ARENDT, HANNAH - Cultura y Política (OCR) (Por Ganz1912)

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Hannah Arendt

Cultura
y política
Prólogo de Beatriz Rivas

Edición de Fina Birulés y


Àngela Lorena Fuster

Traducción de Ernesto
Rubio
Clásicos de la resistencia civil

Cultura y política

La colección Clásicos de la resistencia civil expone el pensamiento


de grandes personajes del mundo en pro de la no-violencia,
la autogestión social y el respeto de los derechos humanos y ciuda-
danos, prologados por especialistas reconocidos en cada autor.

EJEMPLAR GRATUITO
Clásicos de la resistencia civil

Cultura y política

La colección Clásicos de la resistencia civil expone el pensamiento


de grandes personajes del mundo en pro de la no-violencia,
la autogestión social y el respeto de los derechos humanos y ciuda-
danos, prologados por especialistas reconocidos en cada autor.

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Hannah Arendt

Cultura y
política
Prólogo de Beatriz Rivas

Edición de Fina Birulés y


Àngela Lorena Fuster

Traducción de Ernesto Rubio


Universidad Autónoma del
Estado de Morelos

Dr. Alejandro Vera Jiménez


Rector

Dra. Patricia Castillo España


Secretaria General

Javier Sicilia
Secretario de Comunicación Universitaria

Francisco Rebolledo
Director de Comunicación Intercultural
Hannah Arendt

Cultura y
política
Prólogo de Beatriz Rivas

Edición de Fina Birulés y


Àngela Lorena Fuster

Traducción de Ernesto Rubio


Universidad Autónoma del
Estado de Morelos

Dr. Alejandro Vera Jiménez


Rector

Dra. Patricia Castillo España


Secretaria General

Javier Sicilia
Secretario de Comunicación Universitaria

Francisco Rebolledo
Director de Comunicación Intercultural
Arendt, Hannah, 1906-1975

Cultura y política / Hannah Arendt ; prólogo de Beatriz


Rivas. - - México : Universidad Autónoma del Estado de
Morelos, 2016.

93 p. - - (Colección Clásicos de la resistencia civil ; 13)

ISBN 978-607-8332-45-8 (Colección)


ISBN 978-607-8434-66-4 (v. 13) Contenido
1. Filosofía 2. Política y cultura 3. Literatura – Filosofía

LCC B945.A694 DC 191

Prólogo 11
Cultura y política
Hannah Arendt
Cultura y política 27
De la colección Discurso de recepción del premio Sonning 57
Clásicos de la resistencia civil
Más allá de la frustración personal
D.R. © 2014, Editorial Trotta, S. A., Ferraz, 55. 20008, Madrid, por los textos La poesía de Bertolt Brecht 69
Cultura y política, Discurso de recepción del premio Sonning, La conquista de Hermann Broch
Más allá de la frustración personal. La poesía de Bertolt Brecht
83
y La conquista de Hermann Broch

D.R. © 2014, por la traducción, Ernesto Rubio

D.R. © 2014, por la edición de los textos, Fina Birulés y Àngela Lorena Fuster

D.R. © 2016, por esta edición, Universidad Autónoma del Estado


de Morelos, av. Universidad 1001, Col. Chamilpa
Cuernavaca, Morelos, 62210, México

D.R. © 2016, por el prólogo, Beatriz Rivas

Colección dirigida por Francisco Rebolledo


Dirección de Comunicación Intercultural
Secretaría de Comunicación Universitaria

Cuidado editorial: Roberto Abad


Diseño: Araceli Vázquez Mancilla

ISBN: 978-607-8332-45-8 Colección Clásicos de la resistencia civil


ISBN: 978-607-8434-66-4

Reservados los derechos de impresión/Impreso en México


Arendt, Hannah, 1906-1975

Cultura y política / Hannah Arendt ; prólogo de Beatriz


Rivas. - - México : Universidad Autónoma del Estado de
Morelos, 2016.

93 p. - - (Colección Clásicos de la resistencia civil ; 13)

ISBN 978-607-8332-45-8 (Colección)


ISBN 978-607-8434-66-4 (v. 13) Contenido
1. Filosofía 2. Política y cultura 3. Literatura – Filosofía

LCC B945.A694 DC 191

Prólogo 11
Cultura y política
Hannah Arendt
Cultura y política 27
De la colección Discurso de recepción del premio Sonning 57
Clásicos de la resistencia civil
Más allá de la frustración personal
D.R. © 2014, Editorial Trotta, S. A., Ferraz, 55. 20008, Madrid, por los textos La poesía de Bertolt Brecht 69
Cultura y política, Discurso de recepción del premio Sonning, La conquista de Hermann Broch
Más allá de la frustración personal. La poesía de Bertolt Brecht
83
y La conquista de Hermann Broch

D.R. © 2014, por la traducción, Ernesto Rubio

D.R. © 2014, por la edición de los textos, Fina Birulés y Àngela Lorena Fuster

D.R. © 2016, por esta edición, Universidad Autónoma del Estado


de Morelos, av. Universidad 1001, Col. Chamilpa
Cuernavaca, Morelos, 62210, México

D.R. © 2016, por el prólogo, Beatriz Rivas

Colección dirigida por Francisco Rebolledo


Dirección de Comunicación Intercultural
Secretaría de Comunicación Universitaria

Cuidado editorial: Roberto Abad


Diseño: Araceli Vázquez Mancilla

ISBN: 978-607-8332-45-8 Colección Clásicos de la resistencia civil


ISBN: 978-607-8434-66-4

Reservados los derechos de impresión/Impreso en México


Prólogo
Prólogo
La pasión de comprender

El ejercicio de pensar es como la labor de Penélope:


deshace cada mañana lo que acabó la víspera.

H. Arendt

Cuando “conocí” a Hannah Arendt, lo hice a través de Heidegger


y lo lamento. Hubiera preferido llegar a ella por el camino de la
razón, de su pensamiento lúcido, de su intelecto, y no por el de
la vida cotidiana. Pero hablar de su vida, la de todos los días, es
inevitable y, además, fue ejemplar. En ciertos sectores, Arendt
es más conocida por su relación amorosa (y prohibida) con Mar-
tin Heidegger que por sus obras, a pesar de que la filósofa se ha
convertido en un referente esencial del pensamiento del siglo
XX. Lo maravilloso es que su vida, a diferencia de la de otros pen-
sadores, fue de una total congruencia con su pensamiento, con
esa lucha por disecar el momento social y político a favor de la
tolerancia y en contra del totalitarismo1.
Un grado altísimo de tolerancia fue el que mostró cuando,
en medio de las feroces críticas contra un Heidegger que ha-
bía demostrado su nazismo o que, al menos, contribuyó a que
fuera aceptado en las élites universitarias, defiende a su anti-
guo amante; lo defiende como filósofo y logra que vuelva a ser
aceptado en el mundo de los intelectuales2. Arendt se da cuenta
de que, independientemente de las acciones de Heidegger, su fi-
losofía debe ser rescatada y conocida en las universidades del
1
Un régimen totalitario entendido como el que busca la dominación total de los hom-
bres en una sociedad y que reposa, en gran medida, en la violencia.
2
Al principio, H. A. lo toma con mucha amargura y culpa al filósofo, incluso, de la
muerte de Husserl. Después lo perdona (o justifica) y lo defiende.

Prólogo 11
La pasión de comprender

El ejercicio de pensar es como la labor de Penélope:


deshace cada mañana lo que acabó la víspera.

H. Arendt

Cuando “conocí” a Hannah Arendt, lo hice a través de Heidegger


y lo lamento. Hubiera preferido llegar a ella por el camino de la
razón, de su pensamiento lúcido, de su intelecto, y no por el de
la vida cotidiana. Pero hablar de su vida, la de todos los días, es
inevitable y, además, fue ejemplar. En ciertos sectores, Arendt
es más conocida por su relación amorosa (y prohibida) con Mar-
tin Heidegger que por sus obras, a pesar de que la filósofa se ha
convertido en un referente esencial del pensamiento del siglo
XX. Lo maravilloso es que su vida, a diferencia de la de otros pen-
sadores, fue de una total congruencia con su pensamiento, con
esa lucha por disecar el momento social y político a favor de la
tolerancia y en contra del totalitarismo1.
Un grado altísimo de tolerancia fue el que mostró cuando,
en medio de las feroces críticas contra un Heidegger que ha-
bía demostrado su nazismo o que, al menos, contribuyó a que
fuera aceptado en las élites universitarias, defiende a su anti-
guo amante; lo defiende como filósofo y logra que vuelva a ser
aceptado en el mundo de los intelectuales2. Arendt se da cuenta
de que, independientemente de las acciones de Heidegger, su fi-
losofía debe ser rescatada y conocida en las universidades del
1
Un régimen totalitario entendido como el que busca la dominación total de los hom-
bres en una sociedad y que reposa, en gran medida, en la violencia.
2
Al principio, H. A. lo toma con mucha amargura y culpa al filósofo, incluso, de la
muerte de Husserl. Después lo perdona (o justifica) y lo defiende.

Prólogo 11
mundo. Como ya era una pensadora admirada, visita a las edito- que “rescate la dignidad humana” es suficiente tarea para que
riales más importantes de Estados Unidos para convencerlos de esta mujer ocupe un importante lugar en la historia. Más aún
que publiquen al filósofo en inglés. Promueve su obra, supervisa si tomamos en cuenta que la humanidad estaba sufriendo las
las traducciones, negocia contratos. Se convierte, al final de la consecuencias de uno de los momentos más indignos: la barba-
guerra y con los años, en su mejor amiga. Su Vertrauteste, le de- rie nazi, la Solución Final, los campos de exterminio. Pero, como
cía (la amiga en la que más confío). veremos más adelante, no fue lo único que trató de comprender;
Y lo anterior, a pesar del daño que, en el pasado, Martin le su obra es mucho más amplia.
había infligido a Hannah: haciéndola su amante, cuando era su Sobra decir que Arendt era judía; judía alemana (Hanno-
alumna, aunque ignorándola como pensadora. Minimizando ver 1906 - Nueva York 1975). Cuando la entrevistaban, ella se
su obra. La historia de su relación personal es triste y, en cier- describía como “un individuo judío de género femenino, naci-
ta forma, humillante3. Hannah tenía que luchar contra la inse- da y educada en Alemania y formada, en parte, por ocho años
guridad personal de su maestro, adulándolo y, también, debía suficientemente felices que pasé en Francia”. Aunque vale la
aceptar las reglas y normas que él le imponía. “Nos vemos en mi pena aclarar que se hizo consciente de su judaísmo, que antes
estudio a las 7, pero si la lámpara está encendida, ni siquiera to- la tenía sin cuidado, precisamente cuando comienza la propa-
ques la puerta”, le escribe en alguna de las tantas notas secretas. ganda antisemita de los nazis. Una mujer lúcida y amante del
Peor, mucho peor todavía: sus acciones antisemitas como rector conocimiento desde la niñez, que tuvo la fortuna de que su ma-
de la universidad de Friburgo y ante sus propios amigos judíos. dre, Martha Beerwald, quien se declaraba irreligiosa, además de
A Edmund Husserl, su más querido maestro, le quita el grado de darle libre acceso a todo el conocimento posible, fuera una fer-
profesor emérito y le prohíbe, como a los demás judíos, usar la viente admiradora de Rosa de Luxemburgo y una gran lectora,
biblioteca de la universidad. Se dice que esta deslealtad de Hei- sobre todo de Goethe. Así que la pequeña Hannah fue educada
degger precipita la muerte de Husserl. A Karl Jaspers deja de fre- en un ambiente burgués, liberal, social-demócrata. A los 14 años
cuentarlo puesto que su esposa, Gertrude, era judía. era una apasionada de la filosofía griega, leía a Kant y a Kier-
Por eso es más meritorio lo que Arendt hizo a favor del pen- kegaard, hablaba griego y latín, escribía poesía y, a los 16 años,
samiento de Heidegger. La intelectual demuestra, una vez más, fundó un club de lectura. Después estudió en las universidades
su congruencia con su propia obra. Arendt afirmaba que la con- de Marburgo, Friburgo y Heidelberg, en donde, además de es-
dición del juicio era la imparcialidad y decía que: “Si la esencia tudios en teología y geografía, obtuvo su doctorado en filosofía
de toda acción (…) es engendrar un nuevo inicio, entonces la con una tesis sobre el concepto del amor en San Agustín. En en-
comprensión es la otra cara de la acción”. “Es nuestra forma de trevistas posteriores explicó su decisión: “O estudiaba filosofía o
estar de acuerdo”. El Bewaeltigen, es decir, asumir el pasado. me ahogaba, porque necesitaba comprender”.
He caído en lo que trataba de evitar. Debo ahora, por lo tanto, Quienes la conocieron no dudaban en calificarla como una
rectificar el camino. ¿Qué es lo que hace de Arendt una de las mujer tenaz y brillante. También generosa. Queda claro que des-
mentes más brillantes en lo que concierne a la teoría política? de siempre, Hannah Arendt mostró y demostró una profunda
¿En dónde está su valor? Me atrevería a resumirlo en una frase pasión por pensar, por reflexionar de una manera crítica. No
de Dana R. Villa4: “Arendt realza la dignidad de la acción para es suficiente conocer, es decir, acumular teorías y saberes. Hay
rescatar así la dignidad humana maltrecha por las heridas que le que pensar: “Ese diálogo con nosotros mismos en nuestra más
infligió el totalitarismo”. Proponer una filosofía moral y política ínitima soledad”. Esa capacidad de ponerse en el lugar del otro.
El “mal extremo” llega cuando perdemos la capacidad de pen-
3
El libro que escribe H. A. sobre Rahel Varnhagen, refleja estas humillaciones: una
relación entre Rahel, judía, y el conde Finckenstein, no judío. samiento y de juicio; en situaciones excepcionales, llega una
4
Miembro del Institute for Advance Study, Princeton. Autora de más de cinco libros catástrofe. Una catástrofe tal como las “fábricas de cadáveres,
sobre Hannah Arendt.

12 Beatriz Rivas Prólogo 13


mundo. Como ya era una pensadora admirada, visita a las edito- que “rescate la dignidad humana” es suficiente tarea para que
riales más importantes de Estados Unidos para convencerlos de esta mujer ocupe un importante lugar en la historia. Más aún
que publiquen al filósofo en inglés. Promueve su obra, supervisa si tomamos en cuenta que la humanidad estaba sufriendo las
las traducciones, negocia contratos. Se convierte, al final de la consecuencias de uno de los momentos más indignos: la barba-
guerra y con los años, en su mejor amiga. Su Vertrauteste, le de- rie nazi, la Solución Final, los campos de exterminio. Pero, como
cía (la amiga en la que más confío). veremos más adelante, no fue lo único que trató de comprender;
Y lo anterior, a pesar del daño que, en el pasado, Martin le su obra es mucho más amplia.
había infligido a Hannah: haciéndola su amante, cuando era su Sobra decir que Arendt era judía; judía alemana (Hanno-
alumna, aunque ignorándola como pensadora. Minimizando ver 1906 - Nueva York 1975). Cuando la entrevistaban, ella se
su obra. La historia de su relación personal es triste y, en cier- describía como “un individuo judío de género femenino, naci-
ta forma, humillante3. Hannah tenía que luchar contra la inse- da y educada en Alemania y formada, en parte, por ocho años
guridad personal de su maestro, adulándolo y, también, debía suficientemente felices que pasé en Francia”. Aunque vale la
aceptar las reglas y normas que él le imponía. “Nos vemos en mi pena aclarar que se hizo consciente de su judaísmo, que antes
estudio a las 7, pero si la lámpara está encendida, ni siquiera to- la tenía sin cuidado, precisamente cuando comienza la propa-
ques la puerta”, le escribe en alguna de las tantas notas secretas. ganda antisemita de los nazis. Una mujer lúcida y amante del
Peor, mucho peor todavía: sus acciones antisemitas como rector conocimiento desde la niñez, que tuvo la fortuna de que su ma-
de la universidad de Friburgo y ante sus propios amigos judíos. dre, Martha Beerwald, quien se declaraba irreligiosa, además de
A Edmund Husserl, su más querido maestro, le quita el grado de darle libre acceso a todo el conocimento posible, fuera una fer-
profesor emérito y le prohíbe, como a los demás judíos, usar la viente admiradora de Rosa de Luxemburgo y una gran lectora,
biblioteca de la universidad. Se dice que esta deslealtad de Hei- sobre todo de Goethe. Así que la pequeña Hannah fue educada
degger precipita la muerte de Husserl. A Karl Jaspers deja de fre- en un ambiente burgués, liberal, social-demócrata. A los 14 años
cuentarlo puesto que su esposa, Gertrude, era judía. era una apasionada de la filosofía griega, leía a Kant y a Kier-
Por eso es más meritorio lo que Arendt hizo a favor del pen- kegaard, hablaba griego y latín, escribía poesía y, a los 16 años,
samiento de Heidegger. La intelectual demuestra, una vez más, fundó un club de lectura. Después estudió en las universidades
su congruencia con su propia obra. Arendt afirmaba que la con- de Marburgo, Friburgo y Heidelberg, en donde, además de es-
dición del juicio era la imparcialidad y decía que: “Si la esencia tudios en teología y geografía, obtuvo su doctorado en filosofía
de toda acción (…) es engendrar un nuevo inicio, entonces la con una tesis sobre el concepto del amor en San Agustín. En en-
comprensión es la otra cara de la acción”. “Es nuestra forma de trevistas posteriores explicó su decisión: “O estudiaba filosofía o
estar de acuerdo”. El Bewaeltigen, es decir, asumir el pasado. me ahogaba, porque necesitaba comprender”.
He caído en lo que trataba de evitar. Debo ahora, por lo tanto, Quienes la conocieron no dudaban en calificarla como una
rectificar el camino. ¿Qué es lo que hace de Arendt una de las mujer tenaz y brillante. También generosa. Queda claro que des-
mentes más brillantes en lo que concierne a la teoría política? de siempre, Hannah Arendt mostró y demostró una profunda
¿En dónde está su valor? Me atrevería a resumirlo en una frase pasión por pensar, por reflexionar de una manera crítica. No
de Dana R. Villa4: “Arendt realza la dignidad de la acción para es suficiente conocer, es decir, acumular teorías y saberes. Hay
rescatar así la dignidad humana maltrecha por las heridas que le que pensar: “Ese diálogo con nosotros mismos en nuestra más
infligió el totalitarismo”. Proponer una filosofía moral y política ínitima soledad”. Esa capacidad de ponerse en el lugar del otro.
El “mal extremo” llega cuando perdemos la capacidad de pen-
3
El libro que escribe H. A. sobre Rahel Varnhagen, refleja estas humillaciones: una
relación entre Rahel, judía, y el conde Finckenstein, no judío. samiento y de juicio; en situaciones excepcionales, llega una
4
Miembro del Institute for Advance Study, Princeton. Autora de más de cinco libros catástrofe. Una catástrofe tal como las “fábricas de cadáveres,
sobre Hannah Arendt.

12 Beatriz Rivas Prólogo 13


como las fábricas de la destrucción” de los nazis. La falta de Lisboa, la pareja de pensadores consigue visas para ir a los Esta-
reflexión crítica contribuyó a aceptar y mantener el régimen dos Unidos. Llegan a su país de adopción en 1941, con 25 dólares
nazi, afirma Arendt. en la bolsa, y obtienen la ciudadanía diez años después. Hannah
En Marburgo, cuando ella tenía 18 años, conoce a Martin siempre estuvo agradecida con la nación que los aceptó –“en
Heidegger, quien primero es su profesor y poco tiempo después, general, me llevo bastante bien con este país”– y, sin embargo,
también su amante. Es evidente que la influencia que el autor de con esa independencia intelectual que la caracterizaba, fue sin-
Ser y tiempo sobre esta inquieta estudiante, a quien le llevaba 17 cera y crítica cuando tenía que serlo; por ejemplo, no soportaba
años, fue doble. Hannah siempre afirmó que “con él, el pensar se que todo ahí girara en torno al éxito y a la eficacia. Decía que
hizo vivo”. era una sociedad de mucho alarde tecnológico y poca reflexión.
Continuaba explicando que los estadounidenses intentaban ma-
En Martin, el pensamiento se convierte en algo vivo. nipular su pasado a través de los medios y el manejo de la opinión
Aborda los textos haciendo del autor un interlocutor: pública. Quienes deciden la agenda de la sociedad norteamericana
Dialoga con él como si lo tuviera enfrente. son los mass media, que se transforman en jueces y tienen la ca-
Desde Platón hasta Hegel su principal preocupación pacidad de otorgar el perdón o condenar para siempre, acusaba.
es la cuestión del Ser. Nadie lee como él. La publicidad convierte a una sociedad de producción en una de
Su filosofía es absolutamente mundana consumo. Los objetos se construyen deliberadamente para que no
y sin compromisos. duren, concluía Arendt después de haber vivido muchos años en el
seno de esa sociedad a la que llegó a conocer muy bien gracias a su
Para Heidegger, esta relación extramarital le causaba tam- aguda capacidad de análisis.
bién un doble problema: su esposa, Elfride, era furiosa y abier- En Estados Unidos, Arendt se convierte en escritora inde-
tamente antisemita. Fue ella quien convenció a su marido de pendiente. Su gran amigo9, Karl Jaspers, la definía como “una
la importancia de leer Mein Kampf 5. Además, en el filósofo se cosa entre historiadora y periodista política”. Su tema más im-
hacía palpable la culpa. “Me he hecho culpable por tu pudorosa portante, por evidentes razones: los asuntos judíos. Algún día
libertad y mi esperanza no amenazada”, le escribía a su alum- esta pensadora, que no era creyente, afirmó: “Si nos atacan en
na. Más tarde, cuando la relación termina, le dice: “(…) mi fide- nuestra calidad de judíos, como judíos debemos defendernos”.
lidad solo deberá ayudarte a mantenerte fiel a ti misma”. Ella, Para ella, su religión era convicción de vida, raíces asimiladas,
que siempre afirmó: es el hombre “al que he permanecido fiel e certeza sangüínea. Sabía que “no se sale de la judeidad”.
infiel, y siempre enamorada”, le contestó algún tiempo después: Con los años, Hannah Arendt comienza a tener reconoci-
“Y si Dios lo da, te amaré mejor tras la muerte”. miento en los Estados Unidos. En 1952 obtiene la beca Guggen-
En 1933 se ve obligada a huir a Francia, país donde “sobrevi- heim. En 1959 le otorgan el premio Lessing “por sus trabajos en
ve” durante ocho años como exiliada6. En París conoció a quien ciencias y teoría política que han contribuido a aclarar las fuer-
fue el amor de su vida –lo describía como su alfa y omega– y su zas espirituales y políticas que determinan nuestro mundo”. Es la
segundo marido, Heinrich Blücher 7. De Blücher aprendió, sobre primera mujer en impartir el seminario Christian Gaus en la Uni-
todo, “a pensar políticamente y a tener una mirada de historiado- versidad de Princeton y también la primera en dictar conferen-
ra”. En 1940 la detienen y la internan en el campo de Gurs8, del cias en la universidad católica de Notre Dame. Tiempo después
que afortunadamente se escapa. Después de esperar tres meses en será también leída y admirada en Europa, sobre todo en su tierra
5
Mi Lucha, el libro escrito por Adolf Hitler en 1925. 9
Otra de sus pasiones fue la amistad, como ella le decía: Eros der Freundschaft, Eros de
6
Trabaja para organizaciones judías. la amistad. Tenía, cierto, muchos amigos de la talla de Karl Jaspers, Edmund Husserl,
7
Poeta y filósofo berlinés, excomunista, no judío. Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Kurt Blumenfeld, Anne Mendelssohn, Raymond
8
H. A. describe a Gurs como los “camastros de desesperanza”. Aron, etcétera.

14 Beatriz Rivas Prólogo 15


como las fábricas de la destrucción” de los nazis. La falta de Lisboa, la pareja de pensadores consigue visas para ir a los Esta-
reflexión crítica contribuyó a aceptar y mantener el régimen dos Unidos. Llegan a su país de adopción en 1941, con 25 dólares
nazi, afirma Arendt. en la bolsa, y obtienen la ciudadanía diez años después. Hannah
En Marburgo, cuando ella tenía 18 años, conoce a Martin siempre estuvo agradecida con la nación que los aceptó –“en
Heidegger, quien primero es su profesor y poco tiempo después, general, me llevo bastante bien con este país”– y, sin embargo,
también su amante. Es evidente que la influencia que el autor de con esa independencia intelectual que la caracterizaba, fue sin-
Ser y tiempo sobre esta inquieta estudiante, a quien le llevaba 17 cera y crítica cuando tenía que serlo; por ejemplo, no soportaba
años, fue doble. Hannah siempre afirmó que “con él, el pensar se que todo ahí girara en torno al éxito y a la eficacia. Decía que
hizo vivo”. era una sociedad de mucho alarde tecnológico y poca reflexión.
Continuaba explicando que los estadounidenses intentaban ma-
En Martin, el pensamiento se convierte en algo vivo. nipular su pasado a través de los medios y el manejo de la opinión
Aborda los textos haciendo del autor un interlocutor: pública. Quienes deciden la agenda de la sociedad norteamericana
Dialoga con él como si lo tuviera enfrente. son los mass media, que se transforman en jueces y tienen la ca-
Desde Platón hasta Hegel su principal preocupación pacidad de otorgar el perdón o condenar para siempre, acusaba.
es la cuestión del Ser. Nadie lee como él. La publicidad convierte a una sociedad de producción en una de
Su filosofía es absolutamente mundana consumo. Los objetos se construyen deliberadamente para que no
y sin compromisos. duren, concluía Arendt después de haber vivido muchos años en el
seno de esa sociedad a la que llegó a conocer muy bien gracias a su
Para Heidegger, esta relación extramarital le causaba tam- aguda capacidad de análisis.
bién un doble problema: su esposa, Elfride, era furiosa y abier- En Estados Unidos, Arendt se convierte en escritora inde-
tamente antisemita. Fue ella quien convenció a su marido de pendiente. Su gran amigo9, Karl Jaspers, la definía como “una
la importancia de leer Mein Kampf 5. Además, en el filósofo se cosa entre historiadora y periodista política”. Su tema más im-
hacía palpable la culpa. “Me he hecho culpable por tu pudorosa portante, por evidentes razones: los asuntos judíos. Algún día
libertad y mi esperanza no amenazada”, le escribía a su alum- esta pensadora, que no era creyente, afirmó: “Si nos atacan en
na. Más tarde, cuando la relación termina, le dice: “(…) mi fide- nuestra calidad de judíos, como judíos debemos defendernos”.
lidad solo deberá ayudarte a mantenerte fiel a ti misma”. Ella, Para ella, su religión era convicción de vida, raíces asimiladas,
que siempre afirmó: es el hombre “al que he permanecido fiel e certeza sangüínea. Sabía que “no se sale de la judeidad”.
infiel, y siempre enamorada”, le contestó algún tiempo después: Con los años, Hannah Arendt comienza a tener reconoci-
“Y si Dios lo da, te amaré mejor tras la muerte”. miento en los Estados Unidos. En 1952 obtiene la beca Guggen-
En 1933 se ve obligada a huir a Francia, país donde “sobrevi- heim. En 1959 le otorgan el premio Lessing “por sus trabajos en
ve” durante ocho años como exiliada6. En París conoció a quien ciencias y teoría política que han contribuido a aclarar las fuer-
fue el amor de su vida –lo describía como su alfa y omega– y su zas espirituales y políticas que determinan nuestro mundo”. Es la
segundo marido, Heinrich Blücher 7. De Blücher aprendió, sobre primera mujer en impartir el seminario Christian Gaus en la Uni-
todo, “a pensar políticamente y a tener una mirada de historiado- versidad de Princeton y también la primera en dictar conferen-
ra”. En 1940 la detienen y la internan en el campo de Gurs8, del cias en la universidad católica de Notre Dame. Tiempo después
que afortunadamente se escapa. Después de esperar tres meses en será también leída y admirada en Europa, sobre todo en su tierra
5
Mi Lucha, el libro escrito por Adolf Hitler en 1925. 9
Otra de sus pasiones fue la amistad, como ella le decía: Eros der Freundschaft, Eros de
6
Trabaja para organizaciones judías. la amistad. Tenía, cierto, muchos amigos de la talla de Karl Jaspers, Edmund Husserl,
7
Poeta y filósofo berlinés, excomunista, no judío. Walter Benjamin, Bertolt Brecht, Kurt Blumenfeld, Anne Mendelssohn, Raymond
8
H. A. describe a Gurs como los “camastros de desesperanza”. Aron, etcétera.

14 Beatriz Rivas Prólogo 15


natal. En 1967, por ejemplo, recibe el Premio Sigmund Freud de no son válidas en este contexto de confusión y horror. Entien-
la Academia Alemana. En abril de 197510 le entregan, en Copen- de que el ser humano debe comprender lo que ha sucedido para
hage, el prestigioso premio Sonning11, por su contribución a la encontrar el sentido y volver a estar en armonía con el mundo.
cultura europea. Los estudiantes hacían cola para inscribirse Busca una reconciliación como condición indispensable a fin de
en sus clases en la New School University, en Nueva York. La comenzar de nuevo. Eso le importa mucho a Hannah, y con eso
describían como temperamental y apasionada. No soportaba la en mente, a pesar de su visión pesimista del siglo XX –habla de
irreflexión. Es probable que la lección de vida más importante “tiempo de oscuridad” y de “la mayor bancarrota de la compren-
que aprendieron los jóvenes, fuera esa frase que repetía: “Ya no sión”– propone una filosofía de la natalidad no solo en el sentido
podemos mirar hacia otro lado”. Ante el horror del nazismo y de de que “de toda criatura recién nacida se espera lo inesperado”,
la Solución Final (…) “dejé de creer que fuera posible ser un mero sino que también entiende que acción humana es inicio, liber-
espectador”. tad, comienzo. Creía en la capacidad del hombre de comenzar
Precisamente al tratar de entender por qué el antisemitismo siempre algo nuevo. Renacer para reinventar la realidad. Además,
de esos días era distinto al antijudaísmo tradicional, escribe Los cree en la pluralidad, en la importancia de estar rodeados de “otros”.
origenes del totalitarismo (1951): el totalitarismo destruye las Y, por lo tanto, también en el peligro de no aceptar la libre existen-
condiciones esenciales de la vida humana, mata de raíz la vida cia del otro, el ajeno, el extraño.
política, social e individual de un pueblo. Para Hannah Arendt Nos dice Neus Campillo12, en relación al pensar: Arendt “en-
lo más importante, su leit motiv, es pensar y comprender. “Com- tiende la comprensión como la otra cara de la acción y al enten-
prender, en una palabra, consiste en observar la realidad con der la acción como el inicio de algo nuevo, la comprensión hace
atención, sin ideas preconcebidas”. “No es negar la existencia de posible que los hombres que actúan puedan aceptar finalmente
los hechos ni aceptar pasivamente su peso como si aquello que lo que irrevocablemente ha ocurrido y reconciliarse con lo que
sucede debía fatalmente suceder”, explica. “Pensar como el dos irrevocablemente existe”. El pensamiento, pues, es un proceso
en uno del diálogo silencioso (…) con uno mismo: en mi unicidad de búsqueda de sentido y, enseguida, de reconciliación.
se inserta una diferencia (…) hay una necesitad de pluralidad Pero Hannah va más allá al afirmar que: “La manifestación
para establecer esa diferencia”. de pensar no es el conocimiento: es la capacidad de distinguir
Todavía con las heridas frescas de la Segunda Guerra Mun- lo bueno de lo malo, lo bello de lo feo. Y esto, en los raros mo-
dial, la sociedad está confundida. Herida. Ha perdido su digni- mentos en que se ha llegado a un punto crítico, puede prevenir
dad. No sabe cómo pudo suceder lo que sucedió. Ante la bar- catástrofes, al menos para mí”. Es decir, comprender, perdonar
barie, nadie encuentra razones. Las formas convencionales de y reconciliarse no es quedarse de brazos cruzados, es, también,
explicación ya no aclaran nada. Frente al totalitarismo, “un adquirir la responsabilidad moral para que las catástrofes,
fenómeno que pulveriza nuestras categorías de pensamiento como el totalitarismo –que destrozó las normas y pautas tradi-
político y nuestros criterios de juicio moral”, ante ese fenóme- cionales– no vuelvan a suceder.
no tan abrumador y aberrante, Hannah Arendt se da cuenta de Queda claro que para la pensadora, un pasado negado, re-
la necesidad de un pensamiento crítico para entender y para chazado, acaba por regresar. Por eso hay que estudiarlo, pen-
mostrar alternativas ante el mal radical, la pérdida de sentido, sarlo, comprenderlo, asimilarlo. “Eso nunca debería de haber
la pérdida de libertad, la violencia. Las categorías habituales del ocurrido (…). Ocurrió algo de lo que ya nadie puede desprender-
pensamiento político y las normas de la moral tradicional, ya se”. “El infierno ha sucedido, puede volver a suceder”, afirma con
convicción en una entrevista, moviendo con firmeza su mano
Pocos meses antes de su muerte.
10

El texto de la recepción de este premio es, precisamente, uno de los que seleccioné
11

para la colección Clásicos de la resistencia civil. 12


En la Revista de Filosofía, núm. 26, 2002.

16 Beatriz Rivas Prólogo 17


natal. En 1967, por ejemplo, recibe el Premio Sigmund Freud de no son válidas en este contexto de confusión y horror. Entien-
la Academia Alemana. En abril de 197510 le entregan, en Copen- de que el ser humano debe comprender lo que ha sucedido para
hage, el prestigioso premio Sonning11, por su contribución a la encontrar el sentido y volver a estar en armonía con el mundo.
cultura europea. Los estudiantes hacían cola para inscribirse Busca una reconciliación como condición indispensable a fin de
en sus clases en la New School University, en Nueva York. La comenzar de nuevo. Eso le importa mucho a Hannah, y con eso
describían como temperamental y apasionada. No soportaba la en mente, a pesar de su visión pesimista del siglo XX –habla de
irreflexión. Es probable que la lección de vida más importante “tiempo de oscuridad” y de “la mayor bancarrota de la compren-
que aprendieron los jóvenes, fuera esa frase que repetía: “Ya no sión”– propone una filosofía de la natalidad no solo en el sentido
podemos mirar hacia otro lado”. Ante el horror del nazismo y de de que “de toda criatura recién nacida se espera lo inesperado”,
la Solución Final (…) “dejé de creer que fuera posible ser un mero sino que también entiende que acción humana es inicio, liber-
espectador”. tad, comienzo. Creía en la capacidad del hombre de comenzar
Precisamente al tratar de entender por qué el antisemitismo siempre algo nuevo. Renacer para reinventar la realidad. Además,
de esos días era distinto al antijudaísmo tradicional, escribe Los cree en la pluralidad, en la importancia de estar rodeados de “otros”.
origenes del totalitarismo (1951): el totalitarismo destruye las Y, por lo tanto, también en el peligro de no aceptar la libre existen-
condiciones esenciales de la vida humana, mata de raíz la vida cia del otro, el ajeno, el extraño.
política, social e individual de un pueblo. Para Hannah Arendt Nos dice Neus Campillo12, en relación al pensar: Arendt “en-
lo más importante, su leit motiv, es pensar y comprender. “Com- tiende la comprensión como la otra cara de la acción y al enten-
prender, en una palabra, consiste en observar la realidad con der la acción como el inicio de algo nuevo, la comprensión hace
atención, sin ideas preconcebidas”. “No es negar la existencia de posible que los hombres que actúan puedan aceptar finalmente
los hechos ni aceptar pasivamente su peso como si aquello que lo que irrevocablemente ha ocurrido y reconciliarse con lo que
sucede debía fatalmente suceder”, explica. “Pensar como el dos irrevocablemente existe”. El pensamiento, pues, es un proceso
en uno del diálogo silencioso (…) con uno mismo: en mi unicidad de búsqueda de sentido y, enseguida, de reconciliación.
se inserta una diferencia (…) hay una necesitad de pluralidad Pero Hannah va más allá al afirmar que: “La manifestación
para establecer esa diferencia”. de pensar no es el conocimiento: es la capacidad de distinguir
Todavía con las heridas frescas de la Segunda Guerra Mun- lo bueno de lo malo, lo bello de lo feo. Y esto, en los raros mo-
dial, la sociedad está confundida. Herida. Ha perdido su digni- mentos en que se ha llegado a un punto crítico, puede prevenir
dad. No sabe cómo pudo suceder lo que sucedió. Ante la bar- catástrofes, al menos para mí”. Es decir, comprender, perdonar
barie, nadie encuentra razones. Las formas convencionales de y reconciliarse no es quedarse de brazos cruzados, es, también,
explicación ya no aclaran nada. Frente al totalitarismo, “un adquirir la responsabilidad moral para que las catástrofes,
fenómeno que pulveriza nuestras categorías de pensamiento como el totalitarismo –que destrozó las normas y pautas tradi-
político y nuestros criterios de juicio moral”, ante ese fenóme- cionales– no vuelvan a suceder.
no tan abrumador y aberrante, Hannah Arendt se da cuenta de Queda claro que para la pensadora, un pasado negado, re-
la necesidad de un pensamiento crítico para entender y para chazado, acaba por regresar. Por eso hay que estudiarlo, pen-
mostrar alternativas ante el mal radical, la pérdida de sentido, sarlo, comprenderlo, asimilarlo. “Eso nunca debería de haber
la pérdida de libertad, la violencia. Las categorías habituales del ocurrido (…). Ocurrió algo de lo que ya nadie puede desprender-
pensamiento político y las normas de la moral tradicional, ya se”. “El infierno ha sucedido, puede volver a suceder”, afirma con
convicción en una entrevista, moviendo con firmeza su mano
Pocos meses antes de su muerte.
10

El texto de la recepción de este premio es, precisamente, uno de los que seleccioné
11

para la colección Clásicos de la resistencia civil. 12


En la Revista de Filosofía, núm. 26, 2002.

16 Beatriz Rivas Prólogo 17


derecha, mientras sostiene su cigarro con la izquierda. Fumaba Fue el fiscal, entonces, quien mencionó ese doloroso tema y,
mucho; nunca dejó de fumar. Hannah Arendt, de hecho, dijo: “Yo había soslayado este asun-
La filósofa siempre se pregunta de qué manera incitar a la re- to por considerar que investigarlo era inútil y cruel, ya que
flexión. Cómo hacer para que la gente comprenda. La compren- demostraba una formidable ignorancia de las circunstancias
sión entendida como un “incesante diálogo con la esencia de imperantes a la sazón”. Si lo comenta en su reseña, es porque
nuestro siglo”. “Mi comprensión no significa negar lo que resulta formó parte de las discusiones en el proceso de Jerusalén. En
atroz, significa reconocer la realidad con atención y sin preme- ninguna parte del reportaje15, Hannah afirma lo que dicen sus
ditación; soportarla, sea lo que fuere. (…) Necesito comprender críticos: que los judíos se habían asesinado a sí mismos. “Una
los acontecimentos más terroríficos de este siglo: la irrupción monstruosa e inverosímil mentira”, dice, supuestamente justi-
del totalitarismo con todas sus consecuencias”. ficada por “el odio hacia mí misma”.
Pensar, para Hannah, significa sobre todo un tiempo en que se A las conclusiones a las que sí llega es que “lo que aprendí
detiene la acción en todas sus formas. El famoso thaumadzein, es que el mal, en su principio, no es radical sino, más bien, un
(una especie de “asombro”) para los filósofos. Comprender no es fenómeno superficial”. Dice que Eichmann no tenía capacidad
una mirada inocente de la actualidad, debe pasar por un trabajo de juicio, sino una tendencia a la irreflexión. No tenía moti-
de información y de conocimiento sin olvidar que “los conoci- vaciones malignas específicas, era un instrumento de un pro-
mientos, por sí mismos, no son nada si no dan a qué pensar”. grama para que funcionara eficazmente el sistema. Que si bien
En 1961 Hannah Arendt viaja a Jerusalén como corresponsal los actos fueron monstruosos, el responsable era una persona
de la revista The New Yorker, a cubrir el juicio de Adolf Eich- “totalmente corriente, del montón, ni demoniaco ni monstruo-
mann, ex oficial de las SS y el militar responsable de transportar so”. “Solo cumplía órdenes, no era loco ni psicópata”. Con estas
a los judíos a los campos de concentración13. Ella misma nos ex- afirmaciones, Arendt regresa lo monstruoso al rango humano
plica: “Fui (…) porque quería saber cómo es alguien que hace el y lejos de quitarle importancia a los crímenes, le advierte a la
mal radical”. De esa experiencia nace su obra más polémica y humanidad que lo que pasó puede repetirse, pues “los peores
la que provocó el repudio de algunos sectores judíos: Eichmann crímenes no requieren grandes motivos”. Al mismo tiempo,
en Jerusalén, un estudio sobre la banalidad del mal. Después de aclara que al referirse a la “banalidad del mal” no lo minimiza,
su publicación, en 1963, la autora no solo fue rechazada, sino pues no se basa en lo que hizo Eichmann, sino en las razones
también atacada14. Dijeron que era antisemita, antisionista, pu- por las que lo hizo.
rista jurídica, moralista kantiana y que no tenía alma ni sen- A pesar de las terribles críticas, Hannah nunca se dejó pre-
timiento alguno frente al destino de su pueblo. Indignó, tam- sionar. Trató de explicar sus conclusiones, de evitar más ma-
bién, el tono irónico de su prosa. las interpretaciones sin dejarse influir, y siguió defendiendo
¿Qué es lo que le critican? Haber puesto en la mesa de las la libertad de su pensamiento. Incluso, en las revisiones y post
discusiones el tema del comportamiento del pueblo judío du- scríptum que hacía de su libro, cada vez que lo reeditaban, ha-
rante los años de la Solución Final. Tema que, en realidad, fue bla de obras de nueva aparición que también trataron el papel
abordado primero, durante el juicio, por el fiscal de Israel. La que los consejos judíos tuvieron en la Solución Final y mues-
cuestión era si el pueblo judío podía y debía haberse defendido. tra cómo “hincharon desproporcionadamente” algunos temas y
hasta “fantasearon” sobre ellos, mientras que ignoraron los más
13
Había huído a Argentina, en donde fue secuestrado por un grupo de agentes israe- importantes. De hecho, acusa que su Eichmann en Jerusalén no
líes para llevarlo a ser juzgado en Israel.
solo “fue objeto de una controversia, sino también de una campa-
14
Sobre este tema versa la película de Hannah Arendt, dirigida en 2012 por Margare-
the von Trotta. En realidad, no es sobre su vida, sino sobre la polémica que generó su ña organizada (…) por medios de formación de imagen pública y
informe. Según la propia directora, el filme quiere destacar la controversia entre el
poder de la razón (la comprensión, diría yo) y las pasiones. 15
Después publicado en forma de libro.

18 Beatriz Rivas Prólogo 19


derecha, mientras sostiene su cigarro con la izquierda. Fumaba Fue el fiscal, entonces, quien mencionó ese doloroso tema y,
mucho; nunca dejó de fumar. Hannah Arendt, de hecho, dijo: “Yo había soslayado este asun-
La filósofa siempre se pregunta de qué manera incitar a la re- to por considerar que investigarlo era inútil y cruel, ya que
flexión. Cómo hacer para que la gente comprenda. La compren- demostraba una formidable ignorancia de las circunstancias
sión entendida como un “incesante diálogo con la esencia de imperantes a la sazón”. Si lo comenta en su reseña, es porque
nuestro siglo”. “Mi comprensión no significa negar lo que resulta formó parte de las discusiones en el proceso de Jerusalén. En
atroz, significa reconocer la realidad con atención y sin preme- ninguna parte del reportaje15, Hannah afirma lo que dicen sus
ditación; soportarla, sea lo que fuere. (…) Necesito comprender críticos: que los judíos se habían asesinado a sí mismos. “Una
los acontecimentos más terroríficos de este siglo: la irrupción monstruosa e inverosímil mentira”, dice, supuestamente justi-
del totalitarismo con todas sus consecuencias”. ficada por “el odio hacia mí misma”.
Pensar, para Hannah, significa sobre todo un tiempo en que se A las conclusiones a las que sí llega es que “lo que aprendí
detiene la acción en todas sus formas. El famoso thaumadzein, es que el mal, en su principio, no es radical sino, más bien, un
(una especie de “asombro”) para los filósofos. Comprender no es fenómeno superficial”. Dice que Eichmann no tenía capacidad
una mirada inocente de la actualidad, debe pasar por un trabajo de juicio, sino una tendencia a la irreflexión. No tenía moti-
de información y de conocimiento sin olvidar que “los conoci- vaciones malignas específicas, era un instrumento de un pro-
mientos, por sí mismos, no son nada si no dan a qué pensar”. grama para que funcionara eficazmente el sistema. Que si bien
En 1961 Hannah Arendt viaja a Jerusalén como corresponsal los actos fueron monstruosos, el responsable era una persona
de la revista The New Yorker, a cubrir el juicio de Adolf Eich- “totalmente corriente, del montón, ni demoniaco ni monstruo-
mann, ex oficial de las SS y el militar responsable de transportar so”. “Solo cumplía órdenes, no era loco ni psicópata”. Con estas
a los judíos a los campos de concentración13. Ella misma nos ex- afirmaciones, Arendt regresa lo monstruoso al rango humano
plica: “Fui (…) porque quería saber cómo es alguien que hace el y lejos de quitarle importancia a los crímenes, le advierte a la
mal radical”. De esa experiencia nace su obra más polémica y humanidad que lo que pasó puede repetirse, pues “los peores
la que provocó el repudio de algunos sectores judíos: Eichmann crímenes no requieren grandes motivos”. Al mismo tiempo,
en Jerusalén, un estudio sobre la banalidad del mal. Después de aclara que al referirse a la “banalidad del mal” no lo minimiza,
su publicación, en 1963, la autora no solo fue rechazada, sino pues no se basa en lo que hizo Eichmann, sino en las razones
también atacada14. Dijeron que era antisemita, antisionista, pu- por las que lo hizo.
rista jurídica, moralista kantiana y que no tenía alma ni sen- A pesar de las terribles críticas, Hannah nunca se dejó pre-
timiento alguno frente al destino de su pueblo. Indignó, tam- sionar. Trató de explicar sus conclusiones, de evitar más ma-
bién, el tono irónico de su prosa. las interpretaciones sin dejarse influir, y siguió defendiendo
¿Qué es lo que le critican? Haber puesto en la mesa de las la libertad de su pensamiento. Incluso, en las revisiones y post
discusiones el tema del comportamiento del pueblo judío du- scríptum que hacía de su libro, cada vez que lo reeditaban, ha-
rante los años de la Solución Final. Tema que, en realidad, fue bla de obras de nueva aparición que también trataron el papel
abordado primero, durante el juicio, por el fiscal de Israel. La que los consejos judíos tuvieron en la Solución Final y mues-
cuestión era si el pueblo judío podía y debía haberse defendido. tra cómo “hincharon desproporcionadamente” algunos temas y
hasta “fantasearon” sobre ellos, mientras que ignoraron los más
13
Había huído a Argentina, en donde fue secuestrado por un grupo de agentes israe- importantes. De hecho, acusa que su Eichmann en Jerusalén no
líes para llevarlo a ser juzgado en Israel.
solo “fue objeto de una controversia, sino también de una campa-
14
Sobre este tema versa la película de Hannah Arendt, dirigida en 2012 por Margare-
the von Trotta. En realidad, no es sobre su vida, sino sobre la polémica que generó su ña organizada (…) por medios de formación de imagen pública y
informe. Según la propia directora, el filme quiere destacar la controversia entre el
poder de la razón (la comprensión, diría yo) y las pasiones. 15
Después publicado en forma de libro.

18 Beatriz Rivas Prólogo 19


manipulación de la opinión general (…) inspirados por intere- ¿Por eso la odiaron? ¿Por eso la rechazaron? ¿Por eso los judíos
ses claramente definidos”. siguen pensando que Hannah era su enemiga? Creo que todavía
Lo irónico es que sus principales críticos alardeaban de no debe pasar más tiempo para que sea objetivamente juzgada. Para
haber leído su libro y prometían que no lo leerían jamás. Por eso, que sus libros, y sus ideas, puedan “pensarse” y “comprenderse”
jamás se enteraron de que el objetivo de Arendt no fue ocupar- como ella lo proponía: sin prejuicios.
se de los terribles sucesos del Tercer Reich contra los judíos, ni Como dije anterioremente, Arendt todavía se atrevió a ir más
de un análisis del totalitarismo, sino simplemente de narrar el allá al opinar que “Eichmann carecía de motivos” y que “senci-
proceso contra un acusado de carne y hueso. Un individuo “con llamente no supo jamás lo que se hacía”. Con eso en mente, la
sus propias formas de pensamiento y con sus propias circuns- pensadora habla de la banalidad del mal, oración tan criticada.
tancias”. Es evidente que una pensadora de la talla de Hannah “Una de las lecciones que nos dio el proceso de Jerusalén fue que
Arendt, apasionada por comprender, en el camino se vio obli- tal alejamiento de la realidad (de Eichmann) y tal irreflexión
gada a hacerse muchas preguntas, algunas de ellas tal vez in- puden causar más daño que todos los malos instintos inheren-
cómodas: ¿Por qué tuvieron que ser los alemanes precisamente? tes quizás, a la naturaleza humana”. Arendt conocía el peligro de
¿Por qué tuvieron que ser los judíos? ¿Cuál era la naturaleza del que “los hombres normales no saben que todo es posible”.
totalitarismo? El no conformismo es la condición sine qua non de los lo-
Arendt afirma: “En mi opinión, la función cumplida por los gros intelectuales, dice Hannah y supongo que todos estamos de
dirigentes judíos plantea un importante problema, pero el de- acuerdo. La filósofa (que no le gustaba admitir que era filósofa)
bate al respecto poco ha contribuido a su clarificación”. Y, de fue una mujer no conformista. Es probable que sí lo fuera en el
cierta manera, concluye: “Como suele ocurrir cuando las discu- ámbito amoroso, pero no en el intelectual. Y es en ese ámbito en
siones tienen lugar con grandes muestras de emoción, los inte- el que debe pasar a la historia.
reses prácticos de ciertos grupos, cuya emoción es el resultado “La sabiduría es una virtud de la edad adulta y no le llega
de intereses materiales, y que en consecuencia procuran defor- más que a aquellos que durante su juventud no fueron sabios ni
mar los hechos, quedan rápida e intextricablemente unidos a prudentes”, dijo algún día Arendt, alrededor de los setenta años.
las inmaculadas aspiraciones de los intelectuales quienes, por Lamentablemente, esa sabiduría no la alivia de la ausencia de
el contrario, no tienen ningún interés en la determinación de su marido: Heinrich Blücher muere en octubre de 1970. “A ve-
los hechos, que utilizan solamente como trampolín para expo- ces, con muy poca frecuencia, se crea todo un mundo entre dos
ner sus ideas”. “Se puede afirmar que el objeto de la actividad seres. Eso es entonces un hogar propio, una patria. La única que
judicial ha dejado de ser un ser humano concreto y determina- quisimos reconocer”, afirmaba esta viuda que logró tener las dos
do (…) para convertirse (…) en el pueblo alemán en general, en el cosas, aunque le “parecía increíble haberlo conseguido: el gran
antisemitismo bajo todas sus formas (…) de tal modo que es la amor y la identidad personal”. La muerte de Blücher fue un gol-
humanidad quien se sienta en el banquillo del acusado”. “En- pe brutal y, sin embargo, Hannah sigue pensando, intentando
tonces deberemos ser consecuentes con Eichmann y su defen- comprender, dando clases de filosofía política, frecuentando a
sor: Eichmann fue llevado ante el tribunal porque se necesitaba sus amigos, escribiendo.
un chivo expiatorio. (…) Y sigo creyendo que el proceso debía El 4 de diciembre de 1975 está cenando con una pareja de
celebrarse con la finalidad de administrar justicia, y nada más”. amigos en su departamento de Nueva York. Ella es la anfitrio-
Bien decía que: “El pensar opera con lo invisible, con represen- na; siempre le ha gustado recibir y agasajar. Mientras conver-
taciones de cosas que están ausentes. El juzgar siempre se ocupa san, enciende un cigarro que se queda sin terminar, pues muere
de particulares y cosas que están a la mano”. de un infarto. También la tercera parte de su trilogía La vida

20 Beatriz Rivas Prólogo 21


manipulación de la opinión general (…) inspirados por intere- ¿Por eso la odiaron? ¿Por eso la rechazaron? ¿Por eso los judíos
ses claramente definidos”. siguen pensando que Hannah era su enemiga? Creo que todavía
Lo irónico es que sus principales críticos alardeaban de no debe pasar más tiempo para que sea objetivamente juzgada. Para
haber leído su libro y prometían que no lo leerían jamás. Por eso, que sus libros, y sus ideas, puedan “pensarse” y “comprenderse”
jamás se enteraron de que el objetivo de Arendt no fue ocupar- como ella lo proponía: sin prejuicios.
se de los terribles sucesos del Tercer Reich contra los judíos, ni Como dije anterioremente, Arendt todavía se atrevió a ir más
de un análisis del totalitarismo, sino simplemente de narrar el allá al opinar que “Eichmann carecía de motivos” y que “senci-
proceso contra un acusado de carne y hueso. Un individuo “con llamente no supo jamás lo que se hacía”. Con eso en mente, la
sus propias formas de pensamiento y con sus propias circuns- pensadora habla de la banalidad del mal, oración tan criticada.
tancias”. Es evidente que una pensadora de la talla de Hannah “Una de las lecciones que nos dio el proceso de Jerusalén fue que
Arendt, apasionada por comprender, en el camino se vio obli- tal alejamiento de la realidad (de Eichmann) y tal irreflexión
gada a hacerse muchas preguntas, algunas de ellas tal vez in- puden causar más daño que todos los malos instintos inheren-
cómodas: ¿Por qué tuvieron que ser los alemanes precisamente? tes quizás, a la naturaleza humana”. Arendt conocía el peligro de
¿Por qué tuvieron que ser los judíos? ¿Cuál era la naturaleza del que “los hombres normales no saben que todo es posible”.
totalitarismo? El no conformismo es la condición sine qua non de los lo-
Arendt afirma: “En mi opinión, la función cumplida por los gros intelectuales, dice Hannah y supongo que todos estamos de
dirigentes judíos plantea un importante problema, pero el de- acuerdo. La filósofa (que no le gustaba admitir que era filósofa)
bate al respecto poco ha contribuido a su clarificación”. Y, de fue una mujer no conformista. Es probable que sí lo fuera en el
cierta manera, concluye: “Como suele ocurrir cuando las discu- ámbito amoroso, pero no en el intelectual. Y es en ese ámbito en
siones tienen lugar con grandes muestras de emoción, los inte- el que debe pasar a la historia.
reses prácticos de ciertos grupos, cuya emoción es el resultado “La sabiduría es una virtud de la edad adulta y no le llega
de intereses materiales, y que en consecuencia procuran defor- más que a aquellos que durante su juventud no fueron sabios ni
mar los hechos, quedan rápida e intextricablemente unidos a prudentes”, dijo algún día Arendt, alrededor de los setenta años.
las inmaculadas aspiraciones de los intelectuales quienes, por Lamentablemente, esa sabiduría no la alivia de la ausencia de
el contrario, no tienen ningún interés en la determinación de su marido: Heinrich Blücher muere en octubre de 1970. “A ve-
los hechos, que utilizan solamente como trampolín para expo- ces, con muy poca frecuencia, se crea todo un mundo entre dos
ner sus ideas”. “Se puede afirmar que el objeto de la actividad seres. Eso es entonces un hogar propio, una patria. La única que
judicial ha dejado de ser un ser humano concreto y determina- quisimos reconocer”, afirmaba esta viuda que logró tener las dos
do (…) para convertirse (…) en el pueblo alemán en general, en el cosas, aunque le “parecía increíble haberlo conseguido: el gran
antisemitismo bajo todas sus formas (…) de tal modo que es la amor y la identidad personal”. La muerte de Blücher fue un gol-
humanidad quien se sienta en el banquillo del acusado”. “En- pe brutal y, sin embargo, Hannah sigue pensando, intentando
tonces deberemos ser consecuentes con Eichmann y su defen- comprender, dando clases de filosofía política, frecuentando a
sor: Eichmann fue llevado ante el tribunal porque se necesitaba sus amigos, escribiendo.
un chivo expiatorio. (…) Y sigo creyendo que el proceso debía El 4 de diciembre de 1975 está cenando con una pareja de
celebrarse con la finalidad de administrar justicia, y nada más”. amigos en su departamento de Nueva York. Ella es la anfitrio-
Bien decía que: “El pensar opera con lo invisible, con represen- na; siempre le ha gustado recibir y agasajar. Mientras conver-
taciones de cosas que están ausentes. El juzgar siempre se ocupa san, enciende un cigarro que se queda sin terminar, pues muere
de particulares y cosas que están a la mano”. de un infarto. También la tercera parte de su trilogía La vida

20 Beatriz Rivas Prólogo 21


del espíritu16, queda inacabada. Publicó El Pensar, La Voluntad,
pero le faltó El Juicio. Bibliografía:
Hoy, sus restos reposan en una tumba en el cementerio de
Bard College, junto con los de su marido, y sus libros siguen Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén, De Bolsillo, Bar-
siendo material de consulta y de estudio en las universidades y celona, 2014.
entre los lectores del mundo entero. Arendt, Hannah, Más allá de la filosofía. Escritos sobre
Considero que, en un mundo donde el peligro de la intole- cultura, arte y literatura, Editorial Trotta, Madrid, 2014.
rancia y los totalitarismos está en cada esquina, en cada mo- Arendt, Hannah, Sur l´antisémitisme, Calmann-Lévy, Pa-
mento, el pensamiento de Arendt es profundamente necesario; rís, 1998.
debemos, por lo tanto, entenderlo y rescatarlo. Debemos darle Arendt, Hannah, Sobre la revolución, Alianza Universal,
el debido peso y valor al ejercicio de pensar –y a la capacidad Madrid, 1988.
de juzgar–17, condición básica para no solo señalar los males de Arendt, Hannh y Blücher, Heinrich, Correpondance
nuestra época, sino también para entenderlos y, por lo tanto, (1936-1968), Calmann-Lévy, París, 1999.
evitarlos. Bernstein, R., Canovan, M. et al., Hannah Arendt, el legado
Lamentablemente, Arendt no es por completo optimista. Con de una mirada, Ediciones Sequitur, Madrid, 2001.
el pasar de los años, cuando llega a la vejez, dice: “Lo terrible se Birulés, Fina, Hannah Arendt: el orgullo de pensar, Gedisa
produce cuando no podemos realizar un proceso de comprensión editorial, Barcelona, 2006.
creador de sentido y descubrimos que frente a ciertos hechos he- Leibovici, Martine, Hannah Arendt, Desclée de Brouwer,
mos perdido nuestros medios para comprender, para crear senti- París, 2000.
do”. Incluso después del Holocausto logramos volver a empezar, Osiel, Mark J., Mass Atrocity, Ordinary Evil and Hannah
pero, si bien el futuro está abierto y los humanos podemos crear Arendt, Yale University Press, 2001.
nuevos inicios, eso no necesariamente es algo deseable: no debe- Rivas, Beatriz, La hora sin diosas, Alfaguara, México,
mos olvidar que siempre existe la amenaza del mal, de la violen- 2003.
cia, de la injusticia. Safranski, Rüdiger, Heidegger et son temps, Grasset, París,
1996.
Young-Bruehel, Elisabeth, Hannah Arendt, Calmann-Lé-
Beatriz Rivas vy, París, 1999.

Videos:

Entrevista de una hora, realizada a Hannah Arendt en


1974, por Jean-Claude Lubtchansky. www.youtube.com/
watch?v=ZQ0yMcjxP64
Hannah Arendt: pensar apasionadamente. Documental
con varias entrevistas, realizado por Jocken Kölsh para el
canal Arte. www.youtube.com/watch?v=Oxe04ER1sY
16
Conocida también como La vida de la mente.
17
Entendida como “una facultad específicamente política (…), la facultad de ver las
cosas no solo desde el propio punto de vista sino desde la perspectiva de todos aque-
llos que nos rodean”.

22 Beatriz Rivas Prólogo 23


del espíritu16, queda inacabada. Publicó El Pensar, La Voluntad,
pero le faltó El Juicio. Bibliografía:
Hoy, sus restos reposan en una tumba en el cementerio de
Bard College, junto con los de su marido, y sus libros siguen Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén, De Bolsillo, Bar-
siendo material de consulta y de estudio en las universidades y celona, 2014.
entre los lectores del mundo entero. Arendt, Hannah, Más allá de la filosofía. Escritos sobre
Considero que, en un mundo donde el peligro de la intole- cultura, arte y literatura, Editorial Trotta, Madrid, 2014.
rancia y los totalitarismos está en cada esquina, en cada mo- Arendt, Hannah, Sur l´antisémitisme, Calmann-Lévy, Pa-
mento, el pensamiento de Arendt es profundamente necesario; rís, 1998.
debemos, por lo tanto, entenderlo y rescatarlo. Debemos darle Arendt, Hannah, Sobre la revolución, Alianza Universal,
el debido peso y valor al ejercicio de pensar –y a la capacidad Madrid, 1988.
de juzgar–17, condición básica para no solo señalar los males de Arendt, Hannh y Blücher, Heinrich, Correpondance
nuestra época, sino también para entenderlos y, por lo tanto, (1936-1968), Calmann-Lévy, París, 1999.
evitarlos. Bernstein, R., Canovan, M. et al., Hannah Arendt, el legado
Lamentablemente, Arendt no es por completo optimista. Con de una mirada, Ediciones Sequitur, Madrid, 2001.
el pasar de los años, cuando llega a la vejez, dice: “Lo terrible se Birulés, Fina, Hannah Arendt: el orgullo de pensar, Gedisa
produce cuando no podemos realizar un proceso de comprensión editorial, Barcelona, 2006.
creador de sentido y descubrimos que frente a ciertos hechos he- Leibovici, Martine, Hannah Arendt, Desclée de Brouwer,
mos perdido nuestros medios para comprender, para crear senti- París, 2000.
do”. Incluso después del Holocausto logramos volver a empezar, Osiel, Mark J., Mass Atrocity, Ordinary Evil and Hannah
pero, si bien el futuro está abierto y los humanos podemos crear Arendt, Yale University Press, 2001.
nuevos inicios, eso no necesariamente es algo deseable: no debe- Rivas, Beatriz, La hora sin diosas, Alfaguara, México,
mos olvidar que siempre existe la amenaza del mal, de la violen- 2003.
cia, de la injusticia. Safranski, Rüdiger, Heidegger et son temps, Grasset, París,
1996.
Young-Bruehel, Elisabeth, Hannah Arendt, Calmann-Lé-
Beatriz Rivas vy, París, 1999.

Videos:

Entrevista de una hora, realizada a Hannah Arendt en


1974, por Jean-Claude Lubtchansky. www.youtube.com/
watch?v=ZQ0yMcjxP64
Hannah Arendt: pensar apasionadamente. Documental
con varias entrevistas, realizado por Jocken Kölsh para el
canal Arte. www.youtube.com/watch?v=Oxe04ER1sY
16
Conocida también como La vida de la mente.
17
Entendida como “una facultad específicamente política (…), la facultad de ver las
cosas no solo desde el propio punto de vista sino desde la perspectiva de todos aque-
llos que nos rodean”.

22 Beatriz Rivas Prólogo 23


Cultura y
política
Cultura y
política
Cultura y política*

Sea lo que sea lo que entendamos por “cultura”, ha dejado de ser


algo que demos por supuesto sin ningún tipo de cuestionamien-
to previo o con un sentimiento de gratitud. El propio término
se ha convertido en motivo de incomodidad no solo entre los
intelectuales, sino también entre todos aquellos que crean
los objetos que, tomados después como un todo, constituyen
aquello que llamamos “cultura”. Me temo que si no tenemos
en consideración esta incomodidad, de la que todos somos cons-
cientes, pasaremos por alto tanto lo que la cultura es actualmen-
te, como lo que podría llegar a ser.
Las sospechas acerca de la cultura no son un fenómeno re-
ciente. En Alemania comenzaron probablemente con la apari-
ción del “filisteísmo cultural” [Bildungsphilisterium], descrito
por vez primera cultura había sido una cuestión de prestigio y
una forma de ascenso social que se había devaluado después a
causa precisamente de su utilidad social. Esta dinámica resulta
bastante familiar en nuestros días: la gente la denomina a me-
nudo “rebajas de los valores” sin admitir que esas rebajas comen-
* Publicado originalmente como “Kultur und Politik”: Merkur 12 (1959), pp. 1122-
1145; reed. en A. Machionni, Untergang oder Übergang: l. Internationaler Kulturkri-
tikerkongress in Banaschewski, Múnich, 1958, pp. 35-66. Traducido al inglés por M.
Klebes en H. Arendt, Reflections on Literature and Culture, ed. e introd. de S. Young-
ah Gottlieb, Stanford UP), Stanford [=RLC], pp. 179-202.
Se trata de una reflexión escrita para ser expuesta en un foro sobre “cultura-crí-
tica” que formaba parte de las actividades organizadas con motivo de la conmemo-
ración de los 800 años de la fundación de la ciudad de Múnich. Arendt trabajó en la
versión inglesa que quedó inédita; sin embargo, escribió una variación de este mismo
ensayo publicada con el título “Sociedad cultura”: Daedalus 89 (1960), pp. 278-287, la
cual constituye la base de una exposición más completa titulada “The Crisis in Cul-
ture: Its social and Political Significance”, en Between Past and Future: Six Exercises
in Political Thought, Viking, Nueva York, 1961, pp. 197-226.

Cultura y política 27
Cultura y política*

Sea lo que sea lo que entendamos por “cultura”, ha dejado de ser


algo que demos por supuesto sin ningún tipo de cuestionamien-
to previo o con un sentimiento de gratitud. El propio término
se ha convertido en motivo de incomodidad no solo entre los
intelectuales, sino también entre todos aquellos que crean
los objetos que, tomados después como un todo, constituyen
aquello que llamamos “cultura”. Me temo que si no tenemos
en consideración esta incomodidad, de la que todos somos cons-
cientes, pasaremos por alto tanto lo que la cultura es actualmen-
te, como lo que podría llegar a ser.
Las sospechas acerca de la cultura no son un fenómeno re-
ciente. En Alemania comenzaron probablemente con la apari-
ción del “filisteísmo cultural” [Bildungsphilisterium], descrito
por vez primera cultura había sido una cuestión de prestigio y
una forma de ascenso social que se había devaluado después a
causa precisamente de su utilidad social. Esta dinámica resulta
bastante familiar en nuestros días: la gente la denomina a me-
nudo “rebajas de los valores” sin admitir que esas rebajas comen-
* Publicado originalmente como “Kultur und Politik”: Merkur 12 (1959), pp. 1122-
1145; reed. en A. Machionni, Untergang oder Übergang: l. Internationaler Kulturkri-
tikerkongress in Banaschewski, Múnich, 1958, pp. 35-66. Traducido al inglés por M.
Klebes en H. Arendt, Reflections on Literature and Culture, ed. e introd. de S. Young-
ah Gottlieb, Stanford UP), Stanford [=RLC], pp. 179-202.
Se trata de una reflexión escrita para ser expuesta en un foro sobre “cultura-crí-
tica” que formaba parte de las actividades organizadas con motivo de la conmemo-
ración de los 800 años de la fundación de la ciudad de Múnich. Arendt trabajó en la
versión inglesa que quedó inédita; sin embargo, escribió una variación de este mismo
ensayo publicada con el título “Sociedad cultura”: Daedalus 89 (1960), pp. 278-287, la
cual constituye la base de una exposición más completa titulada “The Crisis in Cul-
ture: Its social and Political Significance”, en Between Past and Future: Six Exercises
in Political Thought, Viking, Nueva York, 1961, pp. 197-226.

Cultura y política 27
zaron cuando la sociedad moderna descubrió el “valor” de la en la que se produjo el filisteísmo cultural. El fenómeno de la
cultura, es decir, la utilidad de apropiarse de objetos culturales industria del entretenimiento puede proporcionarnos el mejor
y transformarlos en valores. El filisteo culto o educado puede y más perfecto ejemplo de estas diferencias, puesto que se trata
ser un espécimen puramente alemán, pero la socialización de de algo que concierne de forma muy pronunciada tanto al filis-
la cultura –su devaluación en forma de valores sociales– es un teo educado como al esnob. El filisteo se apropió de lo cultural
fenómeno moderno mucho más general. El filisteo en Alema- como valor cultural, con el objetivo de asegurarse una posición
nia corresponde al esnob inglés, al intelectual altivo estadouni- social más elevada para sí mismo; más elevada de la que ocupa-
dense, y quizás, al bien-pensant en Francia, donde Rousseau fue ba, según su propio cálculo, de forma natural o por nacimiento.
quien descubrió por vez primera este fenómeno en los salones Los valores culturales eran así lo que siempre habían sido, es
dieciochescos. En la Europa actual ese tipo de cosas se considera decir, valores de intercambio, y la devaluación que se inició de
algo propio del pasado, un fenómeno poco merecedor de aten- manera natural consistió en el hecho de que se hacía un uso o un
ción; la situación es un tanto distinta en Estados Unidos, donde abuso de la cultura con un propósito de tipo social. Los valores
el esnobismo cultural de los intelectuales altivos es una reac- culturales, al circular de mano en mano, perdieron el brillo y el
ción a la sociedad de masas. Las “rebajas de los valores” han sido, potencial –que les era propio a todos los hechos culturales–, y
sobre todo, unas “rebajas” de los valores educativos, y la deman- pasaron a cautivar por sí mismos. Estos objetos culturales que
da de esos valores ha durado apenas un poco más que su cada perdieron su naturaleza para convertirse en valores no fueron,
vez más reducida oferta. sin embargo, consumidos; pese a ser reducidos a su mínima ex-
El fenómeno de la socialización va mucho más allá. Lo que presión, continuaron siendo un conjunto de cosas objetivamen-
llamamos “cultura de masas” no es sino la socialización de la te mundanas.
cultura que comenzó en los salones. La esfera de lo social, que La cuestión es bastante distinta cuando hablamos de objetos
primero atrapó a las clases sociales más favorecidas, se extiende manufacturados por la industria del entretenimiento. Su fun-
ahora a todos los estratos y se convierte así en un fenómeno ción es hacer pasar el tiempo, tal y como se suele decir, pero eso
de masas. Sin embargo, todos los rasgos que la psicología de significa que sirven al proceso vital de la sociedad, que los con-
masas ha identificado hasta ahora como típicos del hombre en sume de la misma manera que hace con otros objetos de consu-
la sociedad de masas: el abandono (sin tener este nada que ver mo. El tiempo vacío así consumido es tiempo biológico, es decir,
con el aislamiento o la soledad), junto con su extrema capaci- el tiempo resultante tras sumar la labor y el sueño. En el caso del
dad para la adaptación; la irritabilidad y falta de respaldo, la ser humano laborante, cuya única actividad consiste en mante-
extraordinaria capacidad para el consumo (cuando no avidez), ner su propio proceso vital y el de su familia, y en fortalecerlo
junto con la incapacidad para juzgar las cualidades o simple- a través de un consumo cada vez más elevado y de un nivel de
mente identificarlas; pero sobre todo el egocentrismo y la alie- vida cada vez más alto, el placer ocupa esos espacios de la vida
nación fatal del mundo, que se confunde con la alienación de sí donde el ciclo de la labor determinado de forma biológica –”el
mismo (esto también viene de Rousseau); todos estos rasgos ya metabolismo entre hombre y naturaleza” (Marx)– ha creado
se manifestaron en la “buena sociedad”, que no tiene un carác- un hiato. Cuanto más sencilla se vuelve la labor y más se re-
ter de masas. Se podría decir que los primeros integrantes de la duce el tiempo necesario para preservar la vida, más grande se
nueva sociedad de masas constituyeron, cuantitativamente ha- vuelve el hiato recreativo. Sin embargo, el hecho de que cada
blando, una masa tan reducida, que les permitió considerarse a vez se libere más tiempo para el placer, no implica que este no
sí mismos como parte de una élite. sea una parte esencial del proceso biológico de la vida, del mis-
No obstante, existen diferencias sustanciales entre esta últi- mo modo que lo son la labor y el sueño. La vida biológica, por
ma fase del proceso de socialización de la cultura, y la anterior, su parte, es siempre un metabolismo que se nutre a sí mismo a

28 Hannah Arendt Cultura y política 29


zaron cuando la sociedad moderna descubrió el “valor” de la en la que se produjo el filisteísmo cultural. El fenómeno de la
cultura, es decir, la utilidad de apropiarse de objetos culturales industria del entretenimiento puede proporcionarnos el mejor
y transformarlos en valores. El filisteo culto o educado puede y más perfecto ejemplo de estas diferencias, puesto que se trata
ser un espécimen puramente alemán, pero la socialización de de algo que concierne de forma muy pronunciada tanto al filis-
la cultura –su devaluación en forma de valores sociales– es un teo educado como al esnob. El filisteo se apropió de lo cultural
fenómeno moderno mucho más general. El filisteo en Alema- como valor cultural, con el objetivo de asegurarse una posición
nia corresponde al esnob inglés, al intelectual altivo estadouni- social más elevada para sí mismo; más elevada de la que ocupa-
dense, y quizás, al bien-pensant en Francia, donde Rousseau fue ba, según su propio cálculo, de forma natural o por nacimiento.
quien descubrió por vez primera este fenómeno en los salones Los valores culturales eran así lo que siempre habían sido, es
dieciochescos. En la Europa actual ese tipo de cosas se considera decir, valores de intercambio, y la devaluación que se inició de
algo propio del pasado, un fenómeno poco merecedor de aten- manera natural consistió en el hecho de que se hacía un uso o un
ción; la situación es un tanto distinta en Estados Unidos, donde abuso de la cultura con un propósito de tipo social. Los valores
el esnobismo cultural de los intelectuales altivos es una reac- culturales, al circular de mano en mano, perdieron el brillo y el
ción a la sociedad de masas. Las “rebajas de los valores” han sido, potencial –que les era propio a todos los hechos culturales–, y
sobre todo, unas “rebajas” de los valores educativos, y la deman- pasaron a cautivar por sí mismos. Estos objetos culturales que
da de esos valores ha durado apenas un poco más que su cada perdieron su naturaleza para convertirse en valores no fueron,
vez más reducida oferta. sin embargo, consumidos; pese a ser reducidos a su mínima ex-
El fenómeno de la socialización va mucho más allá. Lo que presión, continuaron siendo un conjunto de cosas objetivamen-
llamamos “cultura de masas” no es sino la socialización de la te mundanas.
cultura que comenzó en los salones. La esfera de lo social, que La cuestión es bastante distinta cuando hablamos de objetos
primero atrapó a las clases sociales más favorecidas, se extiende manufacturados por la industria del entretenimiento. Su fun-
ahora a todos los estratos y se convierte así en un fenómeno ción es hacer pasar el tiempo, tal y como se suele decir, pero eso
de masas. Sin embargo, todos los rasgos que la psicología de significa que sirven al proceso vital de la sociedad, que los con-
masas ha identificado hasta ahora como típicos del hombre en sume de la misma manera que hace con otros objetos de consu-
la sociedad de masas: el abandono (sin tener este nada que ver mo. El tiempo vacío así consumido es tiempo biológico, es decir,
con el aislamiento o la soledad), junto con su extrema capaci- el tiempo resultante tras sumar la labor y el sueño. En el caso del
dad para la adaptación; la irritabilidad y falta de respaldo, la ser humano laborante, cuya única actividad consiste en mante-
extraordinaria capacidad para el consumo (cuando no avidez), ner su propio proceso vital y el de su familia, y en fortalecerlo
junto con la incapacidad para juzgar las cualidades o simple- a través de un consumo cada vez más elevado y de un nivel de
mente identificarlas; pero sobre todo el egocentrismo y la alie- vida cada vez más alto, el placer ocupa esos espacios de la vida
nación fatal del mundo, que se confunde con la alienación de sí donde el ciclo de la labor determinado de forma biológica –”el
mismo (esto también viene de Rousseau); todos estos rasgos ya metabolismo entre hombre y naturaleza” (Marx)– ha creado
se manifestaron en la “buena sociedad”, que no tiene un carác- un hiato. Cuanto más sencilla se vuelve la labor y más se re-
ter de masas. Se podría decir que los primeros integrantes de la duce el tiempo necesario para preservar la vida, más grande se
nueva sociedad de masas constituyeron, cuantitativamente ha- vuelve el hiato recreativo. Sin embargo, el hecho de que cada
blando, una masa tan reducida, que les permitió considerarse a vez se libere más tiempo para el placer, no implica que este no
sí mismos como parte de una élite. sea una parte esencial del proceso biológico de la vida, del mis-
No obstante, existen diferencias sustanciales entre esta últi- mo modo que lo son la labor y el sueño. La vida biológica, por
ma fase del proceso de socialización de la cultura, y la anterior, su parte, es siempre un metabolismo que se nutre a sí mismo a

28 Hannah Arendt Cultura y política 29


través de la ingesta de cosas, tanto cuando labora como cuando miembros de un proletariado intelectual ilustrado e informado
descansa, tanto cuando consume como cuando se divierte. Las que trata de organizarse y propagar la cultura por todo el plane-
cosas que ofrece la industria del entretenimiento no son valores ta, y de convertir esta cultura en algo agradable a todos aquellos
que puedan ser usados e intercambiados, sino que son objetos de que carecen de interés en tener contacto con ella.
consumo tan aptos para ser agotados como cualquier otro. Pa- La cultura tiene que ver con los objetos y es un fenómeno del
nem et circenses (pan y circo), las dos cosas van juntas: las dos mundo, y el placer tiene que ver con la gente y es un fenóme-
son necesarias para el proceso vital, le sirven de sustento y como no de la vida. Cuando la vida no encuentre ya satisfacción en
herramienta para su restablecimiento; las dos se agotan en este el placer que se deriva del metabolismo voraz que se establece
proceso, es decir, si no queremos que este proceso se detenga, las entre hombre y naturaleza –un placer que acompaña siempre
dos han de ser producidas y realizadas una y otra vez. la lucha y la labor, porque la energía vital humana no puede
Todo funciona a la perfección siempre y cuando la industria agotarse a sí misma en este proceso de circulación–, será libre
del entretenimiento produzca sus propios objetos de consumo. para alcanzar los objetos del mundo, para apropiarse de ellos
Esta industria es tan digna de reproche por el hecho de producir y para consumirlos. La vida intentará entonces preparar es-
objetos tan poco duraderos que obligatoriamente han de ser ago- tos objetos del mundo o de la cultura con el objeto de que sean
tados en el mismo instante de su creación –ya que, en caso con- aptos para el consumo; o sea, los tratará igual que si fuesen ob-
trario, se echarían a perder– como 1o podría ser una panadería. jetos de la naturaleza, los cuales, después de todo, también han
No obstante, si la industria del entretenimiento reivindica (para de ser preparados antes de poder fusionarse con el metabolismo
sí) los productos culturales –que es justo lo que sucede en el seno humano. Los objetos de la naturaleza no se ven afectados al ser
de la cultura de masas–, se corre el peligro inmenso de que el consumidos de esta manera, sino que se renuevan continua-
proceso vital de la sociedad –el cual, como todos los procesos mente, ya que el hombre –en cuanto que vive y labora, lucha y se
vitales, incorpora de manera insaciable al sistema circulatorio recupera– es también un ser natural cuya circulación biológica
biológico de su metabolismo todo lo que se le ofrece– comience es la que mejor encaja con una circulación más grande en la que
a devorar, literalmente hablando, los productos culturales. Este todo lo natural está en movimiento. Pero las cosas que hay en el
no es el caso, desde luego, cuando los productos culturales –ya mundo y que han sido producidas por el hombre –en tanto que
sean libros o imágenes– son lanzados al mercado en forma de es un ser mundano, y no solo un ser natural–, no se renuevan por
reproducciones baratas, y como consecuencia de esto se venden sí mismas, simplemente desaparecen cuando la vida se apropia
de forma masiva, pero sí lo es cuando estos mismos productos de ellas y las consume por placer. Y esta desaparición, que pri-
son alterados –reescritos, condensados, popularizados, conver- mero surge en el contexto de una sociedad de masas basada en
tidos en algo kitsch por medio de la reproducción– de forma que la alternancia entre labor y consumo, es seguramente algo dis-
puedan ser utilizados por la industria del entretenimiento. Esto tinto a lo que sucede cuando las cosas se agotan en el seno de la
no quiere decir que dicha industria sea un signo de aquello a lo sociedad al circular como valores de cambio hasta que su textu-
que comúnmente llamamos “cultura de masas”, y que, adoptan- ra original deja prácticamente de ser reconocible.
do un término más preciso, deberíamos calificar como el dete- Para explicar estos dos procesos que están destruyendo la
rioro de la cultura. Tampoco es cierto que este deterioro comien- cultura desde el punto de vista histórico o sociológico, la deva-
ce en el momento en que todos puedan comprar los diálogos de luación de los productos de cultura dentro del filisteísmo cul-
Platón por muy poco dinero, sino cuando estos productos son tural puede servir para ejemplificar el peligro más habitual de
transformados hasta el extremo de facilitar su venta masiva, una sociedad comercial, cuyo espacio público más importante
algo que sería imposible de otra manera. Los que fomentan este era el mercado de bienes e intercambios. La desaparición de
deterioro no son los compositores de música popular, sino los la cultura dentro de la sociedad de masas, por su parte, puede

30 Hannah Arendt Cultura y política 31


través de la ingesta de cosas, tanto cuando labora como cuando miembros de un proletariado intelectual ilustrado e informado
descansa, tanto cuando consume como cuando se divierte. Las que trata de organizarse y propagar la cultura por todo el plane-
cosas que ofrece la industria del entretenimiento no son valores ta, y de convertir esta cultura en algo agradable a todos aquellos
que puedan ser usados e intercambiados, sino que son objetos de que carecen de interés en tener contacto con ella.
consumo tan aptos para ser agotados como cualquier otro. Pa- La cultura tiene que ver con los objetos y es un fenómeno del
nem et circenses (pan y circo), las dos cosas van juntas: las dos mundo, y el placer tiene que ver con la gente y es un fenóme-
son necesarias para el proceso vital, le sirven de sustento y como no de la vida. Cuando la vida no encuentre ya satisfacción en
herramienta para su restablecimiento; las dos se agotan en este el placer que se deriva del metabolismo voraz que se establece
proceso, es decir, si no queremos que este proceso se detenga, las entre hombre y naturaleza –un placer que acompaña siempre
dos han de ser producidas y realizadas una y otra vez. la lucha y la labor, porque la energía vital humana no puede
Todo funciona a la perfección siempre y cuando la industria agotarse a sí misma en este proceso de circulación–, será libre
del entretenimiento produzca sus propios objetos de consumo. para alcanzar los objetos del mundo, para apropiarse de ellos
Esta industria es tan digna de reproche por el hecho de producir y para consumirlos. La vida intentará entonces preparar es-
objetos tan poco duraderos que obligatoriamente han de ser ago- tos objetos del mundo o de la cultura con el objeto de que sean
tados en el mismo instante de su creación –ya que, en caso con- aptos para el consumo; o sea, los tratará igual que si fuesen ob-
trario, se echarían a perder– como 1o podría ser una panadería. jetos de la naturaleza, los cuales, después de todo, también han
No obstante, si la industria del entretenimiento reivindica (para de ser preparados antes de poder fusionarse con el metabolismo
sí) los productos culturales –que es justo lo que sucede en el seno humano. Los objetos de la naturaleza no se ven afectados al ser
de la cultura de masas–, se corre el peligro inmenso de que el consumidos de esta manera, sino que se renuevan continua-
proceso vital de la sociedad –el cual, como todos los procesos mente, ya que el hombre –en cuanto que vive y labora, lucha y se
vitales, incorpora de manera insaciable al sistema circulatorio recupera– es también un ser natural cuya circulación biológica
biológico de su metabolismo todo lo que se le ofrece– comience es la que mejor encaja con una circulación más grande en la que
a devorar, literalmente hablando, los productos culturales. Este todo lo natural está en movimiento. Pero las cosas que hay en el
no es el caso, desde luego, cuando los productos culturales –ya mundo y que han sido producidas por el hombre –en tanto que
sean libros o imágenes– son lanzados al mercado en forma de es un ser mundano, y no solo un ser natural–, no se renuevan por
reproducciones baratas, y como consecuencia de esto se venden sí mismas, simplemente desaparecen cuando la vida se apropia
de forma masiva, pero sí lo es cuando estos mismos productos de ellas y las consume por placer. Y esta desaparición, que pri-
son alterados –reescritos, condensados, popularizados, conver- mero surge en el contexto de una sociedad de masas basada en
tidos en algo kitsch por medio de la reproducción– de forma que la alternancia entre labor y consumo, es seguramente algo dis-
puedan ser utilizados por la industria del entretenimiento. Esto tinto a lo que sucede cuando las cosas se agotan en el seno de la
no quiere decir que dicha industria sea un signo de aquello a lo sociedad al circular como valores de cambio hasta que su textu-
que comúnmente llamamos “cultura de masas”, y que, adoptan- ra original deja prácticamente de ser reconocible.
do un término más preciso, deberíamos calificar como el dete- Para explicar estos dos procesos que están destruyendo la
rioro de la cultura. Tampoco es cierto que este deterioro comien- cultura desde el punto de vista histórico o sociológico, la deva-
ce en el momento en que todos puedan comprar los diálogos de luación de los productos de cultura dentro del filisteísmo cul-
Platón por muy poco dinero, sino cuando estos productos son tural puede servir para ejemplificar el peligro más habitual de
transformados hasta el extremo de facilitar su venta masiva, una sociedad comercial, cuyo espacio público más importante
algo que sería imposible de otra manera. Los que fomentan este era el mercado de bienes e intercambios. La desaparición de
deterioro no son los compositores de música popular, sino los la cultura dentro de la sociedad de masas, por su parte, puede

30 Hannah Arendt Cultura y política 31


ser atribuida a una sociedad de laborantes que, como tales, no convertirse en un fenómeno aplastante. Fue en la esfera políti-
conocen ni necesitan un espacio público ni mundano que exis- ca donde se gestó esta desconfianza, un hecho que no nos debe
ta independientemente de su proceso vital, mientras que, como resultar para nada extraño si pensamos en nuestra propia in-
personas, necesitan por supuesto un espacio así y serían capa- comodidad ante la noción de estética cultivada [aesthetic cultu-
ces de construirlo tan pronto como cualquier otro ser humano redness], o ante otras construcciones como el concepto de políti-
sometido a otras circunstancias temporales. Una sociedad labo- ca cultural (Kulturpolitik). En cualquiera de los casos, lo que se
rante –que no tiene por qué ser lo mismo que una sociedad de la- pone de manifiesto es una tensión y un posible conflicto entre
borantes–, está caracterizada, en cualquier circunstancia, por el la política y la cultura. El esteta, desconocedor de las exigencias
hecho de entender e interpretarlo todo en términos de la función de la política, tratará de resolver este conflicto en beneficio de
del proceso vital del individuo o de la sociedad. Estos procesos la cultura, mientras que el político, ajeno a las necesidades de la
anticulturales, que difieren entre sí, comparten, sin embargo, producción cultural, abogará por la política, es decir, por la po-
una cosa: ambos se desatan cuando todos los objetos producidos lítica cultural. Nuestra inquietud ante estos intentos de resolu-
en el mundo son puestos en relación con una sociedad que los ción está sin duda condicionada por las experiencias modernas.
usa y los intercambia, los evalúa y los aplica, o los consume y El esteta nos recuerda al filisteo cultural, que también pensaba
los ingiere. En ambos casos estamos frente a una socialización que trasladar los “valores” elevados –es decir, culturales– a la
del mundo. Esa idea bastante aceptada de que la democracia se esfera de la política –que él consideraba vulgar e inferior– su-
opone a la cultura, y de que la cultura solo puede florecer en- ponía mancillarlos y degradarlos. Hasta las políticas cultura-
tre la aristocracia, es correcta en la medida en que se entienda les más liberales no podrán sino recordarnos las recientes y
la democracia como medio para expresar la socialización del espantosas experiencias que hemos presenciado en los regíme-
hombre y del mundo, interpretación que no tiene por qué ser nes totalitarios, donde ese concepto que llamamos “política” ha
necesariamente aceptada. En cualquier caso, lo que supone una aniquilado por completo cualquier atisbo de todo aquello que
amenaza para la cultura es el fenómeno de la sociedad, y el de la solemos considerar “cultura”.
buena sociedad tanto o más que el de la sociedad de masas. Para desarrollar estas reflexiones, dejaré provisionalmen-
te a un lado estas asociaciones tan típicas de la Modernidad y
propondré el estudio de un modelo histórico distinto. La ciencia
II política necesita de un modelo histórico para ser operativa, no
solo porque la historia es su objeto de estudio, sino también por-
que únicamente con la ayuda de las experiencias sedimentadas
Nuestro malestar con respecto a la cultura es en realidad un históricamente de conceptos como “política” o “cultura”, podre-
hecho relativamente reciente, puesto que es consecuencia del mos intentar ampliar la visión que nos concede nuestro propio
fenómeno anticultural del filisteísmo y de la cultura de masas, horizonte de experiencia –siempre limitado en cuanto tal– con
circunstancias que surgieron en este siglo como resultado de el fin de lograr alcanzar una perspectiva más extensa sobre un
una socialización omnipresente. Existe, sin embargo, otra clase fenómeno de carácter general como es la relación entre cultura
de recelo que es mucho más antiguo e igualmente relevante. En y política. De hecho, mi decisión de alejarme de la Modernidad
el contexto de esta reflexión tiene además una ventaja funda- responde simplemente al hecho de que para la vida de los anti-
mental: no fue una respuesta a ciertos signos de degeneración guos, la esfera pública de la política gozaba de una dignidad sin
relacionados con aspectos culturales, sino que se desencadenó parangón y de una enorme relevancia. Desde el punto de vista de
ante una situación diametralmente opuesta; concretamente, la la ciencia política, en un contexto histórico de estas caracterís-
del inmenso prestigio de la cultura y el temor a que esta pudiese ticas los fenómenos y problemas fundamentales y particulares

32 Hannah Arendt Cultura y política 33


ser atribuida a una sociedad de laborantes que, como tales, no convertirse en un fenómeno aplastante. Fue en la esfera políti-
conocen ni necesitan un espacio público ni mundano que exis- ca donde se gestó esta desconfianza, un hecho que no nos debe
ta independientemente de su proceso vital, mientras que, como resultar para nada extraño si pensamos en nuestra propia in-
personas, necesitan por supuesto un espacio así y serían capa- comodidad ante la noción de estética cultivada [aesthetic cultu-
ces de construirlo tan pronto como cualquier otro ser humano redness], o ante otras construcciones como el concepto de políti-
sometido a otras circunstancias temporales. Una sociedad labo- ca cultural (Kulturpolitik). En cualquiera de los casos, lo que se
rante –que no tiene por qué ser lo mismo que una sociedad de la- pone de manifiesto es una tensión y un posible conflicto entre
borantes–, está caracterizada, en cualquier circunstancia, por el la política y la cultura. El esteta, desconocedor de las exigencias
hecho de entender e interpretarlo todo en términos de la función de la política, tratará de resolver este conflicto en beneficio de
del proceso vital del individuo o de la sociedad. Estos procesos la cultura, mientras que el político, ajeno a las necesidades de la
anticulturales, que difieren entre sí, comparten, sin embargo, producción cultural, abogará por la política, es decir, por la po-
una cosa: ambos se desatan cuando todos los objetos producidos lítica cultural. Nuestra inquietud ante estos intentos de resolu-
en el mundo son puestos en relación con una sociedad que los ción está sin duda condicionada por las experiencias modernas.
usa y los intercambia, los evalúa y los aplica, o los consume y El esteta nos recuerda al filisteo cultural, que también pensaba
los ingiere. En ambos casos estamos frente a una socialización que trasladar los “valores” elevados –es decir, culturales– a la
del mundo. Esa idea bastante aceptada de que la democracia se esfera de la política –que él consideraba vulgar e inferior– su-
opone a la cultura, y de que la cultura solo puede florecer en- ponía mancillarlos y degradarlos. Hasta las políticas cultura-
tre la aristocracia, es correcta en la medida en que se entienda les más liberales no podrán sino recordarnos las recientes y
la democracia como medio para expresar la socialización del espantosas experiencias que hemos presenciado en los regíme-
hombre y del mundo, interpretación que no tiene por qué ser nes totalitarios, donde ese concepto que llamamos “política” ha
necesariamente aceptada. En cualquier caso, lo que supone una aniquilado por completo cualquier atisbo de todo aquello que
amenaza para la cultura es el fenómeno de la sociedad, y el de la solemos considerar “cultura”.
buena sociedad tanto o más que el de la sociedad de masas. Para desarrollar estas reflexiones, dejaré provisionalmen-
te a un lado estas asociaciones tan típicas de la Modernidad y
propondré el estudio de un modelo histórico distinto. La ciencia
II política necesita de un modelo histórico para ser operativa, no
solo porque la historia es su objeto de estudio, sino también por-
que únicamente con la ayuda de las experiencias sedimentadas
Nuestro malestar con respecto a la cultura es en realidad un históricamente de conceptos como “política” o “cultura”, podre-
hecho relativamente reciente, puesto que es consecuencia del mos intentar ampliar la visión que nos concede nuestro propio
fenómeno anticultural del filisteísmo y de la cultura de masas, horizonte de experiencia –siempre limitado en cuanto tal– con
circunstancias que surgieron en este siglo como resultado de el fin de lograr alcanzar una perspectiva más extensa sobre un
una socialización omnipresente. Existe, sin embargo, otra clase fenómeno de carácter general como es la relación entre cultura
de recelo que es mucho más antiguo e igualmente relevante. En y política. De hecho, mi decisión de alejarme de la Modernidad
el contexto de esta reflexión tiene además una ventaja funda- responde simplemente al hecho de que para la vida de los anti-
mental: no fue una respuesta a ciertos signos de degeneración guos, la esfera pública de la política gozaba de una dignidad sin
relacionados con aspectos culturales, sino que se desencadenó parangón y de una enorme relevancia. Desde el punto de vista de
ante una situación diametralmente opuesta; concretamente, la la ciencia política, en un contexto histórico de estas caracterís-
del inmenso prestigio de la cultura y el temor a que esta pudiese ticas los fenómenos y problemas fundamentales y particulares

32 Hannah Arendt Cultura y política 33


pueden ser estudiados con mucha mayor claridad que en cual- Más concretamente, la cuidadosa conservación de los prin-
quier otro periodo posterior. Con respecto al tema que nos ocu- cipios bien cimentados que la tradición había convertido en
pa, podemos descartar la Edad Media, ya que en esa época el es- sagrados. La fundación de la ciudad era a la política lo que la
pacio público lo moldeaban fuerzas más allá de lo básicamente tradición griega a los asuntos relacionados con el espíritu y el
secular o terrenal. Hoy día, la relación entre la cultura y la polí- intelecto. Esta actitud, típica de un pueblo agrícola, resultó in-
tica es una cuestión secular (aunque siga habiendo casos en que mensamente productiva al confluir con la apasionadísima rela-
no) y, por lo tanto, no puede ser determinada desde el punto de ción que los romanos mantenían con la naturaleza, es decir, con
vista religioso. La Modernidad, no obstante, plantea una pro- del paisaje romano. Desde su punto de vista, el verdadero arte
blemática casi irresoluble a la hora de clarificar el fenómeno debe desarrollarse con la misma naturalidad que lo hace el pai-
político, al haber aparecido entre los espacios familiares de lo saje; debe ser algo así como una naturaleza cultivada, como el
privado y lo público una nueva esfera en la que la parte pública canto más antiguo, “el ruido armonioso de las hojas en la soledad
está en proceso de hacerse privada, y la privada, pública. No de los bosques” (Mommsen)2. La idea de que la agricultura podía
nos es posible tratar aquí todas las distorsiones y desfiguracio- “uncir” la tierra y someterla a la violencia, y de que esa violencia era
nes comunes a todos los problemas políticos que se han dirimi- la prueba de la asombrosa grandeza del ser humano –tal y como
do y estudiado en el medio social. Mencionarlos es una forma Sófocles pone en boca del coro en los famosos versos de Antígona:
de justificar que vaya a remontarme a una época tan distante en “Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más
el tiempo. Me gustaría así recordar que, especialmente durante el sorprendente es el hombre”–, es justo lo contrario de lo que los ro-
periodo clásico, tanto en la Antigüedad griega como romana, manos pensaban. Resumiendo, se podría decir que los griegos lo
si no la cultura como tal, sí al menos aquellos que producían consideraban todo, incluso la agricultura, en términos de tech-
objetos pertenecientes a ese ámbito –es decir, los artesanos y ne y poiesis, mientras que los romanos, por el contrario, experi-
los artistas–, despertaban tales suspicacias que la opinión pre- mentaban incluso las actividades culturales y las productoras
dominante era que este tipo de gente no debía ser considerada del mundo desde el punto de vista del modelo de la labor en el
ciudadana de pleno derecho. Los romanos, por ejemplo, resol- que la naturaleza es cuidadosamente atendida para que se con-
vieron el conflicto entre cultura y política de una forma tan ta- vierta en cultura y proporcione comida y cobijo al ser humano
jantemente favorable a la política que la cultura acabó siendo en cuanto que ser natural.
considerada como un fenómeno importado de Grecia. (Mom- Pese a que las asociaciones generadas en la época romana si-
msen escribe que “el cantante y el poeta estaban al mismo nivel guen presentes en el uso que hacemos actualmente de la palabra
que los equilibristas y los bufones”, y, por lo que respecta a las “cultura”, el modelo de relación que se estableció en esta época
artes plásticas, “hasta Varrón se burlaba de las supersticiones entre la cultura y la política no fue especialmente fructífero. Los
de la multitud, que se apasionaba por miserables ídolos y mo- romanos no tomaban en serio ningún hecho cultural hasta que no
nigotes”1). El hecho de que la palabra “cultura”, que tiene origen estuviese preparado para convertirse en lo que ellos consideraban
romano, provenga en realidad de “cultivar”, de “cuidar”, sugiere un objeto merecedor de cuidado, y formase parte así de la res pu-
también que, en ese ámbito, los romanos no adoptaron el papel blica. En los primeros tiempos, no permitían que los artistas y los
de productores y creadores, sino el de guardianes y cuidadores. poetas llevasen adelante ningún proyecto, ya que creían que esos
Esta misma actitud caracterizó a su vez la concepción que te- juegos infantiles no casaban bien con la gravitas, la solemnidad y
nían de la política: la dignidad propias de un ciudadano. Pensaban que esa clase de
productividad no podía nunca generar una actividad equipara-
1
Th. Mommsen, Historia de Roma, libros I y II: Desde la fundación de Roma hasta la re-
unión de los Estados itálicos, trad. de A. García Moreno (2.a ed. rev. por L. A. Romero y ble –o que pudiese siquiera amenazar– a la esfera de lo político.
con prólogo y comentarios en la parte relativa a España de F. Fernández y González),
Turner, Madrid, 2003, p. 199. 2
Ibid., p. 241.

34 Hannah Arendt Cultura y política 35


pueden ser estudiados con mucha mayor claridad que en cual- Más concretamente, la cuidadosa conservación de los prin-
quier otro periodo posterior. Con respecto al tema que nos ocu- cipios bien cimentados que la tradición había convertido en
pa, podemos descartar la Edad Media, ya que en esa época el es- sagrados. La fundación de la ciudad era a la política lo que la
pacio público lo moldeaban fuerzas más allá de lo básicamente tradición griega a los asuntos relacionados con el espíritu y el
secular o terrenal. Hoy día, la relación entre la cultura y la polí- intelecto. Esta actitud, típica de un pueblo agrícola, resultó in-
tica es una cuestión secular (aunque siga habiendo casos en que mensamente productiva al confluir con la apasionadísima rela-
no) y, por lo tanto, no puede ser determinada desde el punto de ción que los romanos mantenían con la naturaleza, es decir, con
vista religioso. La Modernidad, no obstante, plantea una pro- del paisaje romano. Desde su punto de vista, el verdadero arte
blemática casi irresoluble a la hora de clarificar el fenómeno debe desarrollarse con la misma naturalidad que lo hace el pai-
político, al haber aparecido entre los espacios familiares de lo saje; debe ser algo así como una naturaleza cultivada, como el
privado y lo público una nueva esfera en la que la parte pública canto más antiguo, “el ruido armonioso de las hojas en la soledad
está en proceso de hacerse privada, y la privada, pública. No de los bosques” (Mommsen)2. La idea de que la agricultura podía
nos es posible tratar aquí todas las distorsiones y desfiguracio- “uncir” la tierra y someterla a la violencia, y de que esa violencia era
nes comunes a todos los problemas políticos que se han dirimi- la prueba de la asombrosa grandeza del ser humano –tal y como
do y estudiado en el medio social. Mencionarlos es una forma Sófocles pone en boca del coro en los famosos versos de Antígona:
de justificar que vaya a remontarme a una época tan distante en “Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más
el tiempo. Me gustaría así recordar que, especialmente durante el sorprendente es el hombre”–, es justo lo contrario de lo que los ro-
periodo clásico, tanto en la Antigüedad griega como romana, manos pensaban. Resumiendo, se podría decir que los griegos lo
si no la cultura como tal, sí al menos aquellos que producían consideraban todo, incluso la agricultura, en términos de tech-
objetos pertenecientes a ese ámbito –es decir, los artesanos y ne y poiesis, mientras que los romanos, por el contrario, experi-
los artistas–, despertaban tales suspicacias que la opinión pre- mentaban incluso las actividades culturales y las productoras
dominante era que este tipo de gente no debía ser considerada del mundo desde el punto de vista del modelo de la labor en el
ciudadana de pleno derecho. Los romanos, por ejemplo, resol- que la naturaleza es cuidadosamente atendida para que se con-
vieron el conflicto entre cultura y política de una forma tan ta- vierta en cultura y proporcione comida y cobijo al ser humano
jantemente favorable a la política que la cultura acabó siendo en cuanto que ser natural.
considerada como un fenómeno importado de Grecia. (Mom- Pese a que las asociaciones generadas en la época romana si-
msen escribe que “el cantante y el poeta estaban al mismo nivel guen presentes en el uso que hacemos actualmente de la palabra
que los equilibristas y los bufones”, y, por lo que respecta a las “cultura”, el modelo de relación que se estableció en esta época
artes plásticas, “hasta Varrón se burlaba de las supersticiones entre la cultura y la política no fue especialmente fructífero. Los
de la multitud, que se apasionaba por miserables ídolos y mo- romanos no tomaban en serio ningún hecho cultural hasta que no
nigotes”1). El hecho de que la palabra “cultura”, que tiene origen estuviese preparado para convertirse en lo que ellos consideraban
romano, provenga en realidad de “cultivar”, de “cuidar”, sugiere un objeto merecedor de cuidado, y formase parte así de la res pu-
también que, en ese ámbito, los romanos no adoptaron el papel blica. En los primeros tiempos, no permitían que los artistas y los
de productores y creadores, sino el de guardianes y cuidadores. poetas llevasen adelante ningún proyecto, ya que creían que esos
Esta misma actitud caracterizó a su vez la concepción que te- juegos infantiles no casaban bien con la gravitas, la solemnidad y
nían de la política: la dignidad propias de un ciudadano. Pensaban que esa clase de
productividad no podía nunca generar una actividad equipara-
1
Th. Mommsen, Historia de Roma, libros I y II: Desde la fundación de Roma hasta la re-
unión de los Estados itálicos, trad. de A. García Moreno (2.a ed. rev. por L. A. Romero y ble –o que pudiese siquiera amenazar– a la esfera de lo político.
con prólogo y comentarios en la parte relativa a España de F. Fernández y González),
Turner, Madrid, 2003, p. 199. 2
Ibid., p. 241.

34 Hannah Arendt Cultura y política 35


La capacidad productiva del modelo griego, en comparación, se su sitio a “Homero y los de su calaña”. Pericles, el político, hizo
puede deducir del hecho de que, al menos en Atenas, el conflicto exactamente lo mismo en el elogio, esgrimiendo diversas razo-
entre política y cultura nunca benefició claramente a un lado o a nes, y afirmando, de forma explícita, qué parte de la grandeza
otro, y de que tampoco hubo una mediación, por lo que las dos es- de Atenas consistía en no necesitar a Homero y a los poetas para
feras acabaron mostrando una indiferencia total mutua. Es como lograr que aquellas cosas que se han dicho y hecho –que son las
si los griegos pudiesen decir, por una parte: “Aquel que no ha visto que constituyen la esencia de la política– se tornen inmortales.
el Zeus de Fidias en Olimpia ha vivido en vano”, y al mismo tiem- Según él, el poder de la polis era lo suficientemente grande como
po afirmar que a la gente como Fidias, es decir, a los escultores, para que los monumentos en honor a su fama surgiesen direc-
no se les debería en ningún caso conceder la ciudadanía. tamente de la acción y, por ende, de la política misma; lo sufi-
Tucídides da testimonio de una célebre frase de Pericles, en cientemente grande como para que no hiciesen falta los pro-
la que la sospecha hacia la cultura formulada desde la esfera po- ductores profesionales de la fama: los artistas y los poetas, que
lítica aparece de forma indirecta pero significativa. Me refiero objetivan el mundo real y los hechos reales, y los convierten en
a la frase, prácticamente imposible de traducir, philosophumen cosas con el fin de asegurar la permanencia necesaria con el fin
aneu malakias kai philokaloumen: met’euteleias (filosofamos de3 alcanzar la fama inmortal.
sin afeminación y amamos la belleza con buen juicio), donde Considero que la tendencia de los griegos a no permitir que
podemos oír claramente que es la polis, lo político, lo que pone los artistas y los artesanos tuviesen ninguna influencia sobre la
límites al amor a la sabiduría y al amor a la belleza (los cuales polis se ha interpretado de forma errónea al equipararse con el
son concebidos –y de ahí la dificultad en la traducción– no como desprecio de la labor física necesaria para el mantenimiento de
estados sino como acciones). La euteleia, la precisión al evitar la vida. Ese desdén tiene también una naturaleza política: no po-
los excesos, era la virtud política, mientras que la malakia, tal y drá ser libre aquel a quien la vida le esté forzando, aquel cuyas
como decía Aristóteles, era considerada un vicio propio de bár- actividades estén dictadas por las necesidades de la vida. Den-
baros. La polis y la política eran la razón por la que los griegos tro de la polis, la vida del hombre libre solo será posible cuando
se consideraban superiores a los bárbaros. O, por decirlo de otro haya dominado las necesidades vitales, es decir, cuando se haya
modo, en ningún caso creían que fuese su elevada cultura el ras- convertido en un señor al mando de esclavos que le pertenecen
go que los distinguía de los pueblos menos civilizados, sino más en el ámbito doméstico. La labor que es necesaria para la vida
bien al contrario: la polis era la que limitaba todo aquello que desnuda, sin embargo, permanece fuera de la política, y no pue-
era esencialmente cultural. Entender esta cuestión tan simple de por tanto entrar en conflicto con ella; después de todo, ese
que aflora en las palabras de Pericles nos resulta difícil porque tipo de labor no se realiza en la esfera pública, sino en el reino
tendemos a creer de una forma mucho más sencilla –debido a privado de la familia y la casa. Aquellos que están excluidos de
que nuestra tradición ha reprimido y sumergido las experien- la esfera pública y confinados a la esfera de la casa y de lo pri-
cias políticas de Occidente y su visión del mundo en favor de las vado –la palabra griega oiketai (los que pertenecen a la casa) y
experiencias filosóficas–, que Pericles habla de conflictos que la romana familiares (los que pertenecen a la familia)–, son tan
nos son familiares: los que se generan entre la verdad y la belle- esencialmente distintos de los artesanos (quienes, tal y como
za, por un lado, y entre el pensamiento y la acción, por el otro. indica su nombre: demiourgoi, no se quedan en casa sino que
Lo infantil de nuestra interpretación se ve condicionado por la se mueven entre la gente para hacer su trabajo) como lo son de
narrativa de la historia de la filosofía, según la cual, Platón y los artistas, los poietai, cuyas obras sirven para educar y para
los filósofos que le precedieron querían prohibir en la república decorar el espacio público en el que se sitúa la vida política. El
a Homero y a los poetas contar mentiras. Sin embargo, no era conflicto entre política y cultura puede darse solo porque las ac-
Platón, el filósofo, el único que sentía la necesidad de poner en tividades (actuar y producir) y los productos de cada uno (los

36 Hannah Arendt Cultura y política 37


La capacidad productiva del modelo griego, en comparación, se su sitio a “Homero y los de su calaña”. Pericles, el político, hizo
puede deducir del hecho de que, al menos en Atenas, el conflicto exactamente lo mismo en el elogio, esgrimiendo diversas razo-
entre política y cultura nunca benefició claramente a un lado o a nes, y afirmando, de forma explícita, qué parte de la grandeza
otro, y de que tampoco hubo una mediación, por lo que las dos es- de Atenas consistía en no necesitar a Homero y a los poetas para
feras acabaron mostrando una indiferencia total mutua. Es como lograr que aquellas cosas que se han dicho y hecho –que son las
si los griegos pudiesen decir, por una parte: “Aquel que no ha visto que constituyen la esencia de la política– se tornen inmortales.
el Zeus de Fidias en Olimpia ha vivido en vano”, y al mismo tiem- Según él, el poder de la polis era lo suficientemente grande como
po afirmar que a la gente como Fidias, es decir, a los escultores, para que los monumentos en honor a su fama surgiesen direc-
no se les debería en ningún caso conceder la ciudadanía. tamente de la acción y, por ende, de la política misma; lo sufi-
Tucídides da testimonio de una célebre frase de Pericles, en cientemente grande como para que no hiciesen falta los pro-
la que la sospecha hacia la cultura formulada desde la esfera po- ductores profesionales de la fama: los artistas y los poetas, que
lítica aparece de forma indirecta pero significativa. Me refiero objetivan el mundo real y los hechos reales, y los convierten en
a la frase, prácticamente imposible de traducir, philosophumen cosas con el fin de asegurar la permanencia necesaria con el fin
aneu malakias kai philokaloumen: met’euteleias (filosofamos de3 alcanzar la fama inmortal.
sin afeminación y amamos la belleza con buen juicio), donde Considero que la tendencia de los griegos a no permitir que
podemos oír claramente que es la polis, lo político, lo que pone los artistas y los artesanos tuviesen ninguna influencia sobre la
límites al amor a la sabiduría y al amor a la belleza (los cuales polis se ha interpretado de forma errónea al equipararse con el
son concebidos –y de ahí la dificultad en la traducción– no como desprecio de la labor física necesaria para el mantenimiento de
estados sino como acciones). La euteleia, la precisión al evitar la vida. Ese desdén tiene también una naturaleza política: no po-
los excesos, era la virtud política, mientras que la malakia, tal y drá ser libre aquel a quien la vida le esté forzando, aquel cuyas
como decía Aristóteles, era considerada un vicio propio de bár- actividades estén dictadas por las necesidades de la vida. Den-
baros. La polis y la política eran la razón por la que los griegos tro de la polis, la vida del hombre libre solo será posible cuando
se consideraban superiores a los bárbaros. O, por decirlo de otro haya dominado las necesidades vitales, es decir, cuando se haya
modo, en ningún caso creían que fuese su elevada cultura el ras- convertido en un señor al mando de esclavos que le pertenecen
go que los distinguía de los pueblos menos civilizados, sino más en el ámbito doméstico. La labor que es necesaria para la vida
bien al contrario: la polis era la que limitaba todo aquello que desnuda, sin embargo, permanece fuera de la política, y no pue-
era esencialmente cultural. Entender esta cuestión tan simple de por tanto entrar en conflicto con ella; después de todo, ese
que aflora en las palabras de Pericles nos resulta difícil porque tipo de labor no se realiza en la esfera pública, sino en el reino
tendemos a creer de una forma mucho más sencilla –debido a privado de la familia y la casa. Aquellos que están excluidos de
que nuestra tradición ha reprimido y sumergido las experien- la esfera pública y confinados a la esfera de la casa y de lo pri-
cias políticas de Occidente y su visión del mundo en favor de las vado –la palabra griega oiketai (los que pertenecen a la casa) y
experiencias filosóficas–, que Pericles habla de conflictos que la romana familiares (los que pertenecen a la familia)–, son tan
nos son familiares: los que se generan entre la verdad y la belle- esencialmente distintos de los artesanos (quienes, tal y como
za, por un lado, y entre el pensamiento y la acción, por el otro. indica su nombre: demiourgoi, no se quedan en casa sino que
Lo infantil de nuestra interpretación se ve condicionado por la se mueven entre la gente para hacer su trabajo) como lo son de
narrativa de la historia de la filosofía, según la cual, Platón y los artistas, los poietai, cuyas obras sirven para educar y para
los filósofos que le precedieron querían prohibir en la república decorar el espacio público en el que se sitúa la vida política. El
a Homero y a los poetas contar mentiras. Sin embargo, no era conflicto entre política y cultura puede darse solo porque las ac-
Platón, el filósofo, el único que sentía la necesidad de poner en tividades (actuar y producir) y los productos de cada uno (los

36 Hannah Arendt Cultura y política 37


hechos y las obras de la gente) tienen lugar en el espacio públi- que sean merecedoras de la inmortalidad –esto es, del recuerdo
co. La cuestión que se ha de resolver respecto a este conflicto se eterno–, pese a que los seres humanos sean mortales. Esa inmor-
basa simplemente en decidir qué principios deben aplicarse en talidad exclusivamente humana y puramente terrenal que la
ese espacio público creado y habitado por la gente: los princi- grandeza reivindica es lo que conocemos como la “fama”, y su
pios comunes a la acción o los comunes a la producción, los propósito no solo es preservar la palabra y las acciones –todavía
que son políticos en el sentido más básico del término o aque- más efímeras y fugaces que los mortales seres humanos– de la
llos que son específicamente culturales. inmediata desaparición, sino también concederles una perma-
nencia inmortal. La pregunta planteada por Pericles en la cita
anterior viene a ser lo mismo que decir: ¿quién es el más adecua-
III do para hacer eso? ¿La organización de la polis –que garantiza el
espacio público donde puede llegar a aparecer y a comunicarse
la grandeza, y donde hay una presencia permanente de gente
Hemos determinado que el conflicto entre la cultura y la políti- que se ve y es vista, que habla y que puede ser escuchada– asegu-
ca se sitúa en la esfera pública, y que el conflicto consiste en si el ra un recuerdo permanente? ¿O lo hacen los poetas y los artistas,
espacio público que todos compartimos debería ser gobernado y más en general, las actividades que crean y que producen el
por los principios de aquellos que lo han erigido –es decir, por el mundo, y que obviamente aportan una mejor garantía de fama
hombre en tanto que homo faber– o provenir directamente de que la organización y la acción política, puesto que su función
las interacciones entre la gente, que se manifiestan en el mundo consiste en hacer permanente e imperecedero todo aquello que
a través de hechos, palabras y acontecimientos. Como sabemos, tiene una naturaleza más perecedera y fugaz? Fue la poesía, a
los griegos eligieron –con muy buen criterio, según mi opinión– través de Homero, la que enseñó a los griegos lo que era la fama
la última de estas dos alternativas. Esa decisión se manifiesta en y lo que podía llegar a ser. Y pese a que la poesía, junto con la
todas las facetas de la existencia. Si queremos descubrirla en la música, quizá sea el arte menos sujeto a lo material, sigue siendo
forma cotidiana en que las cosas son evaluadas, se podría decir un medio de producción que alcanza una forma de objetivación
que el principio del tamaño era el prioritario, en comparación sin la cual la permanencia y la condición de imperecedero se-
con todos los demás principios de juicio. Si queremos verla en rían inconcebibles.
términos de la organización política, convendría recordar la Es más, la dependencia de la acción con respecto a la produc-
frase: “Allí donde estéis, constituiréis una polis”, que se les decía ción no está limitada por la del héroe y su “fama” con respecto al
a los que partían al exilio, y que implicaba que la propia organi- poeta, como en el ejemplo mencionado por Pericles. En general,
zación de la polis tenía tal independencia de la singular fisono- la objetivación artística surge a partir de un mundo ya existente
mía que se había alcanzado en casa (patria), que podía ser dejada de objetos del cual es deudora, y sin el cual la obra de arte no
atrás de forma sumaria e intercambiarse, siempre y cuando las tendría lugar donde existir. No podemos rastrear simplemente
relaciones menos tangibles que tienen lugar a través de las ac- el origen de este mundo de objetos en las necesidades vitales del
ciones y las palabras humanas permaneciesen intactas. ser humano; no se trata de algo necesario para la mera supervi-
La naturaleza de esta decisión no solo no resuelve, de una vez vencia, tal y como demuestran las tribus nómadas, y las tiendas
por todas, el conflicto entre cultura y política –la pugna por y cabañas de los pueblos primitivos. Proviene más bien de un
dilucidar quién debía tener más privilegios: si la persona que deseo de erigir un dique de defensa contra la propia mortalidad,
produce o la que actúa– sino que además aviva todavía más sus de colocar algo, entre lo perecedero del ser humano y lo impe-
llamas. La grandeza del ser humano, que es en torno a lo que todo recedero de la naturaleza, que les sirva a los mortales como vara
gira, consiste en la capacidad de hacer cosas y de decir palabras para medir su mortalidad. Lo que ocupa este lugar es el mundo

38 Hannah Arendt Cultura y política 39


hechos y las obras de la gente) tienen lugar en el espacio públi- que sean merecedoras de la inmortalidad –esto es, del recuerdo
co. La cuestión que se ha de resolver respecto a este conflicto se eterno–, pese a que los seres humanos sean mortales. Esa inmor-
basa simplemente en decidir qué principios deben aplicarse en talidad exclusivamente humana y puramente terrenal que la
ese espacio público creado y habitado por la gente: los princi- grandeza reivindica es lo que conocemos como la “fama”, y su
pios comunes a la acción o los comunes a la producción, los propósito no solo es preservar la palabra y las acciones –todavía
que son políticos en el sentido más básico del término o aque- más efímeras y fugaces que los mortales seres humanos– de la
llos que son específicamente culturales. inmediata desaparición, sino también concederles una perma-
nencia inmortal. La pregunta planteada por Pericles en la cita
anterior viene a ser lo mismo que decir: ¿quién es el más adecua-
III do para hacer eso? ¿La organización de la polis –que garantiza el
espacio público donde puede llegar a aparecer y a comunicarse
la grandeza, y donde hay una presencia permanente de gente
Hemos determinado que el conflicto entre la cultura y la políti- que se ve y es vista, que habla y que puede ser escuchada– asegu-
ca se sitúa en la esfera pública, y que el conflicto consiste en si el ra un recuerdo permanente? ¿O lo hacen los poetas y los artistas,
espacio público que todos compartimos debería ser gobernado y más en general, las actividades que crean y que producen el
por los principios de aquellos que lo han erigido –es decir, por el mundo, y que obviamente aportan una mejor garantía de fama
hombre en tanto que homo faber– o provenir directamente de que la organización y la acción política, puesto que su función
las interacciones entre la gente, que se manifiestan en el mundo consiste en hacer permanente e imperecedero todo aquello que
a través de hechos, palabras y acontecimientos. Como sabemos, tiene una naturaleza más perecedera y fugaz? Fue la poesía, a
los griegos eligieron –con muy buen criterio, según mi opinión– través de Homero, la que enseñó a los griegos lo que era la fama
la última de estas dos alternativas. Esa decisión se manifiesta en y lo que podía llegar a ser. Y pese a que la poesía, junto con la
todas las facetas de la existencia. Si queremos descubrirla en la música, quizá sea el arte menos sujeto a lo material, sigue siendo
forma cotidiana en que las cosas son evaluadas, se podría decir un medio de producción que alcanza una forma de objetivación
que el principio del tamaño era el prioritario, en comparación sin la cual la permanencia y la condición de imperecedero se-
con todos los demás principios de juicio. Si queremos verla en rían inconcebibles.
términos de la organización política, convendría recordar la Es más, la dependencia de la acción con respecto a la produc-
frase: “Allí donde estéis, constituiréis una polis”, que se les decía ción no está limitada por la del héroe y su “fama” con respecto al
a los que partían al exilio, y que implicaba que la propia organi- poeta, como en el ejemplo mencionado por Pericles. En general,
zación de la polis tenía tal independencia de la singular fisono- la objetivación artística surge a partir de un mundo ya existente
mía que se había alcanzado en casa (patria), que podía ser dejada de objetos del cual es deudora, y sin el cual la obra de arte no
atrás de forma sumaria e intercambiarse, siempre y cuando las tendría lugar donde existir. No podemos rastrear simplemente
relaciones menos tangibles que tienen lugar a través de las ac- el origen de este mundo de objetos en las necesidades vitales del
ciones y las palabras humanas permaneciesen intactas. ser humano; no se trata de algo necesario para la mera supervi-
La naturaleza de esta decisión no solo no resuelve, de una vez vencia, tal y como demuestran las tribus nómadas, y las tiendas
por todas, el conflicto entre cultura y política –la pugna por y cabañas de los pueblos primitivos. Proviene más bien de un
dilucidar quién debía tener más privilegios: si la persona que deseo de erigir un dique de defensa contra la propia mortalidad,
produce o la que actúa– sino que además aviva todavía más sus de colocar algo, entre lo perecedero del ser humano y lo impe-
llamas. La grandeza del ser humano, que es en torno a lo que todo recedero de la naturaleza, que les sirva a los mortales como vara
gira, consiste en la capacidad de hacer cosas y de decir palabras para medir su mortalidad. Lo que ocupa este lugar es el mundo

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construido por el hombre que, sin llegar a ser inmortal, es mu- nerse categóricamente selladas contra las necesidades biológi-
cho más duradero o perdurable que la vida de los seres huma- cas de los seres humanos. Todo ello podrá suceder de distintas
nos. Toda la cultura empieza con esta especie de fabricación del maneras, pero la cultura, en el sentido estricto del término, solo
mundo, que en términos aristotélicos es ya una athanatidzein, podrá encontrarse allí donde esto ocurra.
un hacer inmortal. Fuera de un mundo así –es decir, fuera de No tengo la menor idea de si el hecho de ser una criatura
lo que llamamos “cultura” en el sentido más amplio–, la acción mundana o hacedora de mundo forma parte de la naturaleza
puede no ser estrictamente imposible, pero no dejaría ningún humana. Hay pueblos sin mundo, de la misma forma que hay
rastro; no habría ninguna historia, ni “miles de piedras, del seno individuos que carecen de este; y la vida humana precisa de
de la tierra excavadas, con sus palabras darían testimonio”3. un mundo tan solo en la medida en que necesita un hogar en
De todos los objetos que componen el mundo hemos dis- la tierra para la duración de su presencia. Cada mundo sirve
tinguido entre las cosas que tienen un uso y las obras de arte. a los que viven en él como una morada terrenal, pero eso no
Las dos se parecen en que son objetos, es decir, que no tienen significa que cualquier ser humano que se construya una casa
lugar en la naturaleza, sino tan solo en el mundo creado por el esté creando un mundo. La morada terrenal se convierte en un
hombre, y que se caracterizan por una cierta permanencia que mundo únicamente cuando los objetos en su conjunto son pro-
se extiende desde la durabilidad de los objetos comunes de uso ducidos y organizados de manera que puedan resistir el proceso
hasta la potencial inmortalidad de la obra de arte. En este sen- vital de consumo de los humanos que viven a su alrededor y de
tido, ambas categorías son distintas de los bienes de consumo, ser así capaces de sobrevivir a los seres humanos, que son mor-
por un lado –cuya esperanza de vida apenas excede el tiempo tales. Solo podemos hablar de cultura cuando este proceso de
necesario para su producción–, y de los productos de acción, supervivencia esté garantizado, y hablaremos de obras de arte
por el otro –es decir, los actos, los acontecimientos, las palabras, cuando nos enfrentemos a objetos que están siempre presentes
y finalmente las historias que derivarán de ellas–, los cuales son en su facticidad y su cualidad, con independencia de todos los
tan fugaces que apenas sobrevivirán la hora o el día en el que aspectos funcionales o utilitarios.
ven la luz, a no ser que la memoria y las capacidades producti- Por todas estas razones, en mi opinión, cualquier reflexión
vas de la gente acudan en su ayuda. Si observamos los objetos acerca de la cultura hará bien en tomar como punto de partida
que hay en el mundo desde la perspectiva de su capacidad de el fenómeno de la obra de arte. Este intento que llevamos a cabo
duración, no cabe duda de que las obras de arte pertenecen a aquí, y que trata de indagar en la relación entre cultura y política
una categoría superior a la del resto. Incluso después de miles haciendo referencia a la percepción que se tenía de estos temas
de años, conservan la capacidad de brillar ante nuestros ojos en la antigua Grecia, parte especialmente de esta premisa. Las
con la misma fuerza que el día en que fueron traídas al mundo. obras de arte, por sí mismas, tienen una relación más estrecha
Por eso son las cosas más mundanas que existen: son las únicas con la política que el resto de los objetos, y su modo de produc-
que son producidas para un mundo que se supone que ha de so- ción está más íntimamente relacionado con la acción que cual-
brevivir a todos los seres humanos, y por consiguiente no tienen quier otro tipo de ocupación. Todo esto se debe al hecho de que
función alguna en el proceso vital de la sociedad humana. No las obras artísticas necesitan siempre de la esfera pública para
solo no van a ser consumidas como bienes de consumo, ni usa- alcanzar el reconocimiento; esta afinidad se percibe también en
das como objetos de uso, sino que están llamadas a superar todo el hecho de que las obras de arte son objetos de carácter espiri-
ese proceso de uso y consumo, y, por así decirlo, deben mante- tual e intelectual. En la cultura griega, Mnemosyne –recuerdo
y memoria– es la madre de las musas, lo cual quiere decir que
3
F. Schiller, “A los amigos” (“An die Freunde”: “Tausend Steine würden redend Zeu- reevaluamos la realidad a través del pensamiento y el recuerdo.
gen / Die man aus dem Schoß der Erde gräbt”). Esta reevaluación permite detener y objetivar lo intangible, es

40 Hannah Arendt Cultura y política 41


construido por el hombre que, sin llegar a ser inmortal, es mu- nerse categóricamente selladas contra las necesidades biológi-
cho más duradero o perdurable que la vida de los seres huma- cas de los seres humanos. Todo ello podrá suceder de distintas
nos. Toda la cultura empieza con esta especie de fabricación del maneras, pero la cultura, en el sentido estricto del término, solo
mundo, que en términos aristotélicos es ya una athanatidzein, podrá encontrarse allí donde esto ocurra.
un hacer inmortal. Fuera de un mundo así –es decir, fuera de No tengo la menor idea de si el hecho de ser una criatura
lo que llamamos “cultura” en el sentido más amplio–, la acción mundana o hacedora de mundo forma parte de la naturaleza
puede no ser estrictamente imposible, pero no dejaría ningún humana. Hay pueblos sin mundo, de la misma forma que hay
rastro; no habría ninguna historia, ni “miles de piedras, del seno individuos que carecen de este; y la vida humana precisa de
de la tierra excavadas, con sus palabras darían testimonio”3. un mundo tan solo en la medida en que necesita un hogar en
De todos los objetos que componen el mundo hemos dis- la tierra para la duración de su presencia. Cada mundo sirve
tinguido entre las cosas que tienen un uso y las obras de arte. a los que viven en él como una morada terrenal, pero eso no
Las dos se parecen en que son objetos, es decir, que no tienen significa que cualquier ser humano que se construya una casa
lugar en la naturaleza, sino tan solo en el mundo creado por el esté creando un mundo. La morada terrenal se convierte en un
hombre, y que se caracterizan por una cierta permanencia que mundo únicamente cuando los objetos en su conjunto son pro-
se extiende desde la durabilidad de los objetos comunes de uso ducidos y organizados de manera que puedan resistir el proceso
hasta la potencial inmortalidad de la obra de arte. En este sen- vital de consumo de los humanos que viven a su alrededor y de
tido, ambas categorías son distintas de los bienes de consumo, ser así capaces de sobrevivir a los seres humanos, que son mor-
por un lado –cuya esperanza de vida apenas excede el tiempo tales. Solo podemos hablar de cultura cuando este proceso de
necesario para su producción–, y de los productos de acción, supervivencia esté garantizado, y hablaremos de obras de arte
por el otro –es decir, los actos, los acontecimientos, las palabras, cuando nos enfrentemos a objetos que están siempre presentes
y finalmente las historias que derivarán de ellas–, los cuales son en su facticidad y su cualidad, con independencia de todos los
tan fugaces que apenas sobrevivirán la hora o el día en el que aspectos funcionales o utilitarios.
ven la luz, a no ser que la memoria y las capacidades producti- Por todas estas razones, en mi opinión, cualquier reflexión
vas de la gente acudan en su ayuda. Si observamos los objetos acerca de la cultura hará bien en tomar como punto de partida
que hay en el mundo desde la perspectiva de su capacidad de el fenómeno de la obra de arte. Este intento que llevamos a cabo
duración, no cabe duda de que las obras de arte pertenecen a aquí, y que trata de indagar en la relación entre cultura y política
una categoría superior a la del resto. Incluso después de miles haciendo referencia a la percepción que se tenía de estos temas
de años, conservan la capacidad de brillar ante nuestros ojos en la antigua Grecia, parte especialmente de esta premisa. Las
con la misma fuerza que el día en que fueron traídas al mundo. obras de arte, por sí mismas, tienen una relación más estrecha
Por eso son las cosas más mundanas que existen: son las únicas con la política que el resto de los objetos, y su modo de produc-
que son producidas para un mundo que se supone que ha de so- ción está más íntimamente relacionado con la acción que cual-
brevivir a todos los seres humanos, y por consiguiente no tienen quier otro tipo de ocupación. Todo esto se debe al hecho de que
función alguna en el proceso vital de la sociedad humana. No las obras artísticas necesitan siempre de la esfera pública para
solo no van a ser consumidas como bienes de consumo, ni usa- alcanzar el reconocimiento; esta afinidad se percibe también en
das como objetos de uso, sino que están llamadas a superar todo el hecho de que las obras de arte son objetos de carácter espiri-
ese proceso de uso y consumo, y, por así decirlo, deben mante- tual e intelectual. En la cultura griega, Mnemosyne –recuerdo
y memoria– es la madre de las musas, lo cual quiere decir que
3
F. Schiller, “A los amigos” (“An die Freunde”: “Tausend Steine würden redend Zeu- reevaluamos la realidad a través del pensamiento y el recuerdo.
gen / Die man aus dem Schoß der Erde gräbt”). Esta reevaluación permite detener y objetivar lo intangible, es

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decir, los acontecimientos y las gestas, las palabras y las histo- cuya única ocupación sea la de producir cosas. Las sospechas
rias. El origen de la objetivación artística está en el pensamiento se dirigen contra una generalización de los principios de los
de la misma forma que el de la objetivación artesanal está en el productores y contra su forma de pensar, que inmiscuye en la
uso. Un acontecimiento no se vuelve eterno directamente al ser esfera de lo político. Esto explica algo que nos podría resultar
recordado, pero este recuerdo lo prepara para su potencial in- sorprendente en un principio: que alguien sea capaz de mostrar-
mortalidad, que podrá ser alcanzada a través de la objetivación se enormemente receptivo ante la actividad artística o declarar
artística. Para los griegos, sin embargo, la posible inmortalidad la más ardiente admiración por algunas de sus obras –algo que,
era el objetivo más elevado y profundo de todo lo relacionado tal y como sabemos a partir de gran cantidad de anécdotas, se
con la política, en especial, de la forma de organización de todo presenta acompañado por la notable confianza que los artistas
lo que les era más propio: la polis. Aquello que buscaban no era tienen en sí mismos– y aún así seguir planteándose si los artis-
la inmortalidad de la obra de arte en sí misma, sino más bien tas como individuos deberían o no ser excluidos de la comuni-
lo potencialmente imperecedero, la posible persistencia eterna dad política. Esa misma suspicacia está presente en la tendencia
de las grandes gestas y las grandes palabras en la memoria: una a considerar lo que eran actividades esencialmente políticas –en
forma de fama inmortal que podían lograr los poetas a través de cuanto estas, tal y como sucedía en el caso del trabajo legislativo
la objetivación productiva, y la polis, a través de las incesantes o la ordenación urbanística, tenían un mínimo en común con
conmemoraciones de tipo narrativo. la producción–, como condiciones prepolíticas de lo político, y,
por lo tanto, a excluirlas de la polis en sí, es decir, del reino de
las actividades puramente políticas donde solo tienen acceso los
IV ciudadanos de pleno derecho.
Esta sospecha que despierta la producción se justifica por
dos razones de tipo factual, que pueden ambas derivarse direc-
Teniendo en cuenta que el pensamiento griego, sobre todo en sus tamente de la naturaleza de esta actividad. La primera es que sin
aspectos políticos, estaba dirigido de forma tan exclusiva a la la aplicación de la fuerza la producción es básicamente imposi-
potencial inmortalidad de los mortales y a la condición impere- ble: para producir una mesa es preciso talar un árbol, y la made-
cedera de aquello que más pronto perece, lo normal sería pensar ra de ese árbol caído ha de ser violada para que pueda emerger
que la capacidad humana que considerarían más importante después en forma de mesa. (Quizá cuando Hölderlin calificó
sería la de la producción artística, es decir, la capacidad poética la poesía como la “más inocente” de las actividades, estuviese
incluida en el término griego poiesis. Si recordamos el formi- pensando en la violencia inherente a todo el resto de las formas
dable desarrollo del arte griego y la prodigiosa velocidad con artísticas. Aunque el poeta, qué duda cabe, también viola el ma-
la que, a lo largo de varios siglos, una obra maestra daba paso terial con el que trabaja: su canto no es el mismo que el del pájaro
a la siguiente, queda particularmente de manifiesto que esa que habita en el árbol). La segunda razón es que la producción
creencia política en la inmortalidad suscitó un extraordinario siempre se sitúa dentro de la categoría de relaciones de medios
movimiento de naturaleza específicamente cultural. y fines, las cuales solo pueden tener lugar en la esfera de la pro-
La suspicacia que generaba entre los griegos cualquier tipo ducción y la fabricación. El proceso de producción tiene un pro-
de producción, la sospecha del peligro que amenazaba a la po- pósito claramente discernible: el producto final, en función del
lis y a lo político desde el reino de lo producido y lo cultural, cual todo lo que lo conforma –los materiales, las herramientas,
tiene indudablemente que ver, más que con los objetos cultu- la propia actividad, e incluso las personas implicadas– se con-
rales en sí mismos, con las actitudes en las que se fundamenta vierte en simple medio. En nombre del fin, el trabajo justifica
la producción: unas actitudes que son comunes a cualquiera todos los medios, y sobre todo justifica la violencia sin la que

42 Hannah Arendt Cultura y política 43


decir, los acontecimientos y las gestas, las palabras y las histo- cuya única ocupación sea la de producir cosas. Las sospechas
rias. El origen de la objetivación artística está en el pensamiento se dirigen contra una generalización de los principios de los
de la misma forma que el de la objetivación artesanal está en el productores y contra su forma de pensar, que inmiscuye en la
uso. Un acontecimiento no se vuelve eterno directamente al ser esfera de lo político. Esto explica algo que nos podría resultar
recordado, pero este recuerdo lo prepara para su potencial in- sorprendente en un principio: que alguien sea capaz de mostrar-
mortalidad, que podrá ser alcanzada a través de la objetivación se enormemente receptivo ante la actividad artística o declarar
artística. Para los griegos, sin embargo, la posible inmortalidad la más ardiente admiración por algunas de sus obras –algo que,
era el objetivo más elevado y profundo de todo lo relacionado tal y como sabemos a partir de gran cantidad de anécdotas, se
con la política, en especial, de la forma de organización de todo presenta acompañado por la notable confianza que los artistas
lo que les era más propio: la polis. Aquello que buscaban no era tienen en sí mismos– y aún así seguir planteándose si los artis-
la inmortalidad de la obra de arte en sí misma, sino más bien tas como individuos deberían o no ser excluidos de la comuni-
lo potencialmente imperecedero, la posible persistencia eterna dad política. Esa misma suspicacia está presente en la tendencia
de las grandes gestas y las grandes palabras en la memoria: una a considerar lo que eran actividades esencialmente políticas –en
forma de fama inmortal que podían lograr los poetas a través de cuanto estas, tal y como sucedía en el caso del trabajo legislativo
la objetivación productiva, y la polis, a través de las incesantes o la ordenación urbanística, tenían un mínimo en común con
conmemoraciones de tipo narrativo. la producción–, como condiciones prepolíticas de lo político, y,
por lo tanto, a excluirlas de la polis en sí, es decir, del reino de
las actividades puramente políticas donde solo tienen acceso los
IV ciudadanos de pleno derecho.
Esta sospecha que despierta la producción se justifica por
dos razones de tipo factual, que pueden ambas derivarse direc-
Teniendo en cuenta que el pensamiento griego, sobre todo en sus tamente de la naturaleza de esta actividad. La primera es que sin
aspectos políticos, estaba dirigido de forma tan exclusiva a la la aplicación de la fuerza la producción es básicamente imposi-
potencial inmortalidad de los mortales y a la condición impere- ble: para producir una mesa es preciso talar un árbol, y la made-
cedera de aquello que más pronto perece, lo normal sería pensar ra de ese árbol caído ha de ser violada para que pueda emerger
que la capacidad humana que considerarían más importante después en forma de mesa. (Quizá cuando Hölderlin calificó
sería la de la producción artística, es decir, la capacidad poética la poesía como la “más inocente” de las actividades, estuviese
incluida en el término griego poiesis. Si recordamos el formi- pensando en la violencia inherente a todo el resto de las formas
dable desarrollo del arte griego y la prodigiosa velocidad con artísticas. Aunque el poeta, qué duda cabe, también viola el ma-
la que, a lo largo de varios siglos, una obra maestra daba paso terial con el que trabaja: su canto no es el mismo que el del pájaro
a la siguiente, queda particularmente de manifiesto que esa que habita en el árbol). La segunda razón es que la producción
creencia política en la inmortalidad suscitó un extraordinario siempre se sitúa dentro de la categoría de relaciones de medios
movimiento de naturaleza específicamente cultural. y fines, las cuales solo pueden tener lugar en la esfera de la pro-
La suspicacia que generaba entre los griegos cualquier tipo ducción y la fabricación. El proceso de producción tiene un pro-
de producción, la sospecha del peligro que amenazaba a la po- pósito claramente discernible: el producto final, en función del
lis y a lo político desde el reino de lo producido y lo cultural, cual todo lo que lo conforma –los materiales, las herramientas,
tiene indudablemente que ver, más que con los objetos cultu- la propia actividad, e incluso las personas implicadas– se con-
rales en sí mismos, con las actitudes en las que se fundamenta vierte en simple medio. En nombre del fin, el trabajo justifica
la producción: unas actitudes que son comunes a cualquiera todos los medios, y sobre todo justifica la violencia sin la que

42 Hannah Arendt Cultura y política 43


esos medios no podrían estar garantizados. Los productores solo comportamientos inhumanos. Aun así, todavía nos sorprende
pueden contemplar los objetos como medios para alcanzar de- enormemente el hecho de que semejante conducta inhumana
terminados fines, y deben juzgarlos de acuerdo a aquello para lo pueda surgir de la esfera de la cultura y que, sin embargo, el
que sirven de manera específica. Esta misma actitud, trasladada elemento más humanitario pueda ser asignado a la política. La
a otros ámbitos más generales aparte del de la fabricación, es la razón de esto es que por mucho que conozcamos o valoremos
que caracteriza hasta el día de hoy a los banausen (ignorantes), la cultura griega, nuestra concepción de la cultura está defi-
una de las pocas palabras alemanas procedentes del griego que nida básicamente por los romanos, quienes contemplaban este
apenas ha variado su significado. La sospecha que recae sobre ámbito no desde el punto de vista de los productores culturales,
ellos proviene de la esfera de lo político y sugiere al mismo tiem- sino, más bien, desde la perspectiva del entregado y cuidadoso
po el deseo de mantener fuera del espacio público político de guardián de lo natural y de lo heredado. Para poder asimilar una
la comunidad tanto la violencia como la actitud utilitaria de la perspectiva tan distinta como la griega, es preciso recordar que
racionalidad basada en los medios y los fines. el descubrimiento de la política estaba basado en concienzudo
Hasta el repaso más superficial de la historia de las teorías intento de apartar la violencia de la comunidad, y que dentro de
políticas pone inmediatamente de manifiesto que esta sospe- la democracia griega solo se consideraba una forma de interac-
cha no ha tenido la más mínima repercusión en nuestra tra- ción válida, la peitho, que era el arte de convencer y de hablar los
dición de pensamiento político, y que fue un fenómeno que unos con los otros. No debemos pasar por alto el hecho de que lo
desapareció del escenario de la historia de las experiencias po- político solo se refiere a las circunstancias internas a la polis. La
líticas con la misma presteza con la que había aparecido. Ac- violencia como tal era considerada algo apolítico y, por lo tanto,
tualmente, ninguna idea nos resulta tan natural como la de que algo que debía tener lugar fuera de las murallas de la ciudad.
la política es el espacio exacto donde la violencia puede estar Esa fue la causa de que las guerras en las repúblicas griegas fue-
legitimada, y que este espacio suele estar definido por el gober- ran tan espantosamente devastadoras; todo lo que sucediese en
nar y el ser gobernado. Nos resulta inconcebible imaginar que el exterior de la polis estaba más allá de la ley y quedaba por lo
la acción pueda ser otra cosa que una actividad que persigue un tanto a merced de la violencia: los más fuertes actuaban confor-
fin establecido a través de una serie de medios que, huelga decir, me a su voluntad y los más débiles sufrían las consecuencias.
están de sobra justificados por este. Para nuestra desgracia, hemos Una de las razones de que nos resulte tan difícil descubrir
tenido que experimentar las consecuencias prácticas y políticas un elemento propio de la violencia dentro de la cultura es que
de tal creencia en la universalidad de la actitud banausisch. hemos asumido el pensamiento basado en las categorías de pro-
Lo que ha sucedido, en cualquier caso, es justamente aquello ducción, hasta el extremo de considerar estas últimas como algo
que las suspicacias de los griegos hacia la cultura trataban de universal. Según estas categorías, actuamos de forma violenta
evitar: que la esfera política sucumbiese ante la mentalidad y en todas las situaciones y en todos los campos, y es a continua-
las categorías propias de la producción. A pesar de que nunca ción cuando tratamos de conjurar la parte peor por medio de
fueron los medios, sino el estar-hecho-para la producción, la los tratados. Esta es la razón, sin embargo, de que el ámbito don-
política perdió su independencia, y la esfera pública, el lugar de estas categorías encuentran su lugar natural y donde no tiene
en el que los seres humanos, organizados políticamente, ha- cabida nada que no sean sus propias configuraciones, nos parez-
blan e interactúan –es decir, el mundo ya construido– quedó ca el más inofensivo y correcto de todos. En comparación con la
subsumido bajo las mismas categorías necesarias para que ese violencia que los hombres ejercen unos contra otros, la violencia
mundo existiese. ejercida contra la naturaleza para contribuir a la construcción del
Sabemos por experiencia lo capaz que es una racionalidad mundo es, sin duda, inocente. Por esta razón, consideramos que el
utilitaria de medios-fines de hacer que la política derive hacia mayor peligro de la política es el debilitamiento, y traducimos

44 Hannah Arendt Cultura y política 45


esos medios no podrían estar garantizados. Los productores solo comportamientos inhumanos. Aun así, todavía nos sorprende
pueden contemplar los objetos como medios para alcanzar de- enormemente el hecho de que semejante conducta inhumana
terminados fines, y deben juzgarlos de acuerdo a aquello para lo pueda surgir de la esfera de la cultura y que, sin embargo, el
que sirven de manera específica. Esta misma actitud, trasladada elemento más humanitario pueda ser asignado a la política. La
a otros ámbitos más generales aparte del de la fabricación, es la razón de esto es que por mucho que conozcamos o valoremos
que caracteriza hasta el día de hoy a los banausen (ignorantes), la cultura griega, nuestra concepción de la cultura está defi-
una de las pocas palabras alemanas procedentes del griego que nida básicamente por los romanos, quienes contemplaban este
apenas ha variado su significado. La sospecha que recae sobre ámbito no desde el punto de vista de los productores culturales,
ellos proviene de la esfera de lo político y sugiere al mismo tiem- sino, más bien, desde la perspectiva del entregado y cuidadoso
po el deseo de mantener fuera del espacio público político de guardián de lo natural y de lo heredado. Para poder asimilar una
la comunidad tanto la violencia como la actitud utilitaria de la perspectiva tan distinta como la griega, es preciso recordar que
racionalidad basada en los medios y los fines. el descubrimiento de la política estaba basado en concienzudo
Hasta el repaso más superficial de la historia de las teorías intento de apartar la violencia de la comunidad, y que dentro de
políticas pone inmediatamente de manifiesto que esta sospe- la democracia griega solo se consideraba una forma de interac-
cha no ha tenido la más mínima repercusión en nuestra tra- ción válida, la peitho, que era el arte de convencer y de hablar los
dición de pensamiento político, y que fue un fenómeno que unos con los otros. No debemos pasar por alto el hecho de que lo
desapareció del escenario de la historia de las experiencias po- político solo se refiere a las circunstancias internas a la polis. La
líticas con la misma presteza con la que había aparecido. Ac- violencia como tal era considerada algo apolítico y, por lo tanto,
tualmente, ninguna idea nos resulta tan natural como la de que algo que debía tener lugar fuera de las murallas de la ciudad.
la política es el espacio exacto donde la violencia puede estar Esa fue la causa de que las guerras en las repúblicas griegas fue-
legitimada, y que este espacio suele estar definido por el gober- ran tan espantosamente devastadoras; todo lo que sucediese en
nar y el ser gobernado. Nos resulta inconcebible imaginar que el exterior de la polis estaba más allá de la ley y quedaba por lo
la acción pueda ser otra cosa que una actividad que persigue un tanto a merced de la violencia: los más fuertes actuaban confor-
fin establecido a través de una serie de medios que, huelga decir, me a su voluntad y los más débiles sufrían las consecuencias.
están de sobra justificados por este. Para nuestra desgracia, hemos Una de las razones de que nos resulte tan difícil descubrir
tenido que experimentar las consecuencias prácticas y políticas un elemento propio de la violencia dentro de la cultura es que
de tal creencia en la universalidad de la actitud banausisch. hemos asumido el pensamiento basado en las categorías de pro-
Lo que ha sucedido, en cualquier caso, es justamente aquello ducción, hasta el extremo de considerar estas últimas como algo
que las suspicacias de los griegos hacia la cultura trataban de universal. Según estas categorías, actuamos de forma violenta
evitar: que la esfera política sucumbiese ante la mentalidad y en todas las situaciones y en todos los campos, y es a continua-
las categorías propias de la producción. A pesar de que nunca ción cuando tratamos de conjurar la parte peor por medio de
fueron los medios, sino el estar-hecho-para la producción, la los tratados. Esta es la razón, sin embargo, de que el ámbito don-
política perdió su independencia, y la esfera pública, el lugar de estas categorías encuentran su lugar natural y donde no tiene
en el que los seres humanos, organizados políticamente, ha- cabida nada que no sean sus propias configuraciones, nos parez-
blan e interactúan –es decir, el mundo ya construido– quedó ca el más inofensivo y correcto de todos. En comparación con la
subsumido bajo las mismas categorías necesarias para que ese violencia que los hombres ejercen unos contra otros, la violencia
mundo existiese. ejercida contra la naturaleza para contribuir a la construcción del
Sabemos por experiencia lo capaz que es una racionalidad mundo es, sin duda, inocente. Por esta razón, consideramos que el
utilitaria de medios-fines de hacer que la política derive hacia mayor peligro de la política es el debilitamiento, y traducimos

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con ese sentido la mención de Pericles de la malakia citada an- de las relaciones de medios-fines, y expresan únicamente la
teriormente. Pero la falta de virilidad que va incluida en el tér- idea de que esa categoría no resulta relevante para la acción.
mino, que a los griegos les parecía propia de los bárbaros, exclu- El tipo de pensamiento asociado a ella supone una soberanía
ye por igual tanto la violencia como la acción de recurrir a todos que solo posee el productor, y no quien actúa; una soberanía
los medios al alcance para lograr el fin deseado. Nosotros, que a la hora de tratar con los propósitos para consigo mismo, con
tantas veces hemos presenciado cómo la política más brutal ha los medios necesarios para la consecución de tales propósitos,
sometido a la “élite cultural formada por los artistas y la gente o que tienen que ver con el resto de personas a las que uno ha
más culta”, y cómo esta élite se ha visto intimidada y ha tenido de dirigir, de forma que puedan ejecutar las órdenes necesa-
que renunciar al “parloteo incesante” es decir, al intercambio re- rias para fabricar un producto final previamente concebido.
cíproco de convicciones, tenemos quizás una mejor sensibilidad Solamente el productor puede ser el patrón; él es el soberano
para entender estas cosas y ver en ellas algo más que una simple y puede tomar posesión de todas las cosas como los medios y
“traición de los intelectuales”. Creer en la violencia de la políti- las herramientas precisas para su objetivo. El que lleva a cabo la
ca no es un privilegio exclusivo de la brutalidad. La raíz de esa acción siempre establece una relación de dependencia con los
creencia puede provenir también de lo que los franceses llaman otros que también actúan; nunca es verdaderamente soberano.
déformation professionelle, una aberración entre los producto- De este hecho se deriva la bien conocida irreversibilidad de los
res y patrocinadores de la cultura que se genera a raíz de su tipo procesos históricos, es decir, de los que se enraízan en la acción;
de trabajo. esta imposibilidad de dar marcha atrás en lo que se ha hecho no
La sospecha acerca del pensamiento medios-fines, que tam- se aplica en absoluto a los procesos de producción, en los que
bién pertenece en origen al terreno de lo político, se acerca mu- el productor, si así lo elige, puede siempre intervenir de forma
cho más al objetivo. La objeción que puede desde luego hacer la destructiva, a saber, dar marcha atrás en el proceso.
política a este tipo de pensamiento –que no deja de ser necesario Lo que a los griegos les resultó sospechoso de los Banausen
para la producción–, es que el fin justifica los medios, y que unos fue esa soberanía inherente a la producción de la que hace gala
fines enormemente atractivos pueden dar lugar a unos medios el homo faber. La perspectiva de este último, que podríamos ca-
totalmente terroríficos y destructivos. Si seguimos esta línea de lificar de utilitaria –puesto que es una estimación de las cosas en
pensamiento, que a lo largo de nuestro siglo se ha convertido función de medios para alcanzar un fin– surge de forma natural,
prácticamente en un lugar común, descubrimos que la acción ya que las cosas que produce están destinadas a ser usadas y que
en sí misma no tiene ningún fin, o al menos es incapaz de ser para producirlas precisa siempre de otras co sas. Con muy buen
consciente de ningún fin en la forma en que ha sido conceptua- juicio, los griegos suponían que, al generalizarse, esta forma de
lizada. Toda acción se sitúa en una red de relaciones en las que pensar llevaría necesariamente a una devaluación de las cosas
cualquier cosa que los individuos intenten queda transformada en cuanto cosas, y que esa devaluación se extendería a los objetos
de forma inmediata, de modo que se evita que pueda convertir- de la naturaleza, que no han sido producidos por el ser humano
se en un objetivo establecido, como un programa, por ejemplo. y que son, en esencia, independientes de este. Por decirlo de otro
Esto significa que en política los medios son siempre más im- modo, tenían miedo de que el dominio y la soberanía del homo
portantes que los fines, y lo mismo se puede expresar al decirse faber acabarían en hybris si se permitía el acceso a la esfera polí-
a uno mismo, como yo hice en una ocasión: cada acción buena tica a este tipo de seres humanos. Y pensaban, además, que una
llevada a cabo en nombre de una mala causa convierte al mun- “victoria” así de la cultura degeneraría en barbarismo, ya que, al
do en un lugar mejor, mientras que toda acción mala llevada a igual que la malakia, la hybris era considerada un vicio propio
cabo por una buena causa lo empeora. Pero pronunciamientos de los bárbaros. Me gustaría volver a recordar aquí una vez más
como este se basan en las paradojas que produce la categoría el famoso coro de Antígona: polla ta deina k’ouden anthropou

46 Hannah Arendt Cultura y política 47


con ese sentido la mención de Pericles de la malakia citada an- de las relaciones de medios-fines, y expresan únicamente la
teriormente. Pero la falta de virilidad que va incluida en el tér- idea de que esa categoría no resulta relevante para la acción.
mino, que a los griegos les parecía propia de los bárbaros, exclu- El tipo de pensamiento asociado a ella supone una soberanía
ye por igual tanto la violencia como la acción de recurrir a todos que solo posee el productor, y no quien actúa; una soberanía
los medios al alcance para lograr el fin deseado. Nosotros, que a la hora de tratar con los propósitos para consigo mismo, con
tantas veces hemos presenciado cómo la política más brutal ha los medios necesarios para la consecución de tales propósitos,
sometido a la “élite cultural formada por los artistas y la gente o que tienen que ver con el resto de personas a las que uno ha
más culta”, y cómo esta élite se ha visto intimidada y ha tenido de dirigir, de forma que puedan ejecutar las órdenes necesa-
que renunciar al “parloteo incesante” es decir, al intercambio re- rias para fabricar un producto final previamente concebido.
cíproco de convicciones, tenemos quizás una mejor sensibilidad Solamente el productor puede ser el patrón; él es el soberano
para entender estas cosas y ver en ellas algo más que una simple y puede tomar posesión de todas las cosas como los medios y
“traición de los intelectuales”. Creer en la violencia de la políti- las herramientas precisas para su objetivo. El que lleva a cabo la
ca no es un privilegio exclusivo de la brutalidad. La raíz de esa acción siempre establece una relación de dependencia con los
creencia puede provenir también de lo que los franceses llaman otros que también actúan; nunca es verdaderamente soberano.
déformation professionelle, una aberración entre los producto- De este hecho se deriva la bien conocida irreversibilidad de los
res y patrocinadores de la cultura que se genera a raíz de su tipo procesos históricos, es decir, de los que se enraízan en la acción;
de trabajo. esta imposibilidad de dar marcha atrás en lo que se ha hecho no
La sospecha acerca del pensamiento medios-fines, que tam- se aplica en absoluto a los procesos de producción, en los que
bién pertenece en origen al terreno de lo político, se acerca mu- el productor, si así lo elige, puede siempre intervenir de forma
cho más al objetivo. La objeción que puede desde luego hacer la destructiva, a saber, dar marcha atrás en el proceso.
política a este tipo de pensamiento –que no deja de ser necesario Lo que a los griegos les resultó sospechoso de los Banausen
para la producción–, es que el fin justifica los medios, y que unos fue esa soberanía inherente a la producción de la que hace gala
fines enormemente atractivos pueden dar lugar a unos medios el homo faber. La perspectiva de este último, que podríamos ca-
totalmente terroríficos y destructivos. Si seguimos esta línea de lificar de utilitaria –puesto que es una estimación de las cosas en
pensamiento, que a lo largo de nuestro siglo se ha convertido función de medios para alcanzar un fin– surge de forma natural,
prácticamente en un lugar común, descubrimos que la acción ya que las cosas que produce están destinadas a ser usadas y que
en sí misma no tiene ningún fin, o al menos es incapaz de ser para producirlas precisa siempre de otras co sas. Con muy buen
consciente de ningún fin en la forma en que ha sido conceptua- juicio, los griegos suponían que, al generalizarse, esta forma de
lizada. Toda acción se sitúa en una red de relaciones en las que pensar llevaría necesariamente a una devaluación de las cosas
cualquier cosa que los individuos intenten queda transformada en cuanto cosas, y que esa devaluación se extendería a los objetos
de forma inmediata, de modo que se evita que pueda convertir- de la naturaleza, que no han sido producidos por el ser humano
se en un objetivo establecido, como un programa, por ejemplo. y que son, en esencia, independientes de este. Por decirlo de otro
Esto significa que en política los medios son siempre más im- modo, tenían miedo de que el dominio y la soberanía del homo
portantes que los fines, y lo mismo se puede expresar al decirse faber acabarían en hybris si se permitía el acceso a la esfera polí-
a uno mismo, como yo hice en una ocasión: cada acción buena tica a este tipo de seres humanos. Y pensaban, además, que una
llevada a cabo en nombre de una mala causa convierte al mun- “victoria” así de la cultura degeneraría en barbarismo, ya que, al
do en un lugar mejor, mientras que toda acción mala llevada a igual que la malakia, la hybris era considerada un vicio propio
cabo por una buena causa lo empeora. Pero pronunciamientos de los bárbaros. Me gustaría volver a recordar aquí una vez más
como este se basan en las paradojas que produce la categoría el famoso coro de Antígona: polla ta deina k’ouden anthropou

46 Hannah Arendt Cultura y política 47


deinoteron pelei, ya que reproduce de una forma muy particu- Desde la perspectiva política, la belleza garantiza que inclu-
lar la escisión con la que los griegos evaluaban las capacidades so las cosas más perecederas y efímeras –las palabras y las ges-
productivas y la forma en que estas les inspiraban al mismo tas de los mortales seres humanos– puedan alcanzar un refugio
tiempo un profundo respeto y un rotundo pavor. Esas capaci- terrenal en el mundo.
dades siguieron asustándolos, porque la hybris que las caracte- La cultura, sin embargo, no es menos dependiente de la po-
rizaba amenazaba la propia existencia de la naturaleza y del lítica de lo que esta lo es de la cultura. La belleza precisa de la
mundo. publicidad de un espacio político protegido por seres huma-
El ser humano, en tanto que es político y no solo productivo, nos que actúen, porque lo público es, por excelencia, el espacio
carga consigo la preocupación en torno a la preservación del de aparición, mientras que lo privado queda reservado para la
mundo. Como ser político, necesita ser capaz de depender de la ocultación y la seguridad. Pero la belleza en sí misma no es un
producción, de forma que esta pueda proporcionarle un refugio fenómeno político; pertenece básicamente a la esfera de la pro-
duradero donde actuar y hablar durante su efímera existencia, ducción y es uno de los criterios que la conforman, ya que todos
durante una vida mortal caracterizada por su caducidad. La los objetos poseen un aspecto y una forma que es peculiar a su
política necesita así de la cultura, y la acción necesita de la pro- propio estatuto como objetos. En este sentido, la belleza sigue
ducción para lograr la estabilidad, pero aun así precisa también funcionando incluso como criterio para los objetos de uso, y no
proteger de la amenaza de la cultura y la producción tanto a lo porque los objetos “funcionales” puedan llegar incluso a ser be-
político como al mundo ya producido, puesto que toda produc- llos, sino por todo lo contrario, porque todos los objetos, inclu-
ción es al mismo tiempo destrucción. so los de uso, tienen vida más allá de la funcionalidad, por otro
En tanto que cultura, el mundo ha de garantizar la perma- lado, no es el aspecto con que aparece el objeto; ese aspecto co-
nencia, y lo hace por medio de la forma más pura y liviana a rresponde a su forma y a su configuración. La funcionalidad de
través de esos objetos que llamamos obras de arte, y que son ob- las cosas es la propiedad en virtud de la cual los objetos vuelven
jetos de cultura, en el sentido más rotundo de la palabra. Para a desaparecer al ser usados y consumidos. Para ser capaces de
cumplir su “propósito”, éstos deben ser protegidos cuidadosa- valorar un objeto según su valor de uso y no según su apariencia
mente de todas las declaraciones con propósitos e intereses exis- –decir si es hermoso o feo, o algo intermedio– deberemos prime-
tenciales, de ser usados y consumidos; en el contexto presente ro apagar nuestros propios ojos.
es irrelevante si esa protección se logra colocando las obras de La cultura y la política dependen así la una de la otra, y tie-
arte en lugares sagrados –templos e iglesias– o confiándolas al nen algo en común: ambas son fenómenos del mundo público.
cuidado de los museos y conservadores. En cualquiera de los Pese a eso, tal y como veremos, esta confluencia tiene más peso
casos, las obras precisan de la esfera pública y únicamente en el que los conflictos y las oposiciones que se establecen entre las
espacio compartido logran encontrar su lugar. Si se mantienen dos esferas. Lo que tienen en común incumbe a los objetos cul-
ocultas entre otras posesiones de carácter privado no alcanzan turales, por una parte, y a los seres humanos políticos y activos,
ningún tipo de reconocimiento, por lo que han de ser protegi- por otra. Esta convergencia entre las dos esferas no tiene nada
das de los intereses privados. Solo bajo la protección de lo pú- que ver con el artista productor, puesto que, después de todo, el
blico podrán revelarse tal y como son. Y sea lo que sea lo que en homo faber no mantiene la misma relación con la esfera pública
ellas aflore –eso que normalmente llamamos belleza–, será algo que la que caracteriza a los objetos que ha creado y modelado.
imperecedero desde el punto de vista de la esfera política y de Para poder seguir añadiendo esos objetos al mundo, él mismo
sus actividades, que es el punto de vista del actuar y hablar en ha de estar aislado y oculto del público, mientras que las acti-
su misma fugacidad. vidades políticas –hablar y actuar– no pueden tener lugar sin
la presencia de los otros y, por lo tanto, sin la esfera pública de

48 Hannah Arendt Cultura y política 49


deinoteron pelei, ya que reproduce de una forma muy particu- Desde la perspectiva política, la belleza garantiza que inclu-
lar la escisión con la que los griegos evaluaban las capacidades so las cosas más perecederas y efímeras –las palabras y las ges-
productivas y la forma en que estas les inspiraban al mismo tas de los mortales seres humanos– puedan alcanzar un refugio
tiempo un profundo respeto y un rotundo pavor. Esas capaci- terrenal en el mundo.
dades siguieron asustándolos, porque la hybris que las caracte- La cultura, sin embargo, no es menos dependiente de la po-
rizaba amenazaba la propia existencia de la naturaleza y del lítica de lo que esta lo es de la cultura. La belleza precisa de la
mundo. publicidad de un espacio político protegido por seres huma-
El ser humano, en tanto que es político y no solo productivo, nos que actúen, porque lo público es, por excelencia, el espacio
carga consigo la preocupación en torno a la preservación del de aparición, mientras que lo privado queda reservado para la
mundo. Como ser político, necesita ser capaz de depender de la ocultación y la seguridad. Pero la belleza en sí misma no es un
producción, de forma que esta pueda proporcionarle un refugio fenómeno político; pertenece básicamente a la esfera de la pro-
duradero donde actuar y hablar durante su efímera existencia, ducción y es uno de los criterios que la conforman, ya que todos
durante una vida mortal caracterizada por su caducidad. La los objetos poseen un aspecto y una forma que es peculiar a su
política necesita así de la cultura, y la acción necesita de la pro- propio estatuto como objetos. En este sentido, la belleza sigue
ducción para lograr la estabilidad, pero aun así precisa también funcionando incluso como criterio para los objetos de uso, y no
proteger de la amenaza de la cultura y la producción tanto a lo porque los objetos “funcionales” puedan llegar incluso a ser be-
político como al mundo ya producido, puesto que toda produc- llos, sino por todo lo contrario, porque todos los objetos, inclu-
ción es al mismo tiempo destrucción. so los de uso, tienen vida más allá de la funcionalidad, por otro
En tanto que cultura, el mundo ha de garantizar la perma- lado, no es el aspecto con que aparece el objeto; ese aspecto co-
nencia, y lo hace por medio de la forma más pura y liviana a rresponde a su forma y a su configuración. La funcionalidad de
través de esos objetos que llamamos obras de arte, y que son ob- las cosas es la propiedad en virtud de la cual los objetos vuelven
jetos de cultura, en el sentido más rotundo de la palabra. Para a desaparecer al ser usados y consumidos. Para ser capaces de
cumplir su “propósito”, éstos deben ser protegidos cuidadosa- valorar un objeto según su valor de uso y no según su apariencia
mente de todas las declaraciones con propósitos e intereses exis- –decir si es hermoso o feo, o algo intermedio– deberemos prime-
tenciales, de ser usados y consumidos; en el contexto presente ro apagar nuestros propios ojos.
es irrelevante si esa protección se logra colocando las obras de La cultura y la política dependen así la una de la otra, y tie-
arte en lugares sagrados –templos e iglesias– o confiándolas al nen algo en común: ambas son fenómenos del mundo público.
cuidado de los museos y conservadores. En cualquiera de los Pese a eso, tal y como veremos, esta confluencia tiene más peso
casos, las obras precisan de la esfera pública y únicamente en el que los conflictos y las oposiciones que se establecen entre las
espacio compartido logran encontrar su lugar. Si se mantienen dos esferas. Lo que tienen en común incumbe a los objetos cul-
ocultas entre otras posesiones de carácter privado no alcanzan turales, por una parte, y a los seres humanos políticos y activos,
ningún tipo de reconocimiento, por lo que han de ser protegi- por otra. Esta convergencia entre las dos esferas no tiene nada
das de los intereses privados. Solo bajo la protección de lo pú- que ver con el artista productor, puesto que, después de todo, el
blico podrán revelarse tal y como son. Y sea lo que sea lo que en homo faber no mantiene la misma relación con la esfera pública
ellas aflore –eso que normalmente llamamos belleza–, será algo que la que caracteriza a los objetos que ha creado y modelado.
imperecedero desde el punto de vista de la esfera política y de Para poder seguir añadiendo esos objetos al mundo, él mismo
sus actividades, que es el punto de vista del actuar y hablar en ha de estar aislado y oculto del público, mientras que las acti-
su misma fugacidad. vidades políticas –hablar y actuar– no pueden tener lugar sin
la presencia de los otros y, por lo tanto, sin la esfera pública de

48 Hannah Arendt Cultura y política 49


un espacio constituido por muchos. Las actividades que llevan ampliada, de forma que el mismo hecho de juzgar genera su pro-
a cabo tanto el artista como el artesano están sujetas a unos con- pia legitimidad. Esto significa, en el plano negativo, que puede
dicionantes muy distintos que los que corresponden a las acti- ignorar sus propias “condiciones privadas subjetivas”. Desde el
vidades políticas. No cabe duda tampoco de que el homo faber, punto de vista positivo, quiere decir que no puede funcionar o
en cuanto levante la voz para dar a conocer su opinión acerca prevalecer sin la existencia de otros puntos de vista desde los
del valor de lo político, desconfiará de la esfera política tanto que pensar. La presencia del yo es a la ley de la no-contradicción
como desconfía la polis de la mentalidad y las condiciones de en lógica, y a la no menos formal ley de la no-contradicción de
producción. la ética basada en la conciencia, lo que la presencia de los demás
Solo aquí se puede empezar a atisbar esta cara de la moneda; es al juicio. El juicio posee una cierta universalidad concreta, una
concretamente, cómo las actividades políticas son percibidas validez general (Allgemeingültigkeit) que es distinta de la vali-
con preocupación y recelo por los productores de cultura. Sin dez universal (universale Gültigkeit). El intento de alcanzar la
embargo, lo más importante para nosotros en nuestro contexto validez no puede llegar nunca más allá que otras pretensiones,
presente es que prestemos atención a una actividad humana desde cuyo punto de vista las cosas son pensadas en común.
en la que se sugiere el carácter que tienen en común la cultura El juicio, tal y como dice Kant, se aplica a “toda persona que
y la política. Esta recomendación la recojo de la primera mitad juzga”, lo que quiere decir que no se aplica a quien no participa
de la Crítica del juicio de Kant, en la que aparece el que es, en en el proceso del juicio y no está presente en la esfera pública,
mi opinión, el aspecto más interesante y original de la filosofía que es, en última instancia, el lugar donde aparecen los objetos que
política kantiana. son juzgados.
Como se recordará, en la Crítica de la razón práctica, Kant Sin lugar a dudas, la idea de que la capacidad de juicio es una
plantea la facultad legislativa de la razón, y asume que el princi- facultad política, en el sentido específico del término, es casi tan
pio de legislación, tal y como viene determinado por el “impera- antigua como la propia experiencia política articulada; una fa-
tivo categórico”, se basa en el acuerdo del juicio racional consigo cultad política en la forma exacta que Kant la determina, es de-
mismo; lo que, en términos kantianos, significa que si no quiero cir, la facultad de ver cosas no solo desde la propia perspectiva,
contradecirme a mí mismo, debo desear solo esas condiciones sino también desde la de todos los que están presentes. El juicio
que pudieran, en principio, ser también una ley general. El prin- es, así, quizá la facultad fundamental; permite al hombre orien-
cipio de acuerdo con uno mismo es muy antiguo. Una de sus for- tarse en la esfera pública política y, por lo tanto, en el mundo
mulaciones, muy parecida a la de Kant, puede encontrarse ya en compartido. Resulta por esto todavía más llamativo que ningún
Sócrates, cuya doctrina central según la formulación platónica filósofo, anterior o posterior a Kant, nunca antes haya decidido
dice así: “Dado que yo soy uno, es mejor para mí estar en con- preguntarse sobre este asunto, y quizás el motivo de este sorpren-
tradicción con el mundo que contradecirme a mí mismo”. Esta dente hecho resida en la antipatía de nuestra tradición filosófica
proposición ha conformado la base de la concepción occidental hacia la política, aunque ese es un tema del que no nos podemos
de la ética y la lógica, con su énfasis en la conciencia y en la ley ocupar aquí. Los griegos, en particular, llamaban a esta facultad
de la no-contradicción respectivamente. la phronesis, y la decisión de Aristóteles de diferenciar esta capa-
Bajo el enunciado “Máximas del sentido común”, que se cidad esencial del político de la sophia de los filósofos (a los que
encuentra en la Crítica del juicio, Kant añade al principio de les preocupa más la verdad) es consistente con la opinión pública
acuerdo con uno mismo, el principio de una “mentalidad am- en la polis ateniense, de la misma forma que suelen hacerlo sus
pliada” que sostiene que yo puedo “pensar desde el lugar de los escritos políticos. Hoy día, solemos confundir esta capacidad
otros”. Al acuerdo con uno mismo se une así un acuerdo poten- con un “entendimiento humano sano” (gesunden Menschen-
cial con los demás. El poder del juicio reside en esta mentalidad verstand), que solían llamar Gemeinsinn en alemán, y que tenía

50 Hannah Arendt Cultura y política 51


un espacio constituido por muchos. Las actividades que llevan ampliada, de forma que el mismo hecho de juzgar genera su pro-
a cabo tanto el artista como el artesano están sujetas a unos con- pia legitimidad. Esto significa, en el plano negativo, que puede
dicionantes muy distintos que los que corresponden a las acti- ignorar sus propias “condiciones privadas subjetivas”. Desde el
vidades políticas. No cabe duda tampoco de que el homo faber, punto de vista positivo, quiere decir que no puede funcionar o
en cuanto levante la voz para dar a conocer su opinión acerca prevalecer sin la existencia de otros puntos de vista desde los
del valor de lo político, desconfiará de la esfera política tanto que pensar. La presencia del yo es a la ley de la no-contradicción
como desconfía la polis de la mentalidad y las condiciones de en lógica, y a la no menos formal ley de la no-contradicción de
producción. la ética basada en la conciencia, lo que la presencia de los demás
Solo aquí se puede empezar a atisbar esta cara de la moneda; es al juicio. El juicio posee una cierta universalidad concreta, una
concretamente, cómo las actividades políticas son percibidas validez general (Allgemeingültigkeit) que es distinta de la vali-
con preocupación y recelo por los productores de cultura. Sin dez universal (universale Gültigkeit). El intento de alcanzar la
embargo, lo más importante para nosotros en nuestro contexto validez no puede llegar nunca más allá que otras pretensiones,
presente es que prestemos atención a una actividad humana desde cuyo punto de vista las cosas son pensadas en común.
en la que se sugiere el carácter que tienen en común la cultura El juicio, tal y como dice Kant, se aplica a “toda persona que
y la política. Esta recomendación la recojo de la primera mitad juzga”, lo que quiere decir que no se aplica a quien no participa
de la Crítica del juicio de Kant, en la que aparece el que es, en en el proceso del juicio y no está presente en la esfera pública,
mi opinión, el aspecto más interesante y original de la filosofía que es, en última instancia, el lugar donde aparecen los objetos que
política kantiana. son juzgados.
Como se recordará, en la Crítica de la razón práctica, Kant Sin lugar a dudas, la idea de que la capacidad de juicio es una
plantea la facultad legislativa de la razón, y asume que el princi- facultad política, en el sentido específico del término, es casi tan
pio de legislación, tal y como viene determinado por el “impera- antigua como la propia experiencia política articulada; una fa-
tivo categórico”, se basa en el acuerdo del juicio racional consigo cultad política en la forma exacta que Kant la determina, es de-
mismo; lo que, en términos kantianos, significa que si no quiero cir, la facultad de ver cosas no solo desde la propia perspectiva,
contradecirme a mí mismo, debo desear solo esas condiciones sino también desde la de todos los que están presentes. El juicio
que pudieran, en principio, ser también una ley general. El prin- es, así, quizá la facultad fundamental; permite al hombre orien-
cipio de acuerdo con uno mismo es muy antiguo. Una de sus for- tarse en la esfera pública política y, por lo tanto, en el mundo
mulaciones, muy parecida a la de Kant, puede encontrarse ya en compartido. Resulta por esto todavía más llamativo que ningún
Sócrates, cuya doctrina central según la formulación platónica filósofo, anterior o posterior a Kant, nunca antes haya decidido
dice así: “Dado que yo soy uno, es mejor para mí estar en con- preguntarse sobre este asunto, y quizás el motivo de este sorpren-
tradicción con el mundo que contradecirme a mí mismo”. Esta dente hecho resida en la antipatía de nuestra tradición filosófica
proposición ha conformado la base de la concepción occidental hacia la política, aunque ese es un tema del que no nos podemos
de la ética y la lógica, con su énfasis en la conciencia y en la ley ocupar aquí. Los griegos, en particular, llamaban a esta facultad
de la no-contradicción respectivamente. la phronesis, y la decisión de Aristóteles de diferenciar esta capa-
Bajo el enunciado “Máximas del sentido común”, que se cidad esencial del político de la sophia de los filósofos (a los que
encuentra en la Crítica del juicio, Kant añade al principio de les preocupa más la verdad) es consistente con la opinión pública
acuerdo con uno mismo, el principio de una “mentalidad am- en la polis ateniense, de la misma forma que suelen hacerlo sus
pliada” que sostiene que yo puedo “pensar desde el lugar de los escritos políticos. Hoy día, solemos confundir esta capacidad
otros”. Al acuerdo con uno mismo se une así un acuerdo poten- con un “entendimiento humano sano” (gesunden Menschen-
cial con los demás. El poder del juicio reside en esta mentalidad verstand), que solían llamar Gemeinsinn en alemán, y que tenía

50 Hannah Arendt Cultura y política 51


prácticamente el mismo significado que el sentido común o el gusto, lo fundamental es el mundo, no el hombre, ni tampoco
sens commun, que los franceses llaman simplemente le bon sens, su vida ni su yo.
y que también podría ser denominado como sentido del mundo El juicio de gusto se parece también al juicio político en el he-
(Weltsiltn). Esto solo nos lleva a reconocer el hecho de que nues- cho de que no acarrea obligaciones, y en que, a diferencia del jui-
tros cinco sentidos, que son privados y subjetivos, y sus datos en- cio cognitivo no puede probar nada de forma concluyente. Todo
cajan con un mundo no subjetivo que tenemos “objetivamente” lo que la persona que juzga puede hacer, como tan acertadamen-
y que podemos compartir y evaluar con los otros4. te expone Kant, es “cortejar el acuerdo de los otros” y confiar en
Las definiciones de Kant son especialmente destacables: él poder llegar a un punto de vista común. Este cortejo no es más
fue quien descubrió el juicio en todo su esplendor, al dar con los que lo que los griegos llamaban peithein, que es el tipo de retóri-
fenómenos del gusto y del juicio de gusto. Cuestionó la supuesta ca de la persuasión que era valorada en la polis como los medios
arbitrariedad y la naturaleza subjetiva del de gustibus non dis- preferidos de conducir el diálogo político. El peithein no solo se
putandum est (en cuestiones de gusto no hay disputa), ya que oponía a la violencia física, que era despreciada por los griegos,
esta arbitrariedad era incompatible con su sentido de la política. también se distinguía claramente del dialegesthai propiamente
A diferencia de estos prejuicios tan habituales, insistió en que el filosófico, justamente a causa de lo relacionado que estaba este
gusto en realidad “asume que los otros experimentan el mismo último con la cognición que, al igual que le sucede a la búsqueda
placer”, y que los juicios del gusto “sugieren el acuerdo de todos”. de la verdad, requiere de pruebas concluyentes. En las esferas
Él entiende, por lo tanto, que el gusto, al igual que el sentido co- culturales y políticas, que constituyen la esfera entera de la vida
mún (Gemeinsinn) del cual se deriva, es justamente lo opuesto pública, lo crucial no es la cognición y la verdad, sino el juzgar
a un “sentimiento privado”, aunque se suelan confundir el uno y el decidir: la evaluación normativa y la discusión acerca del
con el otro. mundo compartido, por un lado, y la decisión referente a qué se
Discutir todo esto en detalle nos llevaría demasiado lejos. debe parecer el mundo y a qué tipo de acciones deben empren-
Pese a eso, nuestra breve disquisición ya pone de manifiesto que derse en él, por otro.
cuando hablamos del comportamiento específicamente cultu- Lo que se trasluce de esta categorización del gusto entre las
ral de los seres humanos, este se entiende como una actividad facultades políticas del hombre, que puede quizá resultar extra-
política en el sentido más enfático del término. Los juicios, tan- ño, es el hecho, bien conocido pero no suficientemente asumido,
to los del gusto como los políticos, son decisiones, y como tales de que el gusto cuenta con un poder organizativo que tiene una
tienen “una base que no puede ser sino subjetiva”. Sin embargo, fuerza muy peculiar. Todos sabemos que no hay nada compa-
deben mantenerse independientes de todos los intereses subjeti- rable al descubrimiento del acuerdo en cuestiones referentes a
vos. El juicio surge de la subjetividad de una posición en el mun- aquello que gusta y que no gusta para ayudar a los seres huma-
do y, sin embargo, al mismo tiempo, afirma que ese mundo, en nos a que se reconozcan los unos a los otros, y sientan después
el que cada uno tiene su propia posición, es un hecho objetivo y, unos vínculos irrevocables entre sí. Es como si el gusto no solo
por tanto, algo que todos compartimos. El gusto decide cómo se decidiese la apariencia que debe tener el mundo, sino también
supone que debe parecer y sonar el mundo en tanto que mundo, quiénes pertenecen a él. En términos políticos, no resulta erróneo
independientemente de su utilidad o de los intereses existen- observar este sentimiento de pertenencia mutua como un princi-
ciales que tengamos puestos en él. El gusto evalúa el mundo de pio de organización esencialmente aristocrático, pero su poten-
acuerdo a su mundaneidad. En vez de preocuparse por la vida cial político puede ir, incluso, más allá. Es esta copertenencia lo
sensual o el yo moral, se opone a ambas cosas y propone un que se decide en los juicios acerca de un mundo común. Y lo que
interés puro y “desinteresado” por el mundo. Para el juicio de el individuo manifiesta en sus juicios es un particular “ser así y
no de otra manera”, que caracteriza todo lo personal y que logra
4
Vease I. Kant, Crítica del juicio, 40-41.

52 Hannah Arendt Cultura y política 53


prácticamente el mismo significado que el sentido común o el gusto, lo fundamental es el mundo, no el hombre, ni tampoco
sens commun, que los franceses llaman simplemente le bon sens, su vida ni su yo.
y que también podría ser denominado como sentido del mundo El juicio de gusto se parece también al juicio político en el he-
(Weltsiltn). Esto solo nos lleva a reconocer el hecho de que nues- cho de que no acarrea obligaciones, y en que, a diferencia del jui-
tros cinco sentidos, que son privados y subjetivos, y sus datos en- cio cognitivo no puede probar nada de forma concluyente. Todo
cajan con un mundo no subjetivo que tenemos “objetivamente” lo que la persona que juzga puede hacer, como tan acertadamen-
y que podemos compartir y evaluar con los otros4. te expone Kant, es “cortejar el acuerdo de los otros” y confiar en
Las definiciones de Kant son especialmente destacables: él poder llegar a un punto de vista común. Este cortejo no es más
fue quien descubrió el juicio en todo su esplendor, al dar con los que lo que los griegos llamaban peithein, que es el tipo de retóri-
fenómenos del gusto y del juicio de gusto. Cuestionó la supuesta ca de la persuasión que era valorada en la polis como los medios
arbitrariedad y la naturaleza subjetiva del de gustibus non dis- preferidos de conducir el diálogo político. El peithein no solo se
putandum est (en cuestiones de gusto no hay disputa), ya que oponía a la violencia física, que era despreciada por los griegos,
esta arbitrariedad era incompatible con su sentido de la política. también se distinguía claramente del dialegesthai propiamente
A diferencia de estos prejuicios tan habituales, insistió en que el filosófico, justamente a causa de lo relacionado que estaba este
gusto en realidad “asume que los otros experimentan el mismo último con la cognición que, al igual que le sucede a la búsqueda
placer”, y que los juicios del gusto “sugieren el acuerdo de todos”. de la verdad, requiere de pruebas concluyentes. En las esferas
Él entiende, por lo tanto, que el gusto, al igual que el sentido co- culturales y políticas, que constituyen la esfera entera de la vida
mún (Gemeinsinn) del cual se deriva, es justamente lo opuesto pública, lo crucial no es la cognición y la verdad, sino el juzgar
a un “sentimiento privado”, aunque se suelan confundir el uno y el decidir: la evaluación normativa y la discusión acerca del
con el otro. mundo compartido, por un lado, y la decisión referente a qué se
Discutir todo esto en detalle nos llevaría demasiado lejos. debe parecer el mundo y a qué tipo de acciones deben empren-
Pese a eso, nuestra breve disquisición ya pone de manifiesto que derse en él, por otro.
cuando hablamos del comportamiento específicamente cultu- Lo que se trasluce de esta categorización del gusto entre las
ral de los seres humanos, este se entiende como una actividad facultades políticas del hombre, que puede quizá resultar extra-
política en el sentido más enfático del término. Los juicios, tan- ño, es el hecho, bien conocido pero no suficientemente asumido,
to los del gusto como los políticos, son decisiones, y como tales de que el gusto cuenta con un poder organizativo que tiene una
tienen “una base que no puede ser sino subjetiva”. Sin embargo, fuerza muy peculiar. Todos sabemos que no hay nada compa-
deben mantenerse independientes de todos los intereses subjeti- rable al descubrimiento del acuerdo en cuestiones referentes a
vos. El juicio surge de la subjetividad de una posición en el mun- aquello que gusta y que no gusta para ayudar a los seres huma-
do y, sin embargo, al mismo tiempo, afirma que ese mundo, en nos a que se reconozcan los unos a los otros, y sientan después
el que cada uno tiene su propia posición, es un hecho objetivo y, unos vínculos irrevocables entre sí. Es como si el gusto no solo
por tanto, algo que todos compartimos. El gusto decide cómo se decidiese la apariencia que debe tener el mundo, sino también
supone que debe parecer y sonar el mundo en tanto que mundo, quiénes pertenecen a él. En términos políticos, no resulta erróneo
independientemente de su utilidad o de los intereses existen- observar este sentimiento de pertenencia mutua como un princi-
ciales que tengamos puestos en él. El gusto evalúa el mundo de pio de organización esencialmente aristocrático, pero su poten-
acuerdo a su mundaneidad. En vez de preocuparse por la vida cial político puede ir, incluso, más allá. Es esta copertenencia lo
sensual o el yo moral, se opone a ambas cosas y propone un que se decide en los juicios acerca de un mundo común. Y lo que
interés puro y “desinteresado” por el mundo. Para el juicio de el individuo manifiesta en sus juicios es un particular “ser así y
no de otra manera”, que caracteriza todo lo personal y que logra
4
Vease I. Kant, Crítica del juicio, 40-41.

52 Hannah Arendt Cultura y política 53


legitimidad hasta el punto de que se distancia de cualquier cosa pone en sentire, la frase significa: preferir la compañía de Pla-
que sea meramente idiosincrática. Lo político, tanto en el discur- tón a la de los otros es una cuestión de gusto, incluso si él fuese
so como en la acción, tiene que ver precisamente con esa condi- la razón de mi error. Suponiendo que la última lectura sea la
ción personal, con “quién” es cada uno, aparte de los talentos y correcta, se podría objetar que ni los científicos ni los filósofos
las cualidades que pueda tener. La política se encuentra por esta serían capaces de decir algo así. Sería más bien la forma en que
razón opuesta a lo cultural, donde la cualidad es siempre en últi- hablaría un verdadero político y un ser humano culto, en el
ma instancia el factor decisivo –la cualidad, por encima de todo, sentido romano de humanitas. Con toda probabilidad, es algo
del objeto produ cido, el cual, bajo la suposición de que en él se que esperaríamos oír de alguien libre en todos los sentidos y
expresa algo personal, nos envía de vuelta a los talentos y cuali- para quien también la cuestión de la libertad es la más impor-
dades individuales más que al “quién” de cada persona–. El juicio tante entre las que trata la filosofía. Una persona así diría: en
de gusto, sin embargo, no decide tan solo cuestiones de cualidad; mis interacciones, no permitiré que me fuercen ni las personas
al contrario, estas cuestiones son necesariamente evidentes, in- ni los objetos, incluso si esa fuerza resulta ser verdad.
cluso si, en tiempos de decadencia cultural, solamente unos po- En el campo de lo cultural, la libertad se manifiesta en el
cos serían susceptibles a indicios de este tipo. El gusto decide en- gusto porque el juicio de gusto contiene y comunica algo más
tre cualidades, y puede desarrollars allí donde esté presente un que un juicio “objetivo” sobre la cualidad. Como actividad del
sentido de cualidad, una capacidad de discernir los indicios de juicio, el gusto reúne cultura y política, las cuales ya comparten
lo hermoso. Si se da el caso, ya es solo cuestión del gusto, que no el espacio abierto de la esfera de lo público. El gusto iguala la
cesa de juzgar las cosas del mundo, el establecer límites y dotar tensión entre las dos, una tensión que surge del conflicto inter-
el reino de lo cultural de un significado humano. O lo que quiere no entre acción y producción. Sin la libertad de lo político, la
decir lo mismo: su función consiste en desbarbarizar la cultura. cultura permanece sin vida. La paulatina muerte de lo político
Como todo el mundo sabe, el término humanidad es de ori- y el desfallecimiento del juicio son las condiciones previas para
gen romano, y no hay ninguna palabra en griego que correspon- que tenga lugar la socialización y devaluación de la cultura de
da al humanitas latino. Por esta misma razón, considero que, la que hablábamos al inicio de este ensayo. No obstante, sin con-
para ilustrar la forma en que el gusto es la facultad por medio tar con la belleza de las cosas pertenecientes a la cultura y sin
de la que la cultura se humaniza, lo más apropiado es recurrir el radiante esplendor en el que se manifiesta una permanencia
a un ejemplo romano. Recordemos la antigua locución, que articulada políticamente y una potencialidad imperecedera del
es platónica tanto en su forma como en su contenido: amicus mundo, lo político en su conjunto no podría perdurar.
Socrates, amicus Plato, sed magis amica veritas (Sócrates es mi
amigo, Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad).
Este principio fundamentalmente apolítico e inhumano, que en
nombre de la verdad rechaza explícitamente a las personas y la
amistad, debería ser comparado con una declaración de Cicerón
igual de conocida, que una vez, en plena discusión, manifestó lo
siguiente: Errare malo cum Platone quam cum istis (sc. Pythago-
raeis) vera sentire (prefiero equivocarme con Platón que acertar
en compañía de estos [los de Pitágoras]). Desde luego este pro-
nunciamiento es enormemente ambiguo. Tal vez lo que quiere
decir es: prefiero errar usando la razón platónica que “sentir”
la verdad usando la sinrazón pitagórica. Pero si el énfasis se

54 Hannah Arendt Cultura y política 55


legitimidad hasta el punto de que se distancia de cualquier cosa pone en sentire, la frase significa: preferir la compañía de Pla-
que sea meramente idiosincrática. Lo político, tanto en el discur- tón a la de los otros es una cuestión de gusto, incluso si él fuese
so como en la acción, tiene que ver precisamente con esa condi- la razón de mi error. Suponiendo que la última lectura sea la
ción personal, con “quién” es cada uno, aparte de los talentos y correcta, se podría objetar que ni los científicos ni los filósofos
las cualidades que pueda tener. La política se encuentra por esta serían capaces de decir algo así. Sería más bien la forma en que
razón opuesta a lo cultural, donde la cualidad es siempre en últi- hablaría un verdadero político y un ser humano culto, en el
ma instancia el factor decisivo –la cualidad, por encima de todo, sentido romano de humanitas. Con toda probabilidad, es algo
del objeto produ cido, el cual, bajo la suposición de que en él se que esperaríamos oír de alguien libre en todos los sentidos y
expresa algo personal, nos envía de vuelta a los talentos y cuali- para quien también la cuestión de la libertad es la más impor-
dades individuales más que al “quién” de cada persona–. El juicio tante entre las que trata la filosofía. Una persona así diría: en
de gusto, sin embargo, no decide tan solo cuestiones de cualidad; mis interacciones, no permitiré que me fuercen ni las personas
al contrario, estas cuestiones son necesariamente evidentes, in- ni los objetos, incluso si esa fuerza resulta ser verdad.
cluso si, en tiempos de decadencia cultural, solamente unos po- En el campo de lo cultural, la libertad se manifiesta en el
cos serían susceptibles a indicios de este tipo. El gusto decide en- gusto porque el juicio de gusto contiene y comunica algo más
tre cualidades, y puede desarrollars allí donde esté presente un que un juicio “objetivo” sobre la cualidad. Como actividad del
sentido de cualidad, una capacidad de discernir los indicios de juicio, el gusto reúne cultura y política, las cuales ya comparten
lo hermoso. Si se da el caso, ya es solo cuestión del gusto, que no el espacio abierto de la esfera de lo público. El gusto iguala la
cesa de juzgar las cosas del mundo, el establecer límites y dotar tensión entre las dos, una tensión que surge del conflicto inter-
el reino de lo cultural de un significado humano. O lo que quiere no entre acción y producción. Sin la libertad de lo político, la
decir lo mismo: su función consiste en desbarbarizar la cultura. cultura permanece sin vida. La paulatina muerte de lo político
Como todo el mundo sabe, el término humanidad es de ori- y el desfallecimiento del juicio son las condiciones previas para
gen romano, y no hay ninguna palabra en griego que correspon- que tenga lugar la socialización y devaluación de la cultura de
da al humanitas latino. Por esta misma razón, considero que, la que hablábamos al inicio de este ensayo. No obstante, sin con-
para ilustrar la forma en que el gusto es la facultad por medio tar con la belleza de las cosas pertenecientes a la cultura y sin
de la que la cultura se humaniza, lo más apropiado es recurrir el radiante esplendor en el que se manifiesta una permanencia
a un ejemplo romano. Recordemos la antigua locución, que articulada políticamente y una potencialidad imperecedera del
es platónica tanto en su forma como en su contenido: amicus mundo, lo político en su conjunto no podría perdurar.
Socrates, amicus Plato, sed magis amica veritas (Sócrates es mi
amigo, Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad).
Este principio fundamentalmente apolítico e inhumano, que en
nombre de la verdad rechaza explícitamente a las personas y la
amistad, debería ser comparado con una declaración de Cicerón
igual de conocida, que una vez, en plena discusión, manifestó lo
siguiente: Errare malo cum Platone quam cum istis (sc. Pythago-
raeis) vera sentire (prefiero equivocarme con Platón que acertar
en compañía de estos [los de Pitágoras]). Desde luego este pro-
nunciamiento es enormemente ambiguo. Tal vez lo que quiere
decir es: prefiero errar usando la razón platónica que “sentir”
la verdad usando la sinrazón pitagórica. Pero si el énfasis se

54 Hannah Arendt Cultura y política 55


Discurso de recepción
del premio Sonning*

Excelentísimo Señor Rector Magnífico,


Excelencias,
Señoras y señores:
Desde el mismo momento en que recibí la inesperada noticia
de que habían decidido elegirme como merecedora del premio
Sonning, premio que distingue a las obras que han contribuido a
la civilización europea, he venido pensando qué podría decir en
respuesta. Considerando, por un lado, lo que ha sido mi propia
vida, y por otro, mi actitud frente a este tipo de acontecimientos
públicos, el simple hecho de verme enfrentada a esta situación
ha suscitado en mí tal cantidad de reacciones y reflexiones, mu-
chas de ellas contradictorias, que llegar a alguna conclusión no
me ha resultado en absoluto sencillo. No hará falta mencionar
el sentimiento de gratitud innato que nos deja desconcertados
cada vez que el mundo nos ofrece un regalo auténtico, algo que
llega siempre sin pedir nada a cambio, cuando la diosa Fortuna
nos sonríe, con olímpica indiferencia ante todo aquello que an-
helábamos de forma más o menos consciente y que considerá-
bamos como nuestros objetivos, esperanzas o propósitos.
Permítanme que trate de poner en claro algunas cosas. Em-
pezaré con lo puramente biográfico. Recibir un reconocimien-
* Originalmente publicado como “Prologue” en The Promise of Politics, Schocken
Books, Nueva York, 2003, pp. 3-14.
El Premio Sonning (Sonningprisen) es un reconocimiento bianual a persona-
lidades destacadas por su contribución a la cultura europea. El premio se creó por
voluntad testamentaria del editor y escritor danés Carl Johan Sonning (1879-1937) y
fue concedido por primera vez en 1950. Una comisión encabezada por el rector de la
Universidad de Copenhage concede el premio a partir de una lista de personalidades
propuestas por las principales universidades europeas. Arendt lo recibió el 18 de abril
de 1975.

Cultura y política 57
Discurso de recepción
del premio Sonning*

Excelentísimo Señor Rector Magnífico,


Excelencias,
Señoras y señores:
Desde el mismo momento en que recibí la inesperada noticia
de que habían decidido elegirme como merecedora del premio
Sonning, premio que distingue a las obras que han contribuido a
la civilización europea, he venido pensando qué podría decir en
respuesta. Considerando, por un lado, lo que ha sido mi propia
vida, y por otro, mi actitud frente a este tipo de acontecimientos
públicos, el simple hecho de verme enfrentada a esta situación
ha suscitado en mí tal cantidad de reacciones y reflexiones, mu-
chas de ellas contradictorias, que llegar a alguna conclusión no
me ha resultado en absoluto sencillo. No hará falta mencionar
el sentimiento de gratitud innato que nos deja desconcertados
cada vez que el mundo nos ofrece un regalo auténtico, algo que
llega siempre sin pedir nada a cambio, cuando la diosa Fortuna
nos sonríe, con olímpica indiferencia ante todo aquello que an-
helábamos de forma más o menos consciente y que considerá-
bamos como nuestros objetivos, esperanzas o propósitos.
Permítanme que trate de poner en claro algunas cosas. Em-
pezaré con lo puramente biográfico. Recibir un reconocimien-
* Originalmente publicado como “Prologue” en The Promise of Politics, Schocken
Books, Nueva York, 2003, pp. 3-14.
El Premio Sonning (Sonningprisen) es un reconocimiento bianual a persona-
lidades destacadas por su contribución a la cultura europea. El premio se creó por
voluntad testamentaria del editor y escritor danés Carl Johan Sonning (1879-1937) y
fue concedido por primera vez en 1950. Una comisión encabezada por el rector de la
Universidad de Copenhage concede el premio a partir de una lista de personalidades
propuestas por las principales universidades europeas. Arendt lo recibió el 18 de abril
de 1975.

Cultura y política 57
to público por mi contribución a la civilización europea no es modo, formada por la experiencia de ocho años en Francia, lar-
algo que pueda pasar por alto alguien como yo, que tuve que gos y bastante felices. No sé cuál puede haber sido mi contribu-
abandonar Europa hace treinta y cinco años, no por decisión ción a la civilización europea, pero he de reconocer que a lo lar-
propia precisamente, y convertirme en ciudadana de Estados go de estos años me he aferrado concienzudamente a este bagaje
Unidos, de forma del todo voluntaria y consciente, porque aquel europeo con una tenacidad que en ocasiones podía confundirse
país tenía un gobierno que se regía por la ley y no por los hom- con una obstinación no exenta de polémica, ya que me he visto
bres. Aquellos primeros y decisivos años antes de alcanzar la rodeada de personas, entre ellos viejos amigos, que trataban en-
naturalización fueron como un curso autodidacta acerca de la carecidamente de recorrer justo el camino contrario: hacer todo
filosofía política de los Padres Fundadores, y el elemento que lo posible por comportarse, por hablar y por sentir como “autén-
me acabó de convencer fue comprobar la existencia real de ticos estadounidenses”, dejándose llevar principalmente por la
un cuerpo político, a diferencia de lo que sucedía en los Esta- pura fuerza de la costumbre, la costumbre de vivir en un Esta-
dos-nación europeos, caracterizados por sus poblaciones homo- do-nación en el que para sentirse integrado es preciso adaptarse
géneas, su sentido orgánico de la historia, su división en clases a los usos y las costumbres de los allí nacidos. Mi problema fue
sociales más o menos acusada, su soberanía nacional y su no- que nunca deseé pertenecer a ningún sitio, ni siquiera a Alema-
ción de raison d’état. Esa idea de que en los momentos críticos la nia, y que por Io tanto me costó entender el papel fundamental
diversidad ha de ser sacrificada en aras de una union sacrée de que ejerce la nostalgia sobre los inmigrantes, en especial en Es-
la nación, que representó en su día el mayor triunfo de la fuerza tados Unidos, donde el origen nacional, una vez perdida su re-
asimiladora del grupo étnico dominante, empieza ahora a res- levancia política, pasaba a convertirse en el vínculo más fuer-
quebrajarse bajo la presión de la amenazadora metamorfosis de te, tanto en el ámbito social como en el de la vida privada. Sin
todos los gobiernos, incluido el de Estados Unidos, en organis- embargo, mientras que para los que me rodeaban este origen
mos burocráticos. Ya no son la ley ni los hombres los que nos era un país, quizás un paisaje, una serie de costumbres y tradi-
rigen, sino administraciones anónimas o computadoras cuyo ciones, y sobre todo, una mentalidad determinada, en mi caso,
dominio totalmente despersonalizado puede llegar a conver- el origen era el idioma. Si algo hice conscientemente en defensa
tirse en una amenaza mayor, para la libertad y para el grado de la civilización europea después de tener que abandonar Ale-
mínimo de civilidad necesario en miras a la convivencia, que mania, fue tomar, de forma deliberada, la decisión de no cam-
las grandes y más espantosas arbitrariedades de los tiranos del biar mi lengua materna por ninguna otra que se me ofreciera
pasado. Pero todos estos peligros derivados de lo enorme de su o se me impusiera. Siempre he tenido la impresión de que para
tamaño combinados con la tecnocracia, cuya preponderancia la mayoría de la gente, en particular para los que no tienen una
amenaza con provocar la extinción, el “desvanecimiento” de facilidad especial para los idiomas, la lengua materna es la vara
cualquier forma de gobierno –en aquel entonces las propieda- de medir con la que se confrontan todas las lenguas que se van
des escalofriantes de esa bien intencionada quimera ideológica aprendiendo con el tiempo, por la simple y sencilla razón de que
solo podían ser detectadas mediante un análisis crítico– toda- las palabras que usamos en el lenguaje cotidiano adquieren un
vía no formaban parte de la agenda política cotidiana, de ma- determinado peso –que es el que origina nuestras elecciones y
nera que lo que me convenció al llegar a Estados Unidos fue nos aparta de las frases hechas– gracias a las variadas asociacio-
precisamente la libertad de poder convertirme en ciudadana nes que se establecen de manera espontánea y excepcional con
sin tener que pagar el precio de la asimilación. el tesoro de la gran poesía que le es propio exclusivamente a esa
Como todos ustedes saben, soy de origen judío; feminini ge- lengua materna en cuestión.
neris, tal y como pueden ver; nacida y educada en Alemania, El segundo aspecto que tenía por fuerza que mencionar y
hecho que seguro ya han percibido al escucharme, y, en cierto que está también relacionado con mi vida, tiene que ver con el

58 Hannah Arendt Cultura y política 59


to público por mi contribución a la civilización europea no es modo, formada por la experiencia de ocho años en Francia, lar-
algo que pueda pasar por alto alguien como yo, que tuve que gos y bastante felices. No sé cuál puede haber sido mi contribu-
abandonar Europa hace treinta y cinco años, no por decisión ción a la civilización europea, pero he de reconocer que a lo lar-
propia precisamente, y convertirme en ciudadana de Estados go de estos años me he aferrado concienzudamente a este bagaje
Unidos, de forma del todo voluntaria y consciente, porque aquel europeo con una tenacidad que en ocasiones podía confundirse
país tenía un gobierno que se regía por la ley y no por los hom- con una obstinación no exenta de polémica, ya que me he visto
bres. Aquellos primeros y decisivos años antes de alcanzar la rodeada de personas, entre ellos viejos amigos, que trataban en-
naturalización fueron como un curso autodidacta acerca de la carecidamente de recorrer justo el camino contrario: hacer todo
filosofía política de los Padres Fundadores, y el elemento que lo posible por comportarse, por hablar y por sentir como “autén-
me acabó de convencer fue comprobar la existencia real de ticos estadounidenses”, dejándose llevar principalmente por la
un cuerpo político, a diferencia de lo que sucedía en los Esta- pura fuerza de la costumbre, la costumbre de vivir en un Esta-
dos-nación europeos, caracterizados por sus poblaciones homo- do-nación en el que para sentirse integrado es preciso adaptarse
géneas, su sentido orgánico de la historia, su división en clases a los usos y las costumbres de los allí nacidos. Mi problema fue
sociales más o menos acusada, su soberanía nacional y su no- que nunca deseé pertenecer a ningún sitio, ni siquiera a Alema-
ción de raison d’état. Esa idea de que en los momentos críticos la nia, y que por Io tanto me costó entender el papel fundamental
diversidad ha de ser sacrificada en aras de una union sacrée de que ejerce la nostalgia sobre los inmigrantes, en especial en Es-
la nación, que representó en su día el mayor triunfo de la fuerza tados Unidos, donde el origen nacional, una vez perdida su re-
asimiladora del grupo étnico dominante, empieza ahora a res- levancia política, pasaba a convertirse en el vínculo más fuer-
quebrajarse bajo la presión de la amenazadora metamorfosis de te, tanto en el ámbito social como en el de la vida privada. Sin
todos los gobiernos, incluido el de Estados Unidos, en organis- embargo, mientras que para los que me rodeaban este origen
mos burocráticos. Ya no son la ley ni los hombres los que nos era un país, quizás un paisaje, una serie de costumbres y tradi-
rigen, sino administraciones anónimas o computadoras cuyo ciones, y sobre todo, una mentalidad determinada, en mi caso,
dominio totalmente despersonalizado puede llegar a conver- el origen era el idioma. Si algo hice conscientemente en defensa
tirse en una amenaza mayor, para la libertad y para el grado de la civilización europea después de tener que abandonar Ale-
mínimo de civilidad necesario en miras a la convivencia, que mania, fue tomar, de forma deliberada, la decisión de no cam-
las grandes y más espantosas arbitrariedades de los tiranos del biar mi lengua materna por ninguna otra que se me ofreciera
pasado. Pero todos estos peligros derivados de lo enorme de su o se me impusiera. Siempre he tenido la impresión de que para
tamaño combinados con la tecnocracia, cuya preponderancia la mayoría de la gente, en particular para los que no tienen una
amenaza con provocar la extinción, el “desvanecimiento” de facilidad especial para los idiomas, la lengua materna es la vara
cualquier forma de gobierno –en aquel entonces las propieda- de medir con la que se confrontan todas las lenguas que se van
des escalofriantes de esa bien intencionada quimera ideológica aprendiendo con el tiempo, por la simple y sencilla razón de que
solo podían ser detectadas mediante un análisis crítico– toda- las palabras que usamos en el lenguaje cotidiano adquieren un
vía no formaban parte de la agenda política cotidiana, de ma- determinado peso –que es el que origina nuestras elecciones y
nera que lo que me convenció al llegar a Estados Unidos fue nos aparta de las frases hechas– gracias a las variadas asociacio-
precisamente la libertad de poder convertirme en ciudadana nes que se establecen de manera espontánea y excepcional con
sin tener que pagar el precio de la asimilación. el tesoro de la gran poesía que le es propio exclusivamente a esa
Como todos ustedes saben, soy de origen judío; feminini ge- lengua materna en cuestión.
neris, tal y como pueden ver; nacida y educada en Alemania, El segundo aspecto que tenía por fuerza que mencionar y
hecho que seguro ya han percibido al escucharme, y, en cierto que está también relacionado con mi vida, tiene que ver con el

58 Hannah Arendt Cultura y política 59


país al que debo este honor. La forma en que el pueblo danés a la presión ejercida por la opinión pública –y no a la amenaza
y su gobierno supieron tratar y resolver el inmenso problema de la resistencia armada ni a ninguna táctica de guerrillas–, los
planteado por la conquista de Europa por los nazis siempre me funcionarios nazis destacados en el país se vieron obligados a
ha resultado fascinante. A menudo he pensado que esta historia dar marcha atrás; perdieron toda credibilidad, se vieron supe-
extraordinaria, que, por supuesto, ustedes conocen mucho me- rados por aquello que más habían despreciado: las simples pa-
jor que yo, debería ser de lectura obligada en todos los cursos de labras, pronunciadas libremente y de forma pública. Aquel fue
ciencia política que traten las relaciones que se establecen entre un hecho inaudito.
el poder y la violencia, conceptos cuya frecuente equiparación Permítanme que aborde ahora otro aspecto de estas reflexio-
es origen de algunas de las falacias más elementales tanto en la nes. La ceremonia que tiene lugar hoy es evidentemente un acto
teoría como en la práctica política. Este episodio de la historia público, y el honor que se otorga es la expresión del reconoci-
de su país proporciona un ejemplo enormemente instructivo miento público a una persona que a partir de este momento que-
de la fuerza potencial que reside en la acción noviolenta y en dará a su vez transformada en una figura pública. En este sen-
la resistencia ante un adversario que posee unos medios de vio- tido, me temo que su elección pueda ser cuestionada. Nada más
lencia inmensamente superiores. Y dado que en este conflicto lejos de mi intención el plantear aquí el espinoso tema del mé-
la victoria más espectacular fue la derrota de la “solución final” rito. Cuando nos es concedido un honor, también se nos ofrece
y la salvación de casi todos los judíos que habitaban en territo- una inmensa lección de humildad, puesto que aprendemos que
rio danés sin importar cuál fuese su origen, tanto si eran ciuda- no podemos juzgarnos a nosotros mismos, y que en ningún caso
danos daneses como si se trataba de refugiados procedentes de debemos tratar de juzgar nuestros logros de la misma manera
Alemania que se habían quedado sin Estado, no es de extrañar que hacemos con los de los demás. Estoy dispuesta a aceptar esta
que los que sobrevivieron a esta catástrofe sientan una especial lección tan necesaria; siempre he pensado que conocerse a uno
vinculación con este país. mismo es imposible, dado que nadie se aparece ante sí mismo de
Hay dos cosas que me sorprenden especialmente en esta la misma manera que lo hace ante los demás. Tan solo el pobre
historia. En primer lugar, el hecho de que, antes de la guerra, el Narciso se deja engañar por su imagen reflejada y languidece a
trato dispensado por Dinamarca a los refugiados no fue en ab- causa del amor por un espejismo. No obstante, y aunque esté dis-
soluto favorable. Al igual que sucedió en otros Estados-nación, puesta a aceptar modestamente el hecho de que nadie pueda ser
también aquí les fue negada la naturalización y los permisos de su propio juez, no quiero en cambio renunciar por completo a mi
trabajo. Pese a la ausencia de antisemitismo, los judíos nacidos capacidad de decir –igual que lo haría un verdadero cristiano–:
en otros países no eran bienvenidos; sin embargo, el derecho de “¿Quién soy yo para juzgar?” Y así, por una cuestión puramente
asilo, que no se respetó en ningún otro país, fue considerado un personal e individual, me veo inclinada a coincidir con el poeta
principio sacrosanto. Cuando los nazis exigieron la deportación W. H. Auden, y decir:
primero de los apátridas, es decir, de los refugiados alemanes
que habían perdido la nacionalidad, los daneses replicaron que Los rostros privados en lugares públicos
como estos refugiados no eran ya ciudadanos alemanes, no se Son más sabios y agradables
les podía deportar sin la aprobación de Dinamarca. El segundo Que los rostros públicos en lugares privados 12
aspecto destacable es que mientras fueron pocos los países eu-
ropeos sometidos a la ocupación nazi que lograron arreglárselas O lo que es lo mismo, mi temperamento y mis inclinaciones
para conseguir salvar a la mayor parte de su población judía, los –esas cualidades psíquicas innatas que no tienen por qué influir
daneses fueron los únicos, en mi opinión, que se atrevieron a ha-
blar, a decirles claramente a sus amos lo que pensaban. Gracias 1
Poemas, trad. de M. Ardanaz, Visor, Madrid, 2011, p. 51.

60 Hannah Arendt Cultura y política 61


país al que debo este honor. La forma en que el pueblo danés a la presión ejercida por la opinión pública –y no a la amenaza
y su gobierno supieron tratar y resolver el inmenso problema de la resistencia armada ni a ninguna táctica de guerrillas–, los
planteado por la conquista de Europa por los nazis siempre me funcionarios nazis destacados en el país se vieron obligados a
ha resultado fascinante. A menudo he pensado que esta historia dar marcha atrás; perdieron toda credibilidad, se vieron supe-
extraordinaria, que, por supuesto, ustedes conocen mucho me- rados por aquello que más habían despreciado: las simples pa-
jor que yo, debería ser de lectura obligada en todos los cursos de labras, pronunciadas libremente y de forma pública. Aquel fue
ciencia política que traten las relaciones que se establecen entre un hecho inaudito.
el poder y la violencia, conceptos cuya frecuente equiparación Permítanme que aborde ahora otro aspecto de estas reflexio-
es origen de algunas de las falacias más elementales tanto en la nes. La ceremonia que tiene lugar hoy es evidentemente un acto
teoría como en la práctica política. Este episodio de la historia público, y el honor que se otorga es la expresión del reconoci-
de su país proporciona un ejemplo enormemente instructivo miento público a una persona que a partir de este momento que-
de la fuerza potencial que reside en la acción noviolenta y en dará a su vez transformada en una figura pública. En este sen-
la resistencia ante un adversario que posee unos medios de vio- tido, me temo que su elección pueda ser cuestionada. Nada más
lencia inmensamente superiores. Y dado que en este conflicto lejos de mi intención el plantear aquí el espinoso tema del mé-
la victoria más espectacular fue la derrota de la “solución final” rito. Cuando nos es concedido un honor, también se nos ofrece
y la salvación de casi todos los judíos que habitaban en territo- una inmensa lección de humildad, puesto que aprendemos que
rio danés sin importar cuál fuese su origen, tanto si eran ciuda- no podemos juzgarnos a nosotros mismos, y que en ningún caso
danos daneses como si se trataba de refugiados procedentes de debemos tratar de juzgar nuestros logros de la misma manera
Alemania que se habían quedado sin Estado, no es de extrañar que hacemos con los de los demás. Estoy dispuesta a aceptar esta
que los que sobrevivieron a esta catástrofe sientan una especial lección tan necesaria; siempre he pensado que conocerse a uno
vinculación con este país. mismo es imposible, dado que nadie se aparece ante sí mismo de
Hay dos cosas que me sorprenden especialmente en esta la misma manera que lo hace ante los demás. Tan solo el pobre
historia. En primer lugar, el hecho de que, antes de la guerra, el Narciso se deja engañar por su imagen reflejada y languidece a
trato dispensado por Dinamarca a los refugiados no fue en ab- causa del amor por un espejismo. No obstante, y aunque esté dis-
soluto favorable. Al igual que sucedió en otros Estados-nación, puesta a aceptar modestamente el hecho de que nadie pueda ser
también aquí les fue negada la naturalización y los permisos de su propio juez, no quiero en cambio renunciar por completo a mi
trabajo. Pese a la ausencia de antisemitismo, los judíos nacidos capacidad de decir –igual que lo haría un verdadero cristiano–:
en otros países no eran bienvenidos; sin embargo, el derecho de “¿Quién soy yo para juzgar?” Y así, por una cuestión puramente
asilo, que no se respetó en ningún otro país, fue considerado un personal e individual, me veo inclinada a coincidir con el poeta
principio sacrosanto. Cuando los nazis exigieron la deportación W. H. Auden, y decir:
primero de los apátridas, es decir, de los refugiados alemanes
que habían perdido la nacionalidad, los daneses replicaron que Los rostros privados en lugares públicos
como estos refugiados no eran ya ciudadanos alemanes, no se Son más sabios y agradables
les podía deportar sin la aprobación de Dinamarca. El segundo Que los rostros públicos en lugares privados 12
aspecto destacable es que mientras fueron pocos los países eu-
ropeos sometidos a la ocupación nazi que lograron arreglárselas O lo que es lo mismo, mi temperamento y mis inclinaciones
para conseguir salvar a la mayor parte de su población judía, los –esas cualidades psíquicas innatas que no tienen por qué influir
daneses fueron los únicos, en mi opinión, que se atrevieron a ha-
blar, a decirles claramente a sus amos lo que pensaban. Gracias 1
Poemas, trad. de M. Ardanaz, Visor, Madrid, 2011, p. 51.

60 Hannah Arendt Cultura y política 61


en nuestros juicios definitivos, pero que sí lo hacen en nuestros de transición, cuando los hombres dejan de confiar en la estabi-
prejuicios y en nuestros impulsos instintivos– me llevan, por lidad del mundo y en el papel que juegan dentro de él, y cuando
una cuestión de timidez, a huir de la esfera pública. Puede que a las cuestiones que hacen referencia a las condiciones generales
quienes hayan leído algunos de mis libros, y recuerden los elo- de la vida humana, coetáneas probablemente de la aparición del
gios o incluso la apología de la esfera pública como el espacio hombre sobre la tierra, cobran de nuevo una especial relevancia.
adecuado para las apariciones del discurso y de la acción polí- Quizás Hegel tenía razón cuando decía: “La lechuza de Minerva
tica, todo esto les resulte falso o poco creíble. Cuando se trata de solo alza el vuelo al atardecer”.
teorizar y de comprender, los simples espectadores y los foraste- Sin embargo, este atardecer, este oscurecimiento de la escena
ros situados a cierta distancia suelen tener una perspectiva más pública jamás tuvo lugar en silencio. Todo lo contrario, nunca
aguda y profunda que los mismos actores y participantes, quie- estuvo el dominio público tan lleno de proclamaciones, habi-
nes siempre se ven inevitablemente sumergidos en los hechos tualmente optimistas. En todo ese barullo no solo se mezclaban
de los que están formando parte. Es, en efecto, posible entender los eslóganes propagandísticos de dos ideologías antagónicas
y reflexionar acerca de la política sin por ello ser eso que se lla- que prometían futuros completamente distintos, sino también
ma un animal político. las prosaicas declaraciones de políticos y hombres de Estado
Estos impulsos genuinos -o si se prefiere, estas insuficiencias respetables de centro izquierda, centro derecha y centro, que
congénitas– se vieron reforzados por dos tendencias bien distin- tomadas conjuntamente terminaban por desustancializar cual-
tas entre sí, pero hostiles por igual a todo lo que tuviese que ver quier cuestión y por contribuir a la confusión del público re-
con lo público, que coincidieron de forma espontánea durante ceptor de sus mensajes. Este rechazo casi automático a todo lo
la década de los años veinte de este siglo, en el espacio de tiempo público estaba muy extendido en la Europa de los años veinte
posterior a la Primera Guerra Mundial, periodo que ya entonces, con sus “generaciones perdidas” –tal y como se bautizaron a sí
y según la opinión de los jóvenes de la época, marcaría la deca- mismas– que, en realidad, solo representaban a una minoría de
dencia de Europa. Mi decisión de estudiar filosofía era bastante cada país, vanguardia o élite. Su poca relevancia numérica no
habitual en esos tiempos, aunque tampoco fuese una práctica les convierte en menos típicos del clima de la época, aunque
muy extendida, y el compromiso con un bios theoretikos, con quizás explique la imagen glorificadora y distorsionada que se
un forma de vida contemplativa, entrañaba, aunque yo no fuese tiene de los “locos años veinte”, y que siempre ha dejado en el
aún consciente de ello, una falta de compromiso con lo público. total olvido la desintegración de las instituciones políticas que
La exhortación del viejo Epicuro al filósofo, lathe biosas, “vive precedió a las grandes catástrofes de la década de los treinta. La
en lo oculto”, interpretada a menudo de forma errónea como poesía, el arte y la filosofía de la época dan muestra del clima de
una recomendación de prudencia, surge de manera natural de desafección hacia lo público; es en esta década cuando Heideg-
la forma de vida del pensador, porque el hecho de pensar, a dife- ger descubrió el das Man, el “Ellos” al que contrapone “el ser que
rencia de otras actividades humanas, es una actividad invisible, es auténticamente”; cuando Bergson, en Francia, juzgó necesario
no se manifiesta hacia el exterior, y cuenta además con un rasgo “recuperar el yo fundamental” y liberarlo de “las exigencias de
especialmente característico: no tiene ninguna urgencia de apa- la vida social en general y del lenguaje en particular”, y cuando
recer ante los demás y su impulso por comunicarse con los otros W. H. Auden dijo en cuatro versos algo que a muchos segura-
es muy limitado. Desde Platón, el pensamiento ha sido definido mente les parecería demasiado banal como para ser escrito:
como un diálogo silencioso que cada uno establece consigo mis-
mo; esa ha sido la única manera de hacernos compañía de forma Todas las palabras como Paz y Amor
satisfactoria. La filosofía es una ocupación solitaria y no debe todo discurso afirmativo y cuerdo
extrañarnos que se haga más presente su necesidad en tiempos

62 Hannah Arendt Cultura y política 63


en nuestros juicios definitivos, pero que sí lo hacen en nuestros de transición, cuando los hombres dejan de confiar en la estabi-
prejuicios y en nuestros impulsos instintivos– me llevan, por lidad del mundo y en el papel que juegan dentro de él, y cuando
una cuestión de timidez, a huir de la esfera pública. Puede que a las cuestiones que hacen referencia a las condiciones generales
quienes hayan leído algunos de mis libros, y recuerden los elo- de la vida humana, coetáneas probablemente de la aparición del
gios o incluso la apología de la esfera pública como el espacio hombre sobre la tierra, cobran de nuevo una especial relevancia.
adecuado para las apariciones del discurso y de la acción polí- Quizás Hegel tenía razón cuando decía: “La lechuza de Minerva
tica, todo esto les resulte falso o poco creíble. Cuando se trata de solo alza el vuelo al atardecer”.
teorizar y de comprender, los simples espectadores y los foraste- Sin embargo, este atardecer, este oscurecimiento de la escena
ros situados a cierta distancia suelen tener una perspectiva más pública jamás tuvo lugar en silencio. Todo lo contrario, nunca
aguda y profunda que los mismos actores y participantes, quie- estuvo el dominio público tan lleno de proclamaciones, habi-
nes siempre se ven inevitablemente sumergidos en los hechos tualmente optimistas. En todo ese barullo no solo se mezclaban
de los que están formando parte. Es, en efecto, posible entender los eslóganes propagandísticos de dos ideologías antagónicas
y reflexionar acerca de la política sin por ello ser eso que se lla- que prometían futuros completamente distintos, sino también
ma un animal político. las prosaicas declaraciones de políticos y hombres de Estado
Estos impulsos genuinos -o si se prefiere, estas insuficiencias respetables de centro izquierda, centro derecha y centro, que
congénitas– se vieron reforzados por dos tendencias bien distin- tomadas conjuntamente terminaban por desustancializar cual-
tas entre sí, pero hostiles por igual a todo lo que tuviese que ver quier cuestión y por contribuir a la confusión del público re-
con lo público, que coincidieron de forma espontánea durante ceptor de sus mensajes. Este rechazo casi automático a todo lo
la década de los años veinte de este siglo, en el espacio de tiempo público estaba muy extendido en la Europa de los años veinte
posterior a la Primera Guerra Mundial, periodo que ya entonces, con sus “generaciones perdidas” –tal y como se bautizaron a sí
y según la opinión de los jóvenes de la época, marcaría la deca- mismas– que, en realidad, solo representaban a una minoría de
dencia de Europa. Mi decisión de estudiar filosofía era bastante cada país, vanguardia o élite. Su poca relevancia numérica no
habitual en esos tiempos, aunque tampoco fuese una práctica les convierte en menos típicos del clima de la época, aunque
muy extendida, y el compromiso con un bios theoretikos, con quizás explique la imagen glorificadora y distorsionada que se
un forma de vida contemplativa, entrañaba, aunque yo no fuese tiene de los “locos años veinte”, y que siempre ha dejado en el
aún consciente de ello, una falta de compromiso con lo público. total olvido la desintegración de las instituciones políticas que
La exhortación del viejo Epicuro al filósofo, lathe biosas, “vive precedió a las grandes catástrofes de la década de los treinta. La
en lo oculto”, interpretada a menudo de forma errónea como poesía, el arte y la filosofía de la época dan muestra del clima de
una recomendación de prudencia, surge de manera natural de desafección hacia lo público; es en esta década cuando Heideg-
la forma de vida del pensador, porque el hecho de pensar, a dife- ger descubrió el das Man, el “Ellos” al que contrapone “el ser que
rencia de otras actividades humanas, es una actividad invisible, es auténticamente”; cuando Bergson, en Francia, juzgó necesario
no se manifiesta hacia el exterior, y cuenta además con un rasgo “recuperar el yo fundamental” y liberarlo de “las exigencias de
especialmente característico: no tiene ninguna urgencia de apa- la vida social en general y del lenguaje en particular”, y cuando
recer ante los demás y su impulso por comunicarse con los otros W. H. Auden dijo en cuatro versos algo que a muchos segura-
es muy limitado. Desde Platón, el pensamiento ha sido definido mente les parecería demasiado banal como para ser escrito:
como un diálogo silencioso que cada uno establece consigo mis-
mo; esa ha sido la única manera de hacernos compañía de forma Todas las palabras como Paz y Amor
satisfactoria. La filosofía es una ocupación solitaria y no debe todo discurso afirmativo y cuerdo
extrañarnos que se haga más presente su necesidad en tiempos

62 Hannah Arendt Cultura y política 63


había sido mancillado, profanado, degradado y publicada poco antes del suicidio de su autor. Por lo que sé, se
hasta tornarse horrendo chirrido mecánico2.3 trata del único testimonio escrito acerca de este fenómeno difí-
cilmente clasificable y bastante ilusorio, cuya mera aura con-
Es muy probable que estas tendencias –¿o más bien debería cedía a todos los llamados a disfrutar del resplandor de la fama
decir manías?, ¿o cuestiones de gusto?– que he intentado en- eso que hoy denominamos una “identidad”.
marcar históricamente y explicar de manera concreta, por el Si no fuese porque mi edad me impide adoptar el discurso
hecho de haber sido adquiridas durante los años de formación, de las generaciones más jóvenes sin hacer el ridículo, confesaría
continúen teniendo una importante influencia. Pueden acabar que la consecuencia más inmediata y, en este caso, más previsi-
conduciendo a la pasión del secreto y del anonimato, como si lo ble, de la concesión de este premio ha sido la de provocar en mí
único que importase fuese aquello que no puede ser divulgado. una “crisis de identidad”. La “sociedad de celebridades” ha deja-
(“No intentes decir tu amor / Amor no puede decirse”3,4o tam- do de suponer una amenaza; gracias a Dios ya no existe. No hay
bién “Willst du dein Herz mir schenken, / So fang es heimlich nada más efímero en este mundo, menos estable y sólido, que
an”4),5como si el simple hecho de tener un nombre conocido esta forma de éxito que confiere la fama. Nada llega con tanta
por el gran público, una fama, produjese el contagio del “Ellos” rapidez y facilidad como el olvido. Lo más apropiado para una
heideggeriano, del “yo social” bergsoniano, y corrompiese el dis- persona de mi generación –una generación ya adulta, pero toda-
curso con la vulgaridad del “horrendo chirrido mecánico” del vía con vida– sería dejar de lado todas las consideraciones psico-
que habla Auden. Tras la Primera Guerra Mundial, surgió una lógicas y aceptar esta oportuna intrusión como una prueba de
extraña estructura social en la que no han reparado ni críticos buena suerte, sin olvidar que los dioses –al menos los griegos–
literarios ni historiadores ni científicos sociales, y que podría son irónicos e incluso astutos, tal y como sospechó Sócrates,
ser descrita como una “sociedad de celebridades” de carácter in- quien comenzó a inquietarse y a hacer uso de su interrogación
ternacional. Incluso hoy día, no resultaría difícil elaborar una aporética después de que el oráculo de Delfos, conocido por sus
lista de sus miembros, entre los que no figuraría ninguno de los ambigüedades enigmáticas, le declarase como el más sabio de
nombres que se han revelado como los autores más influyentes todos los mortales. Y con eso solamente podía tratarse, a sus ojos,
de la época. Si bien es cierto que ninguna de las “internaciona- de una peligrosa hipérbole, de una alusión quizás a que ningún
les” de los años veinte fueron capaces de dar respuesta a las hombre posee la sabiduría, una alusión con la que Apolo había
esperanzas de solidaridad anheladas por sus miembros duran- querido indicarle cómo podía hacer para que esta intuición co-
te la década de los treinta, también es irrefutable que ninguna brase forma e inculcase la duda en sus conciudadanos. Pero, en-
organización ha sucumbido más rápidamente ni sumido a sus tonces, ¿qué han querido decir los dioses al hacer que yo, que ni
integrantes en una desesperación más profunda que esta aso- soy una figura pública ni tengo la intención de convertirme en
ciación de carácter no político, cuyos miembros, mimados por una, reciba un homenaje de carácter público?
“el radiante poder de la fama”, se sintieron más desamparados Dado que el conflicto tiene que ver conmigo misma como
ante la catástrofe que las multitudes anónimas, quienes solo se persona, permítanme que intente hacer una nueva aproxima-
vieron privadas del poder protector de sus pasaportes. He cita- ción a este problema de la repentina transformación en una
do la autobiografía de Stefan Zweig, El mundo de ayer, escrita personalidad pública a causa de la innegable fuerza, no de la
fama, sino del reconocimiento. Déjenme recordarles, en primer
2
Canción de cuna y otros poemas, trad. de E. Iriarte, Lumen, Barcelona, 2006, p. 317. lugar, el origen etimológico de la palabra “persona”, que se ha
3
“No intentes decir tu amor” es un poema de William Blake. Esta traducción de Luis
mantenido prácticamente invariable en su paso del latín perso-
Cernuda aparece en Luis Cernuda. Poesía completa. Obra completa, Siruela, Madrid,
1994, p. 765. na a las lenguas europeas, de la misma forma que le ha sucedido,
4
Si quieres regalarme tu corazón, / hazlo en secreto”. Estos versos pertenecen a la sin ir más lejos, al griego antiguo con polis y “política”. El hecho
composición conocida como “Aria di Giovanni”, a la que pondría música de J. S. Bach.

64 Hannah Arendt Cultura y política 65


había sido mancillado, profanado, degradado y publicada poco antes del suicidio de su autor. Por lo que sé, se
hasta tornarse horrendo chirrido mecánico2.3 trata del único testimonio escrito acerca de este fenómeno difí-
cilmente clasificable y bastante ilusorio, cuya mera aura con-
Es muy probable que estas tendencias –¿o más bien debería cedía a todos los llamados a disfrutar del resplandor de la fama
decir manías?, ¿o cuestiones de gusto?– que he intentado en- eso que hoy denominamos una “identidad”.
marcar históricamente y explicar de manera concreta, por el Si no fuese porque mi edad me impide adoptar el discurso
hecho de haber sido adquiridas durante los años de formación, de las generaciones más jóvenes sin hacer el ridículo, confesaría
continúen teniendo una importante influencia. Pueden acabar que la consecuencia más inmediata y, en este caso, más previsi-
conduciendo a la pasión del secreto y del anonimato, como si lo ble, de la concesión de este premio ha sido la de provocar en mí
único que importase fuese aquello que no puede ser divulgado. una “crisis de identidad”. La “sociedad de celebridades” ha deja-
(“No intentes decir tu amor / Amor no puede decirse”3,4o tam- do de suponer una amenaza; gracias a Dios ya no existe. No hay
bién “Willst du dein Herz mir schenken, / So fang es heimlich nada más efímero en este mundo, menos estable y sólido, que
an”4),5como si el simple hecho de tener un nombre conocido esta forma de éxito que confiere la fama. Nada llega con tanta
por el gran público, una fama, produjese el contagio del “Ellos” rapidez y facilidad como el olvido. Lo más apropiado para una
heideggeriano, del “yo social” bergsoniano, y corrompiese el dis- persona de mi generación –una generación ya adulta, pero toda-
curso con la vulgaridad del “horrendo chirrido mecánico” del vía con vida– sería dejar de lado todas las consideraciones psico-
que habla Auden. Tras la Primera Guerra Mundial, surgió una lógicas y aceptar esta oportuna intrusión como una prueba de
extraña estructura social en la que no han reparado ni críticos buena suerte, sin olvidar que los dioses –al menos los griegos–
literarios ni historiadores ni científicos sociales, y que podría son irónicos e incluso astutos, tal y como sospechó Sócrates,
ser descrita como una “sociedad de celebridades” de carácter in- quien comenzó a inquietarse y a hacer uso de su interrogación
ternacional. Incluso hoy día, no resultaría difícil elaborar una aporética después de que el oráculo de Delfos, conocido por sus
lista de sus miembros, entre los que no figuraría ninguno de los ambigüedades enigmáticas, le declarase como el más sabio de
nombres que se han revelado como los autores más influyentes todos los mortales. Y con eso solamente podía tratarse, a sus ojos,
de la época. Si bien es cierto que ninguna de las “internaciona- de una peligrosa hipérbole, de una alusión quizás a que ningún
les” de los años veinte fueron capaces de dar respuesta a las hombre posee la sabiduría, una alusión con la que Apolo había
esperanzas de solidaridad anheladas por sus miembros duran- querido indicarle cómo podía hacer para que esta intuición co-
te la década de los treinta, también es irrefutable que ninguna brase forma e inculcase la duda en sus conciudadanos. Pero, en-
organización ha sucumbido más rápidamente ni sumido a sus tonces, ¿qué han querido decir los dioses al hacer que yo, que ni
integrantes en una desesperación más profunda que esta aso- soy una figura pública ni tengo la intención de convertirme en
ciación de carácter no político, cuyos miembros, mimados por una, reciba un homenaje de carácter público?
“el radiante poder de la fama”, se sintieron más desamparados Dado que el conflicto tiene que ver conmigo misma como
ante la catástrofe que las multitudes anónimas, quienes solo se persona, permítanme que intente hacer una nueva aproxima-
vieron privadas del poder protector de sus pasaportes. He cita- ción a este problema de la repentina transformación en una
do la autobiografía de Stefan Zweig, El mundo de ayer, escrita personalidad pública a causa de la innegable fuerza, no de la
fama, sino del reconocimiento. Déjenme recordarles, en primer
2
Canción de cuna y otros poemas, trad. de E. Iriarte, Lumen, Barcelona, 2006, p. 317. lugar, el origen etimológico de la palabra “persona”, que se ha
3
“No intentes decir tu amor” es un poema de William Blake. Esta traducción de Luis
mantenido prácticamente invariable en su paso del latín perso-
Cernuda aparece en Luis Cernuda. Poesía completa. Obra completa, Siruela, Madrid,
1994, p. 765. na a las lenguas europeas, de la misma forma que le ha sucedido,
4
Si quieres regalarme tu corazón, / hazlo en secreto”. Estos versos pertenecen a la sin ir más lejos, al griego antiguo con polis y “política”. El hecho
composición conocida como “Aria di Giovanni”, a la que pondría música de J. S. Bach.

64 Hannah Arendt Cultura y política 65


de que una parte tan importante del vocabulario que usamos en idiosincrático e indefinible, pero inconfundible al mismo tiem-
Europa para hablar de cuestiones legales, políticas y filosóficas po, algo que evita que un repentino cambio de papeles pueda
provenga de la misma fuente de la Antigüedad no es algo que confundirnos (por ejemplo, cuando un estudiante alcanza su
debamos pasar por alto. Este vocabulario nos proporciona algo objetivo y se convierte en profesor, o cuando la anfitriona, a la
similar al acorde fundamental, que va resonando en sus múlti- que conocemos habitualmente doctora, sirve unas bebidas en
ples modulaciones y variaciones a lo largo de la historia intelec- vez de ocuparse de sus pacientes). Dicho de otro modo, la ven-
tual de Occidente. taja de adoptar el concepto de persona para mi reflexión reside
Persona significaba originalmente la máscara que recubría el en el hecho de que las máscaras o los papeles que el mundo nos
rostro individual, “personal”, del actor, y que indicaba al especta- asigna, y que debemos aceptar e incluso absorber si deseamos
dor el papel y la función que desempeñaba dentro de la obra. Pero tomar parte en la obra que es el mundo, son intercambiables;
en esa máscara, concebida y determinada por la pieza que se re- no son inalienables, en el sentido en que hablamos de “derechos
presentaba, existía un gran agujero a la altura de la boca a través inalienables” ni están fijados de forma permanente en nuestro
del cual el sonido individual y desnudo de la voz del actor podía fuero más interno a la manera en que lo está, según la creencia
sonar. Y de esta resonancia es de donde proviene originalmente popular, la voz de la concienciaa en el alma humana.
la palabra persona; per-sonare, “sonar a través”, es el verbo del Es de este modo como puedo aceptar aparecer aquí, con mo-
cual la persona, la máscara, es el sustantivo. Los propios romanos tivo de un acontecimiento público, como una “figura pública”.
fueron los primeros en usarlo de forma metafórica; en derecho Eso significa que cuando terminen los acontecimientos para los
romano, la persona era alguien que poseía unos derechos civiles, que la máscara fue diseñada, y deje de usar y abusar de mis de-
en contraposición a homo que designaba a quien simplemente rechos individuales y de hacer que resuenen a través de la más-
pertenecía a la especie humana, un ser distinto desde luego de los cara, las aguas volverán a su cauce. Entonces yo –muy honrada
animales, pero sin ninguna cualidad o distinción específica. De y profundamente agradecida por este instante– seré libre no
esta forma, homo, al igual que la palabra griega anthropos, se usa- solo para poder intercambiar los papeles y máscaras que pon-
ba frecuentemente de forma desdeñosa para calificar aquellos ga a mi disposición el gran espectáculo del mundo, sino tam-
que no estaban bajo el auspicio de ninguna ley. bién para participar en él, en la desnudez de mi propia “estei-
Me ha parecido útil hacer referencia al significado latino de dad”, identificable, espero, pero no definible; a salvo de la gran
persona para proseguir con mi argumentación, ya que se trata tentación de un reconocimiento que, sin importar la forma que
de una invitación a la metáfora, y las metáforas son el alimen- tome, solo nos puede reconocer como tales y cuales, es decir,
to del que se nutre todo pensamiento conceptual. La máscara como algo que fundamentalmente no somos.
romana se corresponde con mucha precisión a nuestra forma
de aparecer en una sociedad en la que no somos ciudadanos,
igualados por el espacio público instituido y reservado para el
discurso y la actuación política, sino en una sociedad en la que
somos aceptados como individuos con nuestros propios de-
rechos, pero no como simples seres humanos. En el escenario
que es el mundo siempre aparecemos y somos reconocidos de
acuerdo a los papeles que nos son asignados por nuestras pro-
fesiones, como médicos o abogados, autores o editores, profeso-
res o estudiantes, etcétera. Por medio de este papel, siendo escu-
chados a través de él, se manifiesta algo más, algo totalmente

66 Hannah Arendt Cultura y política 67


de que una parte tan importante del vocabulario que usamos en idiosincrático e indefinible, pero inconfundible al mismo tiem-
Europa para hablar de cuestiones legales, políticas y filosóficas po, algo que evita que un repentino cambio de papeles pueda
provenga de la misma fuente de la Antigüedad no es algo que confundirnos (por ejemplo, cuando un estudiante alcanza su
debamos pasar por alto. Este vocabulario nos proporciona algo objetivo y se convierte en profesor, o cuando la anfitriona, a la
similar al acorde fundamental, que va resonando en sus múlti- que conocemos habitualmente doctora, sirve unas bebidas en
ples modulaciones y variaciones a lo largo de la historia intelec- vez de ocuparse de sus pacientes). Dicho de otro modo, la ven-
tual de Occidente. taja de adoptar el concepto de persona para mi reflexión reside
Persona significaba originalmente la máscara que recubría el en el hecho de que las máscaras o los papeles que el mundo nos
rostro individual, “personal”, del actor, y que indicaba al especta- asigna, y que debemos aceptar e incluso absorber si deseamos
dor el papel y la función que desempeñaba dentro de la obra. Pero tomar parte en la obra que es el mundo, son intercambiables;
en esa máscara, concebida y determinada por la pieza que se re- no son inalienables, en el sentido en que hablamos de “derechos
presentaba, existía un gran agujero a la altura de la boca a través inalienables” ni están fijados de forma permanente en nuestro
del cual el sonido individual y desnudo de la voz del actor podía fuero más interno a la manera en que lo está, según la creencia
sonar. Y de esta resonancia es de donde proviene originalmente popular, la voz de la concienciaa en el alma humana.
la palabra persona; per-sonare, “sonar a través”, es el verbo del Es de este modo como puedo aceptar aparecer aquí, con mo-
cual la persona, la máscara, es el sustantivo. Los propios romanos tivo de un acontecimiento público, como una “figura pública”.
fueron los primeros en usarlo de forma metafórica; en derecho Eso significa que cuando terminen los acontecimientos para los
romano, la persona era alguien que poseía unos derechos civiles, que la máscara fue diseñada, y deje de usar y abusar de mis de-
en contraposición a homo que designaba a quien simplemente rechos individuales y de hacer que resuenen a través de la más-
pertenecía a la especie humana, un ser distinto desde luego de los cara, las aguas volverán a su cauce. Entonces yo –muy honrada
animales, pero sin ninguna cualidad o distinción específica. De y profundamente agradecida por este instante– seré libre no
esta forma, homo, al igual que la palabra griega anthropos, se usa- solo para poder intercambiar los papeles y máscaras que pon-
ba frecuentemente de forma desdeñosa para calificar aquellos ga a mi disposición el gran espectáculo del mundo, sino tam-
que no estaban bajo el auspicio de ninguna ley. bién para participar en él, en la desnudez de mi propia “estei-
Me ha parecido útil hacer referencia al significado latino de dad”, identificable, espero, pero no definible; a salvo de la gran
persona para proseguir con mi argumentación, ya que se trata tentación de un reconocimiento que, sin importar la forma que
de una invitación a la metáfora, y las metáforas son el alimen- tome, solo nos puede reconocer como tales y cuales, es decir,
to del que se nutre todo pensamiento conceptual. La máscara como algo que fundamentalmente no somos.
romana se corresponde con mucha precisión a nuestra forma
de aparecer en una sociedad en la que no somos ciudadanos,
igualados por el espacio público instituido y reservado para el
discurso y la actuación política, sino en una sociedad en la que
somos aceptados como individuos con nuestros propios de-
rechos, pero no como simples seres humanos. En el escenario
que es el mundo siempre aparecemos y somos reconocidos de
acuerdo a los papeles que nos son asignados por nuestras pro-
fesiones, como médicos o abogados, autores o editores, profeso-
res o estudiantes, etcétera. Por medio de este papel, siendo escu-
chados a través de él, se manifiesta algo más, algo totalmente

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Más allá de la frustración personal
La poesía de Bertolt Brecht*

En la literatura alemana moderna, la poesía ha tenido siempre


un papel menos destacado que la prosa. Bertolt Brecht, sin duda
el mejor poeta alemán vivo y posiblemente el mejor dramatur-
go europeo en activo, es el único poeta cuya relevancia puede
situarse a la misma altura que Kafka y Broch dentro de la litera-
tura alemana, Joyce en la inglesa y Proust en la francesa. Nacido
en 1898, pertenece a la misma generación que T. E. Lawrence: la
primera de las que me veo tentada de definir como “tres gene-
raciones perdidas”, con la esperanza de que, al pluralizarlas, se
mitigue en cierto modo la actitud autocompasiva con respecto
a la realidad política que suele llevar implícita la denominación
habitual. Pese a todo, hay mucho de verdad en todo este senti-
mentalismo. Si la productividad depende del “desarrollo puro
y apacible” (el ruhige reine Entwicklung de Hebbel), entonces
todas las generaciones de nuestro siglo han estado igualmente
“perdidas”: la primera, porque su experiencia inicial fueron los
campos de batalla de la Primera Guerra Mundial; la segunda,
porque la inflación y el desempleo le enseñó de forma muy efi-
caz la inestabilidad de todo aquello que había sobrevivido a la
destrucción del mundo europeo, y la tercera, porque tuvo que
elegir entre ser educada por el nazismo, la guerra civil española
o los juicios de Moscú. Al final, las tres generaciones participa-
ron en la Segunda Guerra Mundial: como soldados, como re-
fugiados y exiliados; como miembros de la resistencia; como
prisioneros en los campos de concentración, o como civiles

* Originalmente publicado como “Beyond Personal Frustration. The Poetry of Bertolt


Brecht”: The Kenyon Review 10 (1948), pp. 304-312. Se trata de una reseña de Bertolt
Brecht, Selected Poems, trad. de H. R. Hays, Reynal Hitchcock, Nueva York, 1947.

Cultura y política 69
Más allá de la frustración personal
La poesía de Bertolt Brecht*

En la literatura alemana moderna, la poesía ha tenido siempre


un papel menos destacado que la prosa. Bertolt Brecht, sin duda
el mejor poeta alemán vivo y posiblemente el mejor dramatur-
go europeo en activo, es el único poeta cuya relevancia puede
situarse a la misma altura que Kafka y Broch dentro de la litera-
tura alemana, Joyce en la inglesa y Proust en la francesa. Nacido
en 1898, pertenece a la misma generación que T. E. Lawrence: la
primera de las que me veo tentada de definir como “tres gene-
raciones perdidas”, con la esperanza de que, al pluralizarlas, se
mitigue en cierto modo la actitud autocompasiva con respecto
a la realidad política que suele llevar implícita la denominación
habitual. Pese a todo, hay mucho de verdad en todo este senti-
mentalismo. Si la productividad depende del “desarrollo puro
y apacible” (el ruhige reine Entwicklung de Hebbel), entonces
todas las generaciones de nuestro siglo han estado igualmente
“perdidas”: la primera, porque su experiencia inicial fueron los
campos de batalla de la Primera Guerra Mundial; la segunda,
porque la inflación y el desempleo le enseñó de forma muy efi-
caz la inestabilidad de todo aquello que había sobrevivido a la
destrucción del mundo europeo, y la tercera, porque tuvo que
elegir entre ser educada por el nazismo, la guerra civil española
o los juicios de Moscú. Al final, las tres generaciones participa-
ron en la Segunda Guerra Mundial: como soldados, como re-
fugiados y exiliados; como miembros de la resistencia; como
prisioneros en los campos de concentración, o como civiles

* Originalmente publicado como “Beyond Personal Frustration. The Poetry of Bertolt


Brecht”: The Kenyon Review 10 (1948), pp. 304-312. Se trata de una reseña de Bertolt
Brecht, Selected Poems, trad. de H. R. Hays, Reynal Hitchcock, Nueva York, 1947.

Cultura y política 69
bajo los incesantes bombardeos. Esta experiencia de la Segunda En los terremotos que vendrán espero
Gran Guerra sirvió para reconciliar las diferencias de edad en- no dejar que apague la amargura mi puro de Virginia
tre las distintas generaciones. Hoy día, todas se encuentran en yo, Bertolt Brecht, arrojado a las ciudades de asfalto
la misma situación, y cuando tratan de contemplarse a sí mis- desde los bosques negros, dentro de mi madre,
mas, sus vidas y sus posibilidades, con los ojos del siglo XIX, la a una temprana edad1.2
literatura resultante es tal que los individuos siempre terminan
quejándose de la deformación psicológica y de la tortura social, Todo queda explicado en uno de sus últimos poemas, y qui-
de la frustración personal y de la desilusión generalizada. zás el más hermoso de los que hay reunidos en esta antología:
Esta actitud esencialmente individualista –pese a que a me-
nudo el tema que trate sea precisamente la descomposición del Wirklich, ich lebe in finsteren Zeiten!
individuo– nunca tuvo nada que ver con la obra de Brecht. Des- Das arglose Wort ist töricht. Eine glatte Stirn
de el principio, las desgracias de la época le impresionaron más Deutet auf unempfindlichkeit hin. Der Lachende
que su propia infelicidad, resolvió todos sus problemas perso- Hat die furchtbare Nachricht
nales adoptando una actitud estoica ante todo aquello que le Nur noch nicht empfangen.
pudiese suceder. Lo primero que llama la atención en esta an- […]
tología (que trata de dar una muestra de lo mejor de cada uno In die Städte kam ich zur Zeit der Unordnung
de sus periodos) es la consistencia de esa actitud. Más de veinte Als da Hunger herrschte.
años separan el primer poema: “Del pobre B. B.”, del último, “¿A Unter die Menschen kam ich zu der Zeit des Aufruhrs
los que nazcan más tarde”. Sin embargo, es posible leerlos como Und ich empörte mich mit ihnen.
si se tratase de dos piezas consecutivas. Brecht, al principio de So verging meine Zeit
los años veinte, escribió: Die auf erden mir gegeben war.
[…]
Von diesen Städten wird bleiben: der durch sie Ihr, die ihr auftauchen werdet aus der Flut
indurchging, der Wind! In der wir untergegangen sind
Fröhlich machet das Haus den Esser: Er leert es. Gedenkt
Wir wissen, daß wir Vorläufige sind Wenn ihr von unseren Schwächen sprecht
Und nach uns tvird kommen: nichts Nennenswertes. Auch der finsteren Zeit
Der ihr entronnen seid.
Bei den Erdbeben, die kommen werden, werde ich hoffentlich Gedenkt unsrer
Meine Virginia nicht ausgehen lassen durch Bitterkeit Mit Nachsicht.
Ich, Bertolt Brecht, in die Asphaltstädte verschlagen
Aus den schwarzen Wäldern in meiner Mutter in früher Zeit. ¡Realmente, vivo en tiempos sombríos!
La palabra ingenua es necia. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
De estas ciudades solo quedará ¡el viento que las atraviesa! aún no ha recibido
La casa le alegra al tragón: la vacía. la terrible noticia.
Sabemos que somos interinos y que, tras de nosotros […]
no vendrá nada digno de mención.
1
“Del pobre B. B.”, en Más de cien poemas, trads. de V. Forés, J. Munárriz y J. Talens,
Hiperión, Madrid, 1998, p. 59.

70 Hannah Arendt Cultura y política 71


bajo los incesantes bombardeos. Esta experiencia de la Segunda En los terremotos que vendrán espero
Gran Guerra sirvió para reconciliar las diferencias de edad en- no dejar que apague la amargura mi puro de Virginia
tre las distintas generaciones. Hoy día, todas se encuentran en yo, Bertolt Brecht, arrojado a las ciudades de asfalto
la misma situación, y cuando tratan de contemplarse a sí mis- desde los bosques negros, dentro de mi madre,
mas, sus vidas y sus posibilidades, con los ojos del siglo XIX, la a una temprana edad1.2
literatura resultante es tal que los individuos siempre terminan
quejándose de la deformación psicológica y de la tortura social, Todo queda explicado en uno de sus últimos poemas, y qui-
de la frustración personal y de la desilusión generalizada. zás el más hermoso de los que hay reunidos en esta antología:
Esta actitud esencialmente individualista –pese a que a me-
nudo el tema que trate sea precisamente la descomposición del Wirklich, ich lebe in finsteren Zeiten!
individuo– nunca tuvo nada que ver con la obra de Brecht. Des- Das arglose Wort ist töricht. Eine glatte Stirn
de el principio, las desgracias de la época le impresionaron más Deutet auf unempfindlichkeit hin. Der Lachende
que su propia infelicidad, resolvió todos sus problemas perso- Hat die furchtbare Nachricht
nales adoptando una actitud estoica ante todo aquello que le Nur noch nicht empfangen.
pudiese suceder. Lo primero que llama la atención en esta an- […]
tología (que trata de dar una muestra de lo mejor de cada uno In die Städte kam ich zur Zeit der Unordnung
de sus periodos) es la consistencia de esa actitud. Más de veinte Als da Hunger herrschte.
años separan el primer poema: “Del pobre B. B.”, del último, “¿A Unter die Menschen kam ich zu der Zeit des Aufruhrs
los que nazcan más tarde”. Sin embargo, es posible leerlos como Und ich empörte mich mit ihnen.
si se tratase de dos piezas consecutivas. Brecht, al principio de So verging meine Zeit
los años veinte, escribió: Die auf erden mir gegeben war.
[…]
Von diesen Städten wird bleiben: der durch sie Ihr, die ihr auftauchen werdet aus der Flut
indurchging, der Wind! In der wir untergegangen sind
Fröhlich machet das Haus den Esser: Er leert es. Gedenkt
Wir wissen, daß wir Vorläufige sind Wenn ihr von unseren Schwächen sprecht
Und nach uns tvird kommen: nichts Nennenswertes. Auch der finsteren Zeit
Der ihr entronnen seid.
Bei den Erdbeben, die kommen werden, werde ich hoffentlich Gedenkt unsrer
Meine Virginia nicht ausgehen lassen durch Bitterkeit Mit Nachsicht.
Ich, Bertolt Brecht, in die Asphaltstädte verschlagen
Aus den schwarzen Wäldern in meiner Mutter in früher Zeit. ¡Realmente, vivo en tiempos sombríos!
La palabra ingenua es necia. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
De estas ciudades solo quedará ¡el viento que las atraviesa! aún no ha recibido
La casa le alegra al tragón: la vacía. la terrible noticia.
Sabemos que somos interinos y que, tras de nosotros […]
no vendrá nada digno de mención.
1
“Del pobre B. B.”, en Más de cien poemas, trads. de V. Forés, J. Munárriz y J. Talens,
Hiperión, Madrid, 1998, p. 59.

70 Hannah Arendt Cultura y política 71


Llegué a las ciudades en la época del desorden, Brecht, el problema de la traducción adquiere un aspecto espe-
cuando reinaba el hambre. cialmente triste, y no solo porque continúe siendo, tal y como se
Me mezclé con los hombres en la época de la revuelta recuerda correctamente en la sobrecubierta, “una de las figuras
y me alcé con ellos. menos conocidas” de la literatura contemporánea, eclipsada
Así pasé el tiempo por varias decenas de escritores mediocres y algunos que, sien-
que me fue concedido en la Tierra. do buenos, siguen sin alcanzar su grado de importancia. Anti-
[…] guamente este destino inevitable del poeta era compensado en
cierta medida gracias a la existencia de un público culto capaz
Vosotros, los que surjáis del diluvio de dominar con soltura dos o tres idiomas aparte del suyo, pero
en el que nosotros nos hundimos, este público ha dejado de existir; en la actualidad, la población
pensad cuando habléis de nuestras debilidades, también en multilingüe ha aprendido varias lenguas forzada por los acon-
los tiempos sombríos tecimientos: porque han tenido, tal y como dice Brecht, que
de que os habéis librado “cambiar más de país que de zapatos”, y aunque lleven consigo
[…] la capacidad de entender las literaturas extranjeras, un público
tan itinerante no es nunca un sustituto adecuado para los que
Pensad en nosotros pueden apreciar la obra desde el mismo lugar en el que ha sido
con indulgencia23 escrita. En el caso de Brecht se da la ironía aún más desgraciada
de que pocos escritores han intentado de forma tan clara y con-
Antes de proseguir, me gustaría justificar por qué he incluido sistente que su obra llegase a un público internacional. Brecht
el original alemán junto a la traducción [inglesa] dc Hays3.4Por ha bebido con avidez de muchas fuentes: de la poesía inglesa
supuesto, no es insistir en el hecho de que la traducción poética y francesa (hasta el extremo de que en cierta ocasión, y en una
es imposible a menos que el traductor se equipare al poeta al que clara demostración de estupidez, se le acusó de plagio), del for-
traduce. (¿Quién puede entonces traducir a Hölderlin? Y cuán- malismo del teatro japonés y de los refranes de origen chino.
tos, ay, se han aventurado a traducir Goethe). Hays ha hecho su La “luna de Alabama”; la “isla de Manhattan”, el “lago Erie”, el
trabajo lo mejor posible, pero la exactitud y la peculiar preci- “húmedo Ohio”, la “ciudad de Mahagonny”, “los bateleros del
sión de Brecht se pierden al ser expresadas en versos en inglés arroz” no son el telón de fondo de un romanticismo barato: son
no del todo perfectos, y esto sucede con una frecuencia tal que la expresión precisa de la convicción de que las experiencias y
quizás hubiese sido mejor optar por una edición bilingüe en la conclusiones de los hombres de este siglo son prácticamente
que se incluyese una buena traducción en prosa4.5En el caso de las mismas sin importar el lugar del que provengan, de que
“toda criatura precisa ayuda de todos” y de que este tomar
2
“A los que nazcan más tarde”, en Más de cien poemas, cit., p. 169.
prestado es una de las disposiciones necesarias para “preparar
3
Prescindimos en la presente traducción española de la versión inglesa de los poemas
de Brecht citados por Hannah Arendt. el terreno para la afabilidad” hasta que “el hombre sea un aliado
4
Conviene comparar la traducción de Hays de “Del pobre B. B.” y de la “Leyenda del para el hombre”.
soldado muerto” con la versión en prosa llevada a cabo por Clement Greenberg en un
ensayo muy destacable sobre Brecht publicado en Partisan Review (marzo-abril de
1941). Greenberg nunca cae en distorsiones tan forzadas como las que se exponen a que no significa “me hago amigo de la gente”. Greenberg traduce, correctamente, “soy
continua ción: en el primer verso de “Del pobre B. B.” se habla de “los bosques negros”, amigable con la gente” (Cl. Greenberg, “La poesía de Bertolt Brecht” en Arte y cultura,
y no de “la Selva Negra”, un macizo montañoso situado en el sur de Alemania. El se- trad. de D. Gamper, Paidós, Barcelona’ 2002). También es difícil de entender, por otra
gundo verso, “Meine Mutter trug mich in die Stådte hinein”, Hays lo traduce por “mi parte, por qué se han incluido “Letanía de la respiración” y “Gran coral de la alabanza”.
madre me llevó a la ciudad”, sacrificando así, por querer utilizar una expresión más El efecto poético de ambos poemas depende de que el lector conozca perfectamente
típica del inglés, el sujeto del poema, que no es otro que las ciudades. En la tercera algunos versos populares alemanes que aparecen citados, con ciertas dosis de ironía,
estrofa, Brecht es “zu den lueten freundlich”, cosa que indica una actitud distante y en un contexto que no es para nada el suyo (N. de la A.).

72 Hannah Arendt Cultura y política 73


Llegué a las ciudades en la época del desorden, Brecht, el problema de la traducción adquiere un aspecto espe-
cuando reinaba el hambre. cialmente triste, y no solo porque continúe siendo, tal y como se
Me mezclé con los hombres en la época de la revuelta recuerda correctamente en la sobrecubierta, “una de las figuras
y me alcé con ellos. menos conocidas” de la literatura contemporánea, eclipsada
Así pasé el tiempo por varias decenas de escritores mediocres y algunos que, sien-
que me fue concedido en la Tierra. do buenos, siguen sin alcanzar su grado de importancia. Anti-
[…] guamente este destino inevitable del poeta era compensado en
cierta medida gracias a la existencia de un público culto capaz
Vosotros, los que surjáis del diluvio de dominar con soltura dos o tres idiomas aparte del suyo, pero
en el que nosotros nos hundimos, este público ha dejado de existir; en la actualidad, la población
pensad cuando habléis de nuestras debilidades, también en multilingüe ha aprendido varias lenguas forzada por los acon-
los tiempos sombríos tecimientos: porque han tenido, tal y como dice Brecht, que
de que os habéis librado “cambiar más de país que de zapatos”, y aunque lleven consigo
[…] la capacidad de entender las literaturas extranjeras, un público
tan itinerante no es nunca un sustituto adecuado para los que
Pensad en nosotros pueden apreciar la obra desde el mismo lugar en el que ha sido
con indulgencia23 escrita. En el caso de Brecht se da la ironía aún más desgraciada
de que pocos escritores han intentado de forma tan clara y con-
Antes de proseguir, me gustaría justificar por qué he incluido sistente que su obra llegase a un público internacional. Brecht
el original alemán junto a la traducción [inglesa] dc Hays3.4Por ha bebido con avidez de muchas fuentes: de la poesía inglesa
supuesto, no es insistir en el hecho de que la traducción poética y francesa (hasta el extremo de que en cierta ocasión, y en una
es imposible a menos que el traductor se equipare al poeta al que clara demostración de estupidez, se le acusó de plagio), del for-
traduce. (¿Quién puede entonces traducir a Hölderlin? Y cuán- malismo del teatro japonés y de los refranes de origen chino.
tos, ay, se han aventurado a traducir Goethe). Hays ha hecho su La “luna de Alabama”; la “isla de Manhattan”, el “lago Erie”, el
trabajo lo mejor posible, pero la exactitud y la peculiar preci- “húmedo Ohio”, la “ciudad de Mahagonny”, “los bateleros del
sión de Brecht se pierden al ser expresadas en versos en inglés arroz” no son el telón de fondo de un romanticismo barato: son
no del todo perfectos, y esto sucede con una frecuencia tal que la expresión precisa de la convicción de que las experiencias y
quizás hubiese sido mejor optar por una edición bilingüe en la conclusiones de los hombres de este siglo son prácticamente
que se incluyese una buena traducción en prosa4.5En el caso de las mismas sin importar el lugar del que provengan, de que
“toda criatura precisa ayuda de todos” y de que este tomar
2
“A los que nazcan más tarde”, en Más de cien poemas, cit., p. 169.
prestado es una de las disposiciones necesarias para “preparar
3
Prescindimos en la presente traducción española de la versión inglesa de los poemas
de Brecht citados por Hannah Arendt. el terreno para la afabilidad” hasta que “el hombre sea un aliado
4
Conviene comparar la traducción de Hays de “Del pobre B. B.” y de la “Leyenda del para el hombre”.
soldado muerto” con la versión en prosa llevada a cabo por Clement Greenberg en un
ensayo muy destacable sobre Brecht publicado en Partisan Review (marzo-abril de
1941). Greenberg nunca cae en distorsiones tan forzadas como las que se exponen a que no significa “me hago amigo de la gente”. Greenberg traduce, correctamente, “soy
continua ción: en el primer verso de “Del pobre B. B.” se habla de “los bosques negros”, amigable con la gente” (Cl. Greenberg, “La poesía de Bertolt Brecht” en Arte y cultura,
y no de “la Selva Negra”, un macizo montañoso situado en el sur de Alemania. El se- trad. de D. Gamper, Paidós, Barcelona’ 2002). También es difícil de entender, por otra
gundo verso, “Meine Mutter trug mich in die Stådte hinein”, Hays lo traduce por “mi parte, por qué se han incluido “Letanía de la respiración” y “Gran coral de la alabanza”.
madre me llevó a la ciudad”, sacrificando así, por querer utilizar una expresión más El efecto poético de ambos poemas depende de que el lector conozca perfectamente
típica del inglés, el sujeto del poema, que no es otro que las ciudades. En la tercera algunos versos populares alemanes que aparecen citados, con ciertas dosis de ironía,
estrofa, Brecht es “zu den lueten freundlich”, cosa que indica una actitud distante y en un contexto que no es para nada el suyo (N. de la A.).

72 Hannah Arendt Cultura y política 73


El estoicismo personal de Brecht, basado en el convencimien- actúan como hombres de negocios, se deja al descubierto la for-
to de que “si me falla la suerte, estoy perdido”, se corresponde ma de funcionar de un mundo en el que los hombres de nego-
con su visión de la vida, según la cual todos estamos destinados cios se comportan como delincuentes. Galileo, protagonista de
a llevar a cabo una tarea en el mundo. Mientras que otros sen- la obra de teatro del mismo nombre, supone la excepción a esta
tían formar parte de una “generación perdida”, Brecht percibe regla, al ser más un personaje que un tipo y amar el mundo y
que vive “en tiempos sombríos”, en los que “las calles llevaban a todo lo que contiene más de lo que podía permitirse cualquie-
la charca en mi época, la lengua me delató al verdugo”, de forma ra de los enormemente puritanos héroes de Brecht. Galileo no
que “yo podía bien poco”5.6El poeta alemán se encuentra perdido puede resistirse a “un vino viejo o una idea nueva”7,8no porque
porque la tarea a la que se enfrenta es demasiado grande; si sien- pretenda proponer alguna reflexión alejada de hipocresías acer-
te que se está hundiendo entre las aguas, hace un llamamiento a ca del poder enormemente estimulante que tiene el dinero, sino
aquellos que emergerán de ellas, y no mira hacia atrás ni con nos- por la simple razón de que ambas cosas le encantan. Galileo es
talgia a aquellos que todavía están a salvo. No conserva ni el más la obra más madura y, por así decirlo, más relajada, que Brecht
mínimo sentimiento de envidia por el pasado, ni tan siquiera de escribió nunca. (Es posible que Estados Unidos influyese de esa
irritación hacia la inmensa multitud de idiotas que “aún no ha re- manera en su obra. A fin de cuentas, no se puede menospreciar
cibido la terrible noticia”6.7Brecht elude la tentación de caer en la el hecho de vivir durante varios años en un país en el que pese
simple psicología al darse cuenta de que resultaría fatídico, ade- a oír hablar de la malnutrición infantil que aqueja al resto del
más de ridículo, medir la corriente de acontecimientos en los que mundo, uno nunca se suele cruzar con niños hambrientos por
se ve envuelto a partir de la escala de valores de las aspiraciones la calle). Pese a todo, Galileo es también un tipo, si bien se tra-
individuales: entender, por ejemplo, la catástrofe internacional ta de uno nuevo en el repertorio de Brecht: es el hombre al que
del desempleo a partir del concepto burgués del éxito o del fra- solo le interesa la verdad, una verdad que se ha convertido en
caso en el trabajo, o la catástrofe de la guerra a partir del ideal de el ingrediente activo en toda la estructura de la vida y el mun-
una personalidad polifacética, o el exilio a partir de la queja por la do. Y por extraño que resulte, tratándose de un poeta, existen
popularidad perdida. suficientes indicios de que esa pasión por la verdad de Galileo
Esta insistencia antipsicológica basada en hechos es 1a razón es la misma que embarga a un Brecht wissensdurstig (ávido de
principal por la que Brecht emplea determinadas formas poé- conocimiento).
ticas: la balada (en contraste con el poema lirico) para escribir Esa insistencia en los hechos es también evidente en la
poesía, y el “teatro épico” (en contraste con la tragedia) para tra- poesía de Brecht, que prefiere evitar los estados de ánimo indi-
bajar el género dramático. Su teatro rompe con una tradición viduales y los procesos de transformación a través de la lírica
que insistía en tratar el conflicto o el desarrollo de un personaje que conducen a formas de existencia universales, fascinantes
dentro del mundo; en vez de eso, sus obras se concentran en un e irrefutables. En las baladas, Brecht elige algunos momentos
desarrollo lógico de los acontecimientos en el que los hombres, trascendentales y muestra a los hombres, no como arquetipos
convertidos en arquetipos abstractos y enfrentados a unas cir- que actuan en el mundo, sino como damnificados por alguna
cunstancias que el público debería reconocer de inmediato como catástrofe extrema, ya sea esta de origen natural o causada por
propias, se comportan de forma correcta o incorrecta, y son juz- la humanidad. La virtud humana se presenta siempre como
gados según las exigencias objetivas de los propios hechos; o una mezcla de valentía teñida de cinismo, de orgullo estoico y
como sucede en La ópera de cuatro cuartos (Dreigroschenoper) de cierta curiosidad ante la espantosa capacidad de destrucción.
donde al mostrar un universo teatral en el que los delincuentes Evidentemente, el renovado interés que despierta esta forma

5
“A los que nazcan más tarde”, en Más de cien poemas, cit., p. 171. 7
Vida de Galileo. Madre Coraje y sus hijos, trad. de M. Sáenz, Alianza, Madrid, 2004,
6
Ibid., p. 169. p. 103.

74 Hannah Arendt Cultura y política 75


El estoicismo personal de Brecht, basado en el convencimien- actúan como hombres de negocios, se deja al descubierto la for-
to de que “si me falla la suerte, estoy perdido”, se corresponde ma de funcionar de un mundo en el que los hombres de nego-
con su visión de la vida, según la cual todos estamos destinados cios se comportan como delincuentes. Galileo, protagonista de
a llevar a cabo una tarea en el mundo. Mientras que otros sen- la obra de teatro del mismo nombre, supone la excepción a esta
tían formar parte de una “generación perdida”, Brecht percibe regla, al ser más un personaje que un tipo y amar el mundo y
que vive “en tiempos sombríos”, en los que “las calles llevaban a todo lo que contiene más de lo que podía permitirse cualquie-
la charca en mi época, la lengua me delató al verdugo”, de forma ra de los enormemente puritanos héroes de Brecht. Galileo no
que “yo podía bien poco”5.6El poeta alemán se encuentra perdido puede resistirse a “un vino viejo o una idea nueva”7,8no porque
porque la tarea a la que se enfrenta es demasiado grande; si sien- pretenda proponer alguna reflexión alejada de hipocresías acer-
te que se está hundiendo entre las aguas, hace un llamamiento a ca del poder enormemente estimulante que tiene el dinero, sino
aquellos que emergerán de ellas, y no mira hacia atrás ni con nos- por la simple razón de que ambas cosas le encantan. Galileo es
talgia a aquellos que todavía están a salvo. No conserva ni el más la obra más madura y, por así decirlo, más relajada, que Brecht
mínimo sentimiento de envidia por el pasado, ni tan siquiera de escribió nunca. (Es posible que Estados Unidos influyese de esa
irritación hacia la inmensa multitud de idiotas que “aún no ha re- manera en su obra. A fin de cuentas, no se puede menospreciar
cibido la terrible noticia”6.7Brecht elude la tentación de caer en la el hecho de vivir durante varios años en un país en el que pese
simple psicología al darse cuenta de que resultaría fatídico, ade- a oír hablar de la malnutrición infantil que aqueja al resto del
más de ridículo, medir la corriente de acontecimientos en los que mundo, uno nunca se suele cruzar con niños hambrientos por
se ve envuelto a partir de la escala de valores de las aspiraciones la calle). Pese a todo, Galileo es también un tipo, si bien se tra-
individuales: entender, por ejemplo, la catástrofe internacional ta de uno nuevo en el repertorio de Brecht: es el hombre al que
del desempleo a partir del concepto burgués del éxito o del fra- solo le interesa la verdad, una verdad que se ha convertido en
caso en el trabajo, o la catástrofe de la guerra a partir del ideal de el ingrediente activo en toda la estructura de la vida y el mun-
una personalidad polifacética, o el exilio a partir de la queja por la do. Y por extraño que resulte, tratándose de un poeta, existen
popularidad perdida. suficientes indicios de que esa pasión por la verdad de Galileo
Esta insistencia antipsicológica basada en hechos es 1a razón es la misma que embarga a un Brecht wissensdurstig (ávido de
principal por la que Brecht emplea determinadas formas poé- conocimiento).
ticas: la balada (en contraste con el poema lirico) para escribir Esa insistencia en los hechos es también evidente en la
poesía, y el “teatro épico” (en contraste con la tragedia) para tra- poesía de Brecht, que prefiere evitar los estados de ánimo indi-
bajar el género dramático. Su teatro rompe con una tradición viduales y los procesos de transformación a través de la lírica
que insistía en tratar el conflicto o el desarrollo de un personaje que conducen a formas de existencia universales, fascinantes
dentro del mundo; en vez de eso, sus obras se concentran en un e irrefutables. En las baladas, Brecht elige algunos momentos
desarrollo lógico de los acontecimientos en el que los hombres, trascendentales y muestra a los hombres, no como arquetipos
convertidos en arquetipos abstractos y enfrentados a unas cir- que actuan en el mundo, sino como damnificados por alguna
cunstancias que el público debería reconocer de inmediato como catástrofe extrema, ya sea esta de origen natural o causada por
propias, se comportan de forma correcta o incorrecta, y son juz- la humanidad. La virtud humana se presenta siempre como
gados según las exigencias objetivas de los propios hechos; o una mezcla de valentía teñida de cinismo, de orgullo estoico y
como sucede en La ópera de cuatro cuartos (Dreigroschenoper) de cierta curiosidad ante la espantosa capacidad de destrucción.
donde al mostrar un universo teatral en el que los delincuentes Evidentemente, el renovado interés que despierta esta forma

5
“A los que nazcan más tarde”, en Más de cien poemas, cit., p. 171. 7
Vida de Galileo. Madre Coraje y sus hijos, trad. de M. Sáenz, Alianza, Madrid, 2004,
6
Ibid., p. 169. p. 103.

74 Hannah Arendt Cultura y política 75


poética se debe a experiencias de desamparo vividas durante declarado Nietzsche, “Dios había muerto”, y el hombre era libre
la Primera Guerra Mundial. La balada, con la tristeza que le era de vivir y amar como le viniese en gana, y para darle las gra-
característica y los finales desgraciados propios de la tradición cias a quien le viniese en gana por la existencia del mundo, los
popular, encajaba tan bien con esta experiencia que fue capaz piratas y los aventureros de Brecht tienen el orgullo demonía-
de sobrevivir a todas las tentativas experimentales del moder- co de no albergar ningún tipo de preocupación, de ser hombres
nismo poético alemán de posguerra. Los héroes de las primeras que solo ceden ante las fuerzas catastróficas, pero jamás ante las
composiciones de Devocionario doméstico (Hauspostille) son preocupaciones cotidianas de una vida respetable ni ante otras
aventureros, piratas, soldados profesionales, pero también ma- cuitas de carácter más elevado relacionadas con la eternidad fu-
dres que han matado a sus hijos o hijos que han asesinado a sus tura. Brecht cayó en la cuenta de que en la sentencia de Nietzs-
padres. La compasión que muestra Brecht en esa época no tiene che podía incluirse la posibilidad de una liberación radical del
apenas una connotación social, no precisa de justificación, se miedo: en todo caso es evidente que pensaba (como se ve en la
trata por supuesto de estar del lado de los “Mördern, denen viel “Gran coral de la alabanza”) que cualquier cosa es preferible a
Leides geschah” (“asesinos que sufristeis en la propia piel”)8.9 la esperanza del paraíso y el temor al infierno.
La preocupación por el asesinato, la destrucción, la muerte y
la decadencia era una característica común de la época, pero el Lobet die Kälte, die Finsternis und das Verderben
caso de Brecht se suele interpretar de forma errónea. Los expo- Schauet hinan.
nentes literarios más importantes de esta corriente: la amarga, Es kommet nicht auf euch an
resentida y medio patológica glorificación de la más pura deca- Und ihr könnt unbesotgt sterben.
dencia que desarrollaron Gottfried Benn en Alemania y Céline
en Francia (los dos se convertirían posteriormente en entusias- ¡Alabad el frío, las tinieblas, la descomposición!
tas admiradores del nazismo) guarda muy poca relación, si es Mirad hacia lo alto.
que guarda alguna, con las hermosas y salvajes canciones car- De vosotros no depende
gadas de glorioso y triunfante vitalismo que compone Brecht. y podéis morir tranquilos10.11

Von Sonne krank und ganz von Regen zerfressen Sartre ha explicado recientemente y con gran acierto la estre-
Geraubten Lorbeer im zerrauften Haar cha relación que se ha venido estableciendo entre la experiencia
Hat er seine ganze Jugend, nur nicht ihre Träume vergessen de la carnicería de la guerra y esta particular glorificación de la
Lange das Dach, nie den Himmel, der drüber war. vida en medio de la oscuridad y la muerte: “Cuando los útiles
quedan rotos, los planes desvirtuados y los esfuerzos en la nada,
Enfermo de sol y comido por las lluvias el mundo se manifiesta con una frescura infantil y terrible, sin
en el pelo revuelto laureles robados puntos de apoyo, sin caminos”11. A esa “frescura terrible” con la
12

olvidó su juventud, pero no sus sueños, que el mundo surgió tras la matanza se corresponde la espanto-
olvidó el techo, nunca el cielo sobre él desplegado9.10 sa inocencia (cuyo mejor exponente es la balada de Apfelböck o
los lirios del campo) de los hombres que han perdido las tareas
El violento cinismo del primer Brecht era una reacción más que tenían encomendadas en el pasado y que todavía no han
bien tardía al aplastante descubrimiento de que, tal y como había encontrado otras nuevas. Comparada con este exultante cinis-
mo, toda la poesía que se limite a seguir los trillados senderos
8
“Balada de los aventureros”, en 80 poemas y canciones, trad. de J. Hacker, Adriana
Hidalgo, Buenos Aires, 2011, p. 35. 10
“Gran coral de la alabanza”, en Poemas y canciones, cit., p. 16.
9
Ibid. 11
¿Qué es la literatura?, trad. de A. Bernández, Losada, Buenos Aires, 1950, p. 65.

76 Hannah Arendt Cultura y política 77


poética se debe a experiencias de desamparo vividas durante declarado Nietzsche, “Dios había muerto”, y el hombre era libre
la Primera Guerra Mundial. La balada, con la tristeza que le era de vivir y amar como le viniese en gana, y para darle las gra-
característica y los finales desgraciados propios de la tradición cias a quien le viniese en gana por la existencia del mundo, los
popular, encajaba tan bien con esta experiencia que fue capaz piratas y los aventureros de Brecht tienen el orgullo demonía-
de sobrevivir a todas las tentativas experimentales del moder- co de no albergar ningún tipo de preocupación, de ser hombres
nismo poético alemán de posguerra. Los héroes de las primeras que solo ceden ante las fuerzas catastróficas, pero jamás ante las
composiciones de Devocionario doméstico (Hauspostille) son preocupaciones cotidianas de una vida respetable ni ante otras
aventureros, piratas, soldados profesionales, pero también ma- cuitas de carácter más elevado relacionadas con la eternidad fu-
dres que han matado a sus hijos o hijos que han asesinado a sus tura. Brecht cayó en la cuenta de que en la sentencia de Nietzs-
padres. La compasión que muestra Brecht en esa época no tiene che podía incluirse la posibilidad de una liberación radical del
apenas una connotación social, no precisa de justificación, se miedo: en todo caso es evidente que pensaba (como se ve en la
trata por supuesto de estar del lado de los “Mördern, denen viel “Gran coral de la alabanza”) que cualquier cosa es preferible a
Leides geschah” (“asesinos que sufristeis en la propia piel”)8.9 la esperanza del paraíso y el temor al infierno.
La preocupación por el asesinato, la destrucción, la muerte y
la decadencia era una característica común de la época, pero el Lobet die Kälte, die Finsternis und das Verderben
caso de Brecht se suele interpretar de forma errónea. Los expo- Schauet hinan.
nentes literarios más importantes de esta corriente: la amarga, Es kommet nicht auf euch an
resentida y medio patológica glorificación de la más pura deca- Und ihr könnt unbesotgt sterben.
dencia que desarrollaron Gottfried Benn en Alemania y Céline
en Francia (los dos se convertirían posteriormente en entusias- ¡Alabad el frío, las tinieblas, la descomposición!
tas admiradores del nazismo) guarda muy poca relación, si es Mirad hacia lo alto.
que guarda alguna, con las hermosas y salvajes canciones car- De vosotros no depende
gadas de glorioso y triunfante vitalismo que compone Brecht. y podéis morir tranquilos10.11

Von Sonne krank und ganz von Regen zerfressen Sartre ha explicado recientemente y con gran acierto la estre-
Geraubten Lorbeer im zerrauften Haar cha relación que se ha venido estableciendo entre la experiencia
Hat er seine ganze Jugend, nur nicht ihre Träume vergessen de la carnicería de la guerra y esta particular glorificación de la
Lange das Dach, nie den Himmel, der drüber war. vida en medio de la oscuridad y la muerte: “Cuando los útiles
quedan rotos, los planes desvirtuados y los esfuerzos en la nada,
Enfermo de sol y comido por las lluvias el mundo se manifiesta con una frescura infantil y terrible, sin
en el pelo revuelto laureles robados puntos de apoyo, sin caminos”11. A esa “frescura terrible” con la
12

olvidó su juventud, pero no sus sueños, que el mundo surgió tras la matanza se corresponde la espanto-
olvidó el techo, nunca el cielo sobre él desplegado9.10 sa inocencia (cuyo mejor exponente es la balada de Apfelböck o
los lirios del campo) de los hombres que han perdido las tareas
El violento cinismo del primer Brecht era una reacción más que tenían encomendadas en el pasado y que todavía no han
bien tardía al aplastante descubrimiento de que, tal y como había encontrado otras nuevas. Comparada con este exultante cinis-
mo, toda la poesía que se limite a seguir los trillados senderos
8
“Balada de los aventureros”, en 80 poemas y canciones, trad. de J. Hacker, Adriana
Hidalgo, Buenos Aires, 2011, p. 35. 10
“Gran coral de la alabanza”, en Poemas y canciones, cit., p. 16.
9
Ibid. 11
¿Qué es la literatura?, trad. de A. Bernández, Losada, Buenos Aires, 1950, p. 65.

76 Hannah Arendt Cultura y política 77


Sin embargo, el motivo más profundo que tiene Brecht para
de la tradición, y participe en lo que alguien describió como “la
romper con la tradición no es ni la causa de la justicia social,
puesta en venta de todos los valores”, no solo no resultará váli-
ni su aproximación a la historia desde la perspectiva del mate-
da, sino que además nunca será considerada como nada más que
rialismo dialéctico. El rasgo que sí lo caracteriza es la profunda
literatura.
rabia ante el rumbo que ha tomado el mundo y ante el hecho
No quiere esto decir que Brecht careciese del sentido de la
de que hayan sido siempre los vencedores los que han elegido
tradición, sino que simplemente dejó de creer en ella. Sus ela-
qué es lo que debe registrar y recordar la humanidad. Brecht no
boradas y geniales parodias (véanse en esta antología “Letanía
escribe su poesía solo para los desfavorecidos, sino para aquellos
de la respiración” y “Gran coral de la alabanza”, y los coros de
hombres vivos o muertos, cuya voz no ha sido nunca escuchada.
la obra Santa Juana de los mataderos (Die Heilige Johanna der
Schlachthöfe) no cumplirían su cometido si no fuesen más allá
Denn die einen stehn im Dunklen
de la simple parodia. Las farsas del autor alemán tienen múlti-
Und die andern stehn im Licht;
ples significados y propósitos. Brecht adapta las viejas formas
Und man sieht nur die ins Lichte,
a un contenido nuevo, revolucionario, y las obliga a abrirse, de
Die im Dunklen sieht man nicht.
modo que las destruye y las preserva al mismo tiempo, mos-
trando, a través de su propia maestría, que todo poeta merece-
Que unos andan a la sombra
dor de tal nombre debe saber cómo trabajar artesanalmente
Y otras andan a la luz
las formas tradicionales, aunque incluya también en estas un
En la luz es fácil verlos
elemento destructivo y bien definido: las formas tradicionales a
En la sombra es una cruz13.14
las que se dota de nuevo contenido deben poner al descubierto
a los viejos poetas, revelar aquello que no dijeron, desenmasca-
La filosofía de Brecht, en lo que respecta a su poesía, está for-
rar su silencio. Así, en la “Letanía de la respiración”, Brecht usa
mulada en esos cuatro versos de La ópera de cuatro cuartos. En
el “Über allen Gipfeln ist Ruh” (Sobre todas las cumbres hay
la “Balada de la noria” volverá después sobre el mismo tema. Es-
calma) de Goethe1213para exponer que ese es el mismo silencio de
tas no son canciones con gran carga social, ni son alegatos en
los que observan impasibles a una anciana que pasa hambre, y
defensa de los más pobres, sino que son la expresión de un deseo
que el silencio de los pájaros –“die Vöglein schweigen im Wal-
apasionado por un mundo en el que todos los seres humanos
de” (Silenciosas están las aves en el bosque)– es el mismo silen-
puedan ser vistos y escuchados; la ira apasionada contra la his-
cio con el que la gente observa cómo es asesinado aquel que no
toria que recordó a unos pocos y olvidó a casi todos, una historia
quiso quedarse callado. La rebelión de Brecht contra las formas
que con el pretexto del recuerdo nos hizo olvidar. Y aquí de nuevo
clásicas y la fructífera tradición no toma nunca la forma de una
estriba la razón de la elección de la balada, que dentro de la tra-
lucha de lo actual contra lo desfasado, ni es tampoco el resulta-
dición alemana ha sido siempre la forma poética más popular:
do del deseo de expresar un nuevo tipo de sensibilidad, sino que
la tradición de la poesía no registrada, una tradición en la que la
se trata de una simple afirmación de que la belleza ha ejercido
gente, condenada a la oscuridad y al olvido, trataba de registrar
también su poder sobre una realidad que era en muchos casos
su historia y crear su propia eternidad poética14.15
espantosa. La pureza y la calidad de la propia parodia, irrepro-
chable desde el punto de vista poético, pone de manifiesto una 13
La ópera de cuatro cuartos. Teatro completo 3, trad. de M. Sáenz, Alianza, Madrid,
respetuosa reverencia por la indudable grandeza de la tradición. 1989, p. 110.
14
Arendt desarrolla más este punto en la versión alemana de este ensayo: “Este mo-
tivo de La ópera de cuatro cuartos es una especie de leitmotiv que aparece en toda la
12
Véanse Los Lieder de Schubert, texto en alemán y castellano, recop., trad. y presen- obra de Brecht, y lo hace de forma especialmente hermosa en la ‘Ballade vom Was-
tación de F. Pérez Cárceles, Hiperión, Madrid, 2005. serrad’ (Balada de la rueda de agua), que surge de Die Rundköpfe und die Spitzköpfe

78 Hannah Arendt Cultura y política 79


Sin embargo, el motivo más profundo que tiene Brecht para
de la tradición, y participe en lo que alguien describió como “la
romper con la tradición no es ni la causa de la justicia social,
puesta en venta de todos los valores”, no solo no resultará váli-
ni su aproximación a la historia desde la perspectiva del mate-
da, sino que además nunca será considerada como nada más que
rialismo dialéctico. El rasgo que sí lo caracteriza es la profunda
literatura.
rabia ante el rumbo que ha tomado el mundo y ante el hecho
No quiere esto decir que Brecht careciese del sentido de la
de que hayan sido siempre los vencedores los que han elegido
tradición, sino que simplemente dejó de creer en ella. Sus ela-
qué es lo que debe registrar y recordar la humanidad. Brecht no
boradas y geniales parodias (véanse en esta antología “Letanía
escribe su poesía solo para los desfavorecidos, sino para aquellos
de la respiración” y “Gran coral de la alabanza”, y los coros de
hombres vivos o muertos, cuya voz no ha sido nunca escuchada.
la obra Santa Juana de los mataderos (Die Heilige Johanna der
Schlachthöfe) no cumplirían su cometido si no fuesen más allá
Denn die einen stehn im Dunklen
de la simple parodia. Las farsas del autor alemán tienen múlti-
Und die andern stehn im Licht;
ples significados y propósitos. Brecht adapta las viejas formas
Und man sieht nur die ins Lichte,
a un contenido nuevo, revolucionario, y las obliga a abrirse, de
Die im Dunklen sieht man nicht.
modo que las destruye y las preserva al mismo tiempo, mos-
trando, a través de su propia maestría, que todo poeta merece-
Que unos andan a la sombra
dor de tal nombre debe saber cómo trabajar artesanalmente
Y otras andan a la luz
las formas tradicionales, aunque incluya también en estas un
En la luz es fácil verlos
elemento destructivo y bien definido: las formas tradicionales a
En la sombra es una cruz13.14
las que se dota de nuevo contenido deben poner al descubierto
a los viejos poetas, revelar aquello que no dijeron, desenmasca-
La filosofía de Brecht, en lo que respecta a su poesía, está for-
rar su silencio. Así, en la “Letanía de la respiración”, Brecht usa
mulada en esos cuatro versos de La ópera de cuatro cuartos. En
el “Über allen Gipfeln ist Ruh” (Sobre todas las cumbres hay
la “Balada de la noria” volverá después sobre el mismo tema. Es-
calma) de Goethe1213para exponer que ese es el mismo silencio de
tas no son canciones con gran carga social, ni son alegatos en
los que observan impasibles a una anciana que pasa hambre, y
defensa de los más pobres, sino que son la expresión de un deseo
que el silencio de los pájaros –“die Vöglein schweigen im Wal-
apasionado por un mundo en el que todos los seres humanos
de” (Silenciosas están las aves en el bosque)– es el mismo silen-
puedan ser vistos y escuchados; la ira apasionada contra la his-
cio con el que la gente observa cómo es asesinado aquel que no
toria que recordó a unos pocos y olvidó a casi todos, una historia
quiso quedarse callado. La rebelión de Brecht contra las formas
que con el pretexto del recuerdo nos hizo olvidar. Y aquí de nuevo
clásicas y la fructífera tradición no toma nunca la forma de una
estriba la razón de la elección de la balada, que dentro de la tra-
lucha de lo actual contra lo desfasado, ni es tampoco el resulta-
dición alemana ha sido siempre la forma poética más popular:
do del deseo de expresar un nuevo tipo de sensibilidad, sino que
la tradición de la poesía no registrada, una tradición en la que la
se trata de una simple afirmación de que la belleza ha ejercido
gente, condenada a la oscuridad y al olvido, trataba de registrar
también su poder sobre una realidad que era en muchos casos
su historia y crear su propia eternidad poética14.15
espantosa. La pureza y la calidad de la propia parodia, irrepro-
chable desde el punto de vista poético, pone de manifiesto una 13
La ópera de cuatro cuartos. Teatro completo 3, trad. de M. Sáenz, Alianza, Madrid,
respetuosa reverencia por la indudable grandeza de la tradición. 1989, p. 110.
14
Arendt desarrolla más este punto en la versión alemana de este ensayo: “Este mo-
tivo de La ópera de cuatro cuartos es una especie de leitmotiv que aparece en toda la
12
Véanse Los Lieder de Schubert, texto en alemán y castellano, recop., trad. y presen- obra de Brecht, y lo hace de forma especialmente hermosa en la ‘Ballade vom Was-
tación de F. Pérez Cárceles, Hiperión, Madrid, 2005. serrad’ (Balada de la rueda de agua), que surge de Die Rundköpfe und die Spitzköpfe

78 Hannah Arendt Cultura y política 79


Los puntos débiles de una poesía tan íntimamente ligada a clusión de que Hitler era judío o que su ascenso fue producto
una forma de pensar tan precisa e inteligente solo pueden tener de una conspiración judía). En los años treinta, cuando Hitler
su origen en los problemas de comprensión que pueda sufrir su había acabado con el paro, y el nivel de vida de todas las cla-
autor. A favor de Brecht hay que decir que cuando escribe mal, ses sociales había aumentado considerablemente, Brecht es-
por penoso que sea ver lo mal que puede llegar a escribir, esto se cribió en contra del nazismo tratando los temas del hambre y
debe a que no ha conseguido vislumbrar la verdad. Es como si la del desempleo. Tan solo unas cuantas canciones de ese periodo
pérdida consciente de sensibilidad se tomase aquí su revancha. han sido incluidas en la presente selección, lo cual habla a favor
La idea de redactar una lista con los temas que Brecht entiende del criterio literario de su editor. El “Entierro del agitador en un
de forma correcta,, y otra con los que no, resulta enormemente ataúd de zinc” es la más representativa. Los cadáveres destroza-
tentadora. A la primera categoría pertenecerían todos los fenó- dos de aquellos que murieron en los campos de concentración
menos previos a la guerra, como la hipocresía, la explotación eran enviados a sus familias en ataúdes de zinc sellados, cuya
y la pobreza; los que tuvieron lugar durante la guerra, como función era la de ocultar y poner de manifiesto al mismo tiem-
la violencia sin sentido y la ridícula amabilidad de los indivi- po, convirtiéndose así en un ejemplo perfecto de las tácticas de
duos, y también los posteriores a la guerra, como el desempleo, ir mostrando y escondiendo de las que los nazis fueron auténti-
la rebelión y el exilio. En la segunda categoría estarían todos los cos maestros. Además de hacer público oficialmente algo cuya
sucesos relativos al fascismo y al totalitarismo, como el terror, mera mención estaba castigada por ser Greuelmärchen (propa-
los campos de concentración, el antisemitismo. (El último está ganda basada en historias abominables), el ataúd de zinc servía
bien ilustrado en “Los judíos, una desgracia para el pueblo”, don- como advertencia para el resto de la población: ¡Mira lo que te
de trata de explotar un argumento antisemita, por reducción al puede llegar a pasar! ¡Lo han tenido que esconder en un ataúd de
absurdo, y acaba elaborando un razonamiento perfectamente zinc porque nadie podía soportar mirarlo! Brecht trata este tema
verosímil para un antisemita: “Está claro, si todas las desgra- como si el protagonista fuese un simple agitador que “ha insti-
cias son producidas por los judíos, eso significa que el régimen gado a muchas cosas: a comer hasta saciarse, y a tener un techo,
es un producto de los judíos”. Un buen número de antisemitas y a alimentar a sus hijos”, etcétera. La cuestión es que, en 1936,
alemanes y de otros lugares del mundo han llegado a la con- un agitador con unos eslóganes semejantes habría resultado tan
ridículo que no hubiera hecho falta quitarlo de en medio. Ade-
(Cabezas redondas y cabezas puntiagudas): ‘Von den Großen dieser Erde / melden más, lo verdaderamente horrible, que es la forma en que murió,
uns die Heldenlieder / Steigend auf so wie Gestirne / gehen sie wie Gestirne nieder. / pasa completamente inadvertida, y el lector se queda con la im-
Das klingt tröstlich, und man muss es wissen / Nur für uns, die sie ernähren müssen,
presión de que el destino del agitador es solo ligerísimamente
/ ist das leider immer ziemlich gleich gewesen. / Aufstieg oder Fall: Wer trägt die
Spesen? / Freilich dreht das Rad sich immer weiter dass, / was oben ist, nicht oben peor que el que podría sufrir un opositor a cualquier otro tipo de
bleibt. / Aber für das Wasser unten heißt das leider nur: / Dass es das Rad halt ewig régimen político, de forma que el nazismo parece prácticamen-
treibt’ (De los grandes de este mundo / Cantan épicas canciones: / Se alzan al cielo
te inofensivo, e incluso respetable.
profundo / y caen cual constelaciones. / Es un consuelo, y hay que anotarlo / Pero
tenemos que costearlo / Y en fin de cuentas nunca hay sorpresas. / Suban o bajen, ¿a Desde entonces, sin embargo, o desde los Poemas de Sveden-
mí con esas? / La noria, es claro, sigue girando / lo que está arriba, luego no está. / Pero borg, Brecht ha ido distanciándose de los meros eslóganes pro-
esa agua que va empujando / Debajo siempre se quedará) (La madre. Cabezas redon-
pagandísticos, y en Galileo vuelve a tratar una de las cuestiones
das y cabezas puntiagudas: Teatro completo 5, trad. de M. Sáenz, Alianza, Madrid, 1992,
p. 209). La ‘filosofía de la historia’ sugerida en este poema nada tiene que ver ni con el fundamentales de nuestro tiempo: la búsqueda de la verdad a
realismo socialista ni con la poesía proletaria. Trata de algo mucho más general, que través de la libertad.
es al mismo tiempo mucho más preciso; concretamente, la producción de un mundo
en el que todas las personas son igualmente visibles, y la planificación de una historia
que no es recordada por unos pocos y olvidada por la mayoría, que no induce al olvido
bajo la apariencia del recuerdo, que no implica a unos cuantos mientras convierte al
resto en instrumentos de la historia”.

80 Hannah Arendt Cultura y política 81


Los puntos débiles de una poesía tan íntimamente ligada a clusión de que Hitler era judío o que su ascenso fue producto
una forma de pensar tan precisa e inteligente solo pueden tener de una conspiración judía). En los años treinta, cuando Hitler
su origen en los problemas de comprensión que pueda sufrir su había acabado con el paro, y el nivel de vida de todas las cla-
autor. A favor de Brecht hay que decir que cuando escribe mal, ses sociales había aumentado considerablemente, Brecht es-
por penoso que sea ver lo mal que puede llegar a escribir, esto se cribió en contra del nazismo tratando los temas del hambre y
debe a que no ha conseguido vislumbrar la verdad. Es como si la del desempleo. Tan solo unas cuantas canciones de ese periodo
pérdida consciente de sensibilidad se tomase aquí su revancha. han sido incluidas en la presente selección, lo cual habla a favor
La idea de redactar una lista con los temas que Brecht entiende del criterio literario de su editor. El “Entierro del agitador en un
de forma correcta,, y otra con los que no, resulta enormemente ataúd de zinc” es la más representativa. Los cadáveres destroza-
tentadora. A la primera categoría pertenecerían todos los fenó- dos de aquellos que murieron en los campos de concentración
menos previos a la guerra, como la hipocresía, la explotación eran enviados a sus familias en ataúdes de zinc sellados, cuya
y la pobreza; los que tuvieron lugar durante la guerra, como función era la de ocultar y poner de manifiesto al mismo tiem-
la violencia sin sentido y la ridícula amabilidad de los indivi- po, convirtiéndose así en un ejemplo perfecto de las tácticas de
duos, y también los posteriores a la guerra, como el desempleo, ir mostrando y escondiendo de las que los nazis fueron auténti-
la rebelión y el exilio. En la segunda categoría estarían todos los cos maestros. Además de hacer público oficialmente algo cuya
sucesos relativos al fascismo y al totalitarismo, como el terror, mera mención estaba castigada por ser Greuelmärchen (propa-
los campos de concentración, el antisemitismo. (El último está ganda basada en historias abominables), el ataúd de zinc servía
bien ilustrado en “Los judíos, una desgracia para el pueblo”, don- como advertencia para el resto de la población: ¡Mira lo que te
de trata de explotar un argumento antisemita, por reducción al puede llegar a pasar! ¡Lo han tenido que esconder en un ataúd de
absurdo, y acaba elaborando un razonamiento perfectamente zinc porque nadie podía soportar mirarlo! Brecht trata este tema
verosímil para un antisemita: “Está claro, si todas las desgra- como si el protagonista fuese un simple agitador que “ha insti-
cias son producidas por los judíos, eso significa que el régimen gado a muchas cosas: a comer hasta saciarse, y a tener un techo,
es un producto de los judíos”. Un buen número de antisemitas y a alimentar a sus hijos”, etcétera. La cuestión es que, en 1936,
alemanes y de otros lugares del mundo han llegado a la con- un agitador con unos eslóganes semejantes habría resultado tan
ridículo que no hubiera hecho falta quitarlo de en medio. Ade-
(Cabezas redondas y cabezas puntiagudas): ‘Von den Großen dieser Erde / melden más, lo verdaderamente horrible, que es la forma en que murió,
uns die Heldenlieder / Steigend auf so wie Gestirne / gehen sie wie Gestirne nieder. / pasa completamente inadvertida, y el lector se queda con la im-
Das klingt tröstlich, und man muss es wissen / Nur für uns, die sie ernähren müssen,
presión de que el destino del agitador es solo ligerísimamente
/ ist das leider immer ziemlich gleich gewesen. / Aufstieg oder Fall: Wer trägt die
Spesen? / Freilich dreht das Rad sich immer weiter dass, / was oben ist, nicht oben peor que el que podría sufrir un opositor a cualquier otro tipo de
bleibt. / Aber für das Wasser unten heißt das leider nur: / Dass es das Rad halt ewig régimen político, de forma que el nazismo parece prácticamen-
treibt’ (De los grandes de este mundo / Cantan épicas canciones: / Se alzan al cielo
te inofensivo, e incluso respetable.
profundo / y caen cual constelaciones. / Es un consuelo, y hay que anotarlo / Pero
tenemos que costearlo / Y en fin de cuentas nunca hay sorpresas. / Suban o bajen, ¿a Desde entonces, sin embargo, o desde los Poemas de Sveden-
mí con esas? / La noria, es claro, sigue girando / lo que está arriba, luego no está. / Pero borg, Brecht ha ido distanciándose de los meros eslóganes pro-
esa agua que va empujando / Debajo siempre se quedará) (La madre. Cabezas redon-
pagandísticos, y en Galileo vuelve a tratar una de las cuestiones
das y cabezas puntiagudas: Teatro completo 5, trad. de M. Sáenz, Alianza, Madrid, 1992,
p. 209). La ‘filosofía de la historia’ sugerida en este poema nada tiene que ver ni con el fundamentales de nuestro tiempo: la búsqueda de la verdad a
realismo socialista ni con la poesía proletaria. Trata de algo mucho más general, que través de la libertad.
es al mismo tiempo mucho más preciso; concretamente, la producción de un mundo
en el que todas las personas son igualmente visibles, y la planificación de una historia
que no es recordada por unos pocos y olvidada por la mayoría, que no induce al olvido
bajo la apariencia del recuerdo, que no implica a unos cuantos mientras convierte al
resto en instrumentos de la historia”.

80 Hannah Arendt Cultura y política 81


La conquista de Hermann Broch*

Hermann Broch pertenece a esa tradición de grandes novelistas


del siglo xx que han transformado una de las formas artísticas
más características del siglo XIX hasta el punto de volverla casi
irreconocible. La novela moderna ha dejado de servir como “en-
tretenimiento e instrucción” (Broch), y sus autores ya no relatan
un “incidente” poco habitual y del que no se tiene noticia (Goe-
the), o cuentan una historia de la que se extraerá “consejo” (W.
Benjamin), sino que enfrentan al lector con una serie de proble-
mas y perplejidades ante los que este, siempre y cuando sea ca-
paz de entender, habrá de estar preparado para tomar partido.
Como resultado de esta transformación, la forma artística más
accesible y popular se ha convertido en una de las más difíciles
y esotéricas. La intriga ha desaparecido, y con ella la posibilidad
de la fascinación pasiva; la ambición del novelista por crear la
ilusión de una realidad más elevada, o lograr la transfiguración
de lo real junto con la relevación de sus múltiples significados,
ha cedido el paso al propósito de involucrar al lector en algo que
tiene tanto de proceso mental como de invención artística.
Las novelas de Proust, Joyce y Broch (al igual que las de
Kafka y Faulkner, autores que forman cada uno una categoría
en sí mismos) muestran una manifiesta y curiosa afinidad con

* Originalmente publicado como “The Achievement of Hermann Broch”: The Ken-


yon Review 11 (1949), pp. 476-483. Una versión abreviada del mismo fue reimpresa
como prefacio a H. Broch, The Sleepwalkers: a trilogy, trad. de W. y E. Muir, Grosset &
Dunlap, Nueva York, 1964, pp. v-x. Una versión en alemán de este ensayo, con pocas
variaciones, apareció con el título de “Hermann Broch und der moderne Roman”, en
Der Monat 1 (1948-1949), pp. 147-151. Reseña de The Sleepwalkers, trad. de W. y E.
Muir, Pantheon Books, Nueva York, 1948. Reseña y The Death of Virgil, trad. de J.
Starr Untermeyer, Pantheon Books, Nueva York, 1945.

Cultura y política 83
La conquista de Hermann Broch*

Hermann Broch pertenece a esa tradición de grandes novelistas


del siglo xx que han transformado una de las formas artísticas
más características del siglo XIX hasta el punto de volverla casi
irreconocible. La novela moderna ha dejado de servir como “en-
tretenimiento e instrucción” (Broch), y sus autores ya no relatan
un “incidente” poco habitual y del que no se tiene noticia (Goe-
the), o cuentan una historia de la que se extraerá “consejo” (W.
Benjamin), sino que enfrentan al lector con una serie de proble-
mas y perplejidades ante los que este, siempre y cuando sea ca-
paz de entender, habrá de estar preparado para tomar partido.
Como resultado de esta transformación, la forma artística más
accesible y popular se ha convertido en una de las más difíciles
y esotéricas. La intriga ha desaparecido, y con ella la posibilidad
de la fascinación pasiva; la ambición del novelista por crear la
ilusión de una realidad más elevada, o lograr la transfiguración
de lo real junto con la relevación de sus múltiples significados,
ha cedido el paso al propósito de involucrar al lector en algo que
tiene tanto de proceso mental como de invención artística.
Las novelas de Proust, Joyce y Broch (al igual que las de
Kafka y Faulkner, autores que forman cada uno una categoría
en sí mismos) muestran una manifiesta y curiosa afinidad con

* Originalmente publicado como “The Achievement of Hermann Broch”: The Ken-


yon Review 11 (1949), pp. 476-483. Una versión abreviada del mismo fue reimpresa
como prefacio a H. Broch, The Sleepwalkers: a trilogy, trad. de W. y E. Muir, Grosset &
Dunlap, Nueva York, 1964, pp. v-x. Una versión en alemán de este ensayo, con pocas
variaciones, apareció con el título de “Hermann Broch und der moderne Roman”, en
Der Monat 1 (1948-1949), pp. 147-151. Reseña de The Sleepwalkers, trad. de W. y E.
Muir, Pantheon Books, Nueva York, 1948. Reseña y The Death of Virgil, trad. de J.
Starr Untermeyer, Pantheon Books, Nueva York, 1945.

Cultura y política 83
la poesía, por un lado, y con la filosofía, por el otro1.2 Los novelis- ha visto confinada a un selecto y relativamente reducido círcu-
tas modernos más relevantes han comenzado, por consiguiente, lo de lectores. En este sentido, basta con comparar las diminutas
a ver cómo su obra, al igual que les sucede a filósofos y poetas se ediciones que se hacen de las grandes obras con las inmensas
tiradas de títulos que, pese a tener cierta calidad, pertenecen a
1
La obra de Faulkner fue muy apreciada y frecuentemente citada por Arendt, baste
como muestra el hecho de que en los seminarios que impartió con el título “Experien- una categoría literaria claramente inferior. El don de contar his-
cias políticas en el XX”, en que habló de la Primera Guerra Mundial, del espíritu de la torias, que medio siglo atrás estaba reservado exclusivamente
revolución, del ascenso del totalitarismo, de la Segunda Guerra Mundial, del proble-
a los más grandes, forma parte hoy día de las herramientas de
ma de un mundo, de la sociedad de masas y de las relaciones entre ciencias naturales
y políticas, no usó casi ninguna literatura científica sino en su mayoría una mezcla autores cuya obra, estando bien escrita, es en esencia medio-
de testimonios literarios, memorias y ensayos, entre ellos, obras de William Faulkner, cre. La producción de títulos de segunda categoría, a mitad de
como Una fábula.
camino entre el kitsch y el arte con mayúsculas, satisface ple-
Como observación a las reflexiones de Broch sobre la conquista de Joyce, Arendt
escribió el siguiente texto, sin ponerle ningún titulo: “El ensayo apareció en 1936, edi- namente las exigencias de un público formado y aficionado al
tado por la editorial Herbert Reichner y con el subtítulo original de ‘Disertación en el arte, y ha tenido más que ver en el alejamiento de los lectores
50 aniversario del nacimiento de Joyce’. La segunda parte de la obra fue presentada en
de los grandes maestros que en la tan temida cultura de masas.
forma de conferencia por el autor en la vienesa Volksbochschule. No deja de tener im-
portancia la circunstancia de que Broch contara por entonces cincuenta años de edad. La generalización de las destrezas y conocimientos del oficio, y
”El autor coetáneo de Broch al que sin duda más apreciaba y de acuerdo con cuyo el aumento sustancial del nivel a la hora de la ejecución, han
patrón valoraba y medía, en secreto, toda la poesía de su tiempo, era Kafka. El hecho
puesto al artista bajo la sospecha de aprovecharse de su simple
de que Broch haga escasas alusiones a él y no haya escrito prácticamente nada sobre
él no viene a demostrar lo contrario, sino simplemente a poner de manifiesto un mé- talento para llevar a cabo una tarea que en sí misma no reviste
todo de acuerdo con el cual todo lo que se dice está ordenado en torno a un centro que gran dificultad.
es, además de centro, escala de valoración. Esta técnica se puede apreciar en toda su
La importancia de la trilogía de Los sonámbulos (cuya edi-
dimensión en el estudio sobre Hofmannstahl, en el que todo es medido de acuerdo
con La torre de Hofmannstahl y todas las consideraciones acerca de la obra de este ción original alemana, Die Schlaftvandler, apareció en 1931)
autor son referidas y concretadas en La torre, pero, en cambio, apenas si se habla de reside en la posibilidad que ofrece al lector de acceder al labora-
esta obra concretamente. Por lo que se refiere a Kafka –sobre el que Broch nunca escri-
torio del novelista en medio de esta crisis y de poder presenciar
bió y por el cual midió, sin embargo, a todos sus coetáneos– es el único que ha ejercido
una influencia decisiva e innegable en la expresión literaria de Broch. la transformación de la forma artística en cuestión2.3Remontán-
”Sin embargo, todavía hay un autor coetáneo de Broch cuya obra ejerció sin duda dose a través de tres años cruciales –1818, cuando el Romántico
alguna la más directa influencia sobre este; el autor al que nos referimos es Joyce,
se encuentra en medio de la decadencia no visible aún del viejo
cuyo Ulises Broch leyó inmediatamente después de concluir Los sonámbulos, o sea, en
un periodo de su vida en que su actitud ante la novelística como forma artística era mundo; 1903, cuando el Anarquista se ve envuelto en la confu-
más que escéptica. Lo que Broch admiraba en Joyce era el valor de describir en ‘1.200 sión de valores previa a la guerra, y 1918, cuando el Realista se
páginas 16 horas de vida’, lo que ‘equivale a 75 páginas por hora, a más de una página
convierte en el amo indiscutible de una sociedad dominada por
por minuto, a casi una línea por segundo’. Es cierto que lo que Joyce descubre con
ello, la vida cotidiana del hombre, no le interesa gran cosa a Broch; lo que realmente el nihilismo–, Broch comienza el primer volumen como un na-
le interesa es el método mediante el cual ‘la mera sucesión de cosas es convertida en rrador tradicional para presentarse después en el último como
unidad, el devenir en unidad de lo simultáneo’. El Ulises fue, por así decir, el que le
un poeta cuya principal preocupación no es contar sino juz-
proporcionó el valor necesario para escribir La muerte de Virgilio, en la que igual-
mente, en el espacio de 533 páginas, se describen 24 horas de vida, pero centrando gar; como un filósofo que quiere no solo hacer un retrato de los
la atención no en la vida cotidiana, sino en el menos cotidiano de todos los días de la acontecimientos, sino descubrir y demostrar desde el punto de
vida humana, esto es, el día de la muerte” (véase H. Broch, “James Joyce y el presente”,
vista lógico las leyes del movimiento que rigen “la degradación
en Poesía e investigación, trad. de R. Ibero, Barral, Barcelona, 1974, pp. 239, 245 y 442-
443, respectivamente, para las citas anteriores). No hay duda de que Arendt dirige la de los valores”.
atención del lector hacia La torre de Hofmannsthal como respuesta a Hugo von Hof-
mannsthal und seinee Zeit del propio Broch, cuya versión original incluye un epílogo
de Arendt formado por pasajes del ensayo que sería luego traducido como “Hermann
Broch, 1866-1951”, en Hombres en tiempos de oscuridad (trad. de Cl, Ferrari y Serrano 2
Hay una traducción castellana de los tres volúmenes de Los sonámbulos: Pasenow
de Haro, Gedisa, Barcelona, 1989, pp. 111-151). o el romanticismo; Esch o la anarquía, y Huguenau o el realismo (trad. de M.a Á. Grau
Porta Debolsillo, Barcelona, 2006).

84 Hannah Arendt Cultura y política 85


la poesía, por un lado, y con la filosofía, por el otro1.2 Los novelis- ha visto confinada a un selecto y relativamente reducido círcu-
tas modernos más relevantes han comenzado, por consiguiente, lo de lectores. En este sentido, basta con comparar las diminutas
a ver cómo su obra, al igual que les sucede a filósofos y poetas se ediciones que se hacen de las grandes obras con las inmensas
tiradas de títulos que, pese a tener cierta calidad, pertenecen a
1
La obra de Faulkner fue muy apreciada y frecuentemente citada por Arendt, baste
como muestra el hecho de que en los seminarios que impartió con el título “Experien- una categoría literaria claramente inferior. El don de contar his-
cias políticas en el XX”, en que habló de la Primera Guerra Mundial, del espíritu de la torias, que medio siglo atrás estaba reservado exclusivamente
revolución, del ascenso del totalitarismo, de la Segunda Guerra Mundial, del proble-
a los más grandes, forma parte hoy día de las herramientas de
ma de un mundo, de la sociedad de masas y de las relaciones entre ciencias naturales
y políticas, no usó casi ninguna literatura científica sino en su mayoría una mezcla autores cuya obra, estando bien escrita, es en esencia medio-
de testimonios literarios, memorias y ensayos, entre ellos, obras de William Faulkner, cre. La producción de títulos de segunda categoría, a mitad de
como Una fábula.
camino entre el kitsch y el arte con mayúsculas, satisface ple-
Como observación a las reflexiones de Broch sobre la conquista de Joyce, Arendt
escribió el siguiente texto, sin ponerle ningún titulo: “El ensayo apareció en 1936, edi- namente las exigencias de un público formado y aficionado al
tado por la editorial Herbert Reichner y con el subtítulo original de ‘Disertación en el arte, y ha tenido más que ver en el alejamiento de los lectores
50 aniversario del nacimiento de Joyce’. La segunda parte de la obra fue presentada en
de los grandes maestros que en la tan temida cultura de masas.
forma de conferencia por el autor en la vienesa Volksbochschule. No deja de tener im-
portancia la circunstancia de que Broch contara por entonces cincuenta años de edad. La generalización de las destrezas y conocimientos del oficio, y
”El autor coetáneo de Broch al que sin duda más apreciaba y de acuerdo con cuyo el aumento sustancial del nivel a la hora de la ejecución, han
patrón valoraba y medía, en secreto, toda la poesía de su tiempo, era Kafka. El hecho
puesto al artista bajo la sospecha de aprovecharse de su simple
de que Broch haga escasas alusiones a él y no haya escrito prácticamente nada sobre
él no viene a demostrar lo contrario, sino simplemente a poner de manifiesto un mé- talento para llevar a cabo una tarea que en sí misma no reviste
todo de acuerdo con el cual todo lo que se dice está ordenado en torno a un centro que gran dificultad.
es, además de centro, escala de valoración. Esta técnica se puede apreciar en toda su
La importancia de la trilogía de Los sonámbulos (cuya edi-
dimensión en el estudio sobre Hofmannstahl, en el que todo es medido de acuerdo
con La torre de Hofmannstahl y todas las consideraciones acerca de la obra de este ción original alemana, Die Schlaftvandler, apareció en 1931)
autor son referidas y concretadas en La torre, pero, en cambio, apenas si se habla de reside en la posibilidad que ofrece al lector de acceder al labora-
esta obra concretamente. Por lo que se refiere a Kafka –sobre el que Broch nunca escri-
torio del novelista en medio de esta crisis y de poder presenciar
bió y por el cual midió, sin embargo, a todos sus coetáneos– es el único que ha ejercido
una influencia decisiva e innegable en la expresión literaria de Broch. la transformación de la forma artística en cuestión2.3Remontán-
”Sin embargo, todavía hay un autor coetáneo de Broch cuya obra ejerció sin duda dose a través de tres años cruciales –1818, cuando el Romántico
alguna la más directa influencia sobre este; el autor al que nos referimos es Joyce,
se encuentra en medio de la decadencia no visible aún del viejo
cuyo Ulises Broch leyó inmediatamente después de concluir Los sonámbulos, o sea, en
un periodo de su vida en que su actitud ante la novelística como forma artística era mundo; 1903, cuando el Anarquista se ve envuelto en la confu-
más que escéptica. Lo que Broch admiraba en Joyce era el valor de describir en ‘1.200 sión de valores previa a la guerra, y 1918, cuando el Realista se
páginas 16 horas de vida’, lo que ‘equivale a 75 páginas por hora, a más de una página
convierte en el amo indiscutible de una sociedad dominada por
por minuto, a casi una línea por segundo’. Es cierto que lo que Joyce descubre con
ello, la vida cotidiana del hombre, no le interesa gran cosa a Broch; lo que realmente el nihilismo–, Broch comienza el primer volumen como un na-
le interesa es el método mediante el cual ‘la mera sucesión de cosas es convertida en rrador tradicional para presentarse después en el último como
unidad, el devenir en unidad de lo simultáneo’. El Ulises fue, por así decir, el que le
un poeta cuya principal preocupación no es contar sino juz-
proporcionó el valor necesario para escribir La muerte de Virgilio, en la que igual-
mente, en el espacio de 533 páginas, se describen 24 horas de vida, pero centrando gar; como un filósofo que quiere no solo hacer un retrato de los
la atención no en la vida cotidiana, sino en el menos cotidiano de todos los días de la acontecimientos, sino descubrir y demostrar desde el punto de
vida humana, esto es, el día de la muerte” (véase H. Broch, “James Joyce y el presente”,
vista lógico las leyes del movimiento que rigen “la degradación
en Poesía e investigación, trad. de R. Ibero, Barral, Barcelona, 1974, pp. 239, 245 y 442-
443, respectivamente, para las citas anteriores). No hay duda de que Arendt dirige la de los valores”.
atención del lector hacia La torre de Hofmannsthal como respuesta a Hugo von Hof-
mannsthal und seinee Zeit del propio Broch, cuya versión original incluye un epílogo
de Arendt formado por pasajes del ensayo que sería luego traducido como “Hermann
Broch, 1866-1951”, en Hombres en tiempos de oscuridad (trad. de Cl, Ferrari y Serrano 2
Hay una traducción castellana de los tres volúmenes de Los sonámbulos: Pasenow
de Haro, Gedisa, Barcelona, 1989, pp. 111-151). o el romanticismo; Esch o la anarquía, y Huguenau o el realismo (trad. de M.a Á. Grau
Porta Debolsillo, Barcelona, 2006).

84 Hannah Arendt Cultura y política 85


La primera parte, que imita conscientemente la prosa deci- ras. Pasenow se casa con la hija “pura” de los vecinos de la finca
monónica de “los ochenta”, está contada con tal habilidad, que de al lado; tal y como debía ser, tal y como todo el mundo espe-
nos hace pensar en el sacrificio llevado a cabo por estos gran- raba que fuese.
des talentos de la narrativa que súbitamente decidieron dejar de Broch no retrata este mundo desde el exterior; incluso cuan-
contar historias sobre el mundo porque se dieron cuenta de que do cincuenta años más tarde y gracias al contraste resultaba
este se estaba resquebrajando. La historia se detiene bruscamen- fácil quedar impresionado por la apariencia de engañosa esta-
te en medio de una noche de bodas no consumada, y el autor le bilidad, el autor de Los sonámbulos desconfía de las señales más
pide al lector que se imagine el resto por sí solo, perturbando de evidentes y utiliza, en cambio, la técnica novelística del flujo
esa forma la ilusión de una realidad inventada en la que el autor de conciencia en la que la subjetivación radical le permite pre-
controla todo lo que sucede y el lector es un mero observador sentar sucesos y sentimientos tan solo en cuanto objetos de la
pasivo. Hay un desprecio explícito por la ficción; su validez se conciencia, la cual, sin embargo, gana en significancia lo que
somete a una distancia irónica e histórica. La narración se ter- ha perdido en objetividad, al presentar el significado pleno de
mina no cuando los destinos inventados y privados de los per- cada experiencia dentro de su propio marco de referencia bio-
sonajes han llegado a su fin, sino cuando se establecen los rasgos gráfica. Esto le permite mostrar la aterradora discrepancia entre
históricos fundamentales del periodo determinado. el diálogo público, que respeta las formas convencionales, y los
Se destruye así, conscientemente, uno de los mayores atracti- pensamientos casi siempre histéricos que acompañan el discur-
vos de la lectura de una novela: la identificación con el héroe, y se so y las acciones con la obsesiva insistencia de la imaginación
elimina el componente de ensoñación que había provocado que compulsiva. Esta discrepancia revela la fragilidad fundamental
la novela se aproximase sospechosamente al kitsch. Los sonámbu- de la época y la inseguridad y las convulsiones que afectaban
los es sin duda una novela histórica, pero lo verdaderamente im- a aquellos que fueron sus representantes. Detrás de la fachada
portante es que Broch no queda absorbido en ningún momento de los fuertes prejuicios solo hay una incapacidad total para la
por la historia ni permite que al lector le pase lo mismo. orientación; los únicos restos de la nobleza y la gloria pasadas
La primera parte de Los sonámbulos describe el mundo del son los clichés que impregnan la sociedad y que constituyen el
junker Von Pasenow, cuya juventud transcurre en Berlín, ciu- reflejo de algunos de sus principios. Cuando la locura senil le
dad donde presta el servicio militar a lo largo de varios años de otorga al padre de Pasenow el privilegio de poder decir lo que
honor y aburrimiento que se verán animados tan solo por la tí- piensa y actuar según sus impulsos, la discrepancia se disuelve
pica aventura con una chica encantadora perteneciente a una y la unidad de carácter es restaurada.
clase inferior, y que no comporta, por lo tanto, ninguna respon- La segunda parte mantiene solamente unos pocos ejemplos
sabilidad, pero a la que sin embargo, y contraviniendo todas las muy rudimentarios de la técnica descrita. El personaje princi-
normas, el teniente Pasenow parece amar de verdad, evidencia pal, el contable Esch, de origen pequeñoburgués, no siente la ne-
que irá vislumbrando gradualmente a través de brumosos pre- cesidad de fingir nada y se muestra aún más desvalido y confu-
juicios de clase no articulados y bajo el trauma de una aciaga so y a merced de la decadencia generalizada. La idea de justicia
noche de bodas. Eduard Von Bertrand, amigo de Pasenow per- lo domina como si se tratase de la alucinación de un contable
teneciente al mundo berlinés, está a punto de abandonar la res- que quiere mantener los balances en orden. Este hombre, cuyas
trictiva aristocracia prusiana tras renunciar a la vida militar y acciones “están guiadas por el ímpetu”, se pasa la vida ajustando
emprender una carrera civil como industrial. El mundo del que cuentas y facturas imaginarias. El punto álgido de este volumen
proviene está formado por una aristocracia terrateniente con es una conversación, que parece extraída de un sueño, entre Esch
sus fincas, caballos, campos y sirvientes, y las luchas constantes y Bertrand (el personaje del primer volumen), después de que
contra el vacío, el aburrimiento y las preocupaciones financie- aquel, presa del fanatismo, decida denunciar por homosexual al

86 Hannah Arendt Cultura y política 87


La primera parte, que imita conscientemente la prosa deci- ras. Pasenow se casa con la hija “pura” de los vecinos de la finca
monónica de “los ochenta”, está contada con tal habilidad, que de al lado; tal y como debía ser, tal y como todo el mundo espe-
nos hace pensar en el sacrificio llevado a cabo por estos gran- raba que fuese.
des talentos de la narrativa que súbitamente decidieron dejar de Broch no retrata este mundo desde el exterior; incluso cuan-
contar historias sobre el mundo porque se dieron cuenta de que do cincuenta años más tarde y gracias al contraste resultaba
este se estaba resquebrajando. La historia se detiene bruscamen- fácil quedar impresionado por la apariencia de engañosa esta-
te en medio de una noche de bodas no consumada, y el autor le bilidad, el autor de Los sonámbulos desconfía de las señales más
pide al lector que se imagine el resto por sí solo, perturbando de evidentes y utiliza, en cambio, la técnica novelística del flujo
esa forma la ilusión de una realidad inventada en la que el autor de conciencia en la que la subjetivación radical le permite pre-
controla todo lo que sucede y el lector es un mero observador sentar sucesos y sentimientos tan solo en cuanto objetos de la
pasivo. Hay un desprecio explícito por la ficción; su validez se conciencia, la cual, sin embargo, gana en significancia lo que
somete a una distancia irónica e histórica. La narración se ter- ha perdido en objetividad, al presentar el significado pleno de
mina no cuando los destinos inventados y privados de los per- cada experiencia dentro de su propio marco de referencia bio-
sonajes han llegado a su fin, sino cuando se establecen los rasgos gráfica. Esto le permite mostrar la aterradora discrepancia entre
históricos fundamentales del periodo determinado. el diálogo público, que respeta las formas convencionales, y los
Se destruye así, conscientemente, uno de los mayores atracti- pensamientos casi siempre histéricos que acompañan el discur-
vos de la lectura de una novela: la identificación con el héroe, y se so y las acciones con la obsesiva insistencia de la imaginación
elimina el componente de ensoñación que había provocado que compulsiva. Esta discrepancia revela la fragilidad fundamental
la novela se aproximase sospechosamente al kitsch. Los sonámbu- de la época y la inseguridad y las convulsiones que afectaban
los es sin duda una novela histórica, pero lo verdaderamente im- a aquellos que fueron sus representantes. Detrás de la fachada
portante es que Broch no queda absorbido en ningún momento de los fuertes prejuicios solo hay una incapacidad total para la
por la historia ni permite que al lector le pase lo mismo. orientación; los únicos restos de la nobleza y la gloria pasadas
La primera parte de Los sonámbulos describe el mundo del son los clichés que impregnan la sociedad y que constituyen el
junker Von Pasenow, cuya juventud transcurre en Berlín, ciu- reflejo de algunos de sus principios. Cuando la locura senil le
dad donde presta el servicio militar a lo largo de varios años de otorga al padre de Pasenow el privilegio de poder decir lo que
honor y aburrimiento que se verán animados tan solo por la tí- piensa y actuar según sus impulsos, la discrepancia se disuelve
pica aventura con una chica encantadora perteneciente a una y la unidad de carácter es restaurada.
clase inferior, y que no comporta, por lo tanto, ninguna respon- La segunda parte mantiene solamente unos pocos ejemplos
sabilidad, pero a la que sin embargo, y contraviniendo todas las muy rudimentarios de la técnica descrita. El personaje princi-
normas, el teniente Pasenow parece amar de verdad, evidencia pal, el contable Esch, de origen pequeñoburgués, no siente la ne-
que irá vislumbrando gradualmente a través de brumosos pre- cesidad de fingir nada y se muestra aún más desvalido y confu-
juicios de clase no articulados y bajo el trauma de una aciaga so y a merced de la decadencia generalizada. La idea de justicia
noche de bodas. Eduard Von Bertrand, amigo de Pasenow per- lo domina como si se tratase de la alucinación de un contable
teneciente al mundo berlinés, está a punto de abandonar la res- que quiere mantener los balances en orden. Este hombre, cuyas
trictiva aristocracia prusiana tras renunciar a la vida militar y acciones “están guiadas por el ímpetu”, se pasa la vida ajustando
emprender una carrera civil como industrial. El mundo del que cuentas y facturas imaginarias. El punto álgido de este volumen
proviene está formado por una aristocracia terrateniente con es una conversación, que parece extraída de un sueño, entre Esch
sus fincas, caballos, campos y sirvientes, y las luchas constantes y Bertrand (el personaje del primer volumen), después de que
contra el vacío, el aburrimiento y las preocupaciones financie- aquel, presa del fanatismo, decida denunciar por homosexual al

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bien considerado presidente de una compañía naviera. En los volumen: Huguenau, el Realista, quien, tras desertar del ejército,
dos volúmenes, la posición de Bertrand es la misma: aparece ha emprendido una exitosa carrera empresarial. El realismo de
como la única personalidad superior que es dueño de su propio Huguenau, su constante aplicación de los estándares de los ne-
destino y no una simple víctima del curso de los acontecimien- gocios a todas las facetas de la vida, su emancipación de todos
tos, y su figura se convierte así en el punto de referencia sobre los valores y pasiones, es lo que acabará por poner de manifies-
el que se miden las turbias y furtivas actuaciones de los demás. to la incapacidad del Romántico y del Anarquista para la vida
Mientras que la primera parte parecía seguir la tradición de práctica. Conducido por razones “objetivas”, es decir, por moti-
la novela psicológica, la segunda simula configurarse como una vaciones que responden a la lógica de su propio interés, Hugue-
novela realista. Excepto el diálogo que establecen Esch y Ber- nau calumnia al comandante, asesina al editor y se convierte en
trand, toda la narración transcurre en la superficie tangible de un miembro respetable de la sociedad burguesa.
lo real. Pese a eso, esta realidad no se nos presenta de una forma La técnica narrativa vuelve a transformarse por completo.
más plena u objetiva de lo que lo hacía en la primera parte a tra- La historia que reúne a los héroes de los tres volúmenes se ve in-
vés del estudio psicológico de los distintos personajes. El mundo terrumpida por un buen número de episodios que se entrelazan
de 1903 es un telón de fondo sombrío y apenas definido sobre con el desarrollo de la acción principal, y cuyos protagonistas
el que los personajes actúan sin que entre ellos se establezca van apareciendo y desapareciendo en el curso de la narración.
ningún contacto real, de forma que cuanto más impetuosa es en La más espléndida de estas historias es la de Goedecke, de la
apariencia su manera de comportarse, más compulsiva se vuel- Landwehr (ejército de tierra), quien tras ser enterrado vivo es
ve en el plano de la realidad. Los personajes, incapaces de encon- devuelto a la vida gracias a una apuesta que hacen dos de sus
trar un territorio común para llevar a cabo este comportamiento camaradas. La lenta y paulatina recuperación del equilibrio de
convulso, acaban por destruir, o al menos minar, la realidad del los órganos y las funciones que conformaron una vez al ser hu-
mundo cotidiano. Al igual que sucede en el primero, el segundo mano llamado Ludwig Goedecke, la forma en que de unos cuan-
volumen concluye con el matrimonio del héroe, acto que parece tos pedazos condenados y en descomposición surge de nuevo
garantizar un futuro seguro, normal y razonable. Si la obra tan un hombre que puede hablar y caminar y reírse, la seme janza
solo contase con estas dos partes, daría la impresión de que la de esta “resurrección de entre los muertos” con una segunda
banalidad de la vida cotidiana se acaba imponiendo a la per- creación que contiene la espantosa maravilla de la animación y
plejidad humana y consigue que la confusión se transforme en la individualización de la materia... toda la contundencia en las
algún tipo de normalidad de clase media. visiones y en el lenguaje anticipa ya algunos de los más bellos
La tercera parte trata el final de la Primera Guerra Mundial y pasajes de La muerte de Virgilio.
la ruptura de un mundo que, si se ha mantenido unido y ha con- Los episodios que se intercalan desde distintos lados con-
servado su sentido, no ha sido gracias a sus “valores” sino al au- fieren a la trama principal –la historia del Romántico que cree
tomatismo de sus costumbres y sus clichés. Los dos héroes de los en el honor, el Anarquista que va en busca de una nueva fe y
volúmenes anteriores vuelven a aparecer: el teniente y junker del Realista que los destruye a los dos– un carácter en cierto
Pasenow, que durante la guerra ha regresado al servicio activo, modo episódico. Esta sensación se acentúa aún más con la inser-
se ha convertido en mayor y está al mando de un destacamento ción de dos niveles completamente distintos: las partes líricas
militar en una pequeña localidad al oeste de Alemania, y Esch, de “La historia de la muchacha salutista” y las especulaciones
el antiguo contable, que es ahora editor del diario local. Los dos filosóficas acerca de “la degradación de los valores”, que aportan
personajes: el Romántico y el Anarquista, pese a todas las dife- al plano narrativo histórico un cariz de eternidad. Ni las partes
rencias de clase social y educación, terminan por entablar amis- líricas ni las filosóficas tienen nada que ver con la historia en
tad y unir sus fuerzas para enfrentarse al protagonista del tercer sí, pese a que parezca sugerirse la reaparición de Bertrand como

88 Hannah Arendt Cultura y política 89


bien considerado presidente de una compañía naviera. En los volumen: Huguenau, el Realista, quien, tras desertar del ejército,
dos volúmenes, la posición de Bertrand es la misma: aparece ha emprendido una exitosa carrera empresarial. El realismo de
como la única personalidad superior que es dueño de su propio Huguenau, su constante aplicación de los estándares de los ne-
destino y no una simple víctima del curso de los acontecimien- gocios a todas las facetas de la vida, su emancipación de todos
tos, y su figura se convierte así en el punto de referencia sobre los valores y pasiones, es lo que acabará por poner de manifies-
el que se miden las turbias y furtivas actuaciones de los demás. to la incapacidad del Romántico y del Anarquista para la vida
Mientras que la primera parte parecía seguir la tradición de práctica. Conducido por razones “objetivas”, es decir, por moti-
la novela psicológica, la segunda simula configurarse como una vaciones que responden a la lógica de su propio interés, Hugue-
novela realista. Excepto el diálogo que establecen Esch y Ber- nau calumnia al comandante, asesina al editor y se convierte en
trand, toda la narración transcurre en la superficie tangible de un miembro respetable de la sociedad burguesa.
lo real. Pese a eso, esta realidad no se nos presenta de una forma La técnica narrativa vuelve a transformarse por completo.
más plena u objetiva de lo que lo hacía en la primera parte a tra- La historia que reúne a los héroes de los tres volúmenes se ve in-
vés del estudio psicológico de los distintos personajes. El mundo terrumpida por un buen número de episodios que se entrelazan
de 1903 es un telón de fondo sombrío y apenas definido sobre con el desarrollo de la acción principal, y cuyos protagonistas
el que los personajes actúan sin que entre ellos se establezca van apareciendo y desapareciendo en el curso de la narración.
ningún contacto real, de forma que cuanto más impetuosa es en La más espléndida de estas historias es la de Goedecke, de la
apariencia su manera de comportarse, más compulsiva se vuel- Landwehr (ejército de tierra), quien tras ser enterrado vivo es
ve en el plano de la realidad. Los personajes, incapaces de encon- devuelto a la vida gracias a una apuesta que hacen dos de sus
trar un territorio común para llevar a cabo este comportamiento camaradas. La lenta y paulatina recuperación del equilibrio de
convulso, acaban por destruir, o al menos minar, la realidad del los órganos y las funciones que conformaron una vez al ser hu-
mundo cotidiano. Al igual que sucede en el primero, el segundo mano llamado Ludwig Goedecke, la forma en que de unos cuan-
volumen concluye con el matrimonio del héroe, acto que parece tos pedazos condenados y en descomposición surge de nuevo
garantizar un futuro seguro, normal y razonable. Si la obra tan un hombre que puede hablar y caminar y reírse, la seme janza
solo contase con estas dos partes, daría la impresión de que la de esta “resurrección de entre los muertos” con una segunda
banalidad de la vida cotidiana se acaba imponiendo a la per- creación que contiene la espantosa maravilla de la animación y
plejidad humana y consigue que la confusión se transforme en la individualización de la materia... toda la contundencia en las
algún tipo de normalidad de clase media. visiones y en el lenguaje anticipa ya algunos de los más bellos
La tercera parte trata el final de la Primera Guerra Mundial y pasajes de La muerte de Virgilio.
la ruptura de un mundo que, si se ha mantenido unido y ha con- Los episodios que se intercalan desde distintos lados con-
servado su sentido, no ha sido gracias a sus “valores” sino al au- fieren a la trama principal –la historia del Romántico que cree
tomatismo de sus costumbres y sus clichés. Los dos héroes de los en el honor, el Anarquista que va en busca de una nueva fe y
volúmenes anteriores vuelven a aparecer: el teniente y junker del Realista que los destruye a los dos– un carácter en cierto
Pasenow, que durante la guerra ha regresado al servicio activo, modo episódico. Esta sensación se acentúa aún más con la inser-
se ha convertido en mayor y está al mando de un destacamento ción de dos niveles completamente distintos: las partes líricas
militar en una pequeña localidad al oeste de Alemania, y Esch, de “La historia de la muchacha salutista” y las especulaciones
el antiguo contable, que es ahora editor del diario local. Los dos filosóficas acerca de “la degradación de los valores”, que aportan
personajes: el Romántico y el Anarquista, pese a todas las dife- al plano narrativo histórico un cariz de eternidad. Ni las partes
rencias de clase social y educación, terminan por entablar amis- líricas ni las filosóficas tienen nada que ver con la historia en
tad y unir sus fuerzas para enfrentarse al protagonista del tercer sí, pese a que parezca sugerirse la reaparición de Bertrand como

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narrador de la historia de amor entre la muchacha salutista y El mismo argumento va feneciendo también al tratarse de
el judío polaco a quien la guerra ha conducido hasta Berlín. Lo la historia de “quien siente acercarse a lo más importante de su
importante aquí es que esta historia es un verdadero interludio vida terrena y está lleno de la angustia de poder perderlo” (10).
lírico, escrito a menudo en verso, y que las reflexiones son Aparte del párrafo introductorio –en el que se describe la en-
puros discursos lógicos. trada del barco en el puerto, y que forma parte, junto al retrato
La novela termina desembocando, así, en el lirismo, por un de Bohemia que Stifter hace en las primeras páginas de Witiko,
lado, y en la filosofía, por el otro, y esto es un símbolo claro de lo de los mejores paisajes literarios escritos en lengua alemana–, lo
que le estaba sucediendo al género como forma artística. La na- único que logramos percibir es aquello que consigue atravesar
rrativa ya no era capaz de preservar ni la parte de las pasiones, la invisible red con que la muerte ha cubierto ya a su víctima, y
de la que la novela tradicional había tomado prestada la intriga, que está entretejida a partir de informaciones llenas de sensuali-
ni la parte referente a lo universal y a lo espiritual, que había dad, visiones febriles y elucubraciones. La riqueza de las asocia-
llenado de luz el género. “La degradación de los valores” que su- ciones producidas por la fiebre no solo sirve para transformar
puso el desplome de una forma de vida basada en una visión in- unos elementos en otros a lo largo de una cadena sin fin, sino
tegrada del mundo, y la consecuente atomización radical de sus también para que cada pequeño recuerdo fragmentado ilumi-
distintas esferas, cada una de las cuales considera sus valores ne el momento presente a través de su relevancia universal e
relativos como absolutos, había hecho desaparecer la transpa- intercomunicada, de forma que los contornos de lo concreto y
rencia del mundo en lo que al universo y al afecto apasionado lo particular terminen de vislumbrarse y confluyan en el di-
del individuo se refiere. Lo universal y lo racional, por un lado, bujo de un símbolo onírico y universal.
y la pasión individual y lo “irracional”, por el otro, se han ins- El contenido filosófico recuerda a una especulación spi-
taurado tomando la forma de las regiones independientes de la noziana acerca del Cosmos, y también del Logos, en la que to-
filosofía y la poesía. das las cosas que conocemos de forma separada y particular
La muerte de Virgilio, aparte de haberse convertido en una aparecen bajo el aspecto siempre cambiante de un Uno eterno,
obra cumbre de la literatura alemana, es un libro único en su de forma que lo múltiple es entendido como una simple indivi-
especie. El flujo ininterrumpido de meditaciones cargadas de dualización provisional de un todo omnicomprensivo. La base
lirismo en el que transcurren las últimas veinticuatro horas filosófica de las especulaciones de Broch acerca del completo
de vida del agonizante poeta comienza cuando la nave que ha sinsentido de todas las cosas que existen o suceden se funda-
de llevarlo, por expreso deseo de su amigo el emperador, desde menta en una esperanza de redención verdaderamente panteís-
Atenas de vuelta a Roma, está fondeada en el puerto de Bríndi- ta y panlógica, en la que al final el principio y el fin, “la nada” y
si, y finaliza con el viaje hacia la muerte, cuando Virgilio, tras “el universo”, resultan ser idénticos. Esta esperanza ilumina por
abandonar la lucidez febril y exagerada con la que se despide completo una obra articulada en todo momento por el hecho de
conscientemente de la vida, se deja llevar por todas las etapas morir, comprendido este como una acción consciente. El mag-
del recuerdo, más allá de la niñez y el nacimiento, hacia la os- nífico y fascinante ritmo de la prosa de Broch, que adopta la
cura calma del caos que reinaba antes de la creación. El viaje forma de invocación y reitera de manera constante y con una
conduce hasta la nada, pero al configurarse como una historia insistencia creciente los temas fundamentales de la obra, con-
inversa de la creación y recorrer todas las etapas del mundo cuerda con el gesto de despedida que anhela salvar lo que está
y del ser humano hasta alcanzar el momento en que todo fue inevitablemente condenado, y también con la embriaguez en-
creado de la nada, el viaje también conduce al universo: “La tusiasta del ser universal que solo puede expresarse por medio
nada llenó el vacío Y se hizo el universo”3.4 de exclamaciones.
3
H. Broch, La muerte de Virgilio, trad. de J. M.a Ripalda, Alianza, Madrid, 2000, p. 225.

90 Hannah Arendt Cultura y política 91


narrador de la historia de amor entre la muchacha salutista y El mismo argumento va feneciendo también al tratarse de
el judío polaco a quien la guerra ha conducido hasta Berlín. Lo la historia de “quien siente acercarse a lo más importante de su
importante aquí es que esta historia es un verdadero interludio vida terrena y está lleno de la angustia de poder perderlo” (10).
lírico, escrito a menudo en verso, y que las reflexiones son Aparte del párrafo introductorio –en el que se describe la en-
puros discursos lógicos. trada del barco en el puerto, y que forma parte, junto al retrato
La novela termina desembocando, así, en el lirismo, por un de Bohemia que Stifter hace en las primeras páginas de Witiko,
lado, y en la filosofía, por el otro, y esto es un símbolo claro de lo de los mejores paisajes literarios escritos en lengua alemana–, lo
que le estaba sucediendo al género como forma artística. La na- único que logramos percibir es aquello que consigue atravesar
rrativa ya no era capaz de preservar ni la parte de las pasiones, la invisible red con que la muerte ha cubierto ya a su víctima, y
de la que la novela tradicional había tomado prestada la intriga, que está entretejida a partir de informaciones llenas de sensuali-
ni la parte referente a lo universal y a lo espiritual, que había dad, visiones febriles y elucubraciones. La riqueza de las asocia-
llenado de luz el género. “La degradación de los valores” que su- ciones producidas por la fiebre no solo sirve para transformar
puso el desplome de una forma de vida basada en una visión in- unos elementos en otros a lo largo de una cadena sin fin, sino
tegrada del mundo, y la consecuente atomización radical de sus también para que cada pequeño recuerdo fragmentado ilumi-
distintas esferas, cada una de las cuales considera sus valores ne el momento presente a través de su relevancia universal e
relativos como absolutos, había hecho desaparecer la transpa- intercomunicada, de forma que los contornos de lo concreto y
rencia del mundo en lo que al universo y al afecto apasionado lo particular terminen de vislumbrarse y confluyan en el di-
del individuo se refiere. Lo universal y lo racional, por un lado, bujo de un símbolo onírico y universal.
y la pasión individual y lo “irracional”, por el otro, se han ins- El contenido filosófico recuerda a una especulación spi-
taurado tomando la forma de las regiones independientes de la noziana acerca del Cosmos, y también del Logos, en la que to-
filosofía y la poesía. das las cosas que conocemos de forma separada y particular
La muerte de Virgilio, aparte de haberse convertido en una aparecen bajo el aspecto siempre cambiante de un Uno eterno,
obra cumbre de la literatura alemana, es un libro único en su de forma que lo múltiple es entendido como una simple indivi-
especie. El flujo ininterrumpido de meditaciones cargadas de dualización provisional de un todo omnicomprensivo. La base
lirismo en el que transcurren las últimas veinticuatro horas filosófica de las especulaciones de Broch acerca del completo
de vida del agonizante poeta comienza cuando la nave que ha sinsentido de todas las cosas que existen o suceden se funda-
de llevarlo, por expreso deseo de su amigo el emperador, desde menta en una esperanza de redención verdaderamente panteís-
Atenas de vuelta a Roma, está fondeada en el puerto de Bríndi- ta y panlógica, en la que al final el principio y el fin, “la nada” y
si, y finaliza con el viaje hacia la muerte, cuando Virgilio, tras “el universo”, resultan ser idénticos. Esta esperanza ilumina por
abandonar la lucidez febril y exagerada con la que se despide completo una obra articulada en todo momento por el hecho de
conscientemente de la vida, se deja llevar por todas las etapas morir, comprendido este como una acción consciente. El mag-
del recuerdo, más allá de la niñez y el nacimiento, hacia la os- nífico y fascinante ritmo de la prosa de Broch, que adopta la
cura calma del caos que reinaba antes de la creación. El viaje forma de invocación y reitera de manera constante y con una
conduce hasta la nada, pero al configurarse como una historia insistencia creciente los temas fundamentales de la obra, con-
inversa de la creación y recorrer todas las etapas del mundo cuerda con el gesto de despedida que anhela salvar lo que está
y del ser humano hasta alcanzar el momento en que todo fue inevitablemente condenado, y también con la embriaguez en-
creado de la nada, el viaje también conduce al universo: “La tusiasta del ser universal que solo puede expresarse por medio
nada llenó el vacío Y se hizo el universo”3.4 de exclamaciones.
3
H. Broch, La muerte de Virgilio, trad. de J. M.a Ripalda, Alianza, Madrid, 2000, p. 225.

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En este sentido, el tema fundamental del libro es la verdad, El “no más y aún no”, el “aún no y sin embargo casi al alcance
pero una verdad que para poder manifestarse por completo de- de la mano” (220) han sustituido como marco de referencia a la
bería poder ser articulada con una sola palabra, igual que si se “degradación de los valores” sobre la que siempre volvía Broch.
tratase de una fórmula matemática. La insistente repetición de Tras llegar a comprender esta crisis, en este momento decisivo
palabras como vida, muerte, tiempo, espacio, amor, ayuda, jura- de la historia, Virgilio pierde la esperanza en la poesía e intenta
mento, soledad, amistad, es como un intento por penetrar en la destruir el manuscrito de la Eneida. En el momento de la muer-
palabra única en la que desde el principio el universo y el hom- te, el poeta alcanza una región más elevada y válida que el arte
bre y la vida han sido algo “disuelto y superado”, “conservado y la belleza. La belleza, irresponsable por naturaleza y alejada
y contenido”, “aniquilado y creado de nuevo para siempre”; la de la realidad, aparenta una eternidad espuria; la productivi-
Palabra de Dios que fue al principio y que está “más allá del len- dad del artista finge ser creación, es decir, le arroga al hombre
guaje” (225). aquello que es un privilegio divino. Sea cual sea la naturaleza
El ritmo de la prosa refleja el movimiento de la especulación y el nivel de estas fantasías: juegos circenses para el populacho
filosófica de la misma forma que la música refleja los movi- romano u obras maestras de refinados artistas, siempre es ca-
mientos del alma. A diferencia de lo que sucede en Los sonámbu- paz de satisfacer en distinta escala la misma ingratitud vulgar
los, la tensión y la intriga no se truncan ni se rompen. La tensión de los hombres, incapaces de admitir su origen no humano, y de
y la intriga son las propias de la especulación filosófica, en la mitigar su deseo vulgar de escapar de la realidad y la respon-
medida en que esta, al margen de todas las técnicas filosóficas, sabilidad para alcanzar “la unidad del mundo establecida por
es el sentimiento apasionado y todavía sin articular que lleva a la belleza” (53). El arte, “su desesperado intento de crear lo im-
cabo el sujeto filosófico en sí mismo. Y de la misma forma que perecedero a partir del ser perecedero” (55), hace que el artista
al apasionado por la filosofía siempre le fascinan varias cuestio- se vuelva un traidor, egoísta, alguien ajeno a lo verdaderamente
nes a un tiempo, y que los resultados no pueden nunca satisfacer humano, alguien en quien no se puede confiar.
la pasión desatada por la especulación, este libro transmite al Analizada en el contexto de la historia de la literatura, La
lector la tensión de un movimiento que va más allá de la intri- muerte de Virgilio resuelve el problema de las nuevas formas
ga que pueda causar un argumento, y lo conduce, al igual que a y contenidos que se ha planteado en Los sonámbulos. La novela
Virgilio, a través de todos los episodios y visiones hasta alcanzar parecía haber llegado a un impasse entre la filosofía y el lirismo,
la solución del descanso eterno. debido precisamente a que algunos talentos incuestionables
Del lector se espera que se rinda a este movimiento y que lea pero menores se habían hecho cargo de la narración de histo-
la novela como si se tratase de un poema. Suspendida entre la rias, el entretenimiento y la instrucción propias del género. La
vida y la muerte, entre el “ya no” y el “aún no” (155), la vida apa- importancia histórica de La muerte de Virgilio es la creación
rece con toda la riqueza de significados que solo se vuelven vi- de una unidad en la que es posible la materialización de un ele-
sibles al colocarse ante el oscuro telón de fondo que es la muer- mento de suspenso específicamente moderno, como si solo aho-
te. Al mismo tiempo, el “ya no y aún no” es un motivo central ra fuese posible que aquellos elementos puramente artísticos
que impregna el conjunto de la obra y que marca el punto de que habían otorgado a la novela tradicional la validez literaria,
inflexión histórico, la crisis entre el ya no más de la Antigüedad la pasión lírica y la transfiguración de la realidad a través de lo
y el aún no de la Cristiandad, y los evidentes paralelismos con universal, se emancipasen de lo puramente informativo y en-
el tiempo presente. La importancia filosófica de la crisis tiene contraran una forma nueva y válida.
similitudes con el momento de la despedida: una situación en
la que se pierden todas las esperanzas, se cuestionan y abordan
todos los problemas, y se busca cualquier posible redención.

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En este sentido, el tema fundamental del libro es la verdad, El “no más y aún no”, el “aún no y sin embargo casi al alcance
pero una verdad que para poder manifestarse por completo de- de la mano” (220) han sustituido como marco de referencia a la
bería poder ser articulada con una sola palabra, igual que si se “degradación de los valores” sobre la que siempre volvía Broch.
tratase de una fórmula matemática. La insistente repetición de Tras llegar a comprender esta crisis, en este momento decisivo
palabras como vida, muerte, tiempo, espacio, amor, ayuda, jura- de la historia, Virgilio pierde la esperanza en la poesía e intenta
mento, soledad, amistad, es como un intento por penetrar en la destruir el manuscrito de la Eneida. En el momento de la muer-
palabra única en la que desde el principio el universo y el hom- te, el poeta alcanza una región más elevada y válida que el arte
bre y la vida han sido algo “disuelto y superado”, “conservado y la belleza. La belleza, irresponsable por naturaleza y alejada
y contenido”, “aniquilado y creado de nuevo para siempre”; la de la realidad, aparenta una eternidad espuria; la productivi-
Palabra de Dios que fue al principio y que está “más allá del len- dad del artista finge ser creación, es decir, le arroga al hombre
guaje” (225). aquello que es un privilegio divino. Sea cual sea la naturaleza
El ritmo de la prosa refleja el movimiento de la especulación y el nivel de estas fantasías: juegos circenses para el populacho
filosófica de la misma forma que la música refleja los movi- romano u obras maestras de refinados artistas, siempre es ca-
mientos del alma. A diferencia de lo que sucede en Los sonámbu- paz de satisfacer en distinta escala la misma ingratitud vulgar
los, la tensión y la intriga no se truncan ni se rompen. La tensión de los hombres, incapaces de admitir su origen no humano, y de
y la intriga son las propias de la especulación filosófica, en la mitigar su deseo vulgar de escapar de la realidad y la respon-
medida en que esta, al margen de todas las técnicas filosóficas, sabilidad para alcanzar “la unidad del mundo establecida por
es el sentimiento apasionado y todavía sin articular que lleva a la belleza” (53). El arte, “su desesperado intento de crear lo im-
cabo el sujeto filosófico en sí mismo. Y de la misma forma que perecedero a partir del ser perecedero” (55), hace que el artista
al apasionado por la filosofía siempre le fascinan varias cuestio- se vuelva un traidor, egoísta, alguien ajeno a lo verdaderamente
nes a un tiempo, y que los resultados no pueden nunca satisfacer humano, alguien en quien no se puede confiar.
la pasión desatada por la especulación, este libro transmite al Analizada en el contexto de la historia de la literatura, La
lector la tensión de un movimiento que va más allá de la intri- muerte de Virgilio resuelve el problema de las nuevas formas
ga que pueda causar un argumento, y lo conduce, al igual que a y contenidos que se ha planteado en Los sonámbulos. La novela
Virgilio, a través de todos los episodios y visiones hasta alcanzar parecía haber llegado a un impasse entre la filosofía y el lirismo,
la solución del descanso eterno. debido precisamente a que algunos talentos incuestionables
Del lector se espera que se rinda a este movimiento y que lea pero menores se habían hecho cargo de la narración de histo-
la novela como si se tratase de un poema. Suspendida entre la rias, el entretenimiento y la instrucción propias del género. La
vida y la muerte, entre el “ya no” y el “aún no” (155), la vida apa- importancia histórica de La muerte de Virgilio es la creación
rece con toda la riqueza de significados que solo se vuelven vi- de una unidad en la que es posible la materialización de un ele-
sibles al colocarse ante el oscuro telón de fondo que es la muer- mento de suspenso específicamente moderno, como si solo aho-
te. Al mismo tiempo, el “ya no y aún no” es un motivo central ra fuese posible que aquellos elementos puramente artísticos
que impregna el conjunto de la obra y que marca el punto de que habían otorgado a la novela tradicional la validez literaria,
inflexión histórico, la crisis entre el ya no más de la Antigüedad la pasión lírica y la transfiguración de la realidad a través de lo
y el aún no de la Cristiandad, y los evidentes paralelismos con universal, se emancipasen de lo puramente informativo y en-
el tiempo presente. La importancia filosófica de la crisis tiene contraran una forma nueva y válida.
similitudes con el momento de la despedida: una situación en
la que se pierden todas las esperanzas, se cuestionan y abordan
todos los problemas, y se busca cualquier posible redención.

92 Hannah Arendt Cultura y política 93


Cultura y política, de Hannah Arendt, se terminó de
imprimir en agosto de 2016 en los talleres de Porrúa Print.
La edición consta de 1000 ejemplares impresos sobre
papel cultural de 90 gramos; en su composición se
utilizaron tipos Berkeley Oldstyle de 10 y 14 puntos
Cultura y política, de Hannah Arendt, se terminó de
imprimir en agosto de 2016 en los talleres de Porrúa Print.
La edición consta de 1000 ejemplares impresos sobre
papel cultural de 90 gramos; en su composición se
utilizaron tipos Berkeley Oldstyle de 10 y 14 puntos
Hannah Arendt
Esta edición ofrece una serie de textos de
Hannah Arendt que dan a conocer el impor-
tante papel que en sus reflexiones desempe-
ñan la crisis de la cultura, la poesía, el arte
y la narración literaria. La presente selec-
ción, que se desprende de la obra Más allá
de la filosofía (Editorial Trotta, 2014),
permite descubrir la articulación del estilo
de su autora, la genealogía de algunos de
sus conceptos más relevantes y de ciertos
temas que atraviesan toda su obra.

Los materiales aquí reunidos tienen un


carácter heterogéneo debido a que fueron
escritos con distintos propósitos, en tiempos
muy diversos, publicados en dos conti-
nentes y en dos lenguas distintas por una
mujer que no se cansó de insistir en que lo
importante, lo verdaderamente esencial,
es reflexionar a partir de la experiencia.

Beatriz Rivas
Escritora y periodista mexicana. Cursó la
maestría en Letras Modernas por la Univer-
sidad Iberoamericana. Su primera novela
es La hora sin diosas (2003). Después publi-
có Viento amargo (2006), Todas mis vidas
posibles (2009), Amores adúlteros (2010),
Dios se fue de viaje (2015) y Fecha de cadu-
cidad (2016). Además de escribir, actual-
mente se dedica a impartir talleres de
creación literaria.

COMUNICACIÓN
UNIVERSITARIA

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