Legado - HDM
Legado - HDM
Legado - HDM
la presente edición
Este libro, que trata sobre el Legado que nuestros padres nos han prodigado en
su servicio a Dios, entreteje un bello tapiz que nos deleita en cuanto a la iden-
tidad que nos han transmitido a través de los vínculos familiares, que parecen
invisibles ante el ojo humano, pero que sin embargo allí están, cual marcas in-
delebles en nuestras almas. Lo recomiendo con gran convicción ya que nos per-
mitirá redondear ese ADN del servicio a Dios, pues quizá para más de uno, ese
legado ha sido como una loza que asfixia y sin embargo, como las Hijas de Felipe,
demuestra que más allá de nuestro sentimiento negativo existe una excelencia
heredada, que lejos de ser lastimosa es gloriosa y de gran valía y, que además, son
faros que nos permitirán transitar seguros para hacer nuestra propia historia.
—Pbro. Jorge Canto
Superintendente General de
El Concilio Nacional de las Asambleas de Dios
Mis hijos tienen la bendición de ser HDM. Han crecido cubiertos con oración,
fe, esperanza y presencia de Dios. Cuentan con padres que sirven al Señor y
con ejemplos a seguir en la ruta ascendente de la vida. Nuestra meta es darles
la educación y los recursos necesarios y suficientes para que venzan las adver-
sidades y superen los obstáculos que les depare el destino.
Por eso celebramos la publicación de este libro: Legado. Los líderes, Saúl
Salce y Xol Montes, nos brindan una obra en gran manera edificante en este
documento. Los escritores son de la misma crema y nata de los HDM. Con
fundamento bíblico, experiencia de victoria y estilo dinámico, los colaborado-
res nos abren su corazón y comparten con nosotros su vida y testimonio de la
bendición que representa tener un legado espiritual como miembros de una
familia ministerial.
Agradecemos a los líderes nacionales de este ministerio que proyecten estos
valores a nuestros muchachos. Esperamos que los HDM se vean identificados
con los artículos, y que se sientan orgullosos de su herencia espiritual. Uste-
des son los sucesores de los apóstoles, los profetas, los evangelistas, pastores y
maestros. Ya sea desde la trinchera vocacional o profesional, serán servidores
de Dios como sus padres, o quizá, mejor que ellos. Alcanzarán las metas que
sus antecesores no pudieron, hollarán los suelos que están pendientes, impac-
tarán al mundo de la forma que no se ha logrado.
—Pbro. José M. Saucedo Valenciano
Secretario General de El Concilio Nacional de las Asambleas de Dios
Este es un libro que aborda temas específicos para hijos de ministros. Un do-
cumento que, estoy seguro llenará el corazón de hijos de pastores que viven
experiencias de todo tipo en el ministerio pastoral de sus padres y el propio.
Este libro es un legado para todos nosotros: Hijos de pastores.
—Pbro. Rolando Pérez
Pastor de la Iglesia Casa de mi Padre, Mérida, Yucatán
Al tener este libro en tus manos debes saber que cada palabra plasmada aquí
ha sido puesta con lágrimas de alegría. Ésto es producto del gozo de los autores
al lograr expresarte vivencias que se relacionarán con tu vida como hijo de pas-
tor, evangelista, maestro, o misionero de aquel que Dios llamó a su servicio.
De lo que realmente estoy seguro, es que tienes el honor de recibir una
herencia e identidad que otorga el pertenecer a una familia donde uno o más
integrantes dieron su talento al servicio de Dios.
—Josafath Castañeda
Secretario Tesorero de HDM del Distrito Pacífico
coordinación editorial
Pbro. Saúl Salce
autores
gilberto cordero
abraham pérez lara
chali martínez jr.
saúl salce
xol montes
daniel sandoval
ramiro camero jr.
misael reyes
ismael montes jr.
anita sánchez
saúl salce pérez
daniel de los reyes
vladimir rivas
11 Prólogo
Saúl Salce
Coo r d i n a d o r N a c i o n a l HDM
Xol Montes
S e c r e t a r i a - T e so r e r a HDM
Prólogo
11
En este libro titulado Legado, cada HDM encontrará una dirección correcta, y
señalamientos específicos por parte del Espíritu Santo para caminar dentro de
los propósitos del único Dios verdadero. Legado es un documento escrito por
excelentes hombres de Dios, con fundamentos bíblicos para instruir y enseñar
los principios y cimientos sólidos para fortalecer la fe, y así poder vivir en con-
gruencia con las ideas que predicamos.
Hoy más que nunca los HDM tenemos la oportunidad de honrar a Aquel
que nos salvó, ejercitando un ministerio con un alto sentido de responsabili-
dad, permaneciendo firmes, sirviendo en el Reino de Dios.
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01
[capítulo]
Toma tu lugar
INTRODUCCIÓN
S
ansón, el famoso juez de Israel, es un conocidísimo y triste ejemplo
de que se puede recordar a una persona por lo que pudo haber sido,
y no por lo que fue. Este hombre extraordinario, pudo haber hecho
cosas que nadie más hubiera soñado hacer con los recursos y privi-
legios de los que había sido objeto, pudo haber dado una libertad absoluta y
completa a su pueblo del yugo de sus enemigos. Formaba parte del pequeño
y selecto grupo de personas de las cuales el Señor anunció su nacimiento por
ángeles, algo que solo Juan el Bautista y Jesús mismo comparten. Había sido
consagrado como nazareo a Dios, yendo su consagración más allá de la de
cualquier nazareo común, incluso desde el vientre de su madre. De hecho, su
madre fue consagrada como nazarea para que el privilegiado status de su hijo
fuera una realidad desde la concepción. Lo que hizo, definitivamente nos deja
asombrados y con la boca abierta, pero lo que pudo hacer… eso es lo que nos
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hace ver con tristeza, el gran fiasco que al final fue Sansón, y todo ésto, por no
asumir su lugar y tomarlo con la seriedad y responsabilidad que se requería. Su
privilegiado llamado, su ventajosa posición, sus especiales y únicos talentos,
requerían hasta para el de menos sentido común, asumir una actitud especial
para tomar el lugar que solo le pertenecía a él.
Nunca en toda mi vida, he visto esta escena de Sansón repetirse más, una y
otra vez en cada generación, como la veo en los HDM. Talentos deslumbrantes,
consagrados desde su nacimiento, guardados y criados en un ambiente de santi-
dad y servicio al Señor, una especie de combinación de grandes genéticas y vidas
de Sansón, Samuel, Josué y Daniel mezcladas en una fórmula que sólo augura
éxito y bendición de Dios para esos privilegiados. Talentos desbordantes por toda
una vida de observación e involucramiento necesario, en prácticamente todas las
áreas de la vida de la iglesia: predicación, música, canto, trato de personas.
Es tarea casi imposible encontrar un HDM que no posea una habilidad espe-
cial. No creo que un ministerio como el de mi amigo Abraham Pérez hubiera sido
posible si no hubiera crecido precisamente en una casa pastoral, y así podemos
hablar de muchos otros. Pero también he mirado horrorizado a grandes y espec-
taculares prospectos caer estrepitosamente para ya no levantarse, o solo pedir
misericordia como Sansón, para por lo menos una vez más, vestirse de poder y
fuerza para lograr una última victoria para Dios. Todo por no asumir su lugar.
¿A qué me refiero con esta expresión de no asumir mi lugar? Hay una escena
en la historia bíblica en donde Jonatán, el príncipe hijo del rey Saúl, al conocer
las intenciones de su padre para matar a David, elabora un plan para revelar las
intenciones de su padre y así proteger a su amigo. Jonatán le recuerda a David
que el siguiente día es un día de fiesta: Luego le dijo Jonatán: Mañana es
nueva luna, y tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío
(1 Samuel 20:18). Quiero usar esta declaración para resaltar algunas verdades
importantes que todo HDM debería de considerar.
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turo. Jonatán le dijo a David: Mañana hay luna nueva. Lo que le quería decir
es que había una reunión de regocijo y comunión, de gozo y realización. Estoy
seguro de que nuestros amados y admirados pioneros de las Asambleas de Dios
nunca se imaginaron un momento como este, en donde nuestras iglesias están
por todo el territorio nacional, somos la iglesia evangélica más grande del país, y
tenemos un ejército de pastores asambleístas ministrando a un pueblo que toda-
vía sigue creyendo que Cristo salva, sana, bautiza y viene por su Iglesia.
Así como ellos, nosotros solo podemos imaginar lo que Dios está por hacer
en el futuro, pero de igual forma, podemos estar seguros de que será una obra
de poder, gloriosa e impactante.
Es precisamente esta expectativa de lo que Dios va a hacer lo que nos debe de
motivar a buscar el lugar preciso en el que podemos ser usados por Dios en esa
obra gloriosa. Los HDM se encuentran en una posición privilegiada y estratégica
para poder ser usados por Dios no solo en el ministerio, dado que entendemos
que no todos los hijos de todos los ministros serán específicamente ministros,
pero sí para servir a Dios en facetas tan diversas como la administración y la eco-
nomía, la obra social, la adoración, el evangelismo, entre otras tantas necesidades
en el panorama eclesiástico de nuestra denominación.
Cuando yo deseaba con todo mi corazón servir al Señor en el pastorado, se
me presentó la oportunidad de estudiar una carrera profesional en un área que
siempre me había agradado, la contabilidad. Yo prefería sin embargo, entrar de
una vez al Instituto Bíblico para prepararme para el pastorado y el ministerio,
pero recibí el consejo de uno de los ministros más reconocidos en el norte del
país, el Presbítero Mario Carrasco, y su recomendación fue que prosiguiera con
mi preparación profesional dado que probablemente era el propósito de Dios
abrirme esa puerta para servirle con esa capacidad adicional. En ese momento
sinceramente no entendí que de alguna forma, él me estaban diciendo que Dios
iba a hacer una obra gloriosa en el futuro y que yo podía ser parte de ella.
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de sus siervos, pero si tengo la seguridad de que hay un lugar. La expectativa
implica estar alerta, sensible a la voz de Dios, dispuesto, para entender que
el camino de Dios siempre será mejor que el que nosotros podamos escoger.
Estoy seguro de que Dios no rechazará a nadie que esté dispuesto a tomar
su lugar. Es como cuando la gente madruga para tener un buen lugar en un
evento inminente que está a punto de suceder. Hoy parece tal vez muy lejano,
pero la la brevedad de la vida nos enseña que está a la vuelta de la esquina.
La obra está por producirse.
La siguiente realidad, es que hay una necesidad de la participación de todos
nosotros en esa obra. Jonatán no solo le dijo a David que iba a haber un acon-
tecimiento, sino que si el no formaba parte, sería echado de menos: Mañana
hay luna nueva, y tú serás echado de menos. Hoy por hoy, hay mucha
gente a la cual echamos de menos en las filas del ministerio y del servicio a
Dios. Realmente los extrañamos, los necesitamos. Su visión, sus objetivos, sus
métodos, su carisma, sus habilidades, todo tenía un lugar y cabida en el pro-
pósito de Dios. Muchos tal vez creen que no se les va a echar de menos, que
nadie les va a extrañar o que no serán recordados, pero no es así, no será así.
Estoy seguro de que cuando Jesús dijo: A la verdad la mies es mucha, más
los obreros son pocos, se refería a los que faltaban.
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A lo que me refiero es que Dios ha pensado en nosotros de manera personal
e individual. De repente puede asaltarnos la idea de que somos relegados de
alguna manera, o que bajo la sombra de nuestros padres Dios no nos ha consi-
derado, pero incluso me puedo atrever a decir que Dios ha llamado a muchos
de los ministros actuales, porque tiene planes con sus hijos. Dios es un Dios
personal, y no apelamos a ninguna estrategia motivacional cuando aseguramos
que el tiene un plan específico para tu vida como su hijo.
Cuando el Señor le envía un mensaje a una de las iglesias de Asia en el libro
de Apocalipsis, le asegura que ya tiene una corona, una recompensa, un lugar,
una posición. Solo le pide que se vea una iniciativa de retener lo que Dios ha
dado, en una manifestación de un carácter que valora las bendiciones de Dios.
Retén lo que tienes para que ninguno tome tu corona. La corona es
tuya, es para tí, ese es el propósito. Lo increíble aquí es la obra de gracia, no
es algo que tienes que ganar, es algo que ya es tuyo, solo debemos de definir
nuestra postura ante un hecho consumado.
CONCLUSIÓN
Hay muchos pretextos que se pueden poner para evitarlo pero todos deben
de ser desechados. Moisés le puso a Dios como pretexto su incapacidad
para hablar, Gedeón le quiso poner a Dios como pretexto su posición so-
cioeconómica, argumentando que el era pobre, Jeremías quiso justificarse
con su carencia de experiencia, algo que en muchos era como una gran
montaña cuando comenzamos, ante el reconocimiento de nuestros padres
y su camino recorrido. Si de pretextos se trata, podemos argumentar mu-
chos. —Hay otros que lo pueden hacer mejor que yo, —No tengo el carácter
necesario, —No estoy seguro, —Me van a criticar o me van a comparar, entre
un océano de pretextos más.
En una ocasión, al fallecer el hijo mayor del pastor que tantos años había
pastoreado nuestra iglesia (27 años para ser exactos), mi papá predicó en su
funeral y yo canté un canto especial en su honor, ya que él había invitado a
mi papá a la Iglesia, lo que derivó en su salvación y llamamiento al ministerio,
algo que nunca le dejaré de agradecer. Mi papá le dijo a su viuda al finalizar el
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servicio: —Yo sé, estoy seguro, de que estoy aquí, ocupando el lugar que le perte-
necía a tu esposo. ¡Wow! Me quedé helado cuando escuché a mi papá decir eso.
No saben cómo me siento privilegiado de haber asumido el lugar que el Señor
me dio por gracia, al haber obedecido mi padre a su llamado y no caer en la
desgracia de no haberle dado la importancia que se merecía. ¡Toma tu lugar!
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02
[capítulo]
Síntomas de
un avivamiento
C
ómo desear avivamiento en América Latina si no hay avivamiento
en mi nación, cómo querer avivamiento en mi nación si no hay
avivamiento en mi ciudad, cómo anhelar avivamiento en mi ciu-
dad si no tengo avivamiento en mi congregación, cómo querer avi-
vamiento en mi iglesia si mi familia no está avivada, cómo desear avivamiento
en mi familia si yo no estoy avivado .
Ahora bien si como HDM traigo un avivamiento a mi vida, seguro mi
familia se avivará, con una familia avivada la congregación se contagiará, y
donde una congregación se aviva, la ciudad se enciende, y una ciudad con
avivamiento, puede avivar un país y un continente. ¡La realidad es que todo
avivamiento ha comenzado en el corazón de una persona!
Joel 2:12-19: Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con
todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.Rasgad vuestro
corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios;
porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en
misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se
arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación
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para Jehová vuestro Dios? Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno,
convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad
a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su
cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar
lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová,
a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las na-
ciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos:
Dónde está su Dios? Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su
pueblo. Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío
pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré
en oprobio entre las naciones.
En el libro del profeta Joel, vemos un instructivo de cómo provocar avi-
vamiento, destacamos tres elementos a los cuales llamamos Síntomas de Avi-
vamiento.
1. ARREPENTIMIENTO
Todo avivamiento comenzó con arrepentimiento. Dios visita y está donde hay
un …Convertíos a mí con todo vuestro corazón …corazón arrepentido
y quebrantado. Isaías 57:15 dice: Porque así dijo el Alto y Sublime, el
que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la
altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para
hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de
los quebrantados.
El quebrantamiento es más que un sentimiento es un virtud, no es cuestión
de sentimientos o sensaciones, es cuestión de decisiones y convicciones, yo de-
cido cada día presentarme ante la presencia Dios, lo sienta o no, tenga ganas o
no, y al estar allí, en algún momento su presencia se derrama y mi corazon es
quebrantado. Y allí Dios está.
Antes de que Dios cambie nuestra familia, comunidad o ciudad, Él tiene
que cambiar tu corazón, antes que Dios cambie a los demás, Él tiene que
cambiarte a ti.
El corazón quebrantado atrapa los ojos de Dios, cuando te humillas
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Él se levanta a tu favor. El arrepentimiento es una autopista directa que te
lleva al trono de la gracia, y todo comienza cuando decimos: Perdona oh
Jehová a tu pueblo.
2. UNIDAD
...convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión. Si a
Dios le ha costado encontrar a un hombre, ¿cuánto más le costará hallar a un
pueblo? En Juan 17:21-22 Jesús dijo: para que todos sean uno; como tú, oh
Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para
que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les
he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia, ya que el amar a
Dios es amar a tu gente, amar a Dios es amar a tu pueblo, tu congregación,
amar a Dios es estar con la gente y hacerte uno con ellos.
Cada día que nos rehusamos a unirnos no estamos frustrando el sueño de
un líder, estamos frustando el sueño de Dios de ser uno como Él y el Padre son
uno. La unidad atrae la presencia de Dios según Mateo 18:20. No le pidamos
a Dios avivamiento si no estamos dispuestos a unirnos y ser uno.
3. HUMILDAD
Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y
digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu
heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de
decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
La humildad no es una apariencia es una actitud del corazón, se necesita
humildad para reconocer nuestros errores, se necesita humildad para entender
que fallamos, que nos equivocamos, se necesita humildad para decirle a Dios:
—Necesito tu ayuda, hemos pecado, te hemos faltado, no permitas que otros se
enseñoreen de nuestras vidas.
Se necesita humildad ya que para el fariseo todos necesitan cambiar me-
nos él. No, la oración correcta es decir: —Dios antes de que cambies a los
demás, primero cámbiame a mi. Jesús dijo en Mateo 11:29: Lleven mi yugo
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sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón,
y hallarán descanso para su alma.
Y el resultado es este: Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a
su pueblo. Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío
pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré
en oprobio entre las naciones.
Cuando nos arrepentimos, cuando nos unimos y nos humillamos, los ver-
sos 28 y 29 no tardarán en hacerse una realidad en nuestras comunidades: Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y
vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las
siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
Algo me dice que esa tierra que será visitada es la tuya, y una convicción
profunda me dice que esa persona que clamará ante su presencia con todo su
corazón ¡eres tú!
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03
[capítulo]
Le complaces
a Dios
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado,
en quien tengo complacencia. —Mateo 3:17
INTRODUCCIÓN
S
e crió como hija de pastor y para cuando llegó a la adolescencia, era
vocalista en el grupo de alabanza, la actriz estelar de los dramas na-
videños en la Iglesia, y de las jóvenes más influyentes en el ministerio
de juvenil. Todo mundo en la Iglesia la quería mucho. Cuando se
graduó de la preparatoria y se inscribió en la universidad, todos sabían que su
ausencia en la Iglesia sería muy notable. Muchos la iban a extrañar. Pero lo que
nadie se esperaba era que después de un año fuera de casa, ella renunciaría a
la fe, abandonaría la iglesia, y guardaría rencor contra sus padres. Muchos en
la Iglesia asumieron que probablemente se había vuelto simpatizante de alguna
ideología humanista moderna. O que algún profesor relativista le había lavado
el cerebro. Pero fue su padre quien le confesó en privado a otro pastor y amigo
cercano, —¿Quieres saber lo que pasó? Con un nudo en la garganta y convicción
en su corazón, exclamó: —La crie en la iglesia, ¡pero no la crie en Cristo!
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Cuando la mayoría de las personas piensan en un hijo de pastor, dicen, ¡Qué
bendición! Probablemente porque ellos no lo son. Claro, hay muchas ventajas
que vienen con crecer en la Iglesia envuelto en el ministerio, pero también
hay muchas presiones muy difíciles de superar para muchos hijos de pastores.
La historia anterior es la historia de muchos. Podría haber sido la mía. Mis
hermanos y yo, prácticamente fuimos condicionados a buscar la aprobación
de la gente. ¿Qué hijo de pastor no ha escuchado el refrán: —Tu debes ser
ejemplo para todos los demás? A menudo nos exhortaban con un regaño que
iniciaba con: —¿Qué van a pensar los hermanos de la iglesia si…? A los doce
y trece años se esperaba que fuéramos modelos de conducta para jóvenes que
nos doblaban la edad.
Teníamos que manejar con mucho cuidado la complejidad que los ingresos
de nuestros padres, pues salían del ofrendero. ¡No podíamos vestir prendas de
marca o muy llamativas sin que alguien en la iglesia (la mayoría de las veces,
un diácono) susurrara: —¡Que bien vistes mis diezmos! al entrar al templo. Era
casi imposible de adolescente conversar casualmente después de la reunión
con una persona del sexo opuesto sin que alguien nos recitara 1 Corintios 7:9
—¡Mejor es casarse que estarse quemando!
Tener la aprobación de la gente es una bendición y ser ejemplo de los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza, incluso
a una edad joven (1 Timoteo 4:12) es un mandato bíblico. Pero convertirse
en adictos a la aprobación es uno de los dilemas que más perjudican y que
enfrentan los HDM.
Es un ataque del enemigo tan venenoso, pero tan sutil que la mayoría de los
pastores no se dan cuenta que indirectamente están participando, y los hijos de
los pastores no se dan cuenta que han sido infectados.
De hecho, algunos están descubriendo esta toxicidad en su corazón has-
ta ahora que leen estas líneas. Lo sé, porque estuvo en mi corazón una vez
también. Esta obsesión puede crear patrones de conducta muy destructivos
en otras áreas de tu vida también. Pero permíteme decirte lo que he descu-
bierto acerca de la adicción a la aprobación y qué verdades me han ayudado
a superarlo.
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LA ADICCIÓN A LA APROBACIÓN
PUEDE HACERTE PERDER TU PROPÓSITO
Todos hemos oído la frase ¡Dios tiene un plan maravilloso para Tu vida! El proble-
ma es que todos los demás también tienen un plan maravilloso para tu vida y si
no tienes cuidado, pronto estarás viviendo bajo la presión de las expectativas de
otros. Tienes que decidir que es más importante para ti. ¿A quiénes vas a permitir
que influyan en tu vida? ¿Que aprobación es la que más te interesa? La de Dios,
o la de los demás. Cuando Dios es lo más importante, entonces las opiniones de
la gente serán menos importante. De otra manera, cuando las personas son más
importantes, entonces la opinión de Dios será menos importante para tí.
1 Tesalonicenses 2:4 establece que no tratamos de agradar a la gente,
sino a Dios, que examina nuestro corazón. Jesús en la Tierra, por ejem-
plo, se pasó su vida afirmando que había venido a hacer la voluntad del Padre.
Sin embargo, Jesús no actuaba desde un sentimiento de inseguridad. Todo lo
contrario, Jesús actuaba con un sentido de aceptación. Considera lo siguiente.
Antes de que Jesús comenzara su ministerio, antes de producir un solo milagro
o predicar un solo sermón, en su bautismo se oyó la voz del Padre diciendo:
Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Nótese que la
complacencia del Padre no dependía del desempeño de Jesús. Tenía que ver
con la relación de Jesús con el Padre. El Padre se complacía de Jesús por el
simple hecho de que era su Hijo. En esto radica una de las verdades más libera-
doras que jamás he entendido. Con la gente, tus logros facilitan su aprobación.
Pero con Dios, ¡Su aprobación facilita tus logros!
LA ADICCIÓN A LA APROBACIÓN
LIMITA TU CRECIMIENTO EN LA FE
En Juan 5, Jesús se dirige a los escribas y fariseos que vivían dominados por
una ambición de honra y respeto de los unos a los otros, así como del pueblo
en general. Todo lo que hacían era para ser vistos por los hombres y para ganar
aplausos entre ellos. Escogían los primeros puestos en los banquetes y en las
sinagogas, deleitándose con el ostentoso título de rabino. En el versículo 44
Jesús dice: ¿Cómo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros
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se rinden gloria, pero no buscan la gloria que viene del Dios único?
Jesús deja bien claro que una mentalidad que busca siempre agradar a la gente
dificulta nuestra capacidad de crecer espiritualmente.
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vidas enteras tratando de agradar a personas que francamente, son imposibles
de agradar. En algunos casos, pueden ser tus padres o tu iglesia. No me mal
entiendas, no es malo que tengan altas expectativas de tí, eso es a menudo es
una expresión de amor y de fe en tí, pero no permitas que el padre de mentira
te engañe con sentimientos de derrota.
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enteran que soy pastor, me hacen preguntas tramposas. Las llamo así, porque
llevan el objetivo de pintarme como ofensivo, intolerante, y ajeno a la corriente
principal: ¿Con que Dios dice que la homosexualidad es un pecado? ¿De verdad
crees que es malo que dos adultos consientan tener relaciones sexuales fuera del
matrimonio? ¿Acaso Jesús es el único camino al cielo? ¿De verdad crees que las
personas que no conocen a Cristo van al infierno?
Me gusta ser agradable. Pero cuando llegan esos momentos, recuerdo lo
Jesús hizo por mí en la cruz. Él no me negó. Él no tenía que morir por mis
pecados. Él no tenía que salvarme. Pero no me negó, y nos dejó este mensaje
poderoso: Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del
hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria
del Padre y de los santos ángeles (Lucas 9:26). Sólo hay una persona en
el universo que te conoce por completo y sin embargo te ama incondicional-
mente. Sólo hay una persona en el universo que dio su vida en rescate por tí.
Sólo hay una persona en el universo que conoce perfectamente tu propósito,
su nombre es Jesús. Asegúrate de que su opinión sea la más importante para
tí. Eres su hijo, y le complaces.
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04
[capítulo]
Tu identidad es ver
la gloria de Dios
¿Q
Introducción
ué es la unción? Es importante entender la historia
de la práctica de la unción. La Biblia nos define el
camino de lo que es en realidad la unción. Sabemos
por pasajes del Antiguo Testamento que la unción em-
pezó a tener su apogeo cuando Dios ordenó a su siervo Moisés su creación. El
aceite de la unción, mencionado 20 veces en las Escrituras, fue utilizado en
el Antiguo Testamento para verter sobre la cabeza del Sumo Sacerdote y a sus
descendientes, y rociar el Tabernáculo y sus muebles para marcarlos como san-
tos y apartados a Jehová (Éxodo 25: 6; Levítico 8:30; Números 4:16).
Las palabras griegas del Nuevo Testamento para ungir son chrio, que significa:
untar o frotar con aceite y, por implicación, consagrar para un oficio o servicio reli-
gioso; y aleipho, que significa ungir. En tiempos bíblicos, la gente era ungida con
aceite para significar la bendición de Dios o el llamado de Dios a la vida de esa
persona (Éxodo 29:7; Éxodo 40:9; 2 Reyes 9:6; Eclesiastés 9:8; Santiago 5:14).
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La unción es la habilidad, capacidad o poder dado por Dios al creyente para la
obra del ministerio. El Apóstol Pablo es un claro ejemplo de un siervo ungido,
tenía relación con el Espíritu Santo.
b) Cristo lo sanó
La Biblia nos dice que después de ese encuentro que tiene Pablo con Cristo,
quedó sin vista. Dios le habla a un hombre llamado Ananías, el cual no quiere
ir, la excusa es que ese hombre ha hecho mucho daño. Hechos 9:10-18.
Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el
Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el
Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca
en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él
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ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le
pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías
respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos
males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad
de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu
nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste,
para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los
hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer
por mi nombre.
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Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los
despidieron (Hechos 13:2-3).
Cuando el Espíritu Santo te guía, y cuando el Espíritu Santo te ordena,
hazlo, porque Él quiere glorificarse.
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Conclusión
La unción es el respaldo de Dios a sus siervos para sanar a los enfermos, echar
fuera demonios, predicar el evangelio, ministrar milagros y ante todo glorificar
a Cristo. Por eso el Apóstol Pablo terminó su carrera con gozo, 2 de Timoteo
4:7, 8 dice: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he
guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia,
la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino
también a todos los que aman su venida.
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05
[capítulo]
¡Persevera!
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
—Lucas 15:31
¿H
INTRODUCCIÓN
as escuchado o leído la frase: El que persevera alcanza?,
quiere decir que el que no se rinde llega a la meta. Per-
severar en lo bueno no es fácil, pero tampoco imposible
y siempre trae grandes resultados.
Lucas 15:11-32 nos narra la parábola del hijo pródigo, de la cual podemos
aprender mucho.
Normalmente la usamos como un mensaje evangelístico, pero lo cierto es
que también tiene una gran enseñanza para los que somos hijos de Dios e in-
cluso para los que somos HDM.
EL PADRE
La parábola menciona a un padre que tenía dos hijos. Por algunos de los deta-
lles que se describen como: los bienes, los siervos, los criados, abundancia de
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pan, etcétera, podemos deducir que era una familia que gozaba de cierta clase
social y estabilidad financiera.
Esto nos habla de cómo en la presencia de Dios, nuestro Padre celestial, no
hace falta nada. Podemos disfrutar de múltiples bendiciones en todas las áreas
de nuestra vida. Es en Él donde podemos sentirnos verdaderamente plenos y
seguros. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay pleni-
tud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre (Salmos 16:11).
De igual manera, como HDM gozamos de la oportunidad de formar par-
te de un hogar donde de alguna u otra forma la gloria, presencia, bendición,
milagros y provisión de Dios se hace presente en nuestras vidas. También
podemos gozar de cierta posición de privilegio e influencia en el ministerio
de nuestros padres.
Ciertamente no siempre es fácil, se paga un alto precio, también pasa-
mos por muchas dificultades, pero por más complicadas que éstas sean,
hemos experimentado como Dios siempre se glorifica porque Él es fiel a
sus promesas. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados (Romanos 8:28).
EL HIJO MENOR
Sin embargo, el hijo menor pidió la parte de los bienes que le correspondía,
se fue lejos, a un lugar aparte y los desperdició viviendo perdidamente hasta
malgastarlo todo.
Podríamos decir que no perseveró, es decir no se mantuvo firme, no valoró
lo que tenía en la casa de su padre, ni su posición.
Esto podría sucederle a un HDM, al no valorar el lugar en el que Dios le
ha colocado, al no sentirse parte del llamado de Dios para su vida y su familia,
tomando la decisión de seguir su camino fuera de la voluntad de sus padres y
del Padre celestial. Al no perseverar y ser atraído a experimentar cosas nuevas,
o vivir situaciones que lo lleven a tomar la decisión de irse, alejarse, apartarse,
malgastar sus bienes (dones, talentos, fuerzas, juventud, dinero, sueños, etcé-
tera) y cuando menos lo piensa comenzar a faltarle, porque nada fuera de Dios
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podrá saciar verdaderamente su corazón, hasta terminar apacentando cerdos,
un lugar al que no pertenece, en una posición que Dios no diseñó para su vida,
mendingando lo que en casa tiene a manos llenas.
Este podría ser hoy tu caso, de ser así, te motivo a reconocer tu condi-
ción como lo hizo el hijo prodigo, levántate, y decide regresar a la casa del
Padre, a su presencia, arrepiéntete y vuelve para integrarte a su servicio, al
lado de tus padres. Hay una nueva oportunidad esperando por tí para volver
a empezar.
Quizá tus pensamientos te querrán hacer creer que no eres digno, que no
lo mereces, que lo arruinaste y que no serás perdonado, pero vemos como el
padre hizo fiesta, pues estaba esperando a su hijo para recibirle de nuevo y
restituirle todo lo que había perdido.
Justo eso Dios quiere hacer contigo, solo necesitas tomar la decisión de
volver y todo lo que por algún tiempo se desperdició podrás recuperarlo en
Él. El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa
y se aparta alcanzará misericordia (Proverbios 28:13).
EL HIJO MAYOR
Por otro lado, el hijo mayor no comprendió lo que estaba pasando, pues él siem-
pre había estado al lado de su padre sirviendo y según su parecer, no había sido
recompensado de la misma manera.
Tal vez no te identifiques con el hijo menor, quizá no has desperdiciado
tus bienes, sino que contrario a eso, te has esforzado por serle fiel a Dios y al
ministerio de la familia a la cual perteneces, pero no has visto los resultados o
retribución que esperabas, probablemente ha querido llegar el desánimo pues
al parecer nadie ve, ni agradece, ni valora lo que haces. Pero al hijo mayor ante
los sentimientos que experimentó, su padre le dijo: tu siempre estás conmi-
go y todas mis cosas son tuyas.
Si este es tu caso, el Padre también a ti te dice hoy: todas mis cosas son
tuyas. Sigue sirviendo fielmente porque vienen tiempos de recompensa. No
nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si
no desmayamos (Gálatas 6:9).
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CONCLUSIÓN
Todas las cosas del Padre son para el que persevera.
Así que, si estas atravesando un momento difícil, ¡persevera!
Si has pensado alejarte de Dios o del ministerio, no lo hagas, ¡persevera!
Si te alejaste, regresa, Dios aún tiene grandes cosas para ti, no perezcas,
vuelve y ¡persevera!
Si sigues ahí, que el cansancio, descontento, autocompasión y la falta de
aparentes resultados no te turben y te aparten de la visión de Dios para ti
¡persevera!
No hay nada en esta vida como estar y servir en la presencia del Padre. Sin
Él perecemos de hambre, pero en Él, hay abundancia de todo lo que nuestra
alma verdaderamente necesita. Un día estaremos por toda la eternidad delante
de su presencia, y esa será la mejor de todas las recompensas, así que no te
rindas ¡Persevera!
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo (Mateo 24:13).
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06
[capítulo]
Prohibido
apagarse
INTRODUCCIÓN
P
areciera que siempre ha existido entre nosotros las ganas de buscar
a Dios, pero nunca logramos llegar a nuestro cometido, ¿te ha pa-
sado que te quedas a medias y nunca pasas al siguiente escalón?
queremos que ese fuego poderoso y abrazador nos estremezca, nos
avive la conciencia y que nos aparte del pecado, pero siempre nos tropezamos
con algo que al parecer es muy insignificante.
Una tremenda oleada fría de insensibilidad se ha apoderado de mí, ya no
tengo ganas ni siquiera de presentarme a los servicios de la iglesia, que flojera,
siempre es lo mismo. Yo no pedí en ningún momento ser un HDM ¿Qué le
paso al Espíritu Santo en mi vida? como si se hubiera extinguido de entre no-
sotros, la frialdad nos ha invadido, el virus contagioso destructor está latente
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en todos lados; la insensibilidad se pega; no puede ser, yo no era así. Pareciera
que se me está olvidando que tengo un legado, que soy uno con ADN especial,
sí, soy un HDM.
Alguien tiene la culpa, claro. Pensemos en tres probables actitudes que nos
comenzaron a distanciar del Espíritu Santo.
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traiciona al equipo, masacra su historia; prefirió unas cuantas monedas de
plata, y cambia la presencia del amado, del Todopoderoso. Unas monedas a
cambio de entregar la presencia de Jesús, que mala decisión.
Así quizá nos ha pasado a muchos, nos hemos enredado en placeres mun-
danales que nos han alejado de la presencia de Dios, unas cuantas monedas
nos hicieron perder el camino, pero nunca será tarde para reconocer que
Jesucristo basta.
CONCLUSIÓN
Que mi llama no se apague
El soldado está dispuesto a desafiar al rey con esta pregunta: —¿Por qué es
usted diferente a los demás? Una fuerte discusión se da entre los soldados, lo
discutido gira en torno a una pregunta: ¿Por qué el rey tiene ese comporta-
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miento? Hacía tiempo que no se miraba un rey con una actitud diferente,
decían los demás soldados, pero nadie se atrevía a preguntárselo al rey. Un
joven soldado se atreve a acercarse ante el rey y le pregunta: —¿Por qué usted
es diferente a los demás? El rey antes de darle la respuesta coloca una antor-
cha encendida en las manos del joven soldado y le dice: —paséate por todo mi
palacio y al finalizar el recorrido me cuentas que te pareció mi casa. El soldado
comienza a caminar y a contemplar la hermosura de aquel lugar, había dado
solo dos pasos cuando el rey le grita: —soldado solo le digo que si su llama se
apaga yo mismo lo castigaré. El soldado ahora va caminando con temor, está
cuidando que su llama no se apague, por fin llega de regreso ante el rey y
éste le pregunta: —¿qué te pareció mi palacio? a lo que el soldado responde:
—no lo vi porque me la pase cuidando que la antorcha que usted me dio no se
apagara, —¿ahora entiendes porque soy diferente? le dice el rey.
Si como HDM nos dedicamos a cuidar la llama de nuestro llamado, la lla-
ma del Espíritu Santo encendida, otra cosa será. La insensibilidad te vuelve
seco, frío, no te deja avanzar, a veces como hijos de pastor queremos correr,
dejarlo todo, pero sabes que no puedes hacerlo, hay algo que te detiene,
¿sabes qué es? Es el fuego del Espíritu Santo que te selló desde antes que
nacieras, te puso nombre, te dijo: mío eres tú, si, eres un HDM a mucha honra.
¡Que la llama vuelva a arder!
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07
[capítulo]
Cuidado
con la sopa
Génesis 25:27-34
INTRODUCCIÓN
D
urante 20 años, Isaac y Rebeca no pudieron experimentar la ben-
dición de ser padres. Pero un día, Isaac oró al Dios del pacto,
para que removiera la esterilidad de Rebeca. Dios escuchó su
oración y Rebeca quedó embarazada. Meses más tarde, Rebeca
se da cuenta que algo se mueve dentro de ella, pero al mismo tiempo se moles-
ta porque sabía que algo inusual le ocurría. Había una serie de empujones muy
fuertes en su vientre, así es que ella le preguntó a Dios qué pasaba y el Señor
le respondió. Aquel día, supo que tendría gemelos, de los cuales cada uno sería
el fundador de una nación. Además, se enteró de que habría conflicto, una ri-
validad constante entre ellos, así como también entre sus descendientes, y que
uno sería más fuerte que el otro. Por último, Rebeca se enteró que el mayor
serviría al menor. Dios había traspuesto el orden natural de la sociedad, pues
el menor dominaría y no solo eso, el gemelo más pequeño sería también el que
continuaría con la línea mesiánica (Génesis 25:19-26).
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Nacidos los dos, la historia nos relata que mientras los gemelos crecían, se
empezaron a notar marcadas diferencias de temperamento entre ambos. Esaú
era feliz al aire libre, le gustaba el campo y disfrutaba de la cacería. Por otro
lado, Jacob era más tranquilo, hogareño, tal vez prefería la vida más serena de
un pastor y no la vida intrépida de un cazador.
Esaú llegó un día, sin éxito en la cacería, asimismo cansado y hambriento. Al
mismo tiempo, olió que Jacob cocinaba y le pidió que le diese de comer. Aquel
día, Esaú cambio todo lo que Dios tenía para él por una sopa. Con la excepción
de la fruta prohibida en el huerto del Edén, este plato de lentejas ha sido la
comida más cara que jamás alguien haya comprado, puesto que para comprar
el guisado, Esaú vendió su primogenitura. Desechó las preciosas promesas que
Dios les había hecho a Abraham e Isaac (en vez de ser el Dios de Abraham, Isaac
y de Jacob, debería de haber sido el Dios de Abraham, Isaac y Esaú), promesas
acerca de una nación escogida que un día iba a poseer la tierra de Canaán y que
era la línea mesiánica de la cual iba a salir el Salvador del mundo.
Cabe mencionar, que el primogénito en el tiempo antiguo tenía un lugar
privilegiado. Pues después de la muerte del padre, el heredero se convertía en
el jefe del clan y recibía una doble porción de la herencia. Pero a la vez tenía
una responsabilidad muy grande, seguir manteniendo a su mamá y su familia.
Entre tanto, en el caso de Esaú, estaba claro que tal vez no sería el jefe del clan,
puesto que Dios había declarado que el mayor serviría al menor, pero muy
probablemente, si recibiría algunos otros privilegios de la herencia, por el sim-
ple hecho de ser el primogénito. Por otra parte, en el caso de Esaú, había una
línea patriarcal y a la vez mesiánica. Como antes lo mencioné, posiblemente si
no hubiese tomado aquella mala decisión, hoy en nuestras Biblias dirían: Dios
de Abraham, Isaac y Esaú. Pero no es así, puesto que lo menospreció.
Entre tanto, tal vez te preguntarás, ¿a dónde pretendes llegar al exponer esta
narrativa bíblica? Bueno, es que nuestros padres, siervos del Dios Altísimo y
ministros de culto, primeramente nos han entregado la herencia del Evangelio,
las buenas nuevas de salvación y gran gozo. Pero por otra parte, y en algunos
casos una herencia sacerdotal así como a Aaron y Eleazar, y posteriormente a
Itamar. Pero aquí surge otra pregunta: ¿Puede un padre heredarle el pastorado,
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el ministerio o la iglesia a su hijo o hija? Sí, si es llamado. Los dones y llama-
mientos son irrevocables. Ahora, no confundamos una dinastía con la herencia
sacerdotal, ésta se puede heredar siempre y cuando exista un llamado genuino
de parte de Dios para el heredero. Hoy en día, existen algunos, a quienes se les
ha heredado el pastorado, o más bien la posición y un edificio, pero no tienen
ningún asunto ni en el púlpito ni en el ministerio, y los metió la sangre. No es-
tán capacitados, no tienen el llamado y muy probablemente por eso les va mal.
El punto aquí es, si tus padres te han heredado el Evangelio, si Dios te ha
llamado a otra esfera o sector de la vida, en donde puedas ser luz y sal, si dentro
de ti arde una llama por predicar la Palabra, por alcanzar a los perdidos y ser
usado por Dios en algún ministerio, no cambies eso tan precioso, ese legado,
esa unción, la bendición, las promesas de Dios, por un plato de sopa. ¡Cuidado
con la sopa! La sopa en este caso puede ser todo lo que te tiente o incentive por
un momento, todo aquello que te distraiga y te haga desertar de los planes y
propósitos gloriosos de Dios para tu vida. Por lo cual, quiero utilizar esta expre-
sión y este relato bíblico para destacar algunas verdades importantes, así como
también algunas precauciones que todo HDM debe de considerar. Veamos que
nos deja de aprendizaje la fascinante historia de Esaú y Jacob.
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con Jesús en el desierto, tuvo hambre, y el enemigo quiso aprovecharse en su
debilidad y necesidad para robarle lo que ya era de Él. Por eso mejor espera, y
con la cabeza fría y la dirección de Dios, toma la mejor decisión posible.
UN APETITO INCONTROLABLE
PRODUCE RESULTADOS INDESEABLES
Un guisado de lentejas. De acuerdo a algunas traducciones era un guisado rojo.
Lo cierto es que la actitud de Esaú también es común en nuestros días. La
mayoría de las personas dedica los mayores esfuerzos y tiempo para satisfacer
sus necesidades inmediatas. A Esaú, un apetito inmediato e incontrolable lo
llevó a menospreciar la bendición de Dios. Existe una diferencia entre pasar
por alto y menospreciar, esto quiere decir que le dio un valor inferior, menor,
es decir, no le dio la importancia debida. Un apetito incontrolable pudiese ser:
deseo de fama, de protagonismo, de querer ser o de llamar la atención. Por eso
cada necedad que vemos. Muchos se venden baratamente en las redes socia-
les, exhibiéndose, creando polémica o mostrando cosas que no deben. No te
vendas por likes o me gusta, por un emoji. Muchos otros se beben la sopa de los
vicios, del alcohol, las drogas, la pornografía, y muchas cosas más que pudiese
mencionar. Pero tristemente y con dolor, conozco casos de HDM que murieron
por causa de los vicios o del sida, y otros que siguen vivos pero simplemente no
alcanzaron el propósito de Dios para con sus vidas, porque no tuvieron cuidado
con la sopa, la basura que el diablo y el mundo les ofreció.
Pero hay apetitos buenos que pueden ser muy peligrosos. Por ejemplo, si tie-
nes un don, un talento que quieres usar en tu Iglesia y no te dejan usarlo, o sien-
tes que no te consideran ni valoran, por la razón que sea, no te muevas de Iglesia
o de ciudad, no te comas la sopa barata del diablo, no te vendas por una sopa de
fideos ramen, aguanta, espera el tiempo perfecto de Dios. Controla tu apetito.
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su gran apetito. Él bien pudo haber cocinado o haber ido a casa de su madre
por un plato de comida sólida, pero no lo hizo. Se dejó llevar por el placer,
por la sopa del momento. Pero querido HDM, recuerda lo que nos dicen las
escrituras: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón
de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman (1
Corintios 2:9). Por esta razón, no cambies tu manjar por una sopa, es decir, no
vendas tu llamado, ni el ministerio, ni los propósitos de Dios, ni las bendicio-
nes celestiales por una sopa barata. No te desesperes, ciertamente a veces es
difícil esperar, pero nada que este mundo te pueda ofrecer es mejor o mayor a
lo que Dios tiene para tí. La gloria del futuro será mayor que el sufrimiento del
presente. Si Dios lo ha prometido, Él lo cumplirá.
CONCLUSIÓN
Recuerdo a mi padre diciéndome: —aunque tu no lo quieras, esta en tí (el llama-
do al ministerio, el ministerio en si, los dones), corre por tus venas, es mi herencia
para tí, pero sobre todo por que has sido marcado y llamado por Dios, así es que no
lo menosprecies. Porque hay algunos que desearían tener esto que tu posees, pero no
lo tienen, así es que aprovéchalo. Conjuntamente, decía mi padre: —a ti te tocará
más fácil, no sencillo, pero más realizable porque ya abrí brecha por tí, ya sembré por
tí, para que tu batalles menos, vas a cosechar y disfrutar de lo que nunca sembraste,
así es que lo tomas o lo dejas. Pues lo tomé, no lo cambié por una sopa, ha valido
la pena y por eso tengo el privilegio de poder escribir estas líneas.
Por último, Martín Lutero escribió una vez: —Guarda estas dos imágenes en
tu mente, porque cada uno de nosotros es un Esaú o un Jacob. Esaú permanece
en las páginas de las Escrituras como el hombre abundantemente bendecido
que despreció las bendiciones de Dios y las perdió. Por eso las Escrituras nos
advierten: Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de
Dios… como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue
desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la
procuró con lágrimas (Hebreos 12:15–17). ¡Cuidado con la sopa!
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08
[capítulo]
Identidad que
marca destino
Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. —Salmos 139:16
INTRODUCCIÓN
C
orría el año de 1992, el pastor Ariel fue electo junto con su esposa
Alicia y su pequeño hijo de cuatro años llamado Ariel Jr., en una
pequeña iglesia en el sur del estado de Texas, en los Estados Unidos
de Norte América. El día de la instalación pastoral oficial, al término
del servicio, el pequeño Ariel Jr, con emoción desbordada de alegría se acerca a su
padre y le dice con aquella chispa: —¡Papi, ya somos pastores de esta iglesia! ¿Ver-
dad?, el padre ve a su pequeño vástago con ternura, toca su pelo y amorosamente
le dice: —¡Si Hijo!, ya somos pastores. Desde aquel entonces, al pequeño Ariel Jr.,
lo sentaban en la primera fila de la iglesia para que sus padres lo pudieran observar
y cuidar mientras se involucraban en la liturgia eclesiástica. Todo era gozo y ale-
gría en esta hermosa aventura que conlleva ser parte de una familia pastoral.
Lamentable y abruptamente aquella infantil y sincera emoción desbordada
de alegría, fue minada, menoscabada y hecha añicos. Solo un par de domingos
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tuvieron que pasar para que algo triste sucediera. Esa mañana temprano, se
despierta Alicia la madre del pequeño Ariel para bañarlo, arreglarlo y llevarlo a
la escuela dominical, pero el pequeño Ariel de tan solo cuatro años de edad, le
dice a su madre con voz firme y actitud determinada: —¡Mami, yo ya no quiero
a ir a esa iglesia!, la madre sorprendida por ese repentino cambio de actitud
de su pequeño hijo le pregunta con ternura: —¿Y cuál es la razón por la que
no quieres ir a la iglesia?, y ¡oh! sorpresa, su hijo contesta: —¡Es que allí en la
iglesia hay una señora que siempre me pica!
Alicia entre emociones y sentimientos encontrados toma las cosas con cal-
ma y se sentó al lado del pequeño Ariel para conversar con él, e indagar el
motivo de ese cambio de actitud tan repentino, el niño revela que una hermana
y diaconisa con una actitud sumamente deleznable, aprovechaba el momento
que iba al baño para agredirlo con pellizcos y verbalmente. El pequeño Ariel
sentía los embates inmisericordes en contra de él, por parte de aquella mujer,
lamentablemente todo por ser el hijo del pastor. Por la gracia de Dios y el traba-
jo sabio y amoroso de sus padres, Ariel ahora es un hombre felizmente casado
y tiene un hijo. Es un predicador elocuente, pastor dedicado y ministro con
credencial de las Asambleas de Dios en los Estados Unidos.
Hay quienes querrán robarte la alegría infantil, el arrojo de la adolescencia y
el aplomo de la juventud, querrán bloquear tu avance, crecimiento y desarrollo,
habrá gente que intentará que no se cumpla el propósito de Dios en tu vida,
que no comprendas la realidad de lo hermoso de tu identidad, pero esto sucede
porque verdaderamente este tipo de personas tampoco lo han entendido.
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desde la eternidad y escogidos desde el vientre de nuestra madre, esas personas
que se les ha etiquetado como algo que más que un título, pareciera ser un baldón
o un estigma. A esos que se nos tilda como: el hijo del pastor o el hijo del ministro,
quítate la etiqueta, pero no la esencia, quítate la marca, pero no la identidad.
La etiqueta es lo que otros ponen en ti para exigir algo más de lo que espe-
ran de tí, pero tu esencia, tu identidad, es parte de tu persona, de tu ser, de tu
alma, de tu convicción, es parte de tu raíz ministerial, recuerda que un día Sa-
tanás quiso minar el ministerio de Jesús poniendo en duda su filiación divina,
Mateo 4:3 dice: …y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios,
di que estas piedras se conviertan en pan. Esta capacidad habita en tí por
plan y voluntad de Dios y es parte de tu herencia sacerdotal, desde antes de
nacer ya estabas en el plan del Eterno, del que ve todas las cosas antes de que
existan. Cada momento de tu existencia fue diseñado a detalle y registrado en
plan perfecto de Dios, no eres uno más, jamás olvides que vienes de un linaje
de privilegio y tienes una herencia inmarcesible.
Tal vez en alguna ocasión te hayas preguntado: ¿Por qué nací en una familia
pastoral o ministerial?, tal vez en alguna ocasión hayas renegado diciendo: Yo
no pedí nacer en una familia pastoral o ministerial, o tal vez en algún momento
hayas pensado: ¿Por qué no nací en un hogar ajeno al ministerio? Tengo algo
que decirte: Dale gracias a Dios porque eres privilegiado, porque aun cuando
eres una vasija de barro, eres el contenedor de un tesoro que el Señor ha de-
positado en tí para que seas de bendición a generaciones posteriores.
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zas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque
tenía puesta la mirada en el galardón.
Al igual que Josías, haz lo recto ante los ojos de Jehová, no cedas ante
las tentaciones del mundo, no vendas tus convicciones, no diluyas lo que
se te ha enseñado, no ensucies tu identidad. Mantente firme en la doctrina
de los apóstoles y marca la pauta para que los que vienen detrás de tí sigan
conociendo las maravillas y las proezas del Dios todopoderoso. Que el día de
mañana no se diga de tu generación como en el libro de los Jueces 2:10: Des-
pués de que murieron todos los de esa generación, creció otra que
no conocía al Señor ni recordaba las cosas poderosas que él había
hecho por Israel.
Así mismo, que a través de tu vida, el enfermo sea sanado, el desvalido en-
cuentre el sustento, que el que no define su identidad, a través de la identidad
tuya encuentre el propósito perfecto de Dios para la suya. Que sucedan mila-
gros y que se diga de tí como de los cristianos del primer siglo en Hechos 17:6:
Estos han venido y son los que trastornan al mundo. Habrá gente que no
entenderá tu carácter, tu esencia, que no entenderá tu identidad, no entienden
lo que hay en tí porque su vida está como la tierra al principio de la creación,
desordenada, vacía, en tinieblas y sobre la faz del abismo, a ellos impáctalos, en
tí habita algo poderoso que puede alumbrar su penumbra y que llena el vacío
de su alma, que puede ordenar su vida y rescatarlos del abismo, tu identidad
tiene la capacidad de trastornar su entorno.
MI IDENTIDAD PERSONAL
Dios en su infinita bondad y misericordia me permitió nacer y pertenecer
a un linaje de privilegio, nieto de pastor, hijo de pastor, soy pastor, soy
hermano de pastores, tío de pastores. Desde niño comprendí que no fue
por voluntad humana nacer en la cuna en que nací, mi vida y el diseño de
mi alma no fue pensada en la mente de mis padres terrenales, fue pensada
desde la eternidad en la mente del que conoce todas las cosas antes de que
existan, fui pensado y creado en el corazón de Dios. Antes de nacer, ya
me habías visto, y en tu libro registraste todo el diseño de mi ser, y
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fue registrado cada momento de los días de mi vida (Salmo 139:16).
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te
santifiqué, te di por profeta a las naciones (Jeremías 1:5) Pero cuan-
do agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me
llamó por su gracia (Gálatas 1:15).
¿Sabes? Me gozo por la deferencia que Dios tuvo con mi persona, y no me
arrepiento de haber escuchado y obedecido su voz para el llamamiento que Él
depositó en mí, lo ejerzo con responsabilidad y seriedad, y sé que el Señor está
conmigo como poderoso gigante. Todavía me falta mucho por avanzar y por
aprender, pero digo como le escribió el apóstol Pablo a los Filipenses: Herma-
nos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento
de Dios en Cristo Jesús.
CONCLUSIÓN
Pudiéramos pensar que es una carga pesada la que tenemos que llevar sobre
nuestros hombros. Tal vez dirás: no es justo que yo tenga una responsabilidad
extra la cual otros no llevan, te voy a decir la verdad, no es fácil, nadie dijo que
sería sencillo, pero Dios no te escogió por tus capacidades porque esas vienen
de Él, no te eligió por tu fuerza porque la fortaleza Él nos la da, no te eligió
por tu inteligencia porque lo que se necesita en este caminar es sabiduría y
esa viene obedeciéndole a Él con temor y temblor. No quiero decirte que seas
diferente a los demás adolescentes o jóvenes en inquietudes, deseos, pasiones,
anhelos, sueños y metas que todos los que tienen tu misma edad, pero tienes
un sello de apartado para el trabajo santo de la obra de Dios.
Tu identidad alcanzará su propósito y destino cuando entiendas las prome-
sas de Dios y tu compromiso con Él desde la vida de Josué: Nadie te podrá
hacer frente, todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré
contigo; no te dejaré, no te desampararé, tú vas a ser un repartidor de
heredad, pero esfuérzate y sé valiente, haz y vive conforme a la Pala-
bra, no te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, medita en
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ella de día y de noche para que seas prosperado en tu camino y todo
te saldrá bien, por esto, esfuérzate y se valiente; no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Josué
1:5, 6, 9). Nunca olvides que fuiste pensado en la mente del que todo lo puede,
diseñado desde la perspectiva del Eterno, y amado desde el corazón de aquel
que es el principio del amor, Dios.
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09
[capítulo]
Largo camino
te resta
INTRODUCCIÓN
E
lías, el profeta de fuego, a quien Dios usó de manera impresionante,
es recordado como ese hombre con un celo santo que derrotó a más
de 400 profetas de Baal haciendo descender fuego del cielo en el
altar. Cada palabra que dio al Rey Acab se cumplió al pie de la letra,
primero, trayendo sequía, más tarde lluvia, demostrando a la nación que Dios
es único y verdadero.
Más Jezabel, que era una mujer idólatra y esposa del Rey Acab, al enterarse
de todo lo sucedido con la muerte de sus profetas, con gran odio mandó una
amenaza de muerte contra el profeta Elías y éste, huyó a esconderse en el desier-
to, se quedó bajo un enebro donde el ángel de Jehová le visitó y le tocó dándole
una palabra de aliento: Levántate, come porque largo camino te resta.
¡Me sorprende ver cuántos ministros llenos de la gloria de Dios tenemos
en nuestro amado Concilio de las Asambleas de Dios! Muchos de ellos se
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forjaron sirviendo al Señor al lado de sus padres, pasaron pruebas donde
aprendieron con el ejemplo a mantenerse firmes ante la adversidad y vieron
grandes maravillas de Dios.
Es impresionante ver que la obra de Dios en los HDM sigue sucediendo
en nuestros días, llenándoles de grandes dones y talentos, usados en la predi-
cación, enseñanza, música, teatro, consejería; siempre dispuestos a darlo todo
para la gloria de Dios al lado de sus padres.
Pero no podemos negar que, así como el profeta Elías, a pesar de haber ex-
perimentado el poderoso respaldo de Dios en su ministerio, más tarde lo vemos
enfrentando el temor y el desasosiego en su vida. Algunas veces nos hemos
hallado a nosotros mismos bajo el enebro, cuando llegamos a pensar que el reto
es muy difícil, que la tarea nos rebasa, que no podemos llenar los zapatos de
nuestros padres, que a pesar de haber visto la gloria de Dios en nuestra familia,
sintamos temor de tomar la estafeta y continuar el legado.
En el año 2009 mi padre partió a la presencia de Dios y por un tiempo me
llegué a sentir bajo el enebro. No entendía por qué el Señor se lo había llevado;
tenía miedo, una gran responsabilidad por continuar, sentía que no estaba listo.
En ese tiempo tan difícil de mi vida pude escuchar la voz de Dios diciéndo-
me que descansara en Él y luego que me levantara, porque largo camino me
quedaba. ¡Dios es sorprendente! Cuando más le necesitamos podemos leer su
Palabra y llenarnos de nuevas fuerzas para continuar con la tarea que Él nos ha
encomendado. Hay un largo camino por recorrer.
Cuando nos encontramos ante la dificultad de no saber qué decisión tomar,
algunas veces nos hemos llegado a sentir como Elías bajo el enebro, llenos de
temor porque la tarea de continuar el legado parece complicada; pero si bus-
camos tiempos donde estar a solas en intimidad con Dios, ahí es donde llega a
sorprendernos la voz del Señor diciendo que no estamos solos, que largo camino
nos resta. Hay algunas lecciones que podemos aprender estando bajo el enebro.
HAY DESCANSO
Tal vez has pasado circunstancias adversas en las que a veces te preguntas
¿por qué me pasa esto? Pero, así como el profeta Elías se echó a dormir en el
54
desierto bajo el enebro, nosotros también podemos encontrar el descanso en la
presencia de Dios. No importa cuántas luchas estemos pasando en medio del
desierto, cuando le buscamos de todo corazón, sentimos que podemos estar
confiados. El Espíritu Santo nos llena de su paz aun en medio de las tormentas
y nos hace saber que todo está bien. El Salmo 23:1-2 nos dice: Jehová es mi
pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará des-
cansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. ¡Que hermoso es saber
que Dios tiene el control!
LEVÁNTATE Y COME
Es claro que es una orden de parte de Dios, no sólo para Elías, sino para todos
aquellos siervos que están pasando algún tipo de desierto en su vida. Cuando el
desánimo hace de las suyas podemos oír la voz de Dios que te dice: Levántate
y come. Es nuestra oportunidad de adentrarnos más en la lectura de su Pala-
bra, es importante orar y meditar en lo que Dios quiere que nunca olvidemos;
ahí encontraremos el alimento para nuestra hambre espiritual, es a través de
sus promesas que recobraremos el ánimo para continuar, es en su Palabra don-
de podemos aumentar nuestra fe. El mismo Señor Jesús nos dice en Juan 5:39:
55
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas
tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
CONCLUSIÓN
Yo era apenas un adolescente cuando nos visitaron de una firma discográfica
para hacerme una invitación, le dijeron a mi padre que no me prohibiera can-
tar en lo secular. Mi padre les dijo: —pregúntenle a él. En ese momento yo
llegaba de jugar, vi que estaban en la sala y me hicieron la propuesta de gra-
bar un disco. Recuerdo como el Espíritu Santo me llenó de celo por su gloria
y les contesté: —Les agradezco la oportunidad que me ofrecen, pero no estoy
interesado, mis talentos pertenecen al Señor. Se quedaron perplejos y aunque
insistieron no cambié de opinión.
56
Más tarde recordé que años atrás, mi padre había rechazado la oferta de con-
tinuar en la famosa agrupación musical a la cual pertenecía antes de ser cris-
tiano, y mis ojos se llenaron de lágrimas porque yo, sin darme cuenta, estaba
haciendo lo mismo. Ahora me doy cuenta que a cada paso de mi vida el Señor
es quien me ha guiado para continuar su legado.
Creo firmemente que Dios quiere usarte de una manera personal y origi-
nal, no tiene que ser de la misma forma que lo hizo con tus antecesores. No te
sientas abrumado sobre cómo lo hará, Él ya lo tiene pensado de tal manera que
te sorprenderá y en muchas ocasiones ni lo verás venir, simplemente se dará;
sentirás como un celo por su gloria empieza a motivarte para servirle aún más
de lo que lo has hecho antes.
Cuando oramos y meditamos en su Palabra se renuevan nuestras fuerzas,
tenemos la certeza de que Dios siempre tiene el control y nos recuerda a cada
instante a través de las Escrituras que aún hay un largo camino por recorrer en
nuestra vida y ministerio.
57
10
[capítulo]
La integridad
del creyente
INTRODUCCIÓN
E
ste Salmo describe la clase de corazón que el rey de Israel debe
tener si desea gobernar de acuerdo con la voluntad de Dios. Se dice
que David compuso este Salmo a raíz del incidente de Uza, Israel
sabía que solo los hijos de Coat podían llevar sobre sus hombros el
58
arca de Dios al trasladarla, lo encontramos en Números 7:6-9. Estos hombres
tenían que ser santificados, ésto se menciona en 1 Crónicas 15:13-15. El rey
David también sabía de estas instrucciones, nos lo confirma Deutoronomio
17:18-20. Conociendo ésto, sabemos que Uza pecó al tocar inapropiadamente
el Arca de Dios y desobedeció así el mandato del Señor.
David expresa cuándo vengas a mí, indicaba que, antes de que Jerusalén
pudiera tener el privilegio de albergar el Arca, la ciudad debía ser preparada
mediante una completa erradicación del mal.
David resalta entenderé el camino de la perfección, en la integridad
de mi corazón, él deseaba que estos principios gobernaran su vida y su casa.
En contraste con las terribles injusticias que Saúl había cometido contra él,
David desea que la justicia y la misericordia sean las normas de su gobierno.
¿QUÉ ES LA INTEGRIDAD?
Este vocablo viene del latín integer y quiere decir entero, total. Integridad signi-
fica rectitud moral y firmeza, especialmente cuando se expresa en situaciones
que prueban la dedicación de uno a la verdad, honestidad, propósitos, respon-
sabilidades y a la confianza puesta en uno.
Como salvos por la obra de Jesucristo hemos confesado nuestro compromi-
so con Él como Señor y Salvador. Integridad es la profesión de ese compromiso
en el mundo, es mostrar nuestra vida en Dios con hechos concretos.
Vivir en integridad es alcanzar madurez, es decir: la medida de la estatu-
ra de la plenitud de Cristo. Efesios 4:13 dice: hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
La persona que ha alcanzado esta madurez ya no es llevada de aquí para
allá por ilusiones y engaños humanos, sino que se caracteriza por sus creencias
firmes, carácter moral sólido y amor perfecto; alguien que ha sido probado en
la cambiante fortuna de la vida (Salmos 15).
59
integridad, y me afirmas en tu presencia para siempre (Salmos 41:12).
David sintió que en contraste con sus enemigos y con otras personas, él era un
hombre de integridad. Aun así necesitaba que Dios le sustentara su integridad
reconociendo que era la obra de Dios en él. El estar delante de Dios significa-
ba disfrutar de su favor y compañerismo. Ésto era lo que más le interesaba a
David, era más importante que el triunfo sobre sus enemigos y más importante
que los logros personales.
La palabra conservar en latín es la acción y efecto de conservar (mantener,
cuidar o guardar algo). Y aunque hace referencia a la naturaleza, no obstante
aplica a la vida del creyente en Cristo. En el lugar que estemos debemos con-
servar nuestros principios y reflejar integridad en nuestro diario vivir.
Una persona íntegra coincide con sus palabras y sus obras. La integridad es
lo que somos y esto determina lo que hacemos. La integridad da origen a las
reglas básicas para decidir entre lo que queremos y lo que debemos hacer. Y
les mandó diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con
verdad, y con corazón íntegro (2 Crónicas 19:9).
La integridad es el resultado de la autodisciplina, la confianza interna y
una decisión de actuar con una honestidad inexorable (duro, inflexible) en
todas las situaciones de la vida. Aunque no puedas retroceder y tener un
flamante principio, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y tener un
nuevo fin.
La autodisciplina ayuda para lograr la integridad. La autodisciplina es el
deseo de subordinar los intereses personales y egoístas a los intereses eternos
de Dios. Necesitamos del Señor para decir aborresco los que se desvían, es
un error pensar que la integridad se logra con buenas intenciones con senti-
mientos o un entusiasmo.
Una vida equilibrada no radica en programas, actividades, ni en esfuerzos
de autoayuda, sino en una relación adecuada y fundamental con el Señor, Da-
vid lo sabía, en la integridad de mi corazón andaré, no se trata de cultura,
de posición social, de género o de estatus académico, se trata de un corazón
temeroso delante de Dios reflejando un buen testimonio.
El creyente que ha alcanzado esta madurez ya no es llevado de aquí para
60
allá por ilusiones y engaños humanos, sino que se caracteriza por sus creencias
firmes, carácter moral, sólido y amor perfecto. Corazón perverso se aparta-
rá de mí; No conoceré al malvado (Salmos 101:4).
61
LA INTEGriDAD REFLEJA SANTIDAD
Esto nos llama a la reflexión de que debemos ser santos en todas las áreas de
nuestra vida para ser íntegros. La medida de tu integridad es la medida de tu
santidad. Cuanto más santo, más íntegro, la integridad es el resultado de la
santidad. La santidad es el reflejo de la hermosura de Cristo y cuando hacemos
lo que Cristo hizo, reflejamos santidad.
CONCLUSIÓN
Nuestra responsabilidad debe ser esforzarnos siempre por ser personas ínte-
gras y que la prioridad de nuestro corazón sea Dios en todo momento, esto
nos llevará hacia el desarrollo de una vida sin claudicaciones. Sigamos firmes
y adelante.
62
11
[capítulo]
Cicatrices
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y
métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. —Juan 20:27
INTRODUCCIÓN
M
e llena de gozo ver HDM en los caminos del Señor Jesucristo,
sirviéndole con todo el corazón. Cuando he tenido la oportuni-
dad de ministrar el sacramento del bautismo en agua a HDM
no puedo detener mis lágrimas en gratitud a Dios, ya que so-
mos el blanco preferido de Satanás para atacarnos y destruir nuestra vida.
El gozo es aún mayor cuando veo a los HDM en el ministerio, porque si
bien es cierto que en la gracia no existe una casta sacerdotal, ascendencia o
linaje como en el Antiguo Testamento, también es verdad que la influencia de
la cuna ministerial y el entorno de servicio a Dios en el que crecemos, juegan
un papel importante para entender el llamamiento al santo ministerio.
Por otro lado, la tristeza me invade cuando observo a descendientes de min-
istros, algunos hasta pioneros de las Asambleas de Dios, alejados de Cristo,
fueron educados en conservatorios de música con dinero santo que sus padres
63
recibían y ahora le cantan al mundo. Viene a mi memoria un excelso comu-
nicador social, reportero de guerra de una de las mejores cadenas televisivas
de México que me encantaría que usara esa capacidad de comunicación para
predicar el evangelio como lo hacía su abuelo.
Pueden ser muchas las causas por las que se pierden los HDM, pero no hay
duda que una de ellas son las heridas que a ellos o a sus padres les causaron en
el desempeño del ministerio y el manejo inadecuado de las mismas.
En esta sencilla ponencia y haciendo un análisis inferencial de las heri-
das que Cristo sufrió, veremos la necesidad de que las heridas causadas sean
cicatrizadas con la ayuda de Dios para poder seguir adelante en el camino del
Señor y en el ministerio.
64
deciendo, sino de quien procede ese sufrimiento. El pasaje señalado al inicio
de este capítulo refiere a una de las apariciones del Jesús resucitado, lo hace a
puerta cerrada, con los suyos, con los apóstoles, sus más cercanos, sus amados.
Todos ellos, a excepción de Juan, a la hora de la prueba, han huido, lo han
traicionado, negado, se durmieron, se escondieron. Le han causado profundas
heridas, ¡Le dolieron en el alma!
Un excelente orador tamaulipeco acuño la frase: Estoy preparado para las
peores ingratitudes de la vida. Considero que los ministros y nuestros hijos de-
beríamos asumirla como una filosofía de trabajo.
Cuando era un adolescente de catorce años viví una de las experiencias
que me causaron una gran herida. Mi padre se desempeñaba como pastor de
una iglesia en el sur de Tamaulipas, lo hacía de manera apasionada y con una
gran entrega. Cinco jefes de familia se organizaron y elaboraron un documento
dirigido al Superintendente del Distrito Central en el cual solicitaban la salida
de mi padre como pastor de la congregación, sin señalar una sola causa que
justificara tal decisión. Lo único que decían era que querían un pastor joven.
Cuando mi padre se enteró le entristeció la noticia, pero lejos de enojarse,
decidió visitar a cada uno de ellos en sus hogares para hacerlos cambiar de
opinión, me pidió que lo acompañara. Me dolió en el alma ver el trato que cada
uno de ellos le dio a papá, le decían que era un pastor ya viejo, que se retirara y
le diera oportunidad a un ministro joven. En algún momento sentí el deseo de
golpearlos ya que el argumento de ellos era injusto, en ese entonces papá tenía
cuarenta y ocho años de edad, no era ningún anciano, como ellos señalaban.
Por respeto, el Superintendente del Distrito se presentó a una reunión ple-
naria para resolver el problema. Yo no podía estar en la reunión debido a mi
edad, sólo atisbaba por las ventanas y con tristeza oía como los citados herma-
nos ofendían a mi padre.
Afortunadamente el Pbro. Alfonso de los Reyes Valdez, manejó magistral-
mente el asunto, ya que sin estar todavía regulado el voto de confianza, él lo
aplicó manifestando la congregación por 95% que siguiera mi padre como pas-
tor. Hasta uno de los cinco originales opositores se desistió de su postura ini-
cial. Los cuatro miembros que votaron en contra del pastorado de papá aban-
65
donaron la sesión muy molestos y decidieron formar la segunda congregación
de las Asambleas de Dios en la ciudad.
Esta situación vivida me dañó tanto que me propuse ser todo en la vida
menos predicador del evangelio. Ser un gran profesionista pero nunca ministro
de Jesucristo, esa herida me duró varios años.
66
CONCLUSIÓN
No es mi intención con esta participación ser fatalista, ni presentar el minis-
terio como una labor ingrata, simplemente darle su justa dimensión. El trabajo
en la obra del Señor está lleno de bendiciones, satisfacciones y privilegios, pero
mentiríamos si negáramos que no tiene también sus momentos complicados.
Mi anhelo es que la presente colaboración sea un bálsamo que ayude a cu-
rar heridas en algún HDM que pose su mirada por estos renglones.
Mi plegaria es para que la presente sea una generación sana de hijos de
ministros, con una unción poderosa, que con la ayuda del Todopoderoso alcan-
cen alturas extraordinarias en nuestra amada patria, para la gloria de Cristo.
¡Así sea!
Mi oración dice que esa persona que clamará ante su presencia con todo su
corazón, ¡eres tú!
67
12
[capítulo]
E
l 17 de septiembre de 1981 en la ciudad de Monterrey al celebrarse
la Convención Nacional de Jóvenes, realizamos lo que histórica-
mente fue la primera reunión de Hijos de Ministros de las Asam-
bleas de Dios en México. La Directiva General nos autorizó a ce-
lebrar la reunión a Saúl Salce Pérez, José Lemuel García Pérez, Abner Murillo
Villaseñor y un servidor. El evento agrupó más de 150 asistentes. Logrando
realizarse una segunda reunión en 1983 en la Ciudad y Puerto de Veracruz.
En el año 2002, La Directiva General autorizó la creación formal del mi-
nisterio de Hijos de Pastores designando como primer coordinador nacional al
Ing. José Antonio Pérez Lara, quien ofrendó tiempo y recursos para poner el
ADN de esa generación de mitos que salieron y formaron parte de ese equipo
de jóvenes que en la primer década de esta centuria cruzó cielos, ríos, mares,
océanos y naciones para marcar el territorio con la unción del Espíritu Santo.
Tomaron la estafeta Miqueas Cantú y Janet Pérez quienes expandieron la
ola más allá de las generaciones que la habían tomado e incluso transformaron
68
el HDP en HDM, volviéndolo más incluyente, incluso para aquellos que por
sensibilidad de especialización más que limitación involuntaria, se mantenían
a la espera. La inclusión es importante porque se desarrolla una perspectiva
saludable hacia el seno de las familias ministeriales.
Hoy toca el turno a Saúl Salce y Xol Montes, quienes en la esencia del pen-
tecostalismo puro, descienden de familias pastorales que han sido formadas
en el seno de nuestras amadas Asambleas de Dios. El primero es asambleísta
y ministro de cuarta generación. Lo cual revela la trascendencia de un legado
que se alimenta cada día con esa chispa de fe una vez dada a los santos. En
el segundo caso, fue el poderoso testimonio del milagro que Dios hizo en ella,
lo cual trajo a sus padres y familia completa a Cristo y al ministerio pastoral,
trascendiendo fronteras para la gloria de Dios.
Lo anterior revela que no somos producto de la casualidad. Nuestros an-
tecesores abrieron brecha y alcanzaron por fe los territorios que Dios les
asignó. Nos subimos a sus hombros y entramos en sus labores. Ellos pagaron
un precio que no pagamos nosotros, hicieron el camino como trascabos, di-
señando un rumbo y visión del futuro. Algunos pusieron las guarniciones,
las banquetas y los servicios. Otros ampliaron los edificios y emanciparon la
conquista. Es sobre ellos que cobra capital importancia el desarrollo de un
ministerio de hijos de pastores. Por esa y otras razones quiero tomar el caso
de las hijas de Felipe dándole más plataforma al padre mismo, porque a par-
tir de él es que se conoce esa historia.
EL PROTAGONISTA
Felipe se considera un emblemático personaje del origen de la iglesia. Lo ve-
mos en las primeras sesiones plenarias ser electo como uno de los primeros
líderes al lado de grandes personajes, pero teniendo brillo propio va a dejar
huellas imborrables en el libro de los Hechos en varios momentos imprescindi-
bles, como la elección de diáconos, la persecución, la predicación en Samaria,
la evangelización del etíope, la predicación en Azoto y Cesarea, la visita que
le hicieron Pablo y Agabo, justo cuando sus hijas profetizaron. Es el personaje
principal, porque el nombre de sus hijas no se menciona.
69
EL DIÁCONO
Para ser diácono se necesita llenar las cualidades en medio de las condiciones
imperantes. Hechos 6:1-6 muestra el inicio del panorama. En este caso creció
el número de discípulos, no eran simples creyentes los que producía Jerusalén,
descubrimos que un discípulo es aquel que multiplicándose en otros, se en-
cuentra en entrenamiento y disponible para servir en el área que se le coloque.
Había murmuración y descontento, desde siempre la Iglesia es una comunidad
de libertad de expresión, en donde se tiene que respetar la voluntad de la gente
y acceder de buena gana a suplir sus necesidades como parte del cometido. Se
asomó una crisis interracial entre griegos y hebreos, por lo que se requerían
servidores con habilidades de cancillería.
Había viudas desamparadas, el gran fracaso de los ministerios es no atender a
la gente, Jesús dijo: a los pobres siempre los tendréis con vosotros; son una
especie de ángeles en misiones especiales. Se precisaba cubrir la administración
diaria de la entrega de apoyos. Sólo podían participar los discípulos convocados
por los apóstoles a la Asamblea, las posibilidades se limitan a un bando: La con-
vocatoria apostólica. Existe una cosmovisión que asentar, atender el ministerio o
servir las mesas, aquí se asienta un anticipo muy importante: ¿Aspiras al minis-
terio? primero tienes que servir y pasar todas las aduanas que se necesitan. Es la
primera pincelada que dibuja la diferencia esencial entre ministros y laicos.
Por si eso fuera poco, es esencial que los diáconos sean: de buen testimo-
nio, llenos del Espíritu Santo, llenos de sabiduría y aptos para servir. Ha-
bría que elegirlos, presentarlos para verificar que nadie los impugnaba, orar por
ellos invistiendolos de capacidad espiritual en su labor e imponerles las manos
para que estuvieran bajo autoridad. La norma es muy alta, porque el servicio en
la Iglesia demanda elementos comprometidos, fieles y de excelencia en el trabajo.
De otra manera la gente los convierte en piñata y en cualquier fecha los apalea.
EL EVANGELISTA PIONERO
El evangelista ya pasó la prueba del servicio como diácono, se capacitó y fue
instruido para atender el ministerio al nivel de los otros, siempre bajo autoridad.
En Hechos 8:4-25 se encuentra el registro fiel de la historia. La persecución
70
esparció el mensajero y su mensaje. Felipe rompe el cerco de Judea llegando a
Samaria predicando a Cristo, siendo atendido por la gente, quienes veían las
señales que hacía. Liberación de endemoniados, enfermos sanados, la ciudad
llena de gozo y los bautismos estaban a la orden del día. Hasta el mago cau-
tivador de samaritanos llegó y tuvo que pasar la prueba de autoridad bajo la
mano de los apóstoles. Un gran mérito para Felipe, con su ministerio fue el
pionero para los samaritanos, el versículo 25 dice que junto con los apóstoles
predicaron en muchas poblaciones de ellos. Luego regresará a Judea predi-
cando en Azoto, otras aldeas y Cesarea, preparando el terreno para la primera
incursión entre los gentiles.
EL EVANGELISTA ITINERANTE
No termina el trabajo en un templo, auditorio o plataforma. El hombre de Dios
usa siempre todo espacio disponible. En este caso un ángel del Señor le habló
y le envió por un camino cuyo trayecto descrito es de 76 kilómetros lineales,
probablemente acompañó al etíope 41 kilómetros. Es un evangelista itineran-
te, del camino, del desierto. Evangeliza a un estadista devoto, estudiante de
las Escrituras, necesitado de Dios, clamante de entendimiento, preguntón por
naturaleza, creyente de corazón, solicitante de bautismo, gozoso pionero del
Evangelio en su nación.
Luego con la similitud comparada y las proporciones guardadas Felipe cual
Enoc, Elías, Jesús y la Iglesia, fue arrebatado por Dios y se encontró predi-
cando en la aldea de Azoto probablemente sea el Asdod del pasado. Donde
quedaron algunos gigantes. Donde los filisteos llevaron el arca de Dios. Azoto
está a 35 kilómetros de Gaza. Aunque sube 105 kilómetros al norte a Cesarea,
predicando en las aldeas, quizá en Jope y todo el valle de Sarón.
Cesarea es la ciudad en la que Herodes construyó un palacio a la orilla del
mar, disponible para recibir al mismo César, incluso existía allí una guarnición
de la guardia real, allí predicó Felipe. De aquí enviaron a Saulo a Tarso. Aquí
vivía Cornelio el Centurión que recibió a Pedro en su casa y los primeros gen-
tiles recibieron el bautismo en el Espíritu Santo. Aquí se asentó Felipe a vivir.
Aquí Félix, Agripa, Berenice y Porcio Festo escucharon a Pablo.
71
Muy interesante que en Hechos 21:16 se establece que algunos de los que es-
taban en Cesarea acompañaron a Pablo a Jerusalén no se descarta que Felipe
fue miembro de esa comitiva. Mirar el proceso cumbre del apóstol de los gen-
tiles y encontrarse con apóstoles, pastores y ancianos en Jerusalén muestra al
único evangelista denominado como tal en el libro de los Hechos trabajando
en las transiciones de la Iglesia, entre los 12 y Pablo. Yendo de los judíos a
los gentiles. Acudiendo a los tribunales religiosos, políticos y judiciales. No
cabe duda que estamos frente a uno de los personajes más emblemáticos del
libro. Luego su don y ministerio aparece como tal en Efesios 4:11 al nivel de
los otros 4 mencionados allí.
HDM ES LA TRASCENDENCIA
Hasta aquí la parte más amplia del documento se centra en Felipe. El ADN
es imprescindible. Su importancia se reviste como el núcleo que alimenta la
célula y el cuerpo entero con toda la sustancia que le pertenece. Por eso es
necesario dejar legado y quienes lo asumen que lo hagan con responsabili-
dad. Aquí está la ascendencia de las cuatro hijas de uno de los evangelistas
que abrieron la brecha del Evangelio para las naciones, y su vida de servicio
intachable desde la iglesia de Jerusalén como uno de los primeros que servían
a las mesas, hasta el recorrido que lo llevó a formar su siguiente generación
cifrada en cuatro hijas que profetizaban.
Felipe tenía casa en Cesarea, Hechos 21:8. Pablo y su comitiva posaron en
casa de ellos. Eran hospitalarios. En el texto es reconocido el evangelista que
había sido uno de los 7 diáconos originales de la Iglesia. Junto con sus hijas. Las
HDM eran doncellas. Habla de una condición importante para la época. Eran
como una ofrenda consagrada a Dios de manera tal que ese privilegio ellas lo
veían como un honor. Los demás las veían como princesas del Rey, es decir su
condición interior como exterior era de agradable y deseable presencia.
Profetizaban. No dice que eran profetisas; pero enuncia el participio profe-
tizar como un acto de revelación y acción al momento. Podrá no haber profetas,
pero siempre habrá profecía. Al final es más importante la función que la posi-
ción. Para algunos es preponderancia de éxtasis. El don es reconocido por Pa-
72
blo en sus listas de dones en las epístolas a los Romanos, Corintios y Efesios. Al
igual que el ministerio. No hay problema con el género, en Dios no hay varón
ni hembra. Lucas va a mencionar muchas mujeres en su evangelio y en el libro
de los Hechos, desde María y las mujeres, Rode, Tabita y otras.
Las profetisas de las Biblia: Miriam, Débora, Hulda, Ana, la esposa
de Isaías, vuestras hijas (Joel dixit), las cuatro HDM de Felipe. En la Bi-
blia se encuentran algunos cánticos inspirados recopilados como oraciones,
alabanzas, enseñanzas y algunos proféticos, tales como Miriam en Éxodo
15:20, 21, Débora en Jueces 5:1, Ana en 1 Samuel 2:1, Abigail en 1 Samuel
25:28-31, la madre del rey Lemuel en Proverbios 31, María en Lucas 1:46
y Elizabeth en Lucas 1:41.
Es otra forma de expresar que estas mujeres están en el plan de Dios para
todas las edades y su trascendencia merece ser reconocida. El ejercicio de los
dones y carismas no está limitado a los hombres, ni a los ministros, ni a los
templos. Aquí en su casa, ellas profetizaban.
La manifestación del profeta Agabo muestra una sinergia de ministerios,
mediante los cuales se entiende que las operaciones del Espíritu Santo no
son aisladas, antes bien se desarrollan y complementan en el cuerpo de cre-
yentes, discípulos, servidores y ministros. La Iglesia cuya piedra del ángulo
es Jesús se establece bajo ese fundamento ratificado por apóstoles y profetas.
Esto último muestra a hombres y mujeres como líderes prominentes y domi-
nantes de la Iglesia.
Los elementos manuales que usa el profeta han de entenderse como re-
cursos didácticos antes que retóricos o de poderes misteriosos tales como las
supersticiones. La respuesta elocuente de Pablo es una forma de entender las
profecías y asumir la voluntad de Dios de manera correcta. Él escribió mos-
trando el camino excelente de profetizar antes de usar de otros dones, asume
su misión y destino, no como algo por lo que hay que llorar o revocar, sino ocu-
par responsablemente el propósito de Dios, para llegar a todas las naciones.
Policarpo, Clemente, Ignacio, Eusebio, Cuadrato, Papías, Nicéforo Calixto
Xanthopoulos, ellos consideraban a las hijas de Felipe y su ministerio como
el punto de referencia para el ministerio profético en la Iglesia de los Hechos.
73
Grandes luces y luminarias poderosas. Que muchos viajaban para oírlas. Que
resucitaban muertos. Que su enseñanza fue base para el legado de los apósto-
les. Por lo tanto eran consideradas al nivel de Agabo, Judas y Silas.
Hoy los liderazgos no necesitan reconocerse como proféticos para ser
importantes. No ha de ser un problema semántico, sino más bien reconoci-
do e inobjetable. Así como las cuatro hijas del evangelista Felipe tomaron
el legado de su padre e hicieron uso de los dones espirituales, se levanta
cada tiempo una generación destinada para alcanzar nuevos derroteros que
nunca estarán limitados por el pasado, antes bien, se expandirán más allá
de lo alcanzado por las generaciones pasadas porque en Dios el ejercicio de
relevos pone cada día más alta la norma, y muchos son los que dan el salto
de fe y alcanzan las promesas.
No se necesita ser exactamente idénticos a papi, ni hacer lo que él hizo
ni decir lo que él dijo. Solo se requiere ponerse en el curso de la voluntad
de Dios como ellos lo hicieron y los dones, señales y maravillas vendrán de
la mano del Altísimo a manifestar su gloria y alcanzar nuevas generaciones
como es el deseo de su corazón.
CONCLUSIÓN
Soy hijo de Poncho a mucha honra. Un día el dejó el arado en el campo del
viejo Padilla para atender el llamado que Dios le dio. Caminó por la campiña
llevando la unción que le fue impartida. Compartió las instrucciones tal cual
fueron ordenadas. Desarrolló una visión que le fue encomendada. Instruyó
a todos aquellos que le acompañaron. Forjó una nueva generación de líderes
asambleístas que actualmente brillan en el firmamento. Su ejemplo, memoria y
testimonio sigue con nosotros. Lo honramos por todo lo que nos dio e inspiró.
Él no fue igual a sus ancestros, ni nosotros a él. El único que permanece sin
cambiar es el Señor y con eso es suficiente.
No hay que olvidar nunca que trascendemos por lo que hacemos, si hace-
mos lo que Dios impulsa desde nuestro interior. El Señor ha diseñado con an-
ticipación obras maravillosas y las ha reservado para mostrarlas en esta genera-
ción. ¡Somos depositarios de una bendita herencia espiritual! ¡Nuestros padres
74
asumieron su responsabilidad frente al llamado divino, abriendo camino para
nosotros! El ministerio de ellos fue como unas arras que anticiparon el nuestro.
¿Atenderemos el llamado? ¿Nos levantaremos y profetizaremos? ¿Usaremos los
dones espirituales a nuestra disposición? ¿Le diremos al mundo que Dios lo
ama? ¿Acompañaremos a los nuevos Pablos, Agabos, Timoteos y Lucas? ¿Hon-
raremos la casa que nos vio nacer? Dios espera que sí.
75
13
[capítulo]
La supuesta
casa pastoral
S
i existe un área eclesiástica sobre la cual poco o nada se ha comen-
tado seriamente, es la de los hijos de los que sirven al Señor, se
trata sobre las casas pastorales; lo único que quizá si se ha hecho
y bastante, es criticar, señalar y lapidar a los que sin solicitarlo se
encontraron en un templo en donde automáticamente son puestos en la tarima
y en la mira de docenas, cientos y hasta miles de personas.
Crecí como hijo de pastor y éstos últimos años he comenzado a creer que
los hijos de los ministros son muy especiales, son sin querer pequeños siervos
de Dios en potencia. ¿Por qué lo pienso?
Viendo mi álbum de fotos me di cuenta que la mayoría de los aconteci-
mientos de mi vida se dieron en el entorno de una Iglesia; entre cumpleaños,
reuniones familiares fiestas, celebraciones navideñas, año nuevo, bodas, cam-
pamentos, aniversarios, todas mis grandes experiencias siempre estuvieron en
el contexto eclesiástico. En el templo, sí ese fue mi lugar para crecer y ahí sin
querer, pasé toda mi vida.
76
Al analizar esta realidad es fácil detectar que nadie habla de nosotros, de los hi-
jos de los líderes, los que con nuestra conducta modificamos el resultado de los
ministerios de los hombres de Dios, aunque pocos quizá quieran reconocerlo.
Hoy en día vivimos en un mundo globalizado en el cual ya no se habla de
una persona dirigiendo o guiando a otros, ya que el concepto del hombre or-
questa, llanero solitario fracasó, y con el paso del tiempo nos vemos cada vez
más en la necesidad de formar equipos, alianzas, que puedan enfrentar los
nuevos retos con mayor ímpetu y sobre todo con eficiencia y responsabilidad.
Es ahí que el ministerio del pastor se ve también en una categoría importantísi-
ma en su función de transformar vidas y naciones, es necesario considerar a la
familia del pastor como el primer y principal equipo con que el ministro cuenta
para desarrollar un dirección exitosa dentro la grey.
Es válido creer que en ese lugar es donde comienza el verdadero triunfo de
una persona, tomando en cuenta que es la familia la base de la sociedad, el
fuego del avivamiento anhelado por la Iglesia solo será posible cuando en las
casas pastorales exista una llama que no se apague.
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Mucho de lo que ellos son ahora, nosotros le pusimos ese nombre, fracasado,
bobo, irresponsable, etc.
Dios no creo una Iglesia en el principio, mi Señor pensó en una familia.
El relato que le da introducción a las Sagradas Escrituras nos remonta a
un núcleo familiar donde sin ser afectados por entornos sociales de otros seres
humanos, desarrollaron situaciones que hoy nos parecen cotidianas, aunque
nos separen con ellos miles de años.
Los hijos de estos primeros siervos de Dios mostraron conductas diferentes
que influyeron grandemente en la vida de sus padres y más aún, en la vida de
todo el planeta y sus generaciones venideras hasta hoy.
Adán les puso nombre a sus animales y también a su hijo mayor le llamó
Caín que significa herrero, sin querer colocó en su alma el material con el que
se construiría la esencia de su personalidad y carácter: el metal.
Y dijo Caín a su hermano Abel: salgamos al campo. Y aconteció
que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano
Abel, y lo mató.
Asesinato, complot, y planificación maligna, son algunas conductas que
este versículo de la Biblia nos deja ver en relación a la vida de uno de los
primeros hijos de una familia pastoral, es este hecho el que nos cuestiona
a que no siempre los elementos sociales o del ambiente pueden provocar
desviación en la conducta de los hijos de los siervos, si esto es verdad ¿Qué
provocó la ira de Caín? ¿Dónde aprendió a ser violento? ¿Quién le enseñó
a reaccionar así?
Pueden existir muchas respuestas a estas interrogantes, pero yo deseo res-
ponder tácitamente: en el hogar.
Sí, sí solamente eran cuatro seres en todo el mundo, el único lugar de con-
tacto era ese, de esta afirmación tácita surgen otras preguntas que también
contestaremos las cuales pueden ir así: ¿Había en la casa de Adán y Eva pro-
blemas que generaran este tipo de conductas en su hijo?
La Biblia nos deja algunas pistas en relación a que ya se percibían desde el
comienzo de su vida matrimonial en el jardín del Edén problemas, pero posible-
mente, si existían diferencias serias: Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que
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estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comie-
ses? Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera me
dio del árbol y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es
lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó y comí.
En este relato expresado por el escritor del Génesis es notorio el conflicto
que se vivió en ese momento y la división en la pareja de esposos. La frase la
mujer… implica que en el corazón de Adán ella no le pertenecía y es una clara
alusión a su ruptura emocional. Concluye: …que me diste.
Esta ruptura de ideas que finaliza en una cruel tragedia de despido, podría
ser posible que les obligara a vivir lamentando su salida del jardín, y que esto
se tradujera en seguirse responsabilizándose el uno al otro de todo cuanto malo
pasara fuera de ese precioso lugar, dándole continuidad a una desgracia y que
más tarde se reflejara en el carácter de sus hijos.
Posiblemente en estos precisos momentos existan padres o pastores que les
están trasladando a sus hijos con amargura y resentimiento los errores de su
pasado, crisis dentro de la iglesia o traiciones, y que estos vean de continuo que
en la pareja hay una fragmentación debido a algo que Dios les dio.
En la nueva casa de Eva se vive trayendo a la memoria escenas del jardín, y
se les comunica a los hijos que hubo un lugar bello, hermoso, pero que por la
culpa de uno u otro, hoy se vive luchando por la comida y sufriendo por tener
los hijos, ¿y la serpiente? Bien gracias.
La familia del líder no es la excepción, en muchas ocasiones son sacados
por Dios, por la congregación o por el mismo ministerio de los preciosos jardi-
nes del Edén, y terminan culpando a todo el mundo menos a ellos mismos, y
lo más lamentable, sin asumir su responsabilidad.Ésto ocasiona serios resenti-
mientos en los más pequeños, que luego pueden desarrollar insatisfacciones y
peor aún, un odio que con los años, mata.
No cuidarse de los pleitos en la pareja, hablar mal del trabajo y el lla-
mado, en una familia pastoral siempre provoca una puerta abierta de senti-
mientos negativos que a nuestros hijos les sugiere una idea muy equivocada
de quien es Dios.
El domingo por la noche cansado de hacer las cosas para Dios es probable
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que busquemos culpables de nuestros errores en el jardín, como siempre nos des-
quitamos con los que amamos, lo cual traerá como resultado que a través de los
años ellos terminen matando sus Abeles de sueños, propósitos y deseos en Dios.
Los Caínes no se dan por sí solos, los criamos nosotros.
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