Poesias para Declamar en Coro - 2023

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LOS HERALDOS NEGROS

César Vallejo ha muerto, le pegaban


Hay golpes en la vida, tan fuertes … ¡Yo no sé! todos sin que él les haga nada;
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, le daban duro con un palo y duro.
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé! También con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
Son pocos; pero son… Abren zanjas obscuras la soledad, la lluvia, los caminos.
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas; MASA
o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
Son las caídas hondas de los Cristos del alma, y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
se empoza, como charco de culpa, en la mirada. clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la
muerte!»
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA Le rodearon millones de individuos,


con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Me moriré en París con aguacero, Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
Entonces todos los hombres de la tierra
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
abrazó al primer hombre; echóse a andar…
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
LOS DADOS ETERNOS ESPERGESIA
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomado tu pan; Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
pero este pobre barro pensativo del diciembre de ese enero.
no es costra fermentada en tu costado: Pues yo nací un día
¡tú no tienes Marías que se van! que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
Dios mío, si tú hubieras sido hombre, en mi aire metafísico
hoy supieras ser Dios; que nadie ha de palpar:
pero tú, que estuviste siempre bien, el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él! Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, Hermano, escucha, escucha…
como en un condenado, Bueno. Y que no me vaya
Dios mío, prenderás todas tus velas, sin llevar diciembres,
y jugaremos con el viejo dado. sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte que Dios estuvo enfermo.
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte, Todos saben que vivo,
como dos ases fúnebres de lodo. que mastico… y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
Dios míos, y esta noche sorda, obscura, luyidos vientos
ya no podrás jugar, porque la Tierra desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura, Todos saben… Y no saben
que no puede parar sino en un hueco, que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda…
en el hueco de inmensa sepultura. Y no saben que el misterio sintetiza…
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
AUTOR : CÉSAR VALLEJO el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
LOS NUEVE MONSTRUOS a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
Y, desgraciadamente, a la hora del hambre y nueve truenos
el dolor crece en el mundo a cada rato, y nueve látigos, menos un grito.
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces El dolor nos agarra, hermanos hombres,
y la condición del martirio, carnívora, voraz, por detrás, de perfil,
es el dolor dos veces y nos aloca en los cinemas,
y la función de la yerba purísima, el dolor nos clava en los gramófonos,
dos veces nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
y el bien de ser, dolernos doblemente. a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar…
Jamás, hombres humanos, Pues de resultas
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera, del dolor, hay algunos
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética! que nacen, otros crecen, otros mueren,
Jamás tanto cariño doloroso, y otros que nacen y no mueren, otros
jamás tanta cerca arremetió lo lejos, que sin haber nacido, mueren, y otros
jamás el fuego nunca que no nacen ni mueren (son los más).
jugó mejor su rol de frío muerto! Y también de resultas
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud del sufrimiento, estoy triste
más mortal hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
y la migraña extrajo tanta frente de la frente! de ver al pan, crucificado, al nabo,
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor, ensangrentado,
el corazón, en su cajón, dolor, llorando, a la cebolla,
la lagartija, en su cajón, dolor. al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
Crece la desdicha, hermanos hombres, al vino, un ecce-homo,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece tan pálida a la nieve, al sol tan ardido¹!
con la res de Rosseau, con nuestras barbas; ¡Cómo, hermanos humanos,
crece el mal por razones que ignoramos no deciros que ya no puedo y
y es una inundación con propios líquidos, ya no puedo con tanto cajón,
con propio barro y propia nube sólida! tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
en que el humor acuoso es vertical ¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
al pavimento, hay, hermanos, muchísimo que hacer.
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora AUTOR: CÉSAR VALLEJO
del rayo, y nueve carcajadas
TRILCE parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, oír
claros azotes en sus paladares!
Hay un lugar que yo me sé
en este mundo, nada menos, Vanse de su piel, rascándose el sarcófago en que nacen
adonde nunca llegaremos. y suben por su muerte de hora en hora
y caen, a lo largo de su alfabeto gélido, hasta el suelo.
Donde, aún sin nuestro pie
llegase a dar por un instante ¡Ay de tanto! ¡ay de tan poco! ¡ay de ellas!
será, en verdad, como no estarse. ¡Ay en mi cuarto, oyéndolas con lentes!
¡Ay en mi tórax, cuando compran trajes!
Es ese un sitio que se ve ¡Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada!
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila. ¡Amadas sean las orejas Sánchez,
amadas las personas que se sientan,
Más acá de mí mismo y de amado el desconocido y su señora,
mi par de yemas, lo he entrevisto el prójimo con mangas, cuello y ojos!
siempre lejos de los destinos.
¡Amado sea aquel que tiene chinches,
Ya podéis iros a pie el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
o a puro sentimiento en pelo, el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
que a él no arriban ni los sellos. el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
El horizonte color té el que perdió su sombra en un incendio,
se muere por colonizarle el animal, el que parece un loro,
para su gran Cualquiera parte. el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!
Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos, ¡Amado sea
hombreado va con los reversos. el que tiene hambre o sed, pero no tiene
hambre con qué saciar toda su sed,
-Cerrad aquella puerta que ni sed con qué saciar todas sus hambres!
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. -¿Esta? - No; su hermana. ¡Amado sea el que trabaja al día, al mes, a la hora,
el que suda de pena o de vergüenza,
-No se puede cerrar. No se aquel que va, por orden de sus manos, al cinema,
puede llegar nunca a aquel sitio el que paga con lo que le falta,
-do van en rama los pestillos. el que duerme de espaldas,
el que ya no recuerda su niñez; amado sea
Tal es el lugar que yo me sé. el calvo sin sombrero,
el justo sin espinas,
el ladrón sin rosas,
TRASPIÉ ENTRE DOS ESTRELLAS el que lleva reloj y ha visto a Dios,
el que tiene un honor y no fallece!
¡Hay gentes tan desgraciadas, que ni siquiera
tienen cuerpo; cuantitativo el pelo, ¡Amado sea el niño, que cae aún llora
baja, en pulgadas, la genial pesadumbre; y el hombre que ha caído y ya no llora’.
el modo, arriba;
no me busques, la muela del olvido, ¡Ay de tánto! ¡Ay de tan poco! ¡Ay de ellos!
ACUÉRDATE DE MÍ vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a tí:
¡Oh! cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta Si yo tus alas invisibles veo,
como un péndulo inmóvil: ya no cuenta te llevo dentro del alma estás conmigo,
las horas que se van! tu sombra soy y donde vas te sigo
No siente los minutos cadenciosos por tus huellas en pos!
a golpe igual del corazón que adora Y en vano intentan que mi nombre olvides;
aspirando la magia embriagadora nacieron, nuestras almas enlazadas,
de tu amoroso afán y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.
Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno; Tú eres la misma aún;
tu cifra en mármol con buril eterno cual otros días suspéndense tus brazos de mi cuello;
queda grabada en mí! veo tu rostro apasionado y bello
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto, mirarme y sonreír;
muerto para el amor y la ventura aspiro de tus labios el aliento
está en tu corazón mi sepultura como el perfume de claveles rojos,
y el cadáver aquí! y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, ¡mi porvenir!
En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso, Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
vacío, abandonado, pavoroso mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
sin luz y sin rumor; y ocultas a través de tu sonrisa
Embalsamadas ondas de armonía lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
elevábanse a un tiempo en sus altares; y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y vibraban melódicos cantares y hasta el ambiente mismo que respiras
los ecos de tu amor. te repite ¡mi amor!

Parece ayer! ...De nuestros labios mudos ¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
el suspiro de ¡"Adiós" volaba al cielo, con mi tristeza y mi dolor a solas,
y escondías la faz en tu pañuelo el vaivén incesante de las olas,
para mejor llorar! me acordaré de ti;
Hoy... nos apartan los profundos senos Cuando veas que una ave solitaria
de dos inmensidades que has querido, cruza el espacio en moribundo vuelo,
y es más triste y más hondo el de tu olvido buscando un nido entre el mar y el cielo,
que el abismo del mar! ¡Acuérdate de mí!

Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio, AUTOR: Carlos Augusto Salaverry
qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
que mira desde aquí;
si al través del espacio de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
LA DANZA DE LAS HORAS
Irá hacia un país lejano de sátiros traviesos
Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana; y de labios de sangre que conviertan en besos
hoy, que parece un niño juguetón la mañana, las cosas que no son...
y el sol parece como que quisiera subir
corriendo por las nubes, en la extensión lejana, Y vivirá mi alma en las cosas futuras
hoy quisiera reír... sintiendo las saetas de nuevas desventuras,
en una larga, triste, cruel peregrinación...
Hoy, que la tarde está dorada y encendida;
en que cantan los campos una canción de vida, AUTOR: Abraham Valdelomar
bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
hoy, la Muerte parece que estuviera dormida,
hoy quisiera besar... LA NIÑA DE LA LÁMPARA AZUL

Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento; En el pasadizo nebuloso


hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento, cual mágico sueño de Estambul,
a cuyo paso eriza su cabellera el mar; su perfil presenta destelloso
hoy, que las horas tienen un sonido más lento, la niña de la lámpara azul.
hoy quisiera llorar...
Ágil y risueña se insinúa,
Hoy, que la noche tiene una trágica duda, y su llama seductora brilla,
en que vaga en la sombra una pregunta muda; tiembla en su cabello la garúa
en que se siente que algo siniestro va a venir, de la playa de la maravilla.
que se baña en el pecho la Tristeza desnuda,
hoy quisiera morir... Con voz infantil y melodiosa
en fresco aroma de abedul,
AUTOR: Abraham Valdelomar habla de una vida milagrosa
la niña de la lámpara azul.

HA VIVIDO MI ALMA... Con cálidos ojos de dulzura


y besos de amor matutino,
Ha vivido mi alma en las Edades viejas me ofrece la bella criatura
en un guerrero heroico y un galán trovador, un mágico y celeste camino.
y en gentiles mancebos de enroscadas guedejas
enamorada siempre de una prohibición. De encantación en un derroche,
hiende leda, vaporoso tul;
Mi alma fue de Tartufo, de un ídolo pagano, y me guía a través de la noche
de un impúber de lesbia, de un fauno y de un bufón; la niña de la lámpara azul.
vivió dentro del cuerpo de un gladiador romano,
y en el cuerpo caduco de un viejo Faraón. AUTOR: José María Eguren

Ha vivido en las aguas y ha vivido en las rosas,


ha vivido en los hombres y ha vivido en las cosas,
buscando siempre amor.
¡Amado sea
el que tiene hambre o sed, pero no tiene
TRASPIÉ ENTRE DOS ESTRELLAS hambre con qué saciar toda su sed,
ni sed con qué saciar todas sus hambres!
¡Hay gentes tan desgraciadas, que ni siquiera
tienen cuerpo; cuantitativo el pelo, ¡Amado sea el que trabaja al día, al mes, a la hora,
baja, en pulgadas, la genial pesadumbre; el que suda de pena o de vergüenza,
el modo, arriba; aquel que va, por orden de sus manos, al cinema,
no me busques, la muela del olvido, el que paga con lo que le falta,
parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, oír el que duerme de espaldas,
claros azotes en sus paladares! el que ya no recuerda su niñez; amado sea
el calvo sin sombrero,
Vanse de su piel, rascándose el sarcófago en que nacen
el justo sin espinas,
y suben por su muerte de hora en hora
el ladrón sin rosas,
y caen, a lo largo de su alfabeto gélido, hasta el suelo.
el que lleva reloj y ha visto a Dios,
¡Ay de tanto! ¡ay de tan poco! ¡ay de ellas! el que tiene un honor y no fallece!
¡Ay en mi cuarto, oyéndolas con lentes!
¡Amado sea el niño, que cae aún llora
¡Ay en mi tórax, cuando compran trajes!
y el hombre que ha caído y ya no llora!
¡Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada!
¡Ay de tanto! ¡Ay de tan poco! ¡Ay de ellos!
¡Amadas sean las orejas Sánchez,
amadas las personas que se sientan,
amado el desconocido y su señora, AUTOR: CÉSAR VALLEJO
el prójimo con mangas, cuello y ojos!

¡Amado sea aquel que tiene chinches,


el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!

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