Aparto Respiraorio

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Introducción

El aparato respiratorio se llama así porque su función es la respiración, el proceso del


intercambio gaseoso. Este intercambio de gases sucede en dos niveles, denominados
respiración interna y respiración externa. Mientras que la respiración interna (o
respiración celular) se refiere al uso de oxígeno dentro de la mitocondria para generar
ATP mediante la fosforilación oxidativa y la producción de dióxido de carbono como
producto de desecho, la respiración externa se refiere al intercambio de oxígeno y
dióxido de carbono entre la atmósfera y los tejidos del organismo, que implica tanto al
aparato respiratorio como al circulatorio.

La respiración externa engloba cuatro procesos:

1. Ventilación pulmonar, el movimiento de entrada (inspiración) y salida


(espiración) de aire de los pulmones.

2. Intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre los espacios aéreos


pulmonares y la sangre mediante la difusión.

3. Transporte de oxígeno y dióxido de carbono entre los pulmones y los tejidos del
organismo gracias a la sangre.

4. Intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre la sangre y los tejidos


mediante la difusión.

Además de su función principal, la respiración, el aparato respiratorio realiza otras


funciones, como: 1) contribuir a la regulación del equilibrio ácido-base en la sangre; 2)
permitir la vocalización; 3) participar en la defensa contra patógenos y partículas
exógenas en las vías respiratorias; 4) facilitar un camino para la pérdida de agua y calor
(a través de la espiración de aire que se ha humedecido y calentado durante la
inspiración); 5) mejorar el retorno venoso (mediante el bombeo respiratorio), y 6) activar
ciertas proteínas plasmáticas a medida que pasan por la circulación pulmonar.

Leyes de gases en la fisiología respiratoria

La ley de Dalton
La respiración externa implica el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre la
sangre y el aire en los pulmones. Para comprender los factores que determinan la
captación y elimina­ción de estos gases en los pulmones, resulta útil conocer sus
propiedades físicas. El aire que respiramos y que se halla dentro de nuestros pulmones
es una mezcla de gases formada principalmen­te por nitrógeno, oxígeno, dióxido de
carbono y vapor de agua.

La ley de Dalton de las presiones parciales establece que la presión total es la suma de
las presiones que cada uno de los gases ejerce­ría si estuviera solo en el mismo
recipiente. Por tanto:

donde PT es la presión total de la mezcla de gas y PN2, PO2 y PCO2 y PH20 son las
presiones parciales de nitrogeno, oxigeno, dioxido de carbono y vapor de agua,
respectivamente.

Ley de Boyle y ley de los gases ideales


La ley de los gases ideales es una relación esencial por la que se rige el
comportamiento de los gases, y se expresa de la siguiente forma:

PV=nRT

PV=nRT

donde P es la presión del gas, V es el volumen en el que se contiene el gas, n es la


cantidad de gas, R es la constante universal de gases, y T es la temperatura absoluta.

Dada una cantidad fija de gas en un contenedor a una temperatura dada, n y T son
constantes, y la presión es inversamente proporcional al volumen del contenedor:

P∝1/V

P∝1V

Esta es la ley de Boyle, representada en la figura 1. Si en lugar de ello, el volumen del


contenedor se fija, pero la cantidad de gas varía, la cantidad R T/V se volvería constante.
En estas condiciones, la presión es proporcional al número de moléculas del
contenedor:

P∝n

P∝n
Figura 1: Dos recipientes con la misma cantidad de gas y a temperatura constante, se
observa si el volumen es menor, la presión aumenta.

Cuando consideramos por qué los gases ejercen presión, podemos ver por qué las
presiones varían con el número de moléculas de gas en un recipiente. Las moléculas de
gas suelen estar en un estado de movimiento térmico constante. Las moléculas de gas
dentro del recipiente chocan con la pared y rebotan. Cada colisión ejerce cierta cantidad
de fuerza en la pared. La presión es la fuerza total ejercida por todas esas colisiones
dividida por el área de la superficie de la pared (fuerza por unidad de área). Si el número
de moléculas se mantiene constante, pero el volumen del recipiente disminuye, la
densidad de moléculas aumenta, así que una superficie dada de la pared experimenta
más colisiones por segundo, y la presión es mayor. Si se añaden más moléculas al
recipiente con un volumen fijo, ocurre lo mismo: las moléculas se disponen más
condensadas, lo que aumenta el número de colisiones por unidad de área en la pared, y
la presión sube.

● ¿Si se tiene un gas en un recipiente rígido cerrado y se calienta, ¿qué efecto va a


producir?

Su respuesta :

Presión aumenta

Solubilidad de los gases


Para alcanzar las células, el oxígeno debe disolverse en primer lugar en el revestimiento
acuoso del pulmón. La cantidad de oxígeno que se disuelve es proporcional a su
presión parcial en la fase gaseosa. Esto es lo que afirma la ley de Henry, que puede
expresarse del si­guiente modo:

V=sP
Donde s es el coeficiente de solubilidad, V es el volumen de gas disuelto de la fase
líquida y P es la presión parcial de gas.

Hay que tener en cuenta que esta relación solamente es aplicable al gas disuelto.
Cuando el gas se combina químicamente, la cantidad total en la fase líquida es la suma
de la cantidad unida químicamente más la que se halla en la solución física (tal como
pasa en la sangre entre la difusion de oxígeno y el oxígeno en la hemoglobina).

En fisiología respiratoria, la concentración de los gases disuel­tos se expresa,


habitualmente, como sus presiones parciales, inclu­so cuando dichos gases se hallan en
una solución sin fase gaseosa (p. ej., en la sangre arterial). La presión parcial de un gas
puede convertirse fácilmente en su concentración molar equivalente utili­zando la ley de
gases ideales.

Cuando el oxígeno es captado por la sangre, debe disolverse en primer lugar en la fase
acuosa que reviste los pulmones y a conti­nuación difundir hacia la sangre a través de la
membrana alveolar. Las velocidades de difusión del oxígeno y el dióxido de carbono
desde el revestimiento acuoso de los alvéolos hacia la sangre están regidas por la ley
de la difusión de Fick.

Figura 2: Representación de un proceso de difusión gobernado por la ley de Fick

La ley de difusión de Fick afirma que la cantidad de la sustancia desplazada en un


proceso de difusión depende del área disponible para la difusión, el gradiente de
concentración y una constante conocida como coeficiente de difusión (figura 2). Por
consiguiente:

Cantidad desplazada = Área x Gradiente de concentración x Coeficiente de difusión

La difusión siempre se produce desde una región de concentración elevada hasta otra
de baja concentra­ción. El coeficiente de difusión disminuye a medida que aumenta el
tamaño molecular, de modo que las moléculas de gran tamaño se difunden más
lentamente que las pequeñas.

El hecho de que las membranas alveolares sean extremada­mente delgadas y tengan


una gran área ayuda a optimizar la difu­sión de los gases respiratorios. Si las
membranas alveolares se vuelven más gruesas como consecuencia de una
enfermedad, la difusión de los gases respiratorios se ve afectada negativamente.
Además de depender del área y el grosor de las membranas al­veolares, la velocidad de
difusión de los gases respiratorios tam­bién depende de la solubilidad y el gradiente de
concentración de éstos. La importancia de la solubilidad para determinar la veloci­dad
de difusión resulta evidente en el caso del dióxido de carbo­no. Este gas es
aproximadamente 20 veces más soluble en las membranas alveolares que el oxígeno y ,
aunque su gradiente de concentración sólo es una décima parte del del oxígeno,
difunde desde la sangre hacia los alvéolos unas dos veces más rápido que el oxígeno
desde los alvéolos hacia la sangre. La capacidad de un gas para difundir entre el aire
alveolar y la sangre viene dada por su capacidad de difusión, también denominada
factor de transfe­rencia.

Composición del aire espirado


El aire espirado contiene menos oxígeno y más dióxido de carbo­no que el aire inspirado,
y es una fuente de información de la metabolización en el cuerpo humano. La relación
entre el volumen de dióxido de carbono producido y el volumen de oxígeno captado se
denomina cociente de intercam­bio respiratorio que, en condiciones de equilibrio
estacionario, es igual al cociente respiratorio:

Volumen de CO2 producido/Volumen de cO2 captado

En condiciones normales de reposo, el valor del cociente de inter­cambio respiratorio


varía según el tipo de alimento que se está metabolizando para producir ATP. Sus
valores oscilan entre 0,7 — cuando los lípidos son el principal metabolito— y 1,0 — para
los hidratos de carbono . Habitualmente, el valor se halla comprendido entre 0,75 y 0,8,
ya que se metabolizan tanto hidra­tos de carbono como lípidos. Durante el ayuno, las
proteínas se convierten en una importante fuente de energía, y el cociente tiene un valor
aproximado de 0,8.

Ventilación pulmonar
https://www.youtube.com/watch?v=0w1vppVieBE&t=5s

Conceptos importantes de la ventilación pulmonar


Tras haber visto el video, vamos a repasar conceptos importantes a tener en cuenta a la
hora de entender la mecánica de la ventilación pulmonar. Para entender estos
conceptos, los relacionamos con un tipo análisis denominado espirometría, el cual
consiste en evaluar cómo funcionan los pulmones midiendo cuánto aire se inhala,
cuánto se exhala y con qué rapidez ocurre este ciclo. Hoy en día las técnicas de
espirometría se hacen digitalmente con sensores de flujo, ya no hacen complicadas
técnicas de campanas de agua y papeles giratorios. En la figura 1 se observa una salida
que se puede obtener en un espirómetro con los conceptos que vamos a ver.

Figura 1: El registro muestra una espirometría ideal en la que se registran los cambios de!
volumen pulmonar durante la respiración normal en reposo (volumen corriente en reposo),
seguidos por una amplia aspiración hasta la capacidad pulmonar total y de una espiración
completa hasta el volumen residual.

● Volumen corriente o volumen tidal (VT): Es el volumen de gas que entra y sale
de los pulmones en una respiración basal. El volumen corriente varía según los
requerimientos de oxígeno. El valor normal es de 0,6 L
● Volumen de reserva inspiratorio (VRI): Representa el volumen adicional de gas
que puede introducirse en los pulmones al realizar una inspiración máxima
desde volumen corriente. El valor normal es de 2,5 L
● Volumen de reserva espiratorio (VRE): Es el volumen de gas adicional que puede
exhalarse del pulmón tras espirar a volumen corriente. El valor normal es de 1 L
● Volumen residual (VR): Corresponde al volumen de gas que permanece dentro
del pulmón tras una espiración forzada máxima. El valor normal es de 1,2 L
● Capacidad vital (CV): Máximo volumen de gas pulmonar movilizable. Es la suma
del volumen corriente y los volúmenes de reserva espiratoria y espiratoria. Esta
capacidad es constante, por lo que si aumenta el VT, VRI y VRE disminuyen de
valor. El valor normal es de 4,8 L
● Capacidad inspiratoria (CI): Suma del volumen corriente y del volumen de
reserva inspiratorio. Representa el máximo volumen inspirado tras una
espiración tranquila. El valor normal es de 3,8 L
● Capacidad residual funcional (CRF): Suma del volumen de reserva espiratorio y
del volumen residual. Es el volumen de gas que hay dentro de los pulmones al
final de una espiración tranquila y, como se mencionará después, corresponde al
punto de equilibrio entre la retracción elástica del pulmón y de la caja torácica. El
valor normal es de 2,2 L
● Capacidad pulmonar total (CPT): Abarca el volumen corriente, el volumen de
reserva inspiratorio, el volumen de reserva espiratorio y el volumen residual. Es el
máximo volumen de gas que pueden contener los pulmones. El valor normal es
de 6 L
● Frecuencia respiratoria: Es la cantidad de ciclos de inspiración y espiración que
se realiza en un periodo específico. El valor normal es de 12-15 ciclos por
minuto.

Diagramas de presión-volumen y compliancia pulmonar


El cambio de volumen del tórax provocado por la variación de la presión transpulmonar
se denomina compliancia. La compliancia el tórax es una medida de la facilidad con
que se puede modificar el volumen torácico y se determina cuando no existe
movimiento de aire ni hacia el interior ni hacia el exterior de los pulmones (complian­cia
estática). Si la compliancia es elevada, hay poca resistencia a la expansión del tórax;
por el contrario, si es baja, el tórax sólo se puede expandir con dificultad.

Durante la respiración normal, es necesario un cambio impor­tante de la presión para


desplazar un volumen dado de aire hacia el tórax, en comparación con lo esperado
según la compliancia es­tática del tórax. Un método para evaluar este comportamiento
es mediante los diagramas de presión-volumen. Estos diagramas permiten entender la
fisiología del sistema respiratorio tanto cuando la persona respira por sí mismo (presión
negativa) como cuando está conectado a un respirador (presión positiva). El equipo
para realizar este análisis es justamente el respirador, el cual presenta en pantalla un
diagrama como se observa en la figura 2.
Figura 2: Ejemplo de diagrama de presión-volumen

Este diagrama como se observa, presenta el comportamiento del volumen pulmonar


versus la presión transpulmonar en cada ciclo respiratorio. Desde un respirador se
puede observar cómo se forma en tiempo real esta gráfica para cada ciclo. Con este
sencillo diagrama podemos obtener una completa imagen del sistema respiratorio, e
inclusive detectar comportamientos patológicos, tanto en su comportamiento
mecánico como también el intercambio de gases que está ocurriendo en los alvéolos.
Si además, el diagrama se observa cuando se genera, se puede obtener información
dinámica del flujo de inspiración y expiración.

Con este diagrama se puede estudiar la compliancia de los pulmones, y las resistencias
no elásticas adicionales; que son:

1. Resistencia de las vías aéreas al movimiento del aire (la resistencia de las vías
aéreas).
2. Fuerzas de fricción derivadas de la viscosidad de los pulmo­nes y de la pared
torácica.
3. Inercia del aire y de los tejidos.
Entre ellas, la resistencia de las vías aéreas (o respiratorias) es sin duda la más
importante. La resistencia del tejido representa aproximadamente una quinta parte del
total, mientras que la inercia del tracto respiratorio (aire más tejidos) sólo es importante
cuando se producen cambios bruscos e importantes en el flujo aé­reo, tal y como ocurre
al toser o al estornudar. Durante la espira­ción, el flujo aéreo cuenta con la asistencia que
le presta la elasti­cidad de los pulmones, que tienden a colapsar, y con la de la pared
torácica, que vuelve a su posición de reposo. De este modo, durante la espiración se
alcanzan los mismos volúmenes pulmo­nares con presiones más bajas. Por tanto, la
relación presión-volumen durante un único ciclo respiratorio tiene forma de bucle
cerrado denominado histéresis, como muestra en el diagrama de presión volumen.

Estudio de diferentes curvas de presión-volumen


Como vimos, con este diagrama de presión-volumen se puede obtener mucha
información fisiológica de una persona, lo que lo hace muy común en respiradores.

Si tenemos un paciente sano, una curva de presión-volumen real se puede observar en


la figura 3.

Figura 3: Diagrama de presión-volumen de un paciente sano

En esta se observa rápidamente un valor de volumen residual de aproximadamente de 1


L y una capacidad pulmonar total de 6 L. Los pequeños murmullos al principio de la
inspiración es producto a varios factores, como la estructura anatómica del paciente y
sensibilidad del sensor que está registrando.

Ahora si observamos de un paciente de similar constitución física del caso anterior una
curva de presión-volúmen con el de la figura 4, vemos que la curva está elevada hacia
arriba, aumentando los volúmenes. Esta curva es de un paciente con enfisema
pulmonar. Esta afección genera daños en la estructura de los alvéolos, por lo que se
crean espacios de aires más grandes al desaparecer las estructuras alveolar. En esta
afección, el pulmón se acerca más a una estructura de un globo en donde tiene paredes
lisas, y reduce la superficie de los pulmones y, a su vez, la cantidad de oxígeno que llega
al torrente sanguíneo. Esto se ve reflejado en la curva de presión-volumen como un
aumento de la compliancia, como vimos en una elevación de toda la curva hacia arriba.

Figura 4: Diagrama de presión-volumen de un paciente con enfisema pulmonar

Por otro lado, si en otro paciente se observa una curva como la de la figura 5, vemos
que la curva está achatada, el volumen residual es el mismo, pero en el ciclo de
inspiración y expiración llega hasta solo 4 L como capacidad pulmonar total. Este es un
caso de fibrosis pulmonar, en donde el tejido de los pulmones cicatriza y se vuelve
grueso y duro. Esta enfermedad causa inflamación y cicatrices alrededor de los
alvéolos de los pulmones, lo que produce dificultades respiratorias y puede impedir que
la sangre reciba oxígeno suficiente.
Figura 5: Diagrama de presión-volumen de un paciente con fibrosis pulmonar

* Los diagramas de presión usados aqui fueron adaptados de

● Limjunyawong N, Fallica J, Horton MR, Mitzner W. Measurement of the


Pressure-volume Curve in Mouse Lungs. J. Vis. Exp. (95), e52376,
doi:10.3791/52376 (2015)
● Gibson GJ, Pride NB. Lung distensibility. The static pressure-volume curve of the
lungs and its use in clinical assessment. Br J Dis Chest. 70(3), 143-84.
doi:10.1016/0007-0971(76)90027-9 (1976)

¿Cuánto trabajo se realiza durante la expansión pulmonar?


El hinchamiento y el deshinchamiento de los pulmones y de la pa­red torácica requieren
la realización de un trabajo por parte de los músculos respiratorios. En el sistema
respiratorio, el trabajo efectuado es igual al cambio de presión multiplicado por el
cambio de volumen. Durante la respiración tranquila, las modificaciones del volumen
son escasas y el trabajo realizado es pequeño. Si aumenta la intensidad respiratoria, tal
como ocurre durante el ejercicio, aumenta el coste energético de cada respiración.
Figura 6: Trabajo respiratorio para diferentes frecuencias en personas normales, en
pacientes con incremento de la resistencia elástica y en pacientes con aumento de la
resistencia al flujo de aire. En las personas nor­males, el trabajo respiratorio es mínimo para
una frecuencia respiratoria de aproximadamente 15 respiraciones por minuto. Cuando
aumenta la resis­tencia elástica, el trabajo queda minimizado por la realización de
respira­ciones frecuentes y superficiales. Por el contrario, las respiraciones lentas y
profundas minimizan el trabajo necesario en las situaciones de aumen­to de la resistencia al
flujo de aire.

Durante la inspiración, el trabajo respiratorio está constituido por dos componentes: el


trabajo necesario para superar las fuerzas elásticas de la pared torácica y los pulmones,
y el trabajo necesario para superar las resistencias no elásticas. Durante la espiración
tranquila, el tórax muestra una relajación pasiva y la energía necesaria procede de los
elementos elásticos que habían quedado distendidos durante la inspiración. Por tanto,
el trabajo de la espiración tranquila lo realizan los músculos de la inspiración. Sin
embargo, durante la espiración forzada es necesario un esfuerzo muscular adicional, tal
como ocurre en una enfermedad pulmonar obstructiva. Si disminuye la compliancia del
tórax, es necesaria una presión intrapleural mayor para conseguir un cambio dado en el
volumen pulmonar, de manera que aumenta el trabajo respiratorio.

Para desplazar un volumen dado de aire hacia el interior y el exterior de los pulmones, la
respiración puede ser lenta y profunda o bien rápida y superficial. La respiración lenta y
profunda se acompaña de un incremento en el trabajo frente a las fuerzas elásti­cas de
los pulmones y de la pared torácica (la resistencia elástica), mientras que la respiración
rápida y superficial induce un aumen­to de la resistencia al flujo de aire. Por tanto, el
trabajo respiratorio pasa a través de un mínimo que, en las personas normales, se
con­sigue mediante una frecuencia respiratoria de aproximadamente 15 respiraciones
por minuto. Si aumenta la resistencia elástica, el traba­jo respiratorio disminuye al
incrementarse la profundidad de las respiraciones y al disminuir la frecuencia
respiratoria (figura 6).

Transporte de gases por la sangre (Oxígeno y dióxido de


carbono)

Transporte de gases por la sangre (1ra parte)

https://www.youtube.com/watch?v=51ACgAPQST0&t=4s

Transporte de gases por la sangre (2da parte)

https://www.youtube.com/watch?v=6FzMo-ErGrU&t=5s
Transporte de oxígeno

Figura 1: Intercambio y transporte de oxígeno en la sangre.

Tal como vimos en el video, el oxígeno que difunde desde los alvéolos a la sangre
capilar, se disuelve en el plasma. En esta forma disuelta se transportan
aproximadamente 0,3 ml de oxígeno cada 100 ml de sangre. Esta cantidad es muy baja
e insuficiente para cubrir las necesidades del organismo, que en reposo se sitúan ya en
unos 250 ml de oxígeno por minuto. Aunque su valor es pequeño, sin embargo cumple
una función importante, ya que determina la pO2 en plasma de la que dependerá la
forma fundamental de transporte.

El principal sistema de transporte de oxígeno (98%) es combinado con la hemoglobina,


de esta forma se transportan 20 ml de oxígeno cada 100 ml sangre. Cuando el oxígeno
se une a la hemoglobina, se forma la oxihemoglobina (HbO2), mientras que la forma
desoxigenada se llama desoxihemoglobina (Hb). La unión del oxígeno a la hemoglobina
es reversible y depende de la presión parcial de oxígeno en la sangre, es decir del
oxígeno que va en disolución.

Vimos además que la relación entre la presión parcial de oxígeno, la saturación de la


hemoglobina por oxígeno o cantidad de oxígeno transportado, se representa
gráficamente mediante la curva de disociación (figura 2). Hay factores que “mueven” la
curva de disociación a la izquierda o a la derecha, es decir disminuye o aumenta la
afinidad de la hemoglobina por el oxígeno.
Figura 2: Efectos de los cambios en la afinidad de la hemoglobina con el oxígeno en la curva
de disociación oxígeno-hemoglobina.

Los factores que disminuyen la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno son:

1. Acidosis: Cuando la sangre se vuelve ligeramente ácida (pH 7,2) la curva se


desplaza hacia la derecha en aproximadamente un 15%.
2. Aumento de 2,3-difosfoglicerato (DPG): El DPG es un polianión producido en la
cadena metabólica de la glucólisis, es escaso en la mayoría de las células al
inhibir su exceso la enzima que lo genera, pero en el eritrocito abunda porque se
une a la hemoglobina impidiendo la inhibición de su enzima. El DPG regula la
afinidad de unión de la Hb al oxígeno en relación a la pO2 en los pulmones. Si un
adulto sano se traslada rápidamente desde el nivel del mar a un lugar de elevada
altitud donde la pO2 es menor, la liberación de oxígeno a los tejidos se reduce.
Después de unas horas la concentración de DPG en sangre aumenta,
disminuyendo la afinidad de la Hb por el oxígeno y liberando la cantidad habitual
de oxígeno a los tejidos. La situación se invierte cuando la persona vuelve al
nivel del mar.
3. Efecto Bohr: ocurre en los capilares tisulares cuando el aumento de la
concentración de dióxido de carbono origina la liberación de protones. Estos
protones se unen a la globina haciendo que se aumente la liberación de oxígeno,
disminuyendo la afinidad.
4. Otros: aumento de temperatura (fiebre) y sulfohemoglobina.
Los factores que aumentan la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno son:

1. Alcalosis: cuando la sangre se alcaliniza (pH 7,6) la curva se desplaza a la


izquierda, en un porcentaje similar al de la acidosis.
2. Efecto Haldane: ocurre en los capilares pulmonares cuando la elevada
concentración de oxígeno hace que se reduzca la afinidad de la Hb por el dióxido
de carbono . Esto desplaza la curva a la izquierda aumentando la afinidad por el
oxígeno hasta 500 veces más.
3. Hb fetal: la Hb fetal se une al DPG con menos afinidad que la hemoglobina del
adulto y por tanto la HbF fija más oxígeno. De esta manera se facilita la cesión
de oxígeno desde la circulación materna a la fetal.
4. Otros: monóxido de carbono (carboxihemoglobina), metahemoglobina.

Transporte de dióxido de carbono

Figura 3: Intercambio y transporte de oxígeno en la sangre.

La mayor parte del dióxido de carbono transportado en sangre proviene del


metabolismo celular, que en condiciones basales o de reposo forma 200 ml/minuto.

Existen varias formas de transporte para el dióxido de carbono :

● En forma disuelta al igual que el oxígeno. Se solubiliza siguiendo la ley de Henry.


Al ser un gas mucho más soluble que el oxígeno las cantidades son
comparativamente mayores que en éste.
● En forma combinada: aproximadamente un 10% del dióxido de carbono es
transportado en forma de compuestos carbamínicos al combinarse con los
grupos amino-terminales de las proteínas.
● La mayor parte del dióxido de carbono se difunde hacia el interior del hematíe.
En el interior del mismo se combina con agua para producir ácido carbónico, que
se disociará a continuación en hidrogeniones e ión bicarbonato.

Aunque la formación de bicarbonato tenga lugar en el eritrocito, una vez formado se


desplaza al plasma, siendo transportado en sus 3/4 partes como bicarbonato
plasmático y sólo 1/4 permanece en el eritrocito. La mayor parte de dióxido de carbono
es transportado de esta forma (80-90%).

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