Novena de Navidad
Novena de Navidad
Novena de Navidad
Objetivo: Aprovechar este tiempo para orar en familia, fortalecer los lazos familiares y
comunitarios, a fin de ganarse a la familia, los vecinos, compañeros y empleados para
Cristo, aprovechando la disposición de los corazones en la época decembrina. Si el
familiar que no es cristiano o en tu cuadra le inviten a participar de una novena, es
aprovechar este tiempo para enseñar por medio de esta guía, que el verdadero
nacimiento es Jesús en nuestros corazones.
a.Realizar una oración inicial y disponer el tiempo para Dios, colocar alabanzas y música
alegre.
b.Oración por las madres.
c.Oración por los padres.
d.Desarrollar el tema de cada día unos 20 minutos. Terminamos con alabanza relacionada
al tema.
Una vez terminado el tema, realizar una oración por peticiones generales que algunos
asistentes realizarán o se les delegarán: Juan 14: 13. “Y todo lo que pidiereis al padre en
mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”
Peticiones:
*La unidad de las familias.
*Obediencia de los hijos.
*Madres (mujeres) Sabias y virtuosas.
*Padres cabeza de familia, buenos proveedores y a los pies de Dios.
*Por la paz de nuestro barrio, comuna, ciudad, país y nación.
*Prosperidad financiera.
*Profetizar sobre el bienestar de las familias.
*Profetizar por una ciudad transformada y un país diferente.
Mientras las alabanzas suenan, recoge las peticiones que previamente o en ese momento
se han escrito en un papel por cada asistente o diles que las tengan en mente para orar
por ellas, una vez hecho esto, colocar las peticiones personales en una caja decorada para
orar por ellas.
Finaliza con la oración de Fe, una vez terminada la oración, coloca una alabanza muy
alegre, canta y si es posible, haz un compartir con galletas, bananas o bombones y se
despide e invita la gente para la próxima novena.
Oraciones sugeridas: (Pueden ser hechas cada día con lo que Dios ponga en el corazón)
¿Qué es la Navidad? La palabra Navidad procede del latín “nativita” que significa
Nacimiento. La razón de la fiesta de Navidad se centra en el nacimiento del Niño Jesús,
hijo de la Virgen María y José, y por este motivo la navidad abarca un mensaje de
esperanza, de unión, paz, y de amor. A través del nacimiento de Cristo recibimos la
esperanza de la salvación y la vida eterna. Durante estos días de fiesta, las casas, las
calles, las plazas, almacenes, suelen estar vestidas de colores, de brillos, haciendo que
muchos corazones se renueven de esperanzas e ilusiones. Cuando llega la Navidad, nos
suceden cosas muy hermosas como recibir y enviar tarjetas a los amigos, reunir toda la
familia para una cena especial, arreglar la casa y a nosotros en forma especial y diferente.
Nuestro corazón se llena de paz, amor y nos sensibilizamos en forma especial, también es
la época del año, en que dejamos de lado las preocupaciones cotidianas, para reavivar el
espíritu de solidaridad, de renacer en las buenas acciones, y hacer llegar a nuestros
amigos, familiares y conocidos, nuestros mejores deseos.
Hagamos que esta época sea una constante en nuestras vidas, no esperemos que llegue
la navidad para hacer las cosas que son agradables, vivamos en una permanente navidad
donde el perdón, el amor, la paz, la reconciliación, la unidad y el Espíritu de Dios se
muevan en nuestras vidas y en nuestras familias.
El amor mandado por Jesús es de la mente y de la voluntad, es decir, una decisión, este
amor busca el bienestar de la persona amada. Este amor significa “buena voluntad”, es
bondad y benevolencia hacia otros, una bondad que no termina, no se acaba, es decir, no
hay nada que los hombres puedan hacer para destruirlo. ¡Es invencible! Con esta actitud,
esta buena voluntad invencible, no es difícil obedecer los mandamientos de Jesús, que
para los hombres carnales parecen imposibles y absurdos. Debemos amar a los que no
merecen nuestro amor. Debemos amar a los que no son amables, porque es lo que Dios
hace. No es amor de sentimiento sino de acción, de conducta, como expresión de un
espíritu bueno y compasivo. Luc. 6:35, “Él es benigno para con los ingratos y malos”.
Debemos bendecir al enemigo, como lo hizo Jesús, 1 Ped. 2:23. No debemos usar lenguaje
abusivo (5:22), sino más bien palabras de cortesía, amistad y amabilidad. El habla nuestra
no debe ser controlada por las malas circunstancias causadas por el enemigo, sino por
Dios. 1 Cor. 13:4-7 dice que “el amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el
amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo
sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. El amor hace bien. El verdadero amor
no se ve en palabras, sino en hechos, perdonar es el modo seguro de acabar con la
amargura y los resentimientos. Nuestro Señor Jesucristo oró por sus enemigos aun
cuando moría por ellos en la cruz (Luc.23:34). Esteban lo imitó (Hechos
7:60). Pablo demostró el mismo espíritu (2 Tim. 4:16)
Para poder reconciliar al hombre con Dios, tendría que haber alguien que lograra en su
misma condición de hombre, vencer el mismo pecado, a la maldad, vencer tentaciones del
enemigo, agradar en su vida a Dios…. y además ser herido por las transgresiones de
todos, ser molido por los pecados de todos, llevar el castigo que era para cada hombre en
su mismo cuerpo, tener un castigo que pagara por las enfermedades, y rebeldías de
todos, llevar en sí mismo el castigo por la desobediencia del hombre y finalmente morir
físicamente por la muerte física de cada hombre, y la muerte segunda es decir bajar al
infierno eternamente.
Dios mismo buscó a alguien que fuera a rescatar, a reconciliar al hombre con su creador
pero no encontró a nadie, nadie quería morir por el hombre, nadie expondría su vida por
la maldad de hombre. Viendo que no había nadie capaz de reconciliar al hombre con El
mismo, en su grande amor y gracia por el hombre, decidió venir el mismo a la tierra para
reconciliar al hombre con sí mismo. Pero para hacerlo tenía que venir a la tierra en forma
de hombre, así es que mando al Verbo que siempre había estado con Dios y que era el
mismo Dios, lleno de gracia, verdad y gran gloria siendo el único hijo de Dios y le da un
cuerpo para venir como hombre al mundo y le pone un nombre (JESÚS que significa EL
SALVADOR, Jehová es salvación)
A los tres días de haber muerto y ser enterrado resucitó con gran gloria. El mismo resucitó
derrotando a la muerte, ya que era imposible que la muerte pudiera retenerlo pues el no
pecó y agradó a Dios en todo, de tal manera que venció la muerte y pagó por los pecados
y transgresiones de todos los hombres, así como llevó las enfermedades en sí mismo, y
llevó el castigo de la rebeldía y desobediencia de cada hombre. Con todo esto Jesús pagó
por los pecados del hombre, pagó por su muerte física y por su muerte segunda, es decir,
ir al infierno eternamente, cargó con las enfermedades y castigos por nuestra
desobediencia y pecado haciendo al hombre libre de culpa porque él llevó esas faltas y
transgresiones. Ahora por el sacrificio de Jesús tenemos libre entrada, libre comunicación
con Dios como antes.
Jesús es nuestra fortaleza, nuestro escudo, nuestra torre fuerte; si Él está conmigo no
temeré mal alguno. La paz es la tranquilidad que procede del orden y de la unidad de
voluntades, es la serenidad existente donde no hay conflicto, debemos entonces ser
pacificadores, evitar el conflicto, tengo paz cuando estoy en armonía con Dios, me he
reconciliado con él y tengo libre acceso a su presencia, el arma más poderosa para
conquistar la paz es la oración, la cual no debe ser estorbada con actitudes incorrectas.
Debemos estar siempre abierto a al diálogo, el perdón y el respeto por los demás.
Efesios 5:15
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos,
sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.
Dios quiere que toda la tierra sea llena del conocimiento de su gloria, porque Dios, que
mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros
corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Que tu vida refleje la gloria de Dios en todo momento. Que los hombres puedan ver a
Cristo en ti. Que en tu comunión con su Espíritu encuentres las fuerzas para no
desfallecer y para levantarte cada vez que caes. Dios está contigo. Quiere ayudarte a ser
luz que refleje su amor por los hombres. Entrégate a Él por completo y deja que su luz
ilumine todas las posibles tinieblas que aún están dentro de ti.