Nivel de Daño

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Nivel de Daño

El nivel de daño que se elabora en nuestro programa se articula en base al diagnóstico principal por el
cual se ingresa: niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, que han sufrido maltrato físico o
psicológico grave o menos grave y/o agresión sexual. Situación que además califica en términos
judiciales, como un hecho constitutivo de delito.

A partir de los Test proyectivos, inventario de frases, evaluación de síntomas y la observación clínica que
se realiza durante el proceso diagnóstico, se identifica la presencia de sintomatología que es contrastada
con los criterios que configuran el cuadro de estrés postraumático planteados en el DSM-IV.

Distintos autores especializados en el estudio de maltrato y abuso sexual infanto-adolescente, tales como
Barudy ()1, Beigbeder, Barilari y Colombo () 2, Pool (2006)3 plantean que la sintomatología es compatible
con el trastorno por estrés postraumático (TEPT )4, aunque no en todos los casos, todas las
manifestaciones están presentes como para alcanzar a configurar un TEPT.

El análisis de la sintomatología a partir del TEPT, nos permite –tanto en los caso que cumplan con los
criterios como en los que no cumplan con éstos- identificar la cantidad de síntomas y las principales áreas
afectadas (emocional, cognitiva, física, conductual y social), que nos entrega una estimación inicial del
nivel de daño que podría estar presentando la persona.

Cabe mencionar que la utilización del diagnóstico del trastorno postraumático esta contemplada como
herramienta al servicio de la experticia de las profesionales, psicólogas clínicas, quienes evalúan de
manera integral el nivel de daño a partir del examen acucioso de las pruebas aplicadas y la observación
clínica.

Una vez establecido el diagnóstico que permite fundamentar la presencia de un trastorno y/o
sintomatología asociada al diagnóstico principal, se evalúa el nivel general de actividad global de la niña,
niño/a y/o adolescente (EEAG)5, que considerará la actividad psicológica, escolar y social.

A partir de todo lo anterior es que se puede especificar el Nivel de Daño, teniendo en cuenta el número e
intensidad de los signos y síntomas del diagnóstico en cuestión, así como también, cualquier irregularidad
en la actividad escolar y social. De esta manera, se puede indicar el nivel de gravedad en término de
Leve, Moderado y Grave.

Dicha especificación se utiliza a partir de las definiciones establecidas en el DSM- IV:

 Leve. Son pocos, o ninguno, los síntomas que exceden los requeridos para formular el
diagnóstico. Los síntomas no dan lugar sino a un ligero deterioro de la actividad escolar o
social.
 Moderado. Existen síntomas o deterioro funcional situados entre leve y grave.
 Grave. Se detectan varios síntomas que exceden los requeridos para formular el diagnóstico, o
distintos síntomas que son particularmente graves, o los síntomas dan lugar a un notable
deterioro de la actividad escolar o social.

1
Barudy, J. (2000), “Maltrato Infantil. Ecología Social: Prevención y reparación”. Santiago de Chile: Ed. Galdoc.
2
Beigbeder, C., Barilari, Z. y Colombo, R. (2004), “Abuso y maltrato Infantil: Indicadores en Persona Bajo La Lluvia”.
Buenos Aires: Cauquén Editora.
Beigbeder, C., Barilari, Z. y Colombo, R. (2005), “Abuso y maltrato Infantil: Inventario de Frases”. Cauquén Editora.
Buenos Aires.
3
Pool, A. (2006), “Analisis desde el Modelo Traumatogénico de los Indicadores Gráficos asociados a Agresiones
Sexuales Infantiles en la Pruebe Persona Bajo la Lluvia”. Santiago: Psykhe, Vol.15, Nº001, pp.45-55.
4
American Psychiatric Association, (2002), “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV)”.
Barcelona: Masson.
5
American Psychiatric Association, (2002), “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV)”.
Barcelona: Masson.
.
ANEXOS

I. LOS CRITERIOS PROPUESTOS EN EL DSM-IV PARA EL TEPT SON:


1. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que se ha presentado lo
siguiente:
1. la persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más
acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de
los demás
2. la persona ha respondido con temor, desesperanza u horror intensos. En los niños estas
respuestas pueden expresarse mediante comportamientos desestructurados o agitados
2. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una o más de las
siguientes formas:
1. recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que
se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. En los niños pequeños esto puede
expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o aspectos característicos del
trauma
2. sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento. En los niños puede haber sueños
terroríficos de contenido irreconocible
3. el individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está
ocurriendo. Se incluyen la sensación de revivir la experiencia, ilusiones, alucinaciones
y flashbacks. Los niños pequeños pueden reescenificar el acontecimiento traumático
específico
4. malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que
simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
5. respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o
recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
3. Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general
del individuo, tal y como indican tres o más de los siguientes síntomas:
1. esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso
traumático
2. esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma
3. incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma
4. reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas
5. sensación de desapego o enajenación frente a los demás
6. restricción de la vida afectiva
7. sensación de un futuro desolador, pesimismo
4. Síntomas persistentes de aumento de la activación, tal y como indican dos o más de los
siguientes síntomas:
1. insomnio de conciliación o de mantenimiento
2. irritabilidad
3. dificultades para concentrarse
4. hipervigilancia
5. sobresaltos

El tiempo mínimo de evolución de los síntomas es de un mes. El trastorno es agudo si los síntomas
persisten menos de tres meses. Su prolongación hará que se considere crónico. En los casos en los cuales
los síntomas se inician después de seis meses de padecido el evento traumático, se considerará de inicio
demorado.

II. ESCALA DE EVALUACIÓN DE LA ACTIVIDAD GLOBAL (EEAG)*


100-91 Actividad satisfactoria en una amplia gama de actividades, nunca parece superado/a por
los problemas de la vida, es valorado/a por los demás a causa de sus abundantes
cualidades positivas. Sin síntomas.
90-81 Síntomas ausentes o mínimos (por ej., ligera ansiedad antes de un examen), buena
actividad en todas las áreas, interesado/a e implicado/a en una amplia gama de
actividades, socialmente eficaz, generalmente satisfecho/a de su vida, sin más
preocupaciones o problemas que los cotidianos (por ej., una discusión ocasional con
miembros de la familia).
80-71 Si existen síntomas, son transistorios y constituyen reacciones esperables ante agentes
estresantes psicosociales (por ej., dificultades para concentrarse tras una discusión
familiar); solo existe una ligera alteración de la actividad social, laboral o escolar (por ej.,
descenso temporal del rendimiento escolar).
70-61 Algunos síntomas leves (por ej., humor depresivo e insomnio ligero) o alguna dificultad
en la actividad social, laboral o escolar (por ej., hacer novillos ocasionalmente o robar
algo en casa), pero en general funciona bastante bien, tiene algunas relaciones
interpersonales significativas.

60-51 Síntomas moderados (por ej., afecto aplanado y lenguaje circunstancial, crisis de angustia
ocasionales) o dificultades moderadas en la actividad social, laboral o escolar (por ej.,
pocos amigos, conflictos con compañeros de trabajo o escuela).
50-41 Síntomas graves (por ej., ideación suicida, rituales obsesivos graves, robos en tiendas) o
cualquier alteración grave de la actividad social, laboral o escolar (por ej., sin amigos,
incapaz de mantenerse en un empleo).
40-31 Una alteración de la verificación de la realidad o de la comunicación (por ej., el lenguaje
es a veces ilógico, oscuro o irrelevante) o alteración importante en varias áreas como el
trabajo escolar, las relaciones familiares, el juicio, el pensamiento o el estado de ánimo
(por ej., un hombre depresivo evita a sus amigos, abandona la familia y es incapaz de
trabajar; un niño golpea frecuentemente a niños más pequeños, es desafiante en casa y
deja de acudir a la escuela).
30-21 La conducta está considerablemente influida por ideas delirantes o alucinaciones o existe
una alteración grave de la comunicación o el juicio (por ej., a veces es incoherente, actúa
de manera claramente inapropiada, preocupación suicida) o incapacidad para funcionar en
casi todas las áreas (por ej., permanece en la cama todo el día; sin trabajo, vivienda o
amigos).
20-11 Algún peligro de causar lesiones a otros o a sí mismo (por ej., intentos de suicidio sin una
expectativa manifiesta de muerte; frecuentemente violento; excitación maníaca) u
ocasionalmente deja de mantener la higiene personal mínima (por ej., con manchas de
excrementos) o alteración importante de la comunicación (por ej., muy incoherente o
mudo).
10-1 Peligro persistente de lesionar gravemente a otros o a sí mismo (por ej., violencia
recurrente) o incapacidad persistente para mantener la higiene personal mínima o acto
suicida grave con expectativa manifiesta de muerte.
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