tamaño y potencia muy variables. Este número tan elevado permite la
realización de gran cantidad de movimientos, algunos de gran precisión,
como los realizados por la mano.

Articulaciones
Son elementos más complejos del aparato locomotor. Son estructuras
en partes duras que posibilitan la unión entre sí de dos o más huesos. 
 

 
Gracias a la existencia de las articulaciones es posible el desplazamiento
de los huesos sin demasiado desgaste por el rozamiento excesivo entre
ellos.

Las articulaciones poseen componentes

Ligamentos, cápsula articular, cartílago, y meniscos. 


Existen asimismo articulaciones de diversos tipos; con gran variedad de
movimientos, como las del hombro o de la mano, y, por el contrario,
otras rígidas, sin movimiento alguno, como las que unen entre sí los
huesos del cráneo.

Sistema óseo
Esqueleto
Está formado por el conjunto de huesos, que son unos órganos
blanquecinos, duros y resistentes. Están situados en medio de las partes
blandas, a las que sirven de apoyo, y en ocasiones presentan cavidades
que alojan y protegen a las vísceras.
El esqueleto humano está compuesto principalmente por la columna
vertebral, situada verticalmente en la línea media, que en su extremo
superior sostiene el cráneo. Su extremo inferior forma el sacro y el
cóccix, que representa el rudimento de la cola de los animales. De la
parte media de la columna vertebral parten lateralmente las costillas,
que se articulan por delante con el esternón. El espacio que queda entre
ambos es el tórax, que aloja vísceras tan importantes como el corazón y
los pulmones. Por último, en la parte superior del tórax y en la parte
inferior de la columna se hallan implantados, respectivamente y de
forma simétrica, los dos pares de miembros: los superiores o torácicos y
los inferiores o pélvicos.

Crecimiento del hueso


En el momento del nacimiento los huesos no se hallan totalmente
calcificados. Durante la infancia y la adolescencia tiene lugar el
crecimiento corporal, gobernado fundamentalmente por el crecimiento
de los huesos. Éstos presentan en sus extremos una zona, llamada
cartílago de crecimiento, a partir de la cual se va formando el tejido
óseo nuevo que determina el crecimiento en longitud de los huesos.

Entre los 20 y los 25 años se produce la total osificación del cartílago de


crecimiento y éste se detiene. El proceso está regulado por factores
genéticos y hormonales.
El hueso no posee únicamente una función de sostén y crecimiento, sino
que durante toda la vida se encarga de la regulación del metabolismo
del calcio, fundamental para el funcionamiento de los músculos y del
medio interno.
Ello se consigue gracias a que el hueso no es un órgano estático, sino
que se halla en continua formación y destrucción. Para ello existen
células formadoras de hueso, los osteoblastos, y células destructoras,
osteoclastos.
En condiciones normales debe existir un equilibrio total entre los
procesos de formación y destrucción ósea.

Los huesos del esqueleto

Huesos de la cabeza           

La cabeza ósea se divide en dos partes: Posterior o cráneo: caja ósea


que contiene el encéfalo.
Anterior o cara: aloja la mayoría de los órganos de los sentidos y
sostiene los de la masticación.
El cráneo está formado por ocho huesos planos muy resistentes.
Los dos parietales se sitúan en las áreas laterales superiores.
Los dos temporales se ubican en la parte inferior y protegen los órganos
del oído y del equilibrio.
Se distinguen en ellos tres porciones:
Porción escamosa, aplanada lateralmente en forma de círculo irregular,
que contribuye a formar la bóveda craneal.
Porción mastoidea, que presenta en su interior cavidades de contenido
aéreo, las celdillas mastoideas.
Porción petrosa o peñasco, que aloja en su interior los órganos del oído
y del equilibrio.

El hueso frontal da forma a la frente, sirve de base al cráneo y presenta


dos profundas cavidades u órbitas, donde se alojan los globos oculares.
A los dos lados de su línea media y en su espesor se encuentran los
senos frontales, cavidades rellenas de aire que comunican con las fosas
nasales.
El occipital es un hueso situado en la parte posterior e inferior del
cráneo.
Presenta un gran orificio interior, el agujero occipital, que comunica el
cráneo con la médula espinal de la columna vertebral, y a través del
cual pasan las principales vías nerviosas.
El etmoides es un pequeño hueso que forma parte de la pared externa
de las fosas nasales, y el esfenoides, en la parte anterior y mediante la
base del cráneo, aloja la glándula hipófisis.
Los huesos de la cara se pueden dividir en dos porciones o mandíbulas.
La superior está formada por dos huesos fijos, los maxilares superiores,
y la inferior, por un hueso articulado, el maxilar inferior, cuya principal
función es la masticación.

Huesos del cráneo

Hueso etmoides
Pequeño hueso situado en la línea media del cráneo, que forma parte de
la pared externa de las fosas nasales y emite unas prolongaciones a
cada lado, los cornetes. Está en contacto con los centros nerviosos
mediante su lámina cribosa, a través de la cual pasan los filetes
olfatorios.

Hueso esfenoides
En la parte anterior y media de la base del cráneo, presenta: 
Una parte central o cuerpo, que aloja la glándula hipófisis en una
excavación situada en su cara superior, llamada silla turca. En el
espesor del mismo se encierran los senos esfenoidales.
Dos prolongaciones a cada lado, las alas, que forman parte de las
órbitas y de la base craneana.

                   
Hueso occipital                
Situado en la parte posterior e inferior del cráneo, presenta un gran
orificio inferior, el agujero occipital, que comunica el cráneo con el
conducto espinal de la columna vertebral, y a través del cual pasan las
principales vías nerviosas. El hueso occipital está articulado con el atlas,
que es la primera vértebra cervical.

Huesos de la cara
Se pueden dividir en dos porciones, llamadas mandíbulas. La superior,
formada por un solo hueso, el maxilar superior, y la inferior, más
complicada, formada por 6 huesos pares, maxilar inferior, malar,
unguis, cornete inferior, hueso propio de la nariz, y palatino, y uno
impar, el vómer.

Maxilares superiores
Son dos huesos de forma cuadrilátera, unidos en su parte central.
Poseen cavidades en su interior, los senos maxilares, que comunican
con las fosas nasales. Forman parte de importantes estructuras de la
cara Cavidad bucal, formando el paladar óseo. Órbita, en su parte
inferior e interna. Fosas nasales, de las que contribuyen a formar la
pared externa.

Maxilares inferiores
Situados en la parte inferior de la cara, son dos huesos unidos entre sí
en forma de herradura. 
Su principal misión es la masticaci6n. Presentan una porción horizontal
central, el cuerpo, y dos partes laterales o ramas, cuyos extremos
redondeados, los cóndilos, se articulan con el hueso temporal,
permitiendo abrir y cerrar la boca. En ellos se implantan las piezas
dentarias inferiores.

Fosas nasales
Son dos cavidades alargadas, situadas a derecha e izquierda de la línea
media de la cara, con dos aberturas, anterior y posterior. Están
separadas entre sí por el tabique nasal, constituido por los huesos
vómer y etmoides. Su pared externa presenta tres láminas óseas, los
cornetes, y tres orificios, los meatos, que las comunican con los senos.

Huesos de la columna vertebral


La columna vertebral, el eje o soporte de nuestro cuerpo, está formada
por 33 o 34 vértebras, elementos óseos superpuestos en forma regular.
Las vértebras, que en su conjunto delimitan el conducto raquídeo, donde
se aloja la médula espinal, presentan un agujero central y unas
pequeñas protuberancias, las apófisis, en donde se unen los músculos.
             
Las vértebras se distribuyen de la forma siguiente:               

·7 cervicales: son las menos gruesas y las de mayor movilidad. La


primera cervical, el atlas, es una vértebra incompleta, y la segunda,
el axis, permite la rotación lateral del cuello.

·12 dorsales: corresponden a la zona de la espalda y presentan mayor


grosor y menor movilidad que las cervicales.

· 5 lumbares: corresponden a la zona de la cintura.

·5 sacras: soldadas entre sí, forman el sacro, hueso muy resistente que


sirve de base a la columna vertebral.

· 4 o 5 coccígeas: también se hallan fuertemente unidas entre sí para


formar el cóccix.

Las vértebras
Vista de perfil, la columna presentan una serie de curvaturas. Las de
concavidad posterior se denominan lordosis y las de convexidad
posterior, cifosis. En condiciones normales existen cifosis a nivel dorsal y
sacro coccígeo y lordosis a nivel cervical y lumbar.
La parte superior de la columna está articulada con el cráneo en el
hueso occipital.
Las vértebras presentan un agujero central, y en su conjunto delimitan
el conducto espinal o raquídeo, en el que se aloja la médula espinal y
que comunica con la base del cráneo mediante el orificio occipital.
Entre dos vértebras y a cada lado se delimitan los agujeros de
conjunción, por los que salen del raquis los nervios raquídeos.

 
            

Las vértebras                
Son huesos cortos, con tejido esponjoso en su interior. Su forma varía
según a que parte de la columna pertenezcan, pero presentan una serie
de caracteres comunes:
Cuerpo. Ocupa la parte anterior y tiene forma cilíndrica. Presenta dos
caras,
una superior y otra inferior.

Apófisis espinosa. 
Parte impar y media, dirigida hacia atrás, en forma de una larga espina,
de donde recibe su nombre.

Apófisis transversas. 
En número de dos, derecha e izquierda. Se dirigen transversalmente
hacia afuera.

Apófisis articulares. 
Son dos eminencias destinadas a la articulación de las vértebras entre
sí. Son en total cuatro, dos ascendentes y dos descendentes.

Agujero vertebral. 
El agujero vertebral está comprendido entre la cara posterior del cuerpo
vertebral y la apófisis espinosa. Tiene forma triangular.
Se describen a continuación las características peculiares de las
vértebras de cada región.

Vértebras cervicales
Corresponden a la zona del cuello y son siete. Son las menos gruesas y
las que gozan de mayor movilidad. La primera vértebra cervical o
atlas es una vértebra incompleta, pues no posee verdadero cuerpo
vertebral. Los demás elementos,
principalmente las apófisis, están reducidos. Se articula con la segunda
vértebra cervical o axis.
El axis presenta en la cara superior de su cuerpo una eminencia
vertical, la apófisis adenoides, destinada a articularse con el atlas,
permitiendo la rotación lateral del cuello.

Vértebras dorsales
Son doce y están colocadas a continuación de las cervicales, en sentido
descendente.
Corresponden a la zona de la espalda y presentan mayor grosor y
menor movilidad que las vértebras cervicales.

Aparato locomotor
Las diez primeras vértebras dorsales tienen, al articularse con las
costillas, unas carillas articulares que las diferencian de las demás
vértebras.

Vértebras lumbares
Son cinco, situadas entre la Porción dorsal y el sacro. Son las más
gruesas y gozan de bastante movilidad.
Corresponden a la zona de la cintura y presentan apófisis espinosas muy
desarrolladas y horizontales.

Sacro
Comprende las cinco primeras vértebras sacro coccígeas, soldadas entre
sí. Aplanado de delante a atrás y mucho más voluminoso por arriba que
por abajo, el sacro es considerablemente más ancho en la mujer que en
el varón, con el fin de facilitar el parto. 
El conducto sacro recorre el sacro en toda su longitud. Es la
continuación del conducto raquídeo o espinal. De cada lado parten
cuatro conductos transversales por los que salen los nervios sacros.

Cóccix
Como el anterior, es un hueso impar que ocupa la línea media, formado
por la unión de cuatro o cinco vértebras rudimentarias. Presenta forma
triangular, aplanada de delante a atrás.
Dispuesto a continuación del sacro y articulado con él, forma la
extremidad inferior del eje vertebral y equivale al rudimento de la cola
de los animales.

 
Huesos del tórax                   

El tórax es la parte superior del tronco, y el


esqueleto que protege esta parte del cuerpo, donde se alojan los
pulmones y el corazón principalmente, se denomina caja torácica.
Además de ofrecer protección a las vísceras situadas en su interior, el
tórax es una pieza fundamental de la mecánica o de los movimientos
respiratorios.
Los principales huesos que dan forma a la caja torácica son las costillas
y el esternón.
Las costillas están formadas por 24 huesos largos y estrechos; unidos
en la espalda a la columna vertebral. 
Las siete primeras se denominan costillas verdaderas porque se
articulan con el esternón a través de su respectivo cartílago. Las cinco
Últimas, o costillas falsas, no se articulan directamente con el esternón,
sino que sus respectivos cartílagos se unen entre sí.
De ellas, la undécima y la duodécima se denominan costillas flotantes,
porque se encuentran libres en toda su extensión.
El esternón es un hueso largo y piano, de unos 15-20 cm de longitud,
situado en la parte delantera del tórax. Se articula con las dos clavículas
del hombro
y con las siete costillas verdaderas.

Huesos de las extremidades superiores         


El miembro superior está formado por cuatro segmentos:

Hombro: se encuentra, propiamente, en la parte superior del tórax. Lo


constituyen dos huesos, la clavícula por delante, y el omóplato o
escápula por detrás, que es el lugar de inserción de importantes
elementos musculares y ligamentos.

Brazo: sólo hay el húmero, un hueso largo cuya epífisis inferior


contribuye a la articulación del codo.

Antebrazo: lo constituyen dos huesos dispuestos paralelamente entre


sí. El hueso largo, ligeramente encorvado, que se articula con el humero
a la altura del codo. El radio, situado por fuera del cúbito, también se
articula con el húmero. Para efectuar el movimiento de rotación de la
muñeca,
el radio se cruza con el cúbito formando una X.

Muñeca, mano y dedos: existen un total de 27 pequeños huesos,


agrupados en carpianos, metacarpianos, falanges.

Huesos de las extremidades inferiores


El miembro inferior se divide en cuatro segmentos:

Pelvis o cadera: está formada por la unión de los dos huesos coxales,


el sacro y el cóccix. La pelvis masculina es más gruesa que la femenina,
pero esta es más ancha y está más inclinada para facilitar el paso del
feto en el parto.

 
 

 
Muslo: sólo lo constituye el fémur, el hueso más largo del cuerpo
humano.

Pierna: está formada por dos huesos largos, la tibia y el peroné, que se


articulan con la rodilla y con el tobillo.
En la rodilla, un hueso corto, aplanado y redondeado, la rótula, permite
la flexión y la extensión de la pierna.

Pie: comprende 26 huesos, dispuestos en tres grupos. Entre los huesos


del tobillo está el de mayor tamaño del pie, el calcáneo, que forma el
talón. Los metatarsianos y las falanges son semejantes a los de la
mano, pero están menos desarrollados a causa de su menor movilidad.

La palabra clavícula precede del latín clavícula, "llavecita", ya que su


forma recuerda la tranca con la que se cerraban las puertas.
Tibia también es una palabra que precede del latín, tibia, puesto que
tiene una
forma similar a la tibia, un antiguo instrumento musical semejante a una
flauta.

        

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