Dividido 20230626 0437
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Este libro no habría sido posible sin la valiosa ayuda que he tenido la suerte de recibir en cada etapa del largo recorrido entre su concepción
inicial y su redacción final.
INVESTIGACIÓN EMPÍRICA
Todo empezó con la planificación, la realización y el análisis del experimento que llevamos a cabo en la Universidad de Stanford en agosto
de 1971. El primer impulso para poner en marcha esta investigación surgió del proyecto para unas clases sobre la psicología del
encarcelamiento a cargo de David Jaffe, que más tarde desempeñaría el papel de subdirector de la prisión de nuestro experimento. Con el fin de
preparar el experimento y entender mejor la mentalidad de los reclusos y del personal penitenciario, y para explorar las cualidades esenciales de
la naturaleza psicológica de toda experiencia carcelaria, impartí un curso de verano en la Universidad de Stanford centrado en estos temas. Para
ello conté con la colaboración de Andrew Carlo Prescott, que hacía poco había obtenido la libertad condicional tras una serie de largas
reclusiones en prisiones de California. Carlo nos brindó su valiosa experiencia actuando como asesor del experimento y desempeñando el papel
de presidente de nuestra «junta de libertad condicional». Dos estudiantes licenciados, William Curtis Banks y Craig Haney, participaron de lleno
en cada etapa de la producción de este singular proyecto de investigación. Esta experiencia marcó para Craig el inicio de una carrera de gran
éxito en los campos de la psicología y del derecho que le ha llevado a ser uno de los principales defensores de los derechos de los reclusos;
también ha escrito conmigo varios artículos sobre temas relacionados con el sistema penitenciario como institución. Les agradezco a los dos las
aportaciones que hicieron a aquel estudio y sus conclusiones intelectuales y prácticas. También deseo expresar mi mayor agradecimiento a
todos y cada uno de los estudiantes universitarios que se ofrecieron a participar en aquella experiencia que algunos, después de tantos años, aún
no han podido olvidar. De nuevo les pido perdón por el sufrimiento que les haya podido causar.
INVESTIGACIÓN SECUNDARIA
La tarea de pasar la videoteca del experimento de la prisión a formato DVD y de hacer las transcripciones de las grabaciones ha recaído en
Sean Bruich y Scott Thompson, dos estudiantes excepcionales de Stanford. Además de destacar los episodios más importantes de este
material, Sean y Scott también han contribuido a recopilar una amplia selección de material adicional sobre diversos aspectos del estudio.
Del paso siguiente, recopilar y organizar abundante material adicional a partir de recortes de prensa, notas mías y artículos diversos, se han
encargado Tanya Zimbardo y Marissa Allen. Un equipo formado por otros estudiantes de Stanford, sobre todo Kieran O’Connor y Matt Estrada,
se ha encargado de comprobar todas las referencias. Matt también ha realizado la transcripción de mi entrevista grabada en audio con el
sargento Chip Frederick.
Deseo agradecer las propuestas y los comentarios sobre varios capítulos del primer y el segundo borrador que he recibido de diversos
colegas y estudiantes, entre ellos Adam Breckenridge, Stephen Behnke, Tom Blass, Rose McDermott y Jason Weaver. Anthony Pratkanis y Cindy
Wang merecen un agradecimiento especial por su ayuda en la parte del capítulo final centrada en la resistencia a las influencias no deseadas.
También deseo agradecer a Zeno Franco sus aportaciones a las nuevas formas de contemplar la psicología del heroísmo.
Mi interpretación de la situación militar en Abu Ghraib y en otros escenarios de la guerra está muy en deuda con los conocimientos de la
suboficial Marci Drewry y del coronel y psicólogo militar Larry James. Doug Bracewell me ha facilitado el acceso a fuentes de información muy
útiles en Internet sobre muchos temas relacionados con las cuestiones que abordo en los dos capítulos del libro dedicados a Abu Ghraib.
Además de haber dedicado mucho tiempo a este caso sin recibir remuneración alguna, Gary Myers, abogado del sargento Frederick, también
me ha proporcionado todos los materiales y datos que necesitaba para entender aquella compleja situación. Adam Zimbardo me ha ofrecido un
agudo análisis de la naturaleza sexual de las «fotos de trofeo» que documentan las «diversiones» del turno de noche de la galería 1A.
También debo expresar mi mayor agradecimiento a Bob Johnson (amigo, colega y coautor de nuestro libro de texto de introducción a la
psicología, Core Concepts). Bob se ha leído todo el manuscrito y me ha hecho valiosas sugerencias para mejorarlo, al igual que Sasha
Lubomirsky, que me ha ayudado a coordinar las aportaciones de Bob con las de Rose Zimbardo. Rose es profesora honoraria de literatura
inglesa y se ha asegurado de que todas las frases del libro cumplan el objetivo de transmitir mi mensaje al gran público. Gracias a todos ellos por
haberme prestado su ayuda con tanta gentileza y sentido común.
Gracias también a mi editor de Random House, Will Murphy, por su edición tan meticulosa, un arte ya perdido en muchos editores, y por su
valeroso intento de reducirlo a sus temas esenciales. Lynn Anderson ha realizado a la perfección la corrección del texto y, junto con Vincent La
Scala, ha añadido claridad y coherencia a mis mensajes. John Brockman ha actuado como agente y ángel custodio de este libro y de su
promoción.
Por último, tras haber estado escribiendo doce horas seguidas o más, noche tras noche y día tras día, mi cuerpo dolorido se preparaba para
la siguiente jornada gracias a los masajes de Gerry Huber, de la Healing Winds Massage de San Francisco, y a los de Ann Hollingsworth, del
Gualala Sea Spa, cuando trabajaba en mi refugio de Sea Ranch.
A todos y cada uno de mis ayudantes, familiares, amigos, colegas y estudiantes que me han ayudado a transformar mis pensamientos en
palabras y a plasmarlas en el manuscrito que ha dado origen a este libro, mi agradecimiento más profundo y sincero.
Ciao,
PHIL ZIMBARDO