Amar La Vida, Ensayo

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AMAR LA VIDA, PELÍCULA (2001): UN ENSAYO.

Harold Mauricio Mendieta Leiva


Médico Residente de Medicina Familiar UPTC

Vivian Bering es una mujer intelectual, exitosa docente de literatura y poesía,

apasionada de su trabajo y de la vida. Se trata de un adulto maduro que no ha

completado las tareas de conformar una familia y tener hijos, que expresa

generatividad en su rol como docente transmitiendo conocimientos. Se ve inmersa una

crisis no normativa, un cáncer de ovario metastásico.

Vivian busca atención médica y deposita sus esperanzas en el oncólogo Dr.

Kelelian el cual le propone un tratamiento de quimioterapia experimental, le explica que

sufrirá efectos secundarios muy fuertes y que no es seguro que su problema de cáncer

desaparezca. Se observa al Dr. Kelelian como un médico muy preparado, muy

técnico, conocedor de la enfermedad. No obstante, durante la consulta luce

despreocupado, se despista con facilidad, le falta empatía con los sentimientos y

pensamientos de la paciente.

El enfoque de atención médica proporcionado es paternalista, más de un

informador técnico que no conecta realmente con las preocupaciones, frustraciones,

ansiedad y angustia de su paciente, no ve más allá del entorno y contexto de la

enfermedad de Vivian. Ella acepta el tratamiento aparentando ser una mujer fuerte

que en ningún momento recibe apoyo de psicología o trabajo social.

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La enfermedad le quita la vida antes de morir, le arrebata su rutina, su rol de docente

e intelectual, pierde su privacidad, su modo de vestir, la forma en como se relaciona

con las personas. Durante su estancia hospitalaria afloran los sentimientos de angustia

y dolor por ver como pierde su vida y empeora la enfermedad a pesar del tratamiento

médico. Vivian lucha en silencio contra una voraz enfermedad que la consume

lentamente hasta llevarla a la muerte, sin que el tratamiento médico lo pueda evitar.

Vivian es sometida una atención medica deshumanizada, se convierte en una “cosa”

o “cuerpo de conocimientos” la atención proporcionada por el Dr. Jeison estudiante

del Dr. Kelelian es muy desatendida y deshumanizada. Él trata de ser empático y

explicar la enfermedad pero tiene una profunda desconexión con los sentimientos e

ideas de la paciente, Ve a Vivian como un sujeto experimental en el cual enfocar sus

estudios sobre el cáncer, desligando a la enfermedad de la persona. Durante la revista

médica (que es muy breve), se puede observar falta de humanización, atención

paternalista, subordinación y jerarquía entre sus miembros, uso de términos médicos

inentendibles para el paciente.

Se plantean dilemas éticos que el cuerpo médico en el afán de buscar una mejoría

para Vivian termina vulnerando, Vulneración del principio de beneficencia al resultar

“el remedio peor que la enfermedad”. Principio vulnerado de no maleficencia al ser

sometida a exámenes innecesarios y efectos secundarios bastantes fuertes, pues es

claro que los riesgos a los que fue sometida superaron a toda costa los beneficios.

Vulneración de la autonomía al no respetar la decisión de no recibir reanimación

cardiopulmonar en caso de paro cardiaco y muerte.

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Nos sumergimos en una película sobre la relación médico paciente, los dilemas

éticos del tratamiento paliativo y el abordaje de la muerte digna. Vivian tenía derecho a

recibir atención paliativa integral y humanizada al lado de sus seres queridos, con

apoyo de psicología y trabajo social. Tenía derecho a morir dignamente en casa

controlando el dolor, la deshidratación, el hambre y sin encarnecimiento terapéutico.

Primun non no cere

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