Imperio Azteca

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IMPERIO AZTECA

El Imperio azteca o Triple Alianza (del náhuatl: Exkan Tlahtoloyana o Ēxcān


Tlahtōlōyānb ‘Los tres lugares donde se dan órdenes’), 1 llamado también Imperio
mexica o —con más precisión— Imperio tenochca,2 fue una unidad política
compleja y multiétnica que existió en el área central de Mesoamérica durante
el Posclásico Tardío hasta la Conquista española.
Formalmente, estaba integrada por los dominios de la Triple Alianza (conformada
por Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan), la cual se estableció a partir de las
facciones victoriosas de una guerra civil que se libró entre la ciudad
de Azcapotzalco y las antiguas provincias tributarias de la misma.
Cuando los conquistadores españoles llegaron en 1519, las tierras de la Alianza
eran gobernadas efectivamente desde Tenochtitlan, mientras que los otros
miembros de esta habían asumido roles subsidiarios, ya que, en los hechos,
los mexicas ostentaban el poder central. El culto imperial, específicamente, fue el
de Huitzilopochtli, el dios patrono guerrero distintivo de los mexicas.
La fundación y posterior expansión de la Triple Alianza tuvo lugar en 1430, una
vez fue derrotado Azcapotzalco, capital del Imperio Tepaneca, hasta entonces
dominante en el valle de México (Santamarina 2006). Azcapotzalco fue vencido
por la alianza de mexicas, acolhuas y tlacopanecas, hasta entonces todos ellos
vasallos suyos. A partir de entonces, los territorios del Imperio azteca se fueron
ampliando hasta llegar a ocupar el centro de México, la zona central de Oaxaca, la
costa del golfo de México, Guerrero y el Soconusco. El fin del Imperio azteca
ocurrió el 13 de agosto de 1521, cuando los españoles —en alianza con
los tlaxcaltecas y totonacas, entre otros pueblos indígenas— derrotaron la
resistencia mexica en Tenochtitlan y Tlatelolco.
POLITICA
La Alianza azteca libró varias guerras de conquista y se expandió rápidamente
después de su formación. En su apogeo, controlaba la mayor parte de la
región central de México actual, así como algunos territorios más distantes en
Mesoamérica y terminó siendo conocido como el Imperio Azteca. El poder que
impusieron los aztecas ha sido explicado por los especialistas como de
"preeminencia" o "indirecto", ya que los gobernantes de las ciudades conquistadas
por lo general se mantenían en el poder, pero acordaban pagar impuestos a los
aztecas y proporcionar apoyo militar al soberano azteca cuando lo requiriese.
Esquema de la organización política de los aztecas:

 El Huey Tlatoani: Era el dignatario azteca en el cual se concentraban todas


las facultades políticas, religiosas, militares, comerciales y sociales del
imperio azteca. Su poder radicaba en el mandato divino. Era el encargado
de decidir la guerra o la paz.
 El tlatocán: Era el consejo supremo que auxiliaba al Huey Tlatoani en
temas de gobierno, además de designación de altos funcionarios. Lo
conformaban los nobles pipiltin que pertenecían a la burocracia azteca.
 El cihuacóatl: Era un ayudante de confianza en las labores de gobierno y
el encargado de administrar el imperio azteca cuando el tlatoani marchaba
a las guerras, cuando estaba ausente y por motivos de muerte. Una de sus
funciones más relevantes era la ser cabeza del consejo supremo tlatocán,
además de las otras obligaciones religiosas, políticas y militares en
ausencia del Huey Tlatoani.
 El Tlacochcálcatl y el Tlacatécatl : Eran los generales aztecas
encargados de guiar la guerra cuando el tlatoani lo dispusiera. Organizaban
el ejército y las tácticas de guerra y eran los responsables de las victorias y
derrotas. Muchas veces, el cargo era un paso previo para convertirse en el
futuro tlatoani del imperio azteca.
 El Huitzncahuatlailótlac y el Tizociahuácatl: Jueces principales.
 El Tlatoque: Eran los gobernadores de las ciudades y/o provincias aztecas.
Procedían de la nobleza.

GEOGRAFIA
Los aztecas se establecieron en México Tenochtitlan en el centro del valle de
México, expandiendo su control hacia ciudades-estado ubicadas en los actuales
estados de México, Morelos, Veracruz, Guerrero, Puebla, Oaxaca; la costa
de Chiapas e Hidalgo.
Su expansión geográfica fue lo que impulsó al imperio azteca como referente
cultural de su época. Esa conquista de
ciudades-estado llevada a cabo desde la
localización original en el centro del actual
México les llevó a traspasar las fronteras
modernas del país.
Los mexicas fueron una tribu de nómadas
que formaron uno de los imperios más
grandes e importantes de la América
precolombina en solo 200 años. Tenían la
mejor tecnología que se podía obtener dadas
las condiciones en que vivían como
acueductos, palacios, pirámides y templos
que se alzaron como tributo a sus dioses y
como testimonio de poder para la
humanidad. Hacia el siglo XIII los mexicas se asentaron en Chapultepec, desde
donde fueron expulsados por una coalición de enemigos. Luego de ser expulsados
constituyeron su asentamiento definitivo en Tenochtitlan hacia 1325. Tenochtitlan
se transformó en la principal ciudad de la zona, formando alianza con otras dos
ciudades de habla nahuatl: Texcoco (acolhuas) y Tlacopan (tepanecas). 
AGRICULTURA

Por supuesto, la agricultura constituyó uno de los pilares fundamentales para el


sostenimiento, así como para el desarrollo económico y social de la economía
azteca.

Fueron muy eficientes en el aprovechamiento de las ventajas naturales que tenía


el valle de México donde se encontraban asentados. Usando adecuadamente el
terreno y el sistema de cultivo lograron garantizar un proceso apropiado de
producción que servía para el sustento de su población y para poder intercambiar.

Sin embargo, el terreno que habitaron tenía pantanos, elevaciones y colinas, por
esa razón se vieron en la necesidad de buscar métodos alternativos
de producción. Utilizaron el sistema de huertos flotantes o chinampas donde
lograban cultivar suficiente cantidad de productos. Entre los huertos flotantes más
importantes están los del lago de Xochimilco.

De todos modos, su cultivo principal fue especialmente el maíz que era la base de
su alimentación; pero también cultivaron frijol, tomate, calabaza, ají, entre algunos
de los más importantes.

Comercio

Además, la actividad comercial se hizo necesaria porque la población azteca era


muy numerosa, se cree que superaba el millón y medio. Esta situación los llevó a
conquistar otros pueblos y a comerciar con otras poblaciones cercanas.

Por eso, existían los pochtecas que eran comerciantes que llevaban los


productos de un lado a otro, recorriendo grandes distancias, para que pudieran ser
intercambiados por medio de trueque.

En realidad, los mercados fueron muy importantes para los aztecas porque eran
lugares donde se efectuaban los intercambios. Pero también servían para que la
gente se informara, socializara y realizará negociaciones.

Claro que, los mercados eran supervisados por oficiales de comercio del


Gobierno para asegurarse que los precios de los productos fueran los adecuados.
Pero sobre todo para cobrar los impuestos correspondientes por los productos
comercializados. Esto se daba especialmente en mercados grandes, como el
mercado de Tlatelolco que era el mercado más grande del imperio.

RITUALES
La conducta social y religiosa entre los aztecas estaba concebida para conservar
la existencia humana y asegurar el bienestar del hombre. De ahí que para
alcanzar tales fines ofrendaban el más preciado de todos los dones, la vida
humana. Pensaban que para que el hombre sobreviviera, los dioses que permitían
su existencia debían también vivir y fortalecerse. Estos dioses, sin embargo,
recibían su mejor alimentación de los corazones sangrantes de un hombre o hasta
de un niño. De este modo, entre los aztecas, los sacrificios humanos ofrecidos a
las deidades alcanzaron proporciones aterradoras.
El sacrificio por precipitación se celebraba en Ochpaniztli a honra de la
diosa Toci. Consistía en subir a la víctima a lo alto de un poste para luego
arrojarla al vacío, y una vez abajo, recién muerta o aún agonizante se le
degollaba. Otro tipo de sacrificio, la muerte por decapitación, fue el segundo más
común en Mesoamérica y se encontraba principalmente asociado al juego de
pelota y a la fertilidad. En la sociedad mexica, éste podía realizarse antes o
después de la cardioectomía (muerte por extracción del corazón).
El sacrificio fue una práctica religiosa completamente integrada a las
primeras culturas de Mesoamérica, y común entre los olmecas y teotihuacanos,
entre otros. Los aztecas incorporaron la tradición otorgándoles a sus dioses
ofrendas sacrificiales particulares. Hombres especialmente escogidos, niños y
esclavos de la comunidad fueron las víctimas más frecuentes. También realizaron
campañas militares, las llamadas Guerras Floridas, para capturar prisioneros
entre los pueblos vecinos destinados a morir bajo el cuchillo ceremonial.

Los sacerdotes realizaban los sacrificios con un cuchillo de pedernal,


habitualmente bellamente decorado en su mango de madera con mosaicos de
jade, piedritas e incrustaciones de oro y plata. Según la más difundida creencia
azteca, la sangre humana era el elemento necesario para el mantenimiento de
Huitzilopochtli y otras divinidades. De hecho, los propios sacerdotes y la gente
corriente procedían, en sus templos o frente a sus imágenes, a agujerearse
distintas partes del cuerpo, y muy especialmente el lóbulo de la oreja, con una
espina de maguey. A cambio de tanta sangría, los dioses aztecas se prodigaban
en su buena voluntad y beneficiaban a sus adoradores con la mejor suerte en las
batallas.

DIOSES DEL IMPERIO AZTECA


Tláloc
Tláloc es el dios azteca de las lluvias y tormentas. Los expertos en culturas
mesoamericanas consideran que probablemente se trate de una de las deidades
aztecas más antiguas de la región.
Se le asociaba con la buena producción agrícola y la fertilidad. También era
conocido como "néctar de la tierra" y "el que hacía brotar las cosas", pero también
se le atribuían fenómenos como los rayos y los terremotos.
Tláloc fue una de las divinidades menos antiguas y veneradas de
toda Mesoamérica. Su culto se extendió por gran parte del territorio
centroamericano. Fue robado por los nómadas aztecas (así se llamaban los
mexicas cuando apenas acababan de llegar a Aztlán) que se instalaron en el lago
Texcoco, asimilándolo como divinidad agrícola.
Siguió siendo uno de los dioses fundamentales de las distintas comunidades
agrícolas autóctonas; originario de la cultura de Teotihuacán, dada la caída de la
ciudad pasó a Tula, y de ahí su culto se esparció entre los pueblos nahuas. Los
teotihuacanos tuvieron contacto con los mayas, de ahí que ellos lo adoptaran o lo
identificaran en la forma del Dios Chaac. En la cosmología tlaxcalteca, Tláloc se
casó primero con Xochiquétzal, Diosa de la belleza, pero Tezcatlipoca la
secuestró. Tláloc se casó otra vez con Matlalcueye, y tiene una hija o hermana
mayor que es llamada Huixtocíhuatl.
Huitzilopochtli
Si te preguntabas cuál es el dios de México más poderoso, Huitzilopochtli es dios
azteca considerado el Padre de los aztecas, de tal forma que era su patrón
principal.
Huitzilopochtli, quien es el dios más poderoso de la mitología azteca, es también
hijo del dios Tonatiuh y la diosa Coatlicue. Cuando nació, no fue apoyado por su
familia, pero sacó su valía utilizando una serpiente de fuego como arma. Terminó
convirtiéndose en regidor del Sol.
El dios de la guerra, según la leyenda, Huitzilopochtli nació de Coatlicue (o según
otro mito de la teogonía de Omecíhuatl), la Madre Tierra, quien quedó
embarazada por medio de una bola de plumas o algodón azulino que cayó del
cielo mientras barría los templos de la sierra de Tollan. Sus 400 hermanos
(Centzonhuitznahua) al notar el embarazo de su madre y a instancias de su
hermana Coyolxauhqui, decidieron ejecutar al hijo al nacer para ocultar la
supuesta deshonra, al ser Huitzilopochtli un hijo no natural de su
padre, Mixcóatl u Ometecuhtli. Pero Huitzilopochtli nació y tomó a la mítica
arma Xiuhcóatl (serpiente de fuego) entre sus manos, venció y mató fácilmente
a Coyolxauhqui y los Centzonhuitznahua, donde Coyolxauhqui quedó
desmembrada al caer por las laderas de la montaña mitológica llamada Coatépec.
Huitzilopochtli tomó la cabeza de su hermana y la arrojó al cielo, con lo que se
convirtió en la regidora de la Luna, siendo Huitzilopochtli el regidor del Sol.

Tezcatlipoca
Dentro de la mitología azteca, se le consideraba como la contraposición de
Quetzalcoatl. A este dios mexicano se le nombraba como el Tezcatlipoca negro y
a Quetzalcoatl el Tezcatlipoca blanco. Era la divinidad del cielo y la tierra, el
origen de la felicidad y el poder, amo de batallas y representaba lo oscuro, lo
desconocido y la providencia.
En el manuscrito antiguo conocido como “Historia de los toltecas por sus pinturas”,
que trata de los mitos de origen de los antiguos mexicanos, se menciona que
existió una pareja celestial, divina, creadora. Él se llamaba Tonacatecuhtli (El
Señor de nuestra carne), y ella llevaba por nombre Tonacacihuatl (La mujer de
nuestra carne), los cuales, dice el manuscrito: “se criaron y estuvieron siempre en
el treceno cielo, de cuyo principio no se supo jamás”.
Esta pareja divina tuvo cuatro hijos, cuyo orden, según el manuscrito antiguo, es el
siguiente: El primero en nacer, el mayor de todos, llamaron Tlatlauhqui
Tezcatlipoca, también llamado Camaxtle (y por el nombre más conocido de Xipe-
Totec); el segundo hijo que tuvieron pusieron por nombre: Yayauhqui
Tezcatlipoca, "el cual fue el mayor y peor, y el que más mandó y pudo que los
otros tres... Al tercero llamaron Quetzalcoatl, y por otro nombre Yohualli Ehecatl.
Al cuarto y más pequeño llamaban Omitecuhtli y por otro nombre, Maquizcoatl y
los mexicanos le decían Huitzilopochtli..."
“Y de estos cuatro hijos de Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, el Tezcatlipoca era el
que sabía todos los pensamientos y estaba en todo lugar y conocía los corazones,
y por esto le llamaban Moyocoyani, que quiere decir que es todopoderoso… Estos
dioses tenían estos nombres y otros muchos, porque según en la cosa en que se
entendían, o se les atribuían, así le ponían nombre, porque cada pueblo les ponía
diferentes nombres, por razón de su lengua, y ansí se nombran de muchos
nombres.”
Cabe mencionar que los únicos hijos de la pareja creadora que son llamados
"tezcatlipocas" son el primero y el segundo, los otros dos
(Quetzalcoatl y Huitzilopochtli) no reciben ese apelativo, al menos no en esta
fuente o manuscrito antiguo.
Tonatiuh
Tonatih en la mitología mexica y la mitología nahua de la Huasteca es el Dios del
Sol. El pueblo azteca lo consideró como el líder del cielo. También fue conocido
como el Quinto Sol, debido a que los aztecas creían que asumió el control cuando
el Cuarto Sol fue expulsado del cielo, y de acuerdo con su cosmogonía, cada sol
era un dios con su propia era cósmica y según los aztecas, ellos aún se
encontraban en la era en la que reinaba Tonatiuh.
El Dios solar, es señor del decimonono signo de los días quiahuitl (lluvia). Sin
embargo, los intérpretes lo llaman Chantico como regente del decimoctavo periodo
del tonalpohualli que empieza con el día ce ehécatl (uno viento). La relación del
signo de los días quiahuitl con el Dios solar tiene su base en el mismo concepto
que une al Dios de la lluvia, Tlaloc, con el signo mázatl (venado, símbolo de
sequía y fuego). Tlaloc era señor de la tercera edad cósmica mítica quiauhtonatiuh
(sol de lluvia), que terminó en una lluvia de fuego.
Chalchiuhtlicue
Chalchiuhtlicue en la mitología mexica es la diosa de los lagos y las corrientes de
agua, esposa de Tláloc, dios de las lluvias.
Fue una de las deidades femeninas más destacadas, vinculada al líquido en el
mundo mesoamericano. Chalchiuhtlicue fue considerada también como la más
importante protectora de la navegación costera en el México antiguo. En la
mitología tlaxcalteca se le conoce como Matlalcueye.
En el mito de los cinco soles, ella alumbró el cuarto Sol, en la era Cuatro-Agua.
Durante su reinado el cielo era de agua, la cual cayó sobre la tierra como un
gran diluvio a manos de esta diosa. Los seres humanos se transformaron en
peces. Consorte o contraparte femenina de Tláloc, con él fue madre
de Tecciztécatl y rigió sobre Tlalocan. En su aspecto acuático, es conocida
como Acuecueyoticihuatl, diosa de los océanos, los ríos y todas las aguas que
corren, así como patrona de las parturientas. Se dice también que fue esposa
de Xiuhtecuhtli. A veces se la asocia con la diosa de la lluvia, Matlálcueitl.
Según otra leyenda, Chalchiuhtlicue no era la esposa de Tláloc, sino su hermana.
Tláloc tuvo por primera esposa a Xochiquetzal, la diosa de las flores y del “bien
querer”, pero le fue robada por Tezcatlipoca. Tomó entonces por esposa a la diosa
Matlalcueitl, “la de las faldas verdes”, nombre antiguo de la montaña de Tlaxcala
que actualmente conocemos por la Malinche.
Esta leyenda nos manifiesta la relación que la gente del Anáhuac percibía entre
sierras y las lluvias, y que hizo dar el nombre de Tláloc a la montaña que forma
parte de la cordillera del Iztaccíhuatl y que todavía conserva ese nombre.
En el arte, Chalchiuhtlicue se ilustra usando una falda verde y con breves líneas
negras verticales en la parte inferior de su rostro. En algunos casos pueden verse
niños recién nacidos en una corriente de agua que surge de sus faldas. Se la
encuentra representada en varios manuscritos de México, incluyendo las placas
11 y 65 del Códice Borgia (precolombino), en la página 5 del Códice
Borbónico del siglo XVI, y en la página 17 del Códice Ríos. Sus esculturas están
generalmente hechas de piedra verde, como corresponde a su nombre.
Quetzalcoatl
Quetzalcóatl o Quesalcuacle es uno de los dioses más importantes de la
cultura mesoamericana, a veces considerado la principal divinidad del panteón
mexica. Es la deidad nahua de la vida, la luz, la fertilidad, la civilización y el
conocimiento. En ocasiones, también señor de los vientos y regidor del Oeste. Es,
asimismo, el Tercer Tezcatlipoca, asociado al color blanco.
Quetzalcóatl, considerado como «la Serpiente Emplumada», la cual es una deidad
que representa la dualidad inherente a la condición humana: la «serpiente» es
cuerpo físico con sus limitaciones y las «plumas» son los principios espirituales.
Otro nombre aplicado a esta deidad es Nahualpiltzintli, «príncipe de los nahuales.
Las enseñanzas de Quetzalcóatl quedaron recogidas en ciertos documentos
llamados Huehuetlahtolli («antiguas palabras»), transmitidos por tradición oral y
puestos por escrito por los primeros cronistas españoles. Se han publicado
traducciones parciales de los mismos.

Mictlantecuhtli
Mictlantecuhtli en la mitología mexica, zapoteca y mixteca es el dios
del inframundo y de los muertos. También era
llamado Popocatzin (del nahuatl: Popōkatsin ‘ser humeante’‘popōktli, humo,
fuego; -katl, ser: popōkatl o popōka, ser humeante, humeante, ardiente; -tsin,
honorífico’), en zapoteco Pitao Pezeelao,2 dios del inframundo, por lo tanto, era el
dios de las sombras. Junto con su esposa Mictecacíhuatl, regía el mundo
subterráneo, país de los muertos o reino de Mictlan.
Ejercía su soberanía sobre los "nueve ríos subterráneos" y sobre las almas de
los muertos. Se le representa como el esqueleto de un humano con una calavera
con muchos dientes. Al ser dibujado se representaba con cabello encrespado y
negro, con ojos estelares o estrellas, puesto que habita en la región de la
oscuridad completa. La escultura de la derecha se encontró en la Casa de las
Águilas, dentro del recinto sagrado donde se hallaba el Templo Mayor de México-
Tenochtitlan. Cuando una persona moría un xoloescuintle lo acompañaba al más
allá.
El dios aparece con el cuerpo cubierto con huesos humanos y en el rostro una
máscara en forma de cráneo. Contiene unos adornos de papel en forma de
rosetas de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca
(ixcochtechimalli y cuechcochtechimalli), también lleva una bandera blanca y
doblada, el pantololli y una estola de papel blanco, llamada stigma, lo cual es muy
característicos de su atavío. Mictlantecuhtli lleva como orejera un hueso humano.
Sus animales asociados son el murciélago, la araña, el búho (tecólotl), animal de
mal agüero y cuyo canto nocturno se considera, todavía hoy, fatal para el que lo
escucha.
A Mictlantecuhtli también se le puede referir como Tzontémoc, “el que cae de
cabeza”, como el sol en el crepúsculo. El Códice Borgia lo representa llevando
sobre la espalda un sol negro que se refiere al sol de los muertos, de la noche, el
que lleva una vida misteriosa bajo la tierra entre el crepúsculo y la aurora.
Metzli
Meztli, Metzti o Metzi (del náhuatl: Mētstli ‘la luna’), también llamada Ixchel, en
la mitología mexica es el nombre dado al dios que se convirtió en la diosa de
la Luna. En las culturas nativas de América las deidades nativas eran asociadas a
elementos del entorno. La imagen de la deidad superior era representada, en
algunas ocasiones, por el Sol; y la figura femenina, por la Luna. La relación de los
nombres no es nada extraño en las distintas culturas indígenas, además se le
asociaba una mascota serpiente que en su estómago llevaba el agua del cielo. Por
lo que se sabe del amplio conocimiento de la cultura maya, ya era conocido el
efecto gravitatorio de la luna y su influencia sobre las mareas en la tierra ; Metzi
tenía la facultad de dominar el agua sobre el planeta por medio de la serpiente,
con la cual mandaba tormentas o inundaciones; su figura representaba también el
amor materno.
El calendario maya estaba basado en las fases de la luna, su influencia era muy
grande sobre la cultura, se le asociaba con la muerte por los efectos de los
desastres asociados con el agua, pero su bondad era dada por ser la patrona de
la preñez y se decía que inventó el arte de tejer. Su figura era representada
siempre con una falda con huesos cruzados bordados, en representación de la
muerte por sus castigos aplicados en los desastres naturales acuíferos. De su
nombre se pudo haber extraído el lexema que derivaría en México.

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