Triduo San Pedro 2023

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DIOCESIS DE AMBATO

PARROQUIA ECLESIASTICA SAN PEDRO DE PELILEO

TRIDUO EN HONOR A SAN PEDRO


26-27-28 DE JUNIO 2023
PRIMER DIA DEL TRIDUO LUNES 26 DE JUNIO

«Celebrar con Cristo, nuestra alegría y nuestra paz...


…vocación de Pedro»

RITOS INICIALES

Monición de entrada
Empezamos esta novena al apóstol San Pedro, nuestro Patrono.
En esta Misa, vamos a celebrar a Cristo, nuestra alegría y nuestra paz, «confiando en la
Providencia Divina». Una confianza profunda, que nosotros estamos llamados a imitar.
Estamos en el tiempo ordinario y en este día lunes inicio de una nueva semana, nos
encomendamos a la intercesión de la Santísima Virgen María nuestra madre.
Con fervor de hijos, comencemos esta novena, y con alegría, iniciamos esta celebración.

Acto penitencial
Ante Nuestro Señor Jesucristo, reconozcamos nuestros pecados y pidamos perdón.
• Tú que eres bondadoso ante nuestras culpas: Señor, ten piedad.
• Tú que perdonas todas nuestras faltas: Cristo, ten piedad.
• Tú que estás lleno de misericordia: Señor, ten piedad.

S: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos


lleve a la vida eterna.

LITURGIA DE LA PALABRA
1. Monición a las lecturas

Escuchemos las lecturas de la Palabra de Dios, y estemos atentos al mensaje que vamos
a recibir, para confiar en su Providencia y afianzar nuestra vocación cristiana.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 4, 12-23

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado se retiró a Galilea. Dejando Nazaret
se fue a Cafarnaún, junto al lago, en territorio de Sabulón y Neftalí; para que así se
cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: “Tierra de Zabulón y Neftalí, camino
del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que caminaba en
tinieblas vio una gran luz; a los que vivían en tierra de sombras una luz les resplandeció.

Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo”: «Conviértanse, porque está cerca el Reino
de los cielos». Pasando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado
después Pedro, y a Andrés, los cuales estaban echando las redes en el lago, porque eran
pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Inmediatamente
dejaron las redes y le siguieron. Pasando más adelante vio a otros dos hermanos, a
Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca remendando
las redes. Jesús los llamó también. Dejaron enseguida la barca y a su padre y lo siguieron.

Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del
Reino de Dios, curando de toda enfermedad y dolencia a la gente. PALABRA DEL SEÑOR.

VOCACIÓN DE PEDRO

La escena del Evangelio se desarrolla a orillas del lago de Genesaret, probablemente en


las proximidades de Cafarnaúm, puesto que es allí donde residía Pedro y donde por lo
mismo es de suponer que ejercía su oficio de pescador.
Se llamaba a este lago “de Genesaret” o también lago “de Tiberíades” por su proximidad
a estas ciudades. Se le llamaba también “mar” de Galilea debido a sus amplias
dimensiones: 21 kilómetros de norte a sur y 12 de este a oeste.
Una mañana el Señor Jesús va en busca de Pedro, que con sus compañeros se ha pasado
la noche pescando. Ése era su oficio. El Señor y Pedro ya se conocían de antes. Andrés, su
hermano, se lo había presentado cuando estaban en Judea. Andrés era discípulo del
Bautista y un buen día se atrevió a seguir al Señor cuando Juan lo señaló como “el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo”. El Señor lo invitó junto con Juan a pasar una
tarde inolvidable con Él, y de regreso buscaron a Pedro para compartirle su gran
experiencia y descubrimiento: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41). Cuando lo
llevaron a conocer a Jesús Él le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas»
(Jn 1,42). Es de suponer que Pedro, Andrés, Juan, Felipe y otros lo acompañaron luego a
Caná, allí donde realizó su primer milagro, «manifestó su gloria, y creyeron en Él sus
discípulos» (Jn 2,11). Por tanto, podemos suponer que Pedro era ya discípulo del Señor,
aunque no de un modo muy comprometido.
Por ello, cuando el Señor se acerca aquella mañana a la orilla luego de que Pedro y sus
compañeros han pasado toda la noche bregando infructuosamente, no tiene reparo en
permitirle subir a su barca para predicar desde allí a la muchedumbre que había seguido
al Señor. Tampoco tiene dificultad en obedecerle cuando el Señor, una vez culminada su
predicación, se dirige a él para pedirle que reme mar adentro y eche nuevamente las
redes. Llamándolo “Maestro”, hace lo que Jesús le dice a pesar de que su experiencia
frustrante le dice que no hay pescado: «Maestro, nos hemos pasado toda la noche
trabajando y no hemos sacado nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes».
Por su obediencia se produce una pesca inesperada y tan sobreabundante que
reventaba la red. Al llegar a la orilla Simón Pedro no hace sino arrojarse a los pies de Jesús:
el asombro se ha apoderado de él y de sus compañeros. El signo realizado por Jesús hace
que de Maestro pase a llamarlo “Señor”, título que en el nuevo Testamento se emplea
como reconocimiento de la divinidad de Jesucristo. Ante esta manifestación de la gloria
del Señor Pedro le suplica que se aparte de él, puesto que él es un hombre impuro,
pecador.
La experiencia de Pedro guarda una profunda semejanza con la del profeta Isaías,
descrita en la primera lectura. En una visión Isaías se encuentra cara a cara con Dios, el
Santo. Ante el Señor percibe con intensidad la realidad de su propio pecado, su impureza
y su indignidad ante la elección divina: «¡Ay de mí, estoy perdido!», exclama Isaías. El temor
se apodera de él. ¡La santidad de Dios denuncia su impureza, su pecado! ¿Cómo puede
lo impuro mantenerse en la presencia del Santo? Mas Dios procede a retirar su culpa y
purificar sus labios con una brasa ardiente. Si bien Isaías no es digno, Dios lo hace digno, lo
purifica para que pueda responder al llamado y a la misión de hablar en su Nombre.
Tampoco Pedro se considera digno de estar en la presencia del Señor Jesús, de seguirlo.
Pero el Señor Jesús no se detiene ante el pecado de Pedro. Él conoce bien de qué barro
está hecho, conoce sus pecados, sus miserias y debilidades, sabe perfectamente que no
es digno de Él, incluso sabe que lo va a negar y traicionar, pero su mirada va más allá de
todo eso: el Señor Jesús mira su corazón, sabe que ha sido formado desde el seno materno
para ser “pescador de hombres”, para ser apóstol de las naciones, para ser “Pedro”, la
roca sobre la que va a construir su Iglesia, y teniendo todo ello en mente lo alienta a no
tener miedo de mirar el horizonte y asumir la grandeza de su vocación y misión.
Vencidos sus temores por la confianza en el Señor, Pedro respondió con generosidad al
llamado del Señor: dejándolo todo, lo siguió. Dejando su oficio de pescadores y a sus
padres lo siguieron también los demás apóstoles allí presentes. También Isaías, vencidos
sus temores y obstáculos, mostró esa disponibilidad total para hacer lo que Dios le pedía:
«Aquí estoy, envíame».

DIALOGUEMOS

- Para qué es el llamado que recibe Pedro de parte de Jesús?


- Que pesca ofrece conseguir el Señor?
- Ante el cansancio y no conseguir nada, ¿qué podemos hacer?

COMPROMISO

Celebrar con fervor la fiesta patronal de San Pedro todos los años y poner toda nuestra
confianza en lo que el Señor puede hacer en nuestra vida.

Oración Universal

S: Con confianza en el Señor, que nos llama a servir en su Iglesia, confiando en su


Providencia, presentemos nuestras peticiones.
Respondemos: «Escucha Señor nuestra oración»

1. Por la Iglesia Universal, especialmente por el Papa Francisco, para que Dios lo fortalezca
siempre en su confianza en la Providencia. Oremos.
2. Por nuestra Patria, para que los valores del Reino se hagan realidad en ella. Oremos.
3. Por los enfermos y las viudas, los pobres y marginados, para que ellos sean confortados
por sus hermanos. Oremos.
4. Por las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que, en nuestro tiempo, aumenten y
se santifiquen cada día más. Oremos.
5. Por nuestra comunidad, para que conscientes de que estamos llamados a la santidad,
nos preparemos para vivir estas festividades en honor a nuestro patrono San Pedro.
Oremos.

S: Señor, Dios nuestro, escucha nuestras oraciones y ayúdanos a responder a tu llamada


con generosidad. Por Jesucristo nuestros Señor.

RITO DE LA PAZ

Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

RITOS CONCLUSIVOS

Envío:
Llevemos a nuestros hogares todo lo que hemos escuchado y vivido en esta celebración,
confiando siempre en la Providencia de Dios.

SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO MARTES 27 DE JUNIO

«Celebrar con Cristo, nuestra alegría y nuestra paz…


… la misericordia del Señor ante la falta de fe de Pedro»

RITOS INICIALES

Monición de entrada

Hermanos: con la alegría de ser hijos de Dios, venimos a la Casa de nuestro Padre para
celebrar con mucha fe. Nos encontramos hoy en el tercer día del novenario en honor a
San Pedro nuestro patrono. Reflexionaremos sobre la «misericordia». El Papa Francisco
siente un gran afecto hacia los más necesitados, hacia los marginados por la sociedad, y
menciona en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, que en el corazón de Dios hay
un sitio preferencial para los pobres: que la misericordia hacia ellos es la llave del cielo.
También la Liturgia de hoy nos enseña a ser misericordiosos con nuestros hermanos, a no
constituirnos en jueces de nuestro prójimo, porque Jesús dijo: «con la medida que midan
los medirán a ustedes». Con estos pensamientos, iniciamos la celebración cantando y
poniéndonos de pie.
Acto penitencial

Sacerdote: Poniéndonos delante de Dios reconozcamos nuestras faltas. Confiémosle todo


aquello que no nos permite vivir como auténticos cristianos.

• Tú, que viniste al mundo para salvarnos: Señor, ten piedad.


• Tú, que te has hecho pobre para enriquecernos: Cristo, ten piedad.
• Tú, que vendrás un día a juzgar nuestras obras: Señor, ten piedad.

S: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos


lleve a la vida eterna.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

Monición a las lecturas


Llenos de esperanza y con mucha fe, abramos nuestro corazón a la Palabra que será
proclamada; dejemos que obre en nosotros y que produzca frutos de bien.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 14, 22-33

“En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera,
entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar
aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar,
azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche,
Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se
turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les
habló, diciendo: ¡Tened ánimo, yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo:
Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo
Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo
miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús,
extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y
cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la
barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios”. PALABRA DEL
SEÑOR.

LA DUDA DE PEDRO

* La barca representa, por un lado, nuestra vida en la que todos sufrimos vaivenes por las
complicaciones de cada día, en estos momentos, nuestro confinamiento. Y por otro, la
Iglesia, que también sufre el oleaje de las tempestades y tormentas. Es de noche, no hay
luz y todo se ve obscuro. En la noche surgen todas las dudas, temores, miedos… Y es
precisamente, en medio de la noche, cuando se presenta Jesús, caminando sobre las
aguas. Camina sobre nuestras dificultades, aburrimientos, hastíos y problemas. Viene a
nuestro encuentro en todo momento. Los discípulos son incapaces de reconocerle,
porque tienen los ojos retenidos por sus miedos temores, dudas… y gritan llenos de miedo:
“¡Un fantasma!”. ¡Señor, danos ojos de fe para descubrirte siempre, en los momentos
buenos y en los malos, en la luz y en la obscuridad!

** Más Jesús les calma diciendo: “¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!”. Cuántas veces
hemos hecho la experiencia, al llamar por un portero automático y cuando nos preguntan
quién es, respondemos inconscientemente: “Soy yo”. Aquí está la fuerza del Cristo, es
decir, de Dios. Cuando se manifiesta Dios, se dice de sí mismo: “Yo soy”, “Soy el que soy”
o simplemente “Soy yo”. Es una tarjeta de identificación, desconocida o poco apreciada
por los apóstoles que hace que Pedro, sorprendido y lleno de dudas, busque una prueba
que le dé seguridad: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”. En el
fondo no se acaban de fiar. Y Cristo, queriendo zanjar de una vez por todas las dudas
responde secamente: “Ven”.
Oye a Cristo que te dice “ven”, “camina conmigo”…

*** Y Pedro, fiado en la palabra de Cristo, sin dudar camina sobre las aguas. Atención a mi
vida. Si me fio de Jesús, si me dejo llevar por él, hará maravillas en mí. Lo habré
experimentado alguna vez. ¡Qué seguridad y confianza da Jesús! Pero, Pedro, en cuanto
duda, es decir, piensa: “Pero ¿qué estoy haciendo?” se hunde. Y es cuando grita al Señor
para que le salve. Al momento Jesús extendió la mano y le asió. Y le dijo: “Hombre de poca
fe ¿por qué has dudado?”. Jesús solamente nos pide que creamos y nos fiemos en todo
momento de Él. Necesitamos conocerle bien para poderle seguir y confiar en Él.

DIALOGUEMOS

- A donde nos lleva la falta de Fe?


- Muchos preguntan y “cómo se aprende a confiar”.
- Atrévete a dejarte en manos de Jesús, esto es, a confiar en Él. A no dar vueltas… el fruto
es la paz, porque entonces nada te turbará.

COMPROMISO

Conocimiento interno de Cristo, para que más le ame, me apoye en el Espíritu Santo y dé
testimonio de Cristo en las distintas circunstancias de mi vida, aún las más difíciles.

Oración Universal

S: Oremos a Dios por las necesidades del mundo y por nuestro país. A cada invocación
respondemos: «Padre, óyenos»

1. Para que la Iglesia se vea fortalecida en su tarea de anunciar el Reino de Dios a todos
los hombres. Oremos.
2. Para que los gobernantes, con sus acciones, sepan sembrar el amor y la esperanza en
medio del pueblo. Oremos.
3. Para que la venida del Papa Francisco a nuestro país, nos anime y nos guíe a iniciar una
nueva etapa evangelizadora, por un Paraguay renovado, más humano y cristiano.
Oremos.
4. Por los pobres, los enfermos, los perseguidos y los que sufren los horrores de la guerra y
del terrorismo, para que, a todos ellos, les llegue el consuelo y sientan más cerca el amor,
la paz y la misericordia. Oremos.
5. Por todos nosotros, para que, con la ayuda del Espíritu Santo, sepamos perdonar a
nuestros hermanos. Oremos. S: Escucha Señor, nuestra súplica, haz que tu voz resuene en
nuestros corazones para que seamos misericordiosos hacia nuestros hermanos. Por
Jesucristo nuestro Señor.

RITO DE LA PAZ

Padre Nuestro… Ave María… Gloria…


RITOS CONCLUSIVOS
Envío
Hermanos, al culminar nuestra celebración, luego de haber meditado a cerca de la
misericordia, vayamos fortalecidos con la bendición de Dios

TERCER DIA DEL TRIDUO MIERCOLES 28 DE JUNIO

«Celebrar con Cristo, nuestra alegría y nuestra paz…


…que bien se está aquí»

RITOS INICIALES

Monición de entrada

Con alegría nos reunimos en esta celebración, como hijos de Dios y miembros de su familia,
para vivir el cuarto día de nuestra novena en honor a San Pedro y San Pablo. Queremos
rezar de una manera muy especial por la visita a nuestro país de su Santidad el Papa
Francisco, sucesor de Pedro, hombre elegido por Dios, mensajero de la alegría y de la paz.
Con todas estas intenciones nos disponemos, uniendo nuestros corazones y nuestras voces
para iniciar la celebración.

Acto penitencial

Sacerdote: Preparemos nuestros corazones para esta celebración, pidiendo perdón por
nuestros pecados.

• Tú que nos amaste desde el vientre materno: Señor, ten piedad.


• Tú que nos hiciste profetas de los nuevos tiempos: Cristo, ten piedad.
• Tú que nos dijiste «no teman, pues estoy ustedes»: Señor, ten piedad.
S: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.

LITURGIA DE LA PALABRA

Monición a la lectura
Abramos nuestros corazones a las lecturas que vamos a escuchar, para que seamos
testigos y mensajeros de Cristo en el mundo.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 9, 28B-36

En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte
para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se
hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos
personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le
esperaba en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria
de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús:
“Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para
ti, una para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía.
No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse
envueltos por la nube, se llenaron de miedo.
De la nube salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo”. Cuando
cesó la voz, se quedó Jesús solo.
Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían
visto. Palabra del Señor

PEDRO PRESENTE EN LA TRANSFIGURACIÓN

En la cuaresma no debemos mirar hacia atrás para lamentarnos, es un camino que


avanza hacia delante, hacia la Pascua. No hemos comenzado un camino de tristeza.
Cualquier acción de penitencia, oración y conversión necesitan ser experiencias de vida,
que el relato de la transfiguración nos ofrece una visión esperanzadora, que marca nuestro
camino en la cuaresma. Son varios los símbolos que dominan el relato.
En primer lugar, la montaña. La Biblia, y en general la historia de las religiones, están llenas
de montañas donde se manifiesta de forma especial lo divino. Tanto es así, que, en el
Nuevo Testamento, el situarse en un monte ya nos implica que va a producirse una
manifestación de Dios.
Además, en el relato tenemos la presencia de Moisés y Elías. Moisés representando al
Pentateuco y la Ley judía. Elías representando a los profetas. En Jesús se aúnan ambos,
Jesús es la nueva ley y la culminación de todas las promesas de Dios.
La otra imagen importante es la nube, otro símbolo del antiguo testamento para mostrar
la presencia de Dios.
Y por último, el signo más importante, el cambio de aspecto y brillo de Jesús. Esta presencia
de Jesús muestra a los discípulos (Pedro, Santiago y Juan) la verdadera naturaleza de
Jesús. Es un anticipo de su resurrección, y también de la nuestra.
Es importante ver que Jesús fue al monte para orar. Es en esa oración cuando ocurre la
transfiguración. La oración es fruto del amor y espacio para el encuentro con Dios. La
experiencia de Jesús y los discípulos en el Tabor está a nuestro alcance en la oración.

DIALOGUEMOS

- ¿Pensamos en la oración como una fuerza transformadora en nuestra vida?


- ¿Ante una buena experiencia tenemos la tentación de quedarnos en ella?
Oración Universal

S: Presentamos al Señor nuestras peticiones, para que cada uno cumpla con su misión
evangelizadora, a través del amor y del testimonio. Respondemos: «Te lo pedimos Señor»

1. Para que la Santa Iglesia, a ejemplo de la fidelidad de Pedro, presente ante todos los
pueblos a Jesucristo único salvador del mundo. Oremos.
2. Para que nuestro Papa Francisco siga anunciando al mundo el evangelio de Jesucristo,
sin temer a las ideologías de moda ni a los poderes de turno. Oremos.
3. Para que los llamados a la vida sacerdotal y religiosa, sintiendo la alegría de su especial
vocación, respondan al Señor con generosidad. Oremos.
4. Para que los enfermos de nuestra comunidad, a través de los ministros de la Iglesia,
experimenten la bendición y el consuelo de lo alto. Oremos.
5. Para que nosotros y todos los fieles laicos, sintamos que Cristo nos llama a santificarnos
allí donde se desarrolla nuestra vida. Oremos.

S: Señor Padre Nuestro, escucha las suplicas que te dirigimos, bendice a nuestra
comunidad y has fecunda nuestra entrega a la causa del Reino de Dios. Por Jesucristo
nuestro Señor.
RITO DE LA PAZ

Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

RITOS CONCLUSIVOS
Envío
Renovados con lo que hemos celebrado, vayamos ahora a nuestros hogares a llevar el
mensaje de la Buena Nueva de Jesucristo, con alegría y paz.

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