Humedales

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Jorge Abad

José Luis Burrel

Los

Humedales
en Aragón
Equipo
Dirección:
Guillermo Fatás y Manuel Silva
Coordinación:
Mª Sancho Menjón
Redacción:
Álvaro Capalvo, Mª Sancho Menjón, Ricardo Centellas
José Francisco Ruiz

Publicación nº 80-80 de la
Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón

Texto y fotografías: Jorge Abad y José Luis Burrel


I.S.B.N.: 84-95306-61-1
Depósito Legal: Z. 2302-00
Diseño: VERSUS Estudio Gráfico
Impresión: Edelvives Talleres Gráficos
Certificados ISO 9002
ÍNDICE

Prólogo 5

DEFINICIÓN, CLASIFICACIÓN E IMPORTANCIA


DE LOS HUMEDALES 6
Iniciativas para clasificar nuestras zonas
húmedas según su importancia 12

CONCEPTOS ECOLÓGICOS BÁSICOS 16


Ciclos de materia y flujos de energía 16
Estratificación térmica 18
Productividad 21

LOS LAGOS GLACIARES O IBONES 24

EL ENDORREÍSMO EN ARAGÓN 35
Salinidad 36
Endemismos 37
Tapetes microbianos 37
Ornitofauna 40

HUMEDALES ARTIFICIALES 46

LAGUNAS CÁRSTICAS 50
Parámetros físico-químicos de las aguas 52
El ciclo anual 53
Las comunidades planctónicas 56
LOS EMBALSES 58

OTROS TIPOS DE HUMEDALES 69

PROBLEMAS DE LOS HUMEDALES 78

MOTIVOS PARA SU CONSERVACIÓN 88

MAPA DE LAS PRINCIPALES ZONAS HÚMEDAS DE ARAGÓN 90

Bibliografía 93
PRÓLOGO

E sta obra no pretende dar una visión exhaustiva de


los humedales aragoneses sino, simplemente, des-
pertar la curiosidad del lector por tan importan-
tes formas del patrimonio natural. Aragón es una tierra
seca, pero aún conserva buenas muestras de complejos
lagunares, hasta el punto de que dos de ellos han sido cali-
ficados de “Importancia Inter nacional” según los criterios
del Convenio firmado en Ramsar (Irán, 1971).
La atenta observación de los organismos que habitan
estos enclaves es a menudo motivo de sorpresa para el
profano: incluso en lo microscópico hay multitud de seres
vivos cuyo estudio permite comprender mejor de qué
modo funcionan los ecosistemas. Muy pocos de estos
espacios húmedos están protegidos y bastantes presentan
alteraciones significativas. Va siendo urgente una toma de
conciencia sobre los valores naturales que atesoran y los
importantes procesos ecológicos que sustentan, para
fomentar su conservación, su uso racional y su transmisión
en buenas condiciones a las generaciones futuras.

Nuestro reconocimiento por su inestimable ayuda a Yasmina Bernat,


Miguel Ángel Muñoz, Armando Ocón y, en especial, a Angelina Llamaza-
res y a Concha Bernal por su colaboración en diversos aspectos relacio-
nados con el texto, sin olvidar al Equipo CAI100 por su ayuda técnica.

–5–
DEFINICIÓN, CLASIFICACIÓN
E IMPORTANCIA DE LOS
HUMEDALES

U no de los primeros problemas que surgen a la hora


de abordar el concepto de “humedal” es su propia
definición, no exenta de polémica y que ha gene-
rado preguntas como ¿con qué periodicidad y cuánto tiem-
po tiene que estar inundada una superficie para ser consi-
derada humedal?
Además, algunos humedales evolucionan muy rápida-
mente: unos se colmatan de sedimentos y propician así su
conversión en ecosistemas terrestres; otros son desecados
y transformados en tierras de cultivo, aunque regularmente
se permite su inundación (Laguna de La Zaida, en la cuen-
ca endorreica de Gallocanta); otros más son de origen arti-
ficial, como pantanos o balsas de regulación de riego, y los
hay que pueden asociarse a las riberas de los ríos de
mayor caudal, cuyas inundaciones periódicas o sus aguas
freáticas generan espacios húmedos cerca del cauce o en
ecosistemas insulares.
Por ello se producen debates, aunque, en general, se
acepta como concepto básico de humedal el de un espacio
intermedio entre los medios húmedos y los generalmente

–6–
secos, que posee características de ambos pero que no
puede ser asignado ni a los ambientes acuáticos ni a los
terrestres.
Avanzando en la definición, caracteriza a los humedales
la presencia de agua durante periodos dilatados de tiempo;
agua que genera cambios sustanciales en los suelos y en
los microorganismos que éstos contienen, al tiempo que
provoca la especialización de comunidades de flora y fau-
na hasta lograr un equilibrio que permite diferenciarlos
de los ecosistemas acuáticos o terrestres.
Los más de cien Estados firmantes del Convenio de
Ramsar sobre Conservación de Humedales de Importancia
Internacional aplican un criterio amplio para humedal:
«Extensiones de marismas, pantanos y turberas o super-
ficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o
artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrien-
tes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de
agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda
de 6 metros».
Según este criterio, un gran número de hábitats en Ara-
gón son humedales, con la única ausencia de los asociados
a ecosistemas marinos, pero con la diversidad que supone
un gran valle fluvial como el del Ebro y sus afluentes,
enmarcado al norte y al sur por dos cordilleras: la Pirenai-
ca, con mayor gradiente de humedad, y la Ibérica, con
ambientes más secos a causa de sus precipitaciones más
escasas.

–7–
Enmarcado el concepto de humedal, hay que clasificar
sus tipos, analizar sus características principales y seña-
lar los casos existentes en Aragón. El criterio utilizado aquí
atiende principalmente a la naturaleza del origen del
humedal, mejor que a su estado trófico o nutritivo o a las
diferencias químicas o biológicas del agua y de las comuni-
dades que los habitan.
El objetivo es abarcar así elementos hidrográficos no
considerados tradicionalmente humedales: lagos de gran-
des dimensiones, embalses, márgenes fluviales encharca-
bles, acuíferos, etc. Ello favorece una visión más global e
integradora de las cuencas hidrográficas y de los procesos
básicos del ciclo del agua. Es un buen modo de defender
una planificación del territorio que debe considerar, ade-
más de los usos del agua, las funciones y necesidades eco-
lógicas, hoy algo abandonadas por la Administración
Hidrológica.
Los humedales aragoneses, en función de su origen, se
deben a fenómenos naturales, glaciares, endorreicos o
cársticos, o son artificiales: embalses, balsas de regulación
de riego e incluso arrozales, de reciente aparición en los
nuevos regadíos; sin olvidar, además, manifestaciones pan-
tanosas originadas por manantiales de gran entidad (ojos)
y otras dependientes de cursos fluviales, como los gala-
chos, llanuras inundables e incluso ecosistemas insulares
o turberas, de gran importancia por su desarrollo vegetal o
por su registro fósil.

–8–
Por tanto, esta obra incluye una amplia gama de terri-
torios, desde los “criptohumedales” o áreas encharcadas
donde dominan las aguas subterráneas y en las que sólo
acceden a la zona saturada de agua las raíces de las plantas
(praderas húmedas, juncales, bosques de ribera, etc.), y
las “formaciones palustres” o masas de agua no fluyente
y poco profundas (lagunas, charcas, turberas, llanuras de
inundación, etc.), hasta las “formaciones lacustres” o masas
de agua no fluyentes y profundas (lagos, embalses, etc.).
Todos estos hábitats son utilizados por comunidades bioló-
gicas singulares, con especies de flora y fauna amenazadas,
en enclaves geomorfológicos de gran interés y con valores
paisajísticos de extraordinaria calidad.
Este libro quiere también desvelar las razones que ava-
lan la conservación y el uso racional de estas nota-
bles manifestaciones del patrimonio natural, no sólo por-
que cumplen funciones ecológicas fundamentales, sino
porque son recursos de gran importancia económica, cul-
tural, científica y recreativa.
Por otra parte, es necesario comentar el frágil equilibrio
que presentan estos ecosistemas húmedos al requerir apor-
tes hídricos de calidad pero en un medio cada vez más
contaminado por vertidos diversos, con efectos acumulati-
vos que provocan graves pérdidas de la riqueza natural.
Tampoco hay que olvidar la práctica habitual, relacionada
con pasadas épocas de expansión agrícola, de desecarlas
para su cultivo, que ha dado lugar a una agria polémica

–9–
Ibón de Sabocos (Panticosa), en la cabecera del río Gállego

Laguna de La Playa, en la plataforma endorreica Bujaraloz-Peñalba-Sástago


Embalse de La Peña

Turberas de Anayet
sobre la puesta en regadío de los Monegros en lo que afec-
ta a la plataforma endorreica del importante complejo
lagunar de Sástago-Bujaraloz.
Los humedales están entre los ecosistemas más produc-
tivos de la Tierra a la vez que mantienen una enorme bio-
diversidad. Destaca su funcionalidad vital para la avifauna
migratoria, patrimonio común de la Humanidad que sólo
podrá preservarse si se mantiene intacto el suficiente
número de eslabones para que la cadena no se interrumpa
irremisiblemente.
En resumen, los humedales pueden describirse como
los riñones del medio natural por las funciones que
desempeñan en los ciclos hidrológicos y bioquímicos, o
como supermercados biológicos si se analizan teniendo en
cuenta las redes tróficas o nutritivas que soportan y la bio-
diversidad que sustentan.

INICIATIVAS PARA CLASIFICAR NUESTRAS ZONAS


HÚMEDAS SEGÚN SU IMPORTANCIA

Desde que en 1971 la Convención de Ramsar aprobó


criterios de clasificación para las zonas húmedas, numero-
sos países, entre ellos España, han llevado a cabo iniciati-
vas para aplicarlos y mejorarlos. AMAT y FERRER entre
otros (1985) elaboraron un trabajo ya clásico, proponiendo
la utilización de diversos criterios que, aplicados a los

– 12 –
humedales aragoneses por BALLARÍN (1985), dieron la
siguiente clasificación:

Importancia Lagunas Principales especies que le confieren


importancia

Nacional Gallocanta Ánade silbón, Á. real, Pato cuchara,


Cerceta común y Porrón moñudo
Pantano de Las Navas Cerceta común
Pantano de La Sotonera Ánade real, Porrón comun y Cerceta
común
Laguna de Sariñena Ánade real, Á. rabudo, Á. Friso, Pato
cuchara, Porrón común y Focha común

Regional Laguna de Sádaba Ánade real


Laguna de Moncayuelo Ánade real y Focha común
Pantano San Bartolomé Ánade real
Pantano de El Bolaso Ánade real, Á. Rabudo y Pato cuchara
Estanca y Salina de Pato cuchara y Focha común
Chiprana
Galacho de La Alfranca Ánade rabudo
Pantano de Yesa Ánade real
Pantano de Ardisa Cerceta común
Pantano de Mequinenza Ánade real, Á. rabudo, Á. silbón, Cerceta
común
Pantano de La Tranquera Ánade real y Cerceta común
Laguna de Gallocanta Ánade rabudo
Pantano de las Navas Ánade real
La Sotonera Ánade rabudo y Pato cuchara
Sariñena Ánade silbón
Estanca de Alcañiz Cerceta común, Ánade real y Á. Rabudo
Salada de Alcañiz Cerceta común

– 13 –
Por último, la utilización de criterios botánicos desarro-
llados por CIRUJANO y otros autores (1992) con los mis-
mos fines, a la que añadimos la catalogación según el
D. 49/95, da el siguiente cuadro:

Importancia Humedal Principales Grado de Categoría


especies amenaza D. 49/95
presentes

Interna- Gallocanta Puccinelia pungens M.A. P.E.


cional Chara pedunculata A.
Chara virgata A.
Lamprothamium papulosum A.
Potamogeton gramíneus A.
Ranunculus tripartirus A.
Nacional Estanca de Alcañiz Potamogeton luceus A.
Lagunas de Chiprana Lamprothamium papulosum A.
Saladas de Riella notarisii M.A. P.E.
Bujaraloz-Sástago Lamprothamium papulosum A.
De Interés Ibones de Anayet Potamogeton alpinus
Singular Ibón de Sabocos Potamogeton gramíneus A.
Ibones de Plan Potamogeton gramíneus A.
Ibón de Estanés Subularia aquatica A.
Ibón de Piedrafita Potamogeton praelongus A.
Lago de Angliós Nitella capillaris A.
Balsa de Valjunquera Tolypella prolifera M.A.

M.A.: Muy amenazada


A.: Amenazada
P.E.: En peligro de extinción

– 14 –
OTRAS CLASIFICACIONES DE HUMEDALES
CLASIFICACIÓN POR EL ESTADO TRÓFICO (O.C.D.E.)

Categoría Valor límite


Trófica
Fósforo Clorofila D. Secchi
(mg/m3) (mg/m3) (profund.) (m)

ULTRAOLIGOTROFO <4 <1 > 12


OLIGOTROFO 4 a 10 1 a 2,5 6 a 12
MESOTROFO 10 a 35 2,5 a 8 3a6
EUTROFO 35 a 100 8 a 25 1,5 a 3
HIPEREUTROFO > 100 > 25 < 1,5

CLASIFICACIÓN SEGÚN LA CONFERENCIA DE RAMSAR


Divide los humedales en tres grandes categorías:
1. Humedales marinos y costeros
Nuestra región no tiene representantes en esta categoría.
2. Humedales continentales: Aragón tiene representación en los siguientes
apartados
M. Ríos y arroyos permanentes.
N. Ríos y arroyos estacionales.
O. Lagos permanentes de agua dulce, incluyendo meandros de ríos.
P. Lagos estacionales o intermitentes de agua dulce.
Q. Lagos permanentes, salinos, salobres o alcalinos.
R. Lagos y zonas inundadas estacionales intermitentes, salinos, salobres o
alcalinos.
Va. Humedales alpinos/de montaña.
Y. Manantiales de agua dulce.
Zk. Sistemas hídricos subterráneos en karst o en cuevas.
3. Humedales artificiales
1. Estanques de acuicultura.
2. Estanques artificiales.
3. Zonas de riego; incluye canales y arrozales.
4. Zonas de explotación de sal; salinas artificiales.
6. Áreas de almacenamiento de agua, reservorios, represas hidroeléctricas.
CONCEPTOS ECOLÓGICOS BÁSI-
COS

P ara entender los ecosistemas, la ecología esquemati-


za sus componentes: analiza los flujos de energía y
los ciclos de materia, de modo que permitan su
expresión en términos de biomasa (kilogramos) y energéti-
cos (calorías); o bien mide la biodiversidad en relación a
las especies y cuantifica las interacciones entre individuos
y poblaciones.

CICLOS DE MATERIA Y FLUJOS DE ENERGÍA

De modo simplificado, puede aceptarse que la fuente


principal de energía proviene del sol y es aprovechada por
los productores primarios gracias al proceso de la fotosín-
tesis (vegetales); éstos constituyen el alimento de los con-
sumidores de primer orden (herbívoros) que, a su vez, lo
son de los consumidores de segundo orden (carnívoros).
Esta cadena trófica o de alimentación culmina en los con-
sumidores de tercer orden (superpredadores), que son los
carnívoros que se alimentan no sólo de herbívoros sino
también de otros carnívoros. El eslabón final lo forman los
desintegradores o descomponedores (bacterias, levaduras,
hongos) que se alimentan de los restos orgánicos exceden-

– 16 –
tarios, aseguran el reciclado al mundo mineral de la mate-
ria orgánica y cierran la cadena alimentaria.
Una singularidad de los ecosistemas acuáticos es que,
entre los organismos que los pueblan, se cuenta el planc-
ton, conjunto de seres vivos en suspensión en el agua, que
abunda más en lagos, lagunas y embalses, y mucho menos
en los ríos. Son organismos generalmente microscópi-
cos, tanto plantas (fitoplancton) como animales (zooplanc-
ton); su enorme importancia se debe a que sustentan la
base de las cadenas tróficas (de nutrición).
En un esquema organizativo de un lago que permita el
desarrollo de todos los organismos presentes en la cadena
trófica, los productores primarios serían el fitoplancton
(algas y fitoflagelados) y las plantas acuáticas; los consumi-
dores de primer orden se corresponderían con el zoo-
plancton (protozoos, rotíferos, pequeños crustáceos y lar-
vas de invertebrados); los consumidores de segundo orden
serían los peces; y los de tercer orden, otros peces, anfi-
bios, reptiles, aves y mamíferos. Completan esta cadena los
desintegradores, principalmente bacterias.
Estas biocenosis (conjunto de los seres vivos de un
determinado ambiente) dependen de ciertas limitaciones
relacionadas sobre todo con el clima y las características
físicas y químicas del agua. Así, la temperatura, las concen-
traciones de oxígeno disuelto y su relación con los proce-
sos de respiración de los organismos, las sales disueltas

– 17 –
(principalmente sustancias nitrogenadas y fosfatos ligados
a fenómenos de eutrofización), entre otros, inciden en el
equilibrio ecológico de los humedales, permiten la diferen-
ciación ecológica de los mismos y propician a la vez con-
diciones que obligan a los seres vivos a especializarse.
descomposición
putrefacción
BACTERIAS
mineralización

RESPIRACIÓN NITRATOS
FOSFATOS
SULFATOS
IÓN CO2 CARBONATOS
C SALES
MINERALES
IRA

O2 FOTOSÍNTESIS DISUELTAS
Ca-Mg-Na-K-Fe
SP
E

R FOTOSÍNTESIS VEGETALES
algas-fitoplancton-bentos
ANIMALES DEL
ZOOPLANCTON

FAUNA
INVERTEBRADA VEGETACIÓN
LITORAL

ESTRATIFICACIÓN TÉRMICA

Un parámetro físico como la temperatura permite que en


los embalses, lagos y lagunas con suficiente profundidad se
genere un proceso de gran interés: la estratificación térmi-
ca. La máxima densidad del agua se establece a los 4°C
de temperatura y este fenómeno físico genera un régimen
térmico periódico, porque en invierno la temperatura de la

– 18 –
superficie del agua es menor que la del fondo. En verano,
al contrario, la temperatura de la capa superficial de agua
es mayor y flota por encima de la más fría y densa del fon-
do, que se va calentando muy lentamente. En las estacio-
nes intermedias (primavera y otoño), al igualarse la tempe-
ratura a 4°C en toda la columna de agua, se producen la
mezcla y recirculación, impulsadas por el viento, tan persis-
tente en Aragón. A consecuencia de ello, los nutrientes
acumulados en el fondo se incorporan a la superficie y la
concentración de oxígeno se iguala en todo el perfil, pro-
vocando un rejuvenecimiento de sus comunidades biológi-
cas. Es como si la sucesión volviera a comenzar cada pri-
mavera, en un importante fenómeno de periodicidad anual.
El modelo expuesto correspondería a un lago dimíctico
(con dos periodos de mezcla y dos de estratificación cada
año). Tal es el caso de los ibones.

Agua de deshielo

Incremento Circulación del agua:


de la temperatura las temperaturas
se igualan

Temperatura Agua densa


de 4 C a4 C
INVIERNO PRIMAVERA

Aguas cálidas y ligeras Aguas frías en superficie a 4 C


de superficie
Circulación del agua:
Termoclina las temperaturas
se igualan

Aguas frías Agua densa


a4 C
VERANO OTOÑO

– 19 –
En altitudes más bajas, el modelo funcional es el de los
lagos monomícticos, con un solo periodo de estratificación
estival-otoñal, que se destruye durante el invierno. Este
modelo (el de los embalses) es el más común en Aragón y
se estratifica en tres zonas:

EPILIMNION. Zona superficial agitada por el viento, rica


en oxígeno disuelto y fitoplancton, bien iluminada y con
disminución de temperatura a medida que se baja a
capas inferiores.

TERMOCLINA. Zona de
22 0m Superficie transición o intermedia
Influencia del viento
cuya temperatura de-
Temperatura variable crece rápidamente (al
EPILIMNION
Luz, oxígeno y plancton menos 1°C / metro).
8,8 m abundantes
21
19
17
15
TERMOCLINA Zona de transición HIPOLIMNION. Zona
13 13,8 m
11 profunda que alcanza
hasta el fondo, con es-
10
Agua en reposo caso oxígeno, poco o
9 No hay luz nada iluminada, pobre
HIPOLIMNION Variaciones de la tem- en fitoplancton y que se
peratura muy débiles
8
Fitoplancton escaso
constituye en una tram-
pa de sedimentos. La
7
temperatura oscila muy
6
poco en esta zona a lo
39 m Fondo
5,5
largo del año.

– 20 –
PRODUCTIVIDAD
Otro aspecto interesante de los humedales es su pro-
ductividad, basada fundamentalmente en la cantidad de
nutrientes o alimento disponible para las comunidades bio-
lógicas. Sobre este estado trófico intervienen muchos facto-
res ecológicos, pero el parámetro que mejor caracteriza el
estado nutritivo de los lagos es la concentración de fósforo
disuelto, ya que un nivel escaso de fósforo limita la pro-
ducción biológica de los sistemas de agua dulce. Según la
mayor o menor presencia de nutrientes en el agua, se pue-
den establecer tres categorías de lagos.
Oligotrofos (etimológicamente: poco alimentados): la
mayoría son lagos jóvenes con preponderancia de los fac-
tores físicos y químicos, siendo secundario el papel de
los organismos. También se incluirían en esta categoría los
lagos antiguos que no presentan entrada importante de
nutrientes, como es el caso de los ibones. En ellos el oxí-
geno está presente hasta el fondo; se caracterizan por
sus aguas claras y azules, su débil productividad y la lenta
descomposición de la materia orgánica. Los habitan peces
que tienen grandes requerimientos en oxígeno, como los
salmónidos.
Eutrofos (etimológicamente: bien alimentados): resul-
tan de la lenta evolución de los oligotrofos. Son poco pro-
fundos, de aguas verdes y con escasa transparencia, gran
productividad y con fenómenos de descomposición bacte-

– 21 –
riana muy intensos (constituyen la base natural del funcio-
namiento de las depuradoras de aguas residuales). El
plancton es muy abundante en la capa superficial y en pro-
fundidad disminuye el oxígeno. En ocasiones de aportes
nutritivos intensos (por ejemplo, por contaminación de
aguas residuales con alto contenido en fósforo y nitró-
geno), pueden propiciarse condiciones de ausencia de
oxígeno y fermentaciones con presencia de organismos
anaerobios en el fondo, detectables por los gases con olor
a podrido que emanan; se habla entonces de “condiciones
hipereutróficas”. Los peces de estos lagos tienen meno-
res exigencias de oxígeno; es el caso de los ciprínidos.
Distrofos (etimológicamente: mal alimentados): son
lagos oligotróficos cuyas aguas profundas carecen de oxí-
geno y que se asientan sobre terrenos ácidos con gran con-
centración en materias húmicas (de humus). Las aguas
son ácidas, se tiñen de pardo, la vegetación es escasa y
presentan baja productividad.
Esta caracterización natural según la productividad bio-
lógica de los humedales ofrece desequilibrios debido a los
aportes artificiales como vertidos orgánicos de aguas resi-
duales, con incidencia cada vez mayor en los embalses,
que alteran el equilibrio natural entre la producción de oxí-
geno por fotosíntesis y su consumo por los descompo-
nedores bacterianos que requieren grandes cantidades
de este gas para eliminar la materia orgánica excedenta-

– 22 –
ria (el fenómeno se denomina Demanda Biológica de Oxí-
geno, D. B. O.). Al mismo tiempo, su descomposición gene-
ra nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo que, de
no ser retenidos por el sedimento, favorecen las pro-
liferaciones algales en el epilimnion, proceso denominado
eutrofización. El círculo queda, así, cerrado. El resulta-
do final es una falta de oxígeno (anoxia) en el hipolimnion
que producirá una gran mortandad por asfixia entre
las comunidades biológicas más necesitadas de este ele-
mento. Los peces son los indicadores más visibles de esta
situación.
Estas aproximaciones a los principales conceptos ecoló-
gicos básicos sirven para ayudar a la comprensión de la
clasificación de los tipos de humedales de Aragón. El lector
que desee profundizar en estos y otros muchos aspec-
tos que componen la teoría ecológica (que estudia las rela-
ciones de los organismos con su ambiente) puede consul-
tar la bibliografía, al final de la obra.

Laguna de Tortajada

– 23 –
LOS LAGOS GLACIARES O IBONES

E n Aragón, se llama ibones a los lagos o lagunas de


alta montaña situados por encima de los 1.700 m,
aproximadamente. Según el Catálogo de humeda-
les de la Confederación Hidrográfica del Ebro (C. H. E.),
son en total 163, más de la mitad de los cuales está en alti-
tudes de entre 2.200 y 2.400 m. En su estudio pueden dis-
tinguirse dos grandes grupos:
Lagos de circo: se hallan en las cabeceras de los valles,
suelen presentar un perímetro redondeado, tienen una
cuenca de recepción reducida y son los más profundos y
oligotróficos.
Lagos de barra rocosa: su forma suele ser alargada, su
cuenca de recepción grande, tienen menor profundidad
media y son menos oligotróficos.
Ambos tipos se han originado por excavación de cube-
tas en el fondo de los valles, debido al desgaste producido
por lenguas glaciares que ocupaban los Pirineos durante el
Cuaternario. Al fundirse los hielos por el calentamiento
del último periodo interglaciar, las cubetas se llenaron de
agua y, poco a poco, les van llegando sedimentos que aca-
barán por colmatarlas y transformarlas en terrenos enchar-
cados de tipo turbera.

– 24 –
Sus características comunes son:
– Disposición escalonada a lo largo de los valles.
– Pequeñas dimensiones. La mayoría ocupa extensio-
nes entre 1 y 10 ha, aunque excepcionalmente pue-
den llegar a tener más de 50.
– Profundidad media entre 5 y 25 m, aunque algunos
sobrepasan los 70.
– El substrato sobre el que se asienta la mayoría es gra-
nítico y, en algún caso, calcáreo.
– Se enclavan en un paisaje típico del piso alpino, pra-
dos por encima del límite del bosque, o bien cubetas
excavadas en la roca.
La flora y la fauna de los lagos del Pirineo tienen gran
interés, sobre todo por las comunidades de plantas acuá-
ticas, invertebrados y anfibios que albergan. Además,
poseen gran valor ecológico y paisajístico, por su buen
estado de conservación, dado el bajo aporte en nutrientes
que reciben sus aguas, lo que los mantiene en estado per-
manente de oligotrofia. También contribuye a ello la difi-
cultad de acceso en muchos casos, lo cual los ha manteni-
do hasta hace poco libres de influencia humana. Con todo,
a mediados del siglo XIX algunos fueron profundamente
modificados por obras de represamiento para su aprove-
chamiento hidroeléctrico. Más recientemente, la llegada
masiva del turismo a las zonas de montaña está suponien-

– 25 –
do una nueva amenaza para otros, que comienzan a mos-
trar síntomas de degradación.
El conocimiento detallado de sus comunidades de inver-
tebrados se produjo en la década de los setenta, cuando la
Universidad de Barcelona emprendió la recogida de mues-
tras en un total de 150 lagos, unos 40 de ellos aragone-
ses. Los parámetros físico-químicos de los que se tienen
más datos son la temperatura superficial y la alcalinidad.
Las temperaturas estivales medidas oscilaron entre los 5°
para lagos situados a 2.500 m y los 20° del Ibón de Asnos,
a 1.905 m. Los valores más frecuentes están entre 10 y 15°.
Casi el 90% presenta una alcalinidad menor de 0,5 milie-
quivalentes/litro, con la única excepción de los ibones de
Sabocos, Los Asnos y Estanés, cuyos valores oscilan en tor-
no a 1,5 por asentarse sobre substrato calizo. Son cifras
muy bajas que implican escasa capacidad de regulación de
su pH, que suele variar a lo largo del año entre 6,6 y 8,5.
La principal consecuencia de su baja alcalinidad es que
son lagos muy sensibles a la contaminación por lluvia áci-
da: si la hubiera, el valor del pH bajaría notablemente, por-
que carecen de mecanismos para compensar dicha acidez.
La concentración de nutrientes es siempre baja (lagos
oligotróficos). La transparencia de sus aguas permite a la
luz penetrar a más de 20 m de profundidad en verano y
todos presentan una escasa producción primaria, debida
a bajas densidades planctónicas en todos los casos.

– 26 –
Para entender el funcionamiento de estos ibones a lo
largo del año puede tomarse como arquetipo un lago gran-
de y profundo, como el Cregüeña. Su capa superficial de
agua permanece helada durante todo el invierno y gran
parte de la primavera (diciembre-mayo) mientras que el
agua del fondo está a unos 4-5°. Durante estos meses hay
estratificación inversa, pues el agua más fría es la de la
parte superior y la masa más cálida, la del fondo. Paralela-
mente, los valores de oxígeno disuelto y pH alcanzan cotas
mínimas y los escasos nutrientes disponibles (fósforo
y nitrógeno, principalmente) se acumulan cerca del fondo.
El acontecimiento más destacado ocurre con el deshielo
primaveral, que implica la incorporación de grandes can-
tidades de agua correspondientes a las precipitaciones

Ibón de Anayet en la cabecera del río Aragón

– 27 –
caídas en invierno, lo que origina una rápida renovación
del agua de la cubeta. El proceso, en los lagos más peque-
ños, se completa en un solo mes. Poco a poco, las aguas
superficiales van elevando su temperatura durante el vera-
no hasta alcanzar los 15 o 18°, según la altitud, y esto pro-
voca su estratificación vertical en dos masas de agua: el
epilimnion cálido en superficie y el hipolimnion, profundo
y frío. Entre ambas capas hay una zona de cambio muy
marcado de temperatura, llamada termoclina, que hace de
barrera e impide la mezcla y suele situarse sobre los 10 m
de profundidad. Al final del otoño, el enfriamiento del agua
superficial permite que toda la columna vuelva a mezclarse
antes de que la superficie se hiele de nuevo. Este tipo de
régimen hace que los lagos pirenaicos sean dimícticos, con
dos periodos de mezcla y dos de estratificación cada año.
Los ibones, como lagos oligotróficos que son, mantie-
nen siempre densidades muy bajas de organismos en sus
aguas. En el fitoplancton, las algas son de distribución
cosmopolita, es decir, que se las encuentra por todo el
mundo. Lo primero que llama la atención es que suelen ser
formas de pequeño tamaño, perteneciendo en su gran
mayoría al grupo de las Clorofíceas. En casi todos domi-
nan los géneros Chromulina y Ochromonas; mientras que
en los de aguas más frías abundan especies del género
Dinobryon. Cuando los lagos presentan síntomas de eutro-
fización, se encuentran otros géneros como Sphaerocystis,
Tetrastum y Chlamydomonas.

– 28 –
La composición del plancton también varía a lo largo del
ciclo anual: en primavera proliferan las Diatomeas colonia-
les como Asterionella y Tabellaria hasta que se agotan los
pocos nutrientes disponibles. Llegado el verano, toman el
relevo las Crisofíceas y las Clorofíceas y en el epilimnion
permanecen algunas Diatomeas como Cyclotella, para
ceder el paso a otras especies en otoño. En invierno, ya
bajo la cubierta de hielo, dominan las Dinoflageladas y las
Crisofíceas.
Los estudios del zooplancton realizados en los años 70
por MIRACLE citan un total de 48 especies de Crustáceos,
29 de ellos Cladóceros y 17 Copépodos divididos en dos
grupos, Diaptómidos y Ciclópidos, a los que hay que
sumar una docena de Rotíferos.
En el caso de los lagos del Pirineo aragonés, las comuni-
dades zooplanctónicas son poco complejas. Destacan por
su presencia tres especies de Diaptómidos (la más frecuen-
te es Dyaptomus cyaneus); tres de Ciclópidos (el más fre-
cuente es Cyclops abyssorum); nueve de Cladóceros con
Daphnia longispina, Alona affinis y Chydorus sphaericus a
la cabeza, y seis de Rotíferos, con presencia más irregular,
pero dominada por Kellicotia longispina y Polyarthra doli-
choptera.
Las comunidades de orillas y fondo están formadas
en su gran mayoría por organismos litorales como Eucy-
clops serrulatus (citado en 15 lagos) Chydorus sphaericus

– 29 –
(20 presencias) y Alona affinis (17) como especies más
representativas. A esto hay que añadir la importante apor-
tación que supone el bentos (las comunidades de plantas y
animales que viven fijos sobre el fondo) a la producción

ESPECIES REPRESENTATIVAS DEL PLANCTON DE LOS IBONES


COPÉPODOS

Cyclops
abyssorum
Eucyclops
serrulatus
CLADÓCEROS

Alona affinis
Daphnia Chydorus
longispina aphericus
ROTÍFEROS

Keratella
Polyartha
quadrata
dolichoptera
Asplacna
priodonta
Kellicotia
longispina Euclanis
dilatata
primaria total, así como su destacado papel como lugar de
alimentación y puesta de los vertebrados que viven en
estos medios.
Comenzando por los productores primarios bentónicos,
destaca la presencia de importantes macrófitos como las
Fanerógamas Sparganium angustifolium (la más extendida
en casi un 60% de ibones), Ranunculus aquatilis y varias
especies de los géneros Potamogeton y Myriophyllum, así
como el alga Nitella. La mayoría de los lagos situados entre

Lago de Urdiceto en la cabecera del río Cinca. Aspecto invernal

– 31 –
2.000 y 2.400 m tienen comunidades for madas por estas
plantas, ausentes en los de mayor altitud. Mención especial
merecen algunos ibones que poseen plantas amenazadas o
de interés nacional según los criterios aplicados por CIRU-
JANO y otros (1992). Viviendo sobre estas comunidades de
plantas hay gran cantidad de consumidores primarios, cara-
coles como Limnaea, coleópteros como Donacia y nume-
rosas formas larvarias de insectos con dominancia de Tri-
cópteros, Efemerópteros y Dípteros. En las zonas más
profundas se citan especies de Quironómidos como Tany-
tarsus y también Oligoquetos como Tubifex y Limnodrilus.
Se llega así a la cima de las cadenas tróficas. Entre los
peces están el piscardo, Phoxinus phoxinus, y la bermejue-
la Rutilus arcasii, además de cuatro especies de truchas:
Salmo trutta fario (trucha común), con gran mezcla genéti-
ca por repoblaciones hechas en el pasado con animales de

Nombre Especies de plantas presentes y categoría


del ibón (Am) Amenazada (InN) Interés Nacional

Angliós Nitella capillaris Potamogeton alpinus


Plan Potamogeton gramineus
Potamogeton perfoliatus
Sabocos Potamogeton gramineus
Piedrafita Potamogeton praelongus Potamogeton alpinus
Estanés Subularia acuática Nitella syncarpa
Anayet Potamogeton alpinus

– 32 –
procedencias diversas; Oncorhynchus mykiss (trucha arco
iris), de origen americano pero que hibrida bien con la
anterior; Salvelinus fontinalis (trucha de fontana), también
introducida, y Salvelinus alpinus (trucha alpina) que se sol-
tó en muchos ibones. De estas dos últimas especies se
desconoce su situación actual en el Pirineo.
Entre los Anfibios destacan la rana común Rana perezi,
la bermeja Rana temporaria y la pirenaica Rana pyrenai-
ca; el tritón pirenaico Euproctus asper es especie endémica
que vive en los remansos de fondos pedregosos; el tritón
palmeado Triturus helveticus, muy abundante en algunos
ibones; la salamandra común Salamandra salamandra; el
tritón jaspeado Triturus marmoratus que sólo está presen-
te en la Jacetania y Serrablo; el sapo común Bufo bufo y
el sapo partero Alytes obstetricans, ambos muy abundan-
tes; el corredor Bufo calamita y la ranita de San Antonio
Hyla arborea.
Los Reptiles sólo están representados por una especie,
la culebra viperina Natrix maura; las Aves son también
escasas pues sólo dos especies pueden considerarse liga-
das a los ibones: la polla de agua Gallinula chloropus y el
ánade real Anas platyrhynchos.
Algunos Mamíferos de las orillas de los lagos serían la
rata de agua Arvicola sapidus, la rata de agua septentrional
Arvicola terrestris que convive con la anterior en todo el
Pirineo central y el musgaño patiblanco Neomys fodiens.

– 33 –
1. CICLO ANUAL DE UN IBÓN PIRENAICO TÍPICO
Prof. Primavera Verano Otoño Invierno
2m hielo EPILIMNION hielo
4m Temperatura>10°C
6m Mezcla Mezcla
8m Termoclina
10m Estratificac. inversa Estratificac. inversa
12m HIPOLIMNION
14m Temperatura 4-6°C

2. DISTRIBUCIÓN DEL FITOPLANCTON SEGÚN ÉPOCA DEL AÑO


Prof. Primavera Verano Otoño Invierno
2m Diatomeas centrales
4m Diatomeas coloniales
6m
8m Crisofíceas y Termoclina Crisofíceas y
10m Dinoflageladas Dinoflageladas
12m Crisofíceas y Clorofíceas
14m

3. DISTRIBUCIÓN DEL ZOOPLANCTON A LO LARGO DEL AÑO


Prof. Primavera Verano Otoño Invierno
2m Cyclops abyssorum
4m
6m
8m Termoclina
10m Diaptomus cyaneus Diaptomus cyaneus
12m Mixodiaptomus laciniatus Mixodiaptomus laciniatus
14m Daphnia longispina Daphnia longispina

– 34 –
EL ENDORREÍSMO EN ARAGÓN

L os fenómenos endorreicos, constituidos por cuencas


hidrográficas y plataformas que presentan un drena-
je nulo o muy deficiente a la red fluvial, alcanzan en
España tal extensión e importancia que suponen un rasgo
fundamental para definir la fisiografía de la Península Ibéri-
ca. Las tres comarcas endorreicas españolas más significa-
tivas en extensión y singularidades son la Aragonesa, la
Bética y la Manchega.
Las causas del endorreísmo son diversas: por un lado,
geomorfológicas (depresiones causadas por movimientos
tectónicos o colapsos y hundimientos por disoluciones
locales) y, por otro, climáticas, por presencia de vien-
tos desecantes y erosivos, escasas e irregulares precipita-
ciones (que no son capaces de cambiar la tendencia de
estas superficies y darles salida a la red fluvial) y elevadas
temperaturas, con alta evaporación y abultado déficit hídri-
co. Debe añadirse un substrato impermeable, de extensión
y profundidad suficientes para que las aguas de superficie
queden atrapadas. Todo ello genera condiciones óptimas
para el desarrollo de lagunas, lagunazos, saladas, sali-
nas, balsas, balsetes, hoyas y albercas, que son algunas de
las denominaciones dadas a los humedales asociados a los
fenómenos endorreicos. Estos factores determinan una
gran variedad de formas y características físico-químicas

– 35 –
del agua, así como de comunidades biológicas que deben
adaptarse a condiciones tan extremas; lo que da lugar a
singularidades, algunas de importancia internacional.
SALINIDAD
Una de estas singularidades es la elevada concentración
en sales de las aguas, que propicia comunidades muy
especializadas y más propias de ambientes marinos, estua-
rios o lagunas litorales. La salinidad puede variar tanto a lo
largo del año como entre años secos y lluviosos. También
es destacable la disminución de la cantidad de sal a medi-
da que nos alejamos de la orilla lagunar, lo que se traduce
en una serie de orlas o bandas de vegetación ordenada
según la tolerancia a la inundación y a la salinidad. El vien-
to se encarga de reordenar estas orlas al acumular dichas
sales en lugares concretos, dependiendo de las direcciones
dominantes, y al formar dunas que, además, recogen diver-
sos materiales orgánicos y se constituyen en ambientes sin-
gulares en sus orillas.
Los ejemplos más significativos de estas lagunas saladas
son la Cuenca Endorreica de Gallocanta (provincias de
Zaragoza y Teruel), con las particularidades de situarse
en una cota superior a los 1.000 m y de ser la más extensa
de todas, con una superficie aproximada de 1.327 ha; y las
Saladas de Chiprana (Zaragoza), que disponen de agua
hipersalina permanente, con escasa fluctuación a lo largo
del año y cubetas con profundidades de 5 m. Otros encla-

– 36 –
ves de gran interés son la plataforma endorreica situada
entre Bujaraloz, Peñalba y Sástago (Zaragoza) y las Saladas
de Alcañiz (Teruel), y los núcleos endorreicos de Borja-
Tarazona, Cinco Villas (próximo a Sádaba y Ejea de los
Caballeros) y Belchite, más alterados.

ENDEMISMOS
Estas salinas o saladas han fomentado la presencia de
especies muy adaptadas, entre las que destaca el crustáceo
ostrácodo Eucypris aragonica (Brehm y Margalef, 1948),
descubierto en la Laguna de Piñol y que constituye un
endemismo único en el mundo, pues se encuentra sola-
mente en once lagunas saladas de la plataforma endorreica
de Peñalba-Bujaraloz-Sástago. Este consumidor primario
presenta formas de resistencia que comparte con otros
organismos acuáticos que habitan estas lagunas tempora-
les. Así, llegada la época desfavorable que supone el largo
periodo de sequía, todos ellos presentan quistes, esporas
o huevos que les permiten desarrollarse y recuperar
sus poblaciones cuando las condiciones de humedad y
temperatura son favorables. Incluso pueden soportar largos
periodos de congelación.

TAPETES MICROBIANOS
Otra singularidad de esta vida acuática son los tapetes
microbianos, asociaciones de microorganismos que se

– 37 –
Cuenca endorreica de Gallocanta

estructuran en los fondos de las lagunas y que aúnan los


sedimentos nutritivos junto a una gran abundancia de bac-
terias y algas. Estas estructuras órganosedimentarias de
naturaleza laminar tienen parecidos con las que surgieron
en los primeros momentos del desarrollo de la vida en la
Tierra hace 3.500 millones de años y son conocidas con el
nombre de estromatolitos.
El estudio de estos tapetes ha despertado gran interés en
los investigadores, pues parecen conducir hasta los oríge-
nes mismos de la vida. Se han analizado los de la laguna
de Chiprana, gracias a la particularidad de una capa más

– 38 –
salina en el fondo con estratificación casi permanente (qui-
mioclina), en unas condiciones que no es posible encon-
trar en el resto de lagunas esteparias del interior, general-
mente someras y temporales. Estos tapetes se apoyan
sobre un sedimento, negro por la presencia de sulfuro de
hierro generado por la actividad de las bacterias sulfatorre-
ductoras de la capa más profunda.
La Laguna Salada de Chiprana es una de las más singula-
res del endorreísmo aragonés e ibérico debido a esta proli-
feración de comunidades bacterianas tan particulares. Su
ambiente de aguas hipersalinas permanentes de composi-
ción dominante sulfatado-magnésica ofrece grandes venta-
jas para el desarrollo de múltiples estudios de ecología

Laguna Salada de Chiprana

– 39 –
microbiana y de limnología de ambientes extremos. La
entrada de agua dulce, proveniente de los regadíos de
su entorno, está ocasionando una disminución del carácter
forzado de este ambiente y de su singularidad ecológica.

ORNITOFAUNA
En los años de agua abundante, las comunidades bioló-
gicas asociadas a las lagunas saladas presentan una elevada
biomasa de organismos productores primarios y secunda-
rios, lo que permite que las lagunas actúen como colecto-
ras de aves en época de migración e invernada. Allí perma-
necen las anátidas pastando en las praderas de plantas
acuáticas o las limícolas mariscando los abundantes artró-
podos en las orillas. Así, en enero de 1980 (V. ENA y
F. J. PURROY) se censaron 105.170 aves en la Laguna
de Gallocanta, con 58.100 individuos de porrón común
(Aythya ferina), 18.920 patos colorados (Netta ruffina),
17.150 fochas (Fulica atra), 2.850 ánades silbones (Anas
penelope), 2.500 ánades frisos (Anas strepera), 2.010 patos
cuchara (Anas clypeata) y 1.910 ánades reales (Anas pla-
thyrhynchos), entre otras.
No obstante, la importancia de la Laguna de Gallocanta
se ha visto mermada por la persistente sequía que ha
soportado en los últimos años, que ha contribuido a la fal-
ta de agua en grado que no favorece la existencia de las
plantas acuáticas (macrofitos, sobre todo las praderas de

– 40 –
caraceas, con especies de flora amenazada como Chara
pedunculata y Chara virgata además de Lamprotham-
nium papulosum y la abundante Chara galioides). Esas
plantas son elemento indispensable para la invernada de
los patos buceadores. Potencialmente hay muy pocos luga-
res en los que se den las condiciones idóneas que ofrece la
Laguna de Gallocanta para acoger poblaciones tan nume-
rosas; es probable que, si mejoran las condiciones hidroló-
gicas, puedan volver a contabilizarse censos tan importan-
tes de aves en invernada.
Igual funcionalidad como hábitat para aves acuáticas tie-
ne, aunque en menor grado, el mosaico de lagunas endo-
rreicas dispersas por el Aragón más árido; destaca entre
ellas una cuenca endorreica reconvertida a balsa de regula-
ción de riego, la Laguna de Sariñena, con una invernada en
el censo citado (1980) de 11.198 aves. Aumentos sucesivos
han llevado, en el de 1991, a 22.276 aves (sumadas las
acuáticas y las limícolas).
Estos hábitats son imprescindibles para las aves migrato-
rias como lugares de descanso y alimentación, pues preci-
san de un rosario de zonas húmedas durante el trayecto. La
Laguna de Gallocanta se ha convertido en el punto de reu-
nión más importante de Europa para la grulla común (Grus
grus): en ella recala una media de 10.000 individuos (en
ocasiones se llega a casi 60.000). La alimentación de las
grullas depende de los cultivos agrícolas de la cuenca y de

– 41 –
Laguna del Rebollón, de la plataforma Monegros Sur

Salada de La Sulfúrica

– 42 –
su entorno (sobre todo, de cereales); algunos ejemplares,
incluso, se quedan si el invierno no es extremadamente
frío. Esto corrobora la necesidad de elaborar, mediante la
adecuada ordenación territorial, pautas y criterios que ayu-
den a integrar el medio natural y el agrario. Estos humeda-
les asociados a procesos endorreicos constituyen ver-
daderas joyas del patrimonio natural que es necesario
proteger y salvaguardar de actividades que los degraden,
ya que, además, la salud de los otros ecosistemas aragone-
ses tiene en ellos una base muy importante.
Nuestro inventario de las más importantes manifestacio-
nes endorreicas en Aragón se basa en los datos del Catálo-
go de Zonas Húmedas del Plan Hidrológico de la Cuenca
del Ebro (1998); éste, a su vez, mientras no se elabore el
Inventario Nacional de Zonas Húmedas, incluye el elabo-
rado por la Dirección General de Obras Hidráulicas (1990).
También se ha recurrido a otros autores (entre ellos,
C. Pedrocchi, M. Alonso y M. Comelles).
En Aragón hay 47 manifestaciones que pueden calificar-
se como endorreicas, clasificadas según su importancia
regional, nacional o internacional; no figuran en el cuadro
las de importancia local o de pequeña entidad. De ellas,
tan sólo cuatro tienen alguna figura de protección legal
específica (Laguna de Gallocanta, las dos Saladas de Chi-
prana y la Laguna de Sariñena), dato ilustrativo del escaso
esfuerzo de conservación de que han sido objeto por parte
de la Administración.

– 43 –
DENOMINACIÓN MUNICIPIO Y SUPERFICIE IMPORTANCIA
COMPLEJO (Hectáreas) Y ESTATUS
ENDORREICO

Laguna de Gallocanta GALLOCANTA, BERRUECO, 1.327 Internacional


BELLO, LAS CUERLAS, (1, 2, 3)
TORNOS (CG)
Laguna de la Zaida USED (CG) 163,63 Internacional
Laguna de Guialguerrero CUBEL (CG) 6,62 Nacional
Balsa Grande USED, SANTED (CG) 2,7 Nacional
Balsa Pequeña SANTED (CG) 1,95 Nacional
Las Agustinas ODÓN (CG) 2,48 Regional
Salada de Chiprana CHIPRANA (SC) 20,58 Internacional (1)
La Salobresa o de las Roces CHIPRANA (SC) 2,81 Internacional (1)
Laguna de la Playa SÁSTAGO (PBS) 192 Internacional
Salina del Camarón SÁSTAGO (PBS) 29 Internacional
Salina de la Muerte SÁSTAGO (PBS) 10 Internacional
Salina de Piñol SÁSTAGO (PBS) 11 Internacional
Laguna de Guallar SÁSTAGO (PBS) 8 Internacional
Salina del Rollico SÁSTAGO (PBS) 30 Internacional
Salina del Rebollón SÁSTAGO (PBS) 11 Internacional
Laguna del Pez SÁSTAGO (PBS) 5,47 Internacional
Laguna de Pueyo SÁSTAGO (PBS) 18 Internacional
Laguna de Pito SÁSTAGO (PBS) 53 Internacional
El Salobral BUJARALOZ (PBS) 8,99 Internacional
El Saladar BUJARALOZ (PBS) 29,27 Internacional
La Salineta BUJARALOZ (PBS) 16,46 Internacional
Laguna de Pozo Agustín BUJARALOZ (PBS) 46,6 Internacional
Clota Corral Viejo BUJARALOZ (PBS) 5,68 Internacional
Amarga Baja PEÑALBA, FRAGA (PBS) 10,16 Internacional
Amarga Alta PEÑALBA (PBS) 8,06 Internacional
Salada Grande ALCAÑIZ (SA) 35 Internacional
Salada Pequeña ALCAÑIZ (SA) 9 Internacional
S. de la Jabonera de las Torrazas ALCAÑIZ (SA) 8,28 Internacional

– 44 –
Salada de Agón o de las Lagunas AGÓN (NB) 6,45 Internacional
Las Lagunas 1 BISIMBRE (NB) 6,08 Regional
La Estanca BORJA (NB 14,93 Regional
Balsa del Planerón BELCHITE 22 Regional
Balsa la Salada CALANDA 10,62 Internacional
Lagunazo de Moncayuelo EJEA DE LOS 16,16 Regional
CABALLEROS (ACV)
El Lagunazo EJEA DE LOS 3,19 Regional
CABALLEROS (ACV)
Estanca del Gancho EJEA DE LOS 16,46 Regional
CABALLEROS (ACV)
Estanca de Castiliscar CASTILISCAR (ACV) 11,82 Regional
Pantanico del Vedado SÁDABA (ACV) 7,74 Regional
El Basal BALLOBAR (NSM) 31,16 Regional
El Basalet de don Juan BALLOBAR (NSM) 3,17 Regional
Balsa Fortiz MONEGRILLO (NSM) 1,77 Regional
Laguna de Sariñena SARIÑENA 261,08 Regional (2)
La Sulfúrica ZARAGOZA 8 Internacional
Laguna de Bezas BEZAS 11,78 Regional
Balsa del Pinar RUBIALES 4,91 Regional
Laguna de Tortajada TERUEL 2,94 Nacional
Balsa Valjunquera o Martina VALJUNQUERA 0,1 Regional

ESTATUS DE PROTECCIÓN: COMPLEJO LAGUNAR:


1. Convenio Ramsar CG: Cuenca Endorreica de Gallocanta.
2. Refugio de Fauna Silvestre SC: Saladas de Chiprana.
3. Zona de Especial Protección para las Aves PBS: Plataforma Endorreica de
Bujaraloz-Peñalba-Sástago.
SA: Saladas de Alcañiz.
NB: Núcleo Endorreico de Borja.
ACV: Area Endorreica de las Cinco Villas.
NSM: Núcleo Endorreico del Sector Norte
de Monegros.

– 45 –
HUMEDALES ARTIFICIALES

S on zonas húmedas modificadas por los distintos


usos y actividades económicas a que las ha destina-
do el hombre: piscicultura, actividades agrícolas,
saneamiento de aguas residuales, graveras y salinas, entre
otros. Todas tienen en común su alejamiento de los ciclos
de la naturaleza —especialmente, del ciclo del agua—, ya
que las mejores condiciones hidrológicas del humedal no
dependen de las épocas más lluviosas sino del uso para el
que está diseñado: balsas de regulación de riego, explo-
tación para la obtención de sal, estanques temporales para
la depuración de aguas residuales por el sistema de “lagu-
naje”, arrozales, etc. Esto determina la existencia de
ambientes acuáticos a los que difícilmente pueden adaptar-
se comunidades estables de flora y fauna, ganando en esta
adaptación las especies más cosmopolitas y oportunistas.
No obstante, para las aves acuáticas estos humedales
artificiales son ecosistemas de gran importancia, pues
los utilizan temporalmente para la invernada o la repro-
ducción. No tienen que soportar fluctuaciones en los volú-
menes de agua, a las que sí están sometidas comunidades
como las piscícolas y los anfibios.
Un ejemplo singular de estas condiciones se produjo
con la conversión de la cuenca endorreica de la Laguna de

– 46 –
Sariñena en una balsa de regulación de riego, lo que pro-
vocó aumento del volumen del agua embalsada con los
excedentes de las acequias entre los años 1976 y 1980. El
aporte de agua dulce acarreó cambios notables en su sali-
nidad y eutrofia, aumentó la diversidad de ambientes y
comenzó la invasión de peces (gambusias, carpas) y anfi-
bios (rana común) y, como colofón, se produjo un incre-
mento espectacular de las aves, tanto en individuos como
en especies nidificantes, invernantes o en paso. La laguna
se ha convertido en un ecosistema altamente productivo,
único en la región y notable por su interés científico,
didáctico y cinegético.

Laguna de Sariñena

– 47 –
La consolidación y el aumento del humedal se vieron
frenados por un plan de desecación parcial y regula-
ción, adaptado a los planes de regadío, que no tuvo en
cuenta las comunidades de flora y fauna presentes, lo que
propició un descenso del volumen de agua que afectó a
los peces y produjo una gran mortandad en el primer año
por falta de alimento, más la desaparición de las plantas
acuáticas y una gran predación de invertebrados, quedan-
do las carpas como especie controladora del ecosistema
acuático. A su vez, generó la sustitución de unas especies
de aves por otras, como en el caso de la invernada de la
gaviota reidora (Larus ridibundus) que pasó de 60 indivi-
duos (1979) a 8.000 (1991), o la focha (Fulica atra) que de
1.200 (1979) pasó a sólo 6 (1991; C. Pedrocchi). En la
reproducción fue la gaviota reidora, con 250 parejas nidifi-
cantes (1991), la que más partido sacó a estas condiciones
impuestas por las necesidades agrícolas.
Todo ello ilustra sobre los efectos en las comunidades
biológicas de estas fuertes oscilaciones no naturales y
sobre la importancia que tienen su consideración y la apli-
cación de medidas correctoras para minimizarlas o reducir-
las. Casos similares han ocurrido en otros núcleos endo-
rreicos de Aragón, como el de Cinco Villas, citado en el
apartado anterior.
Las salinas son también espacios singulares entre estos
humedales artificiales, como explotación tradicional de
interés económico, que han permanecido en algunos encla-

– 48 –
ves aragoneses; destacan entre ellas, por su inclusión en el
Inventario de Zonas Húmedas con Importancia Nacional,
las de Guibano y Pisa (en Naval), el Salinar de Peralta
(en Peralta de Calasanz) y las Salinas de Valdehierro (en
Nuévalos).
Finalmente, hay abundantes balsas y balsetas que for-
man un mosaico entre ambientes áridos y que se encuen-
tran claramente ligadas al uso ganadero como abrevaderos.
Suelen ser pequeñas cubetas naturales donde se acumu-
lan las aguas de escorrentía que, previo recrecimiento, se
han aprovechado para su almacenamiento, con lo que en
ocasiones han pasado a convertirse en balsas de gran enti-
dad acompañadas de vegetación y con una fauna de crus-
táceos (Daphnia, Eucyclops) junto a larvas de quironómi-
dos y otros dípteros, heterópteros, coleópteros y odonatos.
La repoblación de algunas de estas balsas con peces ha
generado notables desequilibrios. Pero debe destacarse
sobre todo su importancia para la reproducción de los anfi-
bios, pues se ha constatado que, en caso de albergar agua
en primavera, se concentran en ellas individuos reproduc-
tores procedentes de áreas situadas a más de 20 km. En
estos ambientes, la disponibilidad de agua en primavera y
la conservación de su calidad son vitales para la salvaguar-
da de las poblaciones de anfibios. Entre las aves acuáticas
que las pueblan destacan la polla de agua Gallinula chlo-
ropus, el zampullín Podiceps ruficollis o, más ocasional-
mente, la focha y el ánade real.

– 49 –
LAGUNAS CÁRSTICAS

L os lagos cársticos son masas de agua que ocupan


actualmente cubetas o depresiones formadas por
disolución y hundimiento posterior de rocas calizas o
yesos (materiales de las eras Mesozoica o Cenozoica).
Los carst son frecuentes en Aragón, pero no así las lagu-
nas de este origen. En el Catálogo de Humedales de la
C. H. E. sólo constan como tales los estanques de Arriba,
Grande y Pequeño de Estaña (Benabarre) y la laguna de
Ojos Pardos (Abanto).
El complejo más importante de Aragón y el mejor estu-
diado es el de las Balsas de Estaña (Huesca). Se trata en
realidad de cinco poljes (cubetas en forma de embudo
invertido) inundados que se asientan sobre materiales cali-
zos o margosos a una altitud de 670 m. El más conocido es
el Estanque Grande, de unos 850 m de longitud y 340 de
anchura máxima. El lago, en forma de ocho, reúne las dos
depresiones mayores, actualmente separadas por una
estrecha barra central de sólo 2 m de profundidad. La
cubeta menor, al NE, tiene unos 12-14 m de profundidad,
mientras que la mayor alcanza los 20, aunque los datos
están sujetos a importantes variaciones en función del cli-
ma, pues en periodos secos como la última década, el
nivel del agua desciende tanto que las cubetas llegan a

– 50 –
individualizarse. La zona no recibe ningún afluente de
superficie, por lo que sus pérdidas por evaporación han
de ser compensadas mediante surgencias en el fondo de
las propias cubetas.
Situado en un entorno típicamente mediterráneo, este
lago está rodeado de cultivos cerealistas de secano, lo que
no impide que se mantenga un buen cinturón de vegeta-
ción litoral donde están presentes dos especies de espa-
dañas (Typha), el carrizo (Phragmites australis), juncos
de los géneros Scirpus y Juncus y especies tan representa-

Lago Grande de Estaña

– 51 –
tivas como la masiega Cladium mariscus y el malvavisco
Althaea officinalis. Esta vegetación es quemada regular-
mente a finales del invierno por los lugareños.

PARÁMETROS FÍSICO-QUÍMICOS DE LAS AGUAS


Por tratarse de lagunas que se han originado por disolu-
ción de materiales yesosos y calizos, sus aguas presentan
una elevada cantidad de sulfatos y carbonatos, lo que se
traduce, por un lado, en escasa transparencia del agua y,
por otro, en valores de alcalinidad moderadamente eleva-
dos, con mínimos en el epilimnion en verano, mientras
que los máximos se alcanzan en el fondo de las cubetas a
finales de octubre (3,5 miliequivalentes/litro). El pH del
agua superficial es muy constante a lo largo del año: oscila
entre valores de 8,1 a 8,5, como corresponde a aguas bien
equilibradas, mientras que en el fondo se producen más
variaciones, con valores de 7,7 a 8,3.
Sobre las sales minerales, nutrientes para el plancton,
cabe destacar que los fosfatos son escasos en Estaña, con
notable incremento primaveral seguido de un descenso
rápido durante el verano; los nitratos presentan valores
moderados en invierno para descender rápidamente en
primavera y mantenerse así el resto del año. Los valores
bajos de ambos nutrientes se deben a una intensa absor-
ción por las células que forman el fitoplancton, muy abun-
dante en primavera y verano.

– 52 –
EL CICLO ANUAL

El funcionamiento de estos ecosistemas puede compren-


derse fácilmente analizando la evolución anual de dos
parámetros: la temperatura del agua y el oxígeno disuelto.
A comienzos de primavera (marzo), y por el calentamien-
to de las aguas superficiales, se inicia la diferenciación de
dos masas de agua claramente distinguibles por los valores
de ambos parámetros. La temperatura aumenta de modo
lento al principio (1° cada 20-25 días) para acelerarse
durante el verano (1° cada 10 días), lo que produce valores
superficiales de 25-27° en la primera semana de agosto.
Durante todo el verano, el lago mantiene un epilimnion
caracterizado por agua caliente y moderadamente rica en
oxígeno (75% de saturación) que alcanza los 8 m de pro-
fundidad y un hipolimnion a partir de 10 m, con aguas
frías (8-10°) y muy deficitarias en oxígeno o carentes por
completo de él (anoxia).

Otro aspecto curioso de las aguas del fondo, relaciona-


do con la anoxia, es su elevado contenido en sulfhídrico,
con valores de más de 90 mg/l, lo que permite el cre-
cimiento de una importante población de bacterias rojas
fotosintéticas (Chromatium) en la termoclina.

En otoño, por el enfriamiento del agua superficial, la


temperatura se hace uniforme en todo el lago, con valores
cercanos a los 9° a fines de noviembre, para bajar luego

– 53 –
1. CICLO ANUAL DE UN LAGO MONOMÍCTICO
Prof. Primavera Verano Otoño Invierno
2m EPILIMNION
4m Temperatura>10°C
6m
8m Mezcla Termoclina Mezcla vertical
10m
12m HIPOLIMNION
14m Temperatura 4-6°C

2. DISTRIBUCIÓN DEL FITOPLANCTON SEGÚN PROFUNDIDAD


Y ÉPOCA DEL AÑO
Prof. Primavera Verano Otoño Invierno
2m Clorofíceas y Cianofíceas
4m Planctonema Anabaena Diatomeas
6m Dinoflageladas
8m Crisofíceas Termoclina Dinoflageladas
10m Criptofíceas Clorofíceas
12m Clorofíceas Cianofíceas
14m Euglena Oscillatoria

3. DISTRIBUCIÓN DEL ZOOPLANCTON A LO LARGO DEL AÑO


Prof. Primavera Verano Otoño Invierno
2m Diaphanosoma brachyurum
Cyclops abyssorum
4m Termocyclops dibowskii
6m Tropocyclos prasinus Anuraeopsis fissa T. prasinus
8m Termoclina Daphnia longispina
10m
12m Polyartha dolichoptera Keratella quadrata
14m Filinia terminalis

– 54 –
a 5°, que es la temperatura mínima a que se llega a fines
de enero. Durante el otoño–invierno no hay estratificación,
sino que el agua se encuentra mezclada en su totalidad.
Se trata de agua fría y progresivamente enriquecida en
oxígeno. El ciclo vuelve a iniciarse cada primavera, de
acuerdo con la evolución climática del año. En resumen, el
funcionamiento de este lago permite clasificarlo como
monomíctico.

Lago Pequeño de Estaña

– 55 –
LAS COMUNIDADES PLANCTÓNICAS
Estaña se caracteriza por una rica comunidad de seres
vivos. En los años ochenta se constató la presencia en el
fitoplancton de más de noventa especies de algas, desta-
cando por su abundancia tres grupos: Diatomeas, Cloro-
fíceas y Dinoflageladas. En el zooplancton había más de
treinta especies representadas, entre ellas cuatro Copépo-
dos y seis Cladóceros (el resto eran Rotíferos).
El estudio de su ciclo anual revela que, al iniciarse la
primavera, el agua está totalmente mezclada y ofrece opor-
tunidades para especies de proliferación rápida, puesto
que los recursos abundan. En ese momento se desarrollan
los productores primarios oportunistas y de pequeño tama-
ño, como Diatomeas centrales, Crisofíceas y Criptofíceas.
Con la llegada del verano se nota un incremento en
la diversidad. En el epilimnion se instalan numerosas
algas Clorofíceas (el género Planctonema es el más abun-
dante); abundan especies de Chlorella, Chodatella, Tetrae-
dron, e incluso de Cianofíceas como Anabaena y Gom-
phosphaeria. En el hipolimnion de aguas oscuras, frías y
pobres en oxígeno, abundan especies de Euglena y Osci-
llatoria. A finales del verano, en un ambiente pobre en
nutrientes, las Clorofíceas de la parte superior son sustitui-
das por algas Dinoflageladas que tienen mayor biomasa,
viven más tiempo y se reproducen más despacio. Entre
ellas dominan las especies de Peridinium.

– 56 –
A mediados de otoño, el agua vuelve a mezclarse por
completo y aparecen nuevas condiciones de vida, instalán-
dose especies invernales, caracterizadas por la presencia
de Diatomeas (varias especies del género Cyclotella) acom-
pañadas durante todo el invierno por Dinoflageladas como
Peridinium y Clorofíceas como Chlamydomonas. Ya al
final del invierno aparecen otros géneros de los grupos de
algas Crisofíceas y Criptofíceas, que persistirán a lo largo
de toda la primavera.
En el zooplancton, las comunidades se suceden de for-
ma parecida: en las aguas estratificadas estivales dominan
dos Copépodos, Cyclops abyssorum y Thermocyclops
dibowskii, un Cladócero, Diaphanosoma brachyurum, y el
Rotífero Anuraeopsis fissa. El resto del año son más fre-
cuentes Tropocyclops prasinus, un Copépodo de aguas
templadas y buen colonizador de todo tipo de ambientes,
Daphnia longispina, un Cladócero de aguas eutróficas, y
los Rotíferos Keratella quadrata, Polyarthra dolichoptera
y Filinia terminalis.

– 57 –
LOS EMBALSES

L os embalses o «pantanos» son lagos artificiales crea-


dos por el hombre al interponer una presa en el
cauce de un río. Se trata de alcanzar, con ello, varios
objetivos: producir electricidad, almacenar agua para abas-
tecimiento de poblaciones o para riegos, laminar aveni-
das y, en general, una mejor regulación del caudal.
Sin tener en cuenta aquí sus impactos negativos sobre
las poblaciones asentadas, que los hay y muy importantes,
resaltaremos su aspecto de nuevos ecosistemas, de carácter
intermedio entre el río preexistente y los lagos de altitudes
parecidas. Estos ecosistemas se caracterizan por un perma-
nente desequilibrio con la cuenca en que se asientan, pues
no cesan de recibir aportes de sedimentos procedentes de
ella; los cuales, por un lado, representan más nutrientes y,
por otro, reducen paulatinamente la profundidad del vaso
y, como consecuencia, el volumen de agua embalsada.
La relación entre el volumen de agua embalsada y el de
agua entrante, que se conoce como tiempo de renovación,
es un parámetro clave a la hora de determinar las especies
que se instalan. En principio, los que se dedican exclusiva-
mente a producción de electricidad tienen tiempos de
renovación más largos y constantes a lo largo del año,
mientras que los dedicados a riego se llenan durante el

– 58 –
invierno-primavera y se vacían durante el verano-otoño en
un ciclo que se repite cada año, por lo que su tasa de
renovación es mucho mayor. En el primer caso, las condi-
ciones limnológicas se parecen más a un lago natural;
mientras que una tasa alta implica mayor parecido a un río.

Otro dato importantísimo para explicar las comunidades


de organismos que los pueblan es el grado de mineraliza-
ción de las aguas, es decir, la cantidad de carbonatos, sul-
fatos y cloruros que contienen sus aguas. Utilizando este
criterio pueden dividirse los embalses aragoneses en tres
grandes grupos.

Grupo I. Embalses con baja mineralización de sus aguas.


Se encuentran en la periferia de Aragón, al norte o al
sur. Su agua es de excelente calidad, por su proce-
dencia pirenaica o del Sistema Ibérico. Muestran
siempre valores bajos de alcalinidad y de otros pará-
metros, tal y como se aprecia en la tabla siguiente.

Embalse Alcalinid. Sulfatos Cloruros Ca Mg/mg/l Na K


meq/l mg/l mg/l mg/l

Canelles Mín. 2,08 0,54 11,5 24,08 8,35 5,46 0,84


Máx. 2,13 – – – – – –
Santa Ana Mín. 1,68 0,54 16,0 31,0 5,30 3,60 1,35
Máx. 1,93 0,77 34,0 51,5 9,30 15,3 2,40

Fuente: Los embalses. J Armengol y N. Prat.

– 59 –
Corresponden a esta tipología Yesa, La Peña, Media-
no, El Grado, Barasona, Escales, Canelles, Santa Ana,
La Tranquera y Santolea, entre otros.
Grupo II. Embalses con un grado medio de mineralización.
Como La Sotonera, Cueva Foradada o Calanda.
Grupo III. Embalses con mayor grado de mineraliza-
ción. Son ejemplos Caspe y Mequinenza que, por
estar situados en el centro del valle y debido al carác-
ter salino de los terrenos donde se asientan, contie-
nen más sales disueltas.
El funcionamiento anual de un embalse puede compa-
rarse perfectamente al de un lago monomíctico, pues se
alterna un periodo invernal-primaveral, en el que toda el
agua esta bien mezclada y con parámetros fisico-químicos
uniformes, con otro estival-otoñal de estratificación, en el
que hay dos masas de agua diferentes.
Durante el periodo de mezcla, el agua se mantiene bien
oxigenada y a temperatura baja o moderada, pero al llegar
el verano el epilimnion y el hipolimnion evolucionan de
forma independiente: mientras que el primero se calienta
más y puede llegar a sobresaturarse de oxígeno por la
intensa fotosíntesis, el segundo se empobrece progresi-
vamente, por la oxidación de la materia orgánica que pro-
cede de arriba. Si a ello se añaden aportes procedentes de
las poblaciones que vierten al río, la situación empeora
aún más, pudiendo darse el caso de falta total de oxígeno

– 60 –
en el fondo. En el agotamiento del oxígeno también influ-
ye decisivamente la profundidad a que se tome el agua en
la presa para su desembalse; pues si se hace por encima
de la termoclina, se agrava el empeoramiento de las condi-
ciones del fondo.
Las comunidades de algas en estos ambientes depen-
den mucho del grado de oligotrofia/eutrofia de sus aguas.
En los pantanos oligotróficos, con valores bajos de fósfo-
ro y de clorofila, las producciones primarias rondan los
2 ó 3 mg C/m3 y hora, abundando las especies de Dinofla-
geladas de los géneros Peridinium, Ceratium y Dinobryon
así como las Diatomeas Cyclotella y Asterionella. En los
más eutróficos del centro de la cuenca, con concentra-
ciones de fósforo y clorofila mayores, se dan produccio-
nes que sobrepasan los 7 mg C/m3 y se aprecian diferentes
especies de géneros como Pediastrum y Sphaerocystis
(Clorofíceas) que conviven con Dinoflageladas como Cera-
tium y Diatomeas de los géneros Cyclotella y Asterionella.
El zooplancton de los embalses está dominado por Cla-
dóceros (70% de especies), grupo de organismos herbívo-
ros caracterizados por su corta vida y su elevada tasa de
reproducción; los Copépodos son el 30% restante. Este últi-
mo grupo contiene especies propias de ecosistemas más
estables, con tiempos de generación largos y tasas repro-
ductoras más bajas. Aunque en los lagos europeos abun-
dan los Diaptómidos, en Aragón están poco representados,

– 61 –
Embalse de Yesa

pues sólo la especie Lovenula alluaudi ha sido citada en


Mequinenza y La Sotonera durante todo el año. Los Cicló-
pidos, por el contrario, merecen mayor atención, pudien-
do distinguirse dos grupos según su régimen sea carnívoro
o herbívoro.
Hay que destacar, finalmente, que en los embalses más
eutróficos hay mayor número de especies planctónicas y
también que se encuentran sometidos a mayores cambios
anuales; así, los géneros Daphnia y Ceriodaphnia suelen
presentar hasta tres especies diferentes en el mismo embal-
se. Por el contrario, en los embalses más oligotróficos el
número de especies es menor.

– 62 –
Embalse de La Sotonera

En cuanto al bentos, las orillas de los pantanos raramen-


te presentan buenas colonizaciones de vegetación lito-
ral, por el carácter oscilante del nivel de sus aguas y tam-
bién por lo abrupto de los márgenes. Ambos factores
imposibilitan que se instalen comunidades vegetales madu-
ras, pues éstas dependen mucho de la presencia constante
de agua o de niveles freáticos muy cercanos.
Excepcionalmente se hallan estas comunidades en algu-
nas colas, como ocurre en La Sotonera o en La Peña, don-
de cumplen una importante función como filtro para las
partículas en suspensión que llegan con las aguas de esco-
rrentía, a la vez que como retención de nutrientes que pue-

– 63 –
den provocar eutrofización. Tienen importancia también
como excelentes refugios para la invernada de pequeñas
aves paseriformes y como lugares de cría para especies
amantes de los carrizales.
En aguas profundas, el gran aporte de sedimentos y la
prolongada falta de oxígeno a la que se ven sometidos los
organismos durante el verano favorece la proliferación de
gusanos que viven dentro de tubos o construyen galerías
y que, a la vez, son muy resistentes a la anoxia. Se tra-
ta principalmente de Oligoquetos Tubifícidos, siendo los
géneros Tubifex y Limnodrilus los más numerosos en
especies. Otro grupo de organismos perfectamente adapta-
do a estos ambientes de fondo son los Dípteros Quironó-
midos, entre los que destacan cuatro géneros cuya presen-
cia permite hacer una rápida distinción de las aguas por su
calidad: las especies de Tanytarsus abundan más en los
embalses oligotróficos; Stictochironomus maculipenis pre-
fiere embalses mesotróficos de aguas profundas y frías;
Chironomus plumosus muestra preferencia por los eutrófi-
cos; finalmente, las especies de Procladis están presentes
en todos ellos en las épocas de mezcla.
Llegamos finalmente a los principales representantes de
la fauna piscícola. La gran mayoría de nuestros embalses
se sitúa en tramos de río que corresponden a las llama-
das “zona del barbo“ y “zona de la carpa”, si bien unos
pocos como los de Búbal, Lanuza o Respomuso presentan

– 64 –
ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES ESPECIES PRESENTES
EN LOS EMBALSES ARAGONESES

PECES

Trucha Barbo
Carpa

Gobio Madrilla Tenca-Lucio

ZOOPLANCTON

Daphnia longispina Daphnia


galeata
Tropocyclops
prasinus

Cyclops gr.
Abyssorum
Diaphanosoma
brachyurum
FITOPLANCTON
Ceratium
Peridinium
hirundinella

Pediastrum

Asterionella
formosa
Dinobryon
Cyclotella

Sphaerocystis
BENTOS

Tanytarsus Tubifex

Chironomus

+OLIGROTRÓFICOS +EUTRÓFICOS
comunidades faunísticas que se asemejan a las citadas de
los ibones pirenaicos.

Los embalses situados en la zona ecológica del barbo


son la mayoría: Escales, Mediano, El Grado, Yesa, etc.
En todos ellos destacan como especies dominantes de
peces: barbo (Barbus graellsii), bagre (Leuciscus cephalus),
madrilla (Chondrostoma toxostoma), bermejuela (Ruti-
lus arcasii) y anguila (Anguilla anguilla), todas ellas
autóctonas, y el lucio (Esox lucius), especie introducida.
Otras se presentan más ocasionalmente.

En los embalses de la zona de la carpa, la especie autóc-


tona más frecuente es la anguila, pudiendo presentarse
también barbo, madrilla y bagre de modo ocasional; entre
las introducidas estarían carpa (Cyprinus carpio), carpín
(Carassius auratus), tenca (Tinca tinca), lucio, perca
(Perca fluviatilis), pez gato (Ictalurus melas) y siluro (Silu-
rus glanis). Hay muchos menos embalses con esta fauna
en Aragón, destacando por su extensión el de Mequinenza.

En la mayoría de los embalses aparecen mezclas de


especies nativas con otras introducidas para fomentar la
pesca deportiva. Estas últimas suelen ser carnívoras y han
provocado importantes modificaciones de los equilibrios
ecológicos en los ambientes fluviales. Sin duda, éste será
uno de los problemas más graves del futuro si se desea
conservar la fauna autóctona.

– 66 –
Las aves, por lo general, están poco representadas en
los pantanos salvo en periodo invernal. Solamente es con-
tinua la presencia de gaviotas, garzas, cormoranes, fochas
y algunas especies de anátidas. En invierno, no obstante,
algunos albergan importantes poblaciones de ánades (real,
silbón, rabudo) y pato cuchara, porrones y también fochas.
Por esta razón dos de ellos, Las Navas y La Sotonera, se
clasifican como de importancia nacional. La Sotonera y La
Tranquera, además, concentran durante el paso primaveral
un importante número de grullas, Grus grus (entre 10.000 y
20.000 individuos), que se reúnen para afrontar su difícil
etapa transpirenaica.

Cola del embalse de La Peña

– 67 –
MODELO ESQUEMÁTICO DE UNA RED TRÓFICA
EN LOS EMBALSES ARAGONESES
Explotación humana
SUPERDEPREDADORES
Pesca comercial o deportiva
Garzas
Cormoranes

C. TERCIARIOS
Peces carnívoros

CONSUMIDORES SECUNDARIOS
Peces omnívoros Peces que comen invertebrados

CONSUMIDORES PRIMARIOS
Zooplancton Invertebrados del bentos Peces hervíboros

PRODUCTORES PRIMARIOS
Fitoplancton Plantas acuáticas del litoral

PARÁMETROS FÍSICO-QUÍMICOS
– Tamaño y profundidad del embalse
– Tasa de renovación
– Grado de mineralización de las aguas
– Grado de eutrofia (nutrientes)

– 68 –
OTROS TIPOS DE HUMEDALES

H ay otros humedales de difícil clasificación, por su


génesis y naturaleza, que no tienen lugar específi-
co en las tipologías descritas. Entre ellos destacan
las turberas, los alimentados por ojos o por surgencias de
aguas subterráneas y los asociados a las corrientes de agua
de la red hidrográfica (ríos, barrancos, arroyos, etc.)
En Aragón, las turberas se originan en los enclaves más
lluviosos del Pirineo y en determinados lugares de la Cor-
dillera Ibérica, donde se denominan “tremedales”. Requie-
ren un suelo permanentemente húmedo, mal drenado y
pobre en nutrientes minerales, de pH ácido, de naturaleza
silícea y escasa permeabilidad. Estos ambientes limitantes
se colonizan con musgos del género Sphagnum, que for-
man pequeñas almohadillas cargadas de agua, que crecen
por encima de la zona encharcada; sus partes internas
mueren y se generan unas condiciones de falta de oxígeno
que provocan una lenta descomposición de la materia
orgánica y su consiguiente acumulación. La turba se va
generando en capas sucesivas al seguir creciendo la parte
viva exterior del musgo.
El crecimiento de los musgos que acumulan capas año
tras año convierte a las turberas en verdaderas trampas
para el polen, de donde la posibilidad que ofrecen de

– 69 –
Tremedales de Orihuela

reconstruir la evolución climática del Cuaternario reciente


mediante análisis polínico.
Junto al musgo, indicador de este ambiente turboso,
aparecen otras especies vegetales propias de prados húme-
dos y zonas encharcadas, entre las que destaca por su sin-
gularidad la planta insectívora Drosera rotundifolia, con
una roseta basal de hojas cuyos bordes cubiertos de pelos
glandulares actúan como trampa pegajosa para los insec-
tos; de este modo, la planta se asegura elementos nutri-
tivos como el nitrógeno o el fósforo, muy escasos en estos

– 70 –
ambientes tan pobres. Otra planta carnívora que aprovecha
estas mismas circunstancias es la Pinguicula grandiflora.
En la Sierra de Albarracín existen unas turberas singula-
res originadas sobre materiales cuarcíticos y pizarrosos.
Consisten en acumulaciones de sedimentos y bloques en
las laderas vertientes propiciadas por fenómenos perigla-
ciares (efectos del hielo/deshielo) que han dado lugar a
rellanos en lóbulos de gelifluxión donde se dan las condi-
ciones apropiadas para la existencia de estos ambientes,
los tremedales, que han dado nombre a la sierra donde
más se han desarrollado (el Macizo del Tremedal) y a algu-
nos topónimos locales (Orihuela del Tremedal).
La denominación tremedal alude a la escasa consisten-
cia de estos terrenos, lo que provoca, al andar sobre ellos,

DIAGRAMA DE UN Lóbulos de Bancos de Corriente de


TREMEDAL gelifluxión gelifluxión bloques

1 2

Formas acumulativas periglaciares en el macizo del tremedal. 1: Cuarcitas del


Valentiense inferior. 2: Pizarras ampelíticas del Valentiense (Gutiérrez y Peña, 1977)

– 71 –
el efecto de que tiemblan (trémulo: del latín tremere, tem-
blar). En las partes bajas de las laderas, este singular
ambiente va asociado con ríos o coladas de bloques que
ocupan hasta 2,6 km de longitud por 250 m de anchura y
4 de profundidad, también de origen periglaciar, constitu-
yendo uno de los ejemplos de esta manifestación geomor-
fológica más notable en el ámbito internacional.
Estos ambientes turbosos ejercen la importante función
de regulación hídrica en las cabeceras de los ríos, embal-
sando agua; y son fáciles de conservar mientras la parte
superior del valle permanezca inalterada. La construcción
de pistas, los saneamientos inoportunos, los movimien-
tos de tierras y las zanjas, entre otras obras, pueden termi-
nar con un hábitat muy frágil, que depende de la humedad
permanente y que alberga una fauna y flora muy singu-
lares. Los humedales con turberas más representativos son
los siguientes.
n Turberas de Anayet (en Sallent de Gállego). Coinci-
den con los ibones colmatados del circo de Anayet, al
pie del pico homónimo.
n Humedal de Plana Mistresa (Aragüés del Puerto).
n Humedal de Aguas Tuertas (Ansó).
n Humedales del Plan de Aigüallut, Valleta de la Escole-
ta y Pleta de Llosás (Benasque).

– 72 –
n Tremedales: en la Sierra de Albarracín y, en especial,
en el macizo paleozoico del Tremedal, incluido en los
municipios de Orihuela del Tremedal y Bronchales.
Otro tipo de humedales representados en Aragón es
el de los originados a partir de importantes manantia-
les denominados “ojos”, por la forma circular de la sur-
gencia, que alimentan zonas mal drenadas y asociadas a
fenómenos endorreicos, aunque con entidad propia. Entre
estas superficies encharcadas alimentadas por aguas sub-
terráneas destaca un enclave de la comarca de Monegros,
poco conocido: El Carrizal del Saso de Osera. Emplazado
en una depresión rodeada de cerros y laderas de yesos,
su fondo, siempre encharcado, permite el desarrollo de un
extenso carrizal que ocupa varias hectáreas y da lugar a
la nidificación colonial de aves, como los aguiluchos Cir-
cus aeruginosus y Circus pygargus.
Otro conjunto de estos ambientes palustres dependien-
tes de manantiales, clasificados como de importancia regio-
nal, se encuentra en la provincia de Teruel, en la cabecera
del río Jiloca.
n Ojos de Monreal (Monreal del Campo). Es el más
extenso del conjunto y posee un carrizal permanen-
te en un complejo de ojos o descargas naturales de
gran entidad.
n Ojos de Caminreal o de la Rifa. Son dos lagunas que
se constituyen en el nacimiento del Arroyo de la Rifa,

– 73 –
en el municipio de Caminreal. Actualmente sólo que-
dan inundadas las surgencias de agua de aproximada-
mente 10 m de diámetro por 1 a 3 m de profundidad.
n Ojos de Fuentes Claras, en el municipio homónimo.
Es una pequeña extensión encharcada que integra un
complejo de ojos también alimentados por los acuífe-
ros del Alto Jiloca.
En el contacto geológico entre la Cordillera Ibérica y la
Depresión del Ebro surge un conjunto de manantiales que
dan paso a humedales, entre los que destacan los Ojos de
Pontil (Rueda de Jalón).

Ojos de Monreal, en el Alto Jiloca

– 74 –
La mayoría de estos humedales ligados a aguas subterrá-
neas se encuentra en superficies de cabecera fluvial o en
enclaves muy sensibles a la contaminación, presentando
una alta fragilidad, pues dependen de caudales muy solici-
tados para otros usos (sobre todo, agrícolas).
Es importante conservar estas zonas palustres, que en la
actualidad no cuentan con ninguna figura específica de
protección legal, al igual que sucede con las turberas.
Ambos tipos presentan idéntica función ecológica como
áreas de reserva hídrica en los nacimientos de los ríos,
con lo que contribuyen a equilibrar el ciclo del agua y
a minimizar, entre otros, los procesos de erosión en las
cuencas.
Por último, una referencia a las zonas húmedas que se
originan en ambientes marginales a los ríos, pero que
se alimentan por las crecidas periódicas y por el nivel freá-
tico asociado a los cauces permanentes. En algunas clasifi-
caciones, como la elaborada por la Dirección General de
Obras Hidráulicas de la Administración central, no se citan
como humedales, pero el Convenio de Ramsar no sólo los
incorpora sino que incluye, además, ríos y arroyos perma-
nentes y estacionales.
Los ambientes básicos en un cauce fluvial son la corrien-
te principal y sus orillas, ligadas directamente con la
dinámica fluvial, además de los sistemas marginales (las
zonas de inundación en las crecidas periódicas de los ríos),

– 75 –
que son los que se aproximan a la definición de humedal
más admitida, y en los que se diferencian:
n Madres: brazos de río en los que su extremo distal
(más alejado) está cegado y el proximal (más cerca-
no), conectado con la corriente fluvial.
n Galachos: voz aragonesa que alude a los sistemas
palustres diferenciados del río y que se corresponden
con cauces antiguos abandonados (como ocurre en el
Ebro), con grandes caudales y una gran llanura alu-
vial en la que divaga un cauce con trazado meandri-
forme.
n Graveras: se trata de antiguas explotaciones de gra-
vas, hoy convertidas en lagunas situadas en el hueco
que deja la extracción de los materiales aluviales.
n Llanuras de inundación: terrazas o terrenos con esca-
sas pendientes y próximas a los cauces que se inun-
dan periódicamente. Coinciden con superficies exce-
lentes para el uso agrícola, por lo que se cultivan casi
en su totalidad y se evita su inundación mediante
obras de defensa de las márgenes.
Aunque estos sistemas marginales no se relacionan
directamente con la corriente principal, están sometidos a
inundaciones periódicas que rejuvenecen los ecosistemas y
posibilitan la existencia de comunidades biológicas pione-
ras (incipientes, poco maduras) o bosques de ribera de

– 76 –
gran madurez, en una sucesión abierta y dinámica que los
diferencia de otros humedales con mayor estabilidad.
De estos sistemas, sólo se encuentra bajo las figuras de
protección de “Reserva Natural” y “Zona de Especial Pro-
tección para las Aves” un conjunto de gran singularidad,
cercano a Zaragoza: el de los Galachos de La Alfranca, de
Pastriz, La Cartuja y El Burgo de Ebro, que engloba tres
antiguos meandros del río, abandonados por sucesivas
modificaciones de su cauce. Posee una representación sig-
nificativa de sotos o bosques de ribera y otras comunida-
des vegetales que constituyen hábitats con un potencial
biológico de gran envergadura; buen exponente de ello es
la gran variedad de especies de aves que utilizan el paraje
para su invernada y nidificación.
Este único espacio protegido asociado a un sistema flu-
vial marginal no es suficiente, si tenemos en cuenta la
importancia del agua en la salud de los ecosistemas; y,
puesto que los ríos son el sistema circulatorio de la Natura-
leza, es necesario considerarlos no sólo como sistema
hidráulico para su aprovechamiento, sino como recurso
natural escaso y de gran valor estratégico. En la actualidad
está muy amenazado por contaminaciones que merman su
capacidad de autodepuración y por concesiones que no
respetan los caudales ecológicos imprescindibles para la
supervivencia de todas las comunidades biológicas, inclui-
da la humana.

– 77 –
PROBLEMAS DE LOS
HUMEDALES

E l territorio aragonés presenta gran variedad de zonas


húmedas, algunas de ellas únicas por los proce-
sos ecológicos que albergan y, también, por ser
hábitats de organismos singulares, endémicos o amenaza-
dos; otras son importantes por su función como lugares
clave en las rutas migratorias de las aves, entre las que
destaca la grulla común.
Un rápido recuento de los humedales naturales o semi-
naturales en Aragón, incluyendo los catalogados como de
importancia internacional, nacional o regional, da como
resultado las cifras siguientes:

Tipos Sitios Superficie Con


protección
Nº % Ha % Nº %

De Montaña 156 75 614 20 76 49


y Cársticos
Salinos 31 15 1.949 63 2 6
Dulces 20 10 533 17 2 10
Total 207 100 3.096 100 80 39

– 78 –
Pero es necesario matizar los datos de esta tabla, para
no caer en errores: si bien es cierto que un porcentaje
de protección en torno al 40% parece bastante elevado,
esta protección se ha conseguido en época muy reciente,
cuando algunos de los mejores humedales habían desa-
parecido ya.
En efecto, hasta no hace muchos años la política nacio-
nal era bien distinta. Los propios datos de la Dirección
General de Obras Hidráulicas confirman que en los últimos
cuarenta años ha desaparecido cerca del 60%
de los humedales y lagos naturales en España como conse-
cuencia de ella; y Aragón no ha sido una excepción. Entre
los más afectados se encuentran los sistemas marginales
de los ríos en las llanuras de inundación, cuya superficie se
ha visto reducida en una quinta parte de la original debido
a su conversión en tierras agrícolas, mediante obras de
defensa en las riberas. También los humedales interiores
han sufrido esta presión, de modo que sólo queda un ter-
cio de la extensión original estimada.
Las razones de esta situación hay que buscarlas en falsas
creencias, muy extendidas en el pasado, sobre la supuesta
inutilidad e insalubridad de estos ambientes. Su mala fama
dio pie a referencias como la que, por ejemplo, hizo
P. MADOZ en su influyente Diccionario Geográfico Esta-
dístico Histórico de España y sus posesiones de Ultramar
(1845-1850), al tratar sobre la población de Gallocanta:

– 79 –
«GALLOCANTA: l. con ayunt. De la prov., aud. Terr., c. g.
y dióc. de Zaragoza (10 leg.), part. jud. de Daroca (1/2). SIT.
en terreno llano, al extremo meridio-occidental de la prov.;
le baten todos los vientos, y su CLIMA es templado y poco
sano por tener a sus inmediaciones la laguna de su nombre,
cuyas evaporaciones causan tercianas muy malignas».
Éste y otros motivos provocaron el intento de deseca-
ción del que, afortunadamente, es hoy el más emblemático
de todos los humedales de Aragón en el ámbito interna-
cional; en efecto, la Confederación Sindical Hidrográfica
del Ebro (4ª división) elaboró en 1928 un Proyecto de dese-
cación de la Laguna de Gallocanta e incorporación de
su cuenca a la del Jiloca, en cuya memoria se expone
que «el desecamiento ya se intentó al final de la guerra
carlista por el cabecilla Marco de Bello, que trabajó por
realizarlo y consiguió que se inauguraran las obras»; se
indica, además, lo siguiente:
«Desaguar la inmensa charca, que eso es la famosa lagu-
na, como principio de sanidad, es deber humano; ahora
bien, gastar y sacar algún beneficio, es deber económico;
luego si se deseca con miras a almacenar agua que ahora se
pierde, se habrán conseguido fines sanitarios y agrícolas».
Estas justificaciones que no consideraban a Gallocanta
como un recurso natural parecen, en la actualidad, caren-
tes de sentido. Prueba de ello es el reciente proyecto que
presentó a la Administración el Ayuntamiento de Villar-
quemado (Teruel) para recuperar una antigua laguna dese-

– 80 –
cada en su término municipal, lo que puede dar una idea
de los cambios que se están produciendo en la opinión
pública al respecto.
En los ibones no han existido prácticas de este
tipo, pero las alteraciones comenzaron a mediados del
siglo XX, cuando numerosas concesiones a grandes com-
pañías provocaron sustanciales modificaciones para un
mejor aprovechamiento hidroeléctrico. La más grave de
todas fue su represamiento, acción que implica importan-
tes fluctuaciones del nivel de las aguas y, como resultado
de ello, la progresiva eliminación de los macrófitos (vege-
tación litoral), la pérdida de la fauna asociada, la rotura de
las cadenas tróficas y la subsiguiente desaparición de gran
parte de la fauna que habita estos lagos. Paralelamente se
produce un incremento de la eutrofia.
Otra actuación que provocó grandes impactos fue la
interconexión de lagos de diferentes cuencas. Esto favore-
ció mezclas heterogéneas de aguas y modificó totalmente
sus características físico-químicas.
Prácticas más recientes, consistentes en vaciarlos du-
rante el día y rellenarlos por la noche en función de la
demanda energética, contribuyen también a destruir las
comunidades que les son propias, pues decantan el equili-
brio hacia estadios evolutivos poco maduros (pioneros). El
lago de Llauset sería un ejemplo de modificaciones de este
tipo. A partir de los años setenta, la llegada del turismo

– 81 –
masivo ha traído otros problemas a estas zonas de monta-
ña, como el aumento de la eutrofización ligada a zonas de
acampada.
Al tratarse de lagos con alcalinidad muy baja, también
cabe pensar en los posibles efectos de las lluvias ácidas. Si
bien hasta el momento los lagos pirenaicos no se han visto
afectados, el incremento continuado de la contaminación
atmosférica, ligada a los procesos industriales y a las emi-
siones de vehículos, puede truncar en el futuro estas bue-
nas condiciones físico-químicas del agua.
Por último, cabe mencionar la proliferación reciente de
pistas de esquí e infraestructuras asociadas como carrete-
ras, aparcamientos, tomas de agua para la producción
de nieve artificial, vertidos de aguas residuales, etc. Todo
esto incide, sin duda, sobre estos ecosistemas y supone a
la larga una alteración de los mismos. Ejemplos de ello son
los ibones de Sabocos y Los Asnos, afectados por la
ampliación de la estación de esquí de Panticosa.
La mayoría de las lagunas endorreicas presenta tam-
bién un grado de alteración bastante notable, aunque por
fortuna no llega a ser irreversible.
El aspecto que más llama la atención a quien las visita
por primera vez es la proximidad de cultivos agrícolas, que
en ocasiones alcanzan hasta la zona inundable, con cami-
nos rurales que las bordean o incluso atraviesan, y también

– 82 –
las acumulaciones de piedras procedentes de las superfi-
cies cultivadas en su entorno.

Una fuente de contaminación menos visible, pero de


consecuencias más graves, es el uso frecuente de herbici-
das, pesticidas y abonos, propiciados por la intensificación
de los cultivos. Estas sustancias acaban concentrándose
en el agua y en los sedimentos, lo que provoca cambios en
estos ecosistemas y una evolución a condiciones diferentes
a las de su origen, con desapariciones de organismos y dis-
minuciones graves de la biodiversidad que afectan a espe-
cies amenazadas y/o de gran singularidad.

Otro efecto negativo en el endorreísmo aragonés está


relacionado con el aprovechamiento del agua subterránea
para el riego. Estas prácticas, asociadas a un clima con
grandes periodos de sequía, provocan disminuciones del
nivel de agua en las lagunas hasta llegar a su agotamiento.
Para evitarlo sería preciso tratar estos ambientes como una
cuenca hidrográfica y no sólo fijándose en su entorno
inmediato. Tal es el caso de la cuenca de Gallocanta.

Los problemas de otras zonas endorreicas con mayor


salinidad son bien distintos. La traída de aguas dulces de
lugares alejados para regar los campos circundantes altera
las condiciones extremas y singulares de estos medios. Así
está ocurriendo en la laguna hipersalina de Chiprana, en
las Saladas de Alcañiz o en la plataforma endorreica de

– 83 –
Monegros, lo que propicia su evolución hacia ecosistemas
acuáticos diferentes, así como pérdidas de organismos y
procesos ecológicos únicos y muy singulares de los que
aún se desconocen principios básicos. Estos cambios pue-
den ser tan drásticos como la conversión de una laguna
endorreica salina en una balsa de regulación de riego,
como ha ocurrido en la laguna de Sariñena o en otras de la
Depresión del Ebro (Belchite, Cinco Villas).
Estas alteraciones que hemos mencionado para las lagu-
nas salinas e hipersalinas son, a nuestro juicio, uno de los
problemas más graves a que debe enfrentarse Aragón,
pues hasta ahora sólo un 6% de estos humedales disfruta
de alguna figura de protección. Pocas medidas de conser-
vación se han tomado a su respecto y ninguna ha sido
incluida en la Red de Espacios Naturales Protegidos por la
legislación sectorial correspondiente.
Las lagunas cársticas también suelen estar rodeadas
de cultivos. Esto supone importantes aportes de nutrien-
tes, principalmente fosfatos y nitratos, que poco a poco
van eutrofizando sus aguas (eutrofización cultural). De
momento, el fenómeno no es muy grave por la elevada
alcalinidad de sus aguas, ya que, al haber carbonatos en
abundancia, los fosfatos precipitan en el fondo y quedan
bloqueados. Durante el verano, por la falta de oxígeno
en el fondo, puede redisolverse parte de estos nutrientes y
de este modo las aguas se enriquecen temporalmente.

– 84 –
Una contribución positiva para neutralizar tal eutrofi-
zación es el buen estado de conservación del cinturón de
vegetación litoral que actúa como filtro. Por ello, pare-
ce una medida de capital importancia su conservación,
acabando con la práctica esporádica de las quemas en
sus orillas.

Un breve comentario final sobre los problemas de los


embalses, cuya amenaza más importante es la eutrofiza-
ción. Este fenómeno se produce por los vertidos a los ríos
de aguas residuales cargadas de materia orgánica y deter-
gentes procedentes de pueblos y ciudades.

La eutrofización provoca importantes proliferaciones de


algas en el epilimnion y déficit de oxígeno en las aguas del
fondo, donde se instalan bacterias reductoras que pueden
acabar atacando el cemento de las presas. Lo sufren más
los embalses situados en las partes bajas de las cuencas.

Otro problema de gran importancia es la introducción


de especies exóticas. Casi una decena de ellas han sido
traídas con intención de fomentar la pesca deportiva. Hasta
hace poco no existía ninguna regulación, pero la reciente
Ley 2/99 de Pesca establece que las repoblaciones futuras
deberán contar con autorización avalada por el informe de
un técnico. Si bien esta norma trata de frenar el descontrol
existente en este campo, cosa bien distinta será restablecer
el equilibrio ecológico anterior a estas prácticas.

– 85 –
Ojos de Monreal: contaminación, drenaje agrícola y vertido de residuos

La Salineta: vertido de residuos en proximidad al Polígono Industrial de Bujaraloz


Laguna de Guallar: vertedero originado por el despedregado de cultivos cercanos

Ibón de Los Asnos: captación para alimentar los cañones de nieve artificial en Panticosa
MOTIVOS PARA SU CONSERVACIÓN

T ras este sucinto repaso a la problemática de los


humedales en Aragón, queremos concluir desta-
cando los beneficios que los humedales generan
tanto de forma directa como indirecta y que son algunas
de las principales razones para su conservación.
n Regulación y recarga de acuíferos. Su papel como reser-
vorios de agua cumple la doble función de alimentar las
aguas subterráneas con aportes de buena calidad y de
interceptar importantes volúmenes de agua de lluvia,
reduciendo los fenómenos de erosión causantes de pér-
dida de suelo en otros puntos de la cuenca hidrográfica.
n Control de avenidas. Los humedales situados en las lla-
nuras de inundación almacenan grandes volúmenes de
agua durante las fuertes precipitaciones y crecidas de los
ríos, liberando posteriormente el agua por escorrentía o
favoreciendo la recarga de los acuíferos aluviales. De
esta forma, se mitiga el caudal máximo y disminuyen
los efectos devastadores de las grandes avenidas e inun-
daciones. Desgraciadamente, la ocupación de estas lla-
nuras de inundación por cultivos y usos residenciales,
favorecidos por las obras de defensa en los márgenes
fluviales, ha generado (sobre todo, en el Valle del Ebro)
una escasa funcionalidad de este efecto benéfico.

– 88 –
n Retención de sedimentos. Los humedales actúan como
trampas de sedimentos para los materiales en suspen-
sión arrastrados por la corriente de agua. Esto ocasio-
na una mayor productividad de estas zonas pero, a la
vez, una reducción en su capacidad de almacenamiento
de agua, como ocurre en los aterramientos que padecen
nuestros embalses.

n Capacidad depuradora. El exceso de materia orgánica


generado por los vertidos urbanos o ganaderos es trans-
formado rápidamente por los microorganismos que
habitan los humedales en nutrientes que, como el nitró-
geno y el fósforo, son incorporados ávidamente por
algas y plantas a las cadenas tróficas. Así, pues, siempre
que las cargas no sean excesivas, se produce una depu-
ración natural que puede ser aprovechada como princi-
pio básico para el funcionamiento de sistemas seminatu-
rales como los “filtros verdes” o el “lagunaje”.

n Exportación de biomasa. Los humedales son sistemas


que ofrecen una gran productividad, lo que propicia
abundancia de especies de flora y fauna utilizable por el
hombre (peces, aves, plantas).

n Estabilización de microclimas. Los ciclos hidrológicos


y los flujos de energía de los humedales contribuyen
a estabilizar las condiciones climáticas locales, en par-
ticular las precipitaciones y las temperaturas. Se ha

– 89 –
37 38 8
36
MAPA DE LAS 9 7 3 39
PRINCIPALES ZONAS 6 54 2
1
HÚMEDAS DE ARAGÓN

31

15 27
29 32
30 28

25

14

43
44
16 16
41
20 17

12
18 33

11

25
34 13
26 10 19 24

42

40

Símbolo Denominación
23
H Ibones
l Endorreísmo
Lagunas cársticas
21 s Embalses
22
i Otros tipos

– 90 – © Atlas Multimedia de Geografía de Aragón


ZONAS HÚMEDAS MÁS IMPORTANTES
IBONES POR CUENCAS: LAGUNAS CÁRSTICAS:
1. Noguera Ribagorzana 25. Lagunas de Estaña
2. Vallhiviena 26. Laguna Ojos de Pardos
3. Ésera
4. Estós EMBALSES:
5. Eriste 27. Las Navas
6. Millares 28. La Sotonera
7. Cinca 29. San Bartolomé
8. Gállego 30. El Bolaso
9. Aragón 31. Yesa
32. Ardisa
ENDORREÍSMO: 33. Mequinenza
10. Cuenca de Gallocanta 34. La Tranquera
11. Saladas de Chiprana 35. Estanca de Alcañiz
12. Plataforma de Bujaraloz-Peñalba-Sástago
13. Saladas de Alcañiz OTROS TIPOS:
14. Núcleo de Borja 36. Turberas de Anayet
15. Área de Las Cinvo Villas 37. Plana Mistresa
16. Sector norte de Monegros 38. Aguas Tuertas
17. Laguna de Sariñena 39. Plan de Aigüallut
18. Zona de Belchite 40. Tremedales
19. Salada de Calanda 41. Saso de Osera
20. La Sulfúrica 42. Ojos de la cabecera del río Jiloca
21. Laguna de Bezas 43. Ojos de Pontil
22. Balsa del Pinar 44. Galachos de La Alfranca, de Pastriz,
23. Laguna de Tortajada La Cartuja y El Burgo de Ebro
24. Balsa de Valjunquera

Lago glaciar cerca del Posets


demostrado que una proporción de la precipitación con-
tinental es resultado de la evaporación in situ, por lo
que los humedales de cierta entidad pueden influir en
sus cercanías.
n Actividades recreativas y turismo. En los humedales,
ríos, lagos y embalses se realiza una gran cantidad de
actividades recreativas y turísticas, como paseo, nata-
ción, observación de aves, fotografía de la naturaleza,
pesca, caza, etc.
Estos y otros efectos benéficos de los humedales, unidos
a sus valores como medio natural, exigen una mayor impli-
cación de las Administraciones Central, Autonómica y
Local en su conservación mediante un enfoque integrador
de todas las políticas sectoriales que les afectan, entre las
que los Planes Hidrológicos de Cuenca (1998), el Inventa-
rio de Zonas Húmedas y el Plan Estratégico Español para
la Conservación y el Uso Racional de los Humedales no
son sino un comienzo.
Creemos que los motivos de carácter biológico (riqueza
natural y gran biodiversidad) bastan para justificar el cam-
bio radical que debe producirse a la hora de abordar los
problemas de su conservación. En un mundo como el
actual, cada vez más tecnificado y artificial, llegará un día
en que se valorarán como prioritarios estos aspectos que
durante los últimos años han estado tan descuidados.
Apostar por ellos es anticiparse al futuro.

– 92 –
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47. El Moncayo • Francisco Pellicer
48. Las reinas de Aragón • Concha García Castán
49. Bílbilis Augusta • Manuel Martín Bueno
50. La Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País •
José F. Forniés Casals
51. La flora de Aragón • Pedro Montserrat
52. El Carnaval en Aragón • Equipo de Redacción CAI100
53. Arqueología industrial en Aragón • J. Laborda, P. Biel y J. Jiménez
54. Los godos en Aragón • Mª Victoria Escribano Paño
55. Santiago Ramón y Cajal • Santiago Ramón y Cajal Junquera
56. El arte rupestre en Aragón • Mª Pilar Utrilla Miranda
57. Los ferrocarriles en Aragón • Santiago Parra de Mas
58. La Semana Santa en Aragón • Equipo de Redacción CAI100
59. San Jorge • Equipo de Redacción CAI100
60. Los Sitios. Zaragoza en la Guerra de la Independencia
(1808-1809) • Herminio Lafoz
61. Los compositores aragoneses • José Ignacio Palacios
62. Los primeros cristianos en Aragón • Francisco Beltrán
63. El Estatuto de Autonomía de Aragón • José Bermejo Vera
64. El Rey de Aragón • Domingo Buesa Conde
65. Las catedrales en Aragón • Equipo de Redacción CAI100
66. La Diputación del Reino de Aragón • José Antonio Armillas
67. Miguel Servet. Sabio, hereje, mártir • Ángel Alcalá
68. Los juegos tradicionales en Aragón • José Luis Acín Fanlo
69. La Campana de Huesca • Carlos Laliena
70. El sistema financiero en Aragón • Área de Planificación
y Estudios - CAI
71. Miguel de Molinos • Jorge Ayala
72. El sistema productivo en Aragón • Departamento
de Economía - CREA
73. El Justicia de Aragón • Luis González Antón
74. Roldán en Zaragoza • Carlos Alvar
75. La ganadería aragonesa y sus productos de calidad • Isidro Sierra
76. La fauna de Aragón • César Pedrocchi Renault
77. Opel España • Antonio Aznar y Mª Teresa Aparicio
78. La Feria de Muestras de Zaragoza • Javier Rico Gambarte
79. La jota aragonesa • Javier Barreiro
80. Los humedales en Aragón • Jorge Abad y José Luis Burrel

81. Los iberos en Aragón • Francisco Burillo


82. La salud en Aragón • Luis I. Gómez López
83. Félix de Azara • Mª Dolores Albiac
84. Las iglesias de Serrablo • Equipo de Redacción CAI100
85. La nieve en Aragón • Salvador Domingo
86. El aceite de oliva en Aragón • Ángel Bonilla y Miguel Lorente
87. El cuento oriental en Aragón • Mª Jesús Lacarra
88. Los Fueros de Aragón • Javier Delgado y Mª Carmen Bayod
89. Los fondos estructurales en Aragón • Elías Maza
90. Las lenguas de Aragón • Mª Antonia Martín Zorraquino
y José Mª Enguita

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