Textos Breves

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 19

SEIS TEXTOS BREVES Y

OTRAS HISTORIAS

1
MUÑECA

PERSONAJES:
MUJER
NIÑA

Habitación infantil. La mujer observa a la niña que juega con una muñeca.
MUJER: No dejes la muñeca en el suelo. Debes ponerla en su lugar.
NIÑA: Aún no he terminado de jugar.
MUJER: Aun así. No la debes deja tirada.
NIÑA: No esta tirada. Está descansando.
MUJER: ¿Ha hecho muchas cosas hoy?
NIÑA: Mmm… sí. Hemos estado en el mercado, en el parque, de viaje por
África.
MUJER: Vaya. Han estado muy ocupadas. ¿Tú también debes estar cansada?
NIÑA: No. Yo tengo más energía.
MUJER: ¿Porque eres la mamá de la muñeca?
NIÑA: No. Yo no soy mamá
MUJER: ¿Entonces?
NIÑA: Porque tengo mucha fuerza.
MUJER: Las mamás también tienen mucha fuerza.
NIÑA: Imagino que sí. ¿Tú tienes mucha fuerza?
MUJER: No lo sé. A veces si… a veces no.
NIÑA: Sabes. Te voy a contar un secreto.
MUJER: ¿En serio? Vamos, dime.
NIÑA: Yo también estoy cansada.
MUJER: Es que estuviste jugando toda la mañana.
NIÑA: ¿Y tú como lo sabes?
MUJER: Te estuve observando
NIÑA: ¿Todo el tiempo?
MUJER: Pues… sí.
NIÑA: ¿No tienes otra cosa que hacer?
MUJER: Sí. Pero prefiero estar aquí. Mirándote.
NIÑA: Mirando el vacío.
MUJER: No. Mirándote. A ti. A mi hija.
Una pausa.
NIÑA: Sabes que no estoy aquí. ¿Verdad? (Pausa) Deje de estar hace tiempo.
¿Hace cuánto?
Silencio. La niña espera una respuesta.
MUJER: Hace dos años.
NIÑA: ¿Eso es mucho tiempo?
MUJER: Una eternidad.
NIÑA: ¿Como paso? ¿Como me fui?
MUJER: No quiero hablar de eso.
NIÑA: Es necesario. Es bueno para ti.
Pausa.
2
MUJER: Un día por la mañana te dolía la espalda. Tenías problemas para
respirar. No le dimos mucha importancia. Por la tarde seguías igual. Para la
noche todo parecía normal.
NIÑA: Entonces…
MUJER: Al siguiente día te vi muy pálida. Me di cuenta de que algo no estaba
bien. El medico estaba muy nervioso cuando nos dijo lo que tenías. ¿En una niña
tan pequeña? Eras solo una pequeñita. Tu cuerpito se fue poniendo débil.
Siempre sonreías. Siempre. Nos dejaste una tarde de otoño. Sin gritos, ni
desesperación. Dijiste…
NIÑA: “Mamá… estoy muy cansada. ¿Puedo dormir un momento?”
MUJER: “Claro preciosa. Descansa.”
NIÑA: “Gracias.”
MUJER: Tus ojitos no volvieron a abrirse.
Pausa.
NIÑA: Necesitas dejarme ir.
MUJER: Lo sé. Claro que lo sé.
NIÑA: Tranquila. Llegará el momento. (Le acerca la muñeca)
MUJER: Eso también lo sé. (Toma la muñeca y la niña sale de escena) ¿Estas
muy cansada? Es hora de dormir.
Acomoda a la muñeca en la cama. Le da un beso en la mejilla. Apaga la luz.
FIN.

¿NO ES HERMOSA?

PERSONAJES:
CARLOS
LA ESPOSA

Carlos y su esposa en escena, la discusión lleva ya bastante tiempo. Ella


exacerbada, él agobiado.
CARLOS: Querida, por favor. ¿Cuántas veces más debo pedir perdón?
ESPOSA: He tenido que soportar a lo largo de nuestro matrimonio muchas
cosas. Pero Carlos, esto es demasiado. Nunca pensé que harías una cosa así.
CARLOS: Corazón. Realmente no sé qué decir. No pude evitarlo
ESPOSA: ¿No pudiste evitarlo? (Pausa. Carlos en silencio con mucha culpa)
¿No pudiste evitarlo?
CARLOS: Lo lamento. Sé que no debí hacerlo. Pero mírala. ¿No es hermosa?
(Le muestra una fotografía)
ESPOSA: ¿Cómo? ¿Tienes una foto suya?
CARLOS: Tengo varias. Aquí fue el primer momento en que estuve con ella.
En el parque. Aquí en el trabajo. A los chicos del trabajo les encanto.
ESPOSA: ¿En tu trabajo saben de ella?
CARLOS: Claro. ¿Por qué tendría que ocultarla?
ESPOSA: ¡Eres un…! no quiero verla. (Firme) No quiero verla. ¿En que
estabas pensando?

3
CARLOS: No lo sé. Simplemente paso. La vi y sabía que debíamos estar
juntos, lo demás fue solo tratar de conseguirla.
ESPOSA: Y te atreves a decirlo así, como si nada. Te desconozco. (Pausa)
¿Qué hice mal?
CARLOS: No. No eres tú…
ESPOSA: Lo se… fuiste tú. Esto es por completo culpa tuya. ¿Te das cuenta
cómo van a cambiar las cosas de ahora en adelante?
CARLOS: No lo pensé. Si estuvieras en mi lugar…
ESPOSA: ¿Tu lugar?
CARLOS: Es que no sabes lo incomodo que es mi lugar.
ESPOSA: Es decir que tu lugar… junto a mi… ¿es incómodo?
CARLOS: La verdad que sí. Es terrible. No quería quejarme, pero ya no lo
soporto. Es horrible. Horrible.
ESPOSA: Ya entendí. No necesitas gritar.
CARLOS: Pero quiero hacerlo. Ahora me siento con ánimos de gritar. Quiero
salir a la calle con ella y que todos me vean y se mueran de envidia.
ESPOSA: ¿Qué?
CARLOS: Sí. No pienso ocultarla.
ESPOSA: Todos sabían de ella menos yo. Me la estabas ocultando.
CARLOS: Es que tú no comprendes nada. Ella y yo estábamos destinados a
estar juntos.
ESPOSA: Te das cuenta cómo van a cambiar las cosas. Teníamos planes… pero
ahora con esto…
CARLOS: Ni modo. Los planes cambiaron.
ESPOSA: No lo soporto. No quiero verte. Y llévate estas… (Coge las
fotografías y las observa) después de todo… no es tan fea.
CARLOS: ¿Fea? Amor, di lo que quieras, pero es hermosa.
ESPOSA: No pienso decirlo.
CARLOS: Vamos… quieres decirlo. Tus ojos te delatan.
ESPOSA: Ya. Está bien. ¡Es hermosa, es hermosa! ¿Ahora estas contento?
CARLOS: En cierta forma… ¿te gusta?
ESPOSA: Tiene lindas curvas… ¿Y te costó mucho conseguirla?
CARLOS: Algo. Pero fue una gran satisfacción tenerla.
ESPOSA: No empieces con eso. Que van a decir mis padres.
CARLOS: Tu madre… no sé. Pero tu padre se va a morir de envidia.
ESPOSA: No digas eso de mi padre.
CARLOS: No te lo quise contar, pero tu padre estaba detrás de ella.
ESPOSA: ¿Qué?
CARLOS: Sí. Me lo dijo hace unas semanas. Él me la mostro y fue mágico. No
podía dejar que tu padre la tuviera. Tenía que ser mía. ¿Lo entiendes? Mía.
ESPOSA: Entonces esto es culpa de mi padre. Él fue quien te la enseño.
CARLOS: Sí. Él la deseaba, pero yo la pude conseguir antes.
ESPOSA: ¿Y ya lo sabe?
CARLOS: No. Quería que se enterara hoy. ¿Te gustaría que fuéramos con ella a
la casa de tus padres? ¿Y ver sus caras de envidia?
ESPOSA: Mmm… Suena tentador…
4
CARLOS: Entonces… vamos.
ESPOSA: Aun estoy molesta contigo… pero está bien. ¡Vamos!
CARLOS: Excelente.
ESPOSA: Carlos… te perdono. Pero es la última vez que haces algo así.
CARLOS: Amor. Después de ella no habrá más.
ESPOSA: Eso espero… no puedes andar comprando camionetas cada nada.
CARLOS: Amor. Mírala nuevamente. Además, nuestro carrito ya estaba muy
viejo.
ESPOSA: Tienes razón… y tu lugar es realmente incómodo. ¿Cómo lo
aguantabas?
CARLOS: ¿No lo sé? ¿Nos vamos? (Saca un juego de llaves)
ESPOSA: Nos vamos.
Salen de escena. Se escucha como abren el vehículo.
FIN.

DESCONOCIDOS

PERSONAJES:
CHICO
CHICA

Dos habitaciones. En una de las habitaciones se encuentra el chico dormido


sobre el escritorio. En la otra habitación ingresa la chica.
CHICA: ¡Ya, mamá! Buenas noches. Descansa. ¡Mamá, estoy apurada, tengo
trabajo que hacer! ¡Por favor, mamá! Mañana lo hago. ¡Te lo juro! (Se sienta
frente a la computadora y la enciende) Vamos, vamos. Prende rápido.
Vamos… por favorcito… (Espera) ¡Listo! (Escribe) “Perdón por la tardanza,
no pude desocuparme antes”
Se oye el sonido de mensaje entregado. El chico despierta de un salto. Se
emociona, respira agitado…
CHICO: Calma… calma… (Escribe) “No te preocupes. No me había dado
cuenta”
CHICA: ¿Qué? Ósea, yo desesperada por venir a conversar contigo y tu ¿no te
habías dado cuenta? Eres un patán. Un… un… (Escribe) “Que distraído”
CHICO: ¿Yo distraído? Por favor, te has tardado una hora. Una hora. Habíamos
quedado a las siete y ya son las siete con… las ocho. Son las ocho (Escribe) “je,
je, je”
CHICA: ¿Je, je, je? ¿A eso le llamas mensaje? No podrías poner “no te
preocupes, yo esperaría por ti toda la vida” o “No hay sacrificio que no haga por
ti”. Pero es que eres un limitado… (Escribe) “ji, ji, ji”
CHICO: ¿Ji, ji, ji? Vaya. Hoy no estas para nada comunicativa. Tampoco estoy
para aguantar tus manías. Si no quieres conversar, no conversamos. Te quedas
esperando y ya. No tengo porque estar dependiendo de tu sentido del humor.
CHICA: No dice nada. No dice nada. Está bien… está bien… esta…. Este…
este… pero ahora me va a escuchar… te voy a decir tus cinco verdades.
CHICO: (Escribe) “Te extraño mucho cuando no converso contigo”
5
CHICA: Ay, es un tesoro. (Escribe) “Yo también te extraño mucho. Como
quisiera que estuvieras junto a mí”.
CHICO: (Escribe) “Quisiera poder salir corriendo a tus brazos…”
CHICA: (Escribe) “Y yo te recibiría siempre. No solo con los brazos, sino
también con el corazón abierto”
Se quedan ambos mirando la pantalla emocionados. Suspiros.
CHICO: (Escribe) “¿Te puedo hacer una pregunta?”
CHICA: (Escribe) “Por supuesto. La que tú quieras.”
CHICO: Vamos, un poco de valor. (Escribe) “¿No te parece que ya es
momento de conocernos?”
CHICA: ¿Conocernos? Me quiere conocer… pero… ¿qué hago?
CHICO: No dice nada. Creo que metí la pata. No debí decir nada. Eres un
tonto. Porque no te quedas callado. (Escribe) “¿Todo bien?”
CHICA: ¿Qué le digo? ¿sí? ¿no? ¿Qué hago? “sí” … “no” … que nervios.
CHICO: Lo vez. Tonto, tonto. (Escribe) “Por tu silencio debo entender que…
¿no?”
CHICA: Sí. Me muero por conocerte. Poderte abrazar. Estar juntos… (Escribe)
“Creo que es mejor así”
CHICO: No te quiere conocer. Lo sabía. (Escribe) “Si así lo quieres”
CHICA: Se molestó. (Escribe) “No te molestes por favor. Es solo que me gusta
lo que tenemos ahora.”
CHICO: ¿Qué es lo que tenemos? Dos desconocidos que se escriben…
avefenix14 le escribe a dongato321. ¿Te das cuenta? Ave fénix… Don gato…
Pero, en fin. Creo que es mejor así. (Escribe) “A mí también me gusta”
CHICA: Se calmó. Ahora una bromita. (Escribe) “Y quizá no te guste si me
conocieras en vivo” Carita coqueta.
CHICO: Encima me manda una carita coqueta. (Escribe) “Lo dudo. Pero mejor
dejarlo así por hoy.”
CHICA: Sí, mejor. Ya se estaba poniendo muy tensa la cosa. (Escribe) “Creo
que tienes razón.”
CHICO: Obvio, yo siempre tengo la razón. Ja, mentira. Ahora una frase linda
de despedida. (Escribe) “Creo que no conoceré a nadie como tú”
CHICA: Vaya. La frase linda de despedida. No está mal. Ahora le respondo con
ternurita. (Escribe) “Yo tampoco conoceré a nadie como tú. Cuídate mucho”
CHICO: (Escribe) “Igual. Muchos besos.”
AMBOS: Y fuera.
Ambos se recuestan sobre la silla.
CHICA: La verdad es que no conoceré a nadie como tú.
CHICO: Nadie como tú.
Pausa
CHICA: (Reaccionando) Ahora a terminar la tarea. (Coge el teléfono y
marca) Contesta, contesta.
CHICO: (Busca de donde viene el sonido del teléfono) “Hello”… loquita.
CHICA: Amigote. Un favor. ¿Me puedes ayudar con el trabajo de
comunicación?
CHICO: Toda la vida contigo. ¿Cuándo vas a aprender a trabajar sola?
6
CHICA: Nunca. Para eso están los amigos como tú.
CHICO: Je, je, je. Que graciosa.
CHICA: Ji, ji, ji. Lo sé.
Mientras van conversando sobre el trabajo se va oscureciendo la escena.
FIN.

QUERER ENTRAR, QUERER SALIR

PERSONAJES:
X
Y

La escena muestra dos habitaciones. En el medio una puerta. Aparece X. se


dirige a la puerta y trata de abrirla. Está cerrada.
X: ¿Quién ha cerrado? (Toca)
Y: ¿Quién es? ¿Por qué toca de esa manera? ¿Qué quiere?
X: ¿Quién está allí? ¿Quién es usted?
Y: ¿Quién soy yo? ¿Quién pregunta?
X: Pregunto yo. ¿Algún problema? Vamos, abra.
Y: ¿Está usted loco? No le abro a desconocidos.
X: Déjeme salir. Vamos abra la puerta.
Y: ¿Salir? Usted quiere entrar.
X: ¿Entrar? Pero si yo estoy dentro. Quiero salir de esta habitación.
Y: Yo estoy dentro de la habitación. No quiera engañarme. Seguramente quiere
entrar a robar.
X: No voy a robar nada. Solo quiero salir de aquí. Ya no lo soporto.
Y: Usted quiere entrar.
X: ¿Entrar? Pero… ¿Es que ha perdido la razón? Esta es una puerta para salir.
Y: Las puertas también sirven para entrar.
X: Eso es obvio. Pero desde este lado de la habitación esta puerta sirve para
salir.
Y: Todo lo contrario, yo estoy dentro de la habitación y es usted quien quiere
entrar.
X: No, yo estoy dentro de la habitación.
Y: No. Yo estoy dentro.
X: Que locuras dice… demuéstrelo.
Y: ¿Que quiere que demuestre?
X: Que es usted quien está dentro de la habitación.
Y: Pues es obvio no.
X: No es para nada obvio.
Y: Ya se… mi habitación solo tiene una puerta. Esta puerta. Por tal yo estoy
dentro.
X: Pues se equivoca, mi habitación también tiene solo una puerta.
Y: Eso es imposible. Imposible. Usted está mintiendo.
X: Yo no miento. Si quiere confirmar lo que digo abra la puerta y mire.

7
Y: Pues con todo gusto abriría la puerta, pero no puedo. Es usted quien tiene la
puerta cerrada.
X: ¿Y para que tendría la puerta cerrada? si lo que quiero es salir.
Y: Esto se está volviendo insoportable.
X: ¿Eso piensa?
Y: Para nada. Lo decía por decir. Claro que es insoportable.
X: ¿Que es insoportable? ¿Estar en la habitación o esta conversación?
Y: Ambas cosas son insoportables.
X: Por fin estamos de acuerdo en algo.
Y: ¿Como podemos poner fin a este conflicto?
X: Lo primero sería entender porque estamos en esta situación.
Y: Usted sabe porque estamos así.
X: Usted también lo sabe.
Y: ¿Como lo sabe?
X: ¿Saber qué?
Y: Que yo sé.
X: Simplemente lo sé.
Y: Pruébelo.
X: No tengo nada que probar.
Y: No puedes.
X: Si puedo. Solo que no quiero.
Y: Siempre lo mismo contigo.
X: Y tú no te quedas atrás… siempre arruinando el juego.
Y: El que arruina todo eres tú.
X: No, tú.
Ambos inician un escándalo culpándose uno al otro.
MAMÁ: ¡Basta! Cállense de una vez. Si siguen así, van a estar castigados hasta
que sean viejos.
AMBOS: Ya, mamá.
MAMÁ: ¿Por qué a mí?, ¿Por qué?
Luego de un momento de silencio. Aparecen los personajes y repiten el
inicio de la obra mientras va oscureciendo la escena.

FIN

MEJORES AMIGAS

PERSONAJES:
RAQUEL
DIANA

Raquel leyendo una revista. Fuera de escena la voz de Diana.


RAQUEL: No comprendo porque te gustan estas revistas. Son tan… frívolas.
DIANA: No empieces. Son solo revistas.
RAQUEL: No entiendo… gastar tu dinero en este tipo de lectura.
DIANA: No me costaron nada. Son de mi hermana.
8
RAQUEL: Bueno. Entonces…
DIANA: Deja de criticar las revistas y dime que puedo ponerme.
RAQUEL: Esta bien… Ese no… ese no… ese no… mmm… tampoco.
DIANA: No me estas ayudando.
RAQUEL: No quiero ayudarte.
DIANA: Eres mi amiga. Tienes que ayudarme.
RAQUEL: ¿Donde dice eso? ¿En tus revistitas?
DIANA: Y dale. No son mías, son de mi hermana.
RAQUEL: Pero seguramente algo dirán del tema.
DIANA: Seguramente. Porque no revisas mientras yo busco alguna otra cosa
que ponerme.
RAQUEL: Es por gusto. No creo que encuentres nada.
DIANA: Hoy estas con la vena revuelta ¿verdad?
RAQUEL: ¿Y cómo quieres que este? Vengo a visitarte y me sales con esa
noticia.
DIANA: Lo lamento, no tuve tiempo de avisarte ayer, me lo pidió de sorpresa y
no lo pensé.
RAQUEL: Yo siempre te aviso de todo lo que hago.
DIANA: Yo también, no seas así.
RAQUEL: No me avisaste que saldrías con él.
DIANA: Ya te dije… me invitó en la tarde y luego… ya no pude.
RAQUEL: Te avisó en la tarde… pero tenías la noche… la madrugada….
Cuantas veces nos hemos quedado conversando hasta que saliera el sol.
DIANA: Lo lamento.
RAQUEL: Pero esta vez… no tuviste tiempo de avisarme.
DIANA: Nuevamente… lo siento.
RAQUEL: Si… claro.
DIANA: Basta, basta. ¿Quieres la verdad? No quería avisarte. No quise. Punto.
RAQUEL: Te das cuenta. Lo sabía. ¿Y por qué no me querías avisar?
DIANA: Porque sabía que te pondrías así.
RAQUEL: Así… ¿cómo?
DIANA: Así. Como estas ahora. Exactamente así.
RAQUEL: ¿Qué es exactamente “así”?
DIANA: Pues “así”
RAQUEL: ¿Así”?
DIANA: Sí… “así”
RAQUEL: No te entiendo.
DIANA: Yo tampoco te entiendo. Pensé que te alegrarías por mí.
RAQUEL: ¿Alegrarme? ¿Y porque razón tendría que alegrarme?
DIANA: Porque eres mi mejor amiga.
RAQUEL: La mejor amiga a la que no le cuentas las cosas.
DIANA: No quería que te molestaras.
RAQUEL: ¿Y por qué me tendría que molestar?
DIANA: Porque me gusta tu hermano.
RAQUEL: Eso es lo que no entiendo. O sea… es mi hermano, lo quiero… pero
él es… él.
9
DIANA: Es que es muy lindo y amable conmigo.
RAQUEL: ¿Lindo? Pero si es flaco, chueco, cojo y te juraría que le falta un
ojo… pero no estoy segura.
Silencio.
DIANA: Tienes razón. No sé en qué estaba pensando. Le llamare y le diré que
no puedo ir.
RAQUEL: ¿Qué?
DIANA: Inventare cualquier excusa. Ya. No te preocupes. No quiero que se
arruine nuestra amistad. Tenías razón. Esto iba a terminar mal… muy mal.
RAQUEL: ¿Cuándo he dicho yo eso?
DIANA: Es mejor así… las dos juntas. Además… como tú dices… creo que
tiene algo raro en el ojo.
RAQUEL: Un momento. Un momento… yo no he dicho nada de eso… solo
tenía la duda…
DIANA: No tengas dudas amiga. Tú y yo juntas “forever”. Juntas siempre.
RAQUEL: ¿Qué? Quieta. No digas más.
DIANA: Pero…
RAQUEL: Calladita. Antes que comiences a decir cualquier cosa… me alegra
que mi hermano te haya invitado a salir.
DIANA: ¿Segura?
RAQUEL: Claro que sí. Vamos, eres mi mejor amiga… como no me voy a
alegrar. Lo que me molestó es que no me contaras. Pero la verdad es que si me
gusta la idea que estés con él.
DIANA: ¿Estar? Solo vamos a salir a bailar y dar una vuelta. Nada más. No
estoy con él.
RAQUEL: ¿Es decir que no quieres estar con él?
DIANA: No he dicho eso.
RAQUEL: ¿Es decir que mi hermano no es lo suficientemente digno para estar
con la princesita?
DIANA: Pues sí. Tu misma lo has dicho… es flaco, cojo…
RAQUEL: ¿Como te atreves a hablar así de mi hermano?
DIANA: Es una broma… claro que me gustaría estar con él.
RAQUEL: Lo sabía… también sabía que era una broma….
DIANA: Si, claro. Como no.
Silencio.
RAQUEL: Sabes… tu hermano también es muy guapo.
DIANA: Tiene cinco años…
RAQUEL: Verdad… ¿No tienes otro hermano?
DIANA: Eres… te quiero mucho.
RAQUEL: Yo también.
Continua la discusión por la ropa, mientras oscurece la escena.

FIN

EL VERDE ES UN COLOR HORRIBLE

10
PERSONAJES:
VIEJO
HOMBRE

El viejo sentado en una banca de parque. El hombre se le acerca.


HOMBRE: Disculpe. ¿Me permite?
VIEJO: Claro. Adelante.
HOMBRE: Gracias. Es un lindo lugar.
VIEJO: Tiene razón. Es un lugar muy apacible.
HOMBRE: Eso parece. Es el primer día que vengo.
VIEJO: Yo estoy aquí todas las tardes desde hace años.
HOMBRE: Lo sé.
VIEJO: ¿Perdón?
HOMBRE: Siempre paso por aquella calle de regreso del trabajo. Y lo veo
sentado aquí. Y tenía la curiosidad de subir y ver el paisaje.
VIEJO: Es un bello lugar. Sabe… mi esposa y yo fuimos de los primeros en
llegar, aquella es mi casa.
HOMBRE: ¿La verde?
VIEJO: Si. Es un color horroroso, pero es por qué le gustaba a mi señora.
HOMBRE: A mí me parece un lindo color.
VIEJO: Entonces tiene mal gusto mi amigo.
HOMBRE: Es posible. ¿Tiene hijos?
VIEJO: Uno. Un completo inútil.
HOMBRE: ¿Tanto así?
VIEJO: Si. Un bueno para nada. Siempre quise que plantara cabeza, pero no lo
logre. Es una pérdida de tiempo.
HOMBRE: Vaya.
VIEJO: No piense mal de mí, señor. Amo a mi hijo. Pero nunca pudo encontrar
su camino. Ahora vivimos juntos. Yo vengo por la tarde a sentarme aquí y
cuando esta por caer la noche o comienza el frio, el viene por mí. ¿Y usted tiene
hijos?
HOMBRE: Si. Una niña. Hermosa.
VIEJO: Que alegría. Yo no tengo nietos. Me hubiera encantado tener una nieta.
HOMBRE: Ella tiene los ojos marrones enormes. Como los de mi madre.
VIEJO: Que bellos. ¿Sus padres aún viven?
HOMBRE: Mi madre murió hace años. Mi padre aun nos acompaña, solo
que…
VIEJO: Que…
HOMBRE: La edad… la memoria no es la misma.
VIEJO: Eso es verdad, uno ve como el cuerpo poco a poco se va deteriorando.
Pero es normal, al menos uno lo toma de la mejor manera. Pero la memoria… a
mí me pasa que hay momentos en que olvido cosas.
HOMBRE: Todos llegaremos a ese punto.
VIEJO: Por supuesto que sí. Por eso mi estimado debe usted cuidar mucho de
su padre. Acompáñelo la mayor cantidad de tiempo que pueda, eso lo hará feliz.

11
HOMBRE: Eso hago. Desde que comenzó a perder la memoria trato de darme
la mayor cantidad de tiempo para poder hablar con él. Quiero pasar la mayor
cantidad de tiempo…
VIEJO: Habla con cargo de conciencia.
HOMBRE: En cierta forma. No fui un buen hijo cuando joven. Locuras,
locuras.
VIEJO: ¿Pero su padre fue comprensivo?
HOMBRE: Hizo lo mejor que pudo. Tristemente no lo comprendí a tiempo.
VIEJO: Pero ahora usted puede darle un tiempo.
HOMBRE: Eso intento.
VIEJO: Debería traer aquí. El paisaje es hermoso ¿verdad?
HOMBRE: Claro, a él le encantaría.
VIEJO: Vamos, tráigalo. Yo le puedo acompañar.
HOMBRE: Seria un gran gesto.
VIEJO: Hagámoslo. ¿Vive usted muy lejos? Podría traerlo ahora, antes de que
vengan por mí.
HOMBRE: Vivo cerca.
VIEJO: Lo ve. Es el momento. De paso podría ir por mi casa y avisarle a mi
hijo que me recoja un poco más tarde, así puedo hablar con su padre un largo
rato.
HOMBRE: Claro. Eso hare. (Se pone en pie)
VIEJO: Así que su hija tiene ojos marrones.
HOMBRE: Sí. Marrones. Como los de mi madre.
VIEJO: Mi esposa tenía los ojos marrones. La extraño mucho.
HOMBRE: (Para si mismo) Yo también.
VIEJO: ¿Dónde vive usted?
HOMBRE: Cerca. En la casa verde.
VIEJO: El verde es un color horrible.
HOMBRE: A mí me gusta.
VIEJO: También a mi hijo, pero él tiene mal gusto.
HOMBRE: Es tarde…
VIEJO: Si. Ya casi es hora de que vengan por mi…
El viejo se queda mirando el horizonte. El hombre se vuelve a acercar a él.
HOMBRE: Disculpe. ¿Me permite?
VIEJO: Claro. Adelante.
HOMBRE: Gracias. Es un lindo lugar.
VIEJO: Tiene razón. Es un lugar muy apacible.
HOMBRE: Eso parece. Es el primer día que vengo.
VIEJO: Yo estoy aquí todas las tardes desde hace años.
Ambos personajes se quedan viendo el horizonte. Oscuridad.

FIN

AMIGOS DESCONOCIDOS
Adaptación de un texto breve de Juan Mayorga
PERSONAJES:
12
BAJO
ALTO

BAJO: ¿Puedo sentarme con usted?


ALTO: Precisamente estaba a punto de pedir la cuenta.
BAJO: ¿No me reconoce? No me ha reconocido. Nos vemos todos los días.
Cada mañana, en la escalera. Yo salgo cuando usted regresa.
ALTO: Ah, sí. Sí.
BAJO: “Bueenoos dííaas”. ¿Reconoce mi voz?
ALTO: Sí, ahora sí.
BAJO: Aunque no suena igual a estas horas.
ALTO: Perdone que no lo haya reconocido.
BAJO: No hay nada que perdonar, es comprensible. Con su permiso, voy a
tomar asiento. Es comprensible. Vuelve usted hecho una sombra y otra sombra
se le cruza en la escalera. “Bueenoos diíaas”, oye que le dicen, y usted contesta,
“Bueenoos diíaas”, pero no es más que eso, el cruce de dos sombras en una
escalera.
ALTO: Es verdad.
BAJO: Tiene que ser duro. Trabajar de noche, me refiero.
ALTO: Me va a perdonar, pero tengo un poco de prisa.
BAJO: Acabo de pedir esta botella, y dos copas. Me gustaría compartirla con
usted.
ALTO: Lo siento, no bebo.
BAJO: Tengo algo que celebrar y había pensado que querría acompañarme.
ALTO: Me están esperando.
BAJO: ¿No va a tener ni un ratito para mí? Sólo diez minutos. Tengo algo que
celebrar y no quiero hacerlo solo.
ALTO: Diez minutos, está bien. Si tiene algo que celebrar, no puedo negarme.
BAJO: ¿No es formidable? Dos sombras se cruzan cada mañana en la escalera
y, durante meses, no intercambian más que saludos mecánicos.
ALTO: ¿Durante meses? ¿Nos conocemos desde hace meses?
BAJO: No tengo queja, usted siempre ha sido amable conmigo, su saludo nunca
me ha faltado, y no crea que puedo decir lo mismo de todos nuestros vecinos.
ALTO: Todavía no me ha dicho qué estamos celebrando.
BAJO: ¿No se lo he dicho? ¿No paro de hablar y todavía no le he dicho...?
ALTO: Todavía no.
BAJO: Me resulta curioso estar aquí, con usted. Usted, ¿no había reparado en
mí?
ALTO: Ahora sí me va a disculpar. No quiero que se me haga tarde.
BAJO: No se levante, se lo ruego. Se lo ruego, siéntese. ¿Es usted extranjero?
ALTO: Desde luego que no. ¿Parezco extranjero?
BAJO: No, no parece extranjero.
ALTO: No tengo nada contra ellos, siempre y cuando no vengan a crear
problemas.
BAJO: No siga, es suficiente. ¡Aplausos! Le felicito. Su acento es mejor que el
mío, y su modo de usar mi idioma.
13
ALTO: ¿Que le ocurre...? No soy extranjero. Me voy. Ya le he aguantado
bastante.
BAJO: ¿Qué va a hacer? ¿Ponerse a chillar delante de toda esta gente?
ALTO: ¿Está borracho?
BAJO: Todavía no he bebido una gota. No me gusta beber solo. No vuelva a
levantarse sin mi permiso, por favor, no me obligue a hacer lo que no quiero
hacer. Estoy intentando ser amable.
ALTO: ¿Es una broma?
BAJO: No me sobrevalore, yo no sé bromear. No es una broma.
ALTO: Está realmente borracho. ¿Qué quiere de mí? ¿Dinero?
BAJO: ¿Sabe? Realmente no parece extranjero.
ALTO: No lo soy.
BAJO: ¿Entonces porque dice que es extranjero?
ALTO: ¿Qué?
BAJO: Mejor márchese. No soporto a la gente mentirosa. Que decepción.

FIN

TERNURA POLÍTICA
Adaptación de un texto breve de Juan Mayorga
PERSONAJES:
CANDIDATO 1
CANDIDATO 2

CANDIDATO 1: Qué buena idea, ¿no? Lo encuentro genial. Sentarnos juntos.


De una forma muy sutil, se envía una señal a la militancia.
CANDIDATO 2: ¿Una señal?
CANDIDATO 1: De unidad. Para acallar las especulaciones.
Candidato 2- ¿Qué especulaciones?
CANDIDATO 1: Hay quien dice que hay problemas entre nosotros.
CANDIDATO 2: ¿Dicen eso? ¿Quién lo dice?
CANDIDATO 1: Gente. Envidiosos. Como hemos sido designados por él los
candidatos a sucederlo, algunos se creen que nos hacemos la vida imposible.
CANDIDATO 2: Qué tontería más grande.
CANDIDATO 1: Él es el primero que está harto de tantos dimes y diretes. En
cualquier momento va a poner punto final a esta situación.
CANDIDATO 2: Eso dicen. Que lo mismo hoy...
CANDIDATO 1: No me extrañaría. Que hoy, aprovechando la solemnidad del
momento, tome la palabra para anunciarnos que no se retira. Que sigue cuatro
años más.
Silencio.
CANDIDATO 2: ¿Tú es que sabes algo? ¿No habéis oído el rumor? Lo del
negrito.
CANDIDATO 1: ¿Qué?
CANDIDATO 2: Que van a adoptar un niño negro.
CANDIDATO 1: ¿Quiénes?
14
CANDIDATO 2: Me lo ha dicho mi chófer, que habla mucho con el suyo. Van
a adoptar a un negro.
Silencio.
CANDIDATO 1: ¿Y tú qué interpretación le das?
CANDIDATO 2: No parece el gesto de un gobernante que prepare su retirada.
Es un gesto político. Un gesto electoral.
Silencio.
CANDIDATO 2: Yo también voy a hacer lo mismo.
CANDIDATO 1: ¿Qué?
CANDIDATO 2: Yo también voy a adoptar un niño negro.
CANDIDATO 1: ¿Tú? ¿un niño negro? ¿tú vas a adoptar un niño negro?
CANDIDATO 2: Mi mujer y yo lo hemos hablado y estamos de acuerdo.
CANDIDATO 1: Ha sido idea de tu mujer.
CANDIDATO 2: ¿Qué pasa con mi mujer? ¿Pasa algo con mi mujer?
CANDIDATO 1: Calma, calma. La gente nos está mirando.
Silencio.
CANDIDATO 1: No puedes adoptar un niño negro.
CANDIDATO 2: ¿Y por qué no?
CANDIDATO 1: Pues porque… yo ya adopté un niño negro.
CANDIDATO 2: ¿Qué? ¿Por qué no me avisaste?
CANDIDATO 1: No lo sé… me entere y me deje llevar por la emoción. No es
gran cosa.
CANDIDATO 2: ¿Como que no es gran cosa? Ahora yo no puedo adoptar un
niño negro.
CANDIDATO 1: ¿Por qué no? Seria genial que adoptaras un niño negro.
CANDIDATO 2: Seria sospechoso. Pensarían que es una movida política.
CANDIDATO 1: ¿Y no es una movida política?
CANDIDATO 2: Claro que sí. Pero no por eso deben darse cuenta.
CANDIDATO 1: Es verdad. Comenzarían las críticas. Nos juzgarían por
aprovecharnos de los menos afortunados.
CANDIDATO 2: Es verdad… ni modo…
CANDIDATO 1: Podrías adoptar un niño chino.
Silencio.
CANDIDATO 2: ¿chino?... mejor adopto un panda, son más tiernos.
CANDIDATO 1: No se trata de ternura. Se trata de dar una imagen de
humanidad.
CANDIDATO 2: ¿Humanidad?
Ambos ríen. Silencio.
CANDIDATO 2: Oye… ¿dan gays en adopción?
CANDIDATO 1: No lo se.
CANDIDATO 2: Esa sería una mejor solución.
CANDIDATO 1: Claro. Gays. ¿Como no se me ocurrió antes?

FIN

PATRIOTISMO CANINO
15
Adaptación de un texto breve de Juan Mayorga
PERSONAJES:
SOLDADO
GENERAL

SOLDADO: Mi general, con el debido respeto... ¿Está completamente seguro


de que sus perros...?
GENERAL- Conozco a mis perros, capitán. Durante los años de encierro, sólo
ellos me guardaron fidelidad.
SOLDADO: Qué gran injusticia, señor, si me permite decirlo. La nación lo
abandonó en una clínica, entre lisiados, a usted, el estratega genial, el héroe de
tantas guerras. Me da miedo pensar qué harán con nosotros cuando ésta acabe.
Cuando ya no nos necesiten.
GENERAL- Esta guerra no es el final, sino el principio. La nación formó un
flamante ejército que ni siquiera fue capaz de encontrar al enemigo. Nosotros, en
cambio, volveremos como salvadores. Al vernos regresar victoriosos, la nación
sabrá que ha llegado nuestra hora.
SOLDADO: ¿Nuestra hora, señor?
GENERAL- Nos corresponde frenar la gran angustia que ahoga a la nación.
Hoy la defendemos en el campo de batalla. Pero muy pronto tendremos que
desalojar al enemigo que se ha escondido en el alma de la nación, el que se ha
hecho fuerte en nuestras fábricas, en nuestras escuelas, en nuestras familias. Al
lado de esa guerra que ha de venir, ésta es un juego de niños.
Pausa. Perplejidad del Soldado.
SOLDADO: Quiere decir... ¿Habrá más guerras?
GENERAL- Hace demasiadas preguntas, asistente. Más le valdría concentrar
sus pensamientos en si vuelven o no los perros. "No estamos solos. La nación
nos está mirando".
SOLDADO: Nunca pensé que la guerra sería así.
GENERAL- La nación ha depositado sobre nuestros hombros una esperanza
infinita.
SOLDADO: Cuando leí aquel bando de reclutamiento, no pensé que la guerra
sería esto. Éramos un gran ejército cuando salimos de nuestros cuarteles.
GENERAL- Palmo a palmo, recuperaremos todo el territorio.
SOLDADO: El enemigo nunca acude al combate y, sin embargo, hemos tenido
tantas bajas...
GENERAL- Los desobedientes, los pusilánimes...
SOLDADO: Enviamos a tantos por refuerzos y no volvieron...
GENERAL- Ellos no, pero los perros sí. Volverán.
SOLDADO: Hemos fusilado a tantos de los nuestros...
GENERAL- Ninguna frontera se ha sostenido sin sangre.
Pausa.
SOLDADO: Quizá muchos estén perdidos sin los perros. Quizá vaguen por el
campo de batalla sin los perros.
GENERAL- Aún nos queda el cañón. Aún somos un ejército.
SOLDADO: Pero ¿Y si, llegado el momento, no funciona? ¿Y si se atasca?
16
GENERAL- Con él he ganado mil batallas, artillero. Dispara tres veces por
segundo. Y si el cañón nos falla, aún nos quedan los perros. Cuando vuelvan.
SOLDADO: Quizá deberíamos volver a nuestros cuarteles y esperar allí a los
perros.
GENERAL- ¿Una retirada? ¿Está sugiriendo eso, capitán?
SOLDADO- Sólo quise decir... Es el lugar que conocemos, un lugar seguro.
Silencio.
SOLDADO- ¿Escucho eso señor?
GENERAL- Fuerte y claro, capitán.
SOLDADO: Son ellos. Volvieron.
GENERAL- Sabia que nunca me fallarían. Me acompañaron siempre. Siempre.
SOLDADO: ¿Quiere que vaya por ellos?
GENERAL- Claro que sí. Adelante. Traiga a los valientes héroes caninos. Que
a diferencia de los humanos volvieron por el amor que tienen a su amo. A su
líder.
SOLDADO: Esta bien señor. (Sale. El general canta en murmullos
emocionados un himno que no logramos entender) Vengan pequeños. Aquí.
Aquí. No. No… alto. Paren. Noooooo.
El general continúa cantando

FIN

¿SOLO UN LIBRO?
Adaptación de un texto breve de Juan Mayorga
PERSONAJES:
JORGE
LUIS

JORGE: Ese libro. ¿Me lo presta?... Solo por unas horas... Solo una hora.
LUIS: No podrá leerlo en una hora.
JORGE: En menos de una hora lo tendrá de vuelta.
LUIS: Menos de una hora... ¿No lo quiere para leerlo? ¿Para qué lo quiere?
JORGE: Media hora, será suficiente.
LUIS: Mire, no puedo ayudarle. Incluso aunque fuese usted capaz de leer este
libro en un cuarto de hora. Le aseguro que no es nada personal. Simplemente, no
me gusta interrumpir una lectura. De la primera palabra hasta la última, es así
como me gusta leer. Pero le prometo que, en cuanto lo haya acabado, le avisaré
a usted, a fin de que nadie se le adelante.
JORGE: ¿Se está burlando? Lo he visto leer. Aún está en la primera página,
después de veinte años. ¿Cuántos más necesitará sólo para acabar el primer
capítulo?
LUIS: ¿No puede hablar más bajo? Para no molestar a los otros.
JORGE: ¿Qué otros?
LUIS: Los que entren.
JORGE: ¿Desde cuándo viene gente a la biblioteca? Aparte de usted y yo,
quiero decir.
17
LUIS: Nunca, pero… Hay miles de libros en la Biblioteca Nacional, ¿por qué se
ha encaprichado precisamente con éste? No irá a decirme que ya ha leído todos
los demás.
JORGE: Éste es el último que me falta. El resto, los he leído todos.
LUIS: Supongo que dice la verdad. Lo he visto leer. Lo confieso: sabía que
llegaría este momento. Lo aguardaba con temor.
JORGE: También yo lo temía.
LUIS: En cuanto lo he visto dirigiéndose hacia mí, he sabido cuál era su
intención.
JORGE: Me he dirigido a usted con la mejor voluntad, pensando que quizá
querría ayudarme.
LUIS: ¿Ha comprobado que no hay otro ejemplar?
JORGE: Usted sabe que no hay otro ejemplar. ¿Cómo podría haberlo, de un
libro así?
LUIS: En ese caso, creo que ha llegado el momento de consultar al
bibliotecario.
JORGE: Me parece una idea genial. ¿Cuál será la premisa de la consulta?
LUIS: Si un lector puede requerir un libro a otro directamente.
JORGE: Mejor si un lector puede retener un libro hasta su muerte.
LUIS: Debe haber un reglamento.
JORGE: ¿Dónde está?
LUIS: ¿El reglamento?
JORGE: El bibliotecario. Hace tiempo que no lo veo. Desde que me hizo la
última entrega, no he vuelto a verlo. Parece que vamos a tener que solucionar
esto solos.
LUIS: Si es así, hablemos con franqueza, se lo diré claramente: usted no se
merece este libro. Usted no es hombre para este libro. Para usted todos los libros
son iguales. Igual lee el Corán que un recetario de cocina. Igual se traga un
Chesterton que una novelucha de quiosco. Igual un Adolfo Bioy que un Ernesto
Sábato. Usted no lee, solo cruza las líneas con rapidez para satisfacer algún mal
patológico o sabe Dios qué.
JORGE: Todos los libros que he leído son para mí el prólogo de éste.
LUIS: No consentiré que ponga sus sucias manos sobre él.
JORGE: Entonces, no es posible un acuerdo.
LUIS: Mejor no perder más tiempo.
Comienzan a luchar de manera mecanizada, falsa.
JORGE: (Alejándose) No. No. Tu mano a mi cuello. De esa manera me fuerzas
a poner la cabeza sobre la mesa. En el cuello. Es la quinta vez que lo hacemos.
LUIS: Perdón. Es que estoy algo nervioso. Nunca he estado en una audición.
JORGE: Tranquilo. Te está saliendo bien. Vamos. Comencemos de nuevo.
LUIS: Gracias.
Se colocan como en el inicio.
JORGE: Ese libro. ¿Me lo presta?... Solo por unas horas... Solo una hora.
LUIS: No podrá leerlo en una hora.

FIN
18
19

También podría gustarte