Pena de Muerte Escrito

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Trabajo de ética: “La pena de muerte”

Leonardo Cantele
04/07/23
Profesor: Hervi Lara
Introito
La pena de muerte es mucho más que una simple condena, o una ejecucución por algún
delito, o un castigo por cometer un crimen, a lo largo de la historia, la pena de muerte ha
significado para el hombre muchas cosas. Desde un triste final para una obrera que tuvo
que defenderse de su jefe (Lena Blaker, 1945), o el contento de los familiares de una joven
que siendo asesinada por su expareja por fin reciben su anhelada justicia (Nasim Ahmed,
2020), o incluso le ha significado el fin a la corta vida de un niño de 13 años que resultó
acusado erróneamente (Jeorge Stinney, 1944). Es por esto, y demás juicios éticos que se
darán en este trabajo, que considero que la pena de muerte no debería ser aplicada bajo
ninguna circunstancia, y debería recurrirse a opciones más humanas.

Exordio
Lo que sí está claro, es que esta forma de castigo no es nada nuevo, y de hecho, podemos
encontrar el primer ejemplo de esta, en la “Ley del Talión” o “código Hammurabi”, escrito por
los babilonios. En la cual se aplica un sistema retributivo de justicia también conocido como
el principio del “ojo por ojo”. Sin embargo, sería extremadamente complicado aplicarlo en
nuestra sociedad de hoy en día, ya que por ejemplo, si un hijo llega a golpear a su padre, a
este se le cortaría la mano.

Con el paso del tiempo, diversas civilizaciones fueron incorporando este castigo capital a
sus leyes, estas se transformaron en naciones, y comenzaron a cuestionarse sobre los
principios detrás de este castigo. Fue de hecho en el año 1863 en que Venezuela se
convirtió en el primer país del mundo en abolirla definitivamente, bajo el mandato de Henri
Falcón, donde se prohíbe expresamente la pena de muerte, señalando que el derecho a la
vida es inviolable. Sin embargo, otras naciones continuaron incólumes a los cambios y
decretos internacionales, donde podemos encontrar a Francia por ejemplo cuya última
muerte por guillotina fue en 1977.

En este mapa se representan los países que todavía mantienen la pena de muerte como
castigo para delitos civiles
A día de hoy, podemos encontrar una gran cantidad de organizaciones no gubernamentales
y demás asociaciones las cuales luchan por la abolición de la pena de muerte, entre estas
se encuentran
● American Friends Service Committee (comité de servicio de amigos americanos)
● Amnistía Internacional
● Comité de Helsinki de Bielorrusia
● Confederación General del Trabajo (Francia)
● Federación Internacional por los Derechos Humanos
● Fédération Syndicale Unitaire (Francia)
● Human Rights Watch
● Comisión Internacional de Juristas
● Gremio Nacional de Abogados (Estados Unidos)

Toda esta gran pugna sobre la abolición de la pena de muerte, no solo ha sido llevada a
cabo por organizaciones, sino que también por activistas y pensadores, quienes basan sus
opiniones en la ética y la moral. Entre dichos promotores, podemos encontrar ejemplos muy
antiguos como a Platón y Aristóteles en Grecia. O Séneca en Roma, quienes defendieron
una versión temprana la sentencia capital, e irónicamente el mismo Séneca fue sometido a
esta años más tarde.

Pasarían muchos años en los que la pena de muerte sería objeto de debate donde, dentro
del mundo occidenteal se pueden destacar los hitos de Constantino el Grande, y San
Agustín de Hipona, quienes hicieron un intento de erradicarla de los códigos romanos.
Sin embargo, no fue hasta la llegada del fraile Tomás de Aquino, que se marcaría un
precedente para este castigo.

Santo Tomás de Aquino, a lo largo de su vida, escribió una cantidad sorprendente de libros,
entre los que se encuentra “Escritos de catequesis”. En este tomo, expresa:

“En la ley divina, se establece alejarse del mal. Pero entre todos los males que se pueden
ocasionar al prójimo, el más grande es matarlo; de ahí que se prohíba esto, cuando se dice:
"No matarás".
"Yo doy la muerte y doy la vida" (Dt 32,29). Por lo tanto, pueden lícitamente matar quienes
lo hacen por mandato de Dios, porque entonces es Dios el que lo hace; y toda ley es un
mandato de Dios: "Por mí reinan los reyes, y los legisladores decretan lo justo" (Prv 8,15)

Lo citado anteriormente, demuestra un razonamiento teológico. Esto implica que utiliza


creencias y principios religiosos para justificar su postura ética o moral. Santo Tomás
argumentó en el resto del escrito, que el bienestar de la comunidad es más importante que
el de un individuo y, por lo tanto, es moralmente aceptable ejecutar a un individuo si eso
contribuye al bienestar de la comunidad (Aquino, Summa Theologiae, II-II, q. 64, a. 2).
Sin embargo, este argumento puede ser cuestionado. Ya que el valor intrínseco de la vida
humana es uno de los pilares fundamentales de la ética, donde la pena capital contradice
este principio al privar deliberadamente a una persona del derecho fundamental a vivir.
Además, la pena de muerte plantea preocupaciones acerca de su aplicación justa y
equitativa. Existen evidencias históricas y contemporáneas que demuestran inconsistencias
y sesgos raciales, socioeconómicos o geográficos en la imposición de esta sentencia.
Un estudio realizado por David Baldus en Estados Unidos, reveló que al analizar casos
similares donde solo difería el origen racial del acusado y/o víctima, se encontraron
disparidades significativas en cuanto al uso de la pena capital. Los acusados negros tenían
mayores chances de hasta el diez veces de ser sentenciados a muerte que aquellos
blancos involucrados en crímenes comparables. (Baldus, D."Race Discrimination and the
Death Penalty”.1994)
Estos factores llevan a injusticias sistemáticas y violaciones del principio básico de igualdad
ante la ley, ya que se aplica una justicia selectiva. En conclusión, la aplicación de la pena de
muerte no sólo vulnera el derecho humano más fundamental del imputado, sino que
también provoca repercusiones en la sociedad, al erosionar la confianza de la población en
el sistema de justicia.
Entonces surge la siguiente pregunta, ¿Es la pena de muerte una forma efectiva de
disuasión o simplemente una forma de venganza?. Según comisiones y expertos tales
como “amnistía internacional” la pena capital significa un factor inútil en la lucha contra la
delincuencia, sin embargo, yo considero que, más que una herramienta contra la
criminalidad, se trata de una forma de venganza, que es lo que las personas anhelan
cuando se ven afectadas por su incapacidad para perdonar. La pena capital constituye en
esencia, una fuente de morbosidad para la sociedad. A lo largo de numerosas décadas, por
ejemplo, fue concebida como un acontecimiento público a la cual acudían familias enteras
con el objetivo de presenciar la agonía del individuo mientras era ahorcado. Básicamente, el
coliseo Romano nunca se terminó, solo cambió de forma, lo cual, es completamente
antiético, por los mismos motivos de la privación del derecho de la vida mencionados
anteriormente.

Conclusiones
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece que los crímenes de guerra,
los crímenes de lesa humanidad y el genocidio son punibles con la pena máxima de prisión
a perpetuidad, pero no menciona la pena de muerte. Esto refleja un consenso internacional
de que la pena de muerte no es una respuesta apropiada, incluso para los crímenes más
graves.
La aplicación de la pena de muerte incluso en los casos más serios podría ser vista como
una forma de justicia retributiva, proporcionando un castigo proporcional a la gravedad del
crimen. Sin embargo, también se puede argumentar que la pena de muerte, incluso en
estos casos, es una violación del derecho a la vida y no ofrece la posibilidad de
rehabilitación.
La pugna que envuelve a la pena capital nos desafía a considerar la verdadera gravedad de
los crímenes, sus repercusiones, y buscar una respuesta apropiada para ello. Es por esto
que debemos preguntarnos si la pena de muerte es en realidad la opción más ética, y justa.
¿Es la pena de muerte una forma de justicia, o simplemente una perpetuación del ciclo de
violencia? ¿Podemos, como sociedad, encontrar una forma de castigar los crímenes más
graves sin comprometer nuestros propios valores de humanidad y respeto por la vida? Son
preguntas que deberán responder ustedes mismos, ya que el dilema ético de la pena de
muerte radica en el conflicto entre el deseo de castigar los delitos graves, y el respeto por el
derecho a la vida. Una solución razonable a este dilema podría ser abolir la pena de muerte
y reemplazarla con penas de prisión de por vida para los delitos más graves. Esto permitiría
castigar los delitos graves sin violar el derecho a la vida. Además, se podrían implementar
programas de rehabilitación para ayudar a los delincuentes a reformarse y reintegrarse en la
sociedad.

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