Sociología-MÓDULO 3

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Sociología – Módulo 3

Desigualdades y estratificación social


En todas las sociedades existe algún tipo de desigualdad, es decir, un sistema de
estratificación social que hace posible que categorías enteras de personas se ubiquen en
diferentes posiciones en la estructura social y que, como consecuencia de esto, obtengan
dinero, poder o prestigio. También debemos agregar que toda estructura de desigualdad
tiene algún tipo de sistema simbólico que explica por qué hay una distribución asimétrica
de los recursos sociales. Para hablar de este tipo de desigualdad, los sociólogos Macionis y
Plummer se refieren a la estratificación social como la clasificación o jerarquización de los
individuos según la categoría a la que pertenecen. Para Crompton, la expresión de
estratificación social es un concepto general que describe estas estructuras de
desigualdad.
En las sociedades preindustriales, la estratificación social se consideró un fenómeno
“natural”. Si las desigualdades eran calificadas como una cuestión natural de las
sociedades, no era necesario investigarlas en términos sociales. Es decir, la naturalidad
implicaba que provenían de una estructura establecida por algún orden divino. Sin
embargo, como señala Crompton, progresivamente los cambios operados por las
revoluciones industriales y la llegada de la Modernidad implicaron una crítica a los
sistemas tradicionales de creencias que habían explicado y legitimado las desigualdades
materiales. Frente a la idea de que los seres humanos son desiguales por naturaleza o por
alguna causa divina, se desarrolló el argumento de que los seres humanos son iguales, no
desiguales.
Thomas Hobbes postulaba que la vida de las personas en un supuesto estado de
naturaleza era peligrosa, brutal y corta, era una continua guerra del hombre contra el
hombre, como señaló en su conocida frase. La solución que se propuso para este
problema del orden era que todas las personas se sometieran al Estado, ya que era el ente
que garantizaba el control en la sociedad. John Locke, por su parte, afirmó que la
autoridad del Estado era la que mejor podría garantizar los derechos naturales a la vida, la
libertad y la propiedad. Según Jean Jacques Rousseau la libertad absoluta es inalcanzable,
pero afirmaba que la democracia directa, expresada por medio de la voluntad general,
proporcionaba la mayor protección al individuo. Así, en el siglo XVIII se establecieron los
fundamentos del argumento de que todos los ciudadanos tenían derechos políticos, tal
como se expresa en el voto universal y las instituciones democráticas.
La Revolución Industrial y la Revolución francesa, junto con el desarrollo del capitalismo
industrial, provocaron el énfasis en la racionalidad del orden social moderno. Los cambios
políticos que crearon al individuo formalmente libre también dieron paso al trabajador sin
tierra que tenía el derecho de vender lo único que poseía: su fuerza de trabajo. El trabajo,
en este contexto, se transformó en una mercancía. Marx consideraba el desarrollo de la
historia humana como una consecuencia de los conflictos económicos y no solamente
políticos. La desigualdad era el resultado del acceso diferencial a los medios de producción
y a lo que se producía.
A diferencia de los teóricos del contrato social, para Marx el Estado era inseparable del
poder económico, y el individuo soberano era tan solo una condición necesaria del modo
de producción capitalista para poder perdurar; es decir, coexistían la igualdad política
(todos, normativamente, eran considerados como iguales) con las desigualdades
materiales.
Según Crompton, el desarrollo del capitalismo industrial fue el elemento principal de la
transición a la Modernidad. La idea de modernidad describe no solo el desarrollo del
industrialismo, sino también los correspondientes modos de vigilancia y regulación de la
población de los Estados nacionales.
Macionis y Plummer señalan que hay cuatro características esenciales de la
estratificación:
La estratificación social es una característica de la sociedad en su conjunto, y no de
algunos de sus miembros considerados individualmente - El sistema de estratificación
social (desigualdades) se perpetúa de generación en generación. En todas las sociedades,
existe la posibilidad de que los padres transmitan a sus hijos la posición social que ocupan,
aunque en las sociedades modernas existe movilidad social - La movilidad social es un
cambio en la posición que el individuo ocupa en la estructura social. En función del
cambio, la movilidad puede ser ascendente, descendente u horizontal. - La estratificación
es una constante histórica, pero sus especificidades varían de una sociedad a otra. Es
decir, en todas las sociedades existió siempre algún tipo de diferenciación, pero el sentido
y el grado han sido distintos. Pensemos en el ejemplo de las sociedades primitivas, donde
un factor de desigualdad podía ser el sexo o la edad de sus miembros - La estratificación
social no es solo una cuestión de desigualdad, sino también de cultura social, y está
relacionada con el sistema de creencias de los individuos. Esto quiere decir que no solo
hay una distribución diferencial de los recursos, sino también una explicación cultural y
social que define y justifica la desigualdad.
Como señalan Macionis y Plummer, podemos definir tres macrosistemas de
estratificación, estos son, esclavitud, sistema de castas y las clases sociales.

Esclavitud
Es una forma de diferenciación y desigualdad que se basa en el derecho de propiedad que
un grupo de individuos ejerce sobre otro grupo. Las personas devienen en cosas que
pueden ser compradas o vendidas. En América Latina la explotación de la fuerza de
trabajo esclava, de origen africano, fue una práctica generalizada en toda la región.
Podemos acordar con Giddens que la esclavitud es la forma más extrema de desigualdad,
donde unos individuos son propietarios de otros. Esta condición legal de posesión de los
esclavos presentó históricamente variaciones según el tipo de sociedad.
La Revolución haitiana tuvo su origen en el estallido de una sublevación de esclavos
durante la noche del 22 al 23 de agosto de 1791. Manigat manifiesta que los
acontecimientos de la Revolución haitiana representan el enfrentamiento clásico entre
grupos sociales por mantener el statu quo. Sin embargo, esta revolución inaugura un ciclo
de independencias en América Latina y el Caribe con una triple connotación: problematiza
la idea de libertad con la surgida en el Siglo de la Luces; promueve la edificación de un
Estado negro anticolonial y antiesclavista, en el contexto de un gobierno colonial francés
en la región; y, finalmente, provoca el enfrentamiento contra una potencia imperial, con
saldo positivo para los esclavos.
Según Gruner, se hace imposible pensar la expansión del sistema capitalista fuera de
Europa en el siglo XIX sin analizar la esclavitud. Esta red de compra y venta de seres
humanos entre los tres continentes (Europa, América y África) fue un componente
decisivo de la historia contemporánea: esta explotación favoreció el crecimiento
económico, de la industria textil, la naviera y del comercio internacional.

Sistema de castas
Es una forma de estratificación social basada en características “adscriptivas” de las
personas. El sistema de castas es característico de la India y deriva del hinduismo. Allí, el
lugar que ocupan las personas en el espacio social está organizado en función del lugar en
donde nacen y de su ocupación. En el escalón más bajo, se encuentran los dalits
(conocidos como los intocables); en el nivel más alto, los brahames (conocidos como los
sacerdotes). Crompton señala que las desigualdades sociales en este sistema se derivan
de una estructura de la sociedad establecida por la divinidad. El argumento es que las
castas inferiores contaminan a las superiores, y por eso hay una serie de restricciones que
se aplican a los individuos de las castas bajas y a sus familias. El argumento de Crompton
es que si consideramos que hay sistemas ideológicos que justifican las desigualdades, aquí
debemos hacer referencia a dos conceptos religiosos: el kharma y el dharma. El karma
implica que las personas nacen en una determinada casta y que eso es lo que merecen de
acuerdo con las acciones que han llevado a cabo en una vida anterior. El dharma, que
significa “existir conforme a lo que es moral”, enseña que vivir la vida presente de acuerdo
con las normas genera como resultado el posterior renacimiento en una casta superior y,
por lo tanto, una progresión última en el sistema de castas.

Sociedad de clases
Históricamente, el sistema capitalista erosionó los sistemas feudales y de esclavitud, y
provocó su transformación en un sistema de clases. En teoría, este último sistema se basa
en las capacidades y logros personales. Se supone, además, que es más abierto, de modo
que los individuos, a través del sistema educativo o por otros mecanismos, pueden
experimentar algún tipo de movilidad social con relación a la posición que ocupan sus
padres; sin embargo, esto no siempre ocurre. Giddens señala cuatro elementos centrales
que distinguen este sistema de estratificación con respecto a los otros:

 A diferencia de los otros sistemas de desigualdad, las clases sociales no se


establecen por disposiciones jurídicas o religiosas, y la pertenencia a ellas no se
basa en una posición heredada, que se haya determinado legalmente o por la
costumbre. Lo habitual es que los sistemas de clase sean más fluidos que los
restantes tipos de estratificación, y que los límites entre las clases no estén nunca
claros. Además, no hay restricciones formales aplicadas al matrimonio entre
personas de distintas clases.
 En teoría, la clase a la que pertenece un individuo es en parte adquirida, es decir,
no está totalmente determinada por el nacimiento, como es común en otros tipos
de estratificación.
 Las clases se basan en las diferencias económicas que existen entre los grupos de
individuos y en las desigualdades en la posesión y control de los recursos
materiales. En los otros sistemas de estratificación, los factores no económicos
suelen ser mucho más importantes.
 Los sistemas de clases operan principalmente mediante conexiones impersonales a
gran escala. Por ejemplo, una de las bases fundamentales de las diferencias de
clase se halla en las desigualdades de salario y de condiciones de trabajo que
afectan a todas las personas de una categoría ocupacional específica, como
resultado de las circunstancias económicas derivadas del conjunto de la economía
como totalidad. Uno de los corolarios de este sistema es que existen derechos
universales que no dependen de la posición social de los individuos: en principio, la
igualdad ante la ley es central.

La ideología como justificación de los sistemas de estratificación


La ideología es definida como un conjunto de creencias culturales que sirven para
justificar la estratificación social, entre otras cosas. Las creencias que refuerzan la
dominación de una minoría privilegiada sobre la mayoría de la población son ideologías.
Según Wright, existen tres perspectivas para analizar la desigualdad en las sociedades
capitalistas:
 La perspectiva centrada en el individuo. Bajo este enfoque, la posición económica
del individuo es analizada como el resultado del nivel de éxito. Este “éxito” de los
individuos está determinado por factores como educación, trasfondo familiar,
motivaciones, conexiones personales (capital social). Así, la persona que es pobre
lo es porque ha tenido un déficit en los atributos relevantes, mientras que la
persona que es rica ha tenido ventajas en los mismos atributos.
 En vez de analizar y focalizar la atención sobre el proceso por el cual los individuos
están ordenados en posiciones, el análisis de clases analiza las relaciones entre las
posiciones. Es decir, ambas tradiciones tienen en cuenta los patrones de
desigualdad como resultado de conexiones causales entre las posiciones. En el
análisis marxista, la relación de interdependencia es pensada también en términos
de explotación, como un mecanismo causal que genera desigualdad.

Análisis propuesto del funcionalismo


En una de las explicaciones clásicas de la desigualdad social, Davis, así como Moore
postulan que la estratificación social tiene resultados positivos para la sociedad en su
conjunto, y se preguntan ¿cómo se explica que en todas las sociedades que conocemos
existan desigualdades? ¿Por qué la desigualdad es un fenómeno universal? La respuesta
que dan estos sociólogos es que en toda sociedad compleja o moderna existe la división
del trabajo, y que esta implica que hay una gran variedad de ocupaciones diferentes que
requieren habilidades y niveles de preparación distintos. Para Davis y Moore (1945), hay
una división social del trabajo, y esta es una necesidad funcional para el correcto
funcionamiento de la sociedad.
Como señala Laurin-Frenette, la estratificación se define como un sistema de
desigualdades o de diferencias de prestigio y de estimación entre los miembros de un
sistema social. Esas diferencias en el prestigio de los diversos individuos son relativas a las
distintas posiciones que estos ocupan en la estructura social. Toda sociedad debe
asegurarse de que las tareas y funciones necesarias para su supervivencia y su buen
funcionamiento sean adecuadamente cubiertas, es decir, que las funciones sociales:
Sean ejercidas - Sean ejercidas por los que se encuentran en condiciones de hacerlo - Que
estos las cumplan del mejor modo posible.
El cumplimiento de ese objetivo se logra a través de la institucionalización de un sistema
de estratificación social, el establecimiento de un sistema estable de recompensas que
sirvan como incentivos para el cumplimiento de las diversas funciones, así como de
mecanismos que aseguren la distribución de tales recompensas entre los titulares de las
diversas posiciones. Las recompensas que percibe el individuo en cada posición son de
tres tipos:
Las que contribuyen al confort y bienestar del individuo - Las que contribuyen a su placer y
entretenimiento - Las que acrecientan el respeto y la estima que tiene de sí mismo.
Para Davis y Moore, el salario o los ingresos que corresponden a una posición social no
son la fuente del estatus de esa posición, sino que, por el contrario, son el estatus o el
prestigio de la posición los que implican unos ingresos determinados. Es decir, debido a
que la posición tiene determinado estatus o prestigio es que se obtiene un determinado
salario. Siguiendo con el argumento de estos autores, el valor personal del individuo debe
coincidir con su valor para el sistema social y, de una manera general, la jerarquía de las
cualidades personales debe coincidir con la jerarquía de las funciones y con la del prestigio
social asociado a ellas. La función de la estratificación es la de asegurar dicha coincidencia;
justamente por ello la desigualdad social institucionalizada puede ser definida como un
mecanismo establecido por las sociedades con la finalidad de garantizar que las posiciones
importantes serán cubiertas por los individuos más competentes. La tesis de estos
sociólogos se basa, entonces, en la meritocracia, idea que postula que solo puede haber
desigualdades en función de los esfuerzos y méritos dispares de las personas.
Los enfoques marxista y weberiano de las clases sociales son perspectivas relacionales
porque conciben al mundo social como conformado por procesos y relaciones entre las
clases sociales.
Los conceptos de clases sociales, relaciones de clase o luchas de clases son centrales en la
obra de Marx y podemos decir que son claves para gran parte del marxismo como cuerpo
de pensamiento. Para Giddens, el argumento de Marx es que la clase es un grupo de
personas que tienen una relación común con los medios de producción. Las dos clases
principales son las de quienes poseen estos nuevos medios de producción (los capitalistas)
y la de aquellos que se ganan la vida vendiéndoles su fuerza de trabajo (el proletariado).
Las ideas de las clases sociales de Marx: Según esta forma simple de comprender la
desigualdad, la elite capitalista no solo extrae riqueza y todo tipo de recursos de la esfera
económica, sino que también las instituciones políticas y legales garantizan que las
desigualdades sociales se reproduzcan generación tras generación, es decir, que se
reproduzca la estructura de clases.
¿Por qué no ha habido una revolución proletaria en las sociedades capitalistas?
La fragmentación de la clase capitalista: hace un siglo las propiedades eran solo de unas
pocas familias, mientras que ahora existe el crecimiento de una mayor cantidad de
propietarios, como así también el crecimiento de una clase gerencial
Trabajadores de cuello blanco, azul y rosa: la mayor parte de las personas que constituían
la clase obrera cuando Marx escribió eran trabajadores del campo, cuyas ocupaciones
eran de bajo prestigio y solo requerían el uso de habilidades manuales. Hoy, en cambio,
existen empleos de mayor reconocimiento que requieren el desempeño de habilidades
mentales. Un trabajador de cuello blanco dedica a actividades profesionales o
administrativas – cuello azul se encarga de tareas manuales – cuello rosa interacción con
clientes, entretenimiento, etc.
Mejora en las relaciones laborales: se puede argumentar que en la actualidad los
trabajadores tienen más recursos organizativos que los que tenían hace un siglo.
Mayor protección legal: desde los tiempos de Marx ha habido una mejora en la legislación
que protege a los trabajadores.
Sin embargo, podemos postular como argumentos a favor de Marx: la riqueza aún está
concentrada - las ocupaciones de “cuello blanco” apenas ofrecen mejoras a los
trabajadores - el progreso sindical requiere luchas sociales - el sistema legal sigue
favoreciendo a la gente de altos ingresos.
Para Weber, existen factores fundamentales fuera y dentro de la economía, como los
valores, por ejemplo, que pueden ser relevantes para explicar la desigualdad social.
Weber coincide con Marx en que la clase se basa en condiciones económicas objetivas. Sin
embargo, hay dos diferencias fundamentales: en primer lugar, postula que en su
formación también son importantes otros factores económicos, aparte de los reconocidos
por Marx. Estas formas de diferenciación son los conocimientos técnicos y las credenciales
o las calificaciones que influyen en el tipo de trabajo que las personas pueden obtener. En
segundo lugar, Weber distingue otros dos aspectos básicos de la estratificación, además
de la clase. A uno lo denomina estatus, y al otro, partido. Así, para Weber la desigualdad
social se produce por la interacción de tres dimensiones:
Desigualdad económica, denominada como posición de clase (esfera económica); -
desigualdad en relación con el prestigio social (esfera social); - desigualdad en relación
con el poder (esfera política).

Estatus
Según Weber, el estatus hace referencia a las diferencias que existen entre dos grupos en
cuanto a la reputación o prestigio que les conceden los demás. Es decir, hay grupos que
tienen posiciones privilegiadas y que son reconocidos por su gran prestigio en una
determinada sociedad; los médicos son un ejemplo de estos. Desde la perspectiva de
Duek e Inda, el estatus representa la distribución del poder social. De acuerdo con esto, el
poder social es el cimiento de la formación de estamentos o grupos de estatus
jerarquizados, así como el poder económico lo es de la formación de clases. Las divisiones
estamentales hacen referencia a diferencias sociales, es decir, de prestigio, estatus u
honor.

Partido
Weber plantea que en las sociedades modernas la formación de partidos es un aspecto
importante del poder y puede influir en la estratificación, con independencia de la clase y
de la posición. El partido define a un grupo de individuos que trabajan conjuntamente
porque tienen orígenes, aspiraciones o intereses comunes. Marx entendía que la clase
social explicaba las diferencias de estatus y la organización en partidos políticos; Weber,
en cambio, argumentaba que ninguno de esos procesos podía reducirse a las divisiones de
clase. De tal modo, Weber observaba que los partidos podían estar basados en
preocupaciones que excedían las diferencias de clase, como los orígenes religiosos o los
ideales nacionalistas.

Los sistemas mundiales, América Latina en el mundo


Una inicial categorización de la ubicación de América Latina en el contexto mundial fue la
que propuso el economista francés, Alfred Sauvey. Según él, el concepto de tercer mundo
designaba a los países que no pertenecían a ninguno de los bloques enfrentados en la
Guerra Fría: el bloque occidental (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón, Canadá,
Corea del Sur, Australia y aliados) pertenecía al primer mundo; el bloque comunista
(Unión Soviética, Europa Oriental, China) pertenecía al segundo mundo. Uno de los rasgos
esenciales del segundo mundo es que estaba conformado por sociedades con economías
de planificación centralizadas, que concedían un papel pequeño a la propiedad privada o
la competencia entre las empresas.
Otra manera de categorizar es aquella que divide a los países en países en vías de
desarrollo y países desarrollados, y que considera que los primeros están de alguna
manera en una etapa de transición desde un estado de subdesarrollo a otro de pleno
desarrollo económico; por el contrario, hay ciertos países que ya han alcanzado niveles
plenos y óptimos de desarrollo económico. El Banco Mundial utiliza una clasificación de
los países según los ingresos. Esta clasificación se basa en el ingreso nacional bruto (INB)
per cápita. Con base en su INB per cápita, cada economía se clasifica como de ingreso
bajo, ingreso mediano (que se subdivide en mediano bajo y mediano alto) o ingreso alto.

Índice GINI
Una de las formas de medir la desigualdad es el índice de Gini, que permite identificar
hasta qué punto la distribución del ingreso se aleja de un reparto perfectamente
equitativo. El indicador demuestra que América Latina es una de las regiones con el grado
más alto de desigualdad en el mundo.

Modernización y dependencia
A partir de la década del ‘50, se produce un cambio en la orientación de la sociología
latinoamericana que da origen a lo que se denominó la sociología científica. Fue un
movimiento de renovación contra un supuesto atraso teórico y metodológico en el que se
encontraba la sociología a comienzos de la década de 1940, y a la escasa investigación
empírica. El blanco de las críticas de esta corriente fue lo que se consideraba que era
precientífico, premoderno y presociológico.
La sociología científica tuvo uno de sus mayores exponentes en la teoría de la
modernización. Solari et al. indican que uno de los postulados centrales de la teoría de la
modernización es que en la actualidad la sociedad se encuentra en transición, y el proceso
de desarrollo económico supone un estado inicial y un estado final. Por lo tanto, se
entiende que culmina con el paso de una sociedad tradicional a una desarrollada. El
estado final se corresponde empíricamente con el de las sociedades actualmente
desarrolladas. La teoría de la modernización concibe, entonces, al desarrollo como la
adopción de pautas de comportamiento, actitudes y valores identificados con la
racionalidad económica moderna, caracterizada por la búsqueda y obtención de la
máxima productividad y ganancia.
Fuentes postula que el supuesto fundamental de la teoría de la modernización es la
existencia de tipos ideales (en el sentido weberiano) en extremos de un proceso evolutivo,
es decir, la transición de la sociedad tradicional hacia la sociedad moderna. Se presupone
que las sociedades avanzan desde un extremo de un continuo hacia otro extremo. Las
sociedades latinoamericanas se encuentran subdesarrolladas porque tienen
características tradicionales que les impiden ser plenamente modernas. Es decir, la
sociedad actual es una sociedad en transición y debe evolucionar hacia el desarrollo.
El rasgo fundamental del tipo de sociedad industrial moderna es el que se considera en el
concepto de secularización, el cual designa un proceso compuesto por tres tipos de
cambios continuos:
Cambios de la estructura normativa predominante, en términos de que los individuos se
ven cada vez menos constreñidos a actuar según las formas estrictamente
preestablecidas, por lo que se multiplican las situaciones en que pueden optar lícitamente
entre diversas alternativas.
Paso de la institucionalización de lo tradicional a la institucionalización del cambio: se
legitima la innovación, etcétera.
Especialización creciente de las instituciones y surgimiento de sistemas valorativos
específicos y relativamente autónomos para cada esfera institucional.
Es decir, la sociedad industrial moderna se caracteriza por la vigencia creciente de
opciones, la constante división y especialización del trabajo, la aceptación y valoración
creciente del cambio y la transformación.
Las ideas de Whalt Rostow, economista estadounidense, sintetizan los postulados de la
teoría de la modernización:
 La situación inicial es la sociedad tradicional. La característica de esta sociedad es
la de una estructura con funciones de producción limitadas y con un desarrollo
científico también rudimentario. Rostow caracteriza esta sociedad tradicional en
función de su base agrícola, su forma de gobierno basada en el clan, y en la
mentalidad fatalista.
 La segunda etapa del proceso tiene que establecer condiciones previas para el
despegue hacia el crecimiento autosostenido. El ejemplo que se da es el Europa
Occidental a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, cuando la sociedad medieval
se desintegra, la ciencia moderna crece y el comercio se desarrolla. En tal periodo
histórico comienza el proceso de rehacer la sociedad tradicional.
 La tercera etapa se vuelve normal. Rostow sostiene que el despegue implica la
superación de los viejos bloques y resistencias al crecimiento. Hay enclaves
limitados de la actividad moderna que finalmente se expanden y llegan a dominar
el conjunto de la sociedad. En una década o dos, la estructura básica de la
economía se transforma de tal manera que hay una tasa constante de crecimiento
que puede ser sostenida regularmente.
 Este es un momento de buen ajuste a los mecanismos sociales e institucionales,
con el tiempo se establecen una economía y una sociedad maduras que se basan
en la absorción de nuevas tecnologías generadas internamente. Se pasa de una
situación donde una proporción del ingreso nacional se invertía en importaciones a
una inversión y la sustitución de estas. Esto permite la producción masiva de
mercancías destinadas a la exportación a otros países.
 La quinta etapa es el período de consumo masivo: los sectores principales se
apartan de las industrias pesadas hacia el abastecimiento de bienes de consumo
duraderos y servicios en el mercado de consumo. La sociedad ha efectuado el tan
buscado cambio hacia una modernización.
Si bien en este momento histórico hay diferentes teorías del desarrollo, según Valencia, el
denominador común puede sintetizarse en dos postulados que influirán en las ciencias
sociales hasta nuestros días:

 El subdesarrollo es una etapa previa y necesaria para alcanzar un capitalismo


pleno.
 La segunda tesis es de orden metodológico. Se expresa en un conjunto de
parámetros formales para medir el subdesarrollo; se utilizan índices como
alfabetización, nutrición, natalidad y mortalidad, ingreso per cápita, niveles de
pobreza. Estos indicadores expresan el nivel en el que se encuentra una sociedad
con relación al continuum evolutivo.

Teoría de la dependencia
Como señala Santos –uno de los fundadores–, esta teoría surgió en América Latina, en los
años ‘60, para explicar las nuevas características del desarrollo dependiente de la región.
Esta perspectiva analítica es una crítica al marco interpretativo de los anteriores modelos
explicativos, como la teoría de la modernización, que ponía énfasis en un supuesto
subdesarrollo de las sociedades latinoamericanas.
Para Osorio, hay dos grandes procesos que marcaron la historia y el curso de las ciencias
sociales latinoamericanas en los años sesenta, y que fueron la base de la teoría que nos
ocupa. El primero de ellos fue la Revolución cubana, que constituyó uno de los principales
parámetros en las definiciones teóricas y políticas del continente en la época. Este proceso
puso en jaque gran parte de las interpretaciones del marxismo clásico para entender la
realidad latinoamericana y obligó a repensar los modelos explicativos. El segundo factor
que incide en el surgimiento de esta teoría es la creciente integración del proceso
productivo de las economías de América Latina con el capital extranjero en los años ‘50 y
‘60.
Para Santos, es la crisis del colonialismo (iniciada en la Primera Guerra Mundial y
acentuada después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial) la que pondrá en
discusión algunos de los supuestos de la evolución histórica. Por ejemplo, la derrota nazi
llevó a rechazar la idea de una supuesta excepcionalidad europea y de la superioridad
racial. La idea de que la modernidad debería ser tratada como un fenómeno universal,
como un estadio social que todos los pueblos deberían alcanzar, ya que es el desarrollo
pleno de una sociedad democrática (que los países victoriosos identificaban con el
liberalismo norteamericano e inglés y, por otra parte, con el socialismo ruso) entra en
crisis.
Santos señala que la teoría del desarrollo buscó localizar los obstáculos de la plena
implantación de la modernidad y definir los instrumentos de intervención capaces de
facilitar el alcance de los resultados deseados, en el sentido de aproximar cada sociedad
existente a esta sociedad ideal. Era imposible ocultar la evidencia de que se consideraba a
la sociedad moderna como un ideal que se pretendía alcanzar y una meta sociopolítica
que se debía conquistar.
Solari y sus colaboradores señalan que este enfoque latinoamericano, conocido como
teoría de la dependencia, postula:
Una integración entre las ciencias sociales y la historia; - una concepción del desarrollo
muy diferente; - la consideración de la explicación de la inserción de las sociedades
latinoamericanas en el sistema capitalista mundial como elemento esencial - la
consideración del problema político y del papel del Estado; - la identificación de las
situaciones estructurales básicas y de las formas en que se sucedieron en América Latina.
Como señala Santos, la teoría de la dependencia, que surgió en América Latina en los
años ‘60, intentó explicar las nuevas características del desarrollo dependiente que se
habían implantado en los países latinoamericanos. Desde la década de los años ‘30, los
países se habían orientado en la dirección de la industrialización, caracterizada por la
sustitución de productos industriales importados de las potencias por los producidos en
industrias nacionales. De inmediato, terminado el ciclo depresivo, se restablecía a través
de la hegemonía norteamericana, la integración de la economía mundial. El capital,
concentrado en aquel momento en los Estados Unidos, se expandió hacia el resto del
mundo en busca de oportunidades de inversiones que se concentraron en el sector
industrial. Implantada de manera elemental en los años ‘30 y ‘40, la industria en los países
dependientes y coloniales sirvió de base para el nuevo desarrollo industrial de posguerra y
terminó articulándose con el movimiento expansivo del capital internacional, cuyo núcleo
estaba formado por las empresas multinacionales creadas entre los años ‘40 al ‘60. Esta
nueva realidad respondía a la noción de que el subdesarrollo significaba la falta de
desarrollo.
Mientras que en la teoría del desarrollo encontrábamos países desarrollados, en vías de
desarrollo o subdesarrollados ahora, se transforman en países centrales y países
periféricos. Hasta aquí, podemos ver las profundas disparidades que existen entre el
paradigma de la modernización y el de la dependencia. Debemos citar, también, dos
importantes antecedentes de la teoría de la dependencia:

 El surgimiento de una tradición crítica al eurocentrismo, implícito en la teoría del


desarrollo.
 El debate latinoamericano sobre el subdesarrollo, que tiene como primer
antecedente el debate entre el marxismo clásico y el neomarxismo.
Así, las ideas centrales de la teoría de la dependencia son:

 El subdesarrollo está conectado de manera estrecha con la expansión de los países


industrializados.
 El desarrollo y el subdesarrollo son aspectos diferentes del mismo proceso
universal.
 El subdesarrollo no puede ser considerado como la condición primera para un
proceso evolucionista.
 La dependencia, con todo, no es solamente un fenómeno externo, sino que se
manifiesta también en diferentes formas en la estructura interna (social, ideológica
y política).

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