Toscano. La Construción de Legajos Escolares (Resumida)
Toscano. La Construción de Legajos Escolares (Resumida)
Toscano. La Construción de Legajos Escolares (Resumida)
Introducción:
En las escuelas existen situaciones, siempre complejas, en dónde las reiteradas dificultades y
tropiezos en la trayectoria escolar de algunos alumnos plantean a los actores institucionales
preguntas y decisiones de complejas consecuencias para el futuro de los niños.
En estos casos, diferentes actores y recursos institucionales intervienen aportando su mirada
para evaluar la situación del niño, se despliegan múltiples estrategias y mecanismos
institucionales que intentan sortear las dificultades y recuperar el tiempo perdido. A medida
que pasa el tiempo y las repitencias del alumno se acumulan, las dificultades se tornan aún
más complejas. En estos momentos, los actores educativos comienzan a tener la percepción de
que han agotado todas las opciones que podrían brindar al niño desde la escuela común. Y
allí, se consolida la hipótesis de que el alumno estaría mejor en una oferta educativa especial.
Así, las expectativas depositadas en el niño y en su futuro escolar se transforman, lenta e
institucionalmente, en sospechas, en sospechas sobre su educabilidad.
La opción de derivar a un alumno al circuito de Educación Especial se presenta en las
instituciones educativas como un “último recurso”. Esta decisión no constituye un evento
banal o de poca relevancia para la vida institucional. La apertura de un documento, exclusivo
para el alumno, que evalúa si permanece o no en la escuela, moldea profundamente al niño, en
tanto sanciona institucionalmente su posición como sujeto en relación al saber y al
conocimiento, sellando su recorrido por los dispositivos escolares y, en parte, su destino.
Institucionalmente, la decisión involucra a diferentes actores e implica poner en marcha
procedimientos y mecanismos especificados en la normativa. En las escuelas, estas acciones
se apoyan en procedimientos de intervención y en criterios de evaluación psicológicos y
pedagógicos. Prácticas y criterios cimentados a lo largo del tiempo en rutinas construidas por
los actores escolares. Estas dan cuerpo al proceso que comienza con la intervención, continúa
con la evaluación y culmina en la derivación del alumno de escuela común al circuito de
educación especial.
El presente texto acerca una mirada al conjunto de criterios y procedimientos utilizados por
los profesionales de los Equipos de Orientación Escolar cuando evalúan la continuidad de un
alumno en la escuela común, particularmente analizando aquellos plasmados en los legajos
técnicos de los alumnos construidos para solicitar una estrategia de integración o de
derivación a la escuela especial. Tales criterios portan formas de representarse a los alumnos,
supuestos acerca de las razones que explican sus dificultades, así como pronósticos sobre sus
aprendizajes. En este sentido, el análisis permite acercarse a la problemática de la
educabilidad a través de los constructos escolares que privilegiadamente la enuncian.
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La propuesta consiste, entonces, en el análisis del conjunto de criterios utilizados por los
profesionales de los Equipos de Orientación Escolar cuando evalúan la continuidad de un
alumno en la escuela común. Describiendo aquellos criterios que prevalecen en la definición
de las posibilidades de aprender de los niños, como, así también, aquellos que sorprenden por
su ausencia1.
El escenario de las prácticas:
Las escuelas públicas de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de
Buenos Aires cuentan con servicios de orientación profesional en salud y asistencia social.
Los Equipos de Orientación Escolar (EOE) son equipos técnicos permanentes residentes en
las escuelas que trabajan apoyando la actividad de docentes y directivos. En la actualidad
dependen de la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social 2. Desarrollan sus
actividades en las instituciones escolares de todos los niveles de enseñanza (Inicial, EGB,
Polimodal y Adultos) y en los C.E.C. (Centro Educativo Complementarios). Los EOE son
equipos interdisciplinarios de profesionales compuestos básicamente por un Orientador
Educacional (OE: psicólogo o profesional afín), un Orientador Social (OS: trabajador social o
profesional afín) un Maestro Recuperador (MR: docente o profesional afín) y algunos equipos
cuentan con un Fonoaudiólogo y/o un médico.
Los equipos de orientación escolar tienen asignado un amplio espectro de tareas. Los
profesionales pueden encontrarse abocados a la evaluación y diseño de proyectos
institucionales, el asesoramiento de docentes y directivos, la asistencia psicológica,
pedagógica y social de los alumnos o la implementación de acciones con la comunidad.
El trabajo de los EOE resulta difícil por la complejidad de las situaciones en las que
intervienen. En ocasiones se les presenta necesariamente la opción entre abocarse a la
atención de situaciones individuales de relativa urgencia, por ejemplo asistir a un juzgado, a
una comisaría, a un centro de salud, acompañar a algún alumno o familiar, realizar visitas
domiciliarias, etc. o implementar otras estrategias que plantean abordajes más amplios.
En las escuelas del distrito en el que se realizó la investigación los equipos de orientación
trabajan anualmente con una población que oscila entre los 300 y 1500 alumnos por escuela.
En este contexto general, la evaluación de alumnos con dificultades de aprendizaje y la
1
En el texto se presentan algunas reflexiones extraídas de una tesis de maestría en Educación (UDESA) dirigida
por el Prof. Ricardo Baquero en el marco del Programa Prioritario ‘Sujetos y Políticas en Educación’ de la
Universidad de Quilmes. El trabajo de investigación tuvo como objeto de estudio la construcción de legajos
escolares. Si bien existen diferentes tipos de legajos, se tomaron aquellos confeccionados específicamente para la
evaluación y el diagnóstico de niños con solicitud de integración o derivación a Educación Especial. En ambas
situaciones, los legajos se presentan a la Inspección del Distrito bajo la conjetura de que se han agotado las
estrategias y recursos a disposición de la escuela para ayudar a los niños en sus dificultades. En este sentido,
ambos tipo de legajos objetivan una serie de supuestos y criterios que ponen en duda la educabilidad de los niños
en el marco de la escuela común.
La investigación se limitó al análisis de casos de niños en escolaridad básica, ya que los alumnos de esta franja
del sistema presentan mayores pedidos de derivación o integración a escuela especial. Se trabajó sobre un
número total de diez casos en cinco escuelas, tomando como fuentes primarias de información: el texto del
legajo del alumno y entrevistas en profundidad realizadas a los actores que participaron de su construcción:
padres, docentes y profesionales. Es decir, el trabajo realizado no se circunscribió a la sola exploración analítica
del objeto legajo sino, particularmente, a su proceso de construcción en el marco institucional que le dio origen.
2
Cabe aclara que, en la actual organización institucional de la Dirección General de Cultura y Educación de la
Provincia de Buenos Aires, la Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social ocupa el lugar de la
anterior Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar (DPASE). Cuando se realizó el trabajo de
investigación, se consideraron los documentos, circulares y normativa de orientación producidos por esta última
dirección.
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elaboración de los informes para su legajo es una, entre otras, de las tantas tareas que realizan
cotidianamente.
Los legajos escolares son documentos que contienen información confidencial sobre el
alumno en forma de un conjunto heterogéneo de registros e informes. Su apertura refiere
generalmente a problemas que presenta en su paso por la escuela. En ellos es posible leer la
historia de los procedimientos e intervenciones que los profesionales y docentes de la
institución ponen en marcha para evaluar e intervenir sobre las dificultades.
Si uno analiza un legajo como si fuera la obra de un autor encontraría que se trata de un texto
elaborado colectivamente por varios autores. La obra se bautiza con el nombre del personaje
al que refieren todos sus informes: el alumno. Su formato y estructura, muchas veces
responde a normas y pautas externas indicadas por las normativas vigentes. El texto se escribe
en el espacio y tiempo cotidiano de trabajo, su redacción es frecuentemente interrumpida, por
lo tanto el mismo resulta sintético, técnico y acotado. Cumple la función de conservar
información de utilidad para el trabajo interno del equipo, pero la obra también tiene un
circuito de lectores que excede los límites de la escuela y asciende a las instancias de
Inspección del sistema. Por lo tanto es un texto elaborado para acompañar y registrar el
trabajo cotidiano del EOE pero también se encuentra dirigido a referentes e interlocutores que
revisten mayor jerarquía.
Los textos que dan cuerpo a la obra tienen valor de documentos. No sólo se trata del registro
de las intervenciones realizadas a propósito del caso, sino de la reunión de elementos
comprobatorios de un proceso de intervención y fundamentalmente de un proceso de
evaluación diagnóstica de los alumnos.
Las rutinas y procedimientos institucionales
El circuito mediante el cual se deriva a un alumno a educación especial o se decide una
estrategia de integración escolar es el punto final de un proceso que se inicia en la institución
a la que el niño asiste. Así, cuando los tropiezos y las dificultades entorpecen el desempeño
escolar de un alumno de manera reiterada, un contingente de eventos se pone en marcha en la
escuela. En primer lugar, el maestro conversa con sus padres sobre las dificultades que
encuentra o los convoca al gabinete. Surgen los pedidos de ayuda e intervención a los
profesionales, quienes sugieren recomendaciones y estrategias. Se trata del momento dónde
reina inquietud y preocupación, tanto para el niño como para sus padres, docentes y
profesionales. Si el tiempo transcurre y no se logran mejoras, las dificultades se profundizan,
se ponen en marcha los mecanismos y arreglos institucionales para solicitar la integración del
alumno con una escuela Especial o su derivación a la sede de la escuela.
Institucionalmente, tal decisión implica seguir procedimientos preestablecidos y especificados
en las normativas de la Dirección de Salud y Asistencia Social Escolar (DPASE), involucra
diversas instancias del sistema y la intervención de una amplia gama de actores: padres,
maestros, integrantes de los Equipos de Orientación Escolar, directivos y supervisores.
Se coordinan diferentes acciones: la evaluación de los profesionales en la escuela, la
aprobación de los directivos de la institución, el consentimiento de los padres, la autorización
de los inspectores de la rama de Psicología y el propio aval de los inspectores de la rama de
Educación Especial que recibirá al alumno. A su vez, requiere de la coordinación con los
profesionales de la institución a la cual se derivará al niño o con los cuales se elaborará la
estrategia de integración.
Los legajos técnicos de los alumnos se constituyen en la referencia objetiva de este proceso,
vehiculizan materialmente el recurso de la derivación o integración del alumno. Los informes
y registros que contiene se trasladan de una dependencia a otra del sistema, sobre ellos se
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En el análisis realizado pudo constatarse que sobre un total 10 legajos evaluados, el 43% del
conjunto de los componentes (190 en total) respondía a una mirada psicológica, mientras que
el 37% a una mirada pedagógica, el 6,8 % respondió a la mirada de una perspectiva social
(como elaboraciones de informes socioambientales) y sólo el 3,7% a una mirada médica,
presente en certificaciones e historias clínicas. Si bien el número de legajos trabajados no
permite realizar generalizaciones de los datos obtenidos, si permite inferir la hegemonía de
algunas miradas.
En este análisis ponderativo quisiera mencionar la llamativa interpretación que se encontró en
gran parte de pruebas pedagógicas, por lo menos en aquellas que indagaban los niveles de
alfabetización alcanzados por los niños. En el registro de las pruebas de los alumnos fue
frecuente encontrar evaluaciones psicogenéticas sobre la producción de sus escrituras
(Ferreiro, 1986, 1995). Por ejemplo, muchas producciones infantiles se encontraban evaluadas
como ‘silábicas’, ‘presilábicas’ o ‘silábico-alfabéticas’. En este sentido la mirada pedagógica
es, en realidad, psicológica. Los criterios analíticos psicogenéticos utilizados cobraban un
valor diagnóstico que no resulta propio de sus objetivos. Así, los niveles de conceptualización
de lectoescritura descriptos por Ferreiro se constituyen como herramientas para establecer el
nivel alcanzado por los niños, refiriendo este a una secuencia “normalizada” de desarrollo, en
este caso, del desarrollo de la lectoescritura. Y al establecerse como un modelo normativo
funciona a modo de parámetro de lo que los niños deben alcanzar a determinada edad.
Así, la significación de “silábico”, tal como aparecen evaluadas las producciones infantiles,
quiere decir en este caso: “retrasado según lo esperado, o ajustado a la norma”. El aporte
teórico no se presenta para construir estrategias de resolución de problemas en el campo
didáctico o de la enseñanza, sino como parámetro de normalidad esperada. Los aportes
constructivistas sobre las hipótesis infantiles del sistema de escritura sufren el mismo destino
que han tenido otros usos de los desarrollos genéticos en el plano educativo. Se interpretan
como una “narrativa del desarrollo infantil” y presentan un uso normativo (Baquero & Terigi,
1996), sin lograr constituirse en una herramienta que permita pensar las propias prácticas
pedagógicas.
La construcción del legajo
Las representaciones de los padres, maestros y profesionales del EOE no siempre confluyen
hacia la misma definición de los problemas del niño. La investigación tenía por objetivo
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aprehender en los legajos escolares la construcción de una definición que era efecto de una
negociación de representaciones y significaciones sobre el alumno, es decir, el resultado de la
convergencia o conflicto de una pluralidad de discursos y voces con influencias heterogéneas
(Baquero, Cimolai, Pérez & Toscano, 2005). La pregunta que acompañaba este objetivo
intentaba capturar qué elementos quedaban registrados en el texto y cuales no. Esto sería
posible contrastando la información registrada en los textos del legajo con los discursos de los
actores relevantes entrevistados.
los legajos no se registran estrategias empleadas por el docente, sólo en algunas situaciones se
encontró registro de asistencia a actividades planificadas por el equipo de profesionales. Esto
no quiere decir que tales estrategias no existan, las entrevistas revelaron todo lo contrario.
Esto responde más bien a una dificultad aún mayor, la de formalizar las propias prácticas, de
tal manera que permitan presentarse como instrumentos de análisis para futuras situaciones o
que permitan transmitir las experiencia cursada, sus dificultades y potencialidades. A la hora
de tomar un decisión los criterios cuentan con menor reconocimiento, ya que no adquieren el
grado de formalización que adquieren las pruebas psicodiagnósticas.
definidas como factores externos que inciden de manera negativa en el desempeño normal y
esperable (Baquero, et al, 2005) y dónde la escuela, sus formas y sus tiempos, sus ritmos y
demandas no son consideradas.
El espacio institucional en el que se dirime el destino escolar de un alumno, podría definirse
como una arena en la que se enfrentan y negocian representaciones sobre el niño y sus
posibilidades de aprender. Los actores involucrados llegan a este espacio apelando a universos
discursivos y representacionales diferentes. Es en este encuentro donde el terreno de la
negociación se configura. Esta negociación se presenta de manera asimétrica, ya que quien
evalúa interpreta desde un universo de representaciones específico la palabra de quien es
evaluado y de quienes colaboran en el proceso (padres y maestros). En este proceso el
discurso técnico profesional presenta una mayor jerarquía que la del discurso de padres y
docentes, en parte porque se encuentra institucionalmente legitimado y porque la mediación
de los instrumentos permite formalizar los hechos observados en categoría ajenas al resto de
los actores. En este proceso se impone una mirada psicologisante y descontextualizadora de
los hechos educativos.
Resulta claro que los mecanismos que se ponen en marcha en el contexto institucional otorgan
visibilidad a los fenómenos escolares predominantemente en términos de procesos
psicológicos o capacidades intelectuales. La psicología aporta sus instrumentos y las unidades
de análisis que codifican e interpretan los comportamientos escolares, estableciendo en estos
regímenes de visibilidad, estándares, pautas y tiempos esperados que colaboran, a su vez, en
la construcción de los criterios de normalidad y anormalidad.
Pero resulta significativo que sean los abordajes de tipo psicométricos los que posean aquel
prestigio y confianza en su potencial para dirimir las dudas sobre los logros y posibilidades de
aprendizaje de los sujetos en el contexto escolar. Este tipo de evaluación produce un saber
descontextualizado que, si bien puede otorgarnos un elemento comparativo del rendimiento
de un sujeto, -sobre problemas propuestos por la técnica de evaluación con el rendimiento de
otros sujetos en las mismas condiciones-, no nos arroja información acerca de las dificultades
que tiene el niño en relación a las tareas escolares específicas. No nos permiten abordar la
especificidad del problema didáctico, no aborda las situaciones de aula, ni permite pensar las
condiciones del proceso enseñanza - aprendizaje, etc. En realidad, estos instrumentos operan
instalando cierta sospecha en torno a las capacidades “naturales” del niño, sin brindar pistas
que permitan analizar y evaluar las condiciones educativas. Con la ilusión de capturar a este
sujeto ‘natural’, se obtura la pregunta por el propio sujeto y su singularidad. Se omite en este
análisis la especificidad característica del aprendizaje en contextos escolares, es decir del
aprendizaje escolar como un fenómeno específico y diferenciado del aprendizaje en términos
generales. Es decir que, mas allá del perfil “natural” del sujeto que puedan arrojar las
herramientas psicométricas esto no resuelve el problema específicamente pedagógico que
inicia el pedido de ayuda, del cual, el rendimiento escolar, es su manifestación individual. O,
si lo resuelve, opera en forma drástica buscando alternativas en otro circuito escolar.
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mente. Barcelona: Ed. Paidós.
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ANEXO 1
9años 2 año
seguimiento 06/08/02. Test de Bender. OE
06/08/02. Test DFH. OE
Tarea de apoyo pedagógico. OE
15/11/02. Informe social. OE
15/11/02. Entrevista a la Madre. OE
17/12/02. Informe Diagnóstico.OE.
2003. Carátula de Apertura
Construcción del
09/04/03. Test de inteligencia (Raven). OE
legajo para
11/04/03. Test de inteligencia WISC. OE
presentar ante la
16/05/03. Test de Bender. OE 10
2003
Inspección 2 año
16/05/03. Pruebas Operatorias. OE años
05/2003. Ficha de Resumen Diagnóstico. Anexo 8
Derivación
12/08/03. Acta 116
a Escuela Especial
01/09/03. Carátula de ingreso. Escuela Especial
14
ANEXO 2
1° año 6 años
ausentismo.
3° año
(Maestra Integradora) años
Integración
2004. Informe inicial
12
2004